Resumen de la Ponencia:
Los movimientos de mujeres y feministas surgieron y se consolidaron especialmente en sociedades de postguerra como El Salvador -y Guatemala- en el marco del giro neoliberal en la región centroamericana, como parte de los procesos de resistencia y lucha frente a los límites a la participación política de las mujeres, durante los primeros años de la década de los noventa. (Navas, Orellana y Umaña, 2007).En el proceso de crecimiento de estos movimientos se observa su resistencia a conservadurismos que desde el interior de organizaciones revolucionarias en la guerra civil así como sociales y políticas luego, han procurado sostener la hegemonía del poder patriarcal, al que han enfrentado con estrategias de acción y lucha creativas para incidir en el sistema político, con importantes logros en incorporación de sus demandas y su representación, lo que contribuyó a avanzar en derechos hasta finales de la década anterior. Sin embargo, y pese a la capacidad de incidencia desarrollada por estos movimientos, las estructuras patriarcales de poder no lograron sortear el desafío de gobernar en una oportunidad histórica de apertura y cambio político para las izquierdas en el nuevo siglo (Grégori 2017), corrompiéndose a la usanza habitual, lo que les desgastó como partidos políticos tradicionales y abrió la puerta para un giro neoconservador, fortaleciendo los fundamentalismos en la región (Sagot, 2019).De esta forma, en los últimos gobiernos en la mayor parte de la región, así como particularmente en El Salvador, los movimientos feministas encaran procesos de regresión autoritaria, con una estigmatización, persecución, judicialización y represión de la movilización y las protestas. En el caso de El Salvador y Nicaragua se observan procesos de desmantelamiento de organizaciones sociales a causa de regímenes dictatoriales y de excepción, incluidas organizaciones de mujeres, que en contexto de pandemia han sido las primeras en organizar y sostener sus protestas de calle, recuperándose muy rápidamente de la desmovilización enmarcada en el confinamiento por COVID-19 durante el 2020. Así, las mujeres siguen resistiendo desde diversos frentes: en las casas, en las redes sociales, en las calles,en la investigación social feminista, y en la comunicación social, política y científica, haciendo visibles las históricas desigualdades y violencias que se expresan en “la división sexual del trabajo, el sistema reproductivo y el trabajo doméstico” (Batthiány,
Coord. 2020). y se profundizan y agudizan para las mujeres en este contexto. Como metodología, el abordaje se realiza cualitativamente a partir de experiencias de observación participante en El Salvador y Centroamérica a través de trabajo gremial y como parte de redes académicas de mujeres y feministas desde el año 2018 a la fecha. Complementariamente se ha realizado análisis de contenido como base para sistematizar información sobre el desarrollo, avances y análisis sobre movimientos feministas.