Resumen de la Ponencia:
El presente articulo tiene por objeto el análisis de las condiciones laborales que se desarrollaron en la industria masculina de Webcamer en la ciudad de Medellín Colombia durante el periodo de pandemia por Covid 19 de 2020 a 2021. Se presenta una investigación con una metodología mixta en dos fases desarrollada con un énfasis en las experiencias obtenidas a través de relatos de trabajadores de esta industria. Las condiciones socioeconómicas de la pandemia por Covid 19 en la ciudad de Medellín Colombia, transformaron las realidades de múltiples hombres que en su conjunto accedieron al trabajo de webcamer como una opción alterna de ingresos. La pandemia acrecentó las diferencias de poder adquisitivo entre las diversas capas de la población, así mismo fomento el desarrollo fuentes de ingresos. El objetivo de esta investigación es analizar el desarrollo laboral que tuvo el modelaje masculino webcam durante la pandemia por Covid 19. Para dar cumplimiento a este se procedió a identificar el mercado laboral webcam masculino, sus principales clientes, intereses y preferencias según las percepciones de los trabajadores de esta industria. El resultado de esta investigación nos permitió conocer el rol del hombre dentro de esta industria y las relaciones de poder que giran entorno a él, además la desigualdad que se evidencia entre los géneros, siendo de mayor consumo y aceptación la camgirls.Resumen de la Ponencia:
La presente propuesta de ponencia tiene por objetivo presentar las formas en la que los varones trans pertenecientes a la Fraternidad Transmasculina Ecuador construyen su masculinidad.Antes de continuar es necesario responder a la pregunta, ¿quién es una persona transmasculina?Una persona transmasculina es aquella cuyo sexo biológico correspondería al de una mujer, pero su identidad de género no corresponde a su sexo biológico, sino que se identifica como varón.Durante el proceso de investigación que se realizó con los varones de la FTM se evidenció lo siguiente:Los varones transmasculinos entrevistados administran testosterona periódicamente en sus cuerpos a fin de masculinizarlos, en Ecuador la testosterona es de venta libre, esto quiere decir que se la puede conseguir sin receta médica y en cualquier farmacia, las más comunes y con las que los entrevistados tienen experiencia son, en primer lugar, la PRIMOTESTON, seguida por la NEBIDO, ambas inyectables, cuyos precios oscilan entre 5 y 50 dólares respectivamente, y deben ser administradas cada cierto tiempo y en determinadas dosis dependiendo el caso.Es importante recalcar que en el caso de los varones trans la administración periódica de testosterona es fundamental, puesto que si dejan de hormonarse los cambios corporales pueden estancarse e incluso su cuerpo podría volver a feminizarse.El administrarse testosterona de esta manera, empírica, sin direccionamiento médico y sin exámenes previos, únicamente basándose en testimonios de otras personas que se han hormonado previamente es muy riesgoso ya que no todos los cuerpos son iguales ni responden de la misma manera a los procesos de hormonización. Los entrevistados están conscientes del peligro que corren.Con la administración de testosterona desde la primera aplicación empiezan a darse algunos cambios, entre los que se encuentran: la voz que se hace más gruesa, la dureza de la piel, el aumento del libido y de la energía, aumento de la fuerza física, aumento del vello facial y corporal, y cambios emocionales que con el paso del tiempo se estabilizan, expresan sentir un tipo de relajación mental, perciben las cosas del diario vivir de manera distinta a como lo hacían antes, con el pasar del tiempo el deseo sexual también se estabiliza y empiezan a normalizar las sensaciones nuevas que esta hormona masculina les proporciona.MetodologíaEste estudio desarrolla un marco metodológico cualitativo y método de investigación etnográfico, el uso de este método que implicó el desarrollo de trabajo de campo, descripción densa y entrevistas a profundidad permitió analizar las narrativas biográficas de los varones transmasculinos pertenecientes a la FTM. Estas técnicas me permitieron recolectar información acerca de los procesos de hormonización a los que se someten los miembros de la FTM y los problemas derivados de la administración empírica de testosterona.Resumen de la Ponencia:
Este trabalho reflete sobre a questão do envelhecimento do segmento Lésbico em nosso contexto societário, seu complexo reconhecimento enquanto sujeito de direitos e sua constante invisibilização no que concerne a garantia e acesso aos bens e serviços vigentes. O estudo aqui apresentado possui uma articulação com o projeto de pesquisa “Projeto Memória e Envelhecimento - Relatos de lésbicas na cidade de Niterói” que vem sendo desenvolvido no âmbito do Núcleo de Pesquisa Histórica sobre Proteção Social/ Centro de Referências Documentais (NPHPS/CRD) e no Núcleo de Pesquisa sobre Direitos Humanos, Sociais e Cidadania (NUDHESC) situados na escola de Serviço Social da Universidade Federal Fluminense. Historicamente, mulheres são silenciadas e invisibilizadas nas mais diversas esferas da vida social, assim, buscamos promover uma reflexão que traça uma aproximação com os principais desafios contemporâneos enfrentados pelo segmento LGBTI+ face a questão intergeracional atravessada pela interseccionalidade. Para apresentar este quadro realizamos um levantamento bibliográfico em textos pertinentes ao tema dentro da área das Ciências Sociais Aplicadas. São analisados censos, legislações vigentes e as principais práticas de proteção social de iniciativa governamental (diretas ou através de convênios), ainda que ínfimas. As transformações em curso em nossas sociedades ratificam a importância de se ter um olhar atento para essa realidade, visto os expressivos índices de violência que acometem o público estudado. O que demanda uma postura analítica mais atenta e políticas efetivas para seu enfrentamento. Logo, com o intuito de dar maior visibilidade a temática, esta proposta visa reforçar as produções sobre a realidade descrita e embasar estudos e avaliações que possibilitem a construção de políticas públicas para o combate à violência contra o público em questão.Resumen de la Ponencia:
En la esfera de lo público hay distintas dinámicas que violentan a la mujer por su condición social de mujer. Sin embargo, esta es violentada de igual forma en la esfera de lo privado y una de las tantas dinámicas encargadas de dicha tarea es la del amor romántico. Por lo tanto, es de vital importancia profundizar en el estudio del papel de las mujeres lesbianas en las dinámicas del amor romántico, como parte de un fenómeno social para evidenciar la violencia que sufren en el ámbito privado en general y en la intimidad en específico. Si bien se hará un repaso obligatorio del concepto de amor romántico, el objetivo principal es conocer si a través de las dinámicas afectivas y o eróticas en las relaciones de mujeres lesbianas se consigue transgredir o perpetuar los repertorios del amor romántico, considerando que la existencia de las mismas es una transgresión a la heterosexualidad obligatoria. Se analizará el amor como un concepto que no se puede entender apartado de la sociedad moderna-capitalista-patriarcal y que no se puede desligar del fenómeno de la violencia de género. Arévalos (2010) señala el amor romántico, los mitos y actitudes de las que se sostiene, como un problema en las relaciones de pareja que imposibilita, vivir el amor como fuente de libertad propia y del ser amado. Es de suma importancia evidenciar que la organización del amor romántico parte de distintos preceptos de los cuales se consideran como fundamentales cuatro: la idealización, la erotización del otro, el deseo de intimidad y la expectativa del futuro. Asimismo, cabe resaltar la relación tan estrecha que esta organización del amor romántico tiene con el ordenamiento desigual del mundo social, debido a que desgasta el tejido social y crea un sentido de pertenencia entre la pareja que limita el amor al matrimonio y convierte a la familia no solo en protagonista sino en un espacio de sentimientos que se rigen solo bajo la heterosexualidad obligatoria. Ligar las dinámicas del amor romántico y el papel que las mujeres lesbianas juegan en este, con las prácticas feministas que proponen nuevas y diversas formas de amar, permitirá ver el fenómeno de las relaciones afectivas a detalle y vislumbrar si estas propuestas están influyendo directa o indirectamente con el trabajo de aniquilación de las violencias machistas.Resumen de la Ponencia:
El presente estudio busca conocer las experiencias de hombres que son o han sido víctimas de violencia intrafamiliar, todo esto, a través de la expresión de sus vivencias y de los significados atribuidos a estas experencias. La metodología utilizada fue de carácter cualitativo, donde se describen fenómenos, hechos y vivencias de los informantes, su carácter es exploratorio, con enfoque fenomenológico, lo que permitió profundizar desde una mirada comprensiva, los factores que inciden en el desarrollo de esta dinámica que se expresa en el contexto de pareja. Se reveló que los hombres son víctimas de violencia física, verbal y psicológica, además de no denunciar los hechos por vergüenza, por esteriotipos de masculinidad y escasa ayuda gubernamental en todos los procesos que conllevan ser víctima de violencia intrafamiliar. En conclusión, se sugiere dar a entender el fenómeno de violencia intrafamiliar más allá del género de la víctima, y a conocer esta problemática a nicel político y socia, prestando seguridad al momento de denunciar por medio de programas que esten orientados a la víctimas.Resumen de la Ponencia:
El turismo es un fenómeno social, que está ligado a los cambios económicos políticos y sociales que se registran en el ámbito Internacional y Nacional, surge como una necesidad de esparcimiento y recreación en la población. Durante las últimas décadas el turismo ha experimentado una continua expansión y diversificación, convirtiéndose en uno de los sectores económicos de mayor envergadura y crecimiento en el mundo. Debido a esta diversificación y a la gran oferta de actividades, se puede enunciar que el turismo ha logrado llegar a muchas partes del mundo, en el caso de México se considera que esta actividad ha proliferado en la mayor parte del país y en muchas comunidades actualmente se ha introducido como actividad económica complementaria a las ya existentes. El turismo comunitario surge de esta diversificación y representa una opción de desarrollo económico y social en las zonas rurales de México habitadas por pueblos indígenas. Se trata principalmente de emprendimientos productivos que tienen una participación activa de las comunidades en la gestión y los beneficios se distribuyen esencialmente en su contexto local (Palomino, et al., 2015). Desde los estudios turísticos con perspectiva de género se ha apostado por un cambio social, debido a que en el turismo (por ser un ser fenómeno cambiante, integrador y multicultural) se ve una posibilidad de que los roles y las relaciones de género se renegocien y reestructuren (Tucker, 2007). Lo anterior debido a que cuando las mujeres se emplean en los proyectos de turismo se generan impactos positivos como negativos que en consecuencia crean una serie de efectos que se retroalimentan y alteran la estructura de las comunidades, a la vez qué se contribuye con el desarrollo de las mujeres (Díaz, 2010).Lo anterior asociado a las crisis económicas y cambios globales ha propiciado que los hombres dejen de ser los proveedores únicos del hogar y por ello el ordenamiento de género tradicional en el espacio privado comienza a debilitarse y con ello las relaciones de poder binarias (Zapata y García, 2018). En la comunidad de San Antonio Cuajimoloyas, las mujeres se emplean de los proyectos de turismo comunitario, lo que ha generado diversos cambios a nivel personal y doméstico en donde se ha observado que existe una transgresión de los roles de género tradicionales ya que los hombres participan en las actividades domésticas y las mujeres se han vuelto proveedoras, esto ha impulsado la reconfiguración de las masculinidades indígenas, esta construcción de identidades masculinas indígenas está en estrecha relación con sus prácticas socioculturales como la familia, el trabajo y la comunidad, donde están presentes elementos que son aprendidos y actualizados en las formas de participación que los hombres lleven a cabo en sus actividades cotidianas.
Introducción:
El turismo es un fenómeno social, que está ligado a los cambios económicos políticos y sociales que se registran en el ámbito internacional y surge como una necesidad de esparcimiento y recreación en la población. Esta actividad tiene su origen en la industrialización progresiva en las aglomeraciones urbanas y en la psicología del vivir cotidiano, su evolución se ha visto favorecida por el desarrollo de las comunicaciones y el transporte, así como por la disponibilidad de tiempo libre (Acerenza, 2000).
En el caso de México, se ha posicionado como uno de los principales destinos turísticos, debido a que posee vastos e importantes recursos naturales que le permiten captar considerables divisas. De acuerdo con los datos del Banco de México el turismo aporta el 8% del Producto Interno Bruto total generando más de 1.8 millones de empleos remunerados y posicionándose como la tercera actividad económica generadora de divisas en el país (Ruiz, 2008). Debido a la diversificación del turismo y la gran oferta de actividades que ofrece, se puede constatar que el turismo ha logrado llegar a la mayor parte de México y en distintas comunidades se ha introducido como actividad económica complementaria a las ya existentes, generando empleos que permiten laborar también a las mujeres creando con ello impactos tanto positivos como negativos que en consecuencia crean una serie de efectos que se retroalimentan y alteran la estructura de las comunidades, a la vez qué se contribuye con el desarrollo de las mujeres (Díaz, 2010).
Turismo Comunitario
En México, las actividades turísticas alternativas (ecoturismo, turismo rural y turismo de aventura) llegan a los pueblos y comunidades indígenas por dos frentes: desde la perspectiva de las instituciones gubernamentales como un nuevo medio para su incorporación productiva al mercado nacional, mediante el aprovechamiento de sus ventajas comparativas al poseer riquezas naturales y culturales que demanda el turismo y; por medio de iniciativas comunitarias autodirigidas que además de considerarlo una opción económica lo consideran un mecanismo para reapropiarse y usufructuar los recursos naturales básicos para su existencia, así como una oportunidad para mejorar su calidad de vida, fortalecer su organización social y valorar los patrimonios identitarios (Gasca, et al., 2010).
En Oaxaca, el turismo ha sido considerado en el Plan Estatal de Desarrollo sustentable como una alternativa a corto y mediano plazo para generar empleos, elevar el nivel de ingresos e impulsar el crecimiento económico. En el contexto del incremento de las migraciones por falta de opciones laborales, de la creciente preocupación por la conservación de los bosques, así como por el auge mundial de la búsqueda de nuevos destinos turísticos naturales, Los Pueblos Mancomunados inician en 1998 en la comunidad de Benito Juárez, su incursión en las actividades turísticas, ofreciendo hospedaje y alimentación en cabañas y comedores comunitarios así como la observación de flora y fauna y recorridos por senderos (Gasca, el at., 2010). Con lo anterior, la percepción del turismo como un nicho de oportunidad productiva, económica y de desarrollo para el Mancomún se fortaleció. Por ello, se ha adoptado esta actividad como alternativa económica y actividad complementaria, el cual ha aumentado su potencialidad para ser incluido incluso como actividad principal en algunos lugares.
El turismo comunitario representa una opción de desarrollo económico y social en las zonas rurales de México habitadas por pueblos indígenas. Se trata principalmente de emprendimientos productivos que tienen una participación activa de las comunidades en la gestión y los beneficios se distribuyen esencialmente en su contexto local (Palomino, et al., 2015). Este, ha proliferado en contextos de poblaciones con regímenes de tenencia social de la tierra, se trata de comunidades que, dentro de distintas formas de aprovechamiento colectivo de sus recursos naturales, han generado emprendimientos manejados por los propios actores y contribuyen, junto a otras actividades a su reproducción social y económica (Palomino, et al., 2015). Los casos de turismo comunitario son de reciente constitución y se han mostrado distintos alcances, sin embargo, se identifican algunos principios de organización que inciden en el origen de este funcionamiento y desempeño, entre ellos se encuentran a) el régimen de tenencia social de la tierra, que determina lógicas de uso y usufructo colectivo del territorio y sus recursos; b) su ubicación en áreas de alto valor ambiental, con la posibilidad de generar prácticas de conservación; c) los sistemas de gobernanza e instituciones comunitarias, permitiendo establecer un marco de arreglos sociales para regular la praxis colectiva alrededor de esta y otras actividades y d) la organización de emprendimientos que posibilita desplegar capacidades organizativas y de gestión productiva de la actividad (Palomino, et al., 2015).
Turismo y Género
Durante largo tiempo, la perspectiva de género estuvo ausente en los estudios turísticos, lo cual provocaba la invisibilidad de la participación de las mujeres en el sistema turístico, y no se explicaban ni salían a la luz las desigualdades entre hombres y mujeres en los beneficios que otorga la actividad turística. Es en los años noventa cuando aparecen los trabajos pioneros que relacionan el turismo y el género, donde destaca el de Kinnaird y Hall (1994), quienes aseguran que el trabajo en el sector turístico está marcado por el género.
El género se entiende como una construcción social y cultural constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y es una forma primaria de relaciones significantes de poder (Scott, 1986), se ha demostrado que la actividad turística ha generado cambios en este constructo y autoras como Wilkinson y Pratiwi (1995) han señalado que el cambio se puede ver a través de los roles que asumen mujeres y hombres en la actividad turística. El género se ha considerado como un tejedor social que influye en la designación de aspectos psicológicos, sociales y culturales de la feminidad y masculinidad, en comparación con el sexo, lo que se refleja en la incursión de las mujeres en actividades diversas.
Otro concepto que se debe analizar es el de rol de género y su importancia en los estudios turísticos; el rol de género es el papel que se asigna a mujeres y hombres en la sociedad y está determinado por la diferencia sexual (lo biológico), pero se presenta cultural y socialmente. Es decir, se traduce en conductas (mujeres y hombres deben aprender a comportarse como socialmente se considera correcto), en la división del trabajo, en la economía y el hogar, así como en los desequilibrios de poder. Por lo tanto, los roles de género se pueden definir como las funciones que cumplen las personas de distinto sexo en una sociedad (Moreno y Lunar, 2006). Comúnmente se consideran tres tipos de roles sociales: el reproductivo o doméstico, ligado a las tareas del hogar, las labores ligadas a la subsistencia, el suministro familiar y la cría de los hijos; el productivo, relacionado con actividades secundarias, terciarias y primarias de carácter comercial; y el comunitario, en el cual se realizan trabajos para la comunidad o sociedad. Tradicionalmente, se vincula a las mujeres con el rol reproductivo o doméstico y a los hombres con el rol productivo, aunque los roles de género y la atribución cultural es algo que está condicionado por variables como la estructura familiar, el sistema económico local y el acceso a los recursos, entre otros (Calatrava, 2002).
Estos roles de género deben analizarse dentro de un contexto más amplio, las relaciones de género. Estas se manifiestan no solo en la división del trabajo y los recursos entre hombres y mujeres, sino en las ideas y representaciones (la atribución de mujeres y hombres de distintas capacidades, actitudes, deseos, rasgos de personalidad, patrones de conducta, etcétera) (Agarwal, 1998). Es importante vislumbrar esta realidad y volver a observarla, repensarla y crear nuevos roles de género, basados más en el respeto, la coeducación y la equidad de los actuales (Pérez y Carbó, 2010).
Desde los estudios turísticos se ha apostado por un cambio, debido a que en el turismo (por ser un ser fenómeno cambiante, integrador y multicultural) se ve una posibilidad de que los roles y las relaciones de género se renegocien (Tucker, 2007). Sin embargo, frecuentemente, en el turismo se perpetúan las nociones tradicionales sobre el rol de género femenino, mediante la segregación laboral de las mujeres, de tal manera que las habilidades domésticas y lo que se considera son “características femeninas” se convierten en mercancía (Mckenzie, 2007).
Género y Masculinidades
Asociado a las crisis económicas y cambios globales los hombres han dejado de ser los proveedores únicos del hogar y por ello el ordenamiento de género tradicional en el espacio privado comienza a debilitarse y con ello las relaciones de poder binarias (Zapata y García, 2018). Esta situación se da en muchos casos por la inserción de las mujeres en el mercado laboral lo que ha permitido que las mujeres tengan impactos en su vida a nivel personal, familiar y comunitario; y en consecuencia se contribuye a que se modifique y reestructure la división del trabajo en los diferentes ámbitos.
Se entiende a la masculinidad como el conjunto de atributos, valores, comportamientos y conductas que son característicos del hombre en una sociedad determinada, actualmente se cuestiona la presencia de un hombre universal, ya que actuar cómo hombre varía de acuerdo al contexto histórico, social y cultural (CNDH, 2018). De acuerdo con García y Zapata (2018), la masculinidad se refiere a los papeles que los hombres realizan y que responden a papeles preestablecidos, aprendidos, interiorizados y transmitidos por generaciones, es decir, se va construyendo en un proceso permanente de prácticas y por ello es transformable a través de procesos de concientización, sensibilización y desarrollo individual y colectivo. En palabras de Kimmel (1997) la masculinidad es para el “un conjunto de significados siempre cambiantes, que construimos a través de nuestras relaciones con nosotros mismos, con los otros y con nuestro mundo”.
Desde la antropología Gutman (1999) sostiene la existencia de cuatro formas para entender la masculinidad: todo lo que hacen o piensan los hombres; todo aquello que hagan o piensen para ser hombres; lo que piensan o hacen algunos hombres considerados paradigmáticos y la masculinidad que se encuentra dentro de las relaciones femenino-masculinas, es decir, el género. Este último plantea un modelo relacional que hace posible un conocimiento profundo de que es la masculinidad y la femineidad lo que permite una mayor comprensión de la totalidad social.
Masculinidades Indígenas
La construcción de las identidades masculinas indígenas estará en estrecha relación con sus prácticas socioculturales como la familia, el trabajo, la comunidad, donde pueden estar presentes elementos que serán aprendidos y actualizados en las formas de participación que los hombres lleven a cabo en sus actividades cotidianas, en el día a día, en la relación con los otros y otras, en el reconocimiento, sanción y cuestionamiento constante de su actuar cómo hombres indígenas.
Desde la mirada de género se debe hablar de procesos de construcción y aprendizaje en hombres y mujeres indígenas, de las practicas socioculturales de género a través de las cuales van aprendiendo una manera de ser y estar en el mundo como hombres indígenas, considerando también los procesos de deconstrucción y alteridad en la construcción de nuevas identidades (Salguero-Velázquez, 2018).
La construcción teórica del género fue develada por Simone de Beauvoir al señalar que “no se nace mujer, se llega a serlo” con ella es posible decir que, por lo tanto, no se nace hombre, se llega a ser a partir de recursos materiales y simbólicos del medio social, económico, político, étnico, educativo, familiar y del momento particular en su trayectoria de vida. Los hombres transitan por procesos de aprendizaje continuo de estereotipos de género caracterizados la mayoría de las veces por agresividad, violencia, autoridad, ejercicio del poder, escasa manifestación de afectos y sentimientos, por mencionar algunos (Salguero-Velázquez, 2018).
Por ello, una manera de abordar el problema conceptual es identificar y dar cuenta del proceso de construcción de identidad en los hombres indígenas como algo fluido, complejo, diverso, cambiante. Se tendría que dar cuenta de la manera en la que se articulan una diversidad de prácticas y significados que los hombres van construyendo, es decir construyen identidades diversas como hijo, padre, estudiante, trabajador, las cuales no son homogéneas en cuanto a la manera en cómo se apropian o desafían los estereotipos de género desde las estructuras hegemónicas. Lo anterior señala como no se construye identidad en abstracto como hombre sino en la negociación y articulación de otras identidades como padre, esposo, hermano, pareja, etcétera, donde las formas de participación le den sentido y significado a su vida involucrándose en procesos de desarrollo continuo donde las tensiones y conflictos muchas veces se hacen presentes a partir de los estereotipos de género masculino y femenino pues socialmente se plantean espacios, actividades y formas de relación genéricas en ocasiones dicotómicas y excluyentes a partir de lo que la normatividad supone debería ser un hombre, son estos significados históricamente construidos a los que enfrentarán los hombres indígenas en el proceso de hacer familia, donde construirán sus historias personales y darán sentido y significado a sus vidas (Salguero-Velázquez, 2018).
En el entendido de que el género es un sistema de interacciones sociales y no un sistema estático de comportamientos, es decir, lo que afecta a unas implica a otras, el propósito de esta investigación es explicar el proceso de construcción de mujeres como sujetos sociales con demandas de género y etnia reconociendo sus conflictos y tensiones que enfrentan al incorporarse en las actividades turísticas y de qué manera esto impacta en la construcción de las masculinidades de los hombres indígenas reconociendo que afecta a las construcciones y deconstrucciones de sus identidades.
Desarrollo:
Planteamiento del problema y metodología
Existen estudios sobre las relaciones de género en los que se evidencia como por una parte los hombres valoran positivamente los avances y los cambios socioculturales que ha tenido el país y el mundo en general, permitiendo mayor participación de mujeres en el ámbito público, pero por otra parte se develan las tensiones que configuran las crisis de masculinidad, escenario que responde a nuevas demandas y ajustes en las relaciones de género (Zapata y García, 2018). Actualmente los hombres han dejado de ser los proveedores únicos del grupo familiar lo que tiene implicaciones que afectan su masculinidad y el ejercicio de su poder. Por ello surge la pregunta de investigación ¿Cómo se relaciona el empleo de las mujeres en el turismo comunitario con las masculinidades indígenas en la comunidad de San Antonio Cuajimoloyas?
Este trabajo se lleva a cabo desde una perspectiva de género, la cual, de acuerdo con Vázquez y Zapata (1999), es un cuerpo de ideas y proposiciones desde diversas disciplinas que pretende analizar y dar explicación a los procesos de diferenciación social entre mujeres y hombres. Uno de los ejes centrales que guían la presente investigación es el feminista situado en un contexto multicultural que plantea el reconocimiento de la diversidad y la diferencia cultural y sexual que reconoce las relaciones de poder al interior de los grupos, clases y géneros. Se considera que la teoría feminista a través del concepto de género es una de las primeras en cuestionar el enunciado universalista de que lo biológico es destino, trascendiendo el reduccionismo biológico al interpelar las relaciones entre mujeres y hombres como construcciones culturales engendradas.
También la teoría feminista de acuerdo con Díaz-Cervantes (2014) refleja el potencial explicativo del género para analizar la forma como los hombres participan y se relacionan en sociedad, a la vez que proporciona una dimensión nueva sobre los espacios que ocupan y la manera en cómo lo hacen.
Se ha trabajado hasta el momento con 10 mujeres de la comunidad, las cuales se emplean en las actividades de turismo comunitario y con 2 hombres, parejas de dos de las mujeres que se han entrevistado, recordando que el presente trabajo se presenta como un avance de investigación. Las herramientas metodológicas que se han ocupado son el trabajo etnográfico, entrevistas dialógicas e historias de vida.
Zona de Estudio
San Antonio Cuajimolyas se ubica en el municipio de San Miguel Amatlán en la sierra de Juárez en el estado de Oaxaca. Esta comunidad pertenece al territorio agrario de pueblos mancomunados, tiene una extensión de 29, 430 ha. Los pueblos mancomunados son una comunidad indígena zapoteca constituida por tres municipios: Santa Catarina Lachatao, San Miguel Amatlán y Santa María Yavesía. Esta región se cataloga como una de las mejores áreas naturales conservadas en México y una de las zonas con más riqueza en diversidad de flora y fauna (CDI, 2017). San Antonio Cuajimoloyas tiene una población de 694 habitantes. Esta comunidad presenta un grado alto de marginación de acuerdo con los datos del INEGI (2010).
Los pueblos mancomunados se rigen bajo el sistema agrario vigente y cuentan con un reglamento interno donde se establece la forma de gobierno, la máxima autoridad recae sobre la asamblea general de comuneros (UNEP Y WCMC, 2002). En este territorio la propiedad es de tipo comunal, sin embargo, la parcela de cada comunero es respetada como propiedad privada. Los recursos son de aprovechamiento colectivo, todas las personas en la comunidad deben cumplir con ciertas obligaciones como son: cargos públicos, tequios, reuniones y aportaciones económicas (UNEP Y WCMC, 2002).
La comunidad se beneficia como otras comunidades de empleos y servicios de empresas comunitarias como son: la forestal, la envasadora y empacadora pueblos mancomunados (envasados de agua de manantial y deshidratado de hongos y frutas), la minera y el ecoturismo: Expedición Sierra Norte (United Nations Environmental Programme Y Worl Conservation Monitoring Center, 2002).
En cuestiones de turismo existe un proyecto ecoturístico el cual fue concebido como un modelo de desarrollo regional, comenzando con dos propiedades comunales (Pueblos Mancomunados e Ixtlán de Juárez) mismo que ha sido adoptado por más organizaciones comunales de la Sierra Norte.
Esta comunidad ofrece diversas actividades y cuenta con numerosos atractivos turísticos tales como: observación de flora y fauna, caminata, fotografía rural, ciclismo de montaña, tirolesa, rapel, recorridos guiados, distintos miradores en montañas y formaciones rocosas y también se ofrecen conocimientos sobre herbolaria, medicina tradicional y gastronomía (CDI, 2017).
Conclusiones:
Aunque las evidencias señalan que existe un avance social debido a la recuperación de espacios que están teniendo las mujeres, siguen presentes algunas desigualdades de género en la comunidad, por ejemplo, en la participación de cargos en los comités comunitarios se visibiliza un sesgo de género que pone en desventaja a las mujeres, a pesar de que en 2018 el cargo más alto es ocupado por una mujer, la mayoría de las veces el representante de cada comité que se forman para la organización de la comunidad son hombres y las vocales son mujeres. En la clínica que tiene que ver con el trabajo de cuidados, administración y mantenimiento también es asignado a las mujeres. El cargo de coordinador de turismo nunca ha estado ocupado por una mujer y, por el contrario, el cargo de recepcionista ha sido ocupado siempre por una mujer.
Pese a los beneficios que se han demostrado, persisten las desigualdades basadas en diferenciaciones por género, por ejemplo, no obtienen el mismo reconocimiento social y por ello no se transforma su papel en la sociedad, más bien lo refuerza y sus labores se consideran como algo naturalmente dado (Sparrer, 2003). En los testimonios obtenidos en las entrevistas se puede ver que, aunque se emplean en la actividad turística y aunque algunas mantienen su hogar por la situación de cargo que tienen sus esposos, las actividades y responsabilidades que se consideran deben hacer las mujeres les genera una doble jornada de trabajo:
“aquí en la casa pues hay mucho trabajo, que lavar, que moler, que hacer de comer, que los pollos, que la limpieza, mucho trabajo y si me voy a caminar fíjate que se me olvida todo, todo, hasta me siento libre, llego aquí y ya veo otra vez mi trabajo que tengo que hacer” (Isabel, 45 años, Cuajimoloyas, Oaxaca, 2022).
“Pues como ya sé que voy a ir a caminar si voy a hacer tortillas me levanto a las 5 de la mañana, este, voy al molino regreso, empiezo a hacer las tortillas y si estoy haciendo tortillas, estoy haciendo el almuerzo las dos cosas… y si él va a ir al campo ya preparo luego su lunch también para que la hora que ya se vaya ya esté preparado” (Juana, 57 años, Cuajimoloyas, Oaxaca, 2022).
Los cambios que se han dado en las mujeres y hombres de las comunidades se visualizan en diferentes ámbitos; a nivel personal, doméstico y comunitario. Se observó que existe una negociación de género en el nivel doméstico familiar lo que permite que los hombres se incorporen en el trabajo doméstico. Algunos de los cambios a nivel personal son la confianza en sí mismas, la autoestima, la superación personal y el reconocimiento propio a partir de sus saberes como se observa en los siguiente testimonio:
“Mi esposo decía que no, él sobretodo decía no y yo le decía “es que yo sueño con que un día yo voy a tener este… unos frascos que van a tener sus etiquetas y voy a vender estos productos”. Y me decía: “¿pero por qué sueñas eso? ¿Cuándo? Eso no se ha visto aquí, ¿Cuándo vas a hacer eso?” Y yo le decía: “es que yo escuche en una ocasión que una persona que hace tortillas y vende tortillas es una empresaria, nosotros decimos es una tortillera, pero es una empresaria y yo quiero ser una empresaria”. Me trato de loca, pero pues yo veo ahora que ese sueño que yo tuve se hizo realidad y ya después me apoyó, ahora me apoya y ahora dice que siempre confió en mi (risas)”. (Juana, 53 años, grupo Sierra Viva, Cuajimoloyas, 2018).
“Esta actividad me ha permitido viajar y conocer otros lugares, he ido a cursos de capacitación, también me han invitado a simposios de hongos y pues si me ha tocado participar como expositora. He ido a Campeche, a la ciudad de México y a Torreón, Coahuila.” (Juana, 53 años, Cuajimoloyas 2018).
“Ay mijita chula! Muchísimas gentes me vienen a buscar, de distintos lugares. Vienen los del rancho, los de la Tuvi, de la nevería, de Matatlan, de Toluca, ay de muchos lados y también los turistas, ya fui a Washington, me llevaron a un evento de curación y conocí muchos lugares allá.” (Telesfora, 77 años, Cuajimoloyas 2018).
“Si hemos viajado, hemos ido a México, Acapulco, y llevamos tanto el deshidratado, mermeladas y hongos. Tanto vendemos como conocemos a más personas, más lados y damos a conocer nuestros productos que es lo más importante para nosotros. Es mejor la fruta deshidratada a unas papas o chicharrones, porque no tiene nada de químico es todo natural lo que hacemos.” (Martha, 44 años, Cuajimoloyas 2018).
“Siento que me he realizado más, que me he abierto más porque antes era más penosa, no platicaba con una persona bien, me daba sentimiento, me daba por llorar, el escuchar las mañanitas me daba por llorar, ahora ya no, ya he superado eso. Ya no lloro y pienso que esto me ha ayudado, porque a mi esposo le gusta leer mucho y se pone a platicar de lo que lee o me lee y eso me ha ayudado también. Las pláticas que damos poco era lo que yo decía, ahorita ya no, ya puedo explicarle, esto me ha dado más confianza conmigo misma.” (Noemí, 57 años, grupo Sierra Viva, Cuajimoloyas 2018).
Dentro de los cambios a nivel familiar y doméstico se observan principalmente que los gastos y las labores se distribuyen entre la pareja, se transgrede el orden de género tradicional ya que el hombre deja de ser el único proveedor del hogar y comienzan a colaborar también con el trabajo doméstico como se muestra a continuación:
“La economía de la casa ahorita ya es igual, aunque también lo que pasa es que por ejemplo, mi esposo es campesino y el cultiva maíz, papas, habas, chicharos, gladiolas, todo eso cultiva y por ejemplo la papa la siembra y a los cinco meses es que empezamos a sacar papas, entonces es cuando pues ya hay dinero y si no se da pues no hay, el maíz ese si no nos quejamos siempre se da y las gladiolas las vendemos por docena, aquí hay una persona que nos compra todo, cada año ya saben que se cultiva la gladiola y las vienen a comprar, entonces en lo que sale lo que se cultiva yo apoyo con el dinero en la casa”. (Juana, 53 años, Cuajimoloyas 2018).
“Las decisiones las tomaba mi esposo, pero, de 20 años para acá también doy mi opinión, de que empecé con estas actividades empecé a dar mi opinión”. (Juana, 53 años, Cuajimoloyas 2018).
“Cuando tengo que salir él se cocina, él dice ahí deja los trastes, yo barro, tu vete, no creas que no sé qué hacer. Él se queda haciendo todo. Él me apoya, a veces viene mi hija y me dice mi papá está haciendo todo, y le digo ahorita ya me ayuda, pero antes no, todo hacía yo. Íbamos al campo porque ese era su trabajo y a mi esposo le gusta mucho leer y no sé si por eso ya empezó a cambiar, yo poco a poco lo involucraba en la cocina, de que salía yo a vender el pan pues lo que me ayudaba era quedándose con los hijos y de que veía como batallaba yo, es que ya se empezó a meter en la cocina” (Noemí, 57 años, Cuajimoloyas 2018).
“Mi esposo me ayuda por ejemplo cuando voy al monte o voy a los recorridos y por ejemplo se quedan los trastes o algo, lo tiene que hacer también y que bueno que si me ayuda” (Isabel, 42 años, Cuajimoloyas 2018).
“No si sí por ejemplo, ella va a trabajar y yo me quedo con los niños a la otra semana ya me voy yo y ella se queda con los niños” (Thomás, 55 años, Cuajimoloyas, 2022).
Los hombres de las comunidades, específicamente las parejas de estas mujeres también tienen cambios en sus vidas cuando las mujeres se incorporan en actividades remuneradas provenientes del proyecto de turismo comunitario. Es importante mencionar que, aunque las mujeres históricamente han sido reprimidas en comparación a los hombres también se necesita reconocer y evidenciar que las situaciones y cambios que viven los hombres necesitan discutirse y atenderse. Los cambios dados en la vida de las mujeres se relacionan con las masculinidades de la población indígena, es decir, se observa como las construcciones y prácticas de lo masculino y lo femenino se están modificando como se puede apreciar en el siguiente testimonio:
“sí, me ayuda, él ya sabe cuándo yo me iba a caminar porque a veces eran rutas especiales que me mandaban y pues él no iba y cuando yo llegaba ya estaba limpia la cocina, ya había hecho comida, ya todo, y se va al campo porque como él siembra maíz, papa, chícharo, haba, cultiva flor, se va al campo y ya cuando yo llego ya hago mi trabajo aquí, pero cuando no pues él ya me ayudaba aquí” (Isabel, 45 años, Cuajimoloyas, Oaxaca, 2022).
“si ella esta ocupadita preparando la comida pues yo le puedo ayudar un poco con la limpieza de la casa, lavarle ahí los trastes de cocina o algo…” (Felix, 65 años, Cuajimoloyas, 2022).
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Palabras clave:
Turismo Comunitario, Género y Masculinidades indígenas
Resumen de la Ponencia:
En diciembre de 2021 entró en vigencia la Ley de Matrimonio Igualitario en Chile, sumándose así a Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México y Uruguay; los otros países de América Latina que, a la fecha, han legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo. La lucha por el reconocimiento de las parejas del mismo sexo ha estado al centro de las movilizaciones de la población LGBTQ+. Sin embargo, la lucha por el matrimonio igualitario no ha estado exenta de críticas. Autoras feministas han criticado al matrimonio, por ser un mecanismo patriarcal que impone y perpetúa la subyugación de las mujeres. Lo cual en el caso de la sexualidad se traduce en que la mujer es reducida a un objeto sexual pasivo a disposición del hombre (Millet, 1995; Pateman, 1995). Asimismo se critica que el matrimonio igualitario reproduce la monogamia obligatoria, excluyendo otras prácticas sexoafectivas como las parejas abiertas o el poliamor (Butler, 2004;Weeks, 2007). También, se critica que la lucha por el matrimonio igualitario ha sido liderada por hombres homosexuales, blancos y de clase acomodada; quienes buscan acceder a los mecanismos de poder y elementos de distinción propios de su género y clase (Sutherland, 2009).En este contexto esta ponencia presenta los resultados preliminares de una investigación en curso (Fondecyt Regular 2021, N° 1211012), que indaga en las experiencias y significados dados al matrimonio monogámico, el poliamor y las parejas abiertas entre personas lesbianas, gais y bi/pansexuales que tienen una pareja de su mismo sexo/género. En concreto los resultados se refieren a 23 historias de vida realizadas con personas LGB residentes en distintas localidades de Chile y pertenecientes a distintos estratos socioeconómicos. Se busca descubrir la emergencia de elementos que socaven el predominio que ha tenido el matrimonio heterosexual y patriarcal. El caso chileno presenta una combinación de conservadurismo social junto a un marcado liberalismo económico. El matrimonio civil chileno se creó como una copia fiel del matrimonio católico: consagró la heterosexualidad, el poder del esposo sobre la esposa e hijos/as y la monogamia para la mujer (Milanich, 2009; Ponce de León, 2006). Igualmente, las políticas públicas fijaron el matrimonio legal como puerta de acceso a la protección social para mujeres y niños/as (Rosemblatt, 2000). Así Chile, dentro de América Latina, se destaca por el predominio del matrimonio como arreglo de vida en pareja. La Dictadura Militar (1973-1989) se basó en un proyecto económico neoliberal ortodoxo junto a un proyecto político conservador que fue de la mano de un catolicismo tradicionalista. Solo después del estallido social de octubre de 2019 se evidencia una ruptura con ese legado conservador. Precisamente es en este contexto que se realiza esta investigación sobre arreglos sexuales de personas LGB en Chile.Resumen de la Ponencia:
El cuerpo alcanza su máxima relevancia en relación al género (Connell, 1997 y 2003b), vale decir, género y cuerpo constituyen dispositivos que se configuran mutuamente (Enguix, 2018). Tradicionalmente, en la modernidad ilustrada, los hombres han puesto énfasis en la funcionalidad del cuerpo (Rosenmann, et. al., 2017; Seidler, 2006), orientados al trabajo, a expensas del cuidado de sí, de la salud del cuerpo y la apariencia corporal (Schraiber et al., 2005). Sin embargo, esto ha ido cambiando: los hombres prestan más atención al aspecto corporal (Rosenmann, et al., 2017), a su salud física y emocional, y hoy el cuerpo masculino está sujeto a un escrutinio continuo: es objetivado, explotado y monitoreado (Simpson 2018; Boni, 2002). De este modo, el control del cuerpo, la habilidad atlética y la fuerza física son atributos presentes y encarnados en modelos de belleza masculina ideados por la cultura del consumo (Enguix, 2018). En este contexto, este trabajo explora las masculinidades a partir de las prácticas de consumo de los jóvenes universitarios en relación con el cuerpo, indagando en las apropiaciones materiales y simbólicas. Este estudio, enmarcado en una investigación doctoral, utiliza metodología cualitativa, realizando 44 entrevistas individuales y 3 grupos focales a sujetos que se autoidentifican como hombres, universitarios chilenos de 18 a 29 años, que cursan diversas carreras y que declaran diversas orientaciones sexuales. Para ello, se trabaja bajo los supuestos del interaccionismo simbólico, perspectiva que pone énfasis en la negociación de los significados por parte de los sujetos, en base a sus experiencias. Los resultados muestran diversos objetos de consumo orientados al cuerpo de los jóvenes, destacando tatuajes, aros, vestimentas, artículos para el cuidado de la piel y artículos deportivos, que delimitan una negociación de fronteras respecto de lo masculino. Las prácticas de consumo en relación al cuerpo se perfilan como mecanismos de aceptación social, coexistiendo la imitación con la búsqueda de singularidad (Gómez y González, 2005), donde las plataformas sociales, los pares y la familia se perfilan como agentes influyentes. Los hallazgos muestran relatos que evidencian la expulsión de lo femenino en la apariencia, con un fuerte componente heteronormativo (Butler, 1990), relacionado con la internalización de mandatos asociados a masculinidades tradicionales, en jóvenes de diversas orientaciones sexuales. Otros relatos dan cuenta de una apropiación de prácticas femeninas en la gestión de la apariencia, donde las normas de género operan a partir de la identificación de marcadores de masculinidades tradicionales. Están presentes, además, apropiaciones abiertas a lo femenino, con jóvenes que integran y redefinen sus masculinidades considerando la inclusión de lo femenino en su apariencia. Tensiones y sanciones sociales son parte de las significaciones en torno a las masculinidades de estos sujetos.Resumen de la Ponencia:
Esta investigación analizó el concepto de Reforma Estructural, en la escena de la protesta social bogotana del paro nacional del año 2021, a partir de la apuesta del vogue como herramienta transformadora a la superestructura sistémica de dominación y agresión a la población trans, no binaria y queer. Se caracterizó la crítica del sector voguero llevando al desarrollo de una propuesta feminista y popular para la desintoxicación de la adoctrinación de prácticas coercitivas y represivas de la institución estatal Policía y ESMAD ( Escuadrón Móvil Antidisturbios), en clave falocentrista y hegemónica de la supremacía hostil de la élite colombiana. La investigación describe las tensiones sistémicas que surgieron entre las personas disidentes del sexo y género, y el escuadrón móvil antidisturbios con el objetivo de delimitar la supremacía del poder armado enmarcar en violencia institucional, estructural y de género en el marco de la protesta social.Por esta razón, se recurre a metodologías de acción participativa del pensamiento actual que permite justificar las posturas relacionadas a los modelos de pensamiento decolonial, feminista e interseccional, optando por un modelo metodológico mixto en el que convergen instrumentos de recolección y sistematización de datos con herramientas de análisis textual interpretadas desde un enfoque sociológico de corte especializado en estudios de género, adoptando por entrevistas y observaciones participativas con el fin de identificar la propuesta de Reforma estructural que surge a raíz de las violencias vividas en personas trans, no binarias y queer, así como la comprensión y estudio crítico de las violencias dateadas en el paro nacional del 2021 en el territorio colombiano. Para ello el paradigma de la teoría crítica trazo un marco teórico sustentado desde la corriente marxista e interseccional, categorías tales como: Biopoder, Estructura y Superestructura, Poder, Hegemonía, Supremacía, Violencia y Coerción; dando forma al análisis planteado.Resumen de la Ponencia:
Este artículo es resultado de la revisión sistemática de literatura realizada en el marco de la investigación doctoral “Cotidianidad escolar de los maestros varones de educación preescolar”, la cual busca analizar la cotidianidad escolar de los maestros varones de educación preescolar en relación con las atribuciones del rol de género presentes en el contexto antioqueño (Antioquia, Colombia) y poblano (Puebla, México) El proceso de revisión sistemática de literatura buscó conocer el estado del conocimiento en relación con las investigaciones realizadas con o sobre maestros varones de educación preescolar. Para esto, se emplearon las bases de datos DOAJ, Taylor and Francis, Eric, Semantic Scholar y Redalyc, obteniendo un total de 67 artículos resultado de investigación, de los cuales sólo 16 de ellos han sido escritos en español y son resultado de investigaciones hechas en Latinoamérica y España. Por esta razón la mayoría de la literatura aquí referenciada se encuentra en inglés y es resultado de investigaciones llevadas a cabo por fuera de Latinoamérica, lo cual no se debe a un sesgo colonialista implícito en la investigación, sino que es resultado de la escasez de investigaciones respecto a maestros varones de educación preescolar en América Latina.
Introducción:
Los artículos que se definieron como alta prioridad fueron resultado de investigación revisados por pares, cuyo objeto de estudio fuera masculinidades en educación preescolar, con fecha de publicación posterior al 2014, con metodologías cualitativas y preferiblemente de investigaciones llevadas a cabo en latinoamérica. Aquellos marcados como de prioridad media se diferenciaban de aquellos de alta prioridad ya que su metodología podría ser cualitativa o cuantitativa, con fecha de publicación posterior al 2012 y no había preferencia por investigaciones llevadas a cabo en latinoamérica. Por otra parte, para los artículos de prioridad baja sólo se requería que tuvieran relación con los objetivos de la investigación que se encuentra desarrollando actualmente.
De acuerdo con los criterios de priorización establecidos para prioridad alta se encontraron 18 artículos, para prioridad media se recuperaron 31, y para prioridad baja se catalogaron 18, obteniendo así un total de 67 artículos recuperados y catalogados de acuerdo a su relevancia para la investigación actual.
Tras ser catalogados los artículos de acuerdo al nivel de prioridad, se procedió a su vaciado en una matriz que permitió dar cuenta de aspectos relevantes del artículo, como los descriptores empleados para su búsqueda, su año de publicación, título, país en que se desarrolló la investigación, objeto de estudio, objetivo general de la investigación, relevancia, referentes teóricos, enfoque metodológico, método o diseño, instrumentos y fuentes de recolección de información, sujetos de la investigación, resultados o conclusiones y referencia para citar. Esto se ha realizado hasta el momento con los artículos marcados como de alta prioridad.
A continuación, se procedió a su análisis con la segunda matriz, la cual se elaboró porque se observaron algunos temas recurrentes en las investigaciones seleccionadas como prioridad alta que fueron analizadas en la primera matriz, por lo tanto se realizó una subdivisión de la literatura que estaba siendo analizada para poder comprender mejor los conceptos, autores y aportaciones que podría brindar a mi investigación, desde los objetivos, cada una de las categorías seleccionadas. Las categorías fueron creencias respecto a hombres en educación preescolar, experiencia masculina en educación preescolar, feminización de la docencia en educación preescolar y masculinidades e identidades en educación preescolar. La matriz se elaboró fragmentando cada artículo en su título, citación, sus categorías de análisis, el marco de referencia conceptual, las contribuciones a mi investigación y su prioridad, la cual se incluyó para poder facilitar el filtrado a través de filtros en Excel.
Tras el análisis realizado en ambas matrices, se procedió a la elaboración de un esquema donde se relaciona cada uno de los objetivos específicos de mi investigación con las categorías encontradas en la revisión de literatura, y los conceptos correspondientes a la misma. Tras esto, se comenzó la escritura de la revisión de literatura.
Desarrollo:
Una de las principales categorías de la investigación que realizo es el género. Esta categoría atraviesa toda la revisión de literatura, en tanto es fundamental para la comprensión del objeto de estudio. Según Marcela Lagarde, el género es “la categoría correspondiente al orden sociocultural configurado sobre la base de la sexualidad, la cual es a su vez definida y significada históricamente por el orden genérico” (Lagarde y de los Ríos, 2018, p.29). Así mismo, Benhabib (1992) comprende el género como “una categoría relacional que busca explicar una construcción de un tipo de diferencia entre los seres humanos” (p.52), siendo esta diferencia construida a través de procesos históricos y sociales, es decir, no es un hecho natural.
Esta diferencia construida por el género está presente en las diversas esferas de interacción del ser humano, en tanto sujetos de su propia sociedad, vivientes a través de su cultura, cobijados por diversas tradiciones religiosas o filosóficas de su grupo familiar, su generación (Lagarde y de los Rios, 2018), entre otros aspectos constitutivos de su subjetividad. Así mismo, según Connell (2003), la masculinidad y la feminidad se configuran como relaciones de poder, las cuales se basan en las normas de género dominantes.
Género y creencias respecto a los hombres profesores de preescolar
Para esta subcategoría se encontraron 5 investigaciones, las cuales abordan las creencias existentes respecto a los hombres profesores de preescolar desde el ámbito profesional.
El primer artículo que se analizó dentro de esta subcategoría fue ‘Fun guy and possible perpetrator: an interview study of how men are positioned within early childhood education and care’, el cual se llevó a cabo por Maria Hedlin, Magnus Åberg & Caroline Johansson en el año 2019 en Suecia en el marco de la investigación tuvo por objeto de estudio las creencias relacionadas con el género sobre los profesores hombres de educación preescolar. Como afirman los autores, en Suecia, en los últimos 50 años, se ha buscado que más hombres se interesen en trabajar en educación preescolar y que no existen políticas de no contacto físico dentro de las aulas de este nivel. Este artículo fue escrito en el marco de la investigación ‘Touch in preschool-Care or Risk?’ , en la cual se realizaron entrevistas con 50 informantes, de los cuales 17 eran hombres y 33 eran mujeres, pertenecientes al sur, norte y centro de Suecia. Si bien la investigación no buscaba indagar en las creencias respecto a masculinidad en el aula de educación preescolar, emergieron de las entrevistas y fueron analizadas a profundidad. El estudio se basa en una perspectiva social construccionista de género, la cual, según Sabbe y Aelterman (2007), citado por Hedlin, Aberg y Johansson (2019), los contenidos de los términos femenino y masculino son creados y negociados en procesos sociales, siendo el género un principio fundamental para organizar la vida social y atribuirle significado.
El principal hallazgo al que llegaron los investigadores es que existen dos creencias principales en relación a los profesores hombres de educación preescolar: la que los cataloga como ‘chico divertido’, que es alguien que bromea, juega y se enfoca en la actividad física (Hedlin, Abberg y Johansson, 2019) y la que los cataloga como ‘posible perpetrador’, donde el discurso de la sospecha se configura como un elemento difícil de ignorar.
Respecto a la posición de ‘chico divertido’, el asumirla, ya sea de manera abierta o reluctante, y el rechazarla, configura un modo de subjetivación de acuerdo a su masculinidad. Según Hedlin, Aberg y Johansson, algunos profesores deciden asumir este rol al considerar que los hombres hacen cosas de manera diferente a las mujeres en el aula de clase, centrándose más en las actividades deportivas y físicas, las cuales se asocian fuertemente con la masculinidad. Otros, deciden tomar esta posición de manera reluctante, al expresar algunas preocupaciones respecto al contacto físico con los estudiantes, al no sólo sentirse permeados por el discurso de la sospecha, sino también porque asumen la cercanía con los estudiantes como un elemento propio de la feminidad. Quienes deciden rechazar esta posición esgrimen principalmente motivos de riesgos de salud ocupacional al involucrarse en actividades físicas con los estudiantes y por la manera en la cual el educador de preescolar construye y considera su rol profesional.
En relación con la creencia que cataloga al profesor de preescolar como un posible perpetrador, se evidencian prácticas de resistencia y de prevención activa ante aquellos elementos cotidianos que podrían hacer que fueran percibidos como un riesgo para los estudiantes, como el contacto físico y las demostraciones de afecto; como los abrazos y los besos. También estos profesores han adoptado maneras de posicionarse como hombres seguros al permanecer a la vista de sus compañeros en situaciones que requieren de contacto con los estudiantes, como al momento de hacer un cambio de pañal, y alinearse con los ideales heteronormativos, como tener una familia consolidada y ser padre.
El segundo artículo analizado dentro de esta clasificación, es ‘Contesting Hegemony: Re-Imagining Masculinities for Early Childhood Education’, el cual fue escrito por Travis Wright y publicado en el 2018, y, por medio del enfoque autoetnográfico, se centra en su vida profesional en educación preescolar en el contexto estadounidense, para examinar sus experiencias a nivel social y psicológico, buscando profundizar el entendimiento de cómo la masculinidad hegemónica influencia el trabajo de los hombres con niños en edad preescolar. Cabe aclarar que en Estados Unidos, es poco frecuente que los hombres trabajen en centros de educación preescolar, y el autor manifiesta que en el 2007, sólo el 2,2% de los profesores de educación preescolar eran hombres.
Asi mismo, Wright (2018) expresa que al ser un hombre homosexual y consciente del estigma que existía socialmente respecto a los hombres de educación preescolar, en ocasiones ocultó o sintió presión para ocultar partes de sí mismo para ejercer el trabajo que amaba, y afirma que este es un sentimiento que algunos colegas han compartido frecuentemente con el. Uno de los elementos que aparece con mayor fuerza en el artículo es el sentirse amenazado al tener interacciones físicas con los estudiantes, ya que aprendió en los primeros años de su carrera a no tocar a los estudiantes ni permitir que estos le tocaran, buscando evitar sospechas. Así mismo, deja claro que el transgredir la masculinidad hegemónica trae vulnerabilidades, como el ser catalogado como pedófilo u homosexual, especialmente a la hora de realizar labores que se han asociado culturalmente con las mujeres, como es el cambio de pañal en el aula de preescolar; y sentir en diversos ambientes escolares la necesidad impuesta por directivos y compañeros de permanecer a la vista durante las interacciones con los estudiantes.
Esto habla de un discurso de la sospecha que está arraigado dentro de estos ambientes escolares, que, de acuerdo a Kimmel (1994) y Connel (2005), citados por Wright (2018), cualquier acción femenina, ‘débil’, cálida puede ser considerada sospechosa y llevar a quien la ejerce al juicio social y al ostracismo, como una forma de hacer cumplir la masculinidad hegemónica. Así mismo, según Wright (2018), el deseo que pueda tener un hombre de trabajar con niños pequeños en algunas ocasiones los ubica en un lugar de aislamiento social, sospecha, homofobia y un estatus social negativo, ya que las necesidades del nivel se asocian tradicionalmente con la feminidad.
El tercer artículo analizado para esta clasificación es ‘public perceptions and the situation of males in Early Childhood settings’, escrito por Mimin Tufan y publicado en el 2018, como resultado de una investigación que se estaba llevando a cabo en Estados Unidos, específicamente, en Arizona, con una profesora de educación preescolar. Su objetivo fue investigar la relación entre tener profesores varones de educación preescolar y el temor de la sociedad al abuso sexual infantil. La metodología seleccionada fue fenomenología, donde la técnica seleccionada fue entrevista semiestructurada, y la información recolectada se analizó a través del método de análisis del discurso, que, según Phillips y Jorgensen (2002), citados por Tufan (2018), analiza cómo los patrones de lenguaje son construidos de acuerdo a las declaraciones de las personas o pequeñas partes de su discurso.
La participante considera que la presencia masculina en educación inicial es un factor que ayudaría a incrementar los salarios, ya que considera que los hombres tienen poder e influencia en la sociedad, especialmente en el aspecto económico al ser vistos como el sostén de la familia. También afirma que la enseñanza debe ser una profesión tradicionalmente femenina, al ser las mujeres más maternales que los hombres, argumento que se esgrime para justificar la feminización de la enseñanza. Así mismo, opina que las personas tienden a desconfiar de los hombres estando a solas con niños al estos ser considerados como potenciales abusadores sexuales, y expresa que muchos profesores son conscientes de esto y realizan esfuerzos para mantenerse visibles como mantener las puertas de sus salones abiertas y evitar el contacto físico con los estudiantes. Este artículo resalta el pánico moral y el temor al abuso sexual infantil como uno de los principales elementos que trae la presencia masculina en educación infantil.
El cuarto artículo analizado, perteneciente a esta subcategoría, fue ‘Chinese male early childhood education teachers’ perceptions of their roles and professional development’, escrito por Yan Yang y Delores McNair y publicado en el 2020, explora las percepciones de los profesores varones en educación preescolar y sus creencias respecto a su desarrollo profesional en el contexto chino, el cual está fuertemente influenciado por roles de género estrictos. Se empleó un enfoque fenomenológico para investigar las experiencias de los hombres enseñando en educación infantil. Su objetivo no era sólo describir las experiencias de los participantes, sino traerlos a la vida, buscando comprender el significado profundo de su experiencia, sin juicios. Hubo tres participantes, los cuales se seleccionaron por medio del muestreo por conveniencia empleando una técnica de bola de nieve, al momento de la investigación ellos debían estar enseñando en un preescolar público e identificarse como varones. Se realizaron tres entrevistas semiestructuradas con cada participante, las cuales fueron transcritas literalmente. Antes de la última entrevista, a cada uno de ellos se les entregó una vista general de los temas que habían emergido durante las entrevistas anteriores, como una manera de confirmar la interpretación de los hallazgos y de permitirles comparar su experiencia con la de los otros participantes.
Durante la investigación, ellos admitieron que la educación preescolar no era su nivel educativo favorito, pero que habían escogido enseñar en ese nivel porque lo veían como un paso para obtener una posición administrativa que les diera prestigio y les incrementara su estatus social. Así mismo, se hace evidente que adhieren a las normas de género tradicionales y reconocen que se ven beneficiados por estas en algunas circunstancias, lo cual los lleva a no querer deconstruir su género, a pesar de que reconocen algunas desigualdades estructurales presentes en este nivel educativo.
Las expectativas de género de los participantes se hicieron evidentes en sus visiones sobre la enseñanza. Consideran que hay dos áreas clave del currículo que deben ser enseñadas por hombres: educación física y ciencias naturales. Al respecto, afirman que como los hombres son más atléticos, son mejores impartiendo educación física que las mujeres, ya que, en sus palabras, ellas actúan por estándares, recordando a los niños constantemente el orden y la disciplina. En relación con su sentido de competencia en ciencias naturales, atribuían esto a su creencia de que los hombres nacen con más interés en las ciencias y que son más competentes a la hora de aprenderlas a través del sistema educativo y muestran pocos temores a la hora de relacionarse con pequeños animales e insectos.
Otro de los hallazgos de esta investigación fue que los participantes se describen como modelo a seguir de los estudiantes varones, lo cual, según un participante era bien visto por las familias ya que estas sentían temor de que sus hijos se feminicen al estar en contacto constante con sus profesoras. Los atributos masculinos que ellos consideran que modelan en sus estudiantes son fortaleza, coraje y ambición. Esto, según Yang y McNair muestra que el hecho de que existan profesores varones en educación preescolar, no es garantía de que sea un avance respecto a la disminución de brechas de género, sino que puede convertirse en un espacio donde se perpetúen las ideas tradicionales de género y las desigualdades de género que implican.
El último artículo revisado en esta categoría se llama ‘Troubling men who teach young children’: masculinity and the paedophilic threat’, escrito por Shaaista Moosa y Deevia Bhana y publicado en el 2020, es producto de una investigación desarrollada en Sudáfrica, llamada ‘Men in the early years’. Se seleccionaron 22 hombres en preparación para ser profesores, cuyas edades se encuentran entre los 20 y 31 años. Se emplearon entrevistas semiestructuradas para investigar los sentimientos, pensamientos y opiniones de los participantes respecto a los hombres gay enseñando a niños pequeños.
Uno de los hallazgos de la investigación muestra que algunos de los argumentos de los participantes sobre si era más aceptable tener un profesor gay en el salón de preescolar estaba relacionado con la lógica binaria que posiciona a los hombres homosexuales como cuidadores, apelando a su ‘lado femenino’ y a los hombres heterosexuales como una amenaza para los niños pequeños, enmarcándolos en el discurso de la sospecha. Esto puede estar relacionado por los altos niveles de violencia perpetrada por hombres heterosexuales en Sudáfrica, contexto donde se desarrolló la investigación.
Feminización de la educación preescolar.
Esta subcategoría engloba las investigaciones que muestran las barreras de acceso para la educación preescolar que experimentan los hombres, las cuales ayudan a perpetuar la división sexual del trabajo que se hace evidente al observar la feminización prevalente en este nivel educativo. Se seleccionaron 3 artículos resultados de investigación.
Al respecto, el primer artículo reseñado se llama ‘Beliefs and Attributions: Insider Accounts of Men's Place in Early Childhood Education and Carey fue llevado a cabo por Victoria Sullivan, Laetitia Coles, Francisco Perales, Karen Thorpe y Yuwey Xu, en el año 2020. En esta investigación se analizaron datos de entrevistas realizadas a 96 mujeres que trabajaban como educadoras de preescolar en Queensland, Australia, buscando comprender, desde sus narrativas, actitudes y creencias, la inclusión de hombres en el ámbito de la educación preescolar. El análisis de la información se hizo en dos etapas: primero se identificaron las afirmaciones relacionadas con el género y luego, basado en su contenido, formulación y posicionamiento dentro de la entrevista general, las afirmaciones se dicotomizaron de acuerdo a si pertenecían a la perspectiva de la participante o si esta se las atribuía a alguien más. Las respuestas dentro de estas categorías además fueron codificadas como temas emergentes.
Dentro de las creencias expresadas por las participantes se observa que hay una tendencia positiva en la manera en que se observa a los hombres dentro del nivel educativo, al catalogarlos como modelos de masculinidad, dinamizadores pedagógicos y como balanceadores emocionales. Una minoría expresó creencias que relacionan a los hombres como incompetentes y como un posible riesgo para la infancia.
Respecto a la creencia que los muestra como modelos de masculinidad, los autores dejan claro que las participantes expresan tanto representación de masculinidad hegemónica como desafío a la masculinidad hegemónica, e incluso llegan a nombrarlos como un posible sustituto de la figura paterna para aquellos niños que no cuentan con una, lo cual, según los autores, puede llegar a generar aislamiento más que inclusión de los hombres dentro del equipo de educación preescolar, al objetivizarlos como una representación de lo masculino.
La creencia que existe de los hombres en educación preescolar como dinamizadores pedagógicos se sustenta en que estos traen una perspectiva diferente del aprendizaje y de la infancia, especialmente al relacionarlos con la figura de chico divertido que ya había sido abordada por una investigación previa (Hedlin, Äberg y Johansson, 2019), y sus prácticas pedagógicas son percibidas por las participantes como compensatorias o adicionales, más que innovadoras o disruptivas. Por otra parte, el ser considerados por las participantes como balanceadores emocionales se relaciona con el ser vistos como una figura compensatoria a los déficits emocionales que ellas expresan.
En contraste, algunas participantes consideran que los hombres son menos competentes para ser profesor de educación preescolar por la naturaleza del trabajo y las características tradicionalmente asociadas a la feminidad, como el ‘instinto materno’, el cual, según las participantes, los hombres carecen. Así mismo, una participante evoca el estereotipo masculino de sostén del hogar, y afirma que esto es incompatible con la educación preescolar por la remuneración que se brinda en este nivel educativo. Por otra parte, según algunas participantes el que un hombre quiera trabajar en educación preescolar les lleva a ser vistos como sospechosos y se pone en duda su heterosexualidad, asumiendo que los hombres que trabajan en este nivel educativo son homosexuales o un posible riesgo para la infancia.
Respecto a las creencias atribuidas, es decir, las opiniones de la sociedad, son menos favorables ante la figura del educador masculino de nivel preescolar, considerando que son inadecuados para el trabajo en este nivel, que es visto socialmente como una función de maternidad pública, el cual, desde esta perspectiva es incompatible con la masculinidad, y que trae asociado el estigma de ser un posible abusador sexual, a pesar de que no hayan ocurrido experiencias de este tipo en el contexto en que se desarrolló la investigación.
El segundo artículo resultado de investigación que se analizó en esta subcategoría fue “Acerca de la feminización de profesiones. Caso: la docencia en preescolar en la Ciudad de México”, escrito por Jorge García-Villanueva, Diocelina Ávila-Rodriguez, Martha Karina Vargas-Pérez y Claudia Ivonne Hernández- Ramirez y publicado en el 2015, y aborda la feminización de la educación preescolar en la Ciudad de México. La metodología empleada fue el enfoque cualitativo descriptivo que, “buscó comprender e interpretar la realidad como es entendida por el profesorado participante en el contexto estudiado y obtener información para caracterizar la docencia en la Ciudad de México partiendo de la experiencia de hombres dedicados a esta labor” (García-Villanueva et al., 2015, p. 136). Para seleccionar los participantes se empleó la técnica de bola de nieve y se seleccionaron 4 participantes que eran licenciados en educación preescolar y habían ejercido la docencia en este nivel. Para la recolección de información se empleó la entrevista a profundidad.
Los participantes expresan que respecto a las interacciones, situaciones y personas que favorecieron su práctica docente se encuentra la influencia familiar y de amigos que les motivaron a incursionar en este ámbito educativo, y ya en él, fueron los jefes y supervisores quienes les ofrecieron una plaza. Así mismo, para su ingreso el factor económico es decisivo, ya que enfatizaron que requerían un trabajo que les brindara remuneración constante. Por otro lado, el principal obstáculo que reportaron los participantes fue el establecimiento de roles y estereotipos de género correspondientes a una cultura machista y reproducidos por la sociedad, donde la participación de padres de familia y directivos complejiza la dinámica y lleva a que el educador deba enfrentarse a los prejuicios personales en torno a las atribuciones sociales de masculinidad (García-Villanueva et al., 2015), que a algunos participantes les costó la supervisión constante de sus compañeras y posterior destitución.
Adicionalmente, como desventajas expresan que sus compañeras dudaban de sus capacidades para ejercer la docencia, que recibían comentarios negativos de su ejercicio profesional por parte de amigos, familiares y personas cercanas y que por el machismo presente en la cultura mexicana se enfrentaban a cuestionamientos sobre su orientación sexual y prejuicios que los llevaron a ser visto como una potencial amenaza para la infancia. A pesar de esto, reportan que la docencia en educación preescolar les trajo beneficios como el crecimiento profesional e individual y el poder romper con algunos estereotipos de género y favorecer la apertura social (García-Villanueva et al., 2015).
El último artículo resultado de investigación analizado en esta subcategoría se llama “Male caregivers in child daycare: why so few?”, escrito por Noam Shpancer, Jessica Fannin, Jordan L. Rush, Katie Rosneck, Mariel Montgomery, William Hove y Maya Venkataraman y publicado en el 2019, y es producto de dos estudios que se llevaron a cabo en Estados Unidos sobre la percepción de los cuidadores masculinos en guarderías infantiles. El primer estudio tuvo 301 participantes, los cuales leyeron una viñeta escrita, en la cual el sexo del cuidador y del infante fue manipulado aleatorialmente y se les pidió que se imaginaran como padres de familia escogiendo un centro de cuidado infantil para su hijo o hija y se les preguntó cuál escogerían y por qué. El segundo estudio tuvo 10 participantes, los cuales fueron profesionales de centros de cuidado infantil, a los cuales se les realizó entrevistas semiestructuradas sobre sus actitudes en relación con los cuidadores masculinos. La información recolectada se analizó cualitativamente para temas emergentes.
Los resultados de ambos estudios sugieren que socialmente existe un sesgo negativo que es percibido como una barrera para la inclusión de los hombres en los centros de cuidado infantil. Según Sphancer et al., (2019), una de las razones para que no hayan más hombres trabajando en guarderías son los estereotipos tradicionales y la realidad histórica que ha situado el cuidado infantil como una labor femenina, por lo que al entrar un hombre en este campo se ve como una violación a las normas sociales de género y suele suscitar inquietudes y sospechas respecto a sus motivos, lo que lleva a que estos sean vistos como un riesgo potencial para la infancia.
Otra de las razones que lleva a la ausencia masculina en la educación preescolar es el escaso estatus y remuneración que trae este nivel educativo, aunque el estar en una profesión altamente feminizada le permita a los hombres que ingresan ascender rápidamente, fenómeno conocido como ‘escaleras de cristal’ (Cognard-Black, 2004, citado por Sphancer et al., 2019). A pesar de esto, los participantes del estudio cualitativo, consideran que la remuneración es una barrera para el ingreso de varones a los centros de cuidado infantil, aunque lo expresan como un limitante sólo para los hombres por su estereotipo de sostén económico del hogar.
Conclusiones:
Tras realizar un segundo acercamiento a la revisión sistemática de literatura, es importante resaltar la importancia de llevar a cabo más investigaciones que indaguen sobre la experiencia de los maestros varones de educación preescolar, la construcción y reconstrucción de masculinidades y el fenómeno de feminización de la docencia como mala praxis educativa. Investigar más este objeto de estudio puede brindar mayor visibilidad a la configuración de nuevas masculinidades no hegemónicas, que se alejen de los mandatos patriarcales y que contribuyan a la transformación social, especialmente en lo relacionado con los roles de género asociados a las tareas de cuidado.
Así mismo, es importante reconocer las creencias que existen alrededor de la figura del docente de educación preescolar, el peso que tienen en relación a su género, y la influencia que ejercen en su cotidianidad escolar, ya que permiten comprender las atribuciones sociales del rol de género que se encuentran inmersas en un contexto específico y la manera en la cual se relaciona con los profesores varones de este nivel educativo y como estas son reproducidas, desafiadas o comprendidas por la comunidad educativa en tanto es mediada por la cultura específica del contexto en el cual se relacionan.
Cobra relevancia retomar la experiencia de los maestros varones de educación preescolar y cómo en su narración se evidencia una reconstrucción de su masculinidad, o una reafirmación de la misma, algunos distanciándose de la masculinidad hegemónica y otros reproduciéndola en el aula de clase.
Al respecto, surgen interrogantes, para los cuales aún no tengo respuesta pero que me parece de importancia enunciar acá, para considerarlos a futuro dentro de la investigación: ¿en qué va el hecho de que algunos profesores varones de educación preescolar reproduzcan o desafíen los estereotipos de género? ¿Qué se entiende dentro de los artículos revisados por comportamientos femeninos?, ¿de qué manera se relacionan los niveles de violencia patriarcal con el fenómeno de feminización de la docencia en educación preescolar?, ¿cómo las características del sur global respecto a la cultura, violencia y calidad de vida contribuyen a la exclusión de hombres en educación preescolar?
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Palabras clave:
Experiencia, masculinidades, educación preescolar, revisión de literatura.
Resumen de la Ponencia:
A lo largo de la historia chilena la educación ha sufrido una serie de transformaciones en torno a la composición sexo-genérica de su cuerpo estudiantil, transitando desde un modelo monogenérico hacia un modelo coeducativo. Sin embargo, al día de hoy continúan existiendo algunos liceos para hombres y otros para mujeres. No obstante, ¿qué ocurre con las diversidades y disidencias sexo-genéricas? Esta pregunta se relaciona con la realizada en la presente investigación, que tuvo como objetivo comprender las experiencias de les jóvenes estudiantes pertenecientes a la diversidad y disidencia sexo género que ingresaron a la enseñanza media en establecimientos educativos municipales exclusivos para varones en Santiago de Chile a partir del año 2013. De este modo, los principales hallazgos giraron en torno a: a) las trayectorias sexo-genéricas de les jóvenes entrevistades; b) las distintas discriminaciones que experimentaron; c) la relación que guarda la diversidad/disidencia con la masculinidad, y cómo es la masculinidad misma; d) las formas de organización de la disidencia sexo-genérica en el espacio educativo. La investigación se realizó mediante un enfoque biográfico, utilizando técnicas cualitativas para producir la información, y la muestra se constituyó de 9 exestudiantes de liceos para varones de la región metropolitana que pertenecen a la diversidad y disidencia sexo-genérica -gais, bisexuales, mujeres transgénero y travesti, personas no binarias-.Resumen de la Ponencia:
A lo largo de su historiar reciente, las masculinidades en México -como colectividad- han tenido una presencia y cambios constantes, yendo de la mano con las principales transformaciones sociales del país, así como sus diferentes procesos socioculturales. En este sentido, aparecen de manera simbólica, pero también de manera fáctica, es decir, en las acciones más cotidianas y perceptibles. Sin embargo, es importante hacer visible también cuáles han sido las implicaciones de estas masculinidades en la vida del país, no solo para la sociedad en general, sino para los hombres mismos. Es así como el enfoque de este trabajo es: 1. Revisar las características de estas masculinidades y cómo aparecen en la vida nacional. 2. Proponer una serie de críticas -desde la sociología de género- a las alianzas de estas masculinidades con la violencia, las discriminaciones, la exposición al riesgo, los accidentes, los conflictos socioemocionales e incluso sus costes económicos al Estado y a la colectividad y 3. Exponer si existen y cuáles son las estrategias que el Estado mexicano ha implementado para tratar el tema, en el marco de la igualdad de género y la no violencia contra las mujeres y personas de la diversidad sexo-genérica; esto como parte de los esfuerzos por democratizar los trabajos para conseguir la igualdad e involucrar a los hombres y sus responsabilidades para con el tema. Este trabajo es parte de los esfuerzos de la sociología de género por entender -con enfoque interseccional- que la búsqueda de la igualdad y la no violencia corresponden a todas y todos y que el trabajo con las masculinidades también es importante para cambiar la situación de violencia institucional, económica, política y cultural que viven las mujeres y personas de la diversidad sexo-genérica en el país.Resumen de la Ponencia:
Existe la urgente necesidad de repensar una nueva normalidad en lugar de regresar a la anormalidad en que hemos vivido, de cuestionar la relación entre los géneros, de remontar el ejercicio de la violencia cultural, económica, social, patrimonial, política, verbal, etc., que, dicho sea de paso, se incrementó durante la pandemia por COVID-19 y, en general, de la violencia estructural que ha acompañado el devenir histórico, acentuado con el individualismo fomentado por el neoliberalismo. Es urgente revisar las propuestas de nuevas masculinidades, ¿acaso no será posible des construir tanto las masculinidades como las feminidades para recuperar y poner, por encima de todo, el concepto de Persona, de arribar al Buen vivir desde las epistemologías del Sur y respetarnos como seres naturales que no sólo fomenten el antropocentrismo-androcéntrico sino la comunión con la naturaleza del Ser en toda su plenitud? Se presenta un estudio centrado en el concepto de masculinidad, hipotetizando el epistemicidio que se genera con la patriarcalización del pensamiento de hombres, mujeres y comunidades LGTBTI+ con la propuesta de despatriarcalización, partiendo de la perspectiva de género, con una metodología de análisis documental con fuentes diversas.
Introducción:
En los momentos de mayores crisis parecen idóneas las oportunidades para que la humanidad se cuestione lo que ha hecho mal, cómo vivir mejor, cómo modificar las forma de relacionarse entre seres humanos y como seres vivos con la naturaleza.
La nueva normalidad invita a pensar con lentes de género graduados a la altura de las enseñanzas nocivas que hay que desaprender del modo y estilo de vida imperante, por ello resulta indispensable mirar las distintas tipificaciones de violencia y su incidencia en la vida cotidiana. Las formas de violencia existentes, que se tipifican como delitos, que son registradas, por ejemplo en México por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) ubican la acción delictiva contra las mujeres bajo la dimensión en la incidencia delictiva total e incluyen delitos que atentan contra la vida y la integridad corporal: violencia física, sexual, verbal etc.; delitos que atentan contra la libertad personal: violencia jurídica y política; delitos contra el patrimonio: económica y patrimonial; delitos contra la sociedad: violencia cultural y verbal; delitos contra la familia: violencia intrafamiliar así como delitos contra la libertad y seguridad sexual como las afectaciones a las personas de la sexo diversidad fuera de la heterosexualidad.
Desarrollo:
Para el SESNSP la violencia intrafamiliar y de género, así como la estructural, política, y de diverso tipo en general, se agudizaron e incrementaron, sustancialmente, durante la pandemia de COVID-19. Tan sólo “en los primeros cinco meses de 2021 se registraron 423 feminicidios en México” (Barboza, 2021). Cuando se habla del asesinato de mujeres por el simple hecho de contar con dominancia genética femenina, se está hablando de configuraciones sociales del Ser Hombre ante quienes son mujeres, también puede estar involucrado el asesinato de hombres que suelen tener una opción de vida sexual feminizada o bien mujeres con preferencia sexual masculinizada, desde la forma en que perciben y habitan el cuerpo sexuado. Es decir, las relaciones de poder que se otorgan a una persona sobre otras en razón del hecho biológico de contar con un aparato genital con gametos YY que le hace ser nombrado hombre debe valer lo mismo que el poder de decidir no tener etiqueta alguna, e incluso no tener relaciones sexuales, o no contar con sexo, asexual, o bien el poder de adopción de formas distintas de vivir la sexualidad, independientemente del aparato genital con el que hayan nacido, ejemplo, LGTBTI+. También debe contar el no dejarse determinar por habitar un cuerpo que cuenta con un aparato genital masculino con diversidades genéticas=combinación: XXY, YYX, XYY, YXX u otras variantes o el poder que resta el hecho biológico de ser nombrada mujer con gametos XX, Entender que ser igualmente distintos debería ser regla para tratarnos como iguales, con las mismas condiciones de contar con respeto, inclusión y participación democrática en las decisiones de todo tipo que, como parte de la humanidad y de seres vivos en la naturaleza, nos asisten.
Por otro lado, la defensa de los derechos humanos, las denuncias y aplicación de justicia también se detuvieron, los servicios públicos en materia de justicia no fueron ni prontos ni expeditos (la mayor parte de las oficinas gubernamentales operaron con déficit de atención hacia la población), lo que colocó a las mujeres en una situación de enorme vulnerabilidad porque propiciaba mayor impunidad, ante lo que sucedía al interior de los hogares, además de las dificultades económicas que generó el desempleo e incluso las dificultades en el ejercicio de actividades de la economía informal contribuyeron a crear escenarios violentos, sin contar las condiciones de las viviendas. La vulnerabilidad múltiple y multidimensional fue mayor en las mujeres, no obstante, el analizar la violencia de género presenta grandes complejidades en su análisis que serán objeto de otro documento. Si bien es preocupante la violencia contra las mujeres, no lo es menos la morbilidad y mortalidad que presentaron los hombres.
Las cifras de diferentes países mostraron que los hombres, al inicio de la pandemia por COVID-19 presentaron mayores complicaciones durante la hospitalización, ingresaron con mayor frecuencia a las unidades de cuidados intensivos UCI y fue más alta la tasa de mortandad en ellos. Por su parte, (Cañelles López, Campillo, & Jiménez Sarmiento, 2021) argumentan la manera en que las diferencias de sexo están entrelazadas con las diferencias en los roles de género adoptados socialmente y con factores de riesgo, que también influyen en la incidencia y los resultados de COVID-19. A ello, se adicionan posibles mecanismos biológicos de sesgo sexual masculino que afectan la gravedad de la COVID-19, particularmente con respecto a las respuestas inmunitarias, de acuerdo con (Takahashi & Iwasaki, 2021) el que los hombres presenten mayores tasas de mortandad se relaciona con situaciones genéticas pues los gametos X presentan mayor inmunidad que los gametos Y (Morris, 2020) de ahí que las mujeres presenten tasas de letalidad menores con relación al SARS COV-2.
Otro elemento importante en el que se emparientan los riesgos de morbilidad y mortandad hacen referencia al espacio en que se vive, de tal manera que existe mayor la posibilidad de infección en las zonas urbanas que en rurales, como lo demuestran (Bhocal, y otros, 2022) quienes argumentan, entre otras cosas, que las densidad demográfica de las ciudades, la mala planeación urbana, la necesidad de movilidad más amplia para trasladarse a los lugares de trabajo condicionan en gran parte el aumento de riesgos en casos de pandemia como la de COVID-19. Las medidas gubernamentales tomadas en la mayoría de los gobiernos de diferentes países como el distanciamiento social, el confinamiento, el cierre de negocios, considerados no esenciales, pusieron en tela de juicio y llevaron a la reflexión, el tema del género, sobre todo porque la mayor mortalidad, en sus inicios se manifestaba en hombres.
Las afectaciones al desarrollo global de los países se ve y seguirá siendo afectado, por algún tiempo, por efectos de pandemia de diversa índole, las cuales se vuelven más crudos si se sigue perpetuando la asimetría en las oportunidades de desarrollo, derivadas de las percepciones de género que, en este caso, se analizan desde el patriarcado y las masculinidades, pues si bien ha existido un conjunto de luchas que se han expresado mediante el feminismo en diferentes oleadas desde el siglo XIX, las cuales re emergieron en el siglo XX y cobran nuevas expresiones en las primeras décadas del siglo XXI (Márquez Padorno, 2022), desde hace medio siglo atrás son acompañadas de reflexiones sobre la masculinidad (Carabi & Armengol, 2008) o bien sobre el ejercicio de la democracia que no admite confrontaciones de género porque la participación plena en el delineamiento y goce de los derechos hace necesario colocar, en términos de igualdad y de manera esencial, el arribo a la igualdad sustantiva, transitando por la equidad de género, sobre todo considerando que los géneros humanos comparten intrínsecamente la calidad de personas
El concepto de persona tiene un alcance muy amplio que se ejerce desde al menos dos miradas, el de quien interpreta y el que es interpretado, donde ambos están mediados por la aceptación de dicha interpretación, ejemplo: policía- transeúnte; médico-paciente; hombre-mujer, etc. (Butler, 1997) por lo que aprender a re nombrarnos o aceptar los nombres que nos aplican debe ser una tarea más reflexiva y menos inercial, ya que, depende de la percepción que adquirimos y transformamos de nuestra propia manera de ser y estar en el mundo porque“ el sometimiento es al mismo tiempo un poder asumido por el sujeto, y esa asunción constituye el instrumento de su devenir; el que nombra depende de que el que sea nombrado reconozca la forma y contenido en que se dirigen a él (ella) o ello, porque incluso los animales no hacen caso de cualquiera que los llame, si no hay una mediación significativa en el habla y los hechos compartidos y si el intento de producir al sujeto no es reconocido, la producción misma se tambalea. La persona a la que se interpela puede no oír la llamada, puede mal interpretarla, volverse hacia otro lado, responder a otro nombre. insistir en que no se le llame de ese modo.
El efecto de la dominación simbólica se constituye como un acto de complicidad, se produce a través de esquemas de percepción, apreciación y acción por medio de los cuales quienes son dominados/as adoptan para sí mismos/as un punto de vista idéntico al quien domina y contribuyen, de esa manera, a su propia dominación a veces sin saberlo y otras a pesar suyo, puede presentarse en forma silenciosa y aparentemente invisible pero fuertemente sentida y adoptada. (Butler, 1997, págs. 22,107).
¿Por qué plantear el tema de la masculinidad? porque se hace necesario en la medida en que el ejercicio de las distintas masculinidades positivas puede conducir a la configuración de diferentes estilos de vida, de convivencia y de coexistencia, que se ven alterados en periodos de crisis, cuestión que no es nueva pues (Romano & Tenenti, 1972) al hablar de la modernidad muestran cómo se van hilando los cambios a partir de nuevas exigencias que dejan los estragos de las pestes, las pandemias y, en general, las crisis de diverso tipo. Depende de la sociedad misma la direccionalidad de los cambios.
“La condición de género masculino es una expresión de la posición social que, como hombres, ocupan en la sociedad, pues tal posición de dominación, de acuerdo con (Bourdieu, 1998) está estructurada sobre la base de la ideología del sistema económico imperante. El capitalismo tiene sus formas de construir reordenaciones sociales y de penetrar en los individuos, cuestión que también comparte (Weber, 1997) en su ética protestante y el espíritu del capitalismo cuando habla de los tipos ideales de comportamiento de los hombres conforme a fines, valores y racionalidad, dejando claro el lugar que ocupa el agente en una relación de desigualdad y, por tanto, constituye el efecto acumulado de todos los atributos y atribuciones compartidas socialmente, que lo conforman (Guevara Ruiseñor, 2008, pág. 84)”.
Hablar de normalidad hoy, lleva consigo formas consensuales o permitidas de ser, actuar, vivir y estar en el mundo de la cotidianidad, en un momento que podría partir de la pre pandemia por lo que es necesario revisar la semántica de la vida individual y social que se ha llevado, deconstruir el significado de las relaciones tóxicas de género para edificar una nueva normalidad a partir de lo que quieren y pueden tener en las sociedades. Por ello, es importante despatriarcalizar las relaciones sociales de poder. Se requiere, romper con el individualismo y avanzar en la reciprocidad, cuestión nada sencilla porque los hombres, poseedores del monopolio de la producción y reproducción del capital simbólico, tienden a asegurar la conservación o el aumento de dicho capital y, para ello, utilizan todas las estrategias a su alcance: de fecundidad, matrimoniales, económicas y sucesorias, que se encuentran orientadas hacia la transmisión de los poderes y los privilegios (Guevara Ruiseñor, 2008, pág. 82).
Resulta importante deconstruir la visión del género imperante que hace referencia a configuraciones de prácticas en las que confluyen múltiples discursos que se intersectan en la vida individual que transversalizan las relaciones políticas, las de producción, las emocionales y las simbólicas y, a su vez, están incluidas en las estructuras de desigualdad dentro del sistema económico capitalista” (Guevara Ruiseñor, 2008, págs. 77-78). Ante eso, es menester educar para evitar y contrarrestar el machismo entendido como “cualquier tipo de conducta, de lógica, de pensamiento, de política, de acciones, de comportamientos que tienden a someter, a controlar, a violentar aquello que es considerado inferior, débil, todo lo que es considerado en este punto de vista, femenino»” (Barboza, 2021).
También, es relevante mencionar que no todos los hombres cuentan con el mismo poder “cada hombre individual utiliza el campo de decisiones que le otorga la posición que ocupa dentro de una configuración social específica y, en función de ello, dirige su conducta personal con una estrategia definida, pero lo hace no en función de opciones libres sino en virtud de las coacciones a las que se encuentra sometido y de los márgenes de acción que le ofrece esa posición particular, cabe mencionar que hombres y mujeres desarrollan sus historias de vida en interacciones y prácticas que delimitan sus identidades individuales, en el marco concreto de sus relaciones” (Guevara Ruiseñor, 2008, pág. 84,88-9). Luego entonces, el cruce de la incidencia de las clases sociales y su posición en las relaciones sociales de producción, hace necesario pensar en contrarrestar los efectos nocivos del capitalismo en el que están inscritas las asimetrías de las relaciones de género, en las cuales no sólo las mujeres, los niños y los pobres parecen tener dueño y ser considerados capital humano sino también la naturaleza es utilizada como recurso natural que, al igual que el recurso humano tiende a ser usufructuado y entra en la escala de la explotación y la dominación en detrimento de la humanidad entera.
En consonancia con lo anterior, la lucha por la democracia lleva aparejada la lucha por la libertad ante la dominación. Durante mucho tiempo hablar de masculinidad, en términos generales, ha significado el reconocimiento del poder que se otorga a una persona sobre otras en razón del hecho biológico de contar con un aparato genital masculino con gametos YY o de feminidad con gametos femeninos XX u otras diversidades genéticas. Ahora se hace imprescindible hablar y examinar las propuestas de las nuevas masculinidades (NM), eso implica, pensar sobre lo que en mucho tiempo no se había, no se podía o no se quería pensar, porque pareciera ser sinónimo de perdida de la masculinidad, por el imaginario de que ya entran en la realización de actividades domésticas, que ejercen una paternidad más amorosa y menos estricta e incluso hay expresiones de que son desplazados de las escuelas y los trabajos por las mujeres.
La percepción de las NM, se enfrenta a un orden social que impone una posición difícil de desengarzar pues, “mientras algunos movimientos de hombres recurren a un retorno a los modelos tradicionales, otros optan por apoyar propuestas feministas y otros más modifican algunas de las expresiones de la masculinidad, pero mantienen intactas las relaciones de poder” (Guevara Ruiseñor, 2008, pág. 80). Sí, a ello se suma el hecho de que la solidaridad entre los hombres se expresa generalmente más fuerte que la Sororidad entre las mujeres, habrá que adicionar el hecho de que muchas mujeres y otras personas que se asumen como sexo débil, tienen patriarcalizado su pensamiento, lo cual constituye un epistemicidio pues impide la construcción de conocimiento y en su lugar coloca el dogmatismo que lleva a la obediencia o resignación ante la normalización que desde siglos atrás se ha creado y reforzado por las religiones y los medios de comunicación, de modo tal que no es difícil percibir cómo una mujer obstaculiza el desarrollo y avance de otras mujeres, aun cuando tengan una cercanía emocional entre ellas por ejemplo la relación madre e hija (Acevedo Zapata, 2021).
Así, resulta difícil romper “el orden invisible que esa convivencia ofrece a las personas en las que se presentan posibilidades y límites que dependen en gran medida del lugar que guarda cada persona dentro del tejido humano en el que ha nacido y se ha criado; de la posición y situación de sus padres; y de su propia trayectoria de vida. La situación externa determina la posición relativa de la persona en un momento específico en virtud de las distintas relaciones que configuran su red de interdependencias. Así como la posición de un peón en un tablero de ajedrez se considera segura o peligrosa, poderosa o débil, según sea su relación con las otras piezas, también las posiciones de los hombres o las mujeres pueden ampliar o reducir sus márgenes de acción de acuerdo con la posición que ocupan” (Guevara Ruiseñor, 2008, pág. 85) Pero no es solo la posición física sino la posición mental que se les atribuye, y que llegan a creer, lo que conduce a la patriarcalización del pensamiento que requiere ser despatriarcalizado, es indispensable la des educación, entre otras ventajas o desventajas, para asumir la defensa del derecho a una mejor vida, partir del análisis de la masculinidad-feminidad, la cual se ha inscrito en los cuerpos mediante la acción pedagógica diaria y los ritos institucionales en “las conminaciones constantes, silenciosas e invisibles del mundo socialmente jerarquizado que preparan a las mujeres a aceptar como evidentes, naturales y obvias unas prescripciones y proscripciones arbitrarias que, inscritas en el orden de las cosas, se imprimen insensiblemente en el orden de los cuerpos…Se trata de un orden que funciona como una máquina simbólica, donde la división sexual del trabajo, y las estructuras tanto del espacio como del tiempo, constituyen los ejes sobre los que descansa su organización” (Guevara Ruiseñor, 2008, págs. 80-81)
El deber ser, obedece a una ética del sistema económico imperante y no a una aspiración de buen vivir, este último, va más allá del humanismo porque incluye la coexistencia y respeto de todo ser vivo y de seres inertes que contribuyen por el solo hecho de existir, a la vida en la Tierra. Quien ha asumido las estructuras del mundo, orienta su práctica haciendo exactamente lo que es debido, en tanto que es fruto de la incorporación a un orden social” (Guevara Ruiseñor, 2008, pág. 86). Dicho orden debe ser desestructurado para construir un mundo más justo, equitativo y respetuoso de la diversidad, pues ahora, el orden social establecido como ‘normal’ ha provocado que “las identidades masculinas de los homosexuales estén socialmente desprestigiadas en la cultura occidental, mientras que algunas otras, como las de los deportistas o los cantantes y actores, son altamente valoradas.
El modelo de masculinidad, culturalmente dominante, ha sido llamado “masculinidad hegemónica”, lo que no significa que domine totalmente ni tampoco se refiere a la forma más común de masculinidad, sino a una posición de autoridad y liderazgo cultural que es socialmente visible y apreciada. Es hegemónica no en relación con los otros modelos de masculinidad, sino en relación con el orden de género como un todo. Algunos teóricos se han encargado de identificar y o medir la masculinidad con test psicométricos con escalas de masculinidad-feminidad, con propuestas naturalistas como la mito poética de Bly, Junge o el análisis desde los roles sociales de Ibáñez, Minelo, Giddens, Conell o de la descripción del Orden del género en las relaciones de poder propuestas por Seidler (1989); Kimmel (1992); Cazés (1994); Kaufman (1995); Connell (1987); y Minello (2001, citados por Guevara Ruiseñor, 2008 y lo cual, es trascendental para avanzar en la solución del problema y, si bien ayuda conocer las perspectivas conservadoras: moral y biológica; profeminista; de los derechos del hombre; espiritual o mito poética; socialista y de grupos específicos, que figuran un abanico de posibilidades alternativas o afines a la masculinidad hegemónica, subordinada, alterna, a los machismos, a los micro machismos y un sinfín de etc. (Bonino Méndez, 1999), también debe ser examinada bajo la lupa de lo que implica, por ejemplo, los tintes políticos de expresiones, que ya ni siquiera son de grupo o de asociaciones organizadas, funcionan como llamados a las multitudes que se denominan Promise Keepers, quienes fundamentan su lucha por recuperar privilegios perdidos, se dicen movimiento y no se pide pertenencia a él e invitan a: creer en Cristo, formar una cercana amistad con algunos hombres, practicar la moral y sexualidad puritana, amar a su esposa e hijos, apoyar a su iglesia y animar a otros a hacer lo mismo (Vázquez Vargas, 2018, pág. 1).Con consignas simples y sin esfuerzos reflexivos y serios sobre la realidad vivida apelan a la emocionalidad más que a la razón.
Las masculinidades suelen mostrarse en distintas modalidades, así como las feminidades, pero, en general ambas apelan a modelos de convivencia que se basan en el establecimiento de relaciones justas y equitativas. La búsqueda de una mujer proactiva que tome sus propias decisiones y, por lo tanto, sea libre de asumir el rol que prefiera y no el establecido por ningún código machista puede ser la lucha de los hombres por asumirse como personas amorosas que buscan liberarse de las ataduras que les impone la imagen dominadora del hombre que por parecer fuerte inhibe sus sentimientos más sublimes, por mostrarse protector no se protegerse a sí mismo; ni pedir ayuda aunque la necesite y se ve obligado a asumir riesgos innecesarios por demostrar hombría ( (Bonno de Keijzer, 2021); introduce a su cuerpo drogas lícitas e ilícitas, al tratar de cumplir como proveedor inhibe el desarrollo profesional de su pareja y un innumerable conjunto de desventajas que se podrían explora en la caja de las masculinidades y otros esfuerzos académicos realizados para describirlas con los mismos derechos e igual posibilidad de arribar a la felicidad compartida en todas las esferas de la vida tanto privada como pública, donde lo que cuente sea el bienestar colectivo.
Las masculinidades nuevas cobran sentido cuando los hombres asumen la actitud y el compromiso de avanzar en la construcción de una vida más justa y democrática; siguiendo a Bonino que señala que los hombres han generado la violencia sobre la mujer y a ellos les toca corregir el asunto.
Conclusiones:
En suma, preguntar sobre la incidencia de las nuevas masculinidades durante la pandemia de COVID-19, lleva a responder que se debe trabajar por impulsar masculinidades positivas, asertivas y participativas en la lucha por una convivencia basada en la democracia en los ámbitos privado y público y más aún prescindir de las miradas diferenciadoras e injustas de la construcción asimétrica de las relaciones de género y considerar a toda la gente como personas, en una relación armónica con la naturaleza como seres vivos con corresponsabilidad de cuidar el mundo natural y social en el cual vivimos; esta lucha debe verse como uno de tantos hilos que habrá que tejer para arribar a una nueva normalidad. Implica, trabajar por despojar al capitalismo de la ideología patriarcal, de la que se ha apropiado y combinado con el individualismo que, en su etapa neoliberal, ha representado la colonización del pensamiento donde la visión judeocristiana (marianismo) ha contribuido a la patriarcalización del pensamiento femenino que justifica las acciones patriarcales que afectan negativamente, en principio a la mitad e la población si se mira con base en las cifras de hombres y mujeres, pero a más del 90 % si se aprecia que el patriarcado no solo se ejerce sobre las mujeres sino sobre aquellos que no participan de la propiedad de los medios de producción o del capital financiero, que, además, no conoce límites en la explotación de todo lo que se mueva, arrastre, vuele o permanezca quieto, mientras le genere ganancias económicas aunque la Tierra en que vivimos este dando muestras de agotamiento y la realidad muestre lo insostenible e insustentable que es el estar agudizando las diferencias en lugar de aprovecharlas en favor de toda la humanidad.
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Palabras clave:
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