Resumen de la Ponencia:
Esta ponencia se propone analizar la trayectoria de los estudiantes universitarios, en particular, haciendo foco en el ingreso. El período de transición de los estudiantes a la universidad denominado como interfase, constituye un período donde los ingresantes aprenden a ser universitarios. La transición desde otros espacios educativos que difieren de la universidad tanto en su organización como en las modalidades de enseñanza-aprendizaje y evaluación del conocimiento, presenta ciertas complejidades para los estudiantes al momento de insertarse en este nuevo contexto institucional. En este sentido, se vuelve fundamental el desarrollo de estrategias institucionales que habiliten un mejor tránsito por esta etapa inaugural e inaugurante de los sujetos, apuntando a su ingreso efectivo y su permanencia en la Universidad. Esto implica que un posicionamiento institucional que asume su responsabilidad en el proceso de integración y afiliación del estudiante. En el contexto actual de la Educación Superior, la creciente expansión y heterogeneización de su matrícula estudiantil marca una tendencia global, nuclear y estructural e involucra el acceso a la universidad de un número elevado de estudiantes primera generación de universitarios en su familia provenientes de sectores vulnerables. No obstante, diversas investigaciones han señalado que el impulso democratizador de la educación superior que aparenta un movimiento hacia la inclusión social, que en la práctica encuentra limitaciones, generando un efecto de “puerta giratoria” donde un número importante de estudiantes así como ingresan a la institución se van rápidamente y se desvinculan. Ahora bien, frente a este panorama, las instituciones pueden, actuando en forma coherente con las políticas de democratización, implementar programas o acciones que permitan a los estudiantes sortear las dificultades que aparecen este período de interface y evitar depositar en los sujetos exclusivamente las responsabilidades y culpas por la falta de logros. Por ello, el objetivo de esta ponencia es presentar las tendencias en la configuración de dispositivos para el andamiaje de trayectorias de estudiantes ingresantes a las universidades nacionales argentinas.
Introducción:
En América Latina en general, y en Argentina en particular, persisten sociedades marcadas por la desigualdad social y educativa con núcleos de exclusión que afectan particularmente a los sectores empobrecidos. En lo que respecta al nivel superior, muchos son los que no acceden, pocos los que -una vez que han ingresado- logran avanzar a tiempo en la carrera y todavía menos los que se gradúan. Incluso a nivel mundial, numerosos estudios señalan que su democratización efectiva depende, en buena medida, de políticas y estrategias capaces de mejorar los índices de ingreso y de retención de los estudiantes, particularmente de aquellos provenientes de hogares de bajos recursos y/o de minorías étnicas, y, en algunos contextos, de las mujeres (Cambours de Donini y Gorostiaga, 2019). Al considerar el caso de Argentina, es importante considerar que el principal rasgo distintivo de la Educación Superior en el país es la gratuidad del nivel. Actualmente, la principal norma que regula la educación superior (y a la universidad especialmente) en Argentina es la Ley de Educación Superior (LES), Ley Nº 24.521, sancionada el 20 de julio de 1995. En términos del impacto en la regulación del ingreso universitario resulta importante destacar la modificación que se realizó a la LES en 2015 a partir de la incorporación de algunos artículos y sustitución de otros, proceso que se ha reconocido como “Ley Puiggrós” dado que su principal impulsora fue la pedagoga Adriana Puiggrós, diputada nacional en varios períodos. Dicha modificación a la LES estableció la responsabilidad “indelegable y principal” del Estado respecto de la educación superior, considerándola un “bien público” y un “derecho humano”, términos que no aparecían en el texto anterior. El nuevo articulado explicita que ningún ciudadano puede ser privado del acceso a la universidad por razones personales o de origen social y hace cargo al Estado de garantizar ese derecho.Si bien esta modificación legal se encuentra actualmente judicializada y no está plenamente vigente, marca una clara tendencia para la construcción de políticas institucionales en el conjunto de las universidades del país.
Este trabajo tiene como objetivo presentar las tendencias principales en la configuración de los dispositivos que las universidades nacionales de Argentina desarrollan actualmente a fin de regular el ingreso de nuevos estudiantes a la institución. Algunas de las preguntas que guían este trabajo son: ¿Cuáles son las tendencias principales en la configuración de dispositivos regulatorios del ingreso que desarrollan las universidades nacionales en Argentina? ¿Cómo es su organización académica e institucional? ¿Qué saberes involucran estos dispositivos? A fin de construir el mencionado mapa, se realizó un revelamiento de normativa institucional vinculada al ingreso a cada universidad nacional así como de la información disponible en la web oficial de las instituciones. A partir de este primer relevamiento se categorizan los dispositivos institucionales identificados a fin de construir una matriz clasificatoria para dar cuenta de posibles tendencias en cuanto a las políticas de ingreso.
Desarrollo:
En Argentina, la evolución de las políticas de ingreso experimentó en la segunda mitad del siglo XX un recorrido sinuoso, a partir de la alternancia de gobiernos democráticos y de facto, con fases de apertura y restricción vinculadas a cuestiones políticas e ideológica macro (Fernández Lamarra y otros, 2018). Con la consolidación de la democracia en las últimas décadas finalmente la universidad se abrió a un acceso masivo. Los mecanismos de admisión que se implementan en la mayoría de las instituciones de educación superior de Argentina son en principio no selectivos. Los aspirantes no deben aprobar exámenes generales al final de la escuela media o al momento de su inscripción en las instituciones de educación superior y tampoco se suele establecer un número máximo de aspirantes a ingresar por carrera (Adrogué y García de Fanelli, 2021). Ahora bien, en el marco de la autonomía universitaria, cada institución organiza los dispositivos de ingreso de acuerdo con recursos / contexto / objetivos institucionales.
Actualmente en Argentina existen 57 universidades nacionales, las cuales se encuentran distribuidas en la totalidad de las provincias que componen el país. Este hecho, no obstante, es bastante reciente dado que la construcción del sistema de educación superior en Argentina ha tenido diferentes etapas de creación (e incluso hoy en día esperan su aprobación los proyectos de creación de 8 nuevas instituciones del nivel superior).
La primera característica que se evidencia de la lectura comparada de los múltiples dispositivos de ingreso considerados es la diversidad de dispositivos construidos y de denominación de estos (curso de ingreso, curso de orientación, curso de preparación, taller de vida universitaria, etapa diagnóstica, ciclo de inicio, etc.). Esta diversidad de nombres y formatos crea un panorama complejo que cada aspirante debe descifrar para anticipar el recorrido inicial. Se destaca que, más allá de la denominación, los cursos de ingreso se proponen, principalmente, preparar a los ingresantes para la vida universitaria y para reforzar habilidades y conocimientos necesarios para el inicio de los estudios universitarios. Sin embargo, no está claro en algunos casos si el carácter de los cursos es principalmente preparatorio o selectivo, teniendo en cuenta que existe el requisito de aprobación de exámenes y que algunas carreras establecen cupos.
Una segunda cuestión para destacar es la mutabilidad en el tiempo: los dispositivos de ingreso que cada universidad desarrolla son cambiantes en tanto que sufren ajustes en función de evaluaciones periódicas que las instituciones realizan, en el marco de la autonomía universitaria. Actualmente, muchas universidades están en búsqueda del modo de organizar de manera más eficiente su ingreso, y eso se evidencia en los cambios recientes que se han realizado en varias de ellas en aspectos organizativos y normativos con respecto al ingreso. Incluso en el contexto previo a la pandemia, varias universidades actualizaron el modelo para regular el acceso de los nuevos ingresantes. Diversas investigaciones han dado cuenta de los altos índices de abandono en los cursos de ingreso y en los primeros años de las universidades públicas en los primeros años de este siglo que ya incluían particularmente a las universidades del conurbano (Ezcurra, 2007; Marquina, 2011). La modificación normativa de la Ley de Educación Superior en 2015 significó la puesta en marcha de nuevas reglas de juego y eso contribuyó a una reflexión por parte de las universidades sobre los problemas de la deserción y el rezago estudiantil. Las políticas de ingreso, en acto, se transforman y su contingencia se evidencia en que no en todos los casos existe una regulación normativa formal que organice el ingreso lo cual le da al equipo responsable de su gestión una amplia capacidad de innovación.
En tercer lugar, es posible observar una tendencia a la preocupación por la configuración del oficio de estudiante universitario. Diversas investigaciones referidas a la articulación entre la escuela media y la educación superior profundizan en las mediaciones institucionales necesarias para sortear las dificultades de pasajes entre culturas institucionales diferentes (Bombini, Labeur, Pogré y otros 2018) y plantean la necesidad de construcción de dispositivos institucionales en la universidad para la construcción de la nueva afiliación institucional. Charlot (2014) afirma que lo primero que tiene que aprender un estudiante universitario es a ser estudiante universitario, dado que a partir del pasaje del nivel medio al superior se abre para los estudiantes un nuevo mundo, con nuevas reglas, nuevas responsabilidades, nuevos códigos, que deben ser aprendidos. Y, por lo tanto, es conveniente enseñarlos. Siguiendo a Pierella (2014) es posible afirmar que la diversificación y complejización de la experiencia estudiantil, a partir del carácter heterogéneo de las trayectorias socio-educativas de los ingresantes a la universidad, genera nuevos desafíos para la democratización del nivel superior, en particular para los y las docentes que se desempeñan en el ingreso universitario.
En cuarto lugar, pueden realizarse algunas reflexiones sobre la intensidad de la formación que se organiza para el ingreso a la universidad (Ramallo y Sigal, 2010). En este apartado es posible hacer algunas especificaciones sobre el formato de dispositivo que se propone para el ingreso y su modo de organización. Según la información relevada, los cursos se organizan de modos muy diferentes. Así, por ejemplo, existen cursos obligatorios, con evaluaciones que buscan promover el inicio del proceso de adaptación de los estudiantes a las nuevas exigencias académicas de la enseñanza universitaria. Estos cursos suponen que el ingreso sea entendido como una instancia de diagnóstico que se realiza sobre el nivel de conocimiento de los aspirantes, buscando nivelar los saberes previos con los requeridos para un campo de estudio específico. Por otro lado, existen casos en los que la etapa de ingreso consiste en la realización de un conjunto de charlas informativas que tratan acerca del funcionamiento institucional, la organización edilicia (en sedes, anexos, etc.), las personas responsables de la institución, la documentación necesaria para efectuar trámites administrativos, las incumbencias profesionales de la carrera en cuestión, etc., temas que pretenden interiorizar al ingresante sobre la dinámica de la vida universitaria. También se identificaron otras formas de cursos, donde se plantean que el estudiante cumpla con requisitos formales de asistencia a clases, aprobación de trabajos prácticos y aprobación de exámenes parciales y finales. Estas actividades suponen un mayor esfuerzo desde el punto de vista académico al ser planteadas de modo obligatorio. Además, según su modo de organización, los dispositivos establecidos en el ingreso universitario pueden distinguirse entre curso Intensivos, de duración corta, de hasta 4 semanas que a veces incluyen algunas instancias semipresenciales obligatorias pero de menor duración que la etapa presencial, y cursos “regulares”, de duración de 5 a 15 semanas, de cursada obligatoria y que incluyen alguna modalidad de evaluación académica -ya sea a través de evaluación procesual o con exámenes parciales y/o finales.
Conclusiones:
En la Declaración Final de la Conferencia Regional sobre Educación Superior (CRES) organizada por el Instituto de Educación Superior para América Latina y el Caribe (IESALC) de la Unesco, en Cartagena de Indias en el año 2008, quedó establecido que la educación superior es un bien público y social, un derecho humano universal y una responsabilidad de los Estados. Luego, en la III Conferencia Regional de Educación Superior realizada en Córdoba, Argentina, se ratifica y subraya el postulado de que la educación superior constituye un bien público social y un derecho humano universal, y remarca la responsabilidad que tienen los Estados en garantizar el cumplimiento de ese derecho a todos los ciudadanos. “Esos principios –señala el texto- se fundan en la convicción de que el acceso, uso y democratización del conocimiento es un bien social, colectivo y estratégico esencial para garantizar los derechos humanos básicos” (CRES, 2018)Los debates por el acceso a la universidad no son nuevos en esta parte del mundo. Recobraron fuerza con el retorno de la democracia. Como señalan Chiroleu, Suasnábar y Rovelli (2012), en el comienzo la lucha se circunscribió por el acceso formal a las instituciones sin que se acompañe este logro con la generación de las condiciones adecuadas para que distintos grupos sociales pudieran acceder, permanecer y graduarse en la universidad. El reconocimiento de la diversidad de perfiles y de la heterogeneidad de trayectorias de los estudiantes es mucho más reciente. Aparecen así las demandas por garantizar la equidad en el acceso, pero también cambios en la organización académica e institucional que “abran” la universidad a todas y todos. Resulta urgente profundizar los estudios sobre la democratización del ingreso universitario para garantizar el fin de la puerta giratoria que anunciaba Tinto (2008) ya hace varios años. En esta lucha quedan muchas batallas por librar.
Bibliografía:
Adrogué, C., & García de Fanelli, A. (2021). Brechas de equidad en el acceso a la educación superior argentina. Páginas de Educación, 14(2), 28-51. https://doi.org/10.22235/pe.v14i2.2507
Bombini, G.y Labeur, P. (2017). Leer y escribir en las zonas de pasaje. Articulaciones entre la escuela secundaria y el nivel superior. Buenos Aires, Biblos.
Cambours, A., & Gorostiaga, J. (2019). Acceso y permanencia en universidades del Conurbano: logros y límites de las políticas institucionales. En A. M. Ezcurra (Coord.), Derecho a la educación. Expansión y desigualdad: tendencias y políticas en Argentina y América Latina (pp. 71-83). Universidad de Tres de Febrero.
Charlot, B. (2014). La relación de los jóvenes con el saber en la escuela y la universidad, problemáticas, metodologías y resultados de investigaciones. Polifonías, 4: 15-35.
Chiroleu, A.; Suasnabar, C. y Rovelli, L. (2012) Política universitaria en la Argentina: revisando viejos legados en busca de nuevos horizontes. Los Polvorines : Universidad Nacional de General Sarmiento; Buenos Aires: IEC – CONADU.
Conferencia Regional De Educación Superior (2022). Declaración Final. Córdoba. 2018. Disponible en: http://www.cres2018.org/uploads/declaraci on_cres2018%20(2).pdf Conferencia Regional de Ed Consultada el 22 de agosto de 2022
Ezcurra, A. M. (2011). Igualdad en educación superior. Un desafío mundial. Los Polvorines: IEC y Universidad Nacional de General Sarmiento.
Fernández Lamarra, N., Pérez Centeno, C., Marquina, M., & Aiello, M. (Eds.). (2018). Educación superior universitaria Argentina. Situación actual en el contexto regional. Universidad Nacional de Tres de Febrero.
Marquina, M. (2011). “El ingreso a la universidad a partir de la reforma de los ´90: las nuevas universidades del conurbano bonaerense”. En Nora Gluz (comp.), Admisión a la universidad y selectividad social (pp. 63-86). Los Polvorines: Editorial de la Universidad Nacional de General Sarmiento.
Pierella, M. P. (2014). El ingreso a la universidad pública: diversificación de la experiencia estudiantil y procesos de afiliación a la vida institucional Universidades, núm. 60, abril-junio, 2014, pp. 51-62 Unión de Universidades de América Latina y el Caribe Distrito Federal, Organismo Internacional
Ramallo, M. y Sigal, V. (2010). Los sistemas de admisión de las Universidades en la Argentina. Documento de Trabajo N° 255, Universidad de Belgrano. Disponible en: http://www.ub.edu.ar/investigaciones/dt_nuevos/255_sigal.pdf
Tinto, V. (2008). Access without support is not opportunity. 36 th Annual Institute for Chief Academic Officers. Conference, United State of America
Palabras clave:
Educación Superior - Argentina - Ingreso Universitario - Derecho a la Educación