Resumen de la Ponencia:
¿Cómo funciona el trabajo con base en algoritmos? ¿Qué sucede con la persona trabajadora cuando las relaciones laborales tradicionales se ven modificadas por maquinas inteligentes? ¿Existe una mayor precarización laboral? ¿Qué implicaciones teóricas tiene esto para la sociología? ¿Qué alcances y límites tiene la etnografía frente a estas condiciones? El objetivo del presente trabajo es doble, por un lado analizar las posibilidades que tiene la investigación etnográfica para explicar cualitativamente los detalles particulares de la experiencia laboral mediada por algoritmos inteligentes (
machine learning) y la forma en que tal modalidad precariza el trabajo; por otro, explorar las implicaciones que dichos cambios tienen para la labor sociológica.Actualmente en algunas áreas y sectores económicos, el trabajo es gestionado, premiado, controlado y/o castigado por algoritmos que usan las empresas; se han convertido en una realidad que no sólo automatiza las labores, ha propiciado el auge de diferentes espacios y actividades productivas. Desde 2016 la “
gig economy” o “economía de los pequeños encargos” ha tenido una preponderancia en muchos espacios urbanos; repartidores de alimentos, taxistas, entregas de última milla, maestros, administradores y muchas actividades más, son ejemplos de la penetración de una forma de gestión laboral que han modificado los servicios y espacios de las ciudades.[1] La economía de los pequeños encargos tiene su expresión más representativa en los repartidores de comida a domicilio, a través de plataformas empresariales instaladas en teléfonos inteligentes, fenómeno que con la que con la pandemia de SARS-CoV-2, causante de la enfermedad del COVID-19, ha tenido un amplio crecimiento. Apunta Woodcock (2019)“La gig economy implica acuerdos laborales que están más cerca de los «bolos» que de las formas de empleo más tradicionales […] el interés actual en la economía de los pequeños encargos también es resultado de la aplicación de las tecnologías digitales y el uso de plataformas. Cuando se emplea el término gig economy, a menudo se hace referencia a la economía de plataformas y, más concretamente, al trabajo de plataforma”[2]Por el tamaño de la población ocupada, usuarios de dichas plataformas y las relaciones laborales que se presentan, realicé un ejercicio etnográfico como repartidor de la empresa DiDi Food durante 6 meses. La investigación etnográfica ha permitido obtener información valiosa sobre la relación del comensal con quien reparte, la formas de construcción de grupos de personas repartidoras y la experiencia del racismo en los restaurantes. El espacio no permite abordar cada uno de los puntos nombrados (aunque prepararé trabajos para otros foros y revistas), deben pensarse de forma integrada, para un panorama completo de la economía de los pequeños encargos. [1] Woodcock, J., “Los efectos de la gig economy”, en El Trabajo en la Era de los Datos, Madrid, BBVA, 2019.[2] Ídem.