Resumen de la Ponencia:
El uso masivo de Internet, ha promovido la transformación para realizar diferentes actividades, una de ellas tiene que ver con las formas de trabajo y la búsqueda de ingresos económicos. En México, durante la pandemia generada por la COVID-19, se hizo popular el término
Nenis para señalar a las mujeres que usan redes sociales con el fin de comercializar diferentes productos. La palabra
Nenis era usada como una forma de burla, algunas imágenes y/o memes que circulaban por internet recalcaban incluso un tono clasista por el hecho de revender productos de segunda mano, no contar con un local para sus ventas o por la forma de dirigirse a sus clientas. Sin embargo, este peyorativo fue resignificado por las propias mujeres que se desarrollan en estas actividades. En este contexto, el objetivo principal del presente texto es analizar prácticas discriminatorias de derivadas del racismo y el clasismo, que las mujeres dedicadas a las ventas por redes sociales han experimentado. En México las razones por las que las personas señalan sufrir mayor discriminación tienen que ver con la falta de recursos económicos y la apariencia física -incluido el color de la piel- (Encuesta Nacional Sobre Discriminación en México, 2017) y esto es notorio en las discriminaciones que enfrentan las
Nenis, pues se cuestiona su origen, forma de vestir, de hablar, color de piel, etc. En este sentido es importante mostrar cómo a pesar de las múltiples discriminaciones que viven, las mujeres dedicadas a las ventas en línea transforman, tanto en el contexto
online como
offline, para resignificar las experiencias de la precariedad laboral.A partir del método etnográfico se realizaron observaciones
online y
offline, así como entrevistas etnográficas y entrevistas semi-estructuradas individuales a mujeres que se dedican a la comercialización de mercancías en Facebook. Sobre la base del análisis de estos datos se realiza una reflexión sobre las experiencias de discriminación que experimentan las
Nenis para mostrar cómo pese a ello, cuentan con capacidad de agencia que les permite encontrar la posibilidad de convertir los bazares en una herramienta para afrontar los obstáculos en el ingreso al mundo del trabajo (como son los empleos con baja remuneración o la no consideración de empleadores para la conciliación trabajo-familia), así como la búsqueda de ingresos extra para apoyar la economía familiar. Finalmente, se muestra como algunos espacios online -grupos de Facebook- son autoorganizados por las usuarias, quienes también gestionan espacios públicos que les permiten reunirse de forma segura, donde la colectividad reafirma la concepción del ser en las relaciones que dan sentido a pertenecer y permanecer del grupo.