Resumen de la Ponencia:
Durante el año 2020, el mundo vivió una serie de eventos y cambios producto de la pandemia, los cuales detuvieron la recuperación del espacio público tan enérgicamente demandado por el movimiento social que inicia en octubre del 2019 en Chile. En su reemplazo, experimentamos la instalación de un sistema social de comunicación a distancia que impactó severamente los procesos de transformación política que Chile vivía y, peor aún, hizo agravarse la crisis económica y política que dieron motivos a la revuelta. En cuanto la pandemia se declara, el COVID domina la agenda del espacio público, tanto como tema –una emergencia sanitaria que abarcaba, literalmente, a todo el mundo--, y como objeto de transformación. El espacio público, en particular el relativo al arte y la cultura, se adaptó a un territorio de características virtuales, habilitado por tecnologías de información telemáticas que se convirtieron en el principal motor de nuevas formas de producción, en todas las esferas culturales y económicas.El potencial emancipatorio y transformador de la perspectiva de género en el arte, la ciencia y las tecnologías, por tanto, entiende la generación del conocimiento distanciada del capital, reorientando su objetivo hacia la sostenibilidad de la vida y un futuro próspero e inclusivo. Dicho potencial es disruptivo, ya que cuestiona y critica todo, agitando la organización del poder. La creación artística desde estos abordajes feministas, se dispone a bordar para desbordar las estructuras impuestas, recuperar los espacios públicos y aprehender a habitar estos sitios se vuelve imperativo cuando el buen vivir requiere de nuestro desplazamiento como sujetas que han estado históricamente invisibilizadas de lo público. Discutir la epistemología del arte –la creación artística– por tanto nos permite re-habitar espacios a la vez que podemos modelar nuevas formas de habitar. ¿Qué pasa cuando transgredimos los espacios? El hecho que este cierre de la potencia transformadora haya devenido en un cambio que modificó las formas de comunicación y producción social, constituyó en un primer momento un llamado a la adaptación: a levantar plataformas, discursos y modos de comunicación, que a modo de ensayo y error se fueran adaptando a las condiciones del presente. La necesidad de multiplicar los puntos de vista, entonces, busca explicitar las marcas de género de lxs sujetxs de enunciación y creación, particularmente de las mujeres, diversidades, y subjetividades interseccionales. Particularmente en la ciencia, tras su supuesta neutralidad, se oculta el carácter masculino de
quien crea. Esta epistemología feminista también
devela que esta creación masculina se nutre principalmente del sentido de la visión, subordinando otros sentidos, precisamente los que el arte dispone a la presencia y la experiencia.