Resumen de la Ponencia:
El interés se orienta hacia el eje de la “seguridad” tomando en consideración la importancia que esta ha adquirido en un contexto político, social, económico y cultural como el guatemalteco; el cual ha sido golpeado por olas de delincuencia y violencia incesante evidenciada en el espacio público urbano.La vigilancia que se ejerce sobre los espacios, también se ejerce sobre los cuerpos, sobre todo, cuando estos son concebidos de manera negativa, como enemigos que representan posibles peligros, he ahí que tenga un vínculo con el paradigma de Seguridad Nacional, derivado de la Doctrina de Seguridad Nacional adoptada por países latinoamericanos, no siendo Guatemala la excepción, e interiorizada por la ciudadanía. Este paradigma que identificó un enemigo externo del que debían resguardarse las fronteras, pasó a identificar y aniquilar un enemigo interno por considerarlo una amenaza durante el Conflicto Armado Interno que duró 36 años.Luego de la firma de los Acuerdos de Paz, ese paradigma estadocéntrico fue reemplazado por el paradigma de Seguridad Ciudadana, caracterizado por centrarse en el ciudadano y su protección. Al menos en papel, se logró tal consideración; sin embargo, en este trabajo de investigación se plantea que algunas instituciones todavía guardan resabios del paradigma anterior, lo cual es evidente en su actuar, como por ejemplo en la Policía Nacional Civil que no tiene legitimidad en la población que, también interiorizó las prácticas represivas del paradigma de Seguridad Nacional y que desconoce cómo puede involucrarse en tareas concernientes a la Seguridad Ciudadana, pues esta contempla la cooperación entre ciudadanía e instituciones.Trasladando la inseguridad ciudadana al espacio público urbano, puede señalarse que este es considerado un lugar inseguro, peligroso, amenazante, intimidante, que produce temor y sensación de extrañeza, en cuanto es un
no-lugar -concepto tomado del antropólogo francés Marc Augé-
; por lo que en él no hay sensación de bienestar y se considera que una de las maneras de sentir resguardo ante la amenaza, es a través de la presencia policial; sin embargo, si esos espacios, en donde impera la agorafobia urbana debido a la construcción de toporepresentaciones negativas, fueran ocupados por las y los ciudadanas, y recuperados por iniciativas autónomas de parte de la ciudadanía ejerciendo su derecho a la ciudad, si fueran apropiados por ofensivas modernizadoras desde abajo, sería posible la construcción de espacios vividos, habitados, de interacción y convivencia social.Para otorgar fundamento teórico a lo planteado, se recurrió a la lectura y análisis de varias y varios autores, destacando la figura de Henri Lefebvre. En cuanto a la estrategia metodológica, consistió en realizar entrevistas a expertos en seguridad ciudadana, grupos focales con la participación de ciudadanos y ciudadanas y una entrevista a un Colectivo de ciudadanos comprometidos con la recuperación de espacios públicos.