Resumen de la Ponencia:
O artigo apresenta investigação sobre o conjunto de valores de pesquisadores da área agroambiental no Brasil que desenvolvem pesquisas em áreas de fronteira científica e tecnológica. Tais valores são fundamentos subjetivos para as expectativas de pesquisa e, como tais, interferem nas práticas. O que se pretendeu com a pesquisa foi acessar o núcleo valorativo que se forma em torno das estratégias de internacionalização da produção científica. O processo de internacionalização da ciência tem sido incentivado por órgãos de estado por meio de políticas públicas que tem como foco infraestrutura, envio de pessoal para outros países, financiamento de cursos de línguas, traduções de textos e periódicos científicos e, mais recentemente, tem premiado àqueles que publicam fora do país. Tais incentivos objetivos operam no sentido de ofertar ao pesquisador instrumentos como capacitação técnica e recursos financeiros. No entanto, há elementos subjetivos indicados pela literatura que apontam para valores que operam hierarquizando locais de ciência e produtos do conhecimento científico, pré-concebendo a excelência acadêmica. Tais valores, argumenta-se neste artigo, sintetizam-se na diferença centro e periferia, manifestando-se como excelência científica/ inferioridade, ciência de fronteira/ atraso, relevância científica/ irrelevância, impacto científico/ insignificância. A hipótese deste trabalho é que tais elementos valorativos são obstáculos subjetivos à internacionalização, porque a ciência brasileira se descreve como periferia, mesmo quando se fala de pesquisas em áreas de fronteira da ciência e tecnologia. No caso aqui apresentado pretende-se oferecer uma análise focada nas questões da infraestrutura de pesquisa. Como a infraestrutura aparece nos discursos do cientistas relativos à questões da hierarquia cognitiva? Qual o discurso sobre o déficit infraestrutural? Como a infraestrutra se relaciona com os valores hierárquicos acima indicados? Buscou-se evidenciar tais valores e suas consequências prática para o processo de internacionalização da produção científica na área agroambiental, em duas instituições de pesquisa no Distrito Federal, uma empresa pública, a Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária (EMBRAPA/agroenergia) e uma Universidade Federal, Universidade de Brasília; uma instituição de pesquisa em São Paulo, a Escola Superior de Agricultura Luiz de Queiroz (ESALQ/USP), e uma instituição no Rio de Janeiro, a Universidade Estadual do Norte Fluminense.Resumen de la Ponencia:
La inmigración calificada con estudios de posgrado en México se estimó en 42 649 personas para el 2015 (Ramírez-García & Lozano Ascencio, 2019). Dentro de esa inmigración se encuentran los científicos extranjeros que laboran en Instituciones de Educación Superior (IES) en México. De ellos, se desconoce la cantidad de investigadores que son y su trayectoria educativa (grados y lugares de formación) previa a llegar a dicho país de destino. En ese contexto, se indaga en la trayectoria científica de los 73 astrofísicos y astrofísicas de origen extranjero contratados como investigadores en alguna IES en México, que representan el 29% de los científicos en Astrofísica pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores en México (CONACYT, 2021). El estudio tiene como propósito general analizar la trayectoria científica (formativa y laboral) de astrofísicos extranjeros contratados en México para dimensionar el impacto que han tenido en el crecimiento de la Astrofísica en dicho país. En ese sentido, se plantean tres preguntas de investigación: ¿Cómo son las trayectorias científicas en que se formaron los astrofísicos extranjeros que pertenecen al Sistema Nacional de Investigadores en México? ¿Qué tipo de causas y motivos incidieron en que los astrofísicos extranjeros llegaran a laborar a México? Una vez instaurados laboralmente en México, ¿qué tipo de impacto han tenido en el área de conocimiento en la que se desenvuelven? La investigación se basa en un método mixto (Creswell & Creswell, 2018). Se construyó una base de datos a través de la búsqueda en internet de los Currículum Vitae de los 73 astrofísicos. Se consideró el país de nacimiento, el país y año en que finalizaron la licenciatura (pregrado), maestría, doctorado y posdoctorado. Desde el método de estudio de casos (Gerring, 2007a, 2007b), se seleccionaron 21 astrofísicos mediante una muestra no probabilística, por cuotas e intencional (Bernard et al., 2017). Se entrevistaron a los 21 astrofísicos para indagar en las causas por las cuales llegaron a laborar a México. Este trabajo se enfoca en la inmigración calificada de científicos de una misma disciplina y de distintos nacionalidades, con lo cual escapa de la mayoría de investigaciones de movilidad científica centradas en la fuga de cerebros (emigración) de países en vías de desarrollo a países centrales (Sur-Norte). Los 73 astrofìsicos extranjeros provienen de 25 países. La pauta general son trayectorias científicas multisitio: estudiaron en al menos un país distinto al de nacimiento antes de llegar a México. De los entrevistados se destaca que la principal causa para insertarse a laborar en México es por la obtención de una plaza laboral permanente, pero también se presentaron otras causas: exiliados por las dictaduras, por la desintegración de la URSS, para estudiar el posgrado o el posdoctorado en México.Resumen de la Ponencia:
El objetivo de la presentación es exponer algunas consideraciones teóricas y prácticas al respecto del concepto de innovación social en el terreno de las ciencias sociales, humanas y de la comunicación en el marco de un contexto social, económico, político que le ha otorgado una vitalidad discursiva. En especial, el ejercicio reflexivo que aportamos parte de los resultados que obtuvimos a partir de la propuesta pedagógica que denominamos: Seminario de Comunicación y Procesos de Innovación en la Facultad de Ciencias de la Comunicación (FCC) de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina llevado a cabo en el segundo semestre del año 2021.Nuestra preocupación partió de la problematización de la formación académica en el terreno de los estudios de la comunicación y su vinculación con el “mundo del trabajo”, considerando como eje la noción de innovación social. Por ende, la discusión que ofrecemos se centra en la dimensión curricular y pedagógica que asumen los procesos de construcción de conocimiento en clave de formación profesional. Teniendo en cuenta por lo menos dos aspectos a incluir en el análisis: las competencias de los perfiles de egreso y contenidos básicos orientados al campo de la innovación social. Actualmente, este enfoque es un contenido de vacancia en la formación de la carrera de grado mencionada. El seminario condensa en su propuesta programática algunas de las preocupaciones que cruzan el análisis que llevamos adelante en el proyecto de investigación que es marco de esta propuesta: La innovación como concepto y como práctica en la Educación Superior. Una aproximación a las visiones que sustentan la vinculación y la transferencia de conocimiento orientadas a la innovación (Categoría Consolidar, Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNC 2019-2022) que tiene como meta comprender los conceptos y las prácticas que sustentan la noción de innovación de los diversos agentes institucionales vinculados a la Educación Superior. También, tiene como antecedentes dos proyectos de investigación previos concluidos vinculados a la temática y la presentación de estos resultados en el marco del proceso de cambio de plan de estudios que está llevando adelante la FCC.
Introducción:
En esta ponencia nuestros objetivos son: 1) Exponer algunas consideraciones teóricas y prácticas al respecto del concepto de innovación social en el terreno de las ciencias sociales, humanas y de la comunicación en el marco de un contexto social, económico, político que le ha otorgado una vitalidad discursiva. 2) Problematizar formación académica en el terreno de los estudios de la comunicación y su vinculación con el “mundo del trabajo”, considerando como eje la noción de innovación social. 3) Describir algunas características pedagógicas de la implementación del Seminario Comunicación y procesos de innovación social.
La ponencia está organizada en tres partes. Iniciamos con la discusión crítica sobre la relación Comunicación e Innovación desde una perspectiva conceptual. En la segunda parte, damos cuenta de algunos criterios relacionados con el diseño del Plan de Trabajo del Seminario en su primera edición, considerando a esta temática como espacio y área (aún) de vacancia en la FCC, en especial si se lo contempla en contraste con las transformaciones de los media, las mutaciones en los roles y funciones laborales y profesionales de los comunicadores; y por ende, en la necesidad de innovar (también) en la formación de los mismos en clave crítico - creativa. Al final ofrecemos algunas conclusiones en el marco de estas discusiones que nos permiten orientar la planificación futura del propio espacio curricular.
Desarrollo:
Comunicación e innovación social: posibles cruces
En las últimas cuatro décadas aproximadamente, se han desarrollado vertiginosos cambios que tienen al conocimiento y la incorporación de las Tecnologías de Información y la Comunicación a los procesos socio-productivos como sus motores impulsores de una llamada nueva economía[1]. En este escenario, el análisis de las agendas políticas y en especial, a la producción del conocimiento en el ámbito de las universidades, adquiere una singular relevancia. En especial, el papel de las políticas de I+D y sus agendas[2], las visiones sobre los procesos de vinculación y transferencia así como los procesos mismos de la comunicación de la ciencia están atravesadas por estas nuevas dinámicas que asume el capitalismo en su actual fase. Desde esta perspectiva se construye nuestro interés sobre la innovación en términos conceptuales y también, en tanto acicate de prácticas económicas, sociales, educativas, tecnológicas consideradas en clave de transformación social/desarrollo/cambio social. Por otro lado, nos interrogamos: ¿cómo dialoga el concepto de comunicación con el de innovación?, ¿qué tensiones se cruzan al considerar una relación entre ambos términos? A continuación, delineamos algunos de los caminos posibles para reflexionar en torno a estas preguntas.
La innovación es un concepto actual de aparente neutralidad y gran aceptación, sin embargo, como dice Echeverría (2017, p. 98), hay un “buenismo subyacente” que la presenta como un horizonte deseable y que no permite ver otras formas de entenderla y de analizarla en profundidad para considerar no sólo su asociación a la creación y sus oportunidades sino también a la destrucción y otros riesgos. A su vez, su uso se ha extendido en diversos ámbitos y se ha tornado en un concepto polisémico, detrás del cual existen variadas interpretaciones que dan sustento a modelos de generación, transferencia y gestión del conocimiento para su transformación el valor económico y/o bienestar y calidad de vida, tal como es presentado en las políticas de ciencia y tecnología del gobierno nacional y provincial. La sigla I+D+i (Investigación, Desarrollo e innovación) es un esquema que aparece en las bases de las convocatorias públicas de financiamiento de proyectos. A ello se suman nuevas prioridades estratégicas, como la adhesión de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que contribuyen a fortalecer los lineamientos entorno a la innovación como estructurante de toda transformación, gestión y producción de conocimiento encaminados a consolidar distintas visiones acerca del desarrollo (Desarrollo Sustentable, Desarrollo Humano, Desarrollo Inclusivo, Desarrollo Sostenible, entre otras), de los patrones de acumulación que los sostienen o las modalidades de encarar la inclusión social (Alzugaray et al, 2013).
Al realizar una primera exploración, el concepto de innovación se presenta difuso y esta condición ambigua lo coloca en las inmediaciones de propuestas contrapuestas sobre su significación. Este arco de las significaciones oscila entre un término de moda (Gurruchaga A. y Echeverría J. 2010) y sus posibilidades concretas de propiciar e interpretar los procesos de desarrollo o de desigualdad social.
Una de las puertas de ingreso a estos debates es a través de los rastreos de la historia del término innovación. En esta línea podemos situar el aporte que realiza el estudioso canadiense Benoît Godin (2008), que elabora una genealogía del término e introduce algunas aristas para el análisis crítico. En su recorrido se advierte la constitución de un campo semántico donde la calificación de innovador se asocia a la adopción de una invención. En el contexto histórico de la segunda posguerra mundial, este sentido se fortalece con base en el impulso del desarrollo tecnológico. Las novedades tecnológicas configuran el ideario del desarrollo occidental y a partir de esa referencia, se ajustó su sentido en términos de innovación tecnológica. A la vez que se fortalece el modelo lineal de innovación en el cual la investigación científica, los científicos considerados como expertos y los desarrollos tecnológicos (I+D), junto con la aplicación que promueven las empresas en los distintos mercados, emergen como las fuentes privilegiadas y/o legitimadas de innovación. Aunque este modelo es cuestionado, no ha dejado de ocupar su lugar como piedra de toque de las denominadas políticas de innovación.
A medida que han avanzado los debates, se ha producido un giro en los estudios de innovación. ¿Qué aspectos promovieron la ampliación del concepto? En primer lugar, aparece la necesidad de incorporar una mirada desde la complejidad y la multidimensionalidad que suponen los procesos de creación de innovaciones. Al respecto Javier Echeverría (2010) propone un modelo pluralista y sistémico de la innovación que podemos sintetizar en los siguientes aspectos:
a) Innovación: procesos interactivos que generan resultados nuevos, valiosos y transformadores en entornos y sistemas determinados (abarca a las innovaciones tecnológicas, sociales, educativas entre otras).
b) Procesualidad. Pone énfasis en la palabra proceso porque las innovaciones pueden ser evaluadas en términos del estudio de sus resultados a lo largo de su desarrollo.
c) Pluralidad de agentes y valores. Se pueden identificar los agentes que intervienen y sus valores, a partir de los cuales promueven estos procesos.
d) Situacionalidad de las innovaciones. Considera las condiciones (históricas, culturales, económicas, etc.) específicas de las sociedades en las cuales una innovación puede ser considerada o no como tal, rechazada o aceptada.
e) Enfoque axiológico. Otra cuestión importante considerada por el autor es que la innovación no es algo bueno per se. Muchas innovaciones pueden ser enormemente destructivas e incluso nefastas para millones de personas. (Echeverria, 2012, p.4) Este aspecto (ya destacado por Schumpeter), implica incluir en los estudios de la innovación, la evaluación moral de la innovación (ética de la innovación), considerado como un tema que es soslayado. De esta manera, Echeverría busca corregir el sesgo economicista o tecnologicista que atrapó al concepto de innovación. También se posiciona contra toda expresión triunfalista sobre las innovaciones: “La cultura de la innovación no sólo incluye éxitos, también fracasos. (2010, p.26).
En primer lugar, para comprender cómo ingresa la noción de innovación en el terreno de los estudios de la comunicación es necesaria una aproximación socio-histórica a los conceptos e ideas que se configuraron en los debates al respecto de las relaciones entre comunicación/cambio social/desarrollo. En este sentido, el paradigma dominante de la comunicación persuasiva (desarrollado en EE.UU) sentó las bases de un modo de aproximarse al estudio de la modificación de los comportamientos sociales mediado por la intervención de los mass media. Aun cuando en sucesivos estudios, las hipótesis se modificaron quedaba como premisa que la información podría generar cambios de comportamientos.
Estas perspectivas de una u otra manera, alimentaron ciertas visiones al respecto de la noción de desarrollo en la etapa posterior a la Segunda Guerra Mundial. Como lo reseña Ramiro Beltrán (2005) lo que se consolidó como perspectiva de la comunicación para el desarrollo, surgió de tres iniciativas: 1) las radios escuelas de Colombia; 2) las radios mineras de Bolivia y 3) Extensión agrícola, educación sanitaria y educación audiovisual, sustentados “en los servicios públicos en agricultura, educación y salud copatrocinados por los gobiernos de Estados Unidos de América y de los de la región.” (Beltrán, 2005, p.57)
En términos teóricos, las filiaciones de las trayectoria están ancladas en la idea de modernización de Daniel Lemer (1958) y los aportes del difusionismo o la teoría de la difusión de innovaciones de Evertt Roger (1962) que cierra el sentido positivo en torno al concepto de innovación y será la base explicativa de los cambios en los procesos de modernización de las sociedades, en especial del denominado Tercer Mundo. Esta línea de trabajos forma parte de los primeros estudios identificados dentro de la génesis de los modelos de la comunicación para el cambio social y que han sido la base de los programas de cooperación internacional durante varias décadas (Gumucio-Dagron, 2011). La revisión de estos aportes en el terreno de los estudios que retoman la noción de innovación es necesaria para reflexionar sobre los idearios que aún subsisten dentro de algunas propuestas de programas que toman a la innovación el atributo necesario de crecimiento social y económico contemporáneo.
Estas perspectivas fueron cuestionadas desde la Teoría de la Dependencia, hacia mediados de la década de los años sesenta. En el transcurso de las próximas dos décadas emergen las discusiones en torno a la noción de comunicación alternativa, participativa o la noción de la comunicación alternativa para el desarrollo democrático (Beltrán, 1973) como una vía de superación de la perspectiva del difusionismo. Las derivas teóricas y los cuantiosos debates que encuentran una filiación cercana a estas líneas en América Latina conforman un conjunto relevante de aportes para plantear el análisis de los procesos de innovación tal como lo ha indicado Echeverría en sus estudios. En especial, la necesaria consideración de la dimensión axiológica y ética que forma parte de una reflexión sobre la innovación ya no en clave de instrumento para la eficacia de un paradigma de instrumental o tecnocrático.
En el plano de la gestión de las organizaciones se parte de considerar que está atravesada por mediaciones: entre las personas y las cosas (entendida como materialidad como recursos materiales, financieros, etc.), entre las personas y las ideas (cultura, proyectos, valores, etc.) y las personas entre sí (su posición en un grupo, sus intereses, proyectos, valores, competencias); esquema que se complejiza en la triangulación y superposición de estas mediaciones. En esta estructura de relaciones, la comunicación se presenta visiblemente como procesos organizados de trabajo pero también como condicionante estructural para el desarrollo vital, en cuanto es preexistente, dinámica y evolutiva. Este argumento surge de una generalización sobre la lectura de numerosas publicaciones especializadas de gestión dirigida no solo a empresarios sino también a investigadores científicos. Enlistar las publicaciones resultaría una tarea imposible porque se multiplican en diferentes países. Solo para caracterizarlas podemos tomar en cuenta el Journal of Communication Management de Emerald Publishing (https://www.emerald.com/insight/publication/issn/1363-254X), Management Communication Quarterly (MCQ), de Sage Journals (https://journals.sagepub.com/home/mcq) Communication and Management
Editions Eska (https://journalpublishingguide.vu.nl/WebQuery/vubrowser/22193).
Organizada como procesos, la comunicación se presenta como metodología para abordar problemas organizacionales y en mayor escala comunitarios y sociales. No obstante, en cuanto tal, no forma parte de la curriculas de las carreras de comunicación. Al estar asociada a la gestión, la comunicación aparece subsumida, casi como un proceso natural y no procedimental, de la gestión de las organizaciones y a la dimensión de las mediaciones con las cosas, o recursos materiales. Sin embargo el estudio de metodologías como Six Sigma, Diseño Estratégico, Prospectiva Estratégica, Mediación, Moderación, Negociación, son mayormente atribuidas a las ingenierías y a las ciencias económicas. Estas metodologías surgieron cada una de ellas para resolver problemas concretos de empresas, organizaciones, comunidades, etc.
Si revisamos la currícula de las carreras de comunicación del país vamos a encontrar que mayormente estuvieron orientadas al campo de los estudios de los medios masivos y al ejercicio técnico profesional dentro de estas instituciones, focalizando en un tipo de mediaciones entre los sujetos y las ideas y una visión restringida al manejo técnico de las mediaciones con los objetos. La falta de una visión integral de estas mediaciones que explore más allá de los técnico sobre lo objetual como las transacciones económicas y financieras, la mediación de las ideas en cuanto proyectos, la mediación más profunda no sólo entre las personas sino en los tejidos de sus intereses, habilidades y competencias de la más diversa índole, es la que ha restringido el campo de trabajo de los comunicadores. Comprender todas las dimensiones que podrían atravesar la actividad del comunicador, implica superar prejuicios como el de que una persona abocada a las ciencias sociales no necesita entender sobre flujos financieros o transformación de recursos materiales. La falta de un estudio transdisciplinario y trans ciencia, es lo que restringe el campo de la comunicación y lo atomiza en compartimentos estancos restringiendo la comprensión de los procesos de comunicación que hoy nos atraviesan.
Principales características de la propuesta pedagógica del Seminario de Comunicación y procesos de innovación
En la línea de reflexiones precedentes se inscribe nuestra preocupación por el concepto de innovación y su incorporación como contenido vertebrador del espacio curricular optativo del Ciclo Básico dentro del actual Plan de Estudios de la Licenciatura en Comunicación Social. La posibilidad de elaborar esta propuesta no sólo formó parte de una práctica de transferencia pedagógica de los resultados provenientes de la investigación que llevamos adelante sino que se gestó en el devenir del proceso de discusión del cambio de plan de estudios que se retomó en el año 2018, tras varios años de intentos fallidos.
A través de las distintas instancias de debate institucional se perfilaba un conjunto de problemas para asumir y concretar el cambio de una propuesta curricular que fue aprobada en el año 1993. Si miramos el tiempo transcurrido y nos asomamos a los distintos ámbitos en los cuales los egresados ejercen su profesión, nos damos cuenta que existen ciertas brechas entre esa formación formalizada en un plan de estudios y la gestada en el transcurso de los años, a la luz de las transformaciones tecnológicas que impactaron en ciertos perfiles profesionales tradicionales. En ese sentido, el proceso de cambio de plan de estudios:
Abre un conjunto de tensiones, preocupaciones y, a la vez, se intuyen nuevos desafíos. El peso que tiene cada uno de estos componentes en el proceso de diseño curricular se configura de manera diferente desde la percepción de los agentes involucrados: funcionarios de la gestión política de las instituciones, docentes, estudiantes, personal no docente y egresados. Sin embargo, esa movilización de incertidumbres convoca a una reflexión situada sobre las prácticas profesionales, educativas y las visiones que se construyen sobre el saber comunicacional. No sólo con raíces que se hunden en la producción académica legitimada por trayectorias y tradiciones del campo disciplinario sino, también, por los vaivenes de las demandas del mercado laboral que transitan los profesionales de la comunicación en cada época y región. (Ortiz, 2019, p.27)
Desde esta perspectiva, la incorporación de los debates acerca de la innovación social es un contenido vacante en la formación profesional de egresadas y egresados de nuestra carrera en la actualidad. Como hemos planteado en la primera parte de este trabajo, recuperamos un abordaje multidimensional y complejo sobre estos procesos de innovación social. En especial, no podemos dar por sentado que se trata de una manera de afirmar el paradigma de la eficiencia que encubren ciertas visiones sobre el desarrollo o la transformación social. Todo lo contrario, es analizar en clave de dilemas, paradojas, la producción de los conocimientos colectivos y los procesos que tienden a llevar adelante soluciones específicas a problemas socialmente situados. Y en esa clave recorrer los aportes de los estudios en comunicación. Como lo expresa Ayestaran (2011)
Es importante estudiar toda innovación como una innovación social, es decir, en una cadena enjaezada de conocimientos y valores en un complejo, lo cual presupone abandonar el modelo lineal y utilitarista del monismo axiológico y profundizar en epistemologías dotadas de un pluralismo axiológico, con valores tanto epistémicos como no-epistémicos de diversa índole. Este paso supone pensar la innovación social como una matriz desde una epistemología de la racionalidad innovadora axiológicamente acotada por valores y vectores. Las visiones unidireccionales de la innovación, basadas en cadenas monocausales del valor económico, no recogen la riqueza y diversidad de valores y vectores implícitos en estos procesos y en sus dinámicas de conocimiento. (p.87)
Ahora bien, arribar a estas cuestiones cuya densidad teórica, metodológica y axiológica muchas veces dista de la experiencia pedagógica que se desenvuelve en los tramos iniciales de las carreras, supone reflexionar sobre el proceso mismo de elaboración de la programa y la planificación de las actividades. En tal sentido, la propuesta cristalizó algunos aspectos que formaban parte de nuestra indagación y otra parte, quedó abierta o se nutrió de las expectativas, nociones previas o aportes que realizaron las y los estudiantes.
De manera sintética, las actividades estuvieron orientadas por un conjunto de interrogantes iniciales:
Interrogantes
Objetivos
¿Qué es la innovación?
Reconstruir la categoría innovación a partir de las aproximaciones intuitivas.
¿Qué experiencias de innovación social conocemos?
Elaborar la lista de emergencias socio-políticas y culturales: hacia una propuesta de agenda desde el Seminario.
Desde la perspectiva de la profesión de la comunicación social: ¿Qué aportes podría realizar para favorecer estos procesos de innovación social?
Reconocer las competencias profesionales de las y los comunicadores vinculadas a los procesos de innovación.
Reconocer las metodologías de trabajo actuales, requeridas por el mercado laboral a los profesionales de la comunicación que implican a la innovación como concepto y práctica. Ejemplo: Prospectiva, Planificación, Estratégica de la Innovación, Moderación, Mediación, Gestión de la Innovación, Gestión de Proyectos, Liderazgo, Benchmarking Tecnológico, Vigilancia Tecnológica,
etc.
A modo de ejemplificación, la lista elaborada colectivamente de las de emergencias socio-políticas y culturales estuvo estructurada por los siguientes tópicos[3]:
1-Reactivación productiva-vinculación.
2-Conectividad-pobreza-desigualdad.
3-La educación como sistema básico de inserción social para lograr igualdad de oportunidades.
4-Innovaciones para el cuidado del medioambiente.
5-Comunicación de la ciencia.
6-Garantizar el respeto a los derechos más allá de las ideologías.
7-Revisar la cultura del trabajo y de los valores.
8-Cultura de la cancelación - redes sociales.
9-Cuestiones de género.
10-Nuevas formas de conocimiento a partir de las TICS
En este conjunto de temas, las y los estudiantes sitúan procesos de innovación social que pueden ser abordados desde las competencias profesionales como comunicadores sociales. En el trabajo final del Seminario debían definir una situación-problema para elaborar un análisis desde el enfoque de la relación entre comunicación e innovación social: teniendo en cuenta el contexto, la pluralidad de actores implicados y ¿qué aspectos o dimensiones de la comunicación participan del proceso de innovación elegido? Para esto, se relevaron previamente algunas agendas de organismos estatales argentinos, latinoamericanos y europeos, vinculados a procesos de innovación social, de modo que los estudiantes pudieran mapear ejes de interés, compararlos y discutir (desde allí) áreas de vacancia y prioridades de las políticas públicas.
[1] Un conjunto variado de perspectivas abonan el término Nueva Economía. Según la OCDE (2000) el término está asociado a los cambios ocurridos en la economía de EE.UU. vinculadas a las transformaciones que han generado las tecnologías de la información y comunicación. Se mencionan tres características de estos cambios (que sólo se mencionan de modo resumido): 1) Mejora en las tendencias de crecimiento económico en términos de eficiencia; 2) Afectan a los ciclos económicos y 3) Las fuentes de crecimiento son diversificadas. Otro componente en discusión está relacionado al concepto de conocimiento como recurso económico. En esa línea se inscriben los distintos desarrollos al respecto de la noción Economía del Conocimiento. También, frente a estos análisis se han abierto perspectivas críticas. Una de estas vertientes de discusiones se pueden encontrar en el terreno de lo que se denomina el Capitalismo cognitivo. Para revisar una crítica al concepto ver Caffentzis, G.(2016).
[2] En Argentina, en el 2007 se creó Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación en 2007 y en el 2013, se puso en marcha el Plan Argentina Innovadora 2020 que se pretendió fortalecer el sistema científico-tecnológico y orientar una política de focalización hacia sectores estratégicos denominados Núcleos Productivos Estratégicos (agroindustria, Ambiente y desarrollo sustentable, desarrollo social, industria, salud y energía). En el ideario de este plan, se rescata la explicitación de una visión sistémica de la innovación, la estrategia de la focalización hacia sectores con mayores considerados estratégicos y la acción estatal orientada hacia políticas de asociatividad. Si bien hubo significativos avances en materia de políticas científicas orientadas, quedaron pendientes acciones para lograr una mayor interacción de diversos agentes. El Estado fue el mayor inversor en I+D, con poca participación de sectores empresariales, entre otros aspectos como la emergencia de tensiones (ideológicas e institucionales) al respecto de la función de la CTI, su vínculo con el desarrollo económico y social y la gestión por parte del Estado (Castaño, 2019). Este período se corresponde con los dos gobiernos de la presidencia de Cristina Fernández (2007-2015).
En el 2018 pasó a estatuto de Secretaria de Gobierno dependiente del Ministerio de Educación, Cultura y Ciencia y Tecnología de la Nación por Decreto Nro. 801/2018, durante la presidencia de Mauricio Macri. Con la asunción del presidente Alberto Fernández se restablece el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. En la actualidad, se encuentra en proceso de definición el Plan Argentina Innovadora 2030 que en su documento preliminar (2020) define ciertas nociones orientadoras para la planificación: desarrollo sostenible y Estado protector y emprendedor. Se enuncia que se adoptan los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que define y promueve la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde septiembre de 2015.
[3] Se presenta un listado resumido.
Conclusiones:
Hemos desarrollado hasta aquí los tres tópicos que estructuraron el trabajo. Como conclusiones que abren hacia problemas nuevos, podemos sintetizar:
En lo que refiere a la discusión crítica sobre la relación Comunicación e Innovación, recordemos que nuestro interés surge por trabajos de investigación previos y en el marco de un cambio de plan de estudios que puso sobre la mesa preocupaciones e intereses en tensión entre docentes, investigadores, estudiantes, egresados - profesionales en ejercicio, agendas de las políticas de ciencia y tecnología, entre otros. En este contexto, resulta evidente que para la producción del conocimiento en el ámbito de las universidades (en este caso la UNC), adquiere una singular relevancia el papel de las políticas de I+D+i . En virtud de esto - tal como dijimos - nuestro interés sobre la innovación es tanto en términos conceptuales como de estímulo para prácticas (político - socio culturales, económicas) que propenden a la transformación social/desarrollo/cambio social.
Así, proponemos abordar críticamente el concepto de innovación desde "la sospecha"; es decir, poniendo en cuestión su aparente neutralidad para pasar a un abordaje multidimensional y complejo - fundamentalmente - cuando hablamos de procesos de innovación social.
Esto último - desde nuestra perspectiva - será posible si, desde el campo de las Ciencias Sociales y de la Comunicación, se recuperan las dimensiones axiológica y ética, que edifiquen una reflexión sobre la innovación, ya no en clave de instrumento para la eficacia de un paradigma instrumental y/o tecnocrático (y que por ende nos arroja a un lugar "subsidiario" de otras disciplinas y saberes) sino como condición sustantiva y de posibilidad para el desarrollo de procesos de innovación.
Dicho esto, proponemos entonces concebir la innovación social con una mirada crítica e inclusiva, supone entender la innovación como procesos dinámicos y participativos, en diferentes escalas de aplicación y también como oportunidades de transformación gradual consensuada. De esta forma los escenarios futuros a los que apuntan los procesos innovadores responden no sólo a fines económicos sino también sociales y ambientales. Innovar el concepto de innovación y su práctica.
De estos análisis y en este marco, surgió la propuesta de creación del Seminario Comunicación y Procesos de Innovación. Las discusiones mencionadas sirvieron de criterios para su planificación y el producto de este espacio formativo arrojó líneas de trabajo novedosas e interesantes.
Cabe decir aquí que el Seminario en sí mismo constituyó un espacio de innovación. Resulta curioso que el campo de la Comunicación Social, atravesado por el desarrollo y la irrupción incesantes de dispositivos, estéticas, formatos y lenguajes no logra desprenderse aún de tecnologías educativas (en sentido amplio) tradicionales - canonizadas por la Academia; incluso cuando cuenta con valiosas y múltiples miradas críticas en relación a la formación de los comunicadores. De ahí que el trabajo implicó revisar la relación entre Comunicación e Innovación, para luego relevar las agendas de políticas públicas vigentes (fundamentalmente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación) y proponer desde allí visiones alternativas y/o que potencien propuestas de I + D +i en línea con nuestra perspectiva teórica.
Los trabajos elaborados por los estudiantes revelan que el campo de la Comunicación Social tiene mucho para decir, aportar y hacer en términos de procesos de I + D +i, por lo que su estatuto amerita superar su lugar "secundario" en convocatorias y en su participación en relación a disciplinas técnicas o "duras".
En este sentido, cabe advertir (aunque no es tema de este trabajo) que somos muy críticos a modelos de innovación en boga y vigentes como el que exalta la figura de "unicornios", entendiendo que el mismo no es pertinente para nuestras sociedades (por motivos culturales, por las características históricas de nuestro aparato productivo, empresarial, sindical, de nuestro sistema educativo formal y no formal, del sistema de ciencia y tecnología vigente, demográficos, económicos, entre tantísimos otros) por lo que afirmamos que aún resta fortalecer el desarrollo de políticas públicas y académicas que garanticen la sustentabilidad y sostenibilidad de estos espacios en clave de lo que aquí se propone teóricamente, sobre todo ante los fundamentos (estadísticos y de investigación) existentes en relación a nuestras poblaciones y la posibilidad de llevar adelante modelos vernáculos sobre procesos de innovación situados que estimulen la transformación social.
Agendas, tecnologías educativas, marcos teóricos en revisión y un ejercicio crítico incipiente en esta parte del mundo sobre la relación comunicación e innovación, hacen de la Innovación Social un espacio de formación emergente en la Carrera de Comunicación Social.
Bibliografía:
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Palabras clave:
innovación social; comunicación social; procesos de construcción del conocimiento.
Resumen de la Ponencia:
La divulgación de las ciencias sociales hoy en día se encuentra en una encrucijada: por un lado, las categorías conceptuales se hacen del conocimiento y dominio de un número cada vez mayor de personas en redes sociales, y por otro lado, la divulgación de la ciencia se ve ensombrecida por una abundante desinformación, posverdades y posturas anticientíficas que terminan presentando a las ciencias sociales como especulativas e imprecisas. La ciencia social actual se ha logrado colar en el imaginario común y en el lenguaje coloquial de las personas. Cuestiones como el poder, el género y el racismo han venido a formar parte del lenguaje común de los usuarios de redes sociales. Sin embargo, las ciencias se han topado con un obstáculo un tanto inesperado: la moda de la crítica social en redes en manos de creadores de contenido, así como los movimientos anti(pseudo)científicos en estos espacios. Donde antes existía un agente de poder (institucional, moderno) que marcaba el rumbo de la ideología, ahora los hay por montones; cientos de miles de nuevos sujetos empoderados por las redes que utilizan estas plataformas como desfogue y escarnio público. Ahora la verdad y los valores que fundamentan la sociedad se ven influidos por mareas, grandes grupos de personas, semi-anónimos, semi-uniformes, que haciendo pleno uso de sus facultades virtuales operan a través de redes sociales y páginas de internet, como voz y voto, juez y parte en la difusión de contenidos y en la aprobación de conductas, espacios y formas. La abundancia de información hace difícil para los legos de la ciencia discernir entre lo que resulta verdad y lo que resulta conveniente (o cómodo), propiciando así un fenómeno de posverdad. Debemos considerar estos fenómenos (la incorporación del lenguaje científico-social al coloquial y la posverdad científica en las redes sociales) como parte de una misma coyuntura que se corresponde con el fin de la ciencia como la conocemos y la necesidad de construir una nueva forma de acercarnos a las personas para la divulgación de la ciencia y el fortalecimiento de sus cimientos.A través de una revisión teórica de los estudios culturales y la sociología de Mills, el propósito de este estudio es indagar en las principales tendencias relacionadas con el uso de las categorías conceptuales pertenecientes a las ciencias sociales en redes sociales (twitter, tiktok e Instagram), así como la difusión de la desinformación científica en estas plataformas. Identificar a los impulsores y detractores del conocimiento científico puede sentar las bases para relacionarnos como académicos con estos nuevos espacios de divulgación.Resumen de la Ponencia:
En general, las investigaciones sobre prácticas académicas se han enfocado en evaluar en qué medida ciertas políticas y normas se implementan en espacios universitarios, o cómo estas influyen en los comportamientos e imaginarios de los actores, sin necesariamente especificar el alcance e intensidades de estos encuentros. En esta propuesta, en cambio, nos enfocamos en explorar cómo las académicas/os interpretan y traducen las políticas y normas que derivan de la perspectiva de género en diversos contextos universitarios. Es decir, a partir del trabajo de Annette Braun, Meg Maguire y Stephen Ball (Braun et al., 2010) y las problematizaciones éticas y políticas de Judith Butler (2020), Ana María Fernández (1992, 2007, 2013), Miranda Fricker (2007), Bonnie Honig (2017) y Lovisa Bergdahl (2018) nos interesa analizar cómo estas políticas son adaptadas o resistidas de manera creativa e innovadora por las académicas/os en los procesos de generación de conocimiento en las universidades. Pero, a su vez, nos interesa explorar cómo, más allá de la codificación de estas políticas y normas, emergen prácticas con perspectiva de género que destituyen estructuras universitarias y, a la vez, constituyen nuevos espacios y culturas académicas de generación de conocimiento. Para ello, proponemos un análisis que indaga en las prácticas académicas vinculadas a la generación de conocimiento desde una triple articulación: metodológica, epistemológica y ética. En términos metodológicos, se trata de analizar cómo y bajo qué condiciones los diseños metodológicos, el trabajo de campo y los procesos de diseminación del conocimiento consideran la perspectiva de género; en términos epistemológicos, analizar en qué medida la perspectiva de género modifica la relación entre la subjetividad académica y las virtudes epistémicas (objetividad, creatividad, etcétera); y en términos éticos, analizar cómo la perspectiva de género modifica la relación que las académicas/os tienen con ellas mismas y con los otros. Es decir, se trata de explorar qué nuevos enfoques metodológicos, posiciones epistemológicas y relaciones éticas emergen desde las tensiones que produce la perspectiva de género en los procesos de generación de conocimiento en la Universidad Latinoamericana. En ese contexto, en esta ponencia queremos presentar una propuesta para estudiar cómo los elementos centrales de los procesos de generación de conocimiento, es decir, la metodología, epistemología y ética, son impugnadas por prácticas e imaginarios que emergen desde tensiones sociales y culturales (en particular, la perspectiva de género). Nos enfocaremos en justificar teóricamente este enfoque en las tres dimensiones mencionadas como una manera de comprender el alcance e intensidades de la perspectiva de género en la generación de conocimiento.Resumen de la Ponencia:
O papel do conhecimento adquirido pela investigação científica na construção de melhores ambientes sociais traz o debate sobre o impacto societal, que engloba todos os elementos de contribuição realizada pela investigação à sociedade (Hill, 2016). Ao buscar um maior entendimento sobre esses impactos da pesquisa, é indispensável interpretar e expor a dinâmica existente na produção e disseminação do conhecimento, além das avaliações e análises que buscam capturá-la. Muitas decisões são tomadas de acordo com os objetivos da avaliação, em especial no tocante aos métodos e técnicas escolhidos (Molas-Gallart, 2015). Antes que isso aconteça, é preciso haver reflexão sobre o papel da investigação e seus impactos, identificando quais premissas regem a avaliação. Para atender a um diferente foco na avaliação, existem as metodologias desenvolvidas a partir da Impact Pathways Analysis, cujo o objetivo é proporcionar a identificação das diferentes etapas da criação de impacto, dos atores e recursos envolvidos e a mudança longa e complexa do conhecimento para resultados e impactos da pesquisa (Douthwaite et al., 2003; Joly et al., 2015; Matt et al., 2017; Walker et al., 2008). Um desses métodos é o ASIRPA, que faz uso de padronização dos estudos de casos para proporcionar uma compreensão extensa ao mesmo tempo que permite comparações. Para que a avaliação de impacto societal gere contribuições, deve ser possível extrair um entendimento do processo de inovação, a título de aprendizagem de atores internos e externos, além de ser possível compor uma distribuição de recursos, que tem sido o principal objetivo das agências nacionais de ciência e tecnologia (Colinet et al., 2014). Para conduzir do ASIRPA, é preciso utilizar três ferramentas analíticas, que são a cronologia; as vias de impacto; e os vetores de impacto. A combinação destas gera uma padronização dos estudos de caso, além da visualização com imagens em cada etapa, facilitando a comunicação dos principais componentes e resultados. A associação das ferramentas permite que sejam identificados mecanismos críticos entre os diferentes estágios do processo de geração de conhecimento, dando destaque para a heterogeneidade do impacto, bem como para a infraestrutura e o tempo necessários para o desenvolvimento das pesquisas e a transferência do conhecimento (Colinet et al., 2014; Joly et al., 2015; Matt et al., 2015, 2017). Nenhum método será adequado para todos os tipos de avaliação, sendo essencial escolhê-lo conforme o objetivo e o propósito a serem alcançados. Os diferentes elementos que compõem a investigação científica demandam um olhar com mais cuidado para o processo de avaliação, buscando não somente um mecanismo abrangente que permita a comprovação do bom uso dos recursos investidos, mas que tenha a capacidade de capturar, da melhor forma possível, o valor e os benefícios gerados pela investigação científica para a sociedade.
Introducción:
A demanda pela comprovação do retorno do investimento realizado em pesquisa gera uma a preocupação, cada vez mais expressiva, em identificar e conhecer os resultados alcançados que são transferidos à sociedade. O entendimento de que uma pesquisa de qualidade naturalmente gera benefícios não engloba o esforço em transformar resultados em impactos societais. Além disso, quando as avaliações de pesquisa são utilizadas para embasar as decisões de alocação de financiamento, há uma indicação dos valores e atores que são reconhecidos pelas instituições de fomento (Martin, 2011; Samuel & Derrick, 2015).
Um novo formato de avaliação que estabeleça parâmetros diferentes dos tradicionais, explorando os impactos que vão além da área científica, pode complementar a abordagem dominante da avaliação científica. Enquanto uma avaliação tradicional se centra na análise do impacto das publicações e revistas correspondentes, que já possuem algoritmos e processos estabelecidos, para realizar uma avaliação complexa de impacto societal, é necessário que haja uma combinação entre metodologia apropriada, acompanhamento sistemático e tempo para a devida condução do processo. Assim, é importante analisar se o contributo da avaliação do impacto societal da investigação é complementar à avaliação científica tradicional, trazendo valor acrescentado a estes processos (Matt et al., 2017; Muhonen et al., 2020).
O propósito de uma abordagem diferente para a avaliação dos contributos da investigação é ir além da mensuração dos resultados e dos aspectos econômicos, encontrando benefícios em outras esferas. Avaliar o impacto societal representa abranger a compreensão de impacto de forma ampla e alargada, reconhecendo que existem diferentes dimensões a considerar. Na literatura, é possível identificar essa mudança pelo uso de termos como valor público, aplicabilidade, transferência de conhecimento, e relevância social (Bornmann, 2013).
Uma reflexão comum sobre a avaliação de impacto societal é que esta pode levar as equipes de pesquisa a priorizar os aspectos de contributo em detrimento da qualidade da investigação. Quando se considera utilizar as avaliações para propósitos relacionados ao financiamento das instituições, um dos critérios principais é a confiança na qualidade da investigação, com base no histórico dos pesquisadores e unidades institucionais (Smit & Hessels, 2021).
Os métodos de avaliação tradicional já estão estabelecidos e foram utilizados em múltiplos cenários e contextos. Por outro lado, as metodologias para avaliação de impacto societal estão em desenvolvimento e demandam mais recursos, devido ao aumento da complexidade do processo. Grupos científicos têm proposto modelos robustos, contudo estes não têm sido amplamente aceitos por terem uma operacionalização complexa e, muitas vezes, sem a confiabilidade dos indicadores científicos já estabelecidos (Benneworth et al., 2016, p. 169).
Assim, busca-se apresentar o Socio-economic Analysis of the Impacts of Public Agricultural Research (ASIRPA) como alternativa, discutindo seus benefícios e as limitações de uma metodologia não-tradicional, bem como refletindo sobre a possibilidade de que esta passe a ser adotadas com mais frequência e de forma mais ampla.
Desarrollo:
Foram geradas diversas contribuições baseadas no conhecimento científico nos períodos de guerra no século passado. Com os Estados Unidos incorporando a estrutura de pesquisa na estratégia governamental, por meio do Relatório ao presidente Roosevelt por Bush (1945), houve a institucionalização do direcionamento de recursos públicos para atores como as universidades e os institutos de pesquisa, com o objetivo de fomentar novas tecnologias e a produção de inovações, mantendo-as à disposição do estado e da sociedade.
Desde então, muitos países desenvolveram uma rede de produção de conhecimento baseada nessa lógica americana, incorporando a compreensão da ciência como um bem essencial para o desenvolvimento. Todavia, Berman (2014) chama atenção para o fato de que a organização da pesquisa científica mudou consideravelmente nas últimas décadas, como visto nos modelos de Modo 1 e Modo 2 (Gibbons et al., 1994), da Hélice Tríplice (Etzkowitz, 2009), dos Sistemas Nacionais de Inovação (Freeman e Soete, 2008), entre outros.
Ao longo dessa construção, ocorreu um processo de ressignificação do conceito de ciência, identificando novas dinâmicas e conexões no tocante à geração de conhecimento e de produção de tecnologias e inovações. Isso vem influenciando a relação do conhecimento com a economia, das instituições científicas com os estados, e destes com a sociedade (Nedeva e Boden, 2006; Santos, 2016).
A ausência dos termos tecnologia e inovação na introdução do problema foram propositais, devido à grande associação que existe com o processo linear de inovação, no qual a ciência resulta em tecnologia e desta são geradas as inovações, em especial para a indústria. Neste trabalho, o foco está nos impactos societais gerados pela produção e disseminação de conhecimento acadêmico, contexto institucional estabelecido e não apenas a aplicação em si. Ademais, compreende-se que a relação entre ciência, tecnologia e inovação é dinâmica, complexa e pode ocorrer em diferentes configurações, a depender do contexto.
Desde o conhecido trabalho de Kline e Rosenberg (1986), a contestação sobre o processo de inovação visto como uma cadeia linear e unidirecional se fortalece, por meio da apresentação de alguns modelos interativos. Nesse sentido, Douthwaite et al. (2003) reforçam que o movimento de mudança derivada do conhecimento não é linear ou mesmo unilateral, sendo insuficiente utilizar abordagens que não considerem a complexidade inerente a esse processo. A introdução das relações e do feedback como partes importantes do processo foi um grande diferencial para as novas abordagens.
O contexto atual tem demonstrado um conjunto de esforços para que a produção científica seja direcionada ao progresso econômico, com uma crescente demanda pela aplicabilidade das pesquisas. Esse movimento leva a uma constante pressão sobre o desempenho da investigação e a capacidade de comprovar benefícios diretos, e muitas vezes imediatos, dos projetos e programas (Gunn & Mintrom, 2017).
A mudança nas relações entre pesquisa, inovação e sociedade incentivou a criação de um novo discurso sobre como devem ser abordados os desafios coletivos, dissociando a ideia de que crescimento econômico é capaz de resultar diretamente em desenvolvimento social. Movimentos internacionais, especialmente na Europa, tem fortalecido essa narrativa, segundo Matt et al. (2017). Essa mesma percepção é válida para os impactos gerados pela produção de tecnologia, que claramente vão além dos aspectos econômicos, de acordo com Briones et al. (2004). Por essa razão, enxerga-se a existência de mecanismos capazes de reconhecer as mudanças que vão além de um produto tangível.
Para se fomentar uma cultura de orientação ao impacto nas pesquisas, espera-se que a abordagem de avaliação seja capaz de incorporar o processo de pesquisa e de produção e disseminação do conhecimento como um todo, considerando sua complexidade e englobando estágios intermediários, de forma que se produzam informações relevantes para a gestão de projetos e programas futuros (Springer-Heinze et al., 2003).
Além disso, é importante reconhecer que existe o pensamento entre os cientistas de que a preocupação com o impacto da investigação para a sociedade pode desvirtuar o exercício da atividade científica. Contudo, a maioria dos países e agências de financiamento se preocupam com esse aspecto e a ponderação nas avaliações tem sido crescente. Em muitas áreas do conhecimento existem significativas contribuições de resultados da pesquisa que geram impacto à sociedade, mas não há a devida mensuração ou mesmo visibilidade (Bornmann, 2013).
As tradicionais avaliações de impacto de pesquisa têm um forte viés contábil, com o emprego de metodologias que demonstrem o retorno e a eficiência econômica dos investimentos realizados. Esse entendimento, argumentam Matt et al. (2017), se baseia em duas hipóteses. A primeira é que a produção de conhecimento resulta em aumento de produtividade, com base numa visão linear do processo de inovação, e justifica o investimento em pesquisa. A segunda é que o progresso econômico automaticamente se transforma em desenvolvimento social.
A avaliação de impacto da pesquisa surge como uma alternativa a sair da mensuração de resultados e mudar o foco para a contribuição da investigação, embora tenha ainda uma grande influência da tecnicidade presente no pensamento econômico moderno. Observam-se exemplos disto em todo o sistema de investigação e financiamento, desde avaliações de desempenho, de alocação de recursos, dos rankingsinstitucionais até em incentivos variáveis de remuneração (Ball, 2015).
Algumas das melhores práticas que devem ser utilizadas em qualquer processo de avaliação da investigação baseado em métricas foram apresentadas por cientistas proeminentes por meio do Leiden Manifesto. Eles defendem que a avaliação seja sensata, considerando contexto, transparência, diferentes tipos de indicadores, além de aceitar que a mensuração deve ser aperfeiçoada e ajustada sempre que necessário. Os aspectos quantitativos devem ser vistos como são, instrumentos que auxiliam a avaliação (Hicks et al., 2015).
As organizações de pesquisa e as agências de financiamento tem buscado continuamente comprovar a legitimidade e o retorno dos investimentos públicos realizados em pesquisa. Mesmo havendo um consenso sobre a importância de se conduzir algum tipo de avaliação sobre a contribuição dos projetos ou programas após o término de cada um deles, ainda não se identifica uma metodologia considerada padrão internacionalmente (Joly et al., 2016).
De toda forma, é necessário que haja uma compreensão mais profunda dos processos relacionados ao impacto e, uma vez que sejam desenvolvidas capacidades para conduzir as avaliações, que seus resultados passem a ser utilizados para aprimorar os projetos e programas futuros, a nível de gestão, complexidade e desempenho (Springer-Heinze et al., 2003).
Uma característica que influencia em como a avaliação de impacto vai ser estruturada é o propósito do exercício, que podem ser uma combinação dos seguintes objetivos: a distribuição e alocação de recursos, o desenvolvimento de melhores práticas para as atividades de pesquisa e o controle do uso de recursos públicos (Molas-Gallart, 2012, 2015). O desafio é planejar a avaliação para utilizar um mecanismo abrangente que possibilite retratar os benefícios da investigação para a sociedade, capturando o valor gerado e o bom uso dos recursos investidos (Gunn & Mintrom, 2017).
Indo além da percepção tradicional sobre os impactos da pesquisa, defende-se aqui a perspectiva ampla de avaliação do impacto societal, cujo conceito se refere a uma mudança causada pela intervenção de um novo conhecimento que atinge alguma ou várias esferas da sociedade, direta ou indiretamente, nas dimensões econômica, social, política, ambiental, cultural ou organizacional (Hill, 2016; Joly et al., 2015; Matt et al., 2017; Terrapon-Pfaff et al., 2018).
Na busca por soluções, foram utilizadas as teorias relacionadas à abordagem das vias de impacto, que tem se estabelecido na área da agricultura, mas tem uma enorme capacidade de proporcionar mais entendimento sobre como as pesquisas acontecem, os atores envolvidos, os acontecimentos-chave, etc. Dentre os principais exemplos de avaliação de impacto societal da investigação estão o Research Excellence Framework (REF) do Reino Unido, inspirado no Research Quality Framework (RQF) da Austrália, bem como o Social Impact Assessment Methods for Research and funding instruments through the study of ‘productive interactions’ between science and society (SIAMPI), que apresentou as interações produtivas e o Socio-economic Analysis of the Impacts of Public Agricultural Research (ASIRPA), com forte influência da Impact Pathways Analysis (Colinet et al., 2014; REF2021, 2021; Roberts et al., 2005; Spaapen et al., 2011; Walker et al., 2008).
Este artigo é parte da produção da tese de doutoramento desta autora, que se propôs a apresentar aqui o ASIRPA como uma opção de modelo que pode ser utilizado na condução de exercícios de avaliação da investigação em diferentes instituições, uma vez que possui um desenvolvimento robusto para atender aos diferentes objetivos de uma avaliação.
A abordagem ASIRPA teve início nos estudos da agricultura a partir de um projeto desenvolvido pelo INRA, o instituto público de pesquisa em agricultura da França, em 2011. A proposta dessa abordagem é utilizar a análise das vias de impacto para conduzir uma análise padronizada dos estudos de caso, combinada tanto com os estudos sobre inovação e sua complexidade como com a teoria do impacto associada às premissas da teoria do Ator-Rede (Callon, 1986). Essa combinação teórica proporciona uma visão ampla do impacto científico na sociedade, permitindo uma atenção cuidadosa ao processo de transformação do conhecimento para os produtos, processos, comportamentos etc. Todavia, um dos maiores desafios para o método ASIRPA é conciliar uma compreensão aprofundada dos mecanismos geradores de impacto com a mensuração do tamanho e do tipo de impacto (Joly et al., 2015).
Um diferencial significativo do ASIRPA é sua capacidade de compreender cada caso que está sendo avaliado de forma aprofundada, enquanto permite comparações entre diferentes análises a partir das ferramentas analíticas, que são a cronologia, as vias do impacto e os vetores de impacto. É a combinação das três que, além reduzir a complexidade dos fenômenos com a visualização de imagens, facilita a comunicação e comparação dos principais componentes (Colinet et al., 2014; Joly et al., 2015; Matt et al., 2015, 2017).
Na cronologia, pretende-se identificar os processos e recursos ao longo do tempo e permitir uma visualização ampla dos esforços com uma dimensão temporal. Esta retrata, numa linha do tempo, o contexto e os fatores determinantes para a construção do conhecimento no caso estudado, além de ilustrar a rede de atores envolvidos e acumulação de investimentos realizados ao longo da pesquisa (Joly et al., 2015; Matt et al., 2015).
Nas vias de impacto, é construído um diagrama que apresenta o contexto global, com dados gerados pelos próprios investigadores, somados a outros que são coletados em entrevistas e em documentos informativos, que também são fonte para a ferramenta da cronologia. São analisadas cinco diferentes fases de atividades realizadas e atores envolvidos, que são (Joly et al., 2015):
1) Input: as características específicas do trabalho de pesquisa;
2) Output: os principais resultados e produtos derivados;
3) Intermediários: dispositivos que contribuem para a circulação dos resultados e produtos da investigação;
4) Impacto 1: impactos que alcançam os beneficiários imediatos;
5) Impacto 2: generalização e ampliação dos impactos primários.
A ferramenta representa graficamente a progressão do fluxo do conhecimento entre o ambiente acadêmico e a sociedade, sua transformação e seu uso. Além disso, o pathway permite a identificação dos mecanismos críticos entre os diferentes estágios, como o movimento de circulação e transferência do conhecimento (Colinet et al., 2014; Matt et al., 2017).
A adoção do modelo do impact pathway é proveniente do movimento de avaliação dentro da academia, como instrumento baseado em teoria e mais robusto do que os encontrados na prática das políticas públicas (Faure et al., 2020). Contudo, sua estrutura é uma adaptação do modelo lógico básico desenvolvido pela W.K. Kellogg Foundation para avaliação de impacto dos seus programas financiados (Kellogg Foundation, 2004, p. iii), que é amplamente utilizado como um modelo de avaliação de impacto para o retorno de investimentos em cenários de complexidade, sejam eles em investigação ou não (Dembe et al., 2014).
Um aspecto interessante da condução de uma análise das vias de impacto é que se torna possível identificar e estimar os indicadores considerando dois cenários distintos: um com e outro sem a intervenção da pesquisa em determinado problema societal. Assim, para que seja possível a identificação incontestável dos valores gerados por uma investigação, é preciso conhecer bem os casos que venham a ser selecionados. A avaliação em retrospectiva deve ser associada com uma compreensão histórica e temporal da pesquisa em foco (Briones et al., 2004; Gunn & Mintrom, 2017).
As abordagens que utilizam a análise de impact pathway são baseadas em estudos de caso e permitem a caracterização dos impactos e das mudanças de forma mais eficaz, embora a dificuldade de quantificação permaneça um desafio. Ainda assim, elas são um excelente instrumento para que as organizações de investigação desenvolvam estratégias de investimento e planejem suas atividades com orientação para o impacto (Faure et al., 2020).
Com a terceira ferramenta, os vetores de impacto, é possível identificar a variedade de impactos gerados pelas atividades que aparecem na análise das vias de impacto, estabelecendo uma mensuração por meio de uma escala ordinária. Após a condução das duas primeiras ferramentas, essa produção deve ser submetida a um grupo de especialistas para que estes possam valorar as cinco dimensões de impacto, que são econômica; política; ambiental; saúde / sanitária; social / territorial. Visualmente, o gráfico em radar ilustra todas as dimensões juntas, permitindo observar a heterogeneidade do impacto e a intensidade de cada uma delas (Colinet et al., 2017; Joly et al., 2015; Matt et al., 2015).
A partir da interação entre as três ferramentas analíticas se conduz uma análise que retrata o tempo entre as atividades da pesquisa e seus impactos, além do papel da infraestrutura de pesquisa, muitas vezes colocado em segundo plano. Ao mesmo tempo que destaca as contribuições geradas em cada etapa das vias de impacto, permite uma redução da complexidade para o entendimento dos fenômenos de tradução do conhecimento para o ambiente externo à academia (Colinet et al., 2014, 2017).
Um outro aspecto interessante que as ferramentas possibilitam é que a criação de ilustrações e gráficos possibilita uma comunicação mais fácil dos principais resultados e impactos da pesquisa, tanto com o propósito de financiamento, como para alcançar os usuários primários e a sociedade em geral (Colinet et al., 2014). A utilização destes já será feita durante o processo de análise, no momento da construção dos vetores de impacto.
Para conduzir uma avaliação institucional robusta utilizando o ASIRPA é preciso que haja uma articulação e empenho para conduzir cada uma das ferramentas, consciente da necessidade de refletir a complexidade do processo de inovação. Somente a partir disso, é possível agregar os casos para generalizar os achados, seja por meio de uma análise transversal ou da tipologia das vias de impacto (Joly et al., 2015).
É importante abordar as limitações da metodologia. Em primeiro lugar, embora o ASIRPA tenha sido desenvolvido considerando a complexidade do processo de inovação, todo o trabalho foi conduzido na agricultura, que possui um certo grupo de regras e regulamentos estáveis (Matt et al., 2017). Isso faz com que seja necessário explorar sua aplicação em outras áreas de pesquisa, algo que os próprios autores sugerem. Um outro aspecto se refere à escolha dos casos, que precisam ser selecionados a partir de critérios bem delineados, especialmente para permitir que seja conduzida uma agregação dos dados para análises robustas. Os instrumentos precisam proporcionar comparabilidade entre os diferentes impactos, casos ou organizações, além de compreender o valor individual de cada impacto (Muhonen et al., 2020).
Conclusiones:
A busca por uma avaliação que seja justa com os diferentes grupos e tipos de investigação gerou uma maior sofisticação dos métodos utilizados, boa parte com a participação e o aval da comunidade científica dedicada ao desenvolvimento e ao aperfeiçoamento de ferramentas. Isso pode ser visto na forma como as ferramentas do ASIRPA foram associadas para fornecer uma análise profunda dos casos, sem perder a comparabilidade necessária a um sistema de avaliação.
A abordagem ASIRPA permite fazer a associação entre alguns aspectos não priorizados na avaliação científica possam ser apresentados além da visão de resultados com uma análise que reduza as limitações do uso de estudos de caso, para não perder a objetividade e a capacidade de mensuração do contexto explorado.
Entretanto, isso faz com que o processo seja mais custoso, tanto a nível financeiro como organizacional. Mesmo com esse cenário de uma maior necessidade de definição sobre os impactos e com artefatos metodológicos cada vez mais refinados, aponta Martin (2011), as agências de financiamento tem buscado executar processos avaliativos de forma rápida e com um amplo alcance. Isso reflete na escolha de métodos simplificados, que não exijam tantas horas de trabalho por parte dessas organizações.
Essa pode ser uma razão pela qual abordagens como o ASIRPA ainda não estejam presentes em avaliações nacionais. Embora a aplicação de um modelo seja inicialmente custosa, qualquer método de avaliação de impacto deve proporcionar um caminho simples para sua compreensão e utilização, facilitando o aprendizado dos envolvidos e permitindo a participação dos atores em geral (Martin, 2011; Springer-Heinze et al., 2003; Stern, 2016). Esta autora investiga, num trabalho em andamento, como a utilização dessa alternativa pode apontar benefícios expressos frente a uma avaliação tradicional.
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Palabras clave:
Análise das vias de impacto; Avaliação de impacto da pesquisa; Impacto societal; Pesquisa científica