Resumen de la Ponencia:
Durante la llegada de la pandemia se han tomado medidas como el confinamiento para proteger la vida de las personas, situación paradojal, pues estas medidas han sido un peligro para la integridad y la vida de las mujeres dado el incremento de la violencia. La suspensión de clases en los establecimientos ha aumentado la carga para las mujeres y la tensión de las estudiantes quienes han presenciado y vivenciado situaciones violentas y de abuso siendo el hogar un espacio inseguro. El continuum de la violencia es estructural, se manifiesta de manera transversal y actúa como fuente poder y dominación lo que se complejiza en las mujeres más vulnerable de la sociedad. Esta, se basa en la desigualdad de género y es transmitida en distintas modalidades siendo las instituciones uno de los actores que la reproducen desde la “normalidad” mediante su poder biopolítico que mantiene las relaciones asimétricas de poder. El continuum de la violencia, tienen origen, entre otros, en los distintos procesos de socialización de los niños y niñas en un entorno sociocultural determinado. En este escenario, la educación formal cumple un papel vital en la reproducción de valores y actitudes, por cierto, es en la escuela donde se modela principalmente el ser mujer, no solo mediante el curriculum educativo, sino que también por las prácticas y gestos de disciplinamiento formativo y performativo denominado curriculum oculto y el curriculum omitido.El sistema educacional debe contribuir a eliminar los roles de género, con foco en los derechos humanos que cuestione la validez universal del androcentrismo y al sistema patriarcal, este escenario ayudaría a establecer un ambiente informado y un entorno seguro para el ejercicio pleno de las libertades y propiciar el desarrollo de capacidades estudiantil. Contrariamente, las escuelas chilenas presentan dificultades para avanzar hacia una educación sexual integral e implementar un modelo educativo en base en la igualdad de género, poseen una alta heteronormatividad, basada en estereotipos y roles de género, privilegiando aspectos asociados a las masculinidades. La identidad sexual se impulsa desde el ocultamiento y la regulación y se invisibiliza el acoso sexista, manteniendo el statu quo de la subordinación de las mujeres cristalizando al sistema patriarcal, sustentado por un panorama adultocéntrico academicista que restringe la participación activa y democrática de estudiantes.Esta propuesta se basa en un programa educativo sobre la educación sexual integral considerando provee herramientas participativas para desarrollo de capacidades de la comunidad educativa basada en los derechos humanos e inclusión, enfatizando en libertades personales para la construcción de la identidad, con el propósito de lograr la equidad de género, el bienestar deseado, la construcción de propios proyectos de vida y que además favorezca la detección de situación de violencia hacia las mujeres y comunidad LGBTQI+.Resumen de la Ponencia:
Esta ponencia se deriva de una investigación desarrollada durante los años 2020 y 2021, que tuvo por objetivo analizar la percepción de las estudiantes universitarias frente a las estrategias desarrolladas por las instituciones de educación superior para atender y prevenir la violencia de género y el acoso sexual. Para ello, se elaboró un estudio descriptivo exploratorio con abordaje cuantitativo con una muestra de 103 estudiantes de tercero a octavo semestre de la División de Ciencias Sociales de la Universidad Santo Tomás (Bogotá, Colombia), que permitió conocer su percepción frente a las estrategias desarrolladas por el Comité para la Atención y Prevención del Acoso (CIAPA). Se evidenció una falta de reconocimiento del CIAPA como un mecanismo efectivo para atender esta problemática debido a su falta de articulación con la comunidad estudiantil y el desconocimiento de otras problemáticas relacionadas con la violencia de género al interior de la universidad.Resumen de la Ponencia:
La presente ponencia tratará la distribución y el ejercicio de funciones entre directivos y directivas de las escuelas normales superiores de Colombia, teniendo en cuenta la condición y posición de género en estas instituciones educativas. Así las cosas, se analizará la distribución de funciones relacionadas con el ejercicio de rectoría y de coordinación, las cuales, como se evidenció en la investigación, están afectadas por una lógica encubierta de género, que evidencia la existencia y configuración en la escuela de un sistema de relaciones de poder, el cual privilegia el ejercicio de las funciones de mayor jerarquía por parte de hombres y las de menor jerarquía por las mujeres. Al respecto, se evidenció, como tendencia, que los hombres ejercen la rectoría y, en consecuencia, atienden las funciones relacionadas con asuntos administrativos y de gestión, mientras que las mujeres se encargan de las funciones de coordinación, cuyo objetivo principal es la operación de las acciones formativas que integran el proceso educativo llevado a cabo en cada escuela normal. El texto concluye con el análisis de algunas implicaciones que genera la configuración de este sistema de relaciones de poder en las escuelas normales, entre las cuales se menciona la afectación de derechos de derechos, la asignación de responsabilidades y la distribución de oportunidades entre hombres y mujeres, lo cual a su vez incide de forma negativa en la construcción de entornos de aprendizaje que cuestionen el sistema relaciones imperante en la sociedad, las desigualdades de género y las prácticas sociales y culturales que fundamentan y estimulan estas desigualdades. La ponencia hace parte de los resultados del proyecto de investigación titulado ‘La formación en prácticas para el ejercicio del liderazgo pedagógico en las escuelas normales superiores de Colombia’, aprobado por la Vicerrectoría de Investigación y Transferencia de la Universidad de La Salle, Colombia, el cual fue ejecutado por investigadores del grupo de investigación ‘Pedagogía, Cultura y Formación Docente’ de la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNISALLE.Resumen de la Ponencia:
En marzo del 2020, ante la emergencia sanitaria por COVID-19, la Secretaría de Educación Pública (SEP) puso en marcha el Programa Nacional Aprende en Casa (AEC). El proceso educativo fue desplazado a los hogares durante casi dos años (2020 – 2022), resignificando la figura docente en su dimensión personal y profesional. El objetivo general de esta ponencia es presentar avances de investigación acerca de los efectos de la sindemia en la educación básica mexicana, en el nivel de secundaria obligatoria, poniendo el foco en nuevas identidades docentes, en la línea de trabajo de Analía Meo y equipo (Universidad de Buenos Aires), con perspectiva de género, tomando como base la propuesta heurística de Stephen Ball (University College London) para el análisis post estructuralista de la política educativa. El trabajo se fundamenta en el análisis cualitativo del AEC en el nivel del discurso y del texto programático, así como en el nivel de la adopción efectiva del programa en contextos situados en escuelas públicas y privadas de dos grandes ciudades de México: CDMX y Guadalajara. Las técnicas de investigación utilizadas para construir el conocimiento fueron fundamentalmente las entrevistas en profundidad, como elemento de contraste de un trabajo inicial de documentación de notas periodísticas, así como una revisión de literatura especializada alrededor del cierre escolar por pandemia.El primer eje de análisis se refiere a las condiciones de trabajo en las que se desarrolló el AEC, desde la perspectiva de las docentes, como agentes directamente implicadas en la adopción efectiva de la política. El segundo eje se concentra en las prácticas pedagógicas que implicó el AEC en los distintos contextos y sus efectos sobre las identidades docentes. Este trabajo plantea la importancia del contexto en el análisis de la adopción efectiva de una política como el AEC, a partir de la identificación de los distintos recursos disponibles, discursos y procesos de recontextualización. El foco del análisis está en la reflexividad y capacidad de agencia de las docentes para interpretar los procesos sociopolíticos alrededor de la educación secundaria obligatoria, recogiendo visiones y efectos diversos, que nutren la noción de la reconfiguración de las identidades docentes.Nuestro segundo eje de análisis se sitúa alrededor de la apuesta oficial por la sobrecarga de las mujeres alrededor del trabajo doméstico no remunerado y la reconfiguración de las jornadas laborales a partir de la exigencia de acompañamiento de los procesos educativos en el hogar. En esta ponencia se expondrán avances en esta línea de investigación y se pondrán a debate las líneas de análisis.Resumen de la Ponencia:
A pesquisa, intitulada "Mercado de trabalho e políticas públicas de gênero e etnia: buscando um diálogo no campo dos dois direitos humanos" foi realizada na Universidade do Estado do Rio de Janeiro (UERJ) e teve como objetivos: Analisar o impacto das políticas de gênero na etnia do Estado brasileiro nos cursos universitários; Analisar parcerias entre universidades e mercado de trabalho na implementação de novas formas de gestão e incentivos para progressão em carreiras que enfrentam discriminação de gênero e etnia; Analisar o potencial de mudanças nas políticas públicas de gênero e etnia na estrutura de carreiras no mercado de trabalho e oferecer cursos de formação universitária que possibilitem aos futuros profissionais a superação da discriminação de gênero e étnico-racial no ambiente de trabalho. As desigualdades de gênero na Universidade serão exploradas nos cursos de graduação. A concentração por sexo em determinados cursos universitários ocorre de forma permanente e foi explorada pelo projeto. Alguns deles não apresentam a perspectiva de mudança de perfil por sexo. Analisar este fenómeno e os impactos desta “marca” de género na estrutura e funcionamento do mercado de trabalho específico é o principal objetivo no período 2022-2025. Serão entrevistados gestores de cursos universitários que apresentam evidente concentração por sexo na UERJ, analisando-os comparativamente com outras universidades do Brasil. A principal questão a ser abordada no projeto de pesquisa é: por que essa tendência não está mudando?
Introducción:
Este estudo tem origem nas pesquisas de mestrado e doutorado apresentadas na Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ), no Brasil, respectivamente, em 1989 e 1998, no Instituto de Filosofia e Ciências Humanas (IFCS), que trataram do tema gênero e profissões. No mestrado foi explorada uma profissão marcadamente feminina, como o Serviço Social e no doutorado foi analisado um curso que evidenciava a mudança de perfil por sexo: a medicina, e o impacto do gênero nas especialidades médicas. Nas publicações referentes ao conceito de gênero e educação, um dos principais debates é o sexismo, que torna mais visível o problema da discriminação por sexo, no acesso à educação e ao mercado de trabalho, que atinge prioritariamente, as mulheres.
A sociologia das profissões foi um dos referenciais teóricos utilizados no projeto, tendo em vista o seu foco nas relações de poder no campo do conhecimento, conceito fundamental para compreensão do processo de construção e reprodução de hierarquias nos grupos profissionais. A inserção das mulheres no mercado de trabalho, conforme avançou a sociedade industrial, configurou novos sujeitos e escalas de prestígio entre as áreas de conhecimento e atividades ocupacionais. O novo modelo econômico capitalista demanda qualificação, novas habilidades e o acesso à educação torna-se uma expectativa crescente nas sociedades ocidentais. Entretanto, estas mudanças são vivenciadas de forma diferenciada para os grupos que fazem parte desta nova sociedade: mulheres, homens, imigrantes, negros, indígenas, crianças etc. São perpassados pelas relações de força definidas pelo lugar que ocupa este sujeito na sociedade de mercado. Esse “lugar” é o que pretendemos explorar no projeto de pesquisa: o lugar da mulher na sociedade contemporânea, diante de sua inserção no mercado de trabalho profissionalizado, isto é, garantido pela certificação no ensino superior que expressa mais prestígio diante de outras atividades ocupacionais que não demandam a graduação em cursos universitários.
O conceito de gênero, oriundo das lutas feministas, na medida em que a militância se aproximou dos núcleos de estudos acadêmicos das universidades e vice-versa, se afirma como uma categoria analítica que tem impacto nos estudos das ciências sociais. O desafio enfrentado no projeto de pesquisa é buscar uma interlocução entre estas duas matrizes teóricas: a sociologia das profissões e as teorias de gênero.
Na busca de explicações para o fato de determinados cursos universitários manterem uma extrema concentração por sexo, chegamos às controvérsias observadas na escolha destas carreiras profissionais. Vários depoimentos estão relacionados à hipótese do interesse na profissão porque se identificam por gênero. No caso das mulheres, porque a atividade profissional é uma extensão dos afazeres domésticos, implicando em cuidados com uma outra pessoa; é possível conciliar melhor as responsabilidades domésticas com a constituição da família porque o horário de trabalho permite meio período; o curso é mais fácil, não é tão competitivo etc. No caso dos homens, porque a atividade é mais racional, competitiva, mais difícil, complexa, intelectualmente etc. E, como culturalmente, os afazeres domésticos, incluindo cuidado com as crianças não são uma função “natural” do seu sexo, não precisam se preocupar com isso.
São diferentes hierarquias com diferentes mecanismos de poder: gênero e conhecimento. No caso das mulheres, historicamente, sempre foi uma forma de controle absoluto, pois estavam impedidas de estudar. Para os homens sempre foi uma forma de exercício do poder absoluto: só eles poderiam, caso a sua condição política, econômica e social permitissem, estudar. Estas trajetórias não podem ser ignoradas ao analisarmos a educação hoje e, particularmente, os cursos universitários e as carreiras constituídas no ensino superior.
Desarrollo:
No campo do gênero, as análises sob a inserção da mulher no mercado de trabalho, levaram aos estudos no campo da educação, desde que esta sempre foi uma reivindicação do movimento feminista: o acesso ao ensino e autonomia das mulheres. No Brasil, na década de 1980, a Fundação Carlos Chagas, de São Paulo, iniciou uma série de publicações sobre o tema como as de Bruschini, (1992) e Rosemberg (1992).
Harding (1989) argumenta que o que é novo na pesquisa feminista não é o estudo das mulheres, já que estas foram lembradas até mesmo por Engels, Darwim ou Freud, para citar apenas alguns clássicos que estariam longe de ser considerados feministas. A novidade na pesquisa feminista, segundo esta autora, seria o exame das relações de gênero e a busca de uma resposta para a opressão da mulher, através do gênero. Ao acreditar nas relações de gênero, as pesquisadoras feministas adotariam determinadas lentes para ver o mundo. Como classe e raça, o gênero passa a ser também uma categoria analítica no pensamento científico. Assim, a pesquisa feminista difere das demais, não pela adoção de determinado método, mas sim por sua visão crítica sobre gênero e por seu foco sobre este conceito como uma variável e uma categoria analítica (BRUSCHINI 1992, p. 291/292)
Durante os anos 70 e ainda no início dos anos 80, as teorias reprodutivistas em educação, em grande voga no Brasil, provocaram a produção de uma série de pesquisas (principalmente dissertações de mestrado) sobre a ideologia veiculada pelos livros didáticos. É nesse período que também aparece no Brasil uma preocupação direta com a denúncia do sexismo que impregna a educação. A denúncia do sexismo na educação constitui um dos componentes do ideário do chamado neofeminismo brasileiro que ganha visibilidade em 1975 (ROSEMBERG, 1992, p.160)
Guacira Louro, também ofereceu importantes contribuições com estudos pioneiros sobre as profissões femininas associadas ao ensino (LOURO, ). Esta última explorou o fato dessas profissões se associarem ao “fazer feminino”, a tarefas consideradas de aptidão natural das mulheres e a tendência observada na criação de profissões para mulheres: serviço social, enfermagem, nutrição etc.
Algumas coisas mudavam nas primeiras décadas republicanas. A mulher participava muito mais da vida econômica do país, especialmente nas áreas de industrialização (notadamente no setor têxtil), e começava a entrar no setor terciário, nos serviços de datilografia, secretaria e nas atividades de comercio. Contudo, essa maior participação. Feminina não pode deixar esquecer o fato de que se concentrava nas atividades consideradas mais adequadas à sua “natureza” ou “vocação”, atividades de apoio, auxiliares ou que exigiam menor força física (LOURO, 1987 p.29)
O fato de a Escola de Serviço Social do Rio de Janeiro ter na sua direção elementos da própria hierarquia da Igreja, colaborou, a nosso ver, para que seu programa fosse constituído de maior número de matérias associadas às atividades domésticas do que a de São Paulo. Vale lembrar que a religiosa Germaine Marsaud (diretora técnica era formada em Educação familiar, sendo que a Igreja sempre valorizou o papel da mulher junto à família, mesmo nesse momento de renovação. Não é por acaso que esta sempre foi uma preocupação dos cursos desde o princípio (SILVA, 1989).
O ensino, embora com uma absorção crescente de mulheres em seus quadros profissionais, teve início com os homens. Profissões mais tradicionais como as da educação, medicina, direito, engenharia foram paulatinamente, sendo ocupadas por mulheres. Entretanto, as trajetórias por sexo se mostram diferentes e a distribuição por especialidades no interior de cada uma destas carreiras, também. Esta tendência, observada universalmente na configuração da linha do tempo dos cursos universitários revelam o que o projeto de pesquisa tem como foco de análise: persiste uma “lógica de gênero” no ambiente universitário que impacta no mercado de trabalho.
No estudo para a tese de doutorado, no campo profissional da Medicina, os depoimentos dos entrevistados no interior das especialidades escolhidas, revelavam esta associação com o “fazer feminino” ou o “fazer masculino”. Os residentes entrevistados (médicos recém-formados, em processo de especialização), da pediatria e da cirurgia, associavam a sua escolha pela especialidade com preferências relacionadas ao gênero. No caso da pediatria, o gostar de crianças, mais habilidade para lidar com crianças, foram muitas vezes relatados. No caso da cirurgia, um controle maior das emoções, aptidão para atividades que demandam esforço físico (muitas horas, em pé), desgaste mental (muita responsabilidade quanto à vida do paciente) e, muito desgaste físico. Estes foram argumentos muito comuns nas entrevistas e estão em várias publicações sobre o gênero no mercado de trabalho.
Portanto, ignorar este fato, é desconhecer a dinâmica no grupo profissional que, ao admitir mulheres traz para dentro dele as tensões para conciliar a casa e o trabalho, mais vivenciada pelas mulheres, mas, não apenas. Revela a desqualificação do “fazer feminino”. A atividade realizada pelas mulheres não é tão difícil, não é tão complexa. Não demanda tanta responsabilidade.
As entrevistas revelam mecanismos de exclusão de mulheres de determinadas especialidades em concursos, formas de desestímulo na graduação para se inserirem em determinadas especialidades. Os “guetos” se constituem e as “reservas de mercado” também, com base em uma perspectiva muitas vezes hierarquizada do fazer profissional (a especialidade é mais complexa, mais difícil, mais importante), com base no sistema sexo/gênero, que os estudos feministas associados às pesquisas de gênero, começam a descortinar. A teoria de gênero constitui-se com base em um conceito que revela relações de poder entre homens e mulheres, a partir de um modelo hierárquico constituído na maior parte das sociedades estudadas.
Minha definição de gênero tem duas partes e diversas subpartes. Elas são ligadas entre si, mas deveriam ser distinguidas na análise. O núcleo essencial da definição repousa sobre a relação fundamental entre duas proposições: o gênero é um elemento constitutivo de relações sociais fundadas sobre as diferenças percebidas entre os sexos, e o gênero é um primeiro modo de dar significado às relações de poder (SCOTT, 1990, p.14).
A divisão entre os sexos parece estar na “ordem das coisas”, como se diz por vezes para falar do que é normal, natural, a ponto de ser inevitável: ela está presente, ao mesmo tempo, em estado objetivado nas coisas (na casa, por exemplo, cujas partes são todas “sexuadas”),em todo o mundo social e, em estado incorporado, nos corpos e nos habitus dos agentes, funcionando como sistemas de esquemas de percepção, de pensamento e de ação (BOURDIEU, 2012, p.17).
O surgimento das profissões é um desdobramento do avanço da sociedade industrial que cria o mercado de trabalho com base no princípio da oferta e da procura que se estende para a mão de obra, incorporada ao processo da produção econômica como uma mercadoria: o trabalhador vende a sua força de trabalho. É um dos primeiros objetos de análise da sociologia como resultado da sociedade moderna e formas de estratificação social. Durkheim se dedica a estudar os novos grupos que estão surgindo na sociedade, a partir do campo do conhecimento. Weber, a partir do enfoque das estruturas burocráticas, analisa os processos de usurpação do conhecimento pelas emergentes elites técnico-burocráticas que se consolidam na divisão social do trabalho. Weber explora mais o problema na perspectiva das relações de poder e dominação que marcam as suas publicações. Durkheim, a partir do progresso moral que a sociedade moderna poderia assegurar na nova organização social, incluindo os grupos profissionais nesta perspectiva. Marx e Engels, explorando o conceito de mais valia e a crise do capitalismo em fins do século XIX, descortinam a desigual relação de forças e interesses entre a mão de obra e os proprietários das fábricas, dos meios de produção, que fazem desta exploração (a mais valia), a base para o seu enriquecimento. Obstrui-se desta forma, o princípio originário do sistema econômico: a igual e justa distribuição de riqueza, no ocaso da sociedade feudal, dando-se início às organizações operárias.Nesse momento embrionário da criação dos sindicatos e associações operárias, o debate das profissões ainda não tem tanta força política, mas vai seguir parâmetros semelhantes para organizar os profissionais liberais dispersos em suas práticas cotidianas.
O sistema interno das profissões se afirma a partir de níveis hierárquicos de conhecimento e domínio técnico sobre determinados saberes. Aumentam o número de legislações que regulamentam a existência e prática desses grupos profissionais. As publicações sobre esse tema, destacam a capacidade organizativa destes grupos, como uma de suas características principais para conferir identidade e afirmar um poder sobre a sociedade: o poder da expertise.
A intrincada rede de conexões no sistema profissional vai se estendendo da universidade às associações profissionais que, no Brasil, são a origem dos conselhos profissionais que tem a função de fiscalização e regulação da prática profissional. Estas organizações têm uma atuação política (com mais ou menos impacto social), pois as suas funções implicam em uma aproximação com o poder publico, que normatiza o funcionamento das profissões, particularmente por meio do ensino superior. Essa situação revela claramente como a garantia da identidade profissional se baseia em uma estrutura burocrática que imprime relações de poder de diferentes níveis nesses grupos. A universidade é um importante elo nessa estrutura. Apenas, quando certificado pelo diploma, ao concluir o curso universitário, o profissional pode pedir o registro profissional e daí, exercer os seus conhecimentos, se inserindo no mercado. Existem grupos profissionais com mais e/ou menos poder na interlocução com o poder publico, representado pelo Estado.
É razoável supor que por detrás de muitas das resoluções do Conselho Federal de Educação estivessem as elites profissionais representadas nos Grupos de Especialistas aos quais os conselheiros podiam recorrer para assessoramento. Nos anos 70 as resistências à autorização para abertura de novas escolas de medicina ou para o credenciamento definitivo de outras já em funcionamento foram inspiradas por estudos de um grupo de eminentes médicos constituídos em Comissão Especial do Ministério da Educação. À falta de estudos sobre o tópico, quase nada se sabe sobre os fatores que afetam as probabilidades de sucesso de um projeto de regulamentação, em particular sobre as razões pelas quais algumas profissões são bem-sucedidas enquanto outras fracassam (COELHO. 1999, p.32)
Coelho menciona algumas alternativas acionadas pelas profissões na busca por regulamentação. Duas destas ações mencionadas pelo autor, implicam em capacidade de articulação política e dedicação ao projeto de fortalecimento do grupo profissional. Ambas as condições tendem a afastar a participação de mulheres, considerando as publicações sobre gênero no mercado de trabalho. As mulheres tendem a não participarem ou serem minoritárias nas associações de representação profissional. Nesta perspectiva, tendem a não ter protagonismo nas relações de poder que envolvem a luta política pela afirmação da profissão.
Esta é uma diferença importante para ser observada quando analisamos as carreiras universitárias. Conforme as reflexões que, historicamente, têm expressão no campo do gênero, os cursos que concentram mais mulheres tendem a ter menos protagonismo na luta pela profissão, pela valorização profissional. Não cria fatos políticos como é possível observar, naqueles com mais inserção de homens e que revelam mais prestígio social.
As alterações que ocorreram nos cursos tradicionalmente mais prestigiados, como a Medicina e o Direito, ao longo dos anos, quanto ao perfil por sexo, certamente, podem alterar esta tendência. A medicina já apresenta um número de matrículas de mulheres maior que a de homens, assim como alguns cursos de Direito. Entretanto, é necessário analisar os lugares que estes sujeitos estão ocupando na profissão. Na Medicina há uma evidente concentração de mulheres em algumas especialidades e no Direito, em algumas áreas específicas da advocacia. Este fato revela trajetórias diferentes na carreira, que provavelmente já estão sendo delineadas durante o curso universitário. Nesse sentido, o levantamento da distribuição por sexo nos cursos universitários, realizado no campo empírico do projeto de pesquisa, a Universidade do Estado do Rio de Janeiro (UERJ) tem como objetivo analisar estas tendências e observar o impacto destas escolhas no mercado de trabalho.
O campo empírico do estudo
Na UERJ, a organização dos cursos tem a seguinte estrutura por centros setoriais: O Centro Biomédico (CBI), o Centro de Ciências Sociais (CCS), o Centro de Educação e Humanidades (CEH) e o Centro de Tecnologia e Ciências (CTC). O instrumento utilizado para analisar a distribuição por sexo nos cursos é o Anuário Estatístico de Dados – DATAUERJ, disponível na página da universidade na internet, correspondente ao Núcleo de Informação e Estudos de Conjuntura (NIESC-VR). A publicação está disponível em http://www2.datauerj.uerj.br, em versões desde 2008.
A distribuição por sexo, revela concentração de mulheres e homens nos centros setoriais e cursos universitários, inalteradas no período 2008-2022, com elevada concentração no CBI e no CEH, com larga vantagem para as mulheres neste último. Em contraposição, o CTC, apresenta alta concentração de homens. O estudo pretende dar destaque aos cursos universitários que nos centros setoriais evidenciam uma permanência na concentração de homens e mulheres, ao longo da história da profissão. É o caso, respectivamente, do Serviço Social, da Enfermagem, da Nutrição, da Pedagogia e Psicologia (mulheres) e das Engenharias (homens).
Conforme os objetivos expostos no resumo do texto, serão observadas as diferentes percepções quanto ao prestígio do curso, no que se refere a sua importância social e sua marca de gênero. Com base nos diferentes mecanismos de sustentação de hierarquias entre as profissões no campo do conhecimento, será explorado como homens e mulheres percebem esses fatores nos cursos.
Outra percepção do problema estudado, a ser analisada, é a seguinte: as hierarquias de gênero, tais como, a supremacia masculina na estrutura de comando e decisões, ocupação de cargos mais valorizados e práticas de intimidação em relação às mulheres, são consideradas na formação profissional? Os gestores percebem que estes fatores operam no ambiente corporativo, correspondente a cada uma destas profissões?
Os estudos de gênero têm explorado bastante o problema das apropriações hierárquicas no ambiente de trabalho, com especial atenção para os ambientes com maioria masculina. Algumas iniciativas de ações preventivas têm sido estimuladas, inclusive com propostas de políticas públicas no campo empresarial. No Brasil, no período de 2006- 2014, foi oferecido o Programa Pró-equidade de Gênero e Raça, do Governo Federal que incentivava boas práticas corporativas na promoção de condições mais equilibradas entre homens e mulheres nas empresas. Nesse caso, foi reconhecido o problema, por meio da criação da própria Secretaria Especial de Políticas para as Mulheres (SPM) em fins de 2004, que coordenou esse tipo de ação, no Brasil, até a sua extinção em 2016, a partir de quando, retrocedemos bastante nestas políticas.
Entretanto, esses programas de iniciativa do governo federal são pouco conhecidos do público em geral, e particularmente, dos próprios gestores da universidade. Praticamente, são mais acessados pelos pesquisadores ou consultores que atuam nestas políticas específicas. Nesse sentido, o estudo pretende recuperar estes documentos nas abordagens aos cursos, de modo a analisar esse distanciamento e refletir sobre as dificuldades de sua implantação em algumas realidades institucionais.
O fato de um curso ter mais mulheres que homens ou vice-versa tende a ser aceito, ainda, como um processo “natural” de costumes, valores e pouco se faz para criar mecanismos de incentivo à mudança de determinados comportamentos.
Algumas iniciativas têm sido estimuladas por organismos internacionais, como a ONUMulheres em Programas como o Mulheres na Ciência que tem buscado parceria com as Universidades, tentando estimular talentos. Essas iniciativas trazem para o centro do debate, a questão do potencial cognitivo, independente do sexo, mas que a cultura tem limitado para as mulheres.
Esse é o ponto que precisa de mais foco no espaço educacional porque ainda ignora que as construções sociais dos “lugares” no campo do conhecimento estão fortemente associadas a simbologia do feminino e do masculino na maioria das sociedades. Este processo se reproduz na universidade, mas tende a ser resultado de condicionamentos desde os primeiros níveis de aprendizado.
Em uma análise preliminar dos dados levantados na UERJ, o Centro Biomédico (CBI) revela uma predominância de mulheres, não ocorrendo a superação de matrículas de alunos do sexo masculino em nenhum dos cursos. A Enfermagem, a Nutrição, e a Odontologia apresentam concentração elevada de matrículas de discentes do sexo feminino.
O Centro de Ciências Sociais (CCS) tem uma predominância de homens, mas não apresenta uma concentração extrema por sexo. Neste centro, o curso de Serviço Social revela essa característica e, no período, não se observa uma tendência de mudança desse perfil, a maioria de mulheres é impressionante. O Centro de Educação e Humanidades (CEH) é extremamente “feminino”. A concentração por sexo é muito alta. Os homens só predominam no curso de educação física e de matemática em alguns desses anos, mas sempre com uma inserção mais equilibrada quanto a inserção de discentes do sexo feminino. A Pedagogia, Letras e Psicologia apresentam um número elevado de mulheres.
O Centro de Tecnologia e Ciências (CTC) tem significativa concentração por sexo, com forte predominância de homens em seu conjunto.
O Centro de Ciências Sociais (CCS) apresenta dois cursos que tem maioria de matrículas de discentes do sexo masculino: o das Ciências Econômicas e o da Filosofia. O Centro de Tecnologia e Ciências (CTC), sem dúvida, revela a sua aproximação com o universo masculino na cultura construída com base nas relações de gênero. A Engenharia, a Engenharia Mecânica, a Informática, a Física e a Engenharia de Computação, tem uma maioria impactante de homens em seus quadros e não se altera essa. disparidade ao longo do período. Há uma variação no curso de Ciências Econômicas do CCS, observando-se um aumento do número de matrículas de alunas ao longo de 2008-2020.
A pergunta que se mantem é: por que não mudam esses cursos quanto a esta tendência? Por que essas mulheres escolhem Serviço Social e esses homens escolhem Ciências da Computação? Por que não se dirigem para estas outras áreas, inversamente? Pode ser uma questão de tempo, como aconteceu com a Medicina e o Direito? O que surpreende quanto ao Serviço Social, por exemplo, é que o curso parece inalterável quanto a sua marca histórica: começa como um curso para mulheres na década de 1940 e continua como um curso para mulheres, ao menos no simbolismo criado em torno das imagens associadas ao fazer profissional. Ontem, a missão católica que permitia que o Estatuto da Família não aprovado no governo Vargas, no Brasil, tivesse uma sobrevida e, hoje, os serviços de cuidado que, associados ao feminino, mantem as mulheres vinculadas ao grupo profissional sem perspectivas de mudança, a médio ou longo prazo.
A Engenharia entre as profissões imperiais (COELHO, 1999), não muda como o Direito e a Medicina o seu perfil por sexo e ainda mantem com muita força, a sua marca masculina, apesar de algumas mudanças em algumas subáreas. Por que isso ocorre? Poderia ser feita outra pergunta: por que esse fato teria interesse sociológico ou antropológico? Em muitos levantamentos de dados, o gênero não é considerado, exatamente, um indicador importante, mas uma variável que no máximo desperta alguma curiosidade acadêmica. Fazer uma análise das suas implicações implica em uma perspectiva de gênero como uma categoria analítica que tem impacto na interpretação de comportamentos de pessoas e grupos, interferindo bastante na realidade.
Conclusiones:
Considerando estes dados que ainda encontramos na UERJ, cuja linha do tempo evidencia uma permanência da tendência, o objetivo é tratá-lo como um indicador eficaz para prevenir conflitos e mais, enfrentar algumas drásticas consequências.
Essa estrutura se baseia na hierarquia entre o masculino e o feminino nas sociedades humanas que foi abalada pela ideia de cidadania e liberdade individual que toma força no século XIX na cultura ocidental. A ideia de uma mulher com direitos iguais aos dos homens ainda não está consolidada em nossa cultura limitada e os retrocessos que estamos observando hoje nas políticas publicas de gênero e etnia evidenciam esta realidade. Fazer uma articulação entre os tipos de agrupamento profissional que isolamos na análise e o seu perfil por sexo, por exemplo, poderá nos levar a diferentes formas de estabelecer hierarquias no ambiente de trabalho.
A sociologia das profissões tem como um dos seus principais eixos de argumentação teórica, o impacto do conhecimento e seus “níveis” e “escalas” para considerar a forma de produzi-lo mais complexa, ou menos complexa. A exigência de um controle científico mais rigoroso por implicar responsabilidades com a vida humana ou o bem-estar coletivo estariam entre os critérios que interferem nessas classificações. Qual a importância de este fazer, daquela atividade laborativa, o que definiria uma ocupação mais importante do que a outra? No estudo, há o pressuposto de que estas indagações devem incluir o enfoque de gênero.
Bibliografía:
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COELHO, Edmundo Campos. As profissões imperiais. Medicina, Engenharia e
Advocacia no Rio de Janeiro – 1822-1930. Record: Rio de Janeiro, 1999.
LOURO, Guacira. Prendas e anti-prendas: uma escola de mulheres. Ed. da Universidade, UFRGS, 1987.
BRUSCHINI Cristina. O uso de abordagens quantitativas em pesquisas em pesquisas sobre relacoes de gênero. In Uma questão de gênero. Albertina de Oliveira Costa e Cristina Bruschini (orgs).Rio de Janeiro: Rosa dos Tempos; São Paulo: Fundação Carlos Chagas, 1992.
ROSEMBERG, Fulvia. Educação formal e mulher: uma balanço parcial da bibliografia. In Uma questão de gênero. Albertina de Oliveira Costa e Cristina Bruschini (orgs).Rio de Janeiro: Rosa dos Tempos; São Paulo: Fundação Carlos Chagas, 1992.
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Palabras clave:
Gênero, Mercado de trabalho, Ensino Superior
Resumen de la Ponencia:
Durante los diecisiete meses que permanecieron cerradas las escuelas para evitar la movilidad de aproximadamente treinta millones de niñas, niños y jóvenes, las maestras que son madres enfrentaron una situación similar a la de otras mujeres, pero singular en varios sentidos. Acondicionaron la sala de su casa o alguna habitación como aula, abriendo sus espacios personales al escrutinio público; recibieron mensajes e indicaciones de autoridades diversas hasta altas horas de la noche; realizaron una multiplicidad de tareas y actividades nuevas relacionadas con el uso de la tecnología; se vieron en la necesidad de establecer relaciones y formas de organización familiar distintas, activaron o construyeron redes de apoyo para poder sobrellevar la situación. Se documenta el modo en que las maestras con al menos una hija o hijo de entre 4 meses y 17 años, sostuvieron las clases remotas y atendieron las exigencias del sistema educativo, a la par que proporcionaron directamente o desarrollaron estrategias para proveer los cuidados necesarios para el sostenimiento de la vida en sus propias familias.Se parte de una perspectiva sobre el cuidado como problema político, haciendo énfasis en su carácter vital para el sostenimiento de la polis; esto implica concebirlo como un proceso colectivo, es decir, desde el amplio campo de la vida cotidiana en el que todas las personas necesitamos que se ocupen de nosotros y al mismo tiempo, todos tenemos la capacidad de hacer lo propio. Al respecto, Esquivel, Faur y Jelin (2012) consideran que nadie puede sobrevivir sin ser cuidado; asumir esta afirmación implica reconocernos como vulnerables. El cuidado ha sido atribuido a las mujeres, sin reparar que esta asignación diferencial de responsabilidades con respecto a los hombres no es una disposición “natural”, por el contrario, refleja roles y fortalece pautas culturales vueltas tradición, plasmadas en la definición de sistemas de derechos y responsabilidades propios del siglo pasado (Faur y Pereyra, 2018).Como dispositivo metodológico, se recurrió a la entrevista semiestructurada. Se ha entrevistado a seis docentes de educación preescolar, primaria y secundaria tanto del sector público como privado. Entre otros hallazgos, encontramos como común denominador en las maestras de escuelas privadas, que durante la pandemia vieron afectados sus ingresos desde el inicio del confinamiento; los dueños simplemente les anunciaron que su salario se vería reducido entre un 30% a 50% por tiempo indefinido. Otra cuestión común en todas las entrevistadas, es la construcción de redes de apoyo familiares.Resumen de la Ponencia:
O objetivo deste trabalho é analisar a transição escola-trabalho por gênero no Brasil, com foco no Ensino Superior brasileiro, que passou por uma expansão considerável de matrículas possibilitando o fenômeno da reversão da desigualdade de gênero nos níveis educacionais (CHARLES e BRADLEY, 2002). Dessa forma, mulheres estão mais presentes do que homens na escola e também no mercado de trabalho, entretanto, ainda persiste uma estratificação horizontal por cursos (ALMEIDA et al, 2020) que as direciona para ocupações menos prestigiosas e com menor remuneração (GELBGISER e ALBERT, 2017). Como metodologia, será utilizado um índice de segregação mobilizado por Elbers, Bol e DiPrete (2020). Esse índice consegue mensurar o quanto uma área de estudo está conseguindo direcionar seus formados para áreas de trabalho específicas. É possível então diferenciar a análise por gênero, compreendendo se homens e mulheres, ao realizar a transição escola-trabalho, tem igual capacidade de converter sua credencial educacional para um conjunto delimitado de ocupação. Sendo assim, o trabalho informa tanto sobre as trajetórias de homens e mulheres do Ensino Superior para o mercado de trabalho no contexto de expansão educacional brasileiro. Demonstramos que quanto maior o tamanho da área de estudo menor a ligação e que o efeito é pior para as mulheres.
Introducción:
A educação é pensada como uma forma de qualificar indivíduos para assumirem posições no mercado de trabalho ( ALBACHEVSKY, SAMPAIO e ANDRADE, 2019) . Dessa maneira, entende-se que quanto mais alto o nível educacional de um indivíduo, mais prestigiosa e rentável será sua posição ocupacional futura (SHAVIT e MULLER, 1998). Além disso, a expectativa para alguém que se qualifica mais é a de que será direcionado para ocupações mais restritas e que exigem maior especialização ou habilidades específicas, tornando-o mais competitivo, seu diploma mais valioso e sua transição da escola para o trabalho mais “suave” e direta (MULLER, 2005).
Uma pergunta relevante, no entanto, pode ser feita: processos de expansão educacional, em especial o do ensino superior, impactam de alguma forma na transição escola trabalho? Ou seja, o crescimento de pessoas qualificadas, capazes de atuar em uma mesma área ocupacional, torna mais incerta a alocação no mercado de trabalho em uma ocupação específica por conta da inflação dessa credencial, agora, disponível para mais indivíduos? Considerando também que a transição escola trabalho difere por gênero (WOLBERS, 2007; IMDORF et al., 2014), o impacto da expansão do ensino superior seria diferente para homens e mulheres visto que elas foram as que mais se apropriaram da expansão, revertendo a desigualdade de gênero vertical existente nesse nível de ensino ( MENDES et al., 2021)?
Tendo isso em mente, o objetivo deste trabalho é analisar o impacto do crescimento de formandos no Ensino Superior brasileiro de 1980 a 2010 na constituição de mercados de trabalho mais ou menos específicos. Dessa forma, conseguiremos observar se os diplomas advindos dos do ensino superior, estão convergindo ou divergindo em sua distribuição ocupacional, demonstrando se há inflação de credencial, ou seja, os diplomas não estão mais diferenciando um indivíduo, e se mulheres estão especialmente vulneráveis a esse fenômeno. Para isso são utilizados dados dos Censos Demográficos de 1980, 1991, 2000 e 2010 a partir de regressões de painel com efeitos fixos e a utilização da medida M de segregação multigrupal.
O trabalho está dividido em quatro seções, além desta introdução: revisão bibliográfica, metodologia, resultados e considerações finais. A primeira seção resume o que já foi estudado sobre o tema de transição escola-trabalho, expansão e gênero, ressaltando a importância de uma pesquisa dessa natureza para o caso brasileiro. Na seção de metodologia, serão especificados a origem dos dados que são utilizados nessa pesquisa e as técnicas empregadas. Nessa parte, a ênfase é na explicação da medida M utilizada como variável dependente e que indicará se a área de estudo possui um mercado de trabalho específico ou não. Em seguida, serão apresentados os resultados do trabalho, com uma rápida análise descritiva e com análises dos modelos separadas em para todos os formandos, para os formandos homens e para as formandas mulheres, de forma a entender se há e quais as tendências e efeitos específicos por gênero. Por fim, as considerações finais retomam alguns dos resultados, suscitando questionamentos para pesquisas futuras.
Desarrollo:
Transição escola-trabalho: sistemas educacionais, áreas de estudo, expansão e gênero.
A alocação de um indivíduo no mercado de trabalho depende, dentre outros aspectos, de sua qualificação educacional. A escolha desta depende das oportunidades que o ambiente fornece, por isso o foco de estudos como o de Allmendinger (1989) é olhar o sistema educacional que define as oportunidades educacionais e as implicações para um encaixe bem sucedido. Os estudos da transição escola trabalho então analisam de forma conjunta as dimensões de educação e trabalho para compreender se a partir do que é ensinado e aprendido na escola, um indivíduo está tendo sucesso em sua alocação no mercado de trabalho.
Nesse contexto, existem sistemas educacionais, como os da Alemanha e do Japão, que formam indivíduos com habilidades específicas e aptos a trabalhar em ocupações nos quais essas habilidades são requeridas, gerando um “match”, ou encaixe. Ou seja, as ocupações têm um caminho educacional definido e conectado e maior integração entre escola e empresas, por exemplo. Entretanto, existem outros sistemas que provêem habilidades gerais, formando indivíduos com uma mesma base e capazes de serem treinados em qualquer ocupação durante o exercício de seu trabalho (MIDDELDORP; EDZES; VAN DIJK, 2019) .
Com base nessas experiências foram criados os conceitos de espaços de qualificação e espaços organizacionais. Esses termos foram utilizados primeiramente por Maurice, Sellier e Silvestre (1982) na comparação dos sistemas de ensino da França e Alemanha. Os sistemas de ensino ditos espaços de qualificação, focam em caminhos educacionais vocacionais e definidos, conectados ao mercado de trabalho como o da Alemanha, enquanto os espaços organizacionais, estariam focados em uma educação mais generalista, como o da França. Logo, a hipótese principal para esses autores é de que os espaços de qualificação tem uma ligação com o mercado de trabalho mais forte do que os espaços organizacionais e, em sua pesquisa concluem que o sistema educacional alemão tem uma conexão mais direta com o mercado de trabalho do que o sistema educacional francês.
Shavit e Muller (1998), ao testarem a associação escola trabalho entre diferentes países, encontram que para homens e mulheres a qualificação aumenta as chances de empregos com prestígio e com maior retorno financeiro e a qualificação vocacional possui um impacto maior nas chances de se tornar um trabalhador especializado do que o nível educacional atingido. Para as mulheres o efeito educacional é ainda maior e para ambos os sexos o risco de desemprego diminui.
Nesse sentido, Wolbers (2007) explora a função de rede de segurança (ou proteção) da educação vocacional. Em linhas gerais, a especificidade vocacional de um sistema auxilia estudantes a conseguir um emprego mais rapidamente, contudo, são empregos que possuem menos prestígio. Analisando padrões de transição escola trabalho de jovens em 11 países europeus a partir do foco na proteção legislativa dos que já estão inseridos no mercado de trabalho e na especificidade vocacional, encontram que o primeiro protege os mais velhos da inatividade mais do que o do desemprego, não servindo tanto para o Ensino Superior, e sim para os menos educados. Do mesmo modo, a especificidade vocacional tem um efeito pior com relação ao status para os mais escolarizados. Com relação ao gênero, a proteção legislativa protege as mulheres com ensino primário. Entretanto, elas estão mais propensas a sair do trabalho do que homens, enquanto que as mulheres com ensino superior têm esse efeito amenizado.
Sendo assim, defensores da educação vocacional argumentam que ela diminui os riscos de desemprego, ajudando na mobilidade social dessa maneira. De todo modo, os efeitos dessa modalidade de educação vai depender de como as habilidades específicas treinadas por essa modalidade de ensino e o prestígio envolvido na educação vocacional são valorizadas para os empregadores do sistema ocupacional de cada país (ARUM e SHAVIT, 1995; MIDDELDORP, EDZES E VAN DIJK, 2019). Como exemplo, a educação vocacional pode possuir estigmas associados a um menor esforço intelectual ou talento de seus estudantes e pode prejudicar o acesso ao ensino terciário. Seu currículo é geralmente percebido como menos avançado em ciências e matemática e as aulas são vistas como tendo pouco estímulo intelectual, inclusive de professores mal formados e estudantes de turmas com menores notas (ARUM e SHAVIT, 1995).
No Brasil, a escola não possuiu, ao longo do tempo, muita influência na alocação para o trabalho. Os sistemas de qualificação para o trabalho ocorriam nas próprias fábricas e indústrias, se constituindo, dessa forma, como um sistema de transição desenvolvimentista, nas palavras de Cardoso (2008) ou como um espaço organizacional. O país também se caracterizou pela baixa qualificação geral da população, com analfabetismo e taxas de evasão, tanto para homens quanto para mulheres, muito altas. Para além disso, o Brasil, na década de 70 passou por uma intensa migração do campo para as cidades. Isso impactou lentamente na transição escola trabalho pois não houve um processo simultâneo de acomodação desses migrantes no mercado de trabalho urbano. Quanto ao gênero, a qualificação para um trabalho não fazia sentido em um primeiro momento para as mulheres, visto que tanto as mais quanto menos escolarizadas transitavam para a inatividade por conta do casamento e dos cuidados com a família. É só a partir dos anos 1990 que as mulheres passaram a permanecer mais tempo na escola e a participar mais do mercado de trabalho, aumentando, inclusive a taxa de desemprego existente entre elas (CARDOSO, 2008).
Estudos recentes desafiam as noções dicotômicas de educação vocacional e generalista (ou, analogamente, de espaços de qualificação e organizacional), bem como os resultados e comparações apresentados até então pela literatura anterior (BOL et al., 2019; DIPRETE et al., 2017; ELBERS; BOL; DIPRETE, 2020). Insatisfeitos com os excessivos graus de agregação dos trabalhos anteriores, o anacronismo de suas conclusões e atentos aos novos padrões de diferenciação e expansão dos sistemas educacionais, que se direcionaram a aumentar a educação pós-secundária e terciária, novos estudos buscaram mensurar e entender impactos dessas transformações da transição escola-trabalho com dados mais novos e, inclusive, revisaram algumas conclusões antigas recuperando dados não explorados pelos trabalhos anteriores.
Essa literatura estuda a transição escola trabalho a partir de uma nova noção analítica e metodológica que iremos traduzir como ligação (linkage no original). A ligação entre escola e mercado de trabalho se refere a como determinadas áreas de estudo (ou credenciais educacionais) se ligam a determinadas ocupações,. Quanto mais forte essa ligação, mais estudantes de uma área, ao se formarem, conseguem transitar para um conjunto específico de ocupações. Isso seria importante de ser captado porque a partir da identificação desse resultado, uma inferência poderia ser feita: as habilidades desenvolvidas e comunicadas por certas credenciais seriam “compreendidas” no mercado de trabalho.
Em comparação com a literatura anterior, duas inovações podem ser apontadas. Primeiro, há incorporação da heterogeneidade dos sistemas educacionais dos países a partir da sensibilidade das mensurações das áreas de estudo de formação dos estudantes. Em termos de mensuração isso implica trocar a operacionalização da escolaridade a partir de níveis agregados de ensino (ex.: ensino superior) para um foco na área de estudo do graduado (ex.: enfermagem). Essa mudança permite maior atenção a mecanismos de ligação entre credenciais educacionais e mercado de trabalho dentro dos países, permitindo aos estudos irem além de comparações nacionais e incorporarem variações temporais intra país nos trabalhos.
Com o objetivo de compreender a força das credenciais educacionais a partir de um foco no aspecto mais granular da transição escola-trabalho, detalhando mais as áreas de estudo e ocupacionais, DiPrete et al. (2017) analisam as variações dessa força dentro dos países, e não somente entre países, levando em consideração as características institucionais de cada caminho educacional. Os autores percebem que as variações entre Alemanha, Estados Unidos e França estão atreladas mais a um padrão bem sucedido de encaixe entre áreas de estudos e ocupações que se repete independentemente do país do que as diferenças nacionais. Tendo isso em vista, a diferença entre países ocorre principalmente por conta de diferenças composicionais, a saber, a variação da proporção de trabalhadores com diplomas que possuem ligação mais forte com o mercado de trabalho. Com esse resultado, contraria as noções de espaços de qualificação ou organizacionais e o que seria esperado de países como França e Alemanha, os exemplos canônicos dos “espaços” organizacionais e de qualificação.
Com efeito, os autores fazem uma observação interessante: a emergência dessa generalização surgiu a partir de um estudo de caso em duas cidades (MAURICE, SILVESTRE, 1986) e as conclusões, posteriormente, foram ancoradas em estudos com bases de dados com mensurações excessivamente agregadas das credenciais educacionais. Elbers et al (2020) revisitam esses resultados, mobilizando tanto dados mais recentes como também dados das décadas de 1970 e 1980 para mostrar que as conclusões consolidadas na literatura estão erradas não apenas devido às mudanças históricas, mas já estavam erradas quando foram produzidas.
Os resultados de Elbers et al (2020) chegam a resultados diferentes do esperado ao analisarem os encaixes da transição para França e Alemanha ao longo do tempo com foco nas áreas de estudo dos países. Levando em consideração os destinos ocupacionais de mulheres e com foco maior no setor de serviços, já que temos um mercado de trabalho mais diversificado que se expandiu, os autores questionaram a diferenciação existente entre Alemanha e França que embasava a classificação dicotômica de espaços organizacionais e de qualificação, norteadora da literatura de transição escola-trabalho anterior. Eles demonstraram que, de forma geral, a ligação escola-trabalho aumentou e convergiu ao longo do tempo em ambos os países. Ou seja, as áreas de estudos no geral passaram a se ligar a ocupações específicas e diferentes entre elas. Contudo, as razões para esse aumento são diferentes. Na Alemanha, o aumento ocorre pelo crescimento de áreas de estudo que se ligam mais fortemente ao mercado de trabalho. Já na França, dois movimentos ocorreram. A expansão educacional também aumentou o tamanho de áreas de estudo que possuem ligações mais fortes com o mercado de trabalho, contudo, a ligação diminuiu por conta da educação vocacional, que com a expansão passou a dispersar seus estudantes em ocupações diferentes.
Os autores ressaltam que as mudanças foram mais desfavoráveis para as mulheres, que foram as mais afetadas pela redução da ligação na educação vocacional. Do ponto de vista comparativo, DiPrete et al (2017) percebem que a ligação mais forte de áreas de estudo com o mercado de trabalho proporciona salários em média mais altos na Alemanha e nos Estados. Esse resultado é reforçado por Bol et al. (2019) ao testar se diplomas que se ligam a ocupações restritas e específicas são benéficos para os indivíduos formados. Para isso, analisam os efeitos do encaixe ou desencaixe, saindo de uma visão que foca no nível educacional para uma que também observa as diferentes áreas de estudo. Os autores ressaltam que os trabalhadores que estão empregados na mesma área de seu nível educacional e área de estudo ganham mais, mas esse aumento na renda depende da valorização da credencial educacional no país em questão. Quanto maior a força da credencial educacional e mais definidos os caminhos da educação para o trabalho, maior a renda daqueles que trabalham com o que estudaram. Contudo, também maior será a penalidade para aqueles que trabalharem fora da área que estudaram. Além disso, países com ligações mais fortes também reduzem o risco de desemprego. Dessa forma, os autores entendem que sistemas educacionais generalistas, conhecidos por serem flexíveis, não produzem resultados tão seguros no mercado de trabalho.
Esses resultados apontam possíveis direções para basear novas análises sobre a ligação entre credenciais educacionais e o mercado de trabalho no Brasil. Se a antiga conclusão sobre espaços organizacionais e qualificacionais já não é empiricamente válida no próprio contexto em que foi desenvolvida, o que dirá de uma situação tão diferente quanto a brasileira. É necessário olhar também para os diferentes caminhos educacionais que existem, principalmente dentro do Ensino Superior, isto é, para as áreas de estudo, pois são elas que vão passar a sinalizar as habilidades de um indivíduo, ainda mais emum contexto de expansão educacional, no qual as credenciais relacionadas a nível educacional se tornam mais homogêneas na população e o que passa a diferenciar é a área de estudo na qual o indivíduo se forma.
Por fim, as áreas de estudo impactam na transição escola trabalho por outros dois motivos: primeiramente, as áreas de estudo direcionam para lugares diferentes da estrutura ocupacional e sua composição varia quanto a gênero e raça, já que o ensino superior, apesar de ter avançado com relação as desigualdades de acesso, se mantém estratificado horizontalmente. Sendo assim, a transição é diferenciada por gênero porque ela é diferenciada também pela área de estudo. Em seguida, o sistema educacional brasileiro passou por expansão nas últimas décadas, contudo, como veremos a seguir, a expansão não ocorreu de forma homogênea entre os cursos, com áreas crescendo mais do que outras, o que também impacta no valor da credencial para a transição escola trabalho.
A expansão de sistemas de ensino tinha duas principais expectativas: a primeira afirmava que ajudaria a reduzir desigualdades existentes na sociedade, possibilitando maior mobilidade social para os formados. Já a segunda entendia que a expansão acabaria por desvalorizar as credenciais educacionais, visto que levaria a redução da variância de escolaridade em anos de estudo, tornando a disputa por alocação no mercado de trabalho mais difícil e a maior relevância das áreas de estudo como sinalizadores de produtividade, como mencionado na seção anterior (KALMIJN e VAN DER LIPPE, 1997).
De fato, a expansão no Brasil aumentou as chances de acesso aos níveis educacionais para perfis variados de estudantes em termos de idade, sexo, cor e nível socioeconômico (MONT’ALVÃO, 2014; PRATES, 2010). Balbachevsky, Sampaio e Andrade (2019), entretanto, chamam atenção para a concentração de graduados do ensino superior em áreas como direito e administração, negócios e educação. Comin e Barbosa (2011) contextualizam a expansão do sistema de ensino superior brasileiro a partir da década de 1990 a partir de um conjunto de reformas que induziram o crescimento por meio do estímulo de ofertas em instituições privadas ou a alternativas ao bacharelado como cursos sequenciais, tecnológicos e educação a distância. Com isso, jovens de estratos mais pobres foram absorvidos por instituições privadas, enquanto o setor público absorveu classes médias e altas. Além disso, os cursos que mais se expandiram foram os de menor custo, como humanidades, direito e administração e licenciaturas, principalmente em instituições privadas, com outros cursos mais prestigiosos da área da saúde, por exemplo, sendo ainda oferecidos, majoritariamente, por universidades públicas. Isso porque o setor público teve uma grande resistência à diversificação proposta, o que acabou limitando as chances de mobilidade social geral e tornou o ensino público voltado para o bacharelado enquanto o privado se voltou para o tecnológico (BALBACHEVSKY, SAMPAIO e ANDRADE, 2019).
Outra característica relevante do processo de expansão do ensino superior foi a entrada massiva de mulheres e pela reversão da desigualdade vertical de gênero nesse nível de ensino (ENGLAND, 2010; MENDES et al., 2021). Entretanto, ainda persiste a segregação horizontal de gênero no ensino superior caracterizada pelas diferentes escolhas educacionais que homens e mulheres realizam de forma sistemática. Esse fato se reflete na distribuição de homens e mulheres entre diferentes áreas de estudo, o que por sua vez impacta na segregação ocupacional de gênero e nos retornos diferenciados por gênero.
Kalmijn e van der Lippe (1997), por exemplo, abordam que homens e mulheres estão com níveis parecidos de escolaridade, porém escolhem suas áreas de estudo de forma variada. Homens estão mais em campos técnicos e econômicos enquanto mulheres em serviços e áreas socioculturais. Isso faz com que os retornos variem de acordo tanto com os anos de escolaridade quanto pela área de estudo escolhida, favorecendo os homens.
Imdorf et al. (2014) entendem que a configuração de sistemas educacionais podem promover transição escola trabalho baseadas em gênero. Na Suíça, por exemplo, onde a segregação de gênero ocupacional é a mais persistente forma de segregação, limitando a mobilidade e resultando em piores rendimentos para as mulheres, há prevalência de educação vocacional que “obriga” jovens a escolherem carreiras cedo, momento em que a identidade de gênero, segundo os autores, ainda está se consolidando e as escolhas são mais influenciadas pela socialização.
Para além disso, Christian Brzinsky-Fay (2016) chama atenção para o fato de que as transições escola trabalho em si já são diferenciadas por gênero. A autora faz uma comparação entre dez países europeus quanto às transições da escola para o mercado de trabalho, buscando entender como o sucesso educacional de mulheres não está se convertendo em bons resultados no mercado de trabalho. O texto aborda oito tipos de transições possíveis e analisa a distribuição entre os sexos nesses diferentes tipos junto ao tempo de duração nessas transições. As principais conclusões se referem a desvantagens de mulheres na transição escola trabalho por conta de um período de inatividade maior para elas em relação aos homens. Mulheres também apresentam maiores taxas de transição para o desemprego, não conseguindo traduzir sua experiência educacional em experiência de trabalho, a depender da área de estudo. Esse resultado demonstra o quanto homens e mulheres da mesma área de estudo são direcionados de forma desigual para lugares diferentes no mercado de trabalho, com a inatividade e a desocupação sendo um destino comum entre as mulheres.
Logo, é importante analisar dentro do fenômeno da expansão educacional, a entrada massiva de mulheres no sistema educacional, pois permite capturar formas não tradicionais de transição escola trabalho. No ensino superior brasileiro, é ainda essencial analisar as diferentes áreas de estudo, visto que persiste a segregação horizontal de gênero das escolhas educacionais, com homens e mulheres distribuídos assimétricamente pelos cursos de ensino superior, impactando nos destinos ocupacionais e na renda e prestígio associados a eles.
Dados e Métodos
Os dados utilizados neste trabalho são advindos do Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE), dos Censos Demográficos dos anos de 1980, 1991, 2000 e 2010. Foram selecionadas as variáveis de ano, sexo, área de estudo e ocupação. A variável de ocupação foi codificada e padronizada pelo ISCO-88. A utilização desse padrão permite a comparabilidade através dos anos e torna possível trabalhar com diferentes níveis de agregação, desde o mais geral, que utiliza um dígito só, até o mais específico, que seria o nível mais desagregado com quatro dígitos. As áreas de estudo seguiram a codificação de cursos pelo ISCED.
A variável dependente é uma medida de segregação baseada no índice M (Mutual Information Index) de Mora e Ruiz Castillo (2009; 2011), desenvolvida por Ciocca Eller e utilizada por DiPrete (2017), Bol (2019) e Elbers (2020). Essa medida é utilizada para mensurar o quanto uma área de estudo está conseguindo direcionar seus formandos para áreas de trabalho específicas,” desviando” da média da distribuição ocupacional geral.
Por exemplo, na figura abaixo temos os cursos dispostos nas linhas e as ocupações nas colunas, cada curso com sua distribuição ocupacional. Se graduados de medicina estiverem concentrados em poucas ocupações, exercendo a profissão de médico, a medida será alta pois essa distribuição ocupacional será mais diferente da média da distribuição ocupacional geral, representada na figura pelo total dos cursos.
Para fins deste estudo, utilizaremos a medida de local segregation, representada pela seguinte fórmula:
A aplicação da fórmula gera uma pontuação (score) para cada área de estudo. Nessa fórmula P g|u representa a frequência de cada grupo dentro de uma unidade u. No caso dessa pesquisa, os grupos são as ocupações e as unidades são as áreas de estudo. Já P. g é a frequência marginal do grupo, ou seja, a frequência das ocupações como um todo, representando o mercado de trabalho inteiro. Desse modo, a fórmula compara a frequência de um pedaço do mercado de trabalho com o todo através da razão P g|u / P.g A aplicação do logaritmo amplia a sensibilidade da medida.
Essa medida é baseada em entropia indicando a quantidade de informação adicional que um resultado ganha quando sabe de outra característica de um indivíduo. Assim sendo, o ganho de prever a ocupação de alguém ao saber sua área de estudo. Dessa forma, quando ela é alta significa que conseguimos prever bem a ocupação de um indivíduo dado sua educação e quando é pequena, não conseguimos prever. Isso passa a informação de o quanto de certeza prévia de onde vai ser alocado no mercado de trabalho um indivíduo consegue ter ao adentrar em uma área de estudo e se formar.
Aqui a unidade de análise não é o indivíduo, mas as áreas de estudo. Dessa maneira, foram calculados os percentuais de mulheres e tamanho de determinada área de estudo a partir da soma dos pesos. Após empilhar os bancos, também foram criadas variáveis que sinalizam a diferença entre o censo anterior e o posterior para o percentual de mulheres e tamanho do curso. Por fim, concatenamos as variáveis de area de estudo e sexo a fim de criar uma variável “id” que pudesse ser utilizada para formatar o banco de dados como painel sem repetir informações.
A partir daí, a estratégia de estimação foi a utilização de regressões em painel a partir do estimador de efeitos fixos. O modelo de efeitos fixos é adequado para essa análise visto que é importante considerar os diferentes níveis-áreas em suas especificidades, já que são heterogêneos entre si. Para entender o efeito da expansão e da entrada de mulheres na certeza de transição para o mercado de trabalho, o seguinte modelo foi estimado:
Para uma análise separada por sexo, de forma a entender se houve e qual foi o efeito específico da expansão por gênero, foram retirados o percentual de mulheres e sua variação. Sendo assim, o modelo para homem e para mulher foi estimado da seguinte forma:
Os resultados dos modelos serão apresentados na seção seguinte, após uma breve descrição do fenômeno.
Resultados
No Brasil, a expansão do ensino superior tem maior crescimento a partir dos anos 2000 e mulheres ultrapassam os homens na quantidade de formados entre 1980 e 1991, se apropriando mais da expansão do ensino.
No que se refere aos mercados específicos das diferentes áreas de estudo do ensino superior por gênero, houve um declínio para ambos os sexos ao longo do tempo. Ou seja, à medida que se expandiram, as áreas do ensino superior passaram a ter mercados de trabalho menos específicos.
Explorando a relação entre tamanho do nível-área e a medida M, vemos que áreas de estudo maiores em número de estudantes apresentam valores de medida menores, ou seja, apresentam mercados de trabalho menos específico
Em seguida, podemos averiguar se a quantidade de mulheres presente em uma área de estudo impacta em mercados de trabalho mais ou menos específicos. O gráfico não apresenta nenhuma tendência explícita, o que indica pouco ou nenhum impacto da presença de mulheres na constituição de mercados de trabalho específicos em áreas de estudo do ensino superior.
Analisando os resultados dos modelos, observamos que o tamanho do curso possui um efeito negativo na medida e esse efeito é pior para as mulheres. Dessa forma, áreas de estudo maiores possuem mercados de trabalho menos específicos, principalmente para as graduandas mulheres.
O crescimento do curso, que operacionalizamos e interpretamos como expansão, não teve um efeito significativo. Esse resultado suscita questionamentos visto que o tamanho se mostrou significativo. Isso nos faz perguntar como é possível que o tamanho de uma área seja significativo e seu crescimento não.
A presença de mulheres em uma área de estudo apresentou um efeito positivo e significativo ao nível de 90%, influenciando em mercados de trabalho mais específicos para a área de estudo. Por outro lado, a entrada de mulheres não têm efeito significativo na medida.
Por fim, os efeitos temporais são significativos e negativos para as mulheres, sinalizando a tendência de menos mercados de trabalho específicos ao longo do tempo. Para homens e para todos os estudantes, não foram encontrados resultados significativos.
Conclusiones:
Esse trabalho se propôs a analisar o impacto do crescimento de formandos do Ensino Superior brasileiro de 1980 a 2010 no maior ou menor direcionamento para ocupações específicas e diferentes da média de distribuição ocupacional geral para homens e mulheres, utilizando, para isso, regressões de painel de efeitos fixos. Utilizando o Censo demográfico, criou-se uma base de dados com informações sobre as áreas de estudo e foram calculados diferentes scores de segregação local de forma geral e específica para os sexos.
Percebe-se que o tamanho da área de estudo influencia negativamente na certeza de encaixe entre ensino e mercado de trabalho das diferentes áreas de estudo, com esse efeito mais forte e altamente significativo para mulheres. Todavia, o mesmo não se aplica para o crescimento das áreas, resultado que apresentou significância apenas para as mulheres. Sendo assim, é preciso olhar para esses resultados com maior atenção e mudar a forma de operacionalização da expansão.
Para pesquisas futuras, seria importante observar outros aspectos como a região dos cursos, se pertence a uma universidade privada ou pública, observar se a ocupação mais representativa da área possui mecanismos de “closure” com regulamentações que limitam o acesso aquela profissão gerando maior concentração, entre outros. Além de análises que sejam sensíveis também a situação de inatividade e/ou desocupação. Além disso, a medida M utilizada neste trabalho permite a decomposição em mudanças estruturais e composicionais. Ou seja, é possível compreender o quanto da mudança na medida foi devido a variações na associação entre cursos e ocupações e o que é devido ao crescimento das áreas. Essa decomposição se revela, então, útil para o estudo de sistemas em expansão, como o caso brasileiro. Ou seja, ainda há ainda muito a ser explorado nesse tema e objeto de pesquisa.
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Palabras clave:
transição escola-trabalho; gênero; Brasil
Resumen de la Ponencia:
Este ensaio se propõe a refletir sobre as mulheres negras ocupando os espaços sociais de poder na sociedadebrasileira, a partir do projeto de pesquisa: Ser mãe negra. Estar estudante: estratégias discentes para permanecer na educação profissional do IFBA/ Região Metropolitana de Salvador/ Bahia/ Brasil, ora em desenvolvimento no Doutorado Multi-Institucional em Difusão do Conhecimento, na Linha de Pesquisa: Cultura e Conhecimento: Transversalidade, Interseccionalidade e (In)formação, cujo objeto/ sujeitas de estudo são estudantes negras, mães, trabalhadoras (ou não), bolsistas (ou não) e/ou cotistas das vagas socioeconômicas e étnico-raciais, do Ensino Médio Subsequente e Superior do Instituto Federal de Educação, Ciência e Tecnologia (IFBA) na Região Metropolitana de Salvador (RMS): Salvador, Lauro de Freitas, Simões Filho e Camaçari, no qual questiona-se: “Quais estratégias essas mulheres adotam para garantir sua permanência na vida escolar/ acadêmica?”. Assim, esse ensaio pretende refletir sobre o objeto/ sujeitas de estudo, a partir de um referencial teórico embasado em textos de autoras negras feministas, como Lélia Gonzalez, Sueli Carneiro, Suely Messeder, Djamila Ribeiro, Neusa Santos Souza, Chimamanda Ngozi Adichie, Grada Quilomba, Ângela Davis, bell hooks, dentre outras feministas do mundo, através de uma abordagem multirreferencial, no qual conjugamos interseccionalidade de gênero, cor/raça, classe social, permanência educacional e empreendedorismo de necessidade de estudantes na condição de mãe. Uma vez que, na realidade brasileira, o percentual de famílias que têm mulheres negras como responsáveis únicas é imenso, logo há necessidade de adoção de políticas públicas que foquem na formação profissional e tecnológica dessas mulheres, como ação de enfrentamento às desigualdades sociais do Brasil/América Latina.
Introducción:
Este ensaio se propõe a refletir sobre as mulheres negras ocupando os espaços sociais de poder na sociedade brasileira, a partir do nosso projeto de pesquisa, cujo tema é Ser mãe negra. Estar estudante: estratégias discentes para permanecer na educação profissional do IFBA/ Região Metropolitana de Salvador. Assim buscamos respaldo em textos de autoras que se afirmam feministas. Sendo necessário trabalharmos de forma interseccional as questões de gênero e de cor/raça.
Inspirando-nos no “pesquisador encarnado” de Suely Messeder, iniciamos este ensaio, pedindo licença para escrever em primeira pessoa, às vezes do singular, às vezes do plural. Agora me apresento para me situar no tema que proponho discutir. Afirmo: sou mulher, mãe, negra de tez clara, cabelo crespo, professora, estudante, brasileira, nordestina, piauiense, assalariada, esposa, filha, neta, avó de primeira viagem ... enfim são muitos substantivos e adjetivos que marcam o meu lugar de fala e o meu lugar no mundo. E é partir destes vários substantivos e adjetivos, assim como de minha ancestralidade, que interpreto o mundo, que escolho minhas sujeitas de pesquisa, que proporcionarão a criação de uma tese, através de uma relação dialógica com todas essas participantes, e que depois o resultado da pesquisa precisará ser validado por outras vozes, que também trazem suas bagagens. Mas para que aconteça todo esse processo, preciso buscar referencial teórico que sustente os meus argumentos, não me cerceando, e sim, permitindo-me navegarem águas por vezes tranquilas, por vezes turvas, pois como transpira Suely Messeder (2021) : “ser pesquisadora encarnada não é um estado peremptório2”, mas um construindo através de experiências no coletivo e na solidão.
Diante dos desafios da contemporaneidade, é exigido cada vez mais o protagonismo feminino, mesmo com os espaços de poder lhes sendo, muitas vezes, negados. No Brasil, o papel da liderança familiar, principalmente em famílias monoparentais, têm as mulheres assumido esta responsabilidade. Sendo, portanto, dever do estado brasileiro possibilitar, através de políticas públicas focalizadas, que estas mulheres tenham o direito de acessar espaços educacionais com dignidade e a atenção devida, para que entrem e concluam seus estudos no respectivo nível educacional almejado, aumentando assim seu próprio capital cultural, para não somente se capacitarem profissionalmente, terem melhores oportunidades de trabalho e de salário, mas também para pensarem e agirem na transformação de suas realidades cotidianas. Desta forma, há maior probabilidade de que elas e seu núcleo familiar tenham melhores condições de vida e, consequentemente, toda sociedade se transformará. Assim nos revelou Ângela Davis.
Este é o meu primeiro ensaio acadêmico para pensar sobre a complexa realidade das sujeitas da pesquisa, que são estudantes, mães, negras, responsáveis por sua família, tendo como intuito maior de desnaturalizar a subalternidade da “dimensão ontológica do ser mulher negra” (CARNEIRO, 2020), que o imaginário da população brasileira insiste em tentar nos imobilizar nesta injusta posição. E que ao furarmos esta bolha, possamos assumir mais espaços de poder nesta sociedade tão injusta e excludente.
Ainda de acordo com Sueli Carneiro (2020, p. 282):
Entre essas condições mínimas para permitir o empoderamento de mulheres negras, se encontra, evidentemente, o combate ao racismo, bem como a necessidade de uma política de formação de quadros políticos e de gestores públicos. É preciso, ademais, que haja fortalecimento das organizações de mulheres negras.
Conforme o II Plano Nacional de Políticas para as Mulheres 2008-2011, é preciso romper com a “[...] cultura organizacional patriarcal, discriminadora, racista e sexista da sociedade que imputa uma segregação racial e de gênero a determinados grupos, negando com isso a diversidade cultural, étnico-racial e de gênero presente na sociedade”. Enfim, é preciso retirar a naturalidade e o determinismo cultural da divisão sexual e racial dos direitos sociais, políticos e econômicos. E para isso, reduzir as desiguais condições de vida, perpassa, assim acreditamos, pelo aumento da participação das mulheres em espaços de poder, compreendo a educação um bom ponto de partida.
Desarrollo:
2. ENTRELAÇANDO PERSPECTIVAS DE DIFERENTES VOZES FEMININAS, APARTIR DO MEU PLANO DE VOO
Estou chamando carinhosamente minha incipiente pesquisa em meu plano de voo, que por ser inicial poderá mudar, mas que desde já aponta os lugares que preciso sobrevoar para alcançar meu ponto de pouso, mesmo que provisório. Assim, almejo dialogar com várias referências femininas feministas decoloniais e/ou descoloniais, que ainda estão sendo lidas e transformadas em citações, como: Sueli Carneiro, Suely Messeder, Ângela Davis, Lélia Gonzalez, Beatriz Nascimento, Djamila Ribeiro, Neusa Santos Souza, Chimamanda Ngozi Adichie, bell hooks, dentre outras feministas do mundo, através de uma abordagem multirreferencial.
De acordo com Heloísa Buarque de Hollanda (2020, p.12), as duas tendências do feminismo atual são: “o feminismo decolonial [...] sobretudo de intelectuais latino-americanas, investe em contra-epistemologias situadas para enfrentar o império cognitivo europeu e norte-americano” (IBIDEM, p.13) e “[...] a crítica a um feminismo de acento individualista e neoliberal [...] vindo dos Estados Unidos, enfatizando as desigualdades sociais e preocupado com a colonialidade do poder” (IBIDEM, p.13), ideias registradas no manifesto Feminismo para os 99%, que conjuga a luta “[...] pela justiça ambiental, educação, habitação, saúde ou pelo fim do racismo estrutural” (IBIDEM, p.13). Neste ensaio, abordaremos a primeira tendência. Até porque impossível pensar um feminismo afro-latino-americano que não combata também a perspectiva neoliberal, como forma de combate ao imperialismo europeu e norte-americano. Ao tem porque força editorial de ventos vindos de lá (Europa e Estados Unidos), nos impulsiona a um diálogo, que desejamos que seja insurgente!
A crítica ao poder colonial, enquanto campo do conhecimento ocorre a partir da década de 1970, sendo demarcada como “estudos pós-coloniais”, cuja base teórica é fomentada por “Franz Fanon, Aimé Césaire, Albert Memmi, Kwame Nkrumah, Gayatri Spivak, Edward Said, Stuart Hall e pelo Grupo de Estudos Subalternos”, liderado pelo indiano Ranajit Guha, nesta mesma década (HOLLANDA, 2020, p. 14).
Ainda seguindo o roteiro traçado por Heloísa Buarque de Hollanda (2020), em sua Introdução no livro Pensamento feminista hoje: perspectivas decoloniais, a autora explica o conceito de giro decolonial, elaborado por Nelson Maldonado Torres, do final dos anos 1990, apresentado “[...] como um movimento de resistência política e epistemológica à lógica da modernidade/colonialidade” (HOLLANDA, 2020, p. 16), sendo o fio condutor entre os estudos pós-coloniais para os decoloniais (IBIDEM, p.16). Em que, podemos entender o colonialismo como uma relação jurídica de subjugação política e econômica de um povo/nação sobre o outro/outra. Já “a colonialidade se refere a um padrão de poder que não se limita às relações formais de dominação colonial, mas envolvem também as formas pelas quais as relações intersubjetivas se articulam a partir de posições de domínio e subalternidade de viés racial” (IBIDEM, p.16). Ao que podemos compreender que a colonialidade impregna o psicológico do indivíduo, comprometendo a sua autoestima, o seu olhar sobre si mesmo e em relação ao outro, para além do aspecto político/legal do seu espaço geográfico.
A crítica ao poder colonial, enquanto campo do conhecimento ocorre a partir da década de 1970, sendo demarcada como “estudos pós-coloniais”, cuja base teórica é fomentada por “Franz Fanon, Aimé Césaire, Albert Memmi, Kwame Nkrumah, Gayatri Spivak, Edward Said, Stuart Hall e pelo Grupo de Estudos Subalternos”, liderado pelo indiano Ranajit Guha, nesta mesma década (HOLLANDA, 2020, p. 14).
Em seguida, Hollanda distingue os termos decolonial e descolonial, em que o primeiro é a quebra da relação com a colonialidade em seus múltiplos aspectos e a ideia do processo histórico de descolonização” (IBIDEM, p.16-17). Conceitos necessários para a compreensão do(s) movimento(s) feminista(s) que se pretende(m) libertador(es) das amarras dessa colonialidade.
Sueli Carneiro, no seu texto Mulheres negras e poder: um ensaio sobre a ausência, cita Roberto da Matta que afirmou
[...] uma das características do sistema racial brasileiro é que cada categoria racial conhece o seu lugar em uma hierarquia. Essa ‘sabedoria’ apreendida em um século de racismo e discriminação explica outras experiências vividas por mulheres negras que almejam o poder (CARNEIRO, 2020, p. 281).
Discurso que revela uma ausência e um silêncio - frutos da colonialidade e seus reflexos no comportamento individual e coletivo, comprovando o quão perversas são as marcas da herança desse sistema sobre o ser negro, sobretudo a mulher negra brasileira e nordestina. Onde os espaços de poder estão circundados por muitos “poréns”,que vai da falta da boa alimentação na infância e perpassa pela dificuldade de/ou quase impossibilidade de acesso às boas escolas públicas, bem como às universidades públicas.
Ao pensarmos sobre descolonialidade do pensamento, é preciso refletirmos sobre autores que já fizeram essa passagem. Suely Messeder (2020) que nos convoca a pensarmos sobre como o/a pesquisador/a deve enxergar a si mesmo/a e ao/à sujeito/a que compartilha seu saber cotidiano para a futura produção acadêmica. Nos incita a pensarmos sobre os/as autores/as que usamos de referência, os/as quais muitas vezes tratam de realidades distintas da nossa, ou mesmo, do nosso estudo, onde preterimos autores/as nacionais e/ou locais menos famosos/as, que dialogam mais de perto conosco. Aproveitamos para pontuar que muitas vezes citamos autores/as do eixo Rio - São Paulo mais conhecidos, ao invés de autores/as da região, em nome da tal “autoridade acadêmica” (MESSEDER, 2020, p. 164), revelando assim o grau de subalternidade científica de tal escolha. Ao tempo, que nos induz a pensarmos erroneamente o imenso Brasil como tendo uma ou bem poucas realidades. Como se a mulher negra pobre de São Paulo, tivesse as mesmas dificuldades da mulher negra pobre de Salvador. Messeder (2020, p. 164) ainda cita Aníbal Quijano, quando este revela que a maior parte da produção do conhecimento consumido é em sua maioria realizado por “homens, brancos e estrangeiros”, ou por autores/as famosos/as regionais, que representam a elite local e sempre desprezando “o aprendido pela produção do conhecimento local” (IBIDEM, p.164). Assim, é preciso rompermos com essa reprodução de conhecimento, possivelmente conhecendo a literatura hegemônica, mas também colocando-a em xeque.
Messeder cita trechos dos textos de Haraway e de Mãe Stella de Oxóssi, nos quais as autoras se apresentam, saindo da invisibilidade, ou mesmo de uma suposta neutralidade, para tornarem-se “sujeitas encarnadas em seu espaço e tempo”, com evocação da ancestralidade e sustentação no compromisso, ao que pode resultar em “[...] uma resposta transmoderna decolonial do subalternizado perante a modernidade eurocêntrica” (MESSEDER, 2020, p.165). E assim, compreendendo o pensamento descolonial como aquele que dá fôlego à realidade local, em termos de produção acadêmica e cultural.
A pesquisadora nos convoca à insurgência contra a produção cativa de uma escrita acadêmica, que só reproduz o discurso do eixo “norte” do globo terrestre, bem como, quesuporte a invisibilidade do/da autor/a do texto, quando afirma:
A escrita encarnada é o momento do encontro entre a sujeita marcada por sua classe, raça, ato performativo de gênero, regionalidade, nacionalidade e a pesquisadora encarnada modulada cujas regras prescritas no fazer científico devem ser consideradas, mas também insurgidas [...]. (MESSEDER, 2020, p.168).
Portanto para realizar este tipo de pesquisa, é preciso sentir na veia, se autocentrar, se autoconhecer, para então exteriorizar toda esta experiência encarnada.
A partir da perspectiva supracitada de valorização das/dos pesquisadoras/es locais, a análise das várias pesquisas desenvolvidas sobre/no IFBA que tratam de permanência e/ou evasão de estudantes, e/ou políticas afirmativas, tendo recortes como cor/raça, gênero, condição de cotista e outras categorias, é imprescindível à realização deste estudo. Portanto, sinalizamos algumas como fontes de estudos e de dados secundários, dentre eles: ANJOS (2011), FERRAZ(2015), BARBOSA (2016),SILVA (2016), CHAVES (2018), BRITO (2018) e DAMASCENO (2021), todas pesquisadoras vinculadas ao IFBA.
O texto potente de Suely Messeder nos invoca a termos coragem de escrever nossas linhas a partir de nosso olhar singular, porque somos únicas/os, obviamente assumindo também os riscos de tal rebeldia:
Para sairmos dessa ciladada episteme do conhecimento eurocêntrico- colonial, devemos implodiro mapa epistêmico, questionar os espaços privilegiados, as fronteiras, os fluxos e as direções que o estruturam dessa forma, cuja aparência é de uma lei natural (MESSEDER, 2020, p.165).
Assim, não consigo deixar de enxergar a imagem de uma pesquisadora vestida de guerreira, com o suor caindo e o coração palpitando loucamente, lutando na guerra científica contra-hegemônica do conhecimento imposto ao sul do Equador.
Conclusiones:
O resultado da pesquisa que ora apresentamos, ainda está em estágio gestacional, mas pela potência dos textos lidos e analisados, sentimos que para pensarmos a mulher negra em posição de poder, é imprescindível fazer um estudo na perspectiva feminista latino-americana decolonial/ descolonial e interseccional.
Parafraseando Carneiro (2020, p.280):
Combinar os critérios de qualificação técnica com recorte de gênero e de raça é a única maneira de romper com a lógica excludente, que historicamente norteia as estruturas de poder do país, e, sobretudo, é requisito para o aprofundamento e a radicalização de uma perspectiva democrática no Brasil.
Sim, questionar a ausência de mulheres negras e mães, ocupando as cadeiras dos cursos de nível médio e superior no IFBA, é fomentar a garantia da ocupação dos espaços de poder, por elas, na sociedade brasileira; investigar seu acesso e sua permanência física e simbólica nos bancos das escolas públicas de qualidade, pois a nossa expectativa e desejo está na transformação social para suplantar as atuais condições de exclusão, deste grupo social, dos espaços de poder, portando dos espaços de decisão.
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Palabras clave:
Educação profissional. Permanência estudantil. Mulheres negras.