Resumen de la Ponencia:
En México a la democracia se le puede dividir en “cupular” y “no cupular”. Dentro de aquella interactúan, primordialmente, partidos políticos e institutos electorales, dejándole al resto de la gente la condición de electora y no mucho más. Con la democracia no cupular, en cambio, hay más participación social. Ambos conceptos no están reñidos, sino que se eslabonan. El propio sistema electoral mexicano les pide a muchas personas no partidistas que ayuden a instalar casillas y contar votos.La no cupular suele recibir menos atención mediática y académica. Para equilibrar este orden de cosas, voy a diseccionar, en la ponencia, lo acontecido en la alcaldía de Cuauhtémoc, Ciudad de México, durante el proceso electoral federal 2020-2021.Lo haré cualitativa y cuantitativamente. Comenzaré narrando mi propia experiencia de observador participante en el arduo cómputo correspondiente al distrito local 9. Los cómputos distritales, tanto en su jurisdicción federal como en la local, suceden una vez que los centros de votación cierran y los paquetes electorales son devueltos adonde les corresponda. De tal modo que el capítulo 1 será una suerte de crónica acompañada con diversas fotografías (hechas por mí o por conocidos). En el desarrollo de los cómputos importa mucho la calidad de lo hecho por las mesas directivas de casilla. Reconociendo, empero, que lo cualitativo-narrativo no sería suficiente, por sí solo, para abarcar la democracia no cupular, recurrí a la Plataforma Nacional de Transparencia con el fin de saber: 1) ciertas estadísticas del procedimiento integrador de mesas directivas, y 2) la cantidad de juicios electorales que, contra ellas, interpusieron los partidos políticos en Ciudad de México luego de las votaciones acaecidas el 6 de junio de 2021. Vale advertir que el desempeño del funcionariado de casilla genera consecuencias poco medidas… al menos hasta ahora. Por lo demás, conseguí un análisis cuantitativo acerca de la democracia no cupular, específicamente por cuanto hace a la integración de mesas directivas de casilla y los saldos que estas dejan más allá de los cómputos.Para la ponencia me apoyaré en las ideas de Octavio Paz en “El laberinto de la soledad”, acerca de “lo mexicano” y lo inconveniente que es, en ese país, “rajarse”, abrirse al mundo, pero en ello consiste la encomienda de los funcionariados de casilla. Otro apoyo teórico me lo brindará Fernando Escalante Gonzalbo, quien ha disertado sobre la situación política de México en pandemia, y es que con mi participación en el Congreso deseo mostrar cómo se trabaja, en tiempos de covid-19, la democracia “a ras de calle”, antes enunciada como “no cupular”.
Introducción:
Introducción
Obsérvense las siguientes imágenes:
Fotografías hechas por mí
Arriba, una constancia original de clausura. Abajo, un acercamiento a los datos que permiten identificar mejor el mismo documento. En un primer vistazo no existe nada fuera de lo habitual pues se trata de un papel como muchos otros contenidos en los paquetes electorales suministrados a las casillas. Sin embargo, la constancia apareció en algún paquete distinto al suyo, correspondiente el segundo a otra casilla, ¡de otro distrito, en otra alcaldía de Ciudad de México!
¿Cómo fue posible eso? ¿Acaso no se jacta el Instituto Nacional Electoral (INE) del buen desempeño de los funcionarios de casilla? La escurridiza constancia es algo más que una anécdota olvidable en poco tiempo, demostrando la distancia entre normas electorales y realidad tangible. Ambas hojas las descubrí en la dirección distrital 09 del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM).
Mientras tanto, haré una reflexión introductoria. En el interior de la actual democracia mexicana existen unos Grandes Temas estudiados con mucha profusión: sistema de partidos, justicia electoral, modelo de comunicación política, la dupla financiamiento-fiscalización y un puñado más, cuyas importancias respectivas no niego. Sin embargo, son propios de la cúpula del sistema electoral, cuando la realidad política de México no se agota allá arriba. Hacia la base de la pirámide también hay mucho por escudriñar. El trabajo en casilla y el cómputo distrital constituyen dos elementos poco analizados.
Cada vez que se avecinan unas elecciones federales o locales (o concurrentes, cuando ambas transcurrirán en una misma jornada dominical), muchas personas son convocadas a laborar en los centros de votación. Quienes aceptan la responsabilidad entrarán a un sistema atiborrado de reglas no cumplidas, procedimientos raros, heteróclitos objetos de trabajo, documentos al por mayor, etcétera. En la misma tesitura se encuentra la teatralidad en las instituciones electorales, gustosas de simularlo (entiéndase, prepararlo) casi todo: desde jornadas completas, pasando por la captura de los datos generados en ellas, sin dejar fuera el tratamiento dable a los paquetes electorales reales, el objetivo de cada simulacro consiste no solamente en saber qué hacer con lo conocido sino también con lo desconocido, aquello capaz de trastocar hasta la más rígida de las normas comiciales. Sirva de ejemplo la foto de abajo (ojalá que, durante el simulacro, el capacitador empleado del INE les haya advertido a los posibles funcionarios que, si la persona carece de extremidades superiores donde untarle líquido indeleble después de haber sufragado, no se le pone nada).
Junto a la puerta, envuelto en plástico, yace un paquete electoral de utilería. Fotografía hecha por autor desconocido y tomada de INE Capacitadores en Acción (grupo de Facebook)
Ante la dificultad de llevar a buen puerto las mesas directivas de casilla, la reacción de quienes las tienen a su cargo consiste en no complicarse la existencia. ¿Cómo? Haciendo a un lado parte de lo establecido por un sistema que no siempre respeta sus propias pautas. Esto produce consecuencias sobre algo antes señalado, los cómputos distritales, tanto locales como federales, posteriores a cada jornada electoral. Sé bien lo que estoy afirmando en virtud de que he entrevistado a varios capacitadores, todo con el propósito de fundamentar bien estas líneas.res, todo con el propósito de fundamentar bien estas líneas, así como otras investigaciones.
El 6 y 7 de junio de 2021 participé en el cómputo correspondiente al distrito local 9 (de 33 que hay) en Ciudad de México. Opté por convertirme en observador participante luego de concursar y ganar una plaza eventual en el IECM. Merced a la Plataforma Nacional de Transparencia obtuve información numérica suministrada por el INE y el IECM. Con todos esos datos conseguí un análisis cuantitativo acerca de la democracia no cupular, específicamente por cuanto hace a la integración de mesas directivas de casilla y los saldos que estas dejan más allá de los cómputos.
Desarrollo:
Desarrollo y análisis de información
1. La integración del trabajo en casillas
A un cómputo distrital lo influyen las mesas directivas de casilla, que suelen contar bien los votos aunque esto no siempre se refleje en la (re) integración de los paquetes. Era importante dejar esto en claro, pues la política mexicana no siempre está pervertida por la corrupción, ni a toda hora dominada por personajes mesiánicos y/o camarillas, como tampoco limitada exclusivamente al cumplimiento celoso de las demasiadas normas electorales que hay en este país.
Ahora toca analizar el procedimiento para aglutinar los funcionariados, desde la insaculación hasta la jornada electoral. Luego de algunos requerimientos de información tanto al INE como al IECM, obtuve muchos datos, teniendo que ordenarlos de tal manera que pudiera saberse lo ocurrido a tres escalas o dimensiones: nacional, Ciudad de México y alcaldía de Cuauhtémoc.
Tabla 1. Números absolutos del procedimiento integrador de mesas directivas de casilla para el proceso electoral federal 2020-2021
Fuente: elaboración propia con información entregada por el INE
Haré las siguientes puntualizaciones:
1ª. En cada distrito electoral federal (300 en todo el país) hay una junta distrital del INE, que sortea a todas las personas habitantes del distrito e inscritas en la lista nominal. El objetivo de la insaculación es obtener una cantidad de ciudadanos equivalentes al 13% de la lista. Quienes integren este porcentaje deben reunir dos características: haber nacido en el mes que el Consejo General del INE haya obtenido mediante sorteo de los 12 meses del año, y contar con un apellido paterno iniciado con la letra salida de otra rifa: la de todo el abecedario. Al 13% insaculado lo van a visitar los capacitadores.
2ª. Puede ocurrir, sin embargo, que aquel porcentaje no alcance en algunos distritos –entre otras razones porque no se haya podido contactar a muchas personas–, motivo suficiente para buscar y convencer a la demás gente incluida en la lista nominal, ya sin importar cuándo nacieron ni cómo se apelliden.
3ª. La primera etapa del proceso concluye una vez que los ciudadanos son contactados, notificados y convencidos de que acepten la capacitación que los dejará listos para trabajar en las casillas.
4ª. Las juntas realizan otro sorteo: el de quienes aceptaron pasar a la segunda etapa. Un sistema informático acomoda a las personas en los cargos de mesa directiva: presidente, primer secretario, segundo secretario, primer escrutador, segundo escrutador, tercer escrutador y tres suplentes generales. A todas estas personas se les volverá a visitar. La aquí mencionada cantidad de funcionarios es para elecciones concurrentes, pudiendo ser menos para comicios netamente locales o federales (ya sin concurrencia).
5ª. Suele ocurrir que en la segunda etapa hay personas que rechazan, por tal o cual razón, sus nombramientos como funcionarios de casilla, razón para pedir la colaboración de quienes no salieron en el segundo sorteo (la reserva), o incluso para seguir buscando gente de la lista nominal. Tanto presiona el INE a sus capacitadores que no pocos mienten, o no les dicen toda la verdad, a los ciudadanos contactados en la primera etapa; entonces, al volver con ellos a notificarles que integrarán las mesas directivas, muchos optan por declinar.
6ª. Si se llega a la jornada sabiendo una o varias mesas no se completaron (algo nada raro), y que ni la reserva alcanzó, quedarán dos opciones: tomar, entre la fila de electores, a los funcionarios faltantes, en una operación que a veces tampoco alcanza para cubrir las vacantes; o de plano resignarse a que la casilla opere incompleta.
Gráfico 1. Porcentajes del procedimiento integrador de mesas directivas de casilla para el proceso electoral federal 2020-2021
Fuente: elaboración propia con información entregada por el INE
Con el análisis de los datos es posible llegar a las siguientes determinaciones:
1ª. En cada dimensión geográfica, su barra del 100% representa solamente a los ciudadanos contactados en la primera etapa, y sirvió como ponderadora para sacar los demás porcentajes.
2ª Conforme las otras barras van achicándose, queda de manifiesto el rechazo a trabajar en los centros de votación. El caso de la Cuauhtémoc resulta grave puesto que prácticamente seis de cada diez personas no aceptan ir a la segunda etapa, superando por 18 puntos al porcentaje nacional. En esta alcaldía el trabajo de los capacitadores, a duras penas, llega al 40% de efectividad. El INE debería tomar nota y dotar a sus operarios con técnicas de mucha mayor persuasión. Por mis indagaciones entre capacitadores y excapacitadores, supe que en la aludida demarcación se ponen miles de pretextos para no involucrarse en las casillas.
3ª. También es muy alto el incumplimiento en la segunda etapa. Y la Cuauhtémoc, de nuevo, supera al porcentaje nacional, ahora con nueve puntos. Menos presión del INE podría redundar en capacitadores más francos, dispuestos a explicar a cabalidad el papel de las mesas directivas, sin el temor a sufrir muchos rechazos a trabajar en ellas.
4ª. Si en Ciudad de México y la Cuauhtémoc las casillas necesitan del mismo número de funcionarios, ¿por qué en tales dimensiones geográficas se disminuyen, con respecto a lo nacional, los porcentajes de gente requerida? Se trata de un cálculo que el INE realiza con base en la reserva obtenida luego del segundo sorteo: en ella pone o quita ciudadanos en función del realismo, pues de nada sirve tener bastantes reservistas si no se les convencerá de involucrarse y estar listos para entrar en acción.
5ª. Aunque el porcentaje de funcionarios tomados de la fila es casi el mismo en las tres dimensiones, en Ciudad de México y la Cuauhtémoc hubo, comparativamente con el resto del país, menos gente que de la fila pasó a trabajar en las casillas. ¿Qué indica esto? Pues que muchas mesas directivas obraron incompletas. Por algo se explican las cuantiosas horas que consumen los cómputos distritales y los recuentos, así como las actas desaparecidas. A menos funcionarios, más quehacer para los que sí aceptaron esa condición. Así se entiende la premura de clausurar las casillas y enviar los paquetes cuanto antes, sin importar cómo vayan a llegar.
6ª. Si en 2021 solamente el 7% de las personas insaculadas y contactadas actuó en los centros de votación, ¿no sería mejor establecer un nuevo procedimiento para reclutar la gente necesaria para sostenerlos?
2. Las quejas contra el trabajo en casillas
También me interesaba conocer los saldos dejados por las mesas directivas de casilla, no limitándome a los paquetes electorales ni a los cómputos distritales. Lo hecho, o dejado de hacer por presidentes, secretarios y escrutadores, genera consecuencias legales y contribuye a la de por sí abundante litigiosidad en el sistema electoral mexicano.
Por cuanto hace concretamente a las elecciones de cargos locales –recordando que hubo dos: alcalde y diputado–, le pregunté al IECM cuántos juicios se interpusieron contra lo realizado en casillas, los distritos impugnados y cuáles partidos promovieron las impugnaciones.
Tabla 2. Recursos interpuestos en 2021 por partidos y candidatos (por derecho propio71) contra las mesas directivas de casilla en Ciudad de México
Fuente: elaboración propia con información entregada por el IECM
El recurso llamado juicio electoral, incluido en la Ley Procesal Electoral de la Ciudad de México, puede emplearse, con distintos propósitos, por partidos y candidatos: por ejemplo, impugnar una o varias casillas. Las inconformidades contra estas pueden provenir de situaciones tan variadas como la apertura anticipada, haber permitido que al funcionariado se integraran personas no residentes en la sección electoral, y más.
El hecho de que un mismo partido y/o candidato presenten más de un recurso en un distrito, se deriva de la naturaleza de los actos impugnados, así como de la economía procesal: una demanda contra todas las aperturas anticipadas, una contra todos los obstáculos puestos a los representantes partidistas, etcétera.
Del examen de los datos brotan estas determinaciones:
1ª. Los partidos nuevos, y al cabo fracasados, impugnaron mucho más que el resto. Fuerza por México y el local Elige (acrónimo de Equidad, Libertad y Género) se aferraron a la lucha contra las casillas, todo para ver si lograban salvar sus respectivos registros. No lo consiguieron y ambos han desaparecido de sus ámbitos competenciales. Esto hace reflexionar sobre la inconveniencia de que haya más partidos. Mientras que las normas federales y locales solamente pidan ciertas cantidades de afiliados y de asambleas constitutivas para permitirles competir a bisoños institutos políticos, seguirán dándose situaciones como la criticada en este párrafo. Las normas deberían exigirle, a todo embrión de partido, un plan viable para conservar el registro en caso de obtenerlo.
2ª. Mientras que con sus recursos la alianza del PRI, PRD y Acción Nacional impugnó en muchos distritos, incluso algunos que llevaba ganados, el bando oficialista -Morena, Partido del Trabajo y Partido Verde-, que inició 16 juicios, básicamente se quejó contra casillas en distritos que de plano perdió tras los cómputos distritales, como los dos en la Cuauhtémoc. ¿Por qué un partido habría de impugnar un distrito ganado? En muchas ocasiones, por estrategia: amarrar bien el triunfo, anulando ‹‹casillas malas›› y dejando nada más las ‹‹buenas››. A veces, con maquiavelismo, los ganadores recurren al Tribunal Electoral de la Ciudad de México para saturarlo de trabajo: como los magistrados tienen plazos acotados para fallar, con tal de cumplirlos no siempre analizan bien todos los asuntos, pudiendo perjudicar a quienes sí tengan inconformidades fundamentadas.
3ª. Ocasionalmente, con los juicios electorales solo se pretende ganar tiempo y poder negociar más desahogadamente con los rivales, máxime cuando se pueda ganar alguna posición más alta (una alcaldía), a cambio de ceder dos o tres diputaciones. Cuando el trato queda cerrado, las partes se desisten de sus juicios.
4ª. El distrito 25 (en la Xochimilco) fue el único impugnado, lo mismo por toda la alianza opositora, que por Morena. Esto hace reflexionar sobre lo peligroso de llegar a 2024 con el actual procedimiento integrador de mesas directivas. En 2018 había el temor de un conflicto poselectoral causado por la sobrecarga de labores en la casilla única. En donde hubo elecciones concurrentes, como Ciudad de México, fueron seis los cargos elegidos: tres federales y tres locales. Al final no pasó nada porque el arrasador triunfo de Morena no dejó espacio para mayores dudas. Sin embargo, ¿qué pasaría si en una elección presidencial se diese algo como lo vivido en la Xochimilco? No es ilógico suponer, desde ahora, que todas, o la mayor parte de las culpas, recaerían sobre los funcionariados de casilla. Además los cómputos locales y federales se tornarían más ríspidos, lentos y pesados.
5ª. A los partidos no les importó la pandemia, imponiéndoles trabajo a quienes deben recibir las demandas de juicio electoral (direcciones distritales) y resolverlas (magistrados electorales y demás empleados del órgano jurisdiccional).
6ª. ¿Hubo sentencias que hayan cambiado los resultados dejados por los cómputos locales? No. A lo mucho, en la alcaldía de Xochimilco hubo un recuento de paquetes que no se recontaron en los cómputos distritales, ratificando el muy apretado triunfo de Morena por encima de la oposición coaligada.
Conclusiones:
Conclusiones
Al desarrollar esta ponencia tenía en mente una doble intención. Primera, contar cómo se desarrolla un cómputo distrital, tema del que muy poco se habla, salvo que haya episodios conflictivos, como los de aquellos distritos locales en la Xochimilco: el 19 y el 25. Segundo, conseguir información cuantitativa, ordenarla y estudiarla para disipar las penumbras sobre el procedimiento integrador de mesas directivas, que le aportan doble legitimidad al sistema electoral mexicano (además de influir en los cómputos y más allá de ellos). ¿Doble legitimidad? La de quienes sufragan y la de quienes sostienen los centros de votación. ¿Penumbras? Sí, pues el integrador tampoco se salva de quedar eclipsado por la democracia cupular, que en 2021-2022 ha crecido exponencialmente por las reyertas del oficialismo contra el INE.
Demostrado quedó que la más gentil y valiente colaboración con el sistema, pero al mismo tiempo la más débil, radica en las mesas directivas72. La verdad está con el INE cuando afirma que en ellas se cuentan bien los votos; le falta reconocer que otras partes del trabajo se hacen mal. Disposición no siempre implica solvencia. Mucho convendrá dejar de pensar en términos minimalistas, como si lo único importante fuera el correcto procesamiento de los sufragios.
La siguiente reforma político-electoral no debería eludir cuanto aquí se ha dicho. Sugiero que, con voto electrónico o en papel, si van a continuar las casillas, sus funcionarios queden profesionalizados en calidad de trabajadores eventuales, remunerándolos en tal cuantía que se les puedan exigir buenas cuentas de principio a fin. Esto se lograría dejando de contratar capacitadores y supervisores, tanto federales como locales, liberando recursos directamente canalizables hacia los funcionariados. Tentativamente disminuirían también las cargas de trabajo en los tribunales.
Si en 2014 los procesos electorales locales quedaron nacionalizados casi por completo, el IECM les paga a quienes atienden sus mesas receptoras en las Consultas Ciudadana sobre Presupuesto Participativo y demás ejercicios de la democracia participativa. ¿Por qué, entonces, no localitizar todos los procesos electorales mexicanos, remunerando a los funcionarios de casilla? Una cosa más: el OPL capitalino sí permite la votación electrónica, incluso a distancia. ¿No se podría tan siquiera explorar la posibilidad de implantar medidas así a escala nacional?
Aunque en muchos países ya se practica el voto electrónico, aquí no se ha instituido porque la cúpula no confía en él (salvo una que otra muestra experimental que el INE realiza en las votaciones enteramente a su cargo). Los cómputos distritales recrean la desconfianza sistémica73, sí. ¿Estoy equivocado? ¿Entonces por qué no se eliminan aquellos y únicamente se quedan los resultados anotados en las casillas? La pandemia de covid-19 ha generado mucha nostalgia por el contacto con amigos, familiares, colegas, etcétera, pero hay episodios de mucha cercanía entre personas (los mismos cómputos, esos medios de verificación y vigilancia a posteriori) que, si se eliminasen por decreto, ley o de la manera que fuese, nadie los echaría de menos. Escribo esto para que la siguiente reforma político-electoral simplifique procesos y le apueste más a la confianza, lo que implicaría ir contracorriente de sus antecesoras.
Anexo
Conclusiones
Al desarrollar esta ponencia tenía en mente una doble intención. Primera, contar cómo se desarrolla un cómputo distrital, tema del que muy poco se habla, salvo que haya episodios conflictivos, como los de aquellos distritos locales en la Xochimilco: el 19 y el 25. Segundo, conseguir información cuantitativa, ordenarla y estudiarla para disipar las penumbras sobre el procedimiento integrador de mesas directivas, que le aportan doble legitimidad al sistema electoral mexicano (además de influir en los cómputos y más allá de ellos). ¿Doble legitimidad? La de quienes sufragan y la de quienes sostienen los centros de votación. ¿Penumbras? Sí, pues el integrador tampoco se salva de quedar eclipsado por la democracia cupular, que en 2021-2022 ha crecido exponencialmente por las reyertas del oficialismo contra el INE.
Demostrado quedó que la más gentil y valiente colaboración con el sistema, pero al mismo tiempo la más débil, radica en las mesas directivas72. La verdad está con el INE cuando afirma que en ellas se cuentan bien los votos; le falta reconocer que otras partes del trabajo se hacen mal. Disposición no siempre implica solvencia. Mucho convendrá dejar de pensar en términos minimalistas, como si lo único importante fuera el correcto procesamiento de los sufragios.
La siguiente reforma político-electoral no debería eludir cuanto aquí se ha dicho. Sugiero que, con voto electrónico o en papel, si van a continuar las casillas, sus funcionarios queden profesionalizados en calidad de trabajadores eventuales, remunerándolos en tal cuantía que se les puedan exigir buenas cuentas de principio a fin. Esto se lograría dejando de contratar capacitadores y supervisores, tanto federales como locales, liberando recursos directamente canalizables hacia los funcionariados. Tentativamente disminuirían también las cargas de trabajo en los tribunales.
Si en 2014 los procesos electorales locales quedaron nacionalizados casi por completo, el IECM les paga a quienes atienden sus mesas receptoras en las Consultas Ciudadana sobre Presupuesto Participativo y demás ejercicios de la democracia participativa. ¿Por qué, entonces, no localitizar todos los procesos electorales mexicanos, remunerando a los funcionarios de casilla? Una cosa más: el OPL capitalino sí permite la votación electrónica, incluso a distancia. ¿No se podría tan siquiera explorar la posibilidad de implantar medidas así a escala nacional?
Aunque en muchos países ya se practica el voto electrónico, aquí no se ha instituido porque la cúpula no confía en él (salvo una que otra muestra experimental que el INE realiza en las votaciones enteramente a su cargo). Los cómputos distritales recrean la desconfianza sistémica73, sí. ¿Estoy equivocado? ¿Entonces por qué no se eliminan aquellos y únicamente se quedan los resultados anotados en las casillas? La pandemia de covid-19 ha generado mucha nostalgia por el contacto con amigos, familiares, colegas, etcétera, pero hay episodios de mucha cercanía entre personas (los mismos cómputos, esos medios de verificación y vigilancia a posteriori) que, si se eliminasen por decreto, ley o de la manera que fuese, nadie los echaría de menos. Escribo esto para que la siguiente reforma político-electoral simplifique procesos y le apueste más a la confianza, lo que implicaría ir contracorriente de sus antecesoras.
Anexo
Bibliografía:
En este sistema no pude colocar imágenes y un cuadro, todas cosas importantes para mi ponencia. El sistema no me permitió poner nada de eso. Por eso, he usado este espacio de bibliografía, para quejarme de lo anterior. Desde que alguien se ponga en contacto conmigo para que le pueda mandar la ponencia, completa, a través de correo electrónico u otro medio distinto a este sistema.
Palabras clave:
Palabras clave
1. Elecciones
2. Pandemia
3. Partidos
Key words
1. Elections
2. Pandemic
3. Parties