Resumen de la Ponencia:

El concepto de  populismo ha sido desmenuzado extensamente, sin demasiado éxito ni precisión.   Con la intención de encontrar regularidades,  se ha tratado de definirlo desde las características que detenta en la realidad:  el liderazgo carismático, la relación emocional con el  “pueblo”, la defenestración de los “otros”, el discurso retórico y divisorio, la tendencia a la centralización del poder,  etc.   Por otro lado,   intuyendo que también debía analizarse el contexto,  otros autores  trataron de entender las características de las sociedades que hicieron florecer el populismo, relacionando el fenómeno con una etapa inicial de desarrollo económico y  con cierto tipo de relaciones de poder. Es así como, en  nuestra región latinoamericana, el populismo se analizó como un fenómeno propio de la etapa de desarrollo bajo la Industrialización por Sustitución de importaciones (Cardoso, Faletto) o como producto de la transición de una sociedad primitiva a una industrial /moderna (Germani, Di Tella). Es decir, el populismo se etiquetaba como un fenómeno de economías en desarrollo con instituciones  débiles y en reacción a  sociedades injustas.  Sin embargo, los años han pasado y nuevas expresiones de populismo aparecieron en nuestra región con economías más abiertas y con  características económicas diferentes, mientras la información  daba nota de lo impensable: el populismo en economías desarrolladas y democracias consolidadas. Las dificultades en la conceptualización continuaron.  Tratando de extrapolar el problema ideológico (izquierda/derecha), muchos autores han convenido que el populismo es “una manera de hacer política” (Loaeza, 2001 ) o “una forma política desprovista de contenido” (Borrón,2020), un régimen que se inserta en la democracia representativa, en un contexto de pueblo extendido. Según Prud´homme (2001) “el populismo y la democracia se alimentan de los mismos ingredientes”, o sea  de la soberanía popular y de las mayorías. Desde este dato de la realidad, algunos autores desvirtúan este estilo político  mientras, otros, lo definen como la contracara de la política (Laclau, 2012). Más allá de estas digresiones, el populismo en democracia es producto de un voto popular, muchas veces reaccionario contra una realidad social. Y allí se centra nuestra preocupación: ¿En qué sociedades se inserta el populismo? ¿Cuáles son sus características?¿En qué circunstancias se produce la sintonía con el electorado? Para analizarlo, utilizaremos la categorización de Acemoglu y Robinson (2012) de sociedades extractivas. Creemos que el populismo encuentra su campo de acción más propicio en sociedades mal distribuidas, tanto desde lo económico, como desde lo político y social. Sociedades de contrastes que, a veces, pueden mostrar una aparente igualdad, pero donde subyace  la discriminación y la condena a lo diferente. En esta línea de análisis, trataremos de probar que el populismo no crea una grieta, más bien la detecta, y la profundiza. 

Resumen de la Ponencia:

Este artículo aborda el deterioro socio-económico de la Argentina desde un análisis cultural de la comunicación política que considera el contexto general de inestabilidad y la lógica de acción populista. Para entender las deficiencias de la política argentina se propone utilizar el concepto de mentalidad reactiva y cortoplacista y una fuerte cultura paternalista que facilita liderazgos de tipo populista con características propias de ese país. El análisis revisa la obra de Arturo Jauretche, la literatura reciente sobre el populismo y entiende la cultura como un fenómeno asociado a un contexto histórico y condiciones materiales específicas que marcan la vida de los argentinos y les permiten establecer una mirada y marco cognitivo de su realidad.

Resumen de la Ponencia:

El siglo XX constituye el escenario de consolidación de la democracia, régimen político que se presenta como alternativa ante la caída del socialismo y que enarbola la libertad, la igualdad jurídica y el combate a las desigualdades económicas. En Latinoamérica, esta promesa es cuestionada por la exclusión de sectores populares históricamente marginados de los circuitos de bienestar de los Estados, así como de la globalización neoliberal y el capitalismo.En este contexto surgen los populismos, proyectos políticos que prometen trascender las limitaciones históricas de las democracias representativas, realidad que nos lleva a analizar las implicaciones políticas y sociales del deslizamiento semántico del término populismo, que transita de la categorización de proyectos políticos hegemónicos situados en circunstancias histórico - estructurales, a señalamientos y descalificaciones de posturas políticas subalternas y periféricas de la democracia.De esta manera el presente trabajo se divide en tres momentos con la finalidad de problematizar el término populismo y sus implicaciones en la práctica política. En primer lugar se abordan las condiciones estructurales y las teorizaciones que se han hecho sobre los proyectos populistas de América latina, sus retos y sus adversidades, pero sobre todo su posición dentro del sistema mundo. Por su parte el segundo apartado analiza la invención y la difusión de un sentido del término emanado de los grupos hegemónicos de poder y económicos los cuales vacían el contenido histórico de los populismos, pero, sobre todo, instalan un falso debate, anacronismos y una reducción vulgar del término. Por último, el tercer apartado analiza a los populismos como proyectos políticos que prometen trascender las limitaciones históricas de las democracias representativas en América latina: la ficción de la igualdad jurídica y la realidad del despojo y la apropiación de los bienes comunes por una oligarquía, así como la aspiración permanente de un pacto social que evoque los sentidos del pueblo y de lo popular.

Resumen de la Ponencia:

La sociedad chilena, la principal sociedad neoliberal de la región latinoamericana, entró en una crisis integral en el año 2019 como consecuencia de la rebelión popular y ciudadana de octubre de ese año.  La cual abrió una gran grieta en la dominación hegemónica neoliberal (1975-2019) que actualmente la tienen a punto de ser transformada  en su dimensión  político-institucional a través del cambio de su Constitución Política, o sea, del cambio superestructural.Por ello,  nos interesa analizar en esta ponencia el cómo y porqué  se produjo la crisis política que provocó la grieta que lleva al cambio constitucional. La hipótesis  que anima este punto es que las diversas contradicciones tanto políticas, económicas, sociales y culturales generadas por el propio desenvolvimiento y agotamiento del patrón neoliberal provocaron múltiples crisis sectoriales que impulsaron a diversos grupos sociales a levantarse en contra del neoliberalismo en un largo ciclo de protestas desde 2006 a 2019. La acumulación de descontento, rabia e ira contra el kapital neoliberal fue canalizado por el movimiento estudiantil secundario en el año 2019 en contra el alza de los precios del pasaje del Metro de Santiago (tren subterráneo de la ciudad capital). Con el grito “Evadir, es otra forma de protestar” las y los estudiantes abrieron una coyuntura critica que perdura hasta el día de hoy (mayo de 2022), y que espera cerrarse con la aprobación de la nueva Constitución Política, en septiembre próximo. En una nueva justa electoral dentro de la coyuntura critica.La protesta antineoliberal ha sido levantada fundamentalmente por los sectores ciudadanos que hemos nombrado como “subpolíticos o las y los ciudadanos No electores”, y que hacen, por lo general, política fuera o/y en los márgenes de la institucionalidad política de la democracia protegida sostenida por las elites neoliberales democráticas y autoritarias que gobernaron durante 30 años a la sociedad chilena. Ello explica, por ejemplo, uno de los slogan de la rebelión: “No son 30 pesos, sino 30 años”.  La rebelión de 2019, al parecer modificó todo. Por eso hoy, se proyecta una nueva forma de Estado, una nueva legitimidad política y, por cierto, una nueva democracia liberal.  La Nueva Constitución Política, redactada por las ciudadanías en forma paritaria y los pueblos originarios, al parecer contiene todo aquello, sin embargo, no habría un cambio sustantivo en la condición capitalista de Chile. Lo cual nos lleva a sostener que la Rebelión de 2019 no llegó a ser Revolución. 

Resumen de la Ponencia:

En esta ponencia, se plantea analizar el proceso de construcción hegemónico del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) a partir de su regreso al Gobierno en el 2007.  Para situar este proceso en una perspectiva histórica más amplia se consideran los acontecimientos políticos del país a partir de 1990, un año marcado por el final de la guerra fría y los Acuerdos de Paz de Esquipulas I y II que pusieron fin a los conflictos armados de Nicaragua en 1990, El Salvador en 1992 y Guatemala en 1996. El proceso electoral de ese año en Nicaragua se convertiría en un parteaguas en la historia nacional, en la identidad del FSLN como partido político y en la institucionalidad que enmarcaría la lucha por el poder en Nicaragua hasta la fecha. La construcción de la hegemonía como eje articulador de la lucha política contemporánea en América Latina, representa una elección teórica-metodológica, que permite analizar un proceso en el que se construye un poder hegemónico. El debate sobre la construcción de la hegemonía a partir de la realidad latinoamericana resulta fundamental, ya que las formas de concebir el poder se han arraigado en las condiciones particulares de la región. La realidad nicaragüense representa una oportunidad de evidenciar estas características, al poner énfasis en sus formas autoritarias y elitistas de ejercer el poder en las últimas décadas, en donde el FSLN ha sido actor preponderante. El debate teórico-metodológico generado desde el uso de la hegemonía como herramienta de análisis de los procesos políticos latinoamericanos aún está en construcción; el refinamiento de esta construcción teórica implica incorporar elementos derivados del análisis de procesos políticos que evidencian nuevas formas de entender el poder, el Estado,  de construir identidad política y evidenciar el rol de las élites. El neocorporativismo, representa un marco de referencia conceptual desde el cual la idea de hegemonía sirve para sistematizar analíticamente las transiciones identitarias de un partido político.Toda coalición hegemónica que llega al poder tiene una voluntad continuista y rupturista. Por una parte, el nuevo FSLN después de 1990 fue producto de las circunstancias propias de una transición. Es decir, asumió que la vía para seguir en la disputa por el poder era constituirse como una nueva élite económica y política, que debía hacerlo desde una modalidad personalista, que el pragmatismo de pactos y alianzas era útil y que la economía de mercado servía a sus propósitos. Es así que, asumir esos rasgos propios de la transición nicaragüense aún después de lograr su objetivo de regresar al poder le imprimió lo continuista. La ruptura, sin embargo, no fue con el modelo sociopolítico heredado sino con su propio pasado organizacional, con una parte de las élites y con su propia narrativa revolucionaria.  

Resumen de la Ponencia:

Na contemporaneidade, uma qualificação em comum parece estar dominando os eixos da análise política que se volta para a conjuntura atual. Ocupando pontos distantes, tanto geográfica quanto ideologicamente, candidatos e governantes passaram a ser chamados de “populistas”, para caracterizar a “onda” de descrédito com relação às instituições representativas e o descompasso da política com relação às expectativas das sociedades. O objetivo deste trabalho é problematizar esse resgate do conceito de populismo e as características que ele tem assumido no contexto contemporâneo. Para isso, além de retornar à fundamentação do conceito, desde sua gênese no movimento Narodnik, daremos especial atenção à sua utilização para caracterizar a emergência de lideranças com perfis autocráticos e/ou antissistema, em meio à prática crescentemente digitalizada da política, qualificada a partir da ideia de “populismo digital”. Controverso e multifacetado, o uso do conceito de “populismo” constitui-se como um tema recorrente nas Ciências Sociais do século XX . Em toda parte, não foram poucos os esforços intelectuais que buscaram reconfigurá-lo para compreender dimensões novas da atividade política. No seu resgate contemporâneo por analistas, jornalistas, cidadãos e inclusive por políticos, a mobilização do conceito parece evocar a ideia de que determinadas ações ou discursos políticos realizados em nome do povo, em realidade, são pautados pela tentativa de conquistar a aprovação popular de forma exclusivista, direta e despida de limites racionais, institucionais ou de origem externa à sua comunidade de domínio, valendo-se dessa legitimidade soberana para ultrapassar esses constrangimentos. Por essa ótica, políticos como Jair Bolsonaro, Donald Trump, Hugo Chávez e Lula têm sido recorrentemente classificados como políticos populistas. As ações e o tipo de comunicação adotado por esses personagens evidenciariam esta conduta, especialmente por se beneficiarem do ambiente digital, no qual é possível explorar o contato mais mediada pelos gatekeepers tradicionais do jornalismo e ocupar por outros caminhos a atenção de seguidores e eleitores. A retórica direta, emotiva, povo-centrada, performática e binarista, própria das redes sociais digitais, seria associada assim à estruturação de uma nova gramática populista. Em conjunto, a categorização paradigmática de outsiders políticos e a ascensão da comunicação digital na cena pública, de certo modo, reforçaram a hipótese de que o populismo é uma categoria teórica válida para enquadrar os casos mencionados e outros tantos. A partir da premissa de que esta linha interpretativa não foi ainda suficientemente verificada, podendo gerar o esvaziamento simultâneo tanto do conceito quanto da análise predominante sobre os processos políticos contemporâneos, nos propomos a apresentar uma perspectiva de que o conceito de populismo pode ser muito mais controverso e equívoco do que a tipologia adotada por muitos analistas pretende afirmar.

Resumen de la Ponencia:

La ruptura de la institucionalidad democratica en algunos países Centroamericanos se acompaña de una reconfiguración del ejercicio del poder que lejos de ser novedosa apela a prácticas políticas establecidas por gobiernos autoritarios. Este estudio permite establecer una base de análisis comparativo entre los regímenes políticos de tres países Centroamericanos, El Salvador, Honduras y Guatemala, con el fin de identificar, describir y analizar la práctica política de restricciones de derechos constitucionales, militarización de la seguridad, prácticas de corrupción y ataqués persistentes a actores de sociedad civil beligerantes,  lo que promueve el debilitamiento del sistema democratico liberal y fortalece las prácticas autoritarias de los grupos de poder.Este estudio hace un recorrido desde el enfoque inductivo de los elementos que configuran estos regímenes y sus efectos en la estructura politico social de la región.