Resumen de la Ponencia:
La exclusión social es producida por las organizaciones que dan sentido a la modernidad como proyecto social. Podemos hablar de una producción organizacional de la exclusión social que ocurre en las principales organizaciones de la modernidad: la empresa privada y sus paradigmas de gestión, el Estado y sus instancias de administración de lo público, las organizaciones políticas como partidos y sindicatos y las organizaciones de la sociedad civil. La exclusión ocurre al quedar fuera parcial o totalmente de este circuito organizado; quedar fuera como empresario/a, como trabajador/a, como ciudadana/o, como sujeto de derecho o de asistencia. Una de las vías para analizar estos procesos son los formatos en los que se sintetizan los paradigmas de la racionalidad moderna occidental y que definen los parámetros de reconocimiento del otro, de la otra. Son formatos aparentemente neutrales, pero en los hechos son discursos de un poder que, al alero de la eficiencia, el reconocimiento político o como vías para ejercer derechos, estigmatiza y excluye. En este sentido, ser modernos es estar organizados… y bajo ciertos parámetros de organización. Enfatizamos la reflexión en tres formatos que varían de un país a otro, pero en esencia son lo mismo: i) credencial de elector o cédulas de identificación ciudadana; ii) el “modelo Canvas” para la creación y gestión de negocios; iii) los certificados de vacunación de COVID-19. Sostenemos que la teoría social creada en y para Latinoamérica y el Caribe debe aportar los referentes necesarios para la inclusión social a partir del reconocimiento de la diversidad expresada en los formatos de las organizaciones modernas e inclusive, en formatos de inclusión y participación transmodernos, o aún más: en la desaparición de los formatos como soportes institucionales para el reconocimiento social.Resumen de la Ponencia:
Este artículo es un estudio de caso interpretativo que busca presentar un modelo teórico que facilite el estudio del Estado en el marco de crisis coyunturales, ya que se postula que para entender el crecimiento y prosperidad de los riesgos se debe analizar el papel del Estado en el marco de crisis coyunturales, en particular se debe estudiar la implementación de una estrategia de gestión sanitaria, la cual se ve influida por el conjunto de acciones estatales implementadas, la influencia de las elites y la fortaleza de la política social. Para lograr la elaboración del modelo se tomó como base empírica el caso de la gestión de la pandemia en Costa Rica, y como unidad de análisis se tomaron las medidas estatales implementadas, en un periodo que va del 06 de marzo al 31 de abril del 2020.
Introducción:
La presente investigación se concentra en presentar un modelo teórico para explicar el crecimiento de los riesgos, el cual se enfoca en la centralidad del Estado en el marco de crisis coyunturales. Pues se postula que si se quiere comprender el crecimiento de los riesgos se debe priorizar el estudio de la acción estatal para gestionar dichos riesgos, en lugar de analizar elementos estructurales como la carencia material o el crecimiento económico de un país.
La importancia de plantear un modelo teórico enfocado en la centralidad del Estado se debe a que en el marco de la pandemia se observó que dicho ente tuvo un papel clave en la gestión de los riesgos que surgieron a partir de la implementación de las restricciones y medidas de sanidad, aislamiento, confinamiento y distanciamiento social. Lo anterior, indica que la pandemia no solo trajo riesgos biológicos que ponían en peligro la vida humana en la tierra, sino que también se observa que las acciones para gestionar, limitar y eliminar el crecimiento de dichos riesgos produjeron riesgos políticos, económicos y sociales, ante los cuales se debieron formular respuestas políticas, atravesadas por el poder y el Estado.
Esta ponencia se realiza a partir de los resultados de una investigación publicada previamente, por lo cual se había presentado en el congreso bajo el título de “COVID-19: Estado, sociedad (industrial) del riesgo y gestión de las amenazas y carencias del 6 de marzo al 30 de abril del 2020 en Costa Rica”. Sin embargo, para este artículo se decidió cambiar el nombre porque en lugar de resumir los hallazgos del texto mencionado se busca presentar con mayor detalle el modelo teórico empleado en la investigación, en aras de realizar un aporte teórico-metodológico más sustancial al estudio de la pandemia desde las Ciencias Sociales.
El presente estudio se divide en tres apartados. El primer apartado se concentra en explicar la metodología de la investigación, haciendo especial énfasis en la definición del método. El segundo apartado se concentra en presentar las principales discusiones teóricas que sustentan el modelo teórico propuesto, este apartado se divide en tres subsecciones que se concentran en: 1. Conceptualizar el COVID-19 como un riesgo de la sociedad del riesgo, 2. Ilustrar las transformaciones sociales producidas por la pandemia en Costa Rica y 3. Presentar a partir de la centralidad del estado en crisis coyunturales la importancia del modelo teórico desarrollado. Por último, en el tercer apartado, se brindan algunas reflexiones y consideraciones finales sobre el modelo.
Desarrollo:
Metodología
Definir el método
La presente investigación emplea una metodología mixta, entendida como la combinación de distintos métodos, teorías y premisas epistemológicas en un solo estudio. En esta oportunidad, se usa el método cualitativo del estudio de caso, el cual al investigar los fenómenos sociales a partir de las relaciones sociales, que se hallan marcadas por el poder, permite una mayor comprensión de estos (Alpízar, 2013: 13).
Dicho método de combina con el método cuantitativo del Análisis de la Estrategia de Gestión de Crisis (AEGEC), el cual permite explicar los fenómenos sociales a través de la medición, entendida esta como un procedimiento de asignación de valores numéricos a objetos o eventos de acuerdo a uno o varios criterios. En concreto, el método cuantitativo es un sistema de cuantificación de fenómenos sociales que permite contar, comparar y medir las propiedades de las unidades de interés (Ñaupas et al, 2014: 43).
Definir el caso
Se emplea el estudio de caso interpretativo, como metodología que orienta el diseño de la investigación porque permite utilizar marcos teóricos complejos para comprender y explorar casos nuevos o excepcionales, como la pandemia por COVID-19. Los casos según Venneson (2013) se caracterizan por ser acontecimientos o fenómenos elegidos y construidos a partir de un análisis conceptual y empírico, por esto permiten encontrar tendencias en ellos que sirven para comprender la generalidad de un fenómeno mayor.
En concreto, el estudio de caso se entiende como un tipo de metodología empírica, que se formula alrededor de uno -o más casos-, con el objetivo de analizar la configuración particular de cada uno de ellos con la esperanza de hallar tendencias o identificar variables que permitan comprender fenómenos mayores, como en este caso es: el Estado en el marco de crisis coyunturales (Biológicas).
El caso de estudio del presente texto es la gestión de la crisis sanitaria por COVID-19 en Costa Rica, siendo la estrategia de gestión sanitaria -en específico las medidas estatales- la unidad de análisis en la que se enfoca la investigación. Dicha unidad permite operacionalizar el estudio de una de las variables del modelo teórico propuesto.
Por otro lado, el periodo de estudio va del 06 de marzo al 31 de abril del 2020. Dicho corte temporal es importante para estudiar la acción estatal porque en él se registró una exitosa gestión de la crisis sanitaria, por lo cual estudiarlo sirvió para la elaboración del modelo teórico al facilitar comprender cuestiones como: ¿Cuáles fueron los objetivos de la estrategia de gestión sanitaria?; ¿Cuáles fueron las medidas implementadas que permiten una exitosa estrategia de gestión sanitaria?; ¿ Y cuáles fueron las relaciones interinstitucionales que establecieron las diferentes instituciones públicas involucradas en la implementación de la estrategia de gestión sanitaria?.
Técnica de análisis
El Análisis de la Estrategia de Gestión de Crisis (AEGC) es una técnica de análisis y sistematización de información que permite comprender a partir de las medidas estatales la construcción -en conjunto- de una estrategia de gestión de crisis por diferentes actores institucionales. La técnica permite clasificar las distintas medidas estatales implementadas por diversos actores institucionales según objetivos generales, los cuales se dividen en metas a cumplir. El criterio que se emplea para crear las categorías es el objetivo con el que se implementa la medida, entendido este como el fin que busca alcanzar la medida implementada. Por su parte, el subcriterio son las metas, entendidas estas como todas aquellas tareas o requisitos necesarios para alcanzar el cumplimiento de determinado objetivo.
A continuación, se presenta una tabla que resume las categorías utilizadas en el análisis:
Tabla 1. Categorías del Análisis de la Estrategia de Gestión de Crisis
La técnica de análisis seleccionada resulta importante para la investigación porque permite operacionalizar el estudio de una de las variables que propone el modelo teórico, la cuál es: Las medidas implementadas por diferentes actores institucionales en el marco de una estrategia de gestión sanitaria. La sistematización y análisis de las medidas permite identificar actores claves en la construcción de la estrategia, determinar cuáles fueron las medidas implementadas en distintos momentos de fracaso o éxito de la estrategia de gestión de la crisis y, por último, permite visibilizar los objetivos que guiaron o condujeron la construcción de la estrategia de gestión.
Encuadre teórico
Sociedad del riesgo: El SARS-CoV-2 como un riesgo de la modernidad avanzada
Durante el 2020 la sociedad global fue azotada por la propagación mundial de un nuevo tipo de coronavirus denominado SARS-CoV-2, responsable de la enfermedad COVID-19. Los coronavirus son una familia de virus que se caracterizan por producir afectaciones respiratorias, neuronales y gastrointestinales en animales y seres humanos. Estos se clasifican en cuatro grupos principales: alfacoronavirus, betacoronavirus, gammacoronavirus y deltacoronavirus. El SARS-CoV-2 pertenece a los betacoronavirus (HCoV-HKU1, SARS-CoV, MERS-CoV y HCoV-OC43) del que hacen parte el SARS-CoV-1 y el MERS-CoV, responsables de las epidemias del 2002 y el 2012. De todos los betacoronavirus estos últimos dos son los virus más patógenos y que causan más enfermedades respiratorias graves en los humanos. Por lo tanto, la preocupación por el SARS-CoV-2 se debió a las similitudes que guardaba con estos virus, ya que su secuencia genética tiene más del 80 % de identidad con el SARS-CoV-1, y el 50 % con el MERS-CoV (Monroy y Torres, 2020: 173).
El COVID-19 comenzó a propagarse alrededor del globo producto de la inexistencia de un método efectivo de cura y por su alta capacidad de transmisión, lo cual dejó miles de contagios y muertes a su paso. Ante este contexto letal de miedo e incertidumbre, a nivel mundial los diferentes Estados encendieron las alarmas de alerta y comenzaron a ejecutar estrategias de gestión sanitarias caracterizadas por medidas excepcionales relacionadas al cierre de la actividad comercial, el distanciamiento físico, el confinamiento y el aislamiento social.
La aparición del virus SARS-CoV-2 demostró cómo vivimos en una sociedad global marcada por el surgimiento de riesgos imperceptibles y autoamenzantes, que nacen a partir del sistema de explotación industrial y el crecimiento de las fuerzas productivas. En la modernidad avanzada la producción de la riqueza va sistemáticamente acompañada por la producción de los riesgos, esto ocasiona un desplazamiento en el foco de intervención de la acción política, pues este pasa de la gestión de conflictos y problemas producidos por la carencia material (Desempleo, pobreza, desigualdad, entre otros) a conflictos y problemas producidos por una nueva clase de riesgos (Beck, 1998: 25, 90).
La crisis sanitaria evidenció que vivimos en sociedades concentradas en minimizar, evitar y canalizar los riesgos y peligros que se han producido sistemáticamente por el proceso avanzado de modernización. Es decir en la actualidad la política también se concentra en limitar, gestionar, reducir y repartir los riesgos, bajo la figura de efectos secundarios latentes de tal modo que ni obstaculicen el proceso de modernización ni sobrepasen los límites definidos como lo soportable ecológica, médica, psicológica y socialmente (Beck, 1998: 25-26). Por ejemplo, en el caso del COVID-19 la política se encargó de gestionar la pandemia mediante restricciones y medidas excepcionales que permitieron reducir, limitar y repartir de manera soportable los riesgos biológicos asociados al virus, pero en el momento en que dichas medidas dejaron de ser soportables, y generaron serias afectaciones en la economía, la política y la sociedad (efectos secundarios latentes), se despertaron conflictos y protestas asociadas a cómo definir y gestionar el riesgo producido por la pandemia.
A continuación, se expondrá porque el COVID-19 puede considerarse como un riesgo:
En primer lugar, el virus puede ser considerado como un riesgo de la modernidad avanzada porque surge en un mercado húmedo en la ciudad de Wuhan, China, en el que se hacinaban animales en inadecuadas condiciones sanitarias para su explotación comercial (Badiou, 2020: 71; Harvey, 2020: 84). En dicho espacio fue que se creó la oportunidad para que se diera el proceso conocido como zoonosis, el cual consiste en un proceso en el que una enfermedad salta de un huésped inicial a uno intermediario para finalmente llegar a los humanos (Benavides et al, 2020: 16). De hecho, la reciente aparición y propagación de virus de una misma familia -coronavirus- evidencia como la producción industrial (la cual se basa en la explotación y mercantilización de la naturaleza) propicia relaciones antinaturales e insalubres entre animales salvajes extraídos de sus hábitats naturales y los seres humanos. Todos estos virus terminan afectando a los humanos por las relaciones irregulares que establecemos con la naturaleza. Por ejemplo, tanto el SARS-CoV-1, el SARS-CoV-2 y el MERS-CoV pasaron a los humanos gracias a la zoonosis. Los tres patógenos mencionados tuvieron como reservorio original a los murciélagos, los cuales respectivamente en cada caso infectaron a las civetas, pangolines y dromedarios (Koury y Hirschhaut, 2020: 4; Monroy y Torres, 2020: 174-175), quienes se convirtieron en la fuente animal con la cual el virus afectó a los humanos. Lo anterior indica, dos cosas: 1. Como la reciente aparición de virus que se transforman en pandemias o epidemias refleja la consolidación de una sociedad del riesgo, y 2. Como las relaciones insalubres y antinaturales provocadas por la explotación y comercialización de la naturaleza facilitan el surgimiento de virus letales a través de la zoonosis.
Además, el virus se puede comprender como un riesgo porque es incapaz de ser percibido por los sentidos, y porque en su interior guarda un componente altamente auto amenazante y autodestructivo, en el sentido de que el virus que es creado por los humanos y el sistema capitalista afecta tanto la supervivencia de la vida humana en la tierra, como al mismo sistema capitalista que lo produce. Por ejemplo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el inicio de la pandemia al día de hoy se han registrado a nivel mundial 662.735.182 contagios acumulados y 6,706,305 muertes acumuladas, en total. Por otro lado, se dice que es autodestructivo porque afecta al mismo sistema capitalista que lo produce. Por ejemplo, a raíz de las medidas para disminuir los contagios se registró una contracción económica del 4,5% en Costa Rica (Cortés y Sáenz, 2021: 222; OPNA, 2020b: 4).
Por último, el virus puede ser considerado como un riesgo de la modernidad avanzada porque tiene un efecto democratizante que evidencia como ( … ) “objetivamente los riesgos despliegan dentro de su radio de acción y entre los afectados por ellos un efecto igualador” (Beck, 1998: 42). En el caso de la pandemia, se observa que la enfermedad mata y contagia a los seres humanos sin distinción de clase, genero, religión, nacionalidad, raza o sexo, por lo cual técnicamente el mundo entero se enfrenta al riesgo de contagio y muerte que supone el contraer el virus. En específico, el virus dadas sus características genera que independientemente del lugar en el que se cree el riesgo la producción industrial es la que asegura el universalismo de los peligros. En este sentido, como menciona Beck (1998), las sociedades del riesgo no son sociedades de clases, es decir los conflictos y peligros que brotan de los riesgos no pueden verse en términos de clase, sino que son crisis civilizatorias, catástrofes coyunturales, que evidencian que la sociedad del riesgo es en sí misma una sociedad catastrófica en la que el estado de excepción amenaza con convertirse en el estado de normalidad.
Aun así debe de aclararse que la sociedad del riesgo, a pesar de no ser leída en términos de clase, si fortalece a la sociedad de clases. Puesto que como menciona Beck (1998) los ricos (en dinero y educación) pueden comprarse su seguridad frente a los riesgos mientras los pobres se ven impotentemente afectados por estos, o dicho de manera esquemática los riesgos fortalecen la sociedad de clases porque mientras las riquezas se concentran arriba con las clases privilegiadas, los riesgos se concentran abajo con las poblaciones excluidas. Por ejemplo, esto se puede observa durante la pandemia, ya que los sectores de más bajos ingresos presentaron una mayor cantidad de contagios (Ávalos, 2020: 6), y fueron los más vulnerables frente al empeoramiento de las condiciones laborales, sociales y económicas (Alvarado et al, 2020: 6), mientras los sectores empresariales recibieron una serie de medidas en su beneficio que van desde las suspensiones del pago de créditos, impuestos y moratorias hasta la capacidad de suspender los contratos y reducir las jornadas laborales, ante la afectaciones económicas producidas por las restricciones y medidas de aislamiento y distanciamiento social.
Transformaciones económicas y sociales producidas por la pandemia
La crisis sanitaria producida por el COVID-19 generó serias transformaciones en las sociedades contemporáneas a nivel económico, político y social, en específico en el caso costarricense la pandemia amplifico los problemas nacionales que el país ha arrastrado por alrededor de 40 años (OPNA, 2020a: 28; OPNA, 2020b: 4). Durante la pandemia se observó que las medidas excepcionales, principalmente las restricciones vehiculares, el distanciamiento corporal y el aislamiento social generaron serias afectaciones en áreas como el crecimiento económico y el déficit fiscal, lo cual le imprimió serias presiones a la economía nacional. Por ejemplo, dichas medidas generaron una contracción económica de 4,5% y, en relación con el financiamiento público, generaron que el déficit fiscal del gobierno central fuera del 9,2% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2020 y de 8,4% en 2021, siendo la deuda total de un 70% del PIB, lo cual supera las cifras registradas durante la crisis de la deuda de la década de 1980 (Cortés y Sáenz, 2021: 222).
Dichas presiones ocasionaron un deterioro en el ingreso promedio, el desempleo, la desigualdad y la pobreza. A continuación, se presentan dos gráficos que permiten evidenciar en el tiempo las afectaciones que generó el COVID-19:
Gráfico 1. Tendencia del desempleo y la pobreza
en Costa Rica del 2019 al 2021
Elaboración propia, a partir de datos del INEC.
A partir del Gráfico 1 se puede observar que la pandemia ocasionó una seria afectación en el mercado laboral lo cual produjo que el mismo se viera forzado a expulsar trabajadores, debido a la contracción económica producida por el cierre de la actividad comercial. De esta manera, se puede observar que la pandemia produjo un desempleo coyuntural, el cual durante el 2020 mostró una tendencia a la baja, conforme se fueron levantando las restricciones vehiculares y se fueron flexibilizando las medidas de distanciamiento y aislamiento social. Por su parte, también se puede observar el mismo efecto de amplificación de los problemas nacionales sobre la pobreza, ya que en el 2020 sube 5,7 pp. para colocarse en un 25,3%, que equivale a 419 783 hogares -cerca de 83 888 más que el año anterior- (OPNA, 2020b: 5).
Gráfico 2. Tendencia de la desigualdad y el ingreso promedio
en Costa Rica del 2019 al 2021
Elaboración propia, a partir de datos del INEC.
A partir del Gráfico 2, se puede observar que la afectación sobre la economía que produjo la pandemia ocasionó un ligero aumento en la desigualdad, ya que esta aumentó 0,005 puntos. Por su parte, en términos del ingreso económico esta afectación produjo una variación negativa del -12,2 % respecto al año anterior, lo cual colocó al ingreso promedio de los hogares en ₡ 891.934,000 (Dicha variación representó una disminución de ₡ 124.424,000). Durante la crisis sanitaria, tal y como apunta el OPNA (2020b: 5), “solo los ingresos por concepto de subsidios estatales, becas y transferencias aumentaron, en parte debido al Bono Proteger y otros ingresos monetarios estatales”, en un intento estatal por gestionar el solapamiento de la carencia y los riesgos.
A través de lo expuesto es posible identificar que los riesgos del COVID-19 poseen un efecto boomerang, entendido como aquel fenómeno en el cual los riesgos terminan afectando al mismo sistema capitalista que los produce. De hecho, dicho efecto se evidenció cuando la estrategia de gestión sanitaria terminó afectando drásticamente el crecimiento económico al provocar el cierre por completo de la actividad comercial. Además, es posible identificar como los riesgos del COVID-19 tuvieron efectos secundarios latentes secundarios que repercutieron a nivel social, político y económico (Beck, 1998: 30, 44-45), por ejemplo, en el momento en que el Estado tuvo que gestionar la amenaza del COVID-19 -por medio de la acción estatal- se evidenció cómo la política en su intento por limitar, gestionar, reducir y repartir los riesgo del COVID-19 tuvo que presentar como efectos secundarios latentes las afectaciones en la economía, la política y la sociedad. Llevando, como se mencionó, las restricciones y las medidas de aislamiento y distanciamiento a lo soportable gracias a las protestas populares y la presión de sectores empresariales, que hicieron que el Gobierno alternará entre endurecer y flexibilizar la estrategia de gestión sanitaria.
Transformación política producida por la pandemia: centralidad del Estado y estado de excepción
Los riesgos crean ambientes cuasi revolucionarios donde el estado de excepción se convierte en el estado de normalidad (Beck, 1998: 87). De hecho, como se comprueba al observar el surgimiento del COVID-19, en diferentes partes de Latinoamérica el Estado debió implementar un estado de excepción (Cervantes, Matarrita y Reca, 2020) que le facilitó crear las condiciones para la aplicación de medidas inéditas que restringieron la movilidad de las personas (Chavarria, 2020: 23), su derecho a la libre reunión y a la libertad económica en aras de resguardar la salud pública. Resumido en pocas palabras el estado de excepción es uno de los cambios políticos producido por la pandemia, cuyo propósito fue reforzar legalmente la centralidad y las capacidades del Estado para controlar el territorio y a sus súbditos, de tal manera que pudiera asegurar la estabilidad del sistema frente a los riesgos biológicos.
El estado de excepción ayudó a qué en el marco de la pandemia el Estado se volviera "esencial en la determinación de la vida social de las naciones" (Torres, 2020: 66), ya que el mismo debió ejecutar medidas excepcionales que controlaron la vida social y la economía con el objetivo de proteger la salud pública. Sin embargo, dichas medidas generaron una serie de riesgos relacionados a la carencia material, como por ejemplo la disminución del ingreso de los hogares, el incremento del desempleo y la aparición de una contracción económica, lo cual demuestra como en las sociedades del riesgo al aparecer uno como el COVID-19 se da un fenómeno conocido como el solapamiento de los riesgos y las carencias, entendido este como un proceso en que se solapan las situaciones y conflictos sociales de una sociedad «repartidora de riqueza» con los de una sociedad «repartidora de riesgos» (Chavarria, 2022: 25).
La cuestión que no previó la teoría de Beck es que el solapamiento de estos conflictos y problemas exigen una centralidad estatal, entendida esta como la predominancia del Estado en la implementación de estrategias de gestión de crisis. Por ejemplo, en el caso de la pandemia, tal y como mencionan Brachet (2020: 24) y Domingues (2020a: 45; 2020b: 9), el Estado tuvo esa centralidad dado que fue el único ente capaz de ejecutar medidas masivas (como los esquemas de vacunación, las medidas de saneamiento y las cuarentenas) para contener los riesgos de contagio y muerte, al mismo tiempo que concentró esfuerzos para alivianar las afectaciones económicas producidas por el virus (Domingues, 2020a: 45; Domingues, 2020b: 9).
Se observa que la capacidades y potestades del Estado fueron esenciales para la implementación de esquemas obligatorios de vacunación, para la imposición de restricciones vehiculares, para la creación de subsidios de desempleo y para la atención médica, entre otras medidas de alcance nacional. Lo anterior, descarta por completo el analizar los lazos familiares, las colaboraciones comunitarias y el papel del sector privado en la construcción de una estrategia de gestión de los riesgos, ya que dichos actores tuvieron un papel marginal y complementario en dicha construcción. Sus acciones a lo mucho tuvieron un alcance reducido que únicamente llegó a un plano individual o local.
A continuación, se presenta el modelo teórico que permite explicar el crecimiento de los riesgos desde un enfoque que privilegia la centralidad del Estado y la acción estatal para contenerlos:
Figura 1. Modelo teórico para explicar el crecimiento de riesgos
Elaboración propia.
El modelo teórico establece que el crecimiento de los riesgos depende de la acción estatal, ósea de la implementación de una estrategia de gestión sanitaria que exige la acción coordinada de distintos actores institucionales. Esto indica que si se quiere comprender el crecimiento de los riesgos se debe analizar la centralidad del Estado en el marco de crisis coyunturales, en lugar de construir el análisis a partir de categorías sesgadas que explican el crecimiento de los riesgos a partir de variables que reflejan concepciones eurocéntricas y peyorativas del sur global. El estudio del caso costarricense permitió evidenciar que contrario a la teoría el sur global no siempre es el terreno cultural y político en el que crecen más los riesgos, en específico sirvió para formular el modelo teórico porque evidenció la importancia y centralidad del Estado en la gestión de riesgos.
De esta manera, el valor analítico del modelo reside en el hecho de que permite comprender que la acción estatal -o la capacidad de implementar una estrategia de gestión del riesgo exitosa- está mediada por: 1. El conjunto de medidas finalmente aplicadas, 2. La influencia de las élites y 3. La fortaleza de la política social. Este enfoque demuestra que las crisis coyunturales -aún las biológicas- están atravesadas por la política y el poder, por lo que la capacidad de éxito en un país en la gestión de una crisis se comprende mejor desde la acción estatal.
Un estudio pionero aplicando este modelo teórico es el de Chavarria (2022), el cual se concentró en la primera variable del mismo. En dicha oportunidad la investigación pudo identificar las instituciones, las acciones y los objetivos de la estrategia de gestión sanitaria que formuló el Estado durante los primeros meses (6 Marzo - 31 Abril) de la crisis sanitaria en Costa Rica. En total se registraron 125 medidas, 72 concentradas en aplacar la curva, 19 en ayudar a la población vulnerable, 16 en la recuperación económica y 18 en la readecuación financiera. Dichas medidas fueron implementadas por un total de 42 instituciones identificadas, siendo la Casa Presidencial y el Ministerio de Salud los actores principales, que guiaron la construcción de la estrategia de gestión sanitaria.
Conclusiones:
En síntesis, esta pandemia sólo ha demostrado las desigualdades estructurales del capitalismo, es decir ha evidenciado las consecuencias de la pobreza, la desigualdad social, el desempleo, la informalidad laboral y el inequitativo acceso a la salud (Pineda, 2020: 15). La pandemia representó un shock externo que generó serias afectaciones en la economía, la política y la sociedad. En general, se observa que dicha crisis sanitaria amplifico los problemas existentes en el país y produjo una pauperización de las condiciones de vida del costarricense que se tradujo, por un lado, en un aumento de la pobreza, la desigualdad y el desempleo y, por otro lado, en una disminución del ingreso económico.
A pesar de que Beck (1998) no fijó ningún modelo explicativo para comprender el crecimiento de los riesgos si formuló ciertas hipótesis sobre el crecimiento de los riesgos. Por ejemplo, formuló una división entre un primer mundo en el que la supresión de la carencia material, la industrialización y los arreglos de bienestar le permiten al primer mundo resistir mejor los riesgos que los pobres, con débiles estados y subdesarrollados países del tercer mundo.
Sin embargo, a partir del caso costarricense, se puede reafirmar, por un lado, que ni un bajo -o regular- crecimiento económico, ni la existencia de la carencia material pueden explicar el crecimiento de los riesgos y, por otro lado, sirve para confirmar que en el sur global si existen Estados con las capacidades de sostener fuertes regímenes de política social, que les permite tener la capacidad de combatir los riesgos. Además, el hecho de que Estados Unidos, Italia y España fueran los países más afectados al inicio de la pandemia, a pesar de ser países del norte global, demuestra como no necesariamente las condiciones privilegiadas que experimentan esos países les asegura un buen control sobre los riesgos, ya que este depende en parte de la política y del poder, osea de la acción estatal.
El modelo teórico propuesto permite superar la visión eurocéntrica de la teoría, y desviar la mirada de variables estructurales -cuya relación con el crecimiento de riesgos es difusa- para enfocarse en un estudio de la centralidad del Estado en el marco de crisis coyunturales, el cual exige estudiar variables específicas que inciden en la construcción de una estrategia de gestión de crisis, en este caso sanitaria.
Por el momento solo se ha avanzado con la operacionalización y exploración de la primera variable, enfocada en las medidas implementadas. Dicho estudio como se observó permite identificar los actores institucionales, los tipos de medidas, las correlaciones de fuerza que tejen y los objetivos que orientan la acción estatal. Aún falta, como se mencionó, realizar estudios exploratorios para operacionalizar el resto de las variables. Además, es necesario comprobar el modelo teórico en otros países, siendo los casos de Italia, España y Estados Unidos los más paradigmáticos para comprender porqué las estrategias de gestión de la crisis sanitaria no pudieron contener los riesgos tan efectivamente en esos países, pero sí pudieron contener los riesgos en Costa Rica.
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Palabras clave:
Palabras clave: Estado, pandemia, gestión de riesgos
Resumen de la Ponencia:
La presente investigación propone como categoría de análisis rural Transferencistas como una clase social, basado en el análisis de la estructura económica de los hogares rurales de la Zona Maya de Quintana Roo, México, puesto que los diferentes cambios económicos y sociales que han experimentado los hogares rurales transformo la estructura de sus ingresos, puesto que ya no son mayoritariamente compuestos por la venta de productos agrícolas. Por tanto, han dejado de ser campesinos, desde el punto de vista teórico, puesto que la producción de auto abasto ya no es el principal explicativo de su sustento. Sin embargo, tampoco son jornaleros agrícolas o lo que se llamaría proletarios del campesinado, puesto que los salarios no son la principal fuente de ingresos del hogar, sino que los hogares rurales dependen económicamente, cada vez en mayor medida, de las transferencias públicas y privadas que hacen otros hogares, pero principalmente de las transferencias gubernamentales. Por tanto, el campesinado de la zona de estudio se enfrenta al desmantelamiento de sus capacidades como unidad de producción, reduciendo su vínculo con la agricultura y la pertenencia a un grupo indígena a un carácter simbólico, cultural y ceremonial pero nunca productivo. Al mismo tiempo, el presente trabajo intenta desasociar la idea de que la desagrarización solo es posible con desruralización, producto de la mundialización que busca incorporar la fuerza de trabajo expulsada de lo rural a los centros de trabajo urbanos. Puesto que los hogares rurales, como los de la zona sujeta de estudio, son transferencistas netos. Por tanto, las transferencias son la forma en que una desagrarización es posible sin que ocurra necesariamente una desruralización, puesto que, al mismo tiempo que las transferencias hacen posible la producción agropecuaria, también permiten permanecer en el ámbito rural a los hogares dependientes de transferencias. Por tanto, la forma de reproducción de las unidades productivas se vuelve un esquema D’-M-D.Resumen de la Ponencia:
Introducción: Esta revisión se ha centrado en el abordaje del tema que estudia la relación entre la obesidad y el SARS CoV2 (COVID-19) desde la Teoría de las Representaciones Sociales, este constructo teórico permite un acercamiento y tener en cuenta la experiencia vivida por los actores sociales, el contexto social de la obesidad, el COVID-19 y la reconfiguración de los hábitos alimentarios que se ha vivido entre estos colectivos, dando como resultado los kilos post-covid, que favorecen romper aún más el contexto social desordenado por la obesidad. Las condiciones sociales y de salud que enfrenta México reflejan un escenario permeado por la creciente epidemia de obesidad considerando múltiples políticas draconianas como el distanciamiento social, el confinamiento domiciliario y la limitación del transporte público. Objetivo: Estructurar una revisión científica de las representaciones sociales de la obesidad en tiempos del COVID-19 y el contexto social de ambas pandemias, además de analizar la realidad social de los grupos con obesidad a través de las representaciones sociales, que permita establecer nuevas vías de conocimiento. para optimizar las condiciones desalentadoras favorecidas por la pandemia.Método: El presente estudio es de tipo cualitativo, se realizó una entrevista semiestructurada, la cual se aplicó a 15 individuos diagnosticados con obesidad, analizando los discursos encontrados, abordando temas como los cambios generados a causa de la pandemia, cambio en la alimentación hábitos y prácticas alimentarias desarrolladas durante el confinamiento.Resultados: La obesidad y la enfermedad por SARS CoV2 COVID-19 están estrechamente relacionadas debido al cambio en las prácticas alimentarias y hábitos de consumo por el confinamiento vivido a causa de la pandemia. Además, permitió esclarecer y comprender la experiencia vivida por la pandemia y los factores que los llevaron a modificar algunas prácticas alimentarias y con ello la modificación de estilos de vida. Discusión: La asociación discursiva de los pacientes con obesidad respecto a la época del COVID-19 y los cambios dietéticos que han sufrido en torno a las medidas restrictivas, se debe tener en cuenta el análisis descriptivo de las representaciones sociales y de esta forma dar paso a la interpretación de las escenario social de los individuos.Conclusión: Las representaciones sociales como constructo, permite la comprensión de las prácticas socioculturales de los individuos y comunidades, estas a su vez visibilizan la influencia de los procesos socioculturales, que sin duda sirven como forma de sensibilizar a estos grupos ante las vivencias tan difíciles que viven estos individuos. han desarrollado, desde llevar a cabo las medidas de restricción para mitigar los contagios de COVID-19, hasta la modificación y reconfiguración de muchas de sus prácticas sociales y sobre todo alimentarias que les han obligado a mantener un contexto social obesogénico en un lugar de jaque y mate.Resumen de la Ponencia:
Objetivos: En América Latina existen tradiciones de pensamiento crítico identificables en materia de salud y salud internacional en particular, cuyos rasgos principales merecen ser sistematizados para dar cuenta de los modos en que se ha constituido una agenda y políticas de salud a nivel regional, en particular en el marco de la pandemia de Covid19 que está afectando duramente a América Latina, en un contexto en el que sus mecanismos de cooperación están debilitados y sin un liderazgo regional claro. Metodología: El proyecto PELSSI tiene el doble objetivo de sistematizar, en primer lugar, la tradición de pensamiento crítico en salud (Medicina Social Latinoamericana y Salud Colectiva) en torno a sus núcleos políticos-conceptuales y teórico-metodológicos y sus limitaciones prácticas y teóricas, desde 1970 a 2020. En segundo lugar, analizar la influencia de dichas tradiciones en la formulación de la agenda sanitaria de los organismos regionales, específicamente ante emergencias sanitarias. Para ello, se propone un abordaje metodológico de tipo cualitativo, mediante entrevistas individuales en profundidad, y la selección, análisis y sistematización de publicaciones clave. A pesar del dinámico avance de la salud en la agenda internacional, no ha habido aún un proceso de reflexión profunda sobre su conformación y su recorrido. Resultados: La identificación, sistematización y análisis de las tradiciones de pensamiento crítico y su influencia en el campo de la Salud Internacional en la región constituye un avance a fin de establecer y comprender cómo, y en qué medida, esas ideas han plasmado la agenda sanitaria de los organismos regionales seleccionados, para hacer frente a emergencias sanitarias. A la vez que identificar las limitaciones de los organismos en términos de continuidades y rupturas, tanto por el accionar de los gobiernos como por la influencia (o no) de actores externos, en cuanto a su accionar, como así también las lecciones aprendidas para el enfrentamiento de estas y de futuras crisis sanitarias. Conclusiones: El proceso de constitución de la agenda sanitaria regional está atravesado por las tensiones políticas nacionales y la presión de los organismos internacionales, en tanto factores que moldean y/o condicionan las políticas a adoptar a nivel regional, y que en momentos de emergencias sanitarias -como la que vivimos actualmente- se vuelven aún más visibles.
Introducción:
Existe una nutrida tradición intelectual denominada “pensamiento crítico latinoamericano” que fue desarrollándose durante el siglo XX, a partir de las reflexiones de una serie de intelectuales que reinterpretaron la historia de América Latina a la luz de sus rasgos particulares y distintivos. Estas reflexiones han sido una fuente de inspiración en la región, de carácter original, creativo e innovador. Estas tradiciones de pensamiento no sólo contribuyeron a la construcción de una idea de “lo regional”, sino que también orientaron los discursos y prácticas en torno a la formulación de políticas y de una agenda con características específicas -no libre de tensiones y conflictos- producto de una perspectiva latinoamericana identificable. Como señala Argumedo (1993), se trata de formas heterogéneas y diversas de pensar el mundo propio –Latinoamérica- de manera autónoma. En este devenir, se afianzó por lo tanto una manera de pensar a la región y de definir proyectos integracionistas, que se plasmó en una matriz latinoamericana de pensamiento, con perfiles autónomos y que podemos encontrar en distintos campos de acción. Si bien es posible hablar de una tradición de pensamiento crítico latinoamericano, su perfil es muy variado y ha evolucionado a lo largo de los años (Boaventura de Sousa Santos, 2011). Los cambios drásticos que ha vivido el mundo en las últimas décadas nos llevan a reflexionar entonces sobre esas tradiciones intelectuales críticas en el contexto actual.
Cuando afirmamos que existe una tradición de pensamiento crítico en salud nos referimos a la Medicina Social Latinoamericana o Salud Colectiva, corriente que ha venido desarrollándose en la región desde la década de 1970. Se considera a esta tradición de pensamiento como un campo científico donde se producen saberes y conocimientos acerca del objeto “salud” y donde operan distintas disciplinas (Paim y Almeida, 1998), desde la medicina hasta las ciencias sociales y humanidades. Esta corriente surgió en respuesta a la crisis que estaba atravesando la salud pública convencional, a partir de grupos académicos e investigadores en salud que se unieron a distintos movimientos sociales -opositores a las dictaduras militares reinantes en aquel entonces-, reivindicando el acceso universal a la salud como un derecho humano fundamental, con una fuerte convicción en sus determinaciones sociales y en el reconocimiento de que existe un vínculo estrecho entre el desarrollo de la ciencia y la acción política. Esta fuerte reacción se dirigió, no solo a la cada vez más evidente inequidad y acceso diferencial a los servicios de salud, sino también al pensamiento médico clásico, que básicamente concibe la salud como ausencia de enfermedad y cuya práctica está sustentada, por lo tanto, en una especie de “teoría de las enfermedades”, las cuales son consideradas exclusivamente como entidades biológicas, que se expresan en un conjunto de síntomas y lesiones en el organismo que deben ser corregidas por algún tipo de intervención concreta (Camargo Jr., 2013). Esta visión estrecha de la salud es lo que esta corriente de pensamiento intenta superar, procurando dilucidar las causas de las causas que determinan los procesos de salud y enfermedad, las inequidades del sistema capitalista y los desiguales modos de vida.
Concebir a la salud en un sentido amplio e integral, no sólo como un estado biológico sino como un proceso históricamente determinado, ha implicado que esta tradición sanitaria latinoamericana incorporara otros ejes en su análisis y por lo tanto dialogara con otros campos de conocimiento y práctica. Algunos ejes son pioneros en esta tradición como salud-trabajo o como las determinaciones sociales de la salud (Herrero, 2015a). Otros ejes se incorporaron más recientemente y están más ligados al desarrollo de esas problemáticas en otros espacios, impulsados por movimientos sociales que batallan en otras áreas específicas -pero transversales a salud- como género, interculturalidad o migración.
Al mismo tiempo, desde principios del siglo XX, se ha venido desarrollando lo que se conoce como “Salud Internacional”, que opera sobre la salud de las poblaciones más allá de sus fronteras nacionales (Almeida, 2013). La Medicina Social Latinoamericana y la Salud Colectiva no han estado ajenas a esta tendencia mundial de la salud y han desarrollado, al interior de esta tradición intelectual, un conjunto de saberes y conocimientos en este ámbito. En este sentido, han venido trabajando para superar la matriz exportada desde los países centrales (Iriart et al. 2002) que ven la problemática de la salud pública desde sus propias perspectivas, intereses y recetas: lo que Aníbal Quijano (2000) denominó la colonialidad del poder y del conocimiento, que se expresa a través de intereses económicos y geopolíticos. Sin embargo, en la última década hubo una pérdida relativa del peso de los principios rectores Norte-Sur y Este-Oeste, dando lugar a una nueva geografía y una reconfiguración y a una creciente visibilización de experiencias de acción colectiva transnacional, que no solamente toman a la región latinoamericana como una escala de acción, sino que participan cotidianamente de su construcción (Tussie, 2000), en el marco de una vertiente que, desde la década del ’80, busca desarticular la visión etnocentrista de los países hegemónicos en torno a la salud pública.
Así las regiones se han convertido en espacios de oposición, articulación, competencia y creación de coaliciones entre Estados. El regionalismo se volvió tanto política como proyecto (Tussie, 2009), en una constante elaboración y reconfiguración de las relaciones internacionales. En este nuevo contexto, esas tradiciones de pensamiento crítico han influido de manera directa en el espacio regional, definiendo trayectorias de pensamiento propias de y para la región que, conformando una perspectiva latinoamericana, impactan en el proceso de definición y formulación de políticas públicas a nivel regional. En el campo de la salud ha implicado que otros actores políticos y sociales tengan mayor protagonismo, y fundamentalmente propició que los Estados financien con recursos propios la lista de temas prioritarios en salud que se fue definiendo en los últimos años, dando lugar a una novedosa cooperación más horizontal y democrática entre los países de la región.
En estudios previos (Belardo, 2011, 2012; Belardo y Camargo, 2016; Herrero 2015-b; Herrero y Tussie, 2015; Herrero, Loza y Belardo, 2019; Herrero et al 2020; Herrero y Loza, 2016; Loza y Herrero, 2020; Loza, 2017) hemos detectado que algunos principios y valores fundantes de esta tradición de pensamiento crítico influyeron en mayor o menor medida en las acciones de algunos organismos de integración como en los casos de UNASUR -específicamente su Consejo de Salud Sudamericano-, el ORAS CONHU, organismo subregional dedicado a la salud de los pueblos andinos y COMISCA, instancia política de los ministros de salud pertenecientes al Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). En estas instancias de articulación entre países se vienen desarrollando iniciativas innovadoras en salud, posibilitadas por determinadas condiciones y factores políticos que abrieron una ventana de oportunidad para que eso fuera posible. Mencionaremos solo un ejemplo de este tipo de iniciativas: la creación de un Banco de Precios de Medicamentos en 2016, que funciona como una red de información sobre compras para apoyar la toma de decisiones de los gobiernos y pueda garantizar el acceso a los medicamentos a las poblaciones de los países miembro. Su objetivo a largo plazo es la construcción de políticas públicas regionales para la producción de medicamentos (pública y privada) de los Estados Miembros. Es por esto, como mencionamos anteriormente, que entendemos que el campo de la salud internacional se ha convertido en una política estratégica a través de una nueva diplomacia sanitaria que busca renovados objetivos colectivos, normas y prácticas. Se considera fundamental, en consecuencia, analizar justamente la profundidad y el alcance de la influencia de dicha corriente de pensamiento crítico en salud, en el escenario político socio-sanitario a nivel regional.
En esta línea, el objetivo de esta ponencia es, en primer lugar, analizar el devenir histórico del campo de la Salud Internacional, con anclaje en América Latina, identificando sus especificidades históricas y regionales. En segundo lugar, sistematizar la tradición de pensamiento crítico latinoamericano en torno a la reconstrucción de sus núcleos políticos-conceptuales, sus núcleos teóricos-metodológicos y sus alcances y limitaciones en el ámbito de la práctica política. A partir de identificar, en dicho corpus político-conceptual y teórico-metodológico, qué temas o problemáticas se incorporaron y cuáles se excluyeron, procuramos analizar la influencia de las tradiciones de pensamiento latinoamericano en la formulación de la agenda sanitaria local y regional. A su vez, buscamos examinar la incidencia de esta tradición de pensamiento crítico en el proceso político de regionalización de la salud y analizar aquellas iniciativas que se han convertido en políticas públicas regionales a través de los mencionados organismos de integración.
Varios esfuerzos de investigación y articulación institucional han venido desarrollándose a nivel argentino, latino-americano e internacional, orientados a investigar y discutir política, teórica, epistemológica y metodológicamente el campo de la salud internacional. Como se detallará en el siguiente apartado, nuestro equipo de investigación viene participando en la mayoría de esos espacios, contribuyendo con ello a la construcción de un nuevo e innovador campo de saberes y prácticas: la diplomacia en salud.
En efecto, todos estos esfuerzos han dado lugar, no sólo a la conformación de este campo, sino también a dar una creciente relevancia de dichos temas, motorizando las agendas regionales y dando cuenta de las contribuciones latinoamericanas a la agenda internacional. En este sentido, consideramos que la sistematización y análisis de las tradiciones de pensamiento crítico en la región y su influencia en el campo de la salud regional constituye un avance en la producción de conocimiento, en pos de una mayor comprensión de las raíces teóricas y metodológicas que subyacen y que conforman perspectivas específicas en este campo y a su vez comprender cómo sus ideas se han plasmado en la agenda sanitaria de la región. Los resultados de esta investigación eventualmente pueden abrir la posibilidad de comprender estos procesos (en futuros estudios) en otros campos, a través de las perspectivas comparadas.
Desarrollo:
Metodología
Se trata de estudio que emplea una metodología cualitativa, basada en el relevamiento de datos primarios (entrevistas en profundidad a los principales referentes) y secundarios (documentos de acceso público, incluyendo revistas, notas periodísticas, reportes institucionales). El análisis empírico de fuentes secundarias (artículos, libros y literatura gris) se lleva a cabo a partir de identificar los principales núcleos teóricos y acontecimientos históricos, como así también los actores que participan y se movilizan en este campo; se complementa asimismo con el relevamiento y análisis de documentos oficiales, es decir resoluciones, informes, medidas implementadas y publicaciones de los mismos informantes.
La sistematización de las tradiciones de pensamiento tiene una dimensión doble: diacrónica y sincrónica. La dimensión diacrónica apuntó a rastrear y establecer las filiaciones intelectuales de los entrevistados, en términos disciplinares y teóricos a través de identificar lecturas, maestros/as, núcleos y ejes temáticos. La dimensión sincrónica apuntó a reconstruir sus interlocuciones con actores sociales y políticas públicas.
Se llevaron a cabo 15 entrevistas en profundidad. Las cuales han sido grabadas, y se encuentran disponibles en formato audiovisual en: www.pelssi.flacso.org.ar La primera parte de las entrevistas aborda toda la biografía de los informantes, que además son referentes y pioneros del campo; la segunda parte es la vinculada a la agenda regional y la salud internacional. Las entrevistas individuales en profundidad han sido grabadas, desgrabadas y analizadas. Han sido asimismo filmadas y luego editadas. De esta manera, además de ser una fuente de información, nuestro propósito es conformar una biblioteca audiovisual de difusión pública a través de nuestra página web.
Cabe destacar que el análisis de los datos se retroalimenta con cada nueva entrevista y dialoga en forma permanente con las distintas perspectivas que -desde el marco teórico- articula las relaciones internacionales, la salud colectiva y la epidemiología social.
Integrando todas esas distintas fuentes de datos, más allá de reconstruir cada trayectoria y analizarla a la luz de lo que los entrevistados finalmente plasmaron en publicaciones y en acciones concretas en materia de políticas, apuntamos a avanzar así en dar cuenta de lo que llamamos proceso de regionalización de políticas e influencia en la agenda de salud (local y regional).
¿Cuál era el contexto en América Latina en la década de predominio de la “Salud Global”?
Luego de la “década perdida” (del período de 1980 / 1990) y después de las políticas neoliberales, América Latina (AML) cambia de rumbo. Así, de ser una región que miraba hacia el norte, con enfoques más comerciales y económicos políticamente alineados con las fórmulas impulsadas por el consenso de Washington, AML comienza a delinear nuevas agendas de integración con el objetivo de recuperar la región, reducir las enormes brechas de desigualdades producto de aquellas reformas y programas de ajustes y propiciar que los países sean cooperantes más activos. Esto, sumado a un mayor dinamismo de economías emergentes, produce un giro político, con foco en la política social.
Paralelamente, se produce una importante disminución de los fondos de la cooperación internacional en salud en los países de la región, considerados de renta media y media alta, lo cual ocasiona por lo tanto una importante disminución de los flujos de la AOD. Si bien los países por un lado acuden a fondos privados, agencias y bancos, también va a haber un fuerte impulso de la Cooperación Sur-Sur (CSS), y aquí la salud va a ser motor de esa integración.
Esto da inicio a lo que podríamos considerar una nueva etapa de la salud internacional en América Latina, marcada por una renovada direccionalidad sur-sur (Herrero, 2017). En este proceso, la salud jugó un papel muy dinámico, en parte por la larga trayectoria del campo en nuestra región, dando lugar a una agenda sanitaria alternativa y un nuevo marco de integración y diplomacia regional en salud (Herrero et al, 2019). Esto se vio reflejado con la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en 2008 y, particularmente, del Consejo de Salud de UNASUR. Entre los diversos consejos temáticos que tuvo el organismo, el consejo de salud ha sido uno de los más dinámicos; entre los principales ejes de su agenda se encontraban temas relativos a la promoción de la salud y acción sobre sus determinaciones sociales, al desarrollo de sistemas de salud universales y al acceso universal a la atención de la salud.
Con el ascenso al poder de los gobiernos progresistas y de izquierda en la región, en muchas de las carteras sanitarias de los países asumen representantes de dos corrientes latinoamericanas de pensamiento crítico en salud que emergieron en la década de 1970 y fueron consolidándose, a lo largo de las décadas subsiguientes, como la Medicina Social Latinoamericana y la Salud Colectiva. De la mano de estos actores, se van imponiendo esos nuevos enfoques, tal es así que es posible observar una confluencia entre los principios y valores de estas trayectorias de pensamiento crítico y las principales bases constituyentes de UNASUR Salud (Herrero et al, 2019). Cabe destacar aquí que fue la experiencia de la UNASUR, en tanto bloque político, la que ha dado un paso fundamental en motorizar la agenda de salud, a la que se sumó la apuesta por desarrollar una diplomacia sanitaria regional con eje en la cooperación sur-sur que mencionamos anteriormente, y la proyección de los intereses regionales en ámbitos multilaterales.
Sin embargo, mientras nuevos enfoques en Salud Internacional parecían estar gestándose en ese entonces en la región, en el resto del mundo el concepto de Salud Global ganaba terreno (Gráfico 1 y 2)
Gráfico 1. Devenir de la salud como asunto internacional
Fuente: Herrero y Belardo (2022)
El pensamiento crítico latinoamericano en salud. Sus trayectorias
A través de la sistematización de los principales núcleos teórico-conceptuales de estas trayectorias de pensamiento se observaron tres momentos (Gráfico 2): la génesis (1960-1984), la consolidación (1985-2000) y las experiencias en los gobiernos (2000 en adelante), resultando no sólo en una corriente intelectual de pensamiento social en salud sino también y, fundamentalmente, en una corriente que incide en la política sanitaria tanto en el orden nacional como a nivel regional.
Gráfico 2. Periodización de la MSL y la SC
Fuente: Elaboración propia, PELSSI 2022
Desde la academia, pero también desde una fuerte militancia -que ha llevado a algunos a la clandestinidad (como en el caso de Nila Heredia en Bolivia y de Eduardo Espinoza en El Salvador)- se han conformado los principales nodos epistemológicos, teórico-políticos y teórico-metodológicos de una nueva concepción de la salud, a la luz del principio del acceso equitativo y universal a la salud como derecho, columna vertebral de este movimiento. Aun así, a pesar de esos ejes de cohesión de este pensamiento, su perfil es muy variado y ha evolucionado de manera desigual en la región, con las diferencias inherentes a los distintos contextos político-ideológicos en los cuales dicho pensamiento ha tenido lugar.
En Bolivia, por ejemplo, ha sido muy fuerte el acento puesto en la “construcción de la salud a partir de la participación popular”, concepto en torno al cual hay una importante elaboración teórica en este país (más aquí que en otros países de la región, según Nila Heredia). En este marco, Bolivia ha desarrollado así una política de “medicina social que incorpora el tema de la medicina tradicional y la interculturalidad, como ejes transversales” (según palabras de nuestra entrevistada, la Dra. Heredia).
Brasil, por su parte, además del trascendental aporte teórico-epistemológico e ideológico-político de sus referentes a través de instituciones relevantes como el CEBES y la FIOCRUZ, ha dejado una impronta a través de la implementación -en el terreno político-institucional- del concepto de Sistema Universal de Salud, en contraposición al de cobertura universal que imponen los organismos internacionales.
Al analizar la evolución de este pensamiento crítico a nivel regional, vemos que ha sido favorecido, en un principio, por el exilio al que han sido empujados muchos de sus importantes referentes por las dictaduras militares de ese entonces y -a la vez- por el intenso proceso de formación iniciado en México y que se ha irradiado luego al resto de la región: “Cuando yo llego a México o algunos años después -nos dice la Dra. Asa Cristina Laurell, a quien entrevistamos- tenemos aquí a todo el exilio latinoamericano después de los golpes en Chile, en Argentina, en Bolivia, etc. Y una buena parte de ese exilio sudamericano se estableció en México y entonces ahí había una corriente marxista muy fuerte que también se trasladó, por así decirlo, al área de salud”. Y dicha corriente no sólo generó nuevos centros de formación, sino que contribuyó a conformar además una importante red como lo es hoy la Asociación Latinoamericana de Medicina Social - ALAMES.
Al investigar si este pensamiento crítico, que aborda el vínculo entre los procesos de salud, enfermedad y atención y las condiciones de vida de las poblaciones, ha logrado ingresar en las agendas y plasmarse en políticas, planes y programas, hemos comprobado que ello ha estado supeditado, en los distintos períodos históricos, a las variadas correlaciones de fuerzas. De hecho, especialmente en los 2000 con UNASUR, el contexto político -como hemos visto- permitió abrir ventanas de oportunidad para introducir en las agendas de gobierno varios temas de salud desde una perspectiva social de equidad y así, efectivamente, construir y -en cierta manera- regionalizar políticas.
En este sentido, la mayoría de quienes hemos entrevistado han coincidido en destacar la materialización de los principios del MSL/SC en las experiencias, fundamentalmente, de UNASUR y el ORAS-CONHU. Es decir, en palabas de Oscar Feo Isturiz, “hubo la posibilidad de impregnar las agendas políticas con este pensamiento [a través de las propuestas concretas como] los sistemas universales de salud, acceso universal a los medicamentos, participación social, determinación social de la salud”, y contrarrestar así -en cierta medida- la tendencia sanitaria proveniente de los organismos internacionales como OPS y OMS que -según afirma el entrevistado- “se vieron totalmente cooptados por el pensamiento conservador: hoy, sin ninguna duda, la OMS es una institución que expresa las políticas del gran capital”.
Con respecto al último período considerado en nuestra periodización, vinculado a las experiencias de gobierno, cabe mencionar que muchos de los referentes de este pensamiento crítico latinoamericano han ocupado cargos a nivel nacional e los Ministerios de Salud (por ejemplo en Bolivia, México y El Salvador), y también en organismos regionales como el ORAS-CONHU, COMISCA y -en su momento- UNASUR, cuya agenda ha reflejado -como hemos mencionado- muchos de los principios de la MSL/SC.
Sin embargo, la nutrida agenda de UNASUR no tuvo continuidad cuando asumieron los gobiernos conservadores y la pandemia encontró a América Latina en un momento de marcada debilidad en algunos de sus procesos de integración regional (Herrero y Nascimento, 2022). Y esto sucedió aún a pesar de la amplia trayectoria en institucionalización sanitaria a nivel regional. Al extinguirse UNASUR, los esfuerzos conjuntos en la región terminan siendo casi inexistentes.
Conclusiones:
Salud Internacional / Salud global. Las corrientes de pensamiento latinoamericano en salud: Reflexiones finales
Desde el comienzo de la pandemia de COVID 19, los gobiernos conservadores que asumen el poder en Latinoamérica desarticulan los espacios regionales, por lo que los referentes de la MSL/SC se repliegan a los espacios nacionales desde donde se proponen resistir, sin lograr conformar sin embargo un nuevo espacio de integración regional, a pesar de las iniciativas de algunos de los bloques que subsistieron (como por ejemplo, COMISCA y ORAS-CONHU).
En un escenario global caracterizado por la ausencia de una instancia internacional de coordinación que pudiera orientar, de manera conjunta y coordinada, las medidas en materia de salud, la distribución altamente inequitativa de las vacunas ha sido una muestra de la supremacía de los intereses de los países centrales y del mercado, en desmedro de las naciones periféricas. En este contexto, la salud ha alcanzado un elevado protagonismo, ocupando un espacio destacado en las agendas de los organismos internacionales y en los foros globales, pero muy lejos de ser considerada un derecho humano fundamental.
En América Latina, una región donde solo el 4% de los insumos son de producción propia, es decir, es altamente dependiente de los insumos importados y, por lo tanto, de la industria farmacéutica, la fragmentación y el retroceso en los logros obtenidos en materia de salud regional dejó a los países a merced de negociaciones bilaterales con la industria y con los países ricos, sin contar ya con la fuerza y el respaldo de los instrumentos de la integración y cooperación horizontal a nivel regional.
De hecho, de haber contado en los últimos años con dichos mecanismos, los países de América Latina no hubieran quedado supeditados a contratos escandalosos con las farmacéuticas (como, por ejemplo, Pfizer), para la adquisición de vacunas contra el COVID 19. Situación ésta que se hubiera podido contrarrestar con iniciativas de cooperación regional como la del banco de precios de UNASUR y las negociaciones de precios de medicamentos de alto costo realizadas por UNASUR y MERCOSUR las cuales, bajo la lógica de la SOBERANÍA SANITARIA, no sólo lograron una enorme reducción de costos en el acceso a medicamentos, sino que también le ha otorgado a los países mayor margen de negociación con la industria.
Frente a este panorama, no cabe duda de que urge poner en discusión y debate la arquitectura de la salud a nivel internacional y, en especial, regional, y repensar la cooperación internacional como política epidemiológica que permita efectivamente abordar las inequidades globales, y dar respuesta a las necesidades apremiantes y persistentes de nuestros pueblos. Y aquí surge el interrogante ¿Es posible hablar de una Salud Internacional con perspectiva latinoamericana?
Si bien este es aún un resultado preliminar, creemos que claramente se ha conformado una red regional, una corriente intelectual y política propia en la región, con una visión muy crítica y contra-hegemónica a partir de paradigmas propios que cuestionan los parámetros de la salud pública tradicional. Esta tradición de pensamiento crítico en salud incluso ha logrado permear agendas políticas, según le ha sido posible por la correlación de fuerzas en distintos contextos históricos y políticos. Es indiscutible, como hemos visto, que ha habido momentos en los que ha buscado alejarse de las clásicas matrices de la geopolítica Centro-Norte, adoptando -a partir de una postura crítica con respecto al modelo de “Ayuda Oficial al Desarrollo”- una direccionalidad estratégica e innovadora de la cooperación Sur-Sur, en pos de una soberanía sanitaria para la región. De este modo, en el marco de un ciclo de políticas anti-neoliberales de recuperación de la esfera pública y del Estado como actor central, la tradición de pensamiento crítico latinoamericano abrió posibilidades creativas de cómo pensar una nueva salud internacional.
Sin embargo, si bien esta tradición de pensamiento crítico latinoamericano ha permitido esbozar nuevos contornos en el campo de la Salud Internacional, a través de conceptos claves como los de determinación social de la salud, soberanía sanitaria, sistemas universales de salud, interculturalidad y género, entre otros, la MSL/SC aún no ha logrado llevar, a la agenda internacional, un claro cuestionamiento al proceso productivo capitalista, en tanto base estructural de la determinación social de la salud. En este sentido, y más allá de enfatizar la distinción entre determinantes y determinación social de la salud, no habría avanzado significativamente en recuperar y disputar -en el terreno de los organismos internacionales- la matriz epistemológica, trasformadora y revolucionaria de este concepto, posteriormente secuestrado y desnaturalizado por la Comisión de Determinantes de la OMS.
Paralelamente, cabría explorar asimismo si la MSL/SC ha logrado permear suficientemente los movimientos sociales de la región, articulando visiones y propuestas transformadoras. Como ha destacado Mauricio Torres en la entrevista realizada por el equipo de investigación, si bien garantizar la salud como derecho humano fundamental es también una demanda de los movimientos sociales, la visión de estos movimientos puede ser distinta a la de ALAMES: “[…] es más un fortalecimiento de las comunidades, es tomar la salud en sus propias manos para generar propuestas autónomas y, desde ahí, tener un posicionamiento ante el Estado que le disputa y le demanda respuestas", considerando inclusive el acceso a la salud desde “[…] una perspectiva más amplia, más integral, que es la salud como bienestar, como calidad de vida, que también viene movilizándose, pero aún de manera no suficiente”. Esto implicaría, a su vez, tener en cuenta la fuerza de los movimientos sociales para lograr permear las agendas regionales e internacionales como, según ha señalado Torres, el caso del movimiento feminista latinoamericano que “ha ido agitando banderas muy importantes: este tema de la autonomía de los cuerpos que ha dado tanto espacio y que ya logra permear políticas públicas. De alguna manera creo que empieza a permear la agenda internacional. No es un desarrollo propio de la Medicina Social, sin duda, pero es acogido por la Medicina Social”. Y afirma: “[…] la lucha del campo de la Medicina Social, sin duda, puede ser contra-hegemónica, disputar la hegemonía y disputar la agenda internacional, pero claramente la incidencia es muy limitada y por eso es tan difícil rastrearla”. A esto debemos sumar, como dijimos anteriormente, que desde hace varias décadas la salud global es un conglomerado de actores que las más de las veces lucran con la salud de las poblaciones del mundo. Esta acelerada privatización de la agenda sanitaria globa y la progresiva cooptación de los organismos internacionales en manos del capital privado y unos pocos países ricos, hacen que sea cada vez más difícil poder permear la agenda de la salud mundial con posicionamientos mas justos, equitativos y democráticos.
Se abre así la puerta a un nuevo interrogante, tan complejo como imprescindible ¿Por qué ha sido limitada la incidencia de la MSL/SC en la agenda de los organismos internacionales? ¿Qué factores geopolíticos en el concierto intergubernamental regional e internacional de las últimas décadas han llevado a desacelerar las disputas políticas por la recuperación de los principios originales y revolucionarios de la MSL/SC en el campo de la Salud Internacional? ¿Cuál y cómo ha sido la articulación con los movimientos sociales de la región en tanto actores imprescindibles para sostener y robustecer los núcleos conceptuales y las propuestas de la MSL/SC? En este camino prosigue por lo tanto nuestra investigación.
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Palabras clave:
Medicina Social Latinoamericana, Organismos regionales, Salud Internacional
Latin American Social Medicine, Regional Organizations, International Health
Medicina Social Latino-Americana, Organismos Regionais, Saúde Internacional
Resumen de la Ponencia:
A pandemia de COVID-19 causada pela propagação do vírus SARS-CoV-2 ou Novo Coronavírus acirra contradições estruturais da organização da vida social em nível mundial, escancarando o abismo de desigualdade entre os mais ricos e os pobres e miseráveis em todo planeta, demonstrando, portanto, a articulação entre as dimensões estruturais e a conjuntura de crise política, econômica e pandêmica. Uma realidade que para além de produzir repercussões de ordem biomédica e epidemiológica em escala global, reproduz e exibe cruamente as iniquidades que já constituíam a vida de amplos segmentos sociais muito antes da pandemia. Em concomitância verifica-se a exacerbação das iniquidades raciais, que no caso brasileiro, são base de sua fundação como nação. No contexto contemporâneo são intensificadas as condições sócio-políticas de reprodução do racismo como elemento estrutural e estruturante das relações de dominação e exploração de classe, na medida em que as respostas e não-respostas de enfrentamento da pandemia pelo Estado mostram-se tanto racializadas como funcionais para a lógica de acumulação vigente. As medidas de higienização, distanciamento social e de isolamento são as recomendações básicas da Organização Mundial de Saúde - OMS para a contenção da circulação do vírus e redução do contágio. Contudo, a despeito dessas orientações, inviáveis para milhares de pessoas, a crise sanitária continua mortal para as populações negras. Este é um quadro que precisa ser entendido para além de uma fatalidade neutra em sua trajetória de parasitar aleatoriamente organismos humanos. Isso porque a circulação do vírus não é democrática. Ainda que possa atingir todas as pessoas, indiscriminadamente, as possibilidades de adesão às orientações da OMS são desiguais. A capacidade de proteção e as chances de recuperação frente à ameaça biológica reproduzem as condições sociais injustas da vida social. A crise pandêmica, não somente escancara, mas acirra as contradições estruturais da organização social capitalista, que no caso latino-americano tem a dependência e a superexploração como características intrínsecas. Nesta direção, os números da mortalidade de populações negras por Covid-19 reproduzem os dados de desigualdades de mortes entre populações negras e brancas anteriores à pandemia. Sabemos que os colonialismos, os escravismos e os abolicionismos sem direitos são condicionantes estruturais da constituição de proletariados e burguesias latino-americanas, bem como os limites da legalidade democrática liberal e os capitalismos dependentes, porém as relações entre os Estados nacionais e as sociedades de classes incluem também negras e negros como sujeitos históricos atuantes nas diferentes formações sociais. É nesse horizonte que as teses de Clóvis Moura sobre as resistências negras e a categoria amefricanidade de Lélia Gonzalez se apresentam como contribuição a análise do aprofundamento das iniquidades raciais no Brasil no contexto da pandemia de Covid-19.Resumen de la Ponencia:
Resumo
O presente artigo visa analisar a esperança a partir de um olhar hermenêutico e do pensamento latino-americano as ações do Projeto Social Barca Literária, que é um projeto que tem por objetivo formar novos líderes para a comunidade. O Barca Literária está localizado no centro da região Metropolitana de Belém, bairro do Telegráfo, mas é uma comunidade de extrema pobreza. O projeto atende aproximadamente 80 crianças e adolescentes entre 05 a 17 anos. Para tanto, buscou-se fazer essa interpretação com a finalidade de compreender como ocorre as ações da esperança no projeto, compreender a esperança no cenário do Barca Literária e entender o testemunho presente no projeto. Para tanto, foi necessário utilizar como aporte teórico para a compreensão da esperança a fundamentação das teorias de Freire (2004), Ricoeur (2018) e Borda (2015).
Resumen
Este artículo tiene como objetivo analizar la esperanza desde una mirada hermenéutica y latinoamericana las acciones del Proyecto Social Barça Literario, que es un proyecto que tiene como objetivo formar nuevos líderes para la comunidad. Barca Literária se encuentra en el centro de la región metropolitana de Belém, distrito de telegráfo, pero es una comunidad de extrema pobreza. El proyecto atiende aproximadamente a 80 niños y adolescentes entre 05 y 17 años. Con este fin, buscamos hacer esta interpretación para comprender cómo ocurren las acciones de esperanza en el proyecto, comprender la esperanza en el escenario de barcaza literaria y comprender el testimonio presente en el proyecto. Por lo tanto, fue necesario utilizar como contribución teórica a la comprensión de la esperanza el fundamento de las teorías de Freire (2004), Ricoeur (2018) y Borda (2015).
Introducción:
1 Introdução
Nesse período difícil em que se encontra o Brasil devido às perdas sociais e de trabalho devido a situação política e econômica, e também a pandemia de Covid-19, um grupo de pessoas decidiu reunir-se e fazer uma biblioteca para que as crianças pudessem ter acesso à literatura, à leitura de livros diversos, e com isso fomentar uma educação inclusiva e combater a desigualdade social, e, construindo, assim, pela literatura, novos sonhos. Em 2020 foi criada o Barca Literária, biblioteca itinerante que leva literatura e educação a crianças e adolescentes da região da Vila da Barca – comunidade que vive em situação de habitação social precária, localizada no bairro popular do Telégrafo, situado quase no centro da cidade de Belém.
Neste trabalho busca-se fazer uma interpretação da esperança do projeto Barca Literária. Compreender o lugar de expressão desse coletivo, que estimulam o melhor das ações humanas em um ambiente que prevalece a violência.
Desse modo, há o interesse em realizar uma interpretação a partir da hermenêutica. Para tanto, Ricoeur (1988) diz que a princípio entende-se por interpretação como algo determinado; porém não é dessa forma. Para ele é desvendar o sentido escondido, nas entrelinhas, para além do que está sendo visto. “É o trabalho do pensamento que consiste em decifrar o sentido escondido do sentido aparente, em desdobrar os níveis de significação implicados na significação literal” (RICOEUR, 1988, p. 14).
Para Higuet (2015, p. 29), a hermenêutica de Paul Ricoeur, busca verificar, imaginar e criar sentido a partir do texto, buscando ir para além da interpretação primeira. Criando, assim, produções de sentidos. A hermenêutica tem de ir para além das metáforas e dos símbolos. Higuet (2015) diz que a hermenêutica deve realizar-se na mediação do texto. Nas várias vozes existentes nos textos quando em transição da semântica para a hermenêutica. Essa transição justifica-se na conexão entre o discurso e o sentido, pois todo o discurso tem uma ambiência simbólica, ou uma carga cultural, e, a referência – de se referir a algo que está fora da linguagem. É nesse sentido e referência que se entende a intencionalidade do discurso – o contexto em que esse discurso foi construído ou enunciado, que a partir da hermenêutica vai explicar esse universo simbólico, de interpretações que se faz o discurso.
Assim, busca-se pensar a partir da análise do projeto Barca Literária, a narrativa da esperança e solidariedade representada nas ações de estímulo à leitura e educação. É pensar essa ação coletiva da esperança e solidariedade a partir do ponto de vista dos estudos sobre narrativa/ discurso de Paul Ricoeur (2018). Se faz necessário, também como aporte teórico deste trabalho, a leitura em Paulo Freire (2004), para compreender essa educação libertadora em meio a uma comunidade que resiste aos efeitos da Covid-19 e do esquecimento do outro e o conceito de subversão defendidos por Fals Borda (2015) em seu pensamento crítico Latino-americano.
Desarrollo:
2 Projeto Barca Literária e comunidade Vila da Barca (breve apresentação)
O projeto Barca Litterária iniciou em novembro de 2021 no período da pandemia. Em uma breve conversa com Gisele Mendes, assistente social, e uma das fundadoras, relatou que a iniciativa começou a partir de uma visita feita no período em que ela fazia parte da catequese.
Durante nossa conversa, Gisele disse que além dela, mais nove pessoas fazem parte da equipe do projeto. Essas pessoas são da Comissão Solidária da Vila da Barca, os membros são os próprios moradores da comunidade Vila da Barca, localizada no bairro do Telegráfo, periferia localizada na região Metropolitana de Belém.
O trabalho desenvolvido, segundo Gisele, é de leituras. Escrita criativa, teatro, dentre outras atividades ligadas à educação e arte, uma vez que, a maioria dos membros do projeto são pedagogos. Os trabalhos são realizados na segunda, terça e quinta – feira pela noite (19h-21h) e atende crianças e adolescentes de 05 até 17 anos de idade.
A ideia do projeto é conscientizar e estimular nesses adolescentes e crianças o protagonismo, a liderança social e a construção coletiva. Assim, alguns trabalhos desenvolvidos pelo projeto como: distribuição de cestas básicas, arrumação do projeto, distribuição de senhas para as cestas básicas - tem a participação dos adolescentes.
O projeto vive de doações e algumas parcerias – grupos, artistas, outros educadores que disponibilizam tempo para oferecer cursos, oficinas, doações de livros, doações de cestas básicas, dentre outras ações.
2.1Comunidade Vila da Barca
Segundo as pesquisas de Souza (2011), a Vila da Barca fora iniciada em 1920 e foi constituída como espaço de moradia para atender trabalhadores de uma fábrica de castanha da época e para famílias que chegavam do interior do Estado do Pará. Eram agricultores e ribeirinhos que comercializavam produtos agrícolas enviados por familiares para serem revendidos na cidade de Belém.
Com as intervenções urbanísticas realizadas em Belém - provocaram o surgimento de locais alagados e que foram ocupados por trabalhadores que não tinham condições de pagar uma moradia com saneamento e infraestrutura adequada, e que, portanto, se submetiam a moradias insalubres, a exemplo, a Vila da Barca (SOUZA, 2011).
Em 1960 os moradores da Vila da Barca foram pressionados a sair do local devido a instalação de pequenas e grandes empresas na orla. Mas os moradores conseguiram se fortalecer enfrentando os interesses empresariais e reivindicando ao Estado a permanência no local. Tornando a Vila da Barca um símbolo de resistência contra a privatização da orla. A área tem sido objeto de especulação imobiliária durante os anos devido a sua localização (SOUZA, 2011).
A comunidade Vila da Barca tem em seu histórico a resistência e a luta pelo seu lugar. Por permanecer nele e protegê-lo. Como já mencionado, resistir é um ato de esperança. Esperança essa que no histórico da comunidade Vila da Barca está presente na solidariedade - na força da comunidade.
3 Esperança
Paulo Freire (1996, p. 37) diz que a esperança faz parte da natureza humana, não é algo que se justaponha. A esperança faz parte de um movimento constante de busca própria do ser humano. O educador ainda defende que a desesperança não é uma um ato natural do ser humano, mas uma distorção da esperança. “Eu sou, pelo contrário, um ser da esperança que por ‘n’ razões, se tornou desesperançado” (FREIRE, 1996, p. 38). Entende-se por esperança a partir da ótica Freiriana que também pode ser um movimento de resistência, de indignação às questões sociais. A inquietação, a não acomodação diante de injustiças:
Por tudo isso me parece uma enorme contradição que uma pessoa progressista, que não teme a novidade, que se sente mal com as injustiças, que se ofende com as discriminações, que se bate pela decência, que luta contra a impunidade, que recusa o fatalismo cínico e imobilizante, não seja criticamente esperançosa (FREIRE, 1996, p.38).
Diante disso, pode-se pensar sobre as ações presentes no projeto Barca Literária. Ao observá-los, há sempre uma ação, um movimento de resistência em prol da educação e da formação das crianças da redondeza, que serão futuros agentes dessa mesma luta. A esperança está presente neste grupo, pelas ações, pelas parcerias, pelos incentivos às crianças a lerem, pela dedicação, preocupação dos próprios iniciadores do projeto. No projeto, há um comprometimento com a causa e uma vontade de fazer mudanças no mundo.
Para Freire, a esperança está na luta, na raiva, na não acomodação a situações desumanas. De acordo com seu pensamento, não há como concordar com o discurso de acomodação. A raiva, a ira diante da desigualdade é a motivação para a briga pelos direitos, como ele diz, motivação essa, tal qual “o direito de amar, de expressar seu amor ao mundo” (FREIRE, 1996, p. 39). Esse é o exercício da resistência. É nesse contexto que a esperança se reforça e se renova.
Interpretando Paulo Freire, Merçon (2012, p. 560-561), diz que a esperança sozinha não é capaz de mudar o mundo, e que, para tanto, é necessária uma qualidade ética da luta. Para que essa esperança seja crítica e não uma mera ação ou pensamento ingênuo, é preciso, segundo a interpretação da autora, que essa esperança seja, também, uma necessidade ontológica, uma ação, para assim, tornar-se uma história concreta.
A esperança crítica não se fundamenta em um sujeito isolado com sua vontade ingênua. Não corresponde a um ‘pura espera’, infértil, senão a um sonhar ativo que transforma o pensamento crítico em ação. Talvez seja verdade que nossa frágil natureza humana seja constituída por muitas esperas e esperanças. Talvez não nos seja possível viver sem, em momento algum querer o que não é sem ter expectativas ou de alguma maneira nos empenhar para realizar o que nosso desejo imagina para o futuro (MERÇON, 2012, p. 561).
Pensar as ações do projeto Barca Literária, é entender que toda a atitude realizada pelos integrantes do projeto, vai ao encontro de uma ação de esperança que não essa esperança ingênua, mas a que sonha – age – luta – concretiza. e nos faz observar e refletir sobre essa condição do querer, da vontade de fazer.
Interpretando Paul Ricoeur, Pacheco (2021, p. 149) diz que a esperança não é um simples sentimento, uma abstração, uma ilusão. Mas sim, uma reflexão do agir humano. Pois para agir é pensar em agir, pensa-se em algo para ter a decisão de agir. Tem um motivo, uma causa, uma razão da ação. É nesse momento que pensamos, ou nos conscientizamos das nossas limitações e das ações de superação.
É nesse sentido, que Pacheco (2021) ao interpretar Ricoeur, diz que o homem, ele persevera na esperança, porque essa esperança na realidade que leva à morte, existe uma descontinuidade que faz com que a força da afirmação não seja uma autoafirmação, mas sim um estímulo que provém da ressurreição. Das possibilidades de acontecimentos. “Uma liberdade que desafia a morte é uma liberdade que tem por possível a ressurreição, que é animada pela paixão pelo possível e que de outra maneira se opõe à resignação” (PACHECO, 2021, p. 151).
Assim, as reuniões, os eventos, as aulas de arte e literatura fornecidas pelo projeto às crianças, é um exemplo concreto de Esperança crítica defendida por Freire. Esperança calcada na ação e na luta, e não na espera. Na inquietação em busca de um mundo melhor.
4 A Esperança no Barca Literária enquanto ação
Entende-se que a esperança é uma motivação, uma condição do querer. Nesse sentido, nos estudos de Ricoeur (2018) sobre a motivação, diz que não há uma decisão sem motivo e essa relação, segundo o filósofo, conduz a um problema central do voluntário e involuntário.
Ricoeur (2014) abre uma discussão sobre o motivo e causa. Ele diz que o motivo é o agir, está ligado na ação executada ou por executar. A causa seria, no sentido humano, seria uma heterogeneidade lógica entre causa e efeito, uma vez que, segundo o autor, um pode ser mencionado sem depender do outro.
Já o motivo não pode ser definido sem a ação. Existe entre ambos uma relação mútua, uma conexão lógica, onde o motivo se assemelha às ações do agir. E essas implicações lógicas estão tanto no fazer como em fazer. “Na verdade, o desejo intervém na ação quer como dimensão racional, como sentindo, quer como força que constrange e afeta o sujeito” (SILVA, 2001, p. 19). O desejo está na dimensão racional porque algo será percebido, interpretado. Algo fará sentido. E a partir do momento que esse sentido é percebido por alguém, que pode ser percebido em um determinado contexto e, portanto, pode ser interpretado de acordo com o contexto.
Dialogando com o pensamento do filósofo francês sobre as ações do projeto Barca Literária – há um motivo e causa nas ações e divulgações do projeto. Estão divulgadas nas ações realizadas pelo projeto – tais como as aulas, os encontros para definir as ações do projeto e as parcerias que ajudam também a desenvolver as ideias do projeto Barca Literária.
A divulgação dos trabalhos de teatro, literatura, arte em geral e parceria desenvolvidos pelo projeto, é o motivo e causa para legitimar e fortalecer a ideia e causa do projeto. Assim, há uma ação, um motivo, um agir presente nas ações atribuídas pelo Barca Literária. E, há um sentido, uma causa que pode ser percebido na divulgação dos trabalhos do projeto Barca Literária. Assim como, pela legitimação da causa do protagonismo adolescente e formação de lideranças em local de violência e miséria no qual o projeto está localizado.
Ainda sobre a ideia de motivo e causa defendidos por Paul Ricoeur, podemos pensar sobre a Esperança. Lembrando Paulo Freire – a esperança é uma ação, não é uma simples espera e, sim, uma necessidade humana. Diante disso, pode-se pensar sobre a essência dessa motivação, dessa ação humana que chamamos de Esperança diante das dificuldades e desigualdades sociais.
Pensar em conscientizar esses jovens a futuramente serem protagonistas de lideranças, como faz o Barca Literária, é pensar em um futuro esperançoso. É agir com a intenção de contribuir para um mundo melhor.
Ricoeur (2018) afirma que todo motivo é um motivo de uma decisão. Essa decisão afirma a existência desse sujeito. O sujeito que decide e age. Mas para compreender essa fenomenologia da vontade de Paul Ricoeur é necessário compreender sobre o conceito de Projeto. Para o autor, a intenção do projeto é o pensamento. “Todos os atos de pensamento são, em algum grau, capazes de reflexão e disponíveis para autoconsciência” (RICOEUR, 2018, p. 55). E esse Projeto está inserido no sentido de ‘eu decido – eu quero’. Interpretando o filósofo francês, Aleixo (2010, p. 43) diz que o Projeto é o objeto intencional da consciência de decisão. Ele é o impulso e a vontade para o futuro. É uma consciência de projetar para o futuro.
Pensando a partir disto sobre a esperança, entende-se que esperançar é projetar algo futuro. Há uma intencionalidade que algo possa vir a dar certo. Pratica-se uma ação voluntária, pensada em um futuro bom. Tal qual pode-se observar nas ações do grupo Barca Literária, as ações são construídas, são pensadas com a finalidade de que possam a vir a dar certo no futuro. As crianças são o foco do projeto Barca Literária, são os sujeitos que estão se preparando para construir um futuro melhor para a sua comunidade da Vila da Barca. O Barca Literária prepara essas crianças e jovens para serem futuras lideranças na comunidade.
Para Ricoeur (2005) é importante identificar quem é o agente dessa Ação. Existem dois tipos de Ação que o autor classifica como básica e complexa. A primeira nos permite uma leitura imediata sobre quem a emitiu. A segunda, produz um efeito. Há uma manipulação, uma transformação – “É o sentido comum do agir; age-se sobre algo: diz-se que então que agir é causar uma mudança” (RICOEUR, 2005, p. 88). Nesse sentido, o agente do discurso intencional, da Ação, é o autor e responsável pelos efeitos mais longínquos. Longínquo, para Ricoeur (2005, p. 90), no sentido de que a interpretação desses efeitos a outro não há como medir. A iniciativa foi do primeiro agente, os efeitos e resultados que isso pode causar, está fora do poder do agente.
5 Ação da esperança enquanto testemunho
A ação do projeto Barca Literária presentes nas narrativas de imagem e legenda do instagram podem ser consideradas como um testemunho de solidariedade, esperança e bem. Desse modo, Ricoeur (2008, p. 109-110) problematiza a questão do testemunho, afirmando estar além de uma questão histórica, de memória, de algo que aconteceu que foi testemunhado e temos como lembrança. O testemunho na hermenêutica de Ricoeur (2008) é uma questão de significado. São experiências vividas que produzem inspirações, intenções, ideias e que superam a experiência histórica.
Para o autor, quando o testemunho passa do plano das coisas ditas, narradas, implica uma relação dual entre quem testemunha e quem recebe o testemunho. Assim, Ricoeur (2008) diz que o testemunho não é somente um nível sensorial ao outro, mas ao plano do juízo, pois o relato emitido é constituído por alguém com opinião sobre o acontecimento, sobre o que viu. “O testemunho é o que você confia para pensar que ..., para estimar que ..., em suma, para julgar” (RICOEUR, 2008, p. 113). Assim, diz que o caráter ocular do testemunho nunca é o suficiente para constituir senso de testemunho, pois este é realizado por alguém que tem suas experiências e ponto de vista sobre o mundo da vida.
Fundamentando para a realidade do Barca Literária em suas ações expressas no instagram, entende-se que as ações de solidariedade, de educação voltada para o social, é um testemunho da esperança. É uma forma de mostrar ao outro que a luta está a partir de um pensamento educacional voltado para adolescentes e crianças visando um futuro melhor. É uma forma de testemunhar a luta e histórias daquelas crianças que vivem na periferia da região metropolitana de Belém. É testemunhar que mesmo em um local de violência – reside a esperança e a solidariedade. Ricoeur, (2008) defende que o testemunho também tem uma intencionalidade, e que está depende das vivências e experiências do sujeito que a relata. O mesmo ocorre com quem interpreta essa narrativa testemunhal. Cada testemunho narrado e interpretado tem um juízo de valor e uma razão de ser.
As próprias narrativas construídas no instagram do Barca Literária são testemunhos de uma comunidade que tem a intenção de projetar nas crianças um sentimento consciente e de luta – para gerar naquele local sujeitos dispostos a mudar o pensamento e suas ações no mundo da vida – como bem podemos observar na legenda de uma postagem no instagram do dia 01 de junho de 2022 - “Acreditamos nos processos educativos como ferramenta para causar impacto social”. O objetivo é fazer esse movimento para o futuro.
Para tanto, Ricoeur (2008) explica que o testemunho pode ter características e funções documentais. Como prova de algo que ocorreu em um debate ou reunião, a função de registrar algo. Nesse caso, o testemunho ganha esse valor documental. Assim, o testemunho deixa de ter um sentido jurídico para ganhar sentido histórico; ou os dois juntos, com as características legais e históricas do acontecimento. Completando seu pensamento, Ricoeur (2008, p. 114) afirma que o testemunho “não é aqui uma categoria específica do método histórico, mas constitui uma transposição característica e instrutiva de um conceito eminentemente jurídico que atesta seu poder de generalização”.
O autor se apropria do âmbito jurídico para explicar o significado da palavra testemunho porque ele é utilizado como argumentação nas audiências jurídicas, como se tivesse a função de atestar algo, a veracidade de algo. Dialogando com as divulgações ocorridas no instagram do projeto Barca Literária, divulgar os trabalhos desenvolvidos torna-se importante e necessário. Para estimular, incentivar as pessoas a conhecerem o projeto, a visitá-lo e contribuírem para o crescimento e legitimação de suas ideias e causas. Como bem podemos perceber na seguinte legenda postada no instagram do projeto no dia 24 de maio de 2022 – “Grupo de leitura criativa: borboleta. Acreditamos em processos de educação coletivos e inclusivos”.
Mas o testemunho não se esgota no sentido quase empírico e quase jurídico. Ricoeur (2008) diz que o testemunho também é presente na dimensão ética. O testemunho verdadeiro não se limita apenas a contar os fatos, a narrar algo. O testemunho não se limita ao relato de algo, na medida em que tem a ver com testemunhar por alguma coisa ou causa. Tem um objetivo, uma ideia a defender.
O testemunho na dimensão ética, de atestar o que é verdadeiro, de defender uma causa é notório nas postagens do instagram do projeto Barca Literária. Há uma causa defendida nas ações. Há um empenho em manter o perfil e a legitimação das ações do projeto em destaque. São imagens contínuas e nas legendas das imagens a defesa do protagonismo juvenil, das questões do meio ambiente, do estímulo às artes, dentre outros assuntos importantes para a construção do ser humano enquanto agentes sociais.
6 Esperança no Barca Literária enquanto pensamento crítico latino-americano
Em estudo sobre sociologia da libertação a partir do ponto de vista de Fals Borda, Bringel (2016, p. 403) interpreta que o campo da libertação reforça elementos de solidariedade, de ética, da busca do bem comum e de um humanismo que ele chama de revolucionário.
Essas reflexões trouxeram uma ação para pensar e debater sobre estratégias, sobre superação da condição de dominação, sobre a construção de um pensamento próprio, regional, sobre as realidades socioculturais que ultrapasse o pensamento eurocêntrico tão enraizado em culturas, locais latino-americanos.
Em termos gerais, compreende-se a libertação como um projeto subversivo, como uma utopia que estimula as possibilidades de transformar a realidade injusta do sistema capitalista e, assim, superá-lo. Libertação da negação do Ser, dos impedimentos e das opressões sofridas, mas também possibilidade da “realização das valiosas singularidades humanas em sua criativa diversidade” (Mance, 2000: 26), ou seja, como aspecto positivo e prático da liberdade (BRINGEL, 2016, p 403-404)
Podemos dialogar com esse pensamento da sociologia libertadora o pensamento de Paulo Freire e Paul Ricoeur sobre esperança. A esperança para Freire não é uma esperança ingênua, de acomodação, mas sim de luta, de ação, de resistência. Para Ricoeur é uma ação, uma projeção calcada em um motivo e causa que incentiva essa ação do ser. Ação essa que tem uma intencionalidade, uma razão de ser.
Pensar sobre essas reflexões em relação ao projeto Barca Literária, é refletir o agir humano esperançoso, mas também subversivo, como diz Bringel (2016) interpretando o pensamento de Fals Borda sobre o pensamento libertário. Uma vez que, no Barca Literária, a missão é fortalecer os saberes comunitários, ocupando a comunidade com os saberes literários.
Como o projeto tem a ação em fortalecer nos adolescentes e crianças a ideia do pensamento coletivo e crítico sobre a realidade – no Barca Literária busca defender o que Fals Boba, a partir da interpretação de Bringel (2016), defende o que seria os estudos de processo de mecanismo de poder – buscar entender o lugar das classes populares e suas realidades.
Para Dussel (1993) essa dominação passava ao controle dos corpos, das pessoas, e, que para tanto, era necessário parar – “pacificá-las”. Isso se refere ao papel e ação do conquistador (dominador) no mundo moderno. Esse mundo que era conhecido como o avançado, o evoluído, a referência para os povos “subdesenvolvidos”, tais como povos oriundos latino-americanos, africanos, dentre outros. “O ‘conquistador’ é o primeiro homem moderno ativo, prático, que impõe sua ‘individualidade’ violenta a outras pessoas, ao Outro” (DUSSEL, 1993, p. 43).
A isso, Dussel (1993) se refere aos povos, locais do Caribe, de Santo Domingo, Cuba que foram invadidos por espanhóis. No local haviam tribos, etnias, povos indígenas sem cultura urbana. Que segundo o autor, a dominação foi mais matança e uma ocupação desorganizada do que um domínio sistemático. A conquista para Enrique Dussel é interpretada de forma a negar o outro. A eliminar esse outro de forma violenta. E esse outro é obrigado a aceitar a cultura que estão impondo. Anula seus costumes para aceitar a cultura do dominador.
A conquista é um processo militar, prático, violento que inclui dialeticamente o Outro como o “si-mesmo”. O Outro, em sua distinção, é negado como o Outro e é sujeitado, subsumido, alienado a se incorporar à totalidade dominadora com coisa, como instrumento, com oprimido, como “encomendado”, como “assalariado” (nas futuras fazendas), ou como africano escravo (nos engenhos de açúcar ou outros produtos tropicais) (DUSSEL, !993, p. 44)
Dussel (1993, p. 44), diz que a subjetividade do colonizador foi aos poucos lentamente se colocando em uma posição de superioridade. E essa ação ao longo do tempo foi se fortalecendo e legitimando para o Outro. Temos dificuldades de nos desvencilhar de pensamentos e comportamento eurocêntrico.
Dialogando com esse pensamento com o projeto Barca Literária, eles agem contracorrente. Em um lugar de pobreza, miséria, localizados no centro da região Metropolitana de Belém, não são periféricos, mas são excluídos e dominados, por uma massa de pensamentos preconceituosos e de manobras políticas. O trabalho desenvolvido no projeto, vai de encontro com todo esse comportamento de poder e o eurocêntrico. O objetivo é fortalecer cada vez mais as ideias dos ancestrais, da negritude, do pensamento libertário e subversivo. A esperança nasce dessa luta e dessa compreensão subversiva de que o pensamento colonial, europeu não pode se legitimar mais.
Diante disso, sobre subversão – Borda (2015, p. 388) defende que subversão é entendida como algo contra a sociedade, e que, portanto, designada a algo imoral. Mas fazendo análises – embora seja ignorada por muitos professores, pesquisadores - segundo o autor – muitos subversores não pretendem destruir a sociedade. E sim, fazer as mudanças justas para o mundo. Os subversores, segundo Borda (2015), têm consciência da sua luta, da sua causa e não renunciam ao seu mundo. Essa atitude para o sociólogo é construtiva e positiva para as discussões e mudanças na sociedade.
Como em tempos passados, quando havia cismas ideológicos semelhantes, esse esforço para reconstruir completamente a sociedade é doloroso, contraditório, violento e revolucionário; da mesma forma, ele está contornando e forjando em sua bigorna as novas pessoas e o novo homem. Este, no fundo, será um rebelde, e suas atitudes se transformarão em torno da rebelião. O ato de revolta, com o movimento. Ao contrário do que a palavra implica, faz o homem andar em novos caminhos que ele não tinha vislumbrado antes, isso o faz pensar e o faz duvidar, e assim adquire, talvez pela primeira vez, a consciência de sua condição vital (BORDA, 2015, p. 388).
A subversão, para Borda (2015), transforma o homem para a luta e para a consciência em sua realidade. É a motivação para a mudança e busca de justiça e um mundo melhor. Ações que precisa para alimentar a esperança e projetar um futuro bom a todos. No projeto Barca Literária, a própria criação do projeto e sua pedagogia desenvolvida, pode-se pensar sobre essa subversão, essa ânsia de transformação do mundo e do ser. No projeto eles pensam em preparar os adolescentes para futuras lideranças na comunidade – isso é pensar de forma subversiva – é pensar de forma esperançosa.
Essa consciência é subversiva. Além disso, uma vez que a rebelião envolve essa consciência, e que em si é construtiva, o subversivo rebelde adquire uma atitude positiva em relação a sociedade: não pode ser levada pelo ressentimento - no sentido de Scheler - que é uma intoxicação de si mesmo e que não projeta uma imagem futurista. Longe de ser consumido como um ressentido, o subversivo se sacrifica pelo grupo e se torna um grande altruísta. É por isso que, afinal, a consciência do subverter rebelde é uma consciência da coletividade que desperta, e isso leva a todos a uma aventura existencial incomum (BORDA, 2015, p. 389).
O subversivo é um rebelde que prima pelo bem de todos. É consciente e lutador. Os membros do projeto Barca literária são moradores e cria da comunidade Vila Da Barca. São resultados de muitos outros subversivos, que durante a vivência deles puderam experimentar de projetos sociais tal qual os que construíram hoje. Eles também são resultado de consciências subversivas. O resultado é a construção do projeto Barca Literária, que por eles é administrado. É pensar na luta e continuar. É pensar em coletividade. É pensar em pedagogia decolonial, tal qual os membros do Barca Literária desenvolvem, é pensar em esperança para adolescentes e crianças da comunidade Vila da Barca.
Conclusiones:
7 Conclusão
Pensar em Esperança, é pensar no agir, na própria existência – quando agimos – pensamos – pensamos em algo e pensamos com uma intenção, com algo a ser alcançado. Assim é a ligação da própria existência do ser.
A compreensão do agir humano por meio dos estudos em Paul Ricoeur, nos ratifica que é possível a ação da esperança no nosso dia a dia. De compreender que ela nos motiva a viver, a existir, a agir. Como bem defende Paulo Freire, que a esperança não é uma atitude de acomodação, e sim, uma atitude de resistência.
Não há como pensar em esperança sem pensar em luta, em insatisfação, em sensibilidade, e, ao mesmo tempo, crítica sobre as problemáticas e desigualdades sociais. Esperança não é espera. É ir em busca de algo. É um sentimento de rebeldia. De uma rebeldia generosa, de uma consciência coletiva. É uma rebeldia ligada à subversão. Mas não a subversão que estamos acostumados a escutar de forma negativa. É a subversão defendida por Fals Borda, sem ressentimentos, de altruísmo.
Bibliografía:
Referências
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Palabras clave:
Esperança, interpretação, Barca Literária
Esperanza, interpretación, Barcaza literaria
Resumen de la Ponencia:
O momento que vivemos atualmente no nosso continente está marcado por giros na política institucional para a conquista de alguns direitos democráticos, negados por muito tempo, às populações marginalizadas. É o cenário ideal para que resgatemos discussões que eclodiram nos debates acadêmicos da América Latina, a partir da segunda metade do século XX, em especial os que se desdobraram da criação da Comissão Econômica para a América Latina e Caribe (CEPAL). Essas discussões foram fundamento constitutivo de políticas econômicas de diversas regiões da América e se desdobram no aprofundamento do cenário de dependência entre os países e na reafirmação de alguns paradigmas relacionados à acumulação de capital e sua distribuição, assim como nos papéis das diversas nações nos processos produtivos a nível internacional. Por esse ângulo, a interlocução dos marxistas chega com força no que estava se desenhando como estruturalismo da CEPAL, mudando significativamente os rumos das discussões nas ciências humanas. As condições objetivas para a construção de alternativas teóricas ao capitalismo aparecem enquanto suspiro necessário num momento de ascensão de regimes totalitários, como os que pudemos observar a partir da década de 1950. Nesse cenário, a aglutinação de grandes figuras ligadas à produção intelectual no Chile foi decisiva para que os múltiplos estudos regionais fossem socializados e derivasse em movimentos como o da Teoria da Dependência, em especial a fração marxista, que se preocupou em pensar na dinâmica econômica global, desigual e combinada, a partir da situação da periferia do capital. Assim, o debate sobre atraso e avanço no desenvolvimento capitalista se determina na obra dos diversos autores relacionados ao pensamento dependentista e, nesta proposta, delimita-se a contribuição de Andre Gunder Frank: alemão que dedicou boa parte da carreira a compreender a situação da América Latina na divisão internacional do trabalho e no processo de acumulação mundial. A proposta aqui é conseguir delimitar os limites históricos e teóricos da Teoria da Dependência de Frank, compreendendo-a como um momento da trajetória intelectual do autor. As mudanças qualitativas do capitalismo após a década de 1970, proporcionadas pelo que reconhecemos como 3ª Revolução Industrial e também da Revolução Verde, mudaram o jeito como se pensava a dependência latinoamericana, o que se desdobrou também no trabalho de Frank. Nesse momento, a crítica do valor presente nos textos de Robert Kurz e Ernest Mandel aparecem como elementos da crítica à teoria do desenvolvimento desigual e combinado, que compreende uma acumulação do centro do capital a partir da expropriação da periferia. Desta forma, pretende-se apresentar um panorama dos balanços de Frank e outros autores ligados a Teoria Marxista da Dependência acerca do subdesenvolvimento latino, e como se deu a superação de algumas categorias cristalizadas no pensamento destes intelectuais.Resumen de la Ponencia:
Neste artigo problematizo alguns elementos acerca da história do trabalho e da classe trabalhadora no Brasil, com vistas a contribuir com a necessária revisão histórica acerca dos processos fundantes da sociedade brasileira e suas contradições, a partir de uma perspectiva materialista-histórica-dialética. O pressuposto, na interlocução com a teoria social crítica, em especial com as contribuições da Teoria Marxista da Dependência, bem como de José Carlos Mariátegui, Clovis Moura e Lélia Gonzalez, é de que os desdobramentos das tendências da lei geral da acumulação capitalista no capitalismo dependente - a brutal desigualdade social e racial e a miséria massiva - serão muito bem elaborados e controlados pelas classes dominantes, e o racismo será primordial nesse controle. Frente a um mercado de trabalho que já nasce restringido pela dinâmica da economia dependente, a ideologia racista, criada desde a dominação colonialista, foi reelaborada, aprimorada e transformada em arma ideológica de dominação fundamental à organização das condições de produção sob o capitalismo monopolista a nível global. Nisso, o racismo assume, nos países cuja formação social foi atravessada pelo modo de produção escravista colonial, uma dimensão ainda mais profunda. O tema central da exposição é a abordagem da relação entre racismo e superexploração da força de trabalho no Brasil e a relação indissociável entre raça e classe. Ao longo da exposição trago mediações sobre os caminhos necessários para a apreensão da complexidade do racismo nas relações sociais sob o capitalismo dependente latino-americano e, portanto, a sua relação com a produção de riquezas, acumulação do capital e a luta de classes. Nesse sentido, aponto também para a reflexão acerca do memoricídio instituído pelo forte impacto que a ideologia da branquitude joga sobre a compreensão da história do trabalho e da classe trabalhadora no Brasil. A perspectiva brancocentrada se materializa a partir de elementos criados e reproduzidos pelos setores dominantes na disputa pela hegemonia ideológica e pelo direcionamento do senso comum. Mas é importante observar a sua reprodução no âmbito das próprias produções teóricas e atuações políticas que se reivindicam críticas, marxistas etc. Nessas, tal perspectiva se expressa a partir de uma transposição idealizada e abstrata da história das lutas de classes na Europa, reduzindo o próprio significado das classes sociais nas formações dependentes e de origem colonial-escravistas como as latino-americanas, nas quais há complexos particulares que lançam contradições suplementares à constituição das classes sociais e aos antagonismos entre elas, como questão étnico-racial e a questão agrária.Resumen de la Ponencia:
El colonialismo ha tenido siempre una dimensión tecnológica fundamental, pero es posible sostener que durante las primeras décadas del siglo XXI se ha producido una sigilosa y profunda reconfiguración de las diferentes tecnologías que aseguran aquello que el sociólogo peruano Aníbal Quijano denominara como “colonialidad del poder” (Quijano, 2014), optimizando incluso su funcionamiento como patrón de poder mundial. En nuestra presentación plantearemos que las nuevas dimensiones de la “colonialidad tecnológica del poder” se pueden distinguir principalmente en los procesos de expansión de los sistemas de almacenamiento digital de datos masivos (o Big Data) y en el desarrollo exponencial de tecnologías de Inteligencia Artificial aplicadas en distintos servicios y sectores productivos de nuestras sociedades. Sostendremos además que en los países del sur global, la acelerada digitalización de las actividades y relaciones sociales más diversas y su procesamiento algorítmico apuntan principalmente hacia una intensificación de los modos de explotación capitalista y colonial operados ahora ya no por potencias estatales imperialistas sino más bien por las principales corporaciones High Tech del norte global y China. Se trata de un fenómeno que se ha intentado analizar también desde diferentes perspectivas que tendremos que poner en discusión, y donde destacan nociones como las de “colonialismo de datos” (Mejias y Couldry, 2018; 2019), “colonialismo digital” (Stingl, 2016; Kwet, 2019; Coleman, 2019; Ricaurte, 2019) o “tecno-colonialismo” (Nhemachena, Hlabangane y Kaundjua, 2020), para intentar explicar justamente cómo la nueva economía-política que despliegan las grandes empresas basadas en el desarrollo de tecnologías digitales resulta inseparable de un nuevo patrón de poder mundial sobre sus millones de usuarios, disponiendo así nuevas relaciones de dependencia y subyugación colonial. Asimismo, perspectivas recientes como la “geología de los medios” (Parikka, 2020), demuestran que las consecuencias de esta nueva forma de “colonialidad tecnológica de poder” no pueden entenderse disociadas de su impacto eco-sistémico, es decir, no son meramente “digitales” o “inmateriales”, sino que se apoyan en diversas formas de neo-extractivismo y depredación medioambiental sobre los territorios del Sur global. Por último, frente a este panorama, concluiremos que cualquier intento por pensar alternativas decoloniales frente al actual uso empresarial de datos masivos y aplicaciones de Inteligencia artificial, no debería pasar por un simple rechazo a las tecnologías digitales, sino más bien por una disputa en torno a las políticas del conocimiento y desarrollo científico que las articulan con prácticas gubernamentales específicas.Resumen de la Ponencia:
En los últimos años se han publicado textos sobre cuestiones relativas a la epistemología de las ciencias sociales en las cuales se subraya que es necesaria una mirada desde el Sur para lograr una comprensión más profunda de la realidad social. Manifestamos nuestra identificación política con el proyecto emancipatorio de Boaventura de Sousa Santos, autor de Una epistemología del Sur. La reinvención del conocimiento y la emancipación social, [de Sousa Santos, B., 2009] pero consideramos necesario e indispensable formular explícitamente los fundamentos filosóficos que se requieren para dar una sólida consistencia a tales formulaciones epistemológicas y al propio proyecto emancipatorio. No negamos que una óptica de ese orden permita una percepción diferente a las miradas eurocentristas, o las del centro político y militar de la dominación planetaria del neoliberismo, ˗como le llama André Tosel˗ o del globalitarismo ˗como lo denomina Diego Fusaro˗ pero sabemos que tampoco basta tal ubicación geográfica o la simple autodefinición política si no logramos comprender los que significan históricamente las aportaciones de la teoría dialéctica de la sociedad, las de G.W.F. Hegel, K, Marx, Georg Lukács, W. Benjamin y Michael Lowy. Comencemos explicitando que la dialéctica no constituye una concepción apriorista que, desde una exterioridad a la realidad, pretendiera imponerse para someterla y amoldarla a métodos y conceptos de tipo escolástico, como aquella propuesta que H. Marcuse criticaba en el denominado “marxismo soviético” la que, salvo tal autodenominación, nada tenía que ver con el proyecto emancipatorio de Karl Marx ni, mucho menos, obviamente, con la dialéctica y el concepto de libertad formulado por G.W.F. Hegel. Baste recordar que este filósofo declaraba enfáticamente que la dialéctica pretende “comprender lo que es tal como es”, ˗reiterando así el proyecto filosófico formulado por Platón; esto significa que no se pretende, como el racionalismo, imponer desde el exterior una supuesta racionalidad a la realidad, sino de comprender, explicitar y conceptuar la racionalidad inmanente de la realidad misma.Resumen de la Ponencia:
Desde a década de 1960 se elaborou na América Latina uma teoria da dependência, comumente dividida em diferentes correntes, sendo uma delas a teoria marxista da dependência (TMD), protagonizada por intelectuais como Ruy Mauro Marini, Theotonio dos Santos, Vania Bambirra, dentre outros e outras. A TMD tratou a dependência enquanto uma totalidade e compreendeu a partir dela a particularização do modo de produção capitalista na América Latina. No entanto, dentro dessa totalidade de análise, pouco espaço foi dado à cultura e à dependência cultural. Sendo assim, o objetivo desse trabalho é apresentar alguns apontamentos para uma teoria marxista da dependência cultural.Partindo da definição de Marx para o modo de produção da vida material, pode-se entender que um modo de produção na verdade se configura como um modo de vida particular, isto é, uma cultura. Por outro lado, a TMD compreende o capitalismo dependente como uma particularização do modo de produção capitalista em formações sociais dependentes. Dessa forma, pode-se refletir sobre a relação entre cultura e capitalismo dependente, percebendo que os países dependentes estão sujeitos a um modo de vida particular, condicionado pela dependência cultural.Em Marx, a análise do modo de produção enquanto modo de vida tem um ponto fundamental na produção dos meios de subsistência e no trabalho como mediação universal entre ser humano e natureza, formando assim uma cultura. No entanto, esta cultura não está isenta de contradições. A transição ao modo de produção capitalista promove a difusão da relação social do capital e instaura contradições específicas no seio da cultura, formando diferentes classes sociais, cada qual com sua cultura de classe. No caso da classe trabalhadora, essa cultura de classe envolve tanto a cultura laboral quanto o modo de vida fora do espaço de trabalho, elementos importantes na dinâmica da luta de classes. Nos marcos do capitalismo dependente a cultura da classe trabalhadora apresenta particularidades, determinadas pela superexploração da força de trabalho. Marini entende a superexploração do trabalho como fundamento da dependência e apresenta seus elementos centrais: intensificação do trabalho, prolongação da jornada de trabalho e expropriação de parte do trabalho necessário à reprodução da força de trabalho, com a remuneração da força de trabalho abaixo de seu valor de reprodução. Tais fatores impõem à classe trabalhadora do capitalismo dependente condições muito rebaixadas de vida, em termos de sua reprodução social, e sua cultura de classe se coloca como um fator de luta pela manutenção do valor da força de trabalho. A cultura da classe trabalhadora se torna um ponto chave para a dinâmica da luta de classes nos países dependentes – uma cultura de resistência contra a superexploração.Resumen de la Ponencia:
Quiero esbozar algunas ideas sobre un pensamiento crítico y descolonizador situado, pensando desde nuestro Caribe. Con esto quiere resaltar el aporte de pensadores caribeños inspirándome en ese bello libro de José Martí Nuestra América, diría Guillermo Castro que, con este libro surge nuestra contemporaneidad. En este texto quiero situarme desde esa tradición de pensadores del Caribe y pensar-actuar desde este locus de enunciación, para aprender de nuestras propias experiencias históricas y seguir el camino de la descolonización, tanto política como epistemológica. Con toda esa rica tradición de pensadores que bregaron por la liberación de nuestros pueblos, como Ricaurte Soler en Panamá, Roberto Fernando Retamar en Cuba o Juan Bosch en República Dominicana. Es decir, ya no tenemos que empezar desde cero como le gusta a quienes imponen las modas de turno y no reconocen el trabajo realizado. Ya contamos con una tradición e incluso con experiencias históricas como la revolución haitiana, de la cual bebió incluso Hegel – como señala por ejemplo, Morss-Buck (2013) –. Plantearnos la necesidad de un pensamiento a la altura de nuestros tiempos históricos, lo cual implica asumir esa tradición de praxis revolucionaria. Por eso la importancia del pensar-actuar y son las experiencias las que dan contenido. Los tres autores mencionados integran teoría y práctica, apostaron por una liberación y nunca claudicaron. Esto último es muy importante. Ahora mismo estamos en un proceso de cambio generacional en el ámbito del pensamiento, las y los grandes referentes que los jóvenes leíamos y revestíamos de un manto mítico ya no están con nosotros. En el marco de ese cambio generacional, tenemos como patrimonio de la humanidad, un ejemplo vivo, el pensamiento crítico de don Pablo González Casanova quien acaba de cumplir cien años de vida. En definitiva, es necesario retomar esta tradición de las más ricas y radicales del mundo. Las feministas latinoamericanas también en su diversidad no escatimaron en sus críticas y prácticas en las calles y nos sirven de acicate en los procesos liberadores y descolonizadores. Las revoluciones en nuestros territorios también inspiran el contenido del pensamiento crítico al cual aspiramos, desde las primeras rebeliones de nuestros pueblos aurorales, la revolución haitiana y la cubana.Resumen de la Ponencia:
La presente ponencia busca reflexionar sobre los límites del discurso del Desarrollo Humano, predominante en los análisis promovidos por instituciones gubernamentales en distintos países. Como se sabe, los análisis vinculados a este paradigma buscan sustituir el tradicional enfoque económico centrado en el crecimiento del PBI, a partir de la consideración de que el progreso llegará a las poblaciones, a partir de los mecanismos de “chorreo” o “efecto goteo”. Sin embargo, también buscan superar el enfoque de la igualdad de oportunidades, sin considerar si los distintos grupos tienen la posibilidad de acceder a dichas oportunidades. En su lugar, el paradigma del Desarrollo Humano busca centrarse en la medición de “capacidades” y “funciones” que permitan a los distintos grupos acceder a las oportunidades de desarrollo. Dichos elementos formarán parte de aquellas que el grupo elija, a partir de sus propias condiciones sociales y culturales. No habría, en este sentido, un conjunto de “capacidades” universales, lo que hace justicia a las particularidades de grupo, pero también implica situarse en una condición de relativismo ideológico. Un aporte en esta línea es el de Martha Nussbaum, quien precisa el aporte de Sen señalando, en la línea de la existencia de “mínimos” de convivencia, que hay un umbral de 10 capacidades los estados deberían garantizar, más allá de las particularidades de sus sociedades. A diferencia de la búsqueda de la igualdad de oportunidades, esta perspectiva centra su búsqueda en la “igualdad de capacidades”. La aplicación de tal paradigma ha sido realizada en países del primer mundo, pero, también, en otros muy distintos, donde la historia ha formado parte de escenarios coloniales opresivos que aún mantienen secuelas en las formas de organización social y modos de relacionarse en nuestros países. En estos países, parecería que la aplicación del de la “igualdad de capacidades” no está exenta de problemas. Al respecto, la perspectiva decolonial puede constituir un espacio teórico de crítica a dicho modelo, pero, también de alternativas, a partir del análisis de efectos y condiciones de nuestras sociedades, desde el punto de vista de la colonialidad el poder y del saber. Nuestra hipótesis es que esta perspectiva plantea una lógica que supera la lógica de la igualdad en el marco del discurso del desarrollo humano, pero puede dotarle de un sentido más amplio, a fin de consolidarlo como un instrumento que contribuya al proceso decolonizador. Sin embargo, no deja de tener algunas dificultades teóricas vinculadas al concepto de “biopoder” y el modo cómo se conforma la subjetividad humana. La presente exploración me parece oportuna en un contexto postpandemia en la que las desigualdades, al menos en los países latinoamericanos, se ha agudizado notablemente, a partir del carácter de clase de aquella.Resumen de la Ponencia:
La ponencia propone una interpretación desprendida de la idea de lo político y la política implícita en la Política de la liberación de Enrique Dussel. De ésta destacamos el planteamiento que afirma, sobre la base del análisis de la filosofía política moderna construida desde el siglo XVI, que la política es construida en función del principio de la dominación, expresado desde Juan Ginés de Sepúlveda. En tal vertiente, la política es concebida como un ejercicio de obediencia, lo cual implica que el poder se define como un mandar mandando. Así pues, la filosofía política moderna fue formulada en el contexto de la colonización moderna. En consecuencia, la hipótesis es la siguiente: la fundamentación de la filosofía política moderna dominante es eurocéntrica, por lo que no puede entenderse fuera del binomio modernidad-colonialidad. La idea de obediencia inserta es pues una obediencia colonial. Se concluye que es pertinente entonces hablar de una descolonización de la filosofía política, la cual podemos reconocer en dos momentos: el primero, la articulación de una idea de lo político más allá de la fuente helenocéntrica, misma que podemos hallar en el núcleo ético-mítico semita, siguiendo a Dussel, o en el de los propios pueblos originarios de América. El segundo, la crítica al carácter colonial de la filosofía política dominante, fundada como contradiscurso de la Modernidad por Bartolomé de Las Casas, quien en realidad interpretó teóricamente la resistencia anticolonial de los pueblos indoamericanos ante la invasión europea. La primera parte refiere la superación del helenocentrismo a la luz del pensamiento semita; posteriormente se ofrece una formulación de lo político y la política desde la mitología semita, como alternativa a la visión griega. En un tercer momento se desentraña el carácter colonial de la filosofía política moderna; finalmente, destacaremos el papel de Bartolomé de Las Casas y los movimientos de Túpac Amaru II y la Revolución haitiana como críticos de dicha política moderna y articulador de un contradiscurso en dirección hacia la descolonización.Resumen de la Ponencia:
El presente ensayo propone una discusión teórica en torno a los conceptos de totalidad y modernidad, vinculado con las encrucijadas entre los relatos hegemónicos sobre la modernidad desde países llamados “centrales” y las corrientes críticas a ella ante la pregunta por lo social. A través de la discusión, este artículo aborda la totalidad como una cuestión necesaria y útil para las ciencias sociales, y el tiempo (y la realidad) en que nos situamos, para así presentar cómo la totalidad y el “olvido estratégico de la modernidad”, se constituyen como claves para repensar y elaborar teoría social a partir de las reflexiones de Araujo.Resumen de la Ponencia:
En este trabajo se propone introducir brevemente las características y posibilidades del capitalismo espectacular desde la particular perspectiva de Giorgio Agamben. El capitalismo, formación social basada en la producción masiva de bienes y servicios, tuvo su origen en la forja de la fábrica con la presencia de una clase obrera con capacidades de plantear un cambio radical en la sociedad para subvertirla. Hoy esta perspectiva ha perdido actualidad dado lugar a una modalidad distinta de su forma-de-estar en el mundo. La formación novedosa es denominada por Guy Debord como la “sociedad del espectáculo” y es recuperada por Giorgio Agamben a través del concepto de “democracia espectacular”, deviniendo finalmente en “capitalismo espectacular”. Estos conceptos abren una serie de teorizaciones sobre el propio carácter de la mercancía que obtendría una tercera forma distinta a la doble modalidad marxiana de valor de uso-valor de cambio: el valor de exhibición. En este marco, las tecnologías informacionales globales, la masificación del dispositivo-pantalla y la imposicón de la marca como sello de la era del consumismo introducen una nueva forma de visualizar este nuevo estadio de la humanidad, donde se reproducen las tecnologías de control del yo, y en donde se puede visualizar finalmente el fin de la historia. Este trabajo buscar plantear algunas cuestiones referidas a este acontecimiento, abriendo algunas perspectivas de actual porvenir de las sociedades .Resumen de la Ponencia:
Aunque el pensador vasco-salvadoreño Ignacio Ellacuría mantenía como interlocutores a Hegel, Marx y Zubiri, lo que aquí se propone es establecer un diálogo entre este intelectual con autores pertenecientes al “giro decolonial”, tales como Aníbal Quijano, Enrique Dussel y Santiago Castro-Gómez. Uno de los tópicos más recurrentes en el pensamiento decolonial es el referido a la conquista y colonización de América, asunto al que Ellacuría dedicó algunos de sus últimos trabajos. Planteamientos como “el encubrimiento del otro” que propone Dussel, fueron trabajadas de forma similar y complementaria por Ellacuría.La inquietud de Quijano por la utopía, también está presente en Ellacuría, a la cual dedicó tanto sus reflexiones, como el proceder político que le costó la vida. Utopía comprendida por la denuncia a la dominación estructural y por la búsqueda de la liberación humana por sus propias manos. Entendiendo así a América Latina como un continente de esperanza. Resulta sumamente enriquecedor poner a dialogar la apuesta utópica ellacuriana con los aportes de Quijano, así como los de otras voces nuestramericanas como Luis Villoro o Sánchez Vázquez.Ligado a lo anterior, en distintos trabajos Ellacuría manifiesta su compromiso por lo que denomina como “mayorías populares”, aquellas mayorías que son empobrecidas estructural y sistemáticamente. Lo cual puede vincularse con el sistema de Dussel respecto a la totalidad y la exterioridad, así como “los rostros múltiples del pueblo uno [de América Latina]”. Estas mayorías populares representan el horizonte desde el cual se devela con crudeza las consecuencias más funestas de un orden social estructuralmente desigual. Son el “lugar-que-da-verdad”. El proceso histórico, es otro concepto de Ellacuría que integra “lo natural”, la intervención humana y los productos de dicho proceso. Un proceso distinto al evolutivo y que al mismo tiempo brinda de capacidades y posibilidades a los sujetos histórico de determinada época. Con este andamiaje teórico es posible problematizar otro asunto nuclear en el giro decolonial: la modernidad. Una vez que Dussel, Quijano y Castro-Gómez han aclarado que sería un error reducir la modernidad a mera dominación o colonialidad, sino que se trata de un proceso dialéctico donde distintas racionalidades se contraponen y se disputan la dirección de lo humano, con Ellacuría es posible problematizar en torno a sus implicaciones posibilitantes de la modernidad, así como en la necesidad de superar su laberinto, para así arribar a un horizonte transmoderno.Desde aquí se apuesta por enlazar el arsenal teórico Ellacuría con los aportes decoloniales, así como las problemáticas del presente, pensando en los pueblos históricamente agraviados en nuestra América y en el Sur Global.Resumen de la Ponencia:
La problemática de partida es la siguiente: la historia del pensamiento económico moderno (desde un Ibn Jaldún, la Escuela de Salamanca o un Adam Smith hasta una CEPAL, un Joseph Stiglitz o un Thomas Piketty) se encuentra sedimentada sobre arenas metafísicas, es decir, un conjunto de presupuestos ontológicos y epistemológicos análogos a lo que Martin Heidegger denominó en su momento el “pensar calculador” que desde hace al menos un siglo da signos de su agotamiento descriptivo y prescriptivo. A modo de hipótesis de trabajo se plantea que la cuestión metafísica de la economía moderna no es un problema de falta de data (como así lo creen Esther Duflo y Abhijit Banerjee, laureados economistas del Norte global), sino la afirmación de un “paradigma” que reduce todo lo ente (humano, cultural y natural) a mera reserva de un stock manipulable, contable, computable de información. Para indicar un camino que permita verificar tal hipótesis se establece un diálogo filosófico-económico entre dos pensadores del Sur global: Enrique Dussel y Franz Hinkelammert. Se trata de un diálogo más complementario que confrontativo. La convicción del trabajo es, pues, que ambos pensadores latinoamericanos ofrecen estrategias hermenéuticas para no sólo “descolonizar epistemológicamente” la economía, sino, aun más, edificar un nuevo discurso económico trans-moderno. La articulación de la “racionalidad reproductiva” y la “economía de la vida” de Hinkelammert con el proyecto de la “económica de la liberación” de Dussel abre una vía tanto para deconstruir (momento de la “crítica negativa”) las estructuras fundamentales del discurso económico vigente como para construir (momento de la “crítica creativa”) un sistema de categorías económicas alternativo. Se concluye con una reflexión general sobre la pertinencia de profundizar en este tipo de ejercicios filosófico-económicos aquí denominado diálogo inter-económico Sur-Sur.Resumen de la Ponencia:
La obra tardía de Max Weber trae consigo la introducción del concepto de desencantamiento del mundo en sus vertientes religiosa y científica, y la mayor parte de sus estudios sobre las religiones del mundo ilustran comparativamente la especificidad y la significación histórica de la desmagicación religiosa en Occidente, sin embargo, no se dispone de una caracterización típico ideal con el mismo rigor teórico e histórico de la faceta científica. Pese a ello, la fragmentada obra weberiana, en especial la conferencia La ciencia como vocación, alberga las claves para un estudio y una reconstrucción del proceso, a la vez que abre un abanico de nuevas interrogantes por responder. El presente artículo se aboca a la deducción de las pautas y variables posibles que sirvan como punto de partida para la construcción de la tipología ideal del proceso de desencantamiento científico del mundo.
Introducción:
En su obra tardía dedicada al estudio de las religiones del mundo, Max Weber introduce el concepto de desencantamiento del mundo, proceso de largo alcance cuya faceta religiosa conlleva la desmagicación de los caminos de salvación, llevado a sus últimas consecuencias exclusivamente por el ascetismo intramundano. La formulación conceptual de este término tiene lugar aproximadamente en 1913,[1] y es hasta 1919, con la conferencia La ciencia como vocación, cuando el autor da a conocer el significado del proceso de desencantamiento científico del mundo.
Que la ciencia desencante al mundo significa para Weber mucho más que el desarrollo científico en sí mismo, y es que el autor se concentra en la manera en cómo se hace la ciencia, y en el desarrollo y los efectos de las producciones teóricas y técnicas, que en su progreso, con lo cual su sociología cultural roza los bordes de la sociología del conocimiento. Lamentablemente el autor no alcanza a desplegar este proyecto, pero no prescinde de bosquejar las claves para ello. Y no solo es en la conferencia menos conocida, sino también la parte de ella menos discutida, a saber, la «existencialista», la que proporciona las claves para el punto de partida en la edificación de una tipología ideal del desencantamiento científico del mundo que guarde fidelidad al autor, ya que como suele reiterar en las consideraciones metodológicas de sus estudios, «desde otros puntos de vista, cualquier fenómeno histórico mostraría otros rasgos “esenciales”» (Weber, 2011a, pág. 85), pero su punto de vista ni siquiera ha sido retomado. De ahí yace la consideración de reanudar una de las vertientes de su sociología cultural que seguramente estimaba entre sus grandes descubrimientos alojados en el repertorio de pendientes, que de emprenderlos le habría ocupado un esfuerzo interminable debido a las implicaciones universales de la eficacia histórica de las ideas religiosas en el proceso de racionalización de los grandes círculos culturales.
Como preámbulo del bosquejo del proyecto de investigación del desencantamiento del mundo por la vía científica plasmado en La ciencia como vocación, se realiza primero una breve exposición sobre la formulación del concepto. Posteriormente, el apartado del desarrollo inicia con la indagación de la concepción de ciencia del autor, para después analizar y discutir los significados que atribuye el autor a la dimensión científica del desencantamiento, mientras que de sus respectivas expresiones de hostilidad hacia la magia se desprenden otros indicadores posibles destinados a la conformación de la tipología ideal. Finalmente, se señalan las cuestiones e interrogantes derivadas de los planteamientos del autor.
El tema de la ciencia y su vínculo con la religión está presente desde la primera versión de La ética protestante y el espíritu del capitalismo (2011a) en unas cuantas menciones en el cuerpo del texto, en notas al pie de página y en el programa de investigación que Weber sugiere en las conclusiones.[2] De la preferencia de la ascesis protestante por el racionalismo y el empirismo científico, hasta las consecuencias imprevistas de la invención técnica del reloj, el autor da cuenta de que la práctica científica no es extraña al racionalismo ascético, y por esta razón deja como problema abierto la cuestión de su alcance en el desarrollo científico de Occidente.
Más tarde, con la reelaboración de su debatida obra, y la realización de los Ensayos sobre sociología de la religión, Weber llega a la conclusión de que el protestantismo ascético se ve inmerso en el más amplio y complejo proceso de racionalización de la cultura occidental, es decir, que consiste en una esfera de la vida cultural que ha sido racionalizada desde un punto de vista específico, de donde «lo característico de su diferenciación histórica y cultural es precisamente cuáles de estas esferas, y desde qué punto de vista, fueron racionalizadas en cada momento» (Weber, 2011a, pág. 64). De esta manera la ciencia, como otra esfera de la vida cultural, también se circunscribe al racionalismo de la civilización occidental, y solo ella, junto con la esfera religiosa marcada por la ascesis intramundana, son las fuerzas propulsoras que han conducido a un progresivo desencantamiento del mundo, como menciona:
Con él [ascetismo intramundano] llega a su culminación el proceso de “desencantamiento del mundo” que comenzó con las antiguas profecías judías y que, apoyado en el pensamiento científico heleno, rechazó como superstición y ultraje todos los medios mágicos para buscar la salvación (Weber, 2011a, pág. 149).
La afinidad electiva entre el proceso de racionalización de las esferas culturales de Occidente y el desencantamiento religioso y científico del mundo, lleva al autor a preguntarse en la Introducción general a la serie de ensayos, «¿qué serie de circunstancias han llevado a que precisamente en el suelo de Occidente, y sólo aquí, se hayan dado ciertas manifestaciones culturales, mismas que —al menos tal y como solemos representárnoslas— se encuentran en una dirección evolutiva de alcance y validez universales?» (Weber, 2011a, pág. 55). Tanto el proceso de racionalización como el de desmagicación tienen en común la eficacia histórica de las ideas religiosas, es decir, la manera como las ideas influyen sobre el modo de conducción de vida. Como refiere el famoso fragmento de la Ética económica de las religiones universales:
Los intereses materiales e ideales, y no las ideas, dominan directamente la acción de los hombres. Pero muy a menudo las “imágenes del mundo” (Weltbilder), creadas por las “ideas”, han determinado como guardagujas (Weinchensteller) los rieles sobre los que la acción viene impulsada por la dinámica de los intereses (Weber, 2011a, pág. 30).
En la esfera religiosa de Occidente es formidable la hostilidad hacia la magia del judaísmo heredada al cristianismo, como refiere el autor, «en el puritanismo, a la condenación israelita de todo antropomorfismo, corresponde la prohibición de divinizar la criatura, cosa algo distinta, pero que, indudablemente, va en la misma dirección» (Weber, 2011a, pág. 227, nota al pie 58). No menos importante, los ideales religiosos del ascetismo intramundano muestran su eficacia en la racionalización metódica de la conducta traducida en la constante comprobación del estado de gracia a través del trabajo racional en la profesión. Y, en el caso de la vocación científica, «se creía, que del conocimiento de las leyes divinas de la naturaleza podía ascenderse a conocer el “sentido” del mundo» (Weber, 2011a, pág. 192, nota al pie 146). Así, la curiosidad por el funcionamiento del orden natural llevaba impregnada una actitud hostil a la especulación y más inclinada a la fundamentación racional y empírica.
Queda claro que el desencantamiento del mundo a través de la religión se consigue por la hostilidad hacia la magia frente a los medios mágicos o encantados de salvación divina. Sin embargo, la disposición hostil al encantamiento del mundo no puede trasladarse de la esfera religiosa a la científica como la simple vocación al estudio de la naturaleza, pues Weber atribuye un significado de implicaciones más extensas al desencantamiento científico del mundo y sus signos de hostilidad hacia la magia, pero estos han de buscarse en el texto de La ciencia como vocación.
Desarrollo:
Es bien conocido que Weber no proporciona definiciones de sus conceptos ya que éstos solo han de formularse al término de la investigación, pero para nuestros objetivos no es posible avanzar sin una idea del fenómeno en cuestión que oriente la trayectoria de la investigación. Por esta razón, antes de entrar al problema del significado del desencantamiento científico del mundo, es importante detenerse en el asunto de qué es la ciencia para el autor.
En su Introducción general (2011a) al conjunto de ensayos sobre sociología de la religión, Weber menciona que «sólo en occidente hay ciencia en aquella fase de su desarrollo que actualmente reconocemos como válida» (pág. 55), pero como no precisa en la cuestión de la validez, cabe inferirla con la exposición de La ciencia como vocación (2012) que da continuación a esta idea. En la conferencia determina que la obra científica realmente importante y definitiva de nuestros días es la realizada por especialistas, destinada a la superación y enmarcada en la corriente del progreso (págs. 188, 193). Pero tomar la definición particular de la ciencia actualmente constituida lleva a pasar por alto sus distintas configuraciones, es decir, los diferentes modos de pensamiento o de reflexión del objeto de estudio, los modos de proceder de la experimentación, etc. En otras palabras, las diferentes formas que han constituido el modo de hacer ciencia.
No obstante, estos textos proporcionan otra clave para una definición primera de la ciencia, la cual esta relacionada con sus máximas proezas en el desarrollo de Occidente:
El apasionado entusiasmo de Platón en la República se explica, en último término, por el descubrimiento reciente de uno de los mayores instrumentos del conocimiento científico, del concepto. [...] Ya en la India pueden encontrarse elementos lógicos muy semejantes a los de Aristóteles. En ningún sitio fuera de Grecia se tiene, sin embargo, conciencia de su importancia. Fue allí en donde por vez primera fue visto como un instrumento utilizable, merced al cual puede colocarse a cualquier persona en el torno de la lógica.
[...] Junto a este descubrimiento del espíritu helénico aparece, como fruto del Renacimiento, el segundo gran instrumento del trabajo científico: el experimento racional como medio de una experiencia controlada y digna de confianza, sin la cual no sería posible la ciencia empírica actual (Weber, 2012, págs. 199-200).
Para el autor, la actividad científica de Occidente está marcada por el desarrollo y el empleo del concepto y el experimento racional, y esta caracterización más general elimina el problema de anacronismo que presenta la primera, además de que resulta mucho más conveniente en tanto es capaz de mostrar los matices del grado de racionalización de la ciencia y del grado de desencantamiento logrado por ella, cosas distintas pero íntimamente relacionadas, pues incluso la física de Aristóteles constituye una teoría hasta cierto punto racionalizada según los elementos a los que refiere Weber, pero su grado de desencantamiento es enormemente superado debido a la imposibilidad de matematización de sus fundamentos (Koyré, 1980, págs. 7-8).
La racionalización de la ciencia que efectivamente desencanta al mundo lo hace mediante el empleo del concepto y/o del experimento racional pero en grados distintos dependiendo del desencantamiento de estos componentes. En esta lógica, tanto la teoría aristotélica del movimiento como la newtoniana desencantan al mundo, pero la segunda lo hace en mayor grado gracias a la mayor racionalización del concepto y la demostración matemática. Por sorprendente que parezca, la ciencia de los griegos e incluso la ciencia moderna en sus inicios guardan cierto carácter mágico, de esta manera resulta consustancial al problema del desencantamiento por la ciencia el problema del desencantamiento de la ciencia. Éstas últimas cuestiones no son siquiera mencionadas por el autor.
Todavía en el periplo de la definición general de ciencia, esta señala dos momentos importantes en el desarrollo científico: sus orígenes en el helenismo, y su continuación hasta el Renacimiento con la llamada Revolución científica, que siguiendo fines heurísticos podrían identificarse como las dimensiones premoderna y moderna de la ciencia, y que de este modo la muestra de los diferentes grados del desencantamiento científico del mundo sea más práctica.
Después del recorrido indagatorio por el significado de la actividad científica en la obra weberiana cabe avanzar al significado del desencantamiento del mundo por medio de la ciencia, al cual llega Weber con el cuestionamiento sobre el sentido su sentido a lo largo de una serie de preguntas en La ciencia como vocación. A la pregunta por el significado de la «racionalización intelectualista operada a través de la ciencia y de la técnica científicamente orienta», Weber da cuenta de que no significa para el hombre moderno un mayor entendimiento de sus condiciones de vida que el de sus antepasados, sino que tal intelectualización y racionalización crecientes significan:
que se sabe o se cree que en cualquier momento en que se quiera se puede llegar a saber que, por tanto, no existen en torno a nuestra vida poderes ocultos imprevisibles, sino que, por el contrario, todo puede ser dominado mediante el cálculo y la previsión. Esto quiere decir simplemente que se ha excluido lo mágico del mundo (Weber, 2012, pág. 196).
Este fragmento correspondiente al primer significado del desencantamiento científico del mundo indica que la hostilidad científica hacia la magia se refleja en una especie de fiabilidad en la ciencia en virtud de que, como sistema experto, o sea, como «sistema de logros técnicos o de experiencia profesional que organiza grandes áreas del entorno material o social en el que vivimos» (Giddens, 1993, pág. 33), tal ordenamiento solo es posible cuando la ciencia y los resultados técnicos que se desprenden de ella, y no otros saberes de orden mágico, se vuelven depositarios de la confianza para la organización del mundo social, aun cuando esto se realice sin la intención manifiesta de desencantar al mundo. La fiabilidad en la ciencia propicia también una racionalización de la conducción de vida del hombre moderno, dado que no son ya las cosmovisiones mágicas o religiosas las organizadoras de la existencia, sino que lo son en mayor medida las visiones del mundo provenientes de la ciencia, como la noción de causalidad frente a la de fortuna.
Al segundo significado del desencantamiento científico del mundo llega con el cuestionamiento del sentido de la creciente intelectualización que trascienda al «puramente práctico y técnico» (Weber, 2012, pág. 196). El autor encuentra que «el destino de nuestro tiempo, racionalizado e intelectualizado y, sobre todo, desmitificador del mundo, es el de que precisamente los valores últimos y más sublimes han desaparecido de la vida pública» (pág. 225), y es que, «si tales conocimientos [científicos] tienen algún efecto es más bien el de secar de raíz la fe en que existe algo que puede ser llamado “sentido” del mundo» (pág. 202). Por tanto, el rechazo del problema del sentido en la ciencia, a excepción del instrumental, desencanta al mundo al generar una tensión insoluble entre la esfera científica y la religiosa, dado que la racionalidad teórica-conceptual e instrumental de la primera termina por atentar contra los fundamentos de esta última.
La hostilidad hacia la magia expresada en el rechazo del problema del sentido no es característica de todo el desarrollo científico, de ahí que Weber (2012) se pregunte, «¿qué significado tenía la ciencia para estos hombres [Leonardo y Galileo] situados en las fronteras de la modernidad?» (pág. 200), pues una variedad de sentidos últimos como divinos y artísticos fueron atribuidos a la práctica científica antes del moderno sentido técnico-práctico. Y esta pluralidad de atribuciones de sentido en la historia del desarrollo científico es idónea para mostrar los grados de desencantamiento científico del mundo y de desencantamiento de la ciencia.
De este recorrido por el cuestionamiento sobre el significado del desencantamiento científico del mundo se han analizado las expresiones de la hostilidad hacia la magia en esta esfera, de donde se derivan dos variables para este indicador compartido con la vertiente religiosa del proceso, a saber: la fiabilidad en la ciencia y el rechazo del problema del sentido. Es fundamental este primer indicador pues no solo deriva de lo ya trazado por Weber, sino que éste y sus variables acompañan a los demás indicadores, que si bien no son explícitamente citados por el autor, son esenciales para la determinación del grado de desencantamiento del mundo por la ciencia y de la ciencia.
Uno de los indicadores subsecuentes que se proponen es el grado de sistematización de la ciencia,importante para mostrar el grado de solidez de sus fundamentos, ya que, si con el paso del tiempo se ha consolidado una especie de confianza o de fiabilidad en ella, como mínimo requisito ésta tendría que ofrecer algún grado de certidumbre como garantía superior a la de los saberes de orden mágico. Esto no compromete que individuos ajenos a la actividad meramente científica necesariamente tengan que disponer de una comprensión plena o parcial de teorías científicas o del mecanismo de los logros técnicos. Esto más bien es indiferente, pues la seguridad depositada en la ciencia por lo común no estriba en la posesión directa del conocimiento, pues como menciona Weber, la intelectualización creciente que alienta el desencantamiento del mundo significa que solo somos capaces de confiar en el potencial de la ciencia para explicar y dominar el mundo natural, pero esta seguridad suele construirse sobre el sólido firmamento de la ciencia racional que, a diferencia de la ciencia empírica, no depende de la contingencia de la experiencia más que de la razón, y de esto modo la autoridad científica es consolidada.
El tercer indicador propuesto, la relación ciencia-técnica, señalaría la exclusión de lo mágico según el segundo significado del desencantamiento científico del mundo a través de la ejemplificación de la desacralización de la naturaleza mediante los desarrollos tecnológicos y, a su vez, cómo éstos propician o han propiciado la fiabilidad en la ciencia. En su Historia económica general (2011b), Weber describe el proceso de desacralización visto desde el paso de los aparatos simples a las máquinas, y mediante éstos, cómo es el vínculo que entabla el hombre con la naturaleza, pues La consideración del tipo de energía en empleada pone de manifiesto la destreza y el control del hombre sobre su entorno (págs. 310-11).
Finalmente, el cuarto indicador propuesto, los cambios en las imágenes del mundo, comprende formas de concebir el mundo derivadas de la ciencia, es decir, cómo la ciencia moldea nuestro entendimiento y nuestra perspectiva sobre el mundo natural. La hostilidad hacia la magia aquí presente se hallaría en formas de pensar acordes con la visión científica del mundo, como pensar en términos de causalidad o de mecanicismo en lugar de fortuna. La propuesta de este indicador se introduce como complementaria a la variable del rechazo del problema del sentido, ya que da paso a estimar si la visión del mundo se orienta más por la consideración científica o por la providencia, lo cual indicaría la vigencia de una fe puesta en valores últimos.
Conclusiones:
El texto de La ciencia como vocación pone a disposición las claves para un estudio o reconstrucción del proceso de desencantamiento científico del mundo, las cuales hemos procurado dilucidar a lo largo de este artículo. La conferencia facilita dos significados del desencantamiento del mundo ejercido por la ciencia, y con ello, dos variables que dotan de contenido al indicador general de hostilidad hacia la magia.
El esfuerzo que ocupa esta investigación constituye un ordenamiento factible del planteamiento del autor sobre el tema, pero otra lectura podría llevar a un arreglo distinto, no solo por la divergencia en la interpretación, sino también por un interés distinto para la confección del tipo ideal. Imprescindible para este propósito, la pregunta por la definición de lo que el autor entiende como ciencia conduce a dos razonamientos, uno general y otro particular. La preferencia por el primero resulta provechosa para un proyecto que busque mostrar el proceso en toda su plenitud histórica. Y la escisión sugerida de la temporalidad, entre ciencia premoderna y moderna, funge como punto de comparación a muy grandes rasgos del grado de racionalización de la ciencia de Occidente, que al mismo tiempo es útil para mostrar el grado de desencantamiento del mundo en sus diferentes expresiones de hostilidad hacia la magia y el grado de desencantamiento de la ciencia.
Las problemáticas encontradas, como el asunto del encantamiento de la ciencia, conducen al planteamiento de nuevas interrogantes y unas cuantas han de responderse por el complejo teórico weberiano, mientras que otras ameritan un marco teórico externo que las solvente, sobre todo las referidas a la individualidad histórica del cuadro conceptual de la ciencia.
En conclusión, se espera que este trazo del proyecto de investigación del desencantamiento científico del mundo sirva a una posterior construcción tipológica ideal del proceso.
NOTAS:
[1] La primera mención del término tiene lugar en el apartado de Economía y sociedad titulado “Sobre algunas categorías de la sociología comprensiva”, publicado en 1913.
[2] Véase págs. 149, 168, 191, 230. Notas al pie 113 y 146 en apartado IV. Los fundamentos religiosos del ascetismo intramundano. En apartado V. La relación entre la ascesis y el espíritu capitalista, notas al pie 14 y 73. Programa de investigación en pág. 249.
Bibliografía:
Giddens, A. (1993). Consecuencias de la modernidad. Madrid: Alianza Universidad.
Koyré, A. (1980). Estudios galileanos. Madrid: Siglo Veintiuno Editores.
Weber, M. (1987). Ensayos sobre sociología de la religión, I. Madrid: Taurus.
Weber, M. (2011a). La ética protestante y el espíritu del capitalismo. México: Fondo de Cultura Económica.
Weber, M. (2011b). Historia económica general. México: Fondo de Cultura Económica.
Weber, M. (2012). El político y el científico. Madrid: Alianza Editorial.
Palabras clave:
Desencantamiento del mundo, ciencia, técnica.
Resumen de la Ponencia:
Pretendo refletir sobre a obra de Florestan Fernandes, em particular sua interpretação sobre os padrões e dilemas (Gabriel Cohn) brasileiros, a partir do crivo da tese da singularidade brasileira, chave de leitura formalizada por Sergio Tavolaro para a análise crítica de amplamente reconhecidos intérpretes do Brasil. Primeiramente, buscarei sintetizar a leitura de Tavolaro do pensamento social brasileiro pelo prisma da tese da singularidade brasileira. Darei ênfase: por um lado, à relação intrínseca entre essa tese e o discurso sociológico hegemônico sobre a modernidade; por outro lado, à forma como Tavolaro aponta tanto os limites (conceituais e metodológicos) como as potencialidades (quando lidas pelas lentes dos debates contemporâneos em teoria social) dos autores enquadrados naquela tese. No sentido preciso de exprimir fragilidades e potencialidades, buscarei apontar em quais termos específicos Florestan é tomado como um pensador da singularidade brasileira. Em uma segunda seção, reforçarei, em parte, o argumento de Tavolaro, defendendo a plausibilidade de pensar um período significativo da obra de Florestan como uma reflexão sobre a singularidade brasileira como desviante e inautêntica frente a modelos “plenos” de capitalismo e modernidade, sobretudo quando tomamos os seus textos dos anos 1950 e início dos 1960 como material de análise. Diferente de Tavolaro, argumentarei que nos textos mais amplamente citados por este – Sociedade de Classes e Subdesenvolvimento (1968) e A Revolução Burguesa no Brasil (1975) –, são perceptíveis importantes deslocamentos: por um lado, a singularidade brasileira (como situação heteronômica ou capitalismo dependente) se desatrela do imaginário do desvio e da inautenticidade; por outro lado, a segunda obra, ao tempo que endossa e formaliza a singularidade brasileira (modelo autocrático-burguês em contraste com o modelo democrático-burguês), também sugere elementos conceituais e heurísticos para além da singularidade, principalmente quando identifica tendências de generalização global das formas autocráticas de dominação burguesa. Tendências estas que ganham notoriedade e reflexão sistemática em Apontamentos Sobre a “Teoria do Autoritarismo”, publicação original de 1979 a partir de um curso oferecido em 1977. Concluirei sintetizando os principais resultados alcançados e apontando, rapidamente, como há em Florestan aspectos que dialogam com as ricas proposições de Tavolaro para irmos além dos impasses essencializantes de um pensamento organizado a partir dos dualismos universalidade/singularidade, autenticidade/inautenticidade, norma/desvio.Resumen de la Ponencia:
En el momento actual de América Latina y el Caribe, dada la configuración actual de los Estados y un conjunto de ideas y prácticas dominantes que se auto afirman como espíritu de época, la cuestión revolucionaria parece ausente, propia de un pasado que dejó ciertos vestigios en Cuba –para unos pocos que así lo reconocen– y quizás en Venezuela –para unos pocos menos que llegan a decirlo. Su opción como alternativa a la situación dramática que se vive en la región es calificada de inviable.La ponencia plantea situar el debate en torno a las alternativas y la débil presencia de posiciones revolucionarias (en la práctica y en la teoría) para cuestionar el sentido común dominante en torno a la ausencia de posibilidad de concebir como posibles (y deseables) los caminos revolucionarios en la región. La base de esta argumentación no se basa en una formulación nueva ni inédita, sino en el estudio crítico de las revoluciones latinoamericanas en Cuba y Venezuela y como ellas, a veces tomando senderos inhóspitos más por la fuerza que pusieron en contra de ellas sus enemigos que por decisión deliberada, han abierto las bases para creaciones nuevas en la región. El núcleo central de la ponencia se centra en exponer el aporte, en tanto praxis, de estas revoluciones al debate contemporáneo a partir de: 1) la afirmación de la forma natural sobre la forma de valorización del valor 2) Los esfuerzos por extinción del Estado y un ejercicio del poder civil 3) La generación de cultura de lo nacional como un rasgo propio 4) Los cambios en el régimen de propiedad 5) Las cuestión de clases y razas sociales 6) Sus propuestas de humanización opuestas al proceso civilizatorio 7) Sus propuesta de relación geopolítica distinta para enfrentar la escala mundial del capitalismo y el choque con el imperialismo.Los siete núcleos enlistados son a penas los elementos en bosquejo, medio frustrados, que se mueven a destiempo y con muchas limitaciones, que esas revolución han aportado y que, a pesar de ello y por ello, constituyen su aporte actual, en tanto aprendizaje del pasado y vivencia del presente, al debate en torno a la actualidad de la revolución y sus caminos posibles hoy.Resumen de la Ponencia:
Desde uma leitura que relaciona a categoria imperialismo dentro do marco conceitual marxista - apoiado nas teses de Lenin de fenômeno essencial ao capitalismo em sua forma superior e configurado pela subjugação histórica colonial da desigualdade de países no sistema internacional - assim como nos debates posteriores e atuais sobre as transformações do imperialismo, em relação às mudanças no modo de acumulação do capital, a pesquisa parte de uma revisão bibliográfica que busca elencar as principais tensões e contradições apresentadas pelo imperialismo estadunidense sobre a América Latina. O trabalho analisa, brevemente e como primeira parte, a relação política e ideológica historicamente construída entre Estados Unidos e América Latina. Na segunda parte, integram-se os debates sobre diferentes formas intervencionistas contemporâneas. Trata-se de uma breve análise sobre as diferentes táticas e estratégias atuais, utilizadas como modo de intervenção direta ou indireta nos países na América Latina, através do debate sobre teses como guerras híbridas, contrainsurgência soft e influência ideológica do pensamento liberal. Por último, busca-se sistematizar as análises feitas sobre uma relação das diferentes ações intervencionistas com os diferentes Estados no continente, focando nos principais acontecimentos políticos do período 2011-2021. A análise procura encontrar a relação entre o porquê das variações entre formas intervencionistas com diferenças dos países latino-americanos, partindo de três fatores considerados mais centrais: i) a posição geográfica e fonte de recursos de cada país; ii) alianças ou distanciamentos, não-alinhamento ou subordinação-capitalista histórico; iii) e o caráter político-ideológico dos governos dentro do período delimitado. O trabalho é parte de reflexões preliminares de um projeto de pesquisa sobre a dialética entre as formas intervencionistas do imperialismo dos Estados Unidos e as diferenças estruturais e conjunturais entre os países latino-americanos. Dada a abrangência da proposta, adota-se uma análise de modo mais abstrato-teórico sem poder levar em consideração todas as singularidades das diferenças entre as sociedades concretas no espaço latino-americano, mas compreende-se que a abstração teórica-conceitual permite entender, e como próprio resultado não mecânico, o movimento histórico concreto das lutas de classes. Assim, o trabalho aprofunda uma exploração e revisão bibliográfica, apontando os conceitos centrais que permitem traçar a hipótese do tema proposto. A proposta de entender as formas utilizadas pelo intervencionismo estadunidense busca contribuir para pensar nas formas de contestação destas: do anti-imperialismo nas lutas dos povos latino-americanos.Resumen de la Ponencia:
La ponencia se propone recorrer las reflexiones producidas desde América Latina luego del golpe militar del 11 de septiembre de 1973 que derrocó al presidente chileno Salvador Allende. Para ello, se centra en las elaboraciones teóricas de autores como Norbert Lechner, René Zavaleta Mercado, Agustín Cueva y Ruy Mauro Marini. Las dimensiones a considerar son las siguientes: en primer lugar, distintas propuestas para complejizar la relación entre economía y política o bien, entre infraestructura/superestructura, sociedad civil/Estado, según cuál sea el autor considerado. Observaremos que, con posterioridad a la derrota, emerge un modo de considerar este problema centrado en la tópica o espacialidad jerarquizada con que se piensan las distintas esferas de la totalidad social (que alcanza, además, a la relación centro/periferia, cuestión que nos ocuparemos de señalar). Aunque no es el propósito central del trabajo, notaremos también que esta reflexión se emparenta con aquella que contemporáneamente producía Louis Althusser. No obstante, en el caso latinoamericano ella se vincula estrechamente a una segunda dimensión, que es importante no descuidar: un interrogante sobre la derrota de los movimientos populares latinoamericanos en manos de las Fuerzas Armadas. En este punto, incorporaremos al análisis las reflexiones sobre diversos protagonistas del gobierno de la Unidad Popular, como Pedro Vuskovic, Gonzalo Martner, Clodomiro Almeyda, Carlos Matus y Tomás Moulian. Veremos que, en los albores de la derrota, la reflexión se articula con una problemática materialista que tenderá, hacia finales de los años ochenta, a ser abandonada por algunos autores. Así, por ejemplo, las reflexiones de Matus, Almeyda y Moulian tenderán a concentrarse en un giro “autocrítico”, desplazando el interrogante por la totalidad hacia una concepción más bien plural del espacio social, que considera la derrota en términos de las capacidades de gobierno, de la virtú, utilizando el lenguaje de Maquiavelo. Sostendremos entonces que el pensamiento en la derrota tendió a ser reemplazado por un pensamiento sobre la derrota. Habiendo considerado las dos dimensiones a las que nos referimos al comienzo, es decir, aquella teórica concerniente a la tópica y aquella política vinculada a las razones de la derrota, nos abocaremos por último a destacar la vigencia de estas reflexiones para el presente y los costos en términos críticos que tuvo su desplazamiento con la consolidación de la hegemonía neoliberal.Resumen de la Ponencia:
En América Latina, la trayectoria de los estudios sociales de la ciencia y la tecnología, cuya institucionalización académica se produjo hacia el interior de las ciencias sociales y humanidades durante la década del ochenta, exhibe hoy una serie de señales de consolidación. Esta ponencia propone analizar el devenir histórico del campo en la región, considerándolo como una totalidad dialéctica. Partiendo de la revisión de un conjunto de investigaciones acerca de sus procesos de conformación y desarrollo, y en particular aquellas que advierten acerca de tensiones que lo han atravesado históricamente, este trabajo postula como hipótesis que tres tensiones constitutivas operan como marcadores de cambio de etapa histórica: interdisciplinariedad amplia/reducida, intencionalidad política/rigor académico, y enfoques humanistas/no humanistas. En primer lugar, consideramos la tensión por la definición de la naturaleza interdisciplinaria del campo CTS, entre perspectivas que asumen este carácter en el sentido más amplio —estudios híbridos de ciencias naturales y ciencias sociales— y otras que circunscriben esta característica dentro de las ciencias sociales. En segundo lugar, se halla la tensión entre la intencionalidad política, consistente en el compromiso con la transformación de las sociedades latinoamericanas, y la rigurosidad académica, ligada a la profesionalización de las investigaciones. En tercer lugar, exploramos la relación de las perspectivas teórico-metodológicas con el humanismo como concepción del mundo, para dar cuenta de una tensión entre enfoques humanistas y no humanistas, expresados tácita o explícitamente en el análisis de los conocimientos. El devenir histórico del campo, bajo la lupa de estas tensiones constitutivas, exhibe tres etapas históricas. La primera, consistente en el proceso inicial de conformación, se observa en los aportes del pensamiento clásico latinoamericano en ciencia, tecnología y desarrollo. El segundo período se identifica en el proceso de institucionalización académica, por el cual el campo adopta la forma particular de estudios sociales de la ciencia y la tecnología. Los albores de la tercera etapa se advierten a partir de la producción teórica del materialismo cognitivo y su articulación reciente con objetos y categorías analíticas contrahegemónicos, propuestos por las generaciones previas. La tesis principal es que esta matriz teórica proporciona una oportunidad para el despliegue de una corriente de pensamiento latinoamericano crítico que, lejos de representar una resolución definitiva de dichas tensiones, constituya puentes entre aspectos característicos de las etapas precedentes, posibilitando la apertura de un nuevo movimiento dialéctico del campo CTS en la región.Resumen de la Ponencia:
Existe en el orden teórico una dispersión de literatura científica publicada en torno al pensamiento, tendencias y prácticas referentes a la ciencia, la tecnología y la innovación en Latinoamérica. Se plantea como objetivos del estudio: 1) examinar las políticas latinoamericanas en materia de ciencia, tecnología e innovación y 2) identificar tendencias y patrones en torno al pensamiento, determinantes y prácticas llevadas a cabo para el desarrollo de la ciencia en Latinoamérica. Se identifican los aspectos que tipifican las políticas de ciencia y tecnología en América Latina, los paradigmas eurocentristas y la colonialidad del saber. Se examinan las iniciativas latinoamericanas para la emancipación de la ciencia. Se concluye que el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en América Latina se han dado fundamentalmente de la mano del estado, por lo que las iniciativas gubernamentales han tenido un papel protagónico en la Región. Las políticas de ciencia y tecnología han sido impulsadas desde iniciativas gubernamentales donde la academia ha jugado un papel protagónico. Lo anterior le otorga una carga escolarizada a las regulaciones que siguen los investigadores que generalmente comparten la docencia con la actividad científica. Los enfoques científicos en Latinoamérica tienen un enfoque eurocentrista que favorece la colonialidad del saber. Lo anterior se sustenta en la dinámica de autoconservación de los campos al ser generalmente dominantes y responder a los intereses hegemónicos. Las formas en que se construye y socializa la ciencia en la Región son medidas por los indicadores impuestos por países del primer mundo, aspecto que desvaloriza y pone en desventaja la investigación en la Región. Se trata de una ciencia construida desde países periféricos donde los medios y formas de socialización fueron tradicionalmente dependientes a las naciones desarrolladas. América Latina y el Caribe como espacio de interacción entre sujetos, está estructurada por un conjunto de prácticas determinadas desde las políticas y las agendas simbólicas de investigación. Las inversiones en I + D en la Región se concentran en Brasil, México y Argentina y se enfocan fundamentalmente en las llamadas ciencias duras. Las ciencias sociales y humanísticas ocupan un segundo plano dentro de la asignación de recursos en la investigación. Consecuentemente los estudios sociales acerca del desarrollo comunitario son relegados e integrados a temáticas donde se abordan, generalmente, de forma transversal. Dentro de las iniciativas Latinoamericanas más relevantes en torno a la construcción y socialización de la ciencia se encuentra la creación de la base de datos SciELO por parte de Brasil. La iniciativa logró el reconocimiento del consorcio científico más importante del mundo al crearse un índice específico para esa base de datos en la Web Of Science.
Introducción:
La evolución de la CyT en ALC ha sido un aspecto recurrente en la literatura científica publicada. La sistematización que ofrece Vessuri (1996) destaca por clasificar y establecer una periodización desde finales del siglo XIX hasta 1990. El autor citado identifica desde las últimas décadas del siglo XIX hasta principios del XX como una etapa positivista de la ciencia donde se evidencia un estado incipiente de las comunidades científicas. Se realizaron exploraciones de reconocimiento de los territorios y sus recursos naturales. Fueron creadas las primeras instituciones científicas, iniciándose los debates con investigadores de otras latitudes.
Entre los años 1918 hasta 1940 se institucionaliza la ciencia experimental y se consolidan las instituciones científicas. Se modernizan las universidades y se comienza la cooperación internacional con organismos extrarregionales. De 1940 hasta 1960 se evidenciaron décadas de desarrollo en CyT promovidas por políticas desarrollistas. Se fortalecieron vínculos entre la ciencia y las universidades. A criterio de Vaccarezza (1998): en ALC, a finales de los cincuentas las actividades científicas se daban sobre el esfuerzo exclusivo del Estado así como la actividad de las universidades públicas. Entre los años desde 1960 hasta 1980 el autor Vessuri (1996) nombra el período como: edad de política científica. Los años anteriores se caracterizaron por la fundación de instituciones, consejos científicos gubernamentales y un amplio respaldo estatal a la investigación.
Las décadas del sesenta y del setenta se desenvuelven a través de la maximización de la productividad (Dagnino, Thomas y Davyt, 1996). El período se caracterizó por la expansión y proliferación de conglomerados transnacionales, generándose nuevas formas de organización de la sociedad y mutaciones en la división internacional del trabajo (transnacionalización). Durante la segunda mitad del siglo XX gran parte de la investigación científica y tecnológica en ALC se financió desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) (Gómez, 2015).
Desde fines de los años cincuenta se genera una oleada de radicaciones de subsidiarias de transnacionales en países de ALC. A diferencia de las anteriores, realizadas fundamentalmente con fines extractivos, las nuevas están orientadas a la producción para los mercados internos de los países receptores. El patrón de inserción de las empresas transnacionales “implicó el inicio de un proceso de homogeneización de los espacios económicos, basado en la difusión de las 'mejores prácticas' y de los medios de producción, de los cuales eran portadoras” (Dagnino, Thomas y Davyt, 1996, p. 17).
Previo a las décadas del sesenta y del setenta el discurso legitimador se centraba en el desarrollismo. Los avances científicos y tecnológicos eran condición necesaria y suficiente para generar el desarrollo económico y social de los países periféricos. Los organismos internacionales (fundamentalmente la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura: Unesco) tuvieron un papel protagónico en la difusión de un modelo institucional en ALC. Lo anterior implicaba la difusión a escala planetaria de las experiencias de reconstrucción de posguerra de los sistemas de CyT de algunos países europeos.
La implantación de los modelos de CyT europeos en la Región devino en intención de cambio al modelo lineal de innovación. En consecuencia, en la década del sesenta se generó lo que podría denominarse como: pensamiento latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Sociedad. A propósito, se evidenciaron dos líneas conductoras que funcionaron simultáneamente: 1) un diagnóstico crítico del modelo vigente y 2) una intención de cambio social para los países de ALC.
Uno de sus principales logros fue la crítica al modelo lineal de innovación. Al mismo tiempo que refutaba sus fundamentos, el desarrollismo permitió enfatizar los aspectos históricos y políticos que explicaban la génesis dialéctica de la situación existente. Se proponían instrumentos analíticos como: proyecto nacional, demanda social por CyT, política implícita y explícita, estilos tecnológicos, paquetes tecnológicos.
Las políticas de CyT del período se sustentaron en cuatro elementos principales: ofertismo, vinculacionismo, transferencia de tecnologías y autonomía restringida. Los instrumentos formulados fueron herramientas que permitían comprender el cambio en términos globales y no solamente explicar la situación local. En el período surgen diversos tipos de instituciones: a) instituciones de I+D, b) instituciones de transferencia e c) instituciones productivas.
La década de los ochenta fue denominada como: etapa del empresariado industrial. Lo anterior se corresponde con un mayor interés del sector en la actividad científica en sintonía con las políticas neoliberales en detrimento del apoyo estatal (Vessuri, 1996). Uno de los aspectos que caracterizó el período fueron los innumerables cambios tecnológicos que modificaron los modos de hacer y construir la CyT. Las innovaciones en la informática generaron nuevos patrones tecnológicos que potenció “una nueva base tecno –económica y nuevas formas de organización socio – institucional” (Dagnino, Thomas y Davyt, 1996, p. 31).
Consecuentemente el patrón tecno – económico favoreció la acumulación de capital. Las innovaciones en esta área fueron protagonizadas por los países del primer mundo, permitiendo adquirir mayor cantidad de recursos a partir de la automatización. Se produjo una nueva división del trabajo donde la industria requirió de menor capital humano y mayor cantidad de profesionales que facilitaran contenido científico y tecnológico de los productos y procesos. La inserción constante de innovaciones cortó la brecha entre la concepción de la innovación y su aplicación, siendo prácticamente inmediata.
La periodización de Vessuri (1996) finaliza en 1990, precisamente cuando estaban en marcha la aplicación de las políticas neoliberales en la mayor parte de los países de ALC. Predominaba la hegemonía del empresariado industrial (y del sector privado en general) en la actividad científica (Díaz, 2017). Durante la década de 1990 se evidencia un aumento de la inversión y el financiamiento en CyT desde los países del norte hacia ALC, fundamentalmente en países en vías de desarrollo. La agenda de internacionalización en ALC ha llevado a incurrir en un conjunto de costos institucionales en términos de isomorfismo estructural. Fueron asumidos y asimilados patrones de consumo y producción de conocimientos idénticos a los de los científicos mainstream.
A partir de 2000 en la región ocurren una serie de cambios en los ámbitos científico y social. Hamburguer (2014) opina que, en algunos países como Argentina, Brasil, Bolivia y Ecuador, habrían sido el punto de partida de una sexta etapa del desarrollo histórico – científico regional basada en un mayor intervencionismo estatal en la economía y un nuevo impulso de la actividad científica desde el Estado. Esta etapa podría extenderse hasta 2015, cuando se evidencian cambios regulares en las políticas de CyT. Lo anterior podría traer sus consecuencias en el desarrollo científico latinoamericano en los próximos años. Hasta 2019 se evidenció un aumento paulatino global de la inversión en investigación y desarrollo (I+D) en la región.
Al respecto, las inversiones constituyen un indicador para visualizar la dinámica de financiamiento-resultados. En América Latina y el Caribe, en comparación con el resto del mundo, se visualiza poco financiamiento. Lo anterior no favorece la incorporación de investigadores al sector de la ciencia e investigación, y repercute en los resultados globales en torno a la innovación y a las publicaciones obtenidas como resultados de la actividad científica. En correspondencia a la escasa producción, el impacto (citas recibidas en los artículos publicados) son pocos y no permiten avanzar en los rankings e indicadores globales de CyT.
El gráfico muestra la desvalorización de la región en torno a la inversión en I+D, esto va de la mano con el bajo crecimiento del producto interno bruto (PIB) de las economías en América Latina y el Caribe. Al respecto, RICYEL (2021) establece que la inversión regional en I+D siempre estuvo vinculada a la evolución de la economía. Sin embargo, esta inversión dejó de crecer a pesar de que la economía de la región retomó cierto crecimiento entre 2016 y 2019. Sobre este aspecto, Hirschfeld (2021) establece que el esfuerzo de gasto estuvo más concentrado, al igual que la década anterior, en crear capacidades en el ámbito público y de educación superior con financiamiento público.
El modelo eurocentrista de la ciencia en la región ha sido mecanismo de dominación y legitimación de posiciones epistemológicas. América Latina participa como tubo de ensayo de múltiples proyectos de colaboración intrarregionales, donde el predominio de los investigadores es foráneo. En este sentido, Paz, Núñez y Garcés (2021) concuerdan en que las políticas en I+D en la América Latina y el Caribe han estado determinadas por una relación de dependencia. Los patrones de desarrollo a seguir constituyen estándares y parámetros originados en otros contextos. La presenta contribución se enfoca en identificar las características de Latinoamérica en materia de ciencia, tecnología e innovación.
Desarrollo:
Políticas de ciencia y tecnología e innovación en América Latina y el CaribeFrecuentemente las políticas públicas en materia de CyT presionan a los investigadores a aumentar su producción científica. “Esto ha llevado a una serie de fenómenos que limitan el progreso de la investigación, ciencia y tecnología” (Cristancho y Posada, 2015, p. 53). Uno de estos fenómenos es la “salamización de la investigación” (Spinak, 2003). Esto consiste en tratar de sacar la mayor cantidad de artículos de un estudio realizado, aspecto que limita posteriormente el análisis del objeto de forma más amplia.
Los modelos de política científica y tecnológica son promovidos por distintas organizaciones internacionales, basados en la experiencia de los países más industrializados (Gómez, 2015). La tendencia a la homogeneización de las políticas públicas en CyT tiene una amplia tradición. Instituciones internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA), el BID y la Unesco impulsan políticas comunes de CyT en ALC.
El investigador Zurbano (2008) realiza un análisis de la influencia de la gobernanza, el desarrollo local, la innovación social y su respaldo desde las políticas en materia de CyT. El autor identifica que este tipo de políticas favorece el respaldo de los esfuerzos para potenciar la investigación y los servicios que se relacionan con el conocimiento. “En consecuencia, la reducción y deterioro de los servicios sociales públicos llegan a afectar seriamente a la cohesión social de la comunidad y a su potencial de innovación social” (Zurbano, 2008, p. 76).
Los estudios sociales de la CyT comenzaron a desarrollarse en ALC durante la década de 1960 como una competencia de las políticas públicas (Paz y Taborga, 2013, p. 29). La organización institucional de los “consejos nacionales” de CyT en ALC se realizaron principalmente en la década del setenta, condicionado por las políticas desarrollistas que involucraban a las entidades estatales como protagonistas centrales en la distribución de los recursos. Hacia finales de 1970 y durante 1980 se produjo un estancamiento en el campo de los estudios sociales de la CyT al coincidir con la crisis de los modelos de desarrollo de la Región. Hasta ese momento habían constituido el sustento de los planteamientos de política pública en el ámbito de la CyT de la década anterior (Albornoz, Kreimer y Galvich, 1996). Durante los ochenta y noventa se ingresó a la etapa de crisis y ajuste económico neoliberal, que condujo a un proceso de contracción drástica del papel del Estado y de las políticas de CyT.
En la década de 1990 los estudios sociales sobre CyT tuvieron un aumento a partir de la proliferación de publicaciones. A criterio de Kreimer y Thomas (2004) durante este período se pasó de los grandes temas de política de CyT en escala nacional hacia la focalización de objetos discretos: grupos y líneas de investigación, instituciones de investigación y desarrollo y procesos de producción de conocimientos. De igual forma se evidenció mayor rigurosidad teórica y metodológica y una proliferación de los estudios de caso.
En ALC la actividad científica se da de la mano del Estado (Ibáñes, 2018). Cuestión que ha propiciado un modelo de investigación basado en el trabajo de la academia, fundamentalmente en universidades y cercana a la comunidad científica internacional de la que “recibe su legitimidad, orientaciones y formas de organización, apoyándose en los criterios de calidad y excelencia” (p. 25). Lo anterior constituye una dinámica naturalizada donde la ciencia se asocia a la lógica académica, por lo que depende de una organización escolarizada y de los mecanismos formales con los que se estructura.
El trabajo científico más consolidado se produce en el entorno académico, lo que propicia condiciones extras por su circunstancia institucional. La dinámica propia de las universidades y centros de investigación están circunscritas en contextos políticos y organizacionales que dan otro sentido al quehacer científico (Rodríguez, 2017). Como consecuencia se producen y reproducen las normas académicas y la adscripción universitaria también le impregna un tipo de esquemas escolarizados y tradicionales. Los mismos no necesariamente responden a la naturaleza y necesidades del desarrollo científico debido a que no solo se hace ciencia en las universidades.
Los centros de educación superior en la Región juegan un rol activo en el cumplimiento de las políticas científicas. En ALC las políticas de CyT contribuyen a generar bienes de conocimiento público desde las instituciones académicas y las universidades (Mejía, 2020, p. 21). Sin embargo, existen determinantes externas que condicionan la producción de conocimiento: 1) el financiamiento externo, 2) las asociaciones internacionales a las que se adscriben los investigadores, 3) las temáticas priorizadas a nivel global y 4) los proyectos de colaboración internacional.
Las políticas públicas sobre CyT en ALC se orientan en tres direcciones. La primera está dirigida a establecer los mecanismos que promueven la internacionalización de la CyT. Buscan que la producción de la ciencia y la innovación puedan estar a la altura de los estándares de la sociedad global del conocimiento. Se organiza bajo el predominio de los grandes centros de investigación de los países más desarrollados y con escasa intervención de las comunidades académicas de los países del tercer mundo.
El segundo aspecto de las políticas radica en garantizar la calidad de la educación superior. Para el logro de esta finalidad se facilita la constitución de espacios de investigación y de equipos de investigadores. Se implementan sistemas de evaluación y mediciones de la eficacia institucional en rankings universitarios y puntajes de los investigadores. El tercer aspecto se orienta a impulsar la producción de un conocimiento dirigido al mercado y la innovación tecnológica del sector productivo y el desarrollo de los países. En el contexto anterior las humanidades y las ciencias sociales aparecen como marginales a la esfera productora, aspecto que se manifiesta en que las principales inversiones se realizan en ciencias básicas y tecnologías.
Las políticas sobre CyT en ALC han estado influenciadas por la dependencia de las relaciones norte – sur. Este aspecto contribuye a perpetuar la dominación e influencia de los países del primer mundo en las pautas que debe considerar la Región para alcanzar un nivel de desarrollo en ese ámbito. En última instancia los parámetros y estándares abordados pautan las modalidades de financiación y son determinantes en las políticas nacionales.
En algunos casos muchos países dependen de becas y entidades que financian proyectos a fin de desarrollar los propios. Si los países de ALC son dependientes o están integrados, la balanza se inclina a la dependencia. El acceso a los fondos exige la participación de distintos países en proyectos conjuntos de investigación. De esta forma se destaca que dichos instrumentos de financiamiento son fomentados principalmente por los gobiernos de los países centrales, “a través de políticas que implican la fijación de prioridades, la concentración de recursos en sectores estratégicos y el fomento de la cooperación entre países” (Paz y Taborga, 2013, p. 33).
La ciencia se presenta como “aquella instancia con el poder para decir lo que es verdad. Los países más desarrollados reconocen ese poder y la inversión en ciencia generalmente es fuerte” (Rodríguez, 2017, p. 27). Es necesario en el diseño e implementación de políticas sobre CyT tener en cuenta una serie de factores de orden socioeconómico existentes en el contexto donde se desarrolla la actividad científica. A criterio de Ríos y Herrero (2005) algunos de esos factores son: “inversión destinada a I+D, producto interno bruto (PIB), población económicamente activa (PEA), número de investigadores, entre otros” (p. 44). Según la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana: RICYT (2019) la inversión de ALC en I+D se ha mantenido en un 3.1% del monto mundial, mientras que Asia se incrementó al 41.5%, EEUU – Canadá llegó al 26.7% y Europa al 22.1%.
En 2020 la inversión en innovación y desarrollo tuvo un crecimiento del 106 % para toda ALC, pero continúa siendo lenta e insuficiente. Sólo tres países de la Región concentran el 88 % del esfuerzo de inversión en innovación y desarrollo: Brasil, con el 64 %; México, el 17 %, y Argentina, el 7 %. La inversión en innovación y desarrollo en Colombia creció 116 % de 2009 a 2015.
Es característica de la región la fuerte concentración del capital en la inversión en I+D. Brasil cuenta con más del 60 % de las inversiones, aunque ha disminuido discretamente con respecto a otros años. El resto del esfuerzo regional se divide entre México y Argentina, con el 13 % y el 9 %, respectivamente. Más alejados se encuentran Colombia y Chile. Se calcula que los investigadores latinoamericanos representan el 3,9 % del total mundial, 40 % más que hace 10 años (Redacción Vivir, 2017). Los investigadores latinoamericanos, se calcula que representan el 3,9 % del total mundial, 40 % más que hace 10 años (Matharan, 2020). El grueso de los investigadores se distribuye en universidades, por lo que deben dividir su tiempo con la docencia. Al respecto, los centros de educación superior son los que poseen la mayor cantidad de capital intelectual.
La región de ALC es reconocida por presentar importantes desigualdades en el ámbito político – institucional, sistemas de enseñanza superior, objetivos de CyT, situación económica, entre otros. Lo anterior hace necesario tener una imagen diferenciada entre los países que la conforman para entender los avances y limitaciones en el desarrollo de la investigación científica. En 1999 las naciones de Brasil, México y Argentina tuvieron una actividad investigativa destacada. Veinte años más tarde la ONU (2019) establece que los mayores índices de innovación en Chile (51), Costa Rica (55) y México (56).
Los resultados mencionados en el caso de Chile se corresponden con mejoras en la educación, patentes, modelos de utilidad y la creación de aplicaciones para teléfonos móviles. La posición de México se relaciona con el intercambio comercial de alta tecnología y las exportaciones de bienes creativos. Brasil (la mayor economía de la Región) ocupó ese año el puesto 66 en el ranking mundial atendiendo a innovación. Entre las variables más sólidas resaltan la inversión en investigación y desarrollo, empresas internacionales con inversión en esta área, así como la calidad de las publicaciones científicas y las universidades. La nación es la única de la Región que cuenta con polos de CyT.
Las actuales entidades estatales de ALC son esenciales en el diseño de las inversiones en CyT. Participaron con el 59% de su financiamiento en el 2016. Contaron con el apoyo de los organismos internacionales, especialmente del BID mediante préstamos, asesorías y normatividad internacional. Las políticas de CyT en la Región continúan siendo deficitarias. Se evidencia una incapacidad para definir un sistema de producción de CyT, incluso en los países de mayor desarrollo. Continúan dependientes de las vicisitudes de las fluctuaciones económicas y gubernamentales. En los últimos años Argentina ha reducido en un 50% su presupuesto de ciencia e investigación y Brasil lo ha disminuido en 44%.
En las restricciones de financiamiento de la investigación, las ciencias sociales son las que menor beneficio obtienen en la distribución de recursos y apoyo de proyectos. En la Región las políticas científicas favorecen a las técnicas y naturales debido a que se privilegian aquellos hallazgos aplicados a la industria como vía productiva para alcanzar mayor desarrollo. Por tanto, son las que mayor valor se les otorga en la formulación de políticas de CyT. La inversión en I+D se orienta substancialmente a las ciencias exactas, naturales, biológicas, químicas, ingenierías y tecnologías. Mientras se deja fuera de las políticas a las humanidades y ciencias sociales, por no considerarse un sector estratégico del desarrollo científico de los países, donde sus niveles de participación en I+D son mínimos.
Lo anterior instaura un cuestionamiento en términos de investigación dado que se imposibilita cerrar el ciclo completo que comienza con la problemática y cierra con la contribución a su solución. La interface y la introducción real del resultado científico solo transcurren en el ámbito de relaciones sociales. Una mediación definitoria del resultado científico de cualquier otra ciencia y por tanto de la contribución real a la solución de la problemática de partida.
Las inversiones en las ciencias de la Región muestran el poco interés que se presta a las investigaciones sobre la pobreza y marginación que afecta a amplios sectores poblacionales. A las temáticas mencionadas se suma el desarrollo comunitario, la participación, el desarrollo local, la disminución de asimetrías sociales y la formación de la ciudadanía en los países de ALC. El desarrollo comunitario se integra a agendas de investigación preestablecidas, siendo un eje de investigación y no constituyendo una temática independiente, lo cual hace que la producción científica sea inestable.
Conclusiones:
El desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en América Latina se han dado fundamentalmente de la mano del Estado, por lo que las iniciativas gubernamentales han tenido un papel protagónico en la región. Las políticas de CyT han sido impulsadas desde iniciativas gubernamentales y la academia ha jugado un papel protagónico. Esto le otorga una carga escolarizada a las regulaciones que siguen los investigadores que generalmente comparten la docencia con la actividad científica.
Los enfoques científicos en Latinoamérica tienen un enfoque eurocentrista que favorece la colonialidad del saber. Lo anterior se sustenta en la dinámica de autoconservación de los campos al ser generalmente dominantes y responder a los intereses hegemónicos. Las formas en que se construye y socializa la ciencia en la región son medidas por los indicadores impuestos por países del primer mundo, aspecto que desvaloriza y pone en desventaja la investigación regional. Se trata de una ciencia construida desde países periféricos, donde los medios y formas de socialización fueron tradicionalmente dependientes a las naciones desarrolladas.
América Latina y el Caribe, como espacio de interacción entre sujetos, está estructurada por un conjunto de prácticas determinadas desde las políticas y las agendas simbólicas de investigación. Las inversiones en I+D en la región se concentran en Brasil, México y Argentina, y se enfocan fundamentalmente en las llamadas ciencias duras. Las ciencias sociales y humanísticas ocupan un segundo plano dentro de la asignación de recursos en la investigación. Consecuentemente, los estudios sociales acerca del desarrollo comunitario son relegados e integrados a temáticas donde se abordan, generalmente, de forma transversal.
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Palabras clave:
Ciencia, tecnología, innovación, Latinoamérica, políticas de ciencia y tecnología
Resumen de la Ponencia:
Hugo Zemelman Merino (Concepción-Chile,7 de octubre de1931-Pátzcuaro-México 3 de octubre de 2013) fue un sociólogo, epistemólogo, metodólogo, dirigente político, profesor universitario, ensayista y dirigente político socialista. En Chile se va a vincular desde muy joven al Partido Socialista de Chile (PSCh), y será dirigente en el movimiento estudiantil en la década de 1950, luego en la década de 1960 será el director de la revista teórica del PSCh, Arauco. En esa misma década alternara su militancia política con la docencia universitaria y la investigación en el área de la sociología rural y la sociología política. Vivió intensamente desde el PSCh y la academia la experiencia del gobierno de la Unidad Popular (1970-1973). Tras el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, se exilia en México, donde será docente investigador del Colegio de México, y producirá una obra epistemológica, teórica y metodológica, cuyas preguntas estuvieron signadas por la derrota de la vía chilena al socialismo.La obra de Zemelman se ubica en el horizonte de los marxismos abiertos. Pero el marxismo como corriente hegemónica del pensamiento crítico en Latinoamérica y el mundo, entró en crisis ya desde la segunda mitad década de 1970. Pese a esto se generaron algunos esfuerzos por crear teorías críticas desde la especificidad latinoamericana, y se buscó formular preguntas que replantearan la teoría y la praxis de una transformación social profunda.La producción ensayística y la investigación de este autor sobre la génesis y las consecuencias del corto periodo del gobierno de la Unidad Popular en Chile, testimonia lo creativo y fructífero de sus planteamientos epistémicos, teóricos y metodológicos.Para cumplir con el propósito de esta ponencia nos orientamos por la siguiente pregunta central: ¿cómo transita en el pensador derrotado y esperanzado la problemática de reconstruir y desarrollar la dialéctica para la investigación social y la praxis política orientada a renovados proyectos de cambio de la sociedad?En primer lugar, hemos ubicado a Hugo Zemelman en la perspectiva de una fructífera cultura de la derrota, que ha producido, en diferentes momentos y geografías, lo mejor del pensamiento crítico-dialéctico. En segundo lugar, hemos situado y caracterizado el periodo del gobierno de Salvador Allende como un proceso de repercusiones latinoamericanas y mundiales. Luego ubicamos, a manera de croquis cognitivo y cronológico, la tensión entre algunas de las principales reflexiones que hizo el autor del proceso chileno con su producción epistemológica y metodológica. Por último, a modo de conclusiones —siempre tentativas—, exponemos lo que podría denominarse una epistemología crítica, fraguada en la derrota preñada de herramientas para la praxis esperanzadora; de tal forma que proponemos algunas tareas investigativas y políticas que, creemos, nos ha legado el diálogo con Zemelman.Resumen de la Ponencia:
En el trabajo buscamos reflexionar sobre el aporte conceptual de Enrique Dussel al pensamiento político contemporáneo y la teoría social latinoamericana. Nos referimos a la vigencia de su propuesta histórico crítica en su filosofía y política de la liberación. Nos centramos en el análisis de la interrelación categorial entre: sujeto político, exterioridad, y praxis de liberación. En ese sentido, el trabajo es netamente teórico y para hacerlo consideramos las obras de Dussel de sus distintas etapas intelectuales. Esas tres nociones adoptan, a lo largo de la obra de Dussel, distintas figuras. Sin embargo, haremos pie principalmente en la última etapa de su pensamiento, donde el sujeto de la política es el colectivo de sujetos y sujetas que experimentan negativamente sus vidas. El horizonte de afirmación de este sujeto es la negación del sujeto moderno. Por otro lado, la categoría de exterioridad es la herramienta teórica con la que Dussel va calibrando a lo largo de su obra la posición estratégica de afirmación del sujeto. Pero como sólo en la praxis liberadora, que genera un compromiso ético y político, se accede a una nueva idea de justicia, y sólo así llega una “cierta identidad analógica, el sujeto político deviene pueblo para su realización, se desprende el interrogante sobre el carácter o el grado de exterioridad radical con la que Dussel piensa al sujeto.
Introducción:
Nuestra situación latinoamericana nos indica para nosotros el origen del filosofar y del pensamiento es un sujeto, que siempre es colectivo. Dicho de otro modo, la filosofía y el pensamiento latinoamericano y caribeño es un conocimiento que se manifiesta como objetivación de un sujeto/a plural que se pone a sí mismo como valioso (Roig, 1993). Es en ese sentido que nos vamos a referir de forma breve a un hilo conceptual, dentro de una trama mayor que es todo el edificio filosófico político que intenta construir Enrique Dussel a lo largo de sus obras, a partir de nuevas herramientas teóricas que ha ido calibrando con el tiempo. Ese hilo es la interrelación categorial o implicancia mutua de tres cuestiones: los sujetos de la política, la exterioridad, y las praxis de liberación. Creemos que ahí podemos encontrar herramientas teóricas útiles para las ciencias sociales a la hora de analizar y comprender los desafíos que nos plantea el siglo XXI.
Desarrollo:
I El sujeto de la política
Hay narrativas políticas que instalan sentidos en un nivel común sobre los distintos agentes sociales. Pero hay confusión en torno a cómo identificar al sujeto de la política, en las diversas narrativas que la constituyen. Hablar de narrativas para el análisis político en el nivel particular “de las mediaciones hermenéuticas e institucionales con las que se disputa el campo de los significados y se motiva la construcción de estructuras en la historia de cada comunidad política”[1] nos permite, aunque con matices y diferencia, señalar que existen, al menos: una narrativa neoliberal, una liberal republicana, una populista, una populista republicana, una marxista, etc. El carácter particular de cada una de ellas está dado por el acento que ponen en las distintas categorías o conceptos claves de la política. Por ejemplo, todas tienen una representación, una idea, o una noción de un referente intersubjetivo o sujeto político en el sentido más general. Aunque no con exactitud, podemos identificar cada una de ellas en las opciones conceptuales que proponen: “ciudadanos”, “trabajadores (con referencia a la clase social)”, “pueblo”, pero podemos agregar también algunas variaciones como “masa”, “multitud”, “nosotros”, “subalternos”, “pobres”, “vecinos”, “víctimas”, etc. Todos están dichos desde un enfoque determinado.
Este esquema nos sirve para corrernos de la mirada simplista que quiere pensar que el referente de la política tiene que ser individual, único o universal, y poner de manifiesto que hay disputa entre las distintas corrientes teóricas, económicas y sobre todo políticas, con sus narrativas, por imponer un sentido de la política, montado sobre un sentido de sujeto político. Entre ellas la narrativa neoliberal es, si se quiere, la menos “purista” o la más flexible, porque a menudo toma palabras y categorías de otros relatos, para disfrazar su discurso real con sus verdaderas intenciones. Esta elección no es casual porque se trata de categorías que, con toda su carga semántica, organizan y orientan nuestra comprensión y nuestra acción. Por supuesto que no se presentan solas o separadas, sino adentro de la “narración” adquiriendo significados diferenciales con las constelaciones de categorías con las que entran en juego.
La narrativa neoliberal hace una reconfiguración de sus sentidos constantemente al entrar en contacto permanente con otros elementos. Esa capacidad de adaptabilidad es lo que hace imposible todo intento de explicación secuencial, ya que las formas de su implantación son por demás heterogéneas. El neoliberalismo realiza un planteo moderno radicalizado por la globalización que anula las posiciones identitarias regionales de los sujetos, a las que subsume. Desde la década de los noventa, el debate académico en Latinoamérica es la discusión neoliberalismo o populismo, forma política que adopta el “viejo” debate sobre modernidad-identidad (Devés Valdés, 2012). El neoliberalismo de los noventa en Latinoamérica fue positivista, no identificable del todo al “original”, pero analogable.
Por esto hay que pensar también que el pensamiento latinoamericano se construye contra el neoliberalismo, pero también con elementos suyos incorporados, por esa capacidad de mutabilidad y penetración. Hoy el elemento neoliberal aparece oculto bajo la forma de amenaza a la libertad individual del sujeto político, reducida a conservación de una identidad que ocupa un lugar de privilegios, y que necesita de la jerarquización social como mecanismo de exclusión. Lo central es la idea de que la narrativa neoliberalismo se adapta a cada cultura, y para hacerlo, toma o se apoya en rasgos preexistentes en la misma, a partir de los cuales hace una reconfiguración de su sentido.
Entonces, decimos, en el neoliberalismo hay una articulación de forma renovada de factores que se pueden intuir, o que aparecen desordenados en la cultura a dónde se lo importe, pero logrando formulación más tecnicista. Selecciona de la oferta simbólica disponible determinadas propuestas y las articula en función de afianzar el proyecto globalizador de corte neoliberal. Un Mc Donalds puede incluir en su menú un plato típico para vender y todo eso con el discurso de la diversidad y el respeto por las otras culturas. Es decir, el neoliberalismo de mercado penetra todo ámbito de la vida, por eso cambian los sentidos de la industria, del Estado, de la producción, del marketing, etc. Pero no sólo pervierte el orden institucional, sino que también intenta, al mismo tiempo, reemplazar al sujeto centrado en sí mismo, por el “yo fragmentado”, o “deshilachado” (Murillo, 2012), que tiene que adaptarse al contexto para sobrevivir en un mundo lleno de grietas e incertidumbres, logrando así que las subjetividades abandonen la búsqueda de anclajes identitarios firmes o estables[2], y no lleguen a emerger como actores en el espacio social.
En ese contexto consideramos que puede estar un aporte importante de Enrique Dussel. Una categoría es un instrumento hermenéutico que tiene un contenido determinado, que es un concepto. Ocurre que muchos de los conceptos ético y políticos no tienen un solo sentido, son polisémicos. El problema de estos conceptos polisémicos es el de cómo lograr un discurso político que después se constituya como proyecto de hegemonía. Entonces se puede usar la polisemia en clave crítica para evitar comprensiones unívocas o equívocas. Es así que Dussel realiza una recuperación filosófica de la noción de sujeto introduciendo al pueblo como actor principal de la política, frente al sujeto neoliberal.
En concreto, en sus últimas obras el sujeto de la política para Dussel no es individual ni homogéneo, se trata más bien de bloques conformados por sectores sociales de los más heterogéneos, todos ellos marcados por la negatividad, la negación de sus identidades, que luchan por la hegemonía política y alternan períodos en el manejo de las instituciones con lo que él denomina el “bloque histórico en el poder”. No preguntamos aquí cual es el sujeto de la política presuponiendo que es el pueblo, sino que nos preguntamos qué lugar ocupa dentro de la política el pueblo, y si es el lugar de sujeto, cómo se conforma y cuál es su posición.
En este punto Dussel se desplaza de concepciones escépticas y universalistas respecto al modo de constitución del sujeto, principalmente de Santos quien habla de un proceso de traducción intercultural de experiencias, o del mismo Ernesto Laclau que habla desde una lógica equivalencial en la articulación de demandas mediante la razón populista. Para Dussel el pueblo en tanto que sujeto de la política, y como categoría estrictamente filosófico-política, es el colectivo de los sujetos y sujetas que experimentan negativamente sus vidas. Una plebs como bloque social de oprimidos y excluidos, que buscan constituirse como un populus, un pueblo de un nuevo orden más justo.Plebs entendido como pueblo opuesto a las élites. Una parte que engloba a todos los ciudadanos en un populus que se postula como un nuevo orden futuro de igualdad. Esto lo toma Dussel de Laclau, pero lo reformula. En Laclau, se produce por una relación que es hegemónica: una parte que asume el rol de una universalidad que es imposible. En este planteo no hay universalidad que no sea hegemónica[3].
La emergencia del pueblo depende de tres variables (...) relaciones equivalenciales representadas hegemónicamente a través de significantes vacíos; desplazamientos de fronteras internas a través de la producción de significantes flotantes; y una heterogeneidad constitutiva que (...) otorga su verdadera centralidad a la articulación política.[4]
Dussel no habla en el nivel de articulación de demandas por lógica equivalencial, opera más bien una lógica dialéctica por analogías en la conformación de ese bloque. El pueblo establece en una fractura en la comunidad política[5] y como sujeto-actor se opone al bloque histórico en el poder. Entiende que en la propuesta de Laclau una demanda particular que persigue una reivindicación diferencial encamina la lucha por la hegemonía de determinado movimiento de forma unívoca. Como tiene un carácter equivalencial, es capaz de colocarse en condición de hegemónica. Laclau parte del disenso, Dussel habla ahí de consenso crítico: la toma de conciencia de las necesidades materiales insatisfechas, desde dónde comienza la organización.
Boaventura de Sousa Santos entiende que las luchas de todos los movimientos son legítimas, pero como todas son necesariamente “incompletas”, parciales, necesitan de una traducción intercultural de las distintas reivindicaciones diferenciales, mediante un diálogo ininterrumpido de los movimientos sociales. Traducción como un procedimiento que crea inteligibilidad mutua entre las experiencias posibles y disponibles sin que la identidad diferencial particular se destruya. La tarea de una razón cosmopolita es “identificar nuevas totalidades y adoptar otros sentidos para la transformación social[6]”. Es un trabajo intelectual, político, emocional, que tiene como eje la imaginación. La imaginación epistemológica tiene que ver con la construcción de concepciones de liberación plurales en contraposición a las concepciones dominantes de emancipación propias de la modernidad. Es la base de la traducción de saberes, que tiene por objetivo la justicia cognitiva. La imaginación democrática tiene que ver con la traducción de prácticas y agentes vinculado a la creación de condiciones de posibilidad de una justicia social global[7].
Pero la edad colonial sobredetermina el diálogo intercultural dice Dussel (2015). Pero como para él hay conceptos y categorías que tienen polisemia, que no son ambiguos, sino más bien analogables, también lo son las distintas praxis de los movimientos sociales, a las que identifica como praxis de liberación, porque son las que posibilitan el marco de aplicación de la analogía en el intercambio de experiencias de lucha y resistencia contra el sistema global desde los distintos frentes. Por eso propone el concepto de analogía, que hace referencia a la función que le permite criticar conceptos complejos desde sentidos otros. El aporte de Dussel es entonces el de construir un concepto de identidad analógica en términos políticos a partir de los nuevos actores que emergen en el espacio social. La conformación material de ese sujeto se da por mediación un analogado principal.
En un texto de 1974, Método para una filosofía de la Liberación, Dussel señalaba que Lo que hay que hacer es asumir y superar las críticas a Hegel y Heidegger, dueños de la lógica y la ontología Occidental, pero teniendo por principio la escucha de la palabra provocativa del otro, que para él en la historia mundial es el pueblo latinoamericano, pobre, oprimido y excluído. De esa experiencia nace la filosofía latinoamericana, que analógicamente será africana y asiática, por su herencia colonial, disruptiva, diferencial. El método que Dussel compone es es aná-léctico: aná es un prefijo que indica que algo viene de más allá, no solamente viene “de” allí, sino desde. Desde más allá que la mera dialéctica que es el camino que realiza la totalidad, indica cómo se expande de forma dominadora desde sí. Por eso, justamente, el método que propone Dussel parte desde el otro, desde su palabra como revelación, para servirle creativamente, y llegar a un crecimiento justo de la totalidad, más allá de ella: la transmodernidad que adviene de la exterioridad del sistema y no de dentro de él. La dialéctica que es un movimiento para conquistar al otro es falsa. “Lo propio del método ana-léctico es que es intrínsecamente ético y no meramente teórico”[8]. La aceptación del otro como otro es un compromiso moral para el cual es necesario negarse como identidad en términos de totalidad, asumirse como un ser finito y ser ateo de la identidad como fundamento, dejando abierta la posibilidad a la alteridad y la exterioridad.
II La exterioridad
Se puede apreciar que el bloque del pueblo tiene para Dussel una posición rara en la política. Alicia Hopkins propone un mapa categorial de la categoría de exterioridad en la obra de Dussel[9], entendiendo que es lo que le permite pensar al sujeto desde el lugar del fracaso del sistema, donde es más violenta su intención de cerrarse sobre sí pero no llega a totalizarse. La exterioridad es una categoría transversal a todo el planteo, junto con otras, pero esta se relaciona de manera directa con el sujeto político, como su espacio desde donde el cual se manifiesta. Hopkins señala que se puede comprender la exterioridad en la obra de Dussel en dos sentidos: asociada al Otro y al concepto de persona. La figura del Otro como otro, más allá del horizonte del mundo del ser, que por Levinas sabe que es un otro diferente, no es algo abstracto sino en concreto el conjunto de personas que son dominadas y no pueden ser totalizadas por el sistema. Exterioridad como afuera, la de los que viven la opresión, marginación y exclusión del sistema. El potencial político empieza a verse porque estas personas no tienen objetivo de integrarse en el sistema, sino que persiguen su destrucción.
Hopkins piensa que en Dussel hay una diferenciación en los sujetos políticos respecto de su relación de exterioridad. El “oprimido como oprimido” no es exterior al sistema, es dominado a través de una cosificación dentro del mismo. Se refiere al ser humano como negado en su libertad. El “oprimido como exterioridad” del sistema es el “pobre”, categoría que, aunque pueda absorber algunos rasgos socioeconómicos, en realidad más bien nombra la dimensión política de la “persona”. En ese sentido para Dussel el pobre no es sólo el mendigo, sino la nación colonial, la clase trabajadora, la mujer explotada o vulnerada en sus derechos, etc[10].
Entonces pareciese que Dussel cambia la forma de categorización de acuerdo al carácter del enfoque. Por ejemplo, en el libro Filosofia de la Liberación Dussel distingue entre “pobre como exterioridad” y “pobre según el Espíritu”. Muestra según Hopkins dos dimensiones de la exterioridad: pobre como imposibilidad de cierre del sistema, condición última de libertad, imposible de ser subsumido y negado en su totalidad: sólo existe. Por otro lado, exterioridad en sentido ético más estricto, como servicio, ligado al profetismo, con tintes más teológicos. O también podemos leer que si Dussel se hubiese quedado en una lectura de Marx solamente como crítico de la totalidad, aparece el oprimido como oprimido, si se quiere desde una lectura marxista tradicional, como la clase obrera explotada; pero al aplicar una lectura en función de “el oprimido como persona” - gracias a la mediación de Schelling y Levinas - como trabajo vivo no objetivado, se lee al pobre en un nivel singular y en el nivel comunitario al pueblo, o a la región, y así sucesivamente ampliando la escala. Entonces, puede leerse a la clase como la condición social del oprimido como subsumido en el capital; mientras que el pueblo es la condición comunitaria del oprimido como exterioridad[11]. Pueblo es una categoría filosófica para referirse a un sujeto de una política que se pretenda de liberación, que no debe confundirse con la categoría económica de clase -señala Dussel- aunque se co-determinen mutuamente, porque el campo de lo político debe distinguirse formalmente del campo económico.
Pero el lugar del sujeto en Dussel, señala Y. Acosta (2018), es la transmodernidad como proceso que acompaña a la modernidad como crítica y la trasciende como un sentido futuro[12]. A raíz de su lectura crítica de Marx desde la tradición latinoamericana, Dussel hace su aporte a la cuestión del sujeto en la dimensión política, trazando un puente del sujeto al actor. Un actor articulado sobre la base de que el sujeto en realidad no forma parte del sistema, por su posición de exterioridad, y por lo tanto no opera en sentido de reproducirlo, sino más bien que se enfrenta al mismo. Es en ese marco Dussel propone el concepto de pueblo como categoría estricta para designar a este sujeto como sujeto de liberación, porque es el único sujeto empírico que puede efectuar la liberación del sistema opresor sin aniquilarse en la negación del mismo, por ser exterioridad radical, pero además por los principios implícitos, la trascendentalidad inmanente a las instituciones y sistemas, por ser transmoderno y por ser un bloque social de los oprimidos.
En definitiva, no hay que pensar la exterioridad como un espacio geográfico o un lugar político definido, más allá de la referencialidad espacial, sino que la leemos como una herramienta conceptual que le permite medir y calibrar los posicionamientos que adoptan estratégicamente los nuevos sujetos políticos en tanto que actores en la conformación del bloque del pueblo. La transmodernidad, dice Dussel, indica la radicalidad con la que irrumpe desde la exterioridad lo distinto, como un proceso que desde culturas universales alternas a lo que propone la historia canónica, responden a los desafíos que también se propuso la modernidad europea, pero desde lugares otros: situadas desde su propia situación cultural. Por eso señala Dussel que una futura cultura que pretenda ser transmoderna tiene que ser también pluriversal, como producto de un dialogo intercultural verdadero. La afirmacion de la alteridad de pueblos poscoloniales tendría que orientarse a un “pluriverso transmoderno”, o multiverso multi e intercultural (Dussel, 2015). Desde ese marco entendemos al pueblo, como colectivo histórico, orgánico, no solo como suma o multitud, sino como sujeto histórico no fijo con memoria e identidad, con estructuras propias que incluye la totalidad de los oprimidos como oprimidos en un sistema dado, pero al mismo tiempo como exterioridad[13].
III Las praxis de liberación
En la Política Dussel introduce una serie distinciones analíticas necesarias para plantear la complejidad de los temas que aborda. La primera a la que hay que hacer referencia, es a la diferenciación entre lo que es la comunidad política en el plano abstracto, y el pueblo, en el plano concreto.
Está, por un lado, el poder político que se origina en la voluntad de vivir del pueblo, y por otro lado tenemos el poder político objetivado en el orden institucional. A lo primero designará con el nombre de potentia, a lo segundo como potestas[15].La primera es el pueblo como poder en sí, una potencia indeterminada como origen de la política; la segunda es el poder fuera de sí, institucionalizado, que deviene cuando el pueblo delega el poder para ser representado. Allí radica el peligro del que Dussel nos advierte: la fetichización del poder político, que es la corrupción originaria. Esto es, quien ejerce el poder delegado se afirma a sí mismo como sede del poder de forma autorreferencial, produce una dominación legitimada, y ejerce el monopolio del poder.
Contra esa corrupción del orden político es que aparece fenoménicamente el pueblo en las praxis de liberación. Se produce lo que Dussel llama “estado de rebelión”[16] ,donde aparece el poder del pueblo como una hiperpotentia, es decir, soberanía y autoridad, pero sobre todo la voluntad del pueblo[17] que emerge en los momentos de transformaciones sociales. Hiperpotentia como concepto filosófico político al que Dussel lo denomina como el anti-poder del dominador. Es lo que puede transformar la potestas de fetichizada al servicio de las necesidades del pueblo. Aparece únicamente en coyunturas específicas, y generalmente sólo en circunstancias críticas. Entonces es cuando la praxis política pasa a constituirse como praxis de liberación porque va más allá de lo dado, cuestiona estructuras antiguas del sistema político vigente, desde el aporte de la exterioridad. La acción política, si es crítico-práctica, es praxis de liberación, la cual consta de dos momentos: uno negativo constituido por la lucha o momento deconstructivo, y una parte positiva que es la salida, la construcción de un nuevo orden. Cuando el pueblo irrumpe en la política mediante la praxis de liberación, comienzan a cambiar las instituciones del Estado. El pueblo es el sujeto que se transforma en actor, que es el motor y la fuerza que hacen la historia. Es ese el poder del pueblo, irrumpir en la historia por las praxis de liberación. Para Dussel el pueblo es un sujeto que como actor es intersubjetivo, de consenso crítico y democrático[18].
El pueblo concebido como un bloque se puede integrar y desintegrar, aparece en determinados momentos históricos y luego desaparece o bien permanece pasivo durante años. Dussel también se diferencia aquí de la concepción que surge entre los pensadores post-althusserianos -como Balibar o Badiou-, al pensar al pueblo como un actor colectivo y no un sujeto histórico. Considera que es una figura vacía que hace referencia a un tipo de subjetividad pasiva. Que el sujeto de la política sea actor colectivo significa que está caracterizado por la intersubjetividad, y que puede redefinirse por las distintas praxis de liberación. Esto es muy importante.
[1]Auat, A. (2018) “Populismo, neoliberalismo y democracia”, en Pensares y Quehaceres. Revista de Políticas de la Filosofía. Dirigida por Horacio Cerutti-Guldberg. 2018. Ed. Eón: México. Nro. 7 Julio-diciembre.
[2] Murillo, S. (2012) Op. Cit. Cap. IV.
[3] Laclau, E. (2005) La Razón Populista. p. 147
[5] Dussel, E. (2012) Para una política de la liberación (20 tesis de política) Op. Cit. p.112
[6] Santos, B. S. (2005) El Milenio Huérfano. Trotta. Madrid. Cap. 4. “Hacia una Sociología de las Ausencias y de las Emergencias”. p. 174
[9] Hopkins, A. (2016) La categoría de “exterioridad” en el pensamiento de Enrique Dussel. En unam.academia.edu/AliciaHopkins. 14p. También publicada en La crítica en el margen: hacia una cartografía conceptual para rediscutir la modernidad. coord. Por Gandarilla Salgado, José. México. (2016), ISBN 978-607-95641-7-9, págs.319-336.
[12] Acosta, Y. (2018) El sujeto más allá de la Modernidad: Franz Hinkelammert y Enrique Dussel. en Jose Guadalupe Gandarilla Salgado y Mabel Moraña (coordinadores): Del Monólogo europeo al diálogo inter-filosófico. Ensayos sobre Enrique Dussel y la Filosofía de la Liberación. Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades. México. p. 346.
[13] Dussel, E. (1985) La producción teórica de Marx. Un comentario a los Grundrisse, Siglo XXI, México.
[14] Dussel, E. (2012 Cinco tesis sobre populismo. Op.Cit. Tesis 3.
[15] Dussel, E. (2012) Para una política de la liberación (20 tesis de política) Op. Cit.30-37
Conclusiones:
El neoliberalismo constituye el trasfondo que da sentido a nuestros días porque es el que pone el marco histórico, simbólico y categorial. Es el horizonte político, pero además es el medio en el que se desarrolla la política de nuestro tiempo (Auat, 2021). Pensarlo como medio implica poder pensarlo como algo que puede ser transformado[1]. Hoy nos es más sencillo poder imaginar un cambio del medio que una revolución.
Dussel aporta al debate académico actual en materia política categorías recuperadas de distintas tradiciones, modernas y no-modernas, a las redefine filosóficamente desde la ética y la ontología , con un horizonte latinoamericano. Construye al pueblo como categoría de un agente crítico por excelencia, en el sentido en que se genera a partir de situaciones negativas que el propio sistema produce, de manera intencional o no, y a cuyas necesidades no puede dar respuestas. Sin embargo, no por surgir en momentos de crisis el pueblo tiene principios contingentes: los tiene definidos con anterioridad y están en la base de sus praxis. El poder que se construye desde el colectivo de subjetividades que Dussel describe como pueblo es indeterminado, pero no está contaminado por el aparato político del Estado moderno ni por las divisiones partidarias. La corrupción política fundante es la de la totalidad cerrándose sobre sí misma, fetichizando todas las relaciones. Ésta se produce si en la institucionalización de la política, se desvincula al pueblo como su fundamento, y la toma de decisiones pasa por aspectos partidarios o de mercado, desatendiendo las necesidades principales de los sujetos.
Siguiendo a Acosta, podemos señalar que Dussel esboza en la ética al sujeto como titular de racionalidad práctica desde la alteridad del sistema de exclusión global, el cuál fundamenta en la política al sujeto como poseedor de racionalidad estratégica con potencialidad de una praxis de liberación, que supone trascender el sistema.
Nos interesa destacar que Dussel admite que se van dando superposiciones de capas de identitarias en los actores, todas ellas negativas, en las cuales, en cada caso, su calidad de sujeto vivo es “recortada” por alguna formalidad específica. Es decir, en cada caso se le niega el reconocimiento a la identidad del sujeto en sus distintos ámbitos. Dussel pone de ejemplo el caso de Rigoberta Menchú, para mostrar que por tal motivo la sujeta femenina (falta de reconocimiento en el género), es también y a la vez representa al sujeto indígena (falta de reconocimiento por la raza o etnia), al sujeto sin derechos a tierras (en torno a la cuestión ecológica y jurídica), que también es pobre (en el ámbito de lo económico), campesina (la clase), guatemalteca (periférica) y analfabeta académicamente (en cuanto a la cultura hegemónica). Estos sujetos cuya voluntad de vida es negada, son los que realizan las praxis de liberación[2]. Rigoberta Menchú encabeza un movimiento que deriva en sujeto político porque se opone al gobierno mestizo que impone represión, conformando comunidad crítica. Lo hace indagando las causas de las negatividades en sus hermanos y hermanas. Se posiciona estratégicamente localizada “entre” dos culturas, la propia y la Moderna, interpreta Dussel, que entiende también a las fronteras como lugar para el pensamiento crítico. Es necesario ir buscando un origen positivo de afirmación, que no sea ingenuo ni apologista, porque para Dussel se empieza por la afirmación, la negación de la negación es secundaria. Afirmación de una identidad “procesual y reactiva” ante la modernidad y sus derivas.
Hay que hacer una lectura crítica de la propia tradición para entender nuestra situación, pero desde recursos de la propia cultura, incluso desde el recuerdo de una identidad que ha sido o anterior a la Modernidad o ha evolucionado paralelamente de forma imperceptible, aunque con el inevitable contacto con ella. Entonces la única manera de crecer desde la propia cultura es efectuando una crítica de los presupuestos de la misma, es lo que da el marco para una autocrítica. Como también es cierto que hay un margen de resignificación positiva. Es puesto por nuestra región, nuestra situación, nuestro lugar en la historia que es para Dussel el de la transmodernidad. Tenemos que atravesar la modernidad, el neoliberalismo, la globalización desde nuestra identidad, siempre en construcción, pero con raíces diversas. Hay que apropiarse de los aspectos positivos, invirtiendo el signo ideológico, teniendo siempre presente nuestra situación. Situación que hoy es el neoliberalismo, y para entrar en el debate, no podemos prescindir de la categoría de sujeto en el análisis de la política, como tampoco perder de vista materialmente de quiénes se está hablando cuando se dice pueblo. Veíamos que uno de los desafíos que plantea la modernidad en su fase globalizada es la representación del lugar desde donde construimos nuestras identidades (Auat, 2011), por eso una forma de hacer frente a la avanzada neoliberal es fortaleciendolas desde una concepción de la región como un espacio existencial, mediación de nuestro ser, totalidad en escala humana; y en ese sentido tanto pueblo como región son conceptos operadores de la identidad en la diferencia, analogables. La región aparece como un espacio para empezar a construir una globalización no excluyente, a través de un sujeto transmoderno. La estrategia de resistencia que Dussel sugiere otorgarle mayor importancia al tiempo hermenéutico, apuntando a un diálogo con intelectuales autocríticos y creadores, no meramente reproductores de la modernidad. Dudar y sospechar permanentemente de la narrativa neoliberal y su cinismo, pero también preguntarse si la ilusión de “un mundo, un pueblo” tiene algún sentido.
Bibliografía:
- Auat, A. (2018) “Populismo, neoliberalismo y democracia”, en Pensares y Quehaceres. Revista de Políticas de la Filosofía. Dirigida por Horacio Cerutti-Guldberg. 2018. Ed. Eón: México. Nro. 7 Julio-diciembre.
- Auat, A. (2021) “¿Qué hacer con el neoliberalismo?”, en Situación y Mediaciones. Nuestra democracia entre populismo y neoliberalismo. UNR Editora: Rosario. pp.97-98.
- Roig, A. (1993) Historia de las Ideas, Teoría del Discurso y pensamiento latinoamericano. Editorial Universidad de Santo Tomás, Bogotá, Colombia.
- Dussel, E. (1985) La producción teórica de Marx. Un comentario a los Grundrisse, Siglo XXI, México.
- Dussel, E. (2012 Cinco tesis sobre populismo. Op.Cit. Tesis 3.
- Dussel, E. (2012) Para una política de la liberación (20 tesis de política) Op. Cit.30-37
- Santos, B. S. (2005) El Milenio Huérfano. Trotta. Madrid. Cap. 4. “Hacia una Sociología de las Ausencias y de las Emergencias”. p. 174
- Murillo, S. (2012) Op. Cit. Cap. IV.
- Laclau, E. (2005) La Razón Populista. p. 147
- Hopkins, A. (2016) La categoría de “exterioridad” en el pensamiento de Enrique Dussel. En unam.academia.edu/AliciaHopkins. 14p.
Palabras clave:
Sujetos Políticos; Exterioridad; Praxis de Liberación