Descripción de la Publicación académica:
En San Juan, desde hace más de 20 años, se aplica un conjunto de políticas vinculadas a propiciar el desarrollo, basado en actividades extractivas que favorecen la inversión extranjera en exploración y explotación minera. Estas políticas, nacidas en el seno de propuestas neoliberales durante los años ´90 del siglo pasado, se mantuvieron durante el neodesarrollismo (Féliz, 2013) con matices de intervención estatal, y se vigorizaron durante el gobierno de Macri (2015-2019) que eliminó las retenciones que se aplicaban a la actividad; además de redoblar la apuesta, junto al gobierno provincial, para ofrecer y vender al mundo, las riquezas minerales que tiene la cordillera de los Andes. Estas formas de intervención territorial están amparadas por el discurso de impulsar el desarrollo en estas latitudes. La centralidad del desarrollo radica en la ambigüedad que reviste al concepto en definiciones de sentido común, en las que se presenta como neutro y beneficioso para las poblaciones, y siempre asociado al crecimiento económico: más es mejor. Así se constituye en una pieza clave en la construcción de discursos hegemónicos en pos de consensos que garanticen condiciones de gobernabilidad. Otro elemento esencial a la idea de desarrollo es la mirada siempre puesta en el futuro, no ocupa el lugar del presente, que siempre deberá ser transformado, sino que se ordena como promesa de tiempos que vendrán. Así es necesario interpelar al desarrollo real, al que tiene lugar mientras pensamos en un futuro inexistente aún. Hoy es el futuro de ayer, observemos entonces: ¿qué se propuso ayer? para ver cuánto y cómo se constituyó este hoy. En el nombre del desarrollo se realizan acciones cuyas consecuencias pueden ser devastadoras para la humanidad y para la Tierra. Por eso es posible considerar al desarrollo como una gran emboscada, una trampa tendida a las poblaciones locales para extraer lo que le resulta útil al capital y retirarse antes de que las consecuencias de sus acciones sean evidentes y observables para las mayorías.Por ello, parece oportuno preguntarse: ¿Qué transformaciones se generaron en la estructura productiva y ocupacional de la provincia a 20 años de la propuesta de desarrollo centrada en la minería?; ¿Sobre qué
verdades se sostiene la propuesta de desarrollo minero?; ¿Qué perspectiva tienen de esta propuesta de desarrollo otros grupos productivos de la provincia, específicamente sectores vitivinícolas (actividad histórica y actualmente segunda en importancia en la provincia)?; ¿Qué alternativas productivas pueden vislumbrarse?Pensar en alternativas a los extractivismos implica pensar en re- existencias que vayan más allá de la resistencia a las lógicas dominantes capitalistas, coloniales y patriarcales, proponiendo la generación de prácticas transformadoras que enlacen otras formas de ser, habitar y producir los territorios y la vida en el planeta. Urgente tarea para la humanidad.