Resumen de la Ponencia:
Resumen: En 1971, Roberto Fernández Retamar publicó el ensayo Caliban, un atinadointento de contextualización de los significados histórico-culturales de la Revolucióncubana y, por extensión, de las rutas emancipadoras del Caribe y América Latina (“apuntessobre la Cultura en nuestra América” fue el subtítulo del ensayo). En esta ponenciapropongo dos ángulos desde los cuales se puede enriquecer al ensayo de FernándezRetamar como texto de la otredad contestataria: la obra de Nancy Fraser, filósofa feminista,y una revaloración histórico-cultural de Haití.
Introducción:
Cada condición opresiva requiere un análisis
específico, el cual debe rechazar la desconexión
entre las condiciones al mismo tiempo
que debe insistir en la singularidad
de raza, sexo y clase.
(Haraway, 1991, p. 146)
En 1971, Roberto Fernández Retamar publicó el ensayo Calibán en medio de una agitada polémica internacional sobre la rectitud de la revolución cubana. El ensayo fue un atinado intento de contextualización de los significados histórico-culturales de esa revolución y, por extensión, de las rutas emancipadoras del Caribe y América Latina(“apuntes sobre la Cultura en nuestra América” fue el subtítulo del ensayo). Hoy, después de 51 años y a la luz de las transformaciones políticas y resignificaciones culturales que han trastocado relaciones de poder masivo e interpersonal en el planeta, ¿cómo debemos evaluar, desde el Caribe, las contextualizaciones histórico-culturales de lo subversivo propuestas en ese ensayo? Frederic Jameson, en su introducción a la traducción del ensayo, resaltó el valor de la apropiación de Calibán que logró Fernández Retamar al indicar que las interpretaciones del cubano recopiladas en Todo Caliban abrían a travesías dialécticas de definición del yo y del otro, de la identidad del Caribe y los poderes económico-políticos que predominan en los procesos de significación: “Fernández Retamar tiene un sentido más agudo de la dialéctica de la diferencia y la reversión paradójica de la Identidad y la Diferencia, del Mismo y del Otro, la polémica altamente mudable de la marginalidad y la centralidad” (p.27). Es esta cita de Jameson la que inspira el título y objetivo de mi ponencia: contribuir a enriquecer el ensayo de Fernández Retamar por medio de un diálogo entre las interpretaciones iniciales de ese texto e interpretaciones más recientes que buscan ampliar y profundizar la noción de otredad contestataria.Procederé presentado un breve resumen de algunos elementos de la transformación del nombre Caribe y su evolución a caníbal y Calibán. Una segunda parte de mi ponencia abordará el ensayo y sus transformaciones durante la vida del autor. En la tercera parte,propongo la obra de Nancy Fraser, filósofa feminista, e interpretaciones de Haití como espacios desde donde se puede enriquecer la idea de Calibán como otredad contestataria.
Desarrollo:
Origen de la palabra caníbal
Canibalismo es el nombre que se da a la práctica humana de comer carne humana, y quien práctica canibalismo se denomina caníbal. El origen de la palabra se relaciona comúnmente con el Diario de Cristóbal Colón al traducir el nombre de uno de los pueblos conquistados—Caribe—y equiparar la traducción con la antropofagia, la práctica humana de consumir carne humana.La traducción de Caribe, el nombre de uno de los pueblos que habitaban las islas invadidas por los europeos, a caníbal en los textos de Colón sirvió entonces para equiparar la antropofagia con los habitantes de las Antillas. Esta identificación de Caribe con caníbal encontró resonancia en los primeros siglos de la conquista y facilitó el genocidio de gran parte de los pueblos originarios del archipiélago. En palabras de Fernández Retamar(2005): “La versión del colonizador nos explica que al caribe, debido a su bestialidad sin remedio, no quedó otra alternativa que exterminarlo” (p. 29). Aún hoy se perciben ecos sutiles de esa representación, de esa equiparación.
Nace Calibán
La de Michel de Montainge fue una de las pocas voces europeas que se distanció de la caracterización de los pueblos del nuevo mundo como bárbaros y salvajes (curiosamente palabras acuñadas en Francia durante la conquista de África y el nuevo mundo— para denominar pueblos considerados incivilizados, Harper, 2022). A finales del siglo XVI, él publicó un ensayo—De Caníbales—texto en el cual cuestionaba la condena del canibalismo,toda vez que los europeos practicaban el descuartizamiento de cuerpos mientras las víctimas estaban vivas. “Es más bárbaro descuartizar un cuerpo vivo, un cuerpo que siente,por medio de la tortura y el dolor o quemarlo poco a poco, o dejar que los perros o cerdos lo muerdan mientras vive” (Montaigne, 1580). Este ensayo y relatos de la conquista de los pueblos de la isla de Bermuda por representantes de la corona inglesa sirvieron de trasfondo para la obra, La tempestad, de Shakespeare, estrenada en el 1610 0 1611 (Royal Shakespeare Company, 2022). Entre los personajes principales de la obra figuran Próspero, un duque de Milán quien, traicionado por su hermano, huye con su hija Miranda hacia una isla lejana. Dicha isla había estado bajo el dominio de la bruja Sycoráx (originaria de África), pero pasa al mando de Próspero. Éste utiliza la magia para esclavizar a Calibán, un ser cuasi humano e hijo de Sycoráx, y dominar a Ariel un espíritu quien había sido encarcelado por Sycoráx. Para Fernández Retamar es incuestionable que la obra se inspiró en la conquista: “Que La tempestad alude a América, que su isla es la mitificación de una de nuestras islas, no ofrece a estas alturas duda alguna…Mas importante…es saber que Calibán es nuestro caribe” (2005, p. 40).
No hay Calibán sin Sycoráx
En la posdata de su ensayo que hiciera Fernández Retamar para el 1993, él atiende la ausencia de la mujer en su descripción de la cultura de Calibán; así afirma que hubo una“excesiva ausencia allí de mujeres, que reveló mi triste arrancada machista” (2005, p. 92). Cita, además, comentarios de varias feministas al ensayo: una de las autoras, pregunta si en los relatos de patriotismo misógino que representan a la mujer como “monstruos sin habla,rellenas de un conocimiento indigesto” ¿no está la misma concepción que “Fernández Retamar reclama para América Latina en su rebelde Calibán”? Y bajo el título de Vidas de Calibán: herencia y porvenir de calibanismo, se publicaron una serie de reseñas del ensayo en el cuadragésimo aniversario de su publicación. En una de estas reseñas, se reconoce losp resupuestos androcéntricos y machistas del ensayo y se señala la tarea de una feminización de Calibán (Guanche, 2016, p. 47). Una de las tradiciones del pensamiento feminista que, a mi parecer, mejor nos permite contribuir a la feminización de Calibán es la de Nancy Fraser. Desde finales del siglo XX, ella ha ido elaborando una teoría socialista-feminista-crítica del capitalismo tardío. Anclada en la evolución del pensamiento feminista, ha articulado una perspectiva filosófica integrando las ideas de figuras como Foucault, Habermas y Derridá con tres propósitos: a) valorar la especificidad histórica de luchas sociales coyunturales como fuente de teorías críticas; b) identificar a los movimientos sociales como sujetos de estas teorías y; c) reconocer que es en el crisol de las prácticas políticas que estas teorías críticas adquieren validez (1989, p.p. 1-13). En las más recientes formulaciones de su filosofía, Fraser (2009 y 2019) identifica la necesidad de fundamentar las luchas sociales emancipadoras en tres dimensiones entrelazadas: redistribución, reconocimiento y representación. Bajo la dimensión de redistribución, ella incluye las luchas de clase por redistribución de la producción de riquezas. Esta dimensión está guiada principalmente por la tradición marxista. Bajo la dimensión de reconocimiento, ella agrupa las luchas identitarias tanto de la mujer, como de pueblos originarios, afrodescendientes y grupos de diversidad sexual y de género. Aunque emparentada con la lucha por redistribución, en esta dimensión se enfatizan los signos—principalmente las palabras y sus significados—con que se identifica a grupos subalternos.El espesor de esta dimensión es, sobre todo, cultural y sería la dimensión principal en que surge y se ha interpretado el ensayo de Fernández Retamar. Recordemos que lo escribe ante la pregunta de un periodista europeo (de izquierda): ¿existe una cultura latinoamericana? En la tercera y más reciente dimensión del andamiaje filosófico de Fraser, se encuentra la noción de representación. Ésta es, sin duda, la más compleja de las tres. Fraser la añadió para atender cómo las primeras dos—redistribución y reconocimiento—se deben realizar. La pregunta que nos permite explorar esta dimensión sería: ¿Puede haber equidad de participación de todas las personas incluidas en una comunidad política? Ella matiza esta interrogante añadiendo otra: ¿más allá de las injusticias en la distribución de riquezas y obstaculizaciones a los procesos de auto identificación, cómo se impide la participación equitativa y amplia de las personas en la toma de decisiones políticas? Esta dimensión atiende las reglas y contextos que rigen la toma de decisiones. Sin embargo, Fraser (2009) nos la propone principalmente para pensar las luchas sociales en la era de la globalización, momento en que el estado-nación pierde pertinencia para dirimir luchas de redistribución y reconocimiento. Señalando el flujo autónomo y arbitrario de riqueza financiera, la producción y efectos de la catástrofe ambiental, la creciente influencia de entidades como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio, además de la intensificación de turismo y migración, ella argumenta que las luchas por justicia distributiva e identitaria tienen que incluir espacios internacionales.
Quienes participan en las luchas de clase y las de identidades oprimidas en los países céntricos están en desventaja dado que los marcos decisionales están cada vez más globalizados. A modo de ejemplo, en el caso de las luchas de la mujer, Fraser (2009) nos señala que las feministas “conscientes de la vulnerabilidad de la mujer ante fuerzas transnacionales, han concluido que no pueden retar efectivamente la injusticia de género si se mantienen dentro del hasta ahora aceptado marco del estado territorial” (p. 112). Esta desventaja es mayor en los países periféricos donde los gobiernos, que nunca tuvieron un margen de maniobra muy amplio, han visto sus poderes decisionales acordonados aún más. Haití es posiblemente uno de los ejemplos más claros de ese arrollamiento de un poder gubernamental-territorial que desde sus inicios ha estado asediado en los planos económicos, políticos y culturales.
¿Cómo se dice Calibán en el Kreyòl de Haití?
Según Juan Bosch, la revolución cubana del 1959 es “históricamente una hija de la revolución de Haití” (p. 474). Argumentando que la revolución haitiana respondió a factores internos más que a la influencia de la revolución francesa, Bosch enfatiza la conmoción social y cultural que significó la abolición de la esclavitud en Haití: “Desde Estados Unidos hasta Argentina, toda América estaba llena de esclavos, de millones de esclavos. En algunos países los esclavos eran sólo negros y mulatos; en otros eran negros e indios; en otros sólo indios; y al mismo tiempo, como es lógico, en toda América había amos de esclavos y había mucha gente que vivía de lo que producían los esclavos. También en Europa abundaban los comerciantes, los armadores de buques, las banqueros yf uncionarios que se enriquecían traficando a base de los productos obtenidos con el trabajo esclavo. En todos esos países el decreto de libertad de esclavos causó estupor e indignación por un lado y júbilo por otro. Los cimientos del orden social de toda América crujían sacudidos por un terremoto” (474-475).
Muchos de los análisis desde la historia, la literatura y las ciencias sociales sobre Haití enfocan en el vudú como característica cultural sobresaliente. Creencia religiosa que tiene sus orígenes en los siglos de esclavitud en lo que en ese entonces se llamaba Saint Domingue, el vudú ha tenido múltiples interpretaciones. Para un observador es una“mitología completamente nueva que surgió y prosperó en el núcleo de la vida de los esclavos” (Hurbon, 1995, p. 31). Este autor señala las raíces culturales de esta nueva mitología en las creencias de los indios caribes, el catolicismo y la masonería. Esta nueva mitología o religión permitió cierta coherencia comunitaria a las y los esclavos, sirviendo así “como base secreta para sus diversas luchas por la libertad" (ibíd., pág. 33). Al mismo tiempo el vudú ha sido usado tanto por gobernantes de Haití como por los centros metropolitanos para despreciar al pueblo haitiano y así facilitar su explotación y opresión. Desde el gobierno haitiano, se realizaron campañas contra el vudú en 1864, 1896,1912, 1925-30 y desde 1940 al 1941. Según Hurbon (1995) el grueso de la intelectualidad haitiana rechazó el vudú durante el siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX. Desde los centros imperialistas, el vudú haitiano ha sido utilizado para justificar imposiciones e invasiones. “En el 1881, un antiguo cónsul británico, Spencer St. John,declaró que el vudú, acompañado por el canibalismo y sacrificio humano, era la principal razón de la regresión de la civilización haitiana” (p. 54, Hubron). Argumentos similares fueron usados por el gobierno de Estados Unidos para justificar su invasión militar de Haití en el 1915: “Ante la opinión pública estadounidense, el vínculo evidente entre raza, vudú y despotismo allanó el camino para la ocupación militar estadounidense de Haití” (p. 55). La ocupación militar duró hasta el 1934. Dayan (1995), redactora de un análisis exhaustivo de los textos de historia y literatura sobre Haití, hace una afirmación incómoda: las Américas han mantenido a Haití,en gran medida como espíritu ancestral, y como “interlocutor decisivo pero silenciado” (p.xvi). Reconociendo que su obra fue inspirada en el vudú, nos ofrece su interpretación de esta religión/creencia:
No trato al vudú como una experiencia de trascendencia, un escapismo hacia los sueños o el delirio. En vez, enfatizo su intensa perplejidad intelectual, el proceso mental en respuesta al terror que da cuenta por lo que siempre he reconocido como la materialidad de prácticas de vudú, su concreción, su obsesión con detalles y fragmentos, con las mismas cosas que aparentan bloquear o impedir la fe. Este sentido de invención incitado por el pensamiento me lleva a afirmar que las prácticas de vudú se deben ver como representaciones rituales del pasado colonial de Haití, aún más que como remanentes del África (p.xvii).
Conclusiones:
Para concluir, reitero la interpretación que Frederic Jameson hace del Caliban de Fernández Retamar como un llamado a que cuestionemos todo en nuestras representaciones del otro, pues esa es “una forma más adecuada y depurada de autoconocimiento” y que en estos esfuerzos de autoconocimiento (entendidos como intentos revolucionarios, o sea radicalmente honestos) se forjen con mucha atención a las“reversiones paradójicas de la identidad y de la diferencia”, a que continuamente estemos al lado de Calibán.
Bibliografía:
Referencias
Arruzza. C., Bhattacharya, T. & Fraser, N. (2019). Feminism for the 99 percent. Verso.
Bosch, J. (1993). De Cristóbal Colón a Fidel Castro: el Caribe, frontera imperial. Fundación Juan Bosch. (Obra original publicada en 1969).
Césaire, A. (1985). A tempest (R. Miller, trad.). Editions Le Seuil. (Obra original publicada en1969).
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Dayan, J. (1995). Haiti, history, and the gods. University of California Press.
De las Casas, B. (1492). Diario de a bordo de Cristóbal Colón. El primer viaje a las indias(RELACIÓN COMPENDIADA POR FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS).https://www.elhistoriador.com.ar/diario-de-a-bordo-de-cristobal-colon/
Fanón, F. (1986). Black skin, white masks. Pluto Press
Fernández Retamar, R. (2005). Todo Calibán. Publicaciones ILSA.
Fraser, N. (1989). Unruly practices: power, discourse, and gender in contemporary socialtheory. University of Minnesota Press.
Fraser, N. (2009). Scales of justice: reimagining political space in a globalizing world.Columbia University Press.
Guanche, J.C. (2016). Vidas de Calibán: herencia y porvenir de calibanismo. Editorial JoséMartí.
Jameson, F. (2005). Prefacio a la edición estadunidense. En R. Fernández Retamar, TodoCalibán (pp. 25-32). Publicaciones ILSA. (Reproducido y traducido por E. Baker de Calibán and Other Essays, 1989, University of Minnesota Press).
Haraway, D. (1991). Simians, cyborgs and women. Taylor & Francis.
Harper, D. (2022). Online Etimology Dictionary.https://www.etymonline.com/word/barbaric
Hurbon, L. (1995). Voodoo: Search for the spirit (L. Frankel, Traductor). Harry N. Abrams,Inc. (Obra original publicada en 1993).
Montaigne, M. (1580). On Cannibals. https://brians.wsu.edu/2016/11/04/michel-demontaigne-on-cannibals-1580/
Royal Shakespeare Company. (2022). https://www.rsc.org.uk/shakespeares-plays/histories-timeline/timeline
Palabras clave:
Caliban, feminismo, Haití