Resumen de la Ponencia:
La pandemia de COVID-19 vino a sumarse a las adversidades que atraviesan grupos y poblaciones vulnerables en la vida cotidiana. Respecto a los pueblos indígenas hubo llamados de organismos internacionales para que en el despliegue del combate a la pandemia se considerara la situación real en la que viven las poblaciones, sus usos, costumbres y conocimientos tradicionales, incluyendo la participación de actores locales como autoridades, líderes religiosos, médicos tradicionales, entre otros, para la creación de estrategias adecuadas a las condiciones inherentes a la vida de las personas en entornos culturales diversos. Sin embargo, estas indicaciones se limitaron a las consideraciones culturales ignorando el entramado de la vida cotidiana que se encuentra determinada además por la desigualdad social y material, violencias, relaciones de poder y aspectos vinculados con el género que a partir de diferentes vivencias tuvieron expresiones particulares durante la pandemia. Así, las medidas de protección para el cuidado de la vida fueron formuladas mecánicamente siguiendo los protocolos globales y nacionales: sin consideraciones especiales se implementaron el uso de cubrebocas, de gel antibacterial, la sana distancia, la suspensión de actividades no esenciales, de actividades escolares, entre otras. Estas medidas fueron implementadas en poblaciones indígenas cuando aún no había casos identificados, al unísono en que aparecieron los primeros casos de COVID-19 en el país. Entre el temor y la especulación surgieron las primeras afectaciones, cuando la población no tenía otra opción más que salir en búsqueda de ingresos y alimento para asegurar la supervivencia de la familia. La COVID-19 acentúo la desigualdad social, la segregación comunitaria, la violencia intrafamiliar y de género, así como produjo afectaciones emocionales en mujeres, jóvenes y niños. Por otra parte, frente al virus se recurrió a los conocimientos tradicionales, particularmente sobre medicina tradicional, lazos de cooperación comunitaria, entre otras actividades, como continuación de las luchas por la vida que se desarrollan de manera común entre las poblaciones. La ponencia tiene como marco de referencia el proyecto “Los amuzgos de Guerrero ante la COVID 19: enfrentamiento de la fase 3 y el reforzamiento sanitario, económico, social, familiar y político pospandemia”. Se sitúa en la Región
Nn´anncue Ñomndaa (amuzga) que comprende los municipios de Xochistlahuaca, Ometepec y Tlacoachistlahuaca en la Costa Chica del estado de Guerrero. Tiene como objetivo principal mostrar un panorama general sobre las luchas por la vida de los
Nn´anncue Ñomndaa en el contexto de la pandemia de COVID-19. Luchas que se despliegan en un marco históricamente determinado por las conflictivas relaciones con las autoridades, por el maltrato que sufren los sujetos indígenas a manos del personal de salud de las instituciones públicas y por la desconfianza que les inspiran los discursos gubernamentales.