Resumen de la Ponencia:
El trabajado problematiza sobre diversos hallazgos al trabajar con hombres que deciden parar su violencia en grupos de reflexión. En primer lugar se problematiza teórica y metodológicamente sobre las implicaciones epistemológicas y metodológicas del trabajo de intervención con hombres en los Programas “Hombres Renunciando a Su Violencia”, “Caminando Hacia la Equidad”, el “Programa de Reeducación” de la Secretaría de Salud de México y “Nuevas Habilidades para los Hombres”, y su diferencia con los llamados estudios de las masculinidades en América Latina. Se proponen aportes relevantes de éstas metodologías para la atención a la violencia contra las mujeres, la perspectiva de género y las ciencias sociales en general, opuestas a los estudios de las masculinidades que sostienen una posturas euro y androcéntrica. En segundo lugar se reflexiona sobre el dispositivo denominado “grupos de reflexión de hombres” -común a todos los programas arriba señalados- como espacios situados donde se construyen saberes de hombres. Sostengo que con base al análisis de las experiencias de opresión de los usuarios se puede problematizar cómo funciona la cosmovisión de los sujetos con poder y su relación con las identidades masculina, blanca, burguesa, adulta, heterosexual, y otras con posiciones jerárquicas. Se presenta las características de éstas cosmovisiones en los hombres.En tercer lugar, se sostiene que los saberes generados en dichos grupos permiten comprender las estrategias de dominación no sólo por motivos de género, sino también los de raza, edad, clase social, orientación sexual, etc. Al dialogar sobre la opresión con los hombres se comprenden los procesos de reproducción, resistencia y cambio a los mandatos que demandan el abuso. De esto, se propone que pueden vislumbrarse al menos tres epistemologías vinculadas a una ontología, una axiología y una metodología que perpetúa o cambia el ejercicio del poder de estos sujetos. Propongo denominar a estos saberes como tres epistemologías: la epistemología de la opresión, la epistemología de la resistencia y finalmente la epistemología de "lo nuevo”. Considero que éstas no sólo reflejan la construcción de conocimientos y estrategias de los hombres en su proceso de opresión, resistencia y cambio; sino además, que estos saberes reflejan la lógica de la cultura y las instituciones que avalan el poder de dichos sujetos.Concluyo problematizando sobre diversos aspectos de la intervención con hombres y su conexión con la teoría social de género y decolonial. Particularmente, la importancia de problematizar y formular una teoría social de la opresión situada en sujetos, contextos con perspectiva feminista, decolonial e interseccional. En segundo problematizo sobre el lugar de las estrategias y métodos de intervención idóneos para trabajar con culturas, instituciones y sujetos que avalen y reproduzcan las opresiones. Finalmente, comento la relevancia de esforzarse teóricamente para elaborar posturas epistemológicas lejos de los eurocentrismos y androcentrismos.Resumen de la Ponencia:
El trabajo da cuenta del análisis de la violencia por razones de género desde la teoría de la interseccionalidad. Se hace hincapié de la necesidad de incluir las categorías de clase social, sexo, etnia, raza, ciudadanía, edad, situación de salud, situación de discapacidad; conceptos que permiten observar otras formas de desiguladad que generan violencias: exclusión, discriminación, estigma, opresión, racismo, clasismo y dominación. Objetivos: Identificar otras formas de desigualdad y de opresión en el fenómeno de la violencia por razones de género desde la interseccionalidad. Metodología: En 2019 se realizó un taller con estudiantes mujeres de Ciencias Sociales para identificar y reflexionar las violencias en las trayectorias de vida. Estudio cualitativo, dialógico y participativo, se utilizó el grupo de discusión, la narración de testimonios y la escritura de la experiencia. Resultados: Se escribieron 79 testimonios, se agruparon en categorías de análisis con base a los espacios de ocurrencia (la calle, el aula de clases, el consultorio, el trabajo, la escuela, el hogar, la fiesta, el transporte público), se identificaron otras formas de violencia y desigualdad relacionadas con la edad, la clase social, el sexo, y el color de piel. Conclusiones: Incluir la interseccionalidad en el análisis de las violencias implica ampliar la perspectiva del fenómeno y permite plantearnos preguntas distintas; dejar de ver el fenómeno de la violencia por razón de género como un asunto individual, privado, psicológista y apolítico. La interseccionalidad interpela al sistema heteropatriarcal, y lo ubica como la principal causa de la violencia contra las mujeres. Este trabajo es un diálogo desde las Ciencias Sociales que permite abrir otras discusiones y profundizar en las intersecciones desde las instituciones educativas.
Introducción:
El gran problema es la verdad. Lo intuimos pero nos negamos a aceptar las conclusiones que nos llevarían a pensar en sus efectos. Podemos ver la figura borrosa del Patriarca, lo reverenciamos y callamos, al mismo tiempo. Nuestra vida sería imposible si no creyéramos en ella, de ahí que las mentes más brillantes de la humanidad le hayan dedicado toda una vida para establecer su, o sus condiciones, de existencia. Llevar una vida auténtica, tenerla, ser puntual en las normas que la regulan, no parece haber un problema, al contrario, vemos una especie de consagración tenerla, para el caso que nos entretiene es el hombre poseído por esa otra abstracción igual de poderosa: el amor. Para un hombre, ahora macho, enuncia la desesperación de no poseer absolutamente el objeto de sus deseos y la asesina: Mía o de nadie, aparecen al mismo tiempo la ley universal y la acción. De ese sujeto, atado con desesperación a su objeto de veneración, solo algunos, pueden ceder a su acto, lo hizo por amor entonces las leyes deberían… y así se establecen reglas para evaluar su crimen pasional. La Verdad ahí está, es una presencia que nos parece ausencia, la advertimos cuando, para nosotres, de una manera inesperada actuamos y la acción que llevamos a cabo nos sorprende. En el instante maravilloso de la epifanía podemos ver del otro lado del mundo. Entonces nos parece que hemos desvelado algo esencial del Universo, y eso que entrevemos nos escandaliza por lo que creemos que tiene de verdadero, es decir, vemos que detrás de la verdad se esconde otra verdad, entendemos entonces que es posible multiplicar las verdades hasta la locura, caemos en la cuenta de lo posible, y al mismo tiempo de lo imposible de esa empresa, imposible para nosotres claro. Y entonces pensamos cómo oponer resistencia a una ley universal, dudar de ella es caer en la herejía, en los riesgos de ser exiliados del mundo de los hombres. Actuamos porque así lo manda.
Imponer una verdad, ese es el privilegio del amo. Cumplirla, es el deber del subalterno, está obligado a seguirla, si no es así será castigado de múltiples y, variadas maneras. Debemos aclarar el uso de ese concepto: amo. Representa simbólicamente al Padre, a las elites, a la verdad consagrada, al canon, al estereotipo… La verdad del amo es todo aquello que nos gobierna, todo aquello que se nos impone de maneras evidentes, ocultas, conscientes, inconscientes, legales, ilegales, de formas legítimas o ilegítimas. Lo cierto es que esas verdades nos llegan ya construidas, hechas, terminadas, concluidas, y nosotros, y aquí este pronombre designa a los subalternos, nosotros debemos actuarlas de la forma más precisa posible. No importa que esas verdades nos dejen mudes, desnudes, frente a todo aquello que, antes de que nos hubieran sido revelados sus efectos políticos, emocionales, eróticos, éticos, todas las cosas y todas las acciones a las que señalaban nos parecían naturales, legítimas y eternas; pero, saber que ha existido, que existe una verdad, dejemos de lado las otras posibles verdades, centrémonos en una antigua, presente y ubicua, que es la que ha dominado a unos seres sobre otras, que ha respaldado saberes, palabras, discursos y, sobre todo, acciones de violencias generizadas que siempre han jugado, que juegan, a favor de los cuerpos masculinizados, esas grandes violencias, y las otras, las que casi no se perciben -las microviolencias-, pero que justifican a las mayores, deberían advertir a nuestra conciencia de que algo no está bien en esas verdades que nos han dominado.
Debemos aceptar, porque intuimos a medias de qué se trata, que una característica de ese Hombre Universal, que es el que enuncia La Verdad, para algunos es un dios, para otros una figura abstracta que representa lo justo y necesario, a otros se le aparece bajo el emblema del estereotipo, de un ideal, como esas imágenes que aparecen en la pantalla del cine, hombres generalmente blancos, rudos, valientes, seguros de sí mismos, mujeriegos y, sobre todo, que no le temen a la violencia, ni al asesinato de criminales o inocentes, no temen a nada porque ellos encarnan el ideal del Macho. Actúan, hacen, imponen al mundo su idea de mundo, si lo reducimos a sus elementos más simples, es el uso de la violencia en contra de todos los cuerpos tercerizados. Al Hombre Universal lo vemos y lo santificamos, nos rendimos ante sus representantes como si fueran una imagen sacra, un santo al que habrá que rendirle pleitesía, sumisión. Lo extraño, ya lo dijimos, es que el hombre universal no lo sea. Solo es esa voz que advierte, norma, regula, manda, ordena, y sus efectos inmediatos son la obediencia y la conformidad. En ese momento caemos en la cuenta que ha aparecido fenoménicamente el Ser o, su emisario degradado.
Y ese Hombre Universal, que aparece en libros sagrados, en películas, en la literatura, en las telenovelas, en la familia, en los vecinos, en nosotres, que lo podemos ver, aún más degradado, acosando en las calles, en los colectivos, en las oficinas, violando en la intimidad de las casas, en la oscuridad de la noche, asesinando por amor, por odio, por indiferencia, porque sí, porque puede…ese Hombre Universal al que admiramos por su principal defecto, porque es un macho, se nos ha impuesto como si hubiera nacido de la misma manera que las bestias y las plantas, es decir, que es el producto perfecto de la naturaleza, y no de una cultura centrada en el Patriarca: es un macho, un fifas, un lobo jaspeado, un líder, el líder de la manada, un machirulo… Otra de sus características, y que nos llega con el peso de los siglos es que, para hablar de la humanidad toda, es necesario, imprescindible, hablar de El Hombre, pues ya este hombre universal -ahora lo ponemos en minúsculas-, contenía a la humanidad completa pero solo en lo que se ha imaginado como perfección: blanco, racional, heterosexual, con poder y riqueza, con voluntad para imponerse sobre los demás…, ahí entra cualquiera, a condición de que olvide sus deficiencias y, por supuesto ese representante de toda la humanidad, contenía, contiene, a todas las mujeres del mundo; creíamos con que ese pronombre habla y nos contiene a todes.
Aclarando los términos de la relación entre un amo y un esclavo o, para no herir las susceptibilidades de algún demócrata a ultranza, entre un empleador y un trabajador, un jefe y un empleado, un patrón y un obrero o, un hombre y una mujer o, un marido y una esposa, todas estas figuras se encuentran consagradas, legitimadas de una o de otra manera, en nuestra cotidianidad, todas hasta este momento, son universales, lo que no es poca cosa. Son esas inercias sociales sostenidas por la voluntad, la ignorancia y los privilegios que nos entregan, que van acompañadas del cálculo y la zafiedad, las que nos permiten no sólo reproducir las violencias que van contra nosotres, sino que nos apropiamos de ellas como si fueran nuestra legítima herencia, las reproducimos y la usamos en contra de la mayoría de la población del mundo, es decir, contra todas las mujeres, y eso lo tomamos como una evidencia más de nuestra superioridad de machos. Es verdadera nuestra superioridad porque la violencia que usamos en contra de las mujeres así lo demuestra cotidianamente. Advertimos no sólo la falsedad del argumento, sino todo lo que contiene de irracional y bárbaro.
Pero ¿Cómo se ha sostenido esa aparente superioridad de un cuerpo, de unos cuerpos sobre otros? Ha sido una construcción que le ha llevado a nuestra cultura siglos, y aquí decir nuestra cultura tiene el peso de la ironía, es claro que no es nuestra, se nos impone de manera tiránica, y hacemos uso de ella porque no tenemos alternativa y, además porque nos concede privilegios. El sedimento, para los hombres y las mujeres ordinarios, ordinarias, se ha concretado en un par de símbolos que parecen transparentes pero que ocultan tras de sí toda una mitología que cubre, arropa, resguarda, una jerarquía corporal que nos parece universal y necesaria: la existencia de cuerpos diferenciados, jerarquizados, según posean o no, pene.
Aquí lo decisivo son los cuerpos sexualizados. El hombre es azul, la mujer rosa, es claro que el color define, de una vez y para siempre, las cualidades de los cuerpos coloreados, el azul representa la fuerza, la voluntad, la acción, la luz y la razón… el rosa es un color deficiente, inacabado, significa resignación, pasión, entrega, son cuerpos incapaces de razón, débiles… todo lo anterior se ha construido con los siglos, que ya son milenios, y que han establecido una economía que parece eterna, de intercambios sexo-afectivos entre esos cuerpos, aquí el azul es el segundo dentro de la escala y la creación divina, Dios es el primero y el único, a él le sigue de manera cercana, un cuerpo cualitativamente diferente, si El Hombre -de nuevo son imprescindibles las mayúsculas- fue hecho a imagen y semejanza de Dios, la mujer -en minúsculas- es tan solo un fragmento -ni siquiera el más esencial del cuerpo masculino porque podemos vivir sin una costilla, o con dos, tal vez con seis costillas menos-, de una costilla de El Hombre, no hay que olvidar que las bestias y las plantas ya estaban en el Jardín del Edén, fue así porque Dios en su perfección no imagino un cuerpo imperfecto, la mujer -de nuevo con minúsculas-, fue la última en llegar… y sigue siendo la última… y fue creada solo para servir a El Hombre, la cultura occidental ha seguido con precisión ese mandato que cree divino y eterno. Por su parte, los fifas, los machirulos, toda su bárbara descendencia, aprovechan esa jerarquía que los beneficia cotidianamente. Esa es una de tantas diferencias artificiales que nos han convencido de la superioridad del cuerpo masculino sobre el femenino. Es evidente que la diferenciación entre hombres y mujeres no se queda únicamente en la diferenciación somática, ni en el sometimiento físico, legal, biológico, histórico, de los cuerpos femeninos, feminizados, generizados, va mucho más allá de esto: violencia. Ellas, todas las mujeres, nacen con el estigma de su inferioridad, y si no lo reconocen, siempre habrá un fifas que les recuerde el mandato divino, el mandato social, el mandato histórico, biológico, político, científico.
El tema que aquí nos preocupa es que los testimonios que le dan sentido al texto todos pasan, sin excepción, por ese abuso, por esas violencias que intentan apropiarse como sea, del cuerpo femenino. La idea que le dio forma al grupo de trabajo no tenía la consistencia de la verdad; al principio nos preocupaban las relaciones desiguales que existen entre hombres y mujeres, queríamos repensar aún dentro de las claves feministas tradicionales pero, en algún momento, se presentó en toda su brutalidad las grandes y las mínimas violencias a que la mujer, en general, se ve sometida desde su mismo nacimiento. Fue así que, del camino previsto nada queda, nos superaron los testimonios de ellas. El grupo de reflexión y análisis lo componían cuatro mujeres y, a un lado de ellas, dos hombres. Hasta ese momento aparecía cierta forma de conocimiento que era más propia de la intuición que de la razón. No era suficiente, teníamos que avanzar no sólo en el relato testimonial, sino que nos vimos obligades a reflexionar sobre ese acto centenario y fundacional sobre el que se ha construido la diferencia.
Por lo anterior se propone para el análisis, la teoría de la interseccionalidad que hace hincapié en otras formas de desigualdad que generan violencias y que permite plantear preguntas distintas. Como apuntamos más arriba, dos son los aspectos centrales que permiten la existencia de la violencia y del acoso sexual, el primero de ellos es la cultura machista, que ha convertido, de manera preferente a las mujeres y, a las minorías sexuales, en el objeto de su violencia y, en segundo lugar, las diferencias de poder que se dan, para el caso nuestro, en la vida cotidiana en tiempos de confinamiento por el COVID 19.
Desarrollo:
La vida cotidiana en la pandemia de COVID 19
Cuando lo que conocemos como vida cotidiana, se ve interrumpida de una manera inesperada y abrupta, entran al mundo los monstruos que la razón engendra cuando duerme; en un texto que apareció en los primeros días de marzo, de este año, podemos dar cuenta de los ensueños que se despertaron cuando llegó la noticia de que el COVID-19 había llegado a Europa. Nos resulta extraño leer a autores, que tienen prestigio mundial, olvidando de una manera palpable la realidad para mostrar la persona ordinaria que ve al mundo de una manera casi elemental, primaria; de la persona que experimenta la realidad tal como le llega, sin mediaciones, más que al intelectual que intenta interpretarla. La ruptura dramática y, repentina, de lo que antes se conocía como vida cotidiana, ha dado pie para que las visiones más fantásticas o irracionales cobren verosimilitud. Les científicos sociales, cuando abandonan la mirada crítica, al igual que el ciudadano promedio, están en manos de la imaginación, llegan desnudos al fenómeno, sin herramientas teóricas y sin la actitud necesaria para analizar lo que nos toma por sorpresa, entonces ven todo aquello que se nos escapa a la normalidad y a la monotonía, dentro de otros planos en lo que no cabe la interpretación cuando el mundo era normal. Entonces todo se coloca dentro del plano de lo posible, por lo tanto no es factible de ser analizado por las coordenadas establecidas por la ciencia y, aquí entran en juego las filias o las fobias del autor, caso más recurrente, puede ser analizado desde lo anormal, o desde la singularidad (cfr. Bauman: 1989) es decir, desde lo que no tiene parámetros para ser juzgado. Lo maravilloso entra al universo conocido y lo confunde; en este momento nos encontramos frente a la ruptura de lo que era nuestra cotidianidad y, frente al azoro que esto causa. Y es en este momento en que a algunes autores no les queda más recurso que acudir al ensueño de un mundo posible o, resguardarse en la imaginación responsable, dejar de lado los sueños y las utopías para tratar de ver con los ojos de la razón lo que está sucediendo allá afuera pero, esto no es lo normal dentro de este momento anormal, de una manera extraña nos damos cuenta que, después de jugar el juego que el capitalismo, en su versión actualizada el posmodernismo y el neoliberalismo, nos impusieron, al final de la guerra fría (1989), ha terminado por sedimentar la idea de otra realidad posible y, lo que ahora parece estar en boga se ha concretado en las visiones de un mundo distópico.
Es en este sentido que durante las primeras semanas de la aparición del virus algunos intelectuales trataron de visualizar los efectos que tendría a escala planetaria, en ese momento lo único que tenían para analizarlo eran referencias vagas, instrumentos de análisis que no permitían ver lo que en realidad estaba sucediendo o, peor aún, sus convicciones ideológicas los arrastraron por caminos extraños y, para este caso, la ideología, la imaginación o, la salida fácil, vinieron a duplicar sus deficiencias. Durante los primeros días aparecieron por todos lados versiones razonables al lado de otras que superan la ficción; en todo caso, unas y otras trataban de hacer accesible a nuestra comprensión el fenómeno que a todo el mundo tomó por sorpresa. Hubo abusos, como los del epígrafe, y otros que no están muy lejos de ese tipo de reflexión. Parece que la aparición de la COVID-19 dio motivos para la aparición de otra pandemia, la pandemia de la imaginación y el futurismo, fue como si los analistas o, intelectuales, quisieran ganar la carrera de la predicción. En un texto que se publicó de manera temprana, en marzo del 2020, cuando todavía se sabía poco sobre los efectos que tendría el virus sobre los estados nación y sobre la población, varios autores se dieron cita en el libro: Sopa de Wuhan (2020), es cierto que no son ensayos propiamente lo que ahí aparece, lo que nos obliga a leerlos con cierta distancia crítica, son apenas reflexiones marginales y, algunas fantásticas, sobre lo que podría suceder en el mundo durante y, después de la pandemia pero, no podemos dejar pasar de lado que ahí escriben autores que tienen peso en la opinión pública internacional. Es infrecuente encontrar a los intelectuales en falta, son meticulosos y, algunos esconden su pensamiento elemental bajo una palabrería confusa, llenando sus textos con citas con otros autores reconocidos. La pandemia a todes les tomó en falta, estaban obligades a pensar y a escribir sin tener un antecedente o, a pensar desde la originalidad y la imaginación; es en este intersticio que abrió el COVID-19 que podemos dar cuenta de la profundidad o, superficialidad, de su pensamiento.
A manera de metodología
Entre los meses de febrero a agosto del año del 2019, llevamos a cabo un taller de reflexión sobre la violencia en contra de mujeres y de minorías sexuales, con alumnes de las carreras de Trabajo Social, y de Estudios Políticos. La invitación al taller se realizó en el aula de clases. Las sesiones se llevaron a cabo una vez por semana con duración de dos horas con diez participantes al principio y al final seis. Al hablar de experiencias tan íntimas y dolorosas como el acoso y hostigamiento sexual fue necesario trabajar con una metodología cualitativa participativa dialógica. En la primera etapa del taller se propuso la técnica de grupos focales con el tema de acoso y hostigamiento sexual. En un segundo momento se trabajó con el método testimonial biográfico focalizado en experiencias de violencias. En un tercer momento se hizo un ejercicio de construcción, a través de la escritura, donde se describieron de manera detallada los testimonios de acoso, violencia y hostigamiento sexual. En la etapa final se trabajó en la revisión y corrección de los testimonios y se organizaron las historias por temas según el espacio donde sucedieron las violencias (vía pública, transporte público, hogar, fiesta, escuela, trabajo, consultorio). Es importante señalar que fue un ejercicio de reflexión crítica, de descubrimiento y de identificación de las violencias. Fue necesario también un trabajo de acompañamiento con las y los estudiantes por el tipo de vivencias que se socializaron.
La interseccionalidad de género
El enfoque de la interseccionalidad propuesto por Crenshaw, ha posibilitado el reconocimiento de los procesos complejos generadores de desigualdades ya que ha puesto de manifiesto que estas se generan en las intersecciones entre “género, orientación sexual, etnia, religión, origen nacional, (dis) capacidad y situación socioeconómica, que se constituyen uno a otro dinámicamente en el tiempo y en el espacio” (La Barbera, 2015, p.106). Crenshaw (1991) refiere que “existen intersecciones que afectan las vidas de las mujeres de maneras que no pueden ser comprendidas si se observan por separado dimensiones como el género y la raza”. La interseccionalidad es una herramienta que resulta útil para localizar las discriminaciones que ocurren en la cotidianidad produciendo la marginación femenina tanto en la vida privada como en la pública. Para Golubov (2016) “cuando incorporamos a la interseccionalidad a una investigación debemos preguntarnos cuándo, dónde y de qué manera resultan relevantes las diferencias e identificar cuándo lo son”. Autoras como Garzón afirman que el concepto de interseccionalidad permite “no sólo mirar cómo las desigualdades de género se instauran en los cuerpos y las prácticas, sino también cómo estas se insertan en otros entramados de relaciones de poder que configuran las relaciones de formas múltiples” (Garzón, 2018, p.10). Para Golubov, este concepto permite reconocer las interacciones antes mencionadas en diferentes categorías analíticas:
En la experiencia individual y la vida privada; dentro y entre grupos sociales; en instituciones, organizaciones y los discursos que en ellos circulan y los justifican; en representaciones culturales y políticas públicas, así como en la sistematicidad de esos cruces; en los mecanismos por medio de los cuales se forman y perpetúan las clasificaciones de las personas y los grupos sociales; en los regímenes de desigualdad; en quienes se benefician de la exclusión de ciertos grupos; en la manera en que se distribuyen los recursos (simbólicos, materiales), y cuándo y dónde se intersectan dos o más vectores de la discriminación. (Golubov, 2016, p.205).
Raquel Guzmán y María Luisa Jiménez (2015) demuestran que “el marco interseccional contribuye a ampliar la mirada hacia otras formas de violencia que padecen y enfrentan las mujeres, más allá de las más visibilizadas y problematizadas, legal, mediática y socialmente y que afectan a colectivos altamente vulnerables, como consecuencia de discriminaciones y desigualdades múltiples”. Por ejemplo, violencias ligadas a condición de inmigrante, etnia, edad, clase social, identidad sexual (p. 605).
Conclusiones:
Lo primero que surgió, de estas reflexiones, fue la casi absoluta libertad de que gozan los acosadores. El segundo factor que apareció fue la incapacidad de las mujeres, de clasificar, o conceptualizar, los diversos tipos de violencias a que se vieron sometidas. Y, por último, existía en todas, dos ideas dominantes que impidieron la denuncia: el miedo al perpetrador y la inutilidad de llevar a juicio al acosador. En este caso concreto, en los testimonios, solo aparecieron varones en el papel de violentadores. Uno de los principales hallazgos fue la naturalización de las mujeres con relación a los eventos violentos en la trayectoria de vida, la aparición de la violencia a temprana edad, la dificultad para identificar, nombrar y sobre todo denunciar la violencia y a los acosadores.
Con relación a la utilidad de la interseccionalidad en el análisis de las violencias nos dimos cuenta que las categorías de clase social, poder, género, identidad sexual, edad, raza, etnia, discapacidad nos permitieron plantear las siguientes preguntas en contextos de pandemia:
¿Quiénes son las mujeres que sí pueden quedarse en casa? ¿Quiénes son las mujeres que sufrieron el aumento de la violencia, las que salen a trabajar, las que tienen un sueldo seguro y pueden quedarse en casa, las desempleadas? ¿Qué mujeres, que sufren violencia, no aparecen en las estadísticas? ¿Quiénes son las mujeres que no denuncian? ¿Qué dificultades presentan las mujeres para denunciar? ¿A qué clase social pertenecen las mujeres que denuncian? ¿Qué dificultades enfrentan las mujeres para el acceso a la justicia? ¿Quiénes enfrentan mayor dificultad, las de clase baja o las de clase media y alta? ¿Existe revictimización institucional en casos de violencia de género? ¿Por qué en cualquier desastre o catástrofe las mujeres y las niñas son las más afectadas por la violencia? ¿Por qué aumentaron los embarazos en adolescentes? ¿Aumentó la violencia reproductiva en las mujeres?
¿Quiénes sufrieron mayor desempleo, los hombres o las mujeres? ¿Quiénes dejaron de tener acceso a la salud, las mujeres de clase media o las mujeres en situación precaria? ¿Qué pasó con las trabajadoras domésticas en el encierro? ¿Qué pasa con las mujeres en situación de discapacidad que viven violencia? Es un hecho que la violencia por razón de género sucedió en tiempos de pandemia, ha sido un continuo en la trayectoria de vida de las mujeres. El sistema patriarcal ha estado presente, en pandemia y sin pandemia. La condición de desigualdad de poder de las mujeres está presente con el confinamiento y sin él.
Este trabajo termina con más preguntas que respuestas, interrogantes que permiten abrir un diálogo distinto, crítico que nos puede llevar a discusiones pertinentes. Se sabe de esas violencias sistémicas que permiten que una mayoría de la población padezca la injusticia de una minoría, y el sentido irónico de la frase no lo podemos dejar escapar, pero a un lado y enriqueciendo, se le suman esas pequeñas violencias que dan la impresión que no vulneran, que no desgasta no solo los cuerpos y las emociones, sino que van más allá y terminan configurando a un ser que se nos presenta a la mirada unas veces como negativo, otras como una especie de otredad absoluta y, generalmente se nos muestra como un sujeto disponible para ejercer o imponer nuestra sexualidad, nuestra lascivia, en ocasiones nuestras utopías o ensueños pero, y esto es lo esencial, el cuerpo de la mujer, así en abstracto, se ha configurado como un ser-disponible-para-el-hombre. Tenemos que aceptar ese hecho indudable, hasta ahora el universo es masculino: la ciencia, el arte, la religión, la política, la arquitectura, la vida pública... están hechos a la medida del hombre. Es claro que ese hombre no es todos los hombres pero, hasta el más desdichado y menesteroso tendrá a un lado un cuerpo femenino sobre el que cebar sus frustraciones.
Bibliografía:
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Palabras clave:
Violencia, género y pandemia
Resumen de la Ponencia:
Las ideas feministas han ganando terreno en distintos ámbitos de la vida cotidiana en los último diez años. Desde distintos lugares, como los movimientos de mujeres y disidencias, organizaciones de la sociedad civil, organismos estatales y supraestatales, medios de comunicación tradicionales y redes digitales, innumerables prácticas tradicionales se pusieron en la discusión pública. En este proceso se han problematizado y transformado ideas y prácticas de la vida cotidiana, entre ellas las maneras de seducir y relacionarse de manera afectiva. La visibilización del acoso y la violencia contra mujeres expresada en movimientos como el Me Too a nivel internacional y el Ni una menos a nivel local, provocaron que las relaciones de género adquirieran centralidad pública.En este contexto las ideas y prácticas tradicionales relativas al cortejo heterosexual coexisten con nuevos discursos y sensibilidades acerca de los vínculos sexo-afectivos. El mandato de que el varón tome la iniciativa e insista para el cortejo no perdió vigencia, pero se vio modificado por el repudio social al acoso sexual. Entre viejos mandatos y nuevas normas sociales que aun no sedimentaron, el cortejo heterosexual es objeto de distintas pedagogías –las tradicionales, las de distintas vertientes feministas, las de reacción (backlash) anti-feminista– , contradictorias entre sí, que lo convierten en un terreno en disputa.En esta ponencia analizaremos las pedagogías sobre el cortejo heterosexual en algunos canales de Youtube dedicados a la temática, algunos de ellos representantes de escuelas de seducción que ofrecen servicios de coaching. Aludiremos a este universo como expertos en seducción, para significar que se trata de discursos que invocan a diferentes ciencias (psicología, sociología y biología). Estos saberes suelen aludir también a la psicología evolutiva y a la programación neurolinguística como presunto basamento científico. Los destinatarios son varones heterosexuales de distintas edades y países de habla hispana.Empleamos una metodología cualitativa y utilizamos la Teoría Fundamentada como principal método para procesar y analizar la información. Para el muestreo inicial de discursos se seleccionaron los canales de Youtube denominados Netkaizen, juega tu juego y Levantart, por estar entre los de mayor relevancia en América Latina en cuanto a número de suscriptores y visitas. Analizamos las maneras de concebir la atracción sexual, la seducción en los espacios públicos y los modos de concebir el consentimiento.Los discursos analizados expresan maneras de entender la seducción que contienen elementos tradicionales de sentido común y elementos ideológicos de reacción antifeminista. Algunas recomendaciones de los expertos justifican y promueven prácticas agresivas, mientras que otros promueven forma de seducción empática. Consideramos que una de las claves para comprender las condiciones de emergencia de estos discursos es la transformación de antiguas pautas de cortejo heterosexual sin que aun se hayan estabilizado nuevas normas y sentidos comunes acerca de la seducción.Resumen de la Ponencia:
En el marco de una investigación en curso que tiene como principal objetivo contribuir a comprender los efectos del encarcelamiento en el retorno a la vida en libertad en mujeres que han atravesado un periodo en prisión, la ponencia propuesta presentará los primeros análisis desarrollados sobre el tema. Dialogando con debates que poseen sus raíces en estudios regionales e internacionales, clásicos y contemporáneos pertenecientes al área de conocimiento ‘sociología del encarcelamiento’, más específicamente en tres de sus ejes temáticos, ‘Efectos de encarcelamiento’; ‘Retorno a la vida en libertad o Reentry’; y ‘Género y encarcelamiento’, pretendo identificar, describir y analizar representaciones sociales y experiencias de mujeres que estuvieron detenidas en unidades penales de Argentina y ahora se encuentran en libertad sobre el denominado ´tratamiento’ institucional y su vínculo con la salida.¿Qué sucede con las mujeres que estuvieron privadas de su libertad? ¿Qué tipo de ‘tratamiento’ reciben? ¿De qué manera la institución penitenciaria busca ‘corregir’ a las detenidas? ¿Tienen algún tipo de vínculo con volver a vivir en libertad? ¿El pasaje por prisión representa lo mismo en la vida de estas que en el caso de los varones? ¿El encarcelamiento tiene los mismos efectos?El análisis del encarcelamiento de mujeres desde un enfoque de género se orienta a señalar las particularidades de la dinámica de las prisiones femeninas, vinculándolas con las representaciones sociales más amplias respecto al rol de la mujer en la familia y la comunidad. Esto permite mostrar los vínculos existentes entre los estereotipos tradicionales y conservadores respecto a la feminidad y la forma que asume el encarcelamiento de las mujeres. Al identificar las prácticas institucionales que tienden a producir conformidad en las mujeres detenidas de acuerdo con los roles de género convencionales, se identifica el carácter eminentemente moral y discriminatorio del modelo terapéutico implementado en las prisiones femeninas. Revisando la forma en la que las mujeres son ‘educadas’, ‘capacitadas’ y ‘orientadas hacia el trabajo’, prestamos atención a la manera en la que las reglamentaciones, instituciones y el personal que las habita entiende que deben ser ‘tratadas’, como estas deben sobrellevar la pena. Me interesa a través de este trabajo problematizar las mujeres penalizadas, las maneras en las que se las ‘trata’ y los efectos que este tratamiento produce.Resumen de la Ponencia:
Este estudo, crítico das teorias feministas pós-coloniais, analisa as dimensões interpretativas compreensivas das interações intersubjetivas construídas por mulheres subalternizadas encarceradas fora de um presídio feminino brasileiro. Reviso as teorias de dois feminismos e epistemologias pós-coloniais do Sul, propostas por Boaventura de Sousa Santos, para explorar as ruínas do que se produziu como uma sociologia das ausências e emergências, para problematizar os seguintes objetivos: por um lado, compreender as formulações do saber-poder institucional são processos ordinários esculpidos nas interações entre mulheres trabalhadoras e mulheres presas. E, de outro, analisar esse espaço–tempo de prisão, transformado em desumanização do/a Outro/a, Como mulheres em condições, constroem saberes de resistência-resiliência, explícitos ou não, nascidos da luta, do sofrimento. O trabalho empírico baseia-se em uma pesquisa qualitativa com abordagem etnográfica e, neste caso, triangulou procedimentos de observação, entrevistas e iconografias (imagens) produzidas a partir da estratégia proposta e óleo de um curso de fotografia ministrado a mulheres que desejavam participar. O estudo resultou na compreensão de cinco núcleos centrais de interpretação, com foco em nossos objetivos iniciais, que incluem: a) formas como a cartografia formal e não formal, esculpimos espaços-tempos prisionais; b) como os processos de encarceramento na instituição prisional refletem os espelhos das exclusões radicais caracterizadas pela dicotomia entre igualdade formal e desigualdade real; c) discussão ou saber-poder institucional como processos ordinários de apropriação e violência; d) a partir das vivências das mulheres no cárcere, as formas como a violência de gênero repercutem nos processos de encarceramento feminino; e) as formas de resistência e resiliência e os saberes construídos por mulheres subalternizadas que não estão presas e que nasceram da luta e do sofrimento.Resumen de la Ponencia:
A violência contra à mulher é uma realidade histórica, crítica e normativa na encruzilhada entre economia e sociedade. Em 2011 Nancy Fraser amplia a compreensão de crise sistêmica do capitalismo desenvolvida por Polany (1944), inserindo a emancipação como terceiro elemento de reflexão das dominações econômicas e não econômicas. O trabalho objetiva acompanhar a evolução das políticas nacionais de enfrentamento à violência contra à mulher no Brasil sob o olhar da relação ambivalente entre: mercantilização, proteção social e emancipação de Nancy Fraser. De forma empírico-descritiva a interpretação aventura-se pelos vários perfis do enfrentamento estatal, ora em um viés mercantil da dignidade, ou em uma política de proteção social que cristaliza hierarquias de status e por fim a ambivalência de uma emancipação que ao mesmo tempo liberta ao passo que desintegra laços de solidariedade. Os ideais do movimento feminista, a partir de uma leitura Marxiana da autora americana Nancy Fraser, seria a lente adequada à superação da dominação presente tanto nas sociedades de mercado “enraizado” e “desenraizado”. Os dois últimos pontos destacados menciona a tensão e a crítica tecida pela autora à obra A grande transformação de Polanyi que centraliza no mercado/economia as crises cíclicas pelas quais a sociedade capitalista passa. Entre a mercantilização e a proteção social existem contradições não superadas pela teoria crítica clássica, por isso a inserção do elemento emancipação é atributo discursivo da teoria feminista. Esse atributo é utilizado pela autora como uma revisão crítica normativa capaz de se desvelar às dominações presentes na proteção social e na mercantilização. Para compreender essa relação a autora destaca o papel da reprodução social na manutenção do sistema que hierarquiza o status de subalternidadeResumen de la Ponencia:
Este artigo discute as singularidades da lesbofobia e as questões de gênero presentes nas violências homofóbicas contra mulheres lésbicas em contextos doméstico-familiares. O desenvolvimento das análises que compõem esta discussão é realizado a partir da abordagem interseccional que, enquanto paradigma teórico-metodológico, opera por meio da ideia de que a combinação gerada pelo entrecruzamento dos diferentes marcadores sociais da diferença é responsável por criar condições específicas de dominação, o que nesta pesquisa é tomado como norte para a compreensão da existência lésbica e da homofobia familiar, observando-se tais questões a partir do cruzamento dos marcadores de gênero e de sexualidade. O principal objetivo deste trabalho consiste em pensar as questões que singularizam a existência lésbica e as suas experiências com a violência homofóbica, tendo como ênfase o contexto doméstico-familiar, e considerando seus contextos, conflitos, bem como singularidades das violências que incidem sobre essas mulheres. A proposta aponta para o fato de que a experiência com a violência é vivida singularmente conforme o encontro das características pessoais dos sujeitos, de maneira que as violências de matriz homofóbica contra mulheres ocorrem no lugar de cruzamento da sua condição de gênero com a sexualidade dissidente, o que situa mulheres lésbicas em posição específica dentro dos eixos de poder, posição que busca-se observar e apresentar neste estudo.
Introducción:
Este artigo apresenta as discussões preliminares da tese de doutorado em desenvolvimento na linha de pesquisa Teoria de gênero e estudos da sexualidade do Programa de Pós-Graduação em Sociologia da Universidade Federal da Paraíba: Homofobia familiar e existência lésbica, que dedica-se a analisar as questões de gênero presentes nas violências homofóbicas em contextos doméstico-familiares, com ênfase nas experiências de mulheres lésbicas. Propõe-se, pois, a elaboração de um quadro analítico e descritivo para pensar a questão lésbica e a homofobia familiar (Schulman, 2009) de maneira crítica e interseccional.
Trata-se de um estudo no campo da sociologia, que utiliza a abordagem interseccional (Crenshaw, 1989) para compreender a lesbofobia, observando o fenômeno a partir do cruzamento dos marcadores de gênero e sexualidade. Elencou-se a família como lócus da análise, assim como as mulheres lésbicas enquanto sujeitos da pesquisa, devido aos resultados levantados em pesquisa anterior (OLIVEIRA, 2017), que demonstraram que a casa/família costuma ser o espaço comumente representado por mulheres lésbicas como o lugar de maior insegurança quanto às violências de cunho homofóbico.
Para o desenvolvimento de uma análise acerca da homofobia familiar e da existência lésbica, o foco central consiste em pensar as questões que singularizam as experiências de mulheres lésbicas com a violência homofóbica, tendo como ênfase o contexto familiar, e considerando as singularidades das violências que incidem sobre elas. Assim, objetiva-se observar o modo como a construção social dos gêneros e das sexualidades é responsável por singularizar a existência lésbica de forma distinta da existência gay. Isso ocorre porque não só a lesbofobia apresenta particularidades no cenário geral da homofobia, como também todos os setores sociais do acrônimo LGBTQIA+, sendo diferentes entre si, sofrem violências particulares, uma vez que, cada grupo possui características específicas que os colocam em posições determinadas nos eixos de poder.
Assim, tem-se que “(...) O sistema de opressão sexual corta transversalmente outros modos de desigualdade social, separando os indivíduos e grupos de acordo com suas próprias dinâmicas intrínsecas” (RUBIN, 2003, p. 28). Por esse motivo, é importante observar a lesbofobia dentro do quadro de condições combinadas ou entrelaçadas de dominação, para que seja possivel entender suas nuances, caracteristicas especificas, bem como as particularidades presentes em suas vivências com as violências.
Nesse cenário, nas análises propostas nesta pesquisa, as especificidades das violências homofóbicas que incidem sobre as mulheres lésbicas, que puderam ser observadas até o momento, têm sua existência decorrente do que propõe a abordagem interseccional quanto às violências serem vividas singularmente conforme o entrecruzamento das características pessoais da vítima, de maneira que, não existem queixas “puras” de homofobia, estas são comumente queixas híbridas, que ocorrem pelo cruzamento dos diferentes marcadores da identidade dos sujeitos vítimas dessa violência, no caso das mulheres lésbicas, esta decorre do encontro da sua condição de gênero com a de sexualidade, o que as coloca em posição específica dentro dos eixos de poder.
Para abordar, pois, as questões supracitadas, serão apresentados no desenvolvimento deste texto, os tópicos voltados a discutir as particularidades da existência lésbica e da lesbofobia, bem como o plano no qual tais particularidades localizam a experiência lésbica com a homofobia na prevalência das violências em contexto doméstico. A discussão proposta culmina em um cenário de resultados preliminares que passa por elencar os caracteres singulares da lesbofobia, tais como a invisibilidade lésbica, a fetichização e a objetificação do sujeito lésbico, bem como um maior peso nas vivências com a lesbofobia em contextos privados.
Desarrollo:
Homofobia em perspectiva interseccional:
Para analisar as violências homofóbicas, é necessário que não se as observem isoladas das questões de gênero, dado que as expressões da homofobia costumam ser atravessadas pelo encontro dos diferentes marcadores sociais da diferença que compõem a identidade das vítimas. A homofobia, enquanto fenômeno social heterogêneo, possui múltiplas formas de expressão e nuances que atuam em um campo de abrangência que é atravessado pelo encontro de marcadores sociais da diferença, o que faz com que a experiência dos sujeitos com a violência de cunho homofóbico ocorra de formas singulares, conforme o cruzamento das diferentes marcas que constituem as suas identidades.
Cabe mencionar que o termo "Homofobia" é utilizado neste estudo para se referir às violências contra mulheres e homens homossexuais, e lesbofobia quando trata-se exclusivamente das violências contra mulheres lésbicas. Também é importante ressaltar que, em nosso trabalho consideramos a conceituação de homofobia conforme a literatura especializada, na qual ela é compreendida enquanto um fenômeno social complexo e multifacetado, que além de se expressar de diferentes modos e com diferentes intensidades, é utilizado também como instrumento de infringir medo e de modelar comportamentos para as identidades sexuais normativas (KIMMEL, 1994).
Para tratar do cenário gerado pelo cruzamento entre os diferentes marcadores da diferença, o conceito de interseccionalidade é central como lente de análise, pois auxilia na compreensão dos quadros de desigualdade a partir da proposição de que o cruzamento de marcadores de gênero, sexualidade, raça, classe e outros, estabelecem desigualdades específicas conforme a posição de cada sujeito no quadro de condições combinadas ou entrelaçadas de dominação (Crenshaw, 1989). Segue-se, das observações no plano interseccional de análise, que as vivências não só de gays e lésbicas, mas de todos os setores sociais que formam o acrônimo LGBTQIA+ são singulares, e também requerem que, para a sua compreensão, se reconheça a genealogia diferenciada de cada um dos grupos, dado o cruzamento dos diferentes marcadores que compõem as suas identidades e o impacto do cruzamento das diferenças que a compõe.
Tratar da questão lésbica, ou de qualquer um dos grupos que formam o acrônimo LGBTQIA+, requer a observância das intersecções de suas marcas de identidade e, consequentemente, da violência especifica que emerge do encontro entre seus marcadores. Cabe observar também que, do ponto de vista da análise interseccional, a violência cruzada não parte apenas da soma de desigualdades de gênero e sexualidade, mas do entrecruzamento das marcas que compõe suas identidades ao mesmo tempo em que situam-nas em posições específicas de dominação, assim não é possível compreender a homofobia (sobretudo no caso das mulheres lésbicas) sem considerar o binarismo de gênero que perpassa as relações sociais e o modo como essa questão se entrelaça aos demais marcadores que compõe as identidades lésbicas.
A questão lésbica e a homofobia no contexto doméstico-familiar:
As especificidades da lesbofobia decorrem de fatores múltiplos e acarretam contextos específicos de violência. Nas análises acerca da questão lésbica, observando-se as violências a partir da lente da perspectiva interseccional, que lança luz sobre a multidimensionalidade dos sujeitos, podemos notar que suas experiências aparecem como queixas híbridas, uma vez que partem de um lugar de intersecção entre gênero e sexualidade, além de cruzarem-se também com os outros elementos constituintes da sua identidade (raça, idade etc.), singularizando sua experiência com a violência de matriz homofóbica.
O primeiro elemento central na particularização da lesbofobia frente ao cenário das violências contra LGBTs é a invisibilidade lésbica, que precisa ser observada nas suas implicações. Esse primeiro ponto, da invisibilidade como um fator que marca profundamente seus contextos e subjetividades, perpassa a existência lésbica, e é uma das principais questões que permeiam as suas vivências e singulariza as violências que incidem sobre elas. O apagamento histórico da existência lésbica e a invisibilidade estrutural que incide sobre essas mulheres está presente nos mais diversos campos da vida social.
A invisibilidade e o apagamento histórico das mulheres, enquanto sujeitos e, principalmente, enquanto personagens históricas, apresentado na literatura dos estudos de gênero (Scott, 1989), as situou historicamente em um lugar de invisibilidade e apagamento, quando esse elemento cruza-se com a questão da dissidência sexual, no caso das mulheres lésbicas, ganha um peso ainda mais específico. A invisibilidade, característica das vivências lésbicas, é, pois, resultante do entrecruzamento dos marcadores sociais da diferença (nesse caso, gênero e sexualidade), que compõem a sua identidade e que também é responsável por criar condições específicas de dominação. As mulheres lésbicas, em função de todas as questões que singularizam a sua existência, são socialmente mais invisibilizadas e silenciosas.
O apagamento social da existência lésbica está expresso nos diversos campos; na produção científica, pode ser observado pela baixa produção de trabalhos, estudos, indicadores e pesquisas sobre a questão lésbica (Lemos, 2017); na militância LGBTQIA+, aparece nas disparidades entre a visibilidade lésbica frente à visibilidade gay, por exemplo; além da sua presença na vida social cotidiana de mulheres lésbicas, no imaginário social, na negação ou minimização da identidade e sexualidade lésbica.
O segundo elemento central na singularização das vivências lésbicas com a homofobia é a erotização ou objetificação da mulher lésbica. A erotização das relações lésbicas, decorrente do imaginário heteronormativo de dominância masculina, tem como base a colocação do homem como centro das relações eróticas, premissa central na formação da crença comum, presente no imaginário social, de que relações sexuais entre mulheres são incompletas, configurando-se como uma relação onde supostamente há uma falta (que diz-se necessitar ser preenchida para se converter em uma relação erótico-afetiva real e autêntica).
A erotização do sujeito lésbico é mais um dos frutos históricos do apagamento e negação da (homo)sexualidade feminina, uma vez que ao se estabelecer a ideia de uma suposta naturalidade da pulsão sexual dos homens, o prazer e a sexualidade das mulheres é secundarizado. Essas são questões que têm base nos papeis e comportamentos de gênero socialmente estabelecidos, e criam a ideia de uma suposta indispensabilidade do elemento masculino (nos padrões normativos) nas relações, de maneira que é criada uma imagem de insuficiência nas relações erótico-afetivas entre mulheres, com isso negando e silenciando a identidade e a sexualidade lésbica.
Como aponta Borillo, isso é um “reflexo de uma misoginia que, ao transformar a sexualidade feminina em um instrumento do desejo masculino, torna impensáveis as relações erótico-afetivas entre mulheres” (BORILLO, 2010, p. 29). Ao passo que ao apagar ou secundarizar a sexualidade e o desejo das mulheres coloca-se as relações lésbicas no campo da exoticidade (DAMATTA, 2010) e, consequentemente, da fetichização. Assim, em um cenário de apagamento lésbico e de essencialização social dos gêneros e de seus supostos papeis e características, a desconsideração do desejo sexual não-centrado do masculino é um forte elemento na composição e na manutenção dos elementos que singularizam a lesbofobia (Rubin, 2003).
As particularidades que compõem a identidade lésbica envolvem ainda uma terceira característica singular da lesbofobia, que é a maior vivência com a violência homofóbica no espaço privado, sendo a casa/família o principal. O contexto doméstico é um lócus central quanto às violências homofóbicas nas experiências de mulheres lésbicas. Tal fenômeno é bastante sintomático e requer um olhar atento na sua compreensão, isso porque não são somente as mulheres lésbicas que encontram no espaço privado o palco majoritário de violência, se observarmos a questão fora do recorte da sexualidade, sob o ângulo das questões de gênero, percebemos que as violências contra as mulheres, em sua maioria, ocorrem no espaço privado.
Há nesse ponto um elemento simbólico que aponta para a dimensão generificada do espaço. No caso das mulheres lésbicas, a significativa expressividade das violências homofóbicas no espaço privado em suas vivências é mais um reflexo da sua condição específica nos eixos de dominação, que as situam no lugar de cruzamento entre os marcadores de gênero e de sexualidade. A presença de um peso significativo na experiência lésbica com a homofobia familiar é bastante representativo das singularidades da lesbofobia, e pode ser observado pelo ângulo da compreensão dos espaços (casa e rua) enquanto categorias sociológicas.
Observando-se a questão por esse ângulo “casa” e “rua” não são unicamente espaços geográficos, mas esferas de ação social, são também espaços simbólicos, marcados e cruzados por signos, relações, classificações e códigos morais (DaMatta, 1985). A oposição entre os espaços da casa e da rua demonstra como eles possuem também um ângulo discursivo próprio, e enquanto categorias sociológicas, são atravessados por questões de gênero e também por diversas outras, de modo que compreender os espacos enquanto dimensões generificadas é central na compreensão da homofobia familiar e de suas nuances.
A homofobia familiar, em seus aspectos característicos, muito presente nas vivências de mulheres lésbicas com a violência, guarda estreita relação com a invisibilidade que é característica desse grupo. O gênero feminino e toda a secundarização social representada nele, cruzando-se com o marcador de sexualidade dissidente, torna-se responsável por criar um contexto de invisibilidade e silenciamento que é significativo na experiência lésbica. Não se trata, pois, de pensar que as lésbicas são mais toleradas nos espaços públicos, mas considerar o fato de que sendo mais invisibilizadas, comumente sofrem mais com violências no espaço privado, onde sua identidade é conhecida.
Diante das questões ora apresentadas, desde a caracterização das particularidades da lesbofobia à apresentação do peso da homofobia no contexto familiar em suas experiências com a violência homofóbica, ressalta-se, pois, que a lesbofobia, pode ser entendida enquanto um mecanismo de violência, que opera na dominação e subordinação de mulheres lésbicas ao modelo heteronormativo (Lorenzo, 2010), esse mecanismo se particulariza porque opera de forma articulada no espaço de cruzamento entre o machismo, a misoginia e a homofobia. A lesbofobia se manifesta, pois, em particularidades concretas, resultantes do cruzamento dos marcadores da diferença e é responsável por submeter as mulheres não só a violência de gênero somadas a uma face da homofobia, mas à violência interseccional. Assim, se expressa de múltiplas formas, oprime, ameaça, agride, e pode até matar, em função do gênero e da sexualidade, de forma mais abrangente também articula ainda raça, classe, idade e outros marcadores da diferença.
Conclusiones:
Neste texto buscou-se apresentar uma parcela das discussões em desenvolvimento da pesquisa que trata das particularidades da existência lésbica e das violências homofóbicas experienciadas por essas mulheres em contextos doméstico-familiares. Foi abordada a problemática central de forma pontual, visando expor os principais elementos que a compõem, a partir de um breve ensaio da análise teórica das singularidades da lesbofobia e das suas implicações nas trajetórias de mulheres lésbicas.
O estágio atual da pesquisa consiste na fase de levantamento do corpus empírico de dados qualitativos, por meio de realização de entrevistas que estão em execução sendo levantadas por intermédio do modelo de roteiro semiestruturado (Gil, 2007), realizadas com mulheres lésbicas da cidade de Natal, Rio Grande do Norte - Brasil. As entrevistas, que estão em processo de execução, bem como os seus resultados, irão possibilitar a sistematização das análises teórico-empíricas e o aprofundamento teórico, que serão apresentados de forma integral no resultado final da pesquisa.
Por fim, ao término da pesquisa e na apresentação dos resultados finais, propõe-se uma discussão densa e integral da fenomênica do espaço presente nas violências contra mulheres lésbica e as particularidades que constituem às suas vivências, além de trazer também a exposição dos discursos e narrativas lésbicas acerca de suas subjetividades, identidades, contextos, conflitos e experiências com a violência lésbofóbica e o seu peso no contexto familiar.
Bibliografía:
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GIL, A. C. (2007). Métodos e Técnicas da Pesquisa Social. 5ed. São Paulo: Atlas.
KIMMEL, M. (1994). Masculinity as Homophobia: Fear, Shame, and Silence in The Construction of Gender Identity. H. Brod, & M. Kaufman (Eds.), Research on Men and Masculinities Series: Theorizing masculinities. 1ed. New York: SAGE Publication. pp. 119-142.
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RUBIN, G. (2003) Pensando o Sexo: Notas para uma Teoria Radical das Políticas da Sexualidade. Cadernos Pagu Volume (21). p. 1-88.
SCHULMAN, S. (2009) Ties That Bind: Familial Homophobia and its Consequences. New York: The New Press.
SCOTT, J.W. (1995). Gênero: uma categoria útil para a análise histórica. Revista Educação & Realidade. Volume (20). p. 71-99.
Palabras clave:
Gênero. Homofobia familiar. Interseccionalidade. Lesbofobia.
Resumen de la Ponencia:
Dentro de la literatura sobre trabajo y familia en jóvenes, se ha planteado la paradoja de las declaraciones versus prácticas: si bien los y las jóvenes declaran desear relaciones de género más igualitarias, incluyendo la distribución del trabajo doméstico y de cuidado en la familia, en la práctica la evidencia disponible muestra que dichas intenciones raramente se llevan a la práctica. La evidencia disponible para Chile muestra que todavía el grueso del trabajo de cuidado y las labores domésticas son llevadas a cabo por mujeres, incluso en los segmentos etarios más jóvenes e independientemente de la condición laboral de los miembros de la pareja -esto es, sin importar si ambos estén empleados/as a tiempo completo o no, situación que hizo crisis en condiciones de pandemia COVID-19 y que tuvo impactos muy negativos en la igualdad de género en el mundo del trabajo. Este trabajo busca aportar evidencia cualitativa este debate, explorando los planes y proyectos que jóvenes chilenos/as (18-35 años) tienen para su futuro en la interfase trabajo-familia, así como las dificultades y obstáculos que perciben para poner efectivamente en práctica arreglos familiares distintos a los de generaciones pasadas. Teóricamente, se asume que los procesos de cambio en los roles de género dependerían tanto de las transformaciones normativas como de las condiciones sociales: el avance o estancamiento de procesos sociales tendientes a la igualdad de género están condicionados por la sincronía (o falta de) entre preferencias normativas de los sujetos y las condiciones institucionales en las cuales esas preferencias deben ser transformadas en decisiones. Metodología: estudio cualitativo, con utilización de entrevistas semi-estructuradas y escenarios (vignettes), o breves escenarios estandarizados que son presentados a los/as informantes como una forma de obtener respuestas abiertas a situaciones “tipo”, y que buscan levantar información sobre cómo los/as informantes creen que ellos mismos, o una tercera persona, debería actuar ante una determinada situación. Se realizaron 72 entrevistas a hombres y mujeres entre 18 y 35 años, con y sin educación superior, el criterio utilizado para determinar el N fue el de saturación teórica. Resultados: se comprueba la hipótesis de que hombres y mujeres desean establecer relaciones de pareja y familiares que no sigan el modelo tradicional en términos de roles de género, pero están conscientes de que la forma de funcionamiento del mercado de trabajo y de las políticas de apoyo estatal al cuidado puede hacer esos arreglos alternativos difíciles. Los/as jóvenes destacan factores como mercados laborales con importantes brechas salariales a favor de los hombres y políticas de protección a la maternidad que excluyen a los padres, las cuales actúan como un desincentivo para implementar una mayor flexibilidad con relación a los roles de género en la díada provisión de ingreso/ provisión de cuidado.Resumen de la Ponencia:
Este trabajo analiza la participación de las mujeres en las instituciones policiales militares en el contexto brasileño, desde una perspectiva cualitativa. Basado en un estudio de 41 grupos focales, realizado entre 2013 y 2015 con mujeres profesionales de 10 estados brasileños, el texto discute las condiciones de trabajo y el ingreso de las mujeres a la carrera policial militar y los desafíos que enfrentan en el proceso de integración a la institución. Aunque las mujeres se han incorporado a la policía durante décadas, todavía enfrentan muchas dificultades, especialmente cuando se consideran las condiciones y regímenes de trabajo, el equipo de protección personal, las rutinas e interacciones diarias, las trayectorias profesionales y las posibilidades de ascenso profesional. Estas cuestiones también pueden entenderse en el contexto de la desigualdad de las relaciones de género, que son asimétricas dentro de las instituciones policiales, por la organización jerárquica de la policía militar brasileña y por las diferencias de poder observadas entre hombres y mujeres en nuestra cultura. Partimos de la teoría fundamentada como estrategia de análisis de datos, con el objetivo de identificar no solo las condiciones laborales de estas mujeres, sino también la segregación ocupacional y vertical dentro de la carrera policial militar. Es pertinente explorar el tema de género en el contexto de las instituciones policiales, precisamente por su especificidad: es un espacio que, históricamente, se ha configurado como un locus predominantemente masculino y permeado por el uso de la fuerza, que expresa el monopolio de violencia legítima, en la que se sitúa como un código operativo que permea las prácticas de quienes allí trabajan. Por tanto, analizar la cuestión de género y los conflictos institucionales en este espacio nos lleva a explorar los caminos de las relaciones desiguales de género y cómo tales asimetrías acaban configurando situaciones de dominación, violencia o prejuicio en la realidad cotidiana. La investigación reveló que desde que las mujeres se incorporaron a las instituciones de la policía militar, se han producido avances en el sentido de equiparar la carrera profesional con la del personal masculino y también en las condiciones de trabajo. Sin embargo, todavía existen inequidades en cuanto a las posibilidades de ascenso profesional, promoción y ocupación de puestos de mando, así como prejuicios, discriminación y violencia en la relación con sus pares masculinos.Resumen de la Ponencia:
La minería ilegal, mejor conocida en el occidente de Boyacá como la guaquería, ha sido una técnica tomada por los diferentes habitantes del municipio de Muzo. Históricamente desde el imaginario social, los procesos de guaquería han estado ligados al trabajo masculino, donde se ha pensado que solo los hombres tienen la capacidad de entrar a la mina y extraer los minerales de la misma. Sin embargo, desde hace muchos años la guaquería también ha sido una labor de las mujeres, donde a pesar de estar ligadas a trabajos del cuidado y del hogar, han logrado tener un papel fundamental en la guaquería dentro del municipio como lideresas, contratantes de la mano de obra y explotando los minerales, lo que ha generado interés por este oficio en las mujeres jóvenes del municipio.Lo anterior ha generado que las mujeres jóvenes tengan un mayor interés dentro de la guaquería y se dé el siguiente interrogante ¿De qué manera las mujeres jóvenes han transformado los roles de género a través de la guaquería? es así que la presente investigación tuvo como objetivo analizar las trasformaciones en los roles de género que emergen del trabajo guaquero con las mujeres jóvenes dentro de Muzo, Boyacá. Para cumplir con tal fin se empleó una metodología de tipo cualitativa acudiendo a herramientas como cartografía social, historias de vida, entrevistas semiestructuradas y grupos focales. Finalmente, el análisis de los datos obtenidos permitió evidenciar una posible transformación en los roles de género dentro de las mujeres jóvenes guaqueras en el municipio de Muzo, Boyacá.Resumen de la Ponencia:
Los resultados sobre la investigación terminada acerca del trabajo que desarrollan las menores en México se llevó bajo el paradigma cualitativo con la técnica de entrevista para la recolección de datos que permitieron la interpretación del fenómeno de investigación con el rescate de “formas simbólicas con cierto grado de fijación, cierto tipo de reproducibilidad y cierto grado de participación.” (Thompson, 2006, pág. 411). La aplicación de la entrevista permitió capturar la perentoriedad del discurso de las menores participantes y garantizar con ello su duración y posibilidad de análisis por un tiempo más o menos prolongado. Bajo el análisis riguroso del corpus de datos empíricos, se encontró que las menores trabajadoras tienen una vida laboral llena de esfuerzo con poca o nula paga. Los sueldos son irreales por el trabajo que desempeñan que además se encuentra subvalorado por sus empleadores que ven como un favor hacia ellas y de parte de sus familiares una descarga a sus obligaciones y una oportunidad para un ingreso económico que utilizarán en el mejor de los casos en la adquisición de los satisfactores básicos para el resto de sus integrantes. En todos los casos analizados, el trabajo infantil de las mujeres se encuentra menor valorado que el de sus pares masculinos, lo que otorga de entrada una desventaja que se anexa a su condición de género en una edad en la que debieran dedicarse al desarrollo de esquemas mentales por medio del juego para interpretar y apreciar del mundo natural y social cada vez más complejo. Para los de su género, la situación a las que son sometidas se agrava con la realización de trabajos que atentan primero contra el derecho a la educación y al disfrute de la infancia por medio del juego con la expresión negativa de sus empleadores que les prohíbe cualquier actividad que merme los quehaceres que se les impone, en un mundo violento que anulan sus Derechos.Resumen de la Ponencia:
El presente estudio es un breve recorrido sobre la génesis de la historia de las mujeres, su lucha feminista, así como, su ardua tarea en la conquista del espacio público en el mundo laboral. En este sentido se comienza por una generalidad en el contexto cubano, para enfatizar en su ruta hacia Pinar del Río, siendo estos los primeros pasos en la configuración de una realidad histórica-sociocultural, regional y de género que transversaliza la vida cotidiana y sus comportamientos en la actualidad. Se utilizaron como herramientas metodológicas necesarias la revisión bibliográfica en función de un posicionamiento teórico, la participación de las autoras en eventos científicos y la entrevista personalizada para ahondar en las experiencias práctica del estudio. El trabajo que se presenta se dividió en tres momentos: las mujeres y el feminismo: apuntes generales, empoderamiento de la mujer: esbozos de cómo enfocarlo en Cuba y diálogos con experiencias laborales tanto estatales como privadas en el contexto laboral cubano y pinareño. Lo que permitirá establecer la ruta crítica desde lo teórico-metodológico y práctico, visualizando la necesidad de potenciar espacios, relaciones, formas de hacer y compartir saberes en términos de simetría entre hombres y mujeres.Palabras claves: Mujer, Feminismo, Empoderamiento de la mujer, Trabajo, Género.
Introducción:
El feminismo es un movimiento social y político que surge a finales del siglo XVIII con el advenimiento de la Modernidad, etapa de la Ilustración y la Revolución Francesa; que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo social y colectivo humano que aboga por una igualdad de oportunidades y derechos para las mujeres y hombres en la sociedad.
En su desarrollo cronológico se habla del desarrollo de tres olas u etapas, debido a los estallidos y agitaciones sociales atravesados en la Modernidad, existen criterios divergentes entre los autores y especialistas en el desarrollo de una u otra etapa, proceso que duró alrededor de ochenta años y que evidenció un movimiento heterogéneo, integrado por una pluralidad de pensamientos, enfoques y propuestas.
A partir de las ideas anteriores, se esbozó un resumen sobre la categoría o proceso del feminismo: en la Primera Ola los primeros pasos de una transformación hacia lo que se conoce hoy como feminismo, se puede encontrar en la obra de Christina de Pizán (1405), La Ciudad de las Damas; como primer texto feminista europeo, que plantea o promueve la necesidad de educación de las mujeres y la vindicación de los derechos humanos. Asimismo, como antecedente del Movimiento Feminista se da el Movimiento Intelectual La Querella de las Mujeres, cuya autora principal fue la mencionada anteriormente.
En Grecia se destacan escuelas y pensadores, tales como: Aristóteles, Platón y Aristófanes, Escuela Pitagórica (Corriente Filosófica), influencia de las etairas como primer grupo feminista.
En la Edad Media se hace una contribución desde una mayor concentración de la cultura en la Iglesia y los monasterios, entre otros, se incrementan los monasterios mixtos y de mujeres, al igual que aumenta el desarrollo de la ciencia y la cultura.
La Ilustración brinda un conjunto de ideas que le sirven al feminismo en tanto teoría: la razón y el progreso, la expansión de la personalidad, la importancia de la educación, el peso de la palabra libertad y los postulados de igualdad.
La Revolución Francesa (1789), bajo el lema: “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, con la figura destacada de Olimpia De Gouges quien elabora la Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana que constituyó una formulación política muy clara en defensa de los derechos femininos y Mary Wollstencranft crea la Vindicación de los Derechos de la Mujer. Durante este período es significativo destacar que 6000 parisinas detonaron la Revolución, así como entre 1789-1793 se crearon 56 clubes republicanos femeninos reclamando su participación en la vida política.
En la Segunda Ola el protestantismo, sobre todo el evangelista y el cuáquero, permitía la labor de las mujeres en la iglesia. En 1682 los cuáqueros fundaron en Pensilvania su propia colonia y favorecieron la educación de las mujeres, pues aprendieron a leer y escribir.
En el siglo XIX se da un mayor auge del movimiento sufragista, donde se desarrollan en las diferentes sociedades industriales diferentes tipos de feminismos, tales como: de la igualdad, radical, de la diferencia, liberal, marxista, entre otros.
A partir de todos los escritos y vivencias personales de maltrato de Caroline Norton fue que se aprobó en 1925 la legislación que consideraba a marido y mujer personas totalmente autónomas respecto a sus bienes y su administración.
Fue la inglesa Caroline Norton la principal figura en el proceso de concesión a la mujer de autonomía dentro del matrimonio, su intervención tuvo mucho que ver en la aprobación de 1839 de la Ley de Custodia de los hijos, primer paso para aprobar en 1923 la reforma que otorgó preferencia en la custodia de los hijos a la madre en caso de separación.
En 1840 se celebró en Londres el Congreso Antiesclavista Mundial. En la delegación norteamericana participaron 4 mujeres que no fueron bien recibidas y tuvieron que observar las discusiones tras unas cortinas.
En 1848 tuvo lugar la Declaración de Seneca Falls o la Declaración de Sentimientos por Elizabeth Clay Stanton para analizar las condiciones de los derechos civiles, jurídicos, sociales y religiosos de las mujeres. El documento redactado constituye uno de los primeros programas políticos feministas. Así como, se publica el Manifiesto Comunista.
En este período en EE. UU se da la creación de la clase media norteamericana donde la parte femenina poseía un determinado nivel cultural, que influyó mucho en el nacimiento del feminismo norteamericano de esta etapa. En este tiempo apareció el primer periódico norteamericano feminista llamado The Lily (1849) por Amelia Bloomerm, quien fue una defensora de hacer reformas en la vestimenta de la mujer.
El desarrollo del movimiento feminista de la etapa proclamó su lucha por el derecho al voto de la mujer, la educación superior, la independencia conyugal, la patria potestad exclusiva del padre, el tratamiento injusto a las madres solteras y a sus hijos y a la obtención de un salario igual que el de los hombres, en estas luchas se destacaron mujeres como: Alejandra Kollontai, Rosa Luxemburgo, Clara Setkin, entre otras.
En 1868, Cady Stanton y Susan B. Anthony fundaron la Asociación Nacional pro Sufragio de la Mujer (NWSA), 1869 tuvo un cambio de nombre bajo la dirección de Lucy Stone y nace la Asociación American pro Sufragio de la Mujer (AWSA), siendo esta ala conservadora del movimiento. Woyming fue el primer estado norteamericano en conceder el derecho a votar a la mujer.
En este período Joan Stuart Mill escribió La sujeción de la Mujer que es recordado por su relación con Harriet Taylor quienes establecieron las bases de la teoría política en la que actuó el sufragismo.
Asimismo, se dio una fuerte influencia en el pensamiento feminista de la época en la obra Una habitación propia de Virginia Wolf, alto protagonismo de la mujer en las dos Guerras Mundiales. Lo que conllevó a pensar que los aportes fundamentales del sufragismo a la democracia fueron: la palabra solidaridad y los métodos actuales de lucha cívica.
Al término de la II Guerra Mundial varios países concedieron el derecho al voto femenino. Durante este período se desarrollan importantes obras, como: El segundo sexo de Simone Beauvoir (1949), escritora existencialista que tuvo una estrecha relación con Paul Sartre e hizo grandes aportes a la filosofía, y, sobre todo, en lo que respecta a la Filosofía de la Mujer, su comportamiento y forma de actuar.
Y, en la Tercera Ola se desarrolló una explosión del feminismo en los años 60´ y principios de los 70´del siglo XX desde el texto de Betty Friedan La Mística de la Femineidad (1963) en el que se estableció las bases teóricas de un feminismo que denunciaba un malestar que no tenía nombre, a partir de aquí se empiezan a gestar debates importantes en torno al patriarcado y concepto de género. Se desarrolla la lucha de movimientos civiles, la revolución sexual, el movimiento hippie, así como el nacimiento de la Teoría de Género.
Teoría de Género: corriente teórica que estudia el "género" o rol sexual en sentido amplio es lo que significa ser hombre o mujer, o también masculino o femenino, y cómo define este hecho las oportunidades, los papeles, las responsabilidades y las relaciones entre las personas. Además, el género configura nuestra ontología (teorías sobre el ser) y epistemología (teorías de los conocimientos), así como la maquinaria intelectual con la que pensamos las cosas atribuyendo significados cargados de género.
En este punto, empezó a desarrollarse, lo que se denominó teoría feminista: constituye esa parte de la investigación reciente sobre las mujeres que implícita o formalmente presenta un sistema de ideas general y de gran alcance sobre las características básicas de la vida social y la experiencia humana comprendidas desde una perspectiva centrada en las mujeres. Por consiguiente, proporciona una base para la revisión de las teorías sociológicas convencionales de la organización social. La teoría sociológica feminista, que ilustra lo que puede ofrecer la teoría feminista a la teoría sociológica general, puede resumirse en 6 proposiciones principales.[1]
El desarrollo del Feminismo y por consiguiente de la Teoría Feminista, guarda una estrecha relación con la historia, y, sobre todo, con preguntas tales como: ¿Qué hay de las mujeres? ¿Dónde están las mujeres en la situación que se investiga? ¿Por qué todo es cómo es? Entre otras, las cuales contribuyeron a cuestionamientos y desarrollo de teorías, conceptos y análisis que revolucionaron el pensamiento social en su vinculación con otras ciencias como la Sociología.
Aparición de tipologías de Teorías Feministas, como:
Teoría de la diferenciaTeoría de la desigualdadTeoría de la opresión
A partir del desarrollo de la teoría feminista en las 4 últimas décadas del pasado siglo y los logros alcanzados por las mujeres se empieza a desarrollar en la institucionalización de los estudios superiores de mujeres la Sociología de Género, encargada de estudiar los roles, identidades del hombre y la mujer, las relaciones entre hombre y las mujeres, una cuestión ligeramente diferente al enfoque principal del feminismo sobre las mujeres. Este enfoque sobre las relaciones entre hombres y mujeres no equivale a una teoría feminista. El objetivo de una teoría feminista es centrarse en presentar una perspectiva de la experiencia humana centrada en las mujeres.
En este sentido fue Rubin otra de las teóricas que encauzó su lucha hacia la explicación y estudio de la opresión de la mujeres desde su análisis de lo que ella llamó sistema sexo/género, la reproducción de la vida material de Engels como un producto cultural, los sistemas de parentesco como formas empíricas observables del sistema sexo/género, la crítica al concepto de patriarcado, la división sexual del trabajo, entre otras; lo que le permite demostrar “el papel de lo socio-cultural en la construcción de las diferencias entre hombres y mujeres, que aún hoy se reconocen y de los aspectos de la sexualidad vinculados a ella, así como del papel de la cultura en lo que en ese sentido se reconoce hoy como “normal” o como “tabú”.[2]
La tesis de doctoral Política Sexual de Kate Millet (1969) planteó un análisis de manera trascendental en los nuevos tiempos: “lo personal es político”. También se hicieron otros aportes que estuvieron dados: por la revolución de la teoría política, las grandes protestas públicas, desarrollo de grupos de autoconciencia, creación de centros de alternativos de alternativos de ayuda y autoayuda, entre otros.
De ahí que los avances y retrocesos de esta corriente de pensamiento encontraron puntos culminantes en las obras de feministas, como: Mary Wollstonecraft, Simone Beauvoir, Kate Millet, entre otras; las cuales abogaron por una igualdad de derechos de hombres y mujeres de forma que rompiera con la estructura de pensamiento y acción que pone a la mujer en un estado inferior frente al hombre.
No obstante, a lo interno del feminismo se mueven actualmente fuertes contradicciones asociadas a la ideología de la feminidad y su socialización. Esto se explica mediante que el feminismo no es parte de la feminidad, sino de un proceso holístico que integra a mujeres y hombres en un plano de igualdad de derechos, donde la mujer para nada pierde su identidad de mujer y sigue siendo un sujeto social determinado por su contexto, relaciones sociales, territorio entre otras. En este sentido sería necesario, llegar a un punto de encuentro entre mujeres feministas y mujeres donde la esencia de lucha estaría enfocada a los que nos une como mujeres, y no a lo que nos hace diferente en lo contextual y como activista política, frente una sociedad que establece pautas inamovibles desde los elementos estructurales de la cultura patriarcal.
[1] Véase Ritzer, George. Teoría Sociológica Contemporánea Primera y Segunda Parte. Editorial Félix Varela. La Habana, 2006: 409.
[2] Vasallo Barrueta, Norma. Del feminismo al género. Un intento de romper estereotipos desde una relectura de las clásicas. En Mirar de otra manera. La Habana. Editorial de la Mujer, 2008: 32-33.
Desarrollo:
Durante un período aproximadamente de 80 años se logró paulatinamente el acceso a la vida política y pública de la mujer, en este proceso la trayectoria de las discusiones del uso del concepto poder y empoderamiento en el Sur, ha tenido repercusiones importantes en América Latina. En esta región, los debates del MED (Enfoque de Mujer en el Desarrollo) y GED (Enfoque de Género en el Desarrollo) se encontraron con el renacer del Movimiento Feminista en la década de los setenta. A partir de este momento el Movimiento se ha expandido y diversificado. Se caracteriza por su heterogeneidad y sus diferentes vertientes han propuesto, de una manera u otra, que para lograr la transformación de la conciencia de las mujeres es necesario empoderarlas, pero antes es preciso estudiar el proceso de manera general.
Por eso, la utilidad de sustentar la investigación en la Teoría del Empoderamiento Femenino en el contexto cubano por ser un marco de referencia que asume a la mujer y al empoderamiento de manera integral, para dar a las mujeres un propio significado y compromiso y llevar a cabo metas orientadas hacia actividades que ellas mismas puedan escoger, de manera que las mujeres de pueden entender sus puntos débiles y fortalezas-en lo personal y colectivo, en el pasado y en el presente-con los cuales pueden hacer frente a los conflictos dentro de una relación.
Asimismo, se asume por empoderamiento femenino o de las mujeres: “aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder, así como la toma de conciencia del poder que individual y colectivamente ostentan las mujeres y que tiene que ver con la recuperación de la propia dignidad de las mujeres, y el fortalecimiento de sus propias potencialidades y capacidades” (Rojas, 2016). Es decir, implica deconstruir las construcciones socioculturales negativas en torno a la etimología del concepto y posicionarse en el principio de la autonomía como expresión de la tenencia de capacidades, el derecho de actuar y a tener influencia las mujeres con ellas mismas y su entorno social.
En 1998, la UNICEF (Organización de las Naciones Unidas) utilizó el desglose en niveles del concepto de empoderamiento, tales como: bienestar, acceso, concientización, participación y el control.
En el nivel de bienestar se incluyen fundamentalmente la salud, la nutrición y la seguridad social. La esfera del bienestar alcanza un alto grado de satisfacción en los primeros treinta años de transformación socialista, por la elevación de la calidad de vida de la población, y la brusca redistribución de la riqueza. Esto se pone en evidencia particularmente en analizar el comportamiento de los indicadores sociales en Cuba y compararlos con los de otros países subdesarrollados, o aún los desarrollados (Díaz B., 1992, 1996).
El segundo nivel del empoderamiento, el acceso, se refiere al empleo, a las facultades legales que le confieren a la mujer la potencialidad de una acción participativa en la sociedad, en relación a su disponibilidad de recursos, y a la calificación necesaria para ejercer el empleo. También al acceso a los recursos en el hogar.
En la concientización, tercer nivel del empoderamiento, es notorio la transformación de la forma de pensar de mujeres y hombres en la realidad social cubana. Esto es válido para evaluar conductas en relación a la modificación de códigos, en las relaciones entre los dos géneros, y en su proyección social. Está estrechamente relacionada con la estructura social, la primera modificación relevante se refiere a la desaparición de las barreras estructurales que impedían la participación femenina.
En la esfera de la participación, se ha producido un cambio significativo. De acuerdo a las cifras disponibles, es posible apreciar una modificación notable en la representatividad femenina con un incremento de su participación.
El control, la última y más alta esfera del empoderamiento, es la más compleja de analizar, pues incluye los niveles precedentes, y abarca varias dimensiones simultáneamente. El control se refiere al ejercicio del poder, lo que incluye la toma de decisiones y el acceso a los recursos, en ámbitos que abarcan el máximo nivel de dirección de un país, y el escenario familiar y doméstico.
En tal sentido, el cuestionamiento del poder dio paso a la estrategia del empoderamiento que también está vinculado a su reverso: ausencia de poder o desempoderamiento, tales aspectos visibilizan el eje de movimiento de esta categoría que supone la relación (poder-dependencia), pero que en este caso hace énfasis en el desarrollo de relaciones sociales que rompan con las estructuras de poder que colocan a la mujeres en desventaja frente a los hombres y propone una nueva configuración social y subjetiva basados en el principio de la equidad.
Luego entonces, hablar de empoderamiento de las mujeres significa posicionarnos en un espacio de transformación social de las relaciones sociales que se construyen entre las mujeres, los hombres y su entorno.
Esto ocurre verdaderamente cuando las mujeres tienen claro los siguientes elementos:
Toma de conciencia por parte de las mujeres de su subordinación.Organización autónoma para decidir sobre sus vidas y el desarrollo que desean.Movilización para la identificación de intereses prácticos y estratégicos. (Mendizabal &López, 2013). Diálogos con experiencias laborales en el contexto laboral cubano y pinareño.
Tales argumentos, constituyen guías necesarias a tener en cuenta en el verdadero proceso autónomo, emancipador y de transformación en el ejercicio del poder por parte de las mujeres, pues no se trata de competir con los hombres, sino de ser autosuficientes nosotras mismas y para las demás. Se trata entonces, de desarrollar los capitales que articulan el poder, tales como: económico, cultural, social y simbólico en lo que la comprensión de las luchas cívicas de las mujeres tiene un peso fundamental para el cambio en este sentido.
En este sentido, la consulta y estudio de la obra de la socióloga cubana Martha Núñez Sarmiento, ha servido de guía para comprender la complejidad del tema y su tratamiento en Cuba, no obstante, polémico, pero a la vez con la convicción profunda de que en las condiciones actuales la sociedad se encuentra en un momento asimilación de cambios en la vida cotidiana.
A partir de mirar cuánto tiempo y cuál ha sido el costo para el logro de un acceso de la mujer a la vida pública y laboral, se puede entonces entender que es largo, aunque no es menos cierto que a través de la historia existen puntos culminantes de emancipación y liberación. No obstante, la equidad en cuanto a reducir las brechas en materia de género, color de la piel, etnia, clase social, territorio, entre otras, teniendo en cuenta un enfoque interseccional del sujeto en análisis y sus configuraciones en función de los condicionamientos legitimados y jerarquizados socialmente.
En este escenario, se inscribieron propuestas interesantes como el proyecto Todas: En busca de un espacio dirigido por Marilyn Solaya y el Dr.C. Julio César González Pagés con la participación de otros colaboradores implicados en la temática, los cuales visibilizan las luchas feministas en Cuba, así como su impronta en la historia, y, específicamente en la historiografía regional. En particular en Pinar de Río, se destacaron féminas, tales como: Isabel Rubio, Magdalena Peña Redonda, Adela Azcuy, Inocencia Valdés Fraga, entre otras; lo que resultó interesante para sustentar la tesis que las luchas feministas en Cuba tienen una continuidad en la actualidad, así como, tributo a las mujeres en el marco de su día internacional en el presente año y los venideros.
De igual forma, como parte de la constante superación de las autoras en la temática se consideró su participación en los cursos Pre congresos en el marco del Congreso Internacional de Investigadores sobre Infancias, Adolescencias y Juventudes celebrado del 29-31 de marzo de 2022 en el Palacio de Las Convenciones en La Habana, Cuba. Vinculados a la temática de la inserción de la mujer en el mundo laboral lo que sirvió como un espacio de debate, conocimiento y actualización en torno al tema y su heterogeneidad social, debido también a la reciente apertura de nuevos actores económicos, como las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES) como partes de las estrategias del Estado para impulsar la economía en un proceso de reactivación y recuperación post-pandemia. Importante, entonces en este contexto trabajar enfoque interseccional de estas temáticas y articularlo con las estrategias de Desarrollo Local de cada uno de los territorios del país.
De este modo, se participó en la Jornada Contra la Discriminación Racial como parte de las actividades realizadas a nivel de país en torno al tema, en este caso, auspiciada por la sede de Unión de Escritores y Artistas de Pinar del Río del 4-7 de abril de 2022, donde el debate científico, crecimiento cultural y social estuvo dado por un panel de connotados investigadores del territorio que abordaron lo afrodescendiente en la mujer pinareña, el tratamiento de las brechas de equidad en el desarrollo local y la exposición de fotografía del hombre negro visto desde su propia raza, estos posicionamientos en contexto cubano actual y pinareño resultan necesarios para poder comprender al ser humano en su propia naturaleza de pensamiento y acción condicionada por un contexto social dinámico.
El discurso recorrido hasta aquí, y, teniendo criterios de las autoras en otros momentos de la investigación anterior, resultó válido acotar elementos constitutivos que direccionan el empoderamiento de las mujeres en el mercado laboral, así como los puntos de inflexión encontrados en el análisis crítico del Código Laboral, así como, prestar atención aquellos elementos que pudieran irrumpir en la estabilidad de la gobernabilidad partiendo del desequilibrio de los mecanismos de participación como uno de sus principales pivotes en el sostenimiento de un proyecto socialista alternativo emancipador, tales como:
Diferenciación de garantías legales del trabajador por cuenta propia titular de licencia entre los trabajadores contratados.Obligar el cumplimiento por parte de los titulares de licencia de los términos pactados en los contratos laborales, respecto a: disfrute de los beneficios de la Seguridad Social por concepto de licencia de maternidad; así como preservación del empleo hasta reincorporación de la trabajadora, establecimiento del horario de jornadas laborales, así como el esclarecimiento de salarios mínimos y máximos devengados, entre otros.Temporalidad de los contratos de trabajo en el sector cuentapropista, aumenta la inseguridad jurídica de los trabajadores contratados debido a la terminación de la relación laboral de un momento a otro. Según Rodríguez, (2017) resulta factible formalizar la relación de trabajo en un documento distinto del contrato de trabajo, tomando en consideración que los porcientos de trabajadores contratados aumentan en el sector por cuenta propia, que la edad promedio en este sector es muy baja, y que los menores de 18 años de edad deben vincularse a plazas donde se preserve su desarrollo físico-mental.Reformular la conceptualización de trabajador contratado y considerarlo como cuenta ajena en lugar de trabajador por cuenta propia.En el ejercicio de este trabajo por cuenta propia las mujeres estudiadas han expresado haber afrontado varias dificultades relacionadas con: la preparación y/o educación para llevar adelante un actividad de este tipo, la confianza a desarrollar con las personas que te rodean, la obtención de materiales, insumos y recursos necesarios para el perfeccionamiento de la actividad, la implementación de la tarea de ordenamiento monetario[1] que ha implicado un aumento de los precios en el mercado minorista y un acceso a los recursos en una moneda que no es la que circula en dinero físico en el país, así como un cambio en las ofertas que se les realiza a los clientes y consumidores a partir los cambios generados en las tarifas de precios en los servicios que se ofertan.
[1] La Tarea Ordenamiento como se ha explicado por fuente oficiales como la Gaceta de Cuba y medios de comunicación incluye cuatro elementos bien claros: resolver la dualidad monetaria, resolver la dualidad cambiaria, eliminar subsidios y gratuidades hasta donde sea posible en las condiciones de nuestra economía y hacer una transformación de los ingresos. No obstante, a la aplicabilidad de esta medida en el contexto cubano y su urgencia por las propias necesidades a resolver como actividad pendiente del gobierno cubano en términos económicos, su ejecución en un contexto de pandemia el cual no estuvo previsto por nadie, hace que su impactos en las nuevas formas de empleo y los ciudadanos cubanos en general se vean afectados, no solo en cuanto al precio, sino también en cuanto a los servicios y los insumos a obtener para mantener y ofertar otros servicios lo que en aras de propiciar un desarrollo encarece la vida cotidiana. A un año de haber implementado esta medida el proceso inflacionario ha adquirido proporciones de escándalo, que el en mediano largo plazo tendrán solución si cómo han dicho los principales representantes a nivel de Estado somos capaces de producir más.
Conclusiones:
Se hace urgente el establecimiento de una unidad en el movimiento feminista que se pronuncie por la lucha cívica en torno al desarrollo de igualdad de oportunidades en el mercado laboral tanto para mujeres como hombres, no se trata de repetir los patrones existentes de socialización en este sentido, sino de encontrar un equilibrio que no conduzca a un proceso de dominación, subordinación e infravaloración.
El empoderamiento de las mujeres o femenino deviene entonces: en un proceso de transformación social de la conciencia crítica entorno a la toma de conciencia individual y colectiva que permita aumentar la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y de acceso al ejercicio del poder y a la capacidad de incidir en el cambio social. Además, contribuye a generar relaciones simétricas partiendo de la compresión crítica de los mecanismos de interpelación ideológica a los que están sujetas las mujeres en un proceso de cambio social que es dinámico.
Asimismo, la apertura de empleadores privados en el sector no estatal cuentapropista constituye una de las reformas de mayor repercusión social debido que a nueve años de flexibilización del ejercicio del trabajo por cuenta propia como complemento a la opción de empleo estatal, a los que se agregan las deficiencias en la regulación laboral entre las personas naturales, muestran signos de desprotección a los trabajadores(as) en el sector cuentapropista en Cuba. Los altos salarios devengados por los trabajadores (as) contratados (as) en este sector, es una de las causas de acpetación por estos (as) de largas jornadas de trabajo, violación de su descanso diario y el no disfrute de las vacaciones anuales pagadas.
La necesidad de esta forma de producción para el crecimiento económico cubano, no justifica una política de empleo sustentada en una legislación laboral deficiente ni consolidar patrones de desigualdad en el disfrute de los derechos laborales en los sectores estatal y no estatal cuentapropista. La política pública de acceso al empleo requiere de controles estatales efectivos para el disfrute de los derechos laborales de los trabajadores, principalmente en el sector no estatal cuentapropista, sobre la base de la corta edad del Código de Trabajo cubano y la inseguridad jurídica que entrañaría su modificación. Solo así se alcanzaría la correspondencia entre el incremento de la productividad, la calidad de los servicios y la efectividad de la política de empleo (Rodríguez, 2017).
Bibliografía:
Díaz, Beatriz. (1992). Cuba: modelo de Desarrollo Equitativo, En: Sistemas Políticos, Poder y Sociedad. Estudios de Caso sobre América Latina, Ed. Nueva Sociedad, pp. 341-348, Caracas.Díaz, Beatriz. (1996). Desarrollo Social y Políticas Públicas, El caso de Cuba, Estudio elaborado para el United Nations Research Institute for Social Development (UNRISD).Gaceta Oficial de la República de Cuba, No. 29. Ministerio de Justicia. La Habana, 17 de junio de 2014. ISSN 1682-7511. Mendizabal Furundarena, Garbiñe & López Loizaga, Miren. (2013). Empoderamiento de las mujeres: del individual al social. Ayuntamiento de Ortuella, Área de Igualdad de Oportunidades. España. Recuperado en: www.ortuella.eus/es-ES/Servicios/.../Empoderamientodelasmujeres20130507.pdfRitzer, George. Teoría Sociológica Contemporánea Primera y Segunda Parte. Editorial Félix Varela. La Habana, 2006: 409.Rodríguez Ferrer, Yankel. (2017). Política de empleo en Cuba en el período de 1984-2013. Ponencia presenta en el Congreso Nacional de Estudios del Trabajo. El trabajo en conflictos. Dinámicas y expresiones del contexto actual. Buenos Aires, Argentina del 2-4 de agosto.Rojas Hernández, Belkis. (2017). “El empoderamiento femenino de la mujer rural como vía para el desarrollo de las comunidades rurales”. Revista RUMBOS TS, año XII, Nº 16. ISSN ED. IMPRESA 0718- 4182 / ED. EN LÍNEA 0719-7721, pp. 77-92UNICEF (1998) El marco conceptual de igualdad y empoderamiento de las mujeres, En: Magdalena León, Poder y empoderamiento de mujeres, UN,Facultad de Ciencias Humanas, T/M Editores, Santa Fé de Bogotá.Vasallo Barrueta, Norma. Del feminismo al género. Un intento de romper estereotipos desde una relectura de las clásicas. En Mirar de otra manera. La Habana. Editorial de la Mujer, 2008, pp. 32-33.
Palabras clave:
Mujer, Feminismo, Empoderamiento de la mujer, Trabajo, Género.
Resumen de la Ponencia:
La violencia de género se expresa en diversos ámbitos. En el espacio público se traduce en situaciones de acoso y abuso, tensionando el derecho de las mujeres a habitar en libertad de oportunidades y de usar y apropiarse de los espacios colectivos, deteriorando el despliegue de sus capacidades en igualdad. En un contexto sociocultural fuertemente patriarcal, las percepciones de inseguridad condicionan los usos del espacio público por parte de mujeres y diversidades. El urbanismo es también expresión de este contexto sociocultural. El diseño urbano tiene un marcado sesgo androcéntrico expresado en el diseño de espacios públicos homogéneos que no recogen la diversidad de percepciones y experiencias sociales del habitar, ello ha contribuido a ampliar las percepciones de miedo y seguridad de las mujeres y diversidades. La presentación expone algunas reflexiones surgidas de una investigación en curso que tiene como objetivo analizar los espacios públicos de la ciudad de Concepción desde un enfoque de género, analizando como son percibidos y apropiados por las mujeres, desde el miedo y el cuidado, y qué elementos del diseño urbano inciden en estas percepciones. A partir de ello se propone elaborar propuestas de diseño urbano con enfoque de género que contribuyan al uso y apropiación de ellos en equidad y sin violencias. El método de investigación propuesto es de carácter mixto, considerando aspectos cuantitativos asociados a la revisión planos reguladores y archivos; así como cualitativos, vinculados al estudio de percepciones de mujeres y disidencias sexuales respecto a sus experiencias urbanas, y al análisis de las características físicas del diseño urbano en el área de estudio. Los resultados recogidos hasta ahora evidencian que en el habitar cotidiano de la ciudad las mujeres elaboran recorridos orientados por sus percepciones de miedo y cuidado. Las tareas del cuidado cotidiano en la ciudad conllevan una sobrecarga de trabajo diario, ello en medio de una diversidad de violencias en los espacios. Pese al incremento de las políticas sociales en estos años los instrumentos de planificación urbana siguen omitiendo estos aspectos dentro las normativas. Las acciones al respecto sólo se han incluido desde políticas de seguridad que promueve el control del espacio y los cuerpos reforzando la exclusión ya existente. Pese a este contexto las mujeres, recogiendo las propuestas del eco-feminismo y el urbanismo feminista se han articulado en diversas organizaciones y agrupaciones sociales que han liderado los movimientos sociales urbanos y los colectivos sociales a escala local y barrial proponiendo nuevos referentes para la construcción de la ciudad. Frente a las diversas violencias estas agrupaciones colocan la vida y la preservación de ésta como el eje desde donde reconstruir la ciudad.Resumen de la Ponencia:
La incorporación de mujeres a las Fuerzas Policiales y de Seguridad federales en Argentina es un hecho relativamente reciente. La Gendarmería Nacional Argentina (GNA) inició esta tarea en el año 1993 cuando incorporó con grado de 1er Alférez “en comisión” a la Licenciada Mirta Alejandra Borra, primera profesional oficial femenina de la institución. Sin embargo es recién a partir del año 2000 que, debido a las demandas operativas de la fuerza, las mujeres comienzan a incorporarse, primero como personal de apoyo técnico en especialidad de auxiliar policial, luego en la categoría Gendarme y finalmente en el año 2007, como cadetes para integrar el cuadro de Oficiales de todos los escalafones y especialidades. De este modo, el objetivo de este trabajo es describir las motivaciones, obstáculos, logros y desafíos personales e institucionales de las mujeres de la GNA en el desarrollo de su carrera dentro de la fuerza. ¿Cómo se encuentra desplegado geográficamente el personal femenino de la institución?, ¿qué tareas cumplen?, ¿cuál es el despliegue feminino en las unidades, grupos y operativos especiales?, ¿hay una división sexual del trabajo? ¿De qué forma acompaña la GNA las demandas del movimiento feminista? Mediante encuestas y entrevistas en profundidad se analizará la situación actual de las mujeres de la GNA en una institución fuertemente generizada (Acker 1990) a 14 años de su incorporación.