Resumen de la Ponencia:

La exposición tiene por objeto dar cuenta de los antecedentes mediatos e inmediatos de un estallido social chileno, cuyo discurso oficial en su momento expresó una suerte de sorpresa, al no tener la capacidad de avizorar su llegada. El trabajo da cuenta de los aspectos sociales, políticos y económicos que durante décadas fueron contribuyendo a lo que sería uno de los eventos de protesta más duraderos y violentos en Chile, después de terminada la dictadura gracias a los resultados del plebiscito de 1988. Estos antecedentes de transformaciones sociales como el ingreso radical del neoliberalismo, el consumo, el endeudamiento, la despolitización, la fractura de la vida política, comunal, territorial y cotidiana, la modernización del aparato del Estado neoliberal y un Estado cada vez más ausente, fue coronado por un discurso de la clase política desafiante y poco empática.Los resultados dan cuenta que este “no lo vimos venir” es una metáfora de un argumento ideológico y discursivo que tuvo por objeto invisibilizar los antecedentes que a mediano y corto plazo daban luces de la crisis sociopolítica y económica que agenció un estallido pocas veces visto en Chile, sentando las bases de una crítica estructural del país y que debe ser leída en clave interdisciplinaria y compleja, a razón de un estallido que no se agenció desde la clase política como históricamente había sido en Chile, sino más bien, por el descontento ciudadano de un país que parecía ser floreciente, con un discurso claramente modernizador, pero que más bien era un país desigual y precarizado en distintas esferas de la vida pública y privada, situación que no se pudo sostener más ante una clase política que por años gobernaba para sus intereses y el statu quo.

Resumen de la Ponencia:

En octubre de 2019 Chile experimentó un Estallido social, una serie de manifestaciones que iniciaron en rechazo al incremento de la tarifa del metro, pero que posteriormente articularon malestares frente al gobierno, la represión policial y las desigualdades que se viven en el país (Ragas 2021). Después de fracasar en su intento de controlar la situación declarando un Estado de emergencia, el gobierno del presidente Piñera propuso una reforma Constitucional. La reforma se aprobó mediante un plebiscito en el 2020, lo que llevó al establecimiento de una Convención a cargo de escribir la nueva carta magna. Entendiendo la nueva Constitución como el objetivo de los manifestantes, una tendencia dominante en la literatura interpreta el Estallido social como un movimiento exitoso (Arias-Loyola 2021; Escudero y Olivares 2021). Sin embargo, esta interpretación encuentra limitaciones al momento de explicar las protestas que continuaron aún después de que el senado aprobara el plebiscito. Tampoco considera cómo la pandemia del COVID-19 llevó a distintos actores a transformar sus acciones colectivas o a competir para dar distintos significados políticos a la crisis sanitaria. Por eso, esta ponencia pregunta: ¿cómo diferentes actores interpretan el Estallido social y miden su éxito dependiendo de sus posiciones de viabilidad política? El Estallido social chileno se vio acompañado de una emergencia de prolífica literatura que intentó explicarlo. Una perspectiva común identifica las políticas neoliberales, cristalizadas en la Constitución heredada del régimen de Pinochet, y su impacto negativo en la igualdad social como los principales factores detrás del Estallido (Freire Castello 2020). Pero estos trabajos se basan principalmente en fuentes secundarias o en la perspectiva interna, resaltando la necesidad de hacer más investigación empírica sobre el tema. Por otro lado, los estudios que recogen datos directamente de actores políticos (Palacios-Vallares 2020; Olivos et al. 2020) tienden a dejar de lado a los escolares y otras colectividades que fueron protagonistas durante estos eventos. Para abordar estas brechas en la literatura, el estudio tendrá dos fases metodológicas. La primera consistirá en hacer análisis de contenido en artículos disponibles en las bases de datos de dos periódicos nacionales, La tercera, asociado con la derecha política y percibido como sesgado en favor de Piñera, (Navia y Osorio, 2015), y The Clinic, que hace sátira política y cubre eventos desde una perspectiva contraria al orden establecido. Estos datos serán usados para reconstruir el contexto de las protestas y mapear las percepciones de actores políticos dominantes, como líderes en partidos políticos tradicionales. La segunda fase conducirá 18 entrevistas a profundidad con manifestantes que participaron en el Estallido social desde sus momentos iniciales, con el propósito de capturar las perspectivas de actores políticos periféricos.

Resumen de la Ponencia:

En este artículo se narran los sucesos más relevantes del estallido social de la ciudad de Santiago de Cali, en Colombia, durante el periodo del 29 de abril hasta el 25 de junio de 2021. Teniendo como marco el concepto de resistencia, se realiza una compilación en la que se articula las reflexiones teóricas -de autores como Foucault a través de la dicotomía del poder y la resistencia, Giroux que toma el término “resistencias” desde los parámetros de conductas de oposición y Deleuze quien habla de la resistencia como un acto de creación que se aleja del control disciplinario; por otro lado, se integra el pensamiento social latinoamericano de la mano de Dussel que concibe la resistencia desde la palabra, Freire con su propuesta de educación popular como acto de resistencia y Maturana, quien recalca a la resistencia a partir de los matices de lo pasivo y activa como factor de lucha y referente de cambio social- con la  revisión documental de fuentes secundarias que generen una lógica sobre los momentos más cruciales del paro nacional; sus victorias, derrotas y expresiones de resistencia; la generación de elementos simbólicos tales como formas de expresión, cambios semánticos y exposición de actores sociales dentro de la ciudad. Finalmente se realiza una reflexión sobre los elementos qué han quedado impregnados hasta el día de hoy en la ciudad y cómo aquella expresión ha definido una identidad dentro de la ciudad.

Resumen de la Ponencia:

En marzo de 2022, miles de haitianos se manifestaron para mostrar su repudio ante el aumento de los secuestros y la falta de acción del gobierno del primer ministro Ariel Henry para proteger a la población de las bandas criminales. Las protestas en Haití no son recientes, en 2019, el malestar se reflejó en eventos de protesta que exigían la renuncia de Moïse fruto del malestar económico persistente y el incremento de la delincuencia y la corrupción, que mantiene a Haití como el país más pobre y desigual de toda América, una endémica crisis humanitaria con un 60% de pobres, apenas con un 0,5% de la población vacunada en contra del coronavirus. La pandemia, agravó la endeble vida de los haitianos y trajo consigo una oleada de eventos de protestas, el magnicidio del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021 añadió nuevos elementos a la crisis de Haití, la falta de gobernabilidad y la poca institucionalidad. La política contenciosa ocurre cuando se presentan reclamos o demandas de grupos menos poderosos y en una situación de desventaja frente a otros con más poder, ahora bien, nos interesa explicar los efectos que generan tales luchas, expresados en reclamos expresados violentamente a partir del caso haitiano. La pregunta que guía esta ponencia es ¿cómo ocurre la política contenciosa y cuáles han sido sus efectos en la actual vida política de Haití a partir de los eventos de protesta sucedidos entre 2019 y 2022?En esta línea argumentativa, se discute con tradiciones anteriores que se han encargado de explicar como ocurre la contención y criticar sus puntos de vista, por considerarlos restringidos. Se pueden resaltar dos factores que influyen en esta visión: una, se ha restringido la discusión a estudiar los fenómenos de la política contenciosa de manera aislada; dos, hay una estructura fragmentada de los estudios sobre los movimientos sociales y la acción colectiva. Con respecto al primer punto, los teóricos de la política contenciosa (Doug McAdam, Sidney Tarrow y Charles Tilly) proponen que para analizar como ocurre la acción colectiva o como se organizan los movimientos sociales, se debe tener en cuenta las intersecciones y convergencias que se presentan entre los distintos fenómenos. Al estudiarlos de manera aislada, no se tiene en cuenta que los individuos se encuentran insertos en distintos tipos de estructuras y prácticas sociales.Segundo, las posibilidades que se pueden obtener al estudiar estos fenómenos como un todo y obtener unas ciencias sociales más integrada teóricamente. Desde un punto de vista metodológico se puede progresar hacia un estudio sistemático e históricamente estructurado de la acción colectiva contenciosa. 

Resumen de la Ponencia:

Esta presentación busca demostrar la emergencia de un nuevo marco normativo maestro (master frame) en las movilizaciones que comienzan en Chile en el 2006 y terminan con el reciente estallido social. El concepto de “cuadro maestro” procede de la teoría del análisis de marcos, que explica cómo un grupo específico identifica una situación como injusta y cómo las interpretaciones se alinean para conducir a la movilización (Snow et al., 1986). El “cuadro maestro” se refiere en este caso, a un tipo de marco de acción colectiva global, cuyo alcance e influencia es más amplio que el de los movimientos sociales específicos y permite la alineación de múltiples movimientos en torno a la misma idea (Snow y Benford, 1992). Si bien la desigualdad ha sido considerada como el marco global sobre el cual la movilización social en Chile se ha alineado en los últimos años, mi tesis propone que esta transformación no solo ha sido en torno al contenido y objetivo de la lucha, sino también en relación con los cuadros normativos de interpretación de la realidad social y por tanto, ha implicado una transformación en la estructura de valores de los movimientos sociales. Este cuadro normativo maestro, ha puesto en entredicho los valores y normas asociados a la política tradicional y ha situado al individuo en el centro de la acción política actual. La hipótesis que subyace a este trabajo es que las movilizaciones sociales actuales han logrado movilizarse masivamente manteniendo al individuo como eje valórico de este proceso y de esta manera, superan la aparente dicotomía entre acción colectiva e individualismo. Se pasa de esta manera, de un individualismo como signo de fragmentación social a una repolitización del individuo que ha implicado una nueva forma de contestación social y de colectivismo que debe tener como punto de anclaje, el valor de las subjetividades singulares que se encuentran presentes en el proceso de movilización. Este cuadro normativo maestro se traduce en tres tensiones: horizontalización singular versus igualdad vertical, autoconstrucción vs hetero-constitución y particularización de la experiencia frente a la interpretación global de la realidad. Este trabajo se basa en un conjunto de entrevistas realizadas previamente al estallido social y en el marco de una tesis doctoral a activistas de tres movimientos sociales: el movimiento de pobladores por una vivienda digna, el movimiento de estudiantes secundarios y el movimiento LGBTQ.

Resumen de la Ponencia:

La intensificación y multiplicación de movilizaciones sociales en diversos países del mundo durante el último quinquenio ha sido un fenómeno global que no dejó a nadie indiferente. En Chile, la revuelta social de Octubre de 2019 fue solo una expresión más de múltiples levantamientos populares que tuvieron lugar en diferentes latitudes. Las protestas de Chile, Hong Kong, Ecuador, Iraq, Francia, Líbano, España, Haití y Bolivia, entre otras, nacieron producto de demandas sociales particulares. No obstante, pese a su heterogeneidad, todas reflejaron un enérgico rechazo hacia el operar de las elites políticas y económicas de sus respectivos países y un descontento social generalizado con el statu quo (Walsh y Fisher, 2019). De la mano del incremento de la protesta a nivel global, múltiples colectividades y movimientos sociales han desarrollado una pujante crítica antisistémica que cuestiona un modelo de desarrollo aparentemente incompatible con la reproducción digna de la vida social (Linsalata y Gutiérrez, 2016). La demanda por dignidad levantada por las y los manifestantes chilenos durante los meses de la revuelta social de 2019, es uno de los ejemplos más emblemáticos del creciente malestar con el proyecto neoliberal y la reproducción de la desigualdad en este país. La aguda crítica a la forma económica dominante desarrollada por manifestantes e integrantes de movimientos sociales y colectivos socio-políticos, ha sido acompañada de una profunda desafección con el Estado, sus instituciones y el modelo de democracia representativa. En Chile, esta desafección se venía intensificando en las últimas dos décadas, pero indudablemente, es la revuelta social de octubre de 2019 el hito que sienta un precedente, tanto en la impugnación a la política tradicional como en la multiplicación de expresiones políticas no convencionales que reivindican con fuerza la autonomía y la construcción comunitaria en los territorios. Las colectividades emanadas de la revuelta social chilena fueron generando novedosas estrategias de autoorganización, autodeterminación y autogestión, acogiendo las ideas de autonomía y horizontalidad como ejes centrales de su apuesta política (Holloway, 2010; Sitrin, 2012; Zibechi, 2012; Dinerstein, 2015; Motta, 2017). Mediante la triangulación del análisis de entrevistas semiestructuradas, registros etnográficos y datos secundarios, esta ponencia analizará los posicionamientos políticos y estrategias de lucha de asambleas territoriales y espacios autogestivos de organización emanados y/o fortalecidos con la revuelta social chilena de 2019. En específico, se propone desarrollar una descripción densa (Geertz, 1994) de la política asamblearia en el Chile urbano post revuelta, explorando su articulación con la crisis abierta desde octubre 2019, y sus alcances en la redefinición de la acción política y construcción de nuevas propuestas de transformación social.

Resumen de la Ponencia:

En octubre de 2019, miles de chilenos tomaron las calles de Santiago y otras ciudades del país en protesta a un incremento en las cuotas del sistema de transporte público que había impulsado por el presidente Sebastián Piñera. Las movilizaciones se incrementaron notablemente con el paso de los días, al punto de llenar por completo las principales avenidas de la capital, un fenómeno completamente imprevisible para los políticos, los medios de comunicación y la opinión pública chilena: nadie lo vio venir. Es importante destacar que en esta serie de protestas se dieron muchos fenómenos culturales al interior de estas, en particular, llama nuestra atención una serie de actos musicales, algunos basados en viejas canciones chilenas, otros temas originales para esta protesta. En todos ellos, los manifestantes no solo cantaron a viva voz las letras, sino que también tomaron sus instrumentos para tocar algunas canciones acompañando a los que coreaban. Este artículo pretende analizar este fenómeno a partir de la aplicación de un modelo de análisis del discurso político de la música, el cual toma como referencia los trabajos de Jean Jacques Nattiez desde la semiótica de la música, entendida como lenguaje simbólico; Paul Ricœur, tomando su noción del discurso como una serie de símbolos en procesos dialógicos; Simon Frith y Tia de Nora, quienes consideran a la música como un agente productor de sociedad; y Jacques Attali, quien considera la música como una forma de ejercicio de poder. El modelo ha sido mostrado y aplicado en trabajos anteriores, sobre la música de los narcocorridos, así como en prácticas de protesta feminista a través del rap. Para esta ocasión, se revisan algunos temas icónicos del movimiento chileno, Víctor Jara, Los Prisioneros, Ana Tijoux, entre otros más, para de esta manera evaluar el carácter de la música como un elemento fundamental del repertorio de protestas que incide en la configuración de identidad y fraternidad al interior de los movimientos sociales, en particular, el caso de Chile 2019. Consideramos que nuestro trabajo tiene aportes importantes tanto a los estudios de sociología de la música como a los estudios de los movimientos sociales, en particular, desde el enfoque de los procesos culturales que se llevan al interior de ellos.

Resumen de la Ponencia:

La crisis política surgida por las masivas movilizaciones ciudadanas acontecidas en Chile, a partir del 18 de octubre de 2019, pusieron en cuestión el modelo político y económico de un país que se creía un ‘oasis’ de estabilidad en la región Latinoamericana. No obstante, el llamado ‘estallido social’, que generó las bases para una Convención Constitucional en funciones desde el 4 de julio de 2021, también pareció mostrar un correlato sobre la autoidentificación sociocultural de los chilenos actuales.Esta ponencia pretende poner en valor algunos cuestionamientos sobre la identificación étnico racial de la ciudadanía movilizada, a la luz de la “dimensión simbólica” (Melucci, 2002; Chihu, 2000; Snow et al, 1986) de la “acción colectiva política contenciosa” (Tarrow, 1997, 2012) erigida durante las marchas en las calles, pero también en la esfera pública de la “autocomunicación ciudadana” (Castells, 2009), profusamente ejercida a través de las redes sociales virtuales durante los meses de protestas. En esos eventos multitudinarios se utilizó ampliamente la bandera mapuche (wenüfoye en mapudungun), se produjo una ola de derribamiento de estatuas de colonizadores en diversas ciudades, además del uso de la imagen de un perro, conocido como el ‘Negro Matapacos’, con un alto contenido simbólico. A ello se han sumado prácticas concretas, como la creación de 17 escaños reservados para pueblos indígenas en el órgano constitucional, así como también la elección de una mujer mapuche como presidenta de la primera mesa directiva de tal instancia: Elisa Loncón (julio 2021 a enero 2022). Aún más, el surgimiento de una discursividad que apela por consagrar un estado nacional chileno plurinacional e intercultural, aparecido en las asambleas territoriales levantadas de forma espontánea al alero de las protestas de 2019, logró permear los debates en el proceso constituyente, cuyo plebiscito ratificatorio de una nueva Carta Magna será el 4 de septiembre próximo. Un cuestionamiento en el plano de la cultura (Della Porta y Diani, 2006; 2011; Almeida, 2020) y de las identidades legítimas y aquellas que pugnan por ser reconocidas (Revilla, 1996; Castells, 2004). Todo lo anterior -creemos- hacen presumir un cambio sociocultural en torno al espejo identitario de los chilenos no indígenas, manifestando la interrogante sobre una nueva idea de lo mestizo (Cunin, 2002) en la conformación de una sociedad, cuyo estado excluyó y omitió el componente indígena y afrodescendientes durante su consolidación y devenir, a lo largo de los siglos XIX y XX. PALABRAS CLAVES: Dimensión Simbólica, Movilización Social en Chile, autoidentificación, pueblos indígenas, mestizaje, Convención Constitucional.    

Resumen de la Ponencia:

La ponencia analiza la premisa fundarte  de la teoría de los marcos de acción colectiva: alineamiento de marcos de acción colectiva entre organizaciones de movimientos sociales y participantes de base. Tomando como caso el movimiento estudiantil chileno y desde un enfoque cualitativo, se identifican y comparan los marcos de acción colectiva presentes en los documentos de la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECh), la principal organización universitaria del movimiento estudiantil, con los marcos de estudiantes universitarios participes del movimiento sin adscripción a un partido o colectivo político a partir de 36 entrevistas semiestructuradas, con el objetivo de identificar cuáles marcos son compartidos o no entre sí. Para ello, el estudio considera el bienio 2016-2017, periodo en el cual la capacidad del movilización del movimiento estudiantil se redujo, al igual que su presencia en el debate público sobre la educación, en comparación a períodos anteriores donde ocupó un espacio relevante en la contienda sobre el sistema educacional chileno. Los resultados muestran al menos existe un marco principal alineado entre ambos: la presencia del mercado en la educación y sus responsables. Sin embargo, entre ambas unidades existen marcos que no se encuentran alineados, como son la desigualdad y los problemas de educación sexista, entre otros. Estos hallazgos no solo permiten problematizar los alcances de la premisa del alineamiento de marcos y la participación en movimientos sociales, sino que además comprender cómo las diferencias son relevantes para identificar cómo emergen, desarrollan y posicionan los marcos interpretativos dentro de un ciclo de movilización determinado tanto en las organizaciones y sus participantes y cómo estos pueden ser claves para movilizaciones posteriores.