Resumen de la Ponencia:
Durante las últimas décadas, los estudios sobre las trayectorias profesionales de las mujeres investigadoras han ido ganando relevancia como fenómeno de estudio en las ciencias sociales. De manera reciente algunas investigaciones han puesto atención a una dimensión poco explorada en este grupo de mujeres, a saber, la dimensión emocional. Con apoyo de los fundamentos teóricos de la perspectiva sociocultural de las emociones y los discursos de género se llevó a cabo un estudio exploratorio de tipo cualitativo con enfoque biográfico que buscó explorar la influencia de las condiciones académico-laborales en las experiencias emocionales de una mujer investigadora perteneciente al Sistema Nacional de Investigadores (SNI). La (re)construcción de una historia de vida como manifestación individual de un problema social más amplio, posibilitó recuperar el testimonio de una investigadora en relación con su trayectoria laboral como profesora-investigadora de tiempo completo en una universidad pública de reciente creación en México. Un eje analítico que resultó de las narrativas versó sobre la complejidad y estrategias que permiten (o no) equilibrar la relación trabajo-familia donde las emociones cobraron un papel relevante y que es de interés mostrar en este trabajo. Como parte de los resultados de esa indagación se identificó la presencia de la culpa como una emoción socialmente relevante vinculada con la tensión que genera lograr el equilibrio entre la vida laboral y familiar, situación que se agravó con la llegada de la pandemia por el virus del SARS-Cov-2. Frente a esta doble demanda, las estrategias que se configuran para permanecer activa en la academia juegan un papel primordial. En términos generales, se concluye que las emociones, aun cuando comúnmente se suelen concebir como un aspecto psíquico y personal, el estudio reveló que, están relacionadas con el contexto de una academia hiperproductiva, individualista, competitiva y de evaluación constante, que hace posible el funcionamiento de un régimen emocional que acompaña y naturaliza el quehacer profesional de las investigadoras bajo la idea de la responsabilidad individual, y que vinculado a una cultura patriarcal revelan una serie de circunstancias que encubren desigualdades genéricas y afectivas que siguen operando en detrimento de las mujeres y sus proyectos profesionales.Resumen de la Ponencia:
A partir del reconocimiento de dos grandes tradiciones de estudio de la dimensión sensible de la sociedad, cimentadas en lo interpretativo por un lado, y lo afectivo por el otro; se expone la posibilidad de construir un estudio relacional de las emociones desde la sociología que combine el uso de tres categorías epistemológicas que involucran ambas tradiciones propuestas, la percepción, la experiencia y la expresión sensible, así como la condición energética del contexto de estudio.
La aplicación del modelo propuesto se centra en el municipio de Ecatepec de Morelos, México, esto hace necesario introducir categorías históricas, debido a la centralidad que esta disciplina tiene en la exploración del territorio, permitiendo una apertura para abordar los límites y alcances de las observaciones de lo sensible, reconociendo la posibilidad de hacerlo de manera interna o externa, estrategia para la cual el contexto termina por ser central.
De esta manera, se presentan una serie de conclusiones que permiten dar cuenta de un estudio sociológico relacional, exploratorio y situado de la dimensión sensible del municipio de Ecatepec de Morelos, México, a la vez que se incorporan reflexiones sobre los alcances, límites, complementariedades y sobre posiciones en la observación de las emociones desde la sociología en dicho lugar.
Introducción:
Mediante la construcción de una propuesta teórica relacional inserta en la sociología de las emociones que intenta sintetizar las tradiciones interpretativas y afectivas de estudio de lo sensible, se responde la pregunta de investigación ¿Cómo inciden las diferencias y similitudes entre originarios y avecindados en las ‘intensidades’, los emotions works y las ‘comunidades emocionales’ en el Ecatepec actual?
La presente investigación se encuentra inmersa en el denominado giro afectivo de las ciencias sociales, el cual tiene como objetivo fundamental, estudiar fenómenos sociales desde una dimensión central en su sensibilidad (López, 2019; Scribano, 2012), “lo que nos interesa es la vinculación humana a través de las emociones como un problema sociológico central” (García y Sabido, 2014; 21).
Se puede entender este punto de partida de la sociología como un llamado a centrar lo sensible en toda su amplitud, desde lo fisiológico hasta lo simbólico como objeto de estudio de cualquier fenómeno social (Enciso y Lara, 2014), ya que "los giros afectivos invitan a un enfoque transdisciplinario de la teoría y el método que necesariamente invita a la experimentación para capturar el co-funcionamiento cambiante de lo político, lo económico y lo cultural, replanteando lo emocional como un cambio en el despliegue de la capacidad afectiva" (Clough y Halley 2007, 3)1.
Dicho interés por centrar a la emociones en el estudio de la sociología, adquirió relevancia en los estudios sociológicos a partir de la séptima década del siglo pasado, pero abrevando a su vez de las indagaciones que se habían hecho en la disciplina sobre lo sensible en los estudios clásicos de la misma, donde si bien ello era tangencial, estaba presente (Scribano, 2012; Turner, 2007; Illouz, 2007).
La teoría que significó el punto de partida contemporáneo de la sociología de lo sensible, fue la propuesta de Arlie Hochschild expuesta en su artículo The sociology of feeling and emotions: selected possibilities del año 1975 (Hochschild, 1975; Flam, 2014), en el cual no sólo se hace un llamado a centrar las emociones en el estudio de lo social, sino que se intenta justificar un marco referencial que lo consiga al proponer la teoría del ‘yo sensible’ como punto de partida.
En tanto el objeto de investigación sobre el cual se planteó llevar a cabo una indagación de la dimensión sensible (López, 2019), fue el municipio de Ecatepec de Morelos, México, y al observar las condiciones propias del mismo en la literatura revisada sobre lo sensible, en la cual se sugiere obtener las categorías a partir de la unidad de análisis (Solana, 2020; Flam, 2015), fue necesario agregar una dimensión histórica al estudio sociológico de las emociones en el mismo.
De esta manera, la distinción entre ‘originarios’ y ‘avecindados’ resultó central para diseñar el estudio del municipio de Ecatepec (Mejía, 2019), “en el caso del municipio de Ecatepec, nos encontramos dos territorios claramente diferenciados, como lo comentamos en el capítulo anterior, el territorio perteneciente a los pueblos originarios y el territorio, donde se instaló mayoritariamente la población que llegó a urbanizar el municipio a partir de la segunda mitad del siglo XX” (Mejía, 2015; 149), es por ello que se incluyeron a la reflexión sociológica los aportes que desde la historia cultural de las emociones se han hecho al giro afectivo (Stearns y Stearns, 1985; Reddy, 2001; Rosenwein, 2006 y 2016), en especial la teoría de las ‘comunidades emocionales’.
Dicha posición teórica dentro de la historia abrevó en un primer momento, como para la sociología, de una episteme construccionista en la manera cómo se justifica el estudio de las emociones (Biess y Gross, 2014), se observa entonces una similitud epistemológica en la manera de estudiar emociones entre la posición de la historia cultural (Stearns y Stearns, 1985; Rosenwein, 2016; Flam, 2014; Bjerg, 2019; Elias, 2015; Burke, 2006) y la teoría del yo sensible de la sociología de las emociones (Hochschild, 1975).
En este artículo de investigación se presenta una indagación general sobre la condición propia del fenómeno emoción y sus estudios de inicio desde el construccionismo cultural; posteriormente se justifica una posición sociológica relacional y su operacionalización a nivel metodológico en el municipio de Ecatepec de Morelos; para acabar por exponer una síntesis del conocimiento nuevo que se obtuvo en la indagación.
1Traducción propia.
Desarrollo:
Al reconocer que los aportes de la historia cultural de las emociones y el inicio de la sociología de lo sensible comparten un cariz construccionista cultural, pues estas se conocen debido a las “experiencias que las han originado y a las expresiones que las han generado” (López, 2019; 11), ambas teorías pertenecen a una tradición1 de estudio de lo sensible humanista o interpretativa.
Por humanista me refiero a una academia cuyos compromisos epistemológicos dictan la confianza en el método interpretativo. Por método interpretativo me refiero a cualquier método que intente explorar el significado, la intención o las dimensiones significativas del lenguaje, el texto o la acción. Los humanistas no persiguen la explicación de los fenómenos personales como mecanismos, cadenas de causa-efecto o algoritmos; el supuesto es que las personas son flexibles, en un grado muy significativo, y que su flexibilidad se logra mediante la reflexión y se manifiesta en un comportamiento intencional llamado acción (Reddy, 2014; 41).2
Pero esta tradición de estudio de las emociones no es la única que se encuentra inserta hoy en día en el giro afectivo, ya para la década de 1990 a dicha posición epistemológica se le incluyó una noción fisiológica que le acercó posiciones cercanas a las teorías evolutivas, la neurociencias y los aportes del affect (Cedillo, García y Sabido, 2016; Wheterell, 1996), trayendo como consecuencia que las llamadas ciencias duras se incluyeran al giro afectivo, conformando la tradición afectiva.
Me refiero a las líneas de investigación derivadas de la psicología experimental, por un lado, y de la neurofisiología, por otro, cuya unión ha sido posible gracias a las tecnologías de imagen cerebral y otros avances metodológicos. En estos campos relacionados, ahora es posible estudiar fenómenos clásicos de la psicología experimental como los efectos de preparación, el efecto Stroop, la carga cognitiva, la percepción subliminal y la automaticidad mientras se mapean las activaciones cerebrales de los participantes (Reddy, 2014; 41-42).3
De esta manera se puede afirmar que el estudio de las emociones ha sido abordado por dos grandes tradiciones de conocimiento insertan en las distintas disciplinas, de las que que abrevan las teorías insertas en el giro afectivo (Reddy, 2014; Turner, 2009), la tradición interpretativa y la tradición afectiva, ello es posible porque el fenómeno sensibilidad, emoción, afecto, sentimiento, etc.4, aunque ontológicamente es uno mismo, es conocido a partir de diferentes alcances y límites epistemológicos.
Puede parecer bastante extraño que un subcampo dedicado al estudio de las emociones tenga dificultades para definir su tema. Generalmente las emociones son definidas en términos de otros conceptos como ‘sentimientos’ y ‘afecto’ que estos mismos definen en términos de cada uno. Este problema definitorio está relacionado con los temas no resueltos que examino abajo, pero mucho del problema está relacionado con el hecho de que las emociones operan en diferentes niveles de realidad -biológico y neurológico, conductual, cultural, estructural y situacional- y dependiendo de qué aspecto de la emoción es relevante para el investigador, una definición emergerá. Por ejemplo, si los aspectos neurológicos de la emoción son enfatizados, entonces las emociones son la excitación de los sistemas corporales; si la cultura es la precisada, entonces, las reglas y vocabularios de las emociones son vistas como centrales; si los aspectos cognitivos de la emoción son vistos como centrales, entonces los sentimientos conscientes a lo largo de un conjunto de dimensiones serán parte de la definición” (Turner, 2009; 341).5
Si bien, ya se dijo que las emociones para teorías sociológicas como la del ‘yo sensible’ se conocen y gestionan a partir de la consciencia individual de las mismas (Hochschild, 1975 y 1979), lo cual permite experimentarlas y expresarlas a partir de reconocerles su cariz interpretativo, tal como ocurre con los aportes de la historia cultural de las emociones.
También cabe decir que estos mismos postulados teóricos de la teoría del ‘yo sensible’ y las ‘comunidades emocionales’ para la historia cultural de las emociones reconocen, aunque no desarrollan ni incorporan a su propuesta, una dimensión afectiva o no consciente del conocimiento de la emoción (Hochschild, 1983; Rosenwein, 2006).
Las teorías revisadas en el construccionismo cultural reconocen una posibilidad de diálogo con el naturalismo fisiológico, para Rosenwein (2016), “algunos neurocientíficos piensan que las emociones son tanto un proceso de ‘arriba-abajo’ (en cuyo caso dependen del trabajo cognitivo) como de ‘abajo-arriba’ (en cuyo caso están conectadas con la pre cognición y las respuestas biológicas automáticas). Esta opinión sugiere que la socialización afecta la emoción gracias a que ayuda a determinar lo que ella es -y lo que no es-” (Rosenwein, 2016; 15)6, como para Hochschild (1983).
La emoción, por lo tanto, es nuestra experiencia del cuerpo leída como una acción potencial. Dado que el cuerpo se prepara para la acción de manera fisiológica, la emoción implica un proceso biológico. Por lo tanto, cuando nosotros gestionamos una emoción, estamos parcialmente manejando una disposición corporal para una acción anticipada, sea consciente o inconsciente, es esto por lo que el emotion work es ‘trabajo’ y por lo cual la enajenación de una emoción es enajenación de algo de importancia o peso (Hochschild, 1983; 229-230).7
En sentido contrario ocurre una situación similar, pues si se revisan con cuidado los postulados de las teorías del affect, las neurociencias y evolutivas, se acaba por reconocer que dicha dimensión de conocimiento de lo sensible, también se modifica dentro de los contextos culturales (Massumi, 1995; Turner, 2007), como menciona García Andrade en su estudio para sustentar una sociología de las emociones desde las neurociencias del año 2019, “la sociedad se observa en dos momentos del proceso emocional: en la percepción y en la experiencia” (García Andrade, 2019; 62).
Massumi también reconoce algo similar en los inicios de la teoría del affect, pues dicha afectividad sensible no consciente “no absorbe pulsos o estimulaciones discretas. Esta se llena de contextos. Se llena de voluntades y cogniciones que no son nada si no son situadas. La intensidad es asocial, pero no es pre social -esta incluye8 elementos sociales, pero mezclados con elementos pertenecientes a otros niveles de funcionamiento, y combinándolos de acuerdo a diferentes lógicas” (Massumi, 1995; 90-91).9
El estudio de las emociones como central para la sociología aparece entonces, al reconocer un doble condicionamiento o relacionalidad en la posibilidad epistemológica de conocer el fenómeno sensibilidad, si por un lado cabe incorporar a la sociología los aportes de los enfoques fisiológicos de lo emocional en torno a que la comunicación sensible puede ocurrir más allá de la consciencia del actor (Reddy, 2001; Battezzatti, 2021).
Pues las emociones implican un lenguaje que trasciende la verbalidad simbólica, estas implican un “caso mucho más fuerte de la primera lengua, la de las emociones que se comunican, especialmente porque los simios no tienen el equipo psíquico para el lenguaje auditivo, pero tienen la habilidad de leer visualmente las emociones y la capacidad de usar el lenguaje siempre que tengan un medio no verbal para expresarse” (Turner, 2007; 36)10
Por el otro cabe establecer un engarce en sentido contrario, el hecho de que los seres humanos comuniquemos emociones más allá de ser conscientes de que lo hacemos, se contrarresta con la cuestión de que al hacerlas conscientes no sólo somos capaces de cambiarlas en su representación simbólica, sino también potencialmente, en su fisiología, la gestión consciente de las emociones no sólo cambia lo verbal, también puede lo fisiológico (Le Pierre, 2004; González-Grandón, 2013), a veces estas modificaciones también ocurren por cambios en la posición del actor en la situación social, factores ambientales o incluso por cuestiones como la alimentación, todo ello permitido por el reconocimiento de la plástica neuronal como la habilidad más cultural de nuestro sistema nervioso.
El fenómeno de la plasticidad neuronal, demostrado a nivel fisiológico y cuya importancia conceptual no cesa de ir en aumento, impide concebir el cerebro como un objeto inmutable. Si a nivel macroscópico la anatomía permanece aparentemente inalterable, las conexiones celulares están siempre sometidas, al menos potencialmente, al cambio. Si somos rigurosos con este postulado debemos admitir que, si algo es válido para un cerebro hoy, no tiene por qué serlo el año que viene” (García de Frutos, 2011; 664).
Es por ello que, el reconocimiento de este doble complemento sensible en la manera de conocer emociones en sociedad permite construir como necesario un enfoque relacional de estudio de lo sensible, aquí se propone que la sensibilidad se conoce a grandes rasgos en tres dimensiones relacionales de conocimiento: la percepción, la experiencia, y la expresión.
Para operacionalizar estas tres dimensiones epistemológicas de un mismo fenómeno ontológico se hace uso de tres categorías teóricas de análisis, la intensidad que da cuenta de la percepción, esta “es calificable como un estado emocional, y este estado es estático-temporal y ruidosamente narrativo” (Massumi, 1995; 86)11, el emotion work que da cuenta de la experiencia, “me refiero al acto de tratar de cambiar en grado o cualidad una emoción o sentimiento” (Hochschild, 1979; 561)12, y la comunidad emocional que da cuenta de la expresión sensible colectiva, “grupos -usualmente pero no siempre grupos sociales- que tienen sus propios valores particulares, modos de sentir y vías para expresar esos sentimientos. Como las ‘comunidades de discurso’ pueden estar muy cercanas en sus prácticas con otras comunidades emocionales en su tiempo, o pueden ser bastante únicas y marginales. No son ‘entidades delimitadas’. En efecto, el investigador puede definirlas bastante ampliamente” (Rosenwein, 2016; posición 312-320).13
Pero entonces cabe preguntarse, ¿Cómo estudiar estas tres epistemes de la emoción de manera coordinada y conjunta y qué es posible ver en de cada una de ellas?, para ello se propone hacer uso de la situación o contexto como recurso heurístico para la investigación, ya que “los sentimientos adquieren su significado y su carácter total sólo en relación con un tiempo y un lugar del mundo específicos” (Hochschild, 2008: posición 2237).
En estos es posible observar las tres dimensiones epistemológicas propuestas de manera similar, se tratan de un “caso intermedio entre la institución y la interacción, la situación social que supondría una serie de elementos históricos y naturales compartidos, que colocan a los individuos en igualdad de circunstancias” (García Andrade, 2019; 43), es por ello que además de la percepción dentro de la tradición afectiva, para el caso de la tradición interpretativa se distingue entre experiencia y expresión, pues aunque ambas son construidas, para la sociología, una alude al agente y otra a la estructura.
Esta sociología situada o contextual de estudio de lo sensible, que por lo mismo se presenta como relacional, permite en ese sentido, articular las distintas dimensiones de lo emocional (Flam, 2015), es por ello que los vocablos o etiquetas para los sentimientos terminan por ser sinónimos, porque al estudiarlos de manera contextual, no sólo adquiere más importancia la relacionalidad de sus epistemes, sino que el contexto termina por definir las posibles hipótesis.
Como reconoce Flam (2015), “en principio, las emociones tienen una dimensión física, cognitiva y expresiva (Kuzmics). Aunque de estas tres, no todas son accesibles o visibles para un externo -dejando espacio para una interpretación-, es posible y necesario centrarse en estas dimensiones, interpretando y contextualizado las emociones para desarrollar o refinar las tesis específicas” (Flam, 2015; 4).14
A nivel metodológico las emociones pueden ser vistas de manera interna, en el caso de las epistemes que implican una doble hermeneutica, en la experiencia y expresión (Bericat, 2002), a la cuales se les observa su intensidad, valoración, vocabulario y frecuencia (Reddy, 2001); o externa desde una hermenéutica aliena en el caso de la percepción (Massumi, 1995), donde lo que se comunica no es consciente por quien lo hace y sólo es posible observar el movimiento del actor sin que este sea consciente de que se le observa (Labanyi, 2010).
A su vez, cabe reconocer la lógica energética de los contextos al costado de los actores, la cual puede ser colectiva o individual, o EE o dramática (Bericat, 2002; Collins, 2009), para Collins (2009) “no serviría de nada que definiésemos las emociones de tal modo que sólo pudiéramos hablar de las más dramáticas y turbulentas. Como quiera que lo llamemos hemos de poder hablar también de los tonos emocionales duraderos, incluso de los que son tan leves y serenos que nos pasan desapercibidos” (Collins, 2009; 147).
Si el contexto adquiere una importancia relevante en la posibilidad de obervar la tres epistemes consideras de lo sensible en los actores, así como la condición energética propia del espacio y tiempo compartido, cabe preguntare ¿Cómo estudiar la dimensión sensible del municipio de Ecatepec de Morelos?, para ello cabe adentrarse en los estudios de emociones que se han hecho sobre Ecatepec.
No existen estudios sobre emociones que se hayan hecho de manera central en el municipio de Ecatepec de Morelos, y en general existen estudios muy diversos sobre el mismo (Bassols y Espinosa 2011; Belarmino, 2016; Mejía, 2015 y 2019; Hernández Monroy, 2016; Araiza y Martínez, 2016; Cruz Ramírez, 2015; Olivera Castro, 2010), entre estos, únicamente son distintos los que abordan alguna situación de violencia (Araiza y Martínez, 2016), pero no son mayoritarios.
Aunque lo que sí comparten todos los estudios revisados son alusiones al proceso histórico de poblamiento en el territorio a partir de la segunda mitad del siglo pasado para explicar la actualidad del espacio, distinción sobre la cual se retoma la diferencia entre situaciones asociadas a ‘originarios’ y ‘avecindados’ como posibles dos comunidades emocionales diferenciadas (Bassols y Espinosa, 2011;Olivera Martínez, 1994), a lo cuales se les añade como objetivo auxiliar explorar el miedo y estigma en Ecatepec (Goffman, 1970; Ahmed, 2015; Massumi, 2010).
En esta perspectiva se llevó a cabo un estudio exploratorio (Calderón, 2009), que se justifica al ser el primer estudio sobre la dimensión sensible de Ecatepec de manera central, y comparativo (Ragin, 1987) que presenta ejemplos y no busca la saturación en la obtención de datos, entre seis escenarios de estudio, tres de ellos asociados a las poblaciones de originarios: San Pedro Xalostoc, San Cristóbal Ecatepec y Santa María Chiconautla y tres relacionados con poblaciones de avecindados: la fábrica SERINYCO S.A. de C.V., la Central de Abastos y el centro comercial ‘Las Américas’.
En cada uno de estos seis escenarios se hizo uso de tres técnicas de investigación: una auto etnografía en cada uno, así como 24 entrevistas-observaciones, 4 por cada escenario elegidas por relatos cruzados (Pujadas, 1992) y centralidad en la situación (Collins, 2009), estas consistieron en una descripción externa, respaldada donde se pudo por medios visuales (Harper 2002; Esteban, 2004), a fin de obtener los movimientos no conscientes del actor, a la par, se aplicó una guía de entrevista de 31 preguntas, después de hacerles presenciar sus movimientos corporales descritos o video grabados en la situación, dividida en tres segmentos: 1) variables sociológicas generales (preguntas 1-7), 2) percepción, experiencia y expresión sensibles situadas (preguntas 8-23), 3) diagnósticos emocionales socio-históricos (preguntas 24-31).
A partir de la obtención de los datos sensibles se construyeron tipologías a ser interpretadas y presentadas de maneras cualitativa y cuantitativamente sin representatividad estadística (Terpe, 2015), pues el uso de metodologías internas y externas combinadas permite apreciar las diferencias y similitudes en una misma situación entre intensidades, emotions works y comunidades emocionales.
1“Una tradición de investigación proporciona un conjunto de directrices para el desarrollo de teorías específicas. Parte de esas directrices para el desarrollo constituyen una ontología que especifica, de manera general, los tipos de entidades fundamentales que existen en el dominio o dominios dentro de los cuales se insertan las tradiciones de investigación. La función de las teorías específicas dentro de la tradición de investigación es explicar todos los problemas empíricos en el dominio "reduciéndolos" a la ontología de la tradición investigadora” (Laudan, 1977: 79). (Traducción propia).
2Traducción propia.
3Traducción propia.
4“Términos afectivos, como pasión, sentimiento, ánimo, emoción sensación, los cuales no son tan específicos, pues son en realidad intercambiables, a veces como sinónimos y otras no, tal y como se usa normalmente en el lenguaje cotidiano, donde a veces decimos ‘sensación’ y otras ‘emoción’, y nunca nos equivocamos, quienes se equivocan son los científicos que las clasifican” (Fernández, 2000; 14).
5Traducción propia.
6Traducción propia.
7Traducción propia.
8Resaltado en el original.
9Traducción propia.
10Traducción propia.
11Traducción propia.
12Traducción propia.
13Traducción propia.
14Traducción propia.
Conclusiones:
Después de llevar a cabo el trabajo de campo se presenta una síntesis de los hallazgos, conclusiones y asuntos pendientes asociados a los escenarios de investigación de originarios y avecindados en el municipio de Ecatepec de Morelos, considerando sus percepciones, experiencias, expresiones y energía de contexto, ello permite comparar las situaciones de estudio.
En el caso de San Pedro Xalostoc, se trata de un pueblo donde las emociones están definidas por su temprana industrialización, así como por los conflictos religiosos y políticos (Flores, 2013; García Arenas, 2010) que estructuran la celebración de la fiesta patronal (Durkheim, 2007) y el uso compartido del territorio común (Alcántara, 2020), se trata de un contexto eminentemente cruzado por emociones dramáticas (Collins, 2009).
El pueblo de San Cristóbal Ecatepec, se encuentra condicionado en su sensibilidad por el hecho de ser la capital política del municipio (Mejía, 2015; Musacchio y Granados, 1999), ello lo define territorialmente (Alcántara, 2020) en la páctica de su fiesta patronal (Durkheim, 2007), aquí también los datos sensibles aportan emociones dramáticas (Collins, 2009) de manera mayoritaria.
El caso de Santa María Chiconautla implica reconocer a la autonomía y la tardía urbanización (Ontiveros, 2012; Cortés, 2017) como criterios definidores de su sensibilidad, el territorio (Alcántara, 2020), también se estructura por su fiesta patronal (Durkheim, 2007), aunque aquí las emociones dramáticas (Collins, 2009) no se presentan sólo de manera mayoritaria como en los dos escenarios anteriores, sino unánime.
De esta manera, se puede concluir que en todos los escenarios de originarios ocurren sensibilidades cruzadas por la religión como estructurante de la emocionalidad en el uso corporal del territorio, sensaciones colectivas, que trascienden de lo mayoritario a lo unánime conforme la posición geográfica del pueblo los aleja de la conurbación del valle de México.
Entrando a los espacios de avecindados, se ha de decir que la fábrica SERINYCO S.A. de C.V. refiere emociones vinculadas a la productividad (Belarmino, 2016) e industrialización (Cruz Ramírez, 2015), cruzada por sentimientos ligados al trabajo (Hochschild, 1983; Marx, 1975), aquí los datos sensibles más bien aportan emociones leves (Collins, 2009).
Para la Central de Abastos de Ecatepec existe una definición emocional vinculada a la comercialización (Cruz Ramírez, 2015) y el consumo (Vázquez, 2015), cruzada por emociones ligadas a la confianza y la justicia (Fukuyama, 1996; Lawler, 2001), los datos obtenidos también dan cuenta de emociones leves (Collins, 2009) como en el escenario anterior.
En Plaza Las Américas, a diferencia de lo referido en la literatura de los centros comerciales, asociados al consumo simbólico (Olivera Castro, 2010) y espectáculo (Debord, 1992), emociones ligadas al vitrineo (Jacquin, 2007; Hernández Espinosa, 2012), tres de los cuatros informantes dan cuenta de un consumo de bienes que se parece más al de la Central de Abastos basado sólo en la confianza de obtener un bien de uso, no en la expectativa de ofertarse para intercambiar experiencias con otras personas, lo que sí es común al resto de los espacios de avecindados son las emociones leves (Collins, 2009) encontradas en el contexto.
De esta manera, se puede concluir que en todos los escenarios de avecindados ocurren sensibilidades definidas como leves, dando pie a una mayor diversidad en las percepciones, experiencias y expresiones sensibles encontradas en los mismos, así como a una mayor autonomía personal y frecuencia en la gestión de las mismas para cambiarlas.
Ello queda en evidencia cuando se contrastan dos narrativas asociadas a las trayectorias corporales, la primera del escenario de Santa María Chiconautla, un pueblo originario, a diferencia de la experiencia corpo emocional de una informante en el caso de la fábrica SERINYCO S.A. de C.V., en el primer caso, las alusiones corpo emocionales del informante dan cuenta de su cuerpo coordinado con la intensidad emocional colectiva al cargar una figura religiosa.
Pues fíjate que lo que es el señor Santiago, de lo que yo tengo conocimiento, es una de las más grandes imágenes de latinoamérica, ya que es un caballo tamaño normal, y una persona también de tamaño normal, esa imagen tenía 20 o más años que no se sacaba en nuestra procesión, ahorita ya se reparó, intervinimos ahí con gente del pueblo para la reparación, pues es bonito, porque mucha gente ya quería ver esa imagen afuera, y gracias a dios ya pudimos sacarla, pues es bonito, porque mucha gente nos felicitó, que qué bueno que ya se sacó esa imagen, que están a gusto, les fascinó ver que la imagen ya estuviera de nuevo en la procesión (Informante 11 -hombre adulto-, Entrevista 12; 2021).
A diferencia del segundo ejemplo referido, donde la trayectoria corpo emocional de quien narra su vivencia sensible en su día de trabajo, alude más bien a su condición corporal autónoma, sin que exista una coordinación inminente con el resto de cuerpos u objetos con los que trabaja, si bien ello sí ocurre con los objetos materiales, las etiquetas emocionales más bien hacen alusiones a su corporalidad, no a la coordinación de esta con otras personas u objetos.
Pues sí, sí podría hacerla, es una descripción como de estrés, luego de apresurarse y a veces como tratar de concentrarte en estar haciendo las cosas bien, en estar moviéndote, en estar moviendo tus dedos, o tronándote los dedos, ese tipo de cosas, esas son las que se pueden presentar a veces aquí, estoy a veces sentada, a veces sí estoy subiendo, bajando, yendo para allá, yendo para acá, en constante movimiento, a veces puedo estar completamente sentada casi todo el día (Informante 13 -mujer joven-, Entrevista 13; 2022).
Es por ello que es posible concluir como hallazgo exploratorio que sí existen dos grandes comunidades emocionales en el municipio de Ecatepec de Morelos, en la distinción energética del contexto y las variables asociadas a la percepción, experiencia y expresión sensible de los actores, asociadas estas a las poblaciones de originarios y avecindados, aunque esto no implica decir que no existan tránsitos de personas entre una comunidad y otra, o comunidades emocionales más pequeñas insertas dentro de estas dos iniciales, pues dichas comunidades no son excluyentes desde la potencial participación en ellas.
Esto se observa en el caso de informantes como el 10 (hombre de 28 años) y la 12 (mujer de 38 años), quienes no son originarios del pueblo en el que participan (San María Chiconáutla), pero se sienten parte de él al formar parte del fiesta patronal, lo que también se observa en el caso de las auto etnografías llevadas cabo por el investigador, en todos los escenarios sin problemas se experimentaron sensaciones de distanciamiento, propiciadas y permitidas por la condición del contexto.
En el caso de las condiciones asociadas al miedo, estigma e inseguridad en el municipio de Ecatepec de Morelos, si bien el municipio ya no se encuentra dentro de los diez primeros lugares de percepción de inseguridad según la Encuesta de Inseguridad Pública Urbana del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México (INEGI, 2020; INEGI, 2020a; INEGI, 2020b; INEGI, 2020c; INEGI, 2021; INEGI, 2021a; INEGI 2021b; INEGI 2021c; INEGI 2022; INEGI 2022a; INEGI 2022b), como a finales de 2019.
Se puede concluir que la condición propia de dichas emociones (Goffman, 1970; Ahmed, 2015; Massumi, 2010), implica que continúen siendo sentidas por la mayoría de quienes viven en el territorio, ya sea de manera potencial o concreta, real en ambos casos, no resulta relevante establecer una distinción entre la probabilidad de un posible acto de violencia o discriminación, pues aunque esta se reduzca, las emociones asociadas a él, miedo, estigma o inseguridad, sí están presentes en Ecatepec de manera mayoritaria.
Se observa que el contexto o situación sensible se erige como lugar idóneo para observar la sensibilidad en todas las dimensiones de conocimiento propuestas, pues al ser la sensibilidad un fenómeno que va de lo biológico a lo cultural y de lo cultural a lo biológico, su investigación es interna y externa a la vez, ello abre la posibilidad de sustentar el estudio de la dimensión sensible (López, 2019) de cualquier fenómeno sociológico como un subcampo más de la sociología, asunto que queda pendiente profundizar.
Bibliografía:
-Ahmed, Sara (2015). The Cultural Politics of Emotion, Routledge, New York.
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Palabras clave:
Ecatepec, sensibilidad, contexto.
Resumen de la Ponencia:
Los estudios sociales sobre prácticas del trabajo atravesadas por tecnologías vienen siendo recurrentes desde finales del siglo pasado y, especialmente, en este siglo XXI. De estas líneas investigativas han surgido variadas denominaciones sobre este fenómeno: capitalismo informacional, cognitivo, trabajo no-clásico, trabajo digital, entre otros. De esta manera, desde el proyecto financiado por la Universidad Nacional de Rafaela “Digitalización de los trabajos en Rafaela (2021-2023): prácticas y sensibilidades sociales en experiencias paradigmáticas del mundo del trabajo en el siglo XXI” (dirigido por el Dr. P. Lisdero y co-dirigido por la Dra. G. Vergara), nos interrogamos sobre las reconfiguraciones corporales que tanto a nivel de prácticas como de sensibilidades sociales se hacen presentes en la medida en que lo digital opera como condición naturalizada de parte significativa de las experiencias laborales de los sujetos en el siglo XXI.En el marco de la revisión bibliográfica de este proyecto, nos planteamos como objetivo de la presente ponencia analizar los estudios sobre el lugar de lo corporal y lo emocional en el trabajo digital en contexto de pandemia por COVID-19. Para ello, realizaremos una revisión sistemática de la literatura, concretamente con la metodología PRISMA (Codina, 2018). De esta manera, proponemos identificar las principales características de los estudios analizados sobre el tema de interés (distribución geográfica, evolución temporal de la producción científica, enfoques metodológicos utilizados, entre otros), y analizar los aportes relevantes de la bibliografía al estudio del cuerpo y las emociones en el trabajo digital. En este sentido, entendemos que este tipo de ejercicio analítico permite identificar ciertos sesgos y “vacíos” de los estudios disponibles, y valorar los aportes que se pueden realizar desde la Sociología de los cuerpos/emociones, concretamente desde el proyecto colectivo mencionado anteriormente.Resumen de la Ponencia:
O Neoliberalismo e a Dimensão das Emoções no Processo de Empresarização no Trabalho Docente
A intensificação do processo de empresarização com o neoliberalismo expandiu a lógica do capital para todas as esferas que constituem o indivíduo. Nesse sentido, a ideia de empresa não se restringe ao campo material e ao subjetivo, pois ela alcança, inclusive, a dimensão das emoções, produzindo não somente necessidades, mas, sensibilidades que caracterizam uma nova configuração do capitalismo, bem como o fortalecimento desse modo de produção nas relações sociais. Com esse pressuposto, o presente trabalho pretende discutir o avanço do processo de empresarização sobre as emoções, a fim de perceber esta dimensão como um forte mecanismo para a consolidação desse processo nas organizações e no indivíduo. Para isso, o trabalho docente tem sido considerado o campo de investigação, e a metodologia referente à observação participante tem sido utilizada. Os resultados parciais apontam para a consolidação de uma lógica na qual até mesmo as emoções passam a ser produzidas.
Introducción:
Os fenômenos sociais que caracterizam as relações modernas têm na intensificação da força de trabalho e na produção de capital e de necessidades difundidas nas organizações as principais dimensões para a definição do ser humano. Nesse âmbito, o modo de produção capitalista, ressignificado pela doutrina neoliberal, produz não somente subjetividades, mas sensibilidades considerando o indivíduo o próprio capital.
Na análise sobre os momentos relevantes que intensificaram a força do Capitalismo ou que indicaram a possibilidade de crise desse sistema, Dardot e Laval (2016) entendem que oscilações econômicas que ameaçaram terminar com esse modo de produção acabaram por fazê-lo criar mecanismos ainda mais fortes para o seu ressurgimento, fundados, sobretudo, no alcance da lógica econômica às dimensões subjetivas que caracterizam o indivíduo (DARDOT; LAVAL, 2016). Nesse contexto, o neoliberalismo significa uma estratégia de fortalecimento do capitalismo, na qual até mesmo as sensibilidades tornam-se objeto de produção dessa estrutura social. Para os autores, a racionalidade desse regime está em “criar um novo conjunto de regras que definem não apenas um outro regime de acumulação, mas também, mais amplamente, outra sociedade”, a partir de uma mudança antropológica fundamentada nos pressupostos neoliberais (DARDOT; LAVAL, 2016, p. 24), na qual “cada indivíduo deve ser inserido profissionalmente num quadro de trabalho que lhe garanta independência e dignidade. [...] cada indivíduo deve funcionar como uma pequena empresa” (DARDOT; LAVAL, 2016, p. 127).
Nessa dinâmica, a empresa é caracterizada como um conjunto de mecanismos que ampliam a lógica do capital para todas as dimensões humanas, produzindo, inclusive, sensibilidades.
Conforme Rodrigues (2013, p. 30), a empresa “produz a maneira de viver de nossa sociedade”, na qual até mesmo organizações que não eram orientadas por essa ideia passam a adotar os procedimentos que ela direciona, expandindo essa como o modelo universal de organização social (RODRIGUES, 2013).
De acordo com Solé (2008), a empresa é a força organizadora do mundo moderno, uma vez que praticamente todas as relações sociais possuem alguma ligação com essa organização. Nesse sentido, a ideia de empresa significa uma referência singular à compreensão da sociedade, já que está interiorizada pelos aspectos subjetivos do indivíduo e, também, por suas sensibilidades. Solé também defende que tal ideia está associada a uma dimensão antropológica, uma vez que ela cria um novo sujeito em relação à sua formação humana e às suas práticas sociais, caracterizando um processo que ele chama de empresarização (RODRIGUES; CARVALHO, 2019).
Conforme Rodrigues (2013), o processo de empresarização consiste em uma combinação de mecanismos organizacionais, os quais são fortalecidos por um discurso que, de modo contínuo, orienta as práticas sociais e consolida a ideia de empresa nas relações, naturalizando a relevância desse modelo de organização para a sociedade (RODRIGUES, 2013). O autor reconhece o processo de empresarização como um conjunto de técnicas que, sob diferentes abordagens, incluindo a dimensão subjetiva dos indivíduos, estrutura a ideia de empresa na sociedade moderna (RODRIGUES, 2013). Nesse contexto, a empresarização desenha, além de modos de pensar e agir, modos de sentir, produzindo sensibilidades segundo os fundamentos neoliberais que ela fortalece.
As emoções correspondem, desse modo, a uma dimensão com a qual tal processo é potencializado, tornando-se um mecanismo das sensibilidades para a formação de um sujeito-empresa.
Para Hochschild (1979), as emoções constituem uma dimensão orgânica e interacional do indivíduo. Na primeira abordagem, as experiências sociais não mediam a ação, pois elas pertencem à esfera do impulso e do instinto humano. São fatores biológicos que orientam a ação e neles não há conflito. Na segunda perspectiva, a interacional, as emoções correspondem ao que o sujeito pensa e faz sobre o que sente. A ação é orientada por regras, conflitos, e é a interação social que afeta, produz e reproduz as emoções (HOCHSCHILD, 1979; SCRIBANO, 2022). Neste sentido, as emoções são consideradas uma dimensão a ser racionalizada e gerida segundo um contexto de reconfiguração das sensibilidades.
Na análise de Scribano (2013), “el/los cuerpo(s) – al igual que la emoción- al ser considerado el resultado de la articulación de diversos/plurales espacios/procesos involucra en su concreciones contingentes e indeterminadas multiples determinaciones de lo concreto[i] (SCRIBANO, 2013, p. 92). O autor argumenta que as emoções e os corpos são centrais para compreender as relações sociais, e percebe na administração das sensibilidades o reflexo e a produção de um contexto de dominação e resistência, em um mundo de globalização e de produção de capital, que desenvolve processos de sensibilidades e produz essa esfera.
No que concerne ao trabalho docente, é possível observar que o avanço do processo de empresarização manifesta-se em mecanismos cujos critérios baseiam-se na ideia de empresa como referência para a organização e para o indivíduo. Nesse contexto, as emoções tornam-se um mecanismo de sustentação desse processo, considerando a dimensão das sensibilidades para o fortalecimento da lógica vigente.
Com base no exposto, o presente trabalho dedica-se a compreender a relação entre o neoliberalismo e a dimensão das emoções como um mecanismo do processo de empresarização, a fim de identificar uma estrutura social em que as emoções passam a ser produzidas.
Desarrollo:
O Processo de Empresarização e o Neoliberalismo
Como referido anteriormente, o processo de empresarização corresponde ao avanço de práticas empresariais e da ideia de empresa nas organizações modernas e no indivíduo (RODRIGUES, 2013). Intensificado por fundamentos neoliberais, tal processo põe em evidência a empresa, e todos os seus pressupostos, para as relações sociais, estruturadas especialmente no âmbito do trabalho.
A empresa, definida por Abraham (apud CARVALHO; RODRIGUES, 2019) como uma instituição das sociedades modernas a qual produz modos de pensar e agir nos indivíduos bem como orienta seus comportamentos, constitui um modelo de referência para essas organizações (CARVALHO; RODRIGUES, 2019). Abraham propõe uma associação entre os traços que caracterizam a centralidade da empresa como instituição social, os quais estão baseados no individualismo, na propriedade privada, na ideia de escassez, de inovação, de racionalidade e burocracia, entendendo, sobretudo, que a empresa estabelece hábitos coletivos que passam a ser naturalizados pelo indivíduo segundo a lógica que ela institui (RODRIGUES, 2013).
Solé (2008) observa que a ideia de empresa relaciona-se à perspectiva de felicidade, de satisfação das necessidades de consumo, as quais são constantemente produzidas na sociedade, e pontua que o mundo é organizado por e para a empresa. Na concepção do autor, a empresa é uma condição, presente no cotidiano e articulada por diferentes meios, que define o mundo moderno, e o momento de globalização do mundo, nesse sentido, contribui para o fortalecimento dessa condição. No entanto, apesar de todo o seu avanço nas organizações, a empresa não corresponde a um único modelo de sociedade, e pode extinguir-se a qualquer momento (SOLÉ, 2008).
Partindo da generalização da forma empresa, Rodrigues (2013) entende o processo de empresarização como um fenômeno social total, uma vez que este fenômeno manifesta-se mundialmente e em todos os campos sociais, sob práticas e discursos acerca da modernização, da racionalidade, da eficiência, sendo a empresa considerada uma referência para as relações sociais. Para o autor, o processo de empresarização é pluridimensional, já que é constituído por diferentes mecanismos que atuam tanto no âmbito objetivo das organizações quanto no aspecto subjetivo dos indivíduos, de modo a legitimar a empresa como uma condição para as relações sociais. Nesse sentido, o âmbito do discurso constitui uma estratégia subjetiva com a qual a lógica da empresa é naturalizada e fortalecida nas organizações e no indivíduo (RODRIGUES, 2013).
A partir desse contexto torna-se possível reconhecer a dimensão das sensibilidades como um recurso no qual a ideia de empresa se consolida. As emoções passam a significar, desse modo, um mecanismo para a centralidade do indivíduo em detrimento da percepção de suas condições sociais, sendo produzidas sob a lógica do processo em foco.
A Dimensão das Emoções na Sociologia
Os estudos sociológicos sobre o tema das emoções remontam às décadas de 70 e 80 quando, na Europa, autores como Theodore Kemper (2006) e Arlie Hochschild (1979) consideraram de forma mais profunda esta dimensão para elaboração de análises sociais.
Kemper (2006) discute as emoções a partir de uma perspectiva em que as esferas de poder e status operam e orientam comportamentos. Conforme o autor, as emoções derivam do resultado das interações sociais, da interdependência humana nas quais poder e status são fatores que subjazem o campo da interação. Para compreender e desenvolver estudos contemporâneos acerca das emoções, Kemper (2006) constrói a Teoria do Poder-Status das Emoções.
Na análise de Kemper (2006), foi no contexto da Segunda Guerra Mundial que estratégias de liderança guiaram as relações sociais e constituíram um campo em que as sensibilidades puderam ser analisadas em termos de poder e status. Nas definições dessas dimensões, o autor conclui que "ter poder em uma relação é ser capaz de coagir os outros a fazerem o que você quer que eles façam mesmo quando eles não querem fazê-lo. Quando a confiança é obtida, ela é involuntária”[i] (KEMPER, 2006, p. 89).
No que concerne à definição do status, Kemper (2006) salienta que nesta dimensão a adesão à confiança é voluntária, sem o exercício da coerção. A interação social é baseada em práticas de aceitação, suporte, respeito, amor e benefícios voluntários obtidos entre os envolvidos. O status corresponde, de modo geral, à posição de estima que o indivíduo tem pelo outro. É importante salientar que, em sua análise, Kemper (2006) observa que a dimensão do status possui diferentes níveis, considerando pequenos e grandes grupos, e que há, dessa forma, membros que são centrais, ou seja, que recebem mais benefícios e atenção, e outros que são periféricos. Nesse sentido, a dimensão do status forma um padrão que estrutura as relações.
Com base nesses conceitos, o autor desenvolve sua teoria, analisando e classificando as emoções segundo as interações fundamentadas nas dimensões de poder e status que se estabelecem.
Para Hochschild (1979), as emoções são compreendidas em termos de gestão dos sentimentos e do trabalho de adequação desses sentimentos ao contexto do qual eles resultam. O trabalho emocional, proposto pela autora, condiz com a perspectiva de racionalização dessa dimensão subjetiva a partir de regras socialmente estabelecidas.
A partir da concepção em torno da gestão das emoções, Hochschild (1979) propõe o conceito de trabalho emocional, o qual corresponde à capacidade de o indivíduo gerir sua emoção, capacidade associada ao controle que inibe ou estimula condutas relativas ao ambiente em que o sujeito está inserido, quer dizer, o trabalho emocional refere-se ao processo de o indivíduo tornar-se ciente de suas emoções e, com isso, tentar controlar e alterar seus sentimentos. Demonstrar tristeza em um velório, e, alegria em uma festa, são exemplos desse trabalho, que está condicionado a regras sociais que sugerem e orientam determinados comportamentos (HOCHSCHILD, 1979).
Com base na perspectiva do trabalho emocional e considerando o contexto de produção de capital, Hochschild (1979) entende que o trabalho emocional corresponde ao ato de evocar ou suprimir sentimentos. Para a autora, “podemos falar, então, de dois tipos amplos de trabalho emocional: evocação, em que o foco cognitivo está em um sentimento desejado que está inicialmente ausente, e a supressão, em que o foco cognitivo está em um sentimento indesejado que está inicialmente presente”[ii] (HOCHSCHILD, 1979).
A análise de Hochschild (1979), assim como a de Kemper (2006) e dos autores aqui considerados, percebe as emoções sob um ponto de vista interacional e estrutural e indica um processo de conscientização sobre essa subjetividade. Bericat (2016) bem observa que os estudos dessa autora conseguiram captar que as emoções, ao serem identificadas, podem ser manipuladas dentro de aspectos políticos, ideológicos, culturais, e, ainda, podem ser produzidas (BERICAT, 2016, p. 497). As emoções estão, desse modo, associadas à dinâmica de gestão dos sentimentos, sinalizando uma forma de produção característica do mundo moderno e do fenômeno da empresarização.
No que concerne a referências latino-americanas e contemporâneas sobre o tema das emoções na Sociologia, é possível identificar os estudos de autores como Adrian Scribano, Pedro Lisdero, Diego Quattrini e de autoras como Gabriela Vergara e Victoria D’Hers. Além desses, os estudos de Bericat, realizados na Espanha, também são recentes e contemplam a esfera das emoções nas análises sociais.
As pesquisas de Scribano (2009; 2010; 2013; 2014) consideram a dimensão das emoções em uma relação com outras perspectivas, como o corpo, os sentidos, o movimento, a pele, as energias, a arte, e em um processo de expropriação de energias e produção de sensibilidadesb os quais elas podem ser analisadas. O autor percebe que desde os estudos clássicos da Sociologia, as emoções, embora não tenham sido abordadas como um objeto demarcado por este campo, crítica feita similarmente por outros autores, como Bericat (2016), estão associadas a questões como a política dos corpos, o disciplinamento, o controle, a observação, como Foucault (1987) apontava, em um processo caracterizado tanto pelas nascentes formas de dominação quanto pela interiorização da lógica de mercado emergente. O corpo, com o início do capitalismo, constitui, então, um padrão de autocontrole e autorrepressão no qual o dualismo entre o prêmio e o castigo orienta a ação. Analisando o avanço desse modo de produção, Scribano (2010) discute as formas como a economia política subverte o indivíduo, uma vez que ela não trata de uma nova ordem, mas fundamenta novas configurações sociais em que o prazer individual, a competição, o consumo, a felicidade e o dinheiro passam a estar associados em um nível subjetivo e de moralidade dessas relações. Nesse contexto, como salienta o autor, o sujeito outro é tomado como objeto de alegria, e o prazer individual desculpabiliza uma realidade em que a expropriação das energias corporais se manifesta, também, na expropriação das subjetividades (SCRIBANO, 2010). Este ponto anuncia um mecanismo crucial para a configuração capitalista, uma vez que por meio das sensibilidades o sujeito é colocado em um nível de individualidade cujo reflexo mais latente é a neutralização do contexto social de exploração.
Scribano (2009), ao enfatizar o capitalismo em relação às emoções, entende que essa estrutura social produz formas variáveis de manter-se em dinâmicas de reprodução, tendo na extração meios para isso. Nesse sentido, o capitalismo extrai desde elementos da natureza e das formas de vida até as subjetividades e as sensibilidades do indivíduo. Na discussão apresentada pelo autor, o capitalismo se apropria das energias corporais como forma de dominação e compõe um aparato de dispositivos para a regulação das sensações, em um processo no qual as emoções são reguladas por meio de mecanismos repressivos e de contextos de expulsão dos corpos. As sensibilidades são, nessa estrutura social, um meio de equilíbrio entre a tensão da realidade e os corpos que a experenciam. O autor argumenta que o capitalismo modula as sensibilidades, reprime as potencialidades e constitui um processo de expropriação das emoções, ou seja, a extração das energias ocorre, também, no âmbito das sensibilidades (SCRIBANO, 2009). Ainda, esse modo de produção estrutura dispositivos de regulação das sensações, visto que não há um distanciamento entre a política econômica e os corpos, e isso caracteriza uma aceitação de padrões de dominação que pertence ao nível das sensibilidades. Nessa observação, a política dos corpos é reforçada por uma política das emoções, a qual não somente regula as sensações, mas, também, constrói essa dimensão (SCRIBANO, 2010).
Dialogando com as teorias das emoções, Bericat (2016), entende estas emoções como um fenômeno social que permite explicar outros, pois elas são parte constituinte de todos os acontecimentos sociais e estão no contexto da vida social. Na análise do autor, as emoções constituem dispositivos para comportamentos adaptativos, e possuem elementos fisiológicos, neurológicos e cognitivos. Além disso, são relacionais, mas possuem um caráter individual e correspondem a um sistema motivacional que tem um valor positivo ou negativo. As emoções são induzidas por eventos interpessoais e são estados subjetivos que fazem o sujeito se sentir bem ou mal, e o que sentimos, segundo o autor, depende do conteúdo e do resultado da interação (BERICAT, 2016). Para Bericat (2016), “as emoções constituem a manifestação corporal da importância que um evento no mundo natural ou social tem para o sujeito”[i] (BERICAT, 2016, p. 493).
Lisdero e Quattrini (2020) ao discutirem processos de sociabilidade a partir do campo do trabalho, e considerando a dimensão dos corpos e das emoções como condições para a expansão do capitalismo ocidental, salientam que as relações estabelecidas nesse espaço requerem também sensibilidades expressadas pelo corpo a fim de gerarem saldos de âmbito emocional. Na análise dos autores, e citando as contribuições dos estudos de Bericat (2000), o trabalho de administrar essas emoções segundo estratégias de mercado causa um desgaste moral, promovido por estados emocionais fictícios e pela extração da personalidade do indivíduo, que incorpora modos de dominação social e que entra em conflito consigo próprio, em um processo de autoestranhamento (LISDERO; QUATTRINI, 2020). Desse modo, a contradição do indivíduo à estrutura que o condiciona volta-se a ele próprio.
A partir das teorias abordadas, é possível reconhecer o âmbito das emoções em um processo que, intensificado pelo neoliberalismo, materializa a lógica da empresa no indivíduo, produzindo subjetividades e sensibilidades segundo os pressupostos que tal modelo estabelece.
O Processo de Empresarização e as Emoções no Trabalho Docente
No que concerne ao trabalho docente, o processo de empresarização é caracterizado pela forte influência de critérios econômicos nas práticas cotidianas desse trabalho, as quais são manifestadas sob a justificativa de acompanhar a modernidade, o avanço tecnológico e a qualidade da área. Desse modo, a crença na ideia de empresa estabelece esse modelo como regra e norma de conduta na organização e no indivíduo.
Para Rodrigues e Carvalho (2019):
De acordo com Solé, buscando a perpetuação dessas organizações e na falta de um outro modelo organizacional, a empresa, apoiada em pressupostos de eficácia, qualidade, resultados e perpetuação, tem se firmado como o modelo de todas as atividades humanas. Nesse sentido, não é raro encontrar organizações que, orientadas pelo modelo empresarial, passam a adotar características que anteriormente eram exclusivas das empresas. Por exemplo, hoje em dia, as organizações usam a linguagem, os métodos, as ferramentas das empresas, além disso, estão sujeitas à concorrência e buscam o benefício econômico (SOLÉ, 2004, apud RODRIGUES; CARVALHO, 2006).
Sob a orientação da ideia de empresa como referência, a organização adota mecanismos que reforçam essa ideia estabelecendo sua exclusividade como um padrão social. Nesse cenário, princípios como o da concorrência, identificada por Dardot e Laval (2016) e por Rodrigues e Carvalho (2006) como característica da lógica de empresa, materializa-se nas relações sociais em diferentes níveis de abordagem.
Laval (2019) reconhece que tal princípio é estimulado entre as escolas, considerando a concorrência existente não somente no que diz respeito à competição entre escola particular e escola pública, mas entre as próprias escolas públicas (LAVAL, 2019). A concorrência manifesta-se inclusive entre as organizações da mesma esfera social, estando disseminada entre as iguais e as diferentes relações sociais. Para o autor, esse é um dos exemplos que demonstra o efeito da empresarização na Educação, cujas implicações recaem, sobre o trabalho docente e o sujeito professor (LAVAL, 2019). Outro exemplo condiz com o uso de plataformas digitais, que denota a busca pela modernização do trabalho realizado. Laval (2019), ao abordar as tendências reformistas na área da Educação, argumenta que “a noção de “modernização” - vaga, mas de boa receptividade - é o fio condutor de uma retórica de combate diante da qual o espírito crítico parece capitular” (LAVAL, 2019, p. 195).
Quanto a essa modernização, Laval (2019) entende:
O termo “modernização” não é tão neutro quanto os defensores da reforma gostariam que acreditássemos. Em primeiro lugar, lembramos que, no vocabulário das ciências sociais dos anos 1960, “modernizar” significava converter as sociedades ou setores ainda tradicionais da sociedade à modernidade, arrasando costumes, eliminando modos de ser e fazer que não admitiam a primazia da eficiência e da racionalidade. Em sentido mais estrito, porém, o verbo “modernizar” também significa buscar mais eficiência nas organizações e instituições, a fim de equiparar sua produtividade - supondo-se que o termo tenha um sentido universal – à das empresas privadas de melhor desempenho (LAVAL, 2019, p. 195, 196).
Desse modo, formas de controle tornam-se, também, características desse processo. Tal critério não é exercido somente com a utilização de plataformas, mas, inclusive, com a instalação de ponto-eletrônico, cujo fim assemelha-se à sensação de vigilância que ele institui, traço característico da lógica empresarial.
Foucault (1987), ao identificar procedimentos organizacionais para a formação de uma sociedade disciplinar, considerando tanto a disciplina dos corpos quanto a das mentes dos sujeitos, e cuja vigilância exercida em uma prisão serve de referência para a ordem estabelecida, pontua:
Esse espaço fechado, recortado, vigiado em todos os seus pontos, onde os indivíduos estão inseridos num lugar fixo, onde os menores movimentos são controlados, onde todos os acontecimentos são registrados, onde um trabalho ininterrupto de escrita liga o centro e a periferia, onde o poder é exercido sem divisão, segundo uma figura hierárquica contínua, onde cada indivíduo é constantemente localizado, examinado e distribuído entre os vivos, os doentes e os mortos - isso tudo constitui um modelo compacto do dispositivo disciplinar (FOUCAULT, 2004, p. 163)
No cenário do trabalho docente, observa-se que, além dos mecanismos centrados na vigilância, no controle, na modernidade, na tecnologia, aspectos subjetivos também naturalizam a ideia de empresa nesse contexto. A linguagem sinaliza, desse modo, um processo de construção de aportes para a consolidação da ideia de empresa no trabalho realizado e no indivíduo professor.
Laval (2019) identifica na substituição de termos discursivos um processo de produção de subjetividades que naturalizam a empresa como norma. Alguns desses termos e suas substituições, na análise do autor, são: conhecimento, que passa a ser designado por competência; emancipação política, substituído por eficiência produtiva; desenvolvimento pessoal, trocado por inserção profissional; conteúdos apropriados, convertido para exigências do universo econômico (LAVAL, 2019, p. 23 e p. 24).
Juntamente a esses pressupostos, a esfera das sensibilidades também constitui um mecanismo que naturaliza o processo em voga. Em um contexto de expropriação de energias corporais e subjetivas, as emoções são apropriadas e produzidas para a manutenção das formas de consolidação desse processo. Por meio de mecanismos que atribuem ao sujeito professor o trabalho de gestão de suas emoções, tal dimensão caracteriza um processo em que o neoliberalismo totaliza o campo econômico no sujeito.
Pagés et al. (1993), ao analisarem as esferas e as estratégias que constituíam as relações sociais presentes em uma empresa, salientam que, com os fatores econômico, político e ideológico, o elemento psicológico, relativo às estruturas mentais inconscientes dos trabalhadores (PAGÉS et al., 1993, p. 15), também significa uma dimensão das práticas de trabalho, nas quais as relações de poder são evidenciadas.
Na análise proposta, os autores identificam processos de contradições que estão subjacentes à origem da empresa e que a mantêm como um sistema de relações entre organização e indivíduo. A mediação, desse modo, corresponde a um mecanismo que visa evitar conflitos. Nas palavras dos autores:
A mediação é, pois, um processo que transforma uma contradição subjacente entre os trabalhadores e a organização (1) em uma contradição interna às políticas da organização. (2) Ela absorve os termos da contradição original, transformando-os, permite evitar que esta chegue a explodir em conflito, antecipa-se a eles fazendo a organização assumir um conflito em potencial com seus trabalhadores, para o qual a organização tem uma solução pronta. Agindo assim, ela integra o trabalhador à organização, a seus objetivos específicos, bem como às relações de produção capitalista sobre as quais ela está fundamentada (PAGÉS et al., 1993, p. 26).
Na lógica da empresa, conforme sugerem estes autores, o aspecto psicológico constitui uma dimensão para a qual é necessário trabalhar de forma preventiva à possibilidade de um conflito coletivo. Nesse sentido, a mediação tem a função de silenciar as contradições dos indivíduos, fazendo com que estes absorvam regras e princípios de modo que possam aplicá-las a partir de uma iniciativa individual (PAGÉS et al., 1993, p. 28).
Com isso, é possível reconhecer que as emoções constituem um mecanismo de conversão da realidade social do trabalho docente para o trabalho emocional do indivíduo professor, em um processo de equilíbrio entre a realidade e a sensibilidade que o corpo manifesta, reprime e produz.
Conclusiones:
A emergência do neoliberalismo como uma doutrina social e econômica que se expande para a produção de uma mudança antropológica na sociedade, considerando diferentes esferas da vida para a produção de capital, corresponde à tentativa de ressurgimento do modo de produção capitalista, cuja lógica dessa produção é intensificada nas relações sociais, especialmente no campo do trabalho.
Dardot e Laval (2016), refletindo sobre os movimentos centrados em prol da redefinição do Liberalismo, organizados tanto na França quanto na Alemanha, por volta de 1938, dentre os quais está o Colóquio Walter Lippmann, fundamental para a articulação entre os novos liberais e a formulação de suas novas teorias, salientam o posicionamento destes teóricos na busca pelo estabelecimento de uma nova ordem social e econômica que recuperasse o capitalismo, afetado negativamente por contextos de guerra (DARDOT; LAVAL, 2016). Para os pensadores integrantes desse Colóquio, no processo de transformação da lógica capitalista, novas bases deveriam ser construídas para a manutenção deste sistema, uma vez que, até então, seus princípios priorizavam somente o campo do trabalho e a não intervenção do Estado sobre as relações econômicas determinadas. Ampliar esse campo para outras esferas do indivíduo corresponderia à possibilidade de renascimento do capitalismo. Sendo assim, identificar os mecanismos que consolidariam o neoliberalismo como um novo modelo de sociedade deveria levar em conta elementos que promovessem as condições para o desenvolvimento dessa estrutura.
Nesse sentido, o processo de empresarização caracteriza a lógica econômica na totalidade do indivíduo, ampliando a ideia de empresa para todas as dimensões que o constituem. Desse modo, as emoções, um aspecto subjetivo e referente às sensibilidades, tornam-se um mecanismo com o qual tal processo será consolidado. No trabalho docente, a ideia de empresa, seja por meios materiais ou subjetivos, tem redefinido práticas sociais, determinando comportamentos e sensibilidades condizentes com a lógica em foco. Nesse contexto, as emoções parecem servir de suporte a uma realidade marcada por formas de expropriação e apropriação de energias e de sensibilidades, produzindo sujeitos representativos da ordem neoliberal e do processo que esta generaliza.
Bibliografía:
Referências
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SOLÉ, A. A Empresarização do Mundo. (Traduzido). Paris: Le Cherche Midi, 2008.
Palabras clave:
Palavras-chave: Empresarização – Neoliberalismo - Emoções –- Sociologia – Sensibilidades
Resumen de la Ponencia:
En este artículo realizamos una crítica a la comprensión contemporánea de la felicidad en el trabajo; operacionalizando la felicidad a través de siete categorías analíticas, a saber: responsabilidad individual, derecho universal, imperativo cultural, de expresión obligatoria, consumista y competitiva, evidencia de autenticidad y permanente.En el ámbito específico del trabajo la felicidad se ha venido asociando progresivamente con ideas como el éxito y coligando de manera estructural con la imagen del ganador, esto es producto de un ambiente altamente competitivo y consumista, que instrumentaliza la emoción de la felicidad, explota el principio de la responsabilidad individual y nos obliga a ser felices permanentemente.En estas asociaciones existen una serie de complicidades problemáticas. Por un lado niegan las condiciones reales de existencia, especialmente aquellas que debemos considerar en nuestras sociedades altamente desiguales. Tanto en lo que refiere a capacidad adquisitiva, para adquirir servicios y bienes materiales; pero también a la posibilidad de acceder a bienes culturales, es decir al capital social y al capital cultural, además del material. Con esta negación de las condiciones existentes colaboran por un lado todos los supuestos que avalan la meritocracia, así como los postulados del New age, y las propuestas filosóficas y espirituales de Oriente reformuladas y simplificadas en el Occidente del mundo, que promueven la vivencia permanente del presente, la anulación del pasado, borrando así los determinantes históricos, los problemas estructurales que como sociedad, colectivos e individuos, enfrentamos. Adicionalmente estas lógicas hacen que pensemos que todo depende de nuestro esfuerzo individual, de nuestra voluntad y empeño, enfrascando a las personas trabajadoras en una espiral infinita de demandas de alto desempeño, performance y autocontrol.Este artículo detalla la propuesta teórico-metodológica utilizada en el estudio denominado: “Felicidad instrumental en organizaciones cooperativas costarricenses: entre la gestión individualista y el sentido cooperativo”. Que contempló tanto la elaboración de las categorías analíticas, como la construcción teórica de las dimensiones, para luego dar paso a la operacionalización y posteriormente la parametrización. De los procesos operacionales se obtuvieron las preguntas que se incluyeron en el cuestionario, el cual se aplicó a 612 personas trabajadoras, de cuatro organizaciones cooperativas costarricenses. Además del uso de la estadística descriptiva, así como algunas medidas sintéticas que nos permitieron caracterizar la presencia de la felicidad instrumental en estas personas trabajadoras (en términos de sus discursos, prácticas y efectos); para el análisis de la información se atribuyeron puntuaciones a cada una de las opciones de respuesta, para cada uno de los perfiles, permitiendo su comparación.Resumen de la Ponencia:
Muchos de las políticas públicas de incentivo al empleo han devenido en espacios de formación y gestión de posibles proyectos productivos dirigidos específicamente a la fuerza de trabajo “femenina” que intervienen en el espacio productivo/reproductivo. En la presente ponencia abordaremos el caso del programa “Foro de Emprendedoras Mujeres Córdoba (FEMCBA),” realizado por la Secretaría de Equidad y Promoción del Empleo del Gobierno de la provincia de Córdoba. La propuesta aquí es observar la inclusión de trabajadoras en el proceso económico ampliado, analizando el proceso de regulación de sus emociones en el marco de una Sociedad 4.0 reconstruida por los procesos de expansión de la tecnología y lo digital. Para el análisis se utilizará una perspectiva generada a partir de los estudios de los cuerpos y las emociones, también se incluirán teorías con enfoque de género latinoamericanas, aportes críticos de las políticas públicas y su impacto en los procesos de desigualdad social. Como metodología se implementará una propuesta cualitativa basada en entrevistas a beneficiarias/trabajadoras. La propuesta es analizar la presencia en el siglo 21 del trabajo artesanal y su proceso de valorización a partir de una perspectiva de genero; la relación entre contenido de trabajo y identidad y los gastos emocionales que realizan las trabajadoras en la actualidad.Resumen de la Ponencia:
Esta ponencia deriva del plan de trabajo “Percepciones de los/as freelancers sobre su trabajo en tiempos de pandemia. Un análisis desde los servicios informáticos en Rafaela (2021-2022)”, de una Beca Estímulo a las Vocaciones Científicas, financiada por el Consejo Interuniversitario Nacional (Argentina), que tiene origen en el marco del proyecto de investigación “Prácticas y percepciones del mundo del trabajo en el siglo XXI: continuidades, metamorfosis y “nuevos trabajos” en Rafaela, Santa Fe, Argentina (2019-2021)” dirigido por la Dra. Gabriela Vergara, acreditado y financiado por la Universidad Nacional de Rafaela.Desde hace varias décadas, asistimos a la emergencia de un “nuevo capitalismo” que trae aparejada una metamorfosis del mundo del trabajo, actualmente acelerada por la pandemia del covid-19 y mediada por lo digital. Las plataformas digitales dan lugar a nuevos trabajos que tienen aspectos novedosos, que suelen desarrollarse por fuera de las regulaciones existentes para el “trabajo clásico”, y despiertan el interés de quienes estudiamos las ciencias del trabajo. Un ejemplo es la figura del freelance, categoría laboral que deriva de la des-salarización en países de América del Sur (Vergara, 2019) y que se inscribe en el marco de un capitalismo cognitivo donde lo central es el “trabajo inmaterial” para crear valor. El insumo utilizado y más valorado para ello serían las capacidades humanas cognitivas, relacionales, emocionales y lingüísticas (Santos-Ortega y Muñoz-Rodríguez, 2018). El trabajo freelance se caracteriza por la ausencia de un horario de trabajo establecido, por permitir trabajar para más de un cliente, y poder hacerlo desde cualquier parte del mundo. Los rubros en los que más se los/as encuentra son desarrollo web, redacción, fotografía, tecnología de la información, periodismo, marketing y diseño gráfico (Sáez Choquehuanca y Trujillo Flores, 2016).A partir de las experiencias de investigación mencionadas, nos proponemos presentar algunos resultados preliminares acerca de las percepciones que los/as freelancers construyen sobre su trabajo, y las emociones experimentadas a partir de su experiencia corporal como trabajadores/as. Realizaremos un análisis considerando la dimensión pandémica, en términos de continuidades, rupturas y nuevos hallazgos. Para ello, utilizaremos datos recogidos antes de la pandemia y otros que fueron resultado del trabajo de campo realizado en 2021 y 2022. La muestra fue abordada, en todos los casos, mediante entrevistas en profundidad realizadas a través de plataformas como Google Meet y Skype, debido a razones de índole sanitario, y además, porque no todos/as los/as participantes residían en la ciudad de Rafaela. De esta manera, las plataformas nos permiten establecer nuevos horizontes en la investigación social, a tecnología elimina fronteras espacio-temporales, y habilita una interacción “a distancia” (De Sena y Lisdero, 2015) que trastoca lo corporal porque la copresencia tradicional se ve modificada y mediada por imágenes digitales (Peckaitis, 2019).Resumen de la Ponencia:
El “mundo del trabajo” está atravesando un momento “bisagra” en el capitalismo contemporáneo bajo una re-configuración de las relaciones sociales y mediado por las dimensiones económicas, políticas, ambientales y sanitarias.En particular, uno de los factores que más aceleró dichos procesos se vincula a la emergencia de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTICS). La inserción de estas últimas se profundizó en el marco de la emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19 en el año 2020.Entonces, en el marco de un capitalismo que pelea por recomponer sus niveles de ganancias, tiene lugar la implementación de múltiples tecnologías que se proponen modificar condiciones de explotación de los recursos naturales y de la fuerza del trabajo, favorables para la acumulación de “plus-valor”.Lo “novedoso” de este momento transcurre a través de los mecanismos de explotación del trabajo que estas tecnologías posibilitan como dispositivos de seguimiento y control regular de las vidas cotidianas, construyendo modelos paradigmáticos para la organización de la vida de “la-clase-que-vive-del-trabajo”.Una referencia del fenómeno tiene lugar en la “lechería digital” que actualiza la necesidad por comprender qué está ocurriendo en los tambos de la provincia de Córdoba (Argentina) alrededor de la implementación de NTICS.Por mencionar una emergencia vinculada a estos procesos, la introducción de robots de ordeño automático confluyen en la dirección de “reorganizar” la vida y los tiempos de los sujetos del trabajo. Así, un sistema de monitoreo veinticuatro horas al día mantienen en “estado de alerta” al tambero de guardia quién recibe notificaciones en su dispositivo móvil, aún cuando haya “abandonado” su jornada laboral.Una nueva forma de “estar” y “sentir” el trabajo en el tambo brindan los contornos que explican las nuevas morfologías del trabajo digital en el tambo y permiten reflexionar desde algunos disparadores empíricos provocando a las ciencias sociales al debate acerca de qué está ocurriendo con los sentidos del trabajo en ese ámbito.La vinculación entre las herramientas teórico-metodológicas que se articulan desde la sociología de los cuerpos-emociones y la sociología del trabajo prometen aportar hacia una “caja de herramientas” útil para abonar el terreno de la comprensión de las nuevas morfologías que asume el trabajo digital capturando los detalles etnográficos de aquello que los sujetos del trabajo están diciendo.Por ello, serán recuperadas las voces protagonistas de la metamorfosis del trabajo a través de entrevistas semi-estructuradas realizadas a trabajadores de tambos. La selección de los entrevistados se realizará recuperando la construcción de una tipología de tambos según la presencia de NTCIS y las formas de organización del trabajo. Además, se contará con la reflexión de notas de campo realizadas a través de observaciones estructuradas en los tambos.