Resumen de la Ponencia:
La integración económica en América del Norte es, como todo proyecto de este tipo, un pacto entre entre amigos que toman el riesgo de fundir las economías nacionales y atar el logro de los intereses y objetivos de sus naciones al avatar de los otros, en el convencimiento que ni el proteccionismo ni el libre comercio los garantizan. Encierra por los compromisos de mantener los marcos, las normas económicas existentes impidiendo que, por ejemplo, cambios políticos radicales alteren el curso económico e institucional existente. En el T-MEC, Estados Unidos es el líder preponderante, actor clave en el desarrollo de la relación y, por extensión de México y Canadá. Después de décadas de integración silenciosa de México con Estados Unidos, la cual se formaliza en 1994 con la firma del TLCAN, en el cual participa Canadá, el tratado fue actualizado durante el 2017-2018, debido a las demandas del entonces presidente Donald Trump, la cual formó parte de su agenda de política comercial, en la cual dinamizó diversos instrumentos, tanto económicos como comerciales, esto es, a partir de la implementación de su diplomacia económica, acompañadas de diversos discursos en retirar a Estados Unidos durante el proceso de negociación del acuerdo, donde se hizo patente la delgada línea entre asuntos comerciales y no comerciales; como el tema migratorio o la cooperación en materia de seguridad, en el marco de una guerra comercial entre Estados Unidos y China y la pandemia por COVID-19. En este contexto, se realizó la negociación y posterior implementación del T-MEC. La ponencia se centra en cuestionarse si el T-MEC abre nuevos rumbos para fundir el potencial económico de América del Norte y las oportunidades que éste pueda brindar, por un lado, a México y, por el otro, analizar el impacto comercial en la región de América del Norte el marco de un contexto internacional bélico -guerra en Ucrania-, partiendo de la estructura del intercambio comercial de los últimos años en el cual China ha jugado y juega un rol importante, así como los potenciales efectos en la región Latinoamericana. Para ello, la ponencia se divide en tres secciones: la primera, sintetiza el contexto en el cual finalizó la negociación con la participación de un negociador del entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador; la segunda explora si el T-MEC abre nuevos rumbos para integrar el potencial económico de México en la región de América del Norte; la tercera analiza la similitud de las exportaciones chinas y mexicanas al mercado de Estados Unidos, evalúa las áreas de oportunidad de México y el comercio intra-industrial. Finalmente, se proponen algunas reflexiones en torno a los efectos comerciales de la guerra en Ucrania en la región de América del Norte y América Latina.Resumen de la Ponencia:
En las últimas tres décadas el intercambio comercial entre países ha alcanzado sus máximos niveles históricos, de manera que cada vez es más frecuente que los consumidores y productores de bienes se sitúen a grandes distancias (Liu, 2013) formando sistemas acoplados. La interdependencia comercial exige mayor competitividad, mejor legislación, pero también requiere cooperación y unión para tomar decisiones conjuntas frente a problemas globales como el cambio climático, el aumento de la inequidad, las pandemias y los conflictos.La pandemia ralentizó el intercambio internacional por el cierre de muchas actividades económicas clasificadas como no esenciales; sin embargo, muchas actividades no esenciales siguieron funcionando, en particular, aquellas conectadas a mercados internacionales. En esta presentación analizamos la producción y el intercambio internacional del aguacate producido en Michoacán, México. Pese a que la mayoría de las actividades resultaron afectadas negativamente debido a la pandemia, esta actividad permaneció en ascenso superando el volumen de exportación registrado previo a la pandemia. La presentación muestra el inicio de las exportaciones de aguacate mexicano a Estados Unidos -al final de la década de 1990- que provocó un gran optimismo y una sensación de bienestar para los municipios productores. Treinta años después las exportaciones se mantienen en auge, pero existe una situación de dependencia comercial que pone en desventaja las exportaciones mexicanas de aguacate y que agrupamos en tres resultados de la interdependencia: 1) Aproximadamente el 80% de las exportaciones de aguacate están en manos de empresas de capital extranjero; 2) Una jerarquía a partir de un Plan de Trabajo diseñado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos que establece las normativas para la producción de aguacate con efectos dañinos para el medio ambiente; 3) Una sociedad estratificada con ciudadanos de primera y de segunda clase, que exhorta a garantizar la seguridad y protección a extranjeros involucrados en el proceso de exportación, mientras que la población local (e.g. productores) carece de condiciones de seguridad que prioriza los sistemas de seguridad que garanticen la inocuidad y el transporte del fruto al país receptor.Concluimos señalando que las dinámicas de los mercados internacionales facilitan la interdependencia global basadas en la lógica de los mercados. Actualmente el modelo de interdependencia global es extractivo donde el país receptor recibe los beneficios, pero no comparte los costos ambientales y sociales del país productor. Aunque en la década de 1990 se inició con un modelo de cooperación e inclusión, treinta años después se ha transformado en un modelo de competitividad y extractivismo que exige el correcto funcionamiento de instituciones para evitar el desastre y la pérdida de control en un contexto de mercados globales. Liu, J., et al., (2013). Framing Sustainability in a Telecoupled World. Ecology and Society, 18(2):26.Resumen de la Ponencia:
O objetivo deste trabalho é analisar se as relações da China com o Brasil e a Argentina contribuem para o fortalecimento ou enfraquecimento do MERCOSUL.Durante o século XX, foi ampliada a presença de capitais dos EUA e de países da Europa e do Japão e, atualmente, o destaque vem sendo a crescente presença dos capitais chineses.Nas últimas décadas, a América Latina tem passado por uma crescente aproximação com a China, que hoje é o segundo parceiro comercial da região e o primeiro da América do Sul. Isso tem sido visto pelos mandatários e empresários dos países da região como uma relação benéfica para ambos os lados – sendo, inclusive, considerada uma cooperação nos moldes Sul-Sul, alternativa ao “Consenso de Washington”.É uma relação assimétrica, que vem se desenvolvendo em sintonia com o progressivo processo de conversão do país asiático ao capitalismo, iniciado com a abertura e as reformas pró mercado no final da década de 1970.A região vive uma crescente desindustrialização e reprimarização, cenário do qual a China, dialeticamente, se beneficia e intensifica, contribuindo para o extrativismo mineral e de petróleo, o avanço do agronegócio e o enfraquecimento da soberania da Argentina e do Brasil e da integração regional e sub-regional. Na medida em que as balanças comerciais passam a depender desse comércio, isso expõe o grau de dependência dos países do Mercosul em relação à China.Este contexto reflete a opção política que os estados sul-americanos fizeram ao longo de suas histórias e que, desde a década de 1980, se deu pela abertura ao capital estrangeiro, à financeirização da economia, à quebra de medidas protecionistas e o travamento do capital produtivo.Os resultados já obtidos em nossa pesquisa indicam a hipótese de que: 1) Existem particularidades da Argentina e do Brasil, mas é comum aos países do MERCOSUL um padrão de exportações de bens primários e importação de bens industrializados e capitais; 2) Independentemente da alternância de governos entre forças políticas oponentes, consideradas neodesenvolvimentistas, ultra neoliberais ou conservadoras, a China segue avançando sua inserção na região; 3) Esse padrão promove um enfraquecimento das relações entre seus países em proveito de relações bilaterais com a China; 4) A China mantém com a região uma relação que se assemelha às relações Norte-Sul e diversifica a dependência da América do Sul; 5) Enfim, a potência asiática já tem características importantes de um país que constituiu uma relação imperialismo-dependência na região.Nossa metodologia faz uma interlocução dialética entre um referencial teórico baseado principalmente nas teorias do imperialismo e da dependência e aos contextos nacionais e internacionais e um levantamento de dados empíricos quantitativos e qualitativos entre os anos de 2000 e 2020.Resumen de la Ponencia:
El objetivo de este artículo es estudiar el regionalismo latinoamericano del siglo XXI a partir de los casos de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Esta investigación parte de la hipótesis que la UNASUR y la CELAC evidencian la capacidad de resiliencia y búsqueda de autonomía del regionalismo latinoamericano. El abordaje se realiza a partir de una perspectiva histórica del regionalismo latinoamericano, que pasa por las llamadas olas del integracionismo sudamericano, las teorías de la integración regional, y finalmente por un análisis de la UNASUR y la CELAC.Resumen de la Ponencia:
A globalização ultrapassa fronteiras de países a fim de promover a integração econômica. Assim, surgiu a proposta de criação do corredor bioceânico para interligar territórios cujos destinos são os portos presentes no oceano atlântico e pacífico levando em consideração a importância sociocultural e econômica ocorrendo assim a geração de vantagens competitivas. A finalidade de interligar Brasil, Argentina, Paraguai aos portos do Chile com o intuito de escoar parcela significativa da produção para o continente asiático. Nesta conjuntura, os eixos de integração e desenvolvimento define o corredor bioceânico como instrumento de crescimento das regiões por onde passa o corredor rodoviário. Para Celso Furtado, a integração permite maximização dos ganhos em âmbito regional. Assim, sugere que os países reunidos em objetivos financeiros precisam planejar repartições das unidades produtivas. Ao facilitar o escoamento da produção oriunda dos signatários do Mercado Comum do Sul (Mercosul) o corredor deverá colocar a rota do Pacífico como alternativa ao Atlântico. Neste sentido, a expectativa é que o empreendimento reduza os custos de transporte e solucione problemas logísticos. Dessa forma, destaca-se que a integração econômica regional desenvolvida abertamente deve garantir sustentabilidade econômica, social e ambiental, através da interdependência econômica que avança as fronteiras dos países. A proposta do corredor bioceânico tem como ponto de partida o município de Campo Grande-MS no Brasil, destacando as potencialidades das microrregiões do estado com vistas a exportação. Trata-se de um modelo econômico agroexportador que tem passado por diversificação produtiva. O corredor bioceânico deve aumentar o fluxo de comércio entre essa região e os países por onde passa, além de abrir novas oportunidades de negócios, incluindo as atividades familiares. A inserção do comércio internacional é fundamental para o crescimento econômico de uma região, além de contribuir para reduzir os custos de transações e promover um saldo da balança comercial favorável. Ainda, a proposta prevê o desenvolvimento do turismo no entorno da nova rodovia. A proposta ainda está no nível de estudos em cada país pelo qual passa o corredor e avaliação de cada país sobre as possíveis oportunidades e dificuldades que sobre a questão da integração econômica.Resumen de la Ponencia:
A crise financeira global de 2008 desencadeou uma grande recessão e representou, de acordo com Dumenil e Levy (2014), uma crise do próprio capitalismo neoliberal. Assim, a necessidade de se realizar transformações nas políticas econômicas e no capitalismo neoliberal mostrou-se incontornável. As crises capitalistas se confirmaram cíclicas em 2008. Em decorrência disto, a destinação de parcela significativa dos investimentos públicos nas áreas sociais para o setor financeiro intensificou-se (BALANCO; NASCIMENTO, 2021). Essas turbulências refletem-se nos processos de integração regional. Acompanhando as tendências globais, as trocas econômicas, as taxas de investimento e circulação de capital, como preveem os estudos, se contraíram, em consequência das incertezas na economia mundial. Com a pandemia do Sars-Cov2, a crise se agravou ainda mais, sobretudo, nas periferias e semiperiferias do sistema global. Com a criação de novas vacinas e a imunização da população, ainda que de forma desigual, a recuperação mundial tende a ser lenta. E com as reformas orientadas pelo mercado e a redução da proteção social através das políticas de austeridade, a realidade social de muitas nações torna-se ainda mais severa(BLYTH, 2018). Feitas estas considerações, este estudo se propõe a analisar os desdobramentos da crise de 2008, da pandemia do coronavírus, o lugar do capital financeiro no aprofundamento das desigualdades globais e sua interface com a integração regional, sendo este o tema do estudo. Para isso, utilizaremos o Mercado Comum do Sul como objeto, em especial, Argentina e Brasil.O problema de pesquisa é: Em um cenário de crise do capitalismo neoliberal agravada pela pandemia e expansão das desigualdades globais, como a integração regional pode contribuir no enfrentamento das crises argentina e brasileira? Partimos da hipótese que transformações na natureza do capitalismo, inevitavelmente afetarão os processos de cooperação, integração e os assuntos internos das nações.O objetivo geral é analisar os impactos socioeconômicos da crise do capitalismo neoliberal, da pandemia e das desigualdades globais no MERCOSUL. Os objetivos específicos são: 1) averiguar como o MERCOSUL incide atualmente nos interesses e projetos de recuperação de Brasil e Argentina, e; 2) analisar como a integração regional contribui ou não para o enfrentamento das desigualdades.Trata de uma pesquisa qualitativa, exploratória e o marco teórico a ser trabalhado é o de(s)colonial e as abordagens críticas do estruturalismo latino-americano e da teoria da dependência. Como justificativa, este estudo é aplicável ao GT 24. Também, a integração faz parte das estratégias de desenvolvimento e inserção internacional dos países do MERCOSUL, assim como é uma estratégia de combate ao subdesenvolvimento e isolamento econômico, conforme preceitos da CEPAL. Soma-se a isto que o relatório da CEPAL (ONU, 2022) mostra que a desigualdade na América Latina tem sido subestimada. Por fim, a crise sistêmica completará 14 anos em 2022, evidenciando sua complexidade.Resumen de la Ponencia:
CAMBIOS Y CONTINUIDADES GEOPOLÍTICAS DE LA INTEGRACIÓN. LA ALIANZA DEL PACÍFICO A MAS DE UNA DÉCADA DE SU EMERGENCIA En América Latina existen y han existido a lo largo de las décadas, diversas iniciativas y proyectos de integración regional con objetivos y alcances diferenciados; asimismo han respondido a las tendencias ideológicas de algunas corrientes de pensamiento así como a las de los líderes regionales. Actualmente los procesos de integración regionales registran ajustes derivados de los movimientos globales, los cuáles nos llevan a detenernos para analizarlos y establecer las tendencias geopolíticas que caracterizan a la región latinoamericana. Uno de esos esquemas que han debido adaptarse es la Alianza del Pacífico que en sus 12 años de existencia ha reflejado para sí y contracorriente las tendencias ideológicas que marcan al subcontinente. América Latina ha cruzado por distintas etapas y para este trabajo se han categorizado cuatro de ellas; la primera denominada como de regionalismo cerrado (1960-1990); la segunda, de regionalismo abierto (1990-2005); la tercera regionalismo post liberal (2005-2011) y la cuarta etapa (2011-2021) que responde tanto al regionalismo estratégico hacia afuera como al llamado regionalismo cruzado. Es justo en la cuarta etapa, en la que el análisis que se propone se centra, para mostrar dos cuestiones: la primera el debate que se genera en cuanto a los cambios en la percepción teórica de la categorización de los procesos de integración regional en las cuatro etapas mencionadas y la segunda cuestión es acerca de la reflexión del esquema de la Alianza del Pacífico que emerge en la cuarta etapa y que contiene en su propio desarrollo características de los dos regionalismos: el estratégico hacia afuera y el regionalismo cruzado. Ahora bien, los cambios así como los reajustes geopolíticos para el hemisferio occidental y en específico para la Alianza del Pacífico, se derivan en gran parte por la salida de Estados Unidos del TPP y la reconfiguración de este esquema en su acuerdo sucesor; el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CTPP, por sus siglas en inglés o TPP11); impactan en este escenario el ascenso y avance de China y la evolución del RCEP. Bajo este contexto la Alianza del Pacífico se encuentra en camino para convertirse en la nueva plataforma de articulación de los Estados que quieren conformar un mega bloque de libre comercio entre América Latina y Asía Pacífico. En el subcontinente se vislumbran también los primeros acercamientos entre la AP y el MERCOSUR, ambos con alcances diferentes pero con un elemento en común que es el de potenciar las vías de la integración, es decir la unión en la diversificación. Bajo estas características es que consideramos se puede argumentar los cambios y las continuidades en los procesos de integración regionalResumen de la Ponencia:
A disputa comercial e tecnológica que tem se desenrolado entre China e Estados Unidos da América (EUA) nos últimos anos, em especial sobre a tecnologia 5G, tem provocado impactos no mundo todo. De um lado, os EUA têm pressionado outros Estados para que limitem a presença de empresas chinesas de tecnologia da informação, em destaque a Huawei, em suas infraestruturas de redes de internet nacionais. De outro, a favor da China, contabiliza-se a intensa interdependência que o país já possui com vários Estados em termos comerciais e financeiros, o que acaba por pesar contra as pressões estadunidenses. No caso da América Latina e Caribe, embora os EUA ainda sejam o principal parceiro econômico da região, em vários países, em especial na América do Sul, comércio, investimento, empréstimos e financiamentos com a China já são superiores aos contabilizados com os EUA. Assim, em muitos Estados, a pressão estadunidense para limitar a presença chinesa dentro de seus mercados, conflita com a importância que a China alcançou economicamente para eles, criando um dilema sobre qual país apoiar na disputa pelo 5G. Diante desse cenário, este trabalho pretende contribuir para a compreensão de como os países latino-americanos têm lidado com a disputa pelo 5G. Especificamente, o trabalho teve como objetivo analisar como o Equador tem se colocado perante essa disputa. Após uma breve contextualização do conflito sino-americano e do lugar da América Latina dentro da disputa, o Equador foi escolhido como estudo de caso por ser um dos países da região que possuem intensa relação econômica com a China (ela é sua principal credora externa) e, paralelamente, com os EUA (é seu principal mercado para exportações), sendo que ambos os países esperam ser atendidos no seu pleito: a China não quer ver as operações da Huawei limitadas no país, ao passo que os EUA querem excluir a empresa das redes de 5G do Equador. Nessa cena, a posição do Equador, caracterizada pela dificuldade de escolher entre China e EUA, foi explicada com base em dois fatores. O primeiro: i) nas próprias pressões externas, qual seja, as colocadas pela disputa sino-americana, em especial, pelas pressões exercidas pelos EUA, mas também; ii) por questões internas: na análise da situação do país ficou evidente que a falta de coordenação política e o descompasso fiscal também limitaram o leque de escolhas para as decisões sobre o 5G. Como metodologia, este trabalho utilizou revisão bibliográfica e levantamento de dados primários.Resumen de la Ponencia:
América Latina fue ubicada desde la edad moderna como un exportador de materias primas en el mundo. El Reino Unido y Estados Unidos son ejemplos históricos de como potencias hegemónicas han hecho presencia en la región sobre la base de proyectos de infraestructura que les permitió obtener los commodities necesarios para su crecimiento económico. Al día de hoy, la República Popular de China construye y/u opera proyectos de infraestructura de gran envergadura en América Latina y el Caribe aportando musculo financiero, tecnología, mano de obra y capacidad operativa. Esto, como reflejo de la noción de una comunidad de destino común, que implica que el concierto mundial de naciones alcance un desarrollo económico y social equitativo. No obstante, en la realidad se observa una reprimarización de la economía, arrojando como resultado una reproducción del sistema centro-periferia que aqueja a ALyC desde hace dos siglos. No es un error afirmar que históricamente las inversiones que llegan a la región desde el exterior han apalancado el crecimiento económico en términos del producto interno bruto (PIB). No obstante, uno de los planteamientos de esta investigación va en el sentido de desmitificar que mayores índices de exportaciones, de inversiones y de crecimiento económico se traducen casi automáticamente en un mayor bienestar de la población y en la reducción de los índices de pobreza. De esta manera, el papel que la RPC pueda jugar en ALyC puede ser el mismo que han jugado los Estados Unidos y Europa, en lo que Paul Krugman ha denominado crecimiento empobrecedor (Krugman, et al, 2012). Es decir, siempre puede aumentar el PIB, pero esto no significa siempre que haya mayor riqueza en una nación, o bueno, no debe ser el único indicador a tenerse en cuenta, como funciona hoy en día en el argot popular.Ahora bien, la relación RPC-ALyC ha sido abordada desde el ámbito comercial, resaltando con ello el intercambio asimétrico, desde el aspecto político, los estudios se centran en discutir los esfuerzos diplomáticos para formalizar las relaciones políticas durante las últimas décadas, desde la economía los estudios se han centrado en los flujos de Inversión Extranjera Directa en ALyC. Si bien es cierto que existen estudios alrededor de la construcción de proyectos de infraestructura en ALyC por parte de empresas estatales chinas, el cuestionamiento clave que ha guiado dichos estudios están centrados en impactos macroeconómicos, flujos de inversión, creación de empleo, aumento de la competitividad empresarial y comportamiento del flujo comercial. La problematización practica de estos estudios es que ninguno aborda los proyectos de infraestructura como mecanismos hegemónicos de la RPC.Resumen de la Ponencia:
Esta ponencia tiene como objetivo discutir la relación entre Brasil, la economía más grande de América Latina, y China, la economía más grande de Asia y en vías de convertirse en la economía más grande del mundo. El enfoque tiene un carácter histórico, desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países, en la década del ochenta del siglo XIX, y llega hasta los días de hoy, pasando por la ruptura de lazos entre los dos países en 1949 y su reanudación en 1974. Sin embargo, la discusión principal se concentra en las relaciones contemporáneas entre los dos países, con énfasis en la economía, y especialmente en el comercio, con el marco histórico de la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en diciembre de 2001, así como la actuación de ambos países bajo los BRICS, a partir de 2006. También pretendemos discutir los acuerdos de cooperación establecidos en este siglo por las dos naciones y la progresiva conversión de China en principal socio comercial de Brasil en el mismo período, con énfasis en las exportaciones, por parte de Brasil, de derivados de soja, petróleo y hierro al socio asiático. A diferencia de muchos otros países latinoamericanos, Brasil tiene un superávit comercial significativo con China y, hasta la fecha, un gran potencial como receptor de inversiones extranjeras directas chinas aun no totalmente concretizado. La posible implementación de un proyecto nacional de desarrollo brasileño, a partir de esta tercera década del siglo XXI, difícilmente poderia ignorar el potencial de Beijing en términos de cooperación científico-tecnológica y de atracción de inversiones en los sectores productivos, de servicios y de infraestructura. Hay una cantidad gigantesca de datos, documentos oficiales de gobiernos y entidades multilaterales, artículos académicos y libros que tratan del tema de las relaciones exteriores de China, de sus relaciones con América Latina y el Caribe en general y de sus relaciones con Brasil en particular. Son innumerables las interpretaciones, fuentes y corrientes teóricas. De nuestra parte se pretende describir de manera crítica los principales rasgos de las relaciones entre China y Brasil en el largo plazo y en la actualidad y de la elección de algunos indicadores y perspectivas teóricas para estructurar la discusión. La ponencia tendrá seis breves secciones: las relaciones históricas entre China y Brasil; la idea de los dos países como modelos de desarrollo complementario; las relaciones económicas contemporáneas; las potencialidades de alianzas bajo las tecnologías del siglo XXI; y la cooperación reciente llevada a cabo por ocasión de la pandemia del covid-19. Al final, una breve sección con especulaciones sobre el presente y el futuro de las relaciones entre Brasil y China.Resumen de la Ponencia:
O objetivo do presente texto é discutir as implicações geopolíticas e econômicas da crise do capitalismo global para a América Latina, em especial o esgotamento do ciclo de commodities. Este contexto coloca a necessidade de novas estratégias de desenvolvimento para os países latino-americanos, que deem conta da inclusão social e da crise ambiental, ainda mais que a região, nos últimos anos, tem apresentado acentuada instabilidade política e um baixo crescimento.
Introducción:
A América Latina apresenta uma, segundo dados do FMI (2022), uma desaceleração econômica desde o fim do boom de commodities (2003-2013). De 2013 a 2021, o crescimento médio do PIB foi de 0,7%. Este desempenho contrasta com o da fase expansiva, entre 2003 e 2012, quando o PIB regional cresceu em média por ano 3,92%. A tendência ao baixo crescimento é anterior à crise decorrente da Pandemia de COVID 19 e às turbulências causadas pela guerra na Ucrânia, pois entre 2014 e 2019 o crescimento médio do PIB foi de 0,3%. Eventos que agravaram a situação e denotaram as vulnerabilidades do modelo de crescimento calcado nas exportações de produtos primários. Apesar da recuperação da economia regional em 2021, o cenário não é favorável. Depois de crescer 6,9% neste ano, o FMI prevê um crescimento de 3,0%, em 2022, e de 2,0%, em 2023. Um desempenho inferior ao previsto para a economia mundial e para os países emergentes e em desenvolvimento.
No período recente, de acordo com a CEPAL (2022), acompanhando a deterioração da economia, observa-se um declínio dos indicadores sociais e ambientais. A porcentagem de pobres, em 2014, era de 27,8% da população e a da pobreza extrema de 7,8%. Em 2021, estes números foram respectivamente 32,1% e 13,8%. Neste último ano, o desemprego na região foi de 9,6%, apesar da recuperação da economia, sendo que, em 2011, a taxa era de 6,7% .
Este desempenho indica os limites da estratégia de desenvolvimento adotada nos últimos anos por diferentes governos, inclusive aqueles de tendência de centro-esquerda que dominaram o cenário regional na primeira década do século XXI. Essa estratégia de desenvolvimento denominada por muitos autores de neoextrativista vem sendo duramente criticada. Discutir o desenvolvimento continua central em uma região marcada pela desigualdade social, pela pobreza, pelo baixo desempenho econômico e pelo agravamento da crise ambiental. A questão que se coloca é como enfrentar esses problemas simultaneamente.
Segundo Svampa (2019), estaríamos diante do esgotamento do extrativismo e do neoextrativismo (implementado pelos governos progressistas), concebido “como um ‘modo particular de acumulação’”, no qual, diferentemente do extrativismo tradicional, adotado pelos governos conservadores da região, “o Estado desempenha um papel mais ativo na captação do excedente e na redistribuição, garantindo desse modo certo nível de legitimação social, ainda que com os mesmos impactos sociais e ambientais negativos” (p. 25).
Tendo essas questões como pano de fundo, o objetivo do presente artigo consiste em discutir os limites do padrão de acumulação engendrado a partir das políticas neoliberais, cujo um dos aspectos foi o aprofundamento do extrativismo, vinculado à regressão estrutural das economias mais diversificadas da América Latina, ao mesmo tempo em que observa-se extensa destruição ambiental.
Discutir os limites do extrativismo e os desafios colocados para a América Latina implica abordarmos a crise estrutural do capitalismo aberta a partir de 2007. Partimos da proposição segundo a qual esta crise marca o esgotamento da fase iniciada a partir da reestruturação do capitalismo desencadeada como resposta à crise de superprodução dos anos 1970. O fim dessa fase abre um período tenso e instável de acirramento da luta pela hegemonia mundial e de reestruturação do sistema. Os rumos da América Latina devem ser discutidos no interior desses processos. Portanto, o fim do boom de commodities denota os limites de um padrão de acumulação que articula as economias latino-americanas à economia global como espaço de valorização do capital financeiro e como fornecedora de produtos primários. Situação que implicou em reprimarização, e desindustrialização das principais economias da região. Dessa forma, a análise das economias latino-americanas parte da compreensão da posição dependente e subordinada da região na economia mundial.
Desarrollo:
O referencial teórico da análise é a tradição marxista. O ponto de partida da análise é a economia mundial concebida como totalidade. Não é possível a compreensão da via de desenvolvimento capitalista da América Latina sem compreendermos sua posição dependente e subordinada na economia global. Embora as especificidades econômicas, sociais, políticas e históricas nacionais sejam pronunciadas e sejam de grande importância, a região conforma uma unidade em decorrência de sua formação no bojo do processo histórico de expansão capitalista e de seu papel como espaço de valorização de capital, como fornecedora de matérias-primas, como mercado e como exportadora de excedente. As formas de dependência não são estáticas, variam conforme a dinâmica da economia mundial e as transformações econômicas, políticas e sociais internas e as diferentes correlações de forças resultantes desses complexos processos.
A profundidade da crise da década de 1970 levou o capitalismo a se reestruturar. No entanto, a reestruturação do sistema não consegui reverter a queda de rentabilidade, que era a causa subjacente da crise, não obstante a sua parcial recuperação até o final da década de 1990. Isto, entre outros desdobramentos, estimulou o inchaço da esfera financeira, que se expandia aceleradamente como um elemento central e inerente ao próprio desenvolvimento do sistema. Este processo ampliou a instabilidade sistémica, como indicam as recorrentes crises financeiras verificadas desde os anos de 1980. Concomitantemente, observa-se, sobretudo devido ao ritmo lento de acumulação no centro, a reconfiguração espacial da acumulação em direção à periferia, em particular para o leste asiático, com a formação de cadeias produtivas de âmbito mundial. Alguns países periféricos dessa região passaram por rápidos processos de industrialização, enquanto os países centrais se desindustrializaram.
Outro elemento importante da crise dos anos de 1970 foi a crise energética. Os dois choques do petróleo escancararam o problema ambiental e a insustentabilidade do padrão de acumulação no longo prazo, o que desencadeou crescente discussão sobre a possibilidade de um desenvolvimento sustentável. O capital busca, desde então, articular uma resposta à crise ecológica compatível com a sua lógica de valorização, transformando o problema da sustentabilidade em um novo espaço de acumulação. Mas isso não deteve, como era de se esperar, a acelerada degradação do meio ambiente. As necessidades de recursos naturais não parou de crescer, assim como a poluição só aumentou, apesar das sucessivas metas estabelecidas nas inúmeras conferências mundiais desde a Rio 92, ao ponto de estarmos, hoje, nos defrontando com desequilíbrios ecológicos que não mais poderão ser revertidos.
A crescente necessidade de matérias-primas, combustíveis fósseis e alimentos reforçaram o papel da maior parte da periferia como fornecedora desses recursos. Os países periféricos que se industrializaram o fizeram com base nos padrões produtivo, tecnológico e de consumo dos países ocidentais, o que contribui para aprofundar a crise. A China, que em cerca de 30 anos transformou-se na segunda economia do mundo e em uma grande potência, baseou seu desenvolvimento nesses padrões, ao invés de trilhar o caminho do ecosocialismo. Tornou-se em uma voraz consumidora de recursos naturais e em um dos países mais poluidores do mundo.
Essas transformações estão, em boa medida, articuladas à proeminência do capital financeiro. Concomitantemente, o acirramento da concorrência e a expansão exacerbada da capacidade produtiva em escala mundial, que se deve em parte aos novos espaços de acumulação na Ásia, dificultam a acumulação nas economias centrais, que apresentam menor competitividade, estimulando os capitais aí formados buscarem melhores condições de valorização na periferia, onde encontram força de trabalho abundante, barata e disciplinada e legislação ambiental permissiva, e na esfera financeira, que tem uma dinâmica própria, baseada, em parte, no crescimento exponencial do endividamento das famílias, das empresas e do Estado. Este foi um terreno fértil para a formação de sucessivas bolhas especulativas
O movimento de descolamento de capitais em direção a periferia foi bastante desigual, verificou-se uma concentração no leste asiático. Um dos resultados desses processos multifacetados foi que o centro do sistema capitalista e vastas áreas da periferia, entre 1980-2003, apresentaram baixo crescimento, enquanto que os novos espaços de acumulação da Ásia se expandiram aceleradamente. Neste contexto, as bolhas especulativas e o forte avanço da acumulação na Ásia evitaram que o capitalismo entrasse em uma prolongada estagnação.
As diferentes regiões da periferia, impactadas por esses processos, seguiram caminhos distintos, de acordo com as condições regionais e nacionais e com as formas de inserção na economia global. Alguns poucos países asiáticos, que conseguiam absorver tecnologia e consideráveis fluxos de capital estrangeiro, avançaram consideravelmente, entre 1980 e 2003, em seus processos de industrialização.
Obviamente que a ascensão do Leste asiático não deveu-se somente às possibilidades abertas pelas transformações na economia mundial. Também foram decisivos os projetos de desenvolvimento calcados nas exportações de manufaturados, que foram sustentados por ampla base de sustentação política e por Estados com capacidade de ação abrangente na economia, como nos casos da Coréia do Sul e, sobretudo, da China.
Em contraste, o grosso da periferia apresentou baixo crescimento e agravamento dos problemas econômicos e sociais neste mesmo período. A América Latina, apesar das marcantes diferenças nacionais, apresentou um medíocre crescimento econômico, acompanhado de crises inflacionárias, de severas crises de endividamento externo e de retrocesso social. Processos que foram particularmente duros para aqueles países que tinham avançado na industrialização via substituição de importações. O esgotamento da fase desenvolvimentista preparou o terreno para o avanço do neoliberalismo, sustentado no fortalecimento das frações de classe vinculadas às exportações e à especulação financeira, que contaram com o apoio dos EUA, do FMI e do capital financeiro global. As políticas econômicas, inspiradas no Consenso de Washington, passaram a orientar os planos de estabilização, baseados em âncoras cambiais, na abertura e desregulamentação das economias e na privatização das empresas estatais. Neste contexto, verificou-se o aprofundamento da dependência e da vulnerabilidade externa da América Latina.
Superando a instabilidade observada na década de 1990, a economia mundial entrou em uma fase de crescimento, entre 2003 e 2008, que resultou, em parte, da política expansiva adotada pelos EUA como resposta à crise da Nasdaq (2001) e da acelerada expansão da economia chinesa. Esta política expansiva estimulou a formação de uma gigantesca bolha especulativa no setor imobiliário, que acabou envolvendo inúmeros outros países.
A China se transformou em um polo dinâmico de acumulação, reorganizando a divisão internacional do trabalho ao criar sua própria periferia. A América Latina tendeu a gravitar em torno da potência asiática, como exportadora decommodities e bens manufaturados de baixo valor agregado. Exportadora de recursos naturais não renováveis. Mesmo os considerados renováveis, como a soja, dada a enorme escala de produção, estão levando à destruição ambiental extensas áreas de floresta e cerrados, além do esgotamento dos recursos hídricos. Privilegiar esta forma de inserção na economia mundial reafirmou dependência da região.
Esta situação configurou-se de maneira evidente a partir de 2003, com o início da fase expansiva. Em virtude do acelerado crescimento chinês e da exacerbação da especulação, verificou-se a majoração acentuada dos preços das commodities, que cresceram, entre 2002 e 2011, 230%, sendo que os preços das minerais cresceram 322%, e o das energéticas 310%.
A América Latina, nos anos de 1990, viveu uma situação de baixo crescimento, elevada vulnerabilidade externa, instabilidade financeira e cambial, precarização das condições de vida e trabalho, degradação ambiental e permanência das profundas desigualdades sociais. As crises do México, em 1995, do Brasil, em 1999, e da Argentina, em 2000, enfraqueceram o neoliberalismo, abrindo a possibilidade de ascensão de forças de centro-esquerda. Os governos de centro-esquerda eleitos no início do século XXI, apesar de suas peculiaridades, adotaram políticas voltadas para o desenvolvimento e para o combate a miséria e a desigualdade social.
A elevação dos preços das commodities e dos termos de troca e a entrada significativa de capitais estrangeiros ao diminuírem a vulnerabilidade externa, possibilitaram a expansão do mercado interno a partir do incremento do consumo, dos investimentos e dos gastos públicos, sem, contudo, gerar graves crises cambiais como na década de 1990. Ademais, para os países com economias menos diversificadas o incremento das exportações foi a principal alavanca da expansão do PIB. O crescimento acompanhado de melhoras na distribuição da renda, mesmo que tímidas, contribuiu para a legitimação desses governos. Todavia, isto não seria o suficiente para evitar suas quedas quando a situação se deteriorou a partir de 2015.
O intenso comércio com a China, de acordo com Santos (2015) e Leite (2017), foi decisivo neste processo. O comércio bilateral da região com o país asiático se multiplicou por 22 vezes entre 2001 e 2013. Neste período, o saldo comercial favorável à América Latina no que se refere às commodities saltou de 2,3 bilhões de dólares para 62,6 bilhões. Em contra partida, o déficit relativo aos produtos manufaturados passou de 7,5 bilhões para 130,7 bilhões de dólares. Os termos de troca da América Latina sofreram um incremento de 38%.
Para alguns países, esta evolução implicou na reprimarização das exportações. Estes países também viram agravados os processos de desindustrialização. Para maioria, no entanto, o boom de commodities representou um reforço do peso, já elevado, dos setores exportadores. O esforço exportador teve também efeitos deletérios para o meio ambiente, para a diversificação e para dinamismo dessas economias, apesar dos ganhos de curto prazo.
Apesar das economias latino-americanas terem sido duramente impactadas pela crise de 2008, isso não significou de imediato um período de estagnação. O boom das commodities não se encerrou com a crise. Os preços das commoditiescaíram no ano seguinte, mas se recuperaram até 2011. A partir dessa data, tenderam a cair suavemente até 2014, quando declinaram de maneira mais acentuada. Este comportamento deveu-se sobretudo a forma como a China respondeu à crise por meio de abrangente programa de investimento na infraestrutura e na indústria. Uma das consequências dessa estratégia foi a manutenção de forte demanda por bens primários. Outra, foi o agravamento da situação de superprodução ao acarretar um considerável excesso de capacidade ociosa em vários setores importantes da economia chinesa, o que levou, em seguida, à desaceleração da atividade econômica e à queda dos preços das commodities. O término do boom impactou diretamente os países latino-americanos.
Todavia, a América Latina está longe de ser um espaço econômico, social, político e cultural homogêneo. Por isso, é preciso ter cautela quanto à generalizações, o que nos leva colocar algumas ressalvas à análise de Svampa (2019). Para as economias mais diversificadas da região, como as do México, do Brasil e talvez da Argentina, nas quais verificou-se um avanço do processo de industrialização e, um pouco mais tarde, configurou-se um espaço relativamente importante de valorização do capital financeiro, o conceito de neoextrativismo parece estreito demais para dar conta da complexidade dessas economias e de suas políticas econômicas. Para esses casos, embora o boom de commodities ao melhorar o desempenho das exportações e os termos de intercâmbio tenha contribuído para o forte crescimento observado a partir de 2003 até 2013, tal crescimento, como no caso do Brasil, dependeu mais do desempenho do mercado interno, que se expandiu sobretudo em virtude do incremento do consumo e, em menor medida, do investimento. No México, as exportações de manufaturados desempenham um papel importante, mesmo que este país se caracterize por ser um entreposto de montagem de produtos industrializados. A importância dos efeitos do boom de commodities parece residir muito mais no fato dele reduzir a vulnerabilidade externa e com isso abrir espaço para a adoção de políticas econômicas expansivas e muito moderadamente distributivistas do que ser a alavanca do crescimento. Políticas que não significaram um rompimento drástico com o neoliberalismo. Ademais, o forte fluxo de capitais externos, em boa medida de caráter especulativo, em um contexto de elevada liquidez internacional, também contribuiu conjunturalmente para a redução da vulnerabilidade externa. A redução da vulnerabilidade externa evitou as recorrentes crises cambiais vividas na década de 1990, que estrangularam qualquer tentativa de expansão mais robusta naquela década. A autora parece não dar a devida atenção para esses processos, indicando ser apenas o extrativismo o motor da economia.
Para os países com economias menos diversificadas, em particular da América do Sul, o boom de commodities foi importante para a consolidação do neoextrativismo, permitindo que os governos de centro-esquerda captassem maior parcela do excedente e a direcionasse para políticas de caráter distributivistas, que, apesar de importantes ao melhorarem as condições de vida de parcela significativa da população, não resolveram os históricos e graves problemas sociais da região e muitas vezes passaram por cima dos interesses e aspirações dos povos tradicionais. Estes governos também não lograram impulsionar a diversificação das economias desses países. A onda de centro-esquerda teve vida curta, esmoreceu junto com o bom de commodities, e foi sucedida por governos conservadores, que no aspecto econômico retomaram as políticas neoliberais e o extrativismo.
Seja como for, o extrativismo, característica estrutural das economias latino-americanas, revigorado com o boom de commodities, aprofundou a dependência e a crise ambiental, tolhendo qualquer perspectiva de uma sociedade mais justa e ambientalmente sustentável, pois o que se coloca no atual contexto é a necessidade de um outro modelo, não baseado na intensa extração de recursos naturais, que em pouco tempo levarão a exaustão das reservas minerais e de água potável e do solo. Modelo que implicaria outras formas de produzir, de consumir e de relação com a natureza, e, portanto, a superação do capitalismo.
A América do Sul foi região mais impactada no curto prazo pelo boom de commodities, apresentando alta taxa de crescimento, acompanhada de melhora da distribuição da renda e diminuição da pobreza, superior tanto ao período anterior como ao posterior. Entre 1980 e 2003, como indicou Santos (2015) e a CEPAL (2022), a região cresceu 2,8%. Durante o boom de commodities o crescimento médio do PIB foi de 5,3%, caindo para cerca de 1,0%, entre 2012 e 2019. Os termos de troca que cresceram cerca de 60% de 2000 a 2010 e caíram, de 2011 até 2019, 15,7%. Também observamos o incremento de reservas internacionais e valorização da moeda, que contribuiu para valorizar os salários.
O México, segundo Santos (2015), foi pouco afetado pelo boom de commodities, apesar deste país ser um exportador de petróleo. O PIB mexicano cresceu, entre 1980 e 2003, em média por ano 2,7%. Manteve este mesmo patamar entre 2004-2011. No período 2012-2019, apresentou, segundo a CEPAL (2019), um crescimento um pouco menor, cerca de 2,2%. A sua menor dependência em relação às exportações de commodities ajuda entender esse comportamento. Suas exportações cresceram 75% entre 2000 e 2008, enquanto as sul-americanas cresceram 324%. Este desempenho decorreu, em grande medida, do fato do México ser muito dependente dos EUA, além de exportar pouco para China e ter enfrentado acirrada concorrência chinesa no setor de manufaturados. O modesto crescimento do México se refletiu na parca redução da pobreza. Em 2002, o número de pobres situava-se ao redor de 39% da população, declinando para 36,3%, em 2010, ao mesmo tempo em que o número de indigentes crescia de 12,6% para 13,3% entre esses anos. Este país não apresentou grandes desequilíbrios externos e sua moeda não se valorizou como a dos países da parte sul do continente. Diferenciando-se dessa região, também não apresentou uma reprimarização de suas exportações, que continuaram concentradas em bens manufaturados.
Os países da América Central, segundo a Santos (2015) e a CEPAL (2016), também foram pouco atingidos pelo boom de commodities, dado que a região não é uma exportadora relevante de bens primários. Os termos de troca dos países da região, entre 2000 e 2010, declinaram 14%. O seu crescimento esteve vinculado no período muito mais ao financiamento externo, o que aprofundou a já grave situação de dependência regional. O desempenho das economias centro-americanas foi desigual no período. Panamá, República Dominicana, Honduras e Costa Rica apresentaram um crescimento relativamente acentuado, enquanto Belize, Haiti, El Salvador, Nicarágua e Guatemala apresentaram baixo ou moderado crescimento .
Embora o boom de commodities tenha contribuído de forma relevante para o crescimento econômico, para a redução da pobreza e para a diminuição da vulnerabilidade externa, a forma da inserção das economias latino-americanas como exportadora de bens primários e espaço de valorização fictícia de capital no capitalismo reforçou velhas estruturas vinculadas a exploração predatória de recursos naturais e a transferência de excedente para os centros do sistema. Processo evidente na reprimarização das exportações e no avanço da desindustrialização, sobretudo na América do Sul. Mesmos países que dispunham de uma economia mais diversificada, como o Brasil, vivem um processo de perda de densidade econômica desde o início do período neoliberal, tendência reforçada nos últimos anos. Os países com economias menos diversificadas, como a Venezuela, o Equador e a Bolívia, não obstante terem sido no período do boom de commodities governados por governos mais à esquerda, não conseguiram se aproveitar da situação para redirecionar o desenvolvimento, mesmo tendo se apropriado por meio de nacionalizações e maior regulação estatal de parte considerável da renda originada do incremento das exportações de bens primários, direcionando-a sobretudo para políticas sociais, o que, sem dúvida, foi importante, mas insuficiente para iniciar transformações socioeconômicas mais profundas.
Ou seja, os países da região passam por um processo de involução estrutural, acompanhado de aprofundamento da dependência e da subordinação e crescente degradação ambiental. O reforço das velhas estruturas também dificulta uma maior integração regional. Segundo Santos (2015) e a CEPAL (2016), a participação da indústria de transformação no valor agregado adicionado total, entre 2000 e 2014, declinou de 18% para 13,7% na região. Em 2000, 58,2% das exportações latino-americanas correspondiam a produtos manufaturados e 41,8% a produtos primários. Em 2013, 47,0% correspondiam a produtos manufaturados e 53% a primários.
As forças de centro esquerda e esquerda que assumiram vários governos na fase expansiva na América Latina implementaram padrões de crescimento fundados sobretudo na expansão do consumo, que tem fôlego curto, e nas exportações. Os limites desse padrão de crescimento foram explicitados com a crise estrutural aberta em 2008 e com a desaceleração da economia chinesa, eventos que acarretaram o esgotamento do ciclo expansivo das commodities.
O esgotamento deste ciclo é um fator importante para entendermos a guinada à direita e a reação neoliberal, sobretudo na América do Sul. Dos governos de esquerda e centro esquerda só o da Venezuela resistiu. Os demais foram vitimas de golpe de Estados ou foram derrotados em eleições. Estes governos não sobreviveram ao fim do ciclo de commodities. É óbvio que os golpes de Estado que derrubaram esses governos não podem ser explicados única e mecanicamente pelos processos econômicos. Inúmeros outros determinantes de ordem política interna confluíram para esse desfecho.
A profunda crise aberta em 2007-2008 abriu uma fase de baixo crescimento mundial, da qual a desaceleração da economia chinesa e a queda dos preços das commodities são desdobramentos. Embora a América Latina tenha reagido à crise a partir de políticas anticíclicas, a região parece ter entrado em uma fase de quase estagnação. Esta situação também deveu-se a um conjunto de problemas internos específicos a cada país, que não poderíamos aprofundar nos estreitos limites das presentes notas. O fim do boom de commodities e as tendências depressivas do conjunto da economia mundial denotam os limites de um padrão de crescimento dependente, em grande parte, das exportações de bens primários e do consumo, sustentado pelas políticas distributivistas, pelo incremento do crédito e do endividamento das famílias e empresas.
O capital adotou a austeridade fiscal e o arrocho dos salários e dos direitos dos trabalhadores como eixo de sua política para enfrentar a crise. Paralelamente, implementou reduções drásticas nas taxas de juros e uma política monetária largamente expansiva com o intuito de salvar o capital fictício. A China, enquanto isso, adotou políticas anticíclicas voltadas para direcionar sua economia para o mercado interno, diminuindo a dependência em relação às exportações. Estas saídas acirraram as disputas pela hegemonia mundial, pois a China, que esta longe de ser um país em desenvolvimento, tende a projetar-se, cada vez mais, como grande potência.
Os países, como o Brasil de Temer e Bolsonaro, que aderiram às políticas da austeridade e se aproximaram dos EUA, aprofundaram a tendência de baixo crescimento. Os recentes golpes de Estado na América Latina o enfraquecimento da UNASUL e da ALBA e o surgimento da Aliança do Pacífico, indicaram a retomada do neoliberalismo. Ao mesmo tempo em que a integração regional se enfraqueceu, como também a política Sul - Sul e a aposta nos BRICs, sobretudo em virtude da política do governo Bolsonaro.
A deterioração das condições econômicas e sociais levou a crescente resistência popular, observada no Chile, na Colômbia, na Bolívia e no Equador, que redundou na eleição de Fernandes na Argentina, de Arce na Bolívia, de Borici no Chile, Castillo no Peru e recentemente de Petros na Colômbia, indicando um retorno dos governos de centro-esquerda, só que em uma conjuntura muito mais difícil que a do início dos anos 2000. A retomada do reformismo vai enfrentar uma conjuntura de baixo crescimento global e de acirramento das disputas pela hegemonia entre os EUA e a China.
As dificuldades de Borici, no Chile, logo no início de seu governo, são ilustrativas. Desde logo, o governo chileno reafirmou seu compromisso com o dogma neoliberal da estabilidade fiscal, não obstante a adoção de medidas para auxiliar os setores mais vulneráveis. As medidas adotadas até o momento parecem não ser suficientes para enfrentar o aumento da pobreza e a elevada inflação. Não é casual que em pouco tempo a popularidade do governo tenha despencado.
A instabilidade do governo Castillo no Peru e as dificuldades de Fernandes, que enfrenta uma crise inflacionária, a estagnação da economia, a enorme vulnerabilidade externa e o aumento da pobreza, são outros exemplos das dificuldades que se colocam para essas forças que buscam imprimir novos rumos para a região.
Da mesma forma, não será nada fácil Petros aplicar seu programa baseado na reforma agrária; na transição do modelo de crescimento extrativista para uma economia ecológica, fundada no conhecimento e na soberania alimentar; na proteção da agricultura e da indústria nacional, no incentivo à produção de energias limpas, na introdução de uma reforma tributária progressiva, na adoção de programas sociais de transferência de renda para enfrentar a miséria e a fome, na proteção das minorias, na ampliação dos investimentos na saúde e na educação e na promoção da paz. Um programa com esta amplitude, que pretende atacar problemas estruturais, exigirá extensa mobilização popular incompatível com o reformismo limitado da primeira onda de governos de centro-esquerda na região. As eleições de outubro no Brasil adquirem, neste contexto, grande importância para a região. A provável vitória de Lula consolidará o avanço da centro esquerda e abrirá novas possibilidades para a América Latina.
A partir desse quadro e do aprofundamento da crise estrutural do capital coloca-se para os países latino- americanos a ruptura tanto com o modelo neoextrativista quanto com o modelo neoliberal.
Conclusiones:
Com o esgotamento do ciclo das commodities parece delinear-se para a América Latina um período de baixo crescimento e manutenção de uma inserção subordinada e dependente no capitalismo global. As fortes relações entre os EUA e as economias asiáticas, em particular a chinesa, estão sendo colocadas em xeque pela atual crise, o que parece abrir uma fase de acirramento das disputas em torno da hegemonia mundial. A América Latina, que está longe de ser uma unidade, encontra-se numa encruzilhada. A proposta das forças neoliberais na região continua sendo a austeridade, que busca recompor a lucratividade e competitividade a partir do arrocho dos salários, da degradação das condições de vida e da redução dos direitos sociais, acompanhando a resposta que o capital busca dar a crise de superacumulação. A esquerda terá que repensar suas estratégias de desenvolvimento e inserção na economia global. Contudo, terão que encaminhar essas questões em um contexto mais competitivo e menos dinâmico, marcado pelo acirramento das disputas pela hegemonia e sem o bônus do ciclo expansivo de commodities.
Bibliografía:
Comissão Econômica para América Latina e Caribe (CEPAL) (2016). Estúdio econômico de América Latina y el Caribe. Santiago, Chile. Recuperado em 10 julho de 2022 de http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/40326/86/S1600799_es.pdf
_________________________________________________ (2022) CEPALSTAT. Recuperado em 14 de julho de 2022 de https://statistics.cepal.org/portal/cepalstat/index.html?lang=es
FMI – DATA (2022). Consultado em https://www.imf.org/en/Data
Leite, M. V. C. (2017). Integração constrangida na América Latina: velhos e novos problemas do subdesenvolvimento no início do século XXI .Tese de doutorado, Instituto de Economia da Universidade Estadual de Campinas.
Santos. B. G. (2015). O ciclo econômico da América Latina dos últimos 12 anos em uma perspectiva de restrição externa. Revista do BNDES, 43, 205-251.
Svampa, M. (2019). As fronteiras do neoextrativismo na América Latina. São Paulo: Elefante.
Palabras clave:
Desenvolvimento, Ciclo de Commodities, Crise
Resumen de la Ponencia:
Este trabalho é fruto de pesquisas realizadas no âmbito do Programa de Iniciação Científica (PIBIC) da Universidade Federal da Bahia (UFBA) e do Programa de Relações Internacionais (UFBA), com o apoio do CNPq (Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico), FAPESB (Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado da Bahia) CAPES (Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior) e UFBA. O objeto deste trabalho é a presença econômica da China na América Latina (AL) com foco no caso concreto do Brasil entre os anos 2000-2020. O objetivo é estudar o desenvolvimento desta presença a partir da atuação global da China; a natureza das China-AL e especificamente China-Brasil entre os anos 2000- 2020. Partimos do conceito de Imperialismo, a partir de Lênin (2012) e da Teoria da Dependência a partir de Marini (2000), assim como das interpretações contemporâneas deste conceito e Teoria. Nossa metodologia se desenvolveu a partir da interlocução dialética entre referencial teórico e dados empíricos. Desde 1978 a economia chinesa caminha rumo ao capitalista, a partir da associação entre Estado e capitais, como tratado por Souza (2018). O impulso estatal e a insubordinação ideológica, conforme discutido por Gullo (2014) permitem a projeção global da China a ponto de pôr em xeque a hegemonia norte-americana, apresentado desde então continente asiático uma crescente presença na AL. Para Lênin (2012), o Imperialismo é a fase superior do capitalismo marcada pela predominância dos monopólios, fusão entre capital financeiro e industrial, exportação de capitais etc. Estas características centrais permitem identificar o caráter imperialista da China, que contribui tanto para a diversificação como para o aprofundamento da condição dependente dos países da AL. As burguesias nacionais, por se beneficiarem diretamente da relação assimétrica China-AL, não atuam decisivamente para o rompimento do padrão dependente. Para corroborar empiricamente o crescimento da presença chinesa especificamente no Brasil temos que: Segundo o Atlas of Economic Complexity, a China em 2009 se tornou o principal parceiro comercial do Brasil respondendo por 21,3% das exportações brasileiras para um valor de US$ 21,7 bilhões, ultrapassando os Estados Unidos que na ocasião respondiam por 16% para um valor de US$ 16,6 bilhões. No que tande à presença dos capitais chineses no Brasil, segundo Cariello (2020), em 2010 a presença do capital chinês se concretiza alcançando o valor de US$ 13 bilhões. Em 2016, de acordo com Almeida (2019) os investimentos chineses corresponderam a US$ 226 bilhões, seguindo o padrão crescente dos investimentos chineses no mundo. E ainda segundo Cariello (2020), entre 2005 e 2020, 47% de todo o estoque de investimentos chineses na América Latina foram destinados ao Brasil.
Introducción:
De maneira geral há na atualidade duas posições bem distintas a respeito da compreensão sociopolítica da China do ponto de vista de sua economia nacional, e de sua atuação e situação no cenário internacional. Quanto à questão nacional, muitos tendem a compreender o respectivo país como um país socialista, afirmando a existência de um suposto socialismo com características chinesas, que é também a retórica oficial adotada pelos dirigentes chineses. Do ponto de vista de sua atuação internacional, muitos não definem a China como um país imperialista. Nossa posição é contrária a estas. Para nós, partindo tanto do ponto de vista conceitual no que tange o socialismo e o imperialismo, quanto do ponto de vista empírico, e logo da articulação destes, a China se constitui em um país capitalista e imperialista.
O trocadilho “imperialismo com características chinesas” que utilizamos no título deste artigo é uma espécie de provocação para chamar atenção ao modus operandi deste imperialismo que utiliza sistematicamente de um discurso de ganha-ganha em seus negócios bilaterais regionais com os países dependentes (Almeida, 2022). Contestaremos este discurso ao pontuar como nas relações entre a China e esse países dependentes, especificamente com o Brasil, aquele contribui para que se aprofunde o status dependente deste.
1.1 China, um Estado capitalista
Renildo Souza (2018) aponta, de modo substancial, que a série de reformas que se iniciaram na China a partir de 1979 passaram a orientar sistematicamente a economia chinesa a um funcionamento em prol da lógica de mercado e dos capitais privados. Neste estudo identificamos um conjunto de reformas chamadas orgânicas, pois modificam globalmente o caráter do Estado chinês: “[...] o curso efetivo da modernização chinesa, com a explosiva elevação do capital e o aumento do proletariado, vindo da agricultura, é consistente com o desenvolvimento da economia capitalista” (SOUZA, 2018, p. 53). E especificamente no que tange à retórica de um socialismo com características chinesas.
Não obstante as referências ao socialismo com características chinesas, a oratória dos dirigentes chineses justifica as reformas de desmantelamento das comunas populares, descoletivização da agricultura, privatização de parte da economia, dominação da lógica do capital e propagação dos valores ideológicos burgueses, com ameaça de bloqueio da perspectiva socialista (Souza, 2018, p. 65).
É possível identificar que nesse processo tudo aquilo que dizia respeito ao período maoísta passou a sofrer uma espécie de demonização, servindo também como combustível para as reformas liberalizantes (Souza, 2018). Neste sentido o autor aponta que
Em vez de simplesmente apontar os limites históricos de algumas formas econômicas específicas e os impasses, a direção do PCC, sob a liderança de Deng Xiaoping, adotou uma nova linha política, voltada para, globalmente, interditar a discussão tanto das possibilidades de correção da estratégia econômica maoísta, quanto da retomada do projeto socialista [...] Deng pintou a Revolução Cultural como caos e regressão, sobretudo na economia. Daí o apelo de racionalização, modernização, desenvolvimento das forças produtivas. (Souza, 2018, p. 47-48).
Mas este desenvolvimento das forças produtivas impulsionado por Deng deve ser compreendido como enquadrado dentro de uma perspectiva pró-mercado e capitais privados. Deng acreditava que o desenvolvimento econômico capitalista por si geraria mais riqueza e sua progressiva distribuição (Souza, 2018). Porém, “Hoje, o mundo e a China não confirmam essa tendência progressiva, crescente, essa marcha batida de justiça social na distribuição da riqueza. As desigualdades sociais exacerbadas são a crise do século XXI” (Souza, 2018, p. 51). Como chamar de socialismo uma situação na qual
[N]A China, avança e multiplica-se vertiginosamente o produto da atividade econômica, mas surge uma ínfima minoria dos ricos e bilionários, e ampliam-se as desigualdades. Melhoram as condições de vida de grandes massas da população, mas aparecem novas formas de privações para alguns setores sociais, como agricultores pobres. Os serviços sociais, de acesso público, são limitados. A exploração e a opressão sobre os trabalhadores são mantidas, estruturalmente (Souza, 2018, p. 52).
Com base no exposto acima, mas também em outros autores que tratam do assunto, assim como em uma série de dados empíricos analisados de forma articulada com a teoria que nos orienta, resta-nos perguntar: de onde partem aqueles que proclamam uma China contemporânea socialista? Não nos parece que partam da análise da realidade concreta.
1.2 China. Imperialista?
Diversos autores trataram do tema do Imperialismo, mas foi Lenin quem – se valendo criticamente das contribuições destes autores–, melhor sistematizou as características do Imperialismo (Lênin, 2011), compreendido por ele como uma etapa; a etapa superior do capitalismo. De forma resumida:
O imperialismo é, pois, o capitalismo na fase de desenvolvimento em que ganhou corpo a dominação dos monopólios e do capital financeiro, adquiriu marcada importância a exportação de capitais, começou a partilha do mundo pelos trustes internacionais e terminou a partilha de toda a terra entre os países capitalistas mais importantes (Lênin, 2011, p.218).
Vários autores atualizaram o conceito de Imperialismo a partir de Lênin, identificando nossas características e também novas fases. Boron (2005) identifica uma segunda fase do imperialismo, que se inicia no pós- Segunda Guerra Mundial; para ele, apesar das novas características que identifica, as características fundamentais do Imperialismo como apontadas pelos clássicos persistem e são aprofundadas. Em suas palavras:
“Mientras un puñado de naciones del capitalismo desarrollado
reforzó su capacidad para controlar, al menos parcialmente, los
procesos productivos a escala mundial, la financiarización de la
economía internacional y la creciente circulación de mercancías y
servicios, la enorme mayoría de los países vio profundizar su
dependencia externa y ensanchar hasta niveles escandalosos el hiato
que los separaba de las metrópolis. La globalización, en suma,
consolidó la dominación imperialista y profundizó la sumisión de los
capitalismos periféricos, cada vez más incapaces de ejercer un
mínimo de control sobre sus procesos económicos domésticos
(Boron, 2005, p. 75-76)”.
Boron (2005) faz uma crítica contundente àqueles que afirmavam ser a Globalização o fim do Imperialismo. Compreendendo que chamar a respectiva fase de Globalização seria ocultar a essência mais profunda do Imperialismo. Outra perspectiva apontada pelo autor é a possível compreensão da Globalização como uma nova fase da etapa imperialista.
Entre outras características dessa segunda fase, Boron (2005) aponta a existência e persistência de instituições como o FMI, BM e a OMC, etc. Para ele estes três órgãos constituindo-se “[...] de hecho simples agencias del gobierno norteamericano” (Boron, 2005, p. 77). Aponta também a existência de uma convergência interimperialista, com os ataques dos países imperialistas direcionados para os países dependentes; é uma fase também de predomínio do capitalismo a nível global. O autor ainda identifica um sistema internacional sob a hegemonia dos Estados Unidos, porém sob várias perspectivas relativiza essa hegemonia.
Mészáros (2003) e Chesnais (2008) identificam uma terceira fase do imperialismo, que se constitui em sua fase atual. Mészáros a considera como “a fase potencialmente fatal deste, correspondendo a uma profunda crise estrutural do sistema do capital no plano militar e político e que estaria sob o controle hegemônico dos Estados Unidos” (Ribeiro & Bomfim, 2021, p. 8). Chesnais aponta que:
“Nessa fase os interesses dos acionistas se tornaram prioridade da
administração do setor produtivo. A estes interessando em última
instância a multiplicação de seus dividendos em detrimento dos
interesses dos diferentes países e de suas populações. Desta forma
passa a haver uma grande preponderância do capital financeiro [...]”
(Ribeiro & Bomfim, 2021, p. 8-9).
É preciso pontuar que quando Mészáros (2003) escreveu seu texto a China ainda não era a atual potência como a conhecemos atualmente. E com relação a Chesnais (2008) é importante destacar que o capital financeiro identificado por ele tem uma natureza diferente do capital financeiro descrito por Lênin (2011). O capital financeiro abordado por Lênin tem lastro na produção, e o capital financeiro apontado por Chesnais é especulativo.
Harvey (2004) “aponta o surgimento de um novo imperialismo que se dá através de uma acumulação por espoliação devido a perda do domínio sobre a produção pelos EUA” (Ribeiro & Bomfim, 2021, p. 8). Nas palavras dele: “O que a acumulação por espoliação faz é liberar um conjunto de ativos (incluindo força de trabalho) a custo muito baixo (e, em alguns casos, zero). O capital sobreacumulado pode se apossar desses ativos e dar-lhes imediatamente um uso lucrativo” ( Harvey, 2005, p. 124).
Screpanti (2014) em sua teoria do imperialismo dá um papel de destaque para as multinacionais – de fato muitas vezes exagera esse papel em detrimento do papel exercido pelos Estados nacionais - . Ao enumerar vantagens e desvantagens em se exportar capitais por parte das multinacionais, este autor aponta que a busca por maior exploração e superexploração do trabalho são os principais motivos que impulsionam tais exportações. Essa posição é também defendida por Smith (2016). Para ele, após 1970 se intensifica um processo no qual empresas transnacionais através do processo que chama terceirização se dirigem ao Sul Global em busca de superexploração do trabalho. Trazendo o conceito de arbitragem internacional do trabalho este autor afirma que
“[...] a arbitragem salarial não deve apenas ser adicionada
às listas de fatores principais e secundários que afetam as
decisões de terceirização, mas deve ser apontada como
sua principal força motriz [...] A arbitragem trabalhista
global é o imperialismo capitalista por excelência. Aqui, o
capitalismo desenvolveu formas de extrair mais valia das
chamadas nações emergentes que são efetuadas não por
coerção político-militar, mas por forças de mercado [...]
(Smith (2016), p.192-198).”
Mas é importante mencionar e dar o devido crédito a Lênin, que já havia abordado essas questões antes dos dois autores mencionados acima. O autor já havia descrito que:
Enquanto o capitalismo for capitalismo, o excedente de capital não é consagrado à elevação do nível de vida das massas do país, pois significaria a diminuição dos lucros dos capitalistas, mas ao aumento desses lucros através da exportação de capitais para o estrangeiro, para os países atrasados. Nestes países atrasados o lucro é em geral elevado, pois os capitais são escassos, o preço da terra e os salários relativamente baixos, e as matérias primas baratas (Lênin, 2011, p.181).
Podemos afirmar então que na atualidade descrita por Screpanti (2014) e Smith (2016), esses capitais, mantendo fundamentalmente o mesmo modus operandis descrito por Lênin (2011) aprofundam seus poderes e aumentam vertiginosamente a capacidade de se expandirem globalmente. O capitalismo torna-se verdadeiramente hegemônico. Tais autores, com suas contribuições sobre o Imperialismo, nos trazem dados capazes de demonstrar que a China apresenta todas as características de um país imperialista. Lautenschlager (2017), analisando o período entre 2008-2012 aponta : “O processo de consolidação da liderança da China como mais importante fornecedor de bens de capital do mundo” (Lautenschlager, 2017, p. 211). De acordo com Souza (2018, p. 251):
“O gigantismo e o inexorável funcionamento dos capitais chineses já
impuseram e tendem a intensificar a necessidade orgânica e histórica de mais
mercados, mais lucros e mais acumulação, com penetração em todo o mundo,
com estruturais impactos políticos e sociais. São atingidas as as dimensões
econômicas mais diversas, desde o comércio, a tecnologia e inovação, os
recursos naturais, a força de trabalho e as finanças, inclusive a típica
exportação de capitais. Isso é próprio do grande capital, a partir de uma
superpotência, sobretudo nas condições do capitalismo do século XXI”.
É importante destacar que a China além de ser bastante atrativa do ponto de vista da exportação de capitais por parte de capitais estrangeiros, principalmente devido a presença da possibilidade de superexploração do trabalho em sua economia, que conta com a maior população do mundo, e logo com um mercado interno poderoso; também explora estes mercados ( de trabalho e consumidor) e exporta capitais que se direcionam a superexplorar a força de trabalho em países periféricos, como é o caso do Brasil. A seguir veremos a forma como ocorre essa atuação imperialista da China no que concerne à economia brasileira.
Desarrollo:
2. As relações econômicas China-Brasil (2000-2020): Imperialismo e Dependência
Compreendemos o Imperialismo e a Dependência enquanto uma totalidade, enquanto uma unidade do diverso, como nos ensina Karl Marx. Segundo Marini (2000), o fundamento da Dependência é a superexploração do trabalho, mecanismo que permite a transferência de mais-valor das economias dependentes para os países capitalistas centrais. Recordando Boron (2005): “A transferência de excedentes da periferia para os centros metropolitanos consiste em um mecanismo tradicional do imperialismo”.
A seguir, veremos dados empíricos sobre as relações desiguais que se estabelecem entre China e Brasil e como a potência asiática se beneficia desse mecanismo de transferência de valor citado acima. Os dados a seguir fazem também cair por terra o discurso tão conclamado de um suposto ganha-ganha neste tipo de relações com a China. Trataremos das relações econômicas sino-brasileiras nos últimos vinte anos, entre 2000-2020, observando o comércio bilateral e os investimentos chineses no Brasil, trazendo um quadro amplo e significativo da presença econômica chinesa no país, em interlocução com a teoria discutida anteriormente.
As relações econômicas entre Brasil e China crescem desde 2000, na esteira da ascensão chinesa internacional e do aumento da sua presença econômica e política no continente latinoamericano. Essa aproximação crescente com o Brasil, especificamente, e a América Latina, em caráter mais amplo, se relaciona também com a agenda expansiva da China no horizonte internacional, especialmente pelo processo de internacionalização de seus capitais, dentro de uma estratégia geopolítica altiva (Xing, 2016).
No caso brasileiro, o comércio bilateral vem crescendo, com destaque para a última década marcada pelo fato da China ter alcançado uma posição de destaque no comércio exterior brasileiro, ultrapassando países como Estados Unidos, Coreia do Sul, Japão, Alemanha, Inglaterra, e outros parceiros comerciais brasileiros regionais como a Argentina e o Chile. Exemplo disso é o fato do Brasil ser responsável por 48,3% do valor total das exportações latinoamericanas para a China na série histórica 2000-2020, cujo montante total foi de US$ 1,2 trilhão. Neste cálculo, conforme informações coletadas na base de dados do The Observatory of Economic Complexity (OEC), o Brasil exportou cerca de US$ 609 bilhões para a China.
Outra informação relevante sobre o comércio bilateral entre Brasil e China considerando o período 2001-2018 (em bilhões de US$): saiu dos US$ 3,2 bilhões, em 2001, para US$ 98,9 bilhões, em 2018. Esses dados contribuem para ilustrar o fato da China ter se tornado o principal parceiro comercial do Brasil, desde a década de 2010 (Almeida, 2019). A seguir, mais detalhes sobre essa relação entre Brasil e China no comércio bilateral.
2.1 - As exportações brasileiras para a China (2000-2020)
Conforme Almeida (2019), somente entre 2000-2003 o crescimento das exportações triplicou, saindo dos 2% em 2000 para 6% em 2003. Observando o quadro geral das exportações brasileiras para a China neste período 2000-2020, temos que o Brasil exportou US$ 609 bilhões, superando países latino-americanos como Argentina (US$ 88,3 bilhões), Chile (US$ 272 bilhões), Colômbia (US$ 38,9 bilhões), Venezuela (US$ 93,1 bilhões). Nestes US$ 609 bilhões, a pauta de exportação é composta, principalmente, por três produtos: Minério de Ferro (US$ 178 bilhões), Soja (US$ 206 bilhões), Petróleo Bruto (US$ 83,7 bilhões). A participação desses produtos nas exportações chegam a 76,9% do total, caracterizando um domínio do setor agropecuário e mineral nessas operações. A evolução das exportações para a China, em valores totais US$ FOB e dentro do período 2000-2020, segue o seguinte curso: 2000 (US$ 1,1 bilhão); 2001 (US$ 1,9 bilhões); 2002 (US$ 2,6 bilhões); 2003 (US$ 2,6 bilhões); 2004 (US$ 5,9 bilhões); 2005 (US$ 5,9 bilhões); 2006 (US$ 11,3 bilhões); 2007 (US$ 16,1 bilhões); 2008 (US$ 16,6 bilhões); 2009 (US$ 21 bilhões); 2010 (US$ 30,8 bilhões); 2015 (US$ 35,4 bilhões); 2020 (US$ 67,9 bilhões).
Importante destacar o crescimento da participação percentual da China nas exportações brasileiras, dado que o país lidera a participação média nas exportações dentro da série histórica 2000-2020 (considerando os índices específicos da China no período), com um percentual de 16,8%, seguida pelos Estados Unidos (13,4%), Argentina (7,2%), Holanda (4,3%) e Alemanha (3,5%), por exemplo. Ainda observando detidamente esse indicador, temos que a China, no ano 2000, tinha participação nas exportações de 1,9% e estava posicionada na 11ª colocação no ranking dos parceiros comerciais brasileiros. Nos anos posteriores, isso mudou significativamente e a China alcançou uma posição privilegiada nesse ranking, chegando aos 31,7%, ultrapassando países centrais do imperialismo, como Estados Unidos, Japão, Alemanha, países industrializados como a Coreia do Sul, além de países sul-americanos, como Argentina e Chile, estes últimos parceiros comerciais brasileiros no âmbito do MERCOSUL.
2.2 - As importações brasileiras da China (2000-2020)
O crescimento e aprofundamento das relações comerciais entre os dois países também pode ser observado no tratamento das importações brasileiras à China, no período 2000-2020. Nesse caso, no referido período, observamos que as importações brasileiras do país asiático corresponderam a US$ 452 bilhões. Decompondo esse valor, atenta-se para a diversidade da pauta de importação brasileira, destacando-se segmento como o de máquinas e equipamentos e seus principais representantes: Aparelhos telefônicos (US$ 20 bilhões), acessórios de transmissão (US$ 13,6 bilhões), componentes de máquinas de escritório (envolvendo processamento de dados) (US$ 13 bilhões), circuitos integrados (US$ 9,4 bilhões), computadores (US$ 9,3 bilhões), equipamentos de transmissão (US$ 8,4 bilhões). Nesse quadro de aprofundamento do comércio bilateral entre Brasil e China, cabe destacar a evolução das importações brasileiras do país asiático, no período 2000-2020, observando os valores totais US$ FOB no seguinte curso: 2000 (US$ 1,4 bilhões); 2005 (US$ 5,6 bilhões); 2006 (US$ 8,3 bilhões); 2007 (US$ 13,3 bilhões); 2008 (US$ 20,8 bilhões); 2009 (US$ 16,5 bilhões); 2010 (US$ 27,6 bilhões); 2015 (US$ 32,6 bilhões); 2020 (US$ 36,4 bilhões).
Nesse cenário, a participação chinesa foi estável. Entre 2000-2010, o índice percentual cresceu cerca de sete vezes, saindo dos 2% em direção aos 14%. Entre 2010-2020, o crescimento foi significativo: saiu dos 14% para os 22%, ultrapassando os Estados Unidos que em 2011, estavam no 1º lugar no quadro das importações brasileiras e à frente da China que ocupava o 2º lugar, com uma participação percentual de 14,9% contra 15,5% dos estadunidenses. Em 2012, a situação se inverte, com a China ocupando a primeira colocação e os estadunidenses descendo para a segunda colocação, com um índice percentual de 14,9%, contra 15,8% dos chineses. Desde então, a China detém o 1º lugar no quadro das importações do Brasil e consolida o status de principal parceiro comercial brasileiro.
Portanto, a China aumentou a sua participação percentual nas importações brasileiras na série histórica, garantindo-lhe uma posição de destaque no ranking dos países de onde o Brasil faz suas importações. Olhando retrospectivamente, conforme dados obtidos das bases de dados já citadas, a China saiu do 12º lugar ocupado no ano 2000, com uma participação percentual de 2,2%, para o 1º lugar em 2020, com uma participação percentual de 22,7%. Esse crescimento foi significativo, ultrapassando parceiros sul-americanos do Brasil (Chile e Argentina, por exemplo), além de países europeus e asiáticos (Alemanha, França, Japão, Coreia do Sul, por exemplo).
2.3 - Investimentos chineses no Brasil
A China também ocupa posição relevante nos investimentos externos no Brasil, sobretudo na última década, após a crise mundial de 2008 que reduziu os investimentos dos Estados Unidos e da Europa no país, abrindo um espaço maior para a entrada dos capitais chineses (estatais e privados) no Brasil. Schutte (2020) chama a atenção para o crescimento dos investimentos chineses no Brasil na década recente, dentro da expansão do capitalismo chinês em escala global pela internacionalização dos seus capitais (estatais e privados) chamado de going out/going global, isto é, a competição de grandes empresas em escala internacional (Silva & Dathein, 2014). Essa intensificação, como tratado por Schutte (2020), dos investimentos chineses no Brasil, atingiu um primeiro pico entre 2009 e 2010, superando os índices dos anos anteriores diante do ingresso recente da China nesse quadro dos principais investidores estrangeiros do Brasil.
A seguir, um mapeamento geral dos investimentos chineses no Brasil dentro da série histórica 2000-2020, para ilustrar a presença dos capitais chineses no Brasil. Cariello (2020) traz um histórico importante sobre os investimentos chineses entre 2007 e 2020 no Brasil em um relatório elaborado para a Comissão Empresarial Brasil-China (CEBC), trazendo sua análise geográfica e setorial destes investimentos. Ele chama a atenção que até o ano de 2020, o Brasil recebeu 47% dos investimentos chineses destinados à América do Sul, em relação ao estoque entre 2005 e 2020. Nessa mesma estatística, o Brasil aparece à frente do Peru (21%), do Chile (11%) e da Argentina (9%).
Observando o fluxo dos investimentos por valores (US$ bilhões) anunciados e confirmados entre 2010-2020, temos um total de US$ 92,6 bilhões anunciados (destes, somente US$ 82,8 foram confirmados). Em relação ao número de projetos entre 2010-2020, temos um total de 235 projetos anunciados (destes, somente 173 foram confirmados). 2010 foi o primeiro “pico” em relação às iniciativas dos capitais chineses no Brasil, aspecto que se repetiu entre 2016-2018, após uma variação no período 2011-2015. Nesses termos, a China rivaliza diretamente com países centrais do capitalismo, como Estados Unidos, França, Japão, Itália, em relação aos investimentos no Brasil: entre 2003 e 2019, o país asiático ficou atrás apenas dos EUA, em termos de estoque de investimentos, com um índice de 30,9% (contra 31,2% dos estadounidenses).
A distribuição setorial desses investimentos no Brasil entre 2007-2020, em relação aos projetos e seus respectivos valores confirmados, conforme Cariello (2020), se estrutura da seguinte forma: O setor de eletricidade e gás ocupa uma posição relevante com 48% dos valores confirmados e 31% dos projetos confirmados. Em relação aos valores confirmados, a extração de petróleo e gás também ocupa uma posição relevante contando com 28% do total, mas apenas 7% em relação ao número de projetos confirmados A área de extração de petróleo e gás conta com a presença de grandes estatais chinesas, como a China Petrochemical Corporation (Sinopec), China National Petroleum Corporation (CNPC). Grandes estatais chinesas também participam do setor de eletricidade e gás, a exemplo da China Three Gorges (CTG) e a State Grid, lembrando que o leque de empresas chinesas no Brasil, face à diversificação setorial dos investimentos, é diverso. A indústria manufatureira, que conta com 28% do total dos projetos confirmados, mas apenas 6% do total dos valores de investimentos confirmados, também é uma importante área de entrada dos capitais chineses.
Outra sinalização trazida por Cariello (2020), é a distribuição geográfica dos investimentos chineses no Brasil, ao longo desse período de vinte anos (2000-2020). A região Sudeste, atraiu cerca de 51% do total de projetos anunciados e confirmados pelas empresas chinesas no país. A região Nordeste vem logo atrás com 18%, seguida pelo Centro-Oeste com 12%, depois o Sul com 10% e por último o Norte com 8%. Detalhando essa estatística a nível dos estados nessas regiões, cabe destaque para São Paulo e Minas Gerais enquanto os principais estados nacionais na atração dos investimentos chineses (projetos confirmados) (São Paulo com pouco mais de 31% e Minas Gerais com mais de 8%), seguidos pela Bahia, com índice de 7,1%, classificado como o terceiro receptor do país nessa categoria, sendo sede de grandes projetos de infraestrutura e mobilidade com participação chinesa nos anos recentes.
Cariello (2020) também chama a atenção para a forma de ingresso dos investimentos chineses no Brasil, considerando os valores dos projetos já confirmados: 70% do total dos valores de projetos confirmados (estoque de investimentos) ingressam na forma de fusões e aquisições (M&A), isto é, comprando parte ou totalidade de empresas brasileiras e, secundariamente, parte ou totalidade de empresas estrangeiras presentes no Brasil, ou se fundindo com companhias brasileiras (tornando-se uma empresa única), dentro de atividades já existentes (iniciativas brownfield); 24% ingressam por meio de iniciativas greenfield, que são projetos novos, conduzidos por empresas chinesas (em consórcio ou sozinhas); 6% ingressam via joint-ventures, isto é, uma associação empresarial temporária de acordo com o projeto (normalmente é mais comum em projetos novos), onde cada empresa permanece com sua identidade preservada (diferentemente das fusões/aquisições, que geram uma empresa nova).
Segundo Cariello (2020), temos o seguinte panorama em relação aos projetos confirmados: 48% dessas iniciativas são projetos novos (investimentos/projetos greenfield), 40% são projetos que envolvem fusões e aquisições e 12% são projetos que envolvem joint-ventures. Os projetos greenfield se concentraram na atividade manufatureira, responsável por 40% do total ingressado, envolvendo produção de veículos automotores, máquinas e equipamentos, materiais elétricos, e eletrônicos. O setor de eletricidade, responsável por 31% do total ingressado, envolve principalmente a extração de petróleo e serviços de telecomunicações, tecnologia da informação e comunicação (TIC’s) e serviços financeiros. Tal estudo é importante para retratar que essas iniciativas impactam na economia brasileira, sobretudo pelas joint-ventures e sua capacidade de realizar parcerias e acordos de cooperação.
Conclusiones:
A expansão da China reverberou sobre o continente latino-americano nas décadas recentes, especialmente no plano econômico e diplomático. Não à toa, o país asiático é o principal parceiro econômico e comercial dos países latinoamericanos, sendo o 1º ou o 2º país que estabelece relações firmes com os estados da América Latina e Caribe. Esse fenômeno se materializa pela observação das relações entre o Brasil, que é um dos principais países do continente latinoamericano e o principal da América do Sul, com a China, identificando tendências gerais da relação China-América Latina e Caribe e aspectos específicos das relações sino-brasileiras.
No cenário geral, observando a discussão sobre o Imperialismo e a Dependência, elementos centrais para pensar e analisar a posição da América Latina e Caribe na ordem econômica e política internacional, temos que a China nesse relacionamento com os países latinoamericanos reforça a dependência destes não apenas no cenário geral, mas também específico no caso chinês. Uma dependência econômica, observada pelo perfil do comércio bilateral destes países que, exportam matérias-primas (gêneros agrícolas e da indústria extrativa, por exemplo) e importam produtos manufaturados, com alto valor agregado face à sua complexidade tecnológica e produtiva, conforme observado por Marini (2000) e Osorio (2012) ao tratarem da integração econômica latinoamericana no cenário internacional como provedora de artigos necessários para a atividade econômica dos países imperialistas centrais e mercado consumidor dos produtos e serviços vindos do centro capitalista, isto é, dentro de um processo de especialização produtiva do continente latinoamericano, com desenvolvimento econômico de baixa intensidade e condicionado às necessidades dos capitais estrangeiros. Tal estratégia continua se reproduzindo e se mantendo porque as burguesias nacionais destes países se beneficiam diretamente dessa condição, sem interesse de rompimento e estímulo à políticas econômicas que visem reduzir a dependência às economias centrais com ênfase na soberania nacional.
Há interpretações que não consideram a China como um país imperialista, pela sua política de “cooperação e ascensão pacífica”, sem fazer uso de poder militar para atingir seus interesses e objetivos estratégicos na relação com a periferia. Mas conforme a discussão trazida por diversos autores posteriores à Lenin (2011), como Boron (2005) e Chesnais (2007), o imperialismo nos tempos atuais perpassa por uma dominação econômica envolvendo Estados e grandes empresas. Logicamente, a China manifesta características de um país imperialista justamente pela esfera econômica, observando a atuação dos seus capitais estatais e privados nestes países, penetrando em áreas estratégicas (como energia, petróleo, gás e indústria) para favorecer a sustentação de seu modelo econômico, consequentemente, favorecendo a competição das empresas chinesas em escala global.
A reorientação do modelo econômico chinês para um arranjo capitalista associando Estado e iniciativa privada, é importante para compreender o desenvolvimento recente da China no plano internacional e analisar a necessidade que o país asiático tem de manter seu crescimento econômico das grandes empresas (estatais e privadas), dado que a China está sujeita às regras internacionais ainda que “drible” algumas (principalmente àquelas que pedem maior desregulamentação financeira). As relações da China com a América Latina, ainda que não impeçam o desenvolvimento econômico e industrial destes países, na prática reforça a dependência econômica e tecnológica destes e promove, pelas assimetrias econômicas e políticas, que os países latinoamericanos sirvam como elemento importante e mantenedor da reprodução dos capitais chineses.
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Palabras clave:
Imperialismo; Dependência; China-Brasil;
Resumen de la Ponencia:
Los últimos dos años han sido marcados por la pandemia que significó innumerables contagios y pérdidas humanas, pero también el revolucionamiento y la reconfiguración de lo social y de su relación con las capacidades y el conocimiento técnico-científico de las ciencias biomédicas. Lo cual es aún más evidente al observar que, la salud, el no contagiarse, incluso el vivir o morir en la región grancaribeña sí depende de las condiciones de desigualdad y marginación para acceder a la atención y los bienes sanitarios, entre los cuales se ubican las vacunas las cuales son el resultado de una carrera a contrarreloj por paliar los efectos del virus SARS-CoV2. Por ello el siguiente trabajo se propone explorar y sistematizar las implicaciones de la presencia y operación del mecanismo COVAX en la región Gran Caribe. A partir de una perspectiva crítica se propone considerar al mecanismo como una de las estrategias de la geopolítica de salud global, que prioriza y protege las relaciones de mercado sobre el derecho humano a la salud y la cual parece ser una respuesta estratégica a los acercamientos de otras estrategias como la rusa o la china en la región.Tal mecanismo opera en una estrategia dual y asimétrica, por una parte, protege a los países con mayores capacidades adquisitivas y al mercado que implica la industria farmacéutica y de la salud suprimiendo al multilateralismo con un esquema en el que operan los intereses de privados junto a las perspectivas de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por la otra parte, se erige en una narrativa del acceso equitativo y justo a la vacunación y como posible respuesta a las condiciones de pobreza y desigualdad de países con menores capacidades, como en la región grancaribeña. Este trabajo ubica cuáles son los objetivos y la perspectiva del mecanismo, así como las implicaciones para la región grancaribeña de su operación. a partir de ejes como: el nulo apoyo a Centros de Investigación regionales para el desarrollo de alternativas de vacunación propias o la no producción de vacunas en la región por la protección de patentes, así como la distribución de los sueros, es decir ¿qué países, en qué momento y cuáles son los criterios por los cuales se distribuyen las vacunas? Para ello se propone una investigación documental breve pero rigurosa para dimensionar las implicaciones de la existencia del mecanismo COVAX en la región y la sistematización de los hallazgos para dimensionar lo que implica para la región las donaciones y la práctica de un mecanismo como COVAX.Resumen de la Ponencia:
Las cuestiones acerca de la integración en la diversidad cultural de los procesos de circulación por las fronteras regionales se presentan como paradigmas, no sólo de la modernidad sino de las nuevas configuraciones de los regímenes de integración de las personas migrantes en los países receptores. El objetivo de este trabajo es traer a la luz el debate sobre la difícil construcción de una perspectiva de mainstreaming de migración, sobre todo cuando se exige cada vez más de los países un enfoque integral y más comprometido con políticas incluyentes. A partir de los avances en las iniciativas en escala local es posible lanzar la hipótesis que las brechas de asimetrías se encuentran en la complejidad de la problemática y las normativas impulsadas en escala de municipalidad por instituir políticas domésticas de bajo impacto. El análisis exploratorio, parte de la revisión teórica y conceptual sobre la perspectiva de mainstreaming en la integración; para ello, se revisan la literatura y los abordajes de las diferentes formas de aplicar las estrategias e evaluar iniciativas de avanzo en indicadores de integración. La metodología interpretativa recorre un análisis crítico dialéctico sobre la situación de los actuales procesos de integración y las respuestas que son impulsadas por algunos municipios de los estados de Brasil. Como resultados, se considera la amplia gama de paradigmas que mezclan viejas y nuevas nociones de integración, las barreras de transversalidad que se suman a otros conceptos como mediación intercultural y van ajustándose a la perspectiva de mainstreaming de migración; todo ello, posibilita comprender las multi escalas de interinstitucionalidad presentes en los actuales regímenes de integración de las personas migrantes en la triple frontera y específicamente en Foz de Iguazú, Paraná.Palabras clave: Mainstreaming, migración, integración, triple frontera, BrasilResumen de la Ponencia:
El objetivo de la presente investigación es proponer estrategias que el gobierno debe de implementar para impulsar el desarrollo regional en Chihuahua ante la nueva normalidad por COVID-19. Esta investigación surgió ante la necesidad de estudiar la estructura económica y productiva del estado de Chihuahua bajo el enfoque del desarrollo regional, con el propósito de identificar los factores que intervienen en las nuevas dinámicas de desarrollo y con esto adoptar las medidas necesarias para impulsarlo. Esta investigación se realiza con la finalidad de proporcionar información útil para diversos actores en sector tanto público, como privado del estado de Chihuahua. La investigación amplía el conocimiento sobre desarrollo regional en el estado, con la intención contrastarlos con otros estudios similares. Debido a la contingencia provocada por el virus SARS-CoV-2 y al cambio en el estilo de vida de toda la población a nivel mundial, que ha afectado la capacidad económica de todos los países de las regiones, esto debido al confinamiento y reducción de la actividad económica a sectores esenciales, y por otro lado en el ámbito educativo, se suspendieron clases presenciales, lo cual puede profundizar la desigualdad en el aprendizaje. La región que comprende el estado de Chihuahua no es la excepción, la interrupción de las actividades en las ciudades más importantes como Chihuahua y Juárez, causa pérdidas millonarias. Con este fin, la pregunta de investigación es la siguiente: ¿Qué estrategias debe implementar el gobierno para impulsar el desarrollo regional en Chihuahua ante la nueva normalidad por COVID-19?La pregunta de investigación se responde a partir de un análisis documental de trabajos.La investigación que se ha desarrollado es de tipo transversal, con naturaleza de investigación mixta, con forma de investigación aplicada y modo de investigación documental. Se utiliza principalmente la teoría neoinstitucionismo; El neoinstitucionalismo estudia los rasgos de las estructuras institucionales económicas que posibilitan el desarrollo de los pueblos. El diseño institucional de un país es determinante para su desarrollo económico, social y político y condicionan las consecuencias del sistema político. Los estados que conforman el norte del país son los que generan un importante aporte al PIB nacional e industrialización; el estado de Chihuahua esta al norte del país y tiene frontera con E.U.A. lo cual favorece el crecimiento económico y aumenta la calidad de vida. El desarrollo regional es un proceso que no se logra solo mediante del estímulo de creación de empresas, éste si es un factor importante, pero se requieren de más factores como lo son el ambiente, social, político, económico e institucional, que solo se facilita que se creen empresas, sino que permite que las Regiones se desarrollen.Resumen de la Ponencia:
Este texto mostra como, por um lado, a conciliação das classes do governo Lula incluiu o mercado consumidor, famílias que antes estavam fora do bloco de poder e consumo. Essa conciliação se deve a diversos fatores que potencializam as políticas de desenvolvimento, como, por exemplo, o aumento real do salário mínimo, ou o crescimento econômico e, substancialmente, as políticas sociais compensatórias. Ao mesmo tempo, essas políticas ajudam a reduzir a desigualdade de renda, apresentando o fenômeno da concentração dinâmica de renda como pode ser visto ao longo do texto. Portanto, este estudo nos dá subsídios para compreender mais profundamente a conciliação de classes de Lula.Logo, uma política permanente de valorização do salário mínimo como variável de grande potencial distributivo com seus efeitos positivos, mas também temos uma valorização real do salário mínimo nos anos do governo Lula, assim como um aumento do emprego devido ao crescimento da crise econômica no período, ou o governo do PT não teve mudanças significativas. Um aumento real do salário mínimo pode revelar uma transferência de renda real de todo o setor da população consumidora para um determinado setor da economia. Não há concentração de renda estática Furtado (2007a), ela é dinâmica porque o centro dinâmico da economia se desloca de um setor produtivo para outro, transferindo-o para renda real para diferentes grupos sociais, pode ser esse fenômeno que ocorreu entre 2000 e 2009, quando o setor de serviços era o setor da economia, ou seja, o maior número de empregadores se voltava para a agricultura e, sobretudo, para a indústria. Por exemplo, em 2000 o setor de serviços tinha 45.959. 713 mil pessoas ocupadas, em 2009 eram 60.019.500 mil pessoas ocupadas, enquanto a indústria respondia em 2000, por 15.401.694 pessoas ocupadas, em 2009 esse número correspondia a 19.849.814 mil pessoas ocupadas. Esses dados mostram que no setor de serviços em 2009, 9.611.658 mil pessoas estavam ocupadas mais do que o setor da indústria, ou mulheres, ou o setor de serviços, nesse período, cresceu em relação ao setor da indústria em 216%. Quanto à indústria, respondia em 2000, por 15.401.694 pessoas ocupadas e, em 2009, esse número correspondia a 19.849.814 mil pessoas ocupadas. Esses dados mostram que no setor de serviços em 2009, 9.611.658 mil pessoas estavam ocupadas mais do que o setor da indústria, ou mulheres, ou o setor de serviços, nesse período, cresceu em relação ao setor da indústria em 216%. Quanto à indústria, respondida em 2000, por 15.401. 694 pessoas ocupadas e, em 2009, esse número correspondia a 19.849.814 mil pessoas ocupadas. Esses dados mostram que no setor de serviços, em 2009, 9.611.658 mil pessoas estavam ocupadas a mais do que o setor da indústria.Resumen de la Ponencia:
En el presente escrito titulado: Notas sociohistóricas para el estudio de las sociedades de frontera de los Estados Unidos y México, desarrollamos dos apuntes sociohistóricos para identificar y describir a tales sociedades, así mismo, concluimos con una hipótesis de trabajo: 1) Las sociedades de frontera Estados Unidos México comparten una línea de demarcación de 3 mil 200 kilómetros de longitud y con ello singulares condiciones y manifestaciones geográficas; 2) Las sociedades de frontera Estados Unidos México son producto de un singular desenvolvimiento histórico (1607-1848), el cual es posible describir e interpretar mediante los términos de frontier y borderlands; y 3) Consideramos que en América Latina se podrían presentar situaciones y manifestaciones de sociedades de frontera.Palabras clave: Frontera; frontier; borderlands y sociedades de frontera
Introducción:
Introducción
Si aceptamos que la realidad sociohistórica cambia y se mantiene constantemente, al igual que la diversificación y especialización de la sociología, resulta que la investigación acerca de las sociedades de frontera debería considerar que son producto de una construcción sociohistórica, qué a su vez, conlleva situaciones de teoricidad, historicidad y regionalidad.
En relación a la teoricidad de las sociedades de frontera, resulta que las definiciones al respecto, parecen escasas.
En relación a la regionalidad emerge una realidad geográfica qué se manifiesta a través de una extensa línea de demarcación de 3 mil 200 kilómetros de longitud, lo cual permite y dificulta registrar horizontalmente la enorme masa y gama de fenómenos sociales, económicos y culturales que confluyen e irrumpen constantemente.
A la vez, tal condición geográfica se manifiesta verticalmente como una gran cantidad de hechos sociales, económicos y culturales que se ramifican hacia la interioridad de la línea de demarcación, estructurándose sobre todo en las ciudades gemelas, que quizás nos permitan identificar más que urbes fronterizas, sociedades.
En relación a la historicidad de las sociedades de frontera resulta necesario registrar y describir los hechos históricos de sociedades que comparten espacios e incluso tiempos. Igualmente, podríamos visualizar y aceptarnos como habitantes de una sociedad que colinda hacia el norte con los Estados Unidos y hacia al sur con América Latina
Al caso, la palabra frontera es de uso cotidiano, en tal sentido el análisis sociohistórico de la palabra y realidad frontera, quizá permita entrever el origen y desenvolvimiento de las sociedades de frontera y avanzar en el estudio de la regionalidad, historicidad y teoricidad de éstas.
Respecto a la teoricidad de las sociedades de frontera, tiene que ver con la reflexión y conceptualización de las expresiones sociedad y sociedades, conforme a la búsqueda y actualización de las definiciones dadas en enfoques sociológicos clásicos y modernos, por cierto, es una investigación realizada en paralelo y cuyos avances se reportan en parte con el uso de los términos frontier y borderlands.
Por último, con este tipo de escritos se pretende no sólo conocer la constitución y desenvolvimiento histórico de las sociedades de frontera Estados Unidos México, sino hacer extensiva la investigación hacia las sociedades de frontera en la regionalidad de América Latina.
Desarrollo:
1. Acercamiento al estudio de las sociedades de frontera.
Actualmente resulta normal y obvio declarar que las fronteras de la sociedad mexicana, son regiones limítrofes y de colindancia no sólo con la sociedad estadounidense, sino con las sociedades de América Latina y con las diferentes sociedades de las islas del Caribe y del Pacífico en donde intervienen fronteras marítimas.
Se trata de sociedades con distinto desarrollo y crecimiento económico, de tal forma que se da la paradójica situación de que México es una sociedad de frontera.
Hacia el norte es una sociedad subdesarrollada porque la estadounidense resulta ser una potencia en desarrollo y crecimiento económico. En cambio, hacia el sur es una sociedad de mayor desarrollo que las sociedades de Belice y Guatemala las cuales son caracterizadas como subdesarrolladas.
El desenvolvimiento de lo que serían las sociedades de frontera se mira claramente al describir los hechos históricos de los movimientos territoriales entre Estados Unidos y México.
Al caso, hoy vemos con naturalidad la presencia de límites entre ambas sociedades, una línea de demarcación que alcanza aproximadamente, 3 mil 200 kilómetros de longitud, en donde se identifican numerosas ciudades mexicanas y estadounidenses.
Pero esto no fue siempre así, porque al investigar la historia de la frontera Estados Unidos México, se revelan distintos momentos en los cuales los movimientos territoriales ocurren, casi siempre, a favor de los Estados Unidos.
Con la Imagen 1. Fundaciones, Independencias y Confrontaciones Estados Unidos México 1521-1846, es posible ubicar una línea de tiempo, resaltando fechas y eventos dados entre 1607 y 1846 que indican las tendencias de desplazamiento territoriales, que posiblemente son producto de los constantes flujos migratorios europeos al continente americano, así como dado el crecimiento demográfico interno, primero de las colonias, luego de la sociedad estadounidense.
Sería importante añadir a lo anterior, que la diferenciación del desarrollo y crecimiento económico dada entre ambas sociedades, explica la causa del movimiento de las fronteras más de una vez, lo cual muestra qué ante linderos naturales fijos, o sea, sierras, valles, ríos, desiertos, incluso las playas y los mares no interrumpieron la expansión territorial de las colonias y luego de la sociedad estadounidense, por cierto, producto de la migración y de los modos de desarrollo y crecimiento económico tempranamente capitalistas.
Por supuesto que también cuentan las situaciones demográficas propias, o sea, la presencia y movilidad de grupos poblacionales originarios que habitaron en tales territorios, lo cual sumado a la migración internacional y regional dieron pauta una sui géneris colonización.
Imagen 1. Fundaciones, Independencias y Confrontaciones
Estados Unidos-México
1521-1846
Imagen 1. Elaboración propia
Por cierto, pienso qué a la larga, la migración internacional, es decir, la salida de población de un país y llegada a otro, sería la causa y efecto del poblamiento de las sociedades de frontera, incluso se puede diferenciar históricamente oleadas migratorias europeas hacía el continente americano, de igual forma, la identificación de corrientes migratorias en el interior de tal territorio, es decir movimientos de personas que se trasladan internamente de ciudades a ciudades.
La observación inmediata permite comprender que la frontera es una línea jurídica e imaginaria, a la vez, geográfica y poblacional que delimita cuando menos, a dos sociedades, de desarrollo y crecimiento económico diferenciado.
Destaca el hecho de que a partir de 1607 con la fundación de las Trece Colonias y su Independencia en 1776 se mantiene un continuo expansionismo estadounidense, e incluso se extiende hasta 1848, obvio, con el retraimiento de territorio americano por la Francia colonial, por supuesto de la Nueva España y luego del México Independiente
2. Entre Fundaciones e Independencias
Para describir el doble proceso de fundaciones e independencias con algunos de los movimientos poblacionales y territoriales, se indica la detección y selección en una inicial pesquisa de datos, mapas y escritos, que a continuación estudiamos.
Cuadro 1. Población de las colonias americanas
AñoPoblación16251980164150 0001688200 0001702270 0001715435 00017491 000 00017541 500 00017652 200 00017752 400 000
Nota: Datos tomados de https://es.wikipedia.org/wiki/Trece_Colonias
Al observar el Cuadro No. 1: Población de las colonias americanas, es importante señalar que los datos son estimaciones realizadas por historiadores, que no incluyen a todos los pueblos americanos originarios, porque existen muchos fuera de las colonias, pero si se incluyen a nativos bajo control colonial, también esclavos y sirvientes de raza negra.
Con tales datos podemos ver un constante incremento de la población, que bien podemos suponer como producto de una constante migración europea, claro que en combinación con un crecimiento demográfico interno.
En 1776, o sea en pleno contexto de la Independencia estadounidense la mayoría de la población de las llamadas Colonias Inglesas eran de raza blanca, específicamente de origen británico (inglés, irlandés, escocés o galés), de igual manera el territorio controlado por el Imperio Británico era reducido, en cambio el Régimen Francés tuvo mayor presencia en territorios más amplios, y la Corona Española aparecía en espacios más extensos.
En el Mapa No. 1 Norteamérica antes de Estados Unidos. Colonias en 1756 el color rojo indica presencia británica, el azul la aparición francesa y el amarillo la presentación española. Si identificamos las líneas punteadas, estamos frente a las actuales fronteras de los Estados Unidos con Canadá y México.
Mapa No. 1: Norteamérica antes de Estados Unidos. Colonias en 1756
Fuente:https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/expansion-estados-unidos/ (elordenmundial.com, 2022)
Junto a los históricos movimientos migratorios internacionales y dadas las condiciones demográficas regionales se dio un singular proceso de poblamiento, a la larga la migración internacional, es decir, la salida de población de un país a otro, es causa y efecto del poblamiento de territorios americanos.
A continuación, comentamos el término frontier para aproximarnos a la comprensión e interpretación de los movimientos territoriales y poblacionales dados entre Estados Unidos y México.
Desde una perspectiva histórica, (Vilar, 1980), señala que la frontera se asocia a la formación de los Estados Nacionales, por extensión a la configuración de las sociedades modernas, lo que a su vez deriva en definiciones convencionales que se asumen jurídicamente, delimitando de manera formal e ideal las fronteras circundantes entre dos o más sociedades.
El historiador francés define la frontera formal y jurídicamente, luego apunta que significa condiciones naturales en donde habitan grupos poblacionales. En otras palabras, Vilar, nos permite extender la idea de que las fronteras se refieren no sólo a aspectos formales y jurídicos, sino a condiciones naturales y demográficas.
En consecuencia, la frontera es región geográfica de delimitación y diferenciación de dos o más sociedades. Es territorio limítrofe y de confluencia. Añadiríamos que es producto de la historicidad de los modos de productividad que el capitalismo desarrolla desde hace ya algún tiempo, que para el caso estadounidense es significativo, por supuesto que también lo es para el caso mexicano, pero con determinadas singularidades.
Junto a las imágenes más o menos estáticas de las fronteras geográficas y de las relativamente dinámicas de los grupos sociales, Vilar asume el enfoque histórico, apuntando hacía el estudio de las fronteras móviles. Conviene precisar que con el modelo histórico se puede observar que la frontera es: 1) Combinación de factores jurídicos, naturales y demográficos; y 2) Demarcación móvil.
Ahora bien, la idea de fronteras móviles implica cuando menos dos puntos de vista.
El primero se asocia a territorios “vacíos” por ende de movimientos poblacionales que posibilitan la apertura y control de regiones, tal supuesto de territorios vacíos es relativo, porque históricamente es muy difícil identificar zonas desocupadas. El segundo refiere a zonas ocupadas mediante incursiones poblacionales que conllevan la violencia y con lo cual las fronteras se mueven.
El concepto de frontier conlleva el doble sentido de lo geográfico y fijo, así como lo poblacional y móvil, por supuesto con el factor de la violencia no sólo al ocupar, sino con la resistencia a las invasiones.
3. El caso estadounidense
Mientras que Vilar define la Frontier en lo general, el caso de Frederick K. Turner es más específico, porque analiza y justifica las condiciones poblacionales de la migración y colonización de lo que originalmente fueron las Trece Colonias Británicas que se independizaron del Reino Unido en 1776.
Frederick K. Turner señala los originales movimientos de fronteras a través de una singular colonización, que denomina americana, incluso denota el hecho que corresponde a “nuestra historia”.
A la vez, explica que es una separación y alejamiento casi natural del Imperio Británico dado las vastas fronteras marítimas. Influyendo el singular proceso de colonización interno, debido al agrandamiento del territorio, la constante migración externa e interna, y la permanente apertura y conquista de espacios.
“Al principio, la frontera era la costa atlántica. Era la frontera con Europa en un sentido muy real. Al moverse hacia el Oeste, la frontera se vuelve cada vez más norteamericana... cada frontera deja su huella, y cuando la región se convierte en zona colonizada, sigue participando de las características de la frontera. Así pues, el avance de la frontera significa un continuo alejamiento de la influencia de Europa, una firme progresión hacia la independencia según planteamientos norteamericanos. El estudio de ese avance y de los hombres que vivieron en tales condiciones, así como de los resultados económicos y políticos que produjo, equivale a estudiar la porción realmente norteamericana de nuestra historia.” (Frederick K. Turner, 1987)
Al aproximarnos al estudio histórico de las sociedades de frontera, resulta revelador observar que la migración es factor de ocupación y expansión territorial, porque no sólo significa movimiento de población que deja un lugar para trasladarse a otro sitio, sino que se trata de migración de proyectos mercantiles, agrícolas e industriales.
En el caso que nos ocupa, se trata del proyecto británico con miras a fundar colonias en regiones americanas, de allí el respaldo migratorio y económico para descubrir, controlar y extender territorios. Es decir el gobierno del Reino Unido patrocinó el traslado de personas de una sociedad consolidada económicamente para fundar colonias, dando la pauta a una sui géneris colonización que en relativamente corto tiempo, se orientó a la creación de una nueva sociedad.
Las Trece Colonias fundadas en la costa del este de América del Norte entre 1607-1776, fueron acompañadas no sólo por población originaria del Reino Unido hacia continente americano, sino con compañías de patrocinio real promoviendo el mercantilismo, que significó el impulso y regulación del comercio de mercancías del Reino Unido al continente americano y viceversa, el objetivo fue no sólo aumentar las ganancias económicas y el poder político inglés, sino superar a los demás imperios de la época. (Cfr. el mapa en donde se constatan los territorios americanos ocupados, de rojo Gran Bretaña; de azul Francia; y de amarillo España.)
La primera experiencia registrada de actividades productivas del mercantilismo inglés, así como impulsora de las primeras oleadas de migración europea, fue con la Compañía de Virginia que rápidamente se oriento hacía la siembra y explotación del tabaco, producto que paulatinamente adquirió suma importancia.
Dicha compañía recibió el apoyo real e inició la colonización dotando de tierras a los migrantes de origen europeo, para realizar actividades productivas y por supuesto convertir religiosamente ya fuese al cristianismo o al protestantismo a los nativos, sin embargo, más que sentido religioso, fue la apropiación de tierras justificándose a través de la conversión y civilización de los originales habitantes de las regiones.
A la vez surgieron ideologías y prácticas sociales con las cuales se justificaba la colonización.
“Al llegar la segunda década del siglo XVII, estaba viéndose ya con claridad que evangelizar a los nativos había quedado en un segundo plano de interés frente al despojo de las tierras, además de desposeerles de cultura misma. Adelantando un enfoque del trato con los pueblos indígenas de Norteamérica que se mantendría hasta bien entrado el siglo XX, la Compañía de Virginia había dado instrucciones… para que niños nativos se criarán en su “lenguaje y costumbres”. (Grant, 2014)
Los llamados Padres Peregrinos son referidos como los originales inmigrantes europeos, sin embargo, ello no es del todo preciso, porque son parte de la segunda oleada de migrantes llegados a las colonias británicas, debido, entre otras cosas, a la intolerancia religiosa europea. Ellos ocuparon tierras para la labranza, levantaron poblados relativamente autosuficientes y se relacionaron con los nativos pobladores, según se dice, de manera pacífica.
Junto a la migración y el contacto con los originales habitantes de territorio americano, se dio el caso de la llegada forzada de los “trabajadores africanos, que acabarán siendo la mano de obra esclava que pondría los cimientos económicos de las colonias de hombres libres inglesas, garantizaba que la sociedad construida en el Nuevo Mundo iba a ser muy diferentes del mundo que los ingleses y africanos habían dejado atrás.” (Grant, 2014)
La tercera oleada de inmigrantes fueron individuos de diversos lugares europeos, atraídos por la aventura de colonizar tierras abiertas y obtener propiedades y riquezas fáciles, son gente acostumbrada al riesgo y la aventura, quienes imprimiendo cierto grado de violencia recorrieron las fronteras hacía el oeste.
Una cuarta oleada de inmigrantes, son los inversionistas que se encargaron de las finanzas y las industrias de las comunicaciones, tanto marítimas y pluviales, como las de los ferrocarriles contribuyendo a la configuración de un norte industrial y un sur agrícola.
Sin lugar a dudas, el historiador americano Frederick K. Turner es un caso paradigmático, porque inició el estudio de la colonización primero británica y luego “americana”, percibiendo y explicando las diversas oleadas de inmigrantes europeos llegadas a regiones americanas, así mismo, observó que el desarrollo y crecimiento económico y demográfico aceleraron el control y apertura de territorios, por supuesto, que gran parte de su obra resulta ideológica y justifica la expansión estadounidense.
Por otra parte, el historiador estadounidense Paul Adams autor del texto titulado La Historia de los Estados Unidos nos dice que: “Para los americanos, frontier no significa únicamente línea de desplazamiento extremo de los asentamientos blancos, sino también la zona de transición, a menudo ancha, existente entre la región despoblada, o la tierra de los indios (incluyendo) los primeros poblados con sus puestos comerciales, roturaciones, construcciones de caminos, especulación febril del suelo, fundación de ciudades y otras agitadas actividades de desarrollo, y las zonas de colonización estructuradas.” (Adams, 1979)
Otro historiador estadounidense llamado Manny Lund, especialista en el estudio de la frontera sur de Estados Unidos y norte de México, señala que la frontera entre ambas sociedades, es una región en la cual confluyen factores geográficos, migratorios, económicos y de conflictos sociales. Comparativamente al anterior enfoque, vemos que en la frontera confluyen más aspectos que los formales, naturales y demográficos, resaltando en consecuencia formas variadas de violencia, así resulta que la frontera es un objeto de estudio susceptible de redefinición. (Lund, 1982)
Ahora bien, Manny Lund recupera el enfoque histórico para analizar la frontera, llamando la atención que durante parte del siglo XIX las relaciones entre Estados Unidos y México, ocurrieron una serie de sucesos que “favorecieron” la expansión territorial estadunidense en detrimento de los espacios geográficos primero novohispano, luego mexicano.
Manny Lund asume un interesante enfoque metodológico respecto al estudio de la frontera entre ambas sociedades, destaca la necesidad de desarrollar los estudios históricos comparativos, porque la frontera entre Estados Unidos y México es síntesis de las diversidades propias de ambos países. Él, selecciona una línea de investigación que denomina: “Borderlands” o “Tierras Fronterizas”.
Conforme a tal enfoque de estudio, el autor explica los acontecimientos de frontera ocurridos durante el siglo XIX, es decir, los movimientos territoriales que beneficiaron la expansión de los Estados Unidos y que desfavorecieron regionalmente a México.
Sin embargo, si con la idea de la Frontier se analiza el desenvolvimiento de los Estados Unidos a partir de la fundación, luego de la Independencia de las Trece Colonias, se observa una gama de movimientos muy interesantes, porque la imagen de tierras abiertas es relativa, ya que en gran parte del territorio que hoy configura a los Estados Unidos había potencias mundiales propietarias de porciones geográficas importantes.
Al caso, junto a la España Colonial, el Imperio Británico y la Francia igualmente colonial se repartieron un vasto territorio que finalmente cedieron porque fueron incapaces de controlar.
Posteriormente, Lund revisa autores de origen estadounidenses que desarrollaron el enfoque de estudio de las tierras fronterizas, observando qué luego de la fundación e independencia de las Trece Colonias, las Borderlands, fueron regiones susceptibles de conquista y expansión, igualmente zonas abiertas y de conflictos. Lo cual si bien es cierto deja entrever el proceso histórico de configuración de fronteras, también denota un juego ideológico expansionista.
Las ideas que prevalecen con el término de “tierras fronterizas”, son sin lugar a dudas de apertura, movilidad y control, al grado que los historiadores estadounidenses clasifican de esta manera la dinámica migratoria poblacional interna.
Ahora bien, resulta que el expansionismo estadounidense mantiene un singular desarrollo y crecimiento capitalista, ya que confluyeron un complejo conjunto de situaciones, por ejemplo; oleadas migratorias de origen europeo; procesos de colonización interna impulsados por el mercantilismo, luego por el desarrollo industrial, comercial y financiero europeo llegando a fusionarse con inversionistas estadounidenses; la existencia de un vasto territorio, relativamente vacío en donde se facilitaron las prácticas políticas y económicas capitalistas con cierta libertad y autonomía; y una peculiar y temprana independencia colonial.
En efecto, en 1776 la Independencia Estadounidense estableció las bases de un desarrollo y crecimiento capitalista, o sea, industrial, comercial y financiero que se estimuló liberando el comercio; generalizando el acceso a la propiedad privada de las tierras fronterizas; fortaleciendo la industria, la explotación agrícola, y el exitoso aprovechamiento de las vías de comunicación pluviales, así como la construcción de vías comunicacionales terrestres, todo ello reforzado por el constante proceso de emigración europea y adquisición de territorios a costa de lo que fue la Nueva España y luego el México Independiente. (Gonzalez, 1992)
A partir de la Independencia de las Trece Colonias del Imperio británico (1776) y dadas las oleadas de inmigrantes al continente americano vía el Atlántico, el crecimiento territorial de las originales colonias sucede de manera constante, prácticamente durante parte del siglo XVII y del XVIII, por supuesto a costa del territorio “francés”, igual del Virreinato de la Nueva España y luego del México Independiente.
Ahora bien, conforme el análisis sociológico e histórico que venimos desarrollando, el desenvolvimiento de las sociedades de frontera del lado estadounidense, se dio a través de situaciones históricas singulares, por un lado, la emergencia de las Trece Colonias y su singular Independencia, por el otro, la presencia de proyectos comerciales e industriales de corte capitalista que abrieron paso a la compra y apropiación violenta de territorios.
Así el Reino Unido perdió territorios ante la belicosidad de las colonias, quizá influyó que las fronteras marítimas marcaban una evidente lejanía del centro del poder británico, de tal manera que los ingleses, a partir de la autonomía estadounidense, no insistieron en controlar ya más territorio americano.
Aunado a lo anterior, el sistema colonial francés enredado en constantes enfrentamientos con países y potencias europeas, así como la evidente decadencia de los gobiernos monárquicos, vendió “la propiedad de sus territorios americanos”, tal transacción sucedió en 1803, cuando Francia traspasó a los Estados Unidos 2,2 millones de kilómetros cuadrados de praderas, montañas y el delta del Misisipi, por la cantidad de 15 millones de dólares.
Conclusiones:
A manera de conclusiones
En la investigación sociohistórica realizada, difícilmente se logra un cierre total, en todo caso es más bien un intento de sutura que sirve para concluir parcialmente el tema tratado. En este caso, el desenvolvimiento de las sociedades de frontera entre Estados Unidos y México no está finiquitado, por el contrario, quedan varias áreas de investigación para continuar trabajando.
Estudiar y definir las sociedades de frontera requiere de un trabajo teórico y reflexivo más intenso, porque si bien los términos Frontier y Borderlands son significativos, notamos que tienen sentido desde el lado estadounidense, más no en el mexicano, en consecuencia, es necesario identificar y desarrollar no sólo el análisis sociohistórico y los conceptos propios del desenvolvimiento de las sociedades de frontera mexicanas.
Detectamos dentro del proceso de desarrollo histórico de lo que denominamos sociedades de frontera, la importancia de profundizar el estudio de las situaciones geográficas, porque es necesario conocer con más detalle las condiciones materiales sobre las cuales se erigen las sociedades de frontera.
De igual manera encontramos que una dinámica de poblamiento propia de las sociedades de frontera se da a través de la migración no sólo externa, sino interna, es decir en un primer momento se mira que junto a las poblaciones originarias las migraciones de origen europeo se mezclan de manera natural entre sí mismas, a la vez, las migraciones internas contribuyen al poblamiento de las sociedades de frontera.
En el caso de las sociedades de frontera mexicanas el patrón de migraciones europeas vía el desarrollo colonial y el mestizaje en las sociedades del centro y sur, al parecer no se cumple del todo en las sociedades del norte.
Por supuesto que hallamos el elemento de la violencia en la conformación de las sociedades de frontera, puesto que implica a dos países colindantes que en su configuración histórica revelan momentos de uso de la fuerza para obtener y controlar territorio, incluso llegar a la guerra para remover las fronteras, obvio, asimétricamente.
Es claro que las sociedades estadounidense y mexicana mantienen desarrollo y crecimiento económico diferenciados, a tal grado que existe un movimiento de fronteras que favorece territorialmente a la sociedad estadounidense, por supuesto desfavorece a la sociedad mexicana.
Finalmente concluimos con una hipótesis de trabajo: Consideramos que algunas de las sociedades de América Latina podrían presentar situaciones y manifestaciones de sociedades de frontera.
Bibliografía:
Referencias
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Palabras clave:
Palabras clave: Frontera; frontier; borderlands y sociedades de frontera
Resumen de la Ponencia:
Ante la necesidad de dar cuenta del impacto de la crisis pandémica actual, hemos decidido hacer un análisis de las condiciones de desarrollo en la que se encontraba el país comparándolo con otros países a partir de los distintos tipos de regímenes políticos. Nuestro país es considerado uno de los países con un IDH (Índice de Desarrollo Humano) alto, colocándonos en el número 74, (UNDP, 2020), pese a esto, hemos sido de los países que han sido considerados como los que más han sufrido durante la pandemia. Esto inconsistencia entre el discurso emancipador auspiciado por organismos internacionales contra los datos de la realidad generada por la pandemia, debe sugerirnos un análisis no sólo del tipo de desarrollo, así como de sus mediciones, sino de las brechas históricas de desigualdad, y lo que han hecho los distintos gobiernos para profundizarlas o disminuirlas. Para ello, recurriremos a autores que han estudiado el fenómeno de la desigualdad histórica como Thomas Piketty, (2014), y los distintos condicionamientos para el desarrollo como Amartya Sen, (2000). Nuestro análisis se ayuda de la tipificación que hace Sping Andersen,(1990), para el tipo de Estados de Bienestar, y la tipificación que establece Dunlop, Ogaro y Baker,(2020), para el análisis de los distintos regímenes políticos; con ello, comparamos y cruzamos los principales indicadores concernientes a la salud, y al tipo de régimen político. Seguimos puntualmente, así cuatro modelos de estado y cómo encararon la pandemia: liberal anglosajón, asiático confuciano, modelo latino napoleónico (en donde entran la mayoría de los estados latinoamericanos), y el modelo nórdico. Nos proponemos así responder a la incógnita ¿en qué medida el tipo de régimen político, así como la desigualdad histórica, condicionan o afectan el tipo de desarrollo en tiempos de pandemia por COVID-19?Resumen de la Ponencia:
A categoria “padrão de reprodução do capital” foi introduzida e desenvolvida no âmbito da teoria marxista da dependência para designar um nível de análise intermediário entre o sistema mundial, de onde se desdobram as leis tendenciais do capitalismo dependente, e as formações econômico-sociais, diversas entre si, ainda que essencialmente coincidentes nas suas tendências mais gerais. Sob o olhar direcionado às questões da periferia do capitalismo mundial, trata-se de uma proposta teórico-metodológica que caminha no sentido de aproximar o nível de análise de abstrato ao concreto, buscando identificar e conceitualizar um grau intermediário de abstração por meio do qual o capitalismo dependente diferencia-se em períodos históricos e espaços geográficos específicosÉ a partir dessa abordagem que o economista Jaime Osorio propõe que a região latino-americana, na atual fase do sistema capitalista mundial, apresenta um padrão de reprodução do capital que denomina padrão exportador de especialização produtiva, caracterizado pelo reforço da condição exportadora da região, pela especialização produtiva em algumas atividades em razão de vantagens naturais ou comparativas na produção e no comércio internacional, pelo aumento da flexibilidade laboral e precariedade do trabalho - conduzindo a um reforço da superexploração da força de trabalho e à elevação dos níveis de pobreza e indigência na população - e pelo papel ainda mais amplo desempenhado pelo capital estrangeiro na acumulação capitalista.No presente trabalho, tal quadro, desenhado para dar sentido e caracterizar a atual fase do capitalismo dependente latino-americano, é observado em perspectiva comparada com os aspectos particulares da formação econômico-social brasileira. Conforme salientamos, esta última vem apresentando características que coadunam com a tendência latino-americana, como uma especialização produtiva regressiva - que assume a face da desindustrialização e reprimarização da pauta exportadora - a desnacionalização da economia e a manutenção da superexploração da força de trabalho sob algumas formas e acirramento sob outras. Não obstante, há também nela elementos dissonantes que exigem mediações, como o papel relativamente mais importante do mercado interno para a reprodução do capital e, dentro deste, do consumo assalariado.Argumentamos, contudo, que as características próprias ao caso brasileiro não comprometem a utilização da noção de padrão exportador de especialização produtiva também para caracterizar essa realidade, na medida em que a percepção de suas tendências mais elementares e as particularidades insurgentes dessa formação econômico-social dizem respeito a níveis de análise distintos, que devem ser considerados no trajeto teórico-metodológico que busca apreender sua complexidade e o sentido de seu desenvolvimento.Resumen de la Ponencia:
A HISTÓRIA DA INTEGRAÇÃO LATINO-AMERICANA EM QUATRO PERÍODOS.
O presente trabalho apresenta os quatro períodos da história da integração latino-americana para compreensão de como as ondas regionais impactaram na criação, propósitos e institucionalidade dos processos regionais. Este artigo é oriundo de diversas pesquisas sobre a integração na América Latina as quais analisaram diferentes blocos latino-americanos de distintos períodos. No regionalismo fechado ou velho regionalismo houve a tentativa de promover o comércio e desenvolvimento industrial da região com forte protecionismo externo. Projetos como ALALC, MCCA, Pacto Andino e ALADI foram criados neste período. No regionalismo aberto, a liberalização comercial, aumento da competitividade e a inserção no contexto de globalização marcaram a criação do Mercosul, NAFTA e SICA, a evolução da CAN, além da proposta da ALCA. No regionalismo pós-liberal ou pós-hegemônico, a agenda desenvolvimentista e com forte demanda social resultaram da onda progressista na região, culminando na criação da ALBA-TPC, CELAC e UNASUL. Por fim, o regionalismo atual é marcado pelo esmorecimento da agenda política e social da integração, com propostas limitadas à liberalização comercial sem qualquer compromisso institucional - Aliança do Pacífico, Prosul e Grupo de Lima denotam tais características. Analisar os períodos da história da integração latino-americana proporciona o entendimento das características de cada projeto que desenharam a história da integração na América Latina.
Introducción:
O presente trabalho discorre sobre os quatro períodos do Regionalismo Latino-Americano dividido em Regionalismo Clássico, Regionalismo Aberto, Regionalismo Pós-Liberal e Regionalismo Atual. O trabalho perpassa os quatro períodos descrevendo suas principais características e revelando os principais blocos criados em cada um deles. O estudo buscou responder às seguintes perguntas: Quais são as principais características de cada período da história da integração latino-americana? Quais são os efeitos de cada período na formação dos propósitos dos projetos regionais? Quais são as características comuns a todos estes períodos que impedem o maior desenvolvimento da integração regional na América Latina?
O estudo parte do pressuposto que cada período incidiu diretamente na conformação dos objetivos dos blocos regionais latino-americanos. No entanto, há propriedades do regionalismo latino-americano que parecem perpetuar nesta história e impedem aprofundamento, unidade e arregimentação da integração nas veias dos Estados latino-americanos.
O trabalho descreve as principais iniciativas da história da integração latino-americana, incluindo o NAFTA e USMCA, devido à participação do México. Este capítulo também enfatizou a criação do Mercosul, entendendo que este foi propulsor do regionalismo aberto e ainda representa o núcleo duro da integração latino-americana. O estudo também não alcançou avaliar os desdobramentos de cada bloco e de cada etapa às relações regionais, mas buscou extrair as propriedades de cada período para confirmar a hipótese de que na história da integração da América Latina, alguns atributos compõem a natureza do nosso regionalismo, os quais se mantém como barreiras ao desenvolvimento da unidade de integração.
Desarrollo:
2. REGIONALISMO FECHADO
O primeiro processo de integração surgiu em 1960, a Associação Latino-Americana de Livre Comércio (ALALC), foi instituída pelo Tratado de Montevidéu, inspirada pelas idéias desenvolvimentistas da Comissão Econômica para a América Latina e do Caribe (CEPAL), baseando-se no desenvolvimento pela substituição de importações, na imposição de barreiras à importação de produtos manufaturados e no desenvolvimento da indústria nacional. O regionalismo defendido pela CEPAL pautava-se no processo de industrialização através da exploração de complementaridades econômicas entre os Estados, além do aumento do mercado consumidor, gerando maiores ganhos em escala (TAVARES, 1978).
O objetivo da ALALC, constituída por Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguai, Peru e Uruguai, era a formação de uma zona de livre comércio no prazo de doze anos. A forma de negociação adotada, à critério dos seus membros ao invés de redução automática de tarifas aduaneiras; as desconfianças e rivalidades entre os Estados-Partes - alguns países estreitaram suas relações com os Estados Unidos em plena Guerra Fria; e o próprio caráter das economias envolvidas, restritas à maior abertura comercial, ocasionaram uma perda de dinamismo da ALALC a partir de 1965, que se paralisou na década de 1970 (BRAGA, 2004).
Paralelamente, foi firmado em Manágua, o Tratado Geral de Integração Econômica Centro-Americana em 1960, composto por El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicarágua e Costa Rica. O objetivo principal era a criação de um mercado comum – Mercado Comum Centro-Americano (MCCA), em apenas cinco anos, pretendendo o incremento do comércio intra-regional para os países membros (RAMOS, 2011).
Ainda na década de 1960, os processos integracionistas da América Latina depararam-se com a instalação de regimes políticos autoritários, autárquicos e autossuficientes em quase todos os países integrantes, obstruindo o avanço do regionalismo nos organismos pré-existentes (ALMEIDA, 1993).
Descontentes com os vários insucessos da ALALC e driblando o autoritarismo que pairava na região, os países andinos decidiram firmar o Pacto Andino (1969), por meio do Acordo de Cartagena, em busca de uma integração sub-regional da qual participaram, inicialmente, Bolívia, Chile, Colômbia, Equador e Peru. Inspirados na integração das Comunidades Europeias, o Pacto Andino, criado em 1969 pelo Acordo de Cartagena, tinha como objetivo fundamental o desenvolvimento de uma união aduaneira e de um mercado comum entre seus Estados-membros. Inserido nos princípios do regionalismo fechado, a integração andina naquele momento voltou-se principalmente para a consolidação de um modelo de substituição de importações em escala regional (PUERTAS, 2006; BRESSAN; LUCIANO, 2018a).
Nos primeiros cinco anos, o Grupo Andino obteve certo êxito com o estabelecimento de tarifas externas comuns, programas setoriais de desenvolvimento industrial, programas de diminuição tarifária entre outros (ALMEIDA, 1993). Tal dinamismo se perdeu com a crise do petróleo da década de 1970 e a crise da dívida que contagiou toda a América Latina. Mimetizando o desenho institucional da integração europeia, a Junta do Acordo de Cartagena, de natureza supranacional, foi estabelecida no âmbito do Pacto Andino, sendo responsável pelo controle e condução das atividades da integração. A iniciativa legislativa manteve-se atrelada às estruturas intergovernamentais da integração andina, por meio da Comissão de Acordo de Cartagena (BRESSAN; LUCIANO, 2018a).
Diante da expansão acelerada do sistema financeiro internacional, os países latino-americanos viram-se dependentes da economia internacional. Definiu-se que seria importante o estabelecimento de uma área de preferência tarifária e necessidade de reestruturar as bases nas quais a ALALC se assentava. Em 1975, o ideal integracionista ganhou novo impulso com o estabelecimento do Sistema Econômico Latino-Americano (SELA), de caráter intergovernamental, com sede na Venezuela, integrado por 26 países da América Latina e Caribe, estabelecido mediante o Convênio Constitutivo do Panamá. Os principais objetivos da SELA consistiram na promoção e coordenação de estratégias comuns na América Latina e Caribe, inserção em foros e organismos internacionais, além do estímulo à cooperação econômica e integração entre os países latino-americanos e caribenhos (RAMOS, 2011).
No âmbito deste SELA, os Estados latinos-americanos decidiram acordar novas regras que resultaram na Associação Latino Americana de Integração (ALADI) em 1980, através da assinatura do Tratado de Montevidéu. A nova organização adotou os ensinamentos da ALALC, objetivando a longo prazo, o estabelecimento de um mercado comum latino-americano. Devido às questões políticas e econômicas desfavoráveis - preocupações com a redemocratização em países envolvidos e endividamento externo generalizado na América Latina - os cinco primeiros anos da ALADI pouco contribuíram para o avanço da nova iniciativa (BRAGA, 2004; BRESSAN, 2012).
Ademais, a ALADI encontrou percalços para distribuir os benefícios e custos da integração entre países assimétricos no âmbito econômico e industrial. Por sua vez, houve perda da capacidade da CEPAL em influenciar o pensamento econômico na região (BRAGA 2004). Contudo, o principal problema, referia-se ao quadro de instabilidade nas condições macroeconômicas dos países envolvidos a partir da década de 1970. Muitos países como Argentina e Brasil, sofreram graves instabilidades macroeconômicas caracterizadas por processos inflacionários crônicos, endividamentos interno e, principalmente, externo, assim como instabilidades cambiais fortes (TAVARES, 1978).
Ainda que o contexto inicial da ALADI não fosse favorável, sendo agravado pela saída do grupo andino desta organização, as condições dos países latinos tornaram-se mais otimistas aos projetos de integração apenas em meados da década de 1980. O retorno dos regimes democráticos na maioria dos países da região que se desdobrou nos anos 1980 e mudança no paradigma das relações internacionais naquele momento propiciaram um novo cenário próspero ao regionalismo latino-americano (BEKERMAN, 1992).
3. REGIONALISMO ABERTO
Com o fim da Guerra Fria, a emergência da nova ordem internacional transformou as relações internacionais dos países latino-americanos. Ainda na década de 1980, estes Estados recuperaram gradativamente a democracia, ao mesmo tempo em que abandonaram completamente a política de substituição de importações e o modelo de supremacia do Estado na economia das décadas anteriores (VAZ, 2002; BRAGA, 2004). A debilidade das economias latino-americanas e a persistente instabilidade macroeconômica na região facilitaram a adesão completa às receitas neoliberais propostas pelas agências multilaterais e pelos Estados Unidos. Assim, durante os anos 1990, a política econômica dos países latino-americanos caminhou para abertura comercial e liberalização econômica. Era o neoliberalismo instalando-se na região por meio do “Consenso de Washington”, o qual propunha reformas econômicas estruturais, incluindo privatizações, desregulamentação financeira e disciplina fiscal (BERNAL-MEZA, 2002).
Neste contexto, vislumbraram os processos de integração na região da segunda fase. O regionalismo aberto denotou um novo momento do sistema internacional contemporâneo (HURREL, 1995). Esse movimento visou estreitar as relações comerciais entre países de uma região, aumentando as condições de competitividade e fortalecendo-se diante da intensificação da globalização, a qual propunha maior liberalização comercial (PIZARRO, 1995). As iniciativas regionalistas variavam entre a proposta hemisférica da ALCA pelos Estados Unidos, e propostas regionais, como o Mercosul, marco do regionalismo aberto na América do Sul (HIRST, 1991; CAMARGO, 1997; BERNAL-MEZA, 2002; VIGEVANI; MARIANO, 2003).
A cooperação entre os dois maiores países da América do Sul é vista por alguns autores, como a raiz da integração sul-americana (BAPTISTA, 1998; SAHA, 2000). Marcada por períodos de conflitos e aproximações, o ideal de cooperação fortalecido na década de 1980, começava a concretizar o projeto de integração sul-americana do Mercosul ( HIRST, 1991; TREIN, 2000; VAZ, 2002).
No âmbito da ALADI, doze Protocolos comerciais foram firmados entre Brasil e Argentina, aproximando os dois vizinhos. Entre aqueles, dois acordos assinados merecem destaque – a Declaração de Iguaçu (1985) e os Protocolos referentes ao Programa de Integração e Cooperação Econômica (PICE -1986), que iniciaram gradualmente a integração dos setores industriais desses países, resultando, no aumento do fluxo comercial, que era pouco expressivo até a primeira metade da década de 1980 ( TREIN, 2000; VAZ, 2002). O programa de integração que surgia foi considerado um dos mais ambiciosos em direção à integração latino-americana (CAMARGO, 1997; BERNAL-MEZA, 2002).
Em 1988, foi assinado o Tratado de Integração, Cooperação e Desenvolvimento, prevendo a criação de um mercado comum entre Argentina e Brasil, que aconteceria em dez anos (BAPTISTA, 1998). O acordo consistia na eliminação gradativa de todos os obstáculos tarifários e na harmonização das políticas macroeconômicas – aduaneiras, comerciais, industriais etc (VAZ, 2002). A integração que emergia era impulsionada por três fatores principais: a superação das divergências geopolíticas, o retorno ao regime democrático nos países envolvidos, e a crise do sistema econômico multilateral que induzia à busca por outras oportunidades (TREIN, 2000 ).
Conforme apresentado, o Mercosul nasceu em um momento particular das relações internacionais. O fim da Guerra Fria e a chegada de uma “nova ordem mundial” no âmbito político, somados os fenômenos da globalização e regionalização no âmbito econômico ensejaram um contexto profícuo para a proposição de blocos econômicos (BERNAL-MEZA, 2002; VAZ, 2002). Firmado em 1991 com o Tratado de Assunção, o Mercado Comum do Sul (Mercosul) uniu Argentina, Brasil, Paraguai e Uruguai no intento de uma área de livre comércio imediata, uma união aduaneira a ser consagrada com o fim do período de transição, em quatro anos, e um mercado comum a longo prazo (SAHA, 2000; TREIN, 2000; VAZ, 2002). Segundo Almeida (1993), o êxito inicial do processo era consequência de uma orientação mais realista, mais pragmática e mais factível adotada pelo bloco.
Para Hirst (1995), a opção por um processo de integração sub-regional procurou ampliar a competitividade internacional das economias dos países membros através de novas possibilidades de comércio e investimento. A formação do Mercosul não era uma resposta isolada, mas impulso sub-regional vinculado às políticas comerciais latino-americanas desenvolvidas no regionalismo aberto. Além disso, as novas características da política exterior traduziam-se na diplomacia multilateral, executada diretamente pelos governos, com predominância do presidencialismo como força motriz para condução da integração (TREIN, 2000; MARIANO, 2000).
Vaz (2002) aponta os processos de integração no marco do regionalismo aberto, como o Mercosul, não representavam um fim em si mesmo, mas meio para a consecução de objetivos consagrados no âmbito dos governos envolvidos - não se limitando aos planos comerciais e econômicos, nem ao espaço regional que o processo abarcava. Tanto o Mercosul quanto os demais projetos do regionalismo aberto eram vistos como instrumentos para que os Estados pudessem atender suas variadas aspirações no cenário internacional. Inclusive, cabe ressaltar que, desde os primeiros acordos para a formação do Mercosul, em 1985, a aproximação bilateral entre Brasil e Argentina, consistia em uma ação de política externa dos respectivos governos (MARIANO, 2000).
Tampouco não se poderia desvincular a formação do bloco ao processo de negociação de um novo regime multilateral de comércio, concluído com a Rodada do Uruguai do Acordo Geral sobre Tarifas e Comércio (GATT). Da mesma forma, que as negociações se deram sob a influência do modelo de harmonização assimétrica, introduzido no continente pelo NAFTA que, apesar de não superar os dilemas estruturais de uma relação Norte-Sul, passou a potencializar o vínculo entre comércio e investimento, abrindo novas oportunidades no processo de globalização (PIZARRO, 1995). O NAFTA (North American Free Trade Agreement) foi um acordo entre Estados Unidos, Canadá e México, assinado em 1994, que teve como intenção a redução das barreiras econômicas e alfandegárias entre os países da América do Norte (RAMOS, 2011).
No marco do regionalismo aberto, vislumbrando a ampliação do NAFTA, a ALCA foi um projeto incentivado fundamentalmente pelos Estados Unidos, que propunham a construção de uma Zona de Livre Comércio entre os países da América Anglo-saxônica e Latina, articulando um projeto de construção de um projeto pan-americanista neoliberal (VIGEVANI; MARIANO, 2003). Por esta razão, a ALCA gerou um conjunto de controvérsias intelectuais e políticas de intenso debate e confrontação em toda região, envolvendo os setores empresariais, governos nacionais e movimentos sociais. Havia diferentes concepções em torno deste processo e do como seria a articulação comercial de nível hemisférico (VIGEVANI; MARIANO; BRESSAN; FAVERÃO, 2005).
Alguns analistas apresentaram uma percepção bastante positiva sobre o processo, enquanto outros eram bastante céticos e negativos com a proposta hemisférica. Para Felix Peña (2003), a ALCA teria uma importante função com o processo de negociação entre as distintas autoridades governamentais, instituindo uma zona de livre comércio, acompanhada de um programa de cooperação hemisférica, permitindo os países da região, alcançarem melhores níveis de modernização econômica, desenvolvimento social e estabilidade democrática (VIGEVANI; MARIANO; BRESSAN; FAVERAO, 2005). Enquanto isso, outros autores sustentavam que os países latino-americanos deveriam utilizar instâncias sub-regionais como o Mercosul para fortalecer as capacidades de negociação necessária para afrontar uma oportunidade econômica como a ALCA, que permitiria promover possibilidades comerciais em todos os mercados do continente americano (VIGEVANI; MARIANO, 2003). Analistas mais críticos apresentaram os obstáculos desta proposta, como o posicionamento dos Estados Unidos em resistirem quanto à eliminação dos subsídios que distorcem a produção e a comercialização dos bens agrícolas, assim como a prospecção de aumento das assimetrias econômicas entre os participantes. As desigualdades poderiam se aprofundar diante da intensificação da competitividade do livre comércio.
Tratando da integração andina, em 1996, a assinatura do protocolo de Trujillo denotou a evolução do Acordo de Cartagena, criando a Comunidade Andina, em substituição ao Pacto Andino. As mudanças mais significativas implicaram na criação de personalidade jurídica internacional da CAN; criação da Secretaria Geral (substituiu a antiga Junta) e da figura do secretário-geral da CAN; formalização do Conselho Presidencial Andino, que revelou-se como instância máxima da integração (PUERTAS, 2006; BRESSAN; LUCIANO; 2018a). Este passou a ser responsável pela condução política do projeto. Na sequência, foi aprovada a oportunidade de eleições diretas para escolha dos membros do Parlamento Andino, proporcionando maior participação social e a politização da integração andina (CERA, 2009; BRESSAN; LUCIANO; 2018a).
Na transição para o século XXI, a crise financeira da Argentina, a desvalorização do real e o desengodo social com as políticas neoliberais adotadas naquela década ocasionaram certo desgaste nos processos de integração regional em vigência com o desânimo na crença ligada ao neoliberalismo e globalização, ensejando um novo período ao regionalismo latino-americano (SANAHUJA, 2009; SERBÍN, 2011; RIGGIROZZI; TUSSIE, 2012).
4. REGIONALISMO PÓS-LIBERAL
Ao longo dos inícios dos anos 2000, a sociedade sul-americana começou a se desiludir com políticas neoliberais neoliberais da década anterior (SANAHUJA, 2009; RIGGIROZZI; TUSSIE, 2012). O descontentamento diante às políticas econômicas empregadas nos anos 1990 aumentaram vertiginosamente depois de uma sequência de crises econômicas que assolaram a região. A desvalorização da moeda brasileira em 1999, junto à crise econômica da Argentina dois anos depois, deflagraram um cenário hostil em relação aos projetos neoliberais que não geraram um desempenho esperado nas economias sul-americanas (WEYLAND, 2003).
As sociedades começaram a questionar quanto às estratégias econômicas nacionais adotadas, reclamando por maior atuação do Estado na economia. Por conseguinte, ao revisarem determinadas escolhas econômicas, as políticas liberalizantes entraram em erosão (SANAHUJA, 2009; RIGGIROZZI; TUSSIE, 2012 ). Ao mesmo tempo em que se reavivou a ideia do Estado forte, demandava-se a provisão da segurança, equidade e coesão social para enfrentamento da instabilidade econômica internacional (TUSSIE; TRUCCO, 2010; SERBÍN, 2011).
Tal contexto motivou o aparecimento de lideranças de caráter populista, ideologicamente ligadas a espectros mais polarizados, sendo esquerda ou direita, apoiando políticas mais centralizadoras e catalisando as demandas dos movimentos populares. A América Latina assistiu a emergência de governos progressistas ligados ao espectro político-ideológico à esquerda em diferentes países, denominado este momento de “onda rosa” - Evo Morales na Bolívia; Daniel Ortega na Nicarágua; Hugo Chávez na Venezuela; Luiz Inácio Lula da Silva no Brasil; Michelle Bachelet no Chile; Nestor Kirchner na Argentina; Tabaré Vazquez no Uruguai e Rafael Correa no Equador (TRAINE, 2004).
Em geral, estes governos defendiam a transformação social, sendo contrários aos arranjos neoliberais da década anterior. Eles defendiam projetos políticos econômicos heterogêneos que misturavam prerrogativas sociais, nacionalismo e políticas econômicas ortodoxas. Algumas daquelas lideranças atuavam sob o novo conceito do neopopulismo (WEYLAND, 2004), aproveitando-se da insatisfação populacional, prometiam derrubar a classe política dirigente, promovendo políticas de inclusão.
Somando-se à renovação das elites políticas, a participação da sociedade civil, organizações não-governamentais e movimentos sociais que eclodiram na virada do século, geraram novos espaços de discussão e reivindicação de direitos no plano doméstico. No plano internacional, esses novos atores também começaram a desenhar novos interesses aos processos de integração regional. A abertura comercial foi preterida em razão da pauta social e desenvolvimentista que começou a pairar na agenda regional (SANAHUJA, 2009; TUSSIE; TRUCCO, 2010; RIGGIROZZI; TUSSIE, 2012).
Dentro do Mercosul, Argentina e Brasil realizaram o Consenso de Buenos Aires, em alusão ao Consenso de Washington (ALMEIDA, 2003). No documento, os países se comprometeram na renovação da agenda balizadora do bloco, enfatizando aspectos político e sociais, reafirmando princípios de democracia, justiça e equidade, em detrimento do tema econômico. Neste pacto, Brasil e Argentina prometeram coordenar objetivos comuns, reforçando a integração regional para alcançar interesses nacionais e atingir resultados equilibrados nas negociações multilaterais (VIGEVANI, 2006).
Resistentes ao paradigma neoliberal, países como Argentina, Bolívia, Equador e Venezuela assumiram novos compromissos no âmbito dos processos de integração regional, propondo iniciativas heterogêneas, como a UNASUL, CELAC e a ALBA-TCP. Estes projetos junto à reformulação da agenda de integração na região configuraram o regionalismo pós-liberal (VEIGA; RIOS, 2007), pós-comercial ou pós-hegemônico (SANAHUJA, 2009; TUSSIE; TRUCCO, 2010; SERBÍN, 2011). Esses conceitos referem-se à nova ordem regional, a qual impôs uma agenda deslocada à esquerda, incorporando temas relacionados às assimetrias estruturais entre os países-membros, bem como das dimensões produtivas e de desenvolvimento. O regionalismo pós-liberal foi oriundo de um contexto internacional amplo, o qual defendia o protecionismo e o nacionalismo econômico, inclusive nos países desenvolvidos (VEIGA; RIOS, 2007).
De um lado, predominou no regionalismo pós-liberal uma agenda desenvolvimentista e resistente à liberalização comercial. Por outro lado, o novo paradigma propiciou a formação de alianças entre países alinhados ideologicamente. Para esses, o neoliberalismo não foi capaz de promover desenvolvimento nos processos de integração ao não incorporar políticas nacionais desenvolvimentistas e rechaçar temas ligados à equidade social e à superação da pobreza (TUSSIE; TRUCCO, 2010; SERBÍN, 2011). Por conseguinte, o novo paradigma ampliou a agenda de integração, incorporando temas diversificados relacionados aos novos ideais: desenvolvimento e busca da equidade social, superação da pobreza e desigualdade, temas sociais etc (VEIGA; RIOS, 2007; SANAHUJA, 2009; SERBÍN, 2011; RIGGIROZZI; TUSSIE, 2012).
A Aliança Bolivariana para os Povos da Nossa América – Tratado de Comércio dos Povos, a ALBA-TCP enfatizou os interesses políticos e ideológicos, os quais se sobrepõem aos intentos econômicos e comerciais. Sustentada por princípios como a solidariedade, cooperação, formação integral e intensiva de capital humano, a ALBA enfatiza as questões sociais, como a luta contra a pobreza e a exclusão social (RAMOS, 2011; BRESSAN; CORREA, 2012; BRESSAN; LUCIANO, 2018a). Originalmente denominada Alternativa Bolivariana para as Américas, fazia um contraponto à integração hemisférica da ALCA. Todavia, o protagonismo crescente venezuelano junto aos ganhos derivados da exportação de petróleo, consagraram o projeto dentre os países com afinidade ideológica, preconizando o anti-imperialismo e o ideal bolivarianista entre os países-membros: Venezuela, Bolívia, Cuba, Equador, Nicarágua, além de Antígua e Barbuda, São Vicente e Granadinas, Santa Lúcia e Suriname (BRESSAN; CORREA, 2012; BRESSAN; LUCIANO, 2018a). O bloco econômico bolivariano propõe a criação de mecanismos de cooperação para enfrentar assimetrias entre os países da América Latina e adoção de moeda comum denominada SUCRE (Sistema de Compensação Único Regional). Além disso, a ALBA pretende ser instrumento inclusivo, incorporando grupos sociais dos diferentes países que compõem o bloco (BRESSAN; LUCIANO, 2018a).
Derivada da ALCSA (Área de Livre Comércio Sul-americana), a UNASUL (União das Nações Sul-Americanas) foi relançada por iniciativa brasileira detendo forte cunho político-ideológico (CIENFUEGOS; SANAHUJA, 2010). Consistindo em uma iniciativa pioneira ao acomodar o maior número de países da América do Sul, superando a ALADI, a organização tem por objetivo estabelecer diálogo e espaço de negociação na região com ampla agenda temática. Apresentando personalidade jurídica, a UNASUL visa consolidar políticas sociais, de educação, energia, infraestrutura, e de meio ambiente, fortalecendo a democracia e reduzindo as assimetrias no marco do fortalecimento da soberania e independência dos Estados (BRESSAN; OLIVA, 2021).
A Unasul catalisou o projeto de socialização da região, favorecido pela convergência de discursos e ideologias dentre muitos países da América do Sul naquele momento. Desta forma, a UNASUL vislumbrou facilitar a relação entre Estados pela sua flexibilidade e pouca exigência no comprometimento comercial e econômico das nações envolvidas (ABDUL-HAK, 2013). A iniciativa promoveu aproximação entre os países da região, inclusive aqueles de espectro ideológico distintos (CIENFUEGOS; SANAHUJA, 2010; BRESSAN; OLIVA, 2021).
Este novo projeto mira estabelecer e implementar ações coordenadas com os objetivos do milênio, enfrentando os desafios trazidos pela intensificação do processo de globalização: segurança internacional, restrição das condições requeridas para o uso legítimo da força nos conflitos internacionais; revalorização do multilateralismo; criação dos novos órgãos para a paz; fortalecimento do diálogo político entre países membros; desenvolvimento social e humano com equidade; integração energética; proteção da biodiversidade; consolidação da identidade sul-americana; cooperação econômica e comercial para atingir o avanço dos Estados e superar a assimetria mediante à complementação econômica entre outros (CIENFUEGOS; SANAHUJA, 2010).
Contemporânea à Unasul e a ALBA, a Comunidade de Estados Latino-Americanos e Caribenhos (CELAC) resultou dos encontros do Grupo do Rio e da CALC, (Cúpula da América Latina e Caribe sobre Integração e Desenvolvimento). Participam deste órgão, 33 países da região, incluindo Cuba. A CELAC apresenta-se como uma iniciativa conduzida pela Venezuela, incorporando Cuba entre seus Estados-Membros, mas excluindo a América Anglo-Saxônica(BRESSAN; SALLES, 2015). O órgão se propõe a gerar vínculo entre a comunidade latino-americana e caribenha, visando cooperação e concertação política na América Latina, além de consistir em um espaço de diálogo com as outras partes do mundo e com organismos internacionais
Os três projetos descritos derivaram da nova fase que permeou o cenário regional latino-americano dos anos 2000. A transformação do regionalismo pós-liberal foi marcada pela politização na agenda regional em detrimento dos temas comerciais e econômicos que expressam o retorno da política nas relações internacionais e políticas de desenvolvimento. Ainda que ALBA-TPC, UNASUL e CELAC sejam distintos em suas estruturas e objetivos, compartilham traços característicos que desenharam uma nova trajetória ao regionalismo latino-americano do início do século.
5. REGIONALISMO LÍQUIDO
A partir dos anos 2010, a América Latina passou a enfrentar uma nova onda regionalista, marcada por retração, conservadorismo e desinstitucionalização dos processos de integração regional. Iniciado nos países desenvolvidos, o movimento conservador na política mundial que se espalhou rapidamente por diversas partes do mundo, afetando também a região latino-americana, com governos iliberais os quais se opõem aos princípios básicos da democracia, do multilateralismo e do regionalismo. O regionalismo atual incorporou tais características, resultando em projetos de baixa institucionalidade e conformação de uma agenda regional rasa, que implica em pouco comprometimento estatal e certa volatilidade em seus acordos (MARIANO; LUCIANO; BRESSAN, 2021).
Criada neste período, a Aliança do Pacífico (2012) trouxe os preceitos do regionalismo aberto para liberalização comercial em sua pauta, sem gerar novas pautas em seus tratados. Composta por Colômbia, Peru, Chile e México, países que apresentam padrões de inserção internacional semelhantes, geralmente dotados de governos conservadores, privilegiando tratados de livre-comércio com países desenvolvidos e em desenvolvimento. A Aliança do Pacífico também almeja alavancar o crescimento econômico de seus países a partir da inserção nas cadeias globais de valor, projetando-se sobretudo na região Ásia-Pacífico. A despeito de sua pretensão em atingir as quatro liberdades do Mercado Comum, a Aliança do Pacífico não prevê uma estrutura institucional desenvolvida e tampouco compromete seus membros em uma agenda que extrapole a liberalização comercial (BRESSAN; LUCIANO, 2016; 2018a; 2018b).
Por sua vez, as alterações impostas pelo governo de Trump (2017-2020) nos Estados Unidos ao NAFTA, culminaram no United States-Mexico-Canada Agreement (USMCA) em 2018. A princípio, Trump ameaçou romper com o NAFTA - acordo histórico de liberalização comercial entre os três países - , anulando as regras de competição, liberalização e proteção. No fim, houve revisão protecionista do acordo, a qual se justificou pela profunda interdependência comercial cristalizada ao longo dos 24 anos de existência (MARIANO; LUCIANO; BRESSAN, 2021).
Por fim, o Grupo de Lima (2017) e o Fórum para o Progresso e Desenvolvimento da América do Sul - Prosul (2019) mostraram ser iniciativas de concertação ideológica e de oposição aos projetos de integração estabelecidos no regionalismo pós-liberal, com características de alta volatilidade e fraco desempenho.
Assim, o regionalismo contemporâneo consolida um período marcado pelo enfraquecimento dos blocos criados no regionalismo pós-hegemônico ou pós-liberal, com o lançamento de iniciativas de outras características. Tais iniciativas de concertação com baixa complexidade e institucionalidade, apresentam certa volatilidade e volubilidade, oriundas dos governos iliberais que tomaram o poder em várias partes do mundo na última década. Portanto, estas são características que parecem denotar um novo período do regionalismo latino-americano. Os autores Mariano, Luciano e Bressan (2021) entendem que trata-se do Regionalismo Líquido.
Conclusiones:
O trabalho percorreu a história da integração latino-americana dividida em quatro importantes períodos. O estudo demonstrou como os diferentes períodos incidiram na criação de acordos que compartilharam características e princípios próprios de cada momento histórico. Os processos de integração na América Latina se distribuem entre alianças com baixa institucionalidade e muita flexibilidade e acordos mais rígidos e sólidos que intentam avançar em uma agenda mais ampla de integração.
Entre as décadas de 1960 e 1980, o regionalismo fechado ou velho regionalismo tentou promover o comércio e desenvolvimento industrial da região com forte protecionismo externo e sofreu resistência tanto devido ao modelo de substituição de importação empregado pela região nos anos 1960 e pelo próprio cenário político que assistiu a golpes de diversos governos autoritários na América Latina nos anos 1970. Projetos como ALALC, MCCA, Pacto Andino e ALADI foram criados neste período.
Na década de 1990, o regionalismo aberto derivou de um novo contexto mundial. O fim da Guerra Fria, a reorganização das relações internacionais e o Consenso de Washington, incitavam a liberalização comercial, aumento da competitividade e a inserção no contexto de globalização. Acordos como o Mercosul e SICA, a evolução da CAN, além da proposta da ALCA, surgiram neste período.
Nos anos 2000, o regionalismo pós-liberal ou pós-hegemônico foi oriundo da onda rosa, caracterizada pela emergência de governos progressistas e do espectro político de esquerda. A agenda desenvolvimentista, de combate à pobreza e desigualdade social, com forte demanda social e antagônica à liberalização comercial marcaram este período. Houve uma convergência de governos ideologicamente próximos em grande parte da região que permitiram a ampliação da agenda de integração e a criação de iniciativas mais diversificadas que a integração econômica. A ALBA-TPC, CELAC e UNASUL foram criadas neste período e revelaram os novos padrões de integração.
A partir de 2010, o regionalismo atual assistiu a chegada de governos conservadores em democracias iliberais na região. Abruptamente, houve o esvaziamento da agenda política e social da integração, com a chegada de projetos voláteis, informais e flexíveis que retomaram a liberalização comercial e o interesse pragmático dos governos, sem qualquer compromisso institucional. Dentre eles, Aliança do Pacífico, Prosul e Grupo de Lima foram lançados com tais características.
Após a análise dos quatro períodos, o trabalho mostrou como a história da integração latino-americana é permeada por fases que impactaram diretamente na origem e propósitos integracionistas. Contudo, algumas características se mantiveram cristalizadas ao longo desta história: instituições intergovernamentais com poder centralizado na mão do poder executivo dos Estados-Membros, sem avançar para órgãos supranacionais; carência de participação da sociedade civil organizada e grupos de interesse, os quais encontram pouco espaço e canais de participação; escopo da integração com predomínio de interesses pragmáticos; processos de integração configuram majoritariamente políticas de governo e não de Estado, o que dificulta a manutenção dos propósitos de cada projeto e por fim, a existência de iniciativas já esvaziadas ou com pouca funcionalidade, que dispersam a capacidade de a América Latina encontrar caminhos para o desenvolvimento e aprofundamento da integração regional na região latino-americana.
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Palabras clave:
processos de integração regional; América Latina; velho regionalismo; regionalismo aberto; regionalismo pós-liberal; regionalismo líquido.
Resumen de la Ponencia:
El presente ensayo, se enmarca en un análisis sobre el proceso de integración regional sudamericano, con una mirada crítico-reflexiva desde las relaciones internacionales acerca de la coyuntura por la que atraviesa la Unión de Naciones del Sur (UNASUR) frente al retiro de los miembros: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú, los cuales anunciaron la suspensión de su participación por tiempo indefinido en dicho bloque regional, creado hace una década, por líderes como Hugo Chávez, Néstor Kirchner e Inácio “Lula” da Silva, para contrarrestar la influencia de Estados Unidos (EEUU) en la región, cuando propulsaba el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Actualmente, dichos miembros conformaron el foro PROSUR, quizás con una visión más neoliberal y de libre comercio.El estudio se centra en la disciplina de las relaciones internacionales, con un enfoque metodológico cualitativo, partiendo de la noción de análisis, integración regional concibiéndola como un “proceso multidimensional, que trasciende lo meramente económico-comercial, abarcando, entre otros aspectos, la cultura, la educación, la seguridad, el desarrollo sustentable para la región y la promoción de una mayor inserción internacional acorde a los requerimientos de la actualidad latinoamericana e internacional”.Para el análisis se tomarán en cuenta determinadas perspectivas nacionales de los países sudamericanos sobre la cuestión, como así también la hegemonía norteamericana con su política exterior en la región, con una manifiesta interdependencia asimétrica. Consideramos que el principal dilema que enfrenta UNASUR debe ser la búsqueda de un consenso regional que aglomere a los Estados miembros que la componen, permitiéndoles dirimir sus diferencias y crear políticas en conjunto. El objetivo final debería ser evitar la generación de tensiones en la subregión, la polarización de la misma y la promoción de la defensa de la soberanía y autonomía. Acaso, el mayor desafío para la integración regional sea lograr que no haya ni ganadores ni perdedores.Palabras claves: UNASUR - Integración Regional - Estados Unidos - Autonomía - ProSurResumen de la Ponencia:
El comercio exterior representa un elemento fundamental para el crecimiento y desarrollo económico de los países. Conscientes de ello, México y Panamá iniciaron lazos de cooperación comercial bilateral, que consolidaron con la firma de un tratado de libre comercio (TLC) en 2015. Con la finalidad analizar empíricamente la integración económica de ambas naciones, se estima un modelo de gravedad tradicional y otro aumentado con datos para el periodo de 2015 a 2020. Para ello, se incluyen como variables explicativas el tamaño de las economías, la distancia, las demandas coincidentes, la población, la cultura, así como la existencia de frontera común y la firma de un TLC, con sus respectivos socios comerciales. Para identificar el modelo más consistente, en el cálculo de las elasticidades se generaron modelos de datos de panel con datos agrupados, efectos fijos y efectos aleatorios. A partir de los resultados obtenidos se concluye que, la estimación para México y Panamá se adapta a la teoría del modelo gravitacional del comercio internacional, en donde se resalta la importancia que tiene el tamaño de las economías y la distancia, para explicar el comportamiento de los flujos comerciales de ambos países.Resumen de la Ponencia:
O objetivo é contribuir para a discussão sobre dimensões sócio-políticas, culturais, científicas e institucionais que se somam, complexificam e tensionam dimensões políticas e econômicas de processos de regionalização e integração regional, no contexto da expansão do capitalismo e da globalização na contemporaneidade. As análises compreendem dois eixos temáticos relacionados: i) “Integração regional” como problemática de pesquisa com foco latino-americanista, em perspectiva disciplinar, multi e interdisciplinar, na área de Ciências Sociais e afins, nas Humanidades, ii) “Integração regional” como processo próprio e difuso em dimensões sócio-políticas, culturais e científicas determinada por latino-americanismos e perspectivas latino-americanistas. As análises elegem como objeto os programas de pós-graduação (PPGs) no Brasil com foco sobre “América Latina” (em seus projetos, missões, agendas e atividades), vinculados a diversas IES, em diferentes regiões do país. Trata-se de um total de nove (9) programas, situados num campo maior de produção e difusão do conhecimento e informação sobre a América Latina, mapeado por pesquisa em fase avançada, com o apoio da FAP-DF. No caso selecionado, as agendas de pesquisa dos PPGs latino-americanistas brasileiros compreendem várias das linhas temáticas e questões previstas pela ementa do GT 24, ALAS 2022 - Integración Regional, Geopolítica y Desarrollo, tanto no que se refere aos atores, ações e experiências, como no tocante aos modelos, dinâmicas, fluxos, estratégias e concorrências, entre hegemonias e contra-hegemonias, nos “processos de integração” na e a partir da América Latina. Ao mesmo tempo, consideramos que os latino-americanismos promovidos nas esteiras da produção e da difusão de conhecimento abarcadas pelos programas também influenciam em processos de regionalização e integração regional, apresentando diversas abordagens geográfico-territoriais. Nesse sentido, observamos movimentos e tendências mais difusas, com maior ou menor potencial de consolidação em dimensões sociopolíticas, culturais e científicas - a depender da iniciativa, suas redes, inserções e capitais no campo, em escalas nacional e internacional-regional. As análises são subsidiadas por dados empíricos, quantitativos e qualitativos. Para além da caracterização de perfis e principais tendências, os PPGs são problematizados à luz de indicadores relativos à incidência dos temas “desenvolvimento”, “democracia” e “integração regional”, priorizados pelo projeto de pesquisa em causa. Em diálogo com uma série de pensadores e teóricos clássicos e contemporâneos, latino-americanos e latino-americanistas, que preconizam abordagens integracionistas, de união e cooperação na região, alternativas e emancipatórias, concebemos um marco teórico metodológico de referência que explora interfaces conceituais dos legados de Gramsci, Wallerstein e Bourdieu.Resumen de la Ponencia:
El objetivo es presentar un balance del desenvolvimiento del regionalismo latinoamericano y caribeño de las últimas dos décadas, identificando los rasgos generales de dicho desenvolvimiento y ubicándolo en el contexto de tendencias relevantes de carácter global que han incidido en la integración regional.Las tendencias globales a destacar se refieren, por una parte, a la proliferación de acuerdos económicos de distinto tipo, entre grupos de países, que tomó fuerza desde los años 90 del siglo pasado, que empujó entre otras cosas a los intentos de poner en marcha los llamados megabloques y, por otra parte, al freno en esa proliferación de acuerdos, que inició con Trump y ha continuado en el marco de la pandemia.En ese contexto, la integración regional durante el presente siglo se ha caracterizado por la coexistencia de distintos patrones, lo que ha reemplazado a la relativa homogeneidad de los años noventa en torno al llamado “regionalismo abierto”, que se correspondía con la imposición generalizada del neoliberalismo en la región. Durante el presente siglo han coexistido dos modelos principales de integración: por una parte, ha mantenido su presencia el “regionalismo abierto”, y por tanto la ubicación de las relaciones económicas intrarregionales como instrumento al servicio de los procesos de apertura y de inserción casi sin mediaciones al mercado mundial; por otra parte, un modelo alternativo, que en distintos grados (según el esquema y periodo que se analice), priorizaba las relaciones intrarregionales y la búsqueda de niveles de autonomía respecto del escenario global, Esa coexistencia de los dos modelos, y por tanto el perfil dominante en la integración, ha atravesado por tres momentos en el presente siglo:En el marco de la irrupción de los llamados “gobiernos progresistas”, avance de la integración alternativa, y retroceso del regionalismo abierto. Esta etapa, estrechamente vinculada al boom de los precios internacionales de las materias primas , inició con el arranque de la ALBA y se cerró con el fin del boom, que impactó severamente al funcionamiento interno de varias de las economías de la región.Como consecuencia del retroceso o reemplazo de los “gobiernos progresistas” por otros de corte conservador, a partir de 2013-2014 avance y recuperación de centralidad del “regionalismo abierto” y deterioro del regionalismo alternativo, con la desaparición de la UNASUR, el funcionamiento claramente a la baja de la ALBA-TCP y la falta avance en la CELAC.En el periodo más reciente, y nuevamente en correspondencia con los cambios en el escenario político, un freno al patrón de regionalismo abierto, que hasta la fecha no se ha plasmado en una recuperación del regionalismo alternativo, sino en un escenario de indefinición de los rumbos dominantes en la integración y en una crisis generalizada de dicha integración bajo todas sus modalidades.