Resumen de la Ponencia:

¿La pandemia solo exacerbó lo que ya venía sucediendo o se han generado nuevos elementos? Al pasar más de dos años desde que la pandemia por COVID-19 ha impactado a la totalidad de la sociedad, las consecuencias son cada vez más palpables para la población. En el caso de la región de América Latina y el Caribe, se han estado registrando cambios sustanciales al menos en cuatro grandes fenómenos de la vida social. El acceso a recursos básicos (salud, vivienda y alimentación) se ha complejizado, debido a la manera en que la dinámica económica tuvo que adaptarse a las condiciones emergentes, afectando principalmente a los sectores de más bajos ingresos. En relación directa a ello, los mercados de trabajo formales e informales han modificado su lógica, en tanto que la población se vio en la necesidad y obligación de tomar medidas de distanciamiento social. Estas situaciones pasan a afectar en la subjetividad misma de los individuos, potenciando el fenómeno específico de la salud mental como una de las temáticas que mayor relevancia han tomado con el pasar de la pandemia. Además, el auge de la violencia en distintas partes de la región también ha sido un hecho bastante apreciable, todavía por verse si existe alguna relación con las secuelas que ha dejado este gran suceso.  Respecto a estos cuatro ámbitos, diversos indicadores y hechos ocurridos durante el tiempo en que se ha desarrollado la pandemia apuntan a una dirección: las secuelas no son las mismas para toda la población. Las diferencias por clases continúan en la región, condicionadas por una dependencia histórica de cómo es que se ha construido de manera desigual lo que podemos identificar como una “sociedad latinoamericana”. Sin dejar de lado las incuestionables diferencias que existen entre los países de la región, sus expresiones culturales y posiciones políticas, ¿podemos afirmar que esos cuatro grandes ámbitos mencionados (y otros) son expresiones claras de que se está configurando una nueva matriz de desigualdad? No se trata de pensar que hasta antes de la pandemia ciertos hechos no ocurrían, tales como el incremento de la pobreza o los problemas entorno a la salud mental, sino de analizar la manera en que algunos de estos han mutado, otros se han exacerbado y puede que también existan elementos nuevos, inexistentes hasta hace algún tiempo y que han complejizado nuestra relación con el mundo. 

Resumen de la Ponencia:

La propuesta reflexiva titulada Geopolítica de la COVID-19 en Latinoamérica, tiene como fin -auxiliándome de consideraciones teóricas y conceptuales de autores y autoras como Ramonet, Jalife, Preciado, Wallerstein, Loyer y Giblin- imaginar y sentipensar geopolíticamente hablando, la forma en la cual, esta pandemia del siglo XXI se puede convertir en un nodo problematizador para observar, describir, comprender, interpretar y explicar sistémica y estructuralmente la posible fragmentación, debilitamiento o reforzamiento de la tríada ESTADO-CLASE GOBERNANTE-GOBIERNO, para después, repensar -a niveles coyunturales- fenómenos y procesos como la migración derivados de una crisis civilizatoria que encierra problemáticas e inestabilidades a nivel social, cultural, político, económico y medioambiental en Latinoamérica.Es decir, la COVID-19 es un radar de corte geopolítico que coadyuva -analíticamente hablando- a identificar la dialéctica entre la fragmentación social, la debilidad democrática, la precariedad o reforzamiento estatal y las gestiones capitalistas nutridas bajo lógicas neoimperiales y neolocoloniales que naturalizan dinámicas extractivistas como ejes operacionales de un modelo económico neoliberalista que fomenta y reproduce regímenes de desigualdad estandarizada a niveles macro, meso y micro social.Por lo anterior, he construido la siguiente tríada analítica:El concepto de geopolítica clásica en Ignacio Ramonet y Alfredo JalifeEl concepto de geopolítica y su importancia como elemento para la construcción de un posible diagnóstico social en LatinoaméricaImplicaciones de la pandemia COVID-19 en Latinoamérica: del abordaje geopolítico clásico al abordaje geopolítico crítico

Resumen de la Ponencia:

La presente ponencia trata de como la pandemia del COVID-19 conllevó a que afloraran y se agudizaran las contradicciones entre lo político estatal y lo social comunal en una región transfronteriza, donde en distintos momentos y formas las nuevas condiciones epidemiológicas generadas con la llegada del SARS-CoV-2 a partir de marzo de 2019 requerían de una estrecha coordinación y hasta una integración del accionar médico – sanitario por parte de los Estados adyacentes para la efectiva atención de la crisis sanitaria pero, por razones básicamente ideológicas y en función de los intereses de la geopolítica estadounidense, la nueva enfermedad conllevó en una dirección opuesta a la exacerbación del choque político subyacente y precedente contra el gobierno de Nicaragua, de tendencia progresista, por parte del gobierno de Costa Rica, decididamente alineado a la política exterior de los Estados Unidos. Así, en contra de un historia y necesidad concreta de integración regional, lo que predominó con respecto a Nicaragua y sus ciudadanos en el manejo gubernamental costarricense de la pandemia fue el aislamiento político y la exacerbación de los prejuicios xenofóbicos.   La región transfronteriza adyacente al río San Juan entre Costa Rica y Nicaragua, que comprende para el caso costarricense los cantones de Los Chiles, San Carlos y Sarapiquí, es lo que se puede pensar como la “clásica” región latinoamericana donde las fronteras políticas de los nuevos Estados nacionales responden históricamente a la división del espacio administrativo colonial, pero que para la era republicana no solo entran en contradicción con la creación del espacio territorial y dinámica social de lo comunal cotidiano sino, además, en mucho se llegan a convertirse en un obstáculo contraproducente para la construcción de una institucionalidad estatal que favorezca efectiva y eficazmente el desarrollo humano de sus habitantes más allá de su nueva nacionalidad.En esta región, lo “costarricense” con “lo nicaragüense” se ha traslapado a lo largo de la historia, existiendo no solamente un continuo ir y venir de personas sino que la misma institucionalidad estatal termina integrándose de hecho: una escuela costarricense cuyos alumnos y alumnas son nicaragüenses, un acueducto que se origina en Nicaragua pero que abastece también a población costarricense, un servicio eléctrico del Instituto Costarricense de Electricidad que ciertamente tiene sus últimos medidores del lado de Costa Rica pero donde los cables continúan para iluminar también las casas del lado nicaragüense, etc., etc. Pero el manejo de la pandemia que se hizo desde la capital de Costa Rica fue contrario a este proceso histórico de integración regional.

Resumen de la Ponencia:

El presente trabajo tiene como finalidad hacer un recorrido por las políticas públicas en materia sanitaria llevadas adelante a escala regional, tanto en el marco del Mercosur como de la Unasur. En primera instancia se repasarán brevemente las iniciativas que dieron lugar a la constitución de ambos bloques, sus andamiajes, su composición, sus desarrollos y las acciones llevadas adelante en materia de salud para cada caso. Asimismo, se repasará la función o mejor dicho las obligaciones del Estado en dicha cuestión. Cabe destacar que ambos bloques regionales intergubernamentales tienen limitado su accionar a las decisiones de los gobiernos de turno, que en concordancia con sus ideologías van estableciendo para los mismos distintos lineamientos. Estudiaremos el camino de las políticas sanitarias más destacadas desde el origen de cada bloque hasta la irrupción de la pandemia, para lo que se tornará de suma importancia poder contextualizar las mismas en los diferentes momentos por los que han sido atravesados ambos bloques regionales, en consonancia con las oleadas progresistas y de neoliberalismo tardío tal como lo denomina A. García Linera (2016). Finalmente, se mencionará cómo el brote de Covid-19 puso en jaque a los sistemas sanitarios nacionales y se encontró además con una integración regional desmembrada. Característica ésta qué, cuanto menos, complejizó la situación pandémica en la región por la falta de una cooperación y coordinación planificada a mayor escala que permitiera sortear los avatares de la pandemia de forma organizada. Para la realización del presente trabajo cualitativo, nos basaremos en las clases que plantearon la dimensión social para ambos bloques (Cortes, Ana 2021) así como también las que hicieron especial hincapié en la salud (Irigoyen, Marcela, 2021) Asimismo, se recurrirá a la bibliografía recomendada para cada clase, además de la considerable atención sobre los Tratados Constitutivos, las Declaraciones y las Actas emitidas para cada bloque y en dicha materia. Por otro lado, retomaremos otros trabajos publicados que se refieren a la temática a abordar. Palabras clave: Políticas sanitarias, bloques regionales, integración. 

Resumen de la Ponencia:

ResumenEl corporativismo en México es uno que extendió sus controles obreros de contención y dominación obrero más allá de los espacios productivos. Esto es, tanto centrales obreras (corporativismo sindical), cámaras empresariales y los gobiernos locales, continuaron la búsqueda y consolidación del control obrero en las fábricas, pero en la dimensión de relaciones industriales como parte de una política pública de control obrero. Estas tres organizaciones llegaron al siglo XXI con un aparato de dominación de la fuerza de trabajo en México, instrumentado desde sus instituciones laborales: las Juntas locales de Conciliación y Arbitraje (JLCA por sus siglas), que les permitió contener toda manifestación individual de conflicto obrero en las fábricas a favor de los empresarios como parte de una política de relaciones industriales en todo el territorio nacional. En esta ponencia, a través del recurso innovador de zonas geográficas, se demuestra estadísticamente como se alcanzó a contener y dominar lo que hemos llamado la primera forma contención obrera de conflictos obreros en las fábricas: los convenios de trabajo fuera de juicio. La metodología utilizada para este estudio fue la de reconstrucción articulada y los instrumentos de investigación fueron entrevistas semiestructuradas a profundidad y el uso de estadística oficial nacional. La hipótesis de trabajo fue que el control obrero institucionalizado llevó a México al desarrollo industrial de los últimos 30 años, vía captación de IED. Y el objetivo general fue demostrar que la contención y dominación obrera se había instituido en toda la república mexicana a través de las JLCA, por orden de los gobiernos locales, para impulsar el desarrollo industrial en toda la región México. Palabras clave: Corporativismo, política pública, contención y dominación obrera.

Resumen de la Ponencia:

Com o fim do ciclo das commodities dos anos 2000, em 2014, se encerra o ciclo de crescimento das economias agroexportadoras da primeira década deste século. Neste cenário, o petróleo sofre queda expressiva de seus preços, afetando seus países produtores, principalmente os países latino-americanos, que haviam percorrido um expressivo ciclo de desenvolvimento no período anterior. Esse recente contra-choque do preço do petróleo acarretou em prejuízos às empresas estatais, desestruturação do setor e redução da renda dos Estados, protagonizando importantes eventos que marcam o desenvolvimento dos conflitos econômicos e políticos atuais dos países exportadores. Entretanto, se a queda dos preços é identificada como a inauguração da crise econômica e política na América Latina, a subsequente elevação dos preços observada a partir de 2016 nada mais faz do que aprofundar a crise na região. As consecutivas elevações dos preços internos dos produtos derivados do petróleo, como o gás de cozinha, o diesel e a gasolina, reduzem o custo de vida da população e reverberam em revoltas massivas em torno do preço dos combustíveis em todo subcontinente, alcançando, em 2022, os contornos de uma crise energética mundial, com oscilações de preços comparáveis aos que seguem com os choques do petróleo (1973 e 1979). Assim, considerando (1) o caráter persistente e estrutural da atual crise mundial desde 2008, o papel central que o petróleo exerce dentro da produção e circulação capitalista; (2) a dimensão e a concentração do capital que envolve essa indústria e (3) a estrutura desigual que marca as relações comerciais entre os países dentro da economia mundial, essa pesquisa realiza uma discussão tendo como problemática central a aguda contradição entre o desenvolvimento da capacidade produtiva de petróleo da região e a crescente incapacidade de consumo de seus derivados por parte da população latino-americana. Busca-se observar, na prática, mecanismos de transferência de renda intra-capitalistas diante de um cenário de esgotamento dos mecanismos gerais de acumulação do capital global. 

Resumen de la Ponencia:

O presente artigo trata sobre a política de distribuição de renda e economia solidária do município de Maricá, localizado no Estado do Rio de Janeiro, a moeda social denominada “Mumbuca”. A moeda foi criada em 2013 com a proposta de ser um programa de combate a pobreza, mas se tornou um dos principais fatores de crescimento econômico do município. Durante a pandemia de COVID-19, a Prefeitura de Maricá criou o Programa de Amparo ao Trabalhador(PAT), com o objetivo de complementar a renda de trabalhadores autônomos durante toda a pandemia; o PAT contribuiu para que a economia da cidade crescesse ainda mais, na contramão da economia brasileira.. Assim pode-se traçar alguns paralelos com os conceitos de política social e cidadania, para além da descrição dessa política, analisaremos à luz da teoria crítica o referido objeto do artigo, seus avanços e limites de uma política de distribuição de renda na ordem social vigente. 

Resumen de la Ponencia:

O relatório da Cepal (2021) identificou em todos os países latino-americanos deterioração da situação fiscal e aumento do endividamento público externo em meio à crise de COVID-19. O endividamento dos países da América Latina supera 80% do PIB, o maior entre as regiões em desenvolvimento. O serviço da dívida pública externa em relação as exportações latino-americanos é de 60%, o maior do mundo. Tal situação suscitou o seguinte problema de pesquisa: os países latino-americanos optaram por soluções de integração regional ou de institutos financeiros internacionais para o enfrentamento dos problemas de suas dívidas públicas externas durante a crise de COVID-19? O estudo teve como objeto Argentina, Brasil e Equador no período de 2018 e 2021. A escolha pelos três países justifica-se pelo fato de esses terem tido medidas importantes de reforma de suas dívidas públicas externas no início do século XXI. O período do estudo abrange os dois anos anteriores e os dois anos da crise de COVID-19. A técnica de pesquisa utilizada na pesquisa foi o estudo de caso na forma de análise de congruência. Utilizou-se as teorias da ortodoxia e do neoestruturalismo para a seleção de duas categorias analíticas relacionadas a institutos internacionais da dívida pública externa: mecanismos internacionais de reestruturação e integração regional financeira. Para cada categoria analítica foi selecionado um conjunto de indicadores que puderam ser identificados em relatórios de organizações como: bancos centrais, Banco Mundial, Fundo Monetário Internacional, Instituto de Integração Latino-americana e centros de estudos de relações internacionais. Os resultados da pesquisa mostraram uma predominância de políticas que priorizaram soluções junto a instituições financeiras internacionais em detrimento da integração regional. Portanto, levantou-se a hipótese de uma tendência dos países latino-americanos se distanciarem de soluções conjuntas para o enfrentamento dos problemas relacionados a suas dívidas públicas externas no contexto de pandemia.

Introducción:

A situação de crise econômica em meio a pandemia coloca a seguinte questão: os países latino-americanos optaram por soluções de integração regional ou de institutos financeiros internacionais para o enfrentamento dos problemas de suas dívidas públicas externas durante a crise de COVID-19? O objetivo da pesquisa foi explorar os mecanismos de integração regional e de reestruturação internacional da dívida pública externa me meio a pandemia de COVID-19. O objeto de estudo foi a dívida externa de Argentina, Brasil e Equador entre os anos de 2018 e 2022. Os países em questão foram escolhidos pois sofreram graves consequências da última crise da dívida na região, meia década perdida (1998 – 2002), e realizaram grandes medidas de reestruturação de suas dívidas públicas externas. A pesquisa realizada foi exploratória-descritiva. 

A técnica de pesquisa utilizada foi de estudo de caso por analise de congruência, sendo selecionadas categorias analíticas e indicadores das matrizes teóricas da ortodoxia econômica e do neoestruturalismo. As fontes de informações foram relatórios econômicos e bancos de dados da Cepal e do Banco Mundial. Antes da apresentação do modelo analítico e dos resultados da pesquisa foi feita uma exposição histórica que destaca momentos de maior relevância da dívida externa para a América Latina. Na exposição histórica foi dado destaque às experiências de integração regional e reestruturação internacional da dívida externa dos países latino-americanos desde a década de 1980 até a década de 2000, com o intuito de se estabelecer categorias analíticas e contruir quadros teórico-conceituais.

Desarrollo:

 

A crise econômica em meio a pandemia de COVID-19

A pandemia pelo vírus SARS-CoV-2 impôs uma situação que dificulta a normalização das atividades econômicas. Ugarteche (2022) destaca como em 2020 houve um colapso na economia mundial ocasionado por um fechamento da oferta e contração da demanda primeiro na Ásia e depois em todo o ocidente. Os efeitos da crise mundial devem ser percebidos durante toda a década de 2020.

 Os efeitos econômicos da crise da pandemia de COVID-19 não foram simétricos no mundo. No ano de 2020 a América Latina teve o pior desempenho econômico dentre as regiões em desenvolvimento sendo que a riqueza da região diminuiu 11,4%. A diminuição da atividade econômica na região aconteceu no segundo semestre de 2020: diminuição anual de 15.4%.  O acesso às vacinas também foi assimétrico, como exemplo tem-se que no dia 22 de agosto de 2021 na União Europeia 55,6% da população tinha completado o ciclo vacinal enquanto na América Latina e no Caribe esse percentual era de 24,8%. Nesse contexto foi marcante o aumento da dívida pública externa dos países latino-americanos, o que gera uma vulnerabilidade na região em relação às mudanças nas condições externas (CEPAL, 2021).

Segundo Ugarteche (2022, p. 22):

 

Após a pandemia e a crise, os indicadores de dívida pioraram por diferentes fatores no meio dos efeitos do colapso econômico e com projeções de deterioramento diante dos riscos de possíveis incrementos das taxas de juros. Do Sul Global vemos com preocupação a situação da dívida do setor público e da dívida externa do setor corporativo ou do setor privado, em um contexto de recuperação lenta e desigual. A capacidade dos países mais desenvolvidos para combinar sua posse de moedas de reserva com medidas fiscais lhes permitiu aplicar políticas anticíclicas, ao contrário das possibilidades dos demais países aprofundando seus déficit fiscais e seu endividamento.

 

            Entre 2014 e 2019 a região já tinha tido um crescimento econômico muito baixo: média de 0,3% ao ano. O crescimento praticamente nulo no período anterior à crise de COVID-19 somado a forte contração econômica de 2020 fez com que os problemas econômicos estruturais da região se aprofundassem, inclusive àqueles relacionados à dívida púbica externa. Na América Latina, o Emerging Markets Bond Index (EMBI), o índice de risco soberano dos países em desenvolvimento, teve aumentos significativos no início da pandemia, mas reduziu até os valores de antes da pandemia chegando a 380 pontos em junho de 2021. Os países latino-americanos tiveram recuperações econômicas assimétricas, de modo que no primeiro trimestre de 2021 houve um decréscimo econômico em cinco de dezoito economias da região. Oito economias tiveram crescimento inferior a 3% e somente cinco economias tiveram um crescimento superior a 3% (CEPAL, 2021).

            Conforme Cepal (2021, p.12):

 

No início de 2020, os bancos centrais tiveram que lidar com episódios críticos de saídas maciças e repentinas de capitais, excessivas flutuações nas moedas e aumentos dos prêmios por risco enquanto deviam evitar o colapso da atividade econômica.

 

            Para Zavaleta González (2020) as economias da América Latina foram as mais afetadas pela pandemia de COVID-19. Perante esse quadro, o enfoque econômico ortodoxo estabelece que medidas de austeridade fiscal são a única alternativa para o enfrentamento do problema do endividamento público. Conforme Ugarteche (2022, p. 6): “Os governos devem ter o espaço para reestruturar seus empréstimos antes de que entrem em dificuldades de pagamento e, dessa forma, evitar políticas de austeridade.”.  A alternativa à ótica ortodoxa propõe que:

 

[…] para enfrentar la grave crisis económica ya en curso debemos optar por políticas de expansión de la inversión pública que contengan la caída de la producción y estimulen, además, una rápida recuperación de la actividad productiva. Esto no sólo ayudará a enfrentar problemas como el desempleo, sino que también permitirá aminorar el problema del endeudamiento público. (ZAVALETA GONZALEZ, 2020, p. 24)

 

Em meio à crise econômica em meio a pandemia de COViD-19, diversos países utilizaram a política fiscal como uma estratégia fundamental. Na América Latina os pacotes de medidas fiscais representaram 4,6% do PIB da região, o que fez com que as despesas públicas alcançassem níveis históricos em meio a contração da receita pública. A composição fiscal de aumento de despesas e redução de receitas fez com que fossem registrados déficits fiscais que levou a um aumento da dívida pública (CEPAL, 2021a).

            No ano de 2020 o resultado global do governo central representou -6,9% do PIB da região, sendo que no mesmo ano o resultado primário foi de -4,2% do PIB. Os déficits fiscais nos países da região criaram problemas para a cobertura e o financiamento do serviço da dívida pública e fez com que o endividamento público alcançassem níveis altos. Tal circunstância impõe desafios para a consolidação de uma arquitetura da dívida pública que permita o financiamento para o desenvolvimento e a cooperação internacional (CEPAL, 2021). 

Ugarteche e Paredes (2021) consideram a dívida como parte da história da América Latina, sendo o seu momento mais crítico o da crise de 1980 que impôs o que ficou conhecida como década perdida. O contexto de alto preços de matérias primas teria sido fundamental para que os países latino-americanos não sentissem impactos maiores perante a crise de 2009 e conseguissem alcançar certa sustentabilidade de suas dívidas. No entanto, a dívida que antes era predominantemente externa passa a ter cada vez mais um componente interno, gerando riscos para dívida da região e a possibilidade de problemas macroeconômicos e fiscais. 

            Ugartche e Paredes (2001, p.5) afirmam que:

 

La crisis sanitaria del Covid-19 ha acelerado una crisis múltiple en la región más desigual del mundo, con necesidades de financiamiento y pocas opciones de acceso a recursos y programas de ayuda, por tratarse de países de ingreso medio, por lo que nuestros países están optando por programas con el FMI, emisión de bonos soberanos y aumento de la deuda interna.

 

            Em agosto de 2021 a Diretoria Executiva do FMI aprovou uma emissão de direitos especiais de saque (DES). Ao todo foram emitidos US$ 650 bilhões pelo FMI de modo que 58%, ou seja US$ 375 bilhões, foram destinados à países desenvolvidos e o restante à países emergentes e em desenvolvimento. As emissões de DES foram distribuídas conforme o sistema de cotas FMI, no entanto suscitou a necessidade de uma reforma institucional que permita a equilibrar a distribuição de DES de modo que haja uma redistribuição de países desenvolvidos às economias em desenvolvimento (CEPAL, 2021).

 

As experiências de Argentina, Brasil e Equador na crise de COVID-19

 

            No ano de 2018 a Argentina sofreu uma crise cambial que levou a uma queda de 2,5% da economia. As consequências da crise foram: desvalorização do peso, aceleração da inflação, aumento da taxa de desemprego e queda na renda das famílias. No contexto da crise houve aumento das taxas de juros dos títulos dos EUA e a Argentina passou por uma seca que afetou o setor agroeesportador. Diante da crise, o governo argentino decidiu realizar um acordo com o FMI, com o propósito de ter capacidade de cumprir com as obrigações da dívida pública. O acordo com o FMI previu ao governo argentino redução do déficit primário, com redução de gastos públicos, e uma política monetária contracionista. As emissões de dívida pelo governo argentino somadas aos desembolsos de crédito com o FMI fez com que a dívida pública da Argentina fosse de 56,6% do PIB em 2017 para 86% do PIB em 2018. (CEPAL, 2019a)

            Conforme Cepal (2019a, p. 2):

 

 

En 2018 la política económica tuvo como objetivo estabilizar los mercados financieros. En el frente fiscal, la prioridad consistió en garantizar la capacidad de pago de la deuda pública a partir de un acuerdo de financiamiento con el FMI, de la aceleración de la reducción del gasto público y del establecimiento de derechos a las exportaciones. 

 

            No ano de 2019 a economía argentina reduziu 2,1% e diversos problemas econômicos de 2018 continuaram acontecendo, como tensões cambiais e financeiras, depreciação do peso, aceleração da inflação e redução da renda das famílias. O quadro de crise econômica de 2019 esteve no contexto de política fiscal e monetária contracionista prevista no acordo pactuado com o FMI. No final de 2019 a dívida pública argentina chegou a 89,4% do PIB (CEPAL, 2020a). Conforme Cepal (2020a, p. 1):

 

A fines de 2019, el elevado nivel de deuda pública (que alcanzó el 89,4% del PIB), el persistente déficit externo (la suma del déficit la cuenta corriente y los egresos del capital del sector privado alcanzó el 8,3% del PIB), la falta de acceso a los mercados de capital internacionales, la caída de las reservas del banco central y la decisión del FMI de suspender el sexto desembolso previsto en su programa de crédito llevaron a que el Gobierno estableciera controles de capital, extendiera los plazos de vencimiento de la deuda de corto plazo (reperfilamiento) y se comprometiera a enviar al Congreso una propuesta de canje para el resto de la deuda pública con privados.

 

            

            No ano de 2019 a política econômica argentina esteve muito centrada no cumprimento das metas estabelecidas no programa de assistência do FMI, o que resultou na continuidade de políticas fiscais contracionistas. Em 2019 o governo argentino realizou tentativas de renegociação do empréstimo adquirido com o FMI em 2018. O pagamento da dívida pública em moeda estrangeira somado à política cambial levou a uma queda de reservas internacionais de US$ 1,9 bilhões em 2019. (CEPAL, 2020a)

            No ano de 2020 a economia argentina sofreu uma queda ainda maior que nos anos anteriores: 9,9%. Em 2020 iniciou-se a pandemia por covid-19, que teve impactos negativos sobre o consumo, os investimentos e as exportações argentinas. A Argentina iniciou um novo governo em dezembro de 2019 e esse optou por promover uma reestruturação da dívida pública externa no ano de 2020. Devido a abrupta queda na economia argentina, ao final de 2020 a dívida pública argentina correspondia 102,8% do PIB. (CEPAL, 2021a)

            Ainda no ano de 2020 o governo argentino tomou a iniciativa de reestruturar sua dívida pública externa, o que resultou em redução da taxa de juros e condições mais flexíveis de vencimentos. A política fiscal argentina sofreu alteração em 2020, tendo como foco a alocação de recursos públicos para setores sociais e econômicos mais afetados pela pandemia. No marco das renegociações da dívida pública externa argentina, em 2020, o governo argentino levou a cabo um conjunto de tratativas com o FMI no intuito de modificar as condições do empréstimosolicitado pelo governo em 2018 (CEPAL, 2021a). Sobre a reestruturação da dívida pública externa argentina:

 

En 2020, el Gobierno de la Argentina alcanzó un acuerdo con sus acreedores que permitió reestructurar la deuda pública en moneda extranjera en poder de privados. Las condiciones del canje implicaron una reducción de la tasa de interés de esta parte de la deuda (del 7% al 3%), un alivio de los vencimientos en los próximos años (la carga se redujo 42.500 millones de dólares en los primeros cinco años y 37.700 millones de dólares en los próximos diez) y una disminución del capital del 1,9%. (CEPAL, 2021a, p. 2)

 

            No ano de 2021 a economía argentina teve uma recuperação depois de três anos consecutivos de queda. O crescimento econômico argentino no ano de 2021 foi de 10,4%.  Em 2021 o governo argentino conseguiu pactuar um acordo com o FMI que gerou um certo alívio nos vencimentos dos créditos obtidos com o fundo em 2018. Em 2021 as reversas estrangeiras argentinas aumentaram para US$ 38,2 bilhões (CEPAL, 2022a). Conforme CEPAL (2022a, p. 4):

 

El banco central realizó compras netas de moneda extranjera por 5.000 millones de dólares en 2021, y tras el pago de vencimientos de deuda, la acreditación de los derechos especiales de giro (DEG) asignados por el FMI y el cómputo de otros factores contables, las reservas internacionales tuvieron un leve aumento de 300 millones de dólares y llegaron a los 39.700 millones de dólares a fin de año, equivalentes a un 8,1% del PIB. 

 

 

                No caso brasileiro, o ano de 2018 foi marcado por um crescimento de 1,1% do PIB, sendo que a taxa de inflação foi de 3,7% e a taxa de desemprego de 12,3%. Até maio de 2019 as reservas internacionais brasileiras tinham tido um aumento de US$ 11,45 bilhões em relação as reservas existentes no fim de 2018, já a dívida externa teve um aumento de US$ 1,8 bilhões no mesmo período. (CEPAL, 2019b)

Em 2019 iniciou um novo governo no Brasil que propôs um conjunto de reformas econômicas estruturais, como, por exemplo reformas fiscal, previdenciária, regulatórias, de abertura comercial e privatizações. No ano de 2019 o crescimento do PIB brasileiro foi de 1,1%. O ano de 2019 foi marcado por uma saída de US$ 51 bilhões de recursoso financeiros do Brasil, a qual foi compensada por uma redução de US$ 26,1 bilhões das reservas internacionais. Até junho de 2020 as reservas internacionais brasileiras tinham dimunuido US$ 8,1 bilhões em relação ao final de 2020, já a dívida externa diminui 11,7 no mesmo período (CEPAL, 2020b). 

            No ano de 2020 apandemia de covid-19 gerou efeitos sobre a economia brasileira, sendo que a queda do PIB foi de 4,1%. Em meio a pandemia, o governo brasileiro implementou uma política econômica que deu subsidio aos trabalhadores do mercado informal, micro e pequenas empresas e pessoas mais pobres. Em 2020 o déficit primário foi de 9,5% do PIB, o maior déficit primário desde o início do plano real. A dívida pública bruta brasileiraque era de 74,3% do PIB em 2019 aumentou para 88,8% do PIB em 2020. As reservas internacionais tiveram uma queda de US$ 200 milhões em 2020. Até junho de 2021 as reservas internacionais brasileiras sofreram uma queda de US$ 2,5 bilhões de dólares, mas a dívida externa brasileira diminuiu US$ 10 bilhões de dólares nesse mesmo período (CEPAL, 2021b).

            A atividade econômica equatoriana sofreu uma queda no ano de 2018. O crescimento econômico do Equador foi de 1,4% em 2018, sendo que em 2017 tinha sido de 2,4%. Em 2018 o governo equatoriano teve um resultado primário positivo, resultado de uma redução de déficits primários pelo governo que vinha acontecendo desde 2016. Uma das prioridades do governo equatoriano para o ano de 2018 foi conseguir um empréstimo externo. Em dezembro de 2018 a dívida pública total do Equador era formada por 28% de dívida interna e 72% de dívida externa (CEPAL, 2019c).

            Em 2019 o Equador realizou um acordo com o FMI que previa US$ 4,2 bilhões de dólares no período de três anos. Em contrapartida o governo equatoriano se comprometeu com um plano de ajuste fiscal que implica em redução dos gastos públicos. Ainda em 2019 o governo equatoriano adquiriu recursos externos em um total de US$ 6 bilhões de dólares junto a outros órgãos financeiros internacionais: Banco Interamericano de Desenvolvimento (BID), Banco Mundial, Fundo Latinoamericano de Reservas (FLAR), Banco Europeu de Investimentos (BEI) e Agencia Francesa de Desenvolvimento (AFD) (CEPAL, 2020c). 

            Um dos fatores que mais afetaram a economia equatoriana nos ano de 2018 e 2019 foi a queda no preço do petróleo. Em 2019 houve um incremento da dívida pública externa. No ano de 2019 a economia equatoriana cresceu 0,1%, mas os desembolsos do empréstimo com o FMI levou a um incremento de reservas internacionais e de liquidez na economia, mas a liquidez foi um problema, conforme Cepal (2020c, p. 1). 

 

A esto cabe añadir que la incidencia del sector externo y la gran incertidumbre sobre el contexto internacional complican las perspectivas de recuperación económica. En suma, el Ecuador se enfrenta a un grave problema de liquidez, en un proceso en que se está consolidando la dolarización. 

 

O saldo da dívida pública equatoriana no final de 2019 era de 53,4% do PIB, sendo que a dívida pública externa correspondia a 72,4% desse total. Em setembro de 2019 o governo equatoriano emitiu títulos soberanos  no mercado internacional em um total de US$ 2 bilhões e com vencimentos para 2025 (US$ 600 milhões) e 2030 (US$ 1,4 bilhões). Em 2020 o governo do Equador deu inicio a uma reestruturação da dívida pública externa. Em junho de 2020 o governo tinha recebido US$ 1,8 dos órgãos financeiros multilaterais e tinha a expectativa de recebimento de US$ 2,4 bilhões do Banco Industrial e Comercial da China e do Banco de Desenvolvimento da China.  (CEPAL, 2020c)

Em 2020 teve início a crise da pandemia de COVID-19 e o Equador foi um dos países mais afetados em termos sanitários e perdas humanas. A pandemia causou reduções nas exportações dos productos equatorianos. O PIB Equatoriano reduziu 7,8% em 2020 e o déficit fiscal foi de 6% do PIB. 

                Conforme Cepal (2021c, p. 1):

 

La política fiscal, la principal política coyuntural con que cuenta el país en un régimen de dolarización, fue procíclica en medio de una “triple” crisis. Frente a una insuficiencia de liquidez y un acceso costoso a los mercados financieros, los créditos multilaterales se posicionaron como la principal fuente de financiamiento del país, mientras que la deuda pública aumentó 11 puntos porcentuales y bordeó el 64% del PIB a fines de 2020. Esta inyección de liquidez se reflejó en la evolución de las reservas internacionales del país, que registraron una variación positiva en el segundo semestre de 2020 (19%), mientras que, en el primer semestre del mismo año, la variación había sido negativa (−3%). 

 

                Ao final de 2020 o FMI tinha disponibilizado US$ 4,7 bilhões ao Equador, dos quais 640 milhões eram provenientes do instrumento de financiamento rápido do fundo e 4,04 bilhões do serviço ampliado do fundo. Ainda em 2020 a dívida pública equatoriana chegou a US$ 63,16 bilhões, sendo a dívida externa composta por 45,37 bilhões de dívida com organismos financeiros multilaterais. Em 2020 houve uma mudança subtancial no perfil da dívida do Equador que os emrpéstimos externos junto a órgãos multilaterais passaram a representar uma quantidade maior os títulos emitidos no mercado internacional (CEPAL, 2021c).

                Em agosto de 2020 o governo equatoriano concluiu a renegociação de sua dívida, o que implicou em uma redução de US$ 1,54 bilhões de dólares do capital de seus bonos globais com vencimento em 2022 e 2030, uma redução dos juros para 5,3% e aumento do período de inseção do pagamento (CEPAL, 2021c).

            No ano de 2021, em meio a recuperação da crise da pandemia por COVID-19, a economía equatoriana cresceu 4,2%. Em 2021 a dívida pública externa equatoriana foi composta principalmente por empréstimos obtidos junto a orgãos financeiros internacionais (46%) e títulos emitidos no mercado internacional (38,5%) (CEPAL, 2022c, p. 3): 

 

Respecto a la deuda externa, destaca la contribución de los créditos multilaterales (46%) y de los bonos emitidos en los mercados internacionales (38,5%). Frente a diciembre de 2020, se observó un incremento del 6,7% en los préstamos externos dirigidos al país, como consecuencia de los desembolsos de los organismos multilaterales (12%), frente a la reducción del 16% y del 5%, respectivamente, en los convenios originales de los bancos y los gobiernos. 

 

            Entre os órgãos financeiros multilaterais se destacaram com credores do governo equatoriano o BID e o FMI, que respectivamente represetavam em 2021 33,5% e 32,4% da dívida pública externa. No que diz respeito a empréstimos resultantes de convenios governamentais o principal parceiro do Equador foi a China, sendo que do total de empréstimos oriundos de convenios governamentais 44% eran do Banco de Esportações e Importações da China e 34% do Bando de Desenvolvimento da China. Em 2021 aconteceu uma redução de 1% dos títulos equatorianos no mercado internacional. Ao final de 2021 a dívida pública total correspondia a 67% do PIB, sendo de US$ 72,1 bilhões, sendo US$ 26,1 bilhões de dólares de dívida interna e US$ 46,1% bilhões d edólares de dívida externa. O pagamento de juros das dívidas interna e externa em 2021 foi de US$ 1,45 bilhões de dólares, o equivalente a 1,5% do PIB (CEPAL, 2022c)

Conclusiones:

A questão da dívida externa perpassa a história da América Latina tendo seus antecedentes relacionados ao processo de independência das antigas colônias espanholas na região. Ao longo do tempo a dívida externa surge como elemento central de crises econômicas ao longo dos séculos XIX e XX. Dentre as várias crises econômicas relacionadas a dívida externa latino-americana merece destaque a crise que alcança seu ápice no ano de 1982 e que ficou conhecida como crise da dívida externa da América Latina. A crise da dívida externa da América Latina impôs um conjunto de problemas para a economia da região, mas também fez surgir diferentes ações e políticas para o enfrentamento da crise. Algo que foi bastante marcante na crise da dívida externa da América Latina diz respeito aos institutos internacionais para o enfrentamento da crise, os quais se caracterizaram como mecanismos internacionais de reestruturação ou integração regional financeira. 

Durante a década de 1980, os mecanismos internacionais de reestrutuação estiveram atrelados a acordos e programas de ajuste econômico do FMI, já a manifestação de maior destaque de integração regional financeira deu-se pelo Consenso de Cartagena. Diante do marco de duas configurações de institutos internacionais para enfrentamento às crises coube identificar quais delas mostrou-se mais presente em meio a crise da pandemia por COVID-19, o que foi realizado por meio do uso da técnica de análise de congruência nos casos de Argentina, Brasil e Equador.

A Argentina já vinha demonstrando problemas econômicos desde 2018, quando o país passou por uma crise cambial que resultou em uma queda de 2,5% de sua economia. Naquele contexto o governo argentino realizou um acordo com o FMI com o intuito de angariar recursos para o cumprimento de sua dívida pública externa e em contrapartida o governo se comprometeu em colocar em prática uma política de ajuste econômico. Em 2019 os problemas econômicos identificados no ano anterior se mantiveram, levando a um aumento da dívida pública em relação ao PIB. No ano de 2019 o governo argentino colocou em prática a política fiscal e monetária pactuada com o FMI. 

Em 2020 a Argentina inicia um novo governo e ainda tem que enfrentar o agravamento dos problemas econômicos diante da crise da pandemia de COVID-19, contexto no qual o governo argentino inicia um processo de tentativa de renegociação da dívida que só seria concretizado em 2021. Ainda que o governo argentino tenha praticado uma reestruturação de sua dívida pública externa e políticas de resgate de setores mais vulneráveis nos anos de 2020 e 2021, foi marcante o acordo realizado com o FMI e a execuação das políticas econômicas pactuadas neste acordo. A reestruturação da dívida externa argentina foi executada sob o marco legal de mecanismos internacionais e de organismos como o FMI. Diante das evidências levantadas há indícios de que entre os anos de 2018 e 2022 o governo argentino optou por institutos internacionais para o enfrentamento à crise que se caracterizam como mecanismos internacionais de reestrutuação.

A economia brasileira que já se apresentava em estagnação desde 2018 passa a sofrer um impacto em seus principais indicadores a partir de 2020, em meio à crise da pandemia de COVID-19. No entanto, pela investigação realizada não foi possível identificar uma deteriorização da dívida pública externa brasileira. Ainda que a reserva internacional tenha sofrido baixas, a dívida externa brasileira teve reduções entre os anos de 2018 e 2021. Com a investigação aos relatórios econômicos não foi possível identificar qualquer medida do governo brasileiro em relação a institutos internacionais relacionados à crise da dívida externa, o que pode se justificar também pelo fato do país não ter demonstrado passar por uma crise dessa natureza no período estudado. 

No caso equatoriano, o paíse vinha sofrido queda no crescimento econômico desde 2018, o que se agravou com a crise da pandemia de COVID-19 em 2020 e a queda na economia foi de 7,8%. Em 2019 o governo equatoriano realizou um acordo com o FMI que previu a disponibilização de US$ 4,2 bilhões de dólares pelo fundo e o governo em realizar ajustes fiscais baseados em redução de gastos públicos. O governo equatoriano também obteve empréstimos externos de outros órgãos internacionais como bancos chineses, BID, BEI, AFD e FLAR. Em 2020 o governo equatoriano leva a cabo um processo de reestruturação de sua dívida externa, mas essa não se contrapôs a nenhum marco normativo dos mecanismos internacionais e nem se deu em parceria com outros países latino-americanos. Tais evidências levam a crer que a política de institutos internacionais de enfrentamento à crise da dívida externa do Equador esteve marcada por mecanismos internacionais de reestruturação.

Bibliografía:

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UGARTECHE, Oscar. O que fazer diante de uma crise de dívida externa? Um olhar do Sul Global para um problema público e privado. Rede Latino-americana por Justiça Econômica e Social - Latindadd, 2022.

ZAVALETA GONZALEZ, Josué. Acumulación de deuda pública y política fiscal en América Latina. Inv. Econ. vol.79, n.314, pp.3-27. 2020.

Palabras clave:

América latina. Dívida externa. Institutos internacionais. Integração regional. Mecanismos de reestruturação.

Resumen de la Ponencia:

Quais as determinações recíprocas entre o desenvolvimento capitalista brasileiro contemporâneo e a atuação o grande empresário industrial deste país em um período marcado pela vinculação das economias nacionais a cadeias globais de valor e pela desindustrialização? É possível identificar um projeto, por parte desses agentes, a respeito da integração da economia brasileira com o exterior? Se sim, de que forma esse projeto se articula com esforços de integração regional na América Latina? Os interesses de tais empresários os aproximam mais de uma agenda de cooperação internacional de tipo Sul-Sul ou Sul-Norte?A presente comunicação apresenta resultados da análise das percepções do empresário industrial brasileiro a respeito das estratégias de desenvolvimento executadas no Brasil durante os governos federais do Partido dos Trabalhadores (PT). Para fazê-lo, toma como objeto o Instituto de Estudos para o Desenvolvimento Industrial (IEDI), principal think tank da indústria brasileira.O trabalho se propõe a fornecer elementos para uma Sociologia do grande empresário industrial brasileiro contemporâneo. Para isso, ele analisa as avaliações proferidas pelos dirigentes industriais das empresas ligadas ao IEDI a respeito das políticas econômica e industrial postas em prática pelo governo federal brasileiro durante as administrações de Luiz Inácio Lula da Silva (2003 – 2010) e de Dilma Rousseff (2011 – 2016). A pesquisa se baseou em: a) análise documental de documentos produzidos pelo IEDI e de 868 entrevistas e artigos de opinião de empresários do instituto publicados na imprensa entre 2003 e 2016; b) realização de entrevistas pelo pesquisador com o presidente, ex-presidentes, empresários membros do conselho e outros técnicos e economistas vinculados ao think tank. Os resultados de pesquisa apontam que, por um lado, é incorreto afirmar que o grande empresário industrial brasileiro contemporâneo carece de um projeto nacional, tendo sido possível identificar no círculo do IEDI a elaboração de um projeto nacional industrializante de inspiração novo-desenvolvimentista que opõe os interesses do setor produtivo do financeiro. Por sua vez, foi possível identificar que tal projeto sofre uma importante transformação na medida em que o think tank começa a abandonar pautas protecionistas e passa a defender enfaticamente a integração da economia nacional com o exterior. Este fenômeno, argumentamos, acontece a partir de um movimento no interior do instituto que expressa as aspirações de empresas brasileiras transnacionais. Assim, o IEDI exprime uma visão específica sobre qual deve ser a relação da economia nacional com as cadeias globais de valor e o papel da indústria nacional nessa articulação. 

Resumen de la Ponencia:

La dinámica geopolítica de la integración regional, desde el año 2000, avanzó con los gobiernos progresistas (2000-2015), retrocedió con los gobiernos conservadores-neoliberales (2016-2020)  y, todo indica, vuelve a recuperarse y avanzar con la llegada de nuevos gobiernos progresistas. Se puede anotar que las políticas públicas neoliberales son regresivas, mientras que las políticas públicas progresistas son impulsoras de transformaciones económicas, sociales y políticas. El progresismo en integración regional ha implicado e implicará un avance de este proceso, lo que termina por promover la autonomía regional.   

Resumen de la Ponencia:

Relações geopolíticas e econômicas entre Nações são estabelecidas com o objetivo de articular, no mercado mundial, seus interesses políticos, sempre almejando o lucro no sistema capitalista. Para se verificar a importância dessas relações na difusão da língua portuguesa, por países membros da Comunidade de Países de Língua Portuguesa (CPLP), serão analisados o Programa LEITORADO, no Brasil, e o Instituto Camões, em Portugal – instituições que visam a difusão da língua portuguesa.A relevância da análise é contribuir para que, no futuro, os profissionais formados com o objetivo de difundir a língua portuguesa do Brasil tenham plena consciência das conexões que foram e são estabelecidas constantemente entre os países que a adotam como língua Oficial, pois partimos da hipótese de que essas relações, que muitas vezes parecem neutras em relação às questões linguísticas, influenciam diretamente o ensino e a difusão dessa língua. A metodologia é revisão de literatura, com base nos autores (GRANNIER, 2001; RIZZI, 2014; SIGNORINI, 2013), também são analisados documentos relativos às instituições selecionadas, a fim de apresentar quais políticas os países efetivamente estão colocando em prática visando uma ampla difusão de língua no mundo global. Por fim, compreender os caminhos que estão sendo traçados atualmente em cooperação não somente com Portugal, mas sim com toda a CPLP para difusão da língua  nas relações geopolíticas. 

Resumen de la Ponencia:

América Latina: La Geopolítica de la ImpotenciaFrancisco José Reyes TorresGT24Línea 12 Doscientos años después de los procesos de independencia, los países de América Latina se encuentran, en lo fundamental, siendo objetos geopolíticos de la historia y todavía muy lejos de ser sujetos de la misma. No hemos avanzado en cumplir la aspiración de Simón Bolívar, por el contrario, nos hallamos indefectiblemente divididos en pequeñas republicas, sometidos y subordinados a la gran potencia estadounidense. Mi ponencia abordará, el análisis del momento presente. En un contexto parcialmente pospandémico acompañado de fuertes cambios en la geopolítica mundial, se vislumbra el advenimiento de un mundo multipolar en el siglo XXI en el que la actual guerra rusoucraniana, tendrá incalculables consecuencias. La actual confrontación responde a la política expansionista de la OTAN y el fin de la tolerancia y la pasividad rusa. En un primer momento es evidente la profundización de la subordinación de las potencias europeas occidentales a EEUU, pero es previsible que, pasado este momento coyuntural, en un mediano plazo, Europa Occidental y en particular Alemania y Francia, entrarán en contradicción con el asfixiante hegemonismo estadounidense. Sin embargo, la tendencia más importante es la consolidación incontenible de la gran potencia China y la paulatina conformación de un eje chino-ruso-iranio, que constituirá, recordando a Alford Mackinder, la unión de casi el 50 % de la llamada Isla del Mundo, algo nunca antes visto en la historia de la humanidad.Este “ gran desorden bajo los cielos” abre una estupenda  oportunidad para que América Latina se plantee seriamente constituir por primera vez un real proyecto político de alcance estratégico que la constituya en un polo geopolítico continental capaz de ganar una niveles de autonomía e independencia y probablemente, en poco tiempo, jugar fuerte en el creciente mundo multipolar abandonando por siempre su  condición de ser un puñado de pueblos y naciones parias, cual camada de conejos, y se torne un Bloque Regional que  encare su conversión en un Oso Geopolítico, todavía no un gran oso, pero a fin de cuentas,  un oso joven dispuesto a crecer en tamaño e importancia, teniendo claro sus objetivos, sus intereses  y su contribución a un verdadero nuevo orden internacional, en un primer momento más equilibrado y después, mucho más justo y benéfico para la humanidad.Ello requiere diseñar e implementar un proyecto geopolítico estratégico colectivo a inmediato, mediano y largo plazo que tomando el extraordinario potencia territorial natural y demográfico, encare sobre la comunidad de cultura de América Latina, la constitución de un espacio económico robusto. Requerimos la creación de centros estratégicos de producción de cultura, pensamiento, saber, ciencia y tecnología, capaces de dotar a nuestras fuerzas armadas continentales  de un poder disuasivo.        

Resumen de la Ponencia:

Se ha propuesto, dentro de las líneas de discusión de la mesa Integración regional, geopolítica y desarrollo, elaborar trabajos sobre la compleja situación de América Latina en el entorno internacional y su relación con los Estados Unidos y la “unipolaridad” resultante de la globalización como proyecto hacia nuestro continente. Con base en esta perspectiva, en esta propuesta de ponencia se buscará elaborar algunos elementos centrales que permitan impulsar un análisis en torno a los recientes cambios en el panorama geopolítico regional y la nueva situación de México frente a las recientes reconfiguraciones internacionales señaladas. En un primer momento, se señalará el enfoque de la interdependencia compleja como marco teórico idóneo para realizar una interpretación de las relaciones asimétricas existentes entre Estados Unidos y los países de América Latina, en donde puede percibirse una especial relación con México, dada su inclusión en un proyecto de integración de “América del Norte”. Se buscará enunciar que la gobernanza y la cooperación, como agenda de estudio sobre las relaciones internacionales, se encuentra con sus límites en un contexto marcado por el declive de la globalización como proyecto económico mundial. En un segundo momento se señalará que las rupturas políticas internas en los propios Estados Unidos, en conjunción con el avance de potencias regionales como China y Rusia, constituyen factores centrales en la reconfiguración geopolítica regional en América Latina. Se apuntará que dicho contexto ha posibilitado el reposicionamiento de México como actor geo-económicamente activo en la región, impulsando relaciones comerciales ambivalentes hacia América del Norte y América del Sur; delimitando un distanciamiento importante con respecto a instancias internacionales que se han visto rebasadas en su operatividad, e impulsando relaciones diplomáticas alternativas en comparación con periodos inmediatamente previos a las elecciones del 2018. Se buscará, de esta manera, proponer una agenda de estudio sobre las relaciones internacionales de México marcada por un contexto que bien puede nombrarse como de “post-globalización”.

Resumen de la Ponencia:

La presente investigación es producto de varios años de trabajo teórico y práctico que inició en el programa de posgrado de urbanismo en la Universidad Nacional Autónoma de México a nivel maestría y hoy se mantiene vigente a nivel docente en la Universidad Autonoma del Estado de Hidalgo (UAEH) donde imparto la clase de Desarrollo Regional. La relevancia de la presente propuesta recae en su posición epistémica crítica y además por el conocimiento metodológico sobre el desarrollo regional y urbano en México. En ese sentido y tomando como punto de partida el megaproyecto principal de la administración de Ándres Manuel López Obrador (El Tren Maya), es necesaria la discusión amplia sobre la relación de la economía capitalista con la Península de Yucatán y también frente al Tren Maya.La propuesta estará dividida en tres fases y serán las siguientes: 1) Marco teórico: la primera fase será caracterizar el desarrollo regional como fertilidad burguesa con base en la renta diferencial del suelo marxista, 2) Marco histórico estructural de la región en cuestión: la segunda etapa será describir la historia general de la Península de Yucatán dentro de la compulsión midáica y así inferir las condiciones históricas de la región frente a la acumulación de capital, y 3) Aplicación del método histórico - lógico a un caso de estudio particular: finalmente será analizado el tren maya desde la lógica burguesa y evidenciar la relación de la crisis de sobreacumulación o la caída de la tasa de ganancia con el mega proyecto propuesto por la cuarta transformación.El marco teórico será totalmente marxista, aunque estará nutrido de especialistas muy diversos sobre el tema propuesto. La crítica a la economía política fundamentará la estructura de la investigación y, en concreto, la sección sexta del El Capital o la renta del suelo será el corazón de este proyecto teórico. La idea será demostrar la forma especifica del dominio burgués en la región del sur y observar, que más allá del sensacionalismo, El tren maya es contradictorio. Finalmente, el proyecto intentará trazar el camino ontológico para responder a las críticas antimarxistas sobre la posible miopia intelectual por parte de Marx en los temas sobre el espacio y la naturaleza. Aquí, demostraré como lo hice en varias ocasiones que dicha aseveración además de ser falsa es maliciosa. 

Resumen de la Ponencia:

El objetivo de esta comunicación es presentar una mirada novedosa sobre el Espacio Cultural Ibero-Americano (ECI), como proyecto político regional basado en programas de cooperación cultural de la Secretaría General Ibero-Americana. Los antecedentes de proposición del ECI están en la década de 1990, con la Cumbre Iberoamericana de 1991 y la creación del primer programa de cooperación cultural transregional, Ibermedia, en 1995; y su auge data del inicio del siglo XXI, con la aprobación de la Carta Cultural Iberoamericana en 2006, primer documento regional a dar operatividad a la Convención Unesco del 2005 (IberCultura Viva, 2016).Es amplia la literatura de Relaciones Internacionales que reconoce los 90 como período de relanzamiento de proyectos regionales, bajo la denominación de “nuevo regionalismo” (HETNNE, 2002) y los años 2000 como período de ampliación de la agenda regional más allá del cuadro político-económico para incluir, entre otras temáticas, las del campo cultural. Son reflejo de ello términos como “regionalismo post-liberal” y “regionalismo post-hegemónico” (Serbin et al, 2012). Sin embargo, el sistema de cooperación ibero-americano no suele analizarse desde esta perspectiva. La mayoría de los análisis se basan en la evolución nacional o comparada de políticas culturales, sin una visión comprensiva regional (Morató; Zamorano, 2018). Además, una vez que el impulso inicial de la cooperación iberoamericana estuvo históricamente asociados a la política exterior de España (Bonet y Zamorano, 2018), la mayor parte de la literatura es producida desde aquel país, enfocada en la proyección de la diplomacia cultural española hacia América Latina. Hay un virtual desinterés en el proceso, por no considerar la cultura como tema estratégico ni en el sistema internacional ni en los proyectos nacionales de desarrollo. Nosotros discordamos de tal perspectiva, subrayando el papel primordial de los derechos culturales en la construcción de justicia social. Así, nuestra propuesta es estudiar el ECI desde un enfoque institucional-constructivista geopolíticamente situado en América Latina, que lo comprende como narrativa simbólica y proyecto de regionalización, protagonizado no solo por los Estados parte de la Cumbre Iberoamericana, sino por los diferentes actores sociales participantes de los programas de cooperación cultural. La primera parte de la comunicación presentará un breve recorrido por la historia de la cooperación cultural iberoamericana, tratando de iluminar el posicionamiento de Brasil en este escenario, como forma de empezar a construir un conocimiento latinoamericano sobre este conjunto de iniciativas que abarcan virtualmente todos los campos de la cultura. La segunda parte trae observaciones sobre los procesos de cambio ocasionados por la pandemia COVID-19 en el ECI, presentando las estrategias de adaptación utilizadas por diferentes actores y destacando los particulares retos y contribuciones de la cooperación cultural iberoamericana a la gestión de la crisis sanitaria y sus asociadas crisis sociales y económicas. 

Introducción:

A data de nascimento da cooperação ibero-americana contemporânea é 1991, por ocasião da primeira Cúpula Ibero-americana, realizada em Guadalajara, México. A proposta inicial de organizar uma Cúpula havia sido da Espanha, com o propósito de celebrar o V Centenário do “descobrimento da América” em 1992 (Leandro, 2011). O então presidente do México, Carlos Salinas, ciente das reações populares a esta proposta castelhana, sugeriu que, como marco de novas relações, fossem organizadas cúpulas periódicas entre as nações dos dois lados do Atlântico, oferecendo seu país como primeira sede para o ano de 1991. 

Assim sucedeu, tendo a Espanha garantido a segunda em 1992, como era seu interesse original. Por outro lado, seu objetivo estratégico de relançamento das relações com a América Latina em novos termos foi desafiado tanto pelo posicionamento crítico de líderes latino-americanos na própria cúpula (Buezas, 1997), quanto pelo levante de movimentos indígenas contra a comemoração do quinto centenário da colonização (Hale, 1994). 

O Governo brasileiro se portou de maneira bastante deferente na segunda Cúpula Ibero-Americana (Buezas, 1997), o que pode ser entendido a partir de sua peculiar posição no sistema. A inclusão do Brasil teria sido uma das razões para o abandono do prefixo “hispano” - próprio da ditadura de Francisco Franco - em favor do prefixo “iber” (Lucena, 2017). Além de romper com o peso autoritário, conservador e católico contido nas iniciativas hispano-americanas franquistas; essa inovação terminológica alçava o Brasil de ator secundário na projeção da diplomacia cultural espanhola a parceiro estratégico (Lucena, 2017). 

Isso também explica a decisão de realizar a III Cúpula Ibero-Americana na cidade de Salvador, Brasil, em 1993. Seguindo a tônica da II Conferência das Nações Unidas sobre o Meio Ambiente e o Desenvolvimento, Rio-92, a reunião de Salvador foi pautada pelo vocabulário do desenvolvimento, salientando o interesse do Brasil em “renovar suas credenciais diplomáticas” (Fonseca Jr, 1998) como parte do seu processo de redemocratização. Antes disso, a postura diplomática brasileira havia sido de  desconfiança. Por exemplo, no Memorando nº 161 de 29 de abril de 1958, dirigido ao Chefe da Divisão Cultural do MRE, o diplomata Victor José Silveira desaconselha a adesão do Brasil à Oficina Ibero-Americana de Educação, seguindo a decisão portuguesa, de modo a fazer frente à “pretensão espanhola de assumir a liderança cultural na América Latina” (MRE, 1958).

É certo que entre 1958 e 1991 há muito por estudar para compreender as razões da mudança de postura brasileira, como o fim do alinhamento com Portugal, a busca pelo ativismo regional e multilateral, a autopercepção como país “latino”, etc., temas a serem investigados futuramente. Voltemos nosso olhar para o período contemporâneo. A adoção do formato de Cúpulas pretendia manter o nível de diálogo e compromisso elevados na Comunidade Ibero-Americana, fazendo dela uma alternativa de inserção internacional e diversificação de relações no contexto pós-Guerra Fria (Ayuso, 2016). No entanto, o formato pronto demonstrou-se insuficiente para a dar saída à vontade política de elaborar projetos de cooperação, que exigiam a colaboração de diferentes setores governamentais e da sociedade civil. Por isso, doze cúpulas depois, em Santa Cruz de la Sierra, Bolívia, no ano de 2003, aprovou-se a criação da Secretaria Geral Ibero-americana - SEGIB, órgão permanente responsável pela organização das Cúpulas e pela gestão unificada das iniciativas de cooperação ibero-americanas.

Pouco tempo depois, em 2006, por ocasião da XVI Cúpula em Montevidéu, Uruguai, foi aprovada a Carta Cultural Ibero-Americana, primeiro documento regional a operacionalizar a Convenção sobre a Proteção e Promoção da Diversidade das Expressões Culturais da Unesco, da Convenção de 2005 (Ibercultura Viva, 2016). No momento de seu lançamento, foi descrita como o culminar dos esforços dos países parceiros em ressignificar os laços históricos originados na relação colonial, promovendo ações de cooperação cultural baseadas no reconhecimento de valores comuns, a fim de assegurar o desenvolvimento das nações e sua inserção fortalecida no sistema internacional (Ayuso, 2016).

Segundo relata Jesús Prieto de Prieto (2022), originalmente a Carta estaria pensada para ser um tratado, mas o Brasil se opôs a essa opção, defendendo a aprovação de um texto declaratório. À época, a alegação brasileira teria sido o acúmulo de documentos internacionais esperando promulgação pelo Congresso, o que atrasaria o processo de entrada em vigor da Carta. Não obstante essa perda de poder vinculante, o documento é o mais ambicioso na definição e detalhamento dos direitos culturais existente no regime internacional (Pedro, 2022). Afirma o valor central da cultura para o desenvolvimento integral das nações ibero-americanas, o qual deve estar baseado na superação da pobreza e das desigualdades. 

A Carta cobre doze áreas do setor cultural, que servem como eixos para os programas de cooperação cultural ibero-americanos, que presentemente são treze: Iberarquivos, Iberartesanato, Iberbibliotecas, IberCultura Viva, Ibercena, Ibermedia, Ibermemória Sonora e Audiovisual, Ibermuseus, Ibermúsicas, Iberorquestras juvenis, Iber-Rotas, RADI (Rede de Arquivos Diplomáticos e Iniciativa Ibercozinhas (SEGIB, 2022). A consolidação e crescimento destes programas – alguns existentes desde antes da Carta, como Ibermedia e Iberarquivos, criados em 1999 - e a necessidade de uma atuação coesa e dialógica motivou a institucionalização do Espaço Cultural Ibero-Americano, a partir da cúpula de Cádiz, de 2012. 

A importância dos acordos de Cádiz - que incluíram a aprovação de um Plano de Ação e uma série de comunicados conjuntos – foi o relançamento da cooperação ibero-americana com base em compromissos ampliados, como demonstra a adesão ao vocabulário da “integração regional” com fundamento na cultura. Essa concepção se foi aprofundando até o reconhecimento do Espaço Cultural Ibero-Americano, em 2014, no documento final da Cúpula de Veracruz, México, como um dos três campos prioritários do sistema; ao lado do Espaço Ibero-Americano do Conhecimento e do Espaço Ibero-Americano da Coesão Social (SEGIB, 2016). Além da gestão dos programas de cooperação, o ECI realiza o acompanhamento da Conferência Ibero-Americana de Ministros da Cultura e dos Congressos Ibero-Americanos de Cultura. A intenção de cada um desses espaços é promover a elaboração e implementação de políticas públicas regionais, isto é, a consolidação de princípios e metodologias que sustentem políticas culturais estruturantes e não ações pontuais ou paliativas. 

Dos treze programas de cooperação em vigor, o Brasil faz parte de oito, tendo sido fundador e incentivador de vários deles. Merece destaque o programa Ibermuseus, criado por proposta brasileira durante o I Encontro Ibero-americano de Museus, realizado na cidade de Salvador, e cuja diretoria o Brasil ocupou por dez anos através do Ibram - Instituto Brasileiro de Museus (Ibermuseus, 2017). O programa IberCultura Viva, aprovado na XXIII Cúpula Ibero-Americana, no Panamá em 2013, foi igualmente fruto de proposta brasileira secundada pela sociedade civil latino-americana que se havia reunido em diferentes instâncias transnacionais como o Fórum Social de Belém (2008), o II Congresso Ibero-Americano de Cultura (São Paulo, 2009) e o I Congresso Latino-Americano de Cultura Viva Comunitária (La Paz, 2013) (Ibercultura Viva, 2022). Esse programa busca transpor para o nível regional o Programa Nacional de Cultura, Educação e Cidadania – Cultura Viva, lançado no Brasil em 2004 (MinC, 2004). Por meio da identificação e valorização dos chamados Pontos de Cultura, tem por finalidade reconhecer e valorizar iniciativas culturais comunitárias, produzidas nos territórios, favorecendo a descentralização da política cultural. 

Além do engajamento programático, destaca-se o aspecto econômico da participação brasileira: nas contribuições financeiras agregadas de 2017 a 2020 aos programas da SEGIB, o Brasil ocupa o segundo lugar, atrás apenas da Espanha (SEGIB, 2022). Não obstante, a despeito do notável engajamento do campo cultural brasileiro – tanto de áreas técnicas do Estado, como a sociedade civil – a postura diplomática segue sendo reticente frente à cooperação ibero-americana, evitando dar proeminência a esse cenário transregional. Depois de Salvador em 1993, o Brasil não sediou mais nenhuma Cúpula Ibero-Americana. Em conversa com diplomata que então ocupava posto no Departamento Cultural do Itamaraty em 2021, revelou-me sua surpresa diante da minha menção a Ibero-América como região ampliada, afirmando que dentro do Ministério das Relações Exteriores a projeção estratégica transregional tem por horizonte a CPLP – Comissão dos Países de Língua Portuguesa.

Alinhando as evidências históricas e conjunturais com o que pude observar diretamente como ex-funcionária pública do campo cultural, proponho que a posição brasileira no sistema ibero-americano é caracterizada pela ambivalência. Com momentos de maior e menor engajamento diplomático, o saldo neste setor é de baixa intensidade. Ao contrário, para o campo cultural do país, os programas de cooperação do ECI são cenários centrais de articulação e circulação de recursos humanos e financeiros, com ativa implicação dos corpos técnicos estatais e da sociedade civil.

Desarrollo:

A CONSTRUÇÃO DA REGIONALIDADE IBERO-AMERICANA E A AMBIVALÊNCIA BRASILEIRA

O lançamento das primeiras ideias acerca de uma Comunidade Ibero-Americana de Nações ocorreu na década de 1980, associadas às transições para a democracia em Portugal e Espanha - com o fim dos regimes de Salazar e Franco – e nas nações latino-americanas (Ayuso, 2015). Não obstante, a data de nascimento da cooperação ibero-americana contemporânea é o ano de 1991, por ocasião da primeira Cúpula Ibero-americana de Chefes de Estado e de Governo, realizada em Guadalajara, México. Conforme relata Marta Sofia Leandro (2011), a proposta inicial de organizar uma Cúpula havia sido da Espanha, com o propósito de celebrar o V Centenário do “descobrimento da América” em 1992. O então presidente do México, Carlos Salinas, ciente das reações populares a esta proposta castelhana, sugeriu que, como marco de novas relações, fossem organizadas cúpulas periódicas entre as nações dos dois lados do Atlântico, oferecendo seu país como primeira sede para o ano de 1991. 

Assim sucedeu, tendo a Espanha garantido seu lugar como segunda sede no ano de 1992, como era seu interesse original. Por outro lado, seu objetivo estratégico de relançamento das relações com a América Latina em novos termos foi desafiado tanto pelo posicionamento crítico de líderes latino-americanos na própria cúpula (Buezas, 1997), quanto pelo levante de movimentos indígenas contra a comemoração do quinto centenário da colonização e seu crescente fortalecimento como atores políticos transnacionais desde então (Hale, 1994). 

O Governo brasileiro, por outro lado, se portou de maneira bastante deferente na segunda Cúpula Ibero-Americana (Buezas, 1997), o que pode ser entendido a partir de sua posição peculiar no sistema. A narrativa histórica dá conta de que a inclusão do Brasil teria sido uma das razões para o abandono do prefixo “hispano” - próprio da ditadura de Francisco Franco - em favor do prefixo “iber” (Lucena, 2017). Além de romper com o peso autoritário, católico, conservador e eurocêntrico contido nas iniciativas hispano-americanas marcadamente franquistas; essa inovação terminológica buscava inserir o Brasil, que passava de ator secundário na projeção da diplomacia cultural espanhola a ser considerado parceiro estratégico no final do século XX (Lucena, 2017). 

Isso também explica a decisão de realizar a III Cúpula Ibero-Americana na cidade de Salvador, Brasil, em 1993. Seguindo a tônica da II Conferência das Nações Unidas sobre o Meio Ambiente e o Desenvolvimento, Rio-92, a reunião de Salvador foi pautada pelo vocabulário do desenvolvimento, salientando o interesse do Brasil em “renovar suas credenciais diplomáticas” (Fonseca Jr, 1998) como parte do seu processo de redemocratização. Antes disso, a postura brasileira havia sido de distanciamento e desconfiança com relação aos projetos regionais de teor ibero-americano. Por exemplo, no Memorando nº 161 de 29 de abril de 1958, dirigido ao Chefe da Divisão Cultural do Ministério das Relações Exteriores, o diplomata Victor José Silveira desaconselha a adesão do Brasil à Oficina Ibero-Americana de Educação (organismo que antecedeu a atual OEI), seguindo a decisão portuguesa, de modo a fazer frente à “pretensão espanhola de assumir a liderança cultural na América Latina” (MRE, 1958).

É certo que entre 1958 e 1991 há muito por estudar para compreender as razões da mudança de postura brasileira, como o fim do alinhamento com Portugal, a busca pelo ativismo regional e multilateral, a autopercepção como país “latino”, etc., temas a serem investigados futuramente. Voltemos nosso olhar para o período contemporâneo. A adoção do formato de Cúpulas pretendia manter o nível de diálogo e compromisso elevados na Comunidade Ibero-Americana, fazendo dela uma alternativa de inserção internacional e diversificação de relações no contexto pós-Guerra Fria (Ayuso, 2016). No entanto, o formato pronto demonstrou-se insuficiente para a dar saída à vontade política de elaborar projetos de cooperação, que exigiam a colaboração de diferentes setores governamentais e da sociedade civil. Por isso, doze cúpulas depois, em Santa Cruz de la Sierra, Bolívia, no ano de 2003, aprovou-se a criação da Secretaria Geral Ibero-americana - SEGIB, órgão permanente responsável pela organização das Cúpulas e pela gestão unificada das iniciativas de cooperação ibero-americanas.

Pouco tempo depois, em 2006, por ocasião da XVI Cúpula em Montevidéu, Uruguai, foi aprovada a Carta Cultural Ibero-Americana, primeiro documento regional a operacionalizar a Convenção sobre a Proteção e Promoção da Diversidade das Expressões Culturais da Unesco, da Convenção de 2005 (Ibercultura Viva, 2016). No momento de seu lançamento, foi descrita como o culminar dos esforços dos países parceiros em ressignificar os laços históricos originados na relação colonial, promovendo ações de cooperação cultural baseadas no reconhecimento de valores comuns, a fim de assegurar o desenvolvimento das nações e sua inserção fortalecida no sistema internacional (Ayuso, 2016).

Segundo relata Jesús Prieto de Prieto (2022), originalmente a Carta estaria pensada para ser um tratado, mas o Brasil se opôs a essa opção, defendendo a aprovação de um texto declaratório. À época, a alegação brasileira teria sido o acúmulo de documentos internacionais esperando promulgação pelo Congresso, o que atrasaria o processo de entrada em vigor da Carta. Não obstante essa perda de poder vinculante, o documento é o mais ambicioso na definição e detalhamento dos direitos culturais existente no regime internacional (Pedro, 2022). Afirma o valor central da cultura para o desenvolvimento integral das nações ibero-americanas, o qual deve estar baseado na superação da pobreza e das desigualdades. 

A Carta cobre doze áreas do setor cultural, que servem como eixos para os programas de cooperação cultural ibero-americanos, que presentemente são treze: Iberarquivos, Iberartesanato, Iberbibliotecas, IberCultura Viva, Ibercena, Ibermedia, Ibermemória Sonora e Audiovisual, Ibermuseus, Ibermúsicas, Iberorquestras juvenis, Iber-Rotas, RADI (Rede de Arquivos Diplomáticos e Iniciativa Ibercozinhas (SEGIB, 2022). A consolidação e crescimento destes programas – alguns existentes desde antes da Carta, como Ibermedia e Iberarquivos, criados em 1999 - e a necessidade de uma atuação coesa e dialógica motivou a institucionalização do Espaço Cultural Ibero-Americano, a partir da cúpula de Cádiz, de 2012. 

A importância dos acordos de Cádiz - que incluíram a aprovação de um Plano de Ação e uma série de comunicados conjuntos – foi o relançamento da cooperação ibero-americana com base em compromissos ampliados, como demonstra a adesão ao vocabulário da “integração regional” com fundamento na cultura. Essa concepção se foi aprofundando até o reconhecimento do Espaço Cultural Ibero-Americano, em 2014, no documento final da Cúpula de Veracruz, México, como um dos três campos prioritários do sistema; ao lado do Espaço Ibero-Americano do Conhecimento e do Espaço Ibero-Americano da Coesão Social (SEGIB, 2016). Além da gestão dos programas de cooperação, o ECI realiza o acompanhamento da Conferência Ibero-Americana de Ministros da Cultura e dos Congressos Ibero-Americanos de Cultura. A intenção de cada um desses espaços é promover a elaboração e implementação de políticas públicas regionais, isto é, a consolidação de princípios e metodologias que sustentem políticas culturais estruturantes e não ações pontuais ou paliativas. 

Dos treze programas de cooperação em vigor, o Brasil faz parte de oito, tendo sido fundador e incentivador de vários deles. Merece destaque o programa Ibermuseus, criado por proposta brasileira durante o I Encontro Ibero-americano de Museus, realizado na cidade de Salvador, e cuja diretoria o Brasil ocupou por dez anos através do Ibram - Instituto Brasileiro de Museus (Ibermuseus, 2017). O programa IberCultura Viva, aprovado na XXIII Cúpula Ibero-Americana, no Panamá em 2013, foi igualmente fruto de proposta brasileira secundada pela sociedade civil latino-americana que se havia reunido em diferentes instâncias transnacionais como o Fórum Social de Belém (2008), o II Congresso Ibero-Americano de Cultura (São Paulo, 2009) e o I Congresso Latino-Americano de Cultura Viva Comunitária (La Paz, 2013) (Ibercultura Viva, 2022). Esse programa busca transpor para o nível regional o Programa Nacional de Cultura, Educação e Cidadania – Cultura Viva, lançado no Brasil em 2004 (MinC, 2004). Por meio da identificação e valorização dos chamados Pontos de Cultura, tem por finalidade reconhecer e valorizar iniciativas culturais comunitárias, produzidas nos territórios, favorecendo a descentralização da política cultural. 

Além do engajamento programático, destaca-se o aspecto econômico da participação brasileira: nas contribuições financeiras agregadas de 2017 a 2020 aos programas da SEGIB, o Brasil ocupa o segundo lugar, atrás apenas da Espanha (SEGIB, 2022). Não obstante, a despeito do notável engajamento do campo cultural brasileiro – tanto de áreas técnicas do Estado, como a sociedade civil – a postura diplomática segue sendo reticente frente à cooperação ibero-americana, evitando dar proeminência a esse cenário transregional. Depois de Salvador em 1993, o Brasil não sediou mais nenhuma Cúpula Ibero-Americana. Em conversa com diplomata que então ocupava posto no Departamento Cultural do Itamaraty em 2021, revelou-me sua surpresa diante da minha menção a Ibero-América como região ampliada, afirmando que dentro do Ministério das Relações Exteriores a projeção estratégica transregional tem por horizonte mais evidente a CPLP – Comissão dos Países de Língua Portuguesa – e não a SEGIB ou a OEI. 

Alinhando as evidências históricas e conjunturais com o que pude observar diretamente como ex-funcionária pública do campo cultural, proponho que a posição brasileira no sistema ibero-americano é caracterizada pela ambivalência. Com momentos de maior e menor engajamento diplomático, o saldo neste setor é de baixa intensidade, não figurando como prioridade para a política externa brasileira. Ao contrário, para o campo cultural do país, os programas de cooperação do ECI são cenários centrais de articulação e circulação de recursos humanos e financeiros, com ativa implicação dos corpos técnicos estatais e da sociedade civil nas diferentes áreas da política cultural (audiovisual, museológica, arquivística, patrimonial, da diversidade linguística, de promoção da diversidade etc.).

A AMBIVALÊNCIA BRASILEIRA FRENTE À COOPERAÇÃO CULTURAL IBERO-AMERICANA DURANTE A PANDEMIA 

Durante o Governo Jair Bolsonaro, a política externa brasileira foi marcada por um viés político-ideológico de extrema direita que resultou num escasso campo de mobilização internacional. Abdenur (2020, p. 9) identifica um comportamento simultâneo de subserviência e disputa, que rompe com dois importantes eixos de continuidade da PEB presentes ao menos desde a segunda metade do século XX: a autonomia e o universalismo (ibid. p. 10). Quanto à subserviência, destaca o alinhamento acrítico às posições do Governo Donald Trump nos Estados Unidos e a aproximação com outros regimes do espectro conservador (como Polônia e Hungria) (Abdenur, 2020, p. 9). No escopo da postura de rechaço ao universalismo, encontra-se o desprezo tanto de Bolsonaro quanto de seu chanceler, Ernesto Araújo, ao sistema multilateral, considerado um projeto comunista (Hirst & Maciel, 2022). 

Outrossim, a intenção disruptiva se observa no cenário regional, com sua “política da má vizinhança” Hirst e Maciel (2022, p. 19). Em certa medida, há continuidade com o projeto da gestão Temer de desconstruir projetos regionais fortalecidos durante o ciclo progressista latino-americano (Hirst & Maciel, 2022). Porém, o tom de desdém e confrontação é acentuado, sendo o caso do Mercosul bastante ilustrativo. O governo Bolsonaro abdicou das dimensões do poder brando, sobretudo nos campos de saúde e meio ambiente, que haviam sido eixos importantes da projeção do Brasil desde a redemocratização (Abdenur, 2020; Hirst & Maciel, 2022). Ambos foram alvo de negacionismo, desprezo pela ciência e negligência, com a desqualificação da gravidade da COVID-19 e das tragédias ambientais que acometeram o país no período, em particular o rompimento da barragem de Brumadinho e o vazamento de óleo que chegou às praias do Nordeste e Sudeste do país. Nessa mesma linha, insiro o desprezo e o desmonte dirigidos à pauta cultural, nacional e internacionalmente. 

No contexto ibero-americano, o dirigente brasileiro recusou-se a participar da XXVII Cúpula Ibero-Americana de Chefes de Estado e de Governo Ibero-americanos, mesmo em modalidade online (Urdaneta, 2021; Albin, 2021). Prevista originalmente para o ano de 2020, a Cúpula fora adiada para 21 de abril de 2021 e adaptada à modalidade híbrida devido à emergência sanitária. Ao eximir-se de participar, o mandatário brasileiro marcou seu desinteresse por dois temas candentes da agenda multilateral:  desenvolvimento sustentável e estratégias de recuperação da pós-pandemia. Isso significou a ausência do Brasil na aprovação e/ou divulgação de instrumentos regionais que buscam contribuir para a transversalidade da cultura na Agenda 2030 e à recuperação do campo cultural, especialmente afetado pela crise sanitária. Refiro-me à Estratégia Ibero-Americana de Cultura e Desenvolvimento Sustentável e ao Projeto do Sistema Ibero-Americano de Garantias Recíprocas para Indústrias Culturais e Criativas (SEGIB, 2021). Não deve passar desapercebida, tampouco, a falta de informação sobre a participação brasileira nA XX Conferência Ibero-Americana de Cultura, realizada em Bogotá, entre 18-19 de outubro de 2019. Se o Brasil esteve presente, não se encontram registros. O certo é que não participou de nenhum dos painéis temáticos e diálogos ministeriais (SEGIB, 2019).

Não obstante a indiferença do Executivo frente à cooperação cultural ibero-americana, as áreas técnicas estatais estiveram presentes nas reuniões preparatórias e contribuíram para as respostas regionais do setor cultural à pandemia da COVID-19. Um dos exemplos mais expressivos é a publicação “Avaliação do impacto da COVID-19 nas indústrias culturais e criativas”, resultado da articulação interinstitucional de MERCOSUL, UNESCO, BID, SEGIB e OEI. Foi a primeira vez que as instituições mencionadas - atuantes na América Latina em diferentes níveis e especialidades – se reuniram em torno de uma agenda comum para o campo cultural. 

Entre os pontos focais nacionais de cada órgão e os representantes da sociedade civil consultados, somaram-se cerca de duzentas pessoas (UNESCO et al, 2022). A publicação apresenta uma recopilação de dados quantitativos e qualitativos e a proposição de indicadores sobre os efeitos da pandemia no setor cultural e criativo (OEI, 2021), um conjunto de informações que serve de ponto de partida para a formulação e melhoria de políticas públicas de cultura e ações de cooperação cultural na região. 

Dentro dos programas de cooperação cultural também se registraram exemplos de mobilização e adaptação diante da crise sanitária. No marco do programa IberCultura Viva, todas as atividades do Plano Operativo Anual previstas para 2020 tiveram que ser canceladas (Ibercultura Viva, 2020b). No entanto, o Conselho Intergovernamental do programa decidiu transpor as atividades para a modalidade online e ampliar a convocatória. Como resultado, o 4º Encontro de Redes IberCultura Viva durou 38 dias, de 8 de setembro a 15 de outubro de 2020, com mais de 45h de transmissão ao vivo, alternando atividades como palestras, seminários, espetáculos, ciclos de cinema, conversatórios, capacitações, assembleias, entre outros (ibid.). Conforme reconhece a página do programa: “O maior evento realizado pelo IberCultura Viva desde o início de sua implementação, em 2014, ocorreu justamente no ano em que quase tudo parou” (ibid.).

Mesmo durante a pandemia o Movimento Latino-americano de Cultura Viva Comunitária - rede transnacional de iniciativas culturais territoriais que trabalha de maneira autônoma, mas em diálogo com o programa IberCultura Viva – logrou articular o seu 5º Congresso, de 8 a 15 de outubro de 2022 no Peru (Ibercultura Viva, 2022c). Apesar da gradativa diminuição do financiamento aos Pontos de Cultura no Brasil desde 2011 (Santini, 2017), organizações, coletivos, artistas, gestores e municípios do país continuaram articulando-se tanto através do Movimento CVC como do programa IberCultura Viva. Trata-se de um caso ilustrativo do fenômeno que Martín-Barbero (2010, p. 307) denomina “redes culturais” e considera como o lócus “mais fecundo de cooperação” dos nossos tempos: “Las redes culturales se están convirtiendo en el nuevo espacio público de intermediación entre actores diversos de un mismo país, entre actores diversos del mismo ámbito - políticas, gestión, formación - en diversos países o bien movilizando transversalidades y transdisciplinariedades. (Martín-Barbero, 2010, p. 307). 

Destaco, também, a atuação do programa Ibermuseus, cuja Unidade Técnica esteve alocada no Instituto Brasileiro de Museus – Ibram até janeiro de 2021. Em 2020, a 11ª edição do Prêmio Ibermuseus de Educação teve o seu Edital adaptado para atender aos desafios da COVID-19, buscando premiar iniciativas virtuais (Ibermuseus, 2020b). Dos 20 ganhadores, o Brasil teve dois projetos contemplados, “Arqueologia Social Inclusiva - Educar pelo Patrimônio nos Museus Orgânicos do Cariri” da Fundação Casa Grande - Memorial do Homem Kariri (2º lugar) e “CONSIGO. Ecomuseu, Juventude e Patrimônio Cultural”, do Ecomuseu de Maranguape (6º lugar) (Ibermuseus, 2020).

Além disso, o setor museal abrigou algumas das ações mais inovadoras no campo cultural, às quais o programa Ibermuseus deu apoio através de conversatórios, minicursos, ferramentas de gestão, incentivos e pesquisas (Ibermuseus, 2022). Um sumário dessas iniciativas, focalizadas em temáticas como sustentabilidade, educação e inclusão social, encontram-se no Informe Anual 2021 (Ibermuseus, 2022). Cabe mencionar que o planejamento das atividades do programa foi adaptado rapidamente a partir dos insumos obtidos de uma pesquisa realizada com profissionais ibero-americanos do setor museal poucos meses depois do início da pandemia.

Conclusiones:

Embora a política externa do Governo Bolsonaro (2018 – 2022) tenha sido marcada pelo negacionismo frente à COVID-19 e o isolamento político e normativo (Hirst & Maciel, 2022), derivado do seu desdém e descaso pelas instâncias regionais e multilaterais, a cooperação cultural ibero-americana apresenta sinais de maturidade institucional e capacidade de mobilização para além do estrito intergovernamentalismo, demonstrando resiliência organizacional tanto pela continuidade dos programas como por sua demonstrada adaptabilidade a um cenário tão adverso como o da crise sanitária. Com os exemplos do programa IberCultura Viva e Ibermuseus, procurei demonstrar que tanto a sociedade civil como áreas técnicas da administração pública mantiveram atitudes autônomas frente à postura oficial do Executivo brasileiro, participando em qualidade de cidadãos e/ou funcionários públicos de iniciativas destinadas a visibilizar e mitigar os efeitos da pandemia no campo cultural. Dessa maneira, evidencia-se seu papel na construção e manutenção da regionalidade, para além daquilo que emana do estrito campo intergovernamental.

Estes achados, no entanto, deixam em aberto muitas questões. Em primeiro termo, caberia separar o quanto do desdém do Governo Bolsonaro pelo sistema ibero-americano de cooperação se explica pelo seu particular isolacionismo e o quanto é reflexo da histórica ambivalência do Brasil frente a esse cenário. Para isso, seria necessário aprofundar nosso conhecimento sobre as diferentes perspectivas existentes sobre este projeto regional, buscando, por exemplo, entrevistar diplomatas, funcionários do campo cultural e sociedade civil participante, para indagar-lhes sobre os significados da cooperação ibero-americana e extrair conclusões interpretativas em perspectiva comparada. 

Em segundo lugar, a capacidade de articulação das redes culturais nos informam sobre um funcionamento singular do campo cultural, que precisa ser estudado em suas próprias dinâmicas institucionais e discursivas. Nesse sentido, pode ser útil a proposta de Larissa Buchholz (2016), que transpõe a teoria dos campos de Pierre Bourdieu para o cenário internacional. Assim, além das teorias construtivistas das Relações Internacionais que compreendem a regionalização como um processo de construção social do qual participaram diferentes agentes; teríamos um olhar pautado pela distribuição de capital cultural e econômico entre estes agentes, analisando suas bases materiais e simbólicas, os interesses e recursos que mobilizam e a quem realmente beneficia a cooperação.

Estou convencida de que a dimensão cultural da regionalização é um dos horizontes mais férteis para o estudo das relações internacionais contemporâneas por sua particular permeabilidade a atores não estatais. Ali estão atravessados alguns dos principais temas de nossa época, como os processos de regionalização; a democratização das políticas públicas; as inter-relações entre os cenários locais, nacionais, regionais, multilaterais; a transversalidade da cultura na agenda de desenvolvimento; a interculturalidade, que passa pelo combate ativo aos discursos de ódio e aos essencialismos culturais. As possibilidades de pesquisa são múltiplas e sua relevância social, inquestionável. Apesar de breve e limitado no tempo e no enfoque, espero que este trabalho sobre o Espaço Cultural Ibero-Americano estimule as novas gerações de pesquisadores a dedicar-se ao estudo e à prática da cooperação cultural e, particularmente, à dimensão cultural dos processos de regionalização que envolvem os países latino-americanos.

 

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Palabras clave:

Cooperação cultural. Regionalização. COVID-19.

Resumen de la Ponencia:

A reflexão aqui colocada é sobre a forma que grandes empreendimentos e o agronegócio constroem a neoliberalização da natureza no brasil, a partir de três exemplos que se localizam na região do extremo oeste da Bahia: 1)A Ferrovia de Integração Oeste-Leste (FIOL), 2)As diversas empresas agroexportadoras e; 3) Pequenas Centrais Hidrelétricas (PCH’S). A pesquisa qualitativa e empírica foi feita- e continua sendo- através da observação direta (CRUZ NETO, 2001; FLICK, 2009) de conflitos socioambientais por terra e água nos municípios da região, com atuação da Assessoria Jurídica Universitária Popular e em parceria com a agência 10envolvimento e com o Movimento de Atingidos por Barragens (MAB). Proponho destacar as diferenças e semelhanças entre estes empreendimentos desenvolvimentistas a partir da sua incidência na reconfiguração e espoliação do território e o papel do Estado no andamento de cada um dos projetos, o que reforça a neoliberalização da natureza (Buhler e Oliveira, 2016); (BRANNSTROM, 2009) e a ideia de natureza como obstáculo ao desenvolvimento. Os interesses de empresas como a ARA geração de energia e das diversas empresas de capital nacional e estrangeiro do agronegócio, denominam seus próprios interesses como públicos, distorcendo esta concepção através do "fornecimento de energia" ou compondo o "maior PIB de 2018 da Bahia", como foi o da cidade de São Desidério-BA. Além disso, a diminuição e alteração da vazão das águas do rio pela captação dos pivôs centrais e a instalação de PCH`S compõem o agravamento de conflitos socioambientais historicamente estabelecidos na bacia do Rio Grande. A Ferrovia de Integração Oeste-Leste, se configura como importante fonte de escoamento do oeste da Bahia para o Tocantins, mais de 200 famílias em Bom Jesus da Lapa-BA estão sendo desapropriadas para a implantação da obra e não foram consultadas sobre a implantação da obra, como prevê a convenção 169 da Organização Internacional do Trabalho (OIT) e decreto 6040/2007.No contexto de expansão do Agronegócio e da geração de energia - em alguns momentos mais latentes, em outros mais brandos o projeto de mercantilização da natureza e dos comuns esbarra na racionalidade ambiental (LEFF, 2002) de comunidades quilombolas, indígenas, extrativistas, ribeirinhas e geraizeiras e de fundo e fecho de pasto(GEOGRAFAR, 2020), que habitam os municípios da região. Por isso, a lógica de expansão capitalista por meio de grandes projetos de desenvolvimento assume o caráter de “cercamento do comum”, reforçando o ethos do mercado como proposta neoliberal e confundindo o que é mercado e o que é Estado. “O termo cercamento faz pensar,  sobretudo, no   açambarcamento   de  terras e recursos naturais praticado em escala mundial” (DARDOT; LAVAL, 2017, p. 107). 

Resumen de la Ponencia:

La geopolítica como concepción teórica de la realidad concibe el espacio como unidad de análisis, lo cual permite integrar diversos factores y condiciones que, en su complejidad, organizan la realidad social. Sólo a partir de la geopolítica en tanto perspectiva de conocimiento, es posible dar respuesta a la interrogante: ¿cuál es la implicación geopolítica del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec para el Estado mexicano?Ante tal pregunta se sostiene como premisa fundamental que el desarrollo del Corredor Interoceánico Istmo de Tehuantepec tiene un interés geoestratégico para México, en el entendido de que dicho proyecto va a ser un nodo de desarrollo económico para el sureste mexicano. Lo cual es necesario para generar cohesión interna, frente al desigual desarrollo económico-social que se vive entre el norte y el sur del país. Por otro lado, la apuesta por el Corredor Interoceánico Istmo de Tehuantepec va a consolidar la unidad y coherencia de la región geoeconómica aglutinada en el T-MEC, en donde participa México y Estados Unidos.Además, el corredor del istmo mexicano permite afianzar la presencia de Estados Unidos en las vías de comunicación interoceánica del continente americano, frente a las pretensiones geopolíticas de China. Y es que el país asiático ya se ha posicionado como el mayor socio económico de la mayoría de los países latinoamericanos, y ante dicha situación, el gigante asiático ha proyectado construir un corredor interoceánico a lo largo de Sudamérica y por Nicaragua. Teniendo en cuenta esto, el mero valor económico-logístico que tiene el Corredor Interoceánico Istmo de Tehuantepec queda superado, razón por la cual es mejor recurrir alenfoque geopolítico para deducir el interés real del Estado mexicano y su dimensión hemisférica organizada por el T-MEC, para con el desarrollo del corredor desde una visión estratégica.