Resumen de la Ponencia:
En términos generales, el modelo neoliberal supone una preferencia por los mercados sobre el gobierno, los incentivos económicos sobre las normas culturales y el emprendimiento privado sobre la acción colectiva. Este modelo implica disminuir la presencia del estado y la política a favor del mercado y la economía, por medio de reglas que liberen el comercio y las actividades económicas, disminuyan los impuestos y regulaciones para buscar la eficiencia, entendida como la máxima rentabilidad. La premisa es que la sociedad y el bien común son una quimera, ya que solo existen los individuos y los intereses privados. De esta manera, se sustituye lo público y lo político, por lo privado y lo económico. Los sindicatos, y otras formas de asociación gremial colectiva, tienen el potencial de ser espacios de resistencia y transformación para hacerle frente al modelo económico neoliberal, democratizar el ámbito laboral, organizar movimientos sociales e impulsar políticas que beneficien a sectores desfavorecidos. Sin embargo, la organización gremial colectiva se ha visto afectada por varias décadas de políticas económicas y laborales de corte neoliberal. Como respuesta, los sindicatos han desarrollado estructuras y estrategias de resistencia y adaptación para sobrevivir como organizaciones. En este trabajo se analizan las acciones y transformaciones que ha llevado a cabo el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación de México (SNTE) para sobrevivir en un entorno adverso. Para emprender el análisis, primero se hace una distinción entre el neoliberalismo teórico (ideal) y el neoliberalismo real, amén de sus efectos sobre la asociación gremial colectiva. Posteriormente se abordan las estrategias colectivas y cambios institucionales del SNTE, como caso de estudio para entender los procesos de resistencia y adaptación que llevan a cabo los sindicatos en México en el contexto neoliberal. Este trabajo es resultado de una investigación documental y de campo, en el marco de una estancia de investigación posdoctoral, auspiciada por CONACYT, en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, campus sur Tampico. Los principales hallazgos dan cuenta del cambio en la estructura institucional y de las funciones que lleva a cabo el SNTE. Estas transformaciones le han permitido a la organización resistir y adaptarse al entorno, pero también han tenido un efecto negativo en la conformación de una vida sindical activa, que permita trascender sus funciones mínimas para configurar una democracia sindical y una representación sustantiva de los trabajadores de la educación, amén de incidir de manera constructiva en las políticas del sector y en la transformación de la vida pública del país.Resumen de la Ponencia:
Las causas que incitaron a diversos sectores de la sociedad colombiana a salir a las calles durante el Paro Nacional, en medio de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19, son consecuencia de la implementación de políticas estatales que ignoran las necesidades de amplios sectores de la población; de la permanente violación a los derechos humanos y; de un estado carente de voluntad política para garantizar los acuerdos establecidos con la sociedad civil (Palomino, 2021). Estos factores pueden sintetizarse en un proceso que ha experimentado el país históricamente, es decir: la crisis de representación política. Tomando en cuenta que, la representación es el canal a través del cual se objetiva la relación estado-sociedad, la presencia en las calles de: mujeres, estudiantes, pensionados, sindicalizados, pueblos originarios, afrodescendientes y campesinos con exigencias específicas hacia el estado, dan cuenta de la exclusión de las demandas y de la toma de decisiones políticas, de una significativa parte de la población. Situación agravada por la respuesta estatal ante el Paro Nacional que, se expresó en la violación a los derechos humanos de las y los manifestantes, ensanchando de esta manera la brecha existente entre los gobernantes y la sociedad.Como se ha expresado, la histórica crisis de representación política hacia los sectores populares y pertenecientes a la diversidades ha incentivado la conformación de organizaciones a través de las cuales la sociedad civil se ha tornado en su propia interlocutora, ejerciendo presión en organismos nacionales e internacionales para que sus demandas accedan a canales de atención y solución. Un tema pendiente en la agenda política colombiana radica en las graves violaciones a derechos humanos que se ejercen hacia estos sectores, elemento que explica la presencia de numerosas organizaciones enfocadas en la materia; entre estas, se puede mencionar a la ONG Temblores, la cual, ha emprendido un trabajo de acercamiento entre los sobrevivientes a violaciones de derechos humanos, la justicia y la reparación. Además, vale resaltar que durante las movilizaciones del 2021 desarrolló un papel protagónico en el acompañamiento jurídico, así como la investigación y el esclarecimiento de los abusos policiales cometidos contra la población. Así, el presente indaga en la actual relación entre el estado y la sociedad colombiana a través de la representación política. Para ello, se analiza el papel que la organización de la sociedad civil Temblores ha fungido como intermediaria política de facto, atendiendo las demandas de sectores de la población que han sido excluidos de la toma de decisiones político-económicas. Con este propósito, se recurre al trabajo emprendido por este organismo, previo y durante la coyuntura del Paro Nacional, para observar si estas organizaciones constituyen una alternativa de representación política, que contribuya a acercar los intereses de la población con el estado.Resumen de la Ponencia:
El presente artículo analiza el rol de la juventud en el Paro Nacional de 2021 a la luz de la reconfiguración social de subjetividades políticas y su impacto en las formas de habitar las ciudades como escenarios en disputa. Metodológicamente, el análisis surge de una discusión sobre la espontaneidad, como propuesta para el análisis de la movilización social y sus alcances, articulada a la triada analítica de subalternidad, antagonismo y autonomía. En Colombia, el movimiento social se desarrolla en tres momentos que transforman las subjetividades: primero, reafirma la condición subalterna de una juventud que transforma su cotidianidad mediante nuevas subjetividades políticas; segundo, profundiza el antagonismo social que facilita la continuidad de una movilización que desborda su agenda inicial; tercero, expone la autonomía como práctica y horizonte de expectativa capaz de transformar lo nacional a patir del nivel local. El propósito de este artículo es fomentar nuevas reflexiones sobre el impacto y la configuración de subjetividades políticas a partir de la noción de espontaneidad, para comprender la conformación de la movilización social, la experiencia subalterna y la reconfiguración de lo político como un proceso de transición donde la juventud se disputa el espacio público y político mientras aspira a superar las violencias. [1]
[1] Este artículo surge del seminario “Problemas teóricos y metodológicos del análisis político y social de América Latina” suscrito al Posgrado de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México y fue publicado en su versión completa en la Revista Bitácora Urbano Territorial (Tinjacá Espinosa, 2022).
Introducción:
Quisiéramos aclarar una cosa:
Nosotres somos hijes de la violencia, hemos crecido en medio de la violencia.
No hablamos solo de la violencia del hambre, que es también violencia, sino de la violencia de los combos, las pandillas, de lo que ustedes llaman el microtráfico, el paramilitarismo, la guerrilla, la policía, los milicos, los atracadores, los ladrones y de la violencia contra nuestras madres y hermanas en nuestras casas.
No somos personas ‘sanas’ y de ‘bien’ con camisetas blancas, sabemos que la violencia nos ha marcado, venimos del desplazamiento y la migración causada por la violencia en el campo.
No somos simples gatos que de pronto usamos la violencia. Entre nosotros hay cólicos muy desesperados, por eso no queremos volver a la vida violenta que hemos tenido y en la cual nos quiere encerrar el gobierno y quienes gobiernan este país.
Los puntos de resistencia son los más seguros en nuestras ciudades y nosotres intentamos controlar la violencia en el Paro, pero cuando nos disparan, nos torturan o nos violan, la violencia brota hasta de los cuerpos más pacíficos.
No queremos justificar nada, solo contarle que estamos hechos de violencia
y a pesar de eso resistimos y queremos superar la violencia.
Jóvenes manifestantes en Cali[1]
El 28 de abril de 2021 el Paro Nacional en Colombia irrumpió la normalidad de la crisis. El estallido social, producto de una expresión de espontaneidad marcada por la desigualdad social, reconfiguró la condición subalterna de la juventud colombiana a través del antagonismo como un proceso en el cual “la lucha forma a la clase y la clase se manifiesta como subjetividad política por medio de la lucha” (Modonesi, 2016, p. 42). En Colombia, la lucha social surge a partir de una constante crisis, producto de una configuración política y económica tan desigual como violenta. La lucha coexiste con la crisis porque la violencia es frágil y, tan rápido como desarticula, puede articular, porque, cuando la violencia es extrema, la única resistencia posible parece configurarse con extrema espontaneidad.
Es la espontaneidad —enunciada por Rosa Luxemburgo (2018) como acto fundacional de la revolución por parte de una sociedad que sobrepasa la capacidad organizativa del Partido—[ la fundadora del Paro Nacional en Colombia. Al mismo tiempo, es el Paro Nacional la ocasión para re-territorializar ciudades constituidas a partir de la violencia de la guerra interna. Aunque los alcances y límites de esta espontaneidad serán desarrollados más adelante, es importante resaltarla dada su omisión por parte de las discusiones sobre movimientos y movilización social en las últimas décadas. La comprensión de un fenómeno de masas en resistencia, forjado por la espontaneidad, es imprescindible en un contexto colombiano —y quizá latinoamericano—, donde la población parece haber perdido toda esperanza en la política como espacio de la institucionalidad.
Por ello, las siguientes paginas cumplen la función de articular y comprender el transcurso de los meses de movilización social en Colombia durante el año 2021 a partir de nuevas subjetividades en la juventud que se organiza y resiste. Es en el transcurso de los días de movilización y represión donde la falsa brecha entre la política de la institucionalidad y lo político de la cotidianeidad se fractura, a tal punto de reconfigurar nuevas subjetividades de una juventud que internaliza la política como un acto político. Con ello en mente, cada una de las palabras escritas ha sido pensada en torno a una triada metodológica construida por el italiano Massimo Modonesi (2016) —a partir de una relectura de Antonio Gramsci— sobre la ‘subalternidad’, el ‘antagonismo’ y la ‘autonomía’ como formas de comprender la transformación de sujetos que se encuentran ‘sujetos’ y, al mismo tiempo, en emancipación.
Asimismo, a esta triada propuesta por Modonesi se adjuntan dos ideas necesarias producto de su potencialidad. Primero, la subjetividad política como proceso de lucha y transformación de la conciencia a través de la experiencia «Erlebnis»; segundo, la violencia como Experiencia «Erfahrung» movilizadora de una población inmersa en la guerra, pero también como herramienta de desarticulación producida por la represión. La articulación doble de la violencia se expresa en tanto el antagonismo no surge en abstracto y no solo luchan los sujetos ‘sujetos’ o subalternizados, sino también el ‘poder político’, que no es sujeto ni tampoco objeto, sino, de acuerdo con Nicos Poulantzas (1994), una relación de poder entre las clases en conflicto donde el Estado despliega una maquinaria ideológica y una represiva con el fin de garantizar su hegemonía.
[1] Entrevista tomada de Espacio de análisis (Múnera, 2021)
Desarrollo:
Subalternidad
“Quisiéramos aclarar una cosa:
Nosotres somos hijes de la violencia,
hemos crecido en medio de la violencia”
En Gramsci, tal como lo rescata Modonesi (2018), la subalternidad refiere a la experiencia de la subordinación de clase que se presenta a través del consenso y la coerción. En este sentido, la subalternidad refleja un adjetivo que puede superarse y no un sustantivo determinante. Así, la subalternidad se expresa de forma dual, primero, como expresión de la eficacia de la dominación, segundo, como política autónoma que, consciente de su condición de opresión, abraza la rebelión y obtiene logros en el corto plazo.
La importancia de esta distinción surge precisamente como forma de conexión entre las experiencias vividas, la formación de la experiencia y el horizonte de expectativa que surge con la conciencia de una experiencia de clase subalterna. Quizá, quien ha trabajado con mayor detalle la subalternidad de la clase como un proceso y no como una condición es el historiador británico E. P. Thompson. Para Thompson (1981), la clase no existe en abstracto, no es un atributo sino un proceso mediante la experiencia de grupos sociales; al priorizar la experiencia, Thompson comprende que la clase se construye en lo social y que el conocimiento no se restringe a los académicos, por el contrario, se nutre en la espontaneidad.
La experiencia surge espontáneamente en el interior del ser social, pero no surge sin pensamiento; surge porque los hombres y las mujeres (y no sólo los filósofos) son racionales y piensan acerca de lo que les ocurre a ellos y a su mundo. (1981, p. 19)
No obstante, entendida como la configuración de una clase o grupo social a partir de sus vivencias, la experiencia no es única sino dual y refiere al rango de la experiencia humana, a la formación de una conciencia. En Walter Benjamin (1996; 1999b), como en ningún otro autor, se anteponen dos sentidos de la experiencia: Erlbenis y Erfahrung. Erlebnisrepresenta, para el crítico alemán, la experiencia cruda e inmediata, mientras que Erfahrung es el desarrollo de una percepción orgánica que refleja un proceso de continuidad y tradición. A partir de la lectura de Michael Löwy de Benjamin, Erfahrung es la experiencia auténtica, colectiva y en crisis, “fundada en la memoria de una tradición cultural e histórica” (2004, p. 92), mientras Erlebnis es el momento individual e inmediato que se ha vivido. Con el fin de facilitar la lectura de las próximas páginas, hablaré de Erfahrung como Experiencia-s (en mayúscula) y Erlebnis como experiencia-s (en minúscula).
En Colombia, la Experiencia subalterna, es decir, de los sectores populares oprimidos, es un cúmulo de experiencias violentas que van desde la irrupción de grupos armados en los territorios rurales y urbanos hasta múltiples procesos de desplazamiento que reproducen las condiciones de desigualdad y amplían la brecha entre la política institucional y lo político de la cotidianeidad. En la cotidianeidad lo político es una resistencia ante la violencia social e institucional, pero la política —como institucionalidad— poco impacto tiene en esa cotidianeidad; por ello, un problema recurrente en el país es la desconfianza de los sectores populares hacia el aparato institucional del Estado y las promesas de campaña de los distintos gobiernos.
La desconfianza hacia una clase dominante es una concepción general al interior de la subalternidad en Colombia, sin embargo, ello no explica por qué hasta ahora surge un fenómeno multitudinario de movilización capaz de desestabilizar la agenda política del gobierno: la respuesta se encuentra en los ‘marcos de guerra’. De acuerdo con la filósofa Judith Butler (2010), los marcos de guerra se presentan como una relación dialéctica en la cual el marco —que enmarca una norma— redefine la acción, mientras la acción redefine el mismo marco. Es decir que en el contexto de guerra en Colombia se crearon marcos de guerra donde la legitimidad de la dominación y la hegemonía recaían en el ataque a las guerrillas, vistas como el enemigo interno cuya derrota justificaba cada una de las practicas violentas que repercutirían en la brecha de desigualdad nacional.
Es imposible comprender la conformación de la subalternidad en Colombia sin comprender los impactos de una violencia que forjó hegemonía bajo la imagen de un nosotros como comunidad imaginada y un otro como comunidad imaginada antagónica (Anderson, 1993). Durante al menos ocho años, la clase dominante en Colombia instauró, a través de los aparatos ideológicos, a la guerrilla de las FARC como un enemigo interno, una otredad, un monstruo cuyas vidas merecían ser destruidas para defender la nación[1]. Este marco de guerra desplegó toda una campaña política y mediática en la cual el hambre, el desplazamiento y la pobreza eran consecuencia del conflicto armado, mas no del poder político del Estado. Entonces, todo aquel que se movilizara y cuestionara su condición de clase era marcado como guerrillero, y todo aquel que insistiera en la emancipación de su condición era torturado, desaparecido, encarcelado y/o asesinado. La política se convirtió así en una política de guerra donde los sectores populares no tenían mayor agencia salvo esperar la derrota militar a una otredad.[2]
Colombia es un país de experiencias violentas suscritas a la guerra que configuraron una subalternidad a partir de la pobreza de la Experiencia. La subalternidad en Colombia comprende al menos tres generaciones inscritas en la violencia: la generación de la Violencia, que surge en 1948, la generación de las guerrillas, que surge en 1964, y la generación de la contrainsurgencia, que surge en la década de 1990 y se afianza en 2002 con la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. La Experiencia de la clase dominada es un cúmulo de experiencias violentas que generaron una pobreza de la Experiencia en tanto el horror del día a día —de las experiencias cotidianas— fue tal que olvidar y seguir se presentaba como una única forma de vivir: he aquí el origen de la brecha entre la política y lo político.
La pobreza de la Experiencia es una sobresaturación y agotamiento del ser social producida por una violencia cotidiana capaz de desmovilizar resistencias y legitimar marcos de guerra. Expuesta por Walter Benjamin (1999a), es pobre porque las experiencias no logran articular una Experiencia que permita generar un horizonte de expectativas ni un horizonte de emancipación, por el contrario, el horror de las experiencias forja el olvido como una posibilidad de vivir en medio de la guerra. Aun cuando el antagonismo nunca cesó, puesto que organizaciones defensoras de derechos humanos y movimientos políticos cuestionaron con vehemencia las prácticas de la guerra, la discusión sobre la guerra y la desigualdad mermó en el grueso de la sociedad urbana como resultado del miedo y de una mejora en la imagen de las Fuerzas Militares por medio de la Seguridad Democrática como política de defensa y ofensiva contra las FARC[3].
El impacto de esta política nacional de guerra se expresa en testimonios como el del Coronel (r) José Espejo, ex director de comunicaciones estratégicas de las Fuerzas Militares (1992-2013):
Nosotros somos una organización militar de doctrina estadounidense y allá es muy fuerte el tema de las operaciones psicológicas en los asuntos civiles. Logramos que el mando entendiera que una cosa es hacer propaganda, otra cosa es, de pronto, influenciar mentes y corazones a través de otras herramientas. Y también nos damos cuenta que es necesario impactar a través de la televisión, sobre todo por el papel que juega la televisión en las grandes ciudades, que finalmente es donde se toman las decisiones, donde hay una gran masa de la población colombiana que también debe entender la naturaleza del conflicto y de sus fuerzas militares. (Gordillo & Federico, 2013)
Ahora bien, si la pobreza de la Experiencia y la aceptación de la subalternidad son resultado de un marco de guerra, ¿qué sucede cuando el marco de guerra se esfuma entre un nuevo discurso nacional sobre la paz? ¿Dónde quedan las ideas nacionales sobre las Fuerzas Militares como actor de autoridad, la religión como dadora de valores y la televisión como centro de entretenimiento? ¿Quién es el enemigo cuando el enemigo ha desaparecido? La respuesta es concreta: una vez se ha roto el marco de guerra, el subalterno se encuentra a sí mismo en el espejo y nota que el enemigo de la clase dominante es él, ella y cada uno de sus semejantes. Cuando el monstruo de una otredad marcada por la figura partisana se esfuma, alguien debe encarnar una vez más aquella otredad y, entonces, surgen nuevos marcos de guerra encarnados en los márgenes de la subalternidad y las periferias, en los ‘subalternos subproletarios’ que viven en la informalidad de las grandes urbes y para quienes el Estado aparece principalmente como aparato represivo.
He aquí la transformación: si aquello que sostiene la hegemonía del poder político deja de ser la ideología y se expresa únicamente en la violencia represiva, la subalternidad modificará su subjetividad política a través de la politización de sus experiencias en una Experiencia de clase donde la disolución del marco de guerra configurará una nueva subjetividad política. Si, discursivamente, la guerrilla era causa y consecuencia de la desigualdad y el empobrecimiento, la disolución de la guerrilla suponía el final de la pobreza, la violencia y la desigualdad. Sin embargo, dado que los años siguientes a la firma del Acuerdo de Paz entre las FARC y el Estado Colombiano no se han traducido en una política de paz, sino en una transformación de las tácticas de guerra y del desplazamiento forzado[4], la subalternidad —encarnada en una juventud urbana sin oportunidades— estalló espontáneamente como reflejo del hambre, el desempleo, y la miseria de una vida empobrecida.
Antagonismo
“No somos simples gatos que de pronto usamos la violencia. Entre nosotros hay cólicos muy desesperados, por eso no queremos volver a la vida violenta que hemos tenido y en la cual nos quiere encerrar el gobierno y quienes gobiernan este país”
En 1848 Marx y Engels escribían un hecho que perdió fuerza con el pasar de las consignas: “los proletarios no tienen nada que perder en ella [la revolución] más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo que ganar” (2004, p. 65). Contrario a ser una idea perdida entre panfletos, esta noción de lucha, marcada por un horizonte de expectativa que conduce a la emancipación, es la explicación más pura de la configuración antagonista y la transformación de la subjetividad política de la juventud colombiana durante el año 2021.
Si la subalternidad se presentó como subordinación y aceptación relativa de las relaciones de dominación justificadas por la ideología de un enemigo interno, el antagonismo se presenta ahora como una insubordinación en donde la pasividad se transforma en lucha y propende por una transformación del poder político. El poder de este antagonismo esta dado principalmente porque la dominación se funda exclusivamente en la represión de un gobierno que, al carecer de legitimidad, pierde hegemonía. En este sentido, si la subalternidad se presenta principalmente en la dominación, el antagonismo se encarna en el conflicto de una crisis que, una vez que rebosa lo social, se expande a la política y cuestiona la autoridad de un poder que, tal como expresa Hugues Portelli, “al no tener más la dirección ideológica, se mantiene artificialmente por la fuerza” (1998, p. 46).
El estallido del 28 de abril de 2021 tiene claros antecedentes, cada uno de ellos se expresa a posteriori de la firma del Acuerdo de Paz, en septiembre 26 de 2016. En el corto plazo, la inconformidad de los sectores populares ante la ineficiencia del gobierno de Iván Duque (2018-2022) comenzó el 21 de noviembre de 2019 (21N); en el largo plazo, es el resultado de una crisis social como producto de la guerra. Tras una convocatoria general de movilización por parte de centrales sindicales, partidos de oposición y movimientos estudiantiles, la asistencia a la movilización social superó las expectativas del comité organizador y articuló a parte importante de la sociedad en ciudades como Cali, Bogotá y Popayán[5]. Las expresiones de miles de personas en las principales ciudades del país fueron un hecho insólito e histórico de tal magnitud que el antecedente más cercano se encuentra en el Paro Cívico ocurrido en septiembre de 1977[6].
La masividad del descontento social era producto de las posibles reformas tributaria, laboral y pensional, la privatización de servicios básicos y los escándalos de corrupción por parte de un gobierno que obedecía ciegamente al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico(Agencia de Información Laboral, 2019). No obstante, en la práctica, el 21N fue la expresión de un descontento por las condiciones de vida de sectores populares empobrecidos. Tal descontento, aunque tácito, no fue necesariamente antagonista, al menos no como una Experiencia de insubordinación, pero sí como una experiencia de quiebre con un orden existente.
Puesto que el 21N no reconfiguró a profundidad una subjetividad política, consecuencia de su espontaneidad como estallido efímero, el país político siguió su curso hasta el 28 de abril de 2021 donde, sin mayores expectativas, centrales sindicales y movimientos sociales citaron una vez más a la movilización nacional. La demanda de la convocatoria era puntual: no a la Reforma Tributaria. No al aumento del IVA de la canasta básica familiar para subsanar las pérdidas de las élites económicas producidas por la pandemia. En medio de un grado altísimo de pobreza, profundizado por la pandemia del COVID-19, nadie esperaba mucho de la convocatoria, nadie esperaba mucho de una sociedad atrapada por los miedos al contagio infundidos por los medios de comunicación; pero cuando nadie espera nada, todo puede suceder.
La mañana del 28 de abril (28A) las calles se llenaron de una multitud hambrienta en todo el sentido de la palabra. Los pañuelos rojos, que ante la escasez de comida habían izado las familias frente a sus casas, se convirtieron en fuerza de demanda que no solo politizaron la crisis de los últimos meses, sino que sobrepasaron las expectativas, los alcances y la dirección del Comité Nacional de Paro, comprendido por centrales sindicales como la CUT y grupos universitarios como la UNEES. La espontaneidad se tomó las calles, pero, aún más importante, se tomó barrios históricamente configurados por la violencia (e.g. Siloé en Cali) y reconfiguró los espacios de protesta que parecían enclaustrados en los centros universitarios, en las centrales sindicales y en las principales plazas del país.
Ese día, el 28 de abril de 2021, algo cambió en los sectores populares del país, algo que transformó la subalternidad y posibilitó el antagonismo. Quizá fue la aceptación de una ira contenida, o la superación de una pobreza de la Experiencia; sin embargo, lo más importante es que es que el estallido reconfiguró los marcos y alcances de la protesta. El 28A se prolongó durante al menos nueve semanas de continua movilización y espacios políticos de discusión en todo el país. Asambleas populares en múltiples puntos redefinieron el curso del paro y la movilización, y, ya fuesen diarias o semanales, reconfiguraron subjetividades políticas barriales que persisten hasta hoy día: un ejemplo es la demanda a la no militarización de la vida juvenil. El antagonismo de una juventud que nada tiene que perder forjó un hecho histórico que no cesó el 2 de mayo cuando el gobierno retiró la Reforma Tributaria, tampoco el 4 de mayo cuando el ministro de Hacienda y promotor de la Reforma renunció a su cargo, mucho menos a principios de junio cuando el Comité de Paro pidió cese a los bloqueos, tras semanas de violencia y resistencia; el Paro ya no pertenecía al Comité sino al pueblo movilizado.
Una juventud que poco confía en la política no responde a la institucionalidad de la política, sino a la convicción de lo político en su cotidianeidad. En Colombia, la Reforma Tributaria fue la chispa que activó una bomba contenida por el descontento de una juventud criada en experiencias violentas. Escribía Modonesi que “la historia de las clases subalternas no es solo retrospectiva, sino que sigue y se trenza con las formas de autonomía y hegemonía” (2021, p. 16), pero la hegemonía rara vez se disputa en condiciones dignas de vida. Es en la crisis de las condiciones de existencia donde la hegemonía se cuestiona, se quebranta y surge el antagonismo que destruye todo lo que considere necesario destruir.
La continuidad de la movilización sería difícil de comprender sin la violencia como Experiencia movilizadora de una población inmersa en la guerra. De pronto, los días posteriores al estallido reflejaron un aparato represivo educado para la guerra, una guerra que traslapó el conflicto rural al conflicto urbano. En las ciudades, dos meses después del inicio de la movilización, ya se presentaban al menos 4,687 casos de violencia por parte de la fuerza pública entre los cuales coexistían: 1,617 víctimas de violencia física, 73 víctimas mortales, 228 casos de disparos con arma de fuego, 82 víctimas de agresión ocular, 2,005 detenciones arbitrarias y al menos 28 víctimas de violencia sexual (Temblores ONG, 2021).
Esperar desmovilización y pasividad de una juventud cuya vida parece condenada a la violencia, al sicariato, a la cárcel o a la muerte, era pedir el silencio de una población inmersa en la desesperación y desolación nacional que, noche tras noche, veía cumplir las palabras de Neruda: “En medio de la Plaza fue este crimen / Nadie escondió este crimen /Este crimen fue en medio de la Patria”. Por ello, una vez el antagonismo supera la pobreza de una Experiencia, la autonomía surge como forma de superar la espontaneidad y re-territorializar lo nacional desde el nivel local.
Autonomía
“No queremos justificar nada, solo contarle que estamos hechos de violencia y a pesar de eso resistimos
y queremos superar la violencia”
La autonomía se identifica con la emancipación y el recorrido de un horizonte de expectativas que se conquista en tanto avanza la subalternidad como política autónoma. En este sentido, la autonomía no significa necesariamente la toma del poder, pero sí la disputa de la hegemonía y la posibilidad de transformar el orden material del Estado, la institucionalidad y las condiciones de vida. De ahí que la espontaneidad fuese la partera del estallido del 28A en una sociedad donde tanto el gobierno como el Comité del paro fueron perdiendo legitimidad.
La condición espontánea de la lucha en Colombia se comprende a raíz del desgaste de los discursos políticos de guerra fría sostenidos por la derecha, pero, también, por la izquierda. La baja articulación de la subalternidad con los sindicatos es resultado tanto de una desconfianza hacia los directivos como de una clase trabajadora que transita su cotidianeidad en una completa informalidad. Este bajo corporativismo estatal profundiza la crisis organizativa donde “las proclamas de los partidos apenas podían seguir el paso a los levantamientos espontáneos de las masas [y, por ello,] los dirigentes apenas tenían tiempo de formular las consignas para la ferviente multitud proletaria” (Luxemburgo, 2018, p. 121).
Una vez perdida la legitimidad, el rango de acción política es incierto y la espontaneidad puede mermar con la misma fuerza que emana (21N) o explotar con la mayor fuerza posible (28A). Decía Gramsci que a la clase obrera debe tratársele como “a un mayor de edad capaz de razonar y discernir, y no como a un menor bajo tutela” (Modonesi, 2017, p. 9), pero la mayoría de edad, al igual que la clase, no emerge de la nada, sino que se forja al calor de una subalternidad antagonista que remueve los cimientos del poder político y, acto seguido, comienza “un espontáneo movimiento general sacudiendo y rompiendo esas cadenas” (Luxemburgo, 2018, p. 23).
De acuerdo con Modonesi (2016), el antagonismo revela la emergencia de un contrapoder que, al rebasar la condición subalterna, impugna un conflicto abierto donde la rebelión y la insurrección son escenarios posibles, pero para ello se requiere autonomía y una nueva configuración de la hegemonía. Con el despliegue del aparato represivo estatal, la juventud se organizó mediante líneas de protección capaces de garantizar los bloqueos y proteger la vida de madres, niños y ancianos que se sumaron al paro; entonces, surgió la autonomía de un movimiento social que nada debe a ningún sector político y todo se lo debe a sí mismo. El camino por la emancipación final es largo y las subjetividades políticas no se transforman en días, semanas o meses, pero el Paro Nacional construyó un horizonte de expectativas y la reconfiguración de una subjetividad política que aprendió a organizarse en medio de la espontaneidad y a cuestionar la violencia de su cotidianeidad.
*Ver versión en extenso en (Tinjacá Espinosa, 2022).[1] Fundadas en 1964, las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) se consolidaron como una guerrilla campesina de izquierda con carácter político-militar cuyo fin consistió en la toma del poder en Colombia. Para comprender más sobre su historia, estructura e ideología ver la separata especial de Aquelarre (2015).
[2]Para ver más al respecto (Angarita Cañas et al., 2015).
[3] Elaborada por el entonces presidente Álvaro Uribe (2002-2010) con el fin de ‘recuperar el orden y la seguridad’, la política de Seguridad Democrática se convirtió en una práctica de guerra que desencadenó una crisis humanitaria producto de múltiples prácticas de crímenes de guerra y de lesa humanidad contra la población civil; ver más en Leal Buitrago (2006).
[4] Para más información ver el balance realizado por Democracia Abierta (2021) tras cuatro años de la firma del Acuerdo. Allí se refleja el aumento de asesinato de líderes sociales y desplazamientos forzados, sumado a una escasa participación de política plural.
[5] Para más información ver el reporte realizado por la BBC (Pardo, 2019).
[6] Convocado por las centrales obreras, el Paro de 1977 fue una jornada amplia de protesta contra la política económica del entonces presidente Alfonso López Michelsen. Una gran movilización popular en campos y ciudades que dejo un saldo de al menos “19 muertos, casi 3.500 detenidos -la gran mayoría en Bogotá-”(Archila Neira, 2016, p. 317)
Conclusiones:
El aparente final del conflicto armado en Colombia ha significado una oportunidad para ahondar en el conflicto social y derrocar los marcos de una guerra interna. La agudización de la desigualdad social y económica producida por una mala administración gubernamental y profundizada por la pandemia del COVID-19, sumada a la alta deslegitimación del gobierno de turno y del poder político, generó un largo proceso de movilización nacional que explotó espontáneamente el 28 de abril de 2021.
La espontaneidad no ha de ser confundida con una carencia de condiciones estructurantes y procesos de movilización y politización previa. Al referir la espontaneidad de la movilización se reconoce que nada de lo sucedido estaba guiado por una agenda política, todo lo contrario, el carácter de la movilización nacional rompió con las agendas políticas e instauró un primer paso para la fundación de lo político en una sociedad atravesada por la pobreza de la Experiencia como consecuencia del horror de una guerra.
La Experiencia subalterna construida en Colombia es la suma de experiencias violentas marcadas por el despojo, los grupos armados y el microtráfico, que actúa de forma campante en las periferias urbanas. En Colombia, la Experiencia de los sectores populares es un cúmulo de experiencias violentas que forjan sujetos ‘sujetos’ a la violencia. De modo que, cuando la violencia es la cualidad principal de la Experiencia de clase, la emancipación de la sujeción solo puede darse mediante un antagonismo violento que lucha y resiste hasta sus últimas consecuencias.
El horizonte de expectativa del Paro Nacional es aún incierto y no presenta una emancipación ni autonomía total porque los procesos de subjetivación política requieren mermar la espontaneidad y proyectar la organización social, no obstante, el horizonte, al igual que la clase no existen a priori, sino que se construyen en el camino y allí se desmarcan de su pasado. En el 2022 Colombia se enfrenta a unas elecciones parlamentarias y presidenciales fuertemente influenciadas por el horror de la impunidad, pero, contrario a una clase sujeta por la pobreza de la Experiencia, estas elecciones pueden y deben disputarse la política como parte de lo político, y lo político como Experiencia de transformación.
Bibliografía:
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Palabras clave:
Violencia, Paro Nacional, Experiencia, conflicto social
Resumen de la Ponencia:
Na última década, a larga apropriação política das mídias sociais mostrou que estas são muito potentes em mobilizar pessoas (GIANSANTE, 2015). Contudo, pesquisas indicam que essas plataformas vêm sendo instrumentalizadas mais para práticas populistas (GERBAUDO, 2018) e de violência discursiva (SOLANO, 2018; BACHINI, 2021), do que para aprimorar a contraposição de argumentos e pluralizar a experiência política (FRASER, 2014). Como resultado desse processo, verificam-se o aprofundamento da democracia da audiência (URBINATI, 2014) e involuções autoritárias por toda parte. As lacunas sociais deixadas pela globalização neoliberal associadas à incompletude do processo democrático (PINHEIRO, 2020), favoreceram particularmente a reprodução desse fenômeno no Brasil, demarcada pela eleição de Bolsonaro em 2018. Contudo, ao tornar-se governo, viu-se gradualmente a fragmentação da articulação política que o elegeu (ROCHA e SOLANO, 2020), embora ainda resistam cerca de 25% de apoiadores fiéis. Nesse artigo tem-se como objetivo compreender como as mídias sociais vêm sendo empregadas pelos atores da “direita conservadora” no Brasil como uma espécie de novo repertório de ação (TILLY, 2008), com particular atenção para as estratégias de mobilização em prol de suas agendas e projetos de lei enquanto governo. Para explorar empiricamente a questão, estudou-se, a partir de uma metodologia que articula noções da análise do discurso (FOUCAULT, 1999) e da análise de enquadramentos (GOFMANN, 1986), os posts das páginas públicas no Facebook que se identificam como pertencentes a esse campo – “direita conservadora”, dando continuidade, assim, à análise da atuação desses atores na plataforma ao longo da pandemia de Covid-19. Os primeiros resultados da pesquisa indicam (BACHINI et al, 2022) que, em geral, estes atores se comportam de forma personalista, defendem posições autoritárias e realizam permanente campanha negativa contra seus adversários e o sistema político. Enquadram negativamente seus adversários políticos, os direitos humanos e as instituições democráticas, a partir de formulações simplistas, opondo-os às suas pautas. Ao mesmo tempo, argumentam em prol de projetos que endossam o uso da violência (tanto privada, quanto estatal) como forma de controle social. Porém, os dados sugerem também um desalinhamento entre os enunciadores e os adeptos do discurso da direita conservadora com relação às responsabilidades sociais do Estado e a questão racial. Palavras-chave: ativismo de direita; discurso conservador; autoritarismo; democracia; identidade ciber-orientada.Resumen de la Ponencia:
La situación internacional caracterizada por la crisis ambiental y financiera, los cambios del tablero geopolítico y la pandemia reconfiguran los discursos y marcos interpretativos de las derechas en todas sus variantes. En la Argentina hay dos fenómenos que delatan este impacto: a) el recurso estratégico a la movilización callejera antigubernamental donde convergen un sector de la dirigencia de la derecha política que radicaliza su discurso opositor (macrismo, Juntos por el Cambio) con una serie de grupos fundamentalistas ultra liberales, neonazis, nacionalistas reaccionarios, y expresiones con pretensión “antisistémica” (“anti vacunas”, “anti poder mundial”, “anti discurso de género”, etc.); y b) el ascenso de nuevas formaciones políticas alt wright con liderazgos personalistas que alcanzan alta penetración en la opinión pública y altos niveles de votación en algunos distritos (Libertad Avanza, Partido Libertario). El recurso a la acción callejera y el imperio de un discurso irracional y agresivo parece implicar el desplazamiento de la derecha neoliberal modernista propia del elitismo tecnocrático “globalizador” y del liberal-conservadorismo republicano tradicional, y obliga a indagar por las nuevas vertientes dentro de la derecha. Abordar las nuevas configuraciones de la derecha como un fenómeno de movimiento social nos fuerza a detenernos en la forma que asume la construcción social del sentido en la lucha por la supremacía cultural donde la penetración en la agenda mediática, los cambios en los vocabularios, la propagación de nuevas prácticas y productos culturales pasan a ser tan importantes como los específicamente político-institucionales. En este trabajo se analizan, con las herramientas conceptuales del “frame analysis”, las formas operativas de producción de sentido que las derechas vienen poniendo de manifiesto en la Argentina durante la emergencia sanitaria ante la pandemia del Covid/19. La emocionalización, la estigmatización, la moralización y el estilo conspirativo paranoico, la manipulación identitaria y el aprovechamiento de los sistemas de creencias y fondos culturales forman parte de un dispositivo que desplaza la resonancia por credibilidad empírica y se vuelca unilateralmente a la obtención de resonancia por fidelidad narrativa, shock moral y compromiso identitario. Se trabaja sobre un marco empírico compuesto por un corpus de slogans, consignas, discursos e imágenes públicas relevados de medios de comunicación tradicionales y no tradicionales y por los datos de una encuesta de opinión pública realizada en agosto de 2021.Resumen de la Ponencia:
El concepto de trabajo emocional tiene una corta historia en las ciencias sociales. Podemos señalar el clásico libro de Arlie Russell Hochschild (1983) sobre el trabajo de las azafatas en Estados Unidos como uno de los hitos iniciales en esta área de estudio. En las últimas décadas, los afectos y las emociones han ganado más espacio, e incluso se puede hablar de un giro afectivo en la teoría social (Massumi, 1995; Clough y Halley, 2010). Del lado de los estudios sociológicos y antropológicos sobre el trabajo emocional, existen discusiones sobre la naturaleza de lo "trabajo afectivo" en el capitalismo del siglo XXI, tal como lo conceptualizan Hardt y Negri (2000). Por el lado de los estudios de la salud, las emociones figuran como pieza central en las relaciones sociales en torno a las aflicciones del cuerpo, generalmente vinculadas al conocimiento biomédico y sus instituciones afines. En el encuentro entre estas dos corrientes, identifico el trabajo afectivo del cuidado como terreno fértil para la investigación social. Roles de género e identidades profesionales (Theodosius, 2008), raza y trabajo doméstico (Gutiérrez-Rodríguez, 2010), Estado del welfare y trabajo de cuidados (Benerías, 2008), son los elementos del escenario que busco explorar. El trabajo de cuidado de los enfermos, particularmente de los que están en proceso de muerte, es una forma de trabajo afectivo con sus peculiaridades. A partir de algunos apuntes de una etnografía realizada en un servicio de cuidados paliativos domiciliarios de un hospital público, intentaré explorar los contornos del trabajo afectivo de cuidado en el proceso de morir. Sostengo que la circulación de los afectos es parte elemental del trabajo de cuidado, entendido como la actividad de mantenimiento, reparación y continuación de los cuerpos. Los afectos no son meros reflejos de dimensiones más "reales" de la sociedad, sino elementos dinámicos de la vida normativa de los actores. Sentir, comunicar, escuchar y clasificar las emociones son actos morales que contribuyen al establecimiento de cursos de acción en la sociedad. Por tanto, en un contexto de enfermedad grave, la circulación de los afectos apunta al trabajo moral de decidir qué hacer cuando no hay posibilidad de curación. A esto denomino “la carga de la finitud”, o sea, el efecto del final incierto pero definido de la muerte, en el cotidiano de las prácticas de cuidado. Esto contribuye a ciertos procesos de circulación, fijación y subjetivación a través de los afectos que, a su vez, indican formas de división sexual y racializada del trabajo afectivo de cuidado en la producción y reproducción de la vida social.Resumen de la Ponencia:
El tema de lo imaginario es abordado en esta ponencia poniendo en diálogo dos dimensiones de la realidad histórica, ubicada en la década de los años cincuentas de la sociedad mexicana del siglo XX, evocada metafóricamente como la época del “milagro mexicano”. Por una parte, está la dimensión biográfica que un artista relata sobre su trayectoria para colocarse como compositor y cantante en el star system de la época, basado en el albúm fotográfico que él confeccionó, las partituras, grabaciones y recuerdos asociados. La otra dimensión es la lectura de esta experiencia, recurriendo a la alegoría del flaneur que Walter Benjamin exploró en su proyecto de Los Pasajes para estudiar las contradicciones del capitalismo del siglo XX, en su faceta de fetichismo de la mercancía. La aportación sociológica que aquí se propone es una reflexión sobre los inicios del capitalismo del espectáculo, siguiendo la conceptualización de Guy Debord, en el funcionamiento de un imaginario objetivado en el dispositivo del star system, a través de los dilemas que un individuo, en su calidad de sujeto de la modernización, enfrenta a partir de su creencia en este imaginario y las contradicciones reales de su ilusión efímera; lo cual, en una perspectiva de larga duración nos reta a pensar nuestras actuales condiciones de sujetos sociales en una posmodernidad compleja.
Introducción:
El elegante porte de esta pareja que transita por alguna de las calles céntricas de la ciudad de México no es casual. El año 1954 en que fue tomada esta fotografía por alguno de los copiosos fotógrafos callejeros (Cortés,1974), que en ese entonces se ganaban así la vida, queda como un registro histórico de la imagen del flaneur mexicano.
En su calidad de adjetivo este galicismo designa al personaje callejero, con cierto tono despectivo del trotacalles, vago, paseante, mirón (Morvan, 2008); pero en la manera que Walter Benjamín (2005, 2012) rescató el significado que le otorgó Charles Baudelaire, flaneur es el personaje de la modernidad en un París de finales del siglo XIX, donde los pasajes (Les Passages) comerciales poblados por tiendas y escaparates que exhibían las mercancías suntuarias de esa época, interpelaban a un tipo de espectador que no necesariamente tenía el poder adquisitivo para comprarlas, pero eso no le impedía embelesarse en el goce y deseo de contemplarlas.
Pero volvamos a la pareja de la fotografía inicial. Este galán, de cuyo brazo va la hermosa dama sonriente con quien recientemente había contraído matrimonio, es Miguel Hernández, el artista, de quién en la sección de espectáculos del periódico El Universal se escribió:
"Uno de los nuevos valores del radio es el joven tenor y compositor Miguel Hernández, dotado de una bella voz que sabe manejar con soltura y buen gusto. Sus composiciones también acusan sensibilidad y originalidad de su autor y no pocas de ellas circulan en las estaciones radiodifusoras, con éxito singular (El Universal, México!, 14 de junio de 1954).
El flaneur y el artista coincidieron en este momento y lugar, de la misma manera que lo hacían un imaginario constituido por el Star System con el sujeto social de la modernización mexicana: el individuo, creyente de sí mismo para lograr sus sueños. Baste esta breve presentación para contextualizar el objetivo de la ponencia: analizar la intersección coyuntural de un imaginario forjado en la época del Star System en su versión mexicana de la década de los cincuenta con la representación que del artista en el medio radiofónico construye un sujeto social de la época. En este trabajo, el sujeto como tal no será un personaje abstracto sino un actor histórico del medio radiofónico que nos aporta su experiencia biográfica en esta coyuntura vital. Las fuentes y datos procesados de ellas forman parte de un proyecto de investigación de largo alcance: Nómadas de la modernidad[1], que estudia tres linajes de familias mexicanas emparentadas para conocer sus experiencias sobre la modernidad en el México del siglo XX.
[1] Nómadas de la modernidad. Urdimbre de experiencias familiares en el México del siglo XX. Investigador titular del proyecto: Miguel J. Hernández Madrid, Centro de Estudios Rurales de El Colegio de Michoacán.
Desarrollo:
El Star System o Sistema de Estrellas como modalidad del capitalismo del espectáculo en la era del Milagro Mexicano.
Star System traducido como “sistema de estrellas” es el término que designa la contratación de actores en exclusividad por los estudios de Hollywood para impulsar la industria cinematográfica. Este proceso inició durante los años de la primera guerra mundial, decayendo con la recesión económica acontecida en 1929 y recuperándose en los años cuarenta, con la entrada de Estados Unidos al conflicto bélico en Europa y el Pacífico, fortaleciendo el mito de los personajes estelares de Hollywood, los géneros hegemónicos (musicales, principalmente) y el imaginario de un estilo de vida condensado en la expresión American Way of Life.
En el campo de investigación donde la sociología, las ciencias políticas y de la comunicación convergen para estudiar la formación y acción de las ideologías, el tema del Star System tiene el estatus de objeto de estudio para analizar la construcción de imaginarios colectivos que inciden en la producción de bienes de consumo culturales y su asociación con representaciones sociales de sujetos cuyas identidades son interpeladas por los “valores”, “sentimientos” y “consignas” subjetivados en personajes de las películas y de otros medios de comunicación como la televisión y la radio. Si bien, uno de los primeros y reconocidos trabajos sobre el tema fue el de Edgar Morin, Las estrellas de cine (1969), podríamos ir más allá de la descripción del fenómeno en términos de la fabricación de mitos para consumo colectivo en el ámbito cinematográfico y problematizarlo en lo que Guy Debord (1967) postuló como La sociedad del espectáculo.
La objetivación del fetichismo de la mercancía es el tema de fondo que aborda Debord en una coyuntura del siglo XX donde el capitalismo industrial de la posguerra (en su modalidad fordista) favoreció a la economía estadounidense, conviviendo con otra modalidad del capitalismo comercial soportado en la producción de bienes “efímeros y contingentes”, necesarios para el funcionamiento de la industria del espectáculo y para su reproducción por un sujeto consumidor de sus bienes, en lo que Slavoj Zizek (1999) denomina el acoso de las fantasías deseadas y el goce enajenado.
La década de los años cincuenta en México es un tema de la historiografía sobre el cual se ha escrito mucho para contextualizar el despegue de la modernización económica. A este tenor, introducimos la importancia de la radiofonía como campo operativo del Star System mexicano que, después del cine y antes del auge de la televisión en los sesenta, fue donde se desempeñó el actor de esta ponencia.
En la década de los treinta y cuarenta la radiodifusión en México adquirió características industriales y su consolidación como medio de comunicación nacional.
El 18 de septiembre de 1930, Emilio Azcárraga fundó la XEW (con el lema “La voz de América Latina desde México”), con ocho mil watts de potencia, cuya instalación estuvo a cargo del ingeniero De la Herrán. La XEW presentó a los artistas más importantes del país, consolidó una cadena en red nacional y en 1937 inició sus transmisiones en onda corta (XEWW), con lo cual abarcó también Centro y Suramérica. Hacia 1938 Emilio Azcárraga fundó, junto con Enrique Contel y Emilio Ballina, la XEQ, especializada en música ranchera, que rápidamente dio origen a una cadena de gran importancia y extensión nacional. (Álvarez, 1987:6836)
Si bien, en 1950 la televisión irrumpió en México cómo un medio de comunicación comercial lo cierto es que en comparación con la radiofonía no tuvo una posición hegemónica hasta muchas décadas después. En 1949 un radio de bulbos sencillo costaba alrededor de 146 pesos que equivalía a 1.46 veces el salario mínimo, en comparación el precio de un televisor era de 4 mil pesos, 40 veces el salario mínimo, de ahí la popularidad de la radio en la vida cotidiana. En 1950 las grandes cadenas de emisoras radiofónicas de cobertura nacional se estimaban en alrededor de 40 con 125 estaciones de radio en la República, 34 de ellas en el Distrito Federal (Álvarez, op. Cit.),
En este escenario el público de la radio escuchaba el elenco de artistas: intérpretes, compositores, músicos y cantantes que intervenían en los programas de las estaciones XEW y XEQ, principalmente. A la par, la prensa de esa época tenía al día las novedades de estos artistas, las invitaciones para escucharlos en vivo en eventos como los sorteos de los periódicos tipo El Universal o Excelsior, los bailes para celebrar la coronación de las reinas en determinadas festividades como las del inicio de la primavera, la celebración del grito de independencia, las posadas o cualquier tipo de aniversario que fuera inventado con el fin de atraer al público, en una época donde la diversión colectiva de los estratos populares y de clase media se entusiasmaban por los bailes amenizados por las grandes orquestas.
Miguel Hernández, el tenor, joven valor de la canción mexicana.
Un álbum confeccionado artesanalmente por el propio artista, con hojas de cartulina negra cortadas en tamaño carta y unidas a una carpeta con grapas, en cuya portada se lee el título “Albúm artístico de Miguel Hernández”, contiene fotografías, recortes de períodico, volantes de programas de eventos, registros de horarios de la XEW que indican la fecha y hora en la que intervenía radiofonicamente. Basados en esta valiosa fuente hemerográfica y completada con las grabaciones en discos de acetatos, notas de entrevistas, historias de familia y otros documentos personales del artista es que podemos reconstruir la breve trayectoría de quién fuera presentado en las notas periodísticas de la época como uno de los nuevos valores de la canción mexicana romántica y popular.
No hay datos que nos permitan saber cómo inició su carrera, pero en 1954 Miguel Hernández forma parte del elenco artístico de la radiodifusora XEW al que se remiten las crónicas periodísticas de la sección de espectáculos de El Universal, cuando reportan su participación en eventos masivos como el sorteo anual de este diario nacional, bailes en centros nocturnos y clubes de moda (El Astoria, Smyrna, France, Auditorio del Hospital Central Militar ), en un concierto de revista celebrado en el Teatro Metropolitan (uno de los más prestigiados, ubicado en el centro de la ciudad de México en la zona de la Alameda Central).
Los primeros rastros del artista se localizan en una grabación de estudio de 1952, registrada en un acetato de 33 revoluciones, que en la cara A se titula “Ayer me dijiste” bolero, letra y música de Miguel Hernández, y en la cara B “Por última vez te ví” con los mismos datos de la autoría. En el álbum personal hay solamente un contrato entre Miguel Hernández con la editora y distribuidora de música Bralibila donde como autor presenta una obra musical titulada “Reflejo de luna” y cede sus derechos a la editora, pero no existen copias de discos grabados con fines comerciales de él como compositor y cantor. La mayor parte de las canciones que interpreta en radiodifusión, recitales y conciertos son obras de otros autores, que por su carisma y musicalización fueron populares.
En 1953 Miguel Hernández es presentado como el “rey de la canción popular XEB” en el volante que anuncia el Festival Teatral en el Hospital Central Militar de la ciudad de México, en este evento participan otros 16 artistas entre cantantes y bailarinas. Para conmemorar las fiestas patrias en ese año con el “Baile tricolor” se anuncia en El Universal, que los tres tenores que aparecen en la fotografía participarán en dicho evento. Los otros dos cantantes populares son Andrés Areu y Enrique León.
Habiendo de por medio casi 70 años de distancia del tiempo en el que estás crónicas periodísticas refieren infinidad de artistas, es casi imposible reconocer cuáles de ellos se posicionaron en el Star System mexicano de los años cincuenta. En este sentido nuestra hipótesis es que Miguel Hernández apuntaba a colocarse en este medio, y 1954 es un año interesante para ubicar datos que la sostendrían, Examinemos, primero, los recortes de la prensa.
En la sección de espectáculos de El Universal con fecha 14 de enero de 1954, aparecen a la par las fotografías de Miguel Hernández y Mario Moreno Cantinflas como artistas destacados que participarán en el Sorteo de El Universal de ese año. Un mes antes, el 13 de diciembre de 1953, la foto de nuestro artista aparece a la par de otro comediante de la época: Fernando Soto “Mantequilla”, como parte de elenco que estará en la Posada de la Alegría del Club Smyrna.
¿Qué sugieren estas representaciones publicitarias en el momento de emitirse?.
En 1954 Cantinflas era ya uno de los comediantes más populares de México, impulsado por las película bajo la dirección de José Bustillo de Oro, entre las que destacan Ahí está el detalle (1940), El analfabeto (1950), y en 1957 será parte del Star System estadounidense con la filmación de La vuelta al mundo en ochenta días. En otro nivel “Mantequilla” obtuvo su popularidad en 1953 con la película La ilusión viaja en tranvía, dirigida por Luís Buñuel, y sabremos que será parte de los comediantes del cine de la Epoca de Oro mexicano actuando con Pedro Infante en varias películas.
Pero volvamos al punto, ¿la presentación en la prensa del joven tenor en un rango equiparable al de artistas que ya formaban parte del Star System mexicano es un indicador de su popularidad por el público aficionado?
El segundo dato es una grabación en vivo del cierre del sorteo El Universal por Miguel Hernández quien se dirige al público para invitarlo a cantar con él “Llegó el Amor”. Se escucha al finalizar la canción coreada, en el ambiente de esa grabación en vivo, una copiosa manifestación de aplausos. ¿Por qué era popular Miguel Hernández?
Lo primero a considerar es su constante participación en los programas radiofónicos. En el álbúm hay evidencia de su intervención en un horario programado por la XEW de 1953 durante el mes de octubre y en 1954 otro tanto pero en las radiodifusoras de la XEB y XEBT, en un programa matutino que duraba alrededor de 30 minutos. También consta que en los eventos festivos y bailes realizados en clubes y auditorios llegó a amenizar con artistas y orquestas de moda; por ejemplo, en el “Baile Tricolor” del Club France (1954) las orquestas que amenizaron el baile fueron las de Luis Arcaraz y Pablo Beltrán Ruiz, con la actuación personal de Olga Puig, María Victoria, Lucerito Bárcenas y Miguel Hernández de los ocho invitados. Para los lectores que consultaban las grandes planas de El Universal en su sección de espectáculos, anunciando los eventos de la temporada, les era familiar durante 1953, 1954 y 1955 que la fotografía de Miguel Hernández formara parte del elenco de artistas anunciados.
El 30 de diciembre de 1957, fue invitado en el programa de televisión “El Club del hogar” del canal 4 para una entrevista con Toño Lamadrid y fue la única ocasión en que cantó y estuvo presente por algunos minutos en este medio.
¿Con esta popularidad, podría considerarse a Miguel Hernández como integrante del Star System mexicano? Desde el punto de vista de la trayectoria que siguieron otros artistas que se desempeñaron en el medio radiofónico, la respuesta es, en primera instancia, negativa. Miguel Hernández no tuvo condiciones favorables para enlazarse con el aparato de masas que impulsaba el Sistema de Estrellas mexicano: el hegemónico cinematográfico. Aunque no es el tema de este trabajo analizar el funcionamiento de este dispositivo, vale considerar que siguiendo el modelo de Hollywood, los artistas de cine cantores se construían en el propio medio cinematográfico y en casos contados emigraron de la radio al cine. Otra variable a considerar es el nivel tecnológico de los reproductores de grabaciones musicales, los populares tocadiscos (tornamesas actuales) que en los años cincuenta, si bien, se vendían, no eran el medio más popular para escuchar a los cantores como en la radio. Las grabaciones de los charros cantores de las películas de Pedro Infante y Jorge Negrete, por mencionar a los más famosos, provenían de las películas y se difundían por la radio, compitiendo con los artistas que intervenían en vivo en los estudios de las radiodifusoras.
En este contexto, Miguel Hernández nunca grabó un disco comercial que se vendiera en las tiendas distribuidoras de estos acetatos, ni participó en ninguna película de la época. Su popularidad se quedó cautiva, como la de tantos otros artistas, compositores, intérpretes y músicos, en los ondas herzianas de la radio. No obstante, desde el enfoque que nos interesa desarrollar en este escrito, hay otro nivel de análisis para examinar porque la experiencia artística de Miguel Hernández en el contexto de su época es relevante para comprender la paradoja de la modernidad en el sentido alegórico del flaneur que hemos propuesto anteriormente. Abordemos entonces esta cuestión.
El Sistema de Estrellas mexicano en la experiencia artística de Miguel Hernandez.
¿Qué nos dice la experiencia de MH sobre el funcionamiento del dispositivo radiofónico en relación con el Sistema de Estrellas mexicano?.
A: La producción de una mercancía simbólica en la radiofonía.
La definición operativa de Star System como la contratación de actores en exclusividad se aplica en el mundo del cine Hollywoodense, y solamente en situaciones exclusivas: cuando la actriz o actor que se contrata ha probado su potencial para convertirse en una “estrella” que genera ganancias al estudio cinematográfico, para producir películas taquilleras. La “estrella” es una alegoría que encubre la paradoja de un artista construído por la industria, controlado por ella y desechable cuando deja de ser el centro de atención de sus admiradores, en un campo de competencia sostenida.
En el mundo de la radiofonía dónde ubicamos a MH no hay mucha diferencia, pero los matices son importantes. Para empezar la o el artista, considerado así por su talento y creatividad, es considerado un aspirante que oferta sus talentos y porte ante las instancias que reclutan y deciden si es viable de participar en audiciones de la radio.
Lo anterior indica que es el artista aspirante quien tiene que generar una especie de bienes de capital propios. En el caso de MH cuando en 1952 tuvo sus primeras audiciones de radio y participación en eventos tenía 25 años y trabajaba como empleado en la Compañía Hulera Euzkadi de la ciudad de México, como auxiliar de contador e integrante del equipo de redacción de la revista Hulerías de la empresa. También tenía otro ingreso llevando la contaduría de un pequeño negocio de boneteria en el centro de la ciudad, donde conoció a quién sería su futura esposa. Desconocemos por qué y cómo inició su carrera artística, pero hay datos en su acervo documental biográfico de que él pagaba clases particulares de canto, solfeo y de piano. Sus trajes también los costeaba y las fotografías de estudio que utilizaba como tarjeta de presentación.
MH, al igual que otros aspirantes artísticos tuvo que ofertar en la radio su destreza, empatía personal, la calidad de su voz y actuación para interpretar canciones (no necesariamente las creadas por él) que expresaran alguno de los contenidos simbólicos de moda en el imaginario de esa época que, como veremos más adelante, se ubicaban en algún género que en su caso fue el bolero romántico.
Siguiendo con el funcionamiento del dispositivo, el hecho de tener audiciones radiofónicas no lo posicionaba ya como integrante del Sistema de Estrellas sino como un prospecto que “navegaba” en él, condicionado a la formación de seguidores o fans, tan efímeros y volátiles como los eventos masivos en los que se participaba.
B: El bolero romántico: mistificación de una mujer moderna inasible.
Llegamos a la sección en la que el desenlace de este escrito tendrá lugar. Otra respuesta a la cuestión de la popularidad de MH en la radio es el contenido de las canciones que interpreta y su carisma para realizarlo. El bolero romántico de la década de los cincuenta habla de un personaje femenino inédito de la modernización mexicana: la mujer que, en palabras de la antropóloga Susie S. Porter (2020), pasó de ángel de la casa a oficinista. Si bien, como la misma investigadora lo demuestra en un libro anterior (2008), las mujeres mexicanas participaron en el mercado laboral desde finales del siglo XIX como asalariadas y jornaleras en la industrialización en ciernes y como empleadas de servicio doméstico, el fenómeno laboral de los cincuenta indica que la mujer trabajadora que se perfila tiene una formación profesional en su ramo: maestras de escuela egresadas de la Escuela Normal Superior, enfermeras, secretarías que laboraban en oficinas de gobierno, empresas particulares, bufetes. Estas últimas, “las taquigrafas” serán tema de una película mexicana de 1950 que retrata de manera estereotipada el dilema de la mujer que tiene una formación calificada y el horizonte de su independencia en una sociedad patriarcal que sigue demandando su cautiverio en el hogar como madresposa (Lagarde, 1990). En términos sociológicos las mujeres que trabajan como empleadas de oficinas en el ramo de secretarías son más que taquígrafas, pues la taquigrafía es solamente una herramienta para tomar dictados rápidos en códigos, saben mecanografía (escritura en máquinas de escribir), llevan agendas, hacen las veces de recepcionistas y, por lo regular, se requiere de ellas un modo de vestir formal en su presentación. Son flaneur, característico de un sector social citadino que tendrá un nivel de vida distinto al de la clase obrera netamente proletario, al que los sociólogos no resolvieron como conceptualizar en el marco de las teorías marxistas y acabaron por llamarlas “clases medias” (Careaga, 1976; Leñero y Fernández, 1983), tan inciertas y contingentes como la modernidad.
¿El bolero romántico de los cincuenta le canta a estas mujeres?, ¿Cómo es eso? Examinemos los párrafos de una muestra de canciones de Luís Arcaráz y su orquesta, de los más escuchados en la XEW
Bonita
Bonita
Como aquellos juguetes
Que yo tuve en los dias
Infantiles de ayer
La sinceridad de tu espejo fiel
puso vanidad en ti;
Sabes mi ansiedad
y haces un placer
de las penas que tu orgullo
forja para mi
Bonita, haz pedazos tu espejo,
Para ver si así dejo
de sufrir tu altivez
José A. Zorrilla y Luís Arcaraz, 1958. (RCA Víctor Mexicana, 1961)
La actriz Maty Huitrón, en la famosa secuencia de fotografías de Nacho Peña realizadas en 1953: “Una mujer guapa parte plaza por Madero” (Juárez y Castellanos, 2007), es una emblemática representación del flaneur. Belleza enigmática para las miradas masculinas deseosas que reaccionan ante una novedosa manera elegante y sensual de vestir el cuerpo, distinta los estereotipos de “mujer” que en la época del Sistema de Estrellas el cine mexicano codificó como imaginario de la rumbera, la Santa y meretriz del Salón México, La mujer del puerto, las rancheras que idolatran a los charros cantores o la abnegada mujer del medio rural actuada en El rebozo de Soledad. Esta mujer que parte plaza por una de las principales avenidas de la ciudad de México, no se puede ubicar en ninguno de estos estereotipos porque se percibe en ella indiferencia e independencia ante la lluvia de piropos acosadores masculinos y de los murmullos de otras mujeres que reprueban su osadía.
¿Será que esta mujer es la que Arcaraz troqueló como una “muñequita de squire”?, ¿una modelo de revista o magazine, cuyo atuendo, si bien no siempre en el cuidado cuerpo de quien lo porta en las fotografías de Nacho López, es el que las secretarias adquieren en las tiendas de ropa de moda del centro de la ciudad para presentarse con “ropa de vestir” en su trabajo?[3]
El bolero romántico no puede soslayar en la alegoría conquistadora de sus letras y ritmos musicales la incertidumbre de cómo “domesticar” lo contingente. ¿Tratándola como un juguete de la infancia?, ¿una muñequita de oropel?
Viajera
Viajera que vas por cielo y por mar
Dejando en los corazones
Latir de pasión, vibrar de canción y luego mil decepciones
Mario Molina y Luís Arcaraz, 1958. (RCA Víctor Mexicana, 1961)
La mujer moderna, la flaneur de los años cincuenta deja de serlo cuando se arraiga en algún lugar de las instituciones que solamente funcionan con roles y estatus fijos. No se puede domesticar a una nómada y ella tiene el poder de romper corazones, de generar desasosiegos sentimentales y por eso varias de las canciones que la dibujan son un reclamo a su “soberbia” de independencia. En esta tesitura, acudimos a un tipo inédito de relaciones de fuerzas entre géneros que abrió una nueva arena de lucha.
Conclusiones:
Nuestro interés por enfocar en la experiencia artística de MH el análisis de la convergencia entre un imaginario localizado en el Sistema de Estrellas mexicano y las representaciones sociales de la época, que coyunturalmente corresponden al despegue de la modernización en México, nos invitan a proponer las siguientes reflexiones.
La primera es el de la presencia de actores sociales, flaneur, que por primera vez en las nacientes industrias medíaticas se inventaron como personajes de la modernidad en su calidad de individuos que triunfan por su voluntad de competir, enfocar sus dotes artísticas como una mercancía cultural, consumible y efímera. La radiofonía y la televisión impulsaron las carreras de varios de ellos para construir relaciones virtuales con su público de seguidores y admiradores en el despegue del capitalismo del espectáculo.
La segunda reflexión es la importancia que en este contexto tiene la construcción de nuevas narrativas de género, especialmente sobre la imagen de la mujer moderna, espejo de la fabricada en el American Way of Life, pero con una particularidad interesante: la mexicana evocada en las canicones de los boleros románticos es un personaje con el que se identifica la clase media ascendente compuesta por las taquígrafas, oficinistas, servidoras públicas, enfermeras y otras mujeres que con un tipo medio de formación profesional incurren en la nueva división del trabajo que exige el México moderno en su campo burocrático. Es, como ya se menciono en su calidad de fenómeno social, el inicio de una arena en la que algunas mujeres tendrán otras posibilidades de independencia y poder adquisitivo; quizá por ello, la violencia simbólica oculta en las melosas canciones de la época insistían en conquistarlas, adular su “bonita” gracia y elegancia para domesticar la amenaza latente de su emancipación para competir en el mundo laboral.
Lo cierto es, para concluir, que los artistas como MH hicieron visible una faceta que el capitalismo del espectáculo introdujo en el México del “Milagro”: un dispositivo de la industria cultural en la que su base “trabajadora” se haria cargo de sí misma para financiar su trayectoria y competencia en el mundo artístico, en el medio de la incertidumbre de las preferencias del público consumidor de sus creaciones y dotes, controladas y y fetichizadas por los intermediarios de la industria disquera, de la radiofonía y de la televisión.
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Palabras clave:
Sistema de Estrellas Mexicano, Milagromexicano, flaneur, capitalismo del espectáculo, radiofonia
Resumen de la Ponencia:
Eje: Movimientos sociales, construcción y defensa de la ciudadanía, los derechos y lo común. Las mujeres han estado en la primera línea de la respuesta al COVID-19 en todo el mundo. Hemos conocido a las presidentas, ministras, directoras y líderes internacionales que han estado a la cabeza de la gestión de la pandemia. Pero ¿Qué pasó en los barrios y territorios donde se reproduce la vida y la defensa o la vulneración de los derechos se manifiesta en lo cotidiano? ¿Cuál fue el rol de las lideresas sociales, territoriales y comuneras rurales en la gestión de la Pandemia en sus contextos? En la Inter-comuna Concepción/ Talcahuano, en la región del Bio Bio, Chile, las mujeres no fueron la excepción en encabezar la respuesta al COVID-19. Ellas se abocaron a la tarea de canalizar la ayuda institucional y/o organizar lo común. Al mismo tiempo, en este devenir, surgieron aprendizajes sobre la condición de ser mujer en la esfera pública, la ciudadanía, la acción colectiva y el feminismo que instalaron nuevas reflexiones sobre el ejercicio del liderazgo, los roles de género y la resistencia colectiva. El objetivo de este trabajo es presentar las conclusiones de una investigación exploratoria con metodología feminista y usando la entrevista en profundidad, sobre las experiencias de mujeres lideresas comunitarias y dirigentas sociales, urbanas y rurales, respecto a los procesos que llevaron a cabo para responder a los efectos de la Pandemia por COVID-19 en sus territorios, con énfasis en la organización de lo común, el desarrollo de la ciudadanía, la defensa de los derechos, la relación con el poder y la proyección en el futuro de los aprendizajes obtenidos en materia de liderazgo y gestión de la inteligencia colectiva en tiempos de crisis.Resumen de la Ponencia:
El monumento dedicado a La Corregidora fue inaugurado en 1910, en un jardín que fue acondicionado con el propósito de conmemorar a quien fue partícipe en el movimiento por el inicio de la lucha por la Independencia. Sin embargo, en la manifestación del pasado 26 de noviembre del 2020, día en el que se conmemoró el día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer, el contingente feminista realizó “pintas” en dicho espacio. A lo que, como cada ocasión, no tardaron en aparecer las críticas ante dicho acto. El objetivo de la propuesta es expresar la resignificación que ha tomado este monumento a partir de los movimientos sociales haciendo hincapié en el papel que juega el patrimonio histórico cultural en la actualidad para finalmente referenciar las diferencias entre monumento y monumento histórico, a partir de la valoración de la sociedad. Es importante cómo este monumento representa un símbolo de resistencia del movimiento feminista. Si bien, otros monumentos históricos han sido intervenidos durante las distintas manifestaciones, pero éste es ha sido apropiado como parte del movimiento. También es importante la representación de doña Josefa Ortiz, cuya escultura es una representación alegórica de una mujer idealizada; ya que, desde la propuesta realizada en 1909, se buscó que doña Josefa fuera representada por esa iniciativa, fuerza y resistencia que la caracterizaron. El pasado 8 de marzo del 2020, este monumento fue intervenido por las feministas, exponiendo nombres de queretanas víctimas, frases de resistencia y más. Exhibiendo a la sociedad el atropellamiento ejercido por las autoridades locales ante las distintas solicitudes de apoyo sobre las desapariciones o violencia ejercida hacia la población femenina queretana. En el espacio comprendido por el Jardín de la Corregidora, en donde se encuentra el monumento, se colocaron fotografías, mantas, se hizo presente la llamada marea verde; en búsqueda de los derechos humanos de la mujer. Si bien, este espacio representó la cicatriz tangible de una realidad que aqueja a la mujer desde hace siglos, pero que desde el siglo pasado ha sido poco a poco visibilizado. El jardín de la Corregidora es un espacio digno de apreciarse, pero su valor va más allá de lo estético e histórico; es el valor significativo el que nos permite aprehender el espacio como algo propio, algo que deseamos resignificar. Desde el último tercio del año 2021, el monumento fue intervenido quizá con el propósito de “borrar” la manifestación como parte de la memoria, sin embargo, éste sigue siendo testigo de la realidad y violencia social que aqueja a la población femenina.
Introducción:
1.- Introducción
En los últimos años, las manifestaciones feministas han sido más visibles para la sociedad, esto a partir de que se han usado algunos bienes inmuebles, que forman parte del patrimonio arquitectónico, como medio para visibilizar la protesta. Por ello es por lo que se les ha volteado a ver, porque “dañan a los monumentos” o porque “no son las formas de manifestarse” y un ejemplo de ello es el caso del monumento construido en honor a doña Josefa Ortiz Téllez- Girón, mejor conocida por su matrimonio con Miguel Domínguez, quien fue corregidor en Querétaro. Por lo tanto, su esposa es popularmente conocida como “la Corregidora”. Las primeras intervenciones a este monumento fueron realizadas por los grupos feministas en marzo del 2020. La protesta denunció la falta de atención de las autoridades competentes a los casos de violencia contra las mujeres. El artículo busca analizar el contraste de la opinión de la sociedad queretana, haciendo énfasis en la re- significación del monumento a doña Josefa Ortiz, por parte de la población femenina del estado de Querétaro. Se realizó un cuestionario relacionado a las intervenciones al monumento y lo que actualmente éste representa. Para así exponer la re- significación de este monumento que buscó inmortalizar en la memoria a una heroína, ejemplo de lucha.
Este trabajo analiza la actual función significativa del monumento conmemorativo a doña Josefa Ortíz de Domínguez, “la Corregidora”; a partir de las intervenciones realizadas durante las manifestaciones feministas de 2020 y 2021, en la capital queretana. Sobre todo, se busca explorar la relación entre memoria y monumento, sus implicaciones sociales y la construcción de nuevos significados atribuidos por una colectividad. El objetivo de la propuesta es expresar la resignificación que ha tomado este monumento a partir de los movimientos sociales, haciendo hincapié en el papel que juega el patrimonio histórico cultural en la actualidad; para finalmente referenciar las diferencias entre monumento y monumento histórico, a partir de la valoración de la sociedad.
Desarrollo:
2.- ¿Quién fue doña Josefa Ortiz?
No podemos sólo hablar de un monumento dedicado a inmortalizar en la memoria la vida de un personaje de la historia nacional sin conocer de quién hablamos; de manera que, para comenzar esta exposición es necesario conocer quién fue doña Josefa Ortiz de Domínguez. Como datos biográficos se puede mencionar que fue hija del capitán Juan José Ortiz y de Manuela Téllez- Girón; nació en Valladolid, actual Morelia, Michoacán, en 1768. Ingresó al Colegio de las Vizcaínas, al salir de ahí se unió en matrimonio con Miguel Domínguez, quien asumió el cargo de corregidor de la ciudad de Querétaro, desde su llegada a principios de 1800. En consecuencia, es erróneamente llamada “la Corregidora”. Doña Josefa Ortiz, desde pequeña, se distinguió por ser una persona de decisiones firmes, para posteriormente ser aquella mujer con coraje por la búsqueda de justicia social. Tanto que fue de las primeras mujeres que participaron en las conspiraciones organizadas por criollos de la actual región de El Bajío. Dichas actividades contra la Corona Española fueron disfrazadas con supuestas tertulias literarias. De esta manera, a pesar de que el corregidor era parte de las autoridades españolas y por ello no estaba de acuerdo con los ideales de su esposa; doña Josefa Ortiz se organizó junto con los hermanos González (Pablo y Epigmenio, comerciantes queretanos), el cura Miguel Hidalgo, Ignacio Allende (militar), entre otros criollos a favor del movimiento insurgente de 1810.
Al ser descubierto el plan en contra de la Corona española, el corregidor Miguel Domínguez encerró a doña Josefa Ortíz, en una de las habitaciones de su casa, con la intención de protegerla al ser una de las principales partícipes en la conspiración. Sin embargo, a través de una cerradura, logró avisar a Ignacio Pérez, quien pudo alertar a los demás criollos que se encontraban en Guanajuato, lo que resultó con el “Grito de Dolores”, realizado por el cura Miguel Hidalgo la madrugada del 16 de septiembre de 1810.
Fue hecha presa y se le mantuvo en el convento de Santa Clara, en la ciudad de Querétaro, pero únicamente con el propósito de no continuar a favor de los insurgentes. Sin embargo, una vez puesta en libertad, continuó propagando la idea de independencia. Fueron varias las quejas enviadas al virrey en turno, principalmente por parte del comandante Romero Martínez, pero fueron diversas las versiones que recibió el virrey, por lo que no pudo hacer algo en contra de doña Josefa Ortiz. Finalmente, por el testimonio del canónigo Beristaín, Doña Josefa Ortiz fue hecha prisionera de 1813 a 1817. Falleció el 2 de marzo de 1829 y fue sepultada en el templo de Santa Catalina de Siena, último lugar en el que estuvo presa. (Armas Briz, 2022)
El primer reconocimiento por la sociedad queretana hacia doña Josefa se realizó en 1878, cuando, de acuerdo con Luz Amelia Armas Briz: “el Congreso de Querétaro declaró a doña Josefa, Benemérita del Estado”, motivo por el cual; en 1880, sus restos fueron llevados al panteón del Convento de la Santa Cruz, en donde se colocó un monumento para conmemorar a la llamada “madre de la patria”.[1]
Ilustración 1.- Doña Josefa Ortiz, "la Corregidora", ilustración tomada de El Fígaro, 1909. Acervo Histórico Fondo del Tesoro.
2.1.- Inmortalización de doña Josefa Ortiz en la memoria de la población queretana
El monumento dedicado a doña Josefa Ortíz de Domínguez, conocida popularmente como “la Corregidora”, fue inaugurado en 1910 durante los festejos conmemorativos al Centenario del inicio de la lucha por la Independencia de México. Dicho monumento se levantó en un jardín que fue acondicionado con el propósito de conmemorar a quien, con coraje y valentía, fue partícipe en el movimiento insurgente. Desde la convocatoria lanzada en 1908, se solicitó que doña Josefa Ortiz fuera representada por esa iniciativa, fuerza y resistencia que la caracterizaron. Desde entonces, este espacio es conocido localmente como “el jardín de la Corregidora”.
Gran parte de esta conmemoración la conocemos a partir de periódicos, mismos que se encargaron de difundir el desarrollo del proyecto que tendría como fruto la construcción del monumento. Estos periódicos fueron La Luz de la Independencia, El Fígaro y La Sombra de Arteaga; la temporalidad corresponde a los años 1908- 1910, considerando desde la convocatoria a concurso hasta la inauguración del monumento.
En vísperas de los festejos por el Centenario del inicio de lucha por la Independencia, en 1908 se estableció la Comisión Queretana del Centenario de la Independencia, presidida por don Carlos M. Loyola. Dicha instancia fue la encargada de organizar todo lo relacionado a esta celebración en el estado; de ésta se desprendía la Junta local del Centenario, a la cual le correspondía organizar la conmemoración en la capital del estado. En la ciudad de Querétaro se optó por erigir un monumento, y qué mejor que fuera dedicado a doña Josefa Ortiz de Domínguez “la Corregidora”; símbolo de la participación de los queretanos en el inicio de este movimiento.
Decidido el motivo y los lineamientos para las propuestas del monumento, la convocatoria fue difundida la semana del 22 al 26 de abril de 1908 a través de diarios locales, como La Luz de la Independencia, periódico oficial de la comisión queretana, La Sombra de Arteaga y El Fígaro, publicación que dicha comisión también aprovechó para la difusión de los preparativos para celebrar el Centenario.
En el número 215 de El Fígaro, correspondiente al 20 de junio de 1909, se expone: “Está por completarse la suma de $40, 000 que por colecta popular se han reunido y es probable que para el mes de julio próximo se ponga la primera piedra del monumento que perpetuará nuestra gratitud y patriotismo.” Esto logrado a partir de los distintos donativos mensuales de la sociedad queretana, instituciones y empresas locales, tales como el Banco de Querétaro y la Compañía Hidro- Eléctrica Queretana. E incluso, en mayo se recibió un donativo de $100 00 por parte del Superior Gobierno del Estado de Tabasco.
El 15 de agosto de 1909, El Fígaro publicó:
Después de arduos trabajos, el bello proyecto se llevará a la práctica a cuyo fin se ha firmado con el Ingeniero constructor Sr. Don Carlos Noriega el contrato respectivo y los trabajos preliminares comenzarán desde luego, para ser colocada la primera piedra con todo el ceremonial de estilo por el Sr. Gobernador del Estado, la mañana del próximo día 15 de septiembre.
Para febrero de 1910, otros gobiernos estatales se unieron a los donativos para la construcción del monumento, éstos fueron Hidalgo con un donativo de $300 00; Veracruz donó $500 00 y Chihuahua $100 00. En mayo los estados de Guerrero y Sonora también fueron partícipes en la colecta, con $400 00 y $200 00, respectivamente.
Ilustración 2. Propuesta ganadora, primer lugar en el concurso para el monumento a la Corregidora. El Fígaro, 11 de octubre de 1908. Acervo histórico Fondo del Tesoro.
Sobre la construcción del monumento, el 17 de abril de 1910 se leía en El Fígaro:
El soberbio monumento que la gratitud de un pueblo erigirá a la ilustre heroína, está por terminar su construcción de cantería, que ha sido labrada con gusto artístico. Las imponentes figuras que ostentará el monumento, prontamente se fundirán en un acreditado taller de Alemania y al efecto han llegado a nuestra ciudad las fotografías de los modelos que soy muy hermosos.
Finalmente, el monumento a “la Corregidora” fue inaugurado el 13 de septiembre de 1910, en el hoy conocido Jardín de la Corregidora, cuyo día fue dedicado a doña Josefa Ortiz de Domínguez, por la mañana; inauguración del Monumento a la Corregidora; por la noche función teatral y Serenata en el Jardín Zenea.
Ilustración 3.- propuesta ganadora, Monumento a la Corregidora, el Fígaro. Acervo Histórico Fondo del Tesoro.
3.- El monumento de doña Josefa Ortiz en la manifestación feminista
El pasado 8 de marzo del 2020, este monumento fue intervenido durante las manifestaciones feministas, exponiendo nombres de queretanas víctimas, frases y mensajes de resistencia, nombres y fotografías de violadores, abusadores y más. Exhibiendo a la sociedad el atropellamiento ejercido por las autoridades locales ante las distintas solicitudes de apoyo sobre las desapariciones o violencia ejercida hacia la población femenina queretana. En el jardín de “la Corregidora”, se colocaron fotografías, mantas, se hizo presente la llamada marea verde; en búsqueda de los derechos humanos de la mujer. Esta protesta se consideró como la expresión del hartazgo y el cansancio ante la apatía de las autoridades para hacer frente a la violencia hacia la mujer.
Ilustración 4.- Intervención en el monumento a la Corregidora. Foto: Alicia Pacheco, marzo 2020.
A partir de las intervenciones, este espacio representó la cicatriz tangible de una realidad que aqueja a la mujer desde hace siglos, pero que a partir del siglo pasado ha sido poco a poco visibilizada a raíz del movimiento feminista. El jardín de la Corregidora es un espacio digno de apreciarse, pero su valor va más allá de lo estético e histórico; es el valor significativo el que nos permite aprehender el espacio como algo propio, algo que deseamos resignificar.
Posteriormente, en la manifestación del pasado 25 de noviembre del 2020, día en el que se conmemoró el día Internacional contra la Violencia hacia la Mujer; el contingente feminista nuevamente intervino el espacio, lo cual fue considerado por la sociedad local como “pintas”, producto de un supuesto vandalismo por parte del de las manifestantes. A lo que, como cada ocasión, no tardaron en aparecer las críticas ante dicho acto. Desde el último tercio del año 2021, el monumento fue intervenido, quizá con el propósito de “borrar” la manifestación como parte de la memoria, sin embargo, éste sigue siendo testigo de la realidad y violencia social que aqueja a la población femenina. Es importante apreciar que este monumento representa un símbolo de resistencia del movimiento feminista. Si bien, otros monumentos históricos han sido intervenidos durante las distintas manifestaciones, pero éste es ha sido apropiado como parte del movimiento.
A partir de las protestas e intervenciones realizadas al monumento de “la Corregidora”, hubo un contraste de opiniones: quienes mencionaban “no son formas de protestar/ manifestarse”, “así no cambiarán nada”, están “destruyendo nuestra historia”, este último haciendo referencia al monumento como un elemento histórico. Aunque la población no sabía ni quién era la mujer que se encuentra en dicha columna. A partir de la divulgación del evento, circuló en redes sociales un sinfín de comentarios y publicaciones respecto al rol de los bienes inmuebles en las protestas sociales, enfatizando que el monumento a la Corregidora era un monumento histórico. Tanta fue la crítica hacia la intervención que se buscó descreditar al movimiento. En contraste a la intervención del 8M 2020, el pasado 30 de mayo del 2021, a partir de un resultado en el futbol mexicano, aficionados del equipo de balón pie subieron al monumento, treparon para poder “celebrar” la victoria de su equipo de futbol, mismos que también realizaron vandalismo en el bien inmueble, al haber “marcado o grafiteado” al monumento. Lo interesante fue que no hubo la misma reacción de la sociedad queretana respecto a este acontecimiento. Carlos Narvaes, en su artículo “feministas criticaron a los aficionados del equipo Cruz Azul quienes realizaron vandalismo en el Ángel de la Independencia, diciendo que esas “no son las formas”[2], publicado en el debate.com.mx el 01 de junio de 2021, en donde pueden apreciarse fotografías de los aficionados en el monumento a la corregidora; si bien, el autor retoma algunas opiniones del contraste ante este evento. Como ejemplo, se retoma el siguiente testimonio: “un equipo que nunca gana nada por fin ganó algo, eso les da autoridad a sus aficionados para destruir y rayar el mobiliario urbano y los monumentos. En este caso nadie dice nada, nadie los tacha de vándalos o infiltrados […]”. Y ¿a qué se debe esto?, ¿estamos frente a una influencia política que sólo deslegitima la protesta feminista ante la sociedad? Porque quizá el equipo de fútbol ganó un título y por ello su afición se sintió con ese derecho. Sin embargo, el movimiento feminista acompaña, abraza y acuerpa a quienes han perdido a una hija, a una hermana, una madre, una amiga; considerando que cada una de ellas tenían un nombre, una historia y una vida, por la cual se grita y exige justicia. La sociedad habla de violencia cuando ve los resultados de las protestas, esas intervenciones en el mobiliario urbano, en los monumentos, en los bienes inmuebles que son considerados patrimonio histórico, aunque incluso desconozca por qué es patrimonio. Pero lamentablemente no logra ver la violencia en torno a la mujer, se ha normalizado la violencia al grado de culparnos por lo que nos pasó o llegue a pasarnos.
Ilustración 5.- ¿Qué violencia queremos ver? Fuente: Internet, 2020.
El normalizar esos machismos cotidianos a los que nos enfrentamos día a día por simple hecho de ser mujeres. La intervención al monumento evidenció eso, la violencia hacia la población femenina, las hermanas que nos faltan y que incluso, de manera institucional por las autoridades correspondientes, no se les busca; o casos de violencia que no se han atendido.
Ilustración 6.- intervención del 25 de noviembre de 2020. Fuente: Facebook, 2020.
Resignificando el monumento
Si bien, en 1910, el propósito de la Comisión estatal para los festejos del centenario de inicio de la lucha por la Independencia, buscó conmemorar a doña Josefa Ortiz, siendo de las primeras esculturas referentes a la mujer, en la ciudad de Querétaro y a nivel regional. Ante la falta de actuación por parte de las autoridades competentes, las manifestaciones sociales son muestra de ese malestar que aqueja a la población femenina del estado y a nivel nacional. Por ello, la serie de intervenciones en monumentos y demás obras artísticas resulta una herramienta articuladora de la memoria y reconocimiento colectivo, lo cual también busca visibilizar los crímenes de violencia de género en el país.[3] Así como la exigencia en el respeto a los derechos humanos, que merecemos como integrantes de una sociedad. Si bien, este espacio representó la cicatriz tangible de una realidad que aqueja a la mujer. El jardín de la Corregidora es un espacio digno de apreciarse, pero su valor va más allá de lo estético e histórico; es el valor significativo el que nos permite aprehender el espacio como algo propio, algo que deseamos resignificar. Desde el último tercio del año 2021, el monumento fue intervenido quizá con el propósito de “borrar” la manifestación como parte de la memoria, sin embargo, éste sigue siendo testigo de la realidad y violencia social que aqueja a la población femenina; esperando la llegada del 8M, para que, como los últimos años, sea partícipe como espacio de encuentro y protesta, de exigencia y de apoyo, pero sobre todo de empatía ante la violencia hacia la mujer; que las asistentes se apropien de él, que le brinden esa resignificación de la que se habla.
Haciendo frente a esa idea de anteponer a los monumentos y demás bienes inmuebles a la búsqueda de eliminar la violencia hacia las mujeres, a continuación, se exponen algunos testimonios respecto a la intervención del monumento a la doña Josefa Ortíz de Domínguez y la apropiación de éste como parte de las manifestaciones feministas.
Con la finalidad de contar con testimonios de la población femenina de la ciudad de Querétaro, se realizó un cuestionario relacionado a la intervención en el monumento a Doña Josefa Ortiz, del cual a continuación se toman algunas de las preguntas realizadas y, sobre todo, las respuestas de las compañeras. Haciendo énfasis en el sentido de pertenencia hacia dicho monumento- espacio.
¿Por qué consideras que se usó este espacio- monumento?
Para visibilizar la lucha de las mujeres
Considero que al ser un personaje significativo para Querétaro y al tener un espacio propio, el grupo feminista decidió alterarlo en forma de protesta para visibilizar la realidad de ser mujer en México. (testimonio 1)
¿Lo consideras vandalismo?
*No, […] Que se caigan y se rayen los monumentos y espacios públicos que sean, que la sociedad se apodere de ellos para empoderar su lucha y hacer visible la falta de seguimiento institucional a los feminicidios y violencia machista.
¿Consideras necesario usar a los monumentos como testigos de las inconformidades sociales?•Si ya que aquel monumento no representa precisamente lo que debería•Sí, si los monumentos dejan de perder su valor, estoy de acuerdo que de nada sirve tenerlos solo para representar algo que se perdió.
El monumento histórico tiene la función de ser un recordatorio de acontecimientos o de personas, lo cual, a final de cuentas, remite a recordar el carácter efímero de la vida humana; es decir, su propósito fundamental no es proporcionar informaciones sino tratar con emociones. Es esta la función que cumple el monumento a la Corregidora a partir de las intervenciones de los grupos feministas
A partir de las intervenciones feministas, ¿el monumento a doña Josefa Ortiz tiene algún significado para ti?•Sí, me recuerda a lucha, a colectividad, organización y fuerza de hacer lo que tanto tiempo nos dijeron que estaba mal. […]
•Sí, un espacio que representa una importante figura en dos movimientos que persiguen la igualdad y la valoración a la mujer
¿Consideras que este monumento debe continuar siendo parte de la protesta feminista?Claro, se está convirtiendo en un estandarte, ya no de nuestro estado o de la historia de este, sino de una época y problemáticas actuales y heredadasLa construcción de la memoria social es, por tanto, decisiva para la formación de las identidades colectivas, y esto es parte importante del proceso político. Los movimientos sociales, políticos y culturales, conscientemente o no, operan acciones que dan por resultado la construcción de las identidades colectivas. Por tanto, la cuestión que se plantea es qué papel cumplen los monumentos y, en general, las áreas urbanas con valor patrimonial en la lucha en torno a la construcción de las identidades colectivas. César G., "Monumentos del centenario en México y Argentina." Acta Poética 35, no. 1 (2014): 109e
como ha argumentado ampliamente Foucault, donde hay poder hay resistencia; las relaciones de poder nunca son unívocas sino que en todo discurso se pueden encontrar focos de inestabilidad, puntos de enfrentamiento, de conflicto, de lucha; el discurso, dice Foucault, puede ser instrumento y efecto del poder, pero también obstáculo y punto de partida para una estrategia contraria. César G., "Monumentos del centenario en México y Argentina." Acta Poética 35, no. 1 (2014): 103
Aloïs Riegl dice en su tratado que, “en su más antiguo y original sentido, un monumento es una creación humana erigida para el propósito específico de conservar vivos las hechos y acontecimientos humanos en la mente de las generaciones futuras” César G., "Monumentos del centenario en México y Argentina." Acta Poética 35, no. 1 (2014):96
[1] Armas Briz, Luz Amelia, “Josefa, la eterna rebelde a 193 años de su muerte”, en, Rosa en Bengala- Noticias, Querétaro, 6 de marzo de 2022,p. 6
[2] https://www.debate.com.mx/viral/Feministas-critican-festejos-del-Cruz-Azul-y-dicen-que-esas-no-son-las-formas-20210601-0087.html
[3] Consuelo D., "Cartografías de feminicidios en Ciudad Juárez: Ellas Tienen Nombre, análisis de una propuesta articuladora de la memoria colectiva." Revista de Estudios de Género. La ventana VI, no. 54 (2021):175-208.
Conclusiones:
El origen etimológico de monumento nos recuerda cuál es la función de éste: ser un recordatorio, mantener en la memoria acontecimientos o personas; y es esto lo que se ha buscado a partir de las intervenciones feministas, mantener en la memoria a las víctimas de violencia, buscar esa justicia y ese frente ante la violencia cotidiana. Los movimientos sociales, políticos y culturales; a partir de su proceder dan por resultado la construcción de las identidades colectivas, mismas que se apropian de símbolos, espacios y en este caso, de monumentos, de la figura de doña Josefa Ortiz como símbolo de lucha y resistencia
Si bien, este espacio representó la cicatriz tangible de una realidad que aqueja a la mujer desde hace siglos, pero que desde el siglo pasado ha sido poco a poco visibilizado. El jardín de la Corregidora es un espacio digno de apreciarse, pero es el valor significativo el que nos permite aprehender el espacio como algo propio, algo que deseamos resignificar. Desde el último tercio del año 2021, el monumento fue intervenido quizá con el propósito de “borrar” la manifestación como parte de la memoria, sin embargo, éste sigue siendo testigo violencia social.
Bibliografía:
Armas Briz, Luz Amelia, “Josefa, la eterna rebelde a 193 años de su muerte”, en, Rosa en Bengala- Noticias, Querétaro, 6 de marzo de 2022.
César G., "Monumentos del centenario en México y Argentina." Acta Poética 35, no. 1 (2014):93-115. Redalyc, https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=358032988005
Consuelo D., "Cartografías de feminicidios en Ciudad Juárez: Ellas Tienen Nombre, análisis de una propuesta articuladora de la memoria colectiva." Revista de Estudios de Género. La ventana VI, no. 54 (2021):175-208. Redalyc, https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=88466779008
Acervo Histórico Fondo del Tesoro
•El fígaro, 1908- 1910
•La Luz de la Independencia, 1908- 1910
Palabras clave:
Patrimonio arquitectónico, monumento, re- significación, apropiación.
Resumen de la Ponencia:
Esta ponencia pretende dar cuenta de las resistencias culturales de mujeres mapuche y de mujeres feministas del sur de Chile. Como señala Smeke (2000) la resistencia cultural, para el caso de las primeras naciones, tiene su origen desde el momento de la conquista y se elabora como respuesta a la exclusión permanente de la cual han sido objeto como la única estrategia “que les ha permito sobrevivir conservando un conjunto de elementos culturales que consideran propios, respecto a los cuales demandan derecho exclusivo de tomar decisiones” (p. 92), desde el formato cotidiano o subterráneo hasta la confrontación directa. Mientras que el feminismo – con sus diversos enfoques- da cuenta de un accionar organizado desde las mujeres para resistir al modelo político, cultural, social y económico hegemónico. Situación que se vivencia en el afuera - relación con el Estado y con “los otros”, como también al interior de las comunidades, organizaciones y del propio movimiento. Considerando que la apuesta por una lectura descentrada comprende a un entramado de relaciones sociales en interacción, por lo cual también es posible comprender a las y los sujetos en su complejidad y contradicciones. Es decir, en un cruce de procesos donde el proyecto hegemónico es resistido, pero también asimilado.Desde una mirada decolonial, se busca también problematizar el propio ejercicio investigativo como un ejercicio situado en donde se reconocen relaciones asimétricas entre la investigadora y las mujeres investigadas. Tensión que se aborda desde las epistemologías feministas primero, reconociendo el androcentrismo de la ciencia positiva, y que con el nuevo milenio se recogen las voces del feminismo negro de los setenta, feminismo popular de los ochenta y feminismo comunitario y feminismo decolonial en el nuevo milenio. Con una fuerte crítica al feminismo blanco anglo sajón que sigue racializando y asumiendo la vocería de las otras.En este marco, surgen las preguntas de ¿cómo confluyen las resistencias de las mujeres indígenas con la resistencia de las feministas?, dónde algunas mujeres indígenas se reconocen como feministas y otras no. ¿Sirven las categorías analíticas del feminismo decolonial para interpretarnos en tanto mujeres indígenas y no indígenas, o seguimos reproduciendo lógicas coloniales las feministas no indígenas?. ¿La etnografía feminista efectivamente disminuye las brechas de poder entre investigadora e investigadas?. Estas son las preguntas que se pretenden abordar en esta propuesta.Resumen de la Ponencia:
Desde 2017, cuando el llamado al Paro de mujeres tomó su carácter subversivo, a lo largo del planeta, pero especialmente desde Latinoamérica y el Sur global, se han puesto en juego diversos imaginarios, deseos, perspectivas políticas y revolucionarias empujadas desde la lucha feminista y su continúo aprender.Se han elaborado montones de bibliografía respecto al tema, demostrando la centralidad y vitalidad de esa potencia feminista. Sin embargo, una primera propuesta de esta ponencia es ir más allá, partiendo de la duda legitima de lo que ha significado para la lucha feminista el “ser sector”, para desde ahí enunciar la importancia de que ésta sea comprendida en relación directa con perspectivas revolucionarias no parcializadas, y un conjunto de tradiciones de lucha de las que históricamente se ha alimentado – y ha alimentado. Es decir, sacar a la lucha feminista de las mesas de género, para poner en práctica la intuición de esta investigadora de que su lugar esta más bien como una perspectiva transversal y no focal (intuición que aplica para toda perspectiva crítica, aunque en este momento me aboque a la feminista). Por eso la importancia de proponer esta ponencia para este grupo de trabajo.La consigna que se incluye en el título, muy conocida en el movimiento feminista latinoamericano, refleja de alguna manera esa tensión del “ser sector”, pues, desde mi lectura, evoca a un feminismo que parece aislado del resto de las tradiciones de lucha; del que no se entiende muy bien qué entiende por revolución, ni tampoco por feminismo. Desde ahí es que lanzo preguntas buscando reflexionar críticamente, pretendiendo construir, incomodar para fortalecer nuestros discursos y pensamientos.De esta forma la intención es, analizar y poner en diálogo algunos de los imaginarios más representativos del feminismo latinoamericano actual, contenidos justamente en la producción de algunas consignas feministas. Esto porque se comprende que esa forma de la tradición oral, las consignas, surgen al calor de una necesidad ético-política de expresar deseos, propuestas, reclamos, pero también inherentemente contradicciones y horizontes de deseos. Son un condensado de la práctica política. Pero además conectar ese diálogo con un puenteo histórico, alimentado de los estudios de la revolución, que nos permita comprender que parte de nuestras tensiones están contenidas en procesos que nos antecedieron; de ahí el denominativo que elijo de “provocaciones teórico-históricas”.Resumen de la Ponencia:
Los despliegues de luchas de mujeres y los feminismos en Latinoamérica han marcado un cambio de perspectiva sobre las luchas contra la dominación. Desde allí se entiende que el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado no se pueden enfrentar como sistemas separados, en el que superando el primero caerán, como por arte de magia, los otros dos. Radicalizando la consigna histórica de “lo personal es político” las mujeres en lucha han puesto en el centro la vida desde muy diversos lugares. Con ello han desatado una serie de movimientos subjetivos y orgánicos dentro de los procesos organizativos “mixtos” de izquierda de los que son parte, desordenando, tensionando y exponiendo aquello que había estado oculto y no reconocido como político: los trabajos feminizados que garantizan el mantenimiento vital de la organización, las violencias, las jerarquías sexuales, por nombrar solo algunas. Los límites que han ido estableciendo las mujeres, producto de su lucha al interior de las organizaciones sociales, comunitarias, populares, de izquierda, colectivos y grupos de afinidad, en alguna medida, problematizan las formas de estar, pensar y hacer de las luchas. Estos límites tienen repercusiones dentro de las organizaciones, mismos que han sido traducidos en espacios sectoriales, donde se abordan los “temas de mujeres”, bloqueando las posibilidades de poner en juego, una visión sobre el conjunto de aspectos que atraviesan la lucha colectiva. Los últimos años, las mujeres en lucha, han trastocado esos mismos límites, desbordando los cercos de las inclusión sectorizada, produciendo encuentros y alianzas con otras distintas, confrontando los espacios de poder, disputando escenarios deliberativos y de decisión, denunciando el acoso y violencia sexual y ensayando estrategias de justicia frente a las violencias dentro de sus procesos. En otras palabras, las mujeres en lucha viene ensayando estrategias despatriarcalizadoras desde distintos lugares.Hacer de lo personal lo político implica replantear los términos de las relaciones sociales dentro de sus organizaciones para hacer frente a la triada de dominación de forma conjunta, pues de lo que se trata es de defender la vida, pero no cualquier vida, sino una que sea digna de ser vivida. Existe pues, una disputa por la concepción y el hacer de la transformación social que impone retos para el conjunto de sujetos que hacen parte de los procesos, que buscan un cambio profundo en la sociedad y comparten una visión de defensa de la vida digna.Visto desde este lugar hacerse cargo y afrontar estas disputas que se preguntan por la contradicción entre la lucha por la vida digna y la reproducción de formas de dominación dentro de las organizaciones de izquierda, es una necesidad central. Imaginar, estrategias que permitan hacer real ese horizonte colectivo, frente a la urgencia de la avanzada contra la vida.Resumen de la Ponencia:
En esta ponencia propongo pensar la esperanza como una categoría de análisis socio-histórico, en tanto permite mirar la subjetividad política de las y los actores sociales, aún en momentos de profunda crisis y violencia. Retomo la concepción de esperanza de Ernst Bloch como una posibilidad de construir algo nuevo, permitiendo pensar más allá de la imposición. La esperanza en este sentido es una férrea defensa de la vida ante un mundo necrófilo, que apuesta por la muerte. Ante estos tiempos de crisis global se torna imperante encontrar en el pasado la chispa de la esperanza a la que hacía referencia Walter Benjamin, mirando las constelaciones de lucha, que rompieron con el tiempo lineal, homogéneo y vacío de la dominación. A través de las vivencias y memorias de algunas mujeres que participaron en la última dictadura argentina (1976-1983) me propongo pensar en la categoría esperanza como un eje articulador de esta historia. Me interesa visibilizar como algunas mujeres sobrevivieron a este período de violencia política desmedida y exponer los mecanismos de resistencia que lograron generar, desde lo más imperceptible e íntimo, hasta acciones de mayor envergadura, encontrando la fuerza para defender la vida. Busco estudiar cómo se materializó esta resistencia, qué mecanismos operaron y dónde encontraron el aliento de esperanza para afrontar la violencia que se ejerció contra sus cuerpos en ese intento por borrar su dignidad, su identidad y hasta su ser. Estudiar las resistencias de las mujeres en el contexto de la dictadura permitirá encontrar los mecanismos de sobrevivencia de la esencia humana, como lo nombra Todorov; centrar la vista en las acciones cotidianas: lograr comunicarse con otras, bordar a escondidas con agujas hechas de huesos, hacer bromas, entre otras acciones que entran dentro de lo que James Scott nombra como infrapolítica, aludiendo a las formas sutiles de la resistencia que se cuelan en los intersticios del poder. Estas pequeñas resistencias se volvieron todo en los momentos de crisis, pues como asegura una testimoniante “ la risa nos permitía volar” , les abría la puerta para pensar que esa no era la única realidad posible, que habría un mañana de esperanza.Resumen de la Ponencia:
Los movimientos feministas que tienen un historial importante a nivel internacional vislumbraron sus primeros momentos importantes a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en Yucatán, con la meta de reivindicar temas educativos y sociales, sin embargo estas movilizaciones sociales con tintes feministas y muchas de ellas vinculadas con los feminicidios, se han visto en auge en los últimos años, principalmente con el motivante del alza en las estadísticas de violencia intrafamiliar, desapariciones y feminicidios. dichas estadísticas se encuentran en tela de juicio por parte de la sociedad, debido a la falta de certeza jurídica sobre la clasificación de los delitos, los procesos políticos en los cuales se registraron. De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres, en el primer año contabilizado 2015 se registraban 426 feminicidios y la cifra registrada en el 2019 fue de 748 puntualizando a los siguientes municipios como aquellos con mayor índice en primer lugar Monterrey en Nuevo León, segundo lugar Culiacán en Sinaloa, y en tercer lugar Ciudad Juárez en Chihuahua.De acuerdo con otras cifras para el año 2021 se reportaban mas de 10 mujeres muertas por día, estipulando a los siguientes Estados en primer lugar el Estado de México, seguido por Jalisco y Veracruz.Diversos reportajes, periodistas, feministas, denotan estos hechos penosos que invaden a la republica mexicana, sin embargo, también los movimientos sociales se han hecho notar por sus decisiones fallidas en el actuar, cómo sucedió con el grupo de feministas ubicadas en la Ciudad de México en la sede de la Comisión de Derechos Humanos, destrozando propiedad privada.Los movimientos encabezados principalmente por familiares de las victimas de estos hechos violentos, cada día logran expandirse a otros Estados, con la firme intención de ayudar, sus procesos de búsqueda, recolección, reporte y resultados de los restos y hechos encontrados se han visto en diversas redes sociales, las cuales han abierto las puertas a los medios masivos de comunicación.Las búsquedas no tienen día ni hora, no cuentan con mayores recursos que los propios y de aquellos quienes les han apoyado de manera externa y anónima, en búsqueda de las y los desaparecidos, restos humanos, y en el mejor de los casos con la esperanza de encontrarl@s con vida.Los movimientos sociales feministas han abierto la esperanza a miles de ciudadan@s en búsqueda de una justicia no encontrada en las autoridades, es pertinente analizarlas y externar tanto lo positivo como negativo que estos tienen.Resumen de la Ponencia:
México atraviesa una de sus peores etapas en materia de violaciones graves a los Derechos Humanos en donde la proliferación del fenómeno de desaparición en menos de dos décadas años ha crecido hasta llegar de manera oficial a más de 100 mil personas desaparecidas. Las desapariciones tienden a desarticular psíquicamente a quienes buscan a sus desaparecidos, pero afecta de forma diferenciada a hombres y mujeres, al ser las mujeres quienes principalmente buscan a quienes han sido desaparecidos bajo diversas circunstancias de vulnerabilidad. La presente ponencia es producto de una investigación de corte cualitativo[1] realizada con mujeres que forman parte de distintos colectivos de familiares de desaparecidos, con la particularidad de que sus familiares desaparecidos son mujeres. Se expone un análisis sobre las diferentes situaciones de vulnerabilidad incrementada por cuestiones de género y los procesos de resiliencia que las participantes han experimentado más allá de la resistencia o el sometimiento. Se describen los contextos bajo los cuales ocurrieron las desapariciones y las diferentes violencias que incidieron en su vulnerabilidad. Entre los principales hallazgos se expone cómo las acciones de introspección (cognitiva, emocional y actitudinal), favorecen la resiliencia y cómo ésta se incrementa a través de los vínculos que entre ellas se generan. [1] AnonimizadoResumen de la Ponencia:
Aunque la construcción y aplicación de las políticas neoliberales en América Latina habían comenzado desde los inicios de la década del 70 en el “marco de la dictadura militar impuesta en Chile” (Gentili, 1996), fue durante el primer gobierno de Carlos Menem (1989-1995) cuando se aplicó de forma contundente una serie de reformas que implicaban un ajuste riguroso de índole económico que impactaba en varias esferas, entre ellas la educativa. Este proceso de reforma del sistema educativo, que se objetivó en la Ley Federal de Educación N° 24.195, fue vehiculizado mediante la transferencia de los establecimientos educativos a jurisdicciones menores sin capacidad de recepción. En ese contexto, los sindicatos nacionales y provinciales, específicamente el Círculo Santiagueño de Docentes de Enseñanza Media y Superior (CISADEMS) en Santiago del Estero, activaron dispositivos de resistencia –petitorios, marchas, volanteadas etc.- para hacer frente a esta reforma. Ciertamente en Santiago del Estero, la crisis fiscal generada por estas políticas neoliberales permearon la capacidad de respuestas del gobierno local frente a las demandas legítimas de mejores ingresos, estabilidad laboral, transparencia en las medidas adoptadas etc.; y CISADEMS, debido a su capacidad organizativa previa, se incorpora además a este espacio de demanda colectiva con estrategias de lucha que contribuyen a fortalecer el escenario combativo cuyo corolario fue “El Santiagueñazo” (1993): una rebelión masiva que “fue el producto de una escalada en la beligerancia popular que comenzó a principios de 1993 […] y tuvo a los sindicatos docentes como uno de sus protagonistas” (Auyero, 2002; 43). En el presente trabajo exploraremos y describiremos el impacto que la federalización del sistema educativo tuvo en Santiago del Estero durante el período 1990-1993, enfocándonos en el accionar de CISADEMS para oponerse a la medida: ¿qué estrategias de acción utilizaron?, ¿qué demandas y luchas previas tenían?, ¿cómo se relacionaron con otras organizaciones? A partir de la teoría de la Acción Colectiva enmarcada en la Movilización de Recursos (Tilly, 2000) exploraremos las formas de acción colectiva empleadas por el sindicato santiagueño. Para ello tomaremos en cuenta tres dimensiones: los sujetos/actores sociales, las demandas/intereses compartidos y las formas de accionar colectivamente con la finalidad de identificar las estrategias de acción colectiva de CISADEMS. Dividiremos este trabajo en cuatro apartados: 1) Propondremos un somero recorrido contextual político-económico por el ámbito nacional e internacional; 2) Haremos una breve contextualización provincial: aspectos político, económico y educativo; 3) Nos enfocaremos en CISADEMS: origen, conformación y principios gremiales; y 4) Textualizaremos los hallazgos: contexto de identificación, descripción y explicación de las acciones gremiales empleadas por la organización durante el período 1990-1993. Presentación de líneas de acción a futuro.Resumen de la Ponencia:
Las intervenciones académicas que han abordado la pregunta entorno a la transición al Estado multicultural, que interpelan, e incluso condenan el reconocimiento formal de la etnicidad en los Estados multiculturales / neoliberales, se cuestionan, entre otras cosas, la reducción de la relevancia de las jerarquías socio-raciales y/o formaciones raciales en el Estado multicultural y eso está directamente relacionado con las prácticas del neoliberalismo. Incluso, otras intervenciones señalan que el multiculturalismo es la idelogía del capitalismo global (Žižek, 1993) . Si bienestos argumentos son relevantes, también es cierto queexiste una relación dialéctica del lugar político que ocupa lo racial y lo étnico al interior del movimiento negro en Colombia, que no puede simplemente condenar la apertura de 1991 como un hecho neoliberal, pues este momento también ha significado un profunda interpelación al orden económico neoliberal a través de la lucha por la redistribución y formalización de tierra para el pueblo negro en Colombia, un debate que requiere de mayor profundidad y que tan solo quiero dejar enunciado. El uso de la ciudadadanía formal de la etnicidad también ha confrontado la racionalidad neoliberal de acumulación por desposesión en un país donde el racismo estructural se sustenta en la lógica de imposición de la hegemonía a través del uso histórico de la violencia en la disputa por el acceso a la tierra.Resumen de la Ponencia:
La presente investigación fue realizada mediante el método de investigación cualitativo. Se realizaron 20 entrevistas a 10 niños y 10 niñas de aproximadamente 4 años cada uno. Se llevó una muñeca y un muñeco con dos mudas de ropa cada uno (una lo que socialmente usaría una mujer y otra un hombre), posteriormente, en un salón con las dos investigadoras se le realizaron dos preguntas claves a niño por niño, mostrando al muñeco si es niño y viceversa con las niñas. Las preguntas fueron: ¿Qué es? ¿Por qué lo consideras así?De igual forma, se realizó el cambio de ropa a él o la muñeca sin que el niño o niña se percatará y se realizaron las mismas preguntas.Observamos que las respuestas dadas eran un factor externo, sin embargo, una de las diez niñas menciono sus senos. Como se hizo mención, los factores por los que deducían si seguía siendo una niña, o en su caso no, fueron por su aspecto físico y vestimenta.El cabello largo fue la respuesta más común en el ¿Por qué es mujer?/ ¿Por qué sigue siendo mujer?, porque asocian que el cabello largo es de mujer.Algunas niñas relacionaron el aspecto físico de la muñeca con sus mamás y hasta con ellas mismas, porque se sentían identificadas al ver que la muñeca usa una falda, como ellas (al menos en su uniforme).Antes de ponerle el vestido al muñeco, nueve de diez niños dijeron que era un hombre, las respuestas más comunes fueron:Al igual que con las niñas, la ropa y el cabello corto fueron las respuestas más abundantes, solo un niño hizo una mención de los músculos.En el cambio de ropa, podemos ver una gran diferencia entre los niños y las niñas; más de la mitad de los niños dijo que porque le pusimos un vestido al muñeco ya era niña. Los demás que dijeron que seguía siendo un niño, mencionaron ‘’la ropa de mujer’’.En conclusión, la primera infancia es vital hablando de construcción de como vemos las cosas. Aprendemos a nivel psicológico, social y culturalmente a construir lo que debería ser una mujer y un hombre.En la presente investigación se pudieron observar los factores con los que asocian los niños a la mujer y al hombre; estereotipos de género. Se pudo ver más marcado en los niños, pues, no es común ver a un hombre con vestido debido a las masculinidades.Sin embargo, estos estereotipos no los crearon los niños, son cosas que han visto y les han enseñado a su alrededor. Es importante desmitificar estos estereotipos para así poder lograr una equidad en los géneros.Resumen de la Ponencia:
La cervecería artesanal La Roja es un proyecto productivo que nace en el 2018 por excombatientes pertenecientes al Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Icononzo, Tolima, Colombia, creado en el año 2017 después de la firma del acuerdo de paz del 2016, entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno de Juan Manuel Santos. La Roja llega a la capital de Colombia, Bogotá, en el año 2019, para vender la cerveza que permanece siendo elaborada por excombatientes como proceso de resistencia y reincorporación. Desde entonces, La Roja se ha encargado de acompañar a los colombianos en sus mesas para un choque de botellas en el día a día, con diferentes presentaciones de su envase cerveza La Roja en fechas emblemáticas, eventos organizados y luchas sociales relevantes que permiten recordar la continuidad de la resistencia mediante los proyectos productivos que evidencian el cumplimiento de los acuerdos de paz, proceso el cual no ha sido acompañado por parte de entes gubernamentales para el reconocimiento y visibilización de su trayecto de resistencia en la capital. Es por ello por lo que se encuentra la necesidad de visibilizar la trascendencia histórica que ha tenido el proyecto productivo La Roja para los procesos de construcción de paz y de lucha en la ciudad de Bogotá a partir de “De Icononzo a tu mesa”, para así reconocer los procesos de La Roja mediante piezas gráficas como cartillas, folletos, entre otros, que permiten observar las experiencias de La Roja en la capital como proceso de reconciliación y resistencia. Esto se realizó a través de encuentros con la comunidad para la recolección y análisis de información desde entrevistas, historias de vida y encuentros de diálogo, los cuales permitieron la sistematización de experiencias para la reincorporación y reconciliación desde procesos de resistencia como los de la cervecería La Roja.Resumen de la Ponencia:
Argentina, como el resto de América Latina, sufre en la sindemia un grave deterioro de condiciones de vida, tanto objetivas como subjetivas: se agudiza la crisis estructural y las desigualdades ya existentes; la pobreza asciende al 37,3% (segundo semestre 2021, INDEC).La legitimación de prácticas coercitivas, disciplinadoras y represivas estatales y las exigencias de aislamiento, han facilitado un proceso de desmovilización de acciones colectivas. El lugar de las organizaciones barriales y movimientos populares ha sido central, como espacio de construcción de resistencias y de denuncias de las múltiples carencias así como estrategia de sostén y cuidados ante las ausencias del Estado, aún en distintas formas de articulación con políticas públicas.La universidad pública, sumida en esta crisis generalizada, sanitaria, educativa, social y económica, fue interpelada en sus funciones sustantivas. Como educadorxs populares que conformamos la RIAPEP (Red de Investigación Acción Participativa y Educación Popular en Universidades Públicas integrada por UBA, UNJU, UNPA -Argentina- y FURG -Brasil-), venimos bregando por otros modos de hacer investigación y educación en y desde las universidades; planteándonos generar espacios colectivos de reflexión sobre el presente, sostener espacios de formación, tejer lazos de sostén y articulación con y entre educadorxs populares de instituciones socio educativas, organizaciones y colectivos sociales y movimientos populares. Organizamos y desarrollamos en 2021 la Diplomatura de Educación Popular Latinoamericana EPL, con modalidad virtual mixta (sincrónica/asincrónica). La misma se incluyó en un espacio de disputa en el campo cultural y universitario, logrando que accedieran a la misma, de manera gratuita y sin requisito de título de grado, cien educadorxs militantes, del norte (Jujuy, Salta y Tucumán), del sur (Santa Cruz) y del centro de Argentina (Buenos Aires y Córdoba) y del sur de Brasil (Pelotas). Seis módulos habilitaron la problematización de prácticas educativas singulares: la EPL como opción político-pedagógica transformadora; el trabajo en Salud Comunitaria; con Jóvenes y Adultxs; con Infancias y personas con discapacidad; las experiencias de educación y trabajo; las estrategias metodológicas participativas desde el arte y otras experiencias culturales. La propuesta pedagógico-didáctica estimuló la mirada reflexiva desde y hacia el propio trabajo territorial así como la multiplicación y recreación de la formación con lxs demás compañerxs de las organizaciones. Como RIAPEP, desde nuestra opción por la IAP como modo de hacer ciencia de lo social asentado en el paradigma de la teoría social crítica y orientado a una ciencia emancipatoria, donde se conjuga la investigación, la participación y la praxis educativa en un encuadre de Educación Popular, entendemos que es necesario asumir los desafíos que el contexto de sindemia presenta, sosteniendo la premisa de repensar-nos en estos nuevos escenarios, de cuestionarnos y reflexionar, junto a lxs educadores populares, cómo seguir trabajando políticamente con los emergentes actuales, construyendo inéditos viables.
Introducción:
Este trabajo se dirige a compartir reflexiones en torno a la importancia de la formación en las organizaciones y movimientos sociales, en el marco de la disputa cultural en el campo popular, sobre la base de la sistematización inicial de la experiencia de la Diplomatura en Educación Popular Latinoamericana desarrollada durante el año 2021. La misma fue organizada por la RIAPEP: Red de Investigación Acción Participativa y Educación Popular en Universidades Públicas. Se trata de una red de equipos de docentes investigadores de tres universidades argentinas: Universidad de Buenos Aires UBA, Universidad Nacional de Jujuy UNJu y Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Unidad Académica Río Gallegos UNPA-UARG y una universidad del sur de Brasil: Universidade Federal do Rio Grande – FURG.
Frente a las dificultades y límites impuestos por la pandemia de COVID-19, la Diplomatura en Educación Popular Latinoamericana, organizada por la RIAPEP [1], fue la forma, el espacio y el tiempo que nos dimos para el reencuentro con diversos referentes de organizaciones sociales y para trabajar el desafío de co-formarnos en virtualidad, frente a la imposibilidad de concretar encuentros presenciales y de realizar trabajo en terreno. Significó la posibilidad de continuar aportando a la construcción de acciones de resistencia y de superación de problemáticas desde educadorxs populares barriales, comunitarixs, militantes y universitarixs, en una perspectiva de Educación Popular hacia horizontes emancipatorios.
En un contexto en que la educación se virtualita y tecnologiza ¿qué desafíos implica para el campo de la educación popular? Entendemos que a la vez que denuncia las enormes limitaciones que se presentan en la búsqueda de educar a la distancia- más cuando el acceso a las plataformas virtuales es una limitación mayoritaria de los sectores populares- redobla el ingenio para sostener y/o incrementar el trabajo territorial. Nos planteamos con esta propuesta el desafío de conquistar espacios también en los contextos virtuales, utilizarla para socializar conocimientos, actividades de formación, reflexión y organización en las plataformas que usan los sectores populares, personalizando los diálogos; preguntándonos colectivamente ¿qué sucede en nuestros territorios? ¿qué necesitamos? ¿Qué reflexión crítica se puede hacer sobre lo que nos está aconteciendo? ¿Qué contenido virtual podemos producir para visibilizar nuestras prácticas? Extendiendo así la denuncia que acontece en las calles a las redes.
[1] Conformada en 2012 y formalizada en el 2016 con la participación de universidades públicas: centro (Universidad de Buenos Aires UBA), norte (Universidad Nacional de Jujuy UNJu) y sur del país (Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Unidad Académica Río Gallegos UNPA-UARG) y en el sur de Brasil (Universidade Federal do Rio Grande - FURG)
Desarrollo:
¿Por qué una diplomatura en Educación Popular Latinoamericana con educadorxs en territorios?
El año 2020 nos sumergió en un contexto de crisis mundial producto de la pandemia del Covid-19 que profundiza la crisis sistémica (ecológica, social, económica, política, de cuidados, etc.) que vivimos desde hace muchas décadas. Se produce un fenómeno de visualización e incremento de las desigualdades.
Argentina, como el resto de América Latina, sufre en la sindemia un grave deterioro de condiciones de vida, tanto objetivas como subjetivas: se agudiza la crisis estructural y las desigualdades ya existentes: la pobreza asciende al 36,5% y la indigencia al 8, 8% (primer semestre 2022, INDEC).
La legitimación de prácticas coercitivas, disciplinadoras y represivas estatales y las exigencias de aislamiento, han facilitado un proceso de desmovilización de acciones colectivas. El lugar de las organizaciones barriales y movimientos populares ha sido central como espacio de construcción de resistencias y de denuncias de las múltiples carencias, así como estrategia de sostén y cuidados ante las ausencias del Estado, aún en distintas formas de articulación con políticas públicas.
La universidad pública, sumida en esta crisis generalizada, sanitaria, educativa, social y económica, fue interpelada en sus funciones sustantivas. Como educadorxs populares que conformamos la RIAPEP venimos bregando por otros modos de hacer investigación y educación en y desde las universidades; planteándonos generar espacios colectivos de reflexión sobre el presente, sostener espacios de formación, tejer lazos de sostén y articulación con y entre educadorxs populares de instituciones socio educativas, organizaciones y colectivos sociales y movimientos populares.
Reconocemos más que nunca el carácter político de la educación y su papel en la búsqueda de una sociedad más justa y democrática; asumimos junto con grandes referentes (Raúl Mejía, Alfonso Torres Carrillo, Carlos Rodrigues Brandao; María Teresa Sirvent, Luis Rigal, entre otrxs) una opción explícita por el fortalecimiento de las organizaciones y movimientos gestados por los sectores populares para trabajar en la creación y desarrollo de las condiciones subjetivas que contribuyan a las acciones emancipadoras y de transformación social.
Desde esta perspectiva, como Red de educadorxs-investigadorxs-estudiantxs de Universidades Públicas distribuidas en puntos estratégicos del territorio nacional y de la región latinoamericana redoblamos nuestro compromiso militante. Desde nuestra opción por la IAP como modo de hacer ciencia de lo social asentado en el paradigma de la teoría social crítica y orientado a una ciencia emancipatoria se procura que el tradicional “objeto” de estudio devenga sujeto participante en el proceso investigativo. Se conjuga la investigación, la participación y la praxis educativa en un encuadre de Educación Popular. Se apuesta a una acción conjunta entre los equipos universitarios y los grupos, instituciones, organizaciones y movimientos sociales a través de la generación de un conocimiento colectivo, crítico, reflexivo y autónomo que apoye el análisis de las situaciones problemáticas y la organización de demandas sociales y acciones colectivas que pugnen por superarlas.
La Educación Popular (EP) como opción político-pedagógica implica una elección por propuestas educativas transformadoras desde y con los sectores populares, desde la cotidianeidad, recreando los saberes y construyendo colectivamente otras formas de hacer y ser. Defendemos la acepción política que implica la EP en defensa de la opción de transformación social, denunciando los componentes opresivos del orden establecido y defendiendo un modelo igualitario, más justo. La EP a la cual adherimos, contiene una intencionalidad explícita para contribuir a que los diversos segmentos de las clases populares se constituyan en sujetxs protagonistas de una transformación de la sociedad en función de sus intereses y utopías.
Sostener esta perspectiva, en la cual asumimos la trama entre la IAP y la EP, implica bregar por otros modos de hacer investigación y educación en y desde las universidades como espacio de disputa cultural; planteándonos generar espacios colectivos de reflexión y de construcción colectiva de conocimiento y tejer lazos de sostén y articulación con y entre educadorxs populares de instituciones socio educativas, organizaciones y colectivos sociales y movimientos populares. Este posicionamiento habilita desarrollar desde nuestros respectivos proyectos, en cada una de los equipos participantes de la RIAPEP acciones colectivas en las que se articulan de manera profunda las tareas de docencia, investigación y extensión universitaria.
En este macro las preguntas que orientan la accion son ¿cómo seguir acompañando a estos colectivos, organizaciones, movimientos, estando limitadxs para hacer el trabajo territorial?; ¿cómo seguir creando a pesar -y a partir- del impedimento de ir al territorio, prácticas y procesos que colaboren en generar protagonismo político?; ¿cómo repensar-nos en estos nuevos escenarios?; ¿cómo seguir trabajando como educadorxs populares actuando políticamente con el/los emergente/s actuales?
Advinieron como posibles respuestas, algunas “tareas” para lo que fue la coyuntura pandémica que podríamos pensarlas como pistas que nos dejara Oscar Jara en el conversatorio virtual “Educaciones populares en el actual contexto de pandemia” organizado por la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares Histórica (CEIP Histórica) el 28 de abril del 2020. Las mismas versan sobre la necesidad de:
a. un análisis realista del impacto de la pandemia en los sectores sociales con los que trabajamos, pero también en los aspectos subjetivos;
b. un análisis crítico de los enfoques con los que están enfrentando nuestros gobiernos la coyuntura actual;
c. identificar y articular las iniciativas que están generando espacios solidarios de fortalecimiento, proyección, proyectos;
d. aprovechar los ejes transversales que nos conectan como América Latina y Caribe. Articular lo particular con lo general para “otra globalización”;
e. sistematizar toda la experiencia de los procesos en los que estamos y los que se generarán para así poder pensar en “otra normalidad distinta”
Este escenario nos obliga a repensar la educación en general, las prácticas y las distintas experiencias educativas y particularmente -desde nuestros intereses- a la educación popular, o más precisamente, a las educaciones populares. Es así que ante este panorama, la invitación es a pensar, diseñar, y evaluar juntxs la introducción de nuevas tecnologías no solamente desde su función comunicativa, sino desde su aplicación educativa creativa, necesarias en tiempos de pandemia y post pandemia.
Hemos elegido acompañar entonces desde el fortalecimiento de la acción de los grupos, en un trabajo conjunto entre los equipos universitarios y las organizaciones populares y movimientos sociales, a través de la generación de un conocimiento colectivo, crítico, reflexivo y autónomo que apoye el análisis de las situaciones problemáticas y la organización de demandas sociales y acciones colectivas que pugnen por superarlas (Sirvent, 1994, 1999, 2010; Rigal, 2001, 2005; Sirvent y Rigal, 2012; Sirvent, Lomagno y Llosa, 2011).
Organizamos y desarrollamos en 2021 la Diplomatura de Educación Popular Latinoamericana EPL, con modalidad virtual mixta (sincrónica/asincrónica). La misma se incluyó en un espacio de disputa en el campo cultural y universitario, logrando que accedieran a la misma, de manera gratuita y sin requisito de título de grado, cien educadorxs militantes, del norte (Jujuy, Salta y Tucumán), del sur (Santa Cruz) y del centro de Argentina (Buenos Aires y Córdoba) y del sur de Brasil (Pelotas). El criterio inicial fue socializar en aquellxs compañeres con los cuales ya había diferentes trabajos previos entre los equipos de investigación de la universidad.
El objetivo general que nos planteamos fue habilitar un espacio de formación en y desde la perspectiva de la Educación Popular Latinoamericana, fortalecer la formación y el trabajo territorial de lxs educadores de las organizaciones con las cuales trabajan los equipos universitarios integrantes de la RIAPEP.
En este contexto de pandemia nos planteamos:
profundizar la Educación Popular como práctica político pedagógica emancipatoria en las experiencias educativas en territorio;promover una mirada crítica y reflexiva acerca de los procesos educativos realizados en el trabajo territorial, identificar situaciones problemáticas relacionadas con la organización y la participación social, el trabajo, la salud, las infancias, la alfabetización y la educación de jóvenes y adultos;visualizar posibilidades para la intervención pedagógica sobre dichas problemáticas;compartir herramientas analíticas y metodológico-didácticas para el desarrollo de experiencias desde la perspectiva de la educación popular y la animación sociocultural;estimular el intercambio y las redes entre instituciones barriales, organizaciones sociales y movimientos populares, en torno al trabajo territorial realizado desde la perspectiva de la educación popular.
La experiencia se realizó entre los meses de mayo y agosto de 2021, se desarrollaron seis módulos que problematizan prácticas educativas singulares: ¿desde qué lugares abrazamos la opción por la educación popular latinoamericana? ¿Cómo entendemos la salud comunitaria? ¿Qué desafíos tenemos en términos de educación de jóvenes y adultos? ¿Qué lugar ocupan las infancias y las personas con discapacidad en nuestras organizaciones? ¿Cómo promovemos la participación?
Algunas de las temáticas abordadas en cada módulo fueron:
1)- La Educación Popular Latinoamericana como opción político-pedagógica transformadora cuyos contenidos principales trabajos fueron:
-Fundamentos filosófico-políticos de la concepción de la Educación Popular Latinoamericana.
-El binomio opresor – oprimido. Lo pedagógico y lo político en el proceso educativo. La dialogicidad y comunicación como método. La construcción colectiva de conocimiento.
-La Praxis social emancipatoria. La noción de espacios educativos. Prácticas y experiencias de educación popular en espacios educativos diversos educación popular freireana.
2)- El trabajo en Salud Comunitaria, donde se abordó
-La Salud desde la Educación Popular: hacia un abordaje multidimensional, participativo y transformador. Concepciones hegemónicas de salud y de enfermedad.
-Reconceptualización de salud y de enfermedad. Las prácticas de salud de diversas comunidades.
-Promoción de la salud. Experiencias de Educación Popular en Salud.
3)- La Educación con Jóvenes y Adultxs donde profundizamos
- El derecho a la educación desde la perspectiva amplia e integral de la Educación a lo largo de la vida; hacia una articulación con el paradigma de la Educación Popular.
- Experiencias educativas en ámbitos sociocomunitarios territoriales: naturaleza multidimensional y pluriescalar de los territorios; la comunidad como devenir.
- Necesidades y demandas, construcción de conocimientos y participación social
4) La Educación con Infancias y personas con discapacidad donde se trabajó
- Infancias y sectores populares, prácticas educativas en movimientos sociales con Infancias vs. Adultocentrismo. Protagonismo infantil.
- La Educación Inclusiva y los movimientos sociales. El Modelo social de la Discapacidad y la Educación Popular.
- Prácticas espaciales de niños en la ciudad.
5) Las experiencias de educación y trabajo donde se abordó como contenidos
-La educación y modos de producción. Colonialidad y modernidad. La formación de lxs trabajadorxs. Educación trabajo y ciudadanía. Las experiencias comunitarias. Ocupar, resistir y educar: las experiencias de fábricas recuperadas, obrerxs sin patrón, la economía popular feminista.
-El principio formativo del trabajo, practicas decolonizadoras y emancipadoras. Saberes socialmente productivos
y 6) La Educación y estrategias metodológicas participativas desde el arte y otras experiencias culturales donde compartimos como contenidos
- Metodología holística, histórica y dialéctica de la educación popular
-Las metodologías participativas y la animación sociocultural.
- Dimensión lúdica, arte, corporeidad y comunicación en los movimientos sociales.
La propuesta pedagógico-didáctica estimuló la mirada reflexiva desde y hacia el propio trabajo territorial así como la multiplicación y recreación de la formación con lxs demás compañerxs de las organizaciones.
Dentro de esta incertidumbre que nos paralizó en lo que respecta a lo colectivo, se imposibilitó el seguir acompañando en territorio las distintas prácticas político-pedagógicas que elegimos militar, sostener, acompañar desde hace más de diez años.
“Adaptarnos” al contexto de pandemia implicó entonces buscar nuevas formas para seguir comunicados, incorporar con mayor fuerza los dispositivos virtuales, adecuar los tiempos y los ritmos de trabajo a las necesidades de los grupos, seleccionar bibliografías con diferentes niveles de complejidad e inquietudes de especificidad de intereses de profundización.
Como acompañamiento para el desarrollo de la diplomatura, desplegamos un dispositivo de apoyo a lxs cursantes, organizando al grupo total en cuatro subgrupos según regiones. A su vez, dentro de cada región, se organizaron pequeños grupos de trabajo en los casos en que participaban varixs integrantes de una misma organización. Observamos que el trabajo se potenciaba, además, cuando podíamos dialogar con un/a/e “referente” por parte de la organización, que podía oficiar de “enlace” y acompañamiento (por ejemplo, un/a/e representante de la Comisión de Educación de la organización, etc.).
Por otro lado, fue importante el esfuerzo de traducción para facilitar el seguimiento en español y en portugués.
Conclusiones:
A modo de conclusión: ¿Qué significó la diplomatura para los participantes?
Al finalizar el trabajo de todos los módulos, propusimos diferentes posibilidades para el desarrollo de un trabajo final orientado al logro de una mayor integración teórica, en articulación con las problemáticas de las realidades en las que cada participante y/o grupo actúa y milita cotidianamente.
Teniendo en cuenta las características de lxs participantes y los diversos modos en que pudieron transitar la diplomatura, se elaboraron y propusieron tres consignas alternativas, entre las cuales cada cursante podía optar para la elaboración individual o grupal de un trabajo final:
a- Portfolio o Carpeta de Actividades: consistía en la presentación de un compendio - carpeta donde se reajustaran y registraran los trabajos integradores realizados en cada uno de los seis módulos.
b- Encuentro de formación con otrxs integrantes de la organización/institución: Se trataba de la organización y realización de un encuentro con compañeres de la organización, no participantes de la diplomatura, donde se compartieran temáticas problematizadas en la diplomatura y la realización y presentación de un registro narrativo del encuentro.
c- Trabajo de integración temática- bibliográfica de los distintos módulos abarcados por la diplomatura.
Los trabajos realizados sirvieron como base para la acreditación de la cursada y la asignación de los diplomas correspondientes. Más allá de eso, pudimos analizar el impacto y la apropiación de las temáticas compartidas durante la diplomatura, por parte de lxs participantes. Para ello, nos dedicamos a sistematizar la producción lograda en los trabajos finales, agrupando las reflexiones y aportes de lxs participantes en torno a dos categorías o ejes:
1)- ¿Cómo se entiende la Educación Popular, a través de este pasaje por la diplomatura?
como herramienta y parte de procesos colectivos de transformación, revolucionarios, emancipatorioscomo procesos de construcción de conocimiento, compartida de saber, problematización de la práctica desde la reflexión teóricacomo espacios colectivos de diálogo, reflexión, participación y organizacióncomo praxis dirigida a:
. desnaturalizar estructuras de poder legitimadoras del capitalismo, patriarcado, racismo, colonialismo, adultocentrismo, ecocidio, etc.
. reconocer necesidades y organizarse para la expresión de demandas
. aportar al devenir de niñeces, adulteces y personas con discapacidades como sujetxs políticxs y de transformación
como acto de amor, de escucha, pedagogía de la ternura
A continuación, compartimos algunas de las frases extraídas de los trabajos finales, que ilustran este eje de definiciones acerca de lo que lxs participantes entienden como EP en el intercambio con los aportes de la diplomatura:
“la EP es una praxis transformadora, acción territorial, lucha organizada, militancia; pasión y amor colectivo por un mundo sin desiguales”
“Entendemos a la Educación Popular (EP) como un proceso de formación, no lineal y acumulativo, sino como una construcción de conocimientos continua que implica reflexión sobre la práctica del grupo y la confrontación con ideas y acciones sistematizadas con el objetivo de actuar reflexivamente y generar nuevas formas de lucha.”
“En contra del sistema capitalista, extractivista y patriarcal que nos violenta, nos mata, contamina, condiciona, inhibe nuestra capacidad de reflexión y por ende organización popular”.
“Se basa mucho en el intercambio de conocimientos y considera a todo sujeto, a toda persona con la capacidad de transformar la realidad”.
“los espacios colectivos de diálogo, organización y reflexión, mediados por la educación popular permiten el reconocimiento de la necesidad, del satisfactor y en esa medida el empoderamiento colectivo para expresar dicha demanda y buscar las vías más eficaces para su atención”
“La educación popular contribuye a repensar el lugar de les niñes y personas con discapacidad como sujetes politiques”
2)- Qué impactos reflexivos ha dejado la diplomatura (en cuanto a reflexiones sobre sí mismxs, re-conocimientos como…)
pensarnos procesos de educación popularreconocernos como sujetos colectivosreconocernos como educadores sensibles, promotores y facilitadores de aprendizajesrevisar / preguntarse sobre las propias prácticas; para construir espacios para acompañar a niñes y adultes en su proceso de autonomíarepensar la salud en un sentido integral y el derecho a estar sanos y construir salud colectivarepensar el lugar que le asignamos a las infancias y a las personas con discapacidad; correrse del adultocentrismo
“Pensarnos procesos de educación popular implica posicionarnos dentro de la realidad, reconocernos hacia adentro y desde allí encontrarnos como parte de una realidad histórica en la cual intervenimos permanentemente”
“reconocernos como sujetxs colectivxs”
“Por otra parte, se generó una reflexión con respecto a los textos y a nuestro saber”
“Me surgen varias preguntas: ¿Qué incidencia política le damos a este proyecto en el que militamos? ¿Por qué estamos acá? ¿Por qué somos educadores populares? Creemos que en este tipo de educación se apuesta a la transformación, pero ¿cómo?”
“Los textos trabajados en este módulo me sirvieron mucho para mi vida cotidiana desde que los leí, en el sentido de que a partir de esta idea que nunca había tenido sobre la salud, como lo es la salud comunitaria y ejercer nuestro derecho a estar sanos”
“Creemos, que como educadoras populares, nos es inherente preguntarnos permanentemente sobre nuestras prácticas. Para desde allí y desde los espacios de la organización pensar las diferentes violencias que se encuentran muy entramadas con lo cultural enseñado-aprendido, y en este caso, pensar a las niñeces como protagonistas de estas transformaciones sociales”
“El trabajo y el reconocernos como trabajadorxs forma parte también de una deconstrucción de la sociedad capitalista en la que crecemos, en la que nos enseñan que la única forma de trabajar es cuando se produce mercancías. Sin embargo, (…) podemos ver que hay trabajo en el cotidiano, y que el reconocimiento de que estas tareas son esenciales para la garantía de los derechos de cada une de nosotres (…)”
“Es desde este sur del sur, es que nos pensamos, es mirar el poder y su voracidad, pero también mirar hacia nuestras teorías y prácticas, hacia nuestros límites, nuestras falsas creencias, nuestros vicios, y hacia nuestras fortalezas, nuestra imaginación, nuestra creatividad, nuestra terca resistencia, nuestra loca manera de desafiar al poder, nuestra ternura compañera.”
Otra oportunidad para el reencuentro y la reflexión conjunta que pudimos compartir con lxs participantes fue la realización de una mesa de diálogo en las VIII Jornadas de Extensión y Vinculación UNPA, organizadas por la Unidad Académica Río Turbio de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral[1]. Se trató de otra instancia en la cual pudimos observar el aprovechamiento de la diplomatura reforzando la identificación de los aspectos principales de mayor resonancia en lxs participantes, así como su trascendencia hacia otrxs compañerxs de las organizaciones, con la posibilidad de enriquecer el trabajo cotidiano en los territorios.
“para mí realmente marca mucho en el laburo que venimos haciendo dentro del territorio”
“porque a través de esto de yo hacer la diplomatura puedo transmitir también a mis compañeras acá en el espacio con nuevos aprendizajes”
“a seguir pensando… qué propuestas con las herramientas que tenemos y conocimiento nuevo podemos hacer... podemos pensar más actividades, potenciarlas con lo que ya sabemos… sentimos que nos fortalecimos!”.
Varixs participantes señalaron, además, el significado que tenía para ellxs haber “completado” la cursada y obtener un diploma:
“la diplomatura fue una nueva experiencia porque nunca tuve la oportunidad de poderlo hacer”
“ yo particularmente lo único que había terminado antes que esto fue la primaria… después estudié un montón de cosas y en la práctica tengo un montón de conocimiento, pero así a este nivel es lo segundo que termino… me parece importante reconocerlo ahora “
[1] VIII Jornadas de Extensión y Vinculación UNPA, Unidad Académica Río Turbio de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral. 3 noviembre 2021.
Bibliografía:
Freire, P. (2007) Pedagogía de la esperanza. México: Siglo XXI Editores.
Freire, P. (1991) La educación en la ciudad. São Paulo, Brasil: Editora Cortez.
Gramsci, A (1981): La alternativa pedagógica Barcelona Fontamara
Zibechi, R. (2008) Territorios en resistencia. Cartografía política de las periferias urbanaslatinoamericanas, Buenos Aires Lavaca Ediciones.
De Sousa, B. S. (2006). De las ausencias y de las emergencias al trabajo de traducción. En B. S. De Sousa, Conocer desde el Sur para una cultura politica emancipatoria Lima: Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales UNMSM.
Mejia, MR. (1998) Reconstruyendo la transformación social: movimientos sociales y educación popular. La Paz. Cebiae
Rigal, L. (2004) El sentido de educar Buenos Aires. Miño y Dávila.
Santos, B. (2015) “Una epistemología del Sur: la reinvención del conocimiento y la emancipación social” MéxicoS iglo XXI- CLACSO –
Palabras clave:
Educación Popular Latinoamericana- Sindemia-Organizaciones territoriales.
Resumen de la Ponencia:
En la ponencia que se propone, se intenta mostrar el paralelismo entre actores sociopolíticos universitarios a lo largo de cinco décadas, atravesadas por una serie de coyunturas y circunstancias sociopolíticas de las que han surgido distintos agrupamientos. Paralelismo en que los grupos hegemónicos se ligan al poder, frente a la disidencia cercana a la lucha social. La Universidad en Nayarit surge en un modelo tradicional, con una estructura orgánica y una dinámica determinada desde el ámbito estatal. Un vínculo estrecho de la autoridad con las estructuras de poder estatal; por su parte, desde los distintos sectores se visualiza un esquema dual. Un lado un sindicalismo que se expresa en dos frentes: docentes y administrativos, que protagonizan distintas luchas, contractuales, cíclicas en mayor medida, con algunos momentos de gran efervescencia, motivadas por el deterioro de condiciones laborales y el deterioro de las relaciones contractuales con la parte patronal. Por otra parte los estudiantes, principal foco de atención, a lo largo del periodo muestran distintos perfiles, debido en parte a sus anclajes al interior y con determinadas realidades sociales. Las disputas internas y las dinámicas sociales y políticas de las que toman parte. La representación al interior y las resistencias que traen el surgimiento de agrupaciones y dinámicas distintas que de algún modo, trastocan el ambiente político al interior.
Introducción:
Introducción
En el presente trabajo, se intenta mostrar el paralelismo entre actores sociopolíticos universitarios a lo largo de cinco décadas, atravesadas por una serie de coyunturas y circunstancias sociopolíticas de las que han surgido distintos agrupamientos. Paralelismo en que los grupos hegemónicos se ligan al poder, frente a la disidencia cercana a la lucha social. La Universidad en Nayarit surge en un modelo tradicional, con una estructura orgánica y una dinámica determinada desde el ámbito estatal. Un vínculo estrecho de la autoridad con las estructuras de poder estatal; por su parte, desde los distintos sectores se visualiza un esquema dual. Un lado un sindicalismo que se expresa en dos frentes: docentes y administrativos, que protagonizan distintas luchas, contractuales, cíclicas en mayor medida, con algunos momentos de gran efervescencia, motivadas por el deterioro de condiciones laborales y el deterioro de las relaciones contractuales con la parte patronal. Por otra parte los estudiantes, principal foco de atención, a lo largo del periodo muestran distintos perfiles, debido en parte a sus anclajes al interior y con determinadas realidades sociales.
En el desarrollo del documento proponemos una estructura en la que en primer lugar discurrimos en torno a aspecto que nos llevan a situar a la UAN en su contexto, al mismo tiempo que se busca la aproximación conceptual desde elementos como son la noción de sistema y régimen, así como el de movimientos sociales, siguiendo la pista del sector estudiantil en el devenir. En este caso se tiene que la Federación de Estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit (FEUAN) hegemoniza, pero hay resistencia: la Federación de Estudiantes de Nayarit (FEN), el Frente Estudiantil Ernesto Che Guevara (FESECHEG) entre 2005 y 2008 y en forma más reciente, 2014, el Movimiento Asambleísta Universitario (MAU), en el marco del conflicto de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa; y en 2019 la Asamblea General Estudiantil, en medio de la proliferación de distintos colectivos sociales, que se despliegan desde la UAN a la sociedad.
Desarrollo:
Aproximación desde lo conceptual
De modo práctico, asumimos que la UAN está inmersa en la realidad sociopolítica local, en interacción con distintos actores sociales y políticos en el plano institucional y con la sociedad entera por distintas dinámicas; como institución es parte del sistema político mexicano, haciendo parte importante en la crítica o reproducción del modelo de dominación; replicando este al mismo tiempo en su diseño institucional y en la construcción y ejercicio del poder al interior en un esquema centralista y corporativo en el que prevalece un monopolio de representación que, no obstante su efectividad al interior, no ha impedido que en diferentes momentos y situaciones desde dentro de la institución, en contacto permanente con la sociedad, se esté dando vida a distintas fenómenos que acercan a los grupos de universitarios hacia distintos núcleos problemáticos de la realidad, a través de los movimientos sociales y la acción colectiva, algunos de los cuales han tenido relevancia en el devenir de la vida sociopolítica local y regional.
De acuerdo con el propósito de la ponencia, nos decantamos por la incorporación de tres categorías que nos resultan apropiadas. Primera la noción de Sistema político, teniendo en cuenta el contexto en que surge y se desarrolla la UAN, cumpliendo un importante rol social y político; la noción formal de régimen, aplicable al contexto general y en el caso particular de la institución en estrecha comunicación con el modelo de dominación prevaleciente como parte del legado del Estado posrevolucionario, cuyas formas de estructuración y operación, someten e invisibilizan a amplios sectores de la sociedad, y en este caso de la universidad, que resisten y confrontan asumiendo distintas formas de lucha, demandas y formas orgánicas, en el marco de lo que en su momento se ha identificado como movimientos sociales con toda una serie de implicaciones en el plano contextual y vivencial en el acontecer cotidiano, teniendo a la UAN como un importante referente que en su rol de enlace social vía la formación profesional y la observación constante se convierte en un elemento decisivo en la constitución de actores, movimientos y expresiones de acción colectiva de distintas magnitudes.
En primer término, en la práctica, nos adscribimos a la noción de sistema político de Easton, que de acuerdo con Ortiz Mena (1986), le considera como un “sistema de comportamiento”, estableciendo cuatro premisas:
“a) Sistema: es útil considerar a la vida política como un sistema de conducta. b) Ambiente: un sistema se puede distinguir del ambiente en que existe y está abierto a influencias que le preceden. c) Respuesta: las variaciones que se producen en las estructuras y procesos dentro de un sistema se pueden interpretar como esfuerzos alternativos constructivos o positivos por parte de los miembros del sistema, para regular o hacer frente a una tensión que procede tanto de fuentes ambientales como internas. d) Retroalimentación: la capacidad de un sistema para subsistir frente a una tensión, en función de la presencia y naturaleza de la información y de las demás influencias, las cuales retornan a sus actores y a los que toman las decisiones.” (Ortiz Mena; 1986: s/p).
Al mismo tiempo, de acuerdo con Cerroni (1997), consideramos que el sistema político va más allá de los procesos electivos cíclicos y las visiones cuantitativas, comprende a sujetos políticos como los partidos, avasallados por las dinámicas históricas, la institucionalización de los procesos y la concreción en figuras y estructuras normativas de cada país o región, o bien procesos culturales que acrecientan y modifican las conciencias individuales, dándole fluidez a las situaciones o circunstancias políticas consolidadas, las cuales se expresan en el régimen, con referencia a situaciones y contextos vivenciados y experimentados por individuos-sujetos políticos y grupos sociales que irrumpen en la vida política en distintos niveles, como sujetos y actores sociopolíticos a través de los movimientos sociales.
En nuestro trabajo recuperamos uno de los aportes clásicos que consideramos se mantiene vigente (Touraine, 1982, 1986), quien a nuestro juicio aporta elementos clave para entender a la sociedad en perspectiva amplia y la dinámica conflictiva en la disputa por el poder y la transformación.
En parte de su obra temprana, en referencia al movimiento ecologista francés de 1977 a 1979, introduce una definición de movimientos sociales considerándoles como “una acción colectiva organizada, entablada contra un adversario social, y por la gestión de los medios a través de los cuales una sociedad actúa sobre sí misma y sobre sus relaciones con su entorno” (Touraine, 1982: 690).
En otro momento (1986) presenta una definición más acabada e introduce nuevos datos: habla de la existencia de “tres tipos de conflictos que tienden a modificar uno o varios aspectos importantes de la organización social y cultural”. Con distintos niveles de organicidad[1], se llegan a expresar tanto “las conductas colectivas” como “las luchas” y “los movimientos sociales”.
Las conductas colectivas son acciones conflictivas que pueden entenderse como un esfuerzo de defensa, reconstrucción o adaptación de un elemento enfermo del sistema social. Puede ser un valor, una norma, una relación de autoridad o de la sociedad como tal. En cuanto a “las luchas”, se relacionan con la existencia de fuerzas sociales y políticas que se erigen en factores de cambio frente a situaciones dadas (carencia de vivienda, bajos salarios, irrespeto a precios de garantía para los productos del campo), es decir, no va más allá de algunas reivindicaciones, la mayoría de las veces de tipo económico.
En la lógica de este autor se prevén tres planos articulados: Cultural, que supone el conocimiento exhaustivo de esa situación de clase y conciencia plena, la identificación con ciertos símbolos; Social, relacionado con el reconocimiento de condiciones materiales con referencia a la vida cotidiana y la condición en la estructura social, que puede ser clasista o no, una posición frente a lo que es la distribución del ingreso; Político, referido a la identificación plena de un enemigo común en el marco de una lucha en la que se establecen ciertas relaciones de dominación, de las cuales se tienen una idea clara y se tiene, en contrapartida, un proyecto alternativo.
Así, para que un movimiento pueda considerarse como tal, tendría que partir de una condición socioeconómica de los actores, la cual se haría consciente, además de incorporar nuevos valores en relación con el nivel político, traducido en un proyecto alternativo. No podrá existir sin una cierta conciencia de sí mismo y no necesariamente puede organizarse y pensarse directamente sobre un plan político y mostrarse en la cultura política, aspecto en el que, por ejemplo, la Universidad, y en nuestro caso la UAN, por su arraigo y sus vínculos con la sociedad en sus distintos planos, cumple un papel importante en la conformación de la cultura política regional (Zepeda y otros, 2020).
Aproximación al régimen interno de la UAN
La UAN tiene un modelo corporativo. Teóricamente, según Schmitter (Schmitter, 1992; Ocampo, 1994), el concepto de corporativismo tiene que ver con procesos de “intermediación de interés”, suponiendo la existencia de formas orgánicas, permitidas por la normatividad existente, y dadas a partir de reivindicaciones comunes, dadas en el plano económico, cultural, político o religioso.
En este caso concreto son intereses gremiales y estudiantiles. Aquí se manifiesta un tipo corporativo de carácter estatal como lo señala este mismo autor, una cantidad limitada de categorías, un sentido de obligatoriedad en cuanto a la pertenencia a los organismos de representación de intereses no existe un esquema de competitividad, una diferenciación funcional, el reconocimiento del Estado y un monopolio explícito de la representación, lo que ha motiva resistencias en modo considerable.
El vínculo Universidad – Sociedad, actores y movimientos sociales
Luchas que generan luchas
El nacimiento del Frente Estudiantil Socialista Ernesto Che Guevara (FESECHEG), se remonta desde los finales de la segunda mitad de la década de los 90, en donde el encuentro entre jóvenes provenientes de diversos barrios de la ciudad de Tepic, Nayarit; ciudad que se encontraba en crecimiento y en la que la cultura de los “cholos”, cada vez se asentaba más, así como las nacientes expresiones del “grafiti” y el “skateboarding”, generando confrontaciones entre barrios y que, los choques significaban una parte importante en la búsqueda de respeto, la defensa del territorio y la generación de identidad al interior del barrio o en las tribus urbanas. Ese proceso da apertura a que un grupo de jóvenes se abran paso y comiencen a generar un vínculo con Alejandro Gascón Mercado y eso les da un impulso, como lo menciona Jorge Armando Ortiz Rodríguez, fundador y primer presidente del FESECHEG, ahora diputado federal por el distrito III de Nayarit y abanderado por el Partido del Trabajo (PT), “fui candidato a diputado por el distrito 3 que abarca de la colonia Lázaro Cárdenas y esa zona”, Jorge se refiere a una zona que colinda con el municipio de Xalisco, en Nayarit, y fue candidato por el Movimiento Electoral del Pueblo comandado por Gascón; siendo esa experiencia lo que marca la pauta para que comiencen a delinear una agrupación de política bajo el cobijo de una de la línea “gasconista”, una de las más importantes de la izquierda en México y Nayarit; y que, se había convertido en el máximo referente de la izquierda del estado. Es así como el contacto con la persona que había desafiado al régimen autoritario 20 años antes, da la pauta para formarse en primera instancia, en el ámbito político, y que, ese grupo de jóvenes, con las lecturas “utópicas” y las situaciones tan dolientes y complejas que la juventud de ese momento vivía comienzan a caminar en conjunto para intentar cambiar un poco el panorama existente en la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN).
Los primeros momentos de actividad política dentro de la Universidad, fueron por la convicción de querer cambiar la realidad social y política del estado, por medio del activismo universitario, en donde se dieron cuenta que se encontraban maniatados por el sistema imperante al interior de la universidad, sus falencias y favoritismos recargados hacia la hasta entonces violenta y porril Federación de Estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit (FEUAN).
En el periodo de vida del FESECHEG que desde el año de 1999 a 2005, comenzaron a vincularse hacia afuera, reconociéndose en primera como parte de población afectada de manera económica, por la crisis que se venían arrastrando desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari; que amplió las cifras de pobreza y marginación a lo largo y ancho del país. Nayarit sin ser la excepción, venía padeciendo atropellos en el campo, en el sector de la vivienda y se acercaba un golpe más, la tarifa de transporte público, impuesta desde las cúpulas de permisionarios y respaldada por quien en ese momento se encontraba en el poder (Antonio Echevarría Domínguez), causa un efecto de inconformidad de la juventud y las tribus urbanas que en ese momento se reconocían como inconformes por la segregación sistemática. Es ahí, en donde el FESECHEG sale a la calle y abandera la lucha por el transporte, Paulo Silverio Barajas, primer secretario general del frente, se refiere a ese acontecimiento como el primer paso a la lucha social en donde lograron generar en las masas, el ruido necesario para fortalecer un movimiento que pudiera impedir el aumento de $1.00 (un nuevo peso) a $2.00 (dos nuevos pesos), con ese grito y consigna de “no nos mires únete”, que les caracterizó como un movimiento además respaldado por sociedad y estudiantes. Menciona Barajas que “se logra el descuento del 50% para estudiantes, discapacitados y tercera edad”; en el balance de la situación al interior de la UAN y al exterior, se dan cuenta que la lucha es mejor darla a fuera.
Por otra parte al ver y señalar un cúmulo de irregularidades en la selección de representantes del máximo órgano de gobierno de la UAN, el Consejo General Universitario (CGU), la denuncia para a la exigencia de la democratización de los procesos de elección, así como la democratización de la información de la selección de estudiantes de nuevo ingreso para todas las carreras, en especial medicina y derecho, convirtiéndose en un nuevo frente para el FESECHEG y que, de nueva cuenta la lucha se daría en contra de las políticas de exclusión de las visión neoliberal y su línea mercantil de la educación.
Aproximadamente por el año 2008, el FESECHEG, comienza un proceso de reestructuración, en el que, se dan cuenta que la palabra “socialista” les resta empatía hacia afuera y que, ha venido afectando a su imagen; es por eso que, a propuesta de Jorge Armando Ortiz Rodríguez, se analiza la posibilidad de cambiar de nombre y al final queda como Federación de Estudiantes de Nayarit (FEN), de la cual Ortiz, sería el primer presidente. Sin abandonar las dos luchas que vienen abanderando, comienzan a ampliar su panorama y margen de acción, trabajando con algunas primarias, secundarias y preparatorias estatales, así como privadas, para coadyuvar en la creación de comités estudiantiles que estuvieran afiliados a su organización; con eso, logrando llegar a madres y padres de familia de nivel básico.
Comenzaron a impartir cursos de capacitación para los exámenes de ingreso de la UAN, además de conseguir becas en universidades privadas, apoyo que continúa hasta la actualidad si alguien lo contemplara como opción.
En el sexenio del gobierno de Roberto Sandoval Castañeda 2011-2017, Ortiz, su compañero Fabián Campos y una madre de familia van a huelga de hambre, para que un recurso ya etiquetado y que había pasado por un proceso de legislación en el estado de Nayarit, fuera entregado; el recuerdo de la beca universal para estudiantes de educación básica, además de uniformes escolares.
Gestación de resistencias, las de ahora
En el marco de las acciones globales por Ayotzinapa, dos meses después de lo sucedido el 26 de septiembre en la ciudad de Iguala, Guerrero; se comienzan a dar ejercicios de diálogo e intercambio de ideas entre estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit, específicamente en el área de Sociales y Humanidades, con estudiantes de psicología.
Debido a la sacudida que le dio al país el suceso de la desaparición de los 43 estudiantes de la normal rural “Raúl Isidro Burgos”, en la UAN, se comenzaron a discutir los hechos sucedidos en el estado de Guerrero, cayendo en cuenta que la situación que se venía viviendo en el país, no estaba tan alejada de la realidad nayarita, en donde existía la posibilidad de que la violencia alcanzara en cualquier momento a las y los jóvenes de Nayarit, fueran o no estudiantes.
En los primeros acercamientos entre estudiantes acompañados por profesores, concluyen en que algo se tenía que hacer y deciden realizar una jornada informativa aula por aula, ya que en otro punto de la UAN, en una de sus extensiones (escuela de agricultura y biología), se había dado ya la discusión y se había tomado la decisión entre estudiantes de sumarse al paro nacional convocado desde universidades del centro del país, en el marco de las acciones globales por Ayotzinapa; en primera instancia las escuelas se comienzan a
sumar al paro, inmediatamente recibiendo la respuesta de los grupos hegemónicos que, al cobijo de la misma institución hicieron su trabajo al viejo estilo porril, en donde por la vía del amedrentamiento y descalificación de la acciones que al involucrarse un gran número de estudiantes, les superaban y ponían en riesgo su “imagen de federación poderosa”, con ese tipo de prácticas lograron apaciguar en algunos casos los ánimos y en otros por su torpeza y burda manera al intentar romper el paro, causaron el enardecimiento de jóvenes que si bien políticamente no contaban con una formación, en su radar natural, ven a los grupos porriles como hostiles e innecesarios, por lo que la mejor manera en ese momento de combatirlos era, el apoyar el paro en el área más grande de la universidad y en donde se concentran la mayoría de estudiantes del campus.
En las acciones del paro que según menciona una activista Aurora Margarita Medina Guerrero, estudiante de psicología en ese tiempo, “se decidió que fuera un paro activo de 72 horas”, en donde se tenían diversas actividades de diálogo y discusión acerca del tema y que, profesores desde sus respectivas disciplinas aportaban y/o abonaban para que se enriqueciera la práctica del paro.
Con el constante asedio de la federación de estudiantes de la UAN, para intentar romper el paro con cualquier pretexto y a pesar de que el paro se extendió a la escuela de música que se encuentra en el municipio vecino de Xalisco, Nayarit; la concentración de actividades generales se realizaba en la explanada del área de ciencias sociales y humanidades, en donde cada vez cobraba más fuerza y se vio irrompible, ya que participaban colectivos universitarios, contando con el apoyo de grupos organizados de la sociedad civil. El vínculo entre la sociedad y universitarios que, cada vez era más grande debido a las constantes brigadas que salían a las calles de la ciudad a informa por medio de volantes y mantas en los cruceros, se vieron reflejadas en las tardes del paro activo, con notable participación de intelectuales, artistas y colectivos que aportaban alimentos y aliento para lo que sin pensarlo ya se vislumbraba como el despertar colectivo que el movimiento de Ayotzinapa necesitaba. Sellando el gran impacto en la ciudad con una gran marcha que, comenzó desde el centro de la ciudad, culminando dentro del campus, con un mitin emotivo y creativo.
En cuanto a la organización, según Aurora Margarita Medina Guerrero “no tenían noción de cómo organizarse”, y, en primera instancia, comenzaron a repartirse el trabajo según su capacidad y su formación, así como la idea de que en colectividad y distribuyendo el trabajo, la información de lo acontecido en Ayotzinapa, así como las actividades planteadas en asambleas para el paro, se realizarían de la mejor manera; es decir que, sin profundizar en esos momentos, la filosofía de lo colectivo estuvo presente en sus acciones, tomando en cuenta que se contaba con la participación de estudiantes de filosofía, ciencia política, psicología, ciencias de la comunicación, ciencias de la educación, estudios coreanos entre otras carreras que se encontraban en la extinta área de ciencias sociales y humanidades, hoy áreas independientes.
Para el mes de diciembre de 2014, después de diversas actividades en las que cada vez se sumaban más organizaciones civiles y estudiantes, se toma la decisión de reunirse para analizar la continuidad de las asambleas y encaminar un movimiento por fuera de la agenda de las acciones globales por Ayotzinapa, aunque sin dejar de lado esa lucha. Otra de las cuestiones a tratar, fue el hecho de que miembros de la federación de estudiantes de la UAN y profesores afines a ellos, acudían a las asambleas para intentar romperlas, tomando la decisión en consenso de crear una organización, con estructura y documentos básicos que rigieran su actuar y así hacer frente a la estructura estudiantil institucional; así como abrir otros frentes.
En un congreso constitutivo que se celebró en dos días, a lo largo de jornadas de discusión que duraran entre 12 y 14 horas por día, se discute y se logra definir la línea de trabajo que parte desde denunciar las irregularidades existentes en la representación estudiantil de la universidad, así como adherirse y apoyar luchas y movimientos afines. Con la decisión de que el nombre de “Movimiento Asambleísta Universitario” (MAU), comienza a darse una batalla inesperada que colapsa ahora al interior de la universidad; se anuncia que no hay dinero para pagar las últimas quincenas del mes de diciembre y las prestaciones de fin de año de las y los trabajadores de la universidad. Situación que propiciara el nacimiento del Movimiento por la Dignificación Universitaria (MDU), que aglutina trabajadores manuales, administrativos y profesores en primera instancia, y que, fuera la primera batalla del MAU en pro de reivindicar la lucha por la educación pública.
Más adelante se decide convocar a una asamblea general de estudiantes, específicamente en febrero 27 del año 2015 en la que participan estudiantes de diferentes “facultades” o unidades académicas que, ante los obstáculos administrativos y los intentos de intimidación, votan a favor de que el movimiento siga adelante y, de manera casi inmediata comenzaron los vínculos más estrechos hacia el exterior de la universidad.
Por lo expuesto en los documentos básicos y su declaración de principios, marca su camino y los vínculos a futuro próximo, desde su concepción como movimiento estudiantil “social, apartidista, plural, incluyente, democrático, popular, crítico, anti neoliberal, progresista, altermundista, laico, ambientalista, anti fascista, antimilitarista y pacifista”; es al delimitar su campo de acción que buscan ser la vanguardia estudiantil y vínculo social que, comienzan a tener contacto con organizaciones que luchaban contra el fracking, la construcción de la autopista Jala-Vallarta que pasó por encima de un recientemente descubierto asentamiento prehispánico, con los grupos de docentes, estudiantes y organizaciones civiles que se vincularon con las comunidades indígenas que se encontraban defendiendo el río San Pedro y resistían a la construcción de la presa las cruces en el norte del estado de Nayarit.
Uno de los aportes más claros fue organizar foros de discusión el año 2015 para darle difusión al interior de la universidad, a lo que hasta el momento eran las luchas sociales más importantes del estado, en primera instancia las mencionadas y más adelante en 2018, las luchas feministas, ambientalistas en contra de la construcción de un fraccionamiento denominado “biósfera”, construido en la reserva de la sierra del cerro de San Juan y la lucha por la beca universal que la FEN venía realizando.
Un momento intermedio entre el nacimiento entre los foros de 2015, fueron lo que al interior de la universidad se denominaron “mesas de análisis”, en donde por propuesta y presión en conjunto con el MDU, se logra que la administración universitaria ponga a discusión de la comunidad, las posibles soluciones de lo que claramente se había definido como una crisis política y de representación, así como una crisis económica que hasta la actualidad permanece con un déficit millonario. En ese ejercicio, existió una confrontación directa en los que se autodenominan sectores que, abarcan a los sindicatos mayoritarios en el contrato colectivo de trabajo y a la federación de estudiantes de la UAN, en contra del MDU y el MAU, polarizando el ejercicio, aunque exhibiendo la postura de la administración que, terminó por no resolver nada, sino, tomando el resultado de las propuestas para la campaña a rector de quien fungiera como rector del año 2016, hasta mediados del año 2022.
En 2016 justo en la coyuntura de cambio de administración rectoral y el cambio de comité central de la FEUAN, algunas y algunos estudiantes que fueron parte del movimiento parista del 2014 buscan desde su visión y su concepción del ejercicio de la democracia, entrar en la pugna por los espacios de representación con la bandera de la “democratización” de la FEUAN y sus estructuras; como son los comités estudiantiles arraigados en las unidades académicas de la universidad, desde bachillerato hasta licenciatura. La polarización que vivía la institución en la elección rectoral (aunque había más de dos candidatos, los grupos de poder al interior se dividían en dos fuerzas), parecía permear también en la competencia que mantenían los grupos que se disputaban el control de la federación de estudiantes, ya que cada uno era afín aunque no abiertamente a cada uno de los grupos de poder que estaban dentro del juego por el control de la Universidad; resaltando la participación por lado de quien o quienes manejan el sindicato de trabajadores, titular en el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT), y, por el otro lado, la misma federación de estudiantes, la administración con un juego “neutral” y el sindicato de profesores titular en el CCT. El resultado de ambas elecciones fue un aparente “apaciguamiento” en la disputa, aunque por el contrario se da un agravamiento en la problemática política y estructural; así como un crecimiento del déficit en lo económico.
En los años más recientes (2019 y 2020), en los que por las huelgas realizadas por las y los trabajadores de la UAN (administrativos, manuales, docentes y jubilados-pensionados), debido al incumplimiento de la institución hacia las prestaciones laborales de las y los trabajadores (quincena y aguinaldo); surgen de nuevo una organización que en primera instancia se pronuncia en favor de las y los trabajadores de la UAN y exige entre varios puntos, los más destacados, se haga inmediatamente el pago de las prestaciones y que se abra de manera general la discusión, en la que estudiantes, profesores, trabajadores y sociedad en general para encaminar la resolución de problemas desde un panorama más amplio, en el que participe de manera directa el principal motor de la misma universidad, es decir, la sociedad en general y que así, tal vez se busque y se logre la refundación de la universidad. Tomando en cuenta que el gobierno federal y estatal ponía como condiciones para el rescate financiero una serie de modificaciones que la administración rectoral, junto con el CGU debían hacer en pro de que la universidad obtuviera el recurso que necesitaba debido al déficit económico por el que hasta la fecha atraviesa.
Conclusiones:
Habiendo realizado este recorrido, podemos plantear de manera puntual tres cosas, respecto a la Universidad y su vínculo con la sociedad, en los términos siguientes:
La UAN cumple un rol importante de intermediación social y cultural entre la sociedad regional y local, en el ello se expresa una paradoja, dado el discurso que prevalece, enfocado en la formación y el desarrollo humanos con calidad en aras del desarrollo regional, lo que se niega en la práctica en el manejo de sus procesos y dinámica interna.La vida interna de la UAN, concretamente su régimen y gobierno internos caminan a contracorriente del entorno sociopolítico en los distintos niveles: mientras que afuera el pluralismo y la libre concurrencia sobre los asuntos y espacios comunes cada vez es más evidente, acá se niega y se invisibiliza las otredades, las expresiones divergentes, se les combate y se intenta soslayar.Las condiciones adversas que se han convertido en parte de la normalidad en la UAN para los distintos actores sociales y políticos, además de la articulación con núcleos problemáticos del entorno más allá de lo local en ocasiones, han permitido el fortalecimiento del vínculo social y político con el entorno a través de una amplia variedad de expresiones y luchas ocurridas desde los años setenta hasta el momento actual.Bibliografía:
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SCHMITTER, Philippe C. (1992). “A dónde ha ido la teoría del neocorporativismo y hacia dónde puede ir su práctica. Reflexiones”, en SCHMITTER, Philippe y otros (Coords.) Neocorporativismo II. Más allá del Estado y el Mercado. Alianza Ed., México, 125-147
Touraine, A. (1982) “Reacciones antinucleares o movimiento antinuclear”. Revista Mexicana de Sociología, 689-701. México: IIS-UNAM.
Touraine, A. (1986). Los movimientos sociales. En Galván, F. (comp.) Touraine y Habermas: ensayos de teoría social. México: UAP-UAM/A.
Zepeda, J y otros (2020). “Los Contornos de la política y la vida universitaria en la UAN”, en Zepeda, J. y Heredia, E. (coords.) La Universidad Autónoma de Nayarit en la formación de la Cultura Política. Ed. La Biblioteca, México, pp. 19-44.
Palabras clave:
Universidad
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Sistema político
Movimientos sociales