Resumen de la Ponencia:
Se presentan los resultados obtenidos de una intervención realizada dentro del marco de las actividades de la Especialización en Promoción de la Lectura de la Universidad Veracruzana. El grupo estuvo integrado por personas de 21 a 60 años usuarios de dos redes sociales: Facebook e Instagram. Se realizaron 13 sesiones virtuales utilizando la plataforma Zoom. El objetivo principal fue incrementar los índices de lectura de literatura por placer, coadyuvar en el desarrollo de la comprensión lectora y el pensamiento crítico. Otro aspecto importante a destacar es que el acercamiento virtual contribuyó a sostener las crisis vividas por la pandemia de la COVID-19. El modelo metodológico utilizado fue la investigación-acción participativa con una evaluación conducida con un enfoque mixto haciendo énfasis en el análisis cualitativo. El proyecto estuvo enmarcado por los conceptos de lectura: lectura digital, lectura social, lectura por placer, lectura reparadora y la lectura y la pandemia. Se incluyen también los conceptos de comprensión lectora y pensamiento crítico. El marco teórico se definió dentro de la sociología de la lectura y la literacidad . Estas nuevas formas de fomento a la lectura pretenden hacer una reapropiación de los espacios virtuales, transformar la concepción tradicional del libro y la lectura y aprovechar las herramientas digitales que se tienen a la mano.
Introducción:
Leer en contextos de pandemia se convirtió en una práctica de rescate. Nadie se hubiera imaginado que en el año 2020 viviríamos en encierro; tampoco que este se prolongaría durante un largo periodo. La vida de muchas personas cambió drásticamente y quienes pudieron refugiarse en casa lo hicieron. Mientras tanto, en los hospitales, escuelas y algunos otros lugares que fungieron como centros médicos, se vivían luchas incesantes contra la COVID-19. Todos los aspectos de la cotidianeidad cambiaron. La inmensa mayoría se tuvo que adaptar a estar en otros espacios, habitar verdaderamente en sus casas, construir refugios que los hicieran sentir seguros en un mundo lleno de incertidumbre y, sobre todo, miedo.
Para el ser humano la interacción con el otro es vital; el estar cara a cara, el compartir espacios, tiempo y diálogo construye al ser (Goffman, 1970; Mercado Maldonado y Zaragoza Contreras, 2011). Sin embargo, con el encierro obligatorio las prácticas socializantes se tuvieron que trasladar a los espacios virtuales. Estos se volvieron indispensables para el trabajo, la educación y sobre todo para tener información en tiempo real (Expósito y Marsollier, 2020).
Las prácticas de fomento a la lectura también se movieron a estos espacios. Si bien es cierto que ya existían comunidades lectoras dentro de las redes sociales digitales, con la llegada de la pandemia estas redes se reforzaron e incluso surgieron otras formas de socializar con la lectura. La creación de círculos de lectura virtual fungió como una de las estrategias principales para fomentar la lectura y coadyuvar a sobrellevar el aislamiento y la soledad (Elboj-Saso, Cortés-Pascual, Íñiguez-Berrozpe, Lozano-Blasco y Quílez-Robres, 2021; Ruiz-Eugenio Toledo del Cerro, Gómez-Cuevas y Villarejo-Carballido, 2021). Al utilizar plataformas de videoconferencia se posibilitó la interacción cara a cara; mientras que la lectura sirvió como puente comunicador entre las personas.
Leer es un acto complejo que requiere años de preparación. Cuando se logra desarrollar esta competencia se obtienen beneficios como mejorar la expresión oral y escrita o desarrollar la imaginación; incluso proporciona diversión. También ayuda a estar informado. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Socioeconómico (OCDE, 2011), los países con mayor desarrollo socioeconómico tienen índices de lectura altos. Este no es el caso de México, aun cuando existen diversos programas de fomento a la lectura y hay actores de la sociedad civil que trabajan arduamente en la promoción lectora. Sin embargo, la última encuesta realizada por el Módulo sobre lectura (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2022) revela que siete de cada diez personas leen un libro, un decremento comparado con el año 2016, donde ocho de cada diez personas realizaban esta actividad.
La intervención aquí presentada tuvo como objetivo incrementar los índices de lectura por placer, coadyuvar en el desarrollo de la comprensión lectora y el pensamiento crítico en un grupo específico. Se partió de la concepción de las redes sociales digitales como fuente de acercamiento e información. Estas permiten conocer lo que sucede en diversas partes del mundo en cuestión de segundos. En el campo de la lectura abren la posibilidad de acceder a libros digitales, video lecturas, audiolibros y un sinfín de materiales relacionados con el mundo literario. Empero, se reconoce que generar espacios virtuales para el fomento a la lectura no es una tarea fácil. Las redes están saturadas de contenido cuyo fin es generar placer momentáneo, satisfacer necesidades inmediatas. Scolari (2020) lo llama cultura snack, Bauman (2008) vida desechable de la modernidad líquida. En este sentido, es necesario conocer las nuevas formas de consumo para poder adaptarlas al mundo literario. Reapropiarse de los espacios en los que ya están inmersas las personas y fomentar la lectura. Otro aspecto importante en el que se centró la intervención fue el compartir las experiencias vividas durante la pandemia de la COVID-19.
Desarrollo:
El acto de leer es un proceso de decodificación encaminado a realizar un análisis a profundidad del discurso escrito. Posteriormente el individuo se apropia de él y obtiene un conocimiento que lo ayuda a reconocerse y reconocer su entorno (Freire, 1986; Morales, 2018; Oliveras y Sanmartí, 2009). Este proceso influye en la creación de identidad. Es decir que no se puede concebir la lectura de las palabras sin la lectura del mundo.
Sociología de la lectura
La lectura es una práctica enmarcada en códigos, normas, posibilidades y capacidades de los lectores; características determinadas por el contexto espacio-temporal. Es decir, el acceso —o la falta del mismo— a los libros se condiciona por el entorno de cada persona. Existen condiciones de precariedad en donde las personas no tienen acceso a una vida digna. En estos casos el acceso a los libros y a la lectura pasa a segundo término. Durante la pandemia los problemas de desigualdad fueron más visibilizados, destacando las prácticas lectoras (Chartier, 2021). La sociología de la lectura proporciona una mayor comprensión de estos fenómenos. Es la encargada de realizar un análisis de las relaciones que el ser humano tiene con los textos, tomando en cuenta la diversidad sociocultural. Reafirma y reconoce que el acceso a los libros está condicionado por el contexto de cada individuo (Lahire, 2004), fuertemente relacionado con el habitus y el capital cultural (Bourdieu, 1987, 2001, 2012; Bourdieu, Darbel y Schnapper, 2012; Lahire, 2012).
Habitus
Bourdieu (2001) menciona que el habitus está integrado por creencias, estrategias, disposiciones y dispositivos; también por los modos de pensar, tanto del plano subjetivo (esquemas de pensamiento) como del plano objetivo (prácticas y acción). Desarrolla la idea de las estructuras estructuradas encaminadas a funcionar como estructuras estructurantes. El sujeto busca conseguir mayor capital simbólico en los campos social, político, económico, educativo y artístico. El “campo”, para Bourdieu, es un sistema de relaciones de poder entre actores o instituciones quienes luchan por dominar o monopolizar la legitimidad del capital simbólico. Por lo tanto, el habitus se condiciona por las características particulares de cada clase social. Es necesario que las formas de dominación se legitimen, dicho de otro modo, que se vuelvan naturales. Que el individuo adquiera códigos de desciframiento del campo social en el que se desarrolla para convertirse en dominante o dominado, todo esto de manera inconsciente (Bourdieu et al., 2012).
El habitus —describe Bourdieu (2007)— es “la presencia actuante de todo el pasado del cual es el producto: por lo tanto, es lo que confiere a las prácticas su independencia relativa con referencia a las determinaciones exteriores del presente inmediato” (p. 92). El habitus se forma de manera plural, cada integrante de un grupo social interiorizará los hábitos de manera diferente, sin embargo, todos ellos se condicionarán por los habitus de los demás integrantes (Lahire, 2012). En una familia cada integrante forjará su identidad, condicionada a su vez por los hábitos de los demás integrantes. En el caso del estudio de la lectura se debe ir más allá de la legitimación cultural (prácticas cultas) para transitar a aspectos no legitimados como canciones populares, medios de comunicación, entre otros (Lenoir, 2012). Ello abrirá las posibilidades de estudio respecto a las experiencias fuera de contexto (Duarte Acquistapace, 2020).
Capital cultural
El capital está representado por la totalidad de bienes socialmente valiosos que posee un individuo. Estos conocimientos teóricos y empíricos se adquieren o incorporan durante el desarrollo del ser humano, principalmente en la familia, clan o grupo social. Bourdieu (2012) divide el capital en tres tipos: económico, social y cultural. Al adquirir los tres se alcanza el capital simbólico, cuya proporción puede traducirse en reconocimiento, prestigio y fama. Del capital cultural se desprenden tres formas: capital incorporado, capital objetivado y capital institucionalizado (Bourdieu, 1987). “El capital cultural, es un principio de diferenciación casi tan poderoso como el capital económico” (Bourdieu, 2011, p. 40).
Metodología y descripción de la intervención
La intervención se desarrolló bajo el modelo metodológico de la investigación-acción participativa. La finalidad fue atender la problemática de los bajos índices de lectura en un grupo específico y generar un cambio a corto plazo. Una de las ventajas de este modelo metodológico fue la flexibilidad. El proyecto pudo modificarse durante su aplicación para no perder la objetividad.
La intervención se conformó por 4 fases. Al tener el grupo integrado en la primera se aplicó un cuestionario inicial. En la segunda fase se realizó la primera sesión. Además, se presentó más a detalle cómo se iban a realizar las sesiones, se presentaron los y las integrantes y se compartieron las primeras lecturas. En la tercera fase se desarrollaron las 11 sesiones. De la sesión 2 a la 4 se habló de la lectura y la muerte. De la sesión 5 a la 8 se habló de la lectura y la cotidianeidad. Las sesiones 9 a la 11 se compartieron lecturas relacionadas con el amor y la amistad. En la sesión 12 se compartieron lecturas epistolares y se realizó un ejercicio de escritura de cartas. La cuarta fase se desarrolló durante la sesión 13 en la cual se realizó un círculo focal y se compartió el cuestionario final. Con los resultados del cuestionario inicial se llevó a cabo un diagnóstico respecto a los hábitos de lectura de los participantes.
Conclusiones:
La intervención demostró que al reapropiarse de los espacios existentes dentro de la virtualidad se puede fomentar la lectura. Los objetivos planteados se cumplieron de manera satisfactoria. Aún en la virtualidad y la diversidad de los participantes se pudo generar cercanía. Contribuir al diálogo y a desarrollar el gusto por la lectura de literatura por placer.
Es necesario estar al tanto de las plataformas digitales emergentes para poder explotarlas a favor del fomento a la lectura. Durante la pandemia se esperaba volver a la vida cotidiana anterior al 2020. Empero esto se ve poco probable. La humanidad sufrió un cambio lo que indica la necesidad de estar en constante renovación. Estar pendiente de las tendencias de consumo y colocar ahí a la lectura como centro de atención.
La estrategia de intervención planteada al inicio del proyecto sufrió algunas modificaciones para adaptarse lo mejor posible al grupo, con la finalidad de cumplir los objetivos satisfactoriamente. La metodología utilizada es recomendable para investigar y capturar los datos desde dentro; la observación participante también se recomienda para este tipo de intervenciones.
Es importante dejar antecedentes de los proyectos que se llevan a cabo en pro de la lectura. Tener las bases teóricas y metodológicas servirá a futuros promotores de lectura para desarrollar nuevos proyectos, verificar cuales fueron los puntos a favor, los puntos en contra y diseñar nuevos y mejores proyectos. Como recomendación general se invita a futuros investigadores a seleccionar textos de autores latinoamericanos debido a que están escritos desde nuestro contexto. Al inicio del proyecto se planteó leer a autores y principalmente autoras latinoamericanas, empero se tuvo que modificar la cartografía lectora acorde a las necesidades del grupo de intervención.
Este proyecto nació con la convicción de que la lectura puede transformar la sociedad en la que vivimos. Hacer personas más empáticas y conscientes de su entorno. Personas con un sentido crítico desarrollado. También porque la lectura ha sido el abrazo, el escape, el lugar seguro durante estos meses de incertidumbre.
Bibliografía:
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Bourdieu, P. (2012). La distinción. España: Taurus.Bourdieu, P. (2001). Poder, derecho y clases sociales. España: Desclee de Brouwer.Bourdieu, P. (1987). Los Tres Estados del Capital Cultural. Sociológica. Revistadel departamento de sociología, vol. 2, núm. 5, pp. 11-17. http://www.sociologicamexico.azc.uam.mx/index.php/Sociologica/article/vie w/1043/1015 Bourdieu, P., Darbel, A., y Schnapper, D. (2012). El amor al arte: los museos europeos y su público (L. Volgenfang y J. L. Caputo, trad.). España: Prometeo Libros. (Trabajo original publicado en 1966)Chartier, R. (2021). Lectura y pandemia. Conversaciones. España: Katz Editores.
Duarte Acquistapace, D. (2020). Lectura y habitus: un acercamiento a la sociología de la lectura. Literatura: teoría, historia, crítica, vol. 22, núm. 1, pp. 321-338. https://doi.org.ezproxy.uv.mx/10.15446/lthc.v22n1.82301 Elboj-Saso, C., Cortés-Pascual, A., Íñiguez-Berrozpe, T., Lozano-Blasco, R., & Quílez-Robres, A. (2021). Emotional and Educational Accompaniment through Dialogic Literary Gatherings: A Volunteer Project for Families Who Suffer Digital Exclusion in the Context of COVID-19. Sustainability, no. 13, Article 1206. https://doi.org/10.3390/su13031206
Expósito, E., y Marsollier, R. (2020). Virtualidad y educación en tiempos de COVID-19. Un estudio empírico en Argentina. Educación y Humanismo, vol. 22, núm. 39, pp. 1-22. https://doi.org/10.17081/eduhum.22.39.4214Goffman, E. (1970). Ritual de la interacción. Buenos Aires: Tiempo Contemporáneo.
Freire, P. (1986). La importancia de leer y el proceso de liberación. México: Siglo XXI Editores
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Ruiz-Eugenio, L., Toledo del Cerro, A., Gómez-Cuevas, S., & Villarejo-Carballido, B. (2021). Qualitative Study on Dialogic Literary Gatherings as Co-creation Intervention and Its Impact on Psychological and Social Well-Being in Women During the COVID-19 Lockdown. Frontiers Public Health, vol. 9, Article 602964. https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpubh.2021.602964/full
Scolari, C. A. (2020). Cultura Snack. La marca editora.
Palabras clave:
Investigación-acción, intervención virtual, sociología de la lectura, comprensión lectora
Research-action, virtual intervention, sociology of reading, reading comprehension