Resumen de la Ponencia:
Este trabajo dará cuenta d un tejido de vivencias situadas de dos mujeres durante el exilio, el cual tuvo distintas formas, algunas se exiliaron porque sus parejas fueron expulsadas, otras obligadas a asilarse como una forma de preservar su vida y; también otras expulsadas mediante decreto de extrañamiento N°504 (1975) a cumplir condena en otras tierras, donde fueron acogidas, lo que significaba imposibilidad de retornar hasta que dieran un permiso de entrada o salir en los listados que autorizaban el retorno. Este trabajo dará cuenta del exilio y el “desexilio” como lo define el escritor Mario Benedetti, dos momentos que cruzaron y removieron nuestras vidas en la reconstrucción. Por tanto, dos historias que tienen un hito común: vivencias de exilio. Uno de ellos fue vivencias de cárcel durante tres años y medio y luego la expulsión de extrañamiento desde marzo 1977 y el regreso, marzo 1990. La otra experiencia es una mujer que sale al exilio como la esposa de un preso político, que visitaba a su pareja en la cárcel con su hija en el vientre, saliendo al exilio con su bebe de 10 meses en 1976 y volviendo el año 1985.Aun cuando se trata de memorias diversas y múltiples, igual pueden cristalizar en memoria emblemática y como bien lo señala Stern, (2001), "la memoria emblemática no es una sola memoria, una "cosa" concreta y sustantiva, de un solo contenido. Más bien es una especie de marco, una forma de organizar las memorias concretas y sus sentidos" (p.14). Rememorando nuestra memoria, desde los inicios del exilio estuvieron, por muchos años, dos imágenes. Una de ellas era potente, fuerte y lacerante: el desarraigo, significaba vivir al mismo tiempo entre dos lugares, un allá y un
acá (Chile y el país del exilio). La otra imagen era la del tiempo suspendido, en lo simbólico era no deshacer la maleta, estar con ella siempre lista, nos sentíamos entre paréntesis. Fue un tiempo suspendido, fueron las vivencias de lo cotidiano sin planificar en el país de acogida, fue vivir el día pensando que en cualquier momento podía aparecer en el listado de autorizados para retornar y mientras menos cargas tuviera era mejor, más rápido podía partir, cargas en el sentido de no comprar cosas materiales que significaran arraigo. No era nuestro lugar, ni nuestra tierra, tampoco nuestra querencia, no estaba la cordillera, ni la comida, tampoco los olores de la primavera, era otro cielo, tampoco nuestra familia.La relevancia de esta presentación se debe a que el exilio, en chile, en el contexto de la violación de los derechos humanos, ha sido invisibilizado, no está presente al interior de imaginarios sociales ni tampoco reflexionado en los espacios sociales.