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Resumen de la Ponencia:
La playa de Boa Viagem, en Recife - noreste brasileño -, como espacio de ociosidad, turismo y negocios, estimula un comercio variado, que contribuye, mediante la articulación del informal con lo formal, a la acumulación de capital. Allí, se encuentra el trabajo de quienes comercializa comidas y bebidas en la arena de la playa, por medio del ofrecimiento de sillas y sombreros, como una alternativa ante el desempleo y los bajos salarios en los puestos formales. Las personas en situación de calle, en extrema pobreza y sin lugar fijo para vivir, se involucran a este trabajo en actividades como: transporte de los materiales en carro de hierro que es empujado con las manos (así como los/as cartoneros/as), organización del material en la arena, invitación a clientes para el consumo, atendimiento a los/as clientes, reorganización de material, arreglo de materiales rotos y recogida de latas de aluminio reciclables de los/as clientes. Todo este complejo ha sido analizado como una construcción social de la ocupación, bajo la mirada teórico-metodológica que articula la perspectiva del trabajo no clásico con el configuracionismo. Por medio de observaciones, entrevistas y fotografías, el objetivo de esta investigación de postdoctorado ha sido analizar la percepción que estos/as comerciantes tienen de las personas en situación de calle en esta playa, y de su trabajo, específicamente aquellas con quienes establecen una relación laboral. Han sido entrevistados/as 34 comerciantes, 19 personas en situación de calle y cuatro trabajadores/as que no están en esta situación. Se ha identificado que los/as comerciantes suelen solicitar el trabajo de las personas en situación de calle cuando no tienen otra opción y/o pretenden pagarles un monto menor. Esta precariedad del trabajo, ligada al deambular por la calle, realidad agravada por la COVID-19 y mezclada con el uso de drogas como manera de mitigar el sufrimiento derivado de la pobreza, condiciona a los/as comerciantes a presentar un discurso discriminatorio de que estas personas no son trabajadoras, aún más en la carencia de políticas públicas para inserción laboral y salida de las calles. Se trata, pues, de una ausencia de reconocimiento de la contribución de estos trabajos para la acumulación capitalista, incluso mediante el turismo. Hay, también, intentos para ofuscar estos trabajos, considerándolos solamente como una “ayuda”, por los cuales, en algunas situaciones, se cambia no dinero, sino comida y bebida. El daño en el reconocimiento también se verifica en la demora para efectuar el pago previamente acordado, basado en la concepción de que no serían trabajadores/as. Así, se ha constatado que la situación de calle, fenómeno mundial, agrega diferentes trabajadores/as en situación de pobreza y desempleo, los/as cuales hacen diferentes trabajos en las calles, insertos/as en la cadena de acumulación, aunque moralmente puedan no ser considerados/as trabajadores/as.
Introducción:
Introducción[1]
Comprender la dinámica del trabajo, en toda su complejidad de acciones y actores/actrices de una manera que no se restringe al proceso de compra y venta de la fuerza de trabajo, es fundamental para el análisis de un determinado espacio social, considerando que este es formado por relaciones objetivas y subjetivas multidimensionales. En el capitalismo, esta dinámica se caracteriza por la explotación, en la que, mediante el ejercicio del poder, sólo una minoría se beneficia con la producción de riqueza, mientras que la mayoría de la población se ve relegada a trabajar arduamente para recibir una cantidad insuficiente e irrisoria que garantice solo su supervivencia para seguir siendo explorada.
Además de la explotación expresada en las largas jornadas laborales, bajos ingresos y diversas condiciones precarias, la población aún padece altas tasas de desempleo, las cuales, a través del aumento de la “reserva de força de trabalho” (Cardoso, 2017, p. 39), llevan a las personas que están empleadas a no exigir mejores condiciones de trabajo. Esta circunstancia genera un alto grado de informalidad que se ejemplifica en el espacio social de la playa de Boa Viagem, específicamente en la actividad de hombres y mujeres que trabajan en la playa ofreciendo bebidas y comidas. Entre los actores/actrices que comparten esta realidad laboral con estos individuos se encuentran personas en situación de calle, quienes, aún en situaciones de extrema pobreza y vulnerabilidad social, contribuyen a este proceso de trabajo, y, en definitiva, a la acumulación de capital.
Ante este hallazgo, se engendra esta propuesta investigativa a partir del problema de investigación de cómo comprender las motivaciones de los comerciantes para exigir trabajo a las personas que viven en la calle, es decir, comprender los significados por medio de los cuales estos trabajadores/as - comerciantes - invitan otros/as trabajadores/as - personas en situación de calle - para contribuir a su proceso de trabajo. Por lo tanto, este estudio pretende contribuir a la comprensión de la participación de las personas en situación de calle en este proceso laboral, más precisamente en la forma en que estas personas y sus actividades son concebidas en la percepción de los/as comerciantes, así como las acciones de estos/as últimos/as basadas en esta percepción.
[1] Este trabajo proviene de mi investigación de post-doctorado en el posgrado de Sociología de la Universidade Federal de Pernambuco, “Interacciones de trabajo en la playa: como las personas en situación de calle son requeridas al trabajo por comerciantes na playa de Boa Viagem”, bajo la supervisión del Prof. Dr. Cristiano Ramalho, con apoyo de la FACEPE.
Desarrollo:
Referencial teórico
En el mundo del trabajo se han observado múltiples formas de precariedad, sobre todo si se considera que, según Alves (2007), el trabajo en el capitalismo ya es precario per se, empeorando con el tiempo en términos de vínculos, horas de trabajo, ingresos, actividades y las interacciones sociales en general. Esta dinámica, ya institucionalizada, ejerce una fuerte presión sobre los/as trabajadores/as, en un contexto en el que esta es vista como natural y, por tanto, difícil de cambiar. Una de las formas de expresión de esta precariedad es la informalidad, fenómeno que, al abarcar diferentes experiencias, se ha incrementado en el país. Desde un principio, el concepto de informalidad estuvo asociado a la realidad de la pobreza, en la que, en un contexto de desigualdades sociales, gran parte de la población no encontraba la oportunidad de participar en el desarrollo social en términos de mejorar las capacidades cognitivas y compartir la riqueza producida.
A través de avances empíricos y teóricos, el concepto de informalidad se ha complejizado y ha considerado otros aspectos, como la ilegalidad, en la que lo informal se relaciona con el incumplimiento de los requisitos estatales para la regularización del trabajo (Filgueiras, Druck & Amaral, 2004). Dentro de la perspectiva de la “nueva informalidad”, se entiende el caso de las empresas formales que adoptan prácticas informales, como las relaciones laborales no registradas y/o no regulares (Pérez-Sáinz, 1998). Por lo tanto, es un “processo de informalidade”, ya que implica múltiples formas de ajuste en el mundo del trabajo (Cacciamali, 2000).
Muchas prácticas informales se derivan del hecho de que, sin el apoyo estatal, los individuos no pueden permanecer desempleados y, por lo tanto, se ven obligados a desarrollar estrategias para su supervivencia (Tokman, 2004). Si bien la dinámica de reestructuración productiva y el consecuente proceso de flexibilización han incrementado la informalidad, las actividades informales ya son inherentes al proceso de acumulación capitalista en América Latina y, según Araújo et al (2007), principalmente entre los más pobres. El comercio identificado en la playa de Boa Viagem es una de las expresiones de la informalidad en el país.
La continuidad y complejidad analítica del mundo del trabajo ha mostrado que la informalidad se integra dialécticamente con la formalidad y también es parte integral del sistema capitalista (Oliveira, 2013; Cardoso, 2017). El mundo del trabajo es como una galaxia, involucrando todo, formal, informal y todas las dinámicas financieras del capital (Cardoso, 2017). El trabajo de los/as comerciantes, aunque definido como una actividad informal, está directa e indirectamente ligado a la cadena turística de la ciudad, que también involucra dinámicas formales.
El turismo es una práctica que consiste en moverse en el espacio y permanecer en un lugar diferente al habitual por un período breve, en un momento diferente a la rutina laboral y la búsqueda de la contemplación, con la expectativa de regresar (Urry, 2007). Es a través de las prácticas turísticas que se venden sensaciones y experiencias en diferentes partes del mundo, a partir de la necesidad de ocio, es decir, momentos de descanso, diversión y desarrollo de nuevas capacidades cognitivas.
La institucionalización del turismo se fortalece como resultado de diversos bienes y servicios ofrecidos al/ a la turista, para que la experiencia sea lo más placentera posible. De ahí que, al llegar a Boa Viagem, una de las zonas más turísticas del país, el/la turista se encuentra de frente con la playa y el comercio promovido por los/as comerciantes en la playa, cuyo inicio data de la década de 1960, pues antes los productos eran vendidos solo de forma ambulante (Silva, 2019).
En esta actividad se involucran personas en situación de calle, definida como un grupo heterogéneo de la población que tiene diferentes motivos para entrar y permanecer en esa condición, así como diferentes dificultades para salir de ella. Aunque en esta variedad comparten la pobreza extrema, la ausencia de vivienda regular y convencional y viven en lugares públicos como vías, marquesinas, parques, plazas, solares baldíos, etc. (Silva, 2009). Debido a esta múltiple posibilidad, las personas pueden estar en la vía circunstancialmente, recientemente o en una situación permanente y casi definitiva. Una de las dos principales razones de esta situación es el desempleo, el cual lleva personas a las calles y también dificulta que ellas salgan de ellas (Silva, 2015; Brasil, 2008). Ante este contexto, es necesario considerar la agencia de los sujetos, pues no actúan como si fueran títeres del sistema, al contrario, ejercen autonomía para elegir, entre las oportunidades que se les ofrecen, la más conveniente.
El análisis de esta realidad, cuyo trazo involucra a los/as comerciantes e las personas en situación de calle, no se basa únicamente en perspectivas conceptuales de informalidad, ya que el proceso de trabajo de estos sujetos se entiende a través del concepto de “trabajo no clásico”, que comprende la dinámica de la informalidad del trabajo de manera ampliada, más allá de la relación entre formal e informal y no circunscrita al marco teórico fabril (De la Garza, 2009, 2017).
En la concepción no clásica, se considera que el control es ejercido por diferentes vectores no siempre predecibles, no limitados al proveniente del/ de la jefe, incluyendo actores/actrices que no participan directamente en el proceso de compra y venta de fuerza de trabajo, como en el caso del trabajo realizado en las calles. Así, los policías de tráfico, transeúntes y otras personas también interactúan con los/as trabajadores/as y, de esta forma, influyen en el control de su trabajo (De la Garza, 2009).
Desde esta perspectiva, además de los aspectos objetivos, se consideran los simbólicos, que pueden involucrar la cognición, la emoción, la estética, la moralidad y otras dimensiones (De la Garza, 2009, 2017). Un error en dos estudios sobre el trabajo es la defensa de que existen dos dinámicas separadas que no se comunican (o se comunican poco): una del trabajo, referida a la dimensión técnica, la transformación de la naturaleza para satisfacer necesidades, y otra relacionada con otros aspectos de la vida individual (De la Garza, 2009).
La perspectiva de trabajo no clásico, por el contrario, considera que en el mundo del trabajo no existe sólo el aspecto técnico, no sólo la dimensión cognitiva, sino también la expresión amplia y compleja de la subjetividad, a través de los aspectos ya mencionados. Incluso, en esta mirada conceptual, es posible ver que las identidades individuales y colectivas aún se forman por influencias del trabajo, sin, sin embargo, desconocer que la constitución de la identidad depende de todo el contexto de inmersión del sujeto (De la Garza, 2009). Por tanto, el objetivo de este trabajo es analizar la percepción que los/as comerciantes tienen de las personas en situación de calle de Boa Viagem, y de sus puestos de trabajo, en concreto de aquellos con los que establecen relaciones laborales no clásicas.
Metodología
La investigación de campo estuvo mediada por la observación, la entrevista y la fotografía, entre septiembre de 2020 y agosto de 2023. A través de la primera técnica, se realizaron visitas exploratorias para adquirir subsidios para la elaboración de guiones de observación y entrevista. Posteriormente, la investigación se centró en el área entre la Pracinha de Boa Viagem y el Edificio Holiday, un tramo de aproximadamente 1,1 km, donde, en un día muy concurrido, el domingo, tomando como ejemplo el 21 de febrero de 2021, reúne a 49 vendedores/as ambulantes. La elección de este tramo se justifica porque tanto el Edificio Holiday y Pracinha son lugares que concentran una mayor cantidad de personas en situación de calle en Boa Viagem que trabajan para los/as comerciantes.
Han sido entrevistados/as 34 comerciantes y 19 personas en situación de calle. Otros/as trabajadores/as que no están en esta situación también han sido entrevistados/as, pero, para fines de esta ponencia, no se va a discutir los datos de las entrevistas con ellos/as. El análisis de los datos se basó en la perspectiva metodológica del Configuracionismo, según la cual la realidad se forma a partir de aspectos objetivos y subjetivos, integrados y actuando al mismo tiempo para producir cambios y continuidades (De la Garza, 2012).
La mayoría de los/as entrevistados/as son negros/as, con pocos años de educación formal, de Pernambuco. Los/as comerciantes tenían entre 18 y 61 años, la mayoría entre 51 y 60 años. Las personas en situación de calle tenían entre 18 y 52 años, siendo la mayoría de entre 31 y 40 años. El tiempo de permanencia en la calle osciló entre los 8 meses y los 40 años.
Dinámica del comercio en la playa alrededor de los/as comerciantes
La motivación para empezar a trabajar como comerciante es consecuencia de la articulación entre el desempleo y el interés por el comercio de forma no sumisa. Existe una similitud en el proceso de trabajo de estos sujetos, que consiste en vender alimentos y bebidas en la playa, ofrecer sillas y sombrillas. Entre los productos que comúnmente se venden están las cervezas, el pescado, las papas fritas, los cocos, el agua mineral. Dependiendo de la carpa, puedes encontrar caldos, caipirinhas, palomitas, snacks, cigarrillos y duchas. El alquiler de sillas y sombrillas también aparece en algunos menús.
Los alimentos que necesitan cocción se preparan en comedores comunitarios en las afueras de la playa, que están en constante conexión con los/as comerciantes para entregar los pedidos de los/as clientes. De las personas entrevistadas, un comerciante contaba con su propia cocina industrial, que incluso atendía a otros/as comerciantes, y otra tenía apoyo familiar para la elaboración casera de los alimentos de su menú.
Todos/as los/as comerciantes entrevistados/as tenían la costumbre de guardar sus materiales cerca de la playa. Solo una solía almacenarlos en su casa, transportándolos a la playa en un tráiler.
Fotografía nº1: dinámica del comercio en la playa


Fuente: Fotografía de la autora, 30/01/2021.
Principales trabajos realizados por las personas en situación de calle en la playa
Todas las personas en situación de calle entrevistadas afirmaron que colaboran con el trabajo de los/as comerciantes. “Sin las carretas en la playa, ¿cómo vamos a ganar dinero?” (Abelardo[1]). La asistemática de su trabajo se observa en la posibilidad de realizar distintas tareas, en función de la necesidad del/de la comerciante, que, en una escala de prioridades, tiende a dejar en
último lugar a la persona en situación de calle. “Transporto los materiales, abro un bar, cambio dinero, lo que sea” (Lineu). "Lo que él necesite". (Nicolás). De igual forma, están a disposición de los/as diferentes comerciantes. “Cualquiera llama, yo lo haré” (Pedro). Esta articulación entre la incertidumbre sobre qué tarea realizar y para quién se realizará, ligada a la característica errante de la persona sin hogar, aumenta aún más el grado de incertidumbre y asistemática en este tipo de trabajo.
El deambular se puede caracterizar por el acto de constante movilidad por diferentes lugares, como barrios, ciudades, estados y países. Entre las motivaciones para esta práctica, se identifica el vínculo familiar y/o comunitario frágil, o incluso roto, considerando que ese vínculo ejerce presión sobre el individuo para permanecer en su lugar de origen. Cuando se trata de lazos familiares, el vínculo tiende a ser más fuerte, bajo el supuesto moral de que cada miembro de la familia es responsable de la supervivencia de esta como un todo.
La situación de la calle también genera un deambular propio, íntimamente ligado a las incertidumbres cotidia
nas inherentes a este modo de vivir. Incertidumbres, por tanto, sobre saber si y dónde podrán dormir, comer, trabajar, realizar algún tratamiento de salud, etc. Se trata, por tanto, de un deambular ligado a la relación que establecen con el espacio, que, según Lefebvre (1991), es social, no restringida a su dimensión física. Vinculado a la percepción subjetiva del espacio, este deambular también se manifiesta en la aprehensión del tiempo por parte de estas personas, ya que su experiencia se ajusta a un flujo propio, a saber, la dinámica de la calle.
El curso de la vida, inmerso en el deambular, no sigue la temporalidad estandarizada por la sociedad en la que se inserta. Tiempos, subtiempos y otros tiempos también incluidos dentro de la categoría temporal más amplia, se crean, se modifican y se recrean en una dinámica no lineal, sino en una configuración que mezcla constantemente objetividade
s y subjetividades. Aunque en la incertidumbre de las calles, estas personas se enfrentan a marcadores de tiempo que les presionan y les invitan a un mínimo de comportamiento regular para garantizar su supervivencia.
Uno de ellos es la oferta de trabajo que se les brinda. En el caso del trabajo en la playa de Boa Viagem, para garantizar el inicio de la actividad comercial en el momento de llegada de los/as potenciales clientes, es necesario transportar los materiales temprano. En promedio, las actividades de los/as comerciantes van desde las 6:30 am hasta las 5:00 pm.
Además de transportar los materiales, las personas en situación de calle entrevistadas también realizan los siguientes trabajos: invitar a los/as clientes para el consumo; atención al cliente, “como un mesero de playa” (Oscar); organización del material en la playa y reacomodo en la carreta para transportarla de vuelta al almacén; reparaciones a los materiales de los/as comerciantes, tales como reparaciones a un pozo utilizado como fuente de duchas; mandados generales como comprar hielo, cambiar dinero, cortar cocos, et
c. En este último caso, uno de los entrevistados, Jaime, dijo que él era el “cortador de cocos más rápido”, por lo que “muchos se referían a él”. Las personas en situación de calle también trabajan para los/as clientes, comprando productos que no ofrecen los/as comerciantes. Las siguientes fotografías ejemplifican estos trabajos.
Fotografía nº2: Trabajo de personas en situación de calle - Transporte de carretas

Fuente: Fotografía de la autora, 05/09/2020
Fotografía nº3: Trabajo de personas en situación de calle – Organización del material

Fuente: Fotografía de la autora, 15/03/2021.
En cuanto a la versión de los/as comerciantes, inicialmente buscaron desvincularse de las personas en situación de calle, siendo pocos/as los/as que afirmaron, al inicio de la entrevista, que acudían al trabajo de esas personas, de “un chico que vive en u
na calle” (Raíssa). En otros momentos, generalmente al final, mencionaron que “a veces”.
En cuanto a los mandados, por ser esta una actividad aún menos sistemática, es común tener u
na inclinación a invisibilizarla, incluso atribuyéndole la nomenclatura de “favor”. Esta postura subyace la práctica habitual de los/as comerciantes por no mencionar tales actividades en la lista de tareas laborales que componen la
labor comercial en la playa.
Si bien todos/as los/as comerciantes entrevistados/as manifestaron que los diversos mandados son
considerados un trabajo, solo cuatro (Raíssa, Laura, Sara y Aldo) mencionaron que solían recurrir a las personas en situación de calle para realizar estas labores, confesando este último de manera tardía. Además, parece que algunos/nas admitieron haber recurrido a esta práctica en momentos previos a la entrevista.
Percepción de los/as comerciantes sobre las personas en situación de calle
Para la mayoría de los/as comerciantes entrevistados/as, la percepción de quiénes son las personas en situación de calle está ligada a lo que creen que son los motivos que les condicionan a esta circunstancia. Ante la observación de que este grupo poblacional está involucrado con el consumo de alcohol y/u otras drogas, se tiende a considerar que es por eso que sale a la calle. “Muy drogados, la mayoría” (Caetano). "Que bebe. Drogodependencia” (Rubens). Por el contrario, las investigaciones han demostrado (Varanda, 2009; Silva, 2015, 2019) que las drogas actúan más como un atenuante del sufrimiento en situación de calle que como un asp
ecto motivador de este. Esta percepción contrasta con la razón que darán las propias personas en situa
ción de calle para estar en esta situación, en la que mencionarán que se trata de conflictos familiares involucrados con azotes en la infancia y rechazo a la orientación sexual e identificación de género. Estos conflictos también han sido asociados con el desempleo en tres casos. “No quise saber más de trabajo, de compromiso. Vi que era posible vivir así. No quise más dar mi tiempo para alg
uien. Desacuerdo con la familia también” (Lineu). Además, ha sido identificada la asociación con el uso de drogas. La droga como causa, de modo aislado, ha sido identificada solo en un caso.
En el proceso analítico, se advierte que, junto a los conflictos familiares, existe una situación de pobreza compartida por estas biografías. Esta dimensión, ejemplificada por la falta d
e vivienda, fue identificada por los/as comerciantes. “Quien tenga una renta sostenible no se someterá a esto” (Pâmela). “Falta de oportunidad” (Raíssa). También se mencionó el frágil vínculo familiar. Sin embargo, estos aspectos fueron oscurecidos por el uso de alcohol y/u otras drogas, lo que, ligado a la idea de que son personas peligrosas y propensas a cometer actos ilícitos, lleva a muchos/as c
omerciantes a evitar relaciones más cercanas con estas personas.
La percepción que los/as comerciantes tienen de las personas en situación de calle afecta la forma en que evalúan la relación establecida con ellas, que generalmente se considera “buena”, “amistosa”, “tranquila”, “normal”, incluso en comparación con las interacciones cotidianas ordinarias. “Como mi relación con cualquiera, como
tú y yo aquí hablando. Como con los/as comerciantes” (Raíssa). Fusionado con este discurso, se identificó la idea de que, para que el vínculo se mantuviera así, sería deseable para los/as comerciantes que esta población se mantenga distante de ellos/as, considerando que la evaluación de s
u comportamiento es moralmente reprobable según el estándar de normalidad de ellos/as y de la población en genera
l. “Ellos en lo suyo, yo en lo mío” (Genaro). La falta de confianza en estas personas fue identificada como la razón fundamental de esta actitud.
Esta distancia discursiva también está anclada en la insignia moral que defiende la inserción en el trabajo como un acto obligatorio que sella al individuo como merecedor de respeto y reconocimiento. “Si pedir trabajar, no quieren. Se niegan” (Pamela). “Respeto a todos. Yo no discrimino a nadie. Pero yo creo que son vagos” (Manuela). Desde otra perspectiva, además de que estas persona
s se consideraban ellas propias como trabajadoras - en línea con investigaciones previas (Silva, 2019) -, e
numerando las diversas actividades laborales que realizaban con los/as comerciantes, es necesario señalar que estos/as rutinariamente niegan oportunidades de trabajo a estas personas.
Este hecho ha sido reforzado por una de las entrevistadas, Catarina, quien hizo un esfuerzo discursivo por demarcar una distancia significativa de las personas en situación de calle. "Tengo contacto con ninguna (...) no es una buena persona". Destacó que el único contacto establecido fue “solo no gritar para calmarse, en razón de los/a clientes”, pues el local donde trabaja estaba cercano a donde había una alta concentración de personas en situación de calle. Por otro lado, esta investigación identificó que, de las personas ent
revistadas en situación de calle, seis trabajaban para esta comerciante. Es probable que esta postura enérgica contra estos sujetos se debió a que su participación en la investigación fue en el mismo momento en que estaba presente una de sus clientes
habituales, quien aprovechó el tema tratado en la entrevista para expresar su prejuicio contra las personas en situación de calle.
Bajo el discurso de que los/as comerciantes no necesitan del t
rabajo de las personas en situación de calle, ha sido encontrado que este generalmente era requerido cuando no había otra opción y/o para pagarles una cantidad menor. Esta circunstancia incluso movilizó la organización de algunos/as para que no recibieran menos de lo que consideraban justo
, pacto que solía ser roto por los/as que habían recién llegado en la localidad y/o por otros que se sometían a trabajar por una pequeña cantidad. La propia característica del trabajo que hacían generaba duda sobre la percepción de que las personas en situación de calle son trabajadoras. Algunos/as comerciantes, incluso, inicialmente no reconocieron que estas personas eran trabajadoras, ya que estaban “solo en este transporte de carretas, con reciclaje, estas cosas. Eso es lo que hacen, organizar material” (Raíssa).
[1] Todos los nombres son ficticios.
Conclusiones:
Conclusiones
La situación de desventaja en la que vive las personas en situación de calle ha contribuido a que los/as comerciantes demanden sus trabajos, ya que, debido a su vida errante y la falta de oportunidades laborales, están disponibles para realizar diversos trabajos a bajo precio. De hecho, muchas de estas personas viven en las cercanías de la playa porque, al ser una localidad con un alto flujo de entretenimiento y turismo, hay, en consecuencia, mejores oportunidades laborales, independientemente de su precariedad.
Sin embargo, mientras requieren sus trabajos, muchos/as otros/as comerciantes no les dan la oportunidad porque no confían en la relación que se establece con estas personas, en base al estigma que ya cargan como sujetos peligrosos y que, en cualquier momento, pueden cometer un delito.
Esta percepción negativa es el resultado, entre otros factores, de la ausencia de políticas públicas eficientes que contribuyan a la disolución de los prejuicios sobre las personas en situación de calle, en línea con el art. 7 del Decreto 7053 de 2009, en el cual menciona explícitamente que uno de los objetivos de la Política Nacional para la Población en Situación de Calle es promover investigaciones y publicaciones que aborden la heterogeneidad de estas personas. Por lo tanto, instruir a la sociedad sobre quiénes son ellas es un derecho, no un favor.
Debido a este malentendido, las personas en situación de calle, aunque colaboren para el proceso de trabajo de dos/as comerciantes en la playa de Boa Viagem, pierden oportunidades más generales para actividades como estas, porque muchos/as de estos/as comerciantes se niegan a tener relación con este grupo. La actuación laboral de estas personas en este espacio podría ser más regular y abarcar un mayor número de comerciantes, ya que estos/as necesitan personas que contribuyan a su trabajo.
En cuanto al involucramiento de estas personas con el alcohol y/u otras drogas, principalmente como alternativa para mitigar su sufrimiento cotidiano, esta investigación también muestra que el Estado no ha garantizado políticas públicas efectivas para el tratamiento de los/as usuarios/as de estas sustancias. Políticas, a su vez, basadas en la propuesta de reducción de daños, frente a prácticas enfocadas en el aislamiento individual bajo estímulo religioso.
Es necesario que las instancias de gobierno se acerquen a las personas en situación de calle de esta zona de manera amplia, en primer lugar a partir del reconocimiento práctico, no solo discursivo, de que este grupo poblacional necesita una intervención integral que le permita acceder a otras oportunidades de vida que no sean solo la calle. Para facilitar este proceso, se identificó la necesidad de instalar un Centro de Referência Especializado para População em Situação de Rua (Centro POP), un albergue nocturno, un restaurante popular y baños públicos en el lugar.
Estas iniciativas, por tanto, contribuirían al proceso de inserción laboral de estas personas y, concomitantemente, a una calidad de vida más digna, ya que contarían con espacios para el descanso diurno, el sueño nocturno, la alimentación, el aseo personal y vestuario, políticas de capacitación y, por tanto, una garantía de derechos en forma ampliada. Al garantizar derechos que son negados a un grupo de población y permitirles salir de la situación de calle, estas medidas contribuyen a la dinámica amplia de la ciudad. En resumen, la aplicabilidad de dos resultados de esta investigación contribuye directamente para la reducción de la pobreza y las desigualdades sociales.
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Palabras clave:
Situación de calle. Playa. Trabajo no clásico.