Resumen de la Ponencia:
A diferencia de sus predecesores, en materia de seguridad el gobierno mexicano de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha elegido priorizar una estrategia de combate a las causas sociales de la desigualdad y la delincuencia más que al uso de la violencia mediante las fuerzas armadas. El análisis del municipio de Aguililla, Michoacán, permite evaluar el impacto de esa estrategia en el plano local en la Tierra Caliente de Michoacán. Ese caso revela, entre otras cosas, que los poderes facticos en la región siguen siendo grupos del crimen organizado, que suscitan incesantes espirales de violencia y mantienen en la zozobra a la población ante autoridades que se muestran impotentes. Estamos frente a una situación de soberanías fragmentadas que se disputan con fiereza un mismo territorio. Con entrevistas, hemerografía y sitios web, la ponencia muestra que la situación de violencia que ha vivido Aguililla durante el gobierno de AMLO, lejos de aminorar se ha agudizado. La población si bien no deja de recibir los apoyos sociales del gobierno y de mantener a sus representantes en las mesas de dialogo con las autoridades, ello no ha sido suficiente para revertir la espiral de violencia que se vive desde hace tiempo en la región. Aunque fuerzas armadas y Guardia Nacional han tenido una creciente presencia en Tierra Caliente, tienen órdenes de evitar confrontaciones en la medida de lo posible y poco se ha hecho para desmantelar a los grupos del crimen organizado que se disputan al territorio calentano. El simple hecho de que la población aguilillense siga en estado de sitio y con los caminos y carreteras trozadas, que bloquean de manera cotidiana el libre tránsito y el suministro de bienes y servicios básicos, muestra de manera contundente quien tiene el verdadero control y la soberanía sobre el territorio. La experiencia que la ponencia refiere para Aguililla también se vive de modo semejante en otros municipios calentanos, como Coalcomán y Tepalcatepec: sus habitantes también están sitiados por los cárteles y el gobierno no puede revertir esa situación y de seguir con la misma estrategia no se ve cómo pueda hacerlo en el corto plazo. Ante la impotencia o falta de voluntad de las autoridades para hacer imperar el Estado de derecho, brindar seguridad a la población e imponer una paz positiva en la región, algunos sectores consideran más viable que la paz llegue por el triunfo de uno de los grupos del crimen organizado, aunque ello implique pagar cuotas y una paz mafiosa o negativa.
Introducción:
Desde que en 1997 se iniciaron los registros oficiales de homicidios, tanto 2019 como 2020 terminaron como los más violentos en el país con más de 35 mil asesinatos de hombres y mujeres. A pesar del confinamiento y el cierre de muchas actividades por la pandemia sanitaria de Covid-19 y el despliegue de casi 100 mil elementos de la Guardia Nacional, la cifra de homicidios en 2020 se mantuvo en casi los mismos niveles récord que los de 2019 y esa ha sido la tendencia hasta la fecha. Michoacán se encuentra entre los once estados más violentos del país, que superan las cifras del promedio nacional. Por ejemplo, de acuerdo a datos oficiales actualizados del SESNSP, en 2020 hubo incremento de 19 % en los homicidios en la entidad.[1]
Durante su campaña a la presidencia en 2018 Andrés Manuel López Obrador (AMLO) generó altas expectativas en el país sobre la necesidad de una revisión del modelo de seguridad y una gradual desmilitarización del combate al crimen organizado. “Abrazos no balazos” era uno de sus lemas de campaña. Enfatizó, además, que con el combate a la corrupción en el aparato estatal y sus políticas para disminuir la desigualdad social las tasas de delincuencia se irían a la baja.[2] Empero, AMLO anunció en julio de 2019 la creación de la Guardia Nacional y la participación de las Fuerzas Armadas en ella.[3] Más tarde, en mayo de 2020, en plena pandemia de Covid, se emitió un Acuerdo Presidencial por el que se dispuso que las Fuerzas Armadas desempeñaran funciones de seguridad pública en todo el país hasta el año 2024. Todo ello, generó en la opinión pública la impresión de que la tendencia a la militarización de la seguridad pública y en la “guerra contra las drogas”, lejos de aminorar se acentúa.[4] Hoy, la reciente decisión de AMLO de ordenar que por decreto la Guardia Nacional quede integrada al ejército reaviva esa opinión.
El objetivo de la presente ponencia es analizar la manera en que en el municipio de Aguililla se ha experimentado la estrategia de seguridad de la Cuarta Transformación (4T) entre 2018 y 2021: ¿En qué grado ha contribuido a frenar la violencia en la región? ¿La ciudadanía se siente más segura que en el pasado? ¿El poder de los grupos del crimen organizado ha sido minado? ¿Qué alcances y desafíos enfrenta la estrategia de seguridad de la 4T en escenarios locales como el de Aguililla?
[1] Animal Político, 21 de enero de 2021. Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). [Recuperado de https://www.gob.mx/sesnsp/acciones-y-programas/incidencia-delictiva-87005?idiom=es].
Desarrollo:
I. Contexto de la violencia en la Tierra Caliente de Michoacán
El vigilantismo civil puede ser interpretado como una expresión de soberanía social de facto ante soberanías estatales y criminales.[1] En escenarios marcados por rivalidades entre esas tres clases de soberanía debe prestarse atención al hecho de que se trata de unidades que interactúan con lógicas diferentes por el control de un mismo territorio: el crimen organizado prioriza más -aunque no exclusivamente- lo económico (expoliación de poblaciones); los grupos de vigilantes suelen enfatizar la seguridad y una vida digna; el Estado, en cambio, busca afianzar soberanía y gobernabilidad en territorios que se muestran reacios a acatar su autoridad. Ello sin duda puede dar lugar también a diferentes formas de negociación, conflicto y alianzas diversas entre las partes, que varían de un municipio a otro. Esa triple competencia entre soberanías o contrapoderes rivales ha dejado huellas profundas en la población de Tierra Caliente, lo cual puede apreciarse en el caso de Aguililla. Ante la imposibilidad de que uno de esos actores construya un orden social estable, sus habitantes se han acostumbrado a vivir en una cotidianidad impregnada por el miedo y el riesgo permanente en sus vidas o lo que Tani Adams ha llamado violencia crónica.[6] En el caso de Aguililla, las autodefensas tuvieron una vida efímera y fueron derrotadas en 2014, tanto a manos del crimen organizado como por la embestida gubernamental a través del comisionado Alfredo Castillo. Con ello, la posibilidad de una soberanía social prácticamente desapareció y dio lugar a una enorme decepción en la población local para sacudirse el flagelo de la violencia.
II. La violencia en Aguililla
Desde la derrota del movimiento de autodefensas en Aguililla en 2014, el municipio venía siendo disputado por dos fuertes grupos del crimen organizado, Viagras y Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), sin que ninguno fuera capaz de imponerse al otro. Cuando AMLO asume el poder en diciembre de 2018, Aguililla ya tenía meses padeciendo de bloqueo a carreteras, escases de víveres, gasolina y otros insumos que estaban ocasionando en el municipio un fuerte proceso inflacionario.
Esa situación de violencia crónica fue la que encontró la administración de AMLO en la región. Una manera de sopesar el impacto de sus políticas en materia de seguridad es tratar de dilucidar el grado en qué han repercutido en abatir a los grupos del crimen organizado y en brindar una mayor seguridad a los habitantes de Aguililla. Ello se puede apreciar a través de una apretada síntesis de los principales acontecimientos locales en lo que va del período de la 4T.
En 2019, los enfrentamientos entre grupos delincuenciales no sólo no cesaron sino que se hicieron más cruentos, al igual que los efectos sobre la población. En marzo, en los poblados El Trigo y Los Nuevos, dichos grupos asesinaron a veinte personas.[13] En abril, una oleada de violencia se extendió a los municipios de Aguililla, Buenavista y Parácuaro. “Desde entonces los vecinos de las comunidades han vivido con constantes enfrentamientos entre civiles armados, quema de casas e intimidación, por lo que muchos han optado por refugiarse en las cabeceras municipales o en otros municipios”.[3]
El 21 de mayo, grupos antagónicos de la delincuencia organizada se enfrentaron a balazos en varias rancherías de Aguililla, además de realizar bloqueos viales.[4] El Limón, junto con El Aguaje, San José de Chila y Dos Aguas, forman un triángulo, cuyo centro es El Aguaje, poblado donde se inició el cultivo de enervantes en la región de Tierra de Caliente y lugar donde nació Nemesio Oseguera Valencia (El Mencho), líder del CJNG. Ese triangulo (una especie de “isla”, dice el padre Miguel) es dominado y defendido férreamente por el CJNG y está rodeado por Los Viagras que controlan el resto del municipio. El Río Grande es una frontera que marca la re-territorialización de los grupos armados. “De un lado dominan los jaliscos [el CJNG], defendiendo su triangulo, y del otro Los Viagras y cada uno impone sus propias leyes en las áreas que controlan y no dejan pasar suministros ni víveres para que no caigan en manos de su rival”.[5]
Entre junio y julio se registraron hechos similares en distintos puntos de Aguililla.[6] En agosto la guerra entre cárteles se intensificó.[7] Pues desde mediados de 2019, cuando el grupo de Tepalcatepec encabezado por El Abuelo rompió con el CJNG se dio un nuevo reacomodo de fuerzas y todos los grupos michoacanos se unieron en un bloque autodenominado Cárteles Unidos (CU) para enfrentar al CJNG. Situación que ha prevalecido hasta la fecha. El hecho sangriento que más llamó la atención pública ese año fue la masacre de 13 policías en una emboscada del CJNG a un convoy policíaco de 42 elementos, a la altura del poblado El Aguaje, mismo que se dirigía hacia Aguililla para dar cumplimiento a una orden judicial.[8] El gobernador nunca aclaró porque el convoy nunca pidió ayuda del ejército o de la Guardia Nacional, sabiendo que el municipio al que se dirigía era fuertemente disputado por Viagras y CJNG.
El año de 2019 terminó con un sentimiento de impotencia para los aguilillenses. Los grupos delictivos beligerantes no cesaban en bloquear la carretera Aguililla-Apatzingán e impedían el adecuado suministro de víveres y otros servicios indispensables. Casi nadie quería llevar ayuda al municipio porque la población se sentía en peligro. Pero los pocos que se atrevieron, apoyados en algunos curas, no los dejaron pasar.[9] El 25 de noviembre pobladores de El Aguaje denunciaron a través de redes sociales “vivir en un auténtico estado de sitio, acosados por criminales”, lo que ha derivado en desabasto de varios productos indispensables: “No dejan pasar ni lo de las tiendas; ya no hay ni frijol, ni arroz, no hay verdura, no dejan entrar a los vendedores para acá, tampoco hay gasolina […], a ustedes también les puede llegar a ocurrir. Por favor, ya no aguantamos la presión, queremos ayuda”, señalaron.[10] En Facebook, una persona comentó desesperada: “por un momento pensé que venía el cambio, pero, maldito el hombre que confía en el hombre, pero, tenemos una esperanza, Dios”.[11]
El año de 2020 transcurrió en una tónica similar al de 2019. Empero, tropas del ejército y elementos de la Guardia Nacional tuvieron un mayor protagonismo con algunos operativos disuasivos contra grupos del crimen organizado y tratando de desbloquear la carretera que conduce a Aguililla. Entre enero y octubre de 2021 la espiral de violencia entre grupos del crimen organizado y de éstos contra las fuerzas de seguridad no bajaron de tono. Por ejemplo, el 2 de abril, en vísperas de la visita del nuncio papal a Aguililla, la fiscalía estatal informó que en la comunidad La Enramada, luego de registrarse un fuerte enfrentamiento entre grupos delictivos, se hallaron ocho cuerpos decapitados.[12]
Pero en 2021 se pueden apreciar también algunas novedades. Los grupos criminales inauguran una nueva estrategia en sus enfrentamientos en Tierra Caliente: trozar carreteras, cavando zanjas con maquinaria pesada, para impedir el avance de sus enemigos. Ello agravó la situación de desabasto y carestía para la población de Aguililla (y también para la de los municipios de Tepalcatepec y Coalcomán).[30] Así, el 10 de abril un medio local informaba que luego de un fuerte enfrentamiento entre grupos rivales por más de cuatro horas, los propios soldados “destacamentados en Aguililla tuvieron que recibir suministros vía aérea, en un helicóptero militar, según se ve en videos que circulan en redes sociales”.[13]
El jueves 22 por la tarde llegó al obispado de Apatzingán el nuncio papal en México, Franco Coppola, y al día siguiente por la mañana hizo su recorrido hacia Aguililla. En la cancha de basquetbol el nuncio oficio una misa a la que asistieron más de dos mil personas. Luego reveló a la prensa que ofreció “un mensaje de esperanza a los habitantes de Aguililla”. Decidió visitar ese municipio para que “el mundo conozca, aunque fuera por unos días, la crisis humanitaria y el abandono que padecen los pobladores”. Encontró un pueblo “sumamente golpeado por la violencia, pero aún unido y de pie”. También se reunió en privado con varias familias de la región que han sido víctimas de la violencia, mismas que le dieron a conocer lo que han padecido: frecuentes balaceras entre grupos delincuenciales, cortes en caminos de terracería y de la carretera Aguililla-Apatzingán, desabasto de productos básicos y la “imposibilidad de trasladar a los enfermos a la ciudad más cercana (Apatzingán), ubicada a 78 kilómetros, por una vía plagada de baches y terraplenes que no han sido reparados después de que la delincuencia ha abierto zanjas constantemente desde enero pasado”.[14]
Apenas habían transcurrido unas horas de la marcha del nuncio del municipio cuando grupos delincuenciales volvieron a emboscarse y a bloquear con piedras la carretera Aguililla-Apatzingán, cerca de El Terrero, la misma vía por la que se había marchado.[15]
A mediados de junio CU empezó a dejar sin servicio de luz a varios poblados, como una estrategia para dificultar las maniobras de su rival durante la noche. Además impidió la entrada de los trabajadores enviados a reestablecer el servicio. El 27 de junio pobladores de Aguililla, enardecidos por la falta de luz (que también ocasionaba falta de telefonía e internet), se organizaron en torno a su párroco Gilberto Vergara para ir al cuartel del ejército ubicado en el municipio y exigir el restablecimiento de energía y el desbloqueo de la carretera.[16] A raíz de esta presión civil, que tuvo eco en la prensa nacional, pobladores de Aguililla lograron que se reestableciera el servicio y se organizaran mesas de diálogo con representantes de los tres niveles de gobierno y de las fuerzas de seguridad. El 6 de julio se llegó a un acuerdo con el 51 Batallón de Infantería de la 43 Zona Militar para generar esquemas que garanticen un mínimo de seguridad para los habitantes. El padre Vergara lo relató con las siguientes palabras: “La carretera se abrirá al tránsito de día [de 10:00 a 18:00 horas], porque sabemos que es peligroso que los militares estén de noche”. Y “después se retirarán los militares, porque sabemos lo que pasa cuando se retira el ejército (bloqueos carreteros); suena poco, pero cuando hemos vivido sin comer, cualquier migaja nos sabe a banquete”.[17]
Son sintomáticas las anteriores palabras de Vergara. El ejército se muestra incapaz de velar por la seguridad de noche. Los dueños de ella son los grupos criminales. Todo ello no es sino un abierto reconocimiento de que los verdaderos poderes facticos (o con mayor grado de soberanía) en la región son CU y el CJNG.
III. Las mesas de dialogo
La visita del nuncio tuvo varias consecuencias para Aguililla. Primero, dio bríos a sus pobladores para organizarse y lograr que por primera vez se establecieran mesas de diálogo sobre seguridad con las autoridades en las que se escuchasen sus demandas y se llegara a acuerdos para garantizar sus derechos constitucionales en esa materia. Segundo, propició que dada la resonancia pública de su visita el gobernador Silvano Aureoles reconociese la cruda problemática que vivía el municipio, pues durante la mayor parte de su mandato había minimizado su situación. Tercero, le ha dado al municipio una mayor visibilidad pública de su dramática situación. Finalmente, ante la insistencia de los medios, el propio AMLO se vio obligado a referirse de manera explícita sobre su manera de percibir el problema de la violencia y la inseguridad en Aguililla.
AMLO manifestó en su mañanera del 7 de julio, que “no va al municipio de Aguililla, para ‘no hacerle el caldo gordo a la prensa amarillista y a sus adversarios’ y aunque se burlen, sentenció que la política de abrazos y no balazos es la que prevalecerá en su gobierno”. Llamó a la población aguilillense a construir la paz, evitar el rencor y no dejarse manipular ni enganchar por los grupos del crimen organizado que se disputan la región. “[… Nosotros] no queremos que nadie pierda la vida y aquí incluyo a todos, no quiero que pierdan la vida quienes están en las bandas delictivas, no quiero que pierda la vida nadie, no estoy de acuerdo con la violencia, soy pacifista, que aunque se burlen, porque tengo una razón de fondo, aunque se burlen, voy a seguir diciendo abrazos, no balazos”.[18] Y sobre los grupos de autodefensa que existieron en el pasado, consideró que fueron un error que costó muchas vidas. AMLO manifestó que Ejército y Guardia Nacional permanecerán en Aguililla con el fin de evitar que los grupos criminales se impongan y conviertan en “tierra de nadie” la zona. De ahí la importancia de que se hayan instalado mesas de diálogo para garantizar la paz.[19]
AMLO informó que de hecho las autoridades ya se estaban reuniendo con habitantes de Aguililla y que se iban a atender sus necesidades. Van a llegar servidores públicos del gobierno federal para ayudar en todas las comunidades. “Se va a implementar un programa integral en Aguililla, en toda la región, en beneficio del pueblo. No es la represión, sino atender a la gente, y decirles que ése es el camino, no el de la violencia, no el de la confrontación”.[20]
De este modo, con la participación de representantes de la Iglesia católica, el gobierno federal puso en marcha mesas de pacificación para atender la problemática que viven los habitantes del municipio de Aguililla. Además de algunos elementos eclesiásticos y civiles, en las mesas de negociación participan representantes de las secretarías de Gobernación, de la Defensa Nacional y de Seguridad y Protección Ciudadana. Las autoridades han dicho que se dará cumplimiento al pliego petitorio que los pobladores dirigieron al gobierno federal, en las que demandan que se ponga fin a los enfrentamientos de los grupos delictivos que se disputan la zona. También solicitaron que las autoridades “garanticen el libre tránsito y la seguridad en las carreteras de la zona, la construcción de caminos, contar con una sucursal del Banco del Bienestar”. Y que las autoridades encargadas de perseguir los delitos realicen sus labores, “pero de manera que los habitantes de Tierra Caliente no se vean afectados, y para ello ya se han instalado mesas de trabajo que se efectuarán de manera diaria”. Mesas de diálogo sobre seguridad como las de Aguililla también se implantaron en otros municipios calentanos.[21]
Empero, pese a la buena voluntad pacifista del presidente, las mesas de dialogo que hasta el momento siguen trabajando aún no registran cambios sustanciales en la región. La terca realidad de los hechos violentos sigue irrefrenable y los poderes facticos del crimen organizado no dejan de hacer sentir su presencia de manera cotidiana.
Un medio local informaba, el miércoles 25 de agosto de 2021, que el pasado fin de semana pobladores de Aguililla, irritados ante “la inacción de las autoridades”, atacaron el cuartel militar ubicado en el municipio. Hechos en los que se realizaron detonaciones de arma de fuego. En sus redes sociales denunciaron “la inacción de los militares ante los bloqueos carreteros que impiden tanto el desplazamiento de los ciudadanos, como de los proveedores de insumos básicos para el día a día”. Los retenes de los grupos del crimen organizado no dejaban “pasar nada de víveres ni hacia Coalcomán ni hacia Aguililla”. El 95% por ciento de las tiendas “se encontraban cerradas, y con sobrecostos los productos disponibles en los pocos comercios que siguen dando servicio pese a la inseguridad”.[22]
El 9 de octubre AMLO fue a Morelia con casi todo su gabinete para dar un fuerte espaldarazo a Alfredo Ramírez Bedolla, el nuevo gobernador de Michoacán, y lanzar el Plan de Apoyo para Michoacán. El titular de la SEDENA, Luis Crescencio Sandoval, precisó que “más de 17 mil efectivos se mantendrán movilizados en la nueva estrategia anticrimen en la entidad”. En ese acto, Aguililla fue el municipio michoacano más mencionado tanto por el presidente como por los diferentes secretarios de Estado que se sucedieron en la palabra. Al parecer AMLO piensa apostar fuerte en Aguililla para demostrar que su política de abrazos no balazos sí sirve. El secretario de la SEDENA señaló que se desplegarán “dos batallones, con 600 militares, cada uno, en los municipios de Aguililla y Tepalcatepec, Michoacán, como parte de las acciones operativas coordinadas con autoridades estatales, contra del crimen organizado en la región de Tierra Caliente”. Además de 500 elementos de la Guardia Nacional.[23] Subrayó que de hecho ya se han afectado las “acciones de los grupos delictivos en Aguililla, Tepalcatepec y Coalcomán, quienes limitaron movimientos de vehículos, establecieron puestos de control para evitar este movimiento, abrieron zanjas y obligaron también a la población de Aguililla a realizar ataques contra personal militar”. Empero, “con disposición, cooperación y diálogo se pudieron reducir las agresiones al personal militar y los enfrentamientos entre organizaciones delictivas”.[24]
Por su parte, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, indicó que “como parte de las acciones y avances del Plan Integral de Bienestar para Aguililla, se han realizado 18 incursiones en terreno, 18 diálogos presenciales [con la ciudadanía], 16 virtuales, así como la implementación de 28 proyectos con la participación de 22 instancias”.[25] Recordó que el pasado 5 de julio se tuvo una primera reunión con los vecinos de Aguililla. “Ellos entregaron un pliego petitorio en el que señalaban la necesidad de garantizar la rehabilitación y el mantenimiento de las vías de comunicación, el despliegue de programas sociales, el acceso a la salud y la atención al deporte, a la cultura, la educación”.[26]
Empero, a tres años de AMLO en la presidencia, pese a todas esas medidas, hasta el momento no hay elementos que indiquen que se esté revirtiendo el dominio de los grupos del crimen organizado ni que los aguilillenses se sientan más seguros.[27]
El 30 de octubre el padre Vergara declaró a un medio que rechaza los mensajes triunfalistas del gobierno federal y del nuevo gobernador de la entidad en los que declaran “controlado al municipio de Aguililla”. Pues creer que “por haber entrado en el municipio ya habían liberado esa es una gran falacia”. También criticó a ambos gobiernos por haberles postergado “la principal obra que el pueblo había solicitado: la construcción de obras carreteras […] no sólo se trata de asfalto en el suelo, se trata de la liberación de caminos, de carreteras transitables por lo menos en el tiempo en que se está trabajando”. Y remató con las siguientes palabras: el gobierno federal “es un gobierno que no quiere trabajar en donde están los grupos del crimen organizado. ¿Tanto será su respeto por ellos que no quiere moverles la tierra a sus pies?”[28] Es decir, Vergara hace un abierto reconocimiento de que la soberanía sobre el territorio calentando y sobre los caminos la sigue teniendo el crimen organizado y que el Estado se ha mostrado impotente para revertir esa situación.
[1] Rachel Sieder, “Contested Sovereignties: Indigenous Law, Violence and State Effects in Postwar Guatemala”, Critique of Anthropology, 31(3), 2011, pp. 161-184. Como ha demostrado Joel S. Migdal, Estados Débiles, Estados Fuertes, México, Fondo de Cultura Económica, 2012, ningún Estado, ni ninguna fuerza social alcanzan nunca una plena soberanía o hegemonía. La vida social está marcada por una incesante competencia, luchas y enfrentamientos entre fuerzas sociales diversas (incluyendo al Estado) sobre una gran gama de cuestiones (prominencia de los símbolos, derechos de propiedad, el derecho a usar la fuerza, entre otras cosas). En ese sentido, siempre hay espacio para la competencia entre soberanías múltiples, y ello se acentúa más en sociedades con Estados débiles o con una autoridad dispersa y fragmentada.
[2] Página de Facebook de José Luis Segura, “Mi experiencia como párroco en Dos Aguas”, 1 de marzo de 2019.
[3] Noventa Grados, 3 de Mayo de 2019.
[4] Ibid., 21 de Mayo de 2019.
[5] Comunicación personal de Miguel López, 27 de noviembre de 2019.
[6] La Voz de Michoacán, 4 de julio de 2019.
[7] Ibid., 14 de octubre de 2019.
[8] Ibid.
[9] “Crece la violencia en el Valle de Apatzingán”, 8 de noviembre de 2019, página de Facebook de José Segura.
[10] Noventa Grados, 25 de Noviembre de 2019.
[11] Página de Facebook de José Segura, 30 de noviembre de 2019.
[12]https://www.msn.com/es-mx/noticias/mexico/aguililla-coraz%c3%b3n-de-la-guerra-cjng-y-c%c3%a1rteles-unidos-amanece-con-el-horror-son-8-decapitados/ar-BB1ffgEi?ocid=ob-fb-esmx-1612899431587&fbclid=IwAR1ogoiJgLOgV1VupqYq1g_ZvD7X_cb1-EaXJXxdbmInck0njsbY6Ddp57o (consulta 8 de abril de 2021).
[13] Diario ABC de Michoacán, 18 de febrero de 2021.
[14] Noventa Grados, 10 de abril de 2021.
[15] Todo lo citado fue tomado de La Jornada, 24 de abril de 2021.
[16] Ibid., 25 de abril de 2021.
[17]https://pcmnoticias.mx/2021/06/27/pobladores-de-aguililla-se-confrontan-con-el-ejercito-exigen-restablezcan-la-energia-electrica/ (consulta 30 de junio de 2021).
[18] Primera Plana, 6 de julio de 2021.
[19] Citado en Excélsior, 8 de julio de 2021.
[20] Ibid.
[21] La Jornada, 11 de julio de 2021.
[22] Ibid.
[23] Noventa Grados, 25 de Agosto de 2021.
[24] La Jornada, 10 de octubre de 2021.
[25] Sala de Prensa, 11 de octubre de 2021.
[26] La Jornada, 10 de octubre de 2021.
[27] El 6 de noviembre de 2021 el padre Segura escribió en su página de Facebook: “Acá, en los municipios castigados por la maldad de los gobiernos, federal y estatal, los cuatro municipios torturados por los narcos siguen sufriendo en su desamparo la carencia de los mínimos insumos que cualquier municipio debe tener: gas, luz, agua, seguridad, vías de comunicación sin delincuentes que estorben el paso, servicios de salud y de telefonía e internet. A un mes de la toma de posesión del gobernador Bedolla y apenas unas semanas de que el señor presidente de la República estuvo en Morelia con todo su gabinete de seguridad, nada ha cambiado para los habitantes de Aguililla, Coalcomán, Buenavista y Tepalcatepec. TODO SIGUE IGUAL, A PESAR DE LAS PROMESAS DE LOS GOBIERNOS, TODO SIGUE IGUAL”.
[28] Citado en Debate, 30 de octubre de 2021.
Conclusiones:
Conclusiones
Como puede apreciarse, la situación de violencia que ha vivido el municipio de Aguililla durante el gobierno de AMLO, sigue siendo grave. Al finalizar el año de 2021, la población si bien no dejaba de recibir los apoyos sociales del gobierno y de mantener a sus representantes en las mesas de dialogo con las autoridades, ello no era suficiente para revertir la espiral de violencia que se vive desde hace tiempo en la región. Aunque fuerzas armadas y Guardia Nacional han tenido una creciente presencia en Tierra Caliente, tienen órdenes de evitar confrontaciones en la medida de lo posible y poco se ha hecho para desmantelar a los grupos del crimen organizado que se disputan de manera feroz al territorio calentano. El simple hecho de que la población aguilillense siguiera en estado de sitio y con los caminos y carreteras trozadas, que bloqueaban de manera cotidiana el libre tránsito y el suministro de bienes y servicios básicos, mostraba de manera contundente quien tenía el verdadero control y la soberanía sobre el territorio. La situación que aquí se ha referido para Aguililla también se vive de modo semejante en Coalcomán y Tepalcatepec:[1] sus habitantes también están sitiados por los cárteles y el gobierno no puede revertir esa situación y de seguir con la misma estrategia no se ve cómo pueda hacerlo en el corto plazo.
Ante la impotencia o falta de voluntad de las autoridades para hacer imperar el Estado de derecho, brindar seguridad a la población e imponer una paz positiva en la región, algunos consideran más viable que la paz llegue por el triunfo de uno de los grupos del crimen organizado, aunque ello implique pagar cuotas y una paz mafiosa o negativa.[2] Ese era el ánimo al finalizar 2021.
[1] Sobre el caso de Coalcomán véase los reportajes de Noventa Grados, 7 de Octubre de 2021 y Excélsior, 9 de octubre de 2021. Y sobre el caso de Tepalcatepec, véase Rodrigo Vera y Francisco Castellanos, “Ataques terroristas, la nueva estrategia del CJNG en Michoacán”, Proceso, 18 de septiembre de 2021.
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Palabras clave:
Aguililla
Michoacán
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