Resumen de la Ponencia:
Con una supuesta accesibilidad a la información generalizada como consecuencia del avance tecnológico en el rubro de los medios de difusión, estos deberían posicionarse como las principales herramientas en el combate contra los grandes males a los que nos ha arrastrado el sistema de producción capitalista: explotación, contaminación y colapso medioambiental (por mencionar algunos), y contra el sistema mismo.Sin embargo, el contenido “informativo” y la industria cultural no sólo son útiles para postular ideas dentro de la opinión pública en aras de perpetuar el sistema, aún más importante resulta desinformar a los espectadores. Es decir, no sólo se actúa brindando información sesgada de cualquier asunto que debe quedar fuera de la incumbencia del público, sino en lo ideal, pretende ocultarlo, frivolizarlo o generar total desinterés; en otras palabras, mantener en la total ignorancia a los espectadores e, incluso, mantenerlos complacidos con ésta es una de sus tareas principales, labor facilitada por la evolución de los medios de difusión masiva.Como primer punto, se describirá el funcionamiento de los medios de comunicación –desde hace poco más de un siglo— enmarcado “en el concepto de la ‘ingeniería del consenso y el control elitista de la sociedad’”, dinámica que fue trazada por el Comité de información Pública de EUA con el afán de movilizar la postura popular a favor de la intervención en la Primera Guerra Mundial. A continuación, se postulará con datos concretos sobre búsquedas, tendencias y menciones que, pese al acceso cada vez más común y abaratamiento de dispositivos con conexión a Internet, el libre camino a la información es más bien un espejismo dibujado por intereses económicos y políticos.En tercer lugar, apoyado en las 10
Estrategias Mediáticas descritas por Chomsky, se presentarán ejemplos concretos que apoyan lo referido por el lingüista norteamericano, puntualmente en los puestos 7 y 8: “Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad” y “Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad”, respectivamente. A la vez, se explicará el éxito de estos mismos contenidos, medios y personajes tomados como ejemplos. A modo de cierre, se realizará una crítica contra los contenidos difundidos como “informativos” por su poco valor en este rubro o por su postura tendenciosa encuadrada por un
doble estándar según la conveniencia del momento; el señalamiento se extenderá a los grandes consorcios en el negocio de la información por el tratamiento que se le dan a las noticias (como si de una mercancía se tratara). En el mismo sentido de crítica, se hará mención de los
creadores de contenido subido a plataformas sociodigitales así como de las afamadas productoras de la industria cultural (cine, música, TV,
streaming) por su papel en la
Sociedad del Espectáculo y la opinión pública.