Resumen de la Ponencia:
La educación indígena, la educación inclusiva, el movimiento feminista, entre otros más, intentan gestar transformaciones que atienden a los discursos legitimados de la diversidad cultural pero se encuentran con graves muros, no sólo materiales sino simbólicos que no mueven ni conmueven una reforma social, económica, política, de salud o educativa; por lo tanto ni las estructuras se mueven ni el cuestionamiento y horizonte de las acciones institucionales involucradas se manifiestan en la urgente necesidad de transformar. Al mismo tiempo se generan tensiones a lo interno de las propuestas, como por ejemplo la tensión entre paradigmas, que en la realidad no encuentran fronteras claras y diferenciadas, sino que conviven diferentes modelos actuando de manera articulada aunque teóricamente se opongan y sean altamente cuestionados. Se mantienen significaciones culturales, semióticas y materiales que sostienen una matriz relacional de condiciones que fundamentan y aseguran con postulaciones que todo cambie para que nada cambie. En este sentido, el paradigma de la inclusión y los discursos de derechos humanos no han bastado para eliminar las barreras estructurales, así como tampoco han podido restar el significado de falta o ausencia, a un problema multidimensional que, por las diferentes condiciones de exterioridad colocan a las personas en condición de vulnerados. Ante las condiciones citadas, quizá es tiempo de detenernos y preguntarnos si la resolución del problema de la vulnerabilidad de esos grupos, de esas personas denominadas “vulnerables” a las que hay que incluir ¿no será que la vulnerabilidad se genera desde otras dimensiones? ¿no serán las condiciones y posiciones que devienen desde una exterioridad a estas personas las que han generado la discriminación y la exclusión? ¿no será que las propuestas de derribar las barreras prometiendo accesibilidad, formas de comunicación y acceso a una inclusión verdadera están rebasadas por otras condiciones más de tipo social, económico, cultural e incluso político? ¿será que tendremos que ir más allá del paradigma de la inclusión y la proclamación de los derechos humanos?Así, parece pertinente plantear la convivencia y conveniencia de posturas como las citadas en la actualidad de países como el nuestro y potencien, uno, el paradigma de la inclusión y dos, las aproximaciones críticas “emergentes”. Se busca, en consecuencia, actuar como un puente de reflexión ante la problemática de la “vulnerabilidad” que se deposita en las personas consideradas como “minorías sociales” caracterizadas por una enorme desigualdad social, pobreza y exclusión social, y que entra en interseccionalidad con otros sectores poblacionales como el de las mujeres, los adultos mayores y los indígenas, por citar algunos más, y con ello posibilitar y potenciar soluciones más acordes a través de disertar otras formas posibles de pensar, mirar, escuchar, actuar e incidir en las prácticas en los momentos de pandemia y pospandemia.