Resumen de la Ponencia:
La recolección no sólo es una práctica a través de la cual se obtienen alimentos e insumos para fabricar muebles, obtener leña u otros materiales para hacer artesanías o utensilios de cocina. Es una manifestación de los conocimientos que las personas tienen de su entorno, del clima y de los lugares sagrados. Este es el caso de los totonacos de Veracruz, quienes no sólo son expertos recolectores, sino que también procuran el cuidado de los espacios en los que realizan ésta práctica, ya sea que se trate de la milpa, del monte o del traspatio, hombres y mujeres tienen una relación de respeto con dichos lugares, por esta razón, la ritualidad se hace presente a través de ceremonias como las peticiones de lluvia. Es en este contexto que los totonacos solicitan tener agua para las milpas y para los traspatios, lo que se traduce en poder cosechar y recolectar plantas comestibles a lo largo del año y con las cuales preparan diversos platillos y bebidas.
Es por ello que esta ponencia tiene por objetivo, destacar los conocimientos y usos de las plantas comestibles de recolección en la cocina totonaca de la Sierra de Papantla, Veracruz. Los datos que presento en esta ponencia provienen de mi trabajo de campo realizado en diferentes estancias en la costa y sierra totonaca de Veracruz (entre el 2009 y el 2020), así como de los recorridos en mercados y tianguis en la Sierra de Papantla (entre el 2017 y el 2019).
Introducción:
El objetivo de este trabajo es destacar los conocimientos y usos de las plantas comestibles de recolección en la cocina totonaca de la Sierra de Papantla, Veracruz. Dicha práctica, que se ha transmitido de madres a hijas y de padres a hijos, les permite obtener dentro y fuera de la milpa, más de 60 ingredientes necesarios para realizar comidas cotidianas y también rituales, las cuales son destinadas a los muertos, a los santos y al dueño del monte.
El área de estudio se ubica en el Totonacapan, la cual se encuentra conformada por cuatro zonas: Sierra Norte de Puebla, Tierras bajas del Norte de Puebla, Llanura Costera y Sierra de Papantla, Veracruz (Velázquez, 1995). En este trabajo me refiero a la región de la Sierra de Papantla, integrada los pueblos de Coxquihui, Filomeno Mata, Mecatlán, Chumatlán, Zozocolco de Hidalgo, Coyutla y Coahuitlán, que están a unos 100 y 800 metros (promedio) sobre el nivel del mar; se caracteriza por su clima cálido-húmedo con lluvias todo el año y en el verano se registran lluvias abundantes (Prontuario de información geográfica municipal de los Estados Unidos Mexicanos, Coxquihui, Filomeno Mata, Zozocolco de Hidalgo, 2009).
La metodología en la que me he apoyado para obtener estos resultados, ha sido el trabajo de campo realizado en diferentes estancias en los municipios de Coxquihui, Chumatlán y Zozocolco de Hidalgo (entre el 2009 y el 2020). Durante estas temporadas he centrado el registro etnográfico en la alimentación en el contexto cotidiano y ritual cuya base son los productos de la milpa y de recolección (quelites, flores, hongos, guías, semillas, vainas, chiles, frutos, hojas para envolver tamales, hierbas aromáticas, plantas medicinales y leña para cocer sus alimentos). Para ello, recurrí a la observación participante, las entrevistas (a campesinos, molenderas y comerciantes), el registro fotográfico y los recorridos en mercados y tianguis de Coxquihui y Zozocolco de Hidalgo en Veracruz y en los de Cuetzalan y Huehuetla, en Puebla (entre el 2017 y el 2019), y a través de ello, he podido identificar la relevancia que tiene la recolección en la alimentación y en la vida ritual de los hombres y mujeres totonacos.
Gran parte de los datos presentados en este trabajo, acerca de la recolección de plantas comestibles en el Totonacapan, forma parte de la investigación que actualmente realizo para mi proyecto doctoral en Antropología, en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Desarrollo:
Los totonacos de la Sierra de Papantla, obtienen sus alimentos de cuatro formas, principalmente: a través de la cosecha en la milpa; la compra de productos en el mercado y tianguis, la cría de animales (pollos, cerdos, guajolotes y patos), y la recolección de plantas comestibles, hongos y flores, dentro y fuera de la milpa.
Entre los totonacos de la Sierra de Papantla, la recolección es una actividad importante porque a través de ella obtienen alimentos para consumo cotidiano y ritual. El número de plantas alimenticias que pueden obtenerse dentro y fuera de la milpa es alto. Por ejemplo, en el pueblo de Filomeno Mata se ha identificado que, de 110 especies de recolección, 64 son comestibles, entre ellas dos tipos de hongos y siete de quelites (López Santiago, 2019). Entre los pueblos de Chumatlán y Coxquihui se encontró que, de 58 especies de recolección, 53 son comestibles, de ellos, tres corresponden a hongos y 12 a quelites (Diario de campo de la autora, diciembre de 2019).
Los primeros acercamientos para conocer el consumo de hongos y quelites entre los totonacos de la Sierra de Papantla, dan cuenta que no sólo son expertos recolectores, sino que también son dueños de un gran conocimiento del entorno y del clima. Además, procuran el cuidado de los espacios en los que realizan dicha práctica: milpa, traspatio y monte. Hombres y mujeres tienen una relación de respeto con dichos lugares, por esta razón, la ritualidad se hace presente a través de ceremonias realizadas a lo largo del año, a través de las cuales piden agua para las milpas y para los traspatios.
Los principales alimentos recolectados en la sierra totonaca son quelites, flores, hongos, semillas, vainas, chiles, frutos, hojas para envolver tamales, hierbas aromáticas y plantas medicinales, entre otros como chayotes, tomatito de milpa, papa de monte y ojite.
Otros productos recolectados en la sierra son la leña, que usan para cocinar los alimentos y para ahumar pescados en Semana Santa; miel de abeja que utilizan para endulzar bebidas como los atoles; cera de abeja, la destinan principalmente para elaborar ceras que se ofrendas a los santos en las fiestas patronales; madera, la utilizan para fabricar muebles y para hacer utensilios de cocina como cucharas y bateas; tarro (Guadua aculeata), que usan como cucharas para mover los atoles y también para elaborar altares y andamios (Diario de campo de la autora, diciembre de 2019).
Quiero destacar que los quelites, flores y hongos son de alta importancia en la dieta de los totonacos de la Sierra de Papantla, porque complementan al maíz, frijol, calabaza, chayotes y chiles, principales productos de la milpa. Los quelites se recolectan dentro y fuera de la milpa, entre marzo y abril y en las temporadas de lluvias, entre julio y septiembre.
Los quelites que se recolectan dentro de la milpa son, el malvarón, quintonil (morado y blanco), hierba mora, pápalo, guías de calabaza y de chayote. En el traspatio se encuentran la cebollina y la flor de gasparito. En el monte recolectan los quelites llamados, bigote de acamaya, quixtak o pata de gallo y el sayukaka, lengua de vaca, guías de chayote, guías de calabaza, cebollina y flor de gasparito (Méndez, 2021).
Una flor muy apreciada y consumida es el pichoco o gasparito (aunque se le considerada un quelite, en el caso de los totonacos, se le reconoce como una flor). El pichoco crece en un árbol y florece entre los meses de marzo-abril y entre octubre-noviembre.
Los hongos más consumidos son el de chaca y el de jonote, y sólo es posible recolectarlos durante la temporada de lluvias, que va de julio a septiembre. El otro hongo comestible es el de maíz o huitlacoche, que se recolecta en la milpa. Los hongos de chaca y jonote crecen en los árboles que se están pudriendo. Los hongos ayudan a que estos árboles, se descompongan (López Santiago, 2019).
Las plantas comestibles, ya sea que se hayan recolectado directamente dentro o fuera de la milpa o bien, que hayan sido compradas en los tianguis y mercados, deben consumirse lo más pronto posible, porque se trata de plantas tiernas que, si no se refrigeran, pueden descomponerse. En la Sierra de Papantla no todas las familias cuentan con energía eléctrica ni con refrigerador, por lo que dichas plantas son consumidas muy frescas. Así que una vez que son adquiridas dichas plantas, se lavan con agua y se comen crudas, hervidas o guisadas.
Cabe subrayar que, en la sierra, las mujeres preparan una diversidad de platillos con quelites, hongos y flores. A continuación, describo dos recetas que se preparan en contextos rituales; fueron compartidas por molenderas y amas de casa de la sierra, en cuyas cocinas destaca la preparación de estos alimentos, en combinación con el maíz, chiles, calabazas, frijoles y jitomate.
La primera receta es la de los “quelites ajonjolinados”. La señora Celia, originaria de Coxquihui, me platicó que primero tuestan el ajonjolí, luego lo muelen y lo reservan. Después hierven los quelites (alfalfa o malvarón) en un poco de agua, ahí agregan el ajonjolí, el chiltepín o chile de árbol machacado o picado, la hoja de aguacate, un poco de jugo de limón y sal. Dejan que se integre todo, que dé un hervor y se sirve. Los quelites con ajonjolí se comen con tortillas de maíz nixtamalizado, generalmente recién hechas y cocidas en el comal (Celia García Gómez, entrevista, marzo de 2018). Este platillo forma parte de las comidas rituales que se preparan para las peticiones de lluvia, una de ellas es la Cena del Señor que se realiza el Jueves Santo, durante la Semana Santa (marzo-abril)
La segunda receta es la de las “púlaclas”. Las púlaclas son tamales de frijol que se pueden preparar cualquier día del año, pero son preparados especialmente durante las peticiones de lluvia o para Día de Muertos, que es cuando hay flor de pichoco. Las púlaclas son uno de los tamales preferidos entre los totonacos, y las recetas varían de un pueblo a otro, incluso hay diferentes versiones dentro de una misma localidad, por ejemplo, entre Coxquihui y Zozocolco de Hidalgo, puede llevar flor de pichoco o no, pueden llevar ajonjolí o xuta que es un piñón (Gómez-Pompa et al., 2009), y a la masa se le puede agregar manteca o no.
Una de las muchas versiones de esta receta es la de la señora María, originaria de Coxquihui. “Se pone a cocer el frijol. El ajonjolí se tuesta. El chayote y calabacitas se cortan en cuadritos chicos. El chile serrano y jitomate se muelen en la licuadora. Y cuando ya está cocido el frijol se le pone el chayote y las calabacitas. El ajonjolí también se muele en la licuadora y se le pone. El cilantro se pica en pedazos chicos y se le pone” (María Martínez Luna, entrevista, agosto 2020). Estos tamales pueden envolverse con hojas de maíz o de xkijit (Renealmia alpinia) o de plátano, la señora María menciona que ella prefiere las hojas de plátano porque “le dan mejor sabor” (Méndez, 2020, p. 9).
Conclusiones:
Ha sido mi interés en este trabajo, destacar los conocimientos y usos de las plantas comestibles de recolección que se usan en la cocina totonaca de los pueblos de la Sierra de Papantla, Veracruz. Dicha práctica, se ha transmitido de generación en generación y se realiza en espacios que los totonacos cuidan como son la milpa, el monte y el traspatio. Es por ello que la ritualidad se hace presente a través de ceremonias realizadas a lo largo del año, a través de las cuales piden agua para las milpas y para los traspatios, lo que se traduce en poder cosechar y recolectar más de 60 ingredientes necesarios para preparar diversos platillos y bebidas cotidianas y rituales.
Es por ello que he destacado las recetas de los quelites ajonjolinados y las púlaclas, platillos rituales que se preparan en la Semana y en el contexto de las peticiones de lluvia, y que son destinados tanto a los santos como a los antepasados (a los muertos).
Después de este repaso, mi reflexión final es que la recolección no sólo es una práctica a través de la cual se obtienen insumos para fabricar muebles, obtener leña u otros materiales para hacer artesanías o utensilios de cocina. A través de dicha práctica, también obtienen plantas medicinales y plantas comestibles que le permite complementar sus dietas, a lo largo del año. La recolección es una manifestación de los conocimientos que las personas tienen de su entorno, del clima y de los lugares sagrados.
Bibliografía:
Gómez-Pompa, A. et al. (2009). La xuta se come. Kin chutakan wakan. México. Universidad Veracruzana. https://www.yumpu.com/es/document/read/16167675/la-xuta-se-come-universidad-veracruzana
López Santiago, Marco Andrés (2019). “La valoración de los servicios ecosistémicos desde la cosmovisión indígena totonaca”, Madera y Bosques, 25 (3). https://myb.ojs.inecol.mx/index.php/myb/article/view/e2531752
Méndez Martínez, E. M. (2021, diciembre). "Del monte a la cocina. Recolección en el Totonacapan", La Jornada del Campo, núm. 171, p. 4. https://www.jornada.com.mx/2021/12/18/delcampo/articulos/monte-cocina.html
----- (2020, agosto-octubre). “Lás púlaclas, una receta de las abuelitas totonacas”, Cielo sur, núm. 1, pp. 6-9. https://www.cielosur.org/2020/11/pdf-cielo-sur-1-la-memoria.html
Prontuario de información geográfica municipal de los Estados Unidos Mexicanos, Coxquihui, Filomeno Mata y Zozocolco de Hidalgo, Veracruz de Ignacio de la Llave (2009).
Velázquez Hernández, Emilia (1995). Cuando los arrieros perdieron sus caminos. La conformación regional del Totonacapan. México. El Colegio de Michoacán.
Palabras clave:
Cocina – Recolección – Totonacos de Veracruz