Resumen de la Ponencia:
El presente trabajo, tiene por objetivo determinar la construcción del objeto que se utilizó en la obra “Expulsiones, brutalidad y complejidad en la economía global”. La expulsión sería la consecuencia última de interés de la autora Saskia Sassen, la cual, se da, mediante operaciones que pueden ser desde las más sencillas de las transacciones de mercado, hasta formas sofisticadas en las que intervienen diferentes actores sociales y políticos. El concepto de expulsiones no se debe tomar a la ligera, existen conceptos que están asociados al mismo y que también fueron analizados por la autora como el de desigualdad y exclusión, pero, a diferencia de este último, las expulsiones representan una nueva situación de desprotección social de forma inmediata producto de decisiones que se toman en diferentes niveles de la economía asociados con el poder ejecutivo mayormente, en cambio, la exclusión social es una categoría a la que se llega luego de un largo recorrido en la vida de las personas. Las expulsiones, serían el paso transitorio a la exclusión, por lo que, en el presente trabajo se abordarán las dinámicas de expulsión que han sido observadas por la autora, para, determinar, en la medida de lo posible, si ha realizado una correcta construcción de su objeto de estudio en cuanto a mostrar cómo se desarrollan los procesos de lo que ella misma llama tendencias subterráneas y que tienen que ver con las formaciones predatorias.
Introducción:
El concepto de expulsiones no se debe tomar a la ligera, existen conceptos que están asociados al mismo y que también fueron analizados por la autora como el de desigualdad y exclusión, pero, a diferencia de este último, las expulsiones representan una nueva situación de desprotección social de forma inmediata producto de decisiones que se toman en diferentes niveles de la economía asociados con el poder ejecutivo mayormente, en cambio, la exclusión social es una categoría a la que se llega luego de un largo recorrido en la vida de las personas. Las expulsiones, serían el paso transitorio a la exclusión, por lo que, en el presente trabajo se abordarán las dinámicas de expulsión que han sido observadas por la autora, para, determinar, en la medida de lo posible, si ha realizado una correcta construcción de su objeto de estudio en cuanto a mostrar cómo se desarrollan los procesos de lo que ella misma llama tendencias subterráneas y que tienen que ver con las formaciones predatorias.
Desarrollo:
Para entender las expulsiones desde el punto de vista de la autora, se comenzará con un ejemplo concreto que utiliza, consiste en la expulsión de los trabajadores de bajos salarios y desempleados de los programas gubernamentales de salud y bienestar social, quienes, además, quedan expulsados de los seguros que ofrecen las corporaciones y las ayudas por desempleo (p. 11). Se refiere entonces, a aquellas personas que habían tenido de manera reciente una condición de empleo, pero, debido a la lógica en la que viene operando el sistema económico sobre todo a partir de los años ochenta, estos nuevos desempleados se han convertido en expulsados del sistema económico.
Otro ejemplo que se utiliza es el de las concesiones y compras de tierras en países que ofrecen este servicio, como los países del llamado Sur Global (países pobres) por parte de los países del Norte Global (países ricos), quienes en su mayoría utilizan dichas compras para la minería y el uso de los recursos hidráulicos, la puesta en operación de las actividades de la minería y las hidroeléctricas es capaz de transformar el ambiente de determinado lugar, generando lo que la autora llama tierras y aguas muertas (p. 12), lo que provoca la expulsión de las comunidades ahí asentadas, así como la vida misma de la biósfera del lugar.
Los casos utilizados por la autora para explicar las expulsiones, son casos extremos, como cita la misma, pero, eso no significa que no existan a nivel micro expulsiones que también sean producto de decisiones a nivel local por parte de los actores sociales clave en la toma de decisiones, para el caso, aunque exista una política desde el poder ejecutivo de concesiones mineras, también existen políticas desde los gobiernos locales que pueden impedir este tipo de acciones que al final lo que generan es destrucción del ambiente y la expulsión de los habitantes de la zona.
Entonces, ¿Cómo se da el paso de ser expulsados a excluidos? Cuando existe un cambio en la condición preexistente, por ejemplo, se puede pasar de expulsados por el otorgamiento de tierras a empresas o países extranjeros, y luego éstos se convierten en refugiados formales e informales, la categoría anterior ya tiene una connotación de excluido, porque conlleva una serie de nuevas situaciones en que se precariza la vida misma. Otro ejemplo es el de los nuevos desempleados que se ven obligados a migrar a países como Estados Unidos y son almacenados en cárceles, lo cual en los últimos años se ha convertido en un negocio muy lucrativo para las empresas dedicadas al rubro, también, los miles de hombres y mujeres en buenas condiciones para ser trabajadores, pero que no lo son, y se ven obligados a vivir en guetos o barrios pobres, entonces, al ser nuevos desempleados entran en la categoría de expulsados, y cuando ya les toca vivir en condiciones negativas por un largo período de tiempo, se convierten en excluidos.
La autora reconoce que la exclusión social y la desigualdad es prácticamente la forma de vida de millones de personas en el mundo, pero, su hipótesis es que a partir de la década de los años ochenta se asiste a un fenómeno que necesita ser revelado, y es el de las expulsiones, a lo largo de su obra utiliza datos empíricos para demostrar su posición, dice que a la escala actual en la que se están produciendo los pobres, los desplazados, y los desempleados no se había asistido antes de los ochenta, un caso concreto que utiliza es el de los nueve millones de familias expulsadas de sus viviendas en Estados Unidos en apenas una década durante y posterior a la crisis financiera de 2008 (p. 13), también, en Europa la situación no es diferente, allí los desalojados siguen siendo responsables de la totalidad del préstamo aun luego del desalojo (p. 61). Lo interesante de casos como los anteriores es que están sucediendo en países del Norte Global, lo que ofrece un indicador de que en los países del Sur Global la situación puede ser más caótica.
Para construir la categoría de expulsiones, la autora recurre a otras categorías como el de selección salvaje (p. 14), de esta forma, intenta dar mayor lucidez a su propuesta teórica. Dicha selección salvaje, funciona de manera paralela con importantes avances en las finanzas, con una administración pública especializada, con tecnologías capaces de procesar enormes transacciones bancarias y con todo el avance en la ciencia y la tecnología de la actualidad, por lo que, la autora plantea un enigma social, se pregunta ¿Acaso todas estas capacidades no deberían servir para el desarrollo humano? Contrario a eso, se ha visto un incremento de la desigualdad social, mayores grupos sociales excluidos, procesos de expulsiones masivas visibles, pero, por otro lado, existen mayores concentraciones de riquezas en unos determinados grupos minoritarios. Eso es lo que la autora llama la selección salvaje, utiliza un término de la biología que da a entender que estas minorías son las que la evolución dejaría, y el resto perecerá o quedará en la exclusión social.
Siguiendo lo anterior, también hace utilización de la categoría “tendencias subterráneas” (p. 16), con lo que pretende cuestionar las categorías más conocidas como exclusión social y desigualdad, no con el afán de replantearlas, sino, más bien de intentar entender los cambios radicales que se han provocado a partir del período de estudio que se propone, la autora resalta que la situación actual va más allá de la desigualdad como concepto, así como también de la expulsión, ella pretende realizar un análisis a nivel del suelo, o sea, conocer tan de cerca un fenómeno para comprenderlo de la mejor manera, por ende, como ya existen marcos teóricos para explicar los conceptos familiares de desigualdad y exclusión, dice que no son suficientes para las dinámicas que observa en la presente obra. Por lo que, ver dichas tendencias subterráneas ayuda a evaluar si los problemas de hoy son versiones extremas de cosas viejas o manifestaciones de algo nuevo y perturbador (p. 16).
Aunque, en la obra no aparecen datos concretos de dichas tendencias subterráneas, porque lo que pretende es reconocer que existen cosas que aún no conocemos, la autora inicia una ruptura epistemológica, dice que la especialización de la investigación, el conocimiento y la interpretación con sus métodos para los significados, no siempre ayudan en el esfuerzo por detectar dichas tendencias, porque se está muy familiarizado con lo que ya cuenta con un canon, por lo que, pretende con este trabajo conceptualizar y visibilizar a los expulsados. Ya que, muchas veces los métodos para proteger las fronteras de los significados no permiten que salgan a flote otros fenómenos que se están dando y que no quedan tan visibles al ojo del investigador.
En lugar de solo ver más desigualdad, más especulación financiera o avance de la minería, la autora pretende ver las expulsiones, es un esfuerzo por des-teorizar hacía abajo los elementos más básicos de categorías más familiares como la de desigualdad o exclusión las cuales ya tienen un enorme peso en la literatura científica. La autora hace utilización del racionalismo aplicado cuando intenta lograr que los datos que obtiene de la investigación empírica le permitan una recodificación conceptual de las categorías familiares, por la categoría de las expulsiones (p. 17). Es así como, la autora al utilizar casos concretos en diferentes países también sobrepasa categorías muy utilizadas como capitalismo y comunismo, en su investigación, da cuenta de que no importa el régimen político y económico de los países, están sucediendo acciones concretas que generan expulsados, por lo que, esas tendencias subterráneas pretende llevarlas al nivel del suelo, esa es su construcción del objeto.
Siguiendo lo anterior, la autora analiza casos concretos como el de los niveles de toxicidad en el largo plazo de las mineras Norilsk en Rusia, y la minera Zortman-Landusky en Montana, EE.UU, quienes van a generar procesos de expulsiones de los habitantes de la zona por sus actividades económicas, lo interesante es que en dos países que antagonizan por liderazgo económico están sucediendo expulsiones por conflictos en la tierra y la lucha por los recursos, lo que indica que a un nivel estatal también se producen, pero, además, ambos países utilizan nuevas formas de enclave en los países del Sur Global. Esas peculiaridades y expulsiones en el Norte Global dan indicaciones de que está pasando algo más que desigualdad y expulsión social, que hay unas lógicas no visibles que están operando, y es el interés de la presente obra.
Un actor clave en estas nuevas dinámicas de expulsiones son las finanzas. Tradicionalmente la banca ha trabajado vendiendo dinero, pero, las finanzas venden algo que no tienen, es así como necesitan titularizar (invadir) sectores no financieros, utilizando una herramienta que se llama los derivados, que consisten en instituciones, títulos de valores, deudas, patrimonios, entre otros, y los comercializan en el mercado, esto permite que una persona en un país lejano, o en la misma comunidad, tenga acceso a dicho bien localizado en un mismo territorio, o no. Para el año 2005 se estimaba que el valor de los derivados pendientes era de 630 billones de dólares, lo que equivalía a catorce veces el Producto Interno Bruto (PIB) global (p. 20). Lo anterior, es importante, porque da una visión de cuales son las prioridades en esta fase de estudio del capitalismo, y claramente no son las personas y sus beneficios como en los tiempos de la posguerra, sino, los territorios, los bienes y sobre todo los recursos naturales, esa prioridad por lo anterior, genera de manera automática expulsiones en diferentes países del mundo, sobre todo en los del Sur Global.
Una vez que se producen las expulsiones, en muchos casos, las personas terminan aglomerándose en las llamadas ciudades globales ocupando espacios que luego se convierten en polos marginales que caen en la exclusión social. Por lo que, la autora pone de manifiesto otra categoría, la de los oprimidos, como víctimas de estos actores globales financieros que cada vez son más deslocalizados por medio de complejos sistemas que combinan personas, redes y maquinas especializadas en matemáticas (p. 21), lo interesante con la categoría de los oprimidos es que antes del período de estudio del presente trabajo, estas personas se manifestaban en las calles y exigían cambios al sistema, pero, en la actualidad, la dinámica consiste en quedar en la expulsión y migrar hacía otros espacios como las ciudades globales o las periferias marginadas de las localidades donde antes tenían la reproducción de su vida. Lo que pone de manifiesto que están sucediendo procesos a nivel subterráneo que no han sido visibilizados para entender dicho cambio en las personas excluidas.
Por otro lado, la autora introduce la categoría de “formaciones predatorias”, la cual consiste en una combinación compleja de políticas públicas tanto nacionales como internacionales, sobre todo con la participación del poder ejecutivo de cada país tanto en el norte global, como en el sur global, así como el capital financiero analizado anteriormente y algunas decisiones individuales que se toman en el nivel local. Estas formaciones se vienen observando sobre todo a partir de la década de los ochenta, y un ejemplo concreto es que, en la década iniciada en el 2000, un 10% de la población en los EE. UU con una escala alta de ingresos, recibió el 90% de los ingresos. Situación que no ocurría de forma tan evidente en el tiempo de la posguerra y el keynesianismo. Modelo que no era perfecto, pero, tenía la capacidad de generar un sector medio creciente que se expandió durante varias generaciones (p. 25). Además, la desigualdad también creció en países donde no se veía dicho fenómeno como en Alemania, Finlandia y Suecia durante la misma década (p. 44).
Otra evidencia empírica de las formaciones predatorias en EE. UU fue que durante el período de 1983 a 2009, las ganancias de la riqueza fueron para los dos quintiles más altos, o sea, el 5% más rico de los estadounidenses recibió el 81.7% del total de la riqueza ganada. Contrario a los quintiles más bajos que tuvieron una disminución de su riqueza (p. 47), esta evidencia demuestra dos conceptos utilizados por la autora, el de selección salvaje, que se muestra como una especie de formación subterránea, pero, que al quedar visibilizado por la evidencia empírica se convierte en una formación predatoria, porque no es algo natural, sino que es provocado por diferentes formas sofisticadas de acumulación de capital.
Por otro lado, la categoría de expulsados conlleva algo más profundo, y es que los desempleados que lo pierden todo (vivienda, seguro médico, compensaciones corporativas) que normalmente era con la renta del sueldo que reproducían su vida, quedan fuera o lo que la autora llama “al filo del sistema” de lo que define el concepto de economía, en el sentido de que, por ejemplo, si estas personas se suicidan al quedar excluidos o migran, quedan fuera de las mediciones estándar que realizan los países para reportar un crecimiento en su economía, tendencia muy utilizada por los ministerios de economía de los países tanto del sur como del norte global para mejorar sus indicadores y volverse acreedores de más préstamos por parte de los Organismos Financieros Internacionales (OFI´s). Lo que refuerza lo mencionado anteriormente respecto a que en la fase actual del modelo de acumulación no son las personas las que importan.
En Honduras, un caso de expulsiones alarmante son los migrantes con la modalidad de las caravanas, las cuales parecen ser un buen negocio para el Estado, al ser importantes cantidades de compatriotas que ya no van a protestar, ni intentarán cambiar el sistema económico, sino que, comenzarán a mandar remesas, las cuales suplen el descuido estructural en el país, con un costo social para los migrantes y sus familias que poco ha sido discutido por los gobernantes.
Por otro lado, en el norte global, la autora llama la atención acerca de si la reestructuración brutal en países como Grecia, fue emprendida para obtener un espacio económico mejor, pero manejable, que muestre un crecimiento del PIB de acuerdo con las métricas tradicionales (p. 56), ya que, en este país, se vio reflejado un leve aumento del PIB a partir de 2013 con las medidas impuestas por los OFI´s, pero, eso excluyó a los ciudadanos que se han quedado sin vivienda, sin empleo y que han tenido que recurrir a las cocinas de caridad o incluso al suicidio, así como también a la migración fuera del espacio europeo. La evidencia demuestra que lo anterior ha incrementado la tasa de suicidios y los intentos de este, para el caso, se reportó un aumento del 40% de suicidios en el 2011 en Grecia respecto al año anterior, así como un aumento en el consumo de drogas y sus negativas repercusiones a la salud pública, lo que parece tener relación directa con el aumento del desempleo que pasó de un 13.9 a un 20.9% en el mismo período de estudio (p. 69).
Otra evidencia de las expulsiones, son los 42.5 millones de desplazados reportados por ACNUR, los cuales es difícil segregar por expulsados debido a la adquisición de tierras a gran escala, o los desplazados por las deudas financieras, o por el cambio climático, pero, lo que, si es seguro, es que en esa cantidad de personas existen expulsiones que parten del objeto de estudio que se propone la autora, lo que es un indicador de por sí, de lo alarmante de la situación.
Ahora, se tratará otro caso de expulsiones que ha tenido un incremento acelerado en el Norte Global, sobre todo en los EE. UU, se trata de los encarcelamientos. La autora intenta hacer una relación entre los refugiados y los desplazados forzosos con los encarcelamientos, pero, además, con el incremento de pobres en las cárceles, así como evidenciar el lucrativo negocio de las cárceles privadas. El encarcelamiento por delito no ha cambiado en esta fase del capitalismo, lo interesante en la fase actual, es que miles de personas que están siendo encarceladas no tienen empleo, y normalmente, al salir de esta, sus posibilidades de encontrar uno debido a los antecedentes penales se reducen, lo que conduce a procesos de exclusión (p. 79). Otro dato en los EE. UU es que es en los estados del sur, como por ejemplo Luisiana donde se dan mayores niveles de encarcelamiento, para el caso, 1 de cada 55 habilitantes está viviendo entre las rejas, diferente a los estados del norte en donde las cifras son menores, lo que es un indicador de que parece existir una relación entre pobreza o expulsados, con el encarcelamiento.
Algo peculiar que se está llevando a cabo en ese país son las instituciones correccionales discretas de operación privada. Muy similar a lo que ocurría con los códigos negros después de la abolición de la esclavitud en EE. UU, que consistía en el alquiler de presos (p. 83). En la actualidad, dichas cárceles privadas se benefician de llenar camas y vender servicios carcelarios a los estados en el país (p. 88), la autora reporta que existe evidencia de sobornos a jueces, para mayores condenas y así obtener beneficios elevados, ya que el Estado paga una cuota por cada cama ocupada. Se ha reportado también un sistema de sanciones por parte de las cárceles privadas que hacen que el tiempo en ellas sea mayor e incluso pueden interferir para mayores condenas con los jueces.
La situación de los encarcelamientos va más allá de lo mencionado anteriormente, se ha reportado, que todos los presos están obligados a trabajar, siempre y cuando no tengan impedimentos médicos probados, tienen salarios que oscilan entre los 12 y 14 centavos por hora, otros ganan entre 23 centavos y 1.15 dólares, pero, esas ganancias se utilizan para descontar las multas que fueron ordenadas por los tribunales (p. 89), entonces, a lo que se asiste en esta modalidad es a una forma de expulsión no mencionada antes, y es a la expulsión de los derechos humanos, incluidos los laborales de los encarcelados que son convertidos en empleados de baja remuneración en beneficio no solo de las compañías carcelarias, sino de terceras compañías. Es otra evidencia más de las formaciones predatorias que analiza la autora.
Ahora, queda la pregunta ¿Por qué el Estado permite las cárceles privadas cuando históricamente ha sido su trabajo reformar a los ciudadanos infractores? Es cuando la categoría de formaciones predatorias adquiere más fuerza, porque son las instituciones públicas que se supone velan por la protección de los ciudadanos quienes a través de mecanismos sofisticados de la administración publica otorgan poder a entes privados para encargarse de los procesos de reforma de un ciudadano infractor, bajo la idea de una racionalidad operativa por parte de los últimos que se supone beneficiaria la utilización de los recursos de los contribuyentes. Lejos de lo anterior, se genera un incentivo perverso para las cárceles, porque a mayor tiempo de retención de los ciudadanos, más dinero se gasta de los contribuyentes (p. 90), la autora reporta de casos en las que, si un ciudadano debe estar 25 horas encarcelado, en sheriff local factura por dos días, lo que significa que una vez que se cubren los costos operativos, todo lo que queda es ganancia. Una práctica que se está haciendo común en los países del sur global como Honduras son las llamadas alianzas público-privadas, las cuales pueden verse como expresiones predatorias, así como las llamadas zonas de desarrollo.
Por otro lado, otro caso que se utiliza para explicar las expulsiones y su lógica de acumulación de capital en pocas manos de la selección salvaje, son las adquisiciones de grandes extensiones de tierra en países extranjeros. Suceden dos cosas en paralelo, por un lado, si la tierra se presta para el cultivo, por ejemplo, de palma africana, ocurren expulsiones y conflictos en las comunidades locales, además, de expulsiones de la flora y fauna local, así como también el consumo excesivo de agua para dicha siembra, todo esto, se reporta como un aumento en los beneficios empresariales y del PIB del país receptor. Además, se celebra que existe aumento de la Inversión Extranjera Directa (IED) en el sector agrícola, pero, no se reclama que existe disminución de la inversión en la manufactura, parece que se asiste a una carrera por los recursos naturales en los países del sur global. Lo anterior, hace muy marcada la división internacional del trabajo, entre los países productores y los que venden materia prima, lo cual no es una práctica nueva, pero, a partir de la década de los 80 ha ocurrido un marcado aumento en la IED en los recursos naturales. Un ejemplo de sustento a lo anterior es que la autora reporta que para 2008, China obtuvo el derecho a plantar 2.8 millones de hectáreas de palma para biodiesel en el Congo (p. 124).
Respecto a lo anterior, la autora señala que en realidad lo que le preocupa es el notable crecimiento de la propiedad extranjera en los países receptores, en el sentido de que, eso provoca una ruptura en la soberanía de los países que concesionan dicho territorio (p. 132), ya que en muchos, la situación se torna violenta, por ejemplo en Honduras con las concesiones hidroeléctricas se produjo el asesinato de Berta Cáceres, lo mismo ha sucedido en diferentes países del mundo con el asesinato de ambientalistas que han estado asociados a capitales extranjeros que adquirieron dichos territorios con negociaciones en los gobiernos, quienes ya se ha demostrado, son actores clave en las formaciones predatorias.
Se debe tener en cuenta, que en las formaciones predatorias también intervienen actores externos, que por medio de políticas extraterritoriales configuran el actuar de lo local, tal es el caso del papel reestructurador de los OFI´s como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), quienes se amplifican por medio de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y provocan debilidades en las economías locales al exigir mayor liberalización del mercado y reducción del proteccionismo a productores locales y formas de comercializar. Esto provocó el incremento de las adquisiciones de territorios por medio de nuevos tipos de contratos que sobrepasan lo que tradicionalmente se había manejado como soberanía (p. 133).
Las prácticas conjuntas de las formaciones predatorias, en lugar de atraer personas hacía el interior de los países, genera una dinámica que expulsa a la gente. Y eso no solo ocurre en los países del sur global, sino también en los del norte, tal es el caso de China que tuvo incorporaciones masivas de personas a economías monetizadas, pero, en la actualidad está experimentando formas de desigualdad muy marcadas (p. 237). Todas estas contracciones a las economías que tenían crecimientos positivos, así como a las que no, se justifican bajo la promesa de que si se logran reducir los excesos en gasto público se volvería a una especie de normalidad pasada, o sea, a un período keynesiano (p. 239), pero tal cosa no es así, de hecho, a muchos actores políticos y económicos les conviene la expulsión que provoca el sistema económico, porque la reducción en inversión social se transforma automáticamente en mayores ingresos para el capital privado, sobre todo en servicios de salud, educación, y ahora en servicios carcelarios. Por lo que, con dichas reducciones se garantiza el pago de deuda a los OFI´s quienes en las últimas décadas han incrementado la deuda externa, pero eso no se ve reflejado en una mejora de las condiciones de vida de sus poblaciones, surge la pregunta ¿En manos de quien termina todo ese dinero que se deja de invertir en los expulsados?
Conclusiones:
Entre las llamadas tendencias subterráneas como categoría utilizada por la autora, se deberían agregar cuestiones quizá más a nivel personal y cultural, para el caso, para entender como a pesar de la crisis civilizatoria del capitalismo, y su precaria relación con la gran mayoría expulsada y excluida, este sigue siendo el sistema dominante, se debe analizar la idea de Slavoj Žižek de que la liberación de la ideología no es un mero asunto de reconocimiento de la misma, es decir, la toma de conciencia no es suficiente, ya que la ideología parece estar naturalizada en nosotros, no solo en la conciencia, sino como diría Pierre Bourdieu, en el cuerpo.
Aunque no se puede aseverar que toda la población está consciente de que el sistema capitalista es el responsable por la destrucción de la naturaleza y la desigualdad social, la población sí sabe que hay algo que genera tales condiciones, sin embargo, parece que muchos grupos poblacionales prefieren no hacer nada para contrarrestarlo, por eso, Žižek utiliza el término de cínicos, al denunciar que hay un romanticismo de la población con el sistema capitalista, al cual cuando se le pregunta ¿qué otra opción quisiera? No tienen respuesta, o su respuesta no es otra alternativa al sistema. Por ende, el autor resume que somos conscientes que este sistema provoca goce cuando se tienen recursos, y al no querer eliminar esa fantasía de que en un futuro se podría contar con recursos para el goce, es cuando se decide no luchar contra el capitalismo (Žižek, 2001). Se debe retomar el concepto de hegemonía de Gramsci para eliminar esa complicidad y renovación permanente que se da entre los dominadores y dominados, la cual es una relación colonial, lograr lo anterior pasa por procesos de educación política bastantes largos, a los cuales la gran mayoría de la población no se somete, incluyendo la gran mayoría de la élite política.
Saskia Sassen concluye su trabajo preguntando ¿Cuáles son los espacios de los expulsados? Sin pretender dar respuesta a dicha pregunta de forma exhaustiva, se podría decir que las alternativas locales, pero es difícil asegurar que serán estás las que ofrezcan alternativas a los expulsados, en el sentido de que todo el discurso del desarrollo, así como la idea de lo local vino de la mano en países como Honduras en la época de los noventa, por ende, fue el neoliberalismo quien promovió dicho discurso, lo que deja mucho que pensar en cuanto a lo local como alternativa. La apuesta debe darse a las reivindicaciones de los nuevos movimientos sociales ya que ellos están haciendo amalgamas interesantes y aunque Žižek dice que estos no logran destronar el capitalismo ni liquidarlo, sino que más bien muchas veces dichos movimientos se prestan a las dinámicas capitalistas, él tampoco ofrece soluciones, solo nos invita a pensar y seguir pensando en alternativas viables.
Para lograr la emancipación, se deben crear sujetos políticos dispuestos al cambio social y la emancipación humana, cuestión muy difícil para quienes según Sassen viven “al filo del sistema”, pero, para ello, existen otros grupos que deben luchar junto a los expulsados, así como los subyugados que se aglutinan en los llamados nuevos movimientos sociales, a saber, las feministas, los pueblos originarios, la diversidad sexual, los ambientalistas, entre otros, siempre y cuando los anteriores no solo busquen una emancipación parcial al no querer incluir el elemento de clase en sus luchas, ignorando que todo opera de manera imbricada, para el caso, si el feminismo no es decolonial, se caerá en el error de querer homogeneizar la opresión de las mujeres solo a partir del género, desconociendo la estrecha relación de este con las categorías raza y clase. Por otro lado, tampoco se debe caer en el error histórico de pensar que la lucha de clases resolverá automáticamente todas las luchas, los movimientos sociales clásicos han demostrado que no es así.
Bibliografía:
Sassen, S. (2014). Expulsions. Harvard University Press.
Žižek, S. (2001). El sublime objeto de la ideología: Siglo XXI.
Palabras clave:
Expulsiones, capitalismo, desigualdad, exclusión.
Resumen de la Ponencia:
Introdução: Em 2020, com o advento da pandemia da COVID-19, o Brasil teve o pior cenário em relação às desigualdades sociais em sua história, de modo que 49,6% da riqueza nacional ficou concentrada no 1% mais rico do país. Ademais, a violência se aprofundou, tornando o Brasil o quinto mais que mais mata mulheres no mundo e o campeão em assassinato de pessoas LGBTQIA+ pelo décimo quarto ano consecutivo. Todos esses dados são reflexos de processos sociais e históricos profundos e que impactam diretamente nas condições de saúde da população e na organização dos Sistema Único de Saúde (SUS). Desse modo, tendo em vista as profundas desigualdades no Brasil e a ausência de consenso teórico-metodológico nos estudos sobre desigualdades em saúde, esse trabalho adotou como problema de pesquisa o seguinte questionamento: “Como as desigualdades estão sendo abordadas no campo da Saúde Coletiva no Brasil?”. Para tanto, foram definidos dois objetivos específicos, sendo que o primeiro consistiu em identificar e analisar o uso de diferentes concepções sobre desigualdade em saúde no campo da Saúde Coletiva, enquanto que o segundo pretendeu discutir de que modo a historicidade foi utilizada – ou não – na compreensão das desigualdades nesse mesmo campo, tendo como recorte os artigos publicados na Revista de Saúde Pública no ano de 2019. Metodologia: Foi realizada uma revisão de escopo, metodologia que permitiu identificar as opções adotadas no delineamento dos estudos e no referencial escolhido para o tratamento do objeto em questão. A abordagem analítica foi fundamentada na epidemiologia crítica latino-americana e na noção da tripla determinação social da saúde, considerando dimensões da vida como raça/etnia, gênero e classe. Resultados: Em relação ao primeiro objetivo específico, foi possível identificar que os estudos publicados não definiram conceitualmente o que compreendem por desigualdades em saúde, o que acarretou, na maior parte dos estudos, em uma confusão terminológica entre diversos conceitos, corroborando com a perda do sentido histórico e político das desigualdades em saúde. Ademais, a dimensão histórico-estrutural das análises não foi incorporada nos estudos, resultando, para além da ahistorização dos conceitos, na ahistorização das condições e dos processos sociais que produzem e reproduzem as desigualdades, que ao serem convertidos em fatores, perderam sua capacidade explicativa na perspectiva da historicidade. Conclusão: Tal modelo de produção científica no contexto neoliberal, representa um interesse histórico bem definido: a manutenção das relações que permitem a acumulação de poder em certos grupos em detrimento a outros, além de ocultar os processos que produzem e reproduzem as desigualdades em saúde. O descompasso da produção científica com a crítica acerca das desigualdades revela a urgência do resgate crítico das ciências sociais e humanas no campo da Saúde Coletiva.Resumen de la Ponencia:
La pandemia de COVID-19 evidenció condiciones de vulnerabilidad y desigualdad social que se intensificaron durante la imposición de medidas de confinamiento por emergencia sanitaria y que se reproducen e intensifican en forma de desigualdad digital. Las y los jóvenes constituyen el grupo con mayor acceso proporcional a Internet en México y América Latina, pero ello no implica que su experiencia, condiciones y posibilidades de aprovechamiento sean homogéneas, cuestión que se indaga sobre la línea de tres brechas digitales: de acceso, de uso y de aprovechamiento. En este aspecto, más allá de la ilusión de democratización en el acceso, debemos pensar en su calidad y estabilidad. En cuanto al uso, se precisa que los procesos de alfabetización digital y acompañamiento van más allá de los saberes técnicos sobre el manejo de recursos, y así, finalmente, indagar en las diferentes posibilidades de aprovechamiento de lo digital que se traduzca en un aporte significativo en su vida cotidiana presencial. En este trabajo, que es resultado de los avances de una investigación doctoral en curso, el interés se centró en explorar la relación entre condiciones de desigualdad social y de desigualdad digital que se hicieron más visibles frente a las restricciones que supuso la pandemia. Como ejes de la discusión, primero se analiza la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH, 2020) y, posteriormente, se exploran los sentidos que jóvenes atribuyen a su experiencia con Internet en el contexto de las restricciones en la interacción social por motivo de la pandemia. A partir del reconocimiento de las brechas digitales, el objetivo es aportar una reflexión sobre la desigualdad sociodigital a partir de esfuerzos metodológicos mixtos para visibilizarla y explorarla. En este aspecto, en primer lugar, se presenta una evaluación preliminar sobre retos y limitaciones que se plantean a partir de un análisis de los resultados de la ENDUTIH 2020 al respecto del acceso y los hábitos de uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) de jóvenes en México según sexo, edad y estrato social. En segundo lugar, se presentan resultados de algunas entrevistas en profundidad con enfoque biográfico para conocer el sentido que jóvenes atribuyen a la presencia de las TIC en su vida cotidiana y de ellos en las redes sociodigitales durante el periodo de confinamiento por COVID-19. Al ser una investigación en curso, los resultados son preliminares y se enfoca en los principales hallazgos que sugieren los datos, tanto en los análisis estadísticos como en los de las experiencias que reportan los jóvenes, vinculados por posibilidades desiguales de aprovechamiento de recursos digitales ante la necesidad percibida de su uso como una medida para contrarrestar las restricciones sociales por la pandemia.Resumen de la Ponencia:
RESUMO
O presente estudo busca relacionar o aumento da violência motivada pelo discurso de ódio decorrente da aporofobia no Brasil praticada contra refugiados, principalmente venezuelanos. A problemática da educação em Direitos Humanos pode contribuir para combater a disseminação desenfreada do discurso de ódio? Considero duas hipóteses, sendo a primeira na escola, o importante papel de formação moral e intelectual do indivíduo, ou seja, que ela se torne o principal agente para promover os direitos humanos e formar uma sociedade justa e igualitária. Outro pressuposto é a mídia, como formadora de opinião, pode ser uma grande aliada na promoção dos Direitos Humanos, aliada a uma educação cívico-midiática nas escolas promovendo o diálogo ético na sociedade.
Introducción:
2. INTRODUÇÃO
Quando um refugiado deixa seu país de origem, está em busca de um lugar seguro, sem perseguição e violência, pois não se trata de uma escolha, mas uma corrida para sobreviver aos ataques de bombas, conflitos políticos, perseguições ideológicas e ameaças de organizações criminosas. São famílias que largam sua moradia, negócios, empregos e uma vida digna, para permanecer vivas, e que abandonam tudo que construíram por medo e desespero.
Uma das características do refúgio é o deslocamento das fronteiras entre os Estados, e as consequências desse fenômeno atingem principalmente o estado de permanência, principalmente as cidades que fazem fronteira terrestre com o país de origem. Na fronteira do Brasil com a Venezuela, os municípios de Pacaraima e Boa Vista, no estado de Roraima, há um fluxo migratório muito intenso para a suas infraestruturas, assim o Governo Federal criou, em 2018, a Operação Acolhida para garantir ou assistência humanitária a refugiados venezuelanos. A estrutura segurada da gestão fronteiriça, com posto de acolhimento e apoio à emissão de documentos e imunização, juntamente com alimentação, na qual é oferecido abrigo temporário e alimentação, além de posto de interiorização e triagem,
O preconceito de classe no país não é uma novidade, mas tem aumentado nos últimos anos devido ao nosso cenário político-social; diante disso, é possível verificar que as redes sociais se tornaram um ambiente polarizado, repleto de intolerância e desrespeito, e cheio de opiniões discordantes.
A produção de discursos preconceituosos e discriminatórios em veículos de comunicação pelo presidente da república regulariza a formação discursiva que determina o que pode e deve ser dito. O imaginário presidencial faz afirmações de incentivo ao preconceito, normatizando a discriminação de grupos, por meio da qual o respeito, a tolerância, a diversidade e a inclusão são rejeitadas para que outras formas de exclusão sejam inscritas e, portanto, fiquem disponíveis para a circulação discursiva.
O neologismo “aporofobia” foi criado pela filósofa Adela Cortina, em 2017, sendo considerado a palavra do ano. O conceito foi criado para evidenciar o que a autora chama de aversão ao pobre. A autora faz uma reflexão importante sobre o apreço xenofílico aos estrangeiros turistas que movem a economia na Europa, mas quando se trata de acolhimento aos refugiados, a hospitalidade se transforma em ódio, as fronteiras se fecham para impedir a passagem dos forasteiros pobres. Fica explícito que a xenofobia é expressa somente ao estrangeiro que não tem recursos financeiros, que precisa de ajuda e que supostamente não irá agregar nada à economia do país (CORTINA,2017).
Dependendo do propósito destes imigrantes no país, a pobreza será fator determinante para uma rejeição sistemática por parte dos nacionais. Assimilar a xenofobia e sua seletividade pela capacidade financeira do indivíduo é o primeiro passo para embasar o conceito de aporofobia e dessa forma comprovar sua relação com a sociedade contemporânea.
O Brasil tem acolhido todos os dias pessoas solicitando reconhecimento da condição de refugiado, famílias que deixaram seu país de origem devido a guerras, violência e violações de direitos humanos, atravessando fronteiras, muitas vezes apenas com a roupa do corpo, para buscar a esperança de reconstruir uma vida com paz e possibilidade de sobrevivência e dignidade. São pessoas sofridas, traumatizadas, que estão à margem da sociedade, e que buscam apenas o acolhimento para poder iniciar uma nova vida.
Este importante debate pretende demonstrar dois grandes caminhos: o do ódio, que será percorrido por aqueles que justificarão como liberdade de expressão todo tipo de ofensa, ataque, agressão, racismo, preconceito e transgressões. O caminho do mais forte, do mais violento, do mais agressivo. E, por outro lado, o caminho da solidariedade, da coesão social, do amor, da verdadeira liberdade de expressão, que não pode ser conquistada com uma espingarda de assalto, as garantias conquistadas pelo esforço, pelo sangue, pela vida dos dos que precederam nossa atual sociedade e que levantaram os tijolos da democracia e da liberdade, por onde nosso povo caminha hoje.
A discriminação gera a violência de forma avassaladora, ameaçando a democracia e os direitos fundamentais. É preciso “desaprender” o preconceito. Pretendemos, ao longo da pesquisa, identificar e defender os direitos humanos como uma necessidade social, com a implementação de políticas de Educação em Direitos Humanos nas escolas, nas mídias e redes sociais, de forma a conscientizar a população de que praticar a solidariedade faz bem para toda a nação.
Desarrollo:
3. APOROFOBIA, DESIGUALDADE E O REFÚGIO NO BRASIL
Os deslocamentos forçados, especialmente a questão do refúgio, são um dos panoramas mais dramáticos e dolorosos da mobilidade humana, e constituem-se um fenômeno em ascensão em todo o globo.
A migração coletiva é um fenômeno primitivo que sobrevive na modernidade; com frequência, ela muda de direção no globo terrestre, pois está relacionada às assimetrias das relações socioeconômicas, já que o modo de vida moderno inclui um progresso econômico excludente, cheio de conflitos e discordâncias sociais e políticas em busca de poder (BAUMAN, 2017).
Os refugiados políticos e imigrantes pobres são pessoas que foram arrancadas de seus lares pela guerra, miséria e fome. Muitas vezes, estão em mãos de mafiosos exploradores, que os embarcam em balsas superlotadas para tentar atravessar as fronteiras e pisar em chão firme com suas famílias, porém milhares morrem no mar, os sobreviventes seguem em busca de acolhimento, com seus esqueletos expostos, em terras desconhecidas com povos hostis. A mídia espalha essas notícias todos os dias com seu discurso raso e conformista sobre um problema irremediável (CORTINA, 2020).
No Brasil, na última década (2010-2019) foi extremamente significativa para caracterizar o novo cenário da migração e refúgio no país. Em 2016, houve um aumento expressivo da migração venezuelana, que, por via terrestre, cruzou a fronteira norte, em Pacaraima e Bonfim, no estado de Roraima, principal porta de entrada do país. Em 2017, o ultrapassado Estatuto do Estrangeiro, que assimilava o imigrante como ameaça nacional, foi substituído pela Lei 13.445/2017 (Lei da Migração), sobrecarregada pela garantia e direitos tanto de emigrantes quanto de imigrantes, tornando-se uma das mais vanguardistas legislações da região quanto à proteção migratória.
O Governo Federal criou em 2018 a Operação Acolhida, com o objetivo de organizar a chegada dos venezuelanos ao Brasil, buscando sua inserção social e econômica no país, o que inclui moradia, alimentação, emprego e emissão de documentos; Entretanto, ainda há muitas pessoas que se encontram em situações precárias, principalmente porque terão que enfrentar a rejeição da população. A Agência das Nações Unidas para Refugiados (ACNUR) participa da Operação Acolhida, apoiando o governo brasileiro juntamente com outras agências da ONU e mais do que outras entidades da sociedade civil organizada, formando uma grande força humanitária para facilitar a garantia de direitos e a integração local dos refugiados e migrantes venezuelanos que estão no Brasil.
Circunstâncias socioeconômicas desfavoráveis, como altas taxas de desemprego, aumento da frequência em escolas públicas e taxas hospitalares, agravam ainda mais a rejeição ao pobre estrangeiro e, consequentemente, o discurso de ódio e a aporofobia. Este termo, como vimos, foi cunhado pela filósofa Adela Cortina, professora de Ética e Filosofia Política da Universidade de Valência, a partir da junção de dois termos gregos Á-pores : pobre, e fobéo : aversão, que define o sentimento de aversão, medo e rejeição dos pobres. Cortina detalha a criação do termo em seu livro Aporofobia, aversão aos pobres: um desafio para a democracia, de 2020. Segundo a autora, o processo de dar nomes pode ser uma forma de revelar a realidade, aqui que não tem nome, não existe; Nomear é importante para dar existência às coisas: “Nomear significa racionalizar uma realidade para que ela seja conhecida. Portanto, era preciso dar um nome a essa patologia social para que ela pudesse ser diagnosticada com maior precisão e tentar descobrir sua etiologia, propondo tratamentos eficazes.” Em 2017, a palavra foi oficialmente incorporada ao léxico da língua espanhola e desde então vem ganhando destaque mundial.
Os discursos políticos em sintonia com a mídia em geral são responsáveis por causar um pânico moral na sociedade quando se trata de crise migratória. As abordagens jornalísticas demonstram uma reprodução criminalizada da migração europeia, publicando reportagens com perspectiva xenófoba e ameaçadora, manipulando a opinião pública (BAUMAN, 2017).
Observa-se, portanto, que a chegada dos estrangeiros é vista como uma ameaça para a economia nacional, justamente pelo fato de essas pessoas serem pobres, por estarem em situação de vulnerabilidade, precisando de ajuda; são pessoas que não irão trazer lucro, que são tidas como um estorvo, são invisíveis aos olhos da sociedade.
A migração não é um episódio recente, pois perpassa toda a história humana; na era moderna, foi agravada pela instabilidade do Oriente Médio e das políticas militares das potências do Ocidente. A causa dessa ascensão migratória foram as intermináveis guerras e os genocídios nos Estados enterrados na miséria e desprovidos de leis. Governos em busca de lucros e na incansável cobiça para aumentar o PIB alimentam o comércio global de armamentos, dando vazão às guerras e em consequência ao deslocamento de refugiados em busca de um solo fértil para uma vida economicamente melhor (BAUMAN, 2017).
Nos países europeus e em vários outros lugares do mundo, as pessoas não são rejeitadas apenas por xenofobia, mas sim por aversão ao estrangeiro pobre. Na Europa, observou-se que o acolhimento aos estrangeiros turistas é muito caloroso, ou seja, não existe xenofobia de fato. Entretanto, se o visitante for em busca de asilo, emprego ou sobrevivência, a receptividade vira do avesso, e nesse momento, fecham-se fronteiras, ataques são registrados nas ruas, e a aversão aos estrangeiros se manifesta. A aversão é contra o estrangeiro pobre, e não o estrangeiro com boas condições financeiras (CORTINA, 2020).
Desde o início da humanidade, existe uma perseguição incansável por uma vida financeira mais estável por parte das pessoas dos países mais pobres, atrás de oportunidades e novas perspectivas de vida em países mais desenvolvidos. Os estranhos que batem à porta da Europa são gente desenraizada à força do seu país de origem, vítimas da fome e da guerra. Como são desconhecidos, são diferentes e imprevisíveis, provocando na população local uma mixofobia, que é o medo de se envolver com os estrangeiros, medo este alimentado por narrações vazias e discursos cheios de demagogia política e social (BAUMAN, 2017).
Se formos analisar todas as fobias articuladas nessas sociedades, começamos a observar que na maioria das vezes são direcionadas não à condição de minoria atacada, mas à condição de pobreza dessas minorias.
4. O REFUGIADO NO BRASIL
O processo migratório é um fato milenar que foi muito evidenciado após a 2ª Guerra Mundial, quando surgiu a Declaração Universal dos Direitos Humanos, de 1948. Ela foi elaborada pela Organização das Nações Unidas e instituiu internacionalmente uma forma de proteção às pessoas em vulnerabilidade (HUNT, 2009).
O principal marco legal no Brasil que delibera sobre mecanismos para efetivação do Estatuto dos Refugiados de 1951 é a Lei nº 9.474, de 22 de julho de 1997. A normativa ampliou a definição de refugiado e instituiu um órgão colegiado para analisar os pedidos de refúgio. Em 04 de maio de 2017 foram revogadas a Lei 818, de 18 de setembro de 1949, e o Estatuto do Estrangeiro, originado na época da ditatura militar, e que conceituava o imigrante como uma ameaça, o que a tornava uma norma desajustada aos direitos humanos.
A nova lei de migração, juntamente com a Lei do Refugiado de 1997, permite que o Brasil esteja na vanguarda, não quando se trata dos direitos dos migrantes, elogiados por organizações internacionais, mas estabelece direitos e deveres para migrantes e turistas no Brasil, reconhecendo - os como sujeitos de direito, e a promoção ou combate à xenofobia como princípio da política migratória brasileira.
Estudos mostram o aumento de imigrantes latino-americanos em nosso país no período 2011-2020. Nos últimos quatro anos, houve um aumento de 97,67% no número total de pedidos de refúgio apresentados por venezuelanos. primeira posição, com recorde histórico em 2018. É importante observar que no período do corte temporário 2017-2020, mesmo durante os efeitos da pandemia de COVID-19, ainda há 17.385 refugiados registrados, volume superior ao ao ano de 2017, quando se intensificou a entrada de refugiados venezuelanos no país.
Segundo pesquisa elaborada pelo OBmigra, destaca que a entrada de venezuelanos começou a aparecer de maneira mais perceptível a partir de 2016, sendo estado de Roraima a sua principal porta de entrada no país. Trata-se de um estado amazônico com aproximadamente 450.000 habitantes, o que o torna, portanto, o estado menos populoso do país. A economia do estado é baseada em garimpo irregular, atividades pecuárias extensivas e funcionalismo público. Sendo assim, fica evidente a limitação da região em admitir novos trabalhadores em sua economia.
De acordo com os dados da Plataforma R4V, em maio de 2022 a América Latina abrigava mais de 5 milhões dos mais de 6 milhões de pessoas que abandonaram a Venezuela. Isto representa 84% dos migrantes e refugiados venezuelanos em todo mundo. O Brasil é o sétimo país que mais recebeu esse fluxo migratório, totalizando 345 mil venezuelanos residindo em território nacional.
O apoio que o Brasil dá aos refugiados é considerado um exemplo pelo ACNUR, pois o país se esforça para integrá-los à sociedade. Ao contrário do que acontece noutros locais do mundo, não existem campos de refugiados, ou o que acontece na Acolhida são abrigos temporários para integrar efetivamente estas pessoas na sociedade. Eles têm garantidos direitos civis básicos, como liberdade de pensamento e deslocamento, além de não serem submetidos a tortura e tratamento degradante, e direitos socioeconômicos, como acesso à saúde, direito ao trabalho e à educação. A operação Acolhida também ajuda na transferência de dois venezuelanos para outros estados da federação.
O deslocamento dos venezuelanos através da fronteira se dá por via terrestre, geralmente por meio de ônibus, vans, carros ou até mesmo a pé. Entre 2015 e 2017, foi registrado um acréscimo de 922% no registro de entradas em Roraima, o que lançou o estado em uma emergência humanitária, diante das condições precárias em que chegam os venezuelanos em território brasileiro. Conforme dados da Organização Internacional (OIM,2020) para as Migrações, observa-se que os municípios que mais receberam refugiados pelo programa de interiorização foram Manaus, São Paulo, Curitiba, Dourados e Porto Alegre. A Operação Acolhida teve um papel fundamental para o acolhimento e interiorização desses refugiados, além de demonstrar o compromisso humanitário do Brasil com a migração e o refúgio.
O deslocamento dos refugiados e migrantes para os demais estados brasileiros tem o objetivo de possibilitar melhores oportunidades de inclusão socioeconômica aos venezuelanos, com proteção social, dessa forma, propiciando amenizar a pressão sobre os serviços públicos do estado de Roraima.
Podem participar das ações de interiorização as pessoas que estiverem regularizadas dentro do país, imunizadas, com a saúde avaliada e com o termo de voluntariedade assinado. Após este processo, eles saem dos abrigos para uma das cidades de destino, passam por uma reunificação familiar e social com vaga de emprego sinalizada, podendo ser recebidos em abrigos estaduais, do município, da sociedade civil, federais mistos, entidade da sociedade civil ou organizações religiosas.
Uma vez que permanecer no seu país de origem ou voltar para ele pode colocar em risco a integridade física ou a própria vida dos refugiados, eles gozam de proteção individual, não podendo ser expulsos, nem devolvidos aos seus países de origem. Segundo a Agência da Organização das Nações Unidas para Refugiados, pode ser considerado refugiado todo aquele que está fora do seu país de origem devido a perseguições relacionadas a raça, religião, nacionalidade, pertencimento a um determinado grupo social ou opinião política ou que está passando por grave e generalizada violação de direitos humanos em áreas de conflitos armados.
O refúgio é um desafio humanitário; portanto, se faz necessário aprimorar os programas para assegurar os direitos desses indivíduos, intensificando as ações para promover a integralização e adaptação desses povos. Segundo o site da ACNUR, foi feito um novo estudo do Banco Mundial que destaca os desafios enfrentados pelas pessoas refugiadas venezuelanas. No Brasil, são vários obstáculos, mas uma das barreiras é o idioma e a dificuldade de validar documentos escolares para confirmar a capacidade profissional. De acordo com o estudo, apenas 12% da população venezuelana economicamente ativa no país têm empregos no mercado formal; entretanto, trabalham por mais horas e recebem salários menores. Outro dado alarmante é que, segundo o censo educacional de 2020, apenas 45% das crianças venezuelanas estavam matriculadas em escolas.
O país tem o grande desafio de romper as barreiras do preconceito através de uma política de educação para direitos humanos que seja de fato efetivada, porque é constante a violência física e psicológica sobre os estrangeiros pobres; são pessoas invisíveis aos olhos da sociedade, e essa invisibilidade traz um adormecimento à consciência das pessoas.
A aporofobia que abordamos aqui será delimitada aos refugiados da guerra e da fome que buscam ajuda em solo brasileiro. Refugiado é um tipo de migrante, ou seja, uma pessoa que se desloca de um local para o outro (o conceito se encaixa naquilo que classificamos como migrações forçadas), porém existem condições específicas que garantem status diferenciado a essas pessoas, razão pela qual não são classificados como simples migrantes.
Determinados grupos sociais não têm direito a existir, e se existem, outros grupos sociais, autodenominados superiores, praticam a descartabilidade desse grupo social inferior. Existe uma construção ideológica, uma ocultação da realidade, por meio de frases como “as coisas sempre foram assim, e sempre serão assim”. É como se existisse um direito excludente que estabelecesse a existência do pobre e do rico, e que isso jamais irá mudar.
5. O DISCURSO DE ÓDIO NO BRASIL HOJE
Alguns professores definem o termo discurso de ódio como sendo uma expressão livre de pensamento em um contexto que incita à violência, desprezo e intolerância. Esse tipo de ataque é direcionado a grupos ou indivíduos que são vistos como diferentes pelos opressores, como pessoas com deficiência física ou mental, comunidades de orientação sexual diferente, grupos étnicos e religiosos específicos, entre outros. Essa manifestação de ideias que expressam preconceito e discriminação contra determinado grupo de pessoas gera conflito entre direitos fundamentais e ameaça a democracia.
Os fluxos migratórios sempre ultrapassaram as fronteiras das nações ao longo da história. No entanto, vários governos ainda criminalizam e tratam o outro como uma ameaça nacional. Discursos políticos incitando ódio, preconceito, resistência e perseguição ao estrangeiro podem ser vistos hoje em vários lugares do mundo. Discursos discriminatórios contra imigrantes são observados na gestão de Bolsonaro, além de práticas governamentais que confirmam ou reduzem a xenofobia, declaram sua antipatia e desconforto a grupos estrangeiros como pauta da agenda nacional.
No movimento migratório venezuelano na América Latina, há a percepção enganosa de que o Brasil é o país que mais recebe estes imigrantes, o que muitas vezes é reforçado pela mídia sensacionalista, que cria um imaginário de uma multidão incontrolável invadindo as fronteiras. Na verdade, o Brasil é o sétimo país receptor de imigrantes venezuelanos, conforme os dados já citados da Plataforma R4V .
A crise migratória representa, hoje, uma pauta rica para alguns formadores de opinião, que utilizam os jornais, programas de TV e as redes sociais para propagar o medo, com referências negativas aos imigrantes, sinalizando o colapso e a transformação trágica no modo de vida. A consequência das notícias que são propagadas nesse campo de guerra quase chega a causar um pânico moral, que é um sentimento de medo coletivo na sociedade, um temor pela presença dessa ameaça iminente, ao bem-estar comum (BAUMAN, 2017).
A violência contra os imigrantes e refugiados que se dissemina por meio de discursos populistas e nacionalistas está ancorada pela elite que estima o imigrante ideal, em desvantagem dos outros. A instabilidade econômica em nosso país, com altas taxas de desemprego e inflação diminuindo cada vez mais o poder de compra, também termina por culpabilizar o outro pela negligência estatal no país.
A crise econômica mundial de 2008 trouxe um descontentamento social e desigualdades sociais extremas; com isso, a ideologia de extrema-direita ocupou espaço entre as sociedades mais prejudicadas. Neste panorama, países como a Alemanha, Inglaterra, França, Estados Unidos e Brasil se viram em meio a profundas crises de polarização. As opiniões liberais e conservadoras passaram a ser discutidos entre a sociedade e o meio político, tornando as redes sociais um campo de batalha ideológico.
Para citar apenas dois casos recentes de tal polarização no Brasil, lembramos as polêmicas de Artur do Val e Moise Kabagambe. Durante uma viagem à Ucrânia após a invasão Russa em março desse ano, o deputado paulista Artur do Val fez referências a mulheres ucranianas com falas machistas e aporofóbicas dizendo que elas “são fáceis porque são pobres” e que são capazes de “fazer de tudo”. As falas ofensivas e preconceituosas do deputado tiveram repercussão mundial. A Procuradoria Especial da Mulher e a Bancada Feminina do Senado publicaram nota de repúdio frente às declarações agressivas que envergonharam todo o Brasil internacionalmente.
No dia 24 de janeiro, na cidade do Rio de Janeiro, houve o trágico assassinato do congolês Moise Kabagambe. O jovem de 24 anos veio para o Brasil como refugiado político em 2014 com a mãe e os irmãos, e estava trabalhando quando sofreu as agressões brutais que resultaram em sua morte. A motivação do crime foi a uma cobrança de duas diárias de serviço que havia feito em quiosque da orla. Essa atrocidade demonstra a inexistência de políticas públicas voltada para o acolhimento dos migrantes e refugiados no Brasil. Um debate promovido pelo senador Humberto Costa presidente da Comissão de Direitos Humanos (CDH) e pelo senador Paulo Paim presidente da Comissão Mista Permanente sobre Migrações Internacionais e Refugiados (CMMIR) ressalta as contratações irregulares dessas pessoas no mercado de trabalho, que chegam, inclusive, a ser análogas à escravidão.
Assim, ao analisarmos o sistema capitalista moderno, observamos diversos países defenderem uma economia liberal e promover o crescimento econômico e o aumento das relações comerciais; entretanto, quando estes mesmos países se deparam com a chegada de imigrantes,a presença deles não é tolerada como a entrada de capital e mercadorias.
No Brasil, o chefe do poder executivo, presidente Jair Bolsonaro, é um exemplo de governo extremistas bem-sucedidos, assim com o ex-presidente dos Estados Unidos, Donald Trump, e o primeiro-ministro da Hungria, Viktor Orbán. Todos eles formam uma base movida por discursos políticos populistas e incitadores de ódio. Através de uma linguagem coloquial simplificada, carregada de acusações conspiratórias e inflamadas, encheram a população de seus países de medo. Inovaram ainda o tradicional discurso político, driblando das mídias tradicionais e conquistando notoriedade nas redes sociais, criando uma máquina propagandística imparável ancorada no discurso incitador de ódio contra setores específicos da sociedade. Assim, o atual governo brasileiro destrói os espaços legítimos que foram criados para promover políticas sociais que visavam, principalmente, garantir a vida, a dignidade e a liberdade do imigrante em nosso país.
O discurso de ódio é a materialização excessiva da liberdade de expressão. É comum observar o exercício desse direito em mídias sociais, elas se tornaram um instrumento para dar vazão a ideias e opiniões muitas vezes criminosas. Por exemplo, a proibição de manifestações nazistas é fundamentada na premissa de que ela é discriminatória, portanto, deve ser desaprovada e combatida, pois ela representa um marco na luta contra a violação dos direitos fundamentais e da democracia. Nesse sentido, podemos citar um caso emblemático quanto a crimes de ódio, que foi o do Habeas Corpus 82.424/2003RS, julgado pelo Supremo Tribunal Federal. O remédio constitucional foi impetrado em favor de Siegfried Ellwanger, que foi condenado por disseminar nas redes sociais obras antissemitas. O discurso de ódio sempre serviu de pano de fundo para repulsa entre grupos e gerou diversos conflitos, como a Segunda Guerra Mundial e a queda das torres gêmeas.
Em maio de 2017, o projeto que deu origem à nova Lei de imigração nº 13.445 foi alvo de protestos na Avenida Paulista, em São Paulo. Embora o fato não tenha impedido a aprovação da lei no Congresso Nacional, é importante observar e analisar o quanto a xenofobia, o preconceito e a discriminação ainda estão evidentes na sociedade brasileira, em especial na política e na mídia. Após o protesto, os jornais Folha de S. Paulo e O Globo veicularam em suas mídias, durante duas semanas, sete matérias sobre a manifestação e suas consequências, como a prisão de dois imigrantes palestinos pela Polícia Militar de São Paulo. Essa cobertura jornalística mostra o quanto pode ser estratégico ouvir os lados envolvidos com parcialidade, evitando-se a manipulação.
O objetivo da cultura do medo é fomentar o ódio, para poder justificar a violação dos direitos humanos com base numa pseudoliberdade de expressão. Ou seja, a minoria, os grupos racializados, estigmatizados, que são vistos como diferentes, e, portanto, não fazem parte do seleto grupo dominador, são vistos e julgados como perigosos. Para detalhar as diversas formas de que o ódio se manifesta entre as minorias sociais, é importante primeiramente esclarecer que o termo minoria se refere à escassa representação política que estes grupos possuem.
Umas das matérias jornalísticas na Folha de S. Paulo que noticia a manifestação contra a lei da imigração traz entrevistas com manifestantes, com falas carregadas de xenofobia, alegando que foram atacados por terroristas muçulmanos e que a lei seria comunista. No jornal O Globo, uma das manchetes, que saiu no dia 3 de maio de 2017, foi intitulada como “Presos por conflito anti-imigração em SP são soltos”. É na incapacidade de ouvir os relatos de ambas as partes de forma imparcial que o jornalismo burla sua condição de testemunha. Ele deixa de ser transformador e torna-se observador de um palco político hegemônico. Para uma informação verídica, devem ser relatadas e ouvidas todas as vozes. Uma delas é a dos imigrantes, que foram apagadas das falas dos entrevistados na rotina jornalística de edição.
Os imigrantes são invisíveis aos olhos da sociedade, individualista e egoísta. Via de regra, são instalados e isolados em campos desertos, que ficam distantes dos corredores de trânsito e da visão, tais como ilhas e plataformas marítimas. Cada campo é cercado por muros, cercas elétricas e arames farpados (BAUMAN, 2017).
Conclusiones:
6. DISCUSSÃO DE RESULTADOS
Em face de todos os apontamentos abordados, é possível confirmar a resposta do problema, visto que um Plano de Ação em Educação em Direitos Humanos pode contribuir para suspender a disseminação do discurso de ódio. Uma educação transformadora e ampla, que envolva a sociedade como um todo.
As hipóteses foram confirmadas, pois o sistema de ensino e as escolas possuem uma responsabilidade inegável de ser agentes na promoção e defesa dos direitos humanos, combatendo o preconceito e organizando-se para que seu meio envolva o respeito e a dignidade inerente a todos.
A mídia também tem papel importante nessa transformação social, já que possui uma imensa força como formadora de opinião pública; os meios de comunicação, informação e a internet como um todo são fontes de conteúdo, que pode ser direcionado para a promoção do respeito e tolerância, demonstrando que as múltiplas diferenças podem compor uma cultura de paz.
Diante dessa exposição, podemos afirmar que a origem da aporofobia está na desigualdade econômica, elas andam de mãos dadas, contribuindo para a promoção da exclusão, a justificação da violência através do discurso de ódio e a sua ampliação, que se manifesta juntamente com outros tipos de preconceito, como a xenofobia e o racismo.
Destaca-se que a violência motivada pelo ódio engloba questões culturais, religiosas e econômicas, e em momentos de incerteza financeira e econômica, elas caminham lado a lado com a política, o que contribui para explicar o aumento dos discursos discriminatórios. Estes elementos ajudam a entender o processo em que se responsabiliza um “terceiro”, geralmente uma minoria social ou estrangeira, pelos males da sociedade.
Bibliografía:
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FORNER, Oscar Milton Cowley. O discurso de ódio na propaganda político-eleitoral: o caso de Jair Bolsonaro. Monografia (Graduação em Publicidade e Propaganda) – Universidade Federal do Rio Grande do Norte – Natal/RN, 2022.
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JUBILUT, Liliana Lyra; GODOY, Gabriel Gualano. Refúgio no Brasil: Comentários à Lei 9.474/97. São Paulo: Editora Quartier Latin do Brasil. 2017. ISBN 85-7674-812-6. Disponível em: https://www.academia.edu/35904669/Refugio_no_Brasil_comentarios_a_lei_9474_pdf. Acesso em: 09 de jun. 2022.
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PLATAFORMA REGIONAL DE COORDENAÇÃO INTERAGENCIAL R4V. For Refugees and Migrants from Venezuela. 2022.
UNODC-Escritório das Nações Unidas sobre Drogas e Crime, TRACK4TIP: Transformando alertas em respostas da justiça criminal para combater o tráfico de pessoas em fluxos migratórios. Relatórios Situacional Brasil – Tráfico de pessoas em fluxos migratórios mistos, em especial de venezuelanos, 2020.
Palabras clave:
Palavras-chave: Aporofobia. Direitos humanos. Violência. Ódio. Preconceito. Refugiados. Ideologia. Política. Discurso de ódio.
Resumen de la Ponencia:
Las ventas informales se han convertido en una oportunidad de generación de ingresos para múltiples sectores sociales. Como actividad sin barrera económica o jurídica de entrada —el capital que se necesita para iniciar la actividad de venta informales es muy pequeño, no existen ni permisos ni licencias que deban ser cumplidas previamente por el vendedor, y la regulación de este fenómeno social es tan débil que se puede iniciar casi que sin restricción— se han convertido en la salida económica de sectores sociales marginados económicamente: desempleados y pequeños emprendedores. Como fenómeno social, las ventas informales se encuentran actores tanto públicos[1] como privados. Por una parte, los actores públicos varían en su ejecución dentro de un todo en la administración pública, porque entre otros aspectos, regulan a través de leyes sobre el espacio público y el trabajo. No obstante, en la práctica se legitima el acceso de la venta informales porque representa la oportunidad de obtener de ingresos por parte de las personas en situación de vulnerabilidad[2], y también toma relevancia como un medio estacionario para pequeños comercios y grandes compañías[3].El presente trabajo está orientado en el abordaje de la venta informales dentro de su ámbito de aplicación y también su dinámica dado en el tiempo de pandemías por COVID-19 (factores y problemáticas para la subsistencia), es decir, en el espacio público como un fenómeno y las dinámicas que se configuran, con la premisa de los autores mencionados en el seminario, así como autores relacionados con el desarrollo local. Palabras claves: espacio público, empleo, conflicto social, desarrollo local, derechos.[1] En este caso, se define como aquellos actores que pertenecen a la Administración Pública del Estado ya sea nacional o subnacional. [2] Por la situación de desplazamiento por la violencia, pobreza crónica, o discapacidad física, también figurando la problemática del desempleo se aceptan la posibilidad de venta informales en el espacio público.[3] Configurado a través de la intermediación o la tercerización laboral para la venta de bienes y servicios.Resumen de la Ponencia:
El ocio hasta finales del siglo XIX, no era siquiera considerado una condición necesaria para el desarrollo de los individuos; conforme se va dando una disputa por el tiempo entre trabajadores y capitalistas, se va estableciendo un “convenio” respecto a dicha necesidad. Pero el problema del ocio es que, a pesar de ser una forma de reivindicar un derecho humano, oculta el conflicto original de la creación de valor.Quizá nunca como hoy se había hecho evidente la violencia ejercida sobre nuestras subjetividades a partir de la imposición del ethos de la sociedad del trabajo (Kurz). Si bien, el desgaste que sufre nuestro cuerpo a través del trabajo se ha hecho más o menos visible históricamente, el proceso gradual de atrofia psíquica que ha sufrido la humanidad, hoy ya pasa casi desapercibida en sus elementos de constitución. El trabajo abstracto se ha naturalizado a tal grado que no sólo se vuelve más o menos soportable, sino que incluso es agradable para muchos. Con la corona-crisis todo lo que el capitalismo nos ha vendido como un el estilo de vida de libertad, individualismo y ligereza, se muestra ahora como una pesadez que se enfrentó con un confinamiento que parecía no tener fin. El capitalismo sin sus espacios de diversión controlada, sin su aura carnavalesca de embriaguez y espectáculo, se vuelve todavía más insoportable. Ahora quizá esta “insoportable levedad” podría dar luz sobre la necesidad de que se revolucione, no sólo la forma en que consumimos, sino la forma en que producimos y nos relacionamos.Es cierto que el capitalismo es hábil y crea simulacros de desarrollo creativo, pero nunca alcanzan estos a imitar la necesidad de vivir que nos atraviesa. Al vernos privados de cierto consumo de espectáculo buscamos con desesperación la acción creativa. La habilidad estética que ahora parece atrofiada, en realidad nunca se extingue y debemos hacer que se manifieste. Podemos intentar ver que el confinamiento también encierra la posibilidad de desanestesiar los sentidos, de romper con el tiempo lineal y de revertir la pobreza de experiencia. Aunque todo lo anterior pareciera una preocupación superficial, individual y egoísta con respecto a aquella brutalidad a la que se enfrenta una persona que al perder un día de trabajo pierde un día de alimento; la anestesia de tus sentidos no deja de ser una forma violenta que destruye otra parte de la integridad del individuo. No basta con proteger la supervivencia de las personas, debemos también suponer que todos merecen tiempo de no trabajo, tiempo para ser creativo o simplemente para no hacer nada, tiempo para reflexionar y crear y no sólo para trabajar. No podemos conformarnos con menos que esa libertad vital de creación y recreación.Resumen de la Ponencia:
O presente trabalho tem como objetivo identificar e analisar os principais entraves quanto à integração do segmento da população brasileira com baixos níveis de renda com o sistema bancário, a partir da dinâmica propiciada pelo Auxílio Emergencial durante a pandemia – ainda em curso – nos anos de 2020 e 2021. Visando conter os efeitos da pandemia sobre a economia, governos de vários países adotaram medidas – incentivos tributáveis – para socorrer empresas e, principalmente, as populações mais vulneráveis – através de auxílios financeiros. No Brasil, o Auxílio Emergencial (AE), foi inicialmente instituído pela Lei de nº 13.982/2020, que determinou o repasse de 600 reais mensais a trabalhadores informais e de baixa renda, microempreendedores individuais e também contribuintes individuais do Instituto Nacional do Seguro Social (INSS). Ancorado nessa tendência e visando o cumprimento dos protocolos sanitários, através da sua instituição financeira responsável por parte da operacionalização de programas de transferência de renda às populações vulneráveis, a Caixa Econômica Federal (CEF), através do Ministério da Economia, o Governo Federal propôs efetuar de forma digital – via smartphone e/ou computador – todo o processo de cadastramento, solicitação e recebimento do auxílio financeiro. O que vale destacar, reafirmou questões sociais sensíveis ao povo brasileiro, pois, essa imersão do setor bancário do país na “era digital” encontrou antigas barreiras que, embora nas últimas duas décadas tenha avançado significativamente na redução das desigualdades sociais abissais, dentre elas: baixa renda nacional média e baixos níveis de vida; importância do subemprego e deficiente nível de instrução. Assim, elementos dessa natureza foram relevantes no que diz respeito às dificuldades para o alcance social do Auxílio Emergencial no Brasil aos extratos sociais mais necessitados e desprovidos de renda. Entretanto, deve-se lembrar da importância da instituição estatal CEF no processo de operacionalização do programa de transferência de renda, que em função de sua capilaridade, aliada às possibilidades técnicas do período, permitiu a realização e o alcance social do referido auxílio. Contudo, não se deve omitir a ação intencional e a desnecessária rigidez normativa impetrada pelo Governo para “filtrar” os beneficiários, não apenas inviabilizou a circulação e o alcance imediato do dinheiro às populações vulneráveis, como também assegurou a disseminação do vírus (através da quebra diária dos protocolos sanitários da população que formava filas nas portas das agências e postos da CEF) e o prolongamento da pandemia no país, que contabilizou 619.109 óbitos, no dia 31 de dezembro de 2021. Observou-se que o modus operandi, expresso pelas normas, fez uma medida emergencial seguir o rito do velho e tradicional protocolo de solicitação de empréstimo bancário, cerceando direitos garantidos para o momento da pandemia à referida população prejudicada com o recebimento de valores diferentes em função do tempo demandado entre a solicitação e a aprovação do benefício.