Resumen de la Ponencia:
El propósito de la ponencia es estudiar el impacto de las políticas y programas que llevó a cabo el gobierno de la ciudad de México en la salud mental de la población, en particular de las mujeres en dos localidades del poniente de la Ciudad. Se espera así analizar si estas políticas fueron adecuadas para amortiguar los aumentos de cuadros de depresión y ansiedad en mujeres. Se pretende estudiar la gestión de crisis y las políticas públicas de la salud mental en el contexto de pandemia, con enfoque territorial en un área urbana (Santa Fe) y una rural (San Lorenzo Acopilco) de la colonia Cuajimalpa, haciendo hincapié que el contexto social, político, económico y geográfico particular de cada zona ha sido afectado de distinto modo con la pandemia, lo cual se verá reflejado en el aumento de ansiedad y depresión en mujeres de clase media de 30 a 40 años. La salud mental se ha considerado un problema importante en la pandemia y posterior a ésta, a pesar de ello, no se ha tomado en serio sus repercusiones a la salud. Durante el periodo comprendido por el 2020 y 2021 las mujeres han presentado un mayor peligro en que empeore su salud metal, debido a factores como la desigualdad, la discriminación social y laboral, la sobrecarga de responsabilidades familiares y de cuidado, la mayoría ha tenido que compaginar el teletrabajo con el cuidado de los hijos, apoyo de tareas escolares y tareas domésticas. Implicando un reto adicional (Boca, 2020). Las desigualdades económicas previo a la pandemia ponen en desventaja a grupos que enfrentan una crisis económica y sanitaria, por ejemplo, la clase media. Se espera emplear tanto la literatura sobre crisis y gestión de crisis, así como el enfoque territorial en áreas urbanas y rurales. Nuestra ponencia parte de la idea de que ante la pandemia es fundamental que las comunidades rurales marginadas formen parte principal de la elaboración de políticas públicas y estrategias de parte del gobierno con el fin de promover la prevención a la salud mental, facilitando el aislamiento de las personas contagiadas.
Introducción:
El 30 de enero del 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró como Emergencia de Salud Pública Internacional al brote de enfermedad por coronavirus (COVID-19) según lo establece el Reglamento Sanitario Internacional. Ante esta situación, diversos gobiernos han implementado políticas y programas dirigidas a disminuir el impacto de la crisis sanitaria, algunas de estas medidas se enfocan al aislamiento de personas contagiadas, la disminución de la movilidad y el cierre de muchos establecimientos; si bien, estas medidas tuvieron efectos importantes en los sectores económicos de los países, también afectaron la salud emocional y mental de la población (Ramirez.Ortiz et al,2020; Mucci et al 2020). En el caso de México, se implementaron políticas similares de aislamiento, así como de restricción de movilidad.
Los programas para disminuir el impacto de la crisis, se originaron primero a nivel federal y después se trasladaron al ámbito local. Varios meses después se decretó la Emergencia de Salud Pública Internacional, y el 23 de marzo el gobierno federal publicó el Acuerdo por el que el Consejo de Salubridad reconoce la epidemia de enfermedad por el virus SARS-COV 2 en México como una enfermedad grave de atención prioritaria y se establecen las primeras medidas como Jornada Nacional de Sana Distancia.
El propósito de la ponencia es presentar un marco de análisis que nos permita estudiar el impacto de las políticas y programas que llevó a cabo el gobierno de la ciudad de México en la salud mental de la población, en particular de las mujeres en dos localidades del poniente de la Ciudad. Se espera así analizar si estas políticas fueron adecuadas para amortiguar los aumentos de cuadros de depresión y ansiedad en mujeres. Se pretende estudiar la gestión de crisis y las políticas públicas de la salud mental en el contexto de pandemia, con enfoque territorial en un área urbana (Santa Fe) y una rural (San Lorenzo Acopilco) de la colonia Cuajimalpa, haciendo hincapié que el contexto social, político, económico y geográfico particular de cada zona ha sido afectado de distinto modo con la pandemia, lo cual se verá reflejado en el aumento de ansiedad y depresión en mujeres de clase media de 30 a 40 años. Durante el periodo comprendido por el 2020 y 2021 las mujeres han presentado un mayor peligro en que empeore su salud metal, debido a factores como la desigualdad, la discriminación social y laboral, la sobrecarga de responsabilidades familiares y de cuidado, la mayoría ha tenido que compaginar el teletrabajo con el cuidado de los hijos, apoyo de tareas escolares y tareas domésticas. Implicando un reto adicional (Boca, 2020).
El orden de la ponencia es el siguiente, en la primera parte se aborda el tema de la gestión de crisis y COVID-19, posteriormente se presentan las principales políticas y programas dirigidas a disminuir el impacto del brote de COVID-19 a nivel federal y en la Ciudad de México durante las primeras etapas. En la tercera parte se ilustran las características principales de los casos de estudio, y finalmente se hace una propuesta para estudiar la forma en la cual las políticas frente a COVID-19 han tenido un impacto en los casos de estudios.
Desarrollo:
Gestión de crisis y COVID-19
El concepto de crisis ha estado generalmente asociado a otras situaciones como los desastres naturales u otros eventos intencionales, tales como el terrorismo o la violencia, e incluso dificultades económicas. Además, la idea de crisis lleva consigo el elemento inesperado o sorpresivo, por lo que se consideran fenómenos únicos y excepcionales, aun cuando las organizaciones poseen esquemas y protocolos que les permiten atender situaciones de emergencia o cambios repentinos en el ambiente.
Si bien muchas de estas crisis han aparecido desde hace varias décadas como el accidente de Chernobyl y los ataques terroristas del 2011 con características distintas, en todas ellas ha existido un alto grado de incertidumbre y se ha necesitado de acciones urgentes, como una respuesta a una amenaza importante por parte de las autoridades o de las organizaciones responsables. Por otro lado, en muchas ocasiones como en el caso de la pandemia de COVID-19 se puede considerar también como puntos de inflexión en el desarrollo de trayectorias como una coyuntura crítica (Moloney y Moloney, 2020; Del Rosario et al 2021, Boin, et al 2021).
Aun cuando este concepto ha sido objeto de diversas disciplinas y ciencias, desde un enfoque asociado a la gestión de crisis (Boin, 2009), las podemos ubicar a partir de tres grandes componentes o dimensiones, primero la existencia de una amenaza a la sociedad, organización o puntos vitales de las personas, un alto grado de incertidumbre y la necesidad un alto sentido de urgencia (Boin y T´hart, 2007). De ahí que la gestión de crisis consista en el conjunto de actividades llevadas a cabo para disminuir el impacto de una crisis
En esta gestión de crisis, la autoridad y el gobierno juegan un papel fundamental, ya sea en el diseño de políticas públicas o bien durante las etapas de preparación y aprendizaje (Boin y T ́hart, 2013). En situaciones de crisis, las personas dirigen su atención hacia la autoridad no solo para darle un significado a lo que está ocurriendo, sino también para identificar el tipo de crisis y disminuir el nivel de incertidumbre. Entre las actividades más importantes de la autoridad se encuentran darle significado a la crisis, tomar decisiones con carácter de urgente, establecer los mecanismos de comunicación y el diseño e implementación (Boint y T ́hart, 2013; 2007).
Lo anterior trae consigo implicaciones muy importantes en términos de legitimidad, gobernanza y capacidad institucional del gobierno (Christensen et al, 2019). Es precisamente en este contexto en el que se pone énfasis en las políticas públicas del gobierno federal y en particular de aquellas implementadas por el Gobierno de la Ciudad de México principalmente para atender la salud mental en tiempos de crisis producto de COVID-19.
2. Políticas y programas de la ciudad de México
Con el propósito de analizar las políticas públicas y programas de salud mental en la Ciudad de México durante la pandemia COVID-19. Es importante mencionar que la gestión y políticas públicas de la salud mental en la coyuntura de la pandemia en México no han sido prioridad de la agenda pública, pese a que la situación ha escalado a más personas desde el inicio de la pandemia. De acuerdo con el INEGI (2020b) en el año 2019 el 10.8% personas que padecen alguna sintomatología de depresión. En lo que respecta INEGI (2020b) alude a la ansiedad en México para el año 2019 era de 26.8% personas que presentan síntomas de ansiedad.
En el sexenio 2001-2006, se crearon programas acción sobre salud mental dentro de los cuales tratan de solucionar problemáticas específicas como las adicciones (adicción a bebidas alcohólicas, tabaquismo, farmacodependencia), a través del programa de acción. Estos programas tuvieron el fin de revertir la problemática de salud mental que estaba sucediendo en ese periodo, pues, creó la “Red Nacional de unidades médicas'', con nuevos modelos de atención. Con el fin de establecer enlaces y sistemas de referencias entre las distintas instituciones dedicadas a la atención de la salud mental (Sandoval De Escurdia & Richard Muñoz, 2005).
A su vez, existen dos organismos que atienden los asuntos en el área de salud mental los cuales son el Consejo Nacional de Salud Mental (CONSAME) y los Servicios de Atención Psiquiátrica (SAP). La revisión realizada acerca de las reformas psiquiátricas y atención de salud mental en México. Muestra el nombrado Modelo Miguel Hidalgo de Atención en Salud Mental adjuntado al programa nacional de salud del periodo 2003, destinado para instruir las reformas psiquiátricas bajo su mando, cuyo fin es “establecer las pautas, políticas, lineamientos, coordinación, supervisión y evaluación que de los servicios de Modelos Hidalgo de Atención en Salud Mental se deriven (Sandoval De Escurdia & Richard Muñoz, 2005, p. 39)”.
Para el año 2020, se inició la necesidad de formular una política pública en torno a la salud mental, para esto fue necesario eliminar el Modelo Hidalgo fundado en un modelo clientelar[1], basado en capitalizar la atención a la salud mental, en lugar de buscar el bien social, dejando fuera a un número de personas con padecimientos mentales, enfocándose en un pequeño sector de la población. En función de lo planteado, dentro de esta propuesta el programa de salud mental 2019-2024, tiene dentro de sus objetivos prioritarios el mejorar la salud mental de la población en México mediante la consolidación de la investigación multi, intra e interdisciplinaria, reestructurar la salud mental en México, mediante el aumento del presupuesto superior al 2% destinado a la salud mental, gratuidad y abasto de medicamento eliminando antipsicóticos que ya no se usan, la adaptación de telesalud para la salud mental, incorporar el programa de acción para superar las brechas de salud mental recomendada por la OMS, reforzar guías de práctica clínica como el incorporar la ansiedad dentro de los tratamientos, a través de la capacitación constante del personal, así evitar la saturación de los hospitales psiquiátricos de primer y segundo nivel funcional, logrando así en acceso a camas para pacientes con trastornos mentales graves o pacientes con adicciones, para los cuales actualmente no hay lugar.
Durante la pandemia se establecieron programas gubernamentales a nivel federal por parte del IMSS e ISSSTE. Los cuales se enfocaron en promover la salud mental a sus derechohabientes, a los pacientes en el área de COVID-19 y a su personal sanitario. Del mismo modo el INSABI propuso un programa para atender la salud mental desde la atención primaria de la salud.
En cuanto a los programas o políticas de salud mental. Por un lado, la secretaría de Salud de la Ciudad de México (SEDESA, 2022) informó que desde el inicio de la pandemia estableció un protocolo para brindar al personal médico primeros auxilios psicológicos, así como acompañamiento y su seguimiento ante la situación de estrés, ansiedad y depresión que puedan presentar al atender a pacientes COVID-19.
En este sentido el protocolo está disponible en 11 hospitales como Hospital de Especialidades “Dr. Belisario Domínguez”; Hospital General “Dr. Enrique Cabrera”, Hospital General “Rubén Leñero”, Hospital General Xoco, Hospital General La Villa, Hospital General Balbuena, Hospital General Iztapalapa, Hospital General Milpa Alta, Hospital General Ticomán; Hospital General Tláhuac y el Hospital General Ajusco Medio y disponible para los 18 mil 43 trabajadores que están en la plantilla (SEDESA, 2022).
Por otro lado, hubo líneas de apoyo emocional de parte del gobierno junto con las líneas de asociaciones civiles e instituciones llamadas red de servicios para apoyo emocional. Cuyo propósito fue promover y cuidar la salud mental de la población en la CDMX. Entre la red de apoyo emocional se encuentra la línea de la vida, el centro de atención telefónica UNAM, el INJUVE, la línea de ayuda LOCATEL, la línea mujeres de la secretaría de las mujeres, la facultad de psicología, la escuela nacional de enfermería, la Fes Zaragoza, servicio institucional de salud mental de la UAM, entre otras (Departamento de Psicopedagogía, 2021; SEDESA, 2022).
Por su parte la Alcaldía Cuajimalpa estableció un solo programa de atención psicológica y pedagógica gratuita vía telefónica en salud mental junto con la red de mujeres Cuajimalpa A.C. Con lo cual se puede admitir que durante el periodo de la COVID-19 (2020-2021) los programas y políticas en atención a la salud mental de parte del gobierno para el público general y para el personal de salud en la CDMX en torno a la pandemia fueron escasos. Por lo que conviene subrayar que la constitución política de la Ciudad de México y la ley constitucional de derechos humanos y sus garantías de la ciudad de México contemplan la protección de la salud mental como un derecho humano que resulta indispensable. Con lo que es necesario proporcionar a los ciudadanos de la capital programas y políticas en salud mental enfocándose desde una perspectiva de género a futuras pandemias o epidemias que puedan perturbar a la población del bienestar mental.
En conclusión, las dependencias de la CDMX junto con las asociaciones civiles apoyaron a la población con la red de servicios para apoyo emocional —que en su totalidad fueron apoyo telefónico—. En consecuencia, la salud mental debe ser un tema relevante para la agenda pública, donde se establezcan estrategias desde una perspectiva de género, un plan para solventar los problemas de salud física y mental, evitando la desigualdad social y sexual —más visible en la Ciudad de México por la cantidad de población que vive en la entidad— por quienes pueden o no solventar los gastos de la salud. En realidad, las políticas públicas de salud mental deben ser a través de calidad y servicio que brindan a la población. Es un error generalizar la salud porque cada persona es distinta con necesidades individuales, por lo tanto, debe ser personalizada y no generalizar el servicio de salud a la población, ni mucho menos al género.
[1] Robinson & Verdier (2013) escriben que el clientelismo es un canje cuya estrategia es que el “patrón” da beneficios a cambio del respaldo del “cliente”.
3. Características de los casos
El trabajo tiene el propósito de examinar los tipos de población que estudia el presente estudio y cómo influyó en la salud mental de las mujeres. Las zonas periféricas de la Ciudad de México han sido transformadas por procesos sociales, que han transformado la historia de algunas áreas rurales de las periferias de la ciudad —dado a la historia y costumbres que remontan de la conquista española—. Por ello primero se analiza los conceptos de rural y urbano, la gentrificación de los espacios rurales y tercero las características de la Ciudad de México y la rururbanización de los pueblos originarios de la Ciudad de México.
México sigue los criterios del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) para considerar una zona como urbana o rural. El INEGI (2020a) considera una población rural aquella que posee menos de 2,500 personas. Por otro lado, un área urbana es donde hay más de 2,500 habitantes.
En esta misma línea la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos OECD (2009, p. 11) define como rural aquella área que cuente con una densidad poblacional inferior a 150 habitantes por km2 y una zona urbana aquella con más de 150 habitantes por km2. No obstante, esta clasificación no considera las actividades económicas de las familias, no toma en cuenta las desigualdades que existen y costumbres de sus habitantes en ambas zonas.
Con respecto a las zonas rurales existen varios autores que lo exponen desde distintas perspectivas. Gaudin (2018) lo define como las áreas en base a las percepciones y creencias colectivas enraizadas. En la opinión de Gómez (2003; Rodríguez & Saborío, (2008) caracterizan a los espacios rurales por su conservadurismo, la emigración de los habitantes en búsqueda de un ingreso económico extra, por sus actividades agropecuarias y por el traspaso generacional del estatus socioeconómico, de ahí que es probable que la población rural no cuente con algunos servicios públicos como es el alumbrado, agua potable, drenaje, comunicaciones, servicios médicos, sanitarios y de higiene (Gutiérrez de MacGregor, 2003, p. 77).
Desde un enfoque internacional, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura FAO (2018, pp. 3–4) describe lo rural mexicano y reiteró en los siguientes puntos: El sector rural va más allá de las actividades primarias. La ruralidad en México tiene las siguientes características: La pobreza continúa siendo más intensa en zonas rurales que en zonas urbanas, la agricultura es una fuente importante de empleo a nivel nacional, la principal característica de la tenencia de la tierra es la baja productividad y el minifundio, se observa una realidad dual en el desarrollo del sector primario, la relación entre la producción agrícola y el medio ambiente requiere atención urgente, la política pública orientada al sector rural productivo presenta impactos limitados y el desarrollo rural requiere un enfoque de doble vía.
Lezama (2002) plantea que el proceso urbano tiene aspectos por la consistencia de las edificaciones y calles. La transición del urbanismo en el Renacimiento fue para la recuperación de la estructura de las ciudades nuevas. Así mismo Weber (1969) reflexiona que los espacios urbanos tienen un aspecto económico, que involucra aspectos político-administrativos.
Lefebvre (Citado en Lezama, 2002, p. 250) añade que lo urbano es una “área que se entrelaza con los espacios y la reproducción capitalista de las relaciones sociales”. Por otro lado, Wirth (citado en Lezama, 2002, p. 155) refiere que las zonas urbanas “son asentamientos relativamente grandes, densos que permanecen de individuos sociales heterogéneos”.
O sea, los distintos panoramas dan a conocer las complejidades de las áreas urbanas, en vista de que al ser un espacio conformado por actores políticos, económicos, urbanísticos, arquitectónicos y de población (Lamy, 2006, p. 223). Los problemas que surgen son debido a su infraestructura, el ambiente y la inseguridad, esto explica las complicaciones de las ciudades al establecer políticas públicas de los gobiernos locales y federales para regular el sistema urbano.
Para ingresar al análisis de los casos de estudio, es fundamental comentar que México en el año 2020 la población era de 126,014,024 personas. De los cuales el 79% provenía de territorios urbanos y 21% de áreas rurales. Específicamente la Ciudad de México en ese mismo año tenía 9,209,944 habitantes. El 99% vivía en zonas urbanas y 1 % en áreas rurales. Es decir que la Ciudad de México ha presentado una reconfiguración de los espacios territoriales, debido a que la mancha urbana ha transformado y absorbido los pueblos rurales de la Ciudad[1](Sánchez Brito, 2019).
Cuajimalpa de Morelos[2] es la alcaldía ocupa el lugar 15 de la demarcación territorial con menos población[3], no obstante, ocupa el segundo puesto en la tasa de crecimiento con 1.6, o sea, este crecimiento en la demarcación territorial tiene mucho que ver con la gentrificación que presenta la alcaldía (Sánchez Brito, 2018). En otras palabras, la población ha tenido que desplazarse y ha aumentado los habitantes de zonas forestales y pueblos como lo son:
El contadero San mateo Tlaltenango San Pablo Chimalpa San lorenzo Acopilco
Un aspecto de Cuajimalpa de acuerdo Cruz Rodríguez (2019, p. 67) son los tipos de poblamiento que posee los cuales son la colonia residencial alta[4], la colonia popular[5], el pueblo conurbado[6] y el pueblo no conurbado[7].
Además, la creación del proyecto de Santa Fe permitió el surgimiento de vivienda media y residencial en la Delegación, como lo es la colonia Contadero y Lomas de Vista Hermosa. Conforme a (cita) se compara el crecimiento de los habitantes de Cuajimalpa en las zonas de colonias populares, residencial alto, pueblos conurbados y pueblos no conurbados.
En cuestión de salud según lo documentado por Gobierno de México (2020a) la alcaldía cuenta con 3.9% unidades médicas que posee la Ciudad de México. De las cuales 50 son de consulta externa y 8 de hospitalización. En los datos de salud mental los últimos recabados son del año 2014, donde había 3 consultorios de psicología y 1 consultorio de psiquiatría. Además, la población afiliada algún servicio de salud público o privado es del 75.4%[8] se relacionan de la siguiente manera:
IMSS: 53.9%INSABI:17.0%ISSSTE o ISSSTE estatal: 9.9%IMSS BIENESTAR: 0.6%PEMEX, Defensa o Marina: 0.9%Institución privada: 21.3%Otra Institución:1.2%
En lo que respecta a los casos de estudios esta investigación busca comparar a las mujeres de San Lorenzo Acopilco y Santa Fe (colonia Santa Fe), los cuales se localizan al poniente de la Ciudad de México en Cuajimalpa, los cuales tienen una cercanía de 11.4 km, esta gentrificación rururbana[9] es una clase de orden territorial neoliberal, esto ha provocado que nuevos métodos de discriminación, lo que provoca un impacto en la forma que se vive, reemplazando prácticas tradicionales y cambiando la manera que se establecen relaciones sociales los pueblos originarios de la Ciudad de México (Sánchez Brito, 2018, p. 12).
San Lorenzo Acopilco ha llegado a ser absorbido por el crecimiento urbano, a pesar de esto sigue desarrollándose en un ambiente rural, a causa de la poca accesibilidad que se tiene al pueblo (Pino Juárez, 2008, p. 16), por lo que podemos decir que es una gentrificación rururbana[10] y que al verse absorbido por la mancha urbana también se le puede nombrar área rururbana[11].
Para finalizar la investigación busca comparar la salud mental de las mujeres de Acopilco y de Santa Fe durante los primeros seis meses. A continuación, se analiza el contexto y las características en la que la población de ambas localidades se desenvuelve. Para así darnos un panorama de ambos sitios que se encuentran en la misma Alcaldía de Cuajimalpa. Primero iniciaremos conociendo a la población de una zona rural que es el pueblo de San Lorenzo Acopilco y posteriormente a la población de una zona urbana como es Santa Fe.
Cabe descartar que no existen estudios muy detallados sobre los casos de estudio de Cuajimalpa —Santa Fe y San lorenzo Acopilco— en la urbanización, en los censos.
[1] Por ende, la importancia del concepto de gentrificación para analizar la interacción de los espacio rurales y urbanos —que después nombraremos y definiremos como rururbanos—. La gentrificación es definida por Clark (2005) como la reorganización espacial de áreas urbanas, lo que comprende el traslado de los residentes de bajos ingresos que habían vivido en estos espacios. Igualmente (Cruz, 2008, p. 155) menciona a la gentrificación como el proceso de la modificarlos territorios habitados como lugares urbanos, rurales y rururbanos por personas de poder adquisitivo bajo o medio y que han sido conseguido por habitantes de poder adquisitivo medio y altos, lo que implica distintas características sociales y culturales.
Esta situación está sucediendo en Acopilco lo que ha generado un cambio en el ingreso económico de sus habitantes, como construir departamentos o habitaciones para renta, lo que crea una reestructuración en todo el pueblo originario, debido a que la construcción de grandes centros comerciales, de edificios corporativos y residenciales de alto nivel de Santa Fe, se impuso al poblamiento tradicional y a la herencia territorial de los pueblos originarios como es el caso de San Lorenzo Acopilco. De ahí que el termino de gentrificación puede ser los cambios del paisaje, así como el aumento de valor de las tierra y propiedades que genera el desplazamiento o empobrecimiento de los residentes originales de la población rural (Cabrerizo, 2016).
[2] De acuerdo con el documento llamado Revive Cuajimalpa de Morelos 2009-2012 (2020, p. 7) la Delegación tiene una superficie territorial de 8,177.6 hectáreas, lo que representa el 5.5% de la superficie del Distrito Federal. El 80.0% de la superficie de esta demarcación es suelo de conservación (rural) y el resto corresponde a la zona urbana
[3] Cuajimalpa de Morelos tuvo en el año 2020 217,686 habitantes, de los cuales 52.3% mujeres y 47.8% hombres. Los grupos de edad más importantes fueron 25 a 29 años (18,450 habitantes), 20 a 24 años (18,294 habitantes) y 30 a 34 años (18,156 habitantes), lo que concentro el 25.2% de la población total (Gobierno de México, 2020a).
[4] Cruz Rodríguez & Moreno Flores (2007, p. 65) añaden que “la colonia residencial, se caracteriza por participación de agentes inmobiliarios privados, sus lotes son mayores de 300 metros cuadrados, las obras de urbanización son de buena calidad y sus equipamientos urbanos son de tipo recreativo y cultural para el uso exclusivo de los habitantes de estas colonias”.
[5] Según Cruz Rodríguez (2019, p. 67) “la colonia popular es aquella que se ha producido por diversas modalidades de poblamiento popular como la invasión, la venta fraudulenta de lotes urbanos, la urbanización de tierras ejidales, y en donde las viviendas se realizan a partir de un proceso mixto de autoconstrucción y contratación de trabajadores”.
[6] Los pueblos conurbados son “pueblos y áreas herederos de antiguas tradiciones culturales que reivindican derechos de posesión sobre determinadas porciones de tierra y que forman parte del área urbana continua” (Cruz Rodríguez, 2019, p. 67).
[7] Los pueblos no conurbados “tienen las mismas características de los pueblos conurbados, pero que todavía no forma parte del área urbana continua” (Cruz Rodríguez & Moreno Flores, 2007, p. 65).
[8] Ósea que el 24.6% no está afiliada a ningún servicio de salud, es posible que este porcentaje de la población se encuentre en los pueblos de la alcandía.
[9] (Nates Cruz, 2008, p. 256) define a la gentrificación rururbana con ciertas características como son la compraventa de terrenos, casas por medio de grupos inmobiliarios o de los particulares. Lo cual provoca un desplazamiento de la población de las áreas centrales a las periferias, por el aumento de la población de grupos de mayor poder adquisitivo
[10] Gentrificación rururbana es la ocupación por parte de los sectores con alto poder adquisitivo de los poblados urbano-rurales que cuentan con terrenos disponibles en sus periferias y que no generan el desplazamiento poblacional ni de las practicas o cultura, sino más bien una segregación y estigmatización de la población originaria(Nates Cruz, 2008, p. 256)
[11] Según Sereno et al. (2010, p. 43) lo rururbano es la franja externa del periurbano, frontera donde se combinan dos ambientes cuyos pobladores poseen idiosincrasia, forma de vida e intereses particulares y disímiles, si bien sus espacios de vida y referentes espaciales son comunes, pues están signados por la convivencia.
Conclusiones:
La finalidad de este trabajo es doble, por un lado, acercar la literatura sobre gestión de crisis y políticas públicas, y por el otro, conocer cómo se ha formado el campo de la salud y en específico de la salud mental excluyendo la perspectiva de la mujer. Además, los estudios de género han presentado cambios en los temas referentes a la biomedicina y la salud de las mujeres. Muchos de los diagnósticos son desde una perspectiva patriarcal, el cual ha colocado la salud de la mujer en una situación vulnerable. Es necesario relacionar en las investigaciones y campo salud mental lo normal y lo patológico, dado que es una construcción de variables como la sociedad, la cultura, la clase, el género y la raza.
Diversas investigaciones han reportado que las mujeres fueron la más propensas a presentar ansiedad y depresión debido a aspectos como la carga de trabajo, el cuidado de hijos, el trabajo en casa, y los roles asignados al género. Es importante visibilizar la falta de políticas y la poca investigación en torno a la salud mental de las mujeres. Tal y como lo comenta “la inequidad de género, que conlleva discriminación y violencia, también permea las instituciones dedicadas a atender la salud mental. Nuestro desafío debe incluir abordar también a los hombres en su condición de género y proponer recomendaciones para la formulación de políticas públicas” (Ramos-Lira, 2014, p. 281).
Una de las propuestas planteadas es:
Revisar y establecer políticas públicas que tengan una perspectiva género y de contención de crisis para situaciones fuera de lo común como lo fue la pandemia.Replantearse los esquemas tradicionales de género que ha plantado lo sano, lo no sano —lo que ha propiciado que se catalogue a la mujer como no sana y al hombre como lo sano—.Las consecuencias por el no tomar las medidas pertinentes previo a la pandemia en la cuestión de salud y salud mental. Ha ocasionado que aumente las demandas al sistema de salud mental, por lo que hay que tomar en cuenta en el campo sanitario público las nuevas problemáticas, así como la producción de herramientas de trabajo para dar respuestas eficientes a los problemas de salud que suscitaron y que van a suceder en un futuro próximo.
De esta forma, con la presente investigación se esperan abrir líneas de investigación importantes sobre gestión de crisis y políticas públicas de salud mental en contextos de incertidumbre y crisis tal y como lo fue la pandemia de COVID-19 en México
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Palabras clave:
Gestión de crisis, políticas publicas, COVID-19, pandemia, género, salud mental, rural, urbana, CDMX, México, mujeres