Resumen de la Ponencia:
La complejidad de los problemas urbanos brasileños alcanzó los períodos coloniales (1808), y se agravó en los períodos Imperial (1822-1889) y Republicano (1889-presente). Pragmáticamente, esas adversidades se darían con el tema de la vivienda popular, o mejor, con políticas públicas que las comprendían a través de los paradigmas higienistas y económicos en que, la interpretación de sus problemas, provenían exclusivamente de la existencia de la población necesitada. Así siendo, haverían actitudes extremadamente violentas en relación a la contención de enfermedades con la estigmatización de la “población diseminadora” de tales males y, por otro lado, políticas de vivienda popular que se desvincularán de una lectura más holística de los coyunturales problemas urbanos. Esto se refleja en los resultados empíricos de los programas de vivienda popular de los “Institutos de Aposentadorias e Pensões” (IAP) en la década de 1930, la “Fundação Casa Popular” (FCP) en la década de 1940, el “Banco Nacional de Habitação” (BNH) en las décadas de 1960 y 1980 y de el “Programa Minha Casa, Minha Vida” de 2009 (PMCMV).Sin embargo, este artículo no intenta una lectura histórica de los programas de viviendas populares brasileños, sino que tiene como objetivo analizar la cuestión de sus intenciones cuando fomentán un discurso meritocrático acerca daquellos que podrían disfrutar de la oportunidad de tenerlas. Por lo tanto, se considera necesario buscar esta intencionalidad en la forma en que fue incorporada por los beneficiarios de estos programas. Esto es, la manera en que estas personas representan su condición objetiva - y que explican su nueva posición social -, afirman un grado de legitimidad que unen tanto una actuación estrictamente autónoma, como la corroboración de la creencia de que ese mismo campo de oportunidad es suficientemente neutral para elegir siempre al "más apto".Así, este análisis partirá de tres entrevistas hechas en el Conjunto Habitacional “Rubi” construido en 2017, como resultado del Programa “Minha Casa, Minha Vida” y ubicado en la ciudad brasileña de Limeira (Estado de São Paulo). Primero, los entrevistados fueron seleccionados en los dos grupos sociales contenidos por este programa en el lugar mencionado: Grupo 2 (renta hasta R$ 3.275,00) y Grupo 1 (renta hasta R$ 1.600,00). Al mismo tiempo, se analiza cómo se entiende este discurso en una trama normativa para las diferentes clases de personas presentes en el lugar, teniendo como parámetros: el color, la etnia y el nivel educativo. Estos preceptos fueron fundamentales para detectar el grado de cognición de este discurso meritocrático en las narraciones de estos residentes ya que, dispersas o concisas, revelaron un alto grado de selectividad al explicar no solo cómo obtuvieron un apartamento, sino cómo reconocen la alteridad (vecinos) por criterios individuales (profesión, inteligencia) o espirituales (sacrificio, resiliencia).Resumen de la Ponencia:
El derecho a una vivienda adecuada, reconocido como parte del derecho a nivel de vida adecuado, constituye un derecho social fundamental dentro en el sistema jurídico internacional. Si bien en la Argentina el derecho a la vivienda tiene jerarquía constitucional, la cuestión del acceso a una vivienda adecuada representa una deuda pendiente con los derechos humanos de una porción significativa de los hogares de la Argentina. Asimismo, este derecho se encuentra marcado por fuertes desigualdades en su cumplimiento, siendo la condición económico-ocupacional del hogar un factor determinante.La Argentina, al igual que gran parte de los otros Estados, ha reconocido que estas condiciones son insostenibles y ha asumido diversos compromisos en busca del cumplimiento efectivo de este derecho; sin embargo, convertir estos compromisos en medidas prácticas representa todo un desafío y requiere la elaboración y aplicación de estrategias de vivienda basadas en derechos humanos. Pese a su relevancia, hoy se desconoce con precisión cuántas personas no acceden a una vivienda adecuada, siendo tres los obstáculos que enfrenta la Argentina para el monitoreo y el diseño de políticas públicas basadas en evidencia, a saber: falta de información actualizada, alcance de la información que se releva y metodológico-normativo.En este sentido, este trabajo buscar ser un aporte conceptual y metodológico para el monitoreo del derecho a una vivienda adecuada, así como también ofrecer un diagnóstico del nivel de cumplimiento de ese derecho en la Argentina, en clave de derechos humanos. A estos fines, este trabajo se articula en tres partes: primero, se formulará un sistema de indicadores sobre el derecho a una vivienda adecuada que integre los siete criterios propuestos en la Observación General Nro. 4 por el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas. Este sistema se basa en una revisión sistemática de los indicadores reconocidos como relevantes entre los antecedentes consultados. Segundo, a partir de esta revisión sistemática se propone un índice de vivienda adecuada que permita determinar el nivel de cumplimiento de este derecho en la Argentina, no solo a nivel global, sino también para cada uno de los criterios mínimos establecidos por el Comité DESC. Tercero, se construye un tablero de control de monitoreo y seguimiento del cumplimiento de este derecho, a partir de los procesamientos de la Encuesta Permanente de Hogares entre los años 2003 y 2021. Estos resultados se presentan teniendo en cuenta no solo la cobertura de la satisfacción del derecho a una vivienda adecuada respecto al universo de personas titulares del derecho sino también las brechas de desigualdad que se observan en cuanto a la satisfacción del derecho, al cruzar la información con variables de población y territorio.Resumen de la Ponencia:
Resumo: Partindo de estudos que apontam que a política habitacional brasileira é inspirada na política habitacional chilena, ambas tendo como resultados um processo de segregação e fragmentação socioespacial em suas cidades, este artigo problematiza que para além da expansiva urbanização, característica dos dois países, o determinante é o processo de acumulação do capital que se apropria também do espaço construído. Temos como pressupostos que Brasil e Chile possuem suas economias fortemente influenciadas pelos determinantes dos organismos internacionais. As diretrizes multilaterais para a formulação de políticas habitacionais historicamente refletem a segregação e a fragmentação socioespacial por meio da concentração e a localização periférica dos conjuntos habitacionais para os mais pobres, expansão territorial descontrolada das cidades, adensamento, históricos processos de gentrificação, além de permanecer um crescente déficit habitacional, fazendo com que a estratégia de ocupação irregular em áreas de risco se mantenha como característica da urbanização. Condição agravada com o advento da pandemia de COVID-19. O artigo analisa o déficit habitacional no Brasil e Chile. Por se tratar de uma pesquisa de abordagem qualitativa, as técnicas utilizadas englobaram levantamentos secundários junto as produções bibliográficas e documental em institutos de pesquisas de ambos países.
Introducción:
Desigualdade socioespacial
Lefebvre (2006) demonstra que o espaço urbano é um produto social, resultado da produção da sociedade pela ação cotidiana do homem, portanto, um produto que expressa um conjunto de relações sociais, permeado por diferentes intencionalidades e disputado por diferentes agentes sociais. Para o autor o conceito de produção e a relação tempo e espaço são primordiais para compreensão da realidade social, para a leitura da cidade. Podemos compreender a cidade como espaço resultante da divisão social do trabalho, da reprodução da força de trabalho e de expressão da luta de classes, pois é no espaço do cotidiano onde as contradições sociais, decorrentes do modo de produção e reprodução das relações sociais se expressam. No qual o mercado atua como um dos principais agentes causadores de seus problemas, reproduzindo as contradições intrínsecas ao sistema econômico, que se materializam no processo de fragmentação socioespacial.
Importante destacar que Lefebvre (2006) apresenta uma tríade para a interpretação dialética do espaço: o percebido, o concebido e o vivido. Para o autor o espaço é condição, produto e meio. A produção do espaço é simultaneamente reflexo social, meio no qual a sociedade existe e condição pela qual a sociedade se reproduz, com relações sociais, pessoas, mercadorias, informação e capital, dispostos espacialmente e com formas e significados, que materializam uma dimensão temporal de curta ou longa duração. Assim, a cidade reúne a somatória de todos os tempos vividos por aquele espaço e suas transformações, constituindo uma dialética urbana, com continuidades e descontinuidades, que são acrescidas das diversas temporalidades envolvendo permanências, formas residuais e formas emergentes.
Nesta perspectiva, Santos (1997) e Corrêa (2011), corroboram ao apontar que a construção do espaço é multidimensional, podendo conter a dimensão econômica que influencia processos e formas vinculados à produção, circulação e consumo de bens e serviços. Em outros termos, a produção e circulação do valor, mais-valia, salários, margens comerciais, juros, tributos e rendas. Todavia, pode-se abarcar outras dimensões, não menos importantes, como a dimensão cultural e a dimensão política. Considerando a mesma perspectiva de análise da totalidade, a multidimensionalidade da organização do espaço é regida por processos e mecanismos específicos, mas integrados.
Portanto, o espaço urbano é permeado por contradições sociais. A cidade quanto mais se desenvolve e se expande traz consigo as condições favoráveis para a ampliação das desigualdades entre seus habitantes, decorrentes da intensificação da divisão social e territorial do trabalho, que elimina cada vez mais as fronteiras entre campo e cidade. E na contemporaneidade a espacialização do capital está a se transformar cada vez mais nas contradições entre países, entre cidades e entre os territórios urbanos, ou seja, no conjunto das contradições fruto da hierarquização social do espaço intraurbano.
Deste modo, a questão urbana – dentre elas a questão da habitação, é inerente ao modo de produção capitalista, a partir da divisão territorial do trabalho e da instituição da propriedade privada da terra, que na fase monopólica e mundializada do capital transmutam o direito à moradia e à cidade em mercadoria. E requer a intervenção do Estado articulando, no interesse da reprodução social do capital, mecanismos voltados ao atendimento das necessidades da classe trabalhadora.
Desarrollo:
Urbanização e habitação social na América Latina: Brasil e Chile
A urbanização na América Latina é um importante fator a ser considerado para o planejamento de políticas públicas devido a sua rápida alteração demográfica. A população urbana mundial, tanto em termos absolutos, quanto em termos relativos está em ascensão desde meados do século XX. A população urbana era de 750 milhões de habitantes em 1950, representando 29,6% da população total. Em 2008, a população urbana global alcançou 3,4 bilhões de habitantes, representando 50% da população global. Em 2020, a população urbana chegou a 4,4 bilhões de pessoas, representando 56,2% da população total. Em 2050, a estimativa é de alcançar 6,7 bilhões de habitantes urbanos, representando 68,4% do total populacional, conforme dados da Divisão de População da ONU. (2021)
Na América Latina o processo foi particularmente dinâmico e adquiriu especificidades acompanhado de situações de pobreza e segregação socioespacial, acentuando as desigualdades nas cidades latino-americanas, “[...] no período de 1970-2000, a população urbana cresceu 240%” (DÍAZ, 2005), esta afirmação coloca a região como uma das mais urbanizadas do mundo em desenvolvimento e também mais desigual do planeta. (DÍAZ, 2005; LISSARDY, 2020)
De acordo com Díaz (2005) os países latino-americanos podem ser agrupados em quatro grandes grupos conforme os níveis de urbanização que apresentam, sendo: urbanização avançada, intensa, moderada e incipiente. Brasil e Chile ficariam assim apresentados:
Países de urbanização avançada, com níveis superiores a 80% e que até 2020 superarão 90%: Argentina, Bahamas, Chile, Uruguai e Venezuela;Países de urbanização intensa, com níveis entre 70 e 80% e que até 2020 superarão este último percentual: Brasil, Colômbia, Cuba, México, Peru, Trinidad e Tobago;
O Brasil chega em 2021 com estimativa populacional urbana de 84,72% e o Chile com 88%. Para Díaz (2005) mesmo com ritmos, tempos e formas de urbanização diferentes experimentado pelos países latino-americanos, é possível distinguir traços comuns na região, por exemplo, transformações econômicas-territoriais e as novas espacialidades, decorrentes da globalização econômica, que seguem e atendem as determinações do capitalismo mundial, tornando as cidades territórios centrais onde se concentram as principais atividades econômicas, sociais, políticas e culturais.
O Relatório Mundial das Cidades 2020, lançado pelo Programa das Nações Unidas para Assentamentos Humanos (ONU-Habitat, 2021), apresenta dados e informações reunidas pelos órgão oficiais dos países até 2018 para analisar o processo de urbanização global, aborda dentre vários temas as tendências da urbanização; importância dos governos locais e finanças urbanas.
De acordo com o relatório (ONU-Habitat, 2021), atualmente mais de 1 milhão de pessoas no mundo vivem em assentamentos precários. O estudo mostra que o número de pessoas vivendo em áreas precárias aumentou em 30 milhões considerando o período de 2016-2018. Na América Latina e Caribe, atualmente são 109 milhões de pessoas nessa condição.
No Brasil, conforme a Fundação João Pinheiro (FJP), em 2019 o déficit habitacional[1] era 5,877 milhões, no Chile, de acordo com a Fundacíon Vivienda, em 2017 o déficit habitacional era 5.508 milhões de moradias. Conforme a Fundación Vivienda, até 2011 o Chile apresentava uma redução do déficit habitacional por 20 anos consecutivos.
O Ministério da Habitação chileno identificou, em 2018, 822 favelas no país, um aumento de 78% em relação a 2011. Estas áreas, em sua maioria, possuem como características: localização em áreas remotas, geralmente próximos de aterros sanitários, linhas ferroviárias, rodovias ou desfiladeiros, carentes de acesso a serviços básicos, como água, saneamento e energia elétrica. São também chamadas de acampamentos, conhecidos em outros países como villas miséria, cidades perdidas, favelas, ocupações irregulares. Nestas áreas somam um total de 46.423 casas, das quais só 10% tem acesso a água potável. (DE LA JARA, 2022; REPÚBLICA INMOBILIÁRIA, 2022)
Um dos fatores apontado pelo governo chileno para o crescimento de demanda por moradia no país é a imigração que aumentou mais de seis vezes em cerca de 25 anos – de 114.500 no censo de 1992 para 746.465 em 2017, o crescimento populacional de imigrantes vindos de países da região, como Haiti, Venezuela, Colômbia, Peru e Bolívia, sobrecarrega os serviços sociais e contribui para o aumento das favelas, elevando o custo das moradias no terço norte do país, ponto de entrada de muitos imigrantes. A região abriga muitas das maiores minas de cobre do mundo, e a demanda por habitações nos postos avançados relativamente prósperos provocou aumento nos preços de moradias e alta dos preços de aluguel e uma escassez de moradias de baixa renda.
Percebe-se a urbanização como o principal vetor da transformação socioeconômica e demográfica e do processo de modernização, permanecendo a tendência de expansão para as próximas décadas. Se por um lado, o processo de urbanização e o crescimento das cidades lideraram o desenvolvimento econômico, as inovações tecnológicas, científicas e culturais, que reconfiguraram a organização social e as relações de trabalho, possibilitando avanços sem precedentes. Por outro lado, o fenômeno urbano exprime as contradições sociais decorrentes do próprio processo de desenvolvimento social.
Desta forma, a organização social resulta em condições diferenciadas e, em algumas situações, na informalidade na forma de ocupar, morar e usufruir os benefícios da vida urbana. Como resultado observa-se que o processo de reprodução da vida social tem transformado as cidades no lugar da especulação financeira e imobiliária, com os bens comuns sujeito às regras do mercado, cujas consequências perversas estão na precariedade das condições de moradia, no adensamento das periferias, na apropriação desigual do espaço, no desemprego estrutural, nas precárias relações de trabalho, na pobreza, na violência urbana que alimenta o medo e a insegurança.
No tocante a segregação socioespacial, estudos recentes (ROYER, 2009; SHIMBO, 2010; FIX, 2011; ROLNIK, 2015) demonstram como as políticas habitacionais, no Brasil e outros países da América Latina, chegam ao fim da primeira década do século XXI com alterações substanciais na produção de habitação marcada por uma intensificação do volume da produção habitacional e pela valorização imobiliária, tendo como resultados um processo de segregação e fragmentação socioespacial em suas cidades.
Outro aspecto que as pesquisas apontam é que a política habitacional brasileira é inspirada na política habitacional chilena, ambas de cunho neoliberal (ROLNIK, 2012, 2015; DOERR, 2017). No Brasil, por exemplo, o Programa Minha Casa, Minha Vida (PMCMV) foi fortemente inspirado nas experiências chilenas, que já vinham sendo consideradas pelo empresariado da construção civil como o modelo mais adequado para dinamizar a produção habitacional (CARDOSO, 2017).
Rolnik (2012) ao comparar as políticas habitacionais do Brasil e Chile afirma que ambas são marcadas por sérios problemas sociais, no Chile vários conjuntos habitacionais já foram demolidos e muitos se encontram em estudo para demolição, e questiona o futuro dos empreendimentos habitacionais no Brasil, indicando a segregação dos pobres.
As centenas de milhares de casas e apartamentos da supostamente exitosa política produziram um território marcado por uma segregação profunda, onde o "lugar dos pobres" é uma periferia homogênea, de péssima qualidade urbanística e muitas vezes, também, de péssima qualidade de construção, marcada ainda por sérios problemas sociais, como tráfico de drogas, violência doméstica, entre outros. Para se ter uma ideia, vários conjuntos habitacionais já foram demolidos e muitos outros se encontram em estudo para demolição. (ROLNIK, 2012).
Para Rolnik (2015) o principal determinante da ampla produção de moradias é a era de hegemonia das finanças, do capital fictício e do domínio crescente da extração de renda sobre o capital produtivo que resulta na desconstrução da habitação como um bem social e de sua transmutação em mercadoria e ativo financeiro (ROLNIK, 2015, p. 26). A lógica da moradia como mercadoria, com facilidade de crédito e financiamento visa, acima de tudo, os interesses econômicos de setores ligados a construção civil em detrimento da dignidade humana e dos direitos sociais, mantendo a visão empresarial da política habitacional.
Esta modalidade de formulação e gestão da política habitacional é fomentada pelos organismos internacionais. O Banco Mundial passou a propor sucessivas agendas para as cidades dos países em desenvolvimento com padrões inferiores aos dos países centrais. O banco apresenta a questão nos seguintes termos:
Deve ser feita a escolha entre realizar serviços em padrões convencionais para uma porção limitada da população ou para uma larga porção, em níveis mais baixos e com menores custos unitários". [...] Sem superar evidentemente essa contradição, mas procurando responder a ela, a nova matriz urbanística formulada pelo Banco Mundial adota um ponto de partida novo, e mais pragmático: as necessidades mínimas não ditam mais o modelo de urbanização, e sim as possibilidades financeiras dos pobres urbanos. Assim, no caso da habitação, o parâmetro mais importante passa a ser a renda familiar e não mais o estudo dos espaços necessários para abrigar adequadamente uma família. (ARANTES, 2006, p. 64).
A crise que afetou o Brasil e toda a América Latina, no final dos anos 1980, provocada pela estagnação econômica, em meio de incontrolável processo inflacionário, pela crescente fuga de capitais estrangeiros e nacionais, acrescida pelo aumento da dívida externa, passou a afetar os interesses dos Estados Unidos, economistas do International Institute for Economy, reunidos em 1989, estabeleceram consensualmente um conjunto de medidas para a América Latina - Consenso de Washington[2], com a participação de oito países latino-americanos (Argentina, Brasil, Chile, México, Venezuela, Colômbia, Peru e Bolívia) cujo receituário de políticas foi utilizado pelos organismos internacionais: Fundo Monetário Internacional (FMI), Banco Mundial, Banco Interamericano de Desenvolvimento (BID) e a Organização Mundial do Comércio como condicionamento de renegociação da dívida externa, reversão do quadro de estagnação, inflação, e para novas liberações de recursos das agências internacionais, como o BID e o BIRD, cujos investimentos prioritariamente voltaram para a reforma urbana e políticas compensatórias e focalizadas no alívio da pobreza, ampliando sua capacidade de instalar uma reforma de Estado.
É um modelo de acumulação que tem por base a financeirização da economia e a flexibilização das relações de trabalho, e, consequentemente o agravamento das desigualdades, a subordinação às políticas macroeconômicas, as quais atuam em perfeita sintonia com a lógica do grande capital. Nesta lógica, as políticas habitacionais na América Latina, cada vez mais integrada ao capital financeiro e ao mercado imobiliário, são destinadas ao enfrentamento do déficit habitacional.
Fuentes (2017) assevera que "el caso de Chile es ejemplar en el contexto latinoamericano por la rapidez en que se implantó el modelo debido al régimen dictatorial represivo imperante". O Chile foi um dos primeiros países, durante a ditadura de Pinochet, no final dos anos 1970, a adotar as medidas neoliberais promovendo a participação do mercado e focalizando subsídios públicos aos grupos de extrema pobreza e introduzindo reforma da política urbana e habitacional, cuja essência é semelhante a lógica do PMCMV que com subsídios públicos e disponibilidade de crédito as famílias de baixa renda podem comprar no mercado produtos ofertados pelas construtoras privadas, transformando-se em grande referência de política habitacional, louvada por organismos internacionais. Fórmula apoiada posteriormente pelos governos democráticos.
En cuanto al desarrolo urbano, sucedió algo similar al proceso de reestruturación productiva. Según Daher (1995), en Chile el modelo liberal ortodoxo de fines de los setenta se tradujo en la formulación en 1979, de una nueva Política Nacional de Desarrolo Urbano. Esta política, en una de sus más características aseveraciones, expresó: "el suelo urbano no es un recurso escaso", "Se deinirán procedimientos y se eliminarán restricciones de modo de permitir el crecimiento natural de las áreas urbanas, seguiendo las tendencias del mercado" (MINVU, 1981, p 10-13 en DAHER, 1995) Respecto de la vivienda, la política indicaba que "el Estado fomentará y apoyará la creación de un mercado abierto de vivienda. La responsabilidad de produción corresponde al sector privado. (MINVU, 1981, p 14 en DAHER, 1995)
Neste sentido Sabatini apud Fuentes afirma que:
la temprana y radical liberalización de los mercados urbanos chilenos tuvo consecuencias inesperadas en los precios del suelo y en la segregación residencial en Santiago (...) Se trata de dos fenómenos de relevancia para el desarrollo urbano, en general, y que tienen un impacto directo en el grave problema de la pobreza urbana, en particular: los precios del suelo condicionan el acceso de los pobres al suelo; y el patrón de segregación residencial, sus perspectivas de integracón social. (FUENTES, 2017, p. 163-164)
Nos últimos trinta anos a política habitacional chilena atingiu um alto número de produção de moradias, e mais recentemente houve a aprovação de novos instrumentos urbanísticos. Fuentes aponta dados de construção habitacional relacionado com o mercado de trabalho local "En estas ciudades, el crecimiento de las viviendas ha sido muy importante. [...] al caso de Puerto Montt concentra práticamente el 70% de la edificación residencial en los últimos veinte años [...] Las ciudades del norte de Chile también presentan cifras muy altas superando el 50%. (FUENTES, 2017, p. 164).
O mesmo ocorre no Brasil mesmo com a ampla produção do PMCMV a partir do seu lançamento em 2009. Os dados da FJP apontam um decréscimo no déficit habitacional, passando de 6.102.414 de domicílios em 2007 para 5.792.508 em 2012. O que contribuiu para a redução dos índices foi a diminuição do número de domicílios precários, que passou de 1.264.414 em 2007 para 883.777 em 2012, e da coabitação familiar que diminuiu de 2.481.128 para 1.865.457 no período. Contudo, o número de adensamento excessivo em imóveis alugados apresentou pequena redução, de 390.891 em 2007 passou para 382.926 em 2012. Ao contrário o número de famílias de baixa renda com gasto excessivo com aluguel aumentou. Enquanto em 2007 era de 1.965.981, em 2012 esse número passou para 2.660.348 domicílios, aumentando de 32% em 2007 para 46% do déficit habitacional em 2012. Em contrapartida o IBGE (2010) aponta a existência de mais de 6 milhões de domicílios vagos no país, sendo que 77% estão localizados na área urbana. (ANTUNES, 2014).
Fuentes (2017) corrobora com a afirmação de que a alta dos preços da terra urbana possui relação direta com o custo da moradia e da configuração das cidades fragmentadas e segmentadas.
Específicamente, la erradicación forzada de pobladores a zonas periféricas de la ciudad, así como la posterior implementación de la política de subsidio habitacional dependiente de los precios en el mercado de suelo, fueron configurando ciudades fragmentadas y segmentadas, tanto en la estructura social como en el territorio" (FUENTES, 2017, p. 164).
Em contrapartida o ministro da Habitação e Urbanismo, Felipe Ward, declarou à imprensa local que está sendo realizado um trabalho de criação de um banco de terras, “todo el suelo público que no está siendo utilizado y que tiene aptitud para vivenda” (República Inmobiliaria, 2022).
No Chile o Censo (2017) demonstra a existência de 10,7% de domicílios vagos, indicador que apresenta crescimento nos últimos recenseamentos. Estes indicadores, número de domicílios vagos e o aumento do déficit habitacional, demonstram a contradição das relações sociais e as desigualdades no acesso à moradia (Tabela1).
Tabela 1 – Habitação particular no Chile – Urbano e Rural
O que se constata é que uma maciça produção habitacional, que exige um significativo aporte financeiro, não foi capaz de diminuir substancialmente o déficit habitacional, não correspondeu a uma melhora na qualidade de vida dos assentamentos precários e no ambiente construído. Na prática o fortalecimento rápido e intenso do capital imobiliário por meio das políticas de ampliação de crédito como para financiamento de imóveis aqueceu o mercado imobiliário, pois, considera-se existir um aumento no poder de compra do consumidor. Isto promove uma valorização da terra que eleva também os preços dos imóveis e de seus aluguéis, com consequência direta no déficit habitacional, no que se refere ao gasto excessivo das famílias com aluguel, pois o aumento dos salários não acompanha o aumento do mercado imobiliário.
Pandemia de Covid-19 e o agravamento do déficit habitacional
Brasil e Chile, sob a égide do ideário neoliberal, têm a crise habitacional agravada com o advento da pandemia de COVID-19 em 2020 que atingiu a economia e o mercado de trabalho. Segundo dados do Banco Mundial, 2,3 milhões de pessoas saíram da classe média para a condição de pobreza. No final de 2020, o Chile era o terceiro país com maior perda de empregos do mundo, atrás apenas do Peru e da Costa Rica. De acordo com o Instituto Nacional de Estatística (INE), no primeiro semestre de 2021 a taxa de desemprego no Chile ficou em 10,3%. (República Inmobiliaria, 2022).
Conforme dados do Cadastro Nacional de março de 2021 o número cresceu de 47.050 famílias em 2019 para 81.643 famílias em 2021. O aumento representa 74%, número que contrasta com o aumento, também de 74%, da riqueza das oito maiores fortunas do Chile, que acumulam mais de US$ 40,3 bilhões.
No Chile os acampamentos aumentaram 20,8% e o número de famílias que moram neles cresceu, são mais de 57 mil crianças menores de 14 anos entre seus membros. As pesquisas demonstram em comum que “tres de cada cuatro familias que llegan a vivir em uma “favela” antes vivían outro tipo de exclusión habitacional, ya sea como allegados, hacinados o com arriendo informal, entre otras formas”. (REPÚBLICA INMOBILIARIA, 2022)
Para o diretor executivo da Fundación Vivienda e da Fundación Techo, Sebastián Bowen, a dificuldade de acesso a moradia e o crescente déficit habitacional no Chile “son la punta de ese gran iceberg que se refleja em el déficit habitacional que hoy afecta aproximadamente a 600 mil familias”. Isto representa 10% dos domicílios da população chilena. Acrescenta que
el 30% de las familias declara que su razón para llegar allí es un aumento em el precio del arriendo, que no podían pagar” situación “muy relacionada com el aumento en el precio del suelo en Chile que se há duplicado em 15 años (REPÚBLICA INMOBILIARIA, 2022).
No Brasil os indicadores são preocupantes, pós pandemia o país enfrenta uma crise econômica com inflação, o desemprego atinge 11,9 milhões e 4,6 milhões de desalentados no primeiro trimestre de 2022 (IBGE, 2022), 17,5 milhões de famílias vivem com renda per capita mensal de até R$ 105,00, aumentando em 11,8% o número de famílias em extrema pobreza. No tocante a moradia o maior programa, PMCMV, foi substituído pelo Programa Casa Verde e Amarela que prevê renegociação de dívidas do imóvel, reformas e regularização fundiária, redução das taxas de juros para famílias com renda até R$ 2.600,00. Em ano eleitoral o programa tem foco na região norte e nordeste do país, regiões com eleitorado majoritariamente da oposição do atual governo, demonstrando claramente uma perspectiva de política eleitoreira.
Em um contexto que o desemprego, a pobreza e a fome cresce a cada dia o número de famílias ameaçadas de despejos no Brasil aumentou 655% desde o início da pandemia em março de 2020 até maio de 2022, são 142.385 famílias e aumentou 393% no número de famílias despejadas no mesmo período de acordo com dados da Campanha Despejo Zero (2022).
Diante o exposto, acrescenta-se que a projeção de crescimento para a América Latina em 2022 é de 1,7, para o Brasil 0,4 e para o Chile 1,5 (CEPAL, 2022). Os indicadores apresentados demonstram a necessidade de integração e formulação de políticas efetivas para seu enfrentamento. Porém, demonstram também, que as cidades se constituem a partir das relações de poder e dominação entre classes com interesses distintos e inconciliáveis, pois o avanço do modelo econômico e político neoliberal indica a tendência à continuidade da instalação de milhares de pessoas em espaços urbanos precários, informais, sem regularidade urbanística necessárias as condições de habitabilidade e sem acesso à propriedade da terra urbana reforçando a mercantilização do território, de privatização do fundo público e da segregação socioespacial.
O desenho das políticas habitacionais, em ambos países, demonstra a disputa entre aqueles que vêem na cidade seu valor de uso, e de outro, os que veem seu valor de troca.
Consideremos, por ejemplo, el valor de uso y el valor de cambio de una vivienda. Como valor de uso, ésta ofrece cobijo; es un lugar donde la gente puede construirse un hogar y una vida afectiva; es un nicho de reproducción cotidiana y biológica (donde cocinamos, hacemos el amor, tenemos discusiones y educamos a los niños); ofrece privacidad y seguridad en un mundo inestable. Puede también funcionar como símbolo de estatus o de pertenencia social a algún subgrupo, como signo de riqueza y poder, como señal mnemónica de memoria histórica (tanto personal como social) [...] ¿Pero qué se puede decir de su valor de cambio? En gran parte del mundo contemporáneo tenemos que comprar la vivienda o alquilarla a fin de disponer del privilegio de usarla, para lo que tenemos que emplear dinero. La cuestión es cuánto valor de cambio se requiere para procurarnos sus usos y cómo afecta ese «cuánto» a nuestra capacidad para disponer de los usos particulares que deseamos y necesitamos. Suena como una pregunta simple, pero de hecho su respuesta es bastante complicada. (HARVEY, 2014, p. 30)
O valor de uso da moradia, sua dimensão simbólica e subjetiva também é apropriada pelo capital no discurso ideológico da casa própria, que remete a noção de propriedade privada, legitimada socialmente, concepção que cria uma sociedade dirigida ao consumo e reforça a lógica da ampla produção de moradias e a manutenção da ampla produção habitacional.
Harvey (2014) explica como a urbanização é utilizada como estratégia de superação do limite espacial para a acumulação do capital, tornando a produção do espaço urbano um processo de mercantilização das cidades, onde se acentuam as contradições do modo de produção capitalista. Deste modo, os efeitos da crise capitalista, sobretudo a iniciada em 2008, cujo setor imobiliário foi seu catalisador
La especulación sobre el valor de la vivenda no es una actividad productiva, pero enormes cantidades de capital ficticio afluyeron al mercado de la vivienda hasta 2007-2008 porque el rendimiento de las inversiones en él era muy alto. El crédito fácil significaba un alza continua del precio de la vivienda y la elevada rotación significaba una plétora de oportunidades para ganar comisiones y honorarios exorbitantes en las transacciones realizadas en ese mercado. Con el empaquetamiento de las hipotecas (una forma de capital ficticio) en collateralized debt obligations [obligaciones de deuda garantizadas], se creó un instrumento de deuda (una forma de capital aún más ficticio) que se podía comercializar en el mundo entero. Esos instrumentos de capital ficticio, muchos de los cuales resultaron no tener valor alguno, y aun así las agencias de calificación certificaban que eran «tan seguros como las casas», fueron vendidos a inversores ingenuos en todo el mundo en un frenesí desbocado cuyos excesos seguimos pagando todavía hoy. (HARVEY, 2014, p. 47)
Observa-se que na América Latina as políticas habitacionais seguem a tendência de financeirização das políticas públicas, são promotoras de transformações urbanas, capitalização de empresas ligadas ao mercado imobiliário que permite a estruturação de uma rede de agentes financeiros privados. O modelo desenvolvimentista, cujas bandeiras são o equilíbrio entre crescimento econômico e desenvolvimento social, ao mesmo tempo que anuncia a função precípua de atender as demandas imediatas por moradia, também, contemplam os interesses das construtoras, incorporadoras e especuladores imobiliários, ou seja, as necessidades da própria acumulação capitalista, contribuindo para o aquecimento econômico sem enfrentar a questão da propriedade da terra, estrutural no modo de produção capitalista e imprescindível para a política habitacional.
[1] Componentes do déficit habitacional no Chile: Déficit de ampliación: Hogares principales que presentan hacinamiento medio, alto o crítico y que no tienen allegamiento interno (núcleos allegados hacinados) (excluidas viviendas irrecuperables); Déficit de servicios básicos: Hogares principales que presentan saneamiento deficitario (excluidas viviendas irrecuperables); Déficit de mejoramiento material y conservación: Hogares principales que presentan materialidad recuperable y/o estado de conservación malo (excluidas viviendas irrecuperables); Déficit Cualitativo Total Número de hogares con 1, 2 y 3 requerimientos considerando los componentes indicados anteriormente, no excluyentes entre sí. (Fundacíon Vivienda, 2018)
Componentes do déficit habitacional no Brasil: habitações precárias, coabitação familiar, ônus excessivo com aluguel. (FJP, 2021).
[2] São destacadas dez propostas do receituário do Consenso de Washington: 1) disciplina fiscal, ou seja, redução dos gastos públicos, na tentativa de manter um superávit orçamentário; 2) prioridades de gastos públicos - reduzir o papel do Estado na economia, redirecionando o gasto para as áreas desinteressantes para o investimento privado - geralmente, bens públicos (priorização do gasto público em áreas de alto retorno econômico); 3) reforma tributária, tornando a tributação menos progressiva; 4) liberalização financeira, cujo objetivo máximo é deixar que a alta taxa de juros seja determinada pelo mercado; 5) manutenção da estabilidade da taxa de câmbio (liberação do câmbio); 6) liberalização comercial (abertura ao capital internacional); 7) abolição das barreiras à entrada de investimentos externos diretos no país (políticas comerciais liberais (não protecionistas)); 8) privatização das empresas estatais; 9) abolição das regras que impedem a entrada de novas firmas do setor (desregulação da economia, em especial das relações trabalhistas); 10) o sistema legal deve assegurar direitos de propriedade (UGÁ , 2004).
Conclusiones:
Considerações finais
Brasil e Chile possuem economias influenciadas pelos determinantes dos organismos internacionais. As políticas habitacionais são formuladas e gestadas, cada vez mais integrada ao capital financeiro e ao mercado imobiliário. Destinadas ao enfrentamento do déficit habitacional, resultando em um processo de segregação e fragmentação socioespacial das novas áreas constituídas por meio da concentração e a localização periférica, sem infraestrutura, equipamentos e serviços urbanos, expansão territorial descontrolada das cidades, adensamento, processos de gentrificação, além de permanecer um crescente déficit habitacional, fazendo com que a estratégia de ocupação irregular em áreas de risco se mantenha como característica da urbanização. Condição que se agravou com o advento da pandemia de COVID-19 em 2020.
Deste modo, o protagonismo do mercado imobiliário e capital financeiro no setor produtivo de habitação social determina as localizações da/na cidade, intensificando a fragmentação do espaço urbano, em diferentes escalas tornando a própria cidade objeto de acumulação capitalista.
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Palabras clave:
Palavras-chave: políticas neoliberais, desigualdade socioespacial, déficit habitacional, pandemia de COVID-19.
Resumen de la Ponencia:
La ponencia recupera nuestra experiencia en el uso de los diarios de viaje, enmarcada en investigaciones sobre la temática de la movilidad cotidiana urbana en la ciudad de Rosario (Santa Fe, Argentina) y en las periferias del Conurbano Bonaerense (partido de José C. Paz, provincia de Buenos Aires, Argentina) en el período 2010 - 2019, con un enfoque de los desplazamientos concebidos como experiencias que segregan tanto como conectan y en las que se ponen en juego prácticas de interacción entre habitantes de diferentes partes de la ciudad, modos de habitar, viajar e imaginar lo que en ella sucede. Esta herramienta cualitativa, habilitó abordar los viajes urbanos en tanto experiencia subjetiva, centralmente corporal, que pone en tensión no sólo el uso que se ha hecho del “trip diary” en los estudios del transporte, sino también las miradas ingenieriles propias de la planificación del transporte público y de las políticas públicas de movilidad sustentables, diseñadas y aplicadas en las ciudades latinoamericanas -al menos-, durante los primeros años del siglo XXI. Distintos trabajos han abordado las vacancias con relación a la recolección de información en el campo de los estudios de la movilidad, en la medida que se proyectan desde perspectivas predominantemente cuantitativas o cualitativas, y no en su complementariedad, generando, lo que Hernandez y Wittner (2011) definen, una brecha metodológica. Presentar, en clave crítica, las potencialidades y límites del diario de viaje como herramienta metodológica para el estudio de la movilidad urbana, centrándonos en lo que se podría pensar como a un tiempo su fortaleza y su límite: puerta de entrada para conocer experiencias cotidianas del andar y moverse por la ciudad por parte de sus habitantes, es el objetivo de este trabajo.Resumen de la Ponencia:
Ante escenarios complejos como la crisis sanitaria actual, se visualizan significativamente las problemáticas urbanas de los territorios latinoamericanos, así como también agendas públicas postergadas en la región en materia de integración y equidad social y territorial. Una de estas problemáticas es la segregación residencial, proceso que en América Latina se ha estructurado principalmente de acuerdo al nivel socioeconómico de la población y se ha materializado en ciudades polarizadas y fragmentadas, con barrios de pobreza homogénea, viviendas y entornos precarios.
La liberalización económica de los estados latinoamericanos es uno de los procesos que está detrás de la diferenciación sociorresidencial y sus transformaciones. El mercado inmobiliario privado, en contextos de economías desreguladas, va marcando las pautas de la distribución territorial de la población. En tanto el Estado en su rol subsidiario en materia de planificación urbana, va generando las condiciones para las dinámicas del mercado privado. El resultado ha sido una ciudad latinoamericana residencialmente segregada y una deuda pública pendiente en el ámbito de la inclusión y equidad socioespacial.
En este contexto, el objetivo del estudio es analizar la calidad de las viviendas en los barrios pobres segregados del Área Metropolitana de Valparaíso, una de las grandes ciudades de Chile. La finalidad es plantear desafíos actuales y futuros de las sociedades latinoamericanas en materia de vivienda y de segregación residencial. Este análisis se desarrolla a partir de datos censales del año 2017.
El contexto actual ha revelado con fuerza las significativas desigualdades territoriales de la ciudad latinoamericana y la compleja realidad de los barrios segregados de los sectores más desfavorecidos de la población, dada la precariedad que frecuentemente caracteriza su situación habitacional. Una complejidad que se acentúa en escenarios como la pandemia y las nuevas condiciones de habitar que trajo consigo. Esta realidad de la segregación conduce a producir conocimiento que sea útil para la formulación de políticas públicas orientadas a avanzar hacia ciudades latinoamericanas menos segregadas y más integradas y equitativas social y territorialmente.
Introducción:
La segregación residencial corresponde a una problemática vigente en las ciudades latinoamericanas, que se complejiza ante escenarios como la reciente pandemia. Esta segregación se estructura principalmente de acuerdo al nivel socioeconómico de la población, y se ha caracterizado por una importante concentración de los grupos de altos ingresos y los grupos medios ascendentes en áreas donde la diversidad social es significativa, así como por extensas zonas de pobreza localizadas principalmente en la periferia (Rasse, 2016; Sabatini, 2006; Soldano et al., 2018). Respecto a esta última característica, se observa que las grandes metrópolis latinoamericanas como Bogotá, Buenos Aires y Santiago de Chile, concentran a gran escala(1) barrios donde predomina significativamente la población de bajos ingresos (Duhau, 2013).
(1) La gran escala hace referencia a “las formas que adopta la distribución de los barrios y localidades intraurbanas e implica, en mayor o menor medida, la conformación de zonas o incluso distritos o municipalidades completos en los que predominan barrios o localidades correspondientes a una determinada posición o estrato en la jerarquía socioespacial” (Duhau, 2013, p. 87).
En América Latina, la segregación residencial socioeconómica se vincula con diversos asuntos de la agenda pública, como la reproducción de la pobreza y la desigualdad social (Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL], 2014):
La distribución de la población en el espacio urbano no es aleatoria y por diferentes razones suele favorecer a los grupos más acomodados... El emplazamiento ventajoso de estos grupos tiende a reforzar su bienestar y de esta manera, a reproducir la riqueza. Como contrapartida, el emplazamiento desventajoso de los grupos de nivel socioeconómico inferior tiende al deterioro de sus condiciones de vida ya desmedradas, lo que favorece la reproducción de la pobreza. (p. 213)
Así también, en el contexto de un estudio sobre los efectos de los cambios que experimenta el patrón de segregación residencial tradicional de las ciudades chilenas desde la década del 80 (Sabatini et al., 2001), se observa una relación entre la segregación de los pobres y los problemas urbanos y sociales: “cuanto mayor es el tamaño de las áreas homogéneas en pobreza, los problemas urbanos y sociales para sus residentes se agravan” (p. 29), es decir, una segregación a gran escala implica mayor tiempo de viaje dentro de la ciudad, una mayor proporción de desempleados, de jóvenes sin empleo y de inacción juvenil.
En este estudio se observa, además, que la transformación del patrón de segregación tradicional de las ciudades chilenas se relaciona con un aumento de su “malignidad”, es decir, se agudizan las consecuencias perjudiciales de la segregación residencial de los grupos de bajo nivel socioeconómico, tales como el retraso escolar, el embarazo adolescente y la inacción juvenil. Los cambios del patrón de segregación de las ciudades chilenas, según indican los autores, parecen afectar a la mayoría de las ciudades latinoamericanas.
La compleja realidad de la segregación de los sectores más desfavorecidos de la población de la ciudad latinoamericana, donde son frecuentes viviendas y entornos precarios, se acentúa en escenarios como la pandemia y las nuevas condiciones de habitar que trajo consigo. En este contexto, el estudio que se presenta se plantea como objetivo analizar la calidad de las viviendas en los barrios pobres segregados del Área Metropolitana de Valparaíso, una de las grandes ciudades de Chile. Para dar respuesta a este objetivo general, se establecen dos objetivos específicos: el primero es identificar los barrios pobres segregados del área metropolitana, y el segundo se orienta a analizar el tipo de vivienda y el nivel de hacinamiento en estos barrios. El análisis se desarrolla a partir de datos censales del año 2017 sobre educación, ya que permiten aproximarse a las características socioeconómicas de la población, y sobre tipo de vivienda y hacinamiento, que informan sobre la calidad de la vivienda. La finalidad del estudio es plantear desafíos de las sociedades latinoamericanas en materia de vivienda y de segregación residencial y contribuir con la producción de conocimiento para la formulación de políticas públicas orientadas a avanzar hacia ciudades latinoamericanas menos segregadas y más integradas y equitativas social y territorialmente.
En el presente estudio, la segregación residencial se entiende como un proceso de diversas dimensiones, considerando perspectivas como la de Massey & Denton (1988), de acuerdo a la cual la segregación incorpora cinco dimensiones de variación espacial, conceptualmente distintas, si bien en la práctica tienden a superponerse: la uniformidad, la exposición, la concentración, la centralización y la agrupación. La uniformidad es el grado en el cual los grupos de la población están distribuidos proporcionalmente en las subdivisiones de la ciudad; la exposición es el grado en que miembros de diferentes grupos residen en un mismo sector, y se refiere a la posibilidad de interacción entre miembros del grupo minoritario y miembros del grupo mayoritario; la concentración es el grado de aglomeración territorial de un grupo de la población, y se refiere a la cantidad relativa de espacio que ocupa un grupo minoritario en la ciudad; la centralización es el grado en el cual un grupo de la población reside en torno al centro de la ciudad; la agrupación, por último, es el grado de proximidad entre las áreas residenciales del grupo minoritario (Massey & Denton, 1988).
Por otra parte, desde una perspectiva latinoamericana (Sabatini, 2006; Sabatini et al., 2001) se distinguen las dimensiones objetivas y la dimensión subjetiva de la segregación residencial, donde las primeras corresponden a la concentración espacial de los grupos sociales y la homogeneidad social de las áreas de la ciudad, mientras la dimensión subjetiva de la segregación se relaciona con percepciones y estigmas territoriales. Esta última dimensión se define como “el prestigio (o desprestigio) social de las distintas áreas o barrios de cada ciudad” (Sabatini, 2006, p. 7). Las dimensiones objetivas de la segregación residencial caracterizan el patrón de segregación tradicional de la ciudad latinoamericana, y se aproximan a las dimensiones desde la perspectiva de Massey & Denton (1988): la concentración espacial de los grupos sociales a la uniformidad, y la homogeneidad social del espacio a la agrupación.
El estudio que se expone se enmarca en una investigación doctoral en curso titulada “Segregación Residencial en el Área Metropolitana de Valparaíso, Chile. Vivienda, Mercado inmobiliario y Política habitacional”.
Desarrollo:
METODOLOGÍA
Caso de Estudio
El caso de estudio corresponde al Área Metropolitana de Valparaíso, la cual se localiza en la Región de Valparaíso, en la zona central de Chile. Limita al oeste con el océano Pacífico y al este con la Región Metropolitana de Santiago. Cinco comunas componen el área de estudio: Valparaíso, Viña del Mar, Concón, Quilpué y Villa Alemana (Gobierno Regional de Valparaíso [GORE], 2021), las tres primeras situadas en el litoral, y las comunas de Quilpué y de Villa Alemana se localizan en el interior (Mapa 1).
Mapa 1. Área Metropolitana de Valparaíso: Comunas
Fuente: Elaboración propia a partir de Instituto Nacional de Estadísticas (INE, 2018b).
El Área Metropolitana de Valparaíso cuenta con una superficie que bordea los 1.000 Km2, y con 951.311 habitantes en el año 2017, representando el 5,4% de la población nacional (Tabla 1). La población de esta área metropolitana se concentra en el litoral, principalmente en las comunas de Valparaíso y de Viña del Mar.
Datos y Métodos
Para dar respuesta a los objetivos específicos del estudio se utilizan datos de las variables que se exponen en la Tabla 2. La fuente de información corresponde al Censo de Población y Vivienda 2017. Las categorías de la variable Nivel del curso más alto aprobado se agrupan en los correspondientes niveles y modalidades educativas que organizan la educación formal o regular en Chile (Decreto 2 de 2009).
Como se observa (Tabla 2), para identificar los barrios pobres segregados del área de estudio (objetivo específico 1) se utilizan datos sobre educación, ya que son los datos disponibles en el Censo 2017 que permiten aproximarse al nivel socioeconómico de la población. Este censo no recoge datos del ingreso ni del tipo de trabajo. La educación ha sido utilizada como variable de segmentación de la población en diferentes estudios de segregación residencial de ciudades latinoamericanas (CEPAL, 2014; Garreton et al., 2020; Rodríguez y Arriagada, 2004; Valdebenito et al., 2020).
En el análisis del objetivo específico 1 se aplican el Índice de Segregación y el Cociente de Localización (Tabla 3), medidas que informan sobre la dimensión de uniformidad de la segregación residencial, y se representan en mapas los valores de la última medida.
El Índice de Segregación (IS) mide la diferencia en la distribución territorial entre un grupo y el resto de la población (Duncan & Duncan, 1955). Varía entre cero y uno, donde cero indica una distribución exactamente igualitaria y uno indica una distribución de máxima segregación, obteniéndose el primer valor sólo cuando la proporción entre el grupo minoritario y el resto de la población es igual en todas las unidades espaciales (Martori y Hoberg, 2004). El valor del Índice de Segregación se puede interpretar como “la proporción del grupo minoritario que tendría que cambiar de residencia para obtener una distribución igualitaria” (Jakubs, 1981 y Massey & Denton, 1988b, como se citó en Martori y Hoberg, 2004, párr. 17).
El Cociente de Localización (CL) indica la representación de un grupo de la población en una zona en relación con su proporción en la ciudad: varía entre 0 y 1 cuando el grupo está subrepresentado, y su valor es mayor que 1 cuando el grupo está sobrerrepresentado (Rodríguez, 2016).
Para analizar el tipo de vivienda y el nivel de hacinamiento en los barrios pobres segregados del Área Metropolitana de Valparaíso (objetivo específico 2), se utilizan datos de estas variables, ya que informan sobre la calidad de la vivienda (Tabla 2). La variable Hacinamiento se refiere a las viviendas con 2,5 o más personas por dormitorio, y comprende dos indicadores: Hacinamiento medio y Hacinamiento crítico. El Hacinamiento medio corresponde a las viviendas con 2,5 a 4,9 personas por dormitorio y el Hacinamiento crítico corresponde a las viviendas con 5 o más personas por dormitorio (INE, s.f.-b).
En el análisis del objetivo específico 2 se calculan porcentajes de los tipos de vivienda particular precarios: categorías 4. Pieza en casa antigua o en conventillo y 5. Mediagua, mejora, rancho o choza, de la variable Tipo de vivienda (Tabla 2), y se elaboran mapas de representación de estos porcentajes y de los correspondientes a viviendas con hacinamiento medio y viviendas con hacinamiento crítico.
La Pieza en casa antigua o en conventillo“es una pieza o conjunto de piezas que constituyen una vivienda independiente, están ubicadas a lo largo de un pasillo de uso común y tiene servicios higiénicos compartidos” (INE, 2018c, p. 22). La Mediagua, mejora, rancho o choza “es una construcción de material ligero. En el caso de la mediagua y mejora su construcción tiende a ser, casi siempre de madera, de carácter semi-permanente. Normalmente está compuesta por una o dos piezas, generalmente con piso de tierra o madera. El techo puede tener más de una caída de agua y los servicios higiénicos (WC) en general están ubicados al exterior de la vivienda. En el caso del rancho y la choza, son construcciones separadas e independientes típicamente rurales construidas con materiales ligeros como barro empajado, totora, quincha, pirca, entre otros” (INE, 2018c, p. 22).
El nivel de desagregación territorial es la zona censal, que corresponde a “la división del distrito censal urbano y área urbana de los distritos censales mixtos, formada por un conglomerado de manzanas, cuya finalidad es facilitar la organización, control y levantamiento del censo” (INE, 2018d, p. 7). Este nivel es el que más se aproxima a un barrio entre las desagregaciones territoriales de la base de datos del Censo 2017 y, por tanto, el más idóneo en el contexto del presente estudio cuyo objetivo es analizar la calidad de las viviendas en los barrios pobres segregados del Área Metropolitana de Valparaíso.
ANÁLISIS Y RESULTADOS
Para identificar los barrios pobres segregados del Área Metropolitana de Valparaíso (objetivo específico 1) se delimita a la población de bajo nivel socioeconómico de esta área metropolitana, considerando la categoría Nunca asistió de la variable Asiste actualmente a la educación formal y los grupos de categorías Preescolar y Básica o Primaria de la variable Nivel del curso más alto aprobado (Tabla 2). Estos dos grupos corresponden a los niveles educativos iniciales de la educación formal o regular en Chile (Decreto 2 de 2009).
Se consideran también las variables Edad y Sexo (Tabla 2) para delimitar a la población de bajo nivel socioeconómico: hombres y mujeres de 25 y más años. Esta edad permite excluir a la población aún integrada al sistema educativo, ya que el nivel educativo obligatorio más alto correspondiente a la educación media tiene una edad máxima de ingreso de 18 años y una duración de 4 años (Ministerio de Educación [MINEDUC], s.f.-a, s.f.-b).
De acuerdo a los criterios mencionados, la población de bajo nivel socioeconómico del Área Metropolitana de Valparaíso corresponde a hombres y mujeres de 25 y más años que Nunca asistieron a la educación formal o cuyo Nivel del curso más alto aprobado corresponde a Preescolar o Básica (Tabla 4).
Al aplicar el Índice de Segregación a la población de bajo nivel socioeconómico del Área Metropolitana de Valparaíso, se obtienen bajos niveles de segregación residencial (Tabla 5). Las comunas litorales (Viña del Mar, Valparaíso y Concón) exhiben los valores más altos, en tanto las comunas localizadas en el interior del área metropolitana (Quilpué y Villa Alemana), registran los valores más bajos.
Al aplicar el Cociente de Localización a la población de bajo nivel socioeconómico, sin embargo, se obtienen valores que varían entre 0,00 y 2,48, identificándose, de esta forma, los barrios pobres segregados de esta área metropolitana, es decir, zonas con sobrerrepresentación de población pobre (Mapa 2). Considerando la disposición de los cocientes, se crean las siguientes categorías: Subrepresentación de población de bajo nivel socioeconómico, cuando los valores varían entre 0,00 y 1,00; Sobrerrepresentación, cuando los valores varían entre 1,01 y 2,00; y Sobrerrepresentación Alta, cuando los valores se sitúan desde 2,01.
Mapa 2. Zonas censales del Área Metropolitana de Valparaíso:
Cocientes de Localización (CL) de la Población de bajo nivel socioeconómico. Año 2017
Fuente: Elaboración propia a partir de INE (2018a, 2018b).
Es significativa la cantidad de zonas con sobrerrepresentación de población de bajo nivel socioeconómico, observándose también las que registran sobrerrepresentación alta (Mapa 2). Los barrios pobres segregados se localizan, en general, en el área interior hasta alcanzar la periferia urbana del Área Metropolitana de Valparaíso. Considerando en lo específico las zonas con sobrerrepresentación alta de población pobre, la tendencia de localización es en los bordes. Así también se observa que la disposición de los barrios pobres segregados es, en general, adyacente, lo cual da cuenta de una segregación residencial a gran escala, es decir, zonas donde predominan barrios de un grupo de la población.
El análisis del tipo de vivienda y del nivel de hacinamiento en los barrios pobres segregados del Área Metropolitana de Valparaíso (objetivo específico 2), contempla la representación de los tipos de vivienda particular precarios: categorías 4. Pieza en casa antigua o en conventillo y 5. Mediagua, mejora, rancho o choza de la variable Tipo de vivienda (Tabla 2). Las viviendas precarias en las zonas censales del área metropolitana varían entre 0% y 25,2%. Se crean para esta variable 5 categorías de porcentajes: 0,0 de viviendas precarias; De 0,1 a 5,0; De 5,1 a 10,0; De 10,1 a 20,0; y Desde 20,1 (Mapa 3).
Mapa 3. Zonas censales del Área Metropolitana de Valparaíso:
Viviendas precarias (%). Año 2017
Fuente: Elaboración propia a partir de INE (2018a, 2018b).
El Área Metropolitana de Valparaíso se ve afectado por la vivienda precaria, ya que casi la totalidad de las zonas censales registra porcentajes de este tipo de vivienda (Mapa 3), así como también la mayoría de los barrios pobres segregados (Mapas 2 y 3, a continuación). Es reducida la cantidad de estos últimos, sin embargo, que sobrepasa el 5%. Inclusive hay barrios pobres segregados sin viviendas precarias.
Lo que indican estos resultados es una presencia generalizada pero no significativa de viviendas precarias en los barrios pobres segregados, observándose también que la vivienda precaria existente en el Área Metropolitana de Valparaíso se concentra en estos barrios.
El análisis del objetivo específico 2 también contempla la representación de la variable Hacinamiento, cuyas categorías son Hacinamiento medio y Hacinamiento crítico (Tabla 2). Los porcentajes de viviendas con hacinamiento medio en las zonas censales del Área Metropolitana de Valparaíso varían entre 0 y 15. Al respecto, se crean 5 categorías: 0%; De 1% a 3%; De 4% a 6%; De 7% a 9%; y Desde 10% de viviendas con hacinamiento medio (Mapa 4). Para el hacinamiento crítico, cuyos porcentajes varían entre los valores 0 y 5, se crean 5 categorías: 0% de viviendas con hacinamiento crítico; 1%; 2%; 3%; y Desde 4% (Mapa 5).
Mapa 4. Zonas censales del Área Metropolitana de Valparaíso:
Viviendas con Hacinamiento medio (%). Año 2017
Fuente: Elaboración propia a partir de INE (s.f.-a, 2018b).
Mapa 5. Zonas censales del Área Metropolitana de Valparaíso:
Viviendas con Hacinamiento crítico (%). Año 2017
Fuente: Elaboración propia a partir de INE (s.f.-a, 2018b).
Respecto al hacinamiento medio, se reproduce la tendencia observada para la vivienda precaria: afecta tanto al Área Metropolitana de Valparaíso como a la mayoría de los barrios pobres segregados (Mapas 2 y 4, a continuación). Sin embargo, la afectación en estos barrios es ahora más alta: la mayoría concentra entre 4% y 9% de viviendas con hacinamiento medio, siendo también importante la cantidad que registra desde el 10%. Además, la mayoría de las zonas con sobrerrepresentación alta de población de bajo nivel socioeconómico exhiben altos porcentajes de viviendas con este nivel de hacinamiento (desde 7%). Así entonces, el hacinamiento medio afecta en general al Área Metropolitana de Valparaíso, y más significativamente a los barrios pobres segregados.
El hacinamiento crítico, por otra parte, no afecta significativamente el Área Metropolitana de Valparaíso, ni a los barrios pobres segregados (Mapas 2 y 5, a continuación), siendo estos últimos, sin embargo, los que tienden a concentrar las viviendas del área metropolitana con este nivel de hacinamiento. Los barrios pobres segregados registran los porcentajes más altos de viviendas con hacinamiento crítico del Área Metropolitana de Valparaíso (desde 3%).
Conclusiones:
Los resultados del estudio conducen a concluir que la población de bajo nivel socioeconómico del Área Metropolitana de Valparaíso se encuentra segregada en la dimensión de uniformidad, dada su sobrerrepresentación en una significativa cantidad de zonas.
Los barrios pobres segregados se localizan, en general, de forma adyacente en el zona interior y en la periferia urbana del Área Metropolitana de Valparaíso. La disposición adyacente de estos barrios da cuenta de segregación residencial en la dimensión de agrupación (Massey & Denton, 1988) / homogeneidad social del espacio (Sabatini, 2006; Sabatini et al., 2001), así como también de segregación a gran escala. La segregación periférica de la población de bajo nivel socioeconómico, así como la gran escala de la segregación, corresponden a tendencias del proceso en la ciudad latinoamericana (Duhau, 2013; Rasse, 2016; Sabatini, 2006; Soldano et al., 2018).
Las comunas litorales exhiben los niveles de segregación más altos, destacando Viña del Mar. En esta comuna, la expansión urbana liderada por el mercado inmobiliario ha contribuido a la fragmentación y al aislamiento residencial, la cual se materializa en una cantidad significativa de proyectos inmobiliarios en el inicio de la década del 90, principalmente orientados a primera y segunda residencia de los estratos socioeconómicos medio-alto y alto, y una cantidad de proyectos durante el período 1992-2009 que sobrepasa al observado en el resto de las comunas del Área Metropolitana de Valparaíso (Panez, 2015).
La calidad de la vivienda es baja en los barrios pobres segregados, una tendencia que también se observa en la región latinoamericana (Soldano et al., 2018). Los indicadores de la calidad de la vivienda analizados afectan estos barrios del Área Metropolitana de Valparaíso, especialmente el hacinamiento medio que tiene una representación significativa. Así también se observa que la vivienda precaria, el hacinamiento medio y el hacinamiento crítico del área metropolitana de estudio se concentran en los barrios pobres segregados.
A partir del caso del Área Metropolitana de Valparaíso, donde se observan tendencias de la segregación residencial en Latinoamérica, se plantean los siguientes desafíos para las ciudades de la región en materia de vivienda y de segregación: ¿Cómo mejorar la calidad de las viviendas en los barrios de población de bajo nivel socioeconómico? Algunas medidas que podrían contribuir a esta mejora corresponden a proyectos habitacionales con estándares de calidad en términos de materialidad, espacio y servicios de la vivienda, programas de mejoramiento de viviendas y subsidios a la vivienda focalizados (por ejemplo, orientados a familias numerosas); y ¿Cómo reducir la segregación residencial de la población de bajo nivel socioeconómico? Algunas medidas corresponden a regulación del precio de la vivienda y dispersión de la vivienda pública considerando porcentajes mínimos en las subdivisiones de la ciudad.
La segregación residencial es un proceso de diversas dimensiones, y de significativa complejidad en las ciudades latinoamericanas. La calidad de la vivienda, por otra parte, también comprende diferentes dimensiones, además del tipo de vivienda y del hacinamiento. En este sentido, a partir del desarrollo del presente estudio, se pueden desprender una serie de análisis para profundizar en el conocimiento sobre la calidad de la vivienda en los barrios pobres segregados. Algunos de ellos son los siguientes: Medir diferentes dimensiones de la segregación residencial; Analizar indicadores de la calidad de la vivienda como materialidad y acceso a agua potable; Análisis comparativos entre ciudades latinoamericanas; Incorporar variables demográficas como género y tipo de hogar en el análisis de los barrios de pobreza. Estos análisis permitirían, además, afinar las medidas planteadas orientadas a mejorar la calidad de la vivienda y reducir la segregación residencial de la población más desfavorecida de la ciudad latinoamericana.
Bibliografía:
Referencias
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Palabras clave:
Vivienda, Segregación Residencial, Ciudad Latinoamericana
Resumen de la Ponencia:
La producción masiva de vivienda estatal estuvo en el foco de los debates políticos, teóricos y académicos de los últimos años por la poca capacidad de mejorar las condiciones de reproducción de la vida cotidiana de las familias trabajadoras y por profundizar la segregación socio-residencial de sus residentes como consecuencia de su localización y sus tipologías constructivas de gran escala (Ballent, 2005; Aboy, 2003; Dunowicz y Boselli, 2009). Sin embargo, la crisis social, política y económica que vivió la Argentina a principio de siglo, abrió un nuevo ciclo de la política habitacional en donde surgieron alternativas a la política tradicional (Aramburu y Zapata, 2020). Esta ponencia tiene por objetivo poner en cuestión el aspecto económico y el social de la nueva política habitacional de construcción de vivienda estatal ejecutada en la Ciudad de Buenos Aires (CABA) –Argentina-, desde la pos-crisis 2001 hasta la actualidad, a partir de una selección de políticas de hábitat que priorizaron dos modelos productivos: la continuidad, con nuevos formatos y escalas, del modelo productivo tradicional, masivo, estandarizado, mercantilizado/mercantilizante, ejecutado por grandes empresas constructoras, comúnmente conocido “llave en mano”, y un modelo productivo alternativo, de producción autogestionaria, ejecutado por cooperativas de vivienda.Desde una perspectiva metodológica cualitativa que recupera una diversidad de fuentes de información recolectadas longitudinalmente a lo largo del período de análisis, en esta ponencia se verifica que en post de estimular el aspecto económico de la política de vivienda –en términos de estrategia macro anticíclica- por sobre el social, la nueva política habitacional mantiene el tradicional patrón de producción promovido por la acción directa del Estado mediante esquemas “llave en mano” de producción masiva de vivienda por sobre otras tipologías alternativas, como el autogestionario, que mostró ser más exitosos en términos de integralidad social y urbana, e incluso reactivador de micro-esferas económicas intra-locales y activador de alternativos actores económicos en el sistema de la construcción.Referencias:ABOY, R. (2003). La vivienda social en Buenos Aires en la segunda posguerra (1946-1955). Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Vol VII, 146(031), 741-798.BALLENT, A. (2005). Las huellas de la política: vivienda, ciudad, peronismo en Buenos Aires, 1943-1955. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.DUNOWICZ, R., Y BOSELLI, T. (2009). Habitar en la vivienda social de Buenos Aires, 1905-2002. JM Borthagaray (Comp.), Habitar Buenos Aires: Las manzanas, las casas y los lotes. Buenos Aires: FADU-UBA.ZAPATA M.C. y ARAMBURU F. (2020). La política habitacional de “intersticios”: un campo de disputa frente a la producción masiva de vivienda estatal. Los casos de Ciudad de Buenos Aires y Avellaneda. En Revista Hábitat Inclusivo. 16, 1-6.