Resumen de la Ponencia:
El 18 de marzo de 2020, el mismo día que en Chile se decretaba el “estado de excepción constitucional de catástrofe”, el diario
La Tercera publicaba una noticia titulada “Aglomeraciones: el peligro latente que viven los guetos verticales en medio de la pandemia”. Pocos días después, el 2 de abril de 2020,
El Periódico lanzaba una de las primeras alertas acerca del incumplimiento del confinamiento estricto dictado por el gobierno español por parte de numerosos toxicómanos en Barcelona. Junto con hacer manifiesto un alto riesgo de contagio, ambas noticias comparten otro rasgo significativo: la asociación de este riesgo con formas del habitar previamente estigmatizadas. Los edificios de alta densidad edificatoria en la comuna de Estación Central (Santiago de Chile) –injustamente calificados como guetos verticales–, los bloques del polígono de viviendas de La Mina (Sant Adrià de Besòs) o los barrios del sur de Madrid, iban a convertirse en los meses posteriores a la declaración de pandemia en objeto privilegiado del miedo al nuevo virus que se extendía por toda la geografía global. Un miedo que fundado ahora en razones sanitarias venía a sumarse, en una suerte de acumulación afectiva (Ahmed, 2004: 11), a otras causas de temor instaladas ya en estos lugares marginados. Así, la mayor exposición al virus se unía a factores, más o menos infundados, como el hacinamiento, la delincuencia, el narcotráfico, los niveles de desempleo, los índices de pobreza o la presencia migratoria, para justificar el carácter de peligro atribuido a ciertos barrios y tipologías arquitectónicas. A partir de estos antecedentes, el objetivo de esta propuesta es interrogarse, de la mano de los pensadores Baruch Spinoza, Gilles Deleuze, Rosi Braidotti y Sara Ahmed, acerca de la incidencia del afecto del miedo en la gestión y la representación durante la pandemia de lugares estigmatizados. ¿En qué medida el miedo al Covid-19 supone una actualización de esas retóricas de la higiene y la salubridad que desde el siglo XIX han servido a la práctica del urbanismo para acometer ejercicios de desposesión y erradicación de formas de vida urbana? ¿Cómo incide la puesta en circulación de este miedo sobre aquello que Loïc Wacquant ha calificado como “estigma territorial” (Wacquant, 2007)? ¿Qué límites y qué fronteras –simbólicas y urbanas– se desprenden de este afecto? ¿Existe una correlación entre el reparto asimétrico del miedo al contagio y los patrones de segregación y desigualdad socio-espacial que imperan en la ciudad contemporánea? ¿Cómo
afecta, por último, el miedo, en sus diferentes manifestaciones, a la percepción y a la vivencia de estos lugares? Estos son algunos de los interrogantes que serán abordados a partir de una aproximación teórica de carácter cualitativo y situado.