Maria Daniela Abraham
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Mariana Butinof
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Juliana Huergo
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1 - Cátedra de Epidemiología General y Nutricional, Escuela de Nutrición, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba..
2 - Cátedra de Nutrición en Salud Pública, Escuela de Nutrición, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. Centro de Investigaciones y Estudio sobre Cultura y Sociedad (CIECS). Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Córdoba.
Resumen de la Ponencia:
Se considera que las personas adultas mayores (PAM) conservan prácticas alimentarias vinculadas a la identidad de una comunidad (acervo sociocultural). En tanto la identidad de una comunidad, se despliega mediante práctica cotidiana -producción y consumo- como también en el discurso -normas y reglas sociales, usos y costumbres, entendida desde su carácter dinámico y su naturaleza histórica, por lo tanto mutable (Echeverría, 2001). Esta identidad-cultural-alimentaria rige el espacio dónde se come, qué se come y con quién se come; a su vez que se considera el medio de transmisión de saberes, en la que circulan sabores, aromas, texturas, imágenes, sonidos, cuidados que definen el placer o desagrado en relación con el alimento (Cabral et al, 2012). En este punto, la comensalidad -encuentro de sentidos colectivos que recupera la multiplicidad de intercambios que crea la comida - adopta un rol central como práctica cotidiana a través de la que la identidad puede ser definida, conservada, o transmutada, otorgándole un sentido diferente a las vejeces.Este trabajo pretende, a partir de recuperar las voces de las PAM mediante entrevistas semiestructuradas, interpretar historias de vida alimentaria que se van escribiendo en el
hacer de una actividades tan cotidianas como son el cocinar y el comer, configurando una íntima relación dialógica entre la
alimentación y el
curso de vida de cada uno/a (Sedó Masís y De Mezerville, 2004).Este reencuentro con la propia historia mediante la práctica de cocinar/alimentarse lleva a la PAM a evocar situaciones pasadas abriéndose a compartir los aprendizajes de su vida reflexivamente. Las PAM entrevistadas lo expresan como: recuerdos del pasado (
“el olor a guiso saliendo por la ventana mientras ayudábamos a papá en el campo”) que evocan alegrías, tristezas, manifestaciones de cariño; cambios de vida
(“cuando me vine a vivir a la ciudad del campo”); entrada a la vida laboral, el matrimonio, la paternidad, una enfermedad, la viudez. Que a su vez visibiliza diferentes maneras de habitar el espacio (campo/ciudad, casa, centros comunitarios) y el tiempo (infancia, juventud, adultez, vejez).Esto representa aborda la alimentación tanto en un plano individual (desde el núcleo familiar) como social (redes de solidaridad y espacios de participación/construcción colectiva), comprendiendo la experiencia de envejecer en la configuración de la identidad personal, a partir de relaciones-redes en donde se expresan las influencias socio históricas.Así, se logra vincular el devenir histórico alimentario de PAM con la interacción y la transformación, traducidos en sus prácticas alimentarias cotidianas, articulando la dimensión objetiva (conjunto de alimentos que componen su alimentación diaria) y subjetiva (representaciones y sentidos) de los procesos sociales alimentarios, trazada en vinculación con Otros/as. En tanto, reconociendo transformaciones vivenciadas a partir de múltiples cambios que implican el envejecer, tensionando y poniendo en cuestión a la propia PAM.