Resumen de la Ponencia:
Esta investigación tiene el objetivo de describir las prácticas alimentarias y la alimentación tradicional en un grupo de estudiantes indígenas de la Universidad de Antioquia. La alimentación es uno de los procesos más esenciales de los seres vivos ya que está directamente relacionada con la supervivencia. La palabra alimentación se asocia como una experiencia sensorial que pervive en lugares específicos que tienen identidad propia y se expresa en un hábitat concreto. Es allí donde el territorio y la alimentación convergen, convirtiendo el acto de alimentarse en un ejercicio de compenetración con el territorio; para las comunidades indígenas hay una complementariedad (hombre-tierra) como forma de expresión social, cultural y donde adquiere forma su arraigo con el territorio.La alimentación tradicional es el resultado de un saber que se transmite principalmente en el seno de la familia, que narra a través de las diferentes preparaciones su propia historia alimentaria y donde los integrantes de cada núcleo familiar participan en la siembra, la cosecha, preparación y consumo de alimentos autóctonos. En estos territorios se establece el intercambio de alimentos que producen en las chagras o huertas tradicionales, su valor no se limita a proveer alimentos, sino que contribuye a fortalecer la identidad cultural, resignifica los saberes de cada territorio y la memoria social.El desarrollo metodológico para la realización de esta investigación es el enfoque cualitativo. Este tipo de investigación se caracteriza porque recoge las percepciones de los sujetos, permite un acercamiento a su vida cotidiana y a los contextos en los que habitan los sujetos, y así interpretar desde estas perspectivas las prácticas, significados, creencias que los sujetos le atribuyen a la alimentación tradicional. Para este trabajo se utilizaron técnicas de recolección de información como: las entrevistas individuales, revisión bibliográfica y el diseño de un guion con preguntas semiestructuradas que permitió orientar la conversación. Posteriormente se hizo un análisis de codificación y categorización de cada una de las entrevistas. El método de aproximación es la etnografía, su enfoque investigativo pretende comprender los modos de vida de una unidad social concreta.Como resultado se encontró que para los estudiantes indígenas la alimentación es muy diferente, se criaron con alimentación propia, con frutas y verduras de la región. La importancia de las chagras en la alimentación tradicional sirve no solo como medio para proveer alimentos, sino que se distingue como forma de organización colectiva, basada en la ayuda mutua. Como conclusión, los testimonios que dan vida a este trabajo narran sus orígenes, costumbres y las historias contadas en primera persona sobre cómo adquieren, transforman y consumen los alimentos. Un trabajo conjunto que se fue cociendo a fuego lento, con recetas que salen de la memoria, la tradición y la herencia de sus ancestros. SUBIR COMPROBANTE DE PAGOResumen de la Ponencia:
Comer en forma colectiva en el ámbito comunitario fue una estrategia de sobrevivencia utilizado por sectores populares urbanos y rurales en toda la historia. En algunos momentos de crisis o necesidad, la olla popular se transformó en una forma de protesta, pero también una estrategia para aliviar la necesidad de alimentos de las familias que no contaban con los recursos para alimentar a sus miembros.Sin embargo, a partir de fines de la década de los 80, esta estrategia colectiva de sobrevivencia se transformó en un repertorio organizativo territorial, en especial de las mujeres en ámbitos urbanos. Y también los diversos gobiernos usaron estos espacios como canales para enfrentar la cuestión social y una estrategia de abordaje de algunas políticas sociales en especial las alimentarias.Esta ponencia analiza el inicio de este proceso de institucionalización de los comedores populares hacia mediados y fines de los años 80. La crisis económica de América Latina, el fin de las dictaduras y transición democrática, así como el fortalecimiento de estrategias de abordaje de las políticas sociales comunitarias constituyen algunos de los elementos que inciden en el proceso de institucionalización de estos espacios. En este texto se analizan en especial el caso de Perú, Chile y Argentina mostrando su diversidad, así como puntos en contacto.Resumen de la Ponencia:
El desarrollo los/as niños/as se relaciona con las formas y vivencias incorporadas en los procesos de socialización primarios y secundarios; los hábitos y las practicas alimentarias se desprenden de ellos y del entorno a nivel mundial y a nivel país en el cual se desarrollan. Luego de la pandemia por COVID-19, donde la desigualdades sociales se incrementaron de manera exponencial, toma relevancia la trascendencia de preguntarse cómo estos crecen, ya que son la base de la sociedad del mañana.
En este contexto, el pauperismo que abunda hace mella en los hábitos y costumbres de cómo nos alimentamos. Los sectores populares en la Argentina elaboraron diversas estrategias para poder acceder a una alimentación que a su criterio es balanceada y nutritiva. Entre ellas, podemos ilustrar uno de los diferentes canales por los que acceden a la comida, como es la participación con mayor o menor fuerza de Instituciones Gubernamentales, como son los comedores escolares, en Instituciones No Gubernamentales, que intervienen y colaboran con Organismos Internacionales y/o Movimientos Sociales.
En este estudio abordamos las representaciones sociales sobre los hábitos y las prácticas alimentarias de los/as niños/as que concurren a los jardines comunitarios de la Fundación de Organización Comunitaria -FOC-, ubicada en Lomas de Zamora, Provincia de Buenos Aires, Argentina en el año 2021. Utilizamos una metodología cualitativa, con un diseño descriptivo y transversal. La técnica de recolección de información fueron las entrevistas en profundidad y entrevistas virtuales. La investigación fue llevada a cabo por los/as alumnos/as y docentes pertenecientes a la carrera de Sociología, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires en el marco del Seminario "Metodología de la Investigación: El Ámbito de la Opinión Pública", cátedra Jorge Alberto Vujosevich quien dirigió este seminario por casi 30 años. Este trabajo es en su memoria.
Introducción:
Es importante destacar que el presente trabajo es fruto de la colaboración entre alumnos y docentes en el marco del Seminario de Investigación: El Ámbito de la Opinión Pública cátedra Jorge Alberto Vujosevich y Stella Maris Moreira, de la Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Buenos Aires.
Equipo de Alumnos y Docentes:
Angeloni Deborah, Bastide Geronimo, Pons Estel , Ramirez Aufgang Federico, Alderete Félix, Bouzas Carla, Calogero Federico, Calvete Sofia , Danza Smith Camila, Eymann Milena, Fernandez Molina Manuel, Frattini Lena, Gelber Tamara, Gendler Gustavo, Gurruchaga Maite, Larrán María, Linari Federico, Manfra Matias, Mansilla Matias, Martínez Laura, Medina Natalia , Medran Agustina, Pizarro Lara , Simeran Florencia. Docentes: Stella Maris Moreira, Victoria Campo, Mercedes Giadas y Ernesto Lespada.
Introducción
La preocupación por los hábitos alimentarios y nutricionales de las niñeces se ha vuelto un tema de relevancia a nivel mundial, tal es así que estudios realizados en el año 2019 por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) detectó que cada vez más los/as niños/as sufren las consecuencias de la mala alimentación y de un sistema alimentario que no tiene en cuenta sus necesidades nutricionales.
En la misma línea, un estudio realizado por el Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (ISEPCI) en el año 2021 en la República Argentina, muestra gran presencia de sobrepeso y obesidad en más de un cuarto de los/as niños/as a nivel nacional, donde se afirma que los trastornos nutricionales son reproductores de desigualdad social. Estos hallazgos concuerdan con la definición de malnutrición y las formas que adopta según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre las que aparecen con claridad el sobrepeso y la obesidad (OMS, 2021). Esto se encuentra en estrecha relación al mayor consumo de alimentos de alta densidad energética y bajo contenido de nutrientes, tanto más bajo cuanto más procesado esté el alimento (Peña y Bacallao, 2001).
Teniendo en cuenta dicho contexto, surge la necesidad presentada por la Fundación de Organización Comunitaria (FOC) por entender los hábitos y las prácticas alimentarias de los/as niños/as, que asisten a alguno de los 7 Jardines Comunitarios que ellos administran en el partido de Lomas de Zamora, Provincia Buenos Aires, Argentina, durante el año 2021.
La Fundación forma parte del Consejo de Lomas de Zamora y “Argentina Contra el Hambre”, por lo tanto, tiene un profundo interés en la calidad nutricional de los alimentos que reciben los/as niños/as que asisten a dichos Jardines. Manifestando la necesidad de trabajar en lograr mejorar la calidad alimentaria, renovando su inquietud por llevar adelante una investigación que ayude a comprender los hábitos y prácticas alimentarias de la comunidad y de los/as niños/as.
Enmarcados dentro de esta problemática, es que la FOC convocó al Seminario “Metodología de la investigación social: el ámbito de la opinión pública” Cátedra Vujosevich-Moreira de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en la búsqueda por comprender cuáles son las Representaciones Sociales sobre los hábitos y las prácticas alimentarias de los/as niños/as que concurren a los jardines comunitarios de FOC, durante el año 2021.
La estrategia metodológica utilizada es cualitativa, con un diseño descriptivo y transversal. En el marco de la pandemia del COVID-19, se buscó articular interactivamente los elementos del estudio e incorporar la posibilidad de cambio para captar los aspectos relevantes de la realidad analizada durante el transcurso de la investigación.
El universo de estudio son los/as niños/as de 2 a 5 años que asisten a los siete Jardines Comunitarios de la FOC en el año 2021, en el Municipio de Lomas de Zamora. Siendo la unidad de análisis, dichos niños/as.
Se realizaron entrevistas en profundidad (Marradi, et al., 2007) y entrevistas virtuales a través de plataformas de videollamadas que resultan fundamentales a la hora de encarar esta técnica (Moreira, et al., 2021: p6). La unidad de recolección de los datos fueron los responsables de gestionar la alimentación tanto dentro como fuera del hogar de los/as niños/as que asisten a los Jardines Comunitarios de la FOC.
La muestra fue confeccionada por conveniencia aspirando a la saturación teórica (Flick, 2007). Para acceder a los casos procedimos a contactar a informantes clave que nos facilitaron el acceso al campo: las coordinadoras de los Jardines, quienes nos acercaron a las personas responsables de preparar los alimentos para los/as niños/as. Se realizaron 97 entrevistas las cuales 58 presenciales 39 virtuales, entre los distintos jardines. La mayoría de los/as entrevistados/as tenían menos de 40 años y eran mujeres.
Desarrollo:
HABITOS Y PRACTICAS ALIMENTARIAS DE LOS/AS NIÑOS/AS
En general, los/as entrevistados/as declararon ser parte de familias nucleares de padre, madre y hasta dos hijos. Existen algunos casos de madres solteras o familias más o menos numerosas. Asimismo, las personas entrevistadas valorizaron como central el momento de las comidas en familia, situando en importancia la cena y, ubicando la merienda en segundo lugar:
“Por eso la cena es lo que más se comparte en familia y trato de respetar eso" (Mujer, 24 años)
“Y cuando nos sentamos a comer a la noche, cuando estamos todos juntos, porque durante el día no estamos juntos...” (Mujer, 32 años)
Respecto a las comidas habituales, los/as niños/as suelen comer 3 o 4 veces por día (desayuno, almuerzo, merienda, cena), siendo los platos caseros más habituales durante la semana. Durante los fines de semana se busca cortar la rutina consumiendo alimentos más procesados.
También existen otros consumos rutinarios como son los vegetales que usualmente son mezclados en sopas, hervidos o combinados en otras preparaciones. Respecto a alimentos cárnicos, el pollo es el de mayor predominancia, seguido por la carne y por último, el pescado que se consume de manera muy escasa.
Respecto a bebidas consumidas, en su mayoría predomina el agua con alternancia de jugos en polvo; las gaseosas son mayormente asociadas a comidas de fin de semana.
Los postres, por su parte, son de consumo esporádico. Mientras los snacks aparecen como consumo muy moderado y las frutas son el consumo de colación más común, abundando las bananas, manzanas y naranjas.
En cuanto al consumo lácteo, se ingiere principalmente leche y yogurt. También aparece como complemento para otros platos como pastas o polenta en forma de quesos.
Respecto al consumo dado en meriendas o desayunos, se suele acompañar una taza de leche o infusión con alimentos de alto contenido en azúcares como galletitas, pan con dulce o facturas. Casi no ha habido menciones de ingesta de cereales.
Sobre la preparación de todos estos platos, las familias optan en su mayoría por dos opciones: realizando varias comidas para almacenar para los días venideros, o bien, generando un plato específico para cada momento de comida, aludiendo al disgusto por la comida descongelada o recalentada. Asimismo, el método de cocción predilecto es el horneado en contraposición con la fritura, llevada a cabo en menor medida. Como rasgo a destacar, cada plato preparado es asociado a las diferentes estaciones del año, siendo los guisos platos invernales, y las ensaladas platos primaverales.
Finalmente, existe una costumbre ampliamente extendida: repetir el plato. Algo que según los diferentes relatos ocurre tanto al interior de los jardines como de los hogares:
“(…) yo siempre que cocino, la olla siempre está llena y todos repiten (…) ósea como que cocinas siempre olla popular (...) No, porque ponele el más grande te puede comer tres platos sin ningún tipo de problema, así que…y el segundo, el de en medio, va a comer dos (...) todos son de buen comer” (Mujer, 42 años)
LUGARES Y CANALES DE ACCESO A LOS ALIMENTOS
Las familias comentan sobre una variedad de lugares de acceso a alimentos que van desde kioscos y almacenes, hasta verdulerías y grandes mercados. En este sentido, dependiendo la familia, se efectúan grandes o pequeñas compras programadas, a veces combinando ambas y siempre en relación a la idea de “vivir al día” en un sentido económico. También, es de fuerte consideración el espacio para almacenar o conservar los alimentos, al momento de hacer compras más o menos numerosas. Otro de los factores considerados es la cercanía, la calidad y los precios, relacionados con la comodidad para efectuar la compra. Notamos que, quienes acceden a las compras de los alimentos, suelen movilizarse hasta sus lugares de compra en colectivo o auto:
“Hace años que no sé lo que es un supermercado, para ir y comprar en cantidad. No, porque tengo una heladera muy chiquita y no va a aguantar todas esas cosas. Yo vivo al día al día. Algo así.” (Mujer, 53 años).
. En cuanto a canales de acceso, algunas familias comentaron tener facilidades al trabajar en mercados o tener su propio negocio, pudiendo extraer alimentos de allí, con la posibilidad de un descuento de su salario en varios casos. Asimismo, las pensiones no contributivas como ser la Asignación Universal por Hijo, la Asignación Familiar por Hijo y la Tarjeta Alimentar, son fuentes de ingresos que las familias indagadas dedican exclusivamente a alimentos.
REPRESENTACIONES SOBRE LOS GUSTOS Y LAS PREFERENCIAS DE ALIMENTACIÓN DE LOS/LAS NIÑOS/AS
A partir de las representaciones sobre los gustos y las preferencias de alimentación de los/as niños/as, se encontró que los principales alimentos que les gustan son: fideos, arroz, milanesas, puré de papas, guiso, pizza, papas fritas, carne, papa, tomate, empanadas y las salchichas. De las comidas dulces, la banana y la manzana como frutas preferidas. También detectamos fuerte aceptación de los lácteos, especialmente leche y yogurt. Por otro lado, las personas responsables de gestionar la alimentación dieron cuenta sobre los principales alimentos que no les gustan a los/as niños/as son verduras de hojas verdes, carne vacuna, tomate, zanahoria, zapallo y ensaladas en general. A pesar de tener las frutas mayor aceptación en términos generales, se encuentran ciertos disgustos hacia frutas como la frutilla o el kiwi.
Sin embargo, respecto al consumo de verduras, observamos a partir de los dichos de los/as responsables, que la forma de preparación más atractiva para los/as niños/as es aquella que incluye agua (sopas, caldos, soyo, etc) y lleva las verduras cortadas pequeñas o incluso procesadas. Respecto a las frutas, encontramos que éstas suelen consumirse como snack a lo largo del día, dado que es común que sean de libre acceso para los/as niños/as en sus casas.
En términos generales, las preferencias respecto al consumo de determinados alimentos tienen que ver con el modo en que son preparados. Asimismo, existe entre los/as niños/as un repudio generalizado hacia ciertos aspectos específicos de los alimentos, siendo el color ejemplo de ello. En este sentido, podemos afirmar que gran parte del rechazo no se debe a una cuestión de sabor, sino visual.
PERCEPCIÓN Y OPINIÓN DE LOS RESPONSABLES DE GESTIONAR EL ALIMENTO DE LOS/AS NIÑOS/AS
En cuanto a la percepción y opinión sobre las prácticas y hábitos alimentarios de los/as niños/as, emergen deseos y aspiraciones vinculados a la adopción de una alimentación saludable, también relacionado con la variedad.
“Me gustaría que coma más verdura o que varíen un poco más porque siempre es lo mismo, como que entramos en una rutina también con lo que es la comida” (Mujer, 30 años).
“Y que quiera comer más carne porque tiene más vitaminas que el fideo blanco” (Mujer, 24 años)
La dificultad para cumplir con estas aspiraciones en algunos casos genera un sentimiento de culpa en las personas responsables:
“Capaz que también fue culpa mía (que no le dio verdura) antes, viste que a veces les cuesta de grandes agarrar la verdura si no se las das de chiquitos. Yo digo que también es culpa de nosotras las mamás que no los acostumbramos a comer verdura u otras cosas” (Mujer, 42 años)
“Creo que el problema soy yo, porque él dice no y ya lo deja ahí, no insisto” (Mujer, 35 años).
También, se menciona la necesidad de contar con información sobre composición y proceso de producción de los alimentos (sobre todo en mamás jóvenes):
“A veces estamos dándole a los chicos cosas que no son necesarias, pienso en como es el procedimiento de las galletitas que tiene mucho colorante. La verdad que las verduras también a veces las cortas y están podridas o tienen un montón de químicos, nos queremos informar de eso también” (Mujer, 25 años)
PERCEPCIONES SOBRE LAS COSTUMBRES EN TORNO A LA PREPARACIÓN DE ALIMENTOS DE LOS/AS NIÑAS/OS
En las familias se suelen preparar los alimentos que se han aprendido a consumir en la niñez, cocinando principalmente comida en ollas y hornos.
La disposición del tiempo surge como una variable clave a la hora de decidir qué alimentos preparar y consumir. También, está muy presente la idea de no desperdiciar la comida, ya sea puede ser reutilizada en otras comidas, como una vianda para el trabajo, para alimentar a las mascotas o simplemente se prepara lo justo.
Por otro lado, surgió en múltiples ocasiones la idea de esforzarse por comer bien asociada al consumo de frutas y verduras, a lo preparado en casa y a la variedad. Sin embargo, en este énfasis por la variedad hay una idea asociada con preparaciones distintas, sin contemplar los distintos nutrientes que los/as niños/as necesitan:
“Yo hago de todo yo hago papa, hago medialuna, hago ñoquis, pizza, hago todo, ósea que siempre tenemos un menú para todos los días” (Mujer, 33 años).
Este esfuerzo por comer mejor se encuentra muchas veces obstaculizado por las dificultades para que los/as niños/as ingieran algunos alimentos, lo que lleva a que sus responsables usen distintas estrategias para lograr su consumo. Cuando éstas no logran ser efectivas, se suele tomar la decisión de preparar comida a su gusto, incluso cuando eso significa hacer preparaciones percibidas como menos saludables.
Para la mayoría de las familias la idea de una planificación de las comidas no les es propia, sino que la decisión es hecha de manera espontánea. Si bien algunas afirman contemplar en su decisión cuestiones presupuestarias, priorizar lo que está a mano o, en algunos casos minoritarios, evitar cosas que engordan; la estrategia más común a la hora de tomar decisiones sobre las comidas es preguntar a los/as niños/as que quieren comer o darles opciones para que decidan y priorizar comidas que rindan.
REPRESENTACIONES QUE TIENEN LOS/AS NIÑOS/AS SOBRE LA COMIDA DE LOS COMEDORES DE LOS JARDINES DE FOC
En términos generales, la gran mayoría de los/as niños/as que asisten a los jardines de FOC disfrutan la comida que allí sirven. En los casos donde no comen, muchas de las personas entrevistadas coinciden en cuestiones vinculadas a lo colorido de las comidas, en referencia a las verduras. Y, en los casos excepcionales que manifestaron no gustarles la comida, no ofrecieron mayores detalles sobre la razón.
También se identificaron diferentes prácticas en relación con la alimentación de los/as chicos/as en los jardines, que no se vinculan directamente con sus gustos. Por un lado, el espacio grupal de comida conlleva a que muchos/as coman incluso más que en sus hogares, e incluso muchas comidas que en su casa no comen, en el jardín sí las comen. En algunos casos sucede que a partir de ir al jardín prueban nuevas comidas y empiezan a comer más variado en su casa.
Al consultar sobre la opinión en posibles cambios en el menú, la mayoría de las personas entrevistadas manifiestan estar satisfechas con el menú vigente y no sugieren modificaciones.
Finalmente, se observó una falta de información sobre la alimentación que reciben los/as chicos/as en el jardín, ya que algunos/as mencionaron que no saben qué comen sus hijas/os.
MANIFESTACIONES, CULTURALES ,ETICAS Y REGIONALES
Existe una gran diversidad cultural y de nacionalidades en la población entrevistada. De las 97 entrevistas realizadas, 52 provienen o tienen relación con otras provincias o países (Misiones, Tucumán, Paraguay y Bolivia, fueron algunas de las más nombradas). Teniendo en cuenta las características de la población, se pudieron identificar comidas y recetas de estos lugares de procedencia que forman parte de los hábitos alimentarios de estas familias. Y con ello surgieron algunas dificultades de los/as niños/as para incorporar algunos condimentos, lo que puede resultar en algunos casos en preparaciones especiales para ellos.
Los testimonios de personas pertenecientes a Paraguay mostraron la preferencia de acompañar tanto las comidas con jugos o licuados de frutas, evitando por momentos las gaseosas. Además, se destacó el consumo de animales salvajes y la tradición de comer lo que cultiva la comunidad, algo visto como saludable e importante de transmitir a los/as niños/as. En definitiva, el consumo de estas comidas aparece como un hábito incorporado, relacionado con una tradición familiar:
“No sé porque, capaz porque, es algo que traemos de allá y no… es… es algo que nos gusta, es algo que ya, ya sabemos cómo es, de lo rico que es, y eso.” (Mujer, 51 años)
Gran parte de los/as entrevistados/as provenientes de otras regiones parece ser importante mantener este tipo de comidas típicas dentro de la alimentación de la familia. No sólo por una cuestión identitaria o de tradición, sino también por la valoración positiva que los/as entrevistados/as otorgan a los hábitos alimentarios propios de sus lugares de origen.
Otro aspecto positivo recogido de los testimonios de los entrevistados respecto a estos hábitos alimentarios está relacionado al alto valor energético que las comidas aportan, relacionadas al trabajo manual. Es interesante problematizar las diferentes necesidades energéticas que pueden existir al interior de un hogar para pensar el problema de investigación.
VINCULACIÓN ENTRE EL GÉNERO Y LAS PRÁCTICAS Y HABITOS ALIMENTARIO DE LOS HOGARES
Podemos subrayar que se observó una gran presencia de casos femeninos en las entrevistas. De las 97 personas entrevistadas, 90 resultaron ser mujeres, 36 declarando ser amas de casa y 10 desempleadas. Por lo que la mitad de las mujeres entrevistadas se encuentran gran parte del día en la casa y, por ende, se encargan de varias de las tareas cotidianas del hogar. Para indagar esta cuestión, preguntamos a los/as entrevistados/as acerca de la distribución de tareas en torno a la toma de decisiones acerca de la alimentación familiar, preparación de las comidas, limpieza y compras relacionadas con la alimentación.
La gran mayoría de los/as entrevistados/as mostraron que esas tareas recaen en las mujeres. Esta división notoria de tareas por género, es lo que construye roles de género, es decir, normas y prescripciones sociales sobre lo que debería ser el comportamiento femenino o masculino. Y si bien los roles varían de acuerdo a distintos factores, existe una división básica que corresponde a la división sexual del trabajo: las madres paren, por ende, son las encargadas del cuidado de sus hijos, de su alimentación, en definitiva, de lo doméstico (Lamas, 2002). Algunas de las mujeres entrevistadas, comentaron a su vez que tenían hijas adolescentes, y que eran ellas las encargadas de cocinar en caso de que no pudieran hacerlo. Situación similar a la que ocurre en los hogares extendidos, donde la persona entrevistada vive con familiares adultos suyos o de su pareja. Siendo las mujeres de la casa las que se van turnando a la hora de cocinar.
“Al mediodía la que cocina es mi mamá, ella se encarga. A la noche cocino yo sola.” (Mujer, 22 años)
Aun así, en algunos casos se daba cuenta de tareas repartidas al interior del hogar. Si bien algunas mujeres comentaron que las tareas y responsabilidades son compartidas, algunas de ellas hicieron alusión a esta división como una “ayuda” de sus parejas/maridos.
Varias de las personas entrevistadas hicieron alusión a la compra de las comidas, ya sea semanal o mensual, como un momento compartido por ambos. En ocasiones donde, por horarios u otras razones no podían hacer las compras de forma conjunta, igualmente se mencionó que las personas adultas del hogar participaban de ir al mercado a comprar.
“Sí, a veces sí, salimos los tres a pasear. Salimos así. (...)Y vamos a ver, a distraerse un poco, y ver. Y de paso compramos la comida para tener para la semana.” (Mujer, 34 años)
Nos encontramos con una marcada división de las tareas por género, donde aquellas que corresponden a la alimentación de los hogares, recae en las mujeres. Las tareas de limpieza y sobremesa, si bien no fueron profundizadas en las entrevistas, mostraron que, en algunos casos, las parejas colaboraban, y en otros, también se intentaba inculcar que los/as niños/as participen. Aún así, la forma en que se percibe estas tareas, es de “ayuda”, algo que sigue depositando a la mujer como responsable de las actividades domésticas.
REPRESENTACIONES SOCIALES SOBRE LA ALIMENTACIÓNSALUDABLE
Se han recuperado distintas representaciones, entre las cuales aparece fuertemente que una alimentación saludable se relaciona con comer variado:
"Tratamos de comer de todo (...) Y me parece importante porque (...) implementan un montón de vitaminas y un montón de proteínas que al cuerpo quizás le hacen bien." (Varón, 34 años)
En menor medida, la alimentación saludable refiere a no comer en exceso:
"Yo creo que todo en su medida justa es bueno. Cuando llega el exceso ya… porque me ha pasado, viste que llega un momento que decís… comes comes comes, no es necesario ya tanto.” (Mujer, 40 años)
Por otro lado, también se observa gran énfasis en representar lo saludable en relación a las frutas y verduras, ya que las mismas están asociadas al aporte de vitaminas y “alimento”:
“La comida sana es la verdura porque eso es bueno para los chicos, totalmente…También para nosotros.” (Mujer, 31 años)
En esta misma línea, el guiso y la sopa aparecen mayoritariamente como comidas saludables:
“(...) trato de hacer un guiso que tenga verdura, que tenga condimento bien, bueno la sopa es saludable.” (Mujer, 27 años)
No obstante, en su minoría, el guiso se presenta como lo opuesto:
"Saludable como te digo, quiero creer que el guiso es saludable, pero bueno, es lo que tenemos para… para darle." (Mujer, 25 años)
En último lugar, también se mencionan las legumbres y los cereales. Continuando, muchos/as de los/as entrevistados/as asocian la alimentación saludable con lo “casero”, es decir, con aquello que se produce en las casas:
“Licuado de frutas porque es lo más sano (...) porque es hecho natural de frutas, lo haces en el momento. Estás viendo que le estás poniendo agua, bastante carne, pero una vez compramos en Coto y... Y a veces si falta compramos pollo.” (Mujer, 24 años)
A su vez, se observa que la alimentación que se percibe saludable puede no llevarse a la práctica por limitaciones económicas:
“a uno le gustaría comer más sano, pero a veces no se puede. Por qué no te alcanza la plata" (Mujer, 36 años)
Finalmente, implementar una alimentación saludable es difícil por no ser percibida como rendidora.
“le doy prioridad a lo que rinde mas, así comemos cómodos” (mujer, 30 años).
CORRESPONDENCIA CON LA PRACTICA COTIDIANA
En muchos casos se observa correspondencia entre las representaciones sobre alimentación saludable y las prácticas cotidianas. Las personas usan diversas estrategias para que los alimentos percibidos como saludables sean incorporados a la dieta de los/as niños/as. Una de las más usadas es insistir en que los coman o “camuflar” las verduras:
"yo siempre le doy verduras. Capaz que le escondía la verdura, pero lo comía. Y después cuando ya le dejaba la verdura ahí la comía (...) Por ahí hago un guiso pero a ellos no les gusta la cebolla y lo pico bien chiquito y como que no se ve y que te lo comen igual" (Mujer, 24 años)
Por otro lado, limitan, regulan y restringen alimentos percibidos como no saludables:
“restringirlos no, no porque después puede ser peor creo yo, pero sí, si quieren comer alguna golosina o quieren comer algo frito, o quieren comer pan, no, no se los prohíbo, se puede comer todo pero todo variado y medido.” (Mujer)
También, se observa muchas situaciones donde, a pesar de que los/as entrevistados/as perciben cómo saludables ciertos alimentos, les resulta difícil incorporarlos en la rutina debido a los gustos o preferencias de los/as niños/as.
“La fruta natural y algo de azúcar, nada más. Creo que es lo más sano, así que siempre trato de hacerles.” (Mujer, 29 años)
En ese sentido, muchos/as entrevistados/as sostienen que los alimentos son saludables en la medida en que no les “caigan mal” o “pesado a la panza”, y a su vez, que no generen enfermedades y/o malestares en sus hijos/as:
“Para que sea más saludable para ellos, que no les caiga…, que no les haga mal a la panza” (Mujer, 29 años)
Algunas personas hicieron énfasis en la tradición y en las costumbres heredadas, concibiéndolos como factores fundamentales para determinar si un alimento es saludable:
“No sé, yo desde chica entendí que la verdura y la carne siempre son saludables. Me viene eso a la cabeza” (Mujer)
Además, existe un amplio consenso respecto de que las frituras y la comida chatarra (alimentos procesados y ultraprocesados) no son saludables:
“(...)Tratamos de comer lo más saludable posible. Así que lo chatarra, hamburguesa, salchicha, esas cosas no. Consumimos muy poco. Poco y nada te diría.” (Mujer, 36 años)
“se me complica mucho porque mi marido es de buen comer y mi hijo también entonces ponele si yo tengo ganas de comerme un pollo a la plancha con ensalada me lo hago para mí y a ellos les hago aparte otra cosa (...) Porque si no no se llenan, necesitan algo contundente” (Mujer, 24 años)
SOBRE LOS FACTORES ECONÓMICOS
Con respecto a las representaciones sobre la influencia de estos factores a la hora de acceder y preparar los alimentos, en muchos relatos se pudo observar que el ingreso condiciona la elección a la hora de comprar lo necesario. Esto significa que los gustos y/o preferencias de los/las niños/as, tanto como de los otros miembros del hogar, constituyen un factor secundario ante las limitaciones que implican determinados niveles de ingresos:
“Uno hace lo que puede con los chicos, (...) uno como padre quiere darle lo mejor siempre a sus hijos, esforzarse por ellos, que a veces no se puede, y hay que darle lo que uno tiene en el momento, lo que se puede. (...) Hoy por hoy comemos lo que nos da el bolsillo y a veces ponemos cosas que no tenemos que poner porque no tenemos de otra, porque tampoco podemos darles a los chicos agua con dos o tres verduras porque tampoco son animales” (Mujer, 26 años)
Por otro lado, como se observó sobre los canales y lugares de acceso, se menciona tener en cuenta los precios a la hora de decidir dónde comprar. Señalan que en muchas ocasiones deben comprar fuera del barrio, aunque les consuma un poco más de tiempo. También, buscan comercios que tengan ofertas y/o promociones, o también escogen las ferias porque allí se consiguen alimentos más baratos.
Asimismo, en muchas ocasiones se reemplazan alimentos por otros que son más baratos:
“Porque la carne está muy cara. Tenemos que comprar y compramos”
Gran parte de los entrevistados le dieron mucha trascendencia a la temática económica ya que en su mayoría pertenece a sectores mas desfavorecidos.
Conclusiones:
Entendiendo la alimentación como un hecho social más allá desde un sentido biológico o nutritivo, pudimos observar diversos factores que inciden en cómo se deciden, cómo se preparan y cómo se consumen los alimentos.
Es por ellos que pudimos identificar múltiples variables que influyen a la hora de tomar decisiones de que y como se preparan los alimentos, sin embargo podemos destacar que gran parte de los entrevistados manifestaron la falta de tiempo como una cuestión clave a la hora de decidir, ya que se suele optar por llevar a cabo preparaciones rápidas y que alcancen o sean suficientes para saciarse durante todo el día.
A su vez, otro factor es la familiaridad o costumbre, ya que en muchos hogares se preparan alimentos que se han consumido durante la niñez. En ese sentido, también los gustos y preferencias de los/as chicos/as juegan un papel tan importante que suele obstaculizar incorporar verduras a su alimentación. Por último, la economía familiar es otro factor ya que muchas veces el precio de los productos resulta un condicionante a la hora de elegir qué y dónde comprar.
En definitiva, la preparación de las comidas suele ser una cuestión “del momento”, teniendo en cuenta principalmente el factor tiempo (de preparación, de consumo y de “rendimiento”), economía (precios) y gustos (de los/as niños/as y de los/as adultos/as).
Creemos que es fundamental continuar con el debate sobre ¿como? y ¿con que? se alimentan los niños/as, y es prioridad el diseño de políticas publicas en post del mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes.
Bibliografía:
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Palabras clave:
Alimentación de niños y niñas
Jardines Comunitarios
Alimentación saludable
Resumen de la Ponencia:
Introdução: A comida, o comer, a comensalidade diferem o homem dos outros animais, e tornam a alimentação, além de vital, um ato dotado de diferentes dimensões. A cultura alimentar é parte da dinamicidade sociocultural do Brasil. No Brasil, com a promulgação da Lei nº 11947, de 2009, o Programa Nacional de Alimentação Escolar (PNAE) tem estimulado a utilização de alimentos da agricultura familiar e de preparações tradicionais ou regionais. Objetivos: Este trabalho teve como objetivo geral verificar a utilização de preparações regionais na alimentação escolar de Itinga, município do semiárido de Minas Gerais, nos anos de 2011 a 2021. Metodologia: Foi utilizado o levantamento de dados secundários oriundos dos documentos de registro e processos de aquisição da agricultura familiar da Secretaria Municipal de Educação e Cultura. Resultados: O percentual do recurso federal utilizado com a agricultura familiar no município passou de 4,01% em 2011 para cerca de 46% em 2021, sendo adquiridos mais de 40 tipos de alimentos. Algumas preparações foram adquiridas prontas, produzidas pelos agricultores familiares, com destaque para os derivados da mandioca, farinha, beiju, bolo e o tradicional biscoito de polvilho, conhecido na região como “biscoito escrevido”, como referência ao modo de preparo em que a massa é acondicionada em sacos, de plástico ou tecido, para o desenho de diferentes formatos de biscoito. Outro diferencial marcante da receita é a utilização do forno de lenha do tipo romano ou de tambor, tradicionais na região. Sua importância foi marcada na realização de uma oficina de biscoito escrevido, com a comunidade quilombola Jenipapo Pinto, em 2017, gravada em vídeo e utilizada nas aulas de educação patrimonial. Foram adquiridos também corante de urucum, rosca caseira, rapadura, bolo de fubá, biscoito de queijo e biscoito de batata doce. Para aquisição desses produtos é necessária a apresentação do laudo da vigilância sanitária municipal. Também são realizadas visitas locais pelos extensionistas da EMATER e do nutricionista da Secretaria Municipal de Educação e Cultura. Outras preparações regionais presentes na alimentação escolar são produzidas pelas merendeiras, a partir dos produtos adquiridos in natura, tais como o mingau de milho verde e o caldo de mandioca. Bastante regional é a utilização do feijão verde, guandu (chamado na região de andu) ou catador, variedades de pouca circulação comercial em supermercados, mas vendidos nas feiras locais e utilizados na região para a produção de farofa. Conclusão: O município de Itinga tem realizado a compra de gêneros da agricultura familiar e inserido preparações regionais na alimentação escolar, contribuindo para o respeito e continuidade da cultural alimentar local.
Introducción:
A comida, o comer, a comensalidade diferem o homem dos outros animais, e tornam a alimentação, além de vital, um ato dotado de diferentes dimensões, como a biológica, a ambiental, a sociopsicocultural, a econômica e a dimensão do Direito Humano à Alimentação Adequada, apontadas por Castro et al. (como citado em Maldonado., 2017).
Os alimentos preparados representam a transformação cultural do alimento. DaMatta (1986) ajuda a compreender a diferenciação entre comida e alimento quando afirma que a comida é carregada de identidade e estilo, o que não acontece com toda substância alimentar. Montanari (2013), explica como essa ação do homem sobre os alimentos disponíveis na natureza se dá por meio do uso de práticas tecnológicas, como o uso do fogo (Lima, Ferreira Neto, & Farias, 2015; Montanari, 2013).
Lévi-Strauss (2004), em sua clássica obra “O Cru e o Cozido”, demonstra como a descoberta do fogo permitiu ou estimulou que o homem caçador e coletor de alimentos crus, para a transformação dos alimentos por meio da cocção. Temos a passagem do homem do estado da natureza para o estado da cultura, uma vez que somos os únicos seres vivos capazes de coccionar o que comemos.
A cultura alimentar é parte da dinamicidade sociocultural do Brasil (Kaspar, 2016). Com a promulgação da Lei nº 11947 (2009), o Programa Nacional de Alimentação Escolar (PNAE) tem estimulado a utilização de alimentos da agricultura familiar e de preparações tradicionais ou regionais. Isso significa a busca pela oferta de refeições mais saudáveis, estímulo à economia local e o respeito à vocação agrícola e hábitos alimentares culturalmente referenciados.
Este trabalho teve como objetivo geral verificar a utilização de preparações regionais na alimentação escolar de Itinga, município do Médio Jequitinhonha, semiárido mineiro, nos anos de 2011 a 2021. Para isso foi utilizado o levantamento de dados secundários oriundos dos documentos de registro e processos de aquisição da agricultura familiar da Secretaria Municipal de Educação e Cultura, tais como projetos de vendas, editais de chamada pública, atas do Conselho de Alimentação Escolar, sistema de compras da prefeitura municipal, registros do setor de alimentação escolar, bem como dados disponíveis no sítio eletrônico do Fundo Nacional do Desenvolvimento Escolar.
Algumas análises deste trabalho fazem parte da pesquisa de mestrado vinculada ao Programa de Pós-Graduação em Estudos Rurais, da Universidade Federal dos Vales do Jequitinhonha e Mucuri (UFVJM), aprovada no Conselho de Ética em Pesquisa CEP, sob parecer 4.912.757, que teve como tema central a utilização de alimentos regionais na alimentação escolar.
Desarrollo:
As preparações culinárias são feitas de acordo com a cultura de cada grupo, cada um com seus modos de fazer (Montanari, 2013). Quando falamos de determinadas comidas, elas nos remetem a determinados lugares, a determinados grupos sociais (Liberato & Rocha, 2012).
Em Itinga, a utilização de preparações culinárias está diretamente relacionada à compra da agricultura familiar, tanto na oferta de alimentos preparados pelo agricultores, como na entrega de alimentos de produção familiar local utilizados em receitas do cardápio. Isso responde ao preconizado pela Lei nº 11947 (2009): a proposta de estímulo à cultura alimentar local, por meio do “apoio ao desenvolvimento sustentável, com incentivos para a aquisição de gêneros alimentícios diversificados, produzidos em âmbito local e preferencialmente pela agricultura familiar e pelos empreendedores familiares rurais, priorizando as comunidades tradicionais indígenas e de remanescentes de quilombos”.
Nesse sentido, é importante mostrar que o percentual do recurso federal utilizado com a agricultura familiar no município passou de 4,01% em 2011 para cerca de 45% em 2021, sendo adquiridos mais de 40 tipos de alimentos in natura ou processados (Itinga, 2022).
Algumas preparações adquiridas prontas foram beiju, biscoito escrevido, rosca caseira, bolo de fubá, biscoito de queijo, biscoito de batata doce, e bolo de mandioca. Alguns derivados também como farinha de mandioca, rapadura e corante de urucum também foram comprados (Barcelos & Murta, 2021; Barcelos & Santana, 2021).
Destaque seja dado ao biscoito escrevido, como é conhecido em Itinga, também chamado biscoito de polvilho ou de goma, como é conhecido em algumas regiões do país. É uma receita cultural em Itinga, que carrega ancestralidade e o modo tradicional de fazimento, passado de geração a geração, muitas vezes escrito com saquinhos de pano ou plástico e assados em forno de barro do tipo romano. Tem importante valor também ao se pensar que tem como matéria-prima a mandioca, alimento da Sociobiodiversidade brasileira (Barcelos & Murta, 2021; Barcelos & Santana, 2021).
Um ponto interessante de discussão acerca das preparações tradicionais produzidas pela agricultura familiar é a sua seguridade. Por exemplo, Rocha (2018) destaca a seguridade dos alimentos como um ponto positivo dos sistemas produtivos atuais, num enfoque microbiológico, que pouco leva em conta os altos níveis de contaminação química oriundos da utilização de pesticidas e fertilizantes:
Sistemas alimentares modernos também apresentam resultados impressionantes em termos da segurança dos alimentos. No início do século XX, intoxicação alimentar e contaminação da água eram as principais causas de mortalidade, mesmo em regiões relativamente ricas como a Europa Ocidental. Mais higiene, melhores tecnologias e avanços na medicina, praticamente erradicaram essas patologias nos países mais ricos, e grandes avanços se observam em países com renda média e baixa. (Rocha, 2018, p. 23, grifo nosso).
Podemos dizer que a questão é corrigida ao longo do texto de Rocha (2018), quando a pesquisadora traz dados do uso de pesticidas e fertilizantes químicos como uma importante questão ambiental dos sistemas produtivos atuais, mas ainda assim é importante frisar que um alimento seguro, como bem lembra Raigón (2014, p. 28), não deve “conter agentes químicos, biológicos ou de qualquer espécie que coloquem em perigo a saúde do consumidor”.
A aquisição de alimentos que passam por processamentos está condicionada ao laudo de segurança higiênico-sanitária emitido pela Vigilância Sanitária, apresentado no momento da Chamada Pública (Lei nº 11.947, 2009). Também são realizadas visitas locais pelos extensionistas da Empresa de Assistência Técnica e Extensão Rural (EMATER) e do nutricionista da Secretaria Municipal de Educação e Cultura.
Ribeiro et al. (2011) lembram como o agricultor é ao mesmo tempo consumidor, cultivador e negociante de sua produção, numa relação muito próxima, pessoal e interativa. Para os autores, no Vale do Jequitinhonha, nas feiras e outros canais de venda face a face, o padrão de qualidade local é influenciado por essas relações de proximidade, mas também pelos próprios padrões de apreciação. Essa situação pode criar conflitos entre qualidade e quantidade, e os profissionais de extensão devem estar atentos para evitar um olhar sempre voltado para a produtividade, respeitando o lugar conquistado nos pequenos e exigentes mercados locais. A qualidade, expressa pelos processos e gostos, se sobrepõe à quantidade, conferindo à produção rural e à agroindústria doméstica papel fundamental na soberania alimentar, justamente por sua diferença do modo de produção fordista.
Assim, como os produtos artesanais são ao mesmo tempo para autoconsumo, eles também devem passar pelo controle familiar de qualidade. A reputação de todos os produtos, da rapadura à farinha de mandioca, do mel ao fubá, é estabelecida pelo paladar. Identifica-se o bom produto com a boca, provando. [...] A farinha tem que ficar úmida no mesmo momento em que entra em contato com a língua; se a secura persistir, a farinha não presta. A qualidade da rapadura se conhece pelo doce, que deve no começo lembrar a cana e no final, o mel, mas não pode nunca trazer ao final um travo de sal. Esses agricultores são provadores de sofisticação equivalente àquela do sommelier em relação aos vinhos, pois, afinal, eles são parte importante dessa união engenhosa de soberania com segurança alimentar. (Ribeiro et al., 2011, p. 14).
Outras preparações regionais presentes nos cardápios utilizados no período em questão, foram produzidas pelas merendeiras, a partir dos produtos adquiridos in natura, tais como a farofa feita com o feijão catador, verde ou andu, o mingau de milho verde e o caldo de mandioca (Rodrigues & Barcelos, 2022).
Enriquecendo a utilização dos alimentos, ações de EAN ligadas à Educação para o Patrimônio Cultural estimularam a valorização da agrobiodiversidade, como visita a banco de sementes e casa de farinha e a oficina de ‘biscoito escrevido’ realizada na comunidade remanescente quilombola do Jenipapo, transformada em vídeo para utilização nas aulas de Educação Patrimonial (Barcelos & Murta, 2021).
Nesse sentido, compreendemos que a comida é também patrimônio alimentar. Ao se conferir à comida e à culinária o status de bem cultural e identitário, elas passam a ser instrumentos de transmissão, de vivência e de valorização das tradições (Lima et al., 2019; Montanari, 2013). Se para Acypreste (2021)patrimônio é algo, material ou imaterial, que se deseja conservar, as formas de se fazer comidas representam experiências, rituais de elaboração e transmissão de conhecimento entre as gerações e permitem, como proposto por Hernadéz (2005, p. 129), “interpretar a história e o território no tempo e no espaço”.
Por exemplo, para mostrar a importância cultural da mandioca e da farinha, é possível citar a abertura de registro de casas de farinha e moinhos de milho pelo Instituto Estadual do Patrimônio Histórico e Artístico (Iepha, 2020) de Minas Gerais, com intuito de realizar o inventário que subsidiará o registro desses espaços como patrimônio de Minas Gerais. Poulain (2004) vê que o enfraquecimento do patrimônio alimentar pode comprometer a identidade dos territórios, que a cultura alimentar ainda é um espaço de resistência, e que a família camponesa tem papel de destaque nesse cenário (Brasil, 2015).
Estimular a oferta de preparações culinárias culturalmente referenciadas é promover a manutenção da história Sem juízos de valor, é impossível não perceber, por exemplo, que as pessoas cozinham cada vez menos, seja pela urgência característica dos dias atuais, pelas dinâmicas trabalhistas, por questões socioeconômicas, por escolhas individuais, pelas mudanças no uso do tempo ou pela redução da importância dada para o cozinhar (Lima et al., 2015; Southerton, Díaz-Méndez, & Warde, 2011).
Os novos modos de vida tendem a propiciar uma série de modificações nos modos de comer, nas relações de comensalidade e na identidade alimentar dos indivíduos, tanto no meio urbano quanto no meio rural, podendo interferir nos hábitos alimentares, nos horários e locais das refeições, no consumo de alimentos e na própria produção de alimentos no meio rural. [...] Nesse contexto, as mudanças atingem também as famílias rurais, que encontram formas de se adaptar, criando alternativas para lidar com a nova realidade (Lima et al., 2015, p. 519).
É possível pensar ainda nos benefícios ligados à saúde. Souza, Silva e Farias (2021), acreditam que, na atualidade, a modificação dos núcleos familiares tem aumentado a oferta de alimentos industrializados às crianças e adolescentes, especialmente pela praticidade, uma vez que seus responsáveis passam grande parte de seu tempo no trabalho.
Conclusiones:
A utilização de alimentos regionais no município de Itinga está diretamente ligada à aquisição de alimentos da agricultura familiar, de maneira que algumas são adquiridos já prontas, por meio de produção artesanal e apresentação do laudo da Vigilância Sanitária Municipal, e outras são preparadas pelas merendeiras escolas, com a utilização de alimentos adquiridos por chamada pública. As preparações regionais têm importância na dinâmica dos sistemas alimentares, uma vez que respondem às diferentes dimensões da alimentação.
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Palabras clave:
Programa Nacional de Alimentação Escolar. Segurança Alimentar e Nutricional. Alimentos Regionais.
Resumen de la Ponencia:
El Programa de Alimentación Escolar (PAE) de la JUNAEB de Chile inició en 2017 un proceso de renovación que continúa en la actualidad. Desde entonces se han incorporado innovaciones gastronómicas en las licitaciones con el objetivo de mejorar el servicio: profesionalización e incorporación de chefs titulados en el Laboratorio Gastronómico de la JUNAEB y en las empresas licitadoras, cambios e introducción de nuevos productos y elaboraciones o la paulatina renovación de la maquinaria y utillaje de las cocinas de los centros, entre otras. Muchas de estas medidas quedaron congeladas por el cierre de los establecimientos educativos durante el Estallido Social de 2019, que continuó durante 2020 y 2021 por la pandemia Covid-19. La apertura de cocinas y comedores en 2022, con la vuelta a las aulas presenciales, ha puesto de manifiesto disonancias entre lo que formulan los chefs y otros expertos desde la política pública y las posibilidades de implementación de estas medidas en la práctica cotidiana de las cocinas de los centros que plantean las manipuladoras.Con el objetivo de conocer las perspectivas de los diferentes actores, que permitan analizar las tensiones descritas, se han realizado 10 grupos de discusión con manipuladoras de alimentos de la Confederación Nacional de Trabajadoras del Programa de Alimentación Escolar (Confetrap). Se analizan sus percepciones y discursos sobre los cambios en el programa por licitación, su rol en la implementación y las relaciones profesionales que mantienen con el resto de colectivos culinarios de la política (Laboratorio y chefs) . En la ponencia se presentaran los resultados preliminares del análisis de estos grupos de discusión que forman parte de la tesis doctoral: La introducción de la perspectiva gastronómica en las cocinas colectivas de las políticas públicas. Universidad Alberto Hurtado. Chile.Palabras clave: conocimiento experto/ lego, gastronomía, práctica culinaria, cocinas colectivas, política pública.