Resumen de la Ponencia:
El presupuesto participativo es un proyecto de política pública adoptado y adaptado en territorios de países de los cinco continentes (ONU, 2020, p. 13). Con este proceso de expansión se han presentado diferencias no solo conceptuales, también prácticas sobre su uso y apropiación en cada sociedad desde el impulso de los gobiernos. El presupuesto participativo en los hechos se promueve a partir de formatos diferentes como consulta, como deliberación o como una combinación de ambas con distintas características. Metodológicamente se sitúan desde tipologías para su estudio. En todos los casos, las condiciones que explican su activación se ubican en el interés de los gobiernos por crear esta modalidad de gobernanza como parte de los contenidos democráticos contemporáneos. No obstante, la implementación está sujeta a los diseños jurídicos y territoriales, a las características de la participación, a las instituciones participantes, al monto destinado, a los beneficiarios y al tipo de proyectos, principalmente, no exclusivamente, pues también se ha localizado en gobiernos de alternancia e incluso en momentos electorales.Las etapas para agrupar la implementación del presupuesto participativo en el mundo son cuatro: la primera es de experimentación ocurrida entre los años 1989 a 1997 en Porto Alegre (Brasil), Santo André (Brasil) y Montevideo (Uruguay); la segunda es de masificación con variaciones en más de 130 municipalidades de Brasil; la tercera es de diversificación marcada por una profunda adaptación de los modelos existentes principalmente en América Latina y Europa; y, finalmente, la cuarta etapa es de consolidación y presenta experiencias de presupuesto participativo en Asia, Rusia, Arabia, Norte América y Ciudades del Pacífico (Cabannes, 2019, pp. 2-3). Con más de seis mil experiencias ocurridas en, al menos, cuarenta países en 2019, ocurren diferencias regionales, un número elevado de experiencias, y leyes nacionales y locales sobre presupuesto participativo (Cabannes, 2019, p. 3). Los trabajos que han estudiado al presupuesto participativo en la etapa de masificación, expansión y diversificación, han encontrado una relación entre las instituciones de participación y las de representación, desde un vínculo subordinado que trunca las dinámicas participativas, instrumentando los espacios como instancias para legitimar al gobierno (Tatagiba y Chaves; como se citó en Montecinos, 2014, p. 355). A partir del año 2000, las experiencias se han diversificado exponencialmente en Europa, América, Asia y África, en una trayectoria que va de la experimentación a la combinación con figuras representativas, produciendo choques ideológicos, políticos y territoriales en su definición (Pineda y Pires, 2012, p. 53).