Resumen de la Ponencia:
Antes de la pandemia, las características de la acción colectiva y la protesta social permitían enfocar movimientos y luchas sociales en torno a los derechos (indígenas, mujeres, jóvenes, medio ambiente) y a procesos territoriales reivindicativos o de acompañamiento. La pandemia impactó también a los movimientos sociales, que no dejaron las calles pero los espacios de la organización se desplazaron primordialmente a lo virtual, desde donde se organizan redes feministas, colectivos de desaparecidos, periodistas. En tiempos de confinamiento la protesta social no se inhibe y la organización se reinventan desde lo virtual en “encuentros” a través de plataformas, donde las organizaciones de la sociedad civil, colectivas, intelectuales y académicos se articulan en frentes, coordinadoras, foros, semilleros, redes diversas a nivel latinoamericano y mundial. Redes y movimientos que cuestionan y deliberan sobre situaciones y escenarios por la presencia del virus SARS-COV-2; y que si la crisis agudizó las desigualdades y las vulnerabilidades sociales, también representa una oportunidad de cambio y de construir un futuro con el cuidado de la vida (Pacto Ecosocial del Sur, julio 2020).El cine documental es una herramienta transdisciplinaria para la investigación que apela a lo narrativo para socializar el conocimiento en públicos más allá de lo académia. Como género cinematográfico, el documental nació como el cine de la verdad bajo el principio de no intervenir; solo mostrar lo que se ve. Pero, ¿cómo se documenta sin intervenir? El ojo mecánico registra, mira, observa, interviene. Y en tiempos de hoy las imágenes y lo sonidos siguen siendo el lápiz para escribir lo que se piensa o para defender en lo que se cree. El cine documental es la memoria de las luchas y de los movimientos sociales. A mediados de 2020 un grupo de integrantes de la Red Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales A. C. produce y realiza un cortometraje documental con testimonios y voces desde la investigación, la docencia y el activismo, en Veracruz y en la Ciudad de México.Un relato colectivo de la movilización y la protesta en tiempos de confinamiento.Palabras clave: cine documental, acción colectiva y movimientos sociales.
Introducción:
El estudio de los movimientos sociales y la acción colectiva proviene de la sociología pero hoy en día es multidisciplinar el conocer y estudiar las diferentes formas de organización y de protesta social. Los movimientos sociales son diversificados, abarcan procesos identitarios, construyen sujetos, disrumpen el orden establecido, movilizan recursos y despliegan repertorios para la acción y la protesta en contextos socio-históricos específicos.
La pandemia provocada por la COVID-19 paralizó al mundo y se tradujo en la mayor crisis económica que haya experimentado la humanidad en el último siglo. El virus se presenta como un actor no humano, invisible, que pone jaque a la raza humana, por lo que su combate requiere una estrategia global, de ahí la urgencia de conseguir las vacunas que, en tiempo record, de diseñan y que poco a poco se van vacunando los países, pero su producción y distribución evidencia el control geopolítico de la pandemia, los más países más pobres, los del Sur global, los que menos acceso tienen a la inoculación.
De las advertencias de esta crisis, en pleno año 2020 se escucharon voces como las de Chomsky: “las funciones públicas en manos privadas explica el desastre de la pandemia”; Han: los países de la periferia capitalista padecerán más las consecuencias de la crisis; Touraine: la crisis empujará “hacia arriba a los cuidadores”; Horvat: la tecnología nos lleva a un totalitarismo digital, el coronavirus cayó muy bien a las grandes tecnológicas; De Sousa: la cuarentena pone a los marginados y olvidados de la modernidad occidental ante el desafío de seguir luchando por construir algo mejor.
El confinamiento devino por la interrupción del contacto físico humano, por lo que la “prohibición” trastoca el interaccionismo social y simbólico. El cambio del confinamiento se ve en la socialización, la “distancia social”, ya no saludar de mano, el trabajo en casa, la interacción social se vuelve virtual. Bauman describió las relaciones líquidas de la modernidad para mostrar lo frágil y efímero del ser humano moderno, acrecentado con la coyuntura pandémica, que para “estar juntos” tenemos que estar aislados y cada vez más dependientes de la virtualidad, para estar juntos.
Pero en tiempos de confinamiento la protesta social no se inhibe totalmente y la organización se recrea desde lo virtual. En México en el contexto de la pandemia organizaciones de la sociedad civil, colectivas, movimientos de intelectuales y científicos sociales se articulan en frentes, coordinadoras, foros, semilleros, redes diversas a nivel latinoamericano y mundial, donde los “encuentros” son a través de plataformas virtuales. La mayoría de estas redes y movimientos, cuestionan y deliberan sobre situaciones y escenarios por de la presencia del virus SARS-COV-2; si la crisis agudizó las desigualdades sociales y mostró que el futuro humano está en juego, también representa una oportunidad de cambio, la de construir un futuro desde el cuidado de la vida (Pacto Ecosocial del Sur, julio 2020).
Desarrollo:
El cine documental y las ciencias sociales
La modernidad es el mundo de las imágenes. Una sociedad de consumo necesita sumistrar mucho entretenimiento para “atestesiar lesiones de clase, raza y sexo”, decía Susan Sontag en 1977, los seres modernos consumen imágenes reproducidas que diseñan sus creencias y nutren el imaginario colectivo. Observar imágenes es una experiencia modernidad. El espectador se formó a la manera en que registran las cámaras. Una fotografía posee un lenguaje universal y en teoría va destinada a todos al ofrecer “un modo expedito de comprender algo y un medio compacto de memorizarlo” (Sontag, 2006).
El documental como género cinematográfico, nació como el cine de la verdad bajo el principio de no intervención, solo mostrar lo que se ve. ¿Cómo se documenta sin intervenir? El ojo mecánico registra con la mirada que es subjetiva, y quien observa, interviene. En los tiempos actuales el cine-documental puede ser un arma para defender lo que se cree. El cine documental de corte social representa esa lucha de comunidades y de colectivos por apropiarse del discurso y contar historias alternativas que posibiliten generar un discurso reivindicativo o de denuncia social.
Las ciencias sociales han alimentado la producción del género documental por lo menos desde finales del siglo XIX y principios del XX. El trabajo etnográfico permitió a Robert Flagerty adentrarse con el cinematógrafo en la vida de un esquimal y realizar uno de los documentales más impresioantes de todos los tiempos, Nanot. Después Dziga Vértov inicia el movimiento de “cine verdad” con la cámara como herramienta artística y política. “El hombre de la cámara de cine” (1929) es un clásico del cine mundial, una clase magistral de lo que hace el ojo mecánico y la edición.
El cine documental retoma del quehacer antropológico el método etnográfico, el uso de las fuentes orales, el trabajo social implicado, la “descripción densa” (más allá de lo aparente y superficial), entrevistas, historias de vida. También incorpora la pedagogía del oprimido de Paulo Freire, un aprender vinculado a la vida y en la resolución de problemas.
La sociología surgió al fragor del el rigor científico y el arte de la desconfianza, para develar cosas que incomodan a poderes establecidos. El cine documental, como la sociología, cumple la función social y pone en juego “las cosas que se ocultan, que se censuran y por las cuales uno está dispuesto a morir”, dice Bourdieu.El documental sobre todo cumple la premisa del arte de contar: “a nadie le interesan las historias de familias felices”. El cine documental de nuestro tiempo narra luchas de resistencias y de memoria colectiva. Ydesde Robert Flagerty el documental ha venido caminando a contrapelo no solo por adversidades de índole natural o social, sino sobre todo por cuestiones políticas.
Voces de la primera ola
El cine documental es una herramienta transdisciplinaria para la investigación, que apela al discurso narrativo para decir algo y socializar el conocimiento con públicos más allá de lo académico. A mediados de 2020 un grupo de integrantes de la Red Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales A.C. (RMEMS) se da a la tarea de producir un cortometraje documental que recogiera las voces de la protesta y de los movimientos sociales en tiempos de confinamiento. Se produjo un documental de 12 minutos que recoge voces testimoniales de la primera ola de la pandemia, marzo-agosto, en Veracruz y en la Ciudad de México. Testimonios vinculados a la investigación y la movilización social. A manera de relato colectivo aparecen docentes universitarios y activistas,
Con una asesoría previa para realizar la grabación, varios de los participantes enviaron su grabación de video, la mayoría fueron grabados con teléfono celular. En algunos casos hubo que repetir el envío del material buscando tener la mejor grabación posible. Los testimonios se trabajaron a partir de entrevistas realizadas durante los meses de junio y julio de 2020. El objetivo era dar a conocer lo que acontecía con algunas de las luchas y movimientos sociales, sus estrategias y retos para luchar desde el confinamiento. El documental está disponible en la página de YouTube de la RMEMS: https://www.youtube.com/watch?v=98_K4Sv6-I0
El documental muestra el contexto de las movilizaciones previas a la pandemia. El movimiento feminista. Colectivos de familiares de desaparecidos. Trabajadores petroleros despedidos. Defensa del territorio ante los llamados proyectos prioritarios del gobierno de la Cuarta Transformación. Periodistas. Comunidades indígenas y los usos y costumbres para defenderse del coronavirus.
El EZLN continúa con su lucha en la construcción de autonomía principalmente en comunidades de Chiapas. La voz del movimiento zapatista es legítima dentro y fuera de México. Diversos pueblos y comunidades organizados en el Congreso Nacional Indígena han encabezado las principales protestas por la construcción del tren Maya en territorio de pueblos originarios, sus luchas se articulan con otros movimientos socio-ambientales contra el despojo y la explotación de los recursos naturales por parte de empresas trasnacionales y del gobierno. Acción colectiva que también resisten a la criminalización, el acoso y el asesinato de activistas.
Los diversos movimientos feministas y sus movilizaciones masivas y de acción directa desde inicios de la pandemia, han cimbrado no solo al régimen de la 4T, sino al patriarcado en general en México, poniendo en la agenda pública y mediática los derechos de las mujeres y el flagelo de los feminicidios en el país. Su presencia es importante en el debate público, en las redes y en las calles, las colectivas impulsan la cultura del derecho a vivir libre y sin violencias. Recientemente se dio un paso muy importante con la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación del derecho al aborto.
Los colectivos de familiares de desaparecidos resisten a la parálisis de las fiscalías, pero presionan para que no decaiga el interés del gobierno federal en los programas de búsquedas y en la reparación del daño. En el contexto de la pandemia se desmovilizan los colectivos en todo el país al intentar mantener una agenda desde lo virtual y se vuelve muy lento y tortuoso la permanencia de las exigencias de los familiares de personas desaparecidas ante el poder ejecutivo, los gobernadores y las fiscalías, pues muchas de sus actividades se disminuyeron o se interrumpieron por completo durante la pandemia.
El gremio periodístico en Veracruz sigue trabajando en la precarización laboral y bajo el acoso de la delincuencia organizada y de grupos políticos. Mal pagados y golpeados. Pero junto con el gremio internacional continúan en la lucha por el esclarecimiento de los asesinatos de periodistas en México durante los últimos años; dos de los casos más sonados, el de los periodista Regina Martínez en 2012 y el del fotoperiodista Rubén Espinoza en 2015, permanecen impunes. Regina Martínez era colaboradora de la revista Proceso, donde publicaba sus reportajes e investigaciones sobre redes de políticos y empresarios vinculados con la delincuencia organizada durante el sexenio de Fidel Herrera en Veracruz. Rubén Espinoza era fotógrafo de la revista Proceso y cubría las protestas y movimientos sociales en el sexenio del gobernador Javier Duarte, quien actualmente está preso por corrupción en un penal federal.
Conclusiones:
La pandemia tiende a desmovilizar las diferentes formas de organización y de protesta. Sin embargo, vemos que en tiempos de confinamiento los espacios de la acción y de la lucha se desplazan al ámbito privado, donde lo virtual se convierte en tribuna y gestión para organizar y seguir luchando a contrapelo de la desmovilización social: feministas, ambientalistas, obreros, intelectuales, se organizan y protestan,fortaleciendo el sentido colaborativo de los grupos sociales y la construcción permanente de una comunidad para mantener viva la esperanza del buen vivir para las nuevas generaciones.
Los movimientos sociales son problemas complejos que no se explican solamente desde una mirada científica. Hace falta tejer redes de investigación y de grupos de trabajo para estudiarlos, intervenir y caminar junto a ellos. Hace falta reinventar el uso de los dispositivos tecnológicos dentro del proceso investigativo. En el mundo de las imágenes en que nos movemos, los medios audiovisuales juegan un papel importante para producir conocimiento y divulgarlo a nivel masivo. El cine documental es una herramienta clave, por lo que debiera jugar un papel más sistemático y creativo, estudiar y narrar las diferentes formas de protesta y de acción colectiva.
En el contexto de la 4T (Cuarta Transformación) resulta importante reconocer a los múltiples y diversos movimientos y luchas sociales que han contribuido al cambio de régimen en el país y que piden ser escuchados por un gobierno de izquierda que debe dialogar con las viejas y actuales demandas de los actores sociales que han interpelado al poder en diferentes momentos de la historia moderna en México.
En plena pandemia organizaciones de la sociedad civil, colectivos, colectivas, grupos de trabajo, intelectuales y científicos sociales, se comprometen y articulan a través de distintos espacios como los frentes, coordinadoras, alianzas, foros, y diversas redes a nivel latinoamericano e internacional en permanente contacto a través del uso de plataformas virtuales. La mayoría de estas redes y movimientos cuestionan y deliberan sobre las distintas situaciones y escenarios ante la presencia del SARS-COV-2.Una preocupación tiene que ver con los efectos de estar en confinamiento, pero donde no deja de ser necesaria la protesta social pero ahora recreándola con distintas expresiones. La pandemia trajo un adelgazamiento de derechos básicos como la salud y la educación. Para una agenda global está el impuesto a la riqueza, la participación en equidad y el respeto a los derechos humanos y de la naturaleza.Intelectuales de izquierda de América Latina se abrazan en la epistemología del Sur y proponen un pacto Eco-Social, una apuesta para que la coyuntura permita de nuevo cambiar el mundo, porque quizá la vieja normalidad no regrese y porque nosotros ya no somos los mismos.
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“Horvat: la tecnología nos está llevando a una nueva forma de totalitarismo”, El país: https://www.pinterest.es/pin/401524123033480309/
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https://elpais.com/noticias/alain-touraine/
“Ariel Dorfman: Esta crisis es una prueba de fuego para nuestra especie”, El País:
https://elpais.com/sociedad/2020-05-09/esta-crisis-es-una-prueba-de-fuego-para-nuestra-especie.html
Palabras clave:
Pandemia, cine documental, movimientos sociales