Resumen de la Ponencia:
La crisis provocada por la expansión de la COVID-19 ocasionó cambios tanto en el mercado laboral como en los hogares al incrementarse las tareas domésticas y de cuidado con motivo del confinamiento. Ahora bien, dichos cambios no afectaron por igual a todas las personas y a todos los países. Como señaló Ulrich Beck, el riesgo es universal pero las consecuencias pueden ser diferentes. El objetivo principal del texto se centra, por una parte, en analizar y comparar, desde una perspectiva de género, el impacto que la pandemia ha ocasionado en mujeres y hombres en tres países del sur de Europa, España, Italia y Portugal, y por otra, en si dicho impacto ha afectado a la desigualdad y a las relaciones de género en el contexto laboral y familiar. La metodología seguida ha sido cuantitativa, analizando datos secundarios de fuentes estadísticas oficiales (Eurostat) vinculados con el mercado laboral, así como datos de encuestas sobre el trabajo realizado en los hogares durante el confinamiento. Los resultados apuntan a que en los tres países considerados la pandemia ha afectado más a las mujeres debido a dos cuestiones enlazadas y que evidencian la desigualdad en las relaciones de género: su mayor vulnerabilidad en el mercado laboral y su mayor responsabilidad en la ejecución de los trabajos domésticos y de cuidado.
Introducción:
La pandemia originada por el SARS, COVID-19 provocó una crisis global con graves impactos económicos, laborales y sociales que alteraron la vida cotidiana de millones de personas (ONU, 2020). A diferencia de la anterior crisis económica iniciada en 2008, la denominada Gran Recesión, el origen de la crisis iniciada en 2020 no es de orden económico o financiero sino sanitario siendo sus consecuencias diferentes al afectar a la actividad productiva y a la movilidad de las personas.
El confinamiento decretado en la gran mayoría de países alteró tanto el mercado laboral como la dinámica de funcionamiento de los hogares, convertidos en lugares de trabajo, cuidado a menores y mayores y conciliación. La tecnología digital se impuso en todas las facetas de la cotidianidad convirtiendo a «la pantalla» en elemento central en las relaciones laborales, educativas, de ocio y consumo, así como de las relaciones sociales y familiares.
Ahora bien, la crisis pandémica no afectó a todos los países ni a todas las personas por igual. Se produjeron diferencias importantes en las consecuencias económicas y laborales en función de la estructura productiva, las ayudas facilitadas por los estados, tanto en ayuda monetaria como en licencias o permisos, los recursos con los que cuentan las familias, su origen social, así como en el sistema de género prevaleciente en cada sociedad.
Si en la crisis anterior fueron los hombres los más afectados, la denominada ‘mancession’ (Alon, et al, 2020), en la crisis sanitaria fueron las mujeres las más aquejadas. Ello se debió fundamentalmente a dos cuestiones: por una parte, al confinamiento en los hogares decretado en los países y, por otra, al haber sido el sector servicios el más castigado por la crisis, sector ampliamente feminizado.
El hogar, ‘espacio ovular’ (Vainello y Caramazza, 2002), se convirtió en centro vital donde se realizaban las actividades diarias que antes se distribuían espaciotemporalmente entre el lugar de trabajo, de ocio, escolar, de consumo, entre otras actividades. Excepto aquellas ocupaciones consideradas como esenciales para el mantenimiento de la sociedad, como la sanidad, las residencias para mayores, el comercio de alimentos o las fuerzas y cuerpos de seguridad, el resto fue cerrado o sustituido por trabajo remoto o teletrabajo.
Ello supuso un incremento importante de actividades en las viviendas. En concreto el trabajo doméstico como cocinar, limpiar, lavar y planchar, y de cuidado recayó fundamentalmente en las mujeres, habituales ejecutoras de dicho trabajo no remunerado afectando consecuentemente a su actividad laboral. Junto a las tareas domésticas, necesarias para la continuidad vital de las personas, se ha añadido la tarea de seguimiento escolar online de las hijas e hijos, al estar cerrado el sistema educativo. En este contexto, la división sexual del trabajo ha emergido evidenciando que la igualdad entre mujeres y hombres todavía no se ha alcanzado (Rubery & Tavora, 2020).
Por otra parte, no todos los estados se han visto igual de afectados por la pandemia ni adoptado medidas similares ni propiciado las mismas ayudas a la ciudadanía (ONU, 2020). Como sucedió en la anterior crisis (Gálvez-Muñoz et al, 2013; Del Boca, 2013; Casaca, 2011; Ferreira, 2013; Karamessini y Rubery, 2013; Alcañiz & Monteiro, 2015), los países del sur de Europa se vieron más afectados tanto en el número de personas contagiadas como en las consecuencias económicas y laborales, debido en parte a ser economías muy dependientes del sector turístico y de servicios. Asimismo, los mecanismos adoptados para hacer frente a la pandemia han sido muy diversos y también las ayudas proporcionadas para empresas en crisis y personas en riesgo de desempleo o situación de pobreza.
En este contexto, la Comisión Europea aprobó el SURE, Support to mitigate unemployment risks in an emergency (2020), instrumento de apoyo temporal para mitigar los riesgos de desempleo en una emergencia al que se destinaron inicialmente 94.300 millones de euros a repartir entre los 27 miembros de la UE. Tiene categoría de bono social (Reglamento UE 2020/672 del Consejo de 19 de mayo 2020) y su finalidad es amortiguar las graves consecuencias sociodemográficas de la crisis derivada de la pandemia.
El presente texto tiene como objetivo analizar las consecuencias de la COVID-19 en la vida laboral y familiar en los países del sur de Europa, España, Italia y Portugal desde la perspectiva de género. Para ello, en primer lugar, se realiza una revisión de las principales aportaciones teóricas sobre el impacto de la pandemia en el empleo y en el cuidado; en segundo lugar, se presentan los objetivos y la metodología; en tercer lugar, se muestran los resultados de dicho impacto, desde una perspectiva cuantitativa basada en el examen de datos estadísticos y de encuestas, y finalmente, se exponen las conclusiones.
Marco teórico y contextual.
Los contextos de crisis alteran la continuidad en la organización social y en la cotidianidad de las personas, si bien éstas no se ven afectadas de la misma manera dando lugar a unos impactos diferentes en mujeres y en hombres. Como decía Ulrich Beck (1998), el riesgo, aunque es universal, no afecta a todas las personas por igual.
La anterior crisis económico-financiera iniciada en los Estados Unidos en 2007 y trasladada posteriormente a la Unión Europea, afectó en un inicio más a los hombres, por ser los sectores más afectados la industria y la construcción, sectores mayoritariamente masculinizados, de ahí que en un principio se hablara de “mancession” y contribuyó a que muchas mujeres inactivas buscaran “cualquier” puesto de trabajo para solventar la economía familiar. Ahora bien, y como consecuencia de la desregulación del mercado laboral con la aprobación de leyes en España, Italia y Portugal[1], las políticas de austeridad y los recortes salariales que afectaron de manera particular a los sectores (feminizados) de educación y sanidad, las mujeres se vieron severamente afectadas por la crisis, incrementando su precariedad en términos generales (Castaño, 2015).
Este contexto de crisis afectó especialmente a los países del sur de Europa que tuvieron que ser rescatados en parte o totalmente, imponiendo la Troika su política de austeridad y de aplicación de principios neoliberales y de reducción del estado de bienestar, ya de por sí reducido (Esping-Andersen, 2010) y en el que su característica principal es el familismo, en alusión a que la familia es el colchón, el estado de bienestar, al que recurren las personas para solucionar sus problemas.
La crisis sanitaria originada por la COVID-19, presenta unas particularidades respecto de la crisis anterior, siendo, también, los países del sur los más afectados por la pandemia, de manera especial España e Italia. Una primera particularidad se sitúa en la situación de confinamiento y de restricciones en la movilidad que condujeron al cierre de muchas actividades consideradas como no esenciales. La segunda, y consecuencia de la anterior, porque el confinamiento llevó a la realización de tareas que anteriormente se realizaban en el exterior, a realizarlas en el interior de los hogares (Eurofound, 2020). Ambas particularidades han afectado más a las mujeres simplemente por cuestión de su sexo evidenciando la permanencia de desigualdades en el contexto de pandemia y visibilizando que las mujeres dedican mucho más tiempo al cuidado de otras personas con motivo del cierre de escuelas e incremento de enfermos/as (ONU, 2020). Una tercera particularidad, ha sido, en contraste con la anterior crisis, la implementación de acciones para mitigar los impactos de la pandemia, medidas que no fueron dirigidas exclusivamente al mercado laboral, sino que también se dirigieron a favorecer el cuidado y la atención familiar. Si bien, aquí también emergió el desempeño tradicional de los roles de género y son las mujeres las que más se acogieron a la utilización de las medidas.
En definitiva, si en la anterior crisis las mujeres se vieron empujadas a salir a trabajar (las que estaban inactivas) en condiciones precarias en cuanto a jornada, temporalidad y salario, siendo los sectores de la sanidad y la educación de los más castigados, en la crisis originada por la pandemia se constató la importancia de estos dos pilares básicos del estado de bienestar al evidenciarse que ambos fueron básicos en el contexto de pandemia, la sanidad de manera presencial y la educación de manera virtual.
El objetivo general del artículo consiste en analizar el impacto ocasionado por la pandemia en la vida laboral y familiar, así como en su articulación, de mujeres y hombres en tres países del sur de Europa, España, Italia y Portugal desde la perspectiva del género.
Los objetivos específicos son los siguientes: a) Examinar los cambios en el mercado laboral y en los hogares relacionados con el empleo/desempleo y el tipo de jornada comparando la realidad de Italia, España y Portugal. b) Mostrar las desigualdades entre mujeres y hombres ocasionadas por la pandemia.
Para abordar los objetivos, se seleccionaron una serie de indicadores considerados explicativos en relación con el impacto provocado por la pandemia en el ámbito laboral y familiar:
Tasa de actividad de mujeres y hombres antes y durante la pandemia.Tasa de empleoTasa de desempleoTasa de empleo a jornada parcialTasa de inactividadSectores afectados por la pandemiaMedidas proporcionadas por los países para mitigar los efectos adversos de la pandemia en lo relacionado con la conciliación de la vida laboral y familiarDiferencias entre mujeres y hombres en el tiempo dedicado a las tareas domésticas y de cuidado.
Las fuentes consultadas para la elaboración de los indicadores proceden de los siguientes organismos oficiales: Oficina estadística europea (Eurostat); Instituto Nacional de Estadística (España, Italia y Portugal); la European Foundation for the improvement of Living and Working Conditions (Eurofound); el European Institut of Gender Equality (EIGE).
Asimismo, se incluyen datos de fuentes secundarias obtenidos mediante la consulta de artículos escritos por investigadoras expertas en esta temática.
El ámbito espacial de estudio son los tres mencionados países del sur europeo, España, Italia y Portugal y el ámbito temporal se limita a los años que han sido afectados por la pandemia, 2020 y 2021, tomando el año 2019 como referente pre-pandemia para comparar resultados.
[1] Ley 3/2012, de medidas urgentes para la Reforma Laboral (España). Ley 92/2012, Reforma Fornero y Ley de Bases de Reforma del Mercado de Trabajo (Jobs Act, 2014) (Italia) y Ley 35/2014 del 20 de junio (Portugal)
Desarrollo:
Crisis sanitaria e impacto en el mercado laboral femenino en los países del sur europeo.
Las crisis siempre originan cambios y discontinuidades en la sociedad y en la vida cotidiana de las personas, si bien éstas no se ven afectadas de la misma manera. La particularidad de la crisis sanitaria es que, además de afectar a la economía y al mercado laboral, aquejó también a la organización social en general y a los hogares en particular. En los puntos siguientes se tratarán las consecuencias de la COVID-19 en el empleo y en los hogares.
Del empleo al desempleo y a la inactividad: las mujeres protagonistas de la crisis
La crisis sanitaria tuvo una consecuencia evidente en el declive económico motivado por el confinamiento en los hogares y el cierre de todas aquellas actividades no consideradas como esenciales, con obvios efectos en el mercado laboral.
Gráfica 1. Tasas de actividad y empleo en España, Italia, Portugal y la Unión Europea (27 países) (16-64 años).
Fuente: Eurostat. Consultado el 24 de agosto de 2021 www.eurostat.eu
Los datos presentados permiten realizar diversas operaciones para comparar el impacto que tuvo la pandemia en la actividad laboral en mujeres y hombres (Fana et al, 2020).
En primer lugar, se compara la actividad laboral de mujeres y hombres en el segundo semestre del año 2019 y del 2020 cuando se inició la pandemia y se aprobaron normativas[1] en los países examinados. El impacto para las mujeres es visiblemente superior: 4,3 puntos en España, 3,8 en Italia y 3,4 en Portugal. El descenso medio de la UE fue de 1,6 puntos. La misma situación se observa en la tasa de empleo. España, es, pues, el país que ostentó una mayor caída en la actividad y en el empleo, siendo las mujeres las más afectadas en lo que respecta a la actividad.
En segundo lugar, se establece la comparación entre el segundo trimestre de 2020 cuando se produjo el confinamiento y el cierre de las actividades no esenciales y el inicio del año 2021. Durante dicho trimestre se produjo una nueva ola de contagios y los estados volvieron a tomar decisiones respecto de la movilidad, si bien no se clausuraron las escuelas ni las actividades no esenciales, pero se pusieron límites horarios, con toques de queda nocturnos, y cierre del sector de restauración.
En lo que concierne a la actividad, se produjeron ligeros incrementos positivos para la UE y para Italia tanto para mujeres como para hombres mientras que España y Portugal experimentaron crecimientos sustanciales respecto del segundo trimestre de 2020: la tasa de actividad de los hombres creció 1,7 puntos en España y 1,5 en Portugal mientras que las mujeres incrementaron su presencia en 3,8 puntos en España y 1,9 en Portugal.
La pandemia afectó en mayor medida la actividad laboral en España, si bien posteriormente se muestra que su recuperación ha sido más acelerada que en los otros dos países, siendo Italia el que queda más rezagado en cuanto a la recuperación.
El desempleo se considera un indicador central para conocer cómo ha impactado la pandemia en el mercado laboral, y si ha afectado de diferente manera a mujeres y a hombres. La gráfica siguiente muestra las diferencias entre los países, sobresaliendo España con una tasa de desempleo distante del resto de países y de la media europea. Este hecho es estructural al mercado laboral español desde hace años.
Gráfica 2.- Tasas de desempleo por país y sexo (%)
Fuente: Eurostat. Consultado el 24 de agosto de 2021 www.eurostat.eu
Los cambios producidos en el desempleo como consecuencia de la pandemia son los siguientes. En primer lugar, se constata el crecimiento en el desempleo en España (1,6 puntos para los hombres y 0,9 para las mujeres) y la caída en Italia y Portugal si se comparan los datos del segundo trimestre de 2019 y el del 2020, con el inicio del confinamiento.
En segundo lugar, la comparación entre 2020 (Q2) y 2021 (Q1), evidencia la continuidad en el crecimiento de la tasa de desempleo, por ser este trimestre tradicionalmente negativo al finalizar la temporada de vacaciones de navidad dada la importancia del turismo en los tres países y al finalizarse muchas de las ayudas prestadas por los estados en los meses más duros de la pandemia. Así, en los países analizados, incluida la Unión Europea (27) se produce un incremento en el desempleo de las mujeres siendo Italia el país con mayor crecimiento (3,2 puntos). Para los hombres, excepto España que mantiene una tasa similar entre 2020 (Q2) y 2021 (Q1), Italia y Portugal incrementan su tasa de desempleo en 2,9 puntos y 1,3 respectivamente.
La inactividad es también un indicador importante en la situación de crisis debido al cierre de la actividad laboral o a la imposibilidad de acudir al lugar de trabajo por tener que hacerse cargo del cuidado de menores, dependientes o mayores. Actividad que tradicionalmente se ha realizado por las mujeres debido al orden patriarcal hegemónico y, si bien, en las últimas décadas se ha reducido sustancialmente al normalizarse el trabajo remunerado en las mujeres, la situación de confinamiento hizo emerger comportamientos anteriores. En los países del sur de Europa, fundamentalmente España e Italia, las mujeres tuvieron una tasa de inactividad superior a la de los hombres por este motivo.
Gráfica 3.- Tasa de inactividad por países y sexo (%)
Fuente: Eurostat. Consultado el 24 de agosto de 2021 www.eurostat.eu
Desde el inicio de la pandemia en 2020, todos los países, incluida la Unión Europea, incrementaron su porcentaje de población inactiva. Entre mujeres y hombres la distancia es de 10 puntos en España, 19 puntos en Italia y 5,3 en Portugal en el segundo trimestre de 2020. Esta distancia se reduce en el primer trimestre de 2021 al descender en los tres países analizados la tasa de inactividad con la incorporación de mujeres y hombres de nuevo al mercado laboral debido a la «nueva normalidad» y la vuelta a la actividad.
Modelos laborales durante el confinamiento: tipo de jornada y ocupaciones feminizadas.
El confinamiento decretado por los estados alteró, por una parte, el tipo de jornada desempeñada, y por otra, ha tenido consecuencias diferentes en los distintos sectores de ocupación ocupados por las mujeres.
La jornada a tiempo parcial es, como apuntan Torns y Recio (2012), un tipo de jornada feminizada, al permitir compaginar la realización de las tareas domésticas y de cuidado con las laborales si bien en los últimos años se ha incrementado también para los hombres, especialmente jóvenes. Además, evidencia una precariedad laboral debido a su menor salario; a las dificultades para promocionar laboralmente; a disponer de menos protección social; y a recibir una menor pensión de jubilación en el futuro.
Gráfica 4.- Jornada a tiempo parcial por país y sexo (%)
Fuente: Eurostat. Consultado el 24 de agosto de 2021 www.eurostat.eu
En términos generales, la jornada a tiempo parcial está feminizada en los tres países si bien se observan diferencias importantes en cuanto a su porcentaje, destacando Italia como país con un mayor número de mujeres con este tipo de jornada, alrededor del 30%, si bien a distancia de países como Países Bajos (75%), Austria (47%), o Suiza (60%). Portugal es el país con menor porcentaje si bien el de mujeres dobla al de los hombres (10 y 5 respectivamente). La gráfica 4 constata dicha tendencia también en situación de pandemia.
La segregación existente en el mercado laboral ha contribuido a que los impactos originados por la pandemia sean diferentes en mujeres y hombres (Alcañiz y Monteiro, 2016). La estructura laboral de los tres países analizados es similar en lo que respecta al mercado laboral femenino predominando las mujeres en las actividades del sector servicios y en concreto en el comercio al por mayor y menor; la hostelería; la educación; la sanidad y los servicios sociales; y el personal doméstico en hogares.
El confinamiento obligatorio decretado en los tres países en marzo de 2020 impactó de diferente manera en los distintos sectores de actividad en función de su consideración de trabajos esenciales (hospitales, servicios sociales, residencias para mayores, sector de la alimentación, y las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado), no esenciales o con posibilidades de trabajar online desde los hogares sector educativo, la administración pública y los diversos servicios administrativos proporcionados por las empresas (Rubery and Tavora, 2020; Fana et al, 2020).
El sector de la hostelería, así como el turismo, que es un sector intensamente feminizado, fue el más afectado descendiendo tres puntos su participación en la población ocupada femenina (INE, 2021). Por el contrario, sectores como la sanidad y los servicios sociales incrementaron su proporción debido a la contratación de más personal para hacer frente a las urgencias originadas por el alto número de ingresados en los hospitales.
El sector educativo, también feminizado, descendió en el 2Q de 2020 con el cierre de los colegios y el traslado de todo el sistema educativo en modo online. Para el 4Q de 2020 y 1Q de 2021, volvió a incrementarse al contratar más personal para los nuevos grupos ‘burbujas’ constituidos para disminuir el número de alumnado en las escuelas evitando situaciones de contagio.
Otro sector que redujo su presencia con motivo del confinamiento fue el sector de ayuda doméstica y de cuidado, recuperado posteriormente con el regreso a la ‘nueva normalidad’. Este sector, muy feminizado, y constituido por un porcentaje alto de mujeres inmigrantes se vio muy afectado por sus características laborales, escasa protección social y entornos desfavorecidos.
Impactos en los hogares: incremento de la doble jornada para las mujeres.
El confinamiento condujo a que actividades anteriormente realizadas en el exterior como el trabajo remunerado, el ocio, el consumo, o las relaciones sociales se tengan que realizar obligatoriamente en el ámbito familiar. A la par, se ha incrementado de manera notable el trabajo doméstico y de cuidados debido al cierre del sistema educativo y de centros de día para personas mayores y dependientes.
Lo anterior ha complicado la conciliación de la vida laboral y familiar al tener que realizarse tareas que con anterioridad a la pandemia se realizaban en ámbitos externos al hogar. Este desempeño, ha evidenciado la desigualdad en la división de las tareas domésticas y de cuidado entre mujeres y hombres visibilizando los malabarismos que en muchas ocasiones se realizan para conciliar ambas actividades (Carrasco, 2003; Alcañiz, Gómez y Sanfélix, 2021).
Las diversas investigaciones y estudios realizados (Eurofound, 2020; Farré et al, 2020; Lagomarsino et al, 2020) muestran una notable diferencia entre mujeres y hombres en lo que atañe a la ejecución de las tareas domésticas y de cuidado. Reflejan que pese a los avances conseguidos en el conjunto de países de la Unión Europea desde los años 90 cuando comenzaron a aprobarse directivas europeas, se está todavía lejos de dedicar el mismo tiempo al trabajo remunerado y al no remunerado por mujeres y hombres indicando que los estereotipos de género están arraigados en la sociedad ocasionando tensiones en el desempeño de los roles.
En el diferente tiempo dedicado a las tareas domésticas y de cuidado por mujeres y hombres intervienen tres variables fundamentales: la situación personal de los hogares; el orden de género (Connell, 2009) prevaleciente en cada sociedad; la particularidad del estado de bienestar en lo referido a las medidas adoptadas para favorecer la conciliación de la vida laboral y familiar; así como la cultura empresarial hegemónica.
En el primer caso se hace referencia a la situación laboral de mujeres y hombres según les haya afectado la pandemia, así como en relación con el número de menores, mayores o dependientes que se tengan que hacer cargo. En términos generales, son las mujeres con criaturas menores de 11 años las más afectadas por la situación de confinamiento (Eurofound, 2020).
En el segundo caso, el orden de género se manifiesta tanto en la participación de mujeres y hombres en el mercado laboral como en horas dedicadas al trabajo doméstico y de cuidado por mujeres y hombres. El siguiente gráfico lo refleja con mayor claridad:
Gráfica 5.- Número de horas semanales antes y después del confinamiento por sexo
Fuente: Farré y González, 2021.
En el tercer caso, se alude a las medidas adoptadas por los diferentes estados para paliar la situación ocasionada por la pandemia en las personas que tienen que cuidar de menores y mayores al estar cerrados el sistema educativo y los centros de día. Si bien todos los países que forman parte de la Unión Europea proveyeron algún tipo de ayuda para empresas y trabajadores/as incluidos en las actividades que se vieron más afectadas por la pandemia, las respuestas proporcionadas por los gobiernos han sido diferentes (Rubery and Tavora, 2020).
Gösta Esping-Andersen (2010) clasificó en la revisión de su conocido libro ‘Los tres estados del bienestar’ a España, Italia y Portugal como pertenecientes al régimen de bienestar mediterráneo, caracterizado por el familismo y la menor protección social ofrecida por los estados, lo cierto es que en el contexto de la pandemia se produjeron diferentes reacciones en los países analizados con respecto a los permisos parentales: en Italia, 15 días pagados para cada progenitor, 50% del salario, o una paga única de 1200 euros. En Portugal, los empleados/as reciben un 66% de su salario (el estado paga la mitad) con un salario mínimo de 635 euros. España es el único país en el que el permiso parental no es retribuido.
El cuarto caso es la cultura empresarial hegemónica, profundamente presencialista y basada en el modelo de ‘devoción al trabajo’, sustentada en la reputación profesional por la dedicación horaria al empleo que ha perjudicado tradicionalmente a las mujeres debido a la doble jornada. La obligatoriedad del teletrabajo para casi la totalidad de los empleos cualificados no ha alterado las bases del modelo de ‘devoción al trabajo’ que se ha trasladado al teletrabajo: la extensión de la jornada laboral 7 días a la semana 24 horas y la falta de desconexión entre tiempos de trabajo y no trabajo que ha provocado la mediación tecnológica que permite, además, un control más eficaz por parte de las personas empleadoras (Cannito & Scavarda, 2020).
[1] RD463/2020 de 14 marzo -España-; Decreto-ley nº 10 A/2020 13 marzo 2020 -Portugal-; y Legislative Decree nº 18, 17 march 2020, Cura Italia -Italia
Conclusiones:
La crisis sanitaria iniciada en marzo 2020 tuvo consecuencias diferentes respecto de anteriores crisis debido a que no afectó exclusivamente a la economía y al mercado laboral, sino que, también, a la organización social y a los hogares. En ambos contextos, empleo y hogar, el impacto para mujeres y hombres ha sido diferente siendo las primeras las más afectadas.
En primer lugar, en lo que respecta al mercado laboral, España, Italia y Portugal han experimentado consecuencias similares al ser el sector servicios el predominante entre las mujeres. El confinamiento implicó la reestructuración de los puestos de trabajo en tres grupos: empleos esenciales que han continuado trabajando de manera presencial (industria, comercio de alimentación, sanidad y servicios sociales y fuerzas y cuerpos de seguridad); empleos no esenciales que se han visto afectados por un ERTE o han dejado de trabajar (centrados en el resto del comercio, lugares de ocio, y turismo; y empleos que han reconvertido su actividad en teletrabajo (educación, administración, información).
Si bien los países analizados tuvieron una caída superior a la media europea en lo que se refiere a la ocupación femenina, fue España el país donde el descenso en la actividad laboral fue mayor (4,3 puntos entre 2019 y 2020), siendo, por el contrario, la recuperación entre 2020 y 2021 más rápida, quedando Italia más rezagada. Este descenso se vio reflejado en el incremento en la tasa de desempleo, también superior en España y en el mayor número de mujeres inactivas, destacando Italia con un aumento de 19 puntos porcentuales, España con 10 y Portugal con 5,3 puntos. Este último país se diferencia de los otros dos por tener unas tasas de actividad femenina similares a los países del norte de la Unión Europea. Las tasas de inactividad aludidas decaen en los tres países al concluir el confinamiento absoluto e iniciarse de nuevo la nueva normalidad, que supuso la vuelta a la actividad.
En segundo lugar, el confinamiento ha tenido una consecuencia trascendental en la organización de la vida familiar y de los hogares. El cuidado de menores, mayores, enfermos y dependientes, así como la realización de las tareas domésticas se ha visto alterada al tener que realizarse dentro del hogar en una cotidianidad anteriormente desconocida. Cuestión que evidenció la división sexual del trabajo y el incremento de tiempo dedicado a su realización tanto para mujeres como para hombres, si bien son las primeras las que más lo han incrementado tal y como se constata en las distintas encuestas sobre usos del tiempo realizadas durante la pandemia.
España, Italia y Portugal fueron clasificados por Esping-Andersen como estados de bienestar mediterráneos en los que predomina la familia como sustituto del estado protector. Esto se ha reflejado en las distintas respuestas que los estados han proporcionado para la conciliación de la vida laboral y familiar y en concreto a los permisos parentales, siendo España el único país que no incluyó la parental leave por motivos de cuidado durante el confinamiento.
Bibliografía:
Alcañiz, Mercedes y Monteiro, Rosa (2015). She-austerity. Precariedad y desigualdad laboral de las mujeres en el Sur de Europa. Convergencia, 23 (72): 39-68.
Alcañiz, Mercedes, Gómez Nicolau, Emma y Sanfélix, Joan (2021). Consecuencias de la COVID-19 en el ámbito laboral y familiar en la Comunidad Valenciana. Una conciliación precaria (pdf sin publicar). www.uji.ui.es
Alon, Titan, Doepke, Mathias, Olmstead-Ramsey, Jane and Michèle Tertilt (2020). The Time it’s different: the role of women’s employment in a pandemic recession. Working paper 27660. National Bureau of Economic Research. Cambridge. www.nber.org/papers/w27660g
Beck, Ulrich (1986). La Sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad. Barcelona: Paidós.
Burgess, Adrienne & Goldman, Rebecca (2021) Lockdown Fathers: the untold story (full report). Contemporary Fathers in the UK series. London: Fatherhood Institute
Cannito, Maddalena, Scavarda, Alice (2020). Childcare and Remote Work during the COVID-19 Pandemic. Ideal Worker Model, Parenthood and Gender Inequalities in Italy. Italian Sociological Review, 10 (3S), 801-820. DOI: 10.13136/isr.v10i3s.399
Carrasco, Cristina (2003). Malabaristas de la vida mujeres, tiempos y trabajos. Barcelona: Icaria.
Casaca, Sara F. y Damiao, Sónia (2011), “Gender (In)equality in the labour market and the Southern European Welfare States” en Gender and Well-being. Addis, Elisabetta; de Villota, Paloma; Degavre, Florence and Eriksen, John. Londres: Ashgate
Castaño, Cecilia (dir) (2015). Las mujeres en la Gran Recesión. Políticas de austeridad, reformas estructurales y retroceso en la igualdad de género. Madrid. Ed Cátedra.
Connell, Raewyn (2009) Gender. In World Perspective. Cambridge: Polity Press.
Corbetta, P. (2003). Metodología y técnicas de investigación social. Mcgraw-hill.
Del Boca, D., Oggero, N., Profeta, P., Rossi, M., 2020. Women’s Work, Housework and Childcare, Before and During COVID-19. IZA Discussion Paper No. 13409.
Esping-Andersen, Gosta y Palier, Bruno (2010), Los tres grandes retos del Estado de bienestar, Barcelona: Ariel.
Eurofound (2020). Living, working and COVID-19. Luxemburgo: Publications Office of the European Union.
Fana, M. Tolan, S. Torrejón, S. Uri Brancati, C y Fernánde Macías, E (2020), The COVID confinament measures and EU Labour markets. JRC Technical Reports. Publications office of the European Union. Luxenburg.
Farré, L., Fawaz, Y., González, L., Graves, J., 2020. How the COVID-19 Lockdown Affected Gender Inequality in Paid and Unpaid Work in Spain. IZA Discussion Paper No. 13434.
Ferreira, Virgínia (2013), “Employment and Austerity: changing welfare and gender regimes in Portugal”, in Karamessini y Rubery (2013) op cit., 207-227
Gálvez-Muñoz, Lina, Rodriguez-Madroño, Paula y Addabbo, Tindara (2013), The impact of European austerity policy of Women’s work in Southern Europe, Módena: DEMB Working Papers Series 18.
Karamessini, Maria y Rubery, Jill (2013) (orgs), Women and austerity. The economic crisis and the future for gender equality, London: Routledge
Lagomarsino, Francesca; Coppola, Ilaria; Parisi, Rosa and Rania, Nadia (2020) Care Tasks and New Routines for Italian Families during the COVID-19 Pandemic: Perspectives from Women. Italian Sociological Review, 10 (3S), 847-868. DOI: 10.13136/isr.v10i3s.401
Mangiavacchia, Lucia; Piccolic, Luca & Pieronia, Luca (2021) Fathers matter: Intrahousehold responsibilities and children's wellbeing during the COVID-19 lockdown in Italy. Economics and Human Biology, 42 (2021) 101016
ONU (2020). The impact of COVID-19 on women.
Rubery, Jill & Tavora, Isabel (2020). The Covid-19 crisis and gender equality: risks and opportunities en Banhercke, Bart, Spasova, Slavina and Boris Fronteddu State policy in the European Union: state of play 2020. Bruselas: OSE. ETUI.
Torns, Teresa y Carolina Recio (2012). Las desigualdades de género en el mercado de trabajo. Revista de Economía crítica nº 14, pp 178-202
Vianello, Mino y Caramazza, Elena (2002). Género, espacio y poder. Por una crítica de las Ciencias políticas. Madrid: Cátedra.
Palabras clave:
Palabras clave: COVID, desigualdad, sur de Europa, mercado laboral, cuidados