Argentina -
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Resumen de la Ponencia:
La humanidad está atravesando dos procesos que caracterizan a la ciudadanía contemporánea: el crecimiento asimétrico de la población, sobrepoblando las ciudades y; la revolución digital, que propicia la difusión del uso de las nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC). El rápido crecimiento poblacional ha sido acompañado de la aparición de una ciudadanía más informada que demanda mayor participación en distintos ámbitos. En este contexto, los gobiernos tradicionales han sufrido una crisis de legitimidad, resultado necesario abrir la Administración al ciudadano a través de una participación más activa. Sin embargo, involucrar a la ciudadanía no es sencillo, puede resultar costoso y requerir mucho tiempo; de esta forma, las TIC se destacan como herramientas que podrían facilitar la transición de la forma de gobierno tradicional a nuevas formas de relación de gobierno. La instrumentación de las TIC en las ciudades permite evolucionar hacia ciudades inteligentes, generando mejores soluciones en términos de eficiencia, sostenibilidad y participación. El presente trabajo presenta los principales lineamientos del proyecto PIP (Proyecto de Investigación Plurianual) del CONICET, cuyo propósito es el de evaluar el nivel de participación ciudadana a través de las nuevas TIC en las ciudades de Argentina y, estudiar cómo una ciudad puede promover y/o facilitar la participación de los ciudadanos para convertirse en una Ciudad Inteligente. Para lograr el objetivo, se planea analizar y comparar las ciudades capitales de provincias argentinas y; CABA y Bahía Blanca, debido a su alto nivel de transparencia. Se realizará una encuesta a la ciudadanía en el caso de Bahía Blanca. Posteriormente, se analizarán los municipios de Argentina con más de 300 mil habitantes mediante fuentes secundarias. Se busca contrastar la hipótesis de que las ciudades que poseen rasgos de ciudades inteligentes tienen un nivel de participación ciudadana más alto que el resto. Además, se espera que la participación ciudadana esté correlacionada tanto con el nivel de uso de las TIC, como con el nivel educativo y de involucramiento de la población. El proyecto pretende otorgar lineamientos en torno al futuro de la participación ciudadana y la relación entre gobierno y ciudadanos en ciudades de Argentina, así como comparar con las políticas regionales.Entre los resultados preliminares del trabajo, se advierte que la información comparada de participación ciudadana es escasa y los datos son heterogéneos e idiosincráticos. Las investigaciones disponibles se limitan a estudios de caso municipales en los que se describe las iniciativas innovadoras de participación ciudadana y aplicación de nuevas tecnologías. Además, el foco de atención de las ciudades se ha puesto en las mejoras tecnológicas y no en los resultados ni desempeño de la participación de los ciudadanos en el diseño, implementación y evaluación de las iniciativas o proyectos de ciudad inteligente.
Introducción:
La humanidad está atravesando dos procesos que caracterizan a la ciudadanía contemporánea: el crecimiento asimétrico de la población, sobrepoblando las ciudades y; la revolución digital, que propicia la difusión del uso de las nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC). El rápido crecimiento poblacional ha sido acompañado de la aparición de una ciudadanía más informada que demanda mayor participación en distintos ámbitos. En este contexto, los gobiernos tradicionales han sufrido una crisis de legitimidad, resultando necesario abrir la Administración al ciudadano a través de una participación más activa. Sin embargo, involucrar a la ciudadanía no es sencillo, puede resultar costoso y requerir mucho tiempo; de esta forma, las TIC se destacan como herramientas que podrían facilitar la transición de la forma de gobierno tradicional a nuevas formas de relación de gobierno. La instrumentación de las TIC en las ciudades permite evolucionar hacia ciudades inteligentes, generando mejores soluciones en términos de eficiencia, sostenibilidad y participación.
El actual escenario de creciente difusión de las TIC tanto a nivel ciudadano como gubernamental, plantea como objetivo general evaluar el nivel de participación ciudadana a través de las nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) en las ciudades de Argentina y, estudiar cómo una ciudad puede promover y/o facilitar la participación de los ciudadanos para convertirse en una Ciudad Inteligente. Existen ciudades que ya iniciaron un proceso de apertura en términos de participación ciudadana y digitalización de sus canales de información, algunas de ellas ya tienen un amplio recorrido y otras con avances aislados. En este sentido, se pretende comparar entre ciudades y analizar si las ciudades con rasgos de una ciudad inteligente son más propensas a la participación ciudadana que el resto de las ciudades. En ese caso, es importante analizar cuáles son las condiciones o factores estructurales que conducen a una ciudad a ser más inteligente que otras. Por último, el proyecto pretende otorgar algunos lineamientos en torno al futuro de la participación ciudadana y a la relación entre gobierno y gobernantes en ciudades de Argentina, así como comparar con las políticas regionales.
Como objetivos específicos del proyecto se encuentran: a) examinar el rol que ocupan las TIC para definir iniciativas de participación ciudadana; b) explorar las mejores prácticas o casos exitosos de participación ciudadana en ciudades de Argentina y de la región; c) proponer indicadores y modelos que permitan explicar y evaluar la participación ciudadana en una Ciudad Inteligente y comparar entre ciudades, d) identificar los factores que explican las experiencias más exitosas en términos de participación ciudadana en ciudades inteligentes; e) contribuir a la literatura sobre las iniciativas de participación ciudadana, como uno de los pilares del paradigma de gobierno abierto, y en particular, como una de las dimensiones de análisis para la definición de una Ciudad Inteligente.
Para cumplir con los objetivos, en primera instancia, se planea analizar y comparar las ciudades capitales de provincias argentinas y; CABA y Bahía Blanca, debido a su alto nivel de transparencia. Así como también los municipios de Argentina con más de 300 mil habitantes mediante fuentes secundarias. Lo que se busca contrastar, así, es la hipótesis de que las ciudades que poseen rasgos de ciudades inteligentes tienen un nivel de participación ciudadana más alto que el resto. Por otra parte, se realizará una encuesta a la ciudadanía en el caso de Bahía Blanca. Además, se espera que la participación ciudadana esté correlacionada tanto con el nivel de uso de las TIC, como con el nivel educativo y de involucramiento de la población.
El presente trabajo presenta los principales lineamientos del proyecto PIP (Proyecto de Investigación Plurianual) del CONICET, titulado “Participación ciudadana para la construcción de Ciudades Inteligentes en Argentina” (2021-2023), a cargo de la Dra. María Verónica Alderete (IIESS, CONICET-UNS). El mismo se encuentra en desarrollo por lo que nos limitaremos a mencionar los principales avances.
Desarrollo:
Según la ONU (2018), la población urbana mundial crecerá aproximadamente un 60% entre 2015 y 2050. Teniendo en cuenta este crecimiento de las ciudades y de la población urbana, es de esperar que se busque aminorar o explorar soluciones para enfrentar los problemas de la ciudadanía contemporánea. La aplicación de las TIC ha transformado las zonas urbanas económica, social y espacialmente (Florida, 2003). En este sentido, la implementación de las TIC permite evolucionar hacia ciudades inteligentes que pueden generar las mejores soluciones en términos de participación y colaboración ciudadana.
El gran crecimiento demográfico y la rápida urbanización que caracterizan la realidad actual, han incentivado la ejecución de proyectos que pretenden coordinar las antiguas infraestructuras con las nuevas TIC, que permitan mejorar la gobernanza y los mecanismos de participación ciudadana; como así también se encuentren soluciones inteligentes que permitan crear ciudades sostenibles a través de la coordinación entre los diferentes actores (Tadili y Fasly, 2019; Polanco Sierra, 2015).
¿Qué se entiende por Participación Ciudadana?
La palabra “participación” tiene su origen del latín pars y capio, que significa “tomar parte”. Dicha acción puede realizarse respecto de cualquier hecho colectivo, es decir, con la presencia de más de un individuo ya se puede empezar a hablar de participación. La cual remite a la idea de “se siente uno parte de”, “se es arte de” un colectivo o comunidad que está formado por diferentes partes (Pindado, 2009:125).
En particular, el concepto de participación ciudadana está integrado por dos términos, por un lado, el de participación, que deriva del verbo participar, y que en este caso se lo identifica con la intervención del ciudadano en los intereses públicos, en donde este tiene motivos que le son comunes o que le pertenece. Por el otro lado, el término ciudadanía que ha sido construido como resultado de un largo proceso histórico y que es entendido como la cualidad y derecho de ciudadano, y conjunto de los ciudadanos de un pueblo o nación (Sánchez Ramos, 2009).
Sin embargo, en la basta bibliografía sobre la temática existe un consenso de que la participación ciudadana se caracteriza por ser un concepto polisémico y no neutral, es decir, es interpretada desde múltiples miradas mediadas por diferentes sistemas de normas, valores y objetivos o intereses, por lo que se pueden encontrar múltiples definiciones. Entre las más reconocidas, se destaca la que presenta Cunill (1991:38)[1] quien considera que la misma es un tipo de práctica social y política que supone la intervención de la sociedad civil en la esfera de lo público, es decir, es aquella que permite la interrelación entre ciudadanos y el Estado en la definición de las acciones públicas. Es decir, la autora la considera como “una estrategia que busca que lo público no se agote en lo estatal”, como la intermediara entre lo estatal y lo privado, que busca fortalecer a la sociedad civil, “implicando incluso la transferencia a ésta de funciones o decisiones que habían permanecido tradicionalmente en manos del Estado”.
En la misma línea, Font y Blanco (2003) definen a la participación ciudadana como cualquier tipo de actividad dirigida a influir directa o indirectamente en las políticas, asociado a un instrumento para influir en la realidad. De manera restrictiva, el BID (2004: 2) la define como “el conjunto de procesos mediante los cuales los ciudadanos, a través de los gobiernos o directamente, ejercen influencia en el proceso de toma de decisiones sobre dichas actividades y objetivos”.
La participación explica el funcionamiento de la democracia en el sentido de que se participa, fundamentalmente para “corregir los defectos de la representación política que supone la democracia, pero también para influir en las decisiones de quienes nos representan y para asegurar que esas decisiones realmente obedezcan a las demandas, las carencias y las expectativas de los que integran el pueblo” (Guillén, et.al., 2009). En este sentido, la participación ciudadana hace referencia a la actividad del ciudadano es su rol de miembro con derechos reconocidos por el Estado y, que entonces, puede participar en y con éste en la definición de las decisiones en los asuntos públicos, que tendrán impacto en su vida cotidiana (Sánchez Ramos, 2009). De esta forma se intenta que la ciudadanía no sea ejercida únicamente a través del derecho político al voto y en la posterior delegación en la toma de decisiones a los representantes electos, sino que también pueda involucrarse en diferentes grados y etapas en la agenda gubernamental, con la idea de darle mayor eficacia a las decisiones públicas.
Asimismo, Ziccardi (2004: 246) señala que “la participación ciudadana es la inclusión de la ciudadanía en los procesos decisorios incorporando intereses particulares (no individuales), pero para que esto sea posible se deben abrir espacios de participación con reglas claras, las cuales deben regir las relaciones de los actores involucrados en estos procesos”. La autora distingue que la participación puede ser institucionalizada, es decir, contenida en el marco legal y normativo; o autónoma, cuando es organizada desde la propia sociedad y no desde las instituciones gubernamentales. También, formula tres funciones principales de la participación ciudadana: “otorgar legitimidad al gobierno; promover una cultura democrática; hacer más eficaces la decisión y la gestión públicas” (Ziccardi, 2004:250).
Dentro del paradigma de Gobierno Abierto, la participación ciudadana aparece como un elemento clave mediante la cual el ciudadano deja de ser un actor pasivo receptor de bienes y servicios o sujeto de regulación, para transformarse en un activo protagonista de procesos y toma de decisiones frente a las necesidades de la sociedad. En consecuencia, hacer participar a los ciudadanos constituye uno de los pilares de todo “buen gobierno” y para ello, resulta necesario establecer canales de comunicación y espacios de debate para que efectivamente la sociedad sea parte de los asuntos públicos (Sánchez González, 2015).
Entre las razones por las que resulta necesario fortalecer la participación ciudadana se halla la posibilidad de proporcionar a la administración pública una mejor base para la elaboración de políticas públicas y por lo tanto una implementación mucho más eficaz de las mismas; también se destaca que una mayor participación de la sociedad fortalece las relaciones entre gobierno y gobernados aumentando la confianza y legitimidad del primero; y además incentiva a una ciudadanía más activa y una democracia más fuerte (Guillén, et.al., 2009).
En una realidad actual cambiante, permeable, se requiere de un Estado activo que fomente tal participación ciudadana, frente a una sociedad cada vez más exigente y demandante, con individuos que buscan ser escuchados y poder brindar sus puntos de vista para la consecución de soluciones que beneficie a la mayor cantidad de personas de una comunidad.
El concepto de Gobierno Electrónico
A lo largo de los últimos años, en todo el mundo se han vivido transformaciones muy profundas a nivel tecnológico que han impactado tanto en las cuestiones económicas, como también en las sociales, políticas y culturales de las sociedades, acentuándose particularmente en la última década. En tal sentido, se ha ido consolidando un proceso de grandes posibilidades en el sector publico donde se fue creando un nuevo modelo de cultura y gestión, que permite cumplir con las nuevas necesidades de los ciudadanos e ir en busca de la máxima eficacia y eficiencia de los Estados. Paralelamente, gracias a la incorporación de las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) se ha permitido optimizar la gestión y la gobernanza publica, fortaleciendo la transparencia institucional (Ramió, 2019).
Desde la segunda mitad de la década de los noventa y con mayor impulso en los últimos años con la aceleración de los cambios tecnológicos, se ha venido desarrollando el concepto de Gobierno Electrónico (GE). Para el cual existe una diversidad de definiciones, pero que, sin embargo, se encuentra un cierto consenso en que el término se relaciona con el uso de las TIC, particularmente internet, como una herramienta para alcanzar un mejor gobierno, es decir mejorando la eficiencia, efectividad y transparencia (Naser, 2011). En la mayoría de las definiciones que se encuentran se alude al cambio en la forma en que se gestiona la Administración Pública, indicando que es un medio y no un fin en sí mismo (Vargas Díaz, 2011) y que principal objetivo del GE es el de es construir un sistema digital entorno para proporcionar a los ciudadanos servicios electrónicos e información que necesiten, mediante las herramientas TIC (Al-Jamal y Abu- Shanab, 2015)
Son múltiples las ventajas o beneficios que surgen de la aplicación del gobierno electrónico, no sólo para la administración pública sino para la ciudadanía en general. Por un lado, porque permite disminuir el tiempo de las diferentes operaciones que realizan los ciudadanos con el Estado, ya que con la implementación de plataformas que brindan servicios electrónicamente, la administración gestiona de una manera más eficiente y eficaz los recursos, y además se reduce la burocratización de los procesos y se genera una mayor transparencia de los mismos. Por otra parte, se fomenta un acceso y flujo de la información pública de manera más continua entre los ciudadanos y el gobierno, gracias a la utilización de las TIC, generando un mayor acercamiento y la posibilidad de crear intercambios y espacios virtuales para el diálogo público (Urquiza y Suarez, 2011).
Finalmente, en el marco de un sistema de democracia representativa donde se busca que la relación entre representantes-representados sea cualitativamente cada vez mejor, encuentra en el ámbito local las mayores posibilidades de diseñar las formas y lo Ciudades Inteligentes
El gran crecimiento de las ciudades, al que Nahmias & Hellier (2012) identifican con el fenómeno geoeconómico de la metropolización, no sólo tiene un impacto sobre el entorno urbano, sino que también transforma las condiciones y los modelos de gobernanza a diferentes escalas, con especial impacto en el nivel local. En este proceso de transformación, con distintos factores influyentes, se ve una competencia interurbana por la atracción de personas y de actividades, nuevos modelos de intervención público-privado y una sociedad civil que, con una creciente organización, ve incrementado su poder en las reivindicaciones. Es decir, a medida que la ciudad se va transformando, también lo hacen los modelos de gobernanza, surgiendo una puja por conseguir un lugar en la agenda urbana; en la cual los objetivos de las instituciones urbanas y habitantes entran en tensión. (Nahmias & Hellier, 2012).
Por otro lado, esta transformación del espacio urbano viene impulsada por la posibilidad que brindan las TIC a la comunicación e intercambio de información entre los distintos actores de la sociedad y, por la aparición de una ciudadanía culturalmente más preparada y sofisticada, que es capaz de hacer uso de dichas herramientas TIC y demanda mayor participación en distintos ámbitos. En este sentido, la aplicación de las TIC ha transformado las zonas urbanas económica, social y espacialmente (Florida, 2003). Es justamente esta implementación de las TIC, por parte de las administraciones locales, y la utilización de las mismas por parte de un sector de la ciudadanía, lo que permite a las ciudades evolucionar hacia ciudades inteligentes que generen mejores soluciones en términos de eficiencia, sostenibilidad y participación, con una mayor calidad de vida para sus habitantes (Tomàs & Cegarra, 2016). En este sentido, el término Smart City, entendida en su sentido amplio, toma especial relevancia como un modelo de ciudad donde la tecnología está al servicio de las personas y de la mejora de su calidad de vida y economía local (Lazaroiu & Roscia, 2012).
La construcción de ciudades inteligentes puede ser analizada como un proceso de innovación abierta y, asociada a una implementación muy compleja, en cuanto demanda la participación de múltiples actores y, requiere principalmente de la participación ciudadana (Finquelievich, 2011; Saxena, 2005; Teicher et al., 2002). Este concepto amplio de ciudad inteligente traslada el énfasis de la tecnología a las personas y, particularmente, en cómo las mismas pueden participar de manera significativa en la determinación de aspiraciones y prioridades colectivas para el presente y futuro de su ciudad (Joss, 2018).
El concepto de Smart City no es reciente, sino que se ha generado a partir del movimiento “Smart growth” de los años noventa en Estados Unidos, mediante el cual se apoyaba las soluciones impulsadas por la comunidad para resolver problemas urbanos. El concepto aparece por primera vez en el libro The Technopolis Phenomenon: Smart cities, fast systems, global networks (Gibson et al., 1992), aunque el mismo resulta ser ambiguo y no encuentra una única definición, así como tampoco hay acuerdo claros en cuanto a los elementos claves y límites del mismo, ya que ha sido abordado desde diferentes disciplinas (Lupiañez Villanueva & Faulí, 2017).
A pesar de no poseer una definición ampliamente aceptada, Mora, Bolici, & Deakin (2017), mediante un análisis bibliométrico sobre Ciudades Inteligentes, pudieron diferenciar entre dos enfoques. Si bien ambos señalan el rol fundamental que tienen de las TIC, el primero realiza una interpretación tecnocéntrica de las ciudades inteligentes, limitándose a hacer hincapié en el uso de las TIC para aumentar la eficiencia en respuesta a las demandas ciudadanas (principalmente servicios). Mientras que el segundo enfoque tiene una concepción más amplia, que puede definirse como holística, el cual incorpora el concepto de sostenibilidad. Este segundo enfoque, se basa en la publicación de Giffinger et al (2007), en la cual se aleja el concepto de ciudad inteligente de una perspectiva excesivamente tecnológica, argumentando que la simple implementación y difusión/uso de las TIC es condición necesaria pero no suficiente para resolver problemas, mejorar la eficiencia y desarrollar la calidad de vida de los ciudadanos (Jolías & Prince, 2016).
Teniendo en cuenta los enfoques mencionados anteriormente, surgen los conceptos de Ciudad Digital y Ciudad Inteligente, según los cuales se constata que el camino evolutivo desde una Ciudad Digital (Ciudad con Inteligencia) a una Ciudad Inteligente se vuelve muy complejo, ya que requiere la participación y el compromiso de toda la ciudadanía la cual, a su vez, debe ser capaz de acceder a las TIC y desarrollar las habilidades digitales necesarias (Matus Ruiz & Ramírez Autrán, 2016). Como plantea Cortés Cediel (2018), para transformarse en una comunidad inteligente es necesario que la comunidad haya aprendido a formarse, adaptarse e innovar; empoderándose mediante el uso de la tecnología, algo que requiere habilidades digitales. En este sentido, uno de los desafíos del gobierno de una ciudad que pretende ser inteligente es la innovación y la habilidad de utilizar las TIC eficientemente para mejorar la coordinación interinstitucional y promover políticas públicas inclusivas (Álvarez & Alderete, 2019; Alderete, 2018).
Este equipo de trabajo ha realizado distintos trabajos que abordaron las temáticas mencionadas anteriormente y que han servido de insumo para seguir profundizando la investigación que pretende el proyecto que este escrito presenta (Álvarez y Alderete, 2019; Alderete, 2019a; Alderete y Díaz, 2020; Alderete, 2019b)
No obstante, un primer antecedente directo de la investigación que actualmente está realizando el equipo lo conforma el trabajo de Alderete et.al. (2020) en el cual se analiza la transparencia pasiva, que refiere a proporcionar información directamente al solicitante de la misma (“a demanda”) y es uno de los principios fundamentales del gobierno abierto. Con el fin de realizar comparaciones sobre el nivel de uso del derecho de acceso a la información pública por parte de la ciudadanía, se exploran los portales de solicitudes de información de los ciudadanos en el período 2017-2018. Se toma como unidad de análisis a las capitales de provincia de Argentina que cumplen con el principio de transparencia pasiva, junto con CABA y la ciudad de Bahía Blanca. Se utilizan como referencia los criterios de agregación por temas de la Cuidad de Buenos Aires-CABA y se adaptan a éstos el del resto de los municipios. A su vez, se comparan los municipios de acuerdo a indicadores de transparencia pasiva desde el punto de vista del gobierno. Se encuentran reducidos casos de capitales de provincia que ejerzan el cumplimiento de este principio entre ellas Córdoba, Santa Fé además de CABA y el municipio de Bahía Blanca. De estos, el municipio mejor situado es CABA seguido por Bahía Blanca, Córdoba y Santa Fe.
En resumen, el grupo de trabajo ha analizado el principio de transparencia de gobierno abierto, así como el gobierno electrónico, pero no se ha enfocado en la participación ciudadana, salvo los trabajos a nivel de ciudades globales. Este proyecto, entonces, busca indagar en dicho concepto no sólo como principio de gobierno abierto sino como una de las dimensiones para el desarrollo de las ciudades inteligentes, las cuales, si bien cuentan con herramientas capaces de generar canales de participación ciudadana, éstos son condición necesaria pero no suficiente para su desarrollo.
Entre los resultados esperados del proyecto se aguarda poder identificar un grupo de ciudades como casos exitosos de participación ciudadana mediada por las TIC en Argentina. El proyecto brindará un conjunto de indicadores que permitirán evaluar si el caso es exitoso. De esta manera, será posible también colaborar con la medición de ciudades inteligentes en Argentina a través de un índice de participación ciudadana, siendo el smart governance una de sus dimensiones.
Asimismo, será posible distinguir aquellos municipios cuyos ciudadanos sean más participativos, y clasificarlos. A su vez, se investigará sobre los factores determinantes de tales niveles de participación, tales como las TIC utilizadas, el rol de las partes interesadas, el tipo de relación entre gobierno y ciudadanos, entre otros, lo que permitirá definir algunas propuestas de política.
Por último, el proyecto se plantea algunas hipótesis que buscara contrastar, entre ellas se encuentra la referida a que la forma en que los ciudadanos utilizan la tecnología, y no necesariamente el acceso a las TIC, es lo que convierte a las ciudades en inteligentes. Es decir, pueden existir municipios con buena infraestructura, gran número de puntos wifi por ejemplo, pero con reducida participación ciudadana, lo que los aleja de la definición de ciudad inteligente.
También se considera que la estrategia de convertirse en una Ciudad Inteligente depende positivamente del tamaño de la ciudad y de la necesidad de proteger el medio ambiente.
Por otra parte, se busca comprobar si el nivel educativo y de engagement de los ciudadanos está relacionado positivamente con mayores índices de participación ciudadana. Así como verificar si las ciudades con mayor participación ciudadana son generalmente las ciudades más inteligentes.
[1]Cunill, N. (1991) Participación ciudadana. Dilemas y perspectivas para la democratización de los Estados latinoamericanos. Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo. Caracas
Conclusiones:
En línea con los resultados preliminares del equipo de investigación, se sugiere que la información comparada respecto de participación ciudadana es escasa y que los datos de aquellos municipios de los que se tiene información son heterogéneos e idiosincráticos. Además, se observa que el foco de atención se ha puesto en las mejoras tecnológicas de las ciudades y no tanto en los resultados ni en el desempeño en la participación de los ciudadanos para el diseño, implementación y evaluación de las iniciativas o proyectos de ciudad inteligente. En general, lo que se puede encontrar son estudios de caso municipales en los que se describe las iniciativas innovadoras de participación ciudadana y aplicación de nuevas tecnologías, pero no hay estudios en los que se evalúe en perspectiva comparada. Adicionalmente, no se dispone de un índice “de ciudad inteligente” en el nivel municipal en Argentina, con lo cual se está abordando un terreno inexplorado.
Actualmente, el equipo de trabajo se encuentra trabajando en uno de los primeros objetivos planteados, referido a medir el nivel de participación ciudadana mediada por las TIC (PC digital) en un grupo de municipios de Argentina. Se espera poder identificar un grupo de ciudades como casos exitosos de participación ciudadana mediada por las TIC en Argentina. Para ello, se está realizando una exploración de forma personal, sin uso de ningún software, de las páginas web oficiales, así como las redes sociales (Facebook, Instagram y Twitter) oficiales de los municipios capitales de provincia de Argentina junto municipios de la Provincia de Buenos Aires de mayor tamaño, CABA y municipio de Bahía Blanca los municipios, debido a su alto nivel de transparencia. Además, se busca información en los sitios web de los Consejos Deliberantes de cada localidad.Por otro lado, se hizo un relevamiento de transparencia pasiva de los municipios capitales de provincias de Argentina y los que tienen más de 300.000 habitantes. Para ello, se relevó y analizó las páginas web municipales oficiales (municipalidad y concejo deliberante) respecto de participación ciudadana. De esta exploración surgieron distintos aspectos relevantes, considerados para un índice de participación ciudadana digital. Se encontraron tres dimensiones en las que se agrupan las características presentadas de participación ciudadana en los municipios: (1) Información sobre participación ciudadana; (2) Web (SIMOLI); (3) Redes sociales (Bonson).
A su vez, se elaboró una encuesta sobre participación ciudadana en Bahía Blanca con el objetivo de ser distribuida a los ciudadanos de la ciudad vía internet con ayuda del Municipio de Bahía Blanca para la difusión de la misma, aunque la misma no ha sido distribuida aún.
La encuesta consta de 27 preguntas, tiene una duración estimada de 10 minutos y busca relevar la percepción que tienen los ciudadanos sobre la participación ciudadana en la ciudad de Bahía Blanca. La estructura está compuesta por 3 secciones:
Perfil del encuestado; datos sociodemográficos básicos.Participación Ciudadana (en general); qué entiende el ciudadano por participación ciudadana, experiencias de participación, percepción de la misma y su opinión respecto al rol del municipio en el fomento de la participación ciudadana.Participación Ciudadana Digital; busca capturar la relación del ciudadano con el municipio a través de sus redes sociales y la página web municipal.
De esta forma, el proyecto en pleno desarrollo busca brindar un conjunto de indicadores que permitirán evaluar si la participación ciudadana municipal es un caso exitoso. Ya sea a través de los canales presenciales tradicionales o a través de los nuevos medios digitales. También será posible colaborar con la medición de ciudades inteligentes en Argentina a través de un índice de participación ciudadana, siendo el smart governance una de sus dimensiones.
Asimismo, será posible distinguir aquellos municipios cuyos ciudadanos sean más participativos, y clasificarlos. A su vez, se investigará sobre los factores determinantes de tales niveles de participación, tales como las TIC utilizadas, el rol de las partes interesadas, el tipo de relación entre gobierno y ciudadanos, entre otros, lo que permitirá definir algunas propuestas de política.
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Palabras clave:
Participación ciudadana, Ciudades Inteligentes, TIC