Resumen de la Ponencia:
La ponencia desarrolla un proceso de investigación sobre el uso y apropiación del tiempo y el espacio en cuatro barrios vecinos en el área periurbana del norte de General Pueyrredón, Argentina (Ciudad de Mar del Plata), centrado en los modos en que los vecinos habitan el espacio barrial y ciudadano y las subjetividades implicadas en dicho proceso. Profundizamos por este camino en las formas en que las desigualdades sociales definen el habitar, cristalizadas en el espacio, pero a su vez siendo desafiadas y mutadas en el devenir social.Se trata de una investigación cualitativa desarrollada a partir de entrevistas en profundidad, producidas en el marco de un trabajo de involucramiento barrial más amplio. 1Desarrollamos una caracterización de los barrios en términos de su conformación urbanística, servicios básicos presentes o ausentes en la zona, espacios comerciales y recreativos, formas de acceso a los barrios y desde estos hacia otros sectores de la ciudad. Consideramos también las posibilidades que estos barrios ofrecen en término de acceso al trabajo así como también las actividades asociativas y comunitarias que allí se desarrollan. Esta primera aproximación nos permite pensar el hábitat en término de desigualdades y cuestionarlo en término de derechos.Por otra parte, profundizamos en las representaciones de los propios vecinos sobre sus barrios, considerando la forma en que ciertas prácticas sociales configuran y reconfiguran el espacio de lo barrial, entrelazando la historia del barrio, sus definiciones geopolíticas, sus espacios institucionales y los usos apropiaciones del espacio y el tiempo que los propios vecinos recrean en su cotidianidades. Profundizamos en las formas identitarias que emergen en las representaciones de los vecinos, y las como esas identidades interpelan el espacio concebido, los límites socio espaciales representados en abstracto. Las identidades fluctúan y los límites cambian al ritmo de la vida cotidiana. Sin embargo, más allá de ciertas configuraciones identitarias, los vecinos representan el barrio como el espacio de la vivienda, como un contexto o marco, pero no el centro de la vida cotidiana. ¿Se observa una apropiación de espacio público y un interés de pensar el barrio de forma compartida? ¿Son los barrios espacios pertinentes para construir asociación o solo espacio de interacción (a veces) obligada con el otro’La trama de esos vínculos vecinales define también la manera en que los distintos actores barriales piensan el espacio en términos de carencias, necesidades, reclamos y conflictos. Y nos permiten comprender también como piensan las desigualdades de las que forman parte y la potencialidad de cuestionarlas y demandar en términos de derechos.1Esta investigación es parte del Proyecto: Producción del espacio y derecho a la ciudad. Conflictos, vivencias y discursos. Mar del Plata, siglo XXI. (PI3cET 2019-2020).Resumen de la Ponencia:
El barrio de residencia representa un contexto clave para los niños, ya que tiene efectos sobre sus habilidades emocionales, cognitivas y sus trayectorias sociales (Minh et al., 2017). En este marco, la manera en que la posición en el ciclo de vida afecta la segregación ha recibido creciente atención. La segregación de los niños es más elevada que la de los adultos (Owens, 2016), lo que se debe a las desigualdades socioeconómicas más fuertes entre las familias con hijos (Iceland et al., 2010). Además, las familias acomodadas con hijos tienen una menor disposición a vivir en barrios diversos (Goyette et al., 2014) y utilizan sus recursos para vivir cerca de colegios de “buena calidad” (Owens, 2017). Sin embargo, es menos lo que sabemos sobre las consecuencias asociadas a los niveles de segregación diferenciados entre niños y adultos. Además, no se ha integrado la posición en el ciclo de vida en el análisis de la segregación en América Latina. En este artículo, analizo la segregación socioeconómica y étnica de los niños y de los adultos, así como sus consecuencias sobre las desigualdades en el contexto barrial que ambos grupos experimentan. Mi caso de estudio es el Área Metropolitana de Santiago, que se caracteriza por grandes desigualdades espaciales y una expansión de la población inmigrante. Combino datos individuales del Censo de población con datos georreferenciados claves para explicar los efectos del barrio (criminalidad, disponibilidad de recursos, concentración de pobreza/riqueza). Utilizo el índice de entropía de Theil para cuantificar la segregación a diferentes niveles geográficos. Luego, describo las características promedias de los barrios de los niños y de los adultos según sus características sociales y étnicas. Los resultados muestran que la segregación es más elevada entre los niños que entre los adultos, sobre todo para la segregación socioeconómica. Una proporción mayor de la segregación entre los niños ocurre al interior de los municipios, lo que refleja patrones de localización más específicos de las familias con hijos. Como consecuencia, los niños experimentan entornos residenciales más desiguales que los adultos. En la práctica, los niños de clase alta viven en entornos más seguros y con mayor disponibilidad de servicios que los niños de clase baja, y estas disparidades están más pronunciadas que para los adultos. Este articulo entonces complementa trabajos previos sobre las desigualdades espaciales. En primer lugar, se compara los niveles de segregación de los niños y de los adultos a múltiples escalas integrando la dimensión socioeconómica y étnica. Segundo, se analiza cómo y en qué medida la segregación contribuye a exponer los niños a entornos urbanos desiguales. Finalmente, la presente investigación ofrece evidencia empírica sobre el contexto latinoamericano que sigue menos explorado que las ciudades europeas y norteamericanas.Resumen de la Ponencia:
La autoproducción del hábitat en barrios en asentamiento conforma una extendida modalidad del acceso a la vivienda y suelo urbano en las ciudades latinoamericanas. Este fenómeno se replica tanto en ciudades metropolitanas como en ciudades de escala media o ciudades intermedias. En el caso fueguino, si bien los barrios autoproducidos en asentamientos no constituyen una novedad, sí fue notoria la dimensión que tomó el fenómeno a partir de 2005 en las dos principales ciudades de la Isla Grande de Tierra del Fuego, es decir Ushuaia y Río Grande. En ambos casos los barrios en asentamientos se ubicaron en áreas periféricas a la trama urbana; mientras que en Ushuaia esto aconteció en la zona de laderas, en tierras de dominio fiscal local, en Río Grande ocurrió en la zona sur, en tierras vacantes de distinto dominio (tanto fiscal como privado). Las intervenciones estatales tendientes a la reurbanización han sido diversas, tanto según el nivel que las ejecutó (provincial o municipal) como por los gradientes resultantes en términos de provisión de infraestructuras y servicios. Las experiencias del habitar estos barrios y desde allí la ciudad, configura las perspectivas de las habitantes de esos lugares urbanos. En este trabajo, recuperamos los relatos del habitar de seis mujeres de los barrios “Leñadores” (Ushuaia) y “Mirador” (Río Grande) y los ponemos en vínculo con procesos urbanos de carácter general que atravesaron a esos barrios, en particular aquellos inherentes a las intervenciones públicas de distinto nivel orientadas a la reurbanización.A partir de un enfoque metodológico de tipo cualitativo, a través de entrevistas semiestructuradas se busca dar cuenta de los emergentes que caracterizan las experiencias del habitar esos lugares de/en la ciudad. Para ello focalizamos en tres ejes: en primer lugar identificar las trayectorias residenciales a partir del análisis de las movilidades espaciales y el acceso a la centralidad urbana. En segundo lugar las dinámicas barriales y en tercer lugar las valoraciones sobre la intervención estatal en dichos barrios. Aunque resulta notoria la diferenciación entre ambas experiencias con un marcado avance de la reurbanización en el caso de Río Grande frente a Ushuaia, el conjunto de entrevistadas señala esa intervención de acuerdo a criterios valorativos y relacionales sobre su alcance, marcando los déficit aún vigentes. Por otro lado, notamos una relación entre el tiempo más o menos prolongado que residen en su barrio y las valoraciones sobre la participación barrial. En los relatos además se ponen en juego percepciones sobre la ciudad en su conjunto, otros barrios y otros lugares dentro de su propio barrio, que pueden ser leídos en correlato con las transformaciones urbanas recientes.Resumen de la Ponencia:
O bairro do Pina é um dos bairros mais expressivos da gritante segregação urbana que caracteriza as cidades brasileiras. Localizado próximo à orla marítima e ao centro do Recife, capital de Pernambuco, é ocupado tanto por formas de moradias mais precárias do tecido urbano, as palafitas, como por modernos edifícios residenciais e empresariais, e luxuoso centro comercial. Este bairro chama atenção também por suas expressões culturais, concentradas principalmente na Ilha do Bode. Esta comunidade abriga, desde diversas formas de religiosidade, a grupos do brega-funk, de rap, coletivos de artistas, articuladores sociais, além de expressões culturais tradicionais, a exemplo do maracatu Nação Encanto do Pina (1980), e outras formas de expressão da cultura popular, como o Movimento Baque Mulher (2008), estes últimos referência empírica da análise deste trabalho. Situada no campo da antropologia urbana, fruto da dissertação de Mestrado, por mim apresentada, essa pesquisa pretende analisar e discutir como essas duas formas de expressão cultural, majoritariamente formadas por pessoas pobres e afrodescendentes e liderados por mulheres, são afetadas direta e indiretamente pelos processos de gentrificação e de expulsão que acometem aquela área da cidade, bem como buscam formas de resistir e de se afirmar frente a uma realidade citadina que lhe é adversa, segregadora e excludente. Ambas manifestações culturais, considerando os sujeitos que as protagonizam, indicam, mesmo que não intencionalmente, que há outros modos de fazer e pensar a cidade. Sobre essas outras cidades possíveis de existir dedica-se a presente análise. É, portanto, de seus saberes e conhecimentos produzidos cotidianamente, de suas trocas, de seus conflitos, de organização, de histórias, aspirações, vivências reais e, portanto, de vida urbanas, que esse trabalho parte. Estas agremiações, profundamente relacionadas entre si, são liderados pela Mestra Joana Cavalcante, mulher negra, e primeira mestra de um maracatu nação do Brasil. Estes grupos também realizam importantes trabalhos sociais e culturais na comunidade do Bode, como de valorização da cultura e religião afrodescendente, de empoderamento feminino, e trabalhos pedagógicos e educacionais especialmente com crianças e jovens. A fim de que possamos ter acesso a narrativas e projetos não hegemônicos e da sociedade e, desse modo, possamos melhor conhecer a comunidade sociocultural com a qual trabalhamos, partimos da consideração de José Guilherme Magnani (1984) de que, apesar da estrutura social, e política na qual estão inseridos os grupos populares urbanos, e na qual não ocupam posições de domínio na sociedade, ao fazermos uma etnografia em torno da questão urbana, não devemos referir o grupo estudado apenas em relação à dominação do capital e à influência da ideologia dominante. Utilizamos então, um olhar “de perto e de dentro” sobre os atores sociais em questão e suas práticas, permitindo “introduzir outros pontos de vista sobre a dinâmica da cidade” (2002, s/p).Resumen de la Ponencia:
Resumo
A feira de confecções aparece como protagonista na economia da cidade de Santa Cruz do Capibaribe - Agreste de Pernambuco. O crescimento “desordenado” em torno do capital aparece neste artigo como elemento tangente da análise. Como questão norteadora, objetiva-se analisar a relação existente entre os agentes sociais e as instituições público-privadas na produção do espaço como marcadores temporais e analisar como ocorreram as principais mudanças no espaço resultantes da evolução das feiras de rua. Mobilizando a noção de Corrêa (2015) sobre o agente, o texto centraliza o papel da atuação na transformação do indivíduo e faz a relação com a noção de habitus e supraestrutura presente na obra de Bourdieu. Na relação entre agente-estrutura, vai de encontro com a noção de reflexividade proposta por Margaret Archer e do como, mesmo no interior desses espaços, a reprodução, interiorização e externalização das relações sociais aparecem como marco objetivo na produção do espaço. Para fazer a análise, o texto tem como objeto fotografias históricas[1], partindo da década de 1950 - espaço que verifica-se nas feiras de confecção de roupas (ou sulanca) - na cidade e percorre o desenvolvimento e a materialidade econômica na expansão do comércio até os anos de 2020. Identificou-se que a relação e produção do espaço, para a expansão da cidade, tem em sua nascente, uma narrativa e discurso do campo do empreendedorismo, pautada no compartilhamento trajetórias e histórias de sucesso.[2]
[1] Por limitações da revista online, as imagens utilizadas como unidade analítica foram disponibilizadas no link https://medium.com/@rodrigozf/imagens-os-agentes-sociais-na-produção-das-feiras-de-rua-o-caso-de-santa-cruz-do-capibaribe-8c5e04656c59
[2] Este artigo foi apresentado no XXXIII ALAS com apoio da FAPESQPB – Fundação de Amparo à Pesquisa da Paraíba
Introducción:
Introdução
As feiras de rua em Santa Cruz do Capibaribe[1] (SCC) aparecem como elemento centralizar para o desenvolvimento da cidade. Em seu centro produtivo está a indústria têxtil, principal fonte de renda e motor gerador de empregos na localidade. De maneira incipiente e tímida a formação de um espaço destinado para a realização das trocas, a ocupação e expansão do espaço aparecem organicamente na história da cidade, centralizando o papel de agentes produtores, imbuídos de uma racionalidade empreendedora, aparecem como figuras-chave para sua transformação (XAVIER, 2009; BURNETT, 2014, SÁ, 2018).
Mais de 50 anos após o início das feiras, o espaço passou por diversas intervenções diretas de agentes políticos frente à expansão dos mercados de produtos têxteis no Nordeste. A exemplo, Toritama e Caruaru são as cidades que formam os pilares centrais do polo de confecções[2] e apresentaram um histórico semelhante ao de SCC. Márcio Sá (2018) destaca em sua tese que após o surgimento das feiras de SCC, houve um intervalo de poucos anos para a manifestação nas outras duas cidades-pilar. Esse imbricamento do desenvolvimento, com semelhanças na racionalidade para atrair consumidores se dilatam para outros estados, a exemplo da cidade de Fortaleza, no Ceará. (SAMPAIO, 2020).
A racionalidade presente nos agentes sociais de SCC produziu o espaço e o local competitivo na atualidade em paralelo com outras cidades que estão no polo de confecções e em outros estados (MARTINS e CORTELETTI, 2022).
Partindo da noção em que o contexto urbano como um meio resultante de diversas intervenções causadas pelos agentes transformadores do espaço, surgiu a inquietação de identificar como essas transformações ocorreram na cidade de SCC, os atores e suas questões motivadoras para promoção de uma ação no espaço.
Sendo o setor têxtil como principal motor econômico, marca um divisor de águas que remonta os anos 50, ao qual, ainda incipiente, a produção de roupas estava destinada, majoritariamente, para uso próprio. Esse elemento fronteiriço na história da economia da cidade, simbolizado por uma expansão em que apresenta elementos de um êxodo de retorno (MARTINS e CORTELETTI, 2022), como efeitos de um sucesso financeiro e desenvolvimento orgânico de um setor da economia é vislumbrada através do crescimento da população na década de 80 (CAMPELLO, 1983). Este artigo coloca como questão norteadora: como as narrativas e racionalidade de políticas empreendedoras potencializaram a ação dos agentes sociais na transformação do espaço?
Como fatores metodológicos, buscou-se fotografias e narrativas das feiras através de fóruns, publicações e acervo de moradores da cidade, aos quais se dedicaram a registrar e manter uma memória. Partimos dos anos de 1950 a 2020, analisando as formas e os fatores estéticos da ocupação do espaço e as maneiras de exposição dos produtos nas feiras. Também buscou-se visualizar as narrativas de produtores locais na finalidade de entender como a ação dos agentes produtores se intercalam com as ações na cidade. As narrativas foram captadas e coletadas também a partir de fóruns de debate em páginas do Facebook e matérias vinculadas em jornais a partir de 2012, aos quais, através da memória, as pessoas debatiam as imagens e o desenvolvimento histórico da cidade. O comparativo entre os anos permitirá visualizar as formas que sofreram manutenção, assim como os fatores aplicados no ambiente considerando a temporalidade entre os momentos e a conjuntura social e política.
Este texto está dividido em duas sessões: a primeira irá discutir sobre a noção da produção do espaço, o papel dos agentes e do Estado; a segunda, iremos discutir o objeto deste estudo e entender como a construção dos espaços ocorreu.
[1] Cidade localizada no estado de Pernambuco, Nordeste brasileiro.
[2] Compreendemos que a formação do polo de confecções vai além das três cidades que estamos chamando de piares. Apresentaremos mais adiante uma aproximação dos espaços que formam o grande ecossistema produtivo têxtil do agreste pernambucano.
Desarrollo:
A ação dos agentes na produção e (re)produção do espaço
Corrêa (2011) considera um fator sobre a produção do espaço: a produção como resultado decorrente da ação dos agentes sociais concretos, com interesses e ações dotadas de um sentido e objetivo, inseridos em uma temporalidade permeadas e geradores de conflitos.
As transformações no espaço urbano decorrem de diferentes agentes modeladores do espaço. Corrêa (1989) discorre sobre os tipos ideais de agentes, que são eles os proprietários tanto de meios de produção quanto fundiários, promotores imobiliários, bem como o estado e por fim, os grupos sociais excluídos.
Alguns fenômenos na produção do espaço podem ser vistos, também, nos efeitos provocados por grandes grupos detentores do capital, como a produção das favelas ou conglomerados habitacionais (CORRÊA, 2011).
Como exemplo dos efeitos da ação de agentes transformadores detentores de capital, podemos olhar para o trabalho de Mariana Fix (2001). Em “Parceiros da Exclusão”, a autora acompanha a construção de duas grandes avenidas em São Paulo: a avenida Berrini e a Faria Lima. À época, a primeira localizava-se em um local periférico da cidade — distante do centro urbano e financeiro (avenida Paulista) —, ocupada por mais de dois milhões de famílias. Com fins objetivos para a requalificação do espaço, interesses de um grupo de empresários, iniciaram um processo de planejamento e loteamento, sem estabelecer diálogos com os moradores. As ações para ocupação do espaço se deram através de expulsão, gradual, lenta e, por vezes, violenta. A remoçam do grupo, com suas vozes silenciadas tanto pelo Estado quanto pela mídia, os moradores foram obrigados a ocupar as regiões mais distantes do centro. A segunda remoção e requalificação do espaço, a avenida Faria Lima, ocupada por uma classe média alta, teve um tratamento diferenciado quando comparado ao primeiro grupo. Este, através de mobilização e ordem judicial obrigaram os empresários investidores na localidade, a efetuar os pagamentos dos preços que estavam em prática no mercado.
Parte dos pressupostos e fatores que permitem a atuação dos agentes transformadores é o que Corrêa (2011) pontua na categoria de “agentes transformadores”. Em alguns cenários há centralidade naqueles que são detentores de capital financeiro com objetivos pontuais e orientados por uma busca de capital. Entretanto, não há uma observação que suas ações culminam em um processo de causalidade, impactando aqueles que estão em situação de vulnerabilidade.
Nascimento (2010) nos alerta sobre o papel dos conflitos na geração das favelas, pois destaca que há uma dualidade entre a produção e reprodução do espaço como fenômeno criado pelos agentes sociais, mas que, para sua manutenção, deve ser reproduzido pelos mesmos agentes[1]. Em outras palavras, a relação estabelecida pela autora pontua que há uma reprodução da ideia do espaço presente em um contexto histórico e que se manifesta nos agentes sociais[2].
O conflito aparece como elemento central no trabalho de Nascimento[3], algo que podemos, também, encontrar no trabalho de Mariana Fix (2001). Entretanto, o elemento centralizador presente nos dois trabalhos é o interesse de um Estado capitalista (Corrêa, 2011).
Kawahara (2018) insere novos elementos para o debate sobre a produção do espaço e a atuação de estruturas do Estado capitalista nesse cenário: a atuação do mercado imobiliário no interior das favelas. O autor pontua que há uma relação conflitiva entre Estado e favela, destacando a produção do espaço como algo criminalizado ou criminalização de uma situação jurídica. Entendendo que a ocupação e produção daquele espaço pode ocorrer de diferentes maneiras: ocupação, arrendamento, compra; o cenário de conflitos se manifesta com maior destaque nos processos de ocupação. Kawahara pontua que, em cenários da produção do espaço em favelas, ocorre um processo de legitimação de espaços distintos durante os processos de ocupação e compra.
A atuação do agente transformador segue alguns fatores: 1 - ocorre através do conflito no espaço; 2 - tem um sentido dotado de finalidade imbuído em suas ações; 3 - tem ideais de um Estado capitalista como fator gerador da ação; 4 - tem, como enfoque maior de atuação, agentes sociais dotados de capital financeiro; 5 - seus efeitos atingem indivíduos que ocupam aquele espaço e são direcionados para outros ambientes. Como, a partir dos fatores acima aplicados, podemos compreender o processo de geração do espaço das feiras em Santa Cruz do Capibaribe?
2. Da origem da produção às grandes expansões: o histórico de uma cidade produtiva
Há pouco mais de 190km da capital Pernambucana, SCC é a cidade conhecida por ser a tríade dos munícipios principais do polo de confecções do agreste pernambucano[4]. Formada por um conjunto de municípios, o polo de confecções é formado por um conjunto de pequenos Arranjos Produtivos Locais (APLs) que representam, somados, 73%[5] da produção têxtil do estado.
A cidade se insere em uma região marcada pela seca e terras pouco produtivas. Em sua história, a comercialização de algodão e pecuária marcou períodos da economia local, sofrendo os impactado pela sazonalidade. Essa tese é apresentada por Felipe Rangel e Roselli Corteletti (2022) e Roberto Verás (2013), ao qual apontam como elementos que marcaram e estimularam novas maneiras inventivas de trabalho, culminando na produção têxtil.
A produção têxtil aparece como marca na história da cidade que retorna momentos antes dos anos 50 e são marcadas pela presença e protagonismo no trabalho das mulheres. De maneira artesanal, a produção é perpetuada, no início, através da troca de experiências, passadas através das gerações (BURNETT, 2013; LIMA; SOARES, 2002; MILANÊS, 2019; SÁ, 2018; VÉRAS DE OLIVEIRA, 2013 apud MARTINS e COTELETTI, 2022).
Imagem 1 – Arranjo Produtivo Local (APL) – As mulheres e costura em SCC
Descrição da imagem: costureiras em atividade em um pequeno fábrico nos anos de 1980. Destaca-se que não há a presença de homens na produção e uma marca das horas de produção traduzidas pelo arqueamento das costas para a costura. Nenhuma das cadeiras possuem encosto, além de ser marcada pela ausência de calçados fechados. Também se nota que não há entrada de ventilação nas laterais, sendo que o foco da luz se localiza nas extremidades.
Link da imagem: https://medium.com/@rodrigozf/imagens-os-agentes-sociais-na-produção-das-feiras-de-rua-o-caso-de-santa-cruz-do-capibaribe-8c5e04656c59
Fonte: José Romildo Bezerra/Acervo pessoa (1980)
A comercialização dos produtos confeccionados em SCC encontrou duas vias paralelas ao longo do tempo: a primeira, marcada pela presença das mulheres, aos quais comercializam os produtos produzidos a partir de retalhos nas ruas da cidade; em segundo, via-se que a produção era escoada através dos mascates (XAVIER, 2000; BURNETT, 2014). Os mascates aparecem como uma marca na expansão da produção, pois rompem as fronteiras da cidade, aumentando o campo de atuação da produção local. O terceiro movimento, ocorre através da visitação de feirantes itinerantes — as chamadas sacoleiras —, aos quais vão em busca dos produtos (BURNETT, 2014).
Esse fenômeno têxtil produtivo tem início a partir de dois cenários: o primeiro movimento ocorre a partir de relações comerciais existentes entre Recife e SCC e; em segundo momento, a migração dos retirantes nordestinos para São Paulo (MARTINS, COTELETTI, 2022; XAVIER, 2000; BURNETT, 2014). As relações comerciais com a Capital do estado ocorrem a partir do contato com retalhos de tecidos das fábricas direcionadas para as costureiras da região. O caráter produtivo se expande com o envio de resíduos têxteis dos migrantes em São Paulo, ao qual adicionaram maior quantidade de produtos junto àqueles enviados do Recife.
Imagem 2 – Mascastes comercializam produtos de Santa Cruz do Capibaribe no Estado Bahia
Descrição da imagem: Vendedores ambulantes, também popularmente conhecido na região como tropeiros, comercializam os produtos dispondo-os no chão sobre um tecido em chão de cascalhos.
Estima-se que a fotografia é da década de 1970.
Link da imagem: https://medium.com/@rodrigozf/imagens-os-agentes-sociais-na-produção-das-feiras-de-rua-o-caso-de-santa-cruz-do-capibaribe-8c5e04656c59
Fonte: Acerto pessoal de Arnaldo Vitorino
A sua expansão e institucionalização ocorre em meados dos anos 1990, após o grande crescimento populacional local e fluxo semanal de efluente populacional, as instituições do Estado e equipamentos do setor produtivo iniciam processo de atuação no local na finalidade de estruturar, regular e formalizar as atividades. Neste momento ocorre a mudança na terminologia utilizada para designar a produção presente no conglomerado produtivo têxtil de “Sulanca[6]” para “confecção” (BURNETT, 2014). A expansão das feiras também marca o processo de retorno daqueles que saíram para outras cidades, capitais, na finalidade de conseguir renda. Marco o êxodo de retorno (MARTINS, COTELETTI, 2022.)
O desenvolvimento da atividade produtiva na cidade tem como premissa as APLs distribuídas e conhecidas através da terminologia de facções ou fabricos, marcadas no processo histórico e inseridas nos processos de sociabilidade. Martins e Corteletti (2022) destacam o hábito e organização dos espaços domésticos em SCC através das entrevistas realizadas em 2016. Há uma experiência familiar, passada através das gerações, impregnadas na memória coletiva. A produção aparece, em termos bourdieusianos como um habitus daquele campo de atuação: “A entrada na costura não é uma escolha puramente individual, mas um trabalho que vai aparecendo como alternativa de renda e faz parte da vida da maioria dos moradores da região” (MARTINS e CORTELETTI, 2022).
Esse é o espírito centralizador na produção de SCC, ao qual tem, em sua maioria, a informalidade como forma de trabalho (MARTINS e CORTELETTI, 2022). Em matéria publicada em 2019 na Folha, Zanini pontua que a informalidade — considerando suas dificuldades de mapeamento — chegam a 80% do mercado de trabalho. Questões que favorecem e estimular a individualidade a partir de um discurso do empreendedorismo e trajetórias de sucesso (MARTINS e CORTELETTI, 2022). Zanini (2019) pontua que o “espírito capitalista cobra um preço”, mas que a produção reifica o proletário, o “tornando escravo da máquina.”
Santa Cruz do Capibaribe é marcada pela ação do empreendedor e uma narrativa e discurso de valorização do esforço e do trabalho. Tal como pontua Martins e Corteletti (2022): “a região precede a expansão de uma ideologia neoliberal de empreendedorismo, remetendo à certa cultura do trabalho rural e às origens relativamente autônomas da produção da sulanca, forjada na dialética da privação e da inventividade” (MARTINS e CORTELETTI, p.16. 2022). A tese apontada apresenta as traduções das narrativas reveladas por Eduarda Esteves (2017): “Temos o maior orgulho da nossa história, fruto do espírito empreendedor do povo de Santa Cruz do Capibaribe. Foi um passo crucial para sermos atualmente a capital pernambucana da moda e para projetarmos a qualidade da confecção produzida no Agreste de Pernambuco para todo o Brasil” (Síndico do centro comercial Moda Center, 2017). Com base nisso, como as disposições e ações dos indivíduos podem ser visualizadas na produção do espaço?
3. A transformação do espaço e das feiras
Dois aspectos são presentes na cidade: 1) a noção de inventividade que marca os agentes produtores (OLIVEIRA, 2013); 2) os discursos, narrativas e elementos de uma individualidade neoliberal que culmina no empreendedorismo (MARTINS e CORTELETTI, 2022). Esses princípios aparecem como os elementos primários da produção do espaço, a partir do ponto inicial, marcado pelas ocupações do espaço e formas de expansão — com a saída dos viajantes para comercializar e levar matéria-prima para cidade. Esses fatos corroboram com o entendimento que o ethos — conjunto de práticas, ações, comportamentos — presente nas práticas cotidianas reproduzem e garantem a manutenção e continuidade dos fatores produtivos da indústria. Essas marcas, presentes no espaço, podem ser traduzidas em duas fotografias — imagem 1 apresentada no tópica anterior e na imagem 3, abaixo —, aos quais a centralidade da categoria produtora do espaço encontra sua força de trabalho no papel desempenhado pelas mulheres.
Imagem 3 - Mulheres comercializando suas mercadorias – Rua Siqueira Campos
Descrição da imagem. Mulheres comercializam seus produtos com tecidos abertos no chão na Rua Siqueira Campos. Destaca-se que há majoritariamente mulheres em uma rua já marcada pelo calçamento de pedra. Registra-se que a foto é da década de 1950, entretanto há divergências entre os residentes e pesquisadores.
Link da imagem: https://medium.com/@rodrigozf/imagens-os-agentes-sociais-na-produção-das-feiras-de-rua-o-caso-de-santa-cruz-do-capibaribe-8c5e04656c59
Fonte: Acervo pessoal Arnaldo Viturino.
Os elementos presentes na feira após a inserção de instituições que estimularam o desenvolvimento regional, possuem, na produção têxtil, seu aspecto primordial. Esse destaque e referência pode ser visto no tópico anterior ao qual descrevemos a atuação das costureiras na atuação com os retalhos. Os elementos constitutivos de toda composição da imagem, colocam uma nascente da produção e comercialização do produto, além da presença majoritária de mulheres na comercialização dos produtos.
Imagem 4 - Rua Siqueira Campos, 1981
Descrição da imagem: Rua Siqueira Campos com a rua preenchida de bancas de feira, algumas com lonas e pessoas circulando. Registra-se que a imagem foi capturada em 1981, na mesma rua onde as feiras tiveram início.
Link da imagem: https://medium.com/@rodrigozf/imagens-os-agentes-sociais-na-produção-das-feiras-de-rua-o-caso-de-santa-cruz-do-capibaribe-8c5e04656c59
Fonte: Arquivo pessoal Arnaldo Vitorino
A expansão das feiras a partir do ethos reproduzia a noção e construção desse mercado ocupando as ruas. Xavier (2006) destaque que houve um crescimento populacional daqueles que estavam economicamente ativas (PEA) entre os anos de 1960, com migração da zona rural para a cidade, assim como estavam iniciando as marcas do retorno das pessoas que migraram para outras regiões, o chamado êxodo de retorno (MARTINS e CORTELETTI, 2022).
Esses aspectos se mantêm, mas também se transportam para novas variáveis além de uma expansão no número de ruas ocupadas pelas feira. Xavier (2008) aponta um crescimento exponencial no número de ruas que as feiras ocupam entre os anos 1980 e 1990. Mobilizando mais de 20 ruas do centro da cidade e cerca de 80% da população na produção têxtil. A produção possui funcionamento durante todos os dias da semana, e encontra-se presente em 90% das casas, enquanto as feiras estavam em dias específicos.
A feira se expande por todos os entornos, com uma potência de crescimento a partir de populações oriundas de outras regiões atraídas pelo “boom” econômico e oportunidades de negócio apresentando sinais de limitação, como pode ser vista na imagem 5.
Imagem 5 - Rua José Francelino Aragão, década de 90
Descrição da imagem — Lonas da feira tomam o espaço central da rua na cor azul. Prédios e casas nas extremidades. Destaca-se que não há espaços disponíveis para inclusão de uma nova banca de feira.
Link da imagem: https://medium.com/@rodrigozf/imagens-os-agentes-sociais-na-produção-das-feiras-de-rua-o-caso-de-santa-cruz-do-capibaribe-8c5e04656c59
Fonte: Arnaldo Vitorino, década de 90.
Os aspectos e cenários nas imagens anteriores reproduzem a forma vista na imagem 3, ao qual os feirantes espalham sobre tecidos os produtos comercializados. Nota-se a manutenção em algumas peças expostas de retalhos, destacados pela variação de cores nos tecidos. A transformação do espaço é vista com os novos elementos que constituem e que pode ser entendida também como os elementos de desejo a serem destacados pelo agente que registrou a imagem.
Imagem 6 – O crescimento das feiras e as ocupações espalhadas pela cidade
Descrição da imagem: região central de Santa Cruz do Capibaribe nos dias que a feira ocorria ao longo da cidade.
Link da imagem: https://medium.com/@rodrigozf/imagens-os-agentes-sociais-na-produção-das-feiras-de-rua-o-caso-de-santa-cruz-do-capibaribe-8c5e04656c59
Fonte: Acerto pessoal Arnaldo Vitorino
A modernização e a produção no espaço segam caminhos e paradigmas por uma lógica de desenvolvimento econômico, tal como a existência de um espírito do capitalismo presente no histórico da cidade. Nas imagens 5 e 6, a produção do espaço das feiras atinge uniformidade e preenche todos os espaços, ocupando, na década de 90, a região central. Xavier (2008) registra as dificuldades de locomoção na cidade, pois o crescimento das feiras tomava conta do centro e de parte do centro expandido da cidade. Também registra que nesses dias algumas condições ficavam em situação de insalubridade marcadas pela falta de banheiro e dificuldade da entrada da equipe de limpeza das ruas.
As limitações do espaço e a atração de outras pessoas movidas pela expansão econômica, passaram a apresentar limitações para novos compradores, aos quais passariam a procurar outras localidades para realização das compras. Em mensagem publicada em 2012, Arnaldo Vitorino frisa que as formas de transitar no espaço, com o crescimento das feiras e das movimentações, estavam difíceis: “Os espaços pra circular e comprar mercadoria ficavam cada dia menores e difícil de transitar” (Arnaldo Vitorino, 13/05/2012).
Todo o crescimento em torno das feiras, justifica a movimentação da população em torno das cidades. Xavier (2006) analisa as cidades próximas ao polo de confecções e, assim como a população rural, há uma migração para trabalhar em SCC.
Esses elementos do desenvolvimento e sua forma de exposição são mantidos ao longo do tempo e amplificados. Nas imagens 4, 5 e 6, pode-se visualizar a dimensão do comércio na cidade e a forma mantida produzida pela ação dos agentes transformadores, presentes no complexo de boxes e lojas, que possui mais de 10 mil pontos comerciais, chamado Moda Center Santa Cruz, inaugurado em 2006.
Três instituições aparecem como engrenagens na transformação deste espaço: a primeira, está o papel dos agentes sulanqueiros — profissionais que trabalham na produção de confecção —; a segunda está o Sebrae; e o poder público. Alexandre Lima (2011) mapeia, em sua dissertação de mestrado, o papel e a ação do Sebrae no desenvolvimento regional. Dentre os objetivos da instituição, o autor identifica elementos como: incentivo ao empreendedorismo, facilitar acessos dos empresários às linhas de crédito, desenvolver e facilitar educação técnica na gestão dos negócios, apoio aos produtos locais etc. Essas iniciativas, propostas e absorvidas pela população local são elementos constitutivos da produção do espaço e a transformação da forma das feiras de rua para um centro comercial com estruturas e estética próximo a shoppings.
Xavier (2009) coloca a atuação do poder público como aqueles preocupados em realizar a requalificação do espaço:
Diante desta problemática, que perpassava o caráter morfológico espacial e o econômico, o poder público buscou uma saída para a requalificação do espaço citadino, ocasião em que foi pensado e instalado o Centro Comercial "Santa Cruz Moda Center", [...] localizado na periferia, distante mais de 7 km do centro da cidade de SCC. (XAVIER, p. 10. 2009)
A requalificação do espaço ocorre, mas sobre uma desconfiança da população sobre o desenvolvimento do espaço. Havia uma descrença sobre a construção e a ação de agentes políticos. Em texto publicado nas imagens de Arnaldo no Facebook em 2012, Donina Rejane pontua: “Fui contra o progresso, mas apelo pro bom senso... hoje vejo que estava errada.” Situação semelhante é mencionada por Arnaldo Vitorino: “eu que não sou sulanqueiro também não acreditava muito por ter políticos envolvidos.”
Twane Xavier (2018) relata que a construção do espaço requalificado das feiras, atuou e atingiu as principais questões que faltavam nas feiras nas ruas: limpeza, saneamento, banheiros, segurança etc. Também trouxe a questão relativa ao espaço fixo que cada um dos feirantes passaram a ter.
Imagens 7 - Moda Center Santa Cruz área externa e interna, 2021
Descrição da Imagem – Fotografias do exterior e interior do Moda Center Santa Cruz. Na primeira imagem, destaca-se a grande dimensão do espaço com cobertura em todos os pontos. Estacionamento preenchido de automóveis e ônibus. Na imagem do interior, destaca-se a reprodução da ideia de bancas ordenadas em grandes corredores com cores de identificação do setor. Manequins são utilizados para exposição com um limite de posicionamento na finalidade de manter corredor livre para passagem.
Link da imagem: https://medium.com/@rodrigozf/imagens-os-agentes-sociais-na-produção-das-feiras-de-rua-o-caso-de-santa-cruz-do-capibaribe-8c5e04656c59
Fonte: Fabricantes da Moda, 2022.
Entretanto algumas dinâmicas presentes no histórico de acúmulo com a construção do espaço também passaram a ser desenvolvidas: o arrendamento e acúmulo de pontos de vendas por um grupo dominante do capital:
A construção foi positiva para a solidificação da cidade como uma das principais do Polo e para dar mais visibilidade ao comércio da moda, mas não conseguiu alcançar todos os feirantes. Alguns proprietários dos boxes ou lojas, inclusive, não são os que lá vendem, pois apenas arrendam a estrutura, e “os ambulantes, que também ofereciam suas mercadorias em balaios ou carroças, desaparecem na nova configuração territorial” (LIRA,2009), ou alugaram, há bastante custo, um espaço dentro do centro para poder revender suas mercadorias. (TWANE XAVIER, p.107. 2018)
Na requalificação do espaço, tal como mencionado por Twane Xavier, os vendedores que dispunham seus produtos sobre um tecido deixam de existir — os chamados balaios. Uma das características primárias do desenvolvimento das feiras na rua na cidade.
A produção do espaço da moda center aparece como um fluxo entre a ação dos agentes transformadores em conjunto com a ação de instituições público-privada (Sebrae e poder público) e da representação de comerciantes da cidade (TWANE XAVIER, 2018).
[1] Esses mesmos fatores, nos permite olhar para a teoria da morfogênese de Margareth Archer. A reprodução e manutenção dos espaços, ocorre a partir de uma dualidade entre agência-estrutura.
[2] A orientação proposta por Nascimento é o que Archer aponta como Conflação Descendente, quando um determinado fator é transportado da estrutura para a agência.
[3] Os conflitos presentes no trabalho de Nascimento também permitem estabelecer o diálogo com a obra de Ernesto Laclau e Chantal Mouffe. O conceito de antagonismo, presente na teoria do discurso, estabelece que um marco das sociedades é os conflitos.
[4] A tríade é formada por Santa Cruz do Capibaribe, Caruaru e Toritama (XAVIER, 2020).
[5]Extraído do portal PE-AZ, https://www.pe-az.com.br/o-estado/regioes/289-agreste-setentrional. Acesso em 04/08/2022 às 13:41.
[6] Para entender o neologismo sulanca, ver Filhos da Feira de Marcio Sá.
Conclusiones:
Considerações finais
A produção do espaço em SCC pode ser vista em dois tempos: o momento de ocupação das ruas para a existência das feiras — a partir da ocupação das mulheres na Rua Siqueira Campos — a requalificação e construção do Moda Center. Vê-se que, a primazia de um comportamento atravessado pela lógica neoliberal são os fatores impulsionadores dos agentes sociais: o discurso de empreender, os exemplos e trajetórias de sucesso, o aprendizado através de uma herança do conhecimento e individualidade; são os elementos que compõem os agentes que fazem a cidade. Vimos que há um elemento primário do agente para a estrutura — ou o que Margareth Archer chama de Conflação Ascendente — ao passo que a reprodução da lógica de ação encontro no habitus sua função reprodutora. Essa noção é transitória, pois os elementos opostos, de uma conflação descentes, também pode ser visto hoje. Martins e Corteletti (2022) captam em uma entrevista a motivação geradora de uma razão: a racionalidade empreendedora, de um microempresário, na obtenção de recurso. Isso também é visto na matéria escrita por Fábio Zanini (2019): “O argumento repetido na cidade é que um emprego com uma carteira assinada rende um salário minímo. O trabalho informal na confecção pode gerar o triplo.”
Os fatores geográficos limitantes para o desenvolvimento econômico e substancial da cidade aparecem como elementos impulsionadores de uma economia, ora inexpressiva, para um “boom” econômico. Fator que provoca e estimula o êxodo de retorno e a migração da zona rural para o urbano.
Este trabalho conduziu sua análise na ação dos agentes e a produção do espaço, entretanto aparece uma nova questão para captar e entender os impulsionadores para essa ação. Ainda não vê-se estudos sobre os fatores religiosos na cidade, aos quais, imbuídos de uma moral de conduta, pode ser os elementos que conduziram, a partir de uma moral e ética, o crescimento da cidade.
Por pouco mais de meio século, a cidade estava em reproduzir o espaço da maneira como ele nasceu: a partir da ocupação do espaço até os seus limites geográficos. O Sebrae, assim identificado por Alexandre Lima (2011), apareceu como instituição canalizadora do potencial transformador dos agentes sociais, a partir das demandas e limitações que estavam sendo apresentadas na cidade. Sendo assim, algumas questões podem ser levantadas: a não presença da instituição levaria a cidade a outros rumos? Nesse caso, é possível construir a hipótese de que os caminhos para a produção do Moda Center existiriam independentemente do Sebrae, partindo do pressuposto da existência de um Estado de “espírito” capitalista e neoliberal, presente no seio da sociedade e dos agentes que orientaram a formação do Moda Center. Desta maneira, o papel do Sebrae junto aos agentes comerciantes e o poder público, catapultaram esse acontecimento.
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Palabras clave:
Palavras-chave: Agentes sociais; Feira de rua; Produção do espaço; Santa Cruz do Capibaribe
Resumen de la Ponencia:
A ocupação de espaços públicos de uma cidade pode ser desencadeadora de transformações de várias ordens. Em Belo Horizonte, as ocupações que acontecem nos espaços públicos, em especial na Praça da Estação, localizada na área central da cidade, sejam elas políticas, culturais ou até mesmo em festivas trazem elementos que colocam em pauta discussões sobre a função social da cidade e dos seus espaços públicos no contexto urbano. Além disso, reverberam outros temas que coexistem no espaço público: local de encontro, integração, conflito ou ainda expressão da segregação espacial? Tais questões perpassam não só as diversas manifestações ocorridas ao longo do tempo da existência da Praça da Estação como também em relação às atividades ali realizadas no cotidiano da vida na cidade. Cotidiano este pautado pela diversidade de atores sociais que por ali circulam e que por ali permanecem, vide a existência de moradores de rua nos seus subespaços ou espaços contíguos, como também a presença de elementos que remetem ao design, seja do mobiliário urbano ou da concepção de design como manifestação artístico-cultural. Neste trabalho, a Praia da Estação, um coletivo que realiza ações culturais e políticas em espaços públicos da cidade, em especial na Praça da Estação, configura-se como objeto de pesquisa para construir uma reflexão em torno da relação entre o design e a cidade. A Praça da Estação se configura como lócus desta pesquisa, pois é o espaço público que desde 2010 tem sido o palco de ações realizadas pela Praia da Estação. A ideia é construir reflexões em torno da relação ou das relações possíveis entre o design e a cidade com a análise das ações artísticas e/ou políticas já realizadas para compreender a presença do design e sua relação com o espaço público (Praça da Estação) a partir das formas de ocupação nos dias das atuações da Praia da Estação. A base da coleta de dados foi a pesquisa bibliográfica e documental para a construção da reflexão aqui proposta em virtude da necessidade do isolamento social pela Covid-19 e, consequentemente, da não realização de atividades presenciais da Praia da Estação que completou dez anos de existência em 2020. Para alcançar o objetivo proposto foi analisada a Praia da Estação como um coletivo que realiza ações artísticas e políticas, a Praça da Estação, local onde estas ações do coletivo se realizam no Baixo Centro de Belo Horizonte e como se delineia a presença do design em tais manifestações e como dialogam com a cidade.
Introducción:
A ocupação de espaços públicos de uma cidade pode ser desencadeadora de transformações de várias ordens. Em Belo Horizonte, as ocupações do espaço público, em especial da Praça da Estação, sejam elas políticas, culturais ou até mesmo festivas trazem elementos que colocam em pauta discussões sobre a função social da cidade e dos seus espaços públicos no contexto urbano. Além disso, reverberam outros temas relativos ao espaço público: ele seria local de encontro, integração, ativismo político, materialização da segregação sócio espacial ou ainda de preservação de memórias? Tais questões perpassam não só as diversas manifestações ocorridas ao longo do tempo da existência da Praça da Estação como também em relação às atividades ali realizadas no cotidiano da vida na cidade. Cotidiano este também pautado pela diversidade de atores sociais que por ali circulam e que por ali permanecem, vide a existência de moradores de rua nos seus subespaços ou espaços contíguos.
Neste artigo a Praia da Estação, um coletivo que tem realizado ações em espaços públicos da cidade, em especial na Praça da Estação, configura-se como objeto de reflexão em torno do design e a cidade. A reflexão sobre o tema “design e cidade’ vem sendo desenvolvida por mim e alunos de graduação dos diferentes cursos da Escola de Design da Universidade do Estado de Minas Gerais desde 2015. O lócus desta investigação, mesmo que de forma remota, é a Praça da Estação, localizada no baixo centro da cidade, um espaço público que desde 2010 tem sido o palco de ações realizadas pela Praia da Estação.
Para tanto, o objetivo desta reflexão é analisar a presença do design na configuração espacial da Praça da Estação como espaço de luta política e de práticas de ocupação do espaço público por meio das ações da Praia da Estação. Isto implica dizer que ao tomar a Praia da Estação como objeto de pesquisa pretende-se analisar as ações artísticas e/ou políticas já realizadas para compreender as relações entre a presença do design, sua relação com o espaço público (Praça da Estação) a partir das formas de ocupação que se implementam nos dias das atuações da Praia da Estação.
Desarrollo:
Belo Horizonte: breve relato de sua história
Belo Horizonte é um cidade que foi fundada em 1897 sob o signo da modernidade e que, ao longo de seus 125 anos, vem contrapondo-se a proposta de seu planejamento original de crescimento: incialmente previsto para ocorrer do centro para a periferia. O que se pode observar ao longo do tempo é que seu crescimento acabou por expressar a segregação espacial, visto que ao crescer da periferia para o centro concentrou as classes sociais mais abastadas na região centro-sul da cidade enquanto as demais classes sociais tiveram acesso ao espaço urbano localizado fora do anel da Avenida do Contorno (CUNHA; SILVA, 2016).
Belo Horizonte, como outras cidades fabricadas, acenava para um futuro planejado de antemão, onde a preocupação do espaço previa a vida social e a organização política. A distribuição funcional dos bairros, sua hierarquização segundo categorias da divisão do trabalho social, os espaços de convivência, tudo isso traduzia um projeto de organização ‘racional’ da vida urbana, segundo os padrões da época. Mais que o elogiado traçado de suas ruas e praças, na verdade um quadriculado que se amarrotaria nas encostas, é a utopia de uma sociedade pacata que chama a atenção no plano da nova Capital (BRANT, 1996, p. 9).
Ao longo do tempo, o que se observou em Belo Horizonte não foi a experiência de uma cidade pacata e ordeira, visto que tanto o uso quanto a ocupação de seus espaços fizeram transparecer o embate entre diferentes atores sociais e o poder público.
O cenário urbano de Belo Horizonte das primeiras décadas do século XXI contém as marcas de um processo de ocupação que teve a segregação espacial como resultado da implantação da ordem no espaço urbano. A cidade encontra-se dividida, configurando-se como um espaço urbano de grande extensão física, mas que contém barreiras “invisíveis”, impedindo o acesso e a fruição igualitária de seus espaços por sua população. Suas ruas, praças e monumentos são, de certa forma, a expressão de sua história, guardam marcas de eventos políticos, sociais e culturais ou mesmo do cotidiano experimentado pela população da cidade. Mas comportam também uma grande variedade de identidades, evidenciando a existência dos diversos segmentos sociais que usam, percebem e se relacionam com seus espaços de formas diferenciadas. Essas formas diferenciadas de relação, uso e percepção dos espaços estão relacionadas à maneira como esses vários segmentos sociais os vivem cotidianamente. Como assinala Arantes (1994, p.192), “mais do que territórios bem delimitados, esses ‘contextos’ ou ‘ambientes’ podem ser entendidos como zonas de contato, onde se entrecruzam moralidades contraditórias [...] aproximam-se mundos que são parte de um mesmo mundo, mas que, assim mesmo, encontram-se irremediavelmente apartados”.
O desenho e a configuração atual da cidade, sua fragmentação e saturação de trânsito e fluxos, podem ser considerados como o resultado das atuações tanto do poder público quanto da população local nas áreas social, econômica, política e cultural. Isso porque todo tipo de intervenção no espaço de uma cidade por meio da remodelação de seus usos, da construção de novas edificações ou ainda da conservação e recuperação de algumas áreas produz resultados na sua conformação espacial. Assim, além das ações do poder público sobre os espaços da cidade, sua população também interage com esse meio e vai deixando suas marcas nele inscritas por meio de manifestações artísticas, da interferência direta no espaço urbano pela forma como o usufrui e também pela participação em organizações que atuam na cidade, objetivando modificações específicas em algumas de suas áreas.
Enfim, ao longo de sua história, Belo Horizonte foi palco do enfrentamento entre os interesses de diversos grupos da cidade que buscaram validar formas de pensar e usar seus espaços para moldá-los de acordo com o que ansiavam e imaginavam ser viável para a cidade. Como as imagens de Belo Horizonte foram mudando com o transcorrer do tempo, essas formas de pensar e usar o espaço também se modificaram, pois o espaço pode ser considerado o “equivalente do tempo [...] um meio dinâmico que, ao mesmo tempo, exerce uma influência sobre a história e é moldado pela ação humana” (ZUKIN, 1996, p. 206).
Belo Horizonte tem, então, seu espaço e suas formas de ocupação e uso influenciando na sua história, como também sendo influenciados pela ação de seus sujeitos. É a cidade como resultado da ação e relação entre os sujeitos e o meio onde se localizam. Como aponta Gottdiener (1993), o espaço é um produto contingente, resultado da articulação dialética entre ação e estrutura. Apesar de planejada, adaptou-se ao longo das décadas a um conjunto de acontecimentos que modificaram não só o pensamento social, mas também a organização da ocupação do espaço público. Dessa forma, a região do baixo centro é destaque nesse contexto, sendo local de realização de práticas de ocupação do espaço público pela população com a atuação de diferentes grupos políticos, sociais e culturais da cidade.
A região de Belo Horizonte denominada Baixo Centro tem a Praça da Estação como um de seus espaços mais emblemáticos. Reúne um conjunto de edificações que formam parte dos espaços que compõem o repertório cultural da capital ao abrigar o Museu de Artes e Ofícios, o Centro de Referência da Juventude e no seu entorno o Teatro Espanca, a Funarte e o Cine 104 e, além disso é palco para eventos culturais, manifestações políticas e sociais. É nesta Praça da cidade que diferentes grupos sociais, artísticos e políticos apropriam-se de seu espaço público, se identificam com eles, tornando-se parte dele em contrapartida às ações segregacionistas que marcaram o crescimento de Belo Horizonte ao longo de sua história.
E o design nesse cenário urbano contemporâneo? Como situá-lo? Como identifica-lo? É necessário deixar claro que a compreensão que aqui se partilha sobre design diz respeito às reflexões desenvolvidas por Lucrécia D’Alessio Ferrara[1] em torno da relação entre design, espaço e cultura nas quais a autora menciona que o design deve ser entendido como uma intervenção cultural no espaço (ARAÚJO et al, 2003).
De acordo com Ferrara (2003, p. 196)
Se você toma o design como predicativo, como qualificativo, ele é intervenção cultural. Nesse momento o design se caracteriza como produção cultural material formal e informal também. O lugar, por exemplo, é uma produção cultural informal do espaço. Não se tem uma característica material do lugar no espaço. Daí a diferença do desenho e do design. O design é predicativo e o desenho é substantivo. O design é qualidade cultural do espaço.
Isso significa compreender que o design propicia mudanças no espaço e que essas mudanças podem ser lidas, compreendidas como a construção da cultura que tem a cidade como cenário e como ator.
Além disso e apresentando aqui achados oriundos de reflexões de uma pesquisa anterior[2] os atores sociais em seus cotidianos se deparam cotidianamente com o design como planejamento, como intervenção cultural no espaço, como possibilidade de reconfiguração, de ressignificação de espaços, lugares, serviços, experiências. Com efeito, o design pode ser identificado e estar presente em ações culturais como blocos de carnaval, por exemplo, bem como outras manifestações coletivas na cidade que reconfiguram e ressignificam seus espaços visto que são ações que também contam com um planejamento para se “desenhar” a ação no espaço público.
Partindo desse pressuposto já torna possível pensar articulações entre a cidade, o espaço público e o design e, por fim, ainda conectar essa relação com o conceito de cultura. Cultura aqui compreendida como uma teia de significados, tal como enunciado pela antropologia interpretativa de Geertz (1989).
É, então, no cenário tão heterogêneo da cidade de Belo Horizonte que se encontra a possibilidade de realização da investigação proposta: verificar em que medida e de que forma o design está presente na cena urbana contemporânea do Baixo Centro de Belo Horizonte, em especial na Praça da Estação, por meio das ações desenvolvidas pela Praia da Estação. Como este coletivo que surgiu de uma manifestação política e deu continuidade as suas ações de ocupação do espaço público com atividades culturais, intervenções artísticas, mas sem deixar de lado o cunho político destas ações, tem se constituído, buscado se expressar e como tem impresso marcas na urbanidade de Belo Horizonte. O intuito dessa proposta de investigação é analisar a presença do design em suas diversas possibilidades de materialização nas ocupações do espaço público, em espacial aquelas realizadas pela Praia da Estação no Baixo Centro de Belo Horizonte, como forma de identificar a presença do design contribuindo para conferir identidade e ressignificar espaços da cidade de Belo Horizonte e os sujeitos que nele circulam.
PRAÇA DA ESTAÇÃO: um pouco de história
O centro da cidade de Belo Horizonte sofreu modificações em sua configuração física ao longo dos anos, mas tem guardado alguns de seus espaços centrais, como Praça Sete e Praça da Estação como locais de manifestações políticas, sociais, artísticas e culturais. Marcado por transformações físicas e como um local de constante movimento, a Praça da Estação já se constituiu como um local de passagem para quem entra e sai da cidade. Sua construção teve início no século XX e passa de um de estilo francês para contrapor-se a edifícios ecléticos de diferentes décadas e movimentos, como o artnouveau e art decô.
Ao longo das décadas e dos avanços tecnológicos durante o século XX e as primeiras décadas do século XXI a realidade da Praça da Estação foi se modificando junto com sua paisagem local. Além da mudança do paisagismo da praça do estilo francês para o inglês em virtude da ampliação da avenida dos Andradas, a função e a importância inicial lá encontrada como um local de chegada e partida de indivíduos se perde, à medida que o transporte rodoviário passou a predominar como forma de locomoção (SOARES et al., 2017) a localidade perdeu sua significância inicial.
Considerada, inicialmente, como um local de passagem de visitantes, torna-se um local de passagem de indivíduos em constante locomoção no baixo centro de Belo Horizonte, em vista da amplitude da avenida Andradas. Esse “desaparecimento” da sua função inicial cede lugar aos diversos grupos sociais que por lá transitam e ocupam a região contribuindo para configurá-la como palco das interações sociais da cidade. Interações estas que ocorrem nas ruas a avenida que a circundam, bem coo nos espaços culturais que abriga como o Museu de Artes e Ofícios, o Centro de Referência da Juventude, a Escola Livre de Artes[3] e a Serraria Souza Pinto.
Em 2004 teve início o projeto Centro Vivo – Programa de Requalificação da Área Central, da Prefeitura de Belo Horizonte que previu uma reforma da Praça Rui Barbosa (Praça da Estação) que teve seu conjunto arquitetônico recuperado. Sua arquitetura modernista foi reforçada com a preservação de grandes áreas livres, sem a presença de árvores ou mobiliário urbano. Com efeito, seu espaço de 12 mil metros quadrados que é ocupado apenas pelo Monumento à Civilização Mineira e por torres de iluminação se tornava propício para a ocorrência de manifestações culturais que contassem com muitas pessoas, como enfatizava a nota publicada no site da Prefeitura (CUNHA; SILVA, 2016).
Esta “revitalização” da Praça da Estação e das áreas do seu entorno teve como marcos a transferência da estação central de trem e a conversão do seu prédio no Museu de Artes e Ofícios que foi implementado e é gerido pelo Instituto Cultural Flávio Gutierrez (ICFG), da empreiteira Andrade Gutierrez. Desde então – em agosto de 2004, a Praça da Estação converteu-se rapidamente em espaço para a realização de encontros culturais, sociais e políticos com participação de diferentes grupos urbanos que realizam a ocupação da praça com a presença (CUNHA; SILVA, 2016).
Em dezembro de 2009 foi publicado o Decreto nº 13.7984 que passou a proibir eventos de qualquer natureza no local, contradizendo o aspecto urbanístico modernista proposto com a “revitalização” realizada pelo projeto Centro Vivo. “As justificativas para a proibição estavam listadas no decreto como dificuldades para garantir segurança, para limitar o número de pessoas e a questão da depredação do patrimônio público” (ARAÚJO; MELLO, 2012). O conteúdo deste decreto estava mais condizente com as ideias presentes no projeto para a construção da cidade com a determinação de quais atividades poderiam ser realizadas naquele espaço público. Como mais um marco de ações contestatórias da população direcionadas ao poder público em Belo Horizonte, observou-se mais uma vez a ação de atores sociais – ativistas políticos e artistas, reagindo ao decreto da prefeitura de 2009 com a criação da Praia da Estação (CUNHA; SILVA, 2016).
A Praia da Estação: a cidade que reage
Cada vez mais constantes são as apropriações do espaço público urbano. Muitas delas, inclusive, motivadas por uma posição política e de resistência: como é o caso da Praia da Estação. De acordo com Cunha e Silva (2016) ela pode ser entendida como uma ação coletiva realizada maciçamente por jovens de Belo Horizonte que, por meio de ações performáticas e de forma lúdica e bem-humorada, propuseram um outro uso ou contra usos para o espaço público, no caso a Praça da Estação. O objetivo foi reivindicar que tal espaço público fosse ocupado de forma democrática e tal reivindicação contou com a tecnologia para alcançar mais pessoas em defesa desta causa. As novas mídias entraram em ação e assim as redes sociais divulgaram um chamado para um encontro na Praça da Estação no dia 07 de janeiro de 2010. Motivados pelo discurso da liberdade coletiva e da força dos movimentos sociais, foi criado o evento Praia da Estação, que reunia diversão, resistência política e coletividade, lembra Trevisan (2012).
Houve uma convocação com a frase “vá de Branco” pelo blog vadebranco.blogspot.com para que os cidadãos de Belo Horizonte participassem de uma manifestação que visava repudiar o decreto no 13.798de dezembro de 2009. Esta primeira manifestação contou com um número ainda pequeno de pessoas, pouco mais de cinquenta, entretanto após essa primeira ação “Vá de branco” e os debates que se seguiram, houve mobilização via internet com uma lista de e-mails convocando para fazer a Praia da Estação. Nesta ação houve a presença de um caminhão pipa para fazer as vezes de mar na Praça da Estação e esta ação se repetiu aos sábados do mês de janeiro e em datas-chave ao longo do ano, contudo com a presença de jovens utilizando roupas e acessórios de praia e “banhando-se” nas suas fontes e com caminhões-pipa (CUNHA; SILVA, 2016; ARAÚJO; MELLO, 2012).
Para uma das banhistas[4] participantes desde a primeira edição da Praia da Estação esse protesto vai além da questão da proibição dos eventos, pois colocava em pauta a discussão sobre a utilização de um espaço público da cidade, visto que a praça teria regras para ser usufruída pela população (ARAÚJO; MELLO, 2012, p. 175).
Para Ferreira (2015), o evento “chegou como protesto e se estabeleceu como marco cultural”, o que evidencia o impacto da atuação da população na conformação da cidade. “Os encontros semanais para banho de sol foi a maneira pela qual a dissidência política em oposição à política higienista de Lacerda expressa-se com muito bom humor, juventude e crítica social” (AMÉLIO, 2015, p. 237).
Após a realização das primeiras ações da Praia da Estação em 2010, houve a formação de uma Comissão Especial para a Regulamentação de Eventos na Praça da Estação que não contou com nenhum membro da sociedade civil. Esta comissão foi dada a conhecer pela população da cidade por meio de um decreto publicado em 29/01/2010. As regras estabelecidas para a utilização da Praça da Estação foram publicadas em uma portaria[5] de fevereiro de 2010 que revogou o decreto n. 13.798 de dezembro de 2009. Os participantes da Praia da Estação foram convocados para uma reunião com a Prefeitura, após a publicação de um texto sobre a Praia no Blog do Nassif[6] em junho de 2010. Esta reunião, segundo alguns dos participantes não foi uma ação dialogada, mas houve apenas a comunicação das decisões tomadas pela Prefeitura com a portaria de fevereiro (ABREU, 2011).
Em 2011 até o período pré-eleições municipais a Praia da Estação aconteceu várias vezes e encampou o movimento “Fora Lacerda” como forma de protesto contra a administração municipal que naquele momento tinha como Prefeito Márcio Lacerda.
Este breve histórico da Praia da Estação buscou evidenciar seu surgimento e suas ações de ocupação do espaço público de cunho lúdico-artístico-político realizadas na Praça da Estação, bem como tornar claro neste projeto o que se constitui como objeto da pesquisa.
Breves considerações sobre o conceito de Design
O papel do design sofreu grandes mudanças nas últimas décadas. Antes reconhecido como uma ciência responsável pela criação e desenvolvimento de produtos, agora o design é entendido como um conhecimento que vai muito além disso. De acordo com Cardoso (2012) e Bezerra (2011) à medida que o design estabelece uma ligação com a vida humana sua área de atuação amplia para diversos serviços e necessidades atuais. Nesse sentido, entende-se que o escopo da profissão do design mudou e hoje em dia consiste em compreender as demandas do ser humano e criar possibilidades de atuação a partir de soluções criativas.
No que tange à formulação de soluções e comunicação entre o design e as demandas sociais, é preciso dizer que, de acordo com Bezerra (2011) e Batista (2018) cada vez mais se faz necessário a criação de um design consciente que apresente projetos concretos para soluções de problemas sociais e ambientais. Moura (2018) ainda afirma que mesmo diante das problemáticas políticas e sociais que assolam o nosso mundo, outros olhares e ações devem ser desenvolvidos no âmbito do design contemporâneo, diferentes da ideia de um design ligado estritamente a uma constituição de estilo.
Além disso, é importante destacar que o design contemporâneo tem caráter multidisciplinar e o designer pode atuar nas mais diversas áreas, para as mais diversas pessoas devido ao seu caráter amplo e seu conjunto de expertises (OLIVEIRA; PEREIRA; BAHIA, 2020). Diante deste caráter multidisciplinar, as diferentes temáticas que estão presentes no design, mencionadas por Moura (2018) são geralmente relacionadas aos temas emergentes ou que passam a ganhar destaque na sociedade como: política, emoção, memória, design social entre outros enfoques que estão em pauta na medida que as necessidades sociais exigem.
Moura (2018) ainda pontua que mesmo tais preocupações sociais advindas do modernismo do início do século XX, tais ideias foram postergadas mediante as produções industriais, funcionais e capitalistas vigentes na época. Desta forma, as abordagens inclusivas e democráticas do design descritas por Papanek (1977) e pelo movimento Arts and Crafts em 1861 divergem dos pensamentos mais racionais e conservadores que consideram a profissão como técnica e com funções exatas.
Esse enfoque do design voltado para uma prática de mudança social, é relatado por Heller (2003) e se faz eficiente na medida em que os profissionais assumem junto aos cidadãos uma postura crítica e participativa no campo social. A influência que tais profissionais podem ocasionar na vida cotidiana e urbana nos indivíduos é visível e como afirma Glaser (2013): “O bom design é uma boa cidadania”, ou seja, fazer um bom design é uma questão fundamental e indispensável para a sociedade e para a cultura. Nesse sentido um bom designer pode ampliar as dinâmicas culturais e sociais acrescentando valor à sociedade.
A partir desta perspectiva social e democrática do design é que podemos pensar a cidade, que se faz cenário onde os conflitos diários se manifestam e se multiplicam. O design como um dos “atores” que confere forma às vivências e à construção de sentidos, pode ser considerado como um dos responsáveis por contribuir para o pertencimento dos indivíduos no espaço urbano. Nesse espaço democrático chamado cidade, o design pode refletir e pensar em propostas, mais acessíveis e igualitárias que comunicam com as ações humanas no que tange às manifestações, aos espaços e aos objetos.
[1] Grupo de pesquisadores da FAU/USP sobre design, cultura e espaço, coordenado por Lucrécia D’Alessio Ferrara.
[2] Pesquisa realizada na Escola de Design, com bolsista da FAPEMIG, nos anos de 2018/2019 “A Presença do Design no Bloco “Então Brilha!” do Carnaval de Rua de Belo Horizonte”.
[3] Localizada no Edifício Central na Avenida dos Andradas 367, 2º andar
[4] Maria Luísa Nogueira, citada na matéria de Carolina Abreu “Deita no Cimento” publicada na Revista Marimbondo em 2011.
[5] Esta portaria regulamentou os tipos de eventos que podem ser realizados na Praça da Estação: eventos oficiais da Prefeitura de Belo Horizonte; eventos do planejamento oficial da Copa do Mundo devido ao contrato com a FIFA (Federação Internacional de Futebol) e, por fim, os eventos particulares. Esse último tipo de evento só pode acontecer uma vez por mês e há a cobrança de uma taxa que varia de 8 a 20 mil reais de acordo com a estimação do público que estará presente. Esse valor foi previsto como caução para cobrir possíveis danos ao patrimônio público.
[6] Cf. http://www.advivo.com.br/luisnassif
Conclusiones:
Coletar informações sobre um bloco de carnaval sem que o carnaval exista[1], foi um exercício de rememorar lembranças das características morfológicas das ruas, das dinâmicas cotidianas das interações sociais entre os diversos atores e suas apropriações, ocupações de pedaços, esquinas, calçadas, empenas de prédios[2] para resgatar elementos que tornariam possível pensar a relação entre o design, a cidade e seus espaços públicos. Este ato de rememorar tornou possível identificar características do design e do fazer design presentes no cotidiano das ruas (mobiliário urbano, grafites, pichações, paradas de ônibus, estação do metrô entre outros) que marcam as interações sociais. Entretanto o propósito foi pensar esta relação por meio do bloco de carnaval. Como não houve desfile no ano de 2021 e em 2022, em virtude da pandemia de COVID-19, as reflexões que aqui se enunciaram em torno da relação, design, cidade, bloco de carnaval de rua, são fruto de leituras, visualizações de fotos e do ato de rememorar as intervenções culturais e políticos da Praia da Estação.
O que foi rememorado sobre as intervenções culturais e políticas da Praia da Estação é que este coletivo percorre as ruas do centro e do baixo centro de Belo Horizonte que contêm o movimento de pessoas e meios de transporte em seus percursos diários para ser e existir na cidade. O mobiliário urbano, muitas vezes, degradado pelo tempo ou pela ação dos indivíduos, é marcado também por apropriações e ocupações realizadas pelos moradores de rua, pelos vendedores ambulantes ou por um transeunte que decide ali permanecer para uma pausa durante o dia. O comércio formal do Centro e do Baixo Centro convivem, como em outras áreas da cidade, com o comércio informal. As interações sociais cotidianas fora do carnaval são pautadas pela desatenção civil, tal como enuncia Goffman (Giddens, 2005). Diferentes horários do dia e em diferentes dias da semana, as dinâmicas sociais dos diversos atores participantes do cenário do Centro e do Baixo Centro se modificam, ora mais intensas em número de pessoas e automóveis, ora menos, mas sempre perpassadas pelo mobiliário urbano das ruas e da Praça da Estação que são experimentados, vividos e, por vezes, reconfigurados com novos sentidos de uso. Isso reforça a ideia de que o design que está presente no cotidiano do Baixo Centro contém as marcas da história da cidade e dos seus atores e não se restringe aos objetos, produtos, serviços, ambientes, sistemas produzidos em larga escala.
Durante o desfile do carnaval e as demais intervenções culturais da Praia da Estação a morfologia das ruas é a mesma, porém observa-se novos atores e novos usos aos elementos do design presentes neste percurso. As ruas se colorem com o desfile e se transformam em palco para os foliões, o trânsito de ônibus e automóveis é impedido e uma multidão de pessoas segue o bloco ao longo do seu trajeto. Os novos atores sociais trazidos pelo bloco não são os transeuntes cotidianos do Centro e do Baixo Centro da cidade, mas dela se apropriam para viver o carnaval, novos produtos são comercializados pelos vendedores ambulantes que oferecem bebidas - alcoólicas ou não - até produtos para uma fantasia improvisada ali mesmo durante o desfile. A multidão que acompanha o bloco é diversa em cores e amores, a Praia da Estação também abraça a causa da diversidade. Outro ponto a se destacar é relativo aos artefatos produzidos pelos foliões para o desfile - fantasias, alegorias - que dão margem para se pensar o design vernacular, aquele produzido espontaneamente, mas que também é fruto do planejamento, criação e reconfiguração.
O caminhar pela cidade tem sido retomado aos poucos com as flexibilizações dos protocolos da Covid-19, mas continua a espera por mais caminhadas e, melhor, pelo próximo carnaval com a saída da Praia da Estação em fevereiro de 2023 para que seja possível realizar mais observações.
[1] Em fevereiro de 2021 e de 2022 não houve carnaval de rua em Belo Horizonte em decorrência do isolamento social proveniente da pandemia de Covid-19
[2] Existe em Belo Horizonte, desde 2017 o projeto CURA que grafita empenas de prédios localizados na área central da cidade incluindo o Baixo Centro.
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Palabras clave:
Cidade. Espaço Público. Design.