Resumen de la Ponencia:
Hasta hace unas décadas la lectura marxista ha concluido en una filosofía de la historia determinista totalizante; las prácticas que emanaron de esta lectura cedieron políticas coloniales y eurocéntricas, a su vez provocaron críticas desde la corriente poscolonial y subalterna que se distanciaron críticamente del marxismo tradicional creando una laguna teórica en algunos movimientos populares. En este texto trazo una monografía grosso modo de una alternativa llamada “Nueva lectura de Marx”, yendo a Marx mismo desde la lectura de los recientes textos publicados por el proyecto editorial “Marx Engels Gesamtausgabe” y la reciente publicación de textos inéditos de Marx relacionados con sus investigaciones sobre el mundo no europeo, así como sus virajes epistemológicos en relación con el desarrollo de las formas políticas de propiedad comunal en el continente Americano.
Introducción:
A raíz del 200 aniversario del nacimiento de Karl Marx, en 2018 se ha reproducido una voz común desde todos los orígenes: “Marx ha vuelto”. Han aparecido nuevos estudios sobre Marx y su vigencia, reediciones de obras clásicas y primeras ediciones de textos inéditos, reimpresiones, homenajes, y un sin fin de debates y advertencias sobre el peligro inminente de Marx en nuestra frágil sociedad. ¿En qué sentido ha “vuelto” Marx y qué retorno es al que me adhiero en este texto?
Los textos de Marx, el marxismo y la producción editorial del pensamiento marxista, constituyen tres biografías intelectuales por sí mismas con variantes que demandan un estudio de orden filológico riguroso. La “filología” es una disciplina oculta y declarada a la que hoy resulta un capítulo indispensable para hablar de cualquier texto de Marx: Qué traducción, qué editorial, qué fuente, etc. Solo la biblia y los clásicos han demandado tal rigurosidad y han parido cierta exegesis cuasi cabalística, línea por línea, letra por letra. En el 2017 la BBC publicó un artículo que se llamaba “Los más de 500 errores en la traducción de "El capital" de Marx que han confundido por décadas a los lectores de la obra en español”; En el 2016 se publicó Karl Marx. Greatness and Illusion, de Stedman Jones, en el que dice: “He evitado deliberadamente toda cita que sugiera implícitamente que existió en efecto, un libro o texto original con el título de La ideología alemana”; sin mencionar la llamada “Trilogía sobre Marx” publicadas por Enrique Dussel entre los años 80 y 90 cuya tesis central es que Marx ha sido mal interpretado y en última instancia, desconocido.
Las intenciones de los autores, revisionistas, en el mejor sentido de la palabra, van desde aportar a la militancia de la izquierda un Marx renovado con respuestas a las nuevas contradicciones sociales, hasta a presentar al campo académico un autor serio, multi disciplinario y de “culto” que poca o nula relación tuvo con las experiencias del “socialismo real” y los gobiernos que, en su nombre cometieron todo tipo de crímenes. En este aspecto, creo que hay que pensar en Marx como un autor, en el sentido que Foucault pensaba sobre esta categoría en una entrevista de 1969: “Cómo el autor se individualizó en una cultura como la nuestra, qué estatuto se le dio, a partir de qué momento, por ejemplo, empezaron las investigaciones de autenticidad y de atribución, en qué sistema de valoración quedó incluido un autor, en qué momento se empezó a contar la vida no ya de los héroes sino de los autores, cómo se instauró esa categoría fundamental de la crítica "El hombre y la obra", todo esto sin duda merecería ser analizado”.
Desarrollo:
En 1956 Aimé Cesaire escribió una carta a Maurice Thorez, secretario general del Partido Comunista Francés en el que expuso una serie de denuncias a las políticas estalinistas de la URSS y los partidos comunistas en la posguerra, entre los más contundentes se encuentra la política colonial sobre Argelia:
“Quiero añadir un número de consideraciones relacionadas con mi característica de hombre de color (…) a la luz de los acontecimientos, he adquirido la convicción de que nuestros caminos y aquellos de>l comunismo, tal como ha sido puesto en práctica, pura y simplemente no coinciden; pura y simplemente no pueden coincidir
(…)
Basta decir que estamos convencidos de que nuestras cuestiones, o si se quiere, la cuestión colonial, no puede ser tratada como una parte de un conjunto más importante, una parte sobre la cual otros podrán transigir o dejar pasar tal compromiso que les parecerá justo dejar pasar, considerando una situación general que solo ellos podrán apreciar.
(Es obvio que aquí hago alusión al voto del Partido Comunista Frances sobre Argelia, voto por el cual el partido concedía plenos poderes al gobierno de Guy Mollet Lacoste para que aplicase su política en África del Norte, eventualidad respecto a la cual no tenemos ninguna garantía de que no pueda volver a repetirse.) En todo caso, es incuestionable que nuestra lucha, la lucha de los pueblos colonizados contra el colonialismo, la lucha de los pueblos de color contra el racismo, es mucho más compleja, es, a mi juicio, de una naturaleza muy distinta a la lucha del obrero francés contra el capitalismo francés y de ningún modo podría ser considerada como una parte, como un fragmento de esta lucha.”.(Cesaire:2006 [1956], 79)
Donde Cesaire dice que la cuestión colonial no se debe considerar sólo como una parte de otro conjunto más importante, es decir la lucha obrera, hay una relación directa con la premisa del marxismo clásico sobre el determinismo economista de la realidad social, aquél fragmento de la “Contribución a la crítica…” donde está la formulación de la estructura económica y la superestructura social, pues de ese modo, la conclusión política lógica de esa formulación sería que, aboliendo las estructura económica, capitalista, se demuele también la superestructura en donde están todos aquellos problemas “secundarios”.
Un gran volumen de la obra de Marx es póstumo, y sus contemporáneos tuvieron acceso sólo a una mínima parte de ella, no era extraño que su pensamiento fuera caricaturizado en el exterior si textos donde abordaba temas fundamentales tardaron décadas en publicarse, sobre todo porque la mayoría de ellos no estaban destinados a su publicación, sino que eran más bien apuntes de estudio. La revolución rusa se consolidó sin haberse publicado “La ideología alemana” o “Los manuscritos económico-filosóficos”, publicados en 1932, los “Grundrisse” se publicaron hasta 1939, etc. El ámbito del pensamiento más crítico de Marx, fue conocido en un momento en el que los países que se asumían “marxistas” llegaron al poder a través de un Marx determinista y colonial, y cuando se comenzó a estudiar ese ámbito, por ejemplo con los textos de juventud, surgió a través de algunos pensadores como Althusser la teoría de una “ruptura epistemológica” en Marx, dividiéndolo entre el “joven” filósofo y el “maduro” científico y definitivo.
La interpretación del marxismo clásico sobre los países colonizados se nutrió parcialmente de algunos textos que se conocían sobre lo que Marx llegó a escribir, muchos de ellos desafortunados, sobre el tema como “La dominación británica en la India”, de 1853, “La revolución en China y en Europa”, de 1853, “Las atrocidades inglesas en China”, de 1857, “La anexión de Ahud”, de 1858, “Bolivar y Ponte”, de 1858, entre varios otros.
En algunos de estos textos, y en otros más, encontramos una similitud entre las denuncias de Aimé Cesaire y alguna consideración de Marx respecto del porvenir de las colonias. La adhesión de las colonias a sus colonizados opera como una filosofía de la historia políticamente colonial hacia la idea de un futuro inminente, en “La dominación británica en la India”, dice Marx: “A pesar de todos sus crímenes, Inglaterra fue el instrumento inconsciente de la historia al realizar dicha revolución”. (Marx:1979, [1853] 42). En este texto Marx se posiciona crítico frente a los efectos de la industria “devastadora” de Inglaterra en la India, pero como se lee, la filosofía de la historia teleológica eurocéntrica está presente que en última instancia termina cediendo a una mirada colonial.
Volviendo a Cesaire, él avanza en las denuncias hasta señalar el Eurocentrismo de la línea soviética:
“Ahora bien, es precisamente ahí donde nos amenazan algunos de los defectos muy visibles que constatamos en los miembros del Partido Comunista Frances: (…)
Su convicción apenas primaria -que comparten con los burgueses europeos- de la superioridad omnilateral de Occidente; su creencia en que la evolución tal como se ha desarrollado en Europa es la única posible; la única deseable; aquella por la cual el mundo entero deberá pasar; para decirlo todo, su creencia, raramente confesada pero real, en la Civilización con mayúscula; en el Progreso con mayúscula (como muestra su hostilidad frente a lo que llaman con desdén el «relativismo cultural», defectos todos ellos que, por supuesto, llegan hasta la comunidad literaria que dogmatiza en nombre del partido a propósito de todo y de nada).
Debe decirse, de paso, que los comunistas franceses tuvieron una buena escuela. La de Stalin[1]. Y Stalin es, indiscutiblemente, aquel que reintrodujo en el pensamiento socialista la noción de pueblos «avanzados» y de pueblos «atrasados»”. (Cesaire:2006 [1956], 81).
El eurocentrismo, aquél relato que presupone a Europa como el único protagonista de la historia, y por lo tanto de “su” historia como “La Historia” universal, está profundamente impregnado, irónicamente en muchos movimientos de emancipación como la Revolución Francesa, etc. Pues bien, aquella postura sobre el porvenir de las colonias también está en varios textos de Marx. En el prólogo a la edición de 1867 de El Capital, dice Marx: “Se trata de estas leyes mismas, de esas tendencias que operan y se imponen con férrea necesidad. El país industrialmente más desarrollado no hace sino mostrar al menos desarrollado la imagen de su propio futuro.” (Marx: 1971 [1867]).
Aunque con esta carta Aimé Cesaire presentaba su dimisión al partido comunista francés, nunca dejó de asumirse como comunista: “no es ni del marxismo ni del comunismo de lo que reniego, que lo que repruebo es el uso que algunos han hecho del marxismo y del comunismo. Que quiero que marxismo y comunismo estén puestos al servicio de los pueblos negros y no los pueblos negros al servicio del marxismo y del comunismo” (Cesaire:2006 [1959], 82).
Tiempo antes, algunos socialdemócratas como el alemán Edward Bernstein, intelectual de la segunda internacional, en“Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia”, de 1899, habla de la carga del “hombre blanco” que tiene que “civilizar” a los “pueblos salvajes y primitivos” que no se pueden autogobernar. El socialdemócrata holandés Henri Van Kol, durante su intervención en el congreso de la segunda internacional en Ámsterdam, 1904, expuso la necesidad de mantener el dominio de las colonias en el supuesto de un mundo socialista, pues serían los países desarrollados quienes llevarían la civilización a las naciones colonizadas. Esa postura fue defendida varias veces por Bernstein y Van Kol, finalmente en el congreso se votó en contra de cualquier forma de colonialismo entre intervenciones de Kautsky y otros, pero el 45% de los votos fueron a favor de la postura de Van Kol. La socialdemocracia de la segunda internacional se asumía heredera de Marx al exponer posturas abiertamente colonialistas de acuerdo, para ellos, con el mismo Marx.
Estos autores, y Marx en menor medida, asumirían que los países socialistas tomarían el papel que tomó la burguesía para llevar a la “civilización” a las naciones “bárbaras” como dice el Manifiesto de 1848: “ La burguesía arrastra la corriente de la civilización a las más bárbaras naciones (…) Del mismo modo que (la burguesía) ha subordinado el campo a la ciudad, las naciones bárbaras o semi bárbaras a las naciones civilizadas, ha subordinado a los países campesinos a los países burgueses, el Oriente al Occidente”. A propósito, Dussel comenta en “El último Marx (1863-1882)”: “La sola determinación de naciones bárbaras y civilizadas manifiesta una cierta visión de la historia universal. Era la época que (Marx) admitía el “idiotismo” o el reaccionarismo campesino en general. (…) Para Marx en esos años, Inglaterra era un verdadero dedo -como el de Smith en el mercado- que cumplía los designios de la historia universal”. (Dussel:1990, 243-244).
Otros hicieron críticas frontales a Marx como Eward Said, en “Orientalismo” de 1978 sobre el texto: “La dominación británica en La India” dice Said: “Artículo tras artículo (Marx) volvía cada vez con mayor convicción a la idea de que incluso destruyendo Asia, Gran Bretaña estaba posibilitando allí una verdadera revolución. El estilo de Marx nos obliga a afrontar, corno criaturas individuales que somos (…) Los análisis económicos de Marx encajan perfectamente en una típica empresa orientalista.” (Said:2008 [1978], 2012-2013). Otra autora es Gayatri Chakravorty Spivak, que en la tercera parte del primer capítulo del libro “Crítica de la razón poscolonial” se dedica a hacer una crítica de carácter filosófica desmenuzada de Marx, resalta las lagunas teóricas sobre su análisis del lugar de las mujeres subalternas y de nuevo, la India.
Hubo una relación involuntaria entre la postura abiertamente colonial de los socialdemócratas y el periodo estalinista de la URSS, y algunos críticos que señalan frontalmente el aspecto colonial o eurocéntrico de Marx: Una lectura sesgada y fragmentada de Marx. Como ya se mencionó, en el “corpus” de la literatura clásica marxista está una caracterización de un Marx determinista y eurocéntrico, y es esta caracterización la que generalmente se toma como referencia para evocar las críticas, específicamente fragmentos del “Manifiesto” y la “Dominación británica en la India”. Pero Marx escribió miles de páginas sobre cientos de temas que salen del convencionalismo de aquél corpus clásico. La mayoría de estos textos, por sus años de publicación, no vieron la luz pública para los marxistas de la segunda internacional, y los que fueron parcialmente publicados, simplemente fueron ignorados.
La nueva lectura de Marx.
Pueden identificarse tres momentos clave en el pensamiento de Marx que representan un cambio de paradigma, o si se quiere, una “ruptura epistemológica” sobre su concepción del mundo y la historia:
De 1850 o 1851a 1853, los “Cuadernos de Londres”, donde aborda una serie de temas que salen de sus textos “convencionales”: El Cuaderno XIV se ocupa de la cuestión colonial[2], el Cuaderno XVII sobre tecnología y su historia, el Cuaderno XIX trata el tema de la mujer en obras de W. Alexander (The history of women…), G. Jung (Geschichte der Frauen…), Ch. Meiners (Geschichte des weiblichen Geschlechts…), etc. Los últimos cuadernos son sobre la India (el XXII y XXIII y sobre Rusia (XXIV). Muchos de estos cuadernos siguen inéditos, se encuentran en el archivo de Ámsterdam, algunos otros se han publicado ya en el siglo XXI. De 1857 a 1858 el periodo de elaboración de los “Grundrisse”, los manuscritos preparativos para El capital, específicamente el capítulo llamado “Las formaciones económicas precapitalistas” comentado por Eric Hobsbawm. En este periodo cambia radicalmente la visión lineal única europea de los años del Manifiesto, ahora hay al menos tres líneas: La comunidad primitiva que evoluciona de distintas formas en el mundo; Asia, Europa y la Azteca e Inca.
2. De 1861 a 1863, donde elabora los esbozos de la “Segunda redacción del Capital”, actualmente publicados sólo fragmentos en alemán, y muchos otros menos en español hasta la publicación del primer tomo en 1867, donde inicia sus diálogos con los populistas rusos. En este periodo hay una carta de Marx a Engels del 30 de noviembre de 1867: “El problema siguiente es ¿qué hemos de aconsejarles nosotros a los obreros ingleses? En mi opinión, deben formular la disolución de la Unión (es decir, la colonia) (…) Esta es la única forma legal, y por ello la única posible, de la emancipación irlandesa que puede admitirse en el programa de un partido inglés. (…) Lo que los irlandeses necesitan es: Gobierno propio e independencia respecto de Inglaterra.”[3] (Marx:1973 [1867] ,93)
Si bien, hay un momento en donde Marx considera que la dominación británica posibilita la revolución en las colonias por influencia de la clase obrera inglesa, ahora invierte la formulación: No es Inglaterra el bastión orientador a la civilización de los países “bárbaros”, es la independencia de Irlanda la primera condición de la emancipación de los obreros ingleses e irlandeses. Este cambio formulado en apenas unas cuartillas es una inversión radical en el pensamiento político sobre la “necesidad” del colonialismo.
A partir de ese año, debido a la inesperada respuesta de los populistas rusos sobre la publicación del primer tomo de El Capital, Marx inicia una serie de diálogos con ellos, iniciado por Nicolai F. Danielson, Flerovski, Chernishevski y Mijalovsky. Éste último ironiza en un texto de 1877 sobre el capítulo referente a “la acumulación originaria” en el Capital, dice que, si un ruso afín a Marx aceptase el relato sobre el despojo de la propiedad de los medios de producción, deberá alegrarse de él, ya que estos son los primeros pasos de un proceso, “moralmente positivo”. El debate de los rusos se anticipaba, como se ha visto, a las críticas del siglo XX. Marx al respecto escribió en octubre de ese año: “Si Rusia sigue marchando por el camino que viene recorriendo desde 1861, desperdiciará la más hermosa ocasión que la historia ha ofrecido jamás a un pueblo para esquivar las fatales vicisitudes del régimen capitalista”. (Marx:1981 [1877], 67). La historia de este intercambio está en el capítulo 7 de “El último Marx (1863-1882)”, de Enrique Dussel. El único estudio completo del periodo 61- 63 en castellano y quizá en el mundo es “Hacia un Marx desconocido, un comentario de los manuscritos del 61-63”, del mismo autor.
La respuesta de Marx a los populistas hace eco en la vigencia de los “críticos” más contemporáneos, prueba que en realidad y de hecho, está de acuerdo con ellos.
3.De 1877 a 1883. La respuesta a Vera Zasúlich y los apuntes etnológicos.
Este periodo es, por un lado, el más “inexplorado” de la vida de Marx, y es aquél que recientemente ha renovado la lectura de Marx en este siglo, así como la que mejor ha llenado las lagunas vacías en las aparentes contradicciones de Marx con sus críticos. El 16 de febrero de 1881 llegó a las manos de Marx una carta escrita en francés por la rusa Vera Zasúlich: “Nos interesa su opinión al respecto y el gran servicio que nos prestaría exponiendo sus ideas acerca del posible destino de nuestra comunidad rural y de la teoría de la necesidad histórica para todos los países del mundo de pasar por todas las fases de la producción capitalista”. Marx respondió en marzo del mismo año, después de leer, revisar textos y escribir cinco veces la carta, finalmente: “…El estudio especial que ella (la comunidad rural) he hecho, y cuyos materiales he buscado en las fuentes originales, me ha convencido de que esta comuna es el punto de apoyo de la regeneración social de Rusia” (Marx: 1980 [1881], 61). Al parecer este texto no fue tan bien recibido por sus interlocutores rusos como por nosotros. La historia de su descubrimiento es extraña, los destinatarios la negaron siempre, y otros como Bernstein del que ya se habló, simplemente la “nunguneó”, diciendo que Marx y también Engels, disimularon su escepticismo sobre la comunidad rusa para no decepcionar a los revolucionarios rusos que a ella le atribuían gran importancia, de acuerdo al comentario de Riazanov[4] del reciente descubrimiento. Para nosotros refleja este cambio radical en la concepción determinista del porvenir del mundo rumbo al socialismo, así como la reivindicación de la propiedad comunal como posible punto de partida al nuevo orden.
El estudio de la última década de la vida de Marx había quedó prácticamente olvidado aún en el marxismo crítico europeo, pero gradualmente fue recuperándose a la contingencia de las convulsiones sociales internacionales, y parcialmente por la influencia de los descubrimientos a raíz del monumental proyecto de la Marx Engels Gesamtausgabe (MEGA 2), el intento editorial de la publicación íntegra y crítica de obras completas de Marx y Engels en alemán. El Marx que emerge de esta edición es indudablemente un Marx distinto del aceptado por muchos de sus seguidores y de sus críticos, encontramos un Marx que no escribió evangelios como hacían ver las lecturas clásicas, sino que dedicó la mayor parte de su obra, sobre todo al final de su vida, estudios que verificarían, o no, la validez de sus propias tesis. La historia de la MEGA 2 es trágica, se puede consultar en “Tras las huellas de un fantasma”, coordinado por Marcello Musto.
Michael Heinrich (1957) es quien a quien actualmente se le ha otorgado cierta “autoridad” en el proyecto MEGA2, ha estado involucrado en la traducción y edición correspondientes a los manuscritos inéditos de El Capital, a los estudios que emergen entorno a esta edición les designó el nombre de “La nueva lectura de Marx”. En esta lectura, no prima la teoría cuantitativa del valor, sino “el estudio de la forma peculiar de constitución de sociedad mediante la abstracción del valor, la cosificación y el fetichismo”, categorías teológico-metafísicas con un alcance explicativo social y cultural, se diferencia de los estudios culturales de Frankfurt, por ejemplo, porque no son interpretaciones sino es Marx mismo.
Entre los autores que se puede considerar que se encuentran en esta corriente están Michael Heinrich y Thomas Kuczynski (Alemania), Roberto Fineschi y Marcello Musto (Italia), Álvaro García Linera (Bolivia), Nestor Kohan (Argentina) y Enrique Dussel (México), entre otros.
La nueva lectura de Marx ha emprendido trabajos editoriales entre los que destacan aquellos que se impulsaron en el marco de los 200 años del nacimiento de Marx. En el año 2018, a través de la vicepresidencia del Estado plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera publicó una serie de textos inéditos y de reedición de Marx sobre Latinoamérica: Escritos sobre la comunidad ancestral; Comunidad, nacionalismos y capital; y Colonialismo, textos inéditos. Entre los textos más importantes de esta edición está el El Cuaderno XIV de los “Cuadernos de Londres” de 185, el “Cuaderno Kobalevsky” de 1879, y los “Cuadernos antropológico – etnográficos” de 1880 a 1882.
En la biblioteca del museo británico, donde Marx estudió todos los días desde 1851 hasta 1857 se encontraba el libro “History of the Conquest of México” del norteamericano William Prescott y las “Lectures on Colonization and Colonies” 1839, 1840 y 1841. de Herman Merivale. Una gran parte de las lecturas de los “Cuadernos de Londres” se concentran en estas dos obras que como sus títulos ya muestran, abordan la colonización de México y parte de América; Perú, los persas, África, etc. y sus efectos en las metrópolis coloniales. Este es el contenido del cuaderno N. XIV con más de trescientos folios, constituyen notas de julio a septiembre de 1851;
El manuscrito dice, por ejemplo, sobre los conquistadores en nueva España:
“No ganaban su subsistencia y riqueza gracias a su propio trabajo, sino al de los indígenas (…) Se destruyeron las vidas de los nativos con el mismo irresponsable exceso del colonizador de los tiempos modernos, quienes derrochan los poderes y riqueza de la naturaleza que se ha puesto a su disposición. (…) Se logró que el lugar de un hombre en la sociedad dependiera de su color, incluso de los matices más sutiles. Los diferentes grados de desviación con respecto al estándar blanco de pureza se señalaba con el mayor detalle, no solamente en los usos de la sociedad sino a través de las leyes”. (Marx:2018 [1851], 183,185).
La primera condición para posibilitar materialmente el capitalismo es el saqueo de las colonias españolas y británicas (1851); por tanto, la primera condición para posibilitar la emancipación obrera en los países colonizadores es la independencia de los países colonizados (1867).
Marx leyó en 1879 el libro “Obshchinnoe Zemlevladenie.” (La propiedad comunal de la tierra)[5] de Maksim Kovalevsky (1831-1916), sociólogo, antropólogo y jurista, estudioso además de Lewis Henry Morgan, fue él quien le dio a conocer sobre Morgan a Marx, posteriormente influyó en Engels[6]: Redactó un cuaderno de aproximadamente 80 páginas en donde extrae fragmentos y comenta este texto. La primera parte de “La propiedad comunal de la tierra” habla de la propiedad de la tierra y las formas de control en América[7], la segunda parte habla sobre la dominación en la India y la tercera habla del control de la tierra en Argelia bajo el dominio árabe y francés. Entre los comentarios relevantes de Marx está la crítica a Kovalevsky de interpretar la propiedad comunal a través de la categoría feudal, Marx escribe que son necesarias las elaboraciones de “categorías nuevas”.
Algunos de los mayores aportes de este texto son los comentarios sobre las diferencias de las formas de producción comunitarias multilineales, como se observa, no es ni de cerca parecida a la periodización clásica de los modos de producción lineales del manifiesto comunista. La lectura de Kovalevsky influyó además sin duda alguna en la respuesta a la carta de Vera Zasúlich donde entiende la forma comunal de propiedad como una posibilidad de transición al socialismo.
Finalmente, tenemos los Cuadernos antropológico-etnológicos del final de su vida. Este periodo ha sido nutrido recientemente por el trabajo de Marcello Musto: “Karl Marx, 1881-1883. El último viaje del Moro”. Las condiciones en las que Marx vivió los últimos años de su vida fueron terribles, se agudizó su enfermedad terminal mientras continuaba con la redacción del Capital, estudiaba al mismo tiempo las formas del Estado y de organización social en el mundo periférico. Se muestra también en las cartas que escribió durante su viaje a Argelia en 1882 para tratar sus problemas pulmonares, apenas publicadas en español en el 2021 en la revista Jacobin[8]. Es quizá el primer socialista europeo que escribió sobre África desde África, aún sumamente enfermo.
Este conjunto de obras es aun desconocido para los marxistas clásicos, pero sobre todo para los críticos más contemporáneos que señalan un desconocimiento o desinterés de Marx por el mundo no europeo, o en última instancia del carácter eurocéntrico colonizador u orientalista de Marx.
[1] Stalin escribió “Materialismo dialéctico, materialismo histórico” en 1931 donde desarrolla una periodización de cinco pasos como destino de los pueblos del mundo: “De aquí se desprende que el medio geográfico no puede ser la causa fundamental, la causa determinante del desarrollo social, pues lo que permanece casi invariable a través de decenas de miles de años no puede ser la causa fundamental a que obedezca el desarrollo de lo que en el espacio de unos cuantos cientos de años experimenta cambios radicales”. Las diferencias elementales del desarrollo histórico son para Stalin cambios sin importancia “si sufrieron alguno, fue tan leve que la Geografía no cree que merece la pena registrarlo”, incluso en Europa.
[2] Dussel comentaba en 1985: “El Cuaderno XIV nos interesa particularmente como latinoamericanos, ya que se ocupa de la cuestión colonial. Hemos visto este Cuaderno en el archivo de Amsterdam, y merecería una pronta edición”. (Dussel:1985, 23). Este texto vio la luz en castellano apenas en el 2018 en una edición de la Vicepresidencia del Estado plurinacional de Bolivia: Karl Marx “Colonialismo, textos inéditos”.
[3] Se dice que esta conclusión la toma Marx del discurso del indígena peruano Dionisio Yupanqui en las Cortes de Cádiz de 1810, él dice “Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre”. En un congreso de la primera internacional celebrado en 1867 Londres, Marx enunció la misma frase textualmente: “Un pueblo que oprime a otro no puede ser libre”.
[4] Este hombre fue de vital importancia para el conocimiento de obras póstumas de Marx y Engels, así como el iniciador del primer proyecto de las obras completas de M. y E. interrumpido por el periodo de persecución estalinista en la década de los 30.
[5] En el archivo Ámsterdam el cuaderno Kovalevsky está clasificado como “B-140” y figuran dos obras de referencia: “La propiedad comunal de la tierra” y “La explotación cooperativista del suelo”, no hay registros de la publicación del segundo texto, posiblemente leyó Marx los manuscritos de Kovalevsky.
[6] De esta lectura surge el famoso texto “El origen de la familia, la propiedad privada y el estado”, en la cuarta edición de 1891, Engels le incorpora fragmentos de Kovalevsky.
[7]Esta traducción del Cuaderno Kovalevsky está basada en una edición fragmentada de García Linera y Raquel Guitierrez de 1991 que a su vez tomó como referencia la edición en inglés de Lawrence Krader de 1975 donde el capítulo I y II no se encuentran publicados en ningún idioma. En el 2019 se publicó el documento completo en la tercera edición de “Comunidad, nacionalismos y capital” publicada en Bolivia, Chile y Argentina, pero es inexistente en México, solo se encuentra una versión digital fragmentada de la primera edición sin los comentarios al capítulo I y II.
[8] https://jacobinlat.com/2021/05/05/el-viejo-moro-en-argelia/
Conclusiones:
¿Es Marx eurocéntrico y colonial?
Juan José Bautista lo intuía ; hay muchos argumentos para afirmar que, en efecto, cierta lectura de ciertas corrientes del marxismo desembocaron en prácticas coloniales y teorías eurocéntricas, pero hay muchos argumentos para matizar entre el pensamiento de Marx, que nuestro autor no es precisamente colonial ni eurocéntrico, ni perteneció sumergido al positivismo de su tiempo, y que la “Nueva lectura de Marx” puede ser en la actualidad un importante insumo para las luchas anticoloniales y puede llenar ciertos vacíos en la teoría decolonial. La NLM es un movimiento académico emergente en Alemania con Michael Heinrich al frente, pero no se adjudica ninguna corriente política específica, sino más bien permite construir un movimiento intelectual que penetre todas las disciplinas de las ciencias sociales para reivindicar a Marx como autor serio e inacabado, como él se concebía a sí mismo y como la historia mereció reconocerlo.
Bibliografía:
Carrére D’Encausse, Hélene. y Stuart Schram, “El marxismo y Asia”, Buenos Aires, Siglo XXI, 1974
Césaire, Aimeé, “Discuso sobre el colonialismo”, Akal, Madrid, 2006
Dussel, Enrique, La producción teórica de Marx, un comentario a los grundrisse, México, Siglo XXI, 1985
_, El último Marx (1863-1882), México, Siglo XXI, 1991
Said, Eward, “Orientalismo”, Madrid, Editorial debate, 2002.
Quiroga, Manuel, “La segunda internacional y el imperialismo. Una comparación entre la socialdemocracia alemana y francesa (1896- 1914)”, Santiago de Chile, Ariadna editores, 2021
Marx y Engels, “Correspondencia”, Buenos Aires, Editorial cártago, 1973
_, Escritos sobre Rusia II, El porvenir de la comunidad rusa, “Cuadernos de pasado y presente”, Num. 90, México, Siglo XXI, 1980
Marx, Karl, “Colonialismo. Cuaderno de Londres N. XIV, 1851 inédito”, La paz, Vicepresidencia del Estado plurinacional de Bolivia, 2018
_“Comunidad, nacionalismos y capital. Textos inéditos”, La Paz, Vicepresidencia del Estado plurinacional de Bolivia, 2018
_ “El Capital”, Libro I, tomo I, México, Siglo XXI, 2007
Musto, Marcello, “Tras las huellas de un fantasma. La actualidad de Karl Marx”, México, Siglo XXI, 2011
Marx, Marxismo, Colonialismo, Filología, Indigenismo, Decolonial.
Palabras clave:
Marx, Marxismo, Colonialismo, Filología, Indigenismo, Decolonial.