La pandemia por COVID-19 y sus medidas de mitigación, constituyen un escenario de estrés de los entornos alimentarios que potencia estrategias de conveniencia de los hogares para abastecerse y consumir sus alimentos. La evidencia señala que las precauciones adoptadas para mitigar los contagios están llevando a una importante alteración de los entornos en todo el mundo. Ello está impactando en las prácticas alimentarias de las personas y puede deteriorar el estado nutricional de la población. Las alteraciones en los entornos se han dado sobre la base de desigualdades preexistentes, acentuándolas: afectan en mayor medida a quienes ya presentaban inseguridad alimentaria, a quienes tienen menos opciones de recurrir a nuevas estrategias de compra y abastecimiento de alimentos y a quienes tienen menores ingresos. Uno de los grupos mayormente afectados son hogares con niños, niñas y adolescentes. En Chile los indicadores de inseguridad alimentaria, ingresos y ocupación empeoraron durante la pandemia en el año 2020, impactos que se profundizan en hogares con niños, niñas y adolescentes. En este contexto es urgente comprender de mejor manera las dinámicas intradomiciliarias que afectan el abastecimiento alimentario para aumentar la pertinencia de intervenciones que contribuyan a eliminar obstáculos en el acceso a alimentos saludables, desde un enfoque de equidad. Desde el estudio de los entornos alimentarios se ha reconocido la necesidad de comprender las formas en las personas habitan sus entornos y no solo el tipo, precio, calidad y cantidad de los alimentos disponibles en ellos.Esta ponencia se propone entregar los primeros resultados de un estudio de métodos mixtos que busca, primero, por medio de análisis epidemiológicos de datos secundarios de una encuesta auto aplicada durante la cuarentena de la ciudad de Santiago, entregar un panorama general de la relación entre el acceso alimentario externo en pandemia y el consumo de alimentos de niños, niñas y adolescentes; para luego, profundizar en sus resultados mediante una etapa cualitativa de aplicación de entrevistas y uso de fotografías que visibilice los arreglos de género y edad al interior de los hogares en torno a los alimentos. Se espera contribuir a una comprensión más holística de los modos en los entornos alimentarios domésticos moldean el acceso alimentario de los hogares visibilizando las desigualdades que allí se expresan.
#00445 |
Seguridad alimentaria, políticas y gobernanza: estrategias y alianzas en Yucatán durante la Pandemia COVID-19
El objetivo de esta ponencia es analizar las acciones estratégicas que desde el ámbito de gobierno y la sociedad civil pretendieron contrarrestar las consecuencias de la inseguridad alimentaria en grupos vulnerables en Yucatán ante el COVID-19 en 2020. Se trató de: Conocer cuáles son las interacciones entre gobierno (estatal y municipal) y sociedad civil con la finalidad de identificar procesos de gobernanza garantes de la seguridad alimentaria en Yucatán. Identificar cuál es la incidencia territorial del municipio de Mérida de las acciones tanto del gobierno como de la sociedad civil. Analizar si las propuestas de ambos se fortalecen o desaparecen de acuerdo con las etapas de la pandemia. Generar marcos explicativos que optimicen la política local en materia de seguridad alimentaria. La ponencia se divide en los siguientes apartados. Primero, identifica el estado de la seguridad alimentaria en México al enunciar sus principales datos e instrumentos de medición. Después, define los conceptos teóricos que guiaron nuestro análisis sobre la gobernanza en Yucatán y señala nuestra estrategia metodológica. En lo inmediato, presenta las diversas experiencias de coordinación entre gobierno y organizaciones de la sociedad civil haciendo énfasis en el análisis de la gobernanza. Por último, enuncia una serie de recomendaciones dirigidas a los actores sociales que pudieran auxiliarles en la manutención y promoción de la gobernanza.
#01429 |
Pesca y pandemia. Reconfiguraciones del sector artesanal en dos localidades de la costa boanerense.
En los partidos de Mar Chiquita y General Pueyrredón, en la costa bonaerense argentina, previo a la pandemia de Covid-19, los pescadores artesanales constituían un universo restringido con determinadas características políticas, socioecológicas y artefactuales. Sin embargo, a partir de la cuarentena han elaborado nuevas formas de vinculación con los distintos actores que conformaban la pesquería. Para ello desarrollaron nuevas formas de inscripción dentro del universo de la pesca a pequeña escala como parte de una estrategia para seguir pescando. Este fenómeno se vio en distintos actores que se vieron obligados a encontrar fuentes de ingreso alternativas en un contexto de cuarentena, y la pesca pasó de ser recreativa para volcarse a la comercialización. De este modo los lazos entre productores y consumidores se vieron reconfigurados y la pesca artesanal pasó a ser una alternativa real a un tipo de pesca proveniente de un acaparamiento de los mares por parte de los principales sectores productivos. Esto devino en un desarrollo de los vínculos entre estos dos grupos centrado en proveer alimentos de base nutricional protéica y en un contexto de seguridad alimentaria. En este marco surgen dos interrogantes respecto de cómo fueron esos reacomodamientos de los distintos sectores pesqueros surgidos durante la pandemia y cómo emergió el vínculo entre productores y consumidores. Para responder a estos interrogantes apunto a indagar en las políticas co-elaboradas por parte del Estado, el sector pesquero artesanal y los consumidores.Esta ponencia parte de entender a los sistemas alimentarios como atravesados por distintos sectores involucrados directa e indirectamente por la problemática, generando a su vez impactos en la salud humana y no humana. En este sentido, las políticas públicas dirigidas a este problema son constituidas por distintos actores, lo cual muestra posturas muy diferentes respecto de cómo desarrollar e implementar acciones en el marco de lograr seguridad y soberanía alimentaria. De este modo hace foco en un análisis simétrico centrado en entender a los distintos elementos como actores que ejercen agencia sobre los demás, y que a su vez son co-construidos por los distintos sectores presentes en tiempos y espacios, sea diacrónicos como sincrónicos. En este sentido retoma la Teoría del Actor-Red en relación con las teorías de los enfoques ecológicos y de la agencia material, quienes ven a los artefactos, al ser humano y al medio como tres elementos que interactúan, y donde la realización de éstos no va a estar en función de una determinación causal. La metodología se basa en una aproximación etnográfica a la problemática pues permite observar y analizar las tensiones, los conflictos, y las contradicciones emergentes en los distintos actores en la cotidianeidad del desarrollo de las políticas públicas y la relación entre productores y consumidores.
#01741 |
Aprendizaje organizacional en contextos vulnerados: la red de comedores y merenderos del Banco Alimentario de La Plata
ADRIANA FASSIO1
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LILIANA GALAN
2
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CARLA MAROSCIA
2
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MARIA GABRIELA RUTTY
2
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LAURA ZAIDMAN
2
La problemática de la seguridad alimentaria como derecho humano, en cumplimiento de la propuesta de Naciones Unidas al Reto del Hambre Cero (OBJETIVO 2 – AGENDA 2030) fomenta la participación de un amplio conjunto de organizaciones, de movimientos sociales y de las personas, alrededor de una visión común. Cabe enfatizar que en el contexto de la pandemia COVID-19 la emergencia económica y social incrementó la demanda de alimentos de amplios sectores de la población.
El Banco Alimentario de La Plata (BALP) es una Asociación Civil sin Fines de Lucro con personería jurídica nacida en el año 2000 como el primer Banco de Alimentos de la República Argentina. Su misión es disminuir el hambre, la desnutrición y las malas prácticas alimentarias en la región, mediante el recupero de alimentos, para ser distribuidos en organizaciones que prestan servicio alimentario a sectores vulnerados, desarrollando acciones conjuntas con la sociedad. En la actualidad son 140 organizaciones sociales del Gran La Plata vinculadas (OSV)
En un contexto adverso como el pandémico, el desafío consiste en la continuidad en brindar el servicio alimentario. Indagamos sobre la capacidad organizacional relacionada con la identificación de nuevos donantes y/o proveedores de los materiales necesarios para preparar las viandas, el entrenamiento para minimizar los contagios y la capacidad de dar respuesta a las demandas de mayor número de comensales. Se analizan innovaciones que se instalan en el Banco Alimentario de La Plata y en las organizaciones que demandan sus alimentos como estrategia de trabajo en red en el Gran La Plata. El interrogante que se intenta responder tiene que ver con la capacidad organizacional de poner en juego e institucionalizar estas respuestas inventadas, copiadas o aprendidas por la organización en la resolución de los problemas que enfrentan y en contextos futuros. Es decir, en qué medida los miembros de los comedores y merenderos, en su gran mayoría mujeres, pudieron incorporar nuevos saberes para responder a los nuevos problemas, que nuevos desafíos tuvieron que enfrentar en estos procesos innovadores y, si estas nuevas soluciones fueron compartidas con los otros miembros del grupo de trabajo y en lo posible, institucionalizadas.
Introducción:
La problemática de la seguridad alimentaria como derecho humano supone la satisfacción de la necesidad de alimentarse adecuadamente independientemente de la condición de genero, edad, religión, etnia. Argentina, país productor de alimentos adhirió a la propuesta de Naciones Unidas al Reto del Hambre Cero (OBJETIVO 2 – AGENDA 2030) (Aguirre, 2020) que fomenta la participación de un amplio conjunto de organizaciones, de movimientos sociales y de las personas, alrededor de una visión común: erradicar el hambre. Cabe enfatizar que en el contexto de la pandemia COVID-19 la emergencia económica y social incrementó la demanda de alimentos de amplios sectores de la población, que ya había hecho crisis en los años anteriores como consecuencia del incremento de la pobreza (INDEC,2022; UNLP -Consejo Social 2018).
El Banco Alimentario de La Plata (BALP) es una Asociación Civil sin Fines de Lucro con personería jurídica nacida en el contexto de la gravísima crisis económica del año 2000 como el primer Banco de Alimentos de la República Argentina. Su misión es disminuir el hambre, la desnutrición y las malas prácticas alimentarias en la región, mediante el recupero de alimentos que no pueden ser comercializadas, pero que si pueden ser consumidas por las personas. Reciben donaciones de diversas instituciones con las que tienen convenio, y luego a través de un proceso estandarizado de rescate y recupero, depósito, pesaje y clasificación, estos productos son entregados a organizaciones sociales denominadas sitios de distribución de alimentos de diversas regiones (SDA), recibiendo como contraprestación una contribución simbólica por kilo entregado . En la actualidad son 140 organizaciones sociales del Gran La Plata vinculadas al Banco. Referimos, en su gran mayoría a organizaciones de la sociedad civil (Maroscia y Ruiz, 2021) surgidas en el marco de la crisis de principio del milenio con ya 20 años de trayectoria, y cuyo origen en general fue el de vecinas, insertas en sus comunidades, que se agruparon para dar respuesta a la necesidad de alimento de sus familias (Santarsiero, 2013; 2017).
En un contexto adverso como el pandémico, el desafío consiste en la continuidad en brindar el servicio alimentario. Indagamos sobre la capacidad organizacional relacionada con la identificación de nuevos donantes y/o proveedores de los materiales necesarios para preparar las viandas, el entrenamiento para minimizar los contagios o la repetición de ellos y la capacidad de dar respuesta a las demandas de mayor número de comensales. Se analizan innovaciones que se instalan en el Banco Alimentario de La Plata y en las organizaciones que demandan sus alimentos como estrategia de trabajo en red en el Gran La Plata.
Desarrollo:
Encuadre teórico
El interrogante que se intenta responder es ¿Cuáles y cómo fueron los procesos de innovación y aprendizaje organizacional de los SDA (140 comedores y merenderos) como parte de la red del Banco Alimentario de La Plata y del propio Banco en el contexto de la crisis sociosanitaria en pandemia?
Es decir conocer la capacidad organizacional de poner en juego, identificar e institucionalizar estas respuestas inventadas, copiadas o aprendidas por la organización en la resolución de los problemas que enfrentan en la actualidad y en contextos futuros (Antonacopoulou, 2006a, 2006b; Antonello y Godoy,2010; Aramburu y García, 2011; Fassio, Rutty, y Maroscia, 2021; Fassio y Rutty, 2020, 2017; Gore, 2003¸ Gore y Manzini, 2010; Moguel Liévano, 2011 , Perlo, 2011; Rutty y Fassio,2017; Wenger, 2000). En qué medida los miembros de los comedores y merenderos, en su gran mayoría mujeres en situación de pobreza (Pérez Sáinz,2019)., pudieron incorporar nuevos saberes para responder a los nuevos problemas, que nuevos desafíos tuvieron que enfrentar en estos procesos innovadores y, si estas nuevas soluciones fueron compartidas con los otros miembros del grupo de trabajo y en lo posible, institucionalizadas.
El concepto de red es central para el planteo del problema. Las redes son sistemas abiertos que posibilitan un intercambio dinámico entre sus integrantes que potencia los recursos que poseen, así como los diversos aprendizajes que hacen las personas y las organizaciones se multiplican cuando son compartidos en función de la resolución de los problemas comunes que enfrentan y la construcción de capital social (Dabas, 1998; Liebler, y Ferri, 2004; Forni et al., 2012) Las redes se definen como un conjunto seleccionado, persistente y estructurado de organizaciones autónomas que se vinculan para crear productos o servicios, sobre la base de contratos implícitos o explícitos (Sulbrandt, Navarretey Piergentili, 2007). Las redes se organizan por grupos de organizaciones que pueden pertenecer a distintos sectores (público-social-privado), generando alianzas con el fin de prestar servicios que de otra manera sería muy difícil generar. Se originan porque cada organización individual tiene un grado significativo de dependencia de recursos en relación con los otros miembros y todos en conjunto pueden llevar a término acciones que no podrían hacer individualmente.
Cabe destacar que las redes sociales son sistemas abiertos que posibilitan un intercambio dinámico entre sus integrantes que potencia los recursos que poseen, así como los diversos aprendizajes que hacen las personas y las organizaciones se multiplican cuando son compartidos en función de la resolución de los problemas comunes que enfrentan y la construcción de capital social (Dabas, 1998; Forni et al., 2012) .
El trabajar en red implica estrategias de auto organización que van acompañadas de procesos de desorganización, lo que conlleva a aceptar la capacidad de los sistemas para modificar sus estructuras cuando se producen cambios contextuales. Estos cambios sugieren no sólo la permanencia de la organización sino también nuevos aprendizajes, dado que las organizaciones que interactúan en red compartes pautas de interacción, flujo de recursos a partir de los intercambios en sentido lateral u horizontal, colaboración informal y comunicación recíproca (Sulbrandt, Navarretey Piergentili, 2007).
Dado que el aprendizaje organizacional supone un conjunto de valores que se organizan de modo tal que se pueda generar y utilizar el conocimiento (Vega Martínez, Martinez Serna y Párraga Montoya, 2019), los atributos individuales de los actores, el contexto en el cual ocurre el conocimiento y las características del conocimiento en sí mismo son factores que inciden la producción de aprendizaje organizacional. (Siciliano, 2017). Es por ello por lo que los lazos que componen las redes asesoramiento y de conocimiento se constituyen entre pares en base a parámetros comunes donde la confianza (Tilly, 2010) es un valor para considerar.
Encuadre metodológico
En esta ponencia se presentan los primeros resultados relacionados con las innovaciones y aprendizajes realizados en el marco de la pandemia COVID-19 tanto en el BALP y las organizaciones con las que trabaja en red (SDA- organizaciones de la sociedad civil que reciben los alimentos), así como la articulación de dichas organizaciones con áreas públicas estatales en contexto de emergencia.
En una primera etapa, durante 2019, se identificaron SDA referenciados por el BALP (muestreo accesible de 10) y se administraron entrevistas estructuradas y análisis de la documentación de los comedores y merenderos. A partir de ello se elaboraron informes por parte de los alumnos y alumnas de la cátedra de Sociología Organizacional como parte de las actividades curriculares.
En una segunda etapa, durante la pandemia, se realizó un nuevo contacto con los 10 SDA y con autoridades del BALP. Se realizaron entrevistas no estructuradas virtuales de aproximadamente una hora que fueron grabadas, , tanto a los referentes de los SDA como a las autoridades del BALP y luego fueron procesadas en Atlas.ti.
Hallazgos y discusión
Innovación y aprendizaje en la gestión del BALP en pandemia
Sin dudas la pandemia del COVID-19 y las diversas medidas que se tomaron para evitar los contagios (ASPO y DISPO), sobre todo, previo a la administración de las vacunas durante el implicó una situación de crisis e incertidumbre para la sociedad toda y en particular para la población vulnerable y las organizaciones cuya misión es la de aportar a la satisfacción de sus necesidades y mitigar la inequidades existentes. En este contexto, el mayor riesgo es la desaparición organizacional.
El BALP no solo no desapareció, sino que tuvo la capacidad de organizar el trabajo con mayor eficiencia. En 2020 los miembros del Banco y su conducción debieron afrontar una reducción de personalcrítica ya que el plantel de trabajo se redujo a una cuarta parte. A partir de ello tuvieron que realizar una reasignación de las tareas de apoyo (administrativas, legales, recursos humanos, marketing, logística y producción) y reorganizar las actividades básicas (recepción, clasificación y distribución de alimentos) entre aquellas personas que en el ASPO se quedaron a cargo. Por otra parte, como parte de las medidas sanitarias de prevención surgieron nuevas actividades, como el envío de mercadería a domicilio de los SDA en lugar de que la mercadería se retirara en el BALP como había ocurrido hasta ese momento, por lo que tuvieron que diseñar rutas y tercerizar la logística.
Asimismo, hubo cambios en las relaciones interpersonales, ya que el objetivo central fue el de cumplir con la misión minimizando las posibilidades de contagio. A partir de 2021 se volvió al esquema de retiro de la mercadería en el BALP. Para lograrlo se diseñaron protocolos de espera y entrega como continuidad de las medidas de prevención sanitaria, lo que generó que el encuentro y las charlas que acompañaban esta actividad se vieran reducidas.
Respecto de las relaciones interorganizacionales, por un lado, se intensificaron los encuentros virtuales con responsables de otros bancos de alimentos que pertenecen a la Red de Bancos de Alimentos para compartir información, diagnósticos y estrategias de acción. Por otra parte, en cuanto a los donantes, si bien se debieron suspender los voluntariados corporativos, aumentaron las donaciones en alimentos de las empresas socias, así como surgieron nuevos donantes.
Los problemas y los aprendizajes de los SDA en el marco de la emergencia
Debido a la crisis económica y sanitaria, las personas que realizaban trabajos informales fueron especialmente afectadas. Por ello se incrementó la cantidad de personas que se acercaron a los SDA, así como su composición: ya no eran solamente niños y niñas y adolescentes sino que familias enteras solicitaban el servicio alimentario. Al mismo tiempo aparecieron una cantidad importante de comedores en clubes de barrio, parroquias y centros de jubilados y olllas populares, así como la formación de nuevos barrios vulnerables. Se triplicó la población y en algunos casos más.
Asimismo, se tuvo que cambiar la forma de distribución de la comida: ya no se pudo servir la comida en los SDA, no solo para evitar los contactos y por ende los contagios, sino también por no disponer de infraestructura para atender el incremento de asistentes. El sistema se modificó de modo tal que un integrante de la familia anotada en el comedor dejaba un envase de su propiedad a primera hora de la mañana y en función de la cantidad de viandas solicitadas el comedor cocinaba y envasaba para que la familia retirara y realizara la ingesta en su propia casa.
No se contaba con todos los recursos para minimizar el riesgo de contagio (barbijos, agua corriente y jabón, alcohol, distanciamiento social adecuado imposible en espacios pequeños). En esta situación, los contagios entre las voluntarias cocineras que preparaban las viandas se agudizaron por lo cual se tuvo que enfrentar el incremento de la demanda con menores brazos para hacer la tarea. El impacto en la salud se manifestaba en el miedo a enfermarse, que si bien persiste, aminoró con la vacunación
En algunas oportunidades los SDA no contaron con las materias primas necesarias para poder preparar las comida, ni con los lugares adecuados para dejar y luego retirar los envases para acarrear las comidas que las familias dejaban, ni con los móviles (transporte y combustible) que les permitieran el retiro de la mercadería del Banco. Por otro lado, si bien tuvieron apoyo de los actores estatales en sus tres jurisdicciones (local, provincial y nacional) manifestaron dificultades para el acceso al apoyo /dinero para la compra de mercadería/ alimentos/ logística y la realización de trámites para acceder a los recursos disponibles.
Entre las innovaciones puestas en juego destacaron la participación en redes de comedores del Gran La Plata y de otros actores comunitarios; la identificación de nuevos actores comunitarios; el acceso a experiencias de capacitación a partir de la información compartida en la red, tanto relacionadas con la manipulación de alimentos como a medidas de seguridad sanitaria, redes de comedores de la zona. En estas redes se obtiene información y recursos: se establecen sistemas de alerta por la aparición de recursos de todo tipo y se comparten, son espacio para sumar voluntarios, y también recursos materiales y capacitación. Estas redes, a su vez están en contacto con las fuerzas vivas de la comunidad (docentes de escuelas, agentes de salud, comerciantes, etc.) y constituyen una ayuda para la resolución de problemas.
Se reconoce el trabajo en equipo como una fortaleza que se acrecentó en la crisis. Asimismo, la metáfora que aparece repetidamente se relaciona con “la solidaridad de una familia”; el “amor fraterno entre compañeras” ; “la casa”; “la familia que protege y alimenta”.
Se evidencia además las fortaleza y recursos con los que cuentan los SDA que pertenecen algún tipo de apoyo institucional, en mayor medida los movimientos sociales y en menor medida los partidos políticos.
Las entrevistadas plantean como asignatura pendiente la necesidad de mayor acceso a capacitación, promoción de los equipos de trabajo y el acceso a un ingreso para todas las vecinas que colaboran en los SDA.
Conclusiones:
A pesar de lo crítico de la situación el BALP logró una gestión más eficiente, evitar los riesgos sanitarios y fortalecer los vínculos tanto con los SDA como con los otros bancos de alimentos para compartir problemas y estrategias de resolución.
En cuanto a su proyección en el futuro a partir de los aprendizajes incorporados, el desafío planteado es el de repensar el vínculo con la comunidad y volver a generar espacios de difusión de la labor que el banco realiza a partir de eventos, visitas a escuelas o de estudiantes al BALP, recuperar el voluntariado corporativo y continuar aportando en la emergencia sanitaria y fortalecer la red con otros bancos.
La percepción sobre el BALP es variable, algunos SDA lo consideran como un socio benefactor, pero para otros comedores no cumple con sus expectativas, por el tipo de alimentos que proveen. En algún caso se lo llama “el banquito”, de manera cariñosa, y en otro de los casos aparece como acreedores del BALP en la medida en que no tuvieron los recursos para pagar y ahora no pueden beneficiarse de su servicio. Es de esperar que esta percepción se conforme como un eje de trabajo por parte de los actores intervinientes en la red.
En este período el gran desafío para los SDA fue el de proveerse de elementos para el armado de las viandas. Si bien el estado, en sus diversas jurisdicciones, según los casos, hizo llegar mercadería de calidad diversa, fue necesario recurrir a otros posibles proveedores. El fortalecimiento de las redes existentes, la identificación de otros actores clave, la capacitación y la promoción de equipos de trabajo son centrales para la continuidad de la labor de los SDA.
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Palabras clave:
Seguridad alimentaria-organizaciones de la sociedad civil -aprendizaje organizacional
#01989 |
La alimentación como asunto político: la organización de ollas populares como respuesta alimentaria ante la crisis derivada por el Covid-19 en Uruguay
Ainhoa Calvo
1
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Micaela Yarzábal
1
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Pablo Piquinela2
1 - Facultad de Psicología (UdelaR, Uruguay).2 - Instituto de Investigaciones Gino Germani (FSOC-UBA-Argentina)/Facultad de Psicología (UdelaR-Uruguay).
La siguiente presentación está enmarcada en las indagaciones realizadas durante la práctica de grado “Innovación y experimentación social” de la Licenciatura en Psicología de la Universidad de la República (Uruguay). Este trabajo tiene por objetivo describir y analizar el modo en que la alimentación se constituye como un asunto político. La exploración fue realizada en una olla popular en el barrio Villa Española en la zona este de Montevideo entre mayo y octubre de 2021. Se llevó adelante con un diseño metodológico cualitativo, a través de una aproximación etnográfica, se realizaron entrevistas etnográficas (Guber, 2001) y un relevamiento documental. Pensamos la política más allá del discurso que circula. No restringiéndola a las formas más habituales que la entienden de una forma logocéntrica y representativa, comprendemos que los modos de la política expresan afectos (Tatián, 2019; Teles, 2009). Pensar lo político desde las tramas afectivas permite nuevas formas de crear y producir, abandonando una hegemonía racional, con una perspectiva ético-política que considere el cómo ser en relación con otros (Teles, 2009). Las formas organizativas colectivas conforman estructuras reticulares complejas y heterogéneas, con diversidad de elementos, con contornos «imprecisos, desordenados y cambiantes; entramados y circuitos de solidaridad que difieren profundamente de la imagen de un actor político organizado» (Diani, 2003, Mendiola, 2003, citados en Arrobas Lozano, 2014, p. 1). Podemos hablar de una política siempre en construcción: el encuentro y las prácticas se articulan en torno a problemáticas sociales concretas y compartidas que se viven en el ámbito cotidiano de los miembros de un colectivo. La alimentación se constituye como un asunto inherentemente político en la medida en que, por un lado, se ha constituido como un asunto de gobierno (Foucault, 2000) y, por tanto, es un asunto de intervención a partir de las políticas públicas. Por otro lado, la alimentación es un asunto de interés de acciones colectivas a través de acciones militantes y activistas que se reúnen en torno al tema. Es en esta última clave que vamos a centrar nuestra presentación. Lejos de conformar un actor político homogéneo, la acción de las ollas populares en Uruguay está sostenida por un complejo entramado organizativo que se compone de acciones estatales, empresariales, sindicales, vecinales, entre otras que hacen a la respuesta de asistencia, determinando la cantidad y la calidad de los alimentos que se cocinan, la organización de la acción y las iniciativas populares para organizarse a partir de los alimentos pero generar acciones que buscan ir más allá de la asistencia.
#04264 |
Mercados tradicionales frente al COVID-19. Sobrellevar la pandemia en el mercado de Ixtlán de Juárez, Oaxaca.
1 - Tecnológico Nacional México / Instituto Tecnologico de Oaxaca.2 - Cátedras CONACYT Tecnológico Nacional México / Instituto Tecnologico de Oaxaca.3 - Colegio de Estudios y Tecnológicos del Estado de Oaxaca.
Los mercados tradicionales tienen un rol fundamental para el intercambio y abasto de alimentos, en el marco de la actual pandemia su importancia ha resultado mayúscula especialmente para una población que, por regla general, no es productora de sus alimentos. Sin embargo, aún cuando los mercados han estado ligados con el novel coronavirus desde su aparición, los trabajos que se centren en estos espacios son aún pocos. El coronavirus ha trastocado todos los aspectos de nuestra vida en sociedad, a la par que nos ha llevado a adoptar medidas extraordinarias para mitigar sus efectos. Se ha convertido en “lo que las ciencias sociales califican de «hecho social total», en el sentido de que convulsa el conjunto de las relaciones sociales, y conmociona a la totalidad de los actores, de las instituciones y de los valores” (Ramonet, 2020).En el presente trabajo se analizan las medidas que se tomaron en el mercado tradicional de Ixtlán de Juárez en el contexto de la pandemia por COVID-19. Se pone especial énfasis en identificar las acciones, medidas y estrategias que llevaron a cabo, tanto las autoridades como los locatarios ante este hecho social total. Ixtlán de Juárez se encuentra ubicada en la región Sierra Norte de Oaxaca, cuenta con una población fundamentalmente zapoteca, pero tiene presencia de mixtecos y mestizos, cuyo mercado puede ser considerado el principal espacio de intercambio y abastecedor de productos alimenticios en la región. Para identificar estas acciones se realizó trabajo de campo cuya base fue la observación y aplicación de entrevistas a comerciantes, autoridades de mercados y consumidores. Los resultados hasta el momento obtenidos demuestran que, efectivamente, aunque existió un momento de pausa con la llamada “Jornada nacional de sana distancia”, se optó por acciones como sanitización personal, vigilancia de portar cubrebocas de manera correcta, aplicación de gel dentro y alrededor de este, lavado de manos en un área específica y evitar el aglutinamiento de personas dentro de este, los espacios de venta de comida fueron cerrados completamente dejando la apertura a la venta de productos básicos de consumo diario.El trabajo forma parte de un esfuerzo colectivo más amplio, en el que buscamos dar cuenta de las respuestas que se dieron en los mercados tradicionales en tres regiones de Oaxaca: Valles Centrales, Mixteca y Sierra Norte-. Consideramos que, en la medida en que se centra en el impacto de la pandemia en la esfera de la distribución e intercambio de alimentos podría formar parte de la línea “Alimentación y estrategias alimentarias en contextos pandémicos”Palabras Clave: Mercado tradicional, pandemia, Oaxaca.
#04287 |
Reinvención de la gastronomía arequipeña en el marco de la pandemia y pospandemia
Felipe Mario Zapata Delgado1
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Jose López Moscoso
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Percy Llanos Palomino
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Ramon Maque Diaz
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De las peculiaridades mas excelsas que tiene la comida peruana, es precisamente la culinaria arequipeña, basada en productos andinos y originarios cuya esencia es el picante o picor, desde las comidas preparadas por los grupos étnicos que habitaron en el valle de Arequipa hasta los elaborados por las mujeres arequipeñas en las picanterías. Destacándose sus aspectos relevantes, cómo fue la transformación por la influencia de la civilización que lo han convertido en un patrimonio culinario de la nacion en el año 2014 y solicitandose en la actualidad a la UNESCO ser declarado patrimonio cultural de la humanidad.Teniéndose así la gastronomía arequipeña, con la pandemia la comida tradicional cae en una crisis de sus espacios, de la preparación de estos potajes , del abandono de los consumidores y además de la propuesta de ley que impedía el despido de trabajadores, que en las picanterías si tuvo que darse por ser micro negocios familiares. En esa coyuntura es que se reinventa las formas de gestionar, producir y consumir estos potajes tradicionales: de un lado el uso de las redes sociales, otro la venta de los ingredientes (p.ej.concho para preparar el adobo arequipeño) la aparición de la comida delivery. Es decir, de ser la comida típica arequipeña cuyos espacios originarios (campiña) definió un consumidor cautivo, pasó a un proceso de reinvención pero en menor escala: desde la venta de ingredientes, el despido de personal, producción mínima de platos típicos, negocios picanteros de entorno empresarial familiar, logró su sobrevivencia. El análisis investigativo mediante el enfoque hermenéutico recae en el estudio de las redes sociales, negocio familiar, mantenimiento de la calidad, venta de ingredientes y comida delivery; que fueron la base para la su sostenibilidad del plato típico arequipeño o “el picante”, y permitió definir su nova forma de existencia pospandemia, donde ya no solo están los espacios gastronómicos de comida típica sino que ademas su ingreso a las redes sociales como formas de marketing, que anteriormente eran exiguos o simplemente no existían.
11:00 - 13:00
GT_30- Alimentación y Cocinas en las Américas
#00394 |
Tres utopías concretas en torno a lo alimenticio ante el embate fascista y su “nueva covidianidad”
Guillermo López Varela1
1 - Universidad Intercultural del estado de Puebla.
Las propuestas de Ollas comunes entre los pueblos mapuches (Temuco, Antofagasta, La Bonilla 2020), la Minga de la Comida-Minga hacia dentro (CRIC-Cauca. Pueblos Nasa C’hab, Kokonuko, Colombia) o los planteamientos de una vida sencilla en el Municipio Autónomo de Cherán (Michoacán, Mexico) reivindican la necesidad cada vez más consciente en las comunidades humanas de que la forma de producir nuestros alimentos, cómo los cocinamos y cómo los compartimos es la pregunta central de todo proceso de insubordinación a un sistema que nos quiere enfermos, que nos concibe residuales y nos anticipa como cadáveres. En un nivel filosófico político lo que consideramos articularía estas tres iniciativas sería la producción de afinidades determinantes y condicionantes de la indómita revuelta de las comunidades al mirar,- desde las problemáticas sociales que produce la pandemia-, la problematización de las estrategias discursivas que han hecho de las protestas huellas de procesos socio-históricos dinámicos, complejos y polivalentes. En esta ponencia evocaremos también cómo reivindican además que se otorguen sin paternalismos ni manipulación política formas de transferencia de recursos que permitan incorporar a los campesinos,-si así lo decidieran-, flujos de comercialización en mercados locales, regionales y globales, estrategias de fomento de la organización comunitaria y la proliferación de escuelas campesinas con enfoque intercultural que puedan incentivar la curiosidad científica y ventanas epistémicas donde las comunidades pueden verse reflejadas en los grandes procesos globales desde la propia producción de sus saberes, conocimientos y experiencias hasta ahora negados por la Modernidad-Capitalista. Se han esforzado también por reflexionar que el acercamiento con las comunidades campesinas debe hacerse bajo un enfoque participativo, consultivo y situado con respecto a las condiciones en que se dan los fenómenos sociales en el ámbito ecológico que las circunda y contra toda forma de extractivismo académico y han impulsado procesos de creación de bancos de semillas locales y regionales; en aras de conservar, documentar y analizar los ecosistemas y agroecosistemas bajo el enfoque de los valores de uso, el cuidado de los ancianos, el trueque y una economía de cuidado de los más desfavorecidos. [1]Adorno, Teodoro. 2008. Dialéctica Negativa. La jerga de la autenticidad. Madrid: Akal
#01230 |
La alimentación infantil frente a los efectos del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) producto de la pandemia por COVID 19. Estudio representativo en hogares de La Plata, Berisso y Ensenada de la Provincia de Buenos Aires, Argentina.
La presente ponencia tiene como finalidad compartir algunos resultados y reflexiones en torno a los efectos que el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) sobre la alimentación de niños, niñas y adolescentes (NNyA) pertenecientes a hogares de los partidos de La Plata, Berisso y Ensenada, Buenos Aires, Argentina. Para ello, el trabajo describe la presencia y tipo de asistencia alimentaria al hogar (en la forma de recepción de asistencia ayuda en alimento o comida de alguna entidad pública, privada o comunitaria) y las modalidades alimentarias del hogar que caracterizaron / incidieron en la alimentación infantil (como en la realización de comidas principales, el picoteo, el volumen y calidad de la ingesta alimentaria, y en el tipo de consumos aumentados / disminuidos) en este contexto excepcional.La información utilizada surge de la primera etapa de un estudio más abarcativo (de tipo un mixto secuencial en dos etapas) sobre la situación del bienestar infantil, las condiciones de vida de los hogares y los cuidados durante el ASPO. La primera etapa, cuantitativa, se basó en la implementación de una encuesta autoadministrada semiestructurada dirigida a hogares (en soporte digital y en papel) sobre una muestra representativa (probabilística proporcional por conglomerados bietápica) de escuelas estatales y privadas de nivel inicial, primario y secundario de La Plata, Berisso y Ensenada. En total se relevaron 101 escuelas (22 de nivel inicial, 45 de nivel primario y 34 de nivel secundario), 63 de gestión estatal, y 38 de gestión privada. El relevamiento se llevó a cabo entre agosto y noviembre de 2020, y se obtuvo un total de 4.008 encuestas a hogares. Los datos analizados de la encuesta dan cuenta de las desigualdades en la alimentación infantil durante el ASPO y devienen en aportes a la discusión sobre la cuestión alimentaria en pandemia y en insumo a la orientación de políticas públicas en la pospandemia.Palabras clave: Alimentación- Infancia- Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO).
#02195 |
A ressignificação da comensalidade em tempos de pandemia
Aline Gomes Santana1
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Neide Kazue Sakugawa Shinohara
1
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Gabriela Ferreira Rodrigues
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João Pedro Correia Lacerda
1
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Rodrigo Rossetti Veloso
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Gisele Estevão de Lima
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João Guilherme Carvalho de Freitas
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1 - Universidade Federal Rural de Pernambuco - UFRPE.2 - Instituto Federal de Pernambuco - IFPE.3 - Instituto Federal do Ceará - IFCE.
Mais do que consumir alimentos, comer tornou-se uma forma de manifestação social. Através dos hábitos culinários o sujeito consegue demonstrar sua identidade, além de construir e manter relações interpessoais. A pandemia serviu como impulso para a reconversão alimentar dos sujeitos, que buscaram alternativas para enfrentar o isolamento e proteger-se do risco de contaminação pela Covid-19. O distanciamento social gerou nos indivíduos do Brasil uma carência afetiva incomum. Como resultado desse desejo de estar junto às pessoas, muitos sujeitos retomaram costumes abandonados a tempos, como o ato de cozinhar e de comer em família. E esse avivamento de condutas outrora orientadoras do comportamento identitário e social dos sujeitos, contribuiu para a ressignificação da comensalidade. Para muitos, comer havia se tornado um ato biológico, realizado no frenesi cotidiano da modernidade, sendo algumas vezes até deixado de lado pela necessidade de cumprir as demandas sociais. Com a parada repentina e forçada do mundo, diante da pandemia da Covid-19, as pessoas se viram perdidas e carentes em virtude da falta de rotina e correria a qual estavam acostumados, sendo necessário encontrar novas formas de manter-se vivo e ativo na obrigação de ficar em casa. Diante deste fenômeno pandêmico, o ato de comer foi reconvertido e novas ações passaram a nortear a prática de consumir alimentos. O ato da comensalidade em família voltou a fazer parte da realidade de muitos que se viram aprisionados com os seus parentes e passaram a valorizar a circunstância de partilhar o alimento. O uso do serviço de entrega de comida também se tornou um aliado para quem desejara consumir pratos prontos, mas não queria arriscar-se a sair de casa, para evitar a contaminação pelo coronavírus. A prática do delivery também auxiliou os estabelecimentos comercias diante das ordens de isolamento social dadas pela OMS, e o serviço de entrega passou a ser relevante mantenedor das relações comerciais entre o empreendedor e os seus clientes, tendo o uso das tecnologias digitais como ferramenta para esta interação. Dentro do contexto de isolamento social, também foi possível identificar o surgimento de novos ‘chefs’ do isolamento. Algumas pessoas encontraram na prática de cozinhar uma forma de interagir com outros sujeitos que também estavam reclusos em seus lares e tinham as mídias digitais como parceiras e fontes de informação e contato com o mundo. Nessa nova realidade trazida pela pandemia para o Brasil, a comensalidade assumiu um novo significado. Seja na comensalidade vivida em família, no consumo de alimentos por entrega, no ato de cozinhar e trocar conhecimentos culinários; a forma como as pessoas enxergam a alimentação tem mudado. Um novo paradigma foi dado aos alimentos, e todas estas ações ressignificaram a prática de comer.
#02395 |
OS IMPACTOS DA PANDEMIA DA COVID-19 NAS PRÁTICAS ALIMENTARES DOS POVOS INDÍGENAS NO CEARÁ, BRASIL – UM ESTUDO SOBRE O ANO DE 2020
Em 11 de março de 2020, a Organização Mundial da Saúde caracterizou a infecção por Sars-Cov-2 como uma pandemia. Em abril daquele mesmo ano, o primeiro caso de Covid-19 entre indígenas brasileiros ocorreu, infectando um jovem do povo Kokama, no interior do Amazonas. Em pouco tempo, a pandemia se alastrou rapidamente entre os povos indígenas. Considerando que o novo coronavírus trouxe uma preocupação a mais à extensa lista de lutas diárias dos indígenas no Brasil, buscamos compreender os impactos da pandemia nas dinâmicas alimentares dos povos indígenas no Ceará, com especial enfoque nas estratégias e mobilizações empreendidas por eles para mitigar situações de insegurança alimentar potencializadas pela pandemia. Para tanto, realizamos entrevistas, no ano de 2020, junto a lideranças indígenas dos povos Pitaguary, Anacé e Tapeba, cruzando os resultados com os dados da Federação dos Povos e Organizações Indígenas no Ceará (Fepoince), de modo a conferir um olhar ampliado sobre o tema. Como resultados, identificamos que a grave crise sanitária, social, alimentar e econômica configurada a partir da pandemia do novo coronavírus impactou sobremaneira os povos indígenas no Ceará. Em razão da necessidade de se observar o isolamento social, muitas práticas tradicionais de plantio de mandioca, milho, feijão, bem como a de pesca artesanal, realizadas de forma coletiva, tiveram que ser suspensas. A produção de alimentos e a comercialização, de porta em porta, desses produtos indígenas também sofreu impactos consideráveis, implicando em uma redução da disponibilidade de alimentos e de fontes de renda para os indígenas. Assim, observou-se uma maior dependência à doação de alimentos, que eram entregues às famílias indígenas em cestas básicas de produtos industrializados, caracterizando um padrão alimentar muitas vezes divergente ao dos indígenas. Em contrapartida, houve uma preocupação maior entre os povos Pitaguary, Tapeba e Anacé em relação ao consumo de alimentos mais saudáveis, para aumentar a imunidade, o que gerou um aumento nas trocas, entre as famílias indígenas, de alimentos cultivados nos quintais das casas e não nas roças coletivas, indicando ser essa uma estratégia interessante de manutenção da segurança e da soberania alimentar, mesmo em tempos de isolamento social. Se considerarmos que a alimentação é um sistema de relações em que se conectam elementos políticos, biológicos, econômicos, simbólicos, sociais e culturais, indicando que comer é bem mais do que suprir uma necessidade biológica, podemos concluir que os povos indígenas no Ceará, apesar da situação de vulnerabilidade potencializada pela pandemia, manejaram diferentes práticas, ações e estratégias para garantir sua segurança e soberania alimentar.
#02514 |
Cambios en la Relación de las Familias con la Alimentación Durante la Pandemia por COVID-19. Un Estudio Cualitativo en Chile
La literatura ha señalado que las dinámicas familiares fueron alteradas producto de la pandemia por COVID-19. El ambiente alimentario en el hogar fue alterado por diversas variables que van desde lo económico hasta lo social y biológico, pudiendo alterar el cómo las familias se relacionan con la alimentación. En este contexto, el objetivo de este estudio fue explorar los cambios en la relación de las familias con la alimentación durante la pandemia por COVID-19. Realizamos 34 entrevistas semiestructuradas por teléfono a mujeres que vivían con su pareja y al menos un hijo/a, en el norte, centro y sur del país. Trabajamos con mujeres debido a que son ellas las porteras de la alimentación familiar, pudiendo representar la situación de las familias en torno a su relación con la alimentación. El guión de entrevista se construyó con base en el modelo de Relación de la Familia con la Alimentación para familias chilenas, el cual indica que esta relación está compuesta por 5 dimensiones: práctica u organizacional, emocional, social, identidad y salud. El análisis se realizó a través de una codificación de manera inductiva, para luego utilizar este modelo de Relación de la Familia con la Alimentación para organizar los códigos en torno a las dimensiones del mismo. Se pudieron observar cambios en la mayoría de las dimensiones de la relación de las familias chilenas con la alimentación. En la dimensión práctica, las familias indicaron recurrir a nuevas estrategias de compra de alimentos para poder hacer rendir su presupuesto, en algunos casos disminuido producto de la pandemia; además, describen como se organizaron para cumplir con tareas de alimentación y otras del hogar, y trabajo o estudio al mismo tiempo, todos juntos en el hogar. En la dimensión emocional, describen que la situación de la pandemia les produjo bastante estrés, lo que solventaban muchas veces, con comer alimentos o preparaciones que definían como “más ricas.” En la dimensión social, indicaron tener más comidas junto a los miembros de la familia nuclear; en algunos casos más comunicación en estos tiempos de alimentación. Sin embargo, describen casi nula interacción con su familia extendida o amigos debido a las restricciones sanitarias, por lo que eventos donde la alimentación era el componente central fueron limitados. La dimensión identidad y salud, no fueron descritas con cambios. Las dimensiones que sufrieron cambios producto de la pandemia podrían contribuir a entender las modificaciones de hábitos alimentarios en las familias y sus miembros durante la pandemia. Los resultados de este estudio pueden ayudar a orientar el trabajo con las familias en materia de promoción de una alimentación saludable mientras dure la pandemia y en el periodo postpandemia. Proyecto Fondecyt #11180370.
#02838 |
Prácticas alimentarias durante el confinamiento por la pandemia de la CoVid-19: cambios, constantes y permanencias de nuevos hábitos en torno a la alimentación familiar.
La alimentación humana es un evento situado, es decir, requiere de un tiempo, un espacio y un grupo social particular para llevarse a cabo. La pandemia producida por la CoVid-19 nos confinó a los hogares durante gran parte del 2020, provocando enormes cambios en las tareas productivas y reproductivas de la vida cotidiana de las personas. Este trabajo surge en el marco del proyecto acreditado titulado “El consumo de alimentos y su asociación con la salud: estrategias para la promoción de una alimentación y hábitos saludables” (2018-2021), cuya población objetivo era la comunidad de la Universidad Nacional de Lanús. Debido a la irrupción de la pandemia y el cese de actividades presenciales, la metodología del mismo -que incluía técnicas etnográficas- se vio afectada y la población objetivo se redujo a los/as estudiantes, puesto que, como docentes de dicha institución, fue la única población con la que mantuvimos contacto virtual. En este marco, durante el 2021 se realizó y aplicó un cuestionario autoadministrado a partir del cual se indagó acerca de los registros sobre cambios y constantes ocurridos en las prácticas alimentarias familiares durante la fase más estricta del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO): elección de alimentos y comidas; formas y tiempos dedicados a la compra u obtención de alimentos; formas y tiempos de preparación y cocción de los alimentos; organización de las comidas; distribución de las tareas en torno a la alimentación entre los integrantes del hogar; comensalidad -familiar, solitaria, etc.; mayor o menor uso de pantallas durante el evento alimentario, etc-; otras. Asimismo, se preguntó cuáles, de estos cambios, perduraron luego de este periodo, al tiempo que se retornaba al ritmo de vida pre-pandémico. Los resultados obtenidos dan cuenta de que, durante el estricto confinamiento, las familias modificaron sus prácticas alimentarias, principalmente, en cuanto a: a) la frecuencia y forma de abastecimiento (menor cantidad de salidas y mayor planificación); b) al tiempo dedicado a la cocina (a mayor tiempo disponible, mayor elección de comidas caseras y menor consumo de ultraprocesados); c) a la elección de las comidas (aumento del consumo de hidratos de carbono); d) y a la comensalidad familiar (aumento de las mesas compartidas por todos los miembros de la familia). Si bien la mayoría de estas nuevas prácticas parecen no haber perdurado con la vuelta de las actividades exo-hogareñas, en general se aduce que la alimentación no es exactamente la misma que la pre-pandémica puesto que, en la medida de lo posible, se intenta continuar con las preparaciones caseras y con los rituales de la mesa compartida.
#04849 |
Sistemas alimentarios sustentables e inclusivos: Experiencias de resiliencia que emergieron en la pandemia en Chile y Costa Rica
DIANA MANRIQUE1
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MARIANELA ZUÑIGA
2
1 - Universidad de la Américas.2 - Universidad de Costa Rica.
Comer es una actividad indispensable para la vida que se vuelve un acto consciente en el momento en que se concibe como parte de un sistema alimentario. Desde este enfoque sistémico, la perspectiva multidimensional coloca a la sociedad y el planeta como parte de ese mundo interrelacionado que impide ver a la alimentación y la agricultura como procesos separados. Así, el comer desde una dimensión social, crea, produce y reproduce cultura, colocando a los “alimentos” como conectores del origen, los paisajes, los mercados y la salud de las personas; es decir, hablamos de diversidades, tanto en sus formas de producción, como de recolección, preparación y consumos. A pesar de esa diversidad, en las últimas seis décadas hemos asistido a un acentuado predominio de un modelo de producción y consumo que aboca por la homogenización y el monocultivo, privilegiando un número reducido de productos comestibles que se instalan desde la industria agroalimentaria y, en muchos casos, se apropian de preparaciones que son modificadas y alejadas de sus identidades o sustituyen los platos y dietas de ciertos grupos poblacionales, principalmente comunidades de escasos recursos. Hablamos del agronegocio, modelo que subyace a esta propuesta y el cual se sustenta en la modernización/mecanización de la agricultura, la revolución verde y la revolución biotecnológica (Benvegnú y Manrique, 2020) que visualizan una dinámica de mercado a gran escala, que dialoga poco con personas agricultoras y consumidorasEn este trabajo se pretende revisar como durante la pandemia se manifestaron diversas formas de resilencia y re-existencias de comunidades latinoamericanas inmersas en modelos alimentarios. Nos centramos en dos experiencias concretas la primera de ellas se trata del surgimiento de nuevos mercados alimentarios locales y solidarios en Costa Rica, que se consolidaron como alternativa ante la falta de acceso a alimentos saludables y agroecológicos, específicamente en la comunidad de Sámara, Nicoya-Guanacaste. La segunda experiencia se reconoce como “olla común”, experiencia de alimentación solidaria en un barrio céntrico de la ciudad de Santiago de Chile. Experiencias que nos ayudan a ilustrar las formas de respuesta diversa y alternativas que crean y re-crean los pueblos en materia de producción y el consumo de alimentos. Experiencias que manifiestan la importancia de promover la soberanía alimentaria, a partir de la biodiversidad local para favorecer sistemas alimentarios más sostenibles. Además de mostrar una serie de valores del alimento y de la alimentación, que sobrepasan los estándares de calidad convencional, porque llevan implícitos una representatividad que incluye la visibilidad de las personas y elementos del ambiente que forman parte de ese sistema alimentario (Zuñiga y Niederle, 2017).
13:00 - 15:00
GT_30- Alimentación y Cocinas en las Américas
#01710 |
Venta y consumo de alimentos en el circuito inferior de la economía de Buenos Aires (Argentina) en años prepandémicos del covid-19
Introducción Presentamos en este estudio una investigación científica realizada entre 2015 y 2017 en el Centro de Estudios de la Argentina Rural (CEAR) de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) sobre la venta y consumo de alimentos en el circuito inferior de la economía de las calles de Buenos Aires (Argentina). Metodología Este estudio hice uso del método cuali-cuantitativo en su ejecución: se refrendó en el análisis estadístico de información secundaria relativa al comercio ambulante en las calles y el análisis textual de la información primaria proveniente de las entrevistas en profundidad realizadas a diferentes informantes. Se realizó un muestreo no probabilístico con 89 encuestas. Resultados En las encuestas, la mayoría de los productos presentados fueran alimentos procesados y ultraprocesados. Destacó que una minoría presentó una alimentación ideal el día anterior de la entrevista (Tabla 1). Tabla 1 – Metrópoli de Buenos Aires- Intensidad del consumo de alimentos (2015-2017).Fuente: Investigación de campo, 2015-2017. Cuando más de la mitad de los encuestados gasta más del 40% de sus ingresos con alimentación (Tabla 2), la opción de la población de más baja renta por porciones limitadas de frutas, legumbres y verduras sufre una interferencia directa de la relación de sus precios con los de los otros alimentos menos saludables. Tabla 2 - Metrópoli de Buenos Aires - Porcentual de la renta con alimentación (2015-2017).Fuente: Investigación de campo, 2015-2017.Consideraciones La reproducción de la vida ya tenía dificultades antes de la pandemia de la COVID-19 en la capital argentina. La informalidad que representaba el comercio ambulante evidenciaba la crisis económica que atravesaba el país desde principios de la década del 2000. Se entiende que el advenimiento de la pandemia profundizó la crisis social. Por ello, es fundamental actualizar los estudios sobre la alimentación en el circuito inferior de la economía porteña. Referencias ARGENTINA. Ministerio de Salud, Comité Nacional de Guías Alimentarias. Guías Alimentarias para la Población Argentina. República de Argentina, 2000 y 2020. CAMARA ARGENTINA DE COMERCIO Y SERVICIOS. Informe de Venta Ilegal Callejera en la Republica Argentina. Departamento de Economía. Observatorio de Comercio y Servicios. Buenos Aires, 2019. SANTOS, M. [1979] O espaço dividido: os dois circuitos da economia urbana dos países subdesenvolvidos. Editora da Universidade de São Paulo. São Paulo, 2002.
#03111 |
REACTIVACIÓN DE LOS HUERTOS DE TRASPATIO EN EL CONTEXTO DE LA PANDEMIA: EL CASO DE UN COLECTIVO OTOMI DEL VALLE DE MEZQUITAL, HIDALGO.
La ponencia aquí presentada está basada en la experiencia etnográfica realizada con catorce familias hñähñu (otomí) pertenecientes a cuatro comunidades del Valle de Mezquital que optaron por reactivar sus huertos de traspatio para hacer frente a las afectaciones derivadas de la pandemia de Covid-19. Los testimonios recogidos muestran cómo, en las zonas rurales de México, la pandemia afectó las necesidades básicas de subsistencia y alimentación. La hipótesis que se quiere demostrar es que el progresivo abandono del huerto por parte de las familias rurales no depende de su ineficiencia como solución económica o modelo productivo, sino de un paradigma dominante que incide en las elecciones de la familia campesina. El objetivo es compartir la aproximación lograda mediante el trabajo etnográfico al complejo sistema de valores, ideologías, significados, prácticas productivas y estilos de vida que se articulan alrededor de los huertos de traspatio, y que se han desarrollado a lo largo de la historia, en el contexto geográfico, ecológico y cultural del Valle de Mezquital. Mis interlocutores fueron los y las integrantes de los Wäda, un grupo de productores y artesanos de ixtle (fibra de maguey), provenientes de las Comunidades de El Deca, La Vega, Pozuelos y Cerro Colorado en el municipio del Cardonal. La investigación se vio apoyada por la alianza ya establecida con Cooperación Comunitaria AC que ha construido una colaboración de larga duración y profunda confianza con el grupo. Paralelamente al diálogo con los Wäda, se consultaron fuentes bibliográficas sobre cocina y cosmovisión hñahñú; experiencias de rescate y revalorización de huertos de traspatio y otros estudios sobre el sujeto; ensayos y lecturas sobre soberanía alimentaria y pueblos indígenas. La sistematización de la investigación arroja elementos interesantes para la resignificación de la reactivación de los traspatios como una práctica de resistencia cultural, más que de resiliencia frente a un contexto pandémico, puesto que implica mucho más que regresar a un estado de equilibrio que termina favoreciendo a la cultura dominante. Casi de manera contraria, regresar a poner la atención en la tierra en lugar que en el dinero; rescatar cultivos ceremoniales, insumos para artesanías además de un modelo de economía familiar cooperativa; nos lleva a ver el huerto como un lugar de vida que no solo permite la sobrevivencia a nivel biológico, sino que fortalece la estructura familiar y representa un espacio para la reproducción social y cultural.
#03193 |
Una mirada a la “Pan -demia” del Coronavirus COVID-19 en Huánuco
Desde la aparición de este virus en la lejana China, la población mundial no lo vio como una enfermedad que podría paralizar al planeta entero, al cual lo trataron como algo simple, donde la especulación si este virus fue creado por alguna potencia mundial para evitar el exagerado crecimiento poblacional, o la misma naturaleza que esta autodefendiéndose por el abuso constante de la población en generar enormes cantidades de agentes contaminantes, el cual ha sacado a luces el estado de la salubridad y principalmente la alimentación mundial. La “Pan-demia”, como se aprecia en casi en todo el mundo los numerosos casos de muertes e infectados se dan por la deficiencia alimentaria de que el ser humano en su alto grado de consumismo de fast foots, ha debilitado su propio estado de salud, donde los alimentos nutricionales, se deben de incentivar su consumo masificado, para el caso de Huánuco se debe de restructurar las dietas o más comúnmente el menú del día donde desde la época de los años 90 se comenzó a incrementar el consumo de carbohidratos industrializados – fideos y arroz – y carbohidratos naturales – papa, menestras, frejoles, etc.- , donde muchas veces no se ha sabido balancear con diversos productos vegetales, donde nuestra región rica en su producción.Con la aparición de este virus Covid -19, ha hecho ver que tiene como principal objetivo a las poblaciones vulnerables, es decir, ancianos y niños menores de cinco años, pero los jóvenes y adultos están con las condiciones para poder soportar si son víctimas de contraer dicho virus, ahí resalta de cómo están nuestra población donde diversos estudios recomienda que se deben de fortalecer con una buena alimentación nuestras defensas de nuestro organismo, donde la principal vitamina debe de ser la “Vitamina O” de olla , que realmente consumimos en nuestra ciudad de Huánuco donde nos hemos convertido en parte de un consumismo donde al enterarse de esta enfermedad cayo en la especulación y en la compra de productos de bajo valor nutricional.
Introducción:
Con ha aparición de este virus – “Covid-19”, ha sacado a luces el estado de la salubridad y principalmente la alimentación mundial, debido a que en países denominados del primer mundo están atravesando por una crisis extrema por la carencia de hábitos de salud, como algo tan simple de lavarse la mano, o mostrar un poco de cultura y respeto en cubrirse al estornudar, los cuales han sido dos medios que han servido para que este virus se propague por todo el mundo, donde el Perú no es ajeno y mas por el contrario tiende a convertirse un foco fulminante si no se toman realmente las medidas preventivas donde la población es el principal responsable de su propio bienestar.
Desarrollo:
Desde la aparición de este virus en la lejana China, la población mundial no lo vio como una enfermedad que podría paralizar al planeta entero, al cual lo trataron como algo simple:
La especulación si este virus fue creado por alguna potencia mundial para evitar el exagerado crecimiento poblacional.
La misma naturaleza que esta autodefendiéndose por el abuso constante de la población en generar enormes cantidades de agentes contaminantes.
La “Pan-demia”, como se aprecia en casi en todo el mundo los numerosos casos de muertes e infectados se dieron por la deficiencia alimentaria de que el ser humano en su alto grado de consumismo de fast foots, ha debilitado su propio estado de saludde incentivar su consumo masificado. , donde los alimentos nutricionales.
Para el caso de Huánuco se debe de restructurar las dietas o más comúnmente el menú del día donde desde la época de los años 90 se comenzó a incrementar el consumo de carbohidratos industrializados – fideos y arroz – y carbohidratos naturales – papa, menestras, frejoles, etc.- , donde muchas veces no se ha sabido balancear con diversos productos vegetales, donde la región Huánuco es rica en su producción.
Con la aparición de este coronavirus Covid -19, ha hecho ver que tiene como principal objetivo a las poblaciones vulnerables, es decir, ancianos y niños menores de cinco años, pero los jóvenes y adultos están con las condiciones para poder soportar si son victimas de contraer dicho virus, ahí resalta de cómo están nuestra población donde diversos estudios recomienda que se deben de fortalecer con una buena alimentación nuestras defensas de nuestro organismo.
La propuesta del estudio, fue la utilización de la principal vitamina debe de ser la “Vitamina O” de olla , que realmente consumimos en nuestra ciudad de Huánuco donde nos hemos convertido en parte de un consumismo donde al enterarse de esta enfermedad cayo en la especulación y en la compra de productos de bajo valor nutricional.
Para el artículo se consideró como sustento teórico, a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura -FAO, emitió una serie de recomendaciones para llevar una alimentación saludable y fortalecer el sistema inmunológico, ante la pandemia del nuevo coronavirus Covid – 19.
“Se debe aumentar el consumo de frutas y verduras, con al menos cinco porciones al día, ya que contienen vitamina A y C, además de antioxidantes, que ayudan a combatir infecciones”.
"Consumir legumbres al menos tres veces a la semana: se conservan por mucho tiempo, son económicas y te ayudarán a mantenerte sano, porque son altas en proteína y hierro"…
"El encierro en que muchos nos encontramos, también es una oportunidad de cocinar en casa e incorporar a los niños y niñas en esta actividad, para que aprendan hábitos de consumo saludables desde pequeños"….
La región Huánuco, es bendecida por ser productora de diversos alimenticios como frutos y verduras que pueden ayudar a fortalecer las dietas de cada una de las familias, y volver a considerar en tener una agricultura familiar, y tener una visión Glocal
Consumir los productos locales los cuales son muchos de ellos de origen netamente natural sin el empleo de agroquímicos, los cuales -frutos y vegetales oriundos de la región Huánuco- tendrán que tomar la palestra en nuestras mesas para no ser una población endémica.
Conclusiones:
Corregir nuestros hábitos alimenticios ya que si no lo corregimos, podríamos ayudar a propagarse aún más este coronavirus COVID-19, donde nuestra alimentación caería de forma jocosa en consumir un “PAN que DE ANEMÍA” , teniendo todo a nuestro alcance y no saber aprovecharlo donde sólo algunos países del primer mundo se sirven de estos alimentos dejando solo a nuestro pueblo huanuqueño a su suerte.
Bibliografía:
Alejandra Martins, 2021: “Origen del coronavirus: por qué es tan difícil determinar como surgió un virus”, BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-56603876
Agencia Peruana de Noticias, ANDINA. https://andina.pe/agencia/galeria.aspx?GaleriaId=8585&FotoId=662003
Carolina Escobar - Asociación de Universidades GRUPO MONTEVIDEO (2020), “Las Transformaciones sociales en la vida cotidiana que trae consigo la pandemia”. http://grupomontevideo.org/sitio/noticias/las-transformaciones-sociales-en-la-vida-cotidiana-que-trae-consigo-la-pandemia/
Domínguez, L. y Amador-Bedolla, C. (2020). El origen de COVID-19: lo que se sabe, lo que se supone y (muy poquito) sobre las teorías de complot. Educación Química. Vol. 31(2), 3-11. DOI: 10.22201/fq.18708404e.2020.2.75461. http://www.scielo.org.mx/pdf/eq/v31n2/0187-893X-eq-31-02-3.pdf
Bajo el proyecto “Cocinar cultura”, este estudio analiza con un prisma de sostenibilidad económica, social y medioambiental, los negocios gastronómicos en México, con el objetivo de detectar buenas prácticas que, incluso en un contexto de grave disrupción como la pandemia, apoyen la sostenibilidad social y económica en este importante rubro de actividad. En el caso de México, la pandemia ha puesto de manifiesto la desigualdad estructural en el acceso al empleo, que afecta en mayor medida a mujeres y empleados de menor cualificación. Para ello, trabajamos a nivel macro, meso y micro; el examen de datos macroeconómicos del sector se completa con un análisis meso del segmento de restauración organizada, y micro de dos empresas ALSEA y CMR, grupos cotizados en la Bolsa de Valores de México. La información se ha recuperado de fuentes secundarias y se analiza con el método del caso.El sector supone el 2% del PIB y el 6% del empleo en México en 2019. En México, de las 584.000 empresas censadas el 96.4% son micropymes, que emplean fundamentalmente mujeres (55,8%). Las mujeres son el 77,8% del empleo y el 80% de las empresarias en el subsector de los puestos informales de comida para llevar y antojitos. La mayoría de los empleos requieren nula o escasa instrucción (74.3% educación básica) y son remunerados muy por debajo de la media del estado (54.316 respecto a 133.131 en PMX, 2019). Concluimos que el escudo social y económico que da el empleo en estesector es frágil.El análisis de caso muestra dos realidades, en el caso ALSEA, pérdida de ingresos y de empleos en los de menor nivel, que son los más afectados por los despidos. A la incertidumbre económica se une el temor a carecer de asistencia en una posible infección personal y familiar. En el caso de CMR, en cambio, se implantan fórmulas de protección del empleo compatibles con los objetivos económicos de la empresa. Ambas empresas han recuperado el ritmo de beneficios, pero su efecto en la inclusión social ha sido muy dispar.El estudio de las consecuencias de las actitudes y comportamientos personales, gubernamentales y empresariales, en un sector y geografía concreto, evidencia el efecto que a corto y medio plazo ha tenido, y tendrá, la pandemia en el mantenimiento de las brechas de género y de posición social. El efecto se ha estudiado en el sector de la restauración comercial, donde se han identificado soluciones en forma de buenas prácticas, que las suavicen, y minoren su freno al desarrollo equilibrado y sostenible.Palabras clave: covid-19, empleo, inclusión social, restauración comercial
#03421 |
O Protagonismo feminino na produção de comida de quilombo
Denise Machado Cardoso1
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Felipe Bandeira Netto
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Paulo Henrique Santos
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Os conhecimentos ancestrais transmitidos pelas mulheres quilombolas é de grande valia para a produção de alimentos e para a conservação socioambiental no arquipélago do Marajó, Amazônia Brasileira. Neste estudo, propomos trazer ao debate as vivências que envolvem as comidas e seus preparos, o contributo ao fortalecimento identitário destas comunidades e a importância das mulheres quilombolas no contexto da pandemia do Novo Coronavirus. A pesquisa etnográfica foi desenvolvida a partir da produção audiovisual sobre as práticas e conhecimentos que envolvem as comidas produzidas em terras remanescentes de quilombo. A ida a campo ocorreu em 2020 e foram adotados procedimentos das práticas colaborativas da Antropologia Visual. A partir da produção fotográfica e fílmica, a equipe desenvolveu atividades presenciais e virtuais, objetivando compreender os desafios enfrentados em contexto tão adverso. Consideramos que o ato de comer é uma necessidade fisiológica única e intransferível, mas ao mesmo tempo é cultural, conforme indicado por Claude Lévi-Strauss (2012). Assim, a comida, o alimento e a comensalidade são aspectos importantes na maneira como se expressam as cosmologias, variando, portanto, conforme a visão que cada grupo humano tem sobre o universo. Além disso, há implicações outras que vão desde a preparação do alimento até seu consumo, passando por regras e preceitos específicos ao calendário, tabus alimentares, gosto, modos de estar à mesa (ou não). Ana Maria Canesqui (1988) afirma que desde os primeiros estudos sobre a alimentação já se demostravam a variação no consumo alimentar, na economia de subsistência ou extrativista, assim como a importância na dieta alimentar. É importante considerar, também, os dados calóricos ou a sistematização da lógica econômica e a divisão sexual do trabalho no espaço doméstico, tal como já observado por Bronislaw Malinowski (1982) e, posteriormente, por Valdemir Zamparoni (2007). A potencialidade das mulheres nas comunidades remanescentes de quilombos da Amazônia Brasileira inclui uma lógica e simbólica, e foi evidenciado com os desafios trazidos pela pandemia. O destaque para as mulheres nesse universo do mundo rural marcado por representações (MOTTA-MAUÉS, 1993; PEIXOTO, 2020) fortaleceu as práticas ancestrais que, em certa medida, estavam “adormecidas” diante do aumento do consumo de produtos processados pela indústria alimentícia. Percebemos que o protagonismo feminino nas áreas quilombolas contribui na produção de alimentos e se tornou, em meio à pandemia do Novo Coronavirus, um meio de (re)existência com suas práticas ancestrais.
#04256 |
Pandemia, consumo y producción agroecológica en la Ciudad de México.
En la Ciudad de México, las unidades de producción agrícola que cultivan en los Suelos de Conservación producen el 20% de los alimentos que la abastecen. Sin embargo, este sector ha sido identificado por su vulnerabilidad a sufrir de inseguridad alimentaria, por razones tales como el deterioro de sus recursos, los cambios climáticos, la competencia de mercado, la falta de políticas públicas dirigidas al sector y sus bajos precios de venta. En este contexto, la agroecología se presenta como una alternativa a este modelo convencional. Al ser un movimiento social y un conjunto de prácticas agrícolas respetuosas del medio ambiente, fomenta una alimentación más sostenible que regenera los recursos naturales. Gracias a este valor agregado, diversas unidades de producción agroecológicas han logrado posicionar sus productos en cadenas cortas de comercialización (CCC), las cuales suelen ser espacios que brindan un precio más justo. Sin embargo, persisten desigualdades en las cuales, a menudo, las personas que nos dan de comer alimentos frescos y saludables no benefician de ellos. Es decir, no se abastecen en las CCC en las cuales comercializan. Esta contradicción demuestra los límites de la acción local a pequeña escala, cuando esta no forma parte de una estrategia más amplia de transformación. Es evidente que, a pesar de su componente activista, la agroecología y las CCC no pueden resolver todas las paradojas del sistema capitalista y sus manifestaciones en los sistemas alimentarios. Por estas razones, esta ponencia busca entender cómo se insertó la pandemia en este contexto y cómo impactó en el consumo de las unidades de producción agroecológicas de la Ciudad de México. De forma más específica, se busca entender cómo se modificaron los hábitos de consumo y si se mejoró el acceso a alimentos frescos y saludables. Para ejemplificar esta situación, a inicios de la pandemia se incrementó rápidamente la demanda de productos sanos, frescos y locales. No obstante, quienes se beneficiaron fueron las unidades que no se contagiaron gravemente y que tuvieron la capacidad de responder a estos cambios con estrategias virtuales y entregas a domicilio. Luego, en la etapa pospandemia, la regularización de las medidas resultó en el regreso a mercados presenciales y la disminución de la demanda de productos agroecológicos. Para algunas unidades de producción, esto significó un aumento en el consumo de alimentos frescos y saludables, ya que tuvieron que lidiar con los excesos de sus productos. Sin embargo, para quienes no practicaban el autoconsumo y se abastecían de otras fuentes, la disminución en las ganancias perjudicó su alimentación. Esto significa que los impactos de la pandemia en el consumo de las unidades de producción agroecológicas fueron diferenciados según los contagios, las estrategias de comercialización y los hábitos alimentarios de la población.
#04912 |
Vulnerabilidad, resiliencia y oportunidades de innovación en los sistemas de producción animal a partir del contexto de la pandemia Covid 19
Para que un sistema pecuario funcione, personas y animales tienen que poder desplazarse. La irrupción de Covid 19 desde fines de 2019 impuso fuertes restricciones a la movilidad de seres humanos y animales, mientras que biomovilidad del virus lo dotó de una enorme capacidad para colonizar al planeta. La pandemia evidenció claramente la imbricación entre la vida de los seres humanos y la de los animales, no solo en términos de los presumibles orígenes de Covid-19 en animales “silvestres” y su uso como alimentos en ciertas partes del mundo, sino en términos de vulnerabilidad y la necesidad de sujeción a medidas de bioseguridad similares. Se comprobó una vez más que nuestros sistemas agroalimentarios y estilos de vida producen estos riesgos de salud, por lo un programa eficiente de control debe rebasar la perspectiva inmunológica como solución de la pandemia e impulsar el rediseño de los sistemas agroalimentarios y de producción pecuaria a partir de una reflexión crítica sobre las relaciones ser humano-animal y la construcción de capital social. Analizar las estrategias mediante las cuales distintos tipos de productores e industrias animales enfrentaron las limitaciones impuestas por la pandemia permitió identificar y comprender mejor los orígenes de la vulnerabilidad o resiliencia de los diversos sistemas de producción. Para ello se realizó una revisión de literatura científica, de divulgación y de diversos recursos electrónicos de asociaciones y organizaciones vinculadas a la producción animal de México y varios otros países de distintos continentes. El análisis revela no solo la diversidad de respuestas, estrategias y afectaciones, diferencias entre grandes y pequeños productores, sectores exportadores y productores para los mercados locales, sino también nuevos encadenamientos en los mercados agropecuarios mundiales. Sin embargo, predominan las acciones dirigidas a reintegrar cadenas productivas, proteger mercados nacionales y recuperar los internacionales. A la pandemia se añade ahora la guerra en Europa, que compromete seriamente la seguridad alimentaria mundial, aportando más elementos a la necesidad de cuestionar seriamente el modelo ganadero alimentario basado en granos, y la constante expansión e intensificación de la producción animal. La pandemia aportó importantes argumentos a la necesidad de un rediseño de los sistemas productivos agropecuarios y nuestra la relación con la vida animal, sin embargo, las evidencias de acciones en esta dirección aún son escasas.
15:00 - 17:00
GT_30- Alimentación y Cocinas en las Américas
#01751 |
Comer en pandemia: entre lo deseable, lo correcto y lo posible. Prácticas de alimentación en comedores y merenderos de la provincia de Buenos Aires.
Aldana Boragnio1
1 - Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales. Instituto de Investigaciones Gino Germani. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Buenos Aires, Argentina. Centro de Investigaciones y Estudio Sociológicos (CIES).
Desde la década del noventa, comer en comedores y merenderos comunitarios es la realidad de miles de millones de personas en todo el país. La crisis del 2001 intensificó y reprodujo esta situación, pero, a fines de 2019, la pandemia de COVID-19 –que llegó como una sorpresa para muchos y se impuso intempestivamente– impactó fuertemente en estos espacios del comer. La problemática alimenticia emergió instantáneamente y se configuró una nueva realidad para miles de familias que asistían a los comedores y merenderos y también para quienes ser vieron en la necesidad de asistir por primera vez. Por otro lado, quedó expuesta claramente la necesidad de la asistencia alimentaria para una gran parte de la población. Y por otro, se vio la fragilidad e insuficiencia de ésta asistencia. En este contexto se diversificaron las modalidades de resolver la emergencia alimentaria de manera colectiva y, si bien la información disponible sobre los espacios comunitarios del comer es escasa, sabemos que el crecimiento de la emergencia alimentaria produjo su irrupción y multiplicación de éstos de diversos modos. Esta presentación se basa en la conexión de diversos proyectos de investigación en torno a las prácticas del comer en comedores y merenderos en municipios de la provincia de buenos aires y de la ciudad autónoma de buenos aires durante la pandemia de COVID-19 y tiene como objetivo identificar las prácticas alimentarias que se llevaron adelante en estos espacios durante el aislamiento social, preventivo y obligatorio que se dio en 2020, hasta principios de 2021. El eje central se encuentra en hacer foco en las preparaciones que se realizaron y en las continuidades y rupturas que se dieron en las prácticas alimentarias, a partir de las medidas del aislamiento, y en las consecuencias que esto trajo en la comensalidad. Para ello se llevó a cabo una etnografía virtual en las plataformas Facebook e Instagram y de entrevistas virtuales, a partir de la cual se realizó un registro que nos permitió observar las prácticas de los comedores, los merenderos y las nuevas formas del comer asistencial.
#01757 |
Entre los gustos, los saberes culinarios, y las constricciones. El accionar de las cocinas comunitarias durante la pandemia en Argentina
María Eugenia Rausky1
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Ana Pilar Pi Puig
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Nicolas Aliano
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La ponencia analiza las prácticas alimentarias desplegadas por los referentes de comedores y ollas populares de Argentina durante la pandemia por COVID-19. En especial, busca comprender los modos en que se gestionó la alimentación en los barrios populares, atendiendo a una serie de dimensiones: recursos económicos, organizativos, saberes locales, hábitos culinarios, etc., que exceden la mirada estrictamente nutricional de la alimentación. El abordaje metodológico es cualitativo y recupera experiencias en 8 barrios populares del Gran La Plata (Buenos Aires, Argentina). El análisis destaca que el hecho de alimentar durante la pandemia ha sido una práctica colectiva compleja, diversa e inscripta territorialmente, trascendiendo cualquier pretensión homogeneizante. Por ello y porque necesariamente estuvo mediada por la economía, las formas de liderazgo y la cultura locales, los efectos de esa asistencia fueron plurales, cubriendo una necesidad alimentaria como así también oficiando de soporte social y emocional clave frente a la incertidumbre de los hogares.
#02041 |
Comedores comunitarios y redes de abastecimiento en Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires, Argentina) entre 2021 y 2022: un contexto de pandemia y emergencia alimentaria
Maria Victoria Sordini1
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Lara Boldrini
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Celina Brittez
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Frente a la crisis económica y social de fines de la década de 1980 en Argentina, los comedores comunitarios surgieron como una alternativa ante las necesidades alimentarias. Actualmente, estos elementos continúan luchando por paliar las desigualdades vinculadas con el hambre, en tanto, el Poder Ejecutivo Nacional en 2019 sancionó la Ley 27.519 de Emergencia Alimentaria Nacional, que prorroga hasta el 31 de diciembre del año 2022 lo dispuesto por el decreto 108/2002. A partir del surgimiento de la pandemia de COVID-19 en marzo del 2020 y el consiguiente aislamiento social preventivo obligatorio, la estructura socioeconómica del país se vio fuertemente afectada, con la agudización de la crisis alimentaria como resultante. En este marco, constituidos como dispositivos de ayuda alimentaria con un rol fundamental, los comedores tejen redes con gran cantidad de actores sociales que intervienen/colaboran en su financiamiento, infraestructura y abastecimiento.Considerando que la ciudad de Mar del Plata, cabecera del Partido de General Pueyrredon, es el segundo tercer con mayor población de la Provincia de Buenos Aires, y presenta las tasas más altas de desocupación del país, este trabajo se propone observar la dinámica de la organización comunitaria en torno a los comedores. El objetivo de la ponencia es describir el mapa de actores que constituye a la red de abastecimiento de alimentos, e identificar las frecuencias de entrega y la regularidad de la distribución de mercadería en comedores comunitarios de la ciudad de Mar del Plata durante 2021- 2022.Siguiendo este objetivo el diseño del estudio es de carácter cualitativo, donde análisis e interpretación se apoyan en la teoría fundamentada. Se realizaron entrevistas en profundidad a referentes/as de comedores comunitarios, seleccionados mediante un muestreo de bola de nieve y de saturación teórica. También se implementó la técnica de observación no participante en los comedores durante los días de entrega y elaboración de viandas. De este modo, se observaron tipos y calidad de los alimentos, cantidad de familias que retiran las preparaciones y condiciones infraestructurales de las cocinas. Este trabajo presenta un avance de los resultados del proyecto “Seguridad y soberanía alimentaria en comedores escolares y comunitarios en contexto de pandemia por Covid19, en el Partido de General Pueyrredón y General Balcarce en el período 2021-2022”. Este trabajo se inscribe en el programa “CIENCIA Y TECNOLOGÍA CONTRA EL HAMBRE” y es financiado por el Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación de la Nación Argentina.
Introducción:
Introducción
Como alternativa a la crisis económica y social de fines de la década de 1980 en Argentina, los comedores comunitarios nacen esperando palear las desigualdades vinculadas al hambre. A partir de la organización comunitaria en torno al acceso y elaboración de alimentos lxs cocinerxs, en su mayoría mujeres, resuelven como pueden algunas de las consecuencias de la Emergencia Alimentaria Nacional prorrogada hasta diciembre del año 2022.
El surgimiento y avance de la pandemia de COVID-19 en marzo del 2020, con el consiguiente aislamiento social preventivo obligatorio (ASPO), sacudió la estructura socioeconómica del país incrementando las desigualdades y la escasez de alimentos entre un alto porcentaje de la población. En esta línea, resultó necesario buscar soluciones capaces de garantizar el alimento en cantidad y calidad, y los comedores comunitarios resaltaron nuevamente como dispositivos de ayuda elemental, articulando con diferentes organizaciones sociales e instituciones en búsqueda de colaboración, infraestructura y abastecimiento.
La ciudad de Mar del Plata, cabecera del Partido de General Pueyrredon se vio fuertemente socavada por la falta de alimentos en un número elevado de habitantes. Contando con una de las tasas más altas de desocupación del país y siendo el segundo tercio con mayor población de la Provincia de Buenos Aires, se encontró con la necesidad urgente de resolver la cuestión alimentaria mediante el trabajo comunitario de estos actores.
Pensar la cuestión alimentaria desde una postura sociológica, posibilita identificar los medios de cohesión y regulación mediante los cuales se mitiga, supera y re-configura el conflicto de hambre (Sordini, 2022). Esto parte de pensar que las políticas alimentarias intervienen en las condiciones de vida y de reproducción de la misma de amplios sectores sociales atravesados por el contexto socioeconómico de manera permanente (Sordini,2022).
Siguiendo a Adelantado et al, (1998) la política social además de compensar las desigualdades, también puede constituirlas, aumentarlas y reproducirlas. (Adelantado, et al., 1998). Estas intervenciones poseen un carácter organizativo que otorga a cada sector social determinada responsabilidad para la satisfacción de las necesidades de la sociedad articulando la relación entre la esfera doméstica, mercantil, estatal y relacional (Adelantado 2009).
Los programas implementados en los años noventa marcaron la época de la promoción de la organización colectiva de las necesidades y configuraron prácticas de comensalidad al promover el financiamiento de comedores y merenderos comunitarios. En esta trayectoria se observa cómo se ha institucionalizado la estrategia colectiva de comer en comedores comunitarios a partir de la intervención estatal (Sordini, 2020). Si bien los comedores emergieron como una acción espontánea y colectiva en un contexto de crisis económica y aumento de la pobreza, su vigencia permanente durante todo el periodo muestra que la situación de emergencia alimentaria no se revierte mediante la intervención de los programas alimentarios (Sordini, 2022).
En este contexto planteamos como preguntas de investigación: ¿Cómo se abastecen los comedores comunitarios ante el aumento de la demanda en un contexto de emergencia alimentaria y sanitaria? ¿Cómo es el circuito de entrega de mercadería en comedores comunitarios? ¿Qué alimentos se entregan, con qué frecuencia y en qué volumen?
¿Cómo se articulan las redes comunitarias con las políticas alimentarias para comedores comunitarios en el PGP entre 2020 y 2022?
La presente ponencia espera describir el mapa de actores que constituye a la red de abastecimiento de alimentos e identificar las frecuencias de entrega y la regularidad de la distribución de mercadería en comedores comunitarios de la ciudad de Mar del Plata entre 2021 y 2022.
El objetivo general es reconstruir el proceso de abastecimiento de alimentos en comedores y merenderos comunitarios del PGP durante 2020-2022. Los objetivos específicos son: identificar la red de actores que constituye el proceso de abastecimiento y, describir las condiciones, frecuencia y regularidad de la entrega y distribución de alimentos
Desarrollo:
Metodología
El diseño del estudio es cualitativo porque permite una aproximación a las subjetividades y a las intersubjetividades desde la propia comprensión que cada persona tiene de la realidad social que experimenta (Denzin y Lincoln 1994; Tylor y Bogdan 1996). Para responder al objetivo de reconstruir el proceso de abastecimiento de alimentos en comedores y merenderos comunitarios del PGP durante 2020-2022, se realizaron entrevistas en profundidad (Piovani 2007). La técnica de indagación implica un modo de producción y registro de los conocimientos que posibilita un acercamiento a las personas entrevistadas en calidad de ejemplificadoras de los rumbos sociales (Oxman 1998). La entrevista permite captar la apropiación individual de la vida colectiva (Piovani 2007) y ello da paso a reconstruir los sentidos y significados que las personas le otorgan a la vida diaria.
Se implementó un muestreo teórico hasta alcanzar su saturación, es decir, su representatividad teórica (Strauss y Corbin 2002), por la estrategia de bola de nieve (Baeza 2002). De esta manera, se realizaron entrevistas en profundidad a referentes de los cuatro Centros de Distribución de alimentos del PGP en 2021-2022 y entrevistas en profundidad a referentes de Comedores Comunitarios del PGP en 2021-2022.
La guía de pautas de entrevista abordó temas relacionados a la emergencia de los Comité Barriles de Emergencia, la organización comunitaria en relación al registro de comedores, comensales y distribución de la mercadería, proveedores de mercadería, circuito de entregas, almacenamiento y distribución, tipos de alimentos, cantidades y calidad de los productos.
El procesamiento de datos se realizó de manera artesanal. El análisis y la interpretación requieren de un trabajo constante durante todo el proceso porque son actividades reflexivas que influyen en el registro, la redacción, el rediseño de los instrumentos de indagación y el registro de datos adicionales (Coffey y Atkinson 2003). Siguiendo a la teoría fundamentada, las tareas analíticas consisten en denominar conceptos, definir categorías y clasificarlas según sus propiedades y dimensiones.
La acción colectiva como medio para garantizar la distribución: Mapa de actores para abastecimiento de comedores
Resulta interesante prestar atención a la diversidad de las experiencias orientadas por la búsqueda de soluciones colectivas a las problemáticas planteadas por “la cuestión social”, ya que reflejan la ampliación de lo posible (Santos y Rodríguez, 2002). El Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio por la Pandemia de COVID-19 dejó en evidencia una problemática política y social de larga data: el hambre generalizada en el partido de General Pueyrredon. Entendiendo el comer como problema político y social diferentes actores se unificaron en la conformación de un elemento destinado a la búsqueda de soluciones inmediatas a la situación alimentaria local: Los Comités Barriales de Emergencia (CBE).
En las primeras semanas de ASPO, en 2020, el Partido de General Pueyrredon contaba con 33 comités divididos en cuatro zonas: zona norte, zona sur, zona este, zona oeste y Batán. Las acciones implementadas por los comités, en su gran mayoría encabezados por mujeres, se orientan a la lucha por el acceso a derechos, el fortalecimiento de las redes comunitarias y el mantenimiento de comedores barriales y merenderos populares (Slovacek y del Rio Fernandez, 2021) a partir del trabajo comunitario de agrupaciones sociales, iglesias, sociedades de fomento, comedores y merenderos del partido.
Según los y las referentes entrevistadas, los CBE están constituidos “de abajo hacia arriba (…) desde el territorio y en función de sus mismas características” (E3). Si bien surgen como una red territorial donde las distintas organizaciones, con mala, escasa o nula relación previa, se unieron para resolver la problemática concreta vinculada con la falta de acceso a alimentos; la logística comunitaria dio lugar al reconocimiento de otro tipo de problemáticas urgentes. En este sentido, resulta interesante pensar cómo este entramado, pionero en Mar del Plata, se teje como una malla de resistencia frente a problemáticas sociales de larga data y se moviliza en búsqueda de soluciones. Si bien los comités surgen para resolver una cuestión alimentaria, terminan ocupándose también de problemáticas vinculadas a la salud, la educación sexual integral o la violencia de género, reafirmando así su campo de acción.
Pensar la historia de la alimentación desde una postura cultural (Flandrin, 1987 en Huergo, 2016) permite mirar el surgimiento de estos dispositivos como una construcción social. Cuándo cocinar, cómo hacerlo, cuánta cantidad va a cada comité, cuál es la mejor manera de elaborar para aprovechar el recurso, de dónde sacar los nutrientes faltantes se convirtieron en algunos de los temas de agenda en las reuniones de los CBE.
Si bien cada zona cuenta con su propio referente, se estableció una coordinación general de la cual forman parte todos los actores presentes; además de la creación de subgrupos “por alerta” con representantes de cada zona. Mediante una organización asamblearia constituida por referentes electos por cada comité las discusiones en torno a la toma de decisiones se dieron siempre en conjunto. Siguiendo a Fernández et al (2003) puede decirse que el propio dispositivo asambleario es el que da lugar a las condiciones para el despliegue de la diversidad y que esta, junto con otras características como la potencia, la vertiginosidad, y la radicalidad de la inmediatez permiten construir la singularidad del elemento. Lxs asambleístas motivados por la lógica de situación se configuran y reconfiguran de acuerdo al contexto y las posibilidades.
En esta línea, el trabajo comunitario de los CBE garantizó el acceso a la alimentación de muchas familias, además de instalarse como un llamado de atención al sector político de turno. La logística en base a la distribución de la mercadería demuestra cómo mediante “estrategias alimentarias de sobrevivencia” (Hintze,1989) la sociedad busca alternativas a una emergencia alimentaria que continúan en proceso.
Divididos por zona, cada comité cuenta con un porcentaje de alimentos correspondientes acorde a su demanda. Mediante un relevamiento realizado por los y las referentes de los diferentes comedores en conjunto con las organizaciones involucradas en cada comité, resulta posible conocer la demanda de cada zona. Este elemento significa un gran aporte a nivel político y académico, y permitió configurar un engranaje de entregas que ayudó a subsistir a un porcentaje elevado de la población durante la pandemia
Así, la zona oeste, que es la más grande, contando con diez comités entre los que estaban Autódromo, Virgen de Lujan, Libertad, Nueve de Julio, Don Bosco, Newbery, Las Américas, entre otros recibía al comienzo de la pandemia el 34% de las donaciones.
Los camiones con donaciones provenientes del estado nacional, provincial, municipal (recibiendo este último recursos de terceros, como empresas y personas civiles); el Banco de Alimentos y la Federación Campesina dejan los alimentos en los diferentes centros de distribución donde cada comité, según su cercanía, retiran con un flete.
La construcción de los comités comprendió un proceso de aprendizaje significativo en cuanto a la planificación y gestión conjunta de actividades entre diferentes actores de la sociedad. La definición de los centros de distribución, el porcentaje de alimentos para cada zona, el transporte, lxs aportantes, lxs referentes, todo forma parte de un núcleo organizativo que continúa vigente, trabajando en conjunto. Las negociaciones con la gestión pública y el Banco de Alimentos respecto a la entrega de insumos se definen a partir de una construcción asamblearia que, desde un principio, buscó ponerse de acuerdo respecto al objetivo común de conseguir y gestionar donaciones.
Los discursos sobre el desarrollo y organización de los comités y centros de distribución dan cuenta de un proceso de aprendizaje con racionalidad dialógica orientada a la elaboración de acuerdos y resolución de conflictos, destacándose el trabajo colaborativo de actores diversos. Este dispositivo asambleario parte de una democracia directa centrada en la horizontalidad para buscar soluciones entre los distintos participantes, dando lugar tanto a aquellos que forman parte de agrupaciones políticas, representados en muchas de las entrevistas como quienes “siempre obtuvieron cosas” (E4) y quienes nunca participaron en ninguna agrupación, pero encabezaron comedores y merenderos comunitarios.
En base a esto último, resulta llamativo el hecho de que muchos de los relatos relacionados con los conflictos previos entre organizaciones, o aquellos surgidos en el proceso de toma de decisiones durante la pandemia, se resuelven partiendo de una socialización resolutiva pensada como sinónimo de armonía. Esta socialización, necesaria para el establecimiento e incorporación de reglas que nacen de valores compartidos pero donde también hay tensiones vinculadas con los modos de acción de cada subgrupo, se articulan en la construcción común. En esta línea, las diferentes individualidades se unifican en un marco referencial compartido destinado a guiar la acción (Cittadini, et.al 2008).
Las entrevistas a referentes dan cuenta de una reconfiguración de las representaciones entre uno y otro subgrupo, a partir del objetivo compartido. El rol de las iglesias evangélicas y de las agrupaciones partidarias es rescatado por varios de los entrevistados como un emergente clave en el desarrollo de la tarea colectiva. Así, los CBE demostraron la importancia del trabajo comunitario para resolver situaciones urgentes en las que el Estado necesita un llamado de atención.
En su análisis sobre los movimientos sociales, Melucci se propone superar el pensamiento dualista que ubica a los mismos entre los enfoques subjetivistas y objetivistas. El autor define la acción colectiva como una construcción social influenciada por un sistema de relaciones tanto internas como externas, es decir que no se detiene meramente en la lógica de motivaciones o valores de los actores, sino en las relaciones sistémicas: el énfasis está en sus metas y en el campo de oportunidades y restricciones en el cual tiene lugar la acción (Melucci,1989; Chihu Amparán y López Gallegos, 2007).
Entonces, el mapa de actores para el abastecimiento de comedores comunitarios se constituyó de la siguiente manera. Los actores de abastecimiento de mayor volumen de mercadería y con mayor sistematicidad fueron: Ministerio de Desarrollo Social de Nación y de la Provincia de Buenos Aires y Secretaria de Desarrollo Social de la Municipalidad de Gral. Pueyrredon. Los actores de abastecimiento de menor volumen de mercadería y con menor sistematicidad fueron: Banco de Alimentos, Servicio Alimentario Escolar, UNMdP, pequeños productores del cordón frutihortícola, Federación Nacional Campesina, organizaciones sociales, iglesias, ONG, empresas. Todos ellos canalizaron la mercadería a los Centro de Distribución de Alimentos (CDA), quienes articulan a los 33 CBE que contienen a 369 comedores y merenderos comunitarios (CBE, 2020).
3. Composición y frecuencia de las entregas de alimentos a comedores
La entrega a los CDA se realiza de manera equitativa, en función de la cantidad de espacios comunitarios que dependen de cada uno de ellos. Los alimentos, garrafas, productos de limpieza, entre otros llegan a la sede de cada CDA para que luego éstos los distribuyan también de manera equitativa -y autogestiva- a sus respectivos CBE, que a su vez abastecen a un número determinado de comedores comunitarios. Hay CBE que tienen a su cargo un número mayor de comedores son provistos de un mayor volumen de mercadería por parte del CDA. Desde la voz de las personas entrevistadas emergió con fuerza la transparencia en el reparto de las cantidades. Todo lo que llega a los centros se subdivide en distintos sectores del espacio físico y se registra en pizarrones, además cada referente cuenta con sus anotaciones en cuadernos que reflejan lo que se recibió y las cantidades de fracción para cada destinatario. Se hace hincapié en que la transparencia de ese trabajo fortalece a la comunidad.
La jurisdicción nacional, provincial y municipal del Estado con los actores que proveen el mayor volumen de entrega de mercadería en 2021-2022 son quienes durante 2020 entregaban de manera sistemática. La entrega municipal en 2020 era semanal, y proveía productos frescos: en mayor medida verduras (papa, zanahoria, batata, zapallo anco, zapallito, acelga, espinaca, morrón, cebolla), frutas (manzana, mandarina, pera), y proteínas (vaca, cerdo y la mayor parte del tiempo pollo; en ocasiones pescado, a través de convenios entre el Municipio y ciertas empresas de la industria pesquera). También proveía productos de limpieza (lavandina, alcohol, detergente), una vez por mes. En el caso de las garrafas, la frecuencia es semanal y se le asigna una cantidad determinada a cada CDA, en función de la cantidad de espacios que dependen de él.
Durante 2020, el Municipio recibía esta mercadería a través de donaciones que gestionaba con distintos actores, y en las cuales no mediaba un contrato, eran esporádicas. Pero la entrega que realizaba a los CDA sí era sistemática, al menos hasta diciembre de 2020.
“cuando arrancaron los comités, el estado entregaba algo de mil kilos por semana. Eso en 2020 fue aumentando paulatinamente hasta llegar en diciembre al “techo” digamos, porque lo que más se logró (que fueron 20 mil kilos por semana de fresco), entre carne y verdura, aunque siempre más verdura que carne, pero igual era una muy buena cantidad de ambas que se distribuía.” (E1)
A diferencia del Municipio, la jurisdicción de Nación y Provincia realizaban entregas más espaciadas, cada dos meses, y de alimentos secos (aceite, puré de tomate, arroz, polenta, harina, azúcar; leche en menor medida, y galletitas y cacao en ocasiones particulares) y productos de limpieza.
Por otro lado, las entregas del Banco de Alimentos son por convenio y relativamente sistemáticas. Los CBE se registraron y pagaron su mensualidad para entrar al Banco de Alimentos. De este modo, un mes entregan a un determinado CDA, y al siguiente mes entregan a otro. Las entregas son semanales, y se constituyen nodos que contactan directamente con los productores de verdura y fruta del cordón frutihortícola (cebolla, kiwi). En cambio, la UNMdP (alimentos secos), Servicio Alimentario Escolar, pequeños productores del cordón frutihortícola y la Federación Nacional Campesina (verdura), y empresas como McCain (papa), realizaban entregas esporádicas.
Durante todo 2020 (invierno hasta el verano) se mantuvo el volumen. En el verano se discontinuó (protestas). En marzo 2021 volvió, y ahí empezaron a bajar considerablemente las cantidades. En lo que refiere a Municipio, ahora estamos en menos de la mitad, pasándose de entregas semanales a quincenales. En 2022 se entrega cada quince días la misma cantidad que era semanalmente. El Banco de Alimentos continúa entregando. Y, la jurisdiccion nacional y provincial del Estado no entregan hace seis meses.
La jurisdiccion municipal fue disminuyendo considerablemente su frecuencia y volumen. Se sostuvo durante 2020 y 2021 empezó a mermar las cantidades. Con la temporada de verano y la disminución de entregas, la organización comunitaria debió trabajar en una estrategia de reclamo. La “protesta de ollas vacías” de diciembre del 2020 significó para los y las entrevistadas un elemento importante para la consolidación de los comités en base a un reclamo compartido. Se hicieron dos protestas en puntos turísticos con gran afluencia de visitantes a la ciudad, en la rambla y en la calle Güemes. Estos hechos garantizaron un diálogo “mas fluido” con el municipio, a quien consideran como principal responsable de la situación.
“Una cuestión más política…. Sí, eso fue para el verano más o menos. Ahí fue que el municipio cortó la entrega (…) como que hubo una intención de decir “cortamos la entrega y no las retomamos”. (E1)
“Sí. Fue entre fiestas, si no me equivoco. Fue justamente eso, el corte en un momento álgido del año, complicado… donde había mucha expectativa de parte de los comedores y merenderos para no cortar, para aportar algo para las mesas navideñas… y ahí se organizó esa actividad que fue muy buena, fue masiva… se había cortado el diálogo y eso ayudó a traccionar para que el obispado también se manifestara en ese sentido… se pidió diálogo y hubo como varias presiones para que se reactivara”. (E3)
En la figura 1 se ilustra la fluctuación e intermitencia de las entregas de mercadería en el periodo 2020-2022 en el Partido de General Pueyrredón.
Figura 1: Entregas de mercadería para comedores comunitarias en General Pueyrredon
Fuente: Elaboración propia
En 2022 la frecuencia de entrega que el Estado municipal realiza en los CDA es cada quince días. Disminuyó la frecuencia y también el volumen; no disminuyó la demanda en los comedores.
“Hoy entregan cada quince días por una cuestión de logística, el municipio pidió y nosotros accedimos a eso. Bueno entreguen cada quince días en vez de una semana en función de los gastos que genera la logística. Vos tenes diez bolsas de papa para repartir y cincuenta lugares, más vale juntar de a veinte bolsas de papa y repartirla en cincuenta lugares, para que te rinda más la logística” (E2).
La cantidad de CBE que dependen de los CDA siguen siendo los mismos. Disminuyeron algunos comedores que no pudieron sostener las entregas de comida por falta de insumos o que abrieron de manera precaria en situaciones de emergencia. Es decir, cerraron aquellos comedores que se improvisaron con un anafe y algunas ollas en el patio de una casa y no han conseguido financiamiento para mejorar la infraestructura y continuar con la tarea. Ello indica que si bien cerraron no disminuyó la demanda de comensales en otros comedores que continúan vigentes.
En relación al tipo de alimentos la gestión municipal articuló con empresas y donantes (aleatorios, excepcionales) para recibir donaciones, y cuando estos actores de estar no se pudo garantizar el mismo volumen. Entonces, en proteínas, se bajó la variabilidad que había, pasado de ofrecer distintos tipos de carne, a sólo pollo. En lo que refiere a frutas y verduras, al principio de la pandemia (invierno de 2020) eran más variadas.
Cada CDA implementó estrategias de control para garantizar la equidad en la distribución. Entonces, los porcentajes de alimentos que se destinana a cada comedor dependen del relevamiento de comensales que se realizó a partir de las intervenciones de los CBE. Así, partiendo “del comer como una conquista cultural” (Gómez, 1984), distribución y cocción de alimentos se unificaron persiguiendo el fin de garantizar tanto una seguridad alimentaria donde todxs tengan acceso a los alimentos, como un acceso igualitario a los nutrientes esenciales. En relación con este último punto, resulta interesante considerar que en la mayoría de las entrevistas se destaca la calidad alimenticia de las primeras entregas semanales en las que recibían alimentos frescos, pescado, cerdo y carne vacuna por parte del municipio y el Banco de Alimentos y las dificultades para elaborar comidas proteicas una vez llegado el verano y hasta la actualidad.
La disminución en las entregas significó un inconveniente difícil de resolver para los CBE. Así, si bien la demanda de alimentos respecto al ASPO bajó notablemente, los referentes afirman contar con dificultades para abastecer a quienes solicitan alimentos en la actualidad. El contexto de emergencia convocó a múltiples donantes. En ese marco, la mayoría de los y las entrevistadas relata no haber tenido problemas para alimentar a las familias que visitaban los comedores durante la pandemia. Las entregas estatales fueron eficientes al comienzo del ASPO y, si bien requirió de un “tira y afloja” por parte de los comités y la gestión pública, lograron cubrir la demanda. Sin embargo, las cantidades fueron bajando y los y las referentes se encontraron en reiteradas oportunidades “poniendo plata de su bolsillo” para comprar insumos.
Siguiendo a Scribano et al (2010) la religión del desamparo neocolonial se apoya, entre otros elementos, en la resignación. Mientras se construye la fantasía de no haber tenido problemas para alimentar a las familias allí también la frustración narra un presente aceptable, en que es posible resistir con el equilibro entre el “tira y afloja” y “poniendo plata de su bolsillo”. Esta religion neolonial requiere de la auto-organización, la auto-resposnsaliblidad y la auto-culpabilidad (Scribano, et al, 2010) en torno al hambre que requiere la constante desidia en las condiciones de manipulación y calidad de los productos entregados.
Respecto a la calidad de los alimentos se identificó que algunos productos llegan en mal estado y es limitada la refrigeración de los mismos en el transporte.
“cajas, bolsas, a veces las bolsas rotas, a veces las cajas rotas, y bueno es un si… digo que muchas veces incluso los mismos compañeros decían: “es una falta de respeto que nos traigan los alimentos así, parece que le están tirando a los chanchos, a los perros” (E2)
“lo que hace -el banco de alimentos- es reciclar verdura de los campos, recicla lo que no se exporta, lo traen y lo vuelcan. Bueno, eso muchas veces viene a granel, directamente es el del campo. Entonces viene como viene. A veces eran más cascotes de tierra que papa” (E3).
Desde aquí se plantean interrogantes respecto a cuáles son los modos de preparar la comida y comer que configura la intervención estatal. Se identifican distintos grados de obstáculos/dificultades en la acción colectiva por la obtención de los alimentos. En el siguiente apartado se esbozan brevemente las estrategias que proponen los y las referentes de los CDA ante las entregas de alimentos.
Conclusiones:
Considerando a la organización colectiva de los CBE como apoyada en relaciones sociales compactas y estructuras de conexión, que utilizan marcos culturales consensuados orientados a la acción puede pensárselos desde la línea de los nuevos movimientos sociales (Melucci, 1989). En América Latina el desarrollo de movimientos sociales se volvió evidente a principios de 1980 y como consecuencia de un contexto de “crisis de representación” en el que se plantearon “nuevas formas de hacer política” a partir de las cuales lxs ciudadanxs encontraron opciones para construir y expresar sus intereses colectivos (Obarrio y Procupez, 2013). Mediante el uso de la acción colectiva de manera estratégica, como respuesta a un cambio en la pauta de restricciones y oportunidades políticas, se generan nuevas oportunidades que serán luego aprovechadas en otros ciclos de protesta, cada vez mayores (Tarrow, 2014).
La creación de los comités da cuenta de una problemática de larga data, que continúa vigente aún finalizado el ASPO y que sigue necesitando del reclamo y la movilización civil. Si bien los Centros de Distribución de Alimentos muestran un ejemplo de organización comunitaria más indican sobre la persistencia del problema alimentario en tanto se desplegaron sobre la malla de una organización que cuenta con mas de tres décadas en los sectores vulnerables de General Pueyrredón (Sordini, 2020, 2022). Las lógicas de la emergencia se instalan porque dan cuenta de una llaga herida que va más allá de este contexto de crisis particular en pandemia. La resistencia que tejen las redes comunitarias para solucionar la problemática concreta del comer muestra la capacidad de dar respuesta que mostraron distintas organizaciones sociales, políticas y partidarias que no trabajaban en conjunto antes de la pandemia, como así también la articulación con iglesias, el sector privado y la gestión pública enfocada en un mismo objetivo durante algunos momentos de recorrido de entregas de alimentos que detallamos en este trabajo.
La organización comunitaria es nodal en la articulación para implementación de la política alimentaria. Sin autogestión la mercadería no se distribuye ni se prepara para su consumo. Se destacaron consensos entre distintas organizaciones políticas partidarias, nuevos actores y viejas prácticas. Los aspectos disruptivos que presentaron los CDA se han construido con una trayectoria de dos tres décadas de organización comunitaria apoyadas en la lógicas de trabajo voluntario en las que la alarma sanitaria moldeo los modos de cocinar y comer en los comedores comunitarios. El trabajo territorial comunitario contuvo y organizó a la creciente demanda en los comedores comunitarios. Si bien el problema alimentario persiste, desde la pandemia se crearon y se quedaron los centros de distribución de alimentos, contribuyendo a la institucionalización de los comedores como respuesta posible y aceptada al hambre y, mejorando la agilidad de la distribución de mercadería y mostrando un modo de hacer que hizo hincapié en la transparencia para el reparto equitativo de los productos.
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Palabras clave:
comedores comunitarios
hambre
pandemia
covid 19
políticas alimentarias
#02627 |
Cambios en la alimentación de las familias de estudiantes universitarios durante la pandemia
Valentina Ávila Aguirre1
;
Luz Marina Arboleda Montoya
1
;
Laura Salazar Olivares
1
;
Santiago Cifuentes Ramírez
1
;
David Camilo Gutiérrez Pacheco
1
Antecedentes: El aislamiento social preventivo como medida para contener la pandemia por la Covid-19 provocó a corto plazo cambios inmediatos en la situación social, económica y por ende alimentaria de los ciudadanos. Por un lado, estas acciones trajeron como consecuencia bajos ingresos o ausencia de estos, aspecto que afectó en gran parte el acceso a los alimentos y su disponibilidad en los hogares y, por otro lado, implicó mayor permanencia de las personas en sus hogares, limitando a dicho espacio las actividades cotidianas como cocinar, las cuales se ejecutaron más veces al día y por mayor número de personas; condiciones que influyeron en las elecciones de consumo y prácticas culinarias. Objetivo: Comprender los cambios en las dinámicas de adquisición y consumo de alimentos en los hogares de estudiantes de la Universidad de Antioquia en tiempos de pandemia. Métodos: Se realizó un estudio descriptivo transversal exploratorio, aplicando una encuesta en línea a universitarios durante el primer mes de confinamiento por la pandemia. Resultados: El confinamiento cambió las formas de adquisición de alimentos usadas en los hogares, de esta manera, la compra por medio de domicilios aumentó 40,6 % y la compra presencial como única forma de abastecimiento disminuyó en un 9,8% durante esta época. Las principales situaciones que se identificaron como obstáculo para el abastecimiento fueron el temor al contagio, el desabastecimiento en los mercados, las medidas de restricción impuestas por el gobierno y el aumento de los precios. Pese a lo anterior, el 73,7 % de estudiantes se encontraban satisfechos con la forma en que se abastecían de alimentos en sus hogares. De otro lado, aproximadamente el 50% de las familias no percibieron cambios en el consumo de alimentos, mientras un 20 % a 40 % aumentaron el consumo de los grupos de alimentos frescos y mínimamente procesados y más del 25% disminuyeron el consumo de diferentes productos industrializados. Conclusiones: El confinamiento por la pandemia influyó en el abastecimiento de los hogares, desencadenando unl aumento en las formas más dependientes y solidarias de adquisición de alimentos y disminuyendo las más autónomas. Además, afectó el consumo de alimentos, a través de la disminución u omisión principalmente de aquellos que se constituyen como elementos periféricos y de la permanencia o aumento de los que son estructurales, lo cual puso en evidencia a la comida tradicional como parte fundamental del patrón alimentario de las familias.
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Enfrentando la realidad. Recuperando el comercio en el mercado tradicional de Zaachila con acciones de protección contra el COVID-19
En la medida en que hemos transitado a una sociedad urbana en detrimento del campo se considera que la mayoría de las personas no producen sus propios alimentos. Esto conlleva una dependencia importante de las personas para comprar en los espacios de intercambio, como los supermercados o mercados públicos, en donde adquieren desde herbáceas; frutas y verduras; lácteos; cárnicos; bebidas y comida preparada; entre otros. Aunado a esto, en lugares como Oaxaca, los mercados públicos -también llamados tradicionales-, juegan un rol cultural y social sumamente importante. En este sentido, el objetivo de la presente propuesta es la de exponer los resultados de una investigación acerca de las estrategias comerciales y sanitarias que fueron llevadas a cabo por las autoridades y comerciantes en el mercado de Zaachila, Oaxaca, durante los meses más críticos de la pandemia por COVID-19. El mercado de Zaachila forma parte del sistema de mercados de Oaxaca y se encuentra enclavado en los Valles Centrales y forma parte del área conurbada de la ciudad de Oaxaca. El estudio se llevó a cabo tomando como punto de partida la observación acompañada de entrevistas semiestructuradas a locatarios del mercado fijo y tianguis, así como a las regidurías de mercado, turismo, salud y recursos humanos. Algunos de los resultados más significativos muestran la importancia de la organización; el apoyo municipal; y las estrategias individuales que cada vendedor y productor implementó. Destacamos que tanto productores y comerciantes del mercado y tianguis se vieron severamente afectados por la pandemia, sin embargo, el tianguis es el que padeció la peor crisis.Es menester decir que el presente estudio forma parte de un esfuerzo colectivo más amplio, en el que estamos tratando de analizar las respuestas que generaron autoridades y comerciantes de los mercados tradicionales de tres regiones de Oaxaca: Valles Centrales, Mixteca y Sierra Norte-. De igual forma, es importante mencionar que, en la medida en que se centra en el impacto de la pandemia en la esfera de la distribución e intercambio de alimentos podría formar parte de la línea “Alimentación y estrategias alimentarias en contextos pandémicos” Palabras clave: Mercado tradicional, comerciante, autoridad, covid-19, Oaxaca.