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Resumen de la Ponencia:
En la ponencia que se propone, se intenta mostrar el paralelismo entre actores sociopolíticos universitarios a lo largo de cinco décadas, atravesadas por una serie de coyunturas y circunstancias sociopolíticas de las que han surgido distintos agrupamientos. Paralelismo en que los grupos hegemónicos se ligan al poder, frente a la disidencia cercana a la lucha social. La Universidad en Nayarit surge en un modelo tradicional, con una estructura orgánica y una dinámica determinada desde el ámbito estatal. Un vínculo estrecho de la autoridad con las estructuras de poder estatal; por su parte, desde los distintos sectores se visualiza un esquema dual. Un lado un sindicalismo que se expresa en dos frentes: docentes y administrativos, que protagonizan distintas luchas, contractuales, cíclicas en mayor medida, con algunos momentos de gran efervescencia, motivadas por el deterioro de condiciones laborales y el deterioro de las relaciones contractuales con la parte patronal. Por otra parte los estudiantes, principal foco de atención, a lo largo del periodo muestran distintos perfiles, debido en parte a sus anclajes al interior y con determinadas realidades sociales. Las disputas internas y las dinámicas sociales y políticas de las que toman parte. La representación al interior y las resistencias que traen el surgimiento de agrupaciones y dinámicas distintas que de algún modo, trastocan el ambiente político al interior.
Introducción:
Introducción
En el presente trabajo, se intenta mostrar el paralelismo entre actores sociopolíticos universitarios a lo largo de cinco décadas, atravesadas por una serie de coyunturas y circunstancias sociopolíticas de las que han surgido distintos agrupamientos. Paralelismo en que los grupos hegemónicos se ligan al poder, frente a la disidencia cercana a la lucha social. La Universidad en Nayarit surge en un modelo tradicional, con una estructura orgánica y una dinámica determinada desde el ámbito estatal. Un vínculo estrecho de la autoridad con las estructuras de poder estatal; por su parte, desde los distintos sectores se visualiza un esquema dual. Un lado un sindicalismo que se expresa en dos frentes: docentes y administrativos, que protagonizan distintas luchas, contractuales, cíclicas en mayor medida, con algunos momentos de gran efervescencia, motivadas por el deterioro de condiciones laborales y el deterioro de las relaciones contractuales con la parte patronal. Por otra parte los estudiantes, principal foco de atención, a lo largo del periodo muestran distintos perfiles, debido en parte a sus anclajes al interior y con determinadas realidades sociales.
En el desarrollo del documento proponemos una estructura en la que en primer lugar discurrimos en torno a aspecto que nos llevan a situar a la UAN en su contexto, al mismo tiempo que se busca la aproximación conceptual desde elementos como son la noción de sistema y régimen, así como el de movimientos sociales, siguiendo la pista del sector estudiantil en el devenir. En este caso se tiene que la Federación de Estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit (FEUAN) hegemoniza, pero hay resistencia: la Federación de Estudiantes de Nayarit (FEN), el Frente Estudiantil Ernesto Che Guevara (FESECHEG) entre 2005 y 2008 y en forma más reciente, 2014, el Movimiento Asambleísta Universitario (MAU), en el marco del conflicto de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa; y en 2019 la Asamblea General Estudiantil, en medio de la proliferación de distintos colectivos sociales, que se despliegan desde la UAN a la sociedad.
Desarrollo:
Aproximación desde lo conceptual
De modo práctico, asumimos que la UAN está inmersa en la realidad sociopolítica local, en interacción con distintos actores sociales y políticos en el plano institucional y con la sociedad entera por distintas dinámicas; como institución es parte del sistema político mexicano, haciendo parte importante en la crítica o reproducción del modelo de dominación; replicando este al mismo tiempo en su diseño institucional y en la construcción y ejercicio del poder al interior en un esquema centralista y corporativo en el que prevalece un monopolio de representación que, no obstante su efectividad al interior, no ha impedido que en diferentes momentos y situaciones desde dentro de la institución, en contacto permanente con la sociedad, se esté dando vida a distintas fenómenos que acercan a los grupos de universitarios hacia distintos núcleos problemáticos de la realidad, a través de los movimientos sociales y la acción colectiva, algunos de los cuales han tenido relevancia en el devenir de la vida sociopolítica local y regional.
De acuerdo con el propósito de la ponencia, nos decantamos por la incorporación de tres categorías que nos resultan apropiadas. Primera la noción de Sistema político, teniendo en cuenta el contexto en que surge y se desarrolla la UAN, cumpliendo un importante rol social y político; la noción formal de régimen, aplicable al contexto general y en el caso particular de la institución en estrecha comunicación con el modelo de dominación prevaleciente como parte del legado del Estado posrevolucionario, cuyas formas de estructuración y operación, someten e invisibilizan a amplios sectores de la sociedad, y en este caso de la universidad, que resisten y confrontan asumiendo distintas formas de lucha, demandas y formas orgánicas, en el marco de lo que en su momento se ha identificado como movimientos sociales con toda una serie de implicaciones en el plano contextual y vivencial en el acontecer cotidiano, teniendo a la UAN como un importante referente que en su rol de enlace social vía la formación profesional y la observación constante se convierte en un elemento decisivo en la constitución de actores, movimientos y expresiones de acción colectiva de distintas magnitudes.
En primer término, en la práctica, nos adscribimos a la noción de sistema político de Easton, que de acuerdo con Ortiz Mena (1986), le considera como un “sistema de comportamiento”, estableciendo cuatro premisas:
“a) Sistema: es útil considerar a la vida política como un sistema de conducta. b) Ambiente: un sistema se puede distinguir del ambiente en que existe y está abierto a influencias que le preceden. c) Respuesta: las variaciones que se producen en las estructuras y procesos dentro de un sistema se pueden interpretar como esfuerzos alternativos constructivos o positivos por parte de los miembros del sistema, para regular o hacer frente a una tensión que procede tanto de fuentes ambientales como internas. d) Retroalimentación: la capacidad de un sistema para subsistir frente a una tensión, en función de la presencia y naturaleza de la información y de las demás influencias, las cuales retornan a sus actores y a los que toman las decisiones.” (Ortiz Mena; 1986: s/p).
Al mismo tiempo, de acuerdo con Cerroni (1997), consideramos que el sistema político va más allá de los procesos electivos cíclicos y las visiones cuantitativas, comprende a sujetos políticos como los partidos, avasallados por las dinámicas históricas, la institucionalización de los procesos y la concreción en figuras y estructuras normativas de cada país o región, o bien procesos culturales que acrecientan y modifican las conciencias individuales, dándole fluidez a las situaciones o circunstancias políticas consolidadas, las cuales se expresan en el régimen, con referencia a situaciones y contextos vivenciados y experimentados por individuos-sujetos políticos y grupos sociales que irrumpen en la vida política en distintos niveles, como sujetos y actores sociopolíticos a través de los movimientos sociales.
En nuestro trabajo recuperamos uno de los aportes clásicos que consideramos se mantiene vigente (Touraine, 1982, 1986), quien a nuestro juicio aporta elementos clave para entender a la sociedad en perspectiva amplia y la dinámica conflictiva en la disputa por el poder y la transformación.
En parte de su obra temprana, en referencia al movimiento ecologista francés de 1977 a 1979, introduce una definición de movimientos sociales considerándoles como “una acción colectiva organizada, entablada contra un adversario social, y por la gestión de los medios a través de los cuales una sociedad actúa sobre sí misma y sobre sus relaciones con su entorno” (Touraine, 1982: 690).
En otro momento (1986) presenta una definición más acabada e introduce nuevos datos: habla de la existencia de “tres tipos de conflictos que tienden a modificar uno o varios aspectos importantes de la organización social y cultural”. Con distintos niveles de organicidad[1], se llegan a expresar tanto “las conductas colectivas” como “las luchas” y “los movimientos sociales”.
Las conductas colectivas son acciones conflictivas que pueden entenderse como un esfuerzo de defensa, reconstrucción o adaptación de un elemento enfermo del sistema social. Puede ser un valor, una norma, una relación de autoridad o de la sociedad como tal. En cuanto a “las luchas”, se relacionan con la existencia de fuerzas sociales y políticas que se erigen en factores de cambio frente a situaciones dadas (carencia de vivienda, bajos salarios, irrespeto a precios de garantía para los productos del campo), es decir, no va más allá de algunas reivindicaciones, la mayoría de las veces de tipo económico.
En la lógica de este autor se prevén tres planos articulados: Cultural, que supone el conocimiento exhaustivo de esa situación de clase y conciencia plena, la identificación con ciertos símbolos; Social, relacionado con el reconocimiento de condiciones materiales con referencia a la vida cotidiana y la condición en la estructura social, que puede ser clasista o no, una posición frente a lo que es la distribución del ingreso; Político, referido a la identificación plena de un enemigo común en el marco de una lucha en la que se establecen ciertas relaciones de dominación, de las cuales se tienen una idea clara y se tiene, en contrapartida, un proyecto alternativo.
Así, para que un movimiento pueda considerarse como tal, tendría que partir de una condición socioeconómica de los actores, la cual se haría consciente, además de incorporar nuevos valores en relación con el nivel político, traducido en un proyecto alternativo. No podrá existir sin una cierta conciencia de sí mismo y no necesariamente puede organizarse y pensarse directamente sobre un plan político y mostrarse en la cultura política, aspecto en el que, por ejemplo, la Universidad, y en nuestro caso la UAN, por su arraigo y sus vínculos con la sociedad en sus distintos planos, cumple un papel importante en la conformación de la cultura política regional (Zepeda y otros, 2020).
Aproximación al régimen interno de la UAN
La UAN tiene un modelo corporativo. Teóricamente, según Schmitter (Schmitter, 1992; Ocampo, 1994), el concepto de corporativismo tiene que ver con procesos de “intermediación de interés”, suponiendo la existencia de formas orgánicas, permitidas por la normatividad existente, y dadas a partir de reivindicaciones comunes, dadas en el plano económico, cultural, político o religioso.
En este caso concreto son intereses gremiales y estudiantiles. Aquí se manifiesta un tipo corporativo de carácter estatal como lo señala este mismo autor, una cantidad limitada de categorías, un sentido de obligatoriedad en cuanto a la pertenencia a los organismos de representación de intereses no existe un esquema de competitividad, una diferenciación funcional, el reconocimiento del Estado y un monopolio explícito de la representación, lo que ha motiva resistencias en modo considerable.
El vínculo Universidad – Sociedad, actores y movimientos sociales
Luchas que generan luchas
El nacimiento del Frente Estudiantil Socialista Ernesto Che Guevara (FESECHEG), se remonta desde los finales de la segunda mitad de la década de los 90, en donde el encuentro entre jóvenes provenientes de diversos barrios de la ciudad de Tepic, Nayarit; ciudad que se encontraba en crecimiento y en la que la cultura de los “cholos”, cada vez se asentaba más, así como las nacientes expresiones del “grafiti” y el “skateboarding”, generando confrontaciones entre barrios y que, los choques significaban una parte importante en la búsqueda de respeto, la defensa del territorio y la generación de identidad al interior del barrio o en las tribus urbanas. Ese proceso da apertura a que un grupo de jóvenes se abran paso y comiencen a generar un vínculo con Alejandro Gascón Mercado y eso les da un impulso, como lo menciona Jorge Armando Ortiz Rodríguez, fundador y primer presidente del FESECHEG, ahora diputado federal por el distrito III de Nayarit y abanderado por el Partido del Trabajo (PT), “fui candidato a diputado por el distrito 3 que abarca de la colonia Lázaro Cárdenas y esa zona”, Jorge se refiere a una zona que colinda con el municipio de Xalisco, en Nayarit, y fue candidato por el Movimiento Electoral del Pueblo comandado por Gascón; siendo esa experiencia lo que marca la pauta para que comiencen a delinear una agrupación de política bajo el cobijo de una de la línea “gasconista”, una de las más importantes de la izquierda en México y Nayarit; y que, se había convertido en el máximo referente de la izquierda del estado. Es así como el contacto con la persona que había desafiado al régimen autoritario 20 años antes, da la pauta para formarse en primera instancia, en el ámbito político, y que, ese grupo de jóvenes, con las lecturas “utópicas” y las situaciones tan dolientes y complejas que la juventud de ese momento vivía comienzan a caminar en conjunto para intentar cambiar un poco el panorama existente en la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN).
Los primeros momentos de actividad política dentro de la Universidad, fueron por la convicción de querer cambiar la realidad social y política del estado, por medio del activismo universitario, en donde se dieron cuenta que se encontraban maniatados por el sistema imperante al interior de la universidad, sus falencias y favoritismos recargados hacia la hasta entonces violenta y porril Federación de Estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit (FEUAN).
En el periodo de vida del FESECHEG que desde el año de 1999 a 2005, comenzaron a vincularse hacia afuera, reconociéndose en primera como parte de población afectada de manera económica, por la crisis que se venían arrastrando desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari; que amplió las cifras de pobreza y marginación a lo largo y ancho del país. Nayarit sin ser la excepción, venía padeciendo atropellos en el campo, en el sector de la vivienda y se acercaba un golpe más, la tarifa de transporte público, impuesta desde las cúpulas de permisionarios y respaldada por quien en ese momento se encontraba en el poder (Antonio Echevarría Domínguez), causa un efecto de inconformidad de la juventud y las tribus urbanas que en ese momento se reconocían como inconformes por la segregación sistemática. Es ahí, en donde el FESECHEG sale a la calle y abandera la lucha por el transporte, Paulo Silverio Barajas, primer secretario general del frente, se refiere a ese acontecimiento como el primer paso a la lucha social en donde lograron generar en las masas, el ruido necesario para fortalecer un movimiento que pudiera impedir el aumento de $1.00 (un nuevo peso) a $2.00 (dos nuevos pesos), con ese grito y consigna de “no nos mires únete”, que les caracterizó como un movimiento además respaldado por sociedad y estudiantes. Menciona Barajas que “se logra el descuento del 50% para estudiantes, discapacitados y tercera edad”; en el balance de la situación al interior de la UAN y al exterior, se dan cuenta que la lucha es mejor darla a fuera.
Por otra parte al ver y señalar un cúmulo de irregularidades en la selección de representantes del máximo órgano de gobierno de la UAN, el Consejo General Universitario (CGU), la denuncia para a la exigencia de la democratización de los procesos de elección, así como la democratización de la información de la selección de estudiantes de nuevo ingreso para todas las carreras, en especial medicina y derecho, convirtiéndose en un nuevo frente para el FESECHEG y que, de nueva cuenta la lucha se daría en contra de las políticas de exclusión de las visión neoliberal y su línea mercantil de la educación.
Aproximadamente por el año 2008, el FESECHEG, comienza un proceso de reestructuración, en el que, se dan cuenta que la palabra “socialista” les resta empatía hacia afuera y que, ha venido afectando a su imagen; es por eso que, a propuesta de Jorge Armando Ortiz Rodríguez, se analiza la posibilidad de cambiar de nombre y al final queda como Federación de Estudiantes de Nayarit (FEN), de la cual Ortiz, sería el primer presidente. Sin abandonar las dos luchas que vienen abanderando, comienzan a ampliar su panorama y margen de acción, trabajando con algunas primarias, secundarias y preparatorias estatales, así como privadas, para coadyuvar en la creación de comités estudiantiles que estuvieran afiliados a su organización; con eso, logrando llegar a madres y padres de familia de nivel básico.
Comenzaron a impartir cursos de capacitación para los exámenes de ingreso de la UAN, además de conseguir becas en universidades privadas, apoyo que continúa hasta la actualidad si alguien lo contemplara como opción.
En el sexenio del gobierno de Roberto Sandoval Castañeda 2011-2017, Ortiz, su compañero Fabián Campos y una madre de familia van a huelga de hambre, para que un recurso ya etiquetado y que había pasado por un proceso de legislación en el estado de Nayarit, fuera entregado; el recuerdo de la beca universal para estudiantes de educación básica, además de uniformes escolares.
Gestación de resistencias, las de ahora
En el marco de las acciones globales por Ayotzinapa, dos meses después de lo sucedido el 26 de septiembre en la ciudad de Iguala, Guerrero; se comienzan a dar ejercicios de diálogo e intercambio de ideas entre estudiantes de la Universidad Autónoma de Nayarit, específicamente en el área de Sociales y Humanidades, con estudiantes de psicología.
Debido a la sacudida que le dio al país el suceso de la desaparición de los 43 estudiantes de la normal rural “Raúl Isidro Burgos”, en la UAN, se comenzaron a discutir los hechos sucedidos en el estado de Guerrero, cayendo en cuenta que la situación que se venía viviendo en el país, no estaba tan alejada de la realidad nayarita, en donde existía la posibilidad de que la violencia alcanzara en cualquier momento a las y los jóvenes de Nayarit, fueran o no estudiantes.
En los primeros acercamientos entre estudiantes acompañados por profesores, concluyen en que algo se tenía que hacer y deciden realizar una jornada informativa aula por aula, ya que en otro punto de la UAN, en una de sus extensiones (escuela de agricultura y biología), se había dado ya la discusión y se había tomado la decisión entre estudiantes de sumarse al paro nacional convocado desde universidades del centro del país, en el marco de las acciones globales por Ayotzinapa; en primera instancia las escuelas se comienzan a
sumar al paro, inmediatamente recibiendo la respuesta de los grupos hegemónicos que, al cobijo de la misma institución hicieron su trabajo al viejo estilo porril, en donde por la vía del amedrentamiento y descalificación de la acciones que al involucrarse un gran número de estudiantes, les superaban y ponían en riesgo su “imagen de federación poderosa”, con ese tipo de prácticas lograron apaciguar en algunos casos los ánimos y en otros por su torpeza y burda manera al intentar romper el paro, causaron el enardecimiento de jóvenes que si bien políticamente no contaban con una formación, en su radar natural, ven a los grupos porriles como hostiles e innecesarios, por lo que la mejor manera en ese momento de combatirlos era, el apoyar el paro en el área más grande de la universidad y en donde se concentran la mayoría de estudiantes del campus.
En las acciones del paro que según menciona una activista Aurora Margarita Medina Guerrero, estudiante de psicología en ese tiempo, “se decidió que fuera un paro activo de 72 horas”, en donde se tenían diversas actividades de diálogo y discusión acerca del tema y que, profesores desde sus respectivas disciplinas aportaban y/o abonaban para que se enriqueciera la práctica del paro.
Con el constante asedio de la federación de estudiantes de la UAN, para intentar romper el paro con cualquier pretexto y a pesar de que el paro se extendió a la escuela de música que se encuentra en el municipio vecino de Xalisco, Nayarit; la concentración de actividades generales se realizaba en la explanada del área de ciencias sociales y humanidades, en donde cada vez cobraba más fuerza y se vio irrompible, ya que participaban colectivos universitarios, contando con el apoyo de grupos organizados de la sociedad civil. El vínculo entre la sociedad y universitarios que, cada vez era más grande debido a las constantes brigadas que salían a las calles de la ciudad a informa por medio de volantes y mantas en los cruceros, se vieron reflejadas en las tardes del paro activo, con notable participación de intelectuales, artistas y colectivos que aportaban alimentos y aliento para lo que sin pensarlo ya se vislumbraba como el despertar colectivo que el movimiento de Ayotzinapa necesitaba. Sellando el gran impacto en la ciudad con una gran marcha que, comenzó desde el centro de la ciudad, culminando dentro del campus, con un mitin emotivo y creativo.
En cuanto a la organización, según Aurora Margarita Medina Guerrero “no tenían noción de cómo organizarse”, y, en primera instancia, comenzaron a repartirse el trabajo según su capacidad y su formación, así como la idea de que en colectividad y distribuyendo el trabajo, la información de lo acontecido en Ayotzinapa, así como las actividades planteadas en asambleas para el paro, se realizarían de la mejor manera; es decir que, sin profundizar en esos momentos, la filosofía de lo colectivo estuvo presente en sus acciones, tomando en cuenta que se contaba con la participación de estudiantes de filosofía, ciencia política, psicología, ciencias de la comunicación, ciencias de la educación, estudios coreanos entre otras carreras que se encontraban en la extinta área de ciencias sociales y humanidades, hoy áreas independientes.
Para el mes de diciembre de 2014, después de diversas actividades en las que cada vez se sumaban más organizaciones civiles y estudiantes, se toma la decisión de reunirse para analizar la continuidad de las asambleas y encaminar un movimiento por fuera de la agenda de las acciones globales por Ayotzinapa, aunque sin dejar de lado esa lucha. Otra de las cuestiones a tratar, fue el hecho de que miembros de la federación de estudiantes de la UAN y profesores afines a ellos, acudían a las asambleas para intentar romperlas, tomando la decisión en consenso de crear una organización, con estructura y documentos básicos que rigieran su actuar y así hacer frente a la estructura estudiantil institucional; así como abrir otros frentes.
En un congreso constitutivo que se celebró en dos días, a lo largo de jornadas de discusión que duraran entre 12 y 14 horas por día, se discute y se logra definir la línea de trabajo que parte desde denunciar las irregularidades existentes en la representación estudiantil de la universidad, así como adherirse y apoyar luchas y movimientos afines. Con la decisión de que el nombre de “Movimiento Asambleísta Universitario” (MAU), comienza a darse una batalla inesperada que colapsa ahora al interior de la universidad; se anuncia que no hay dinero para pagar las últimas quincenas del mes de diciembre y las prestaciones de fin de año de las y los trabajadores de la universidad. Situación que propiciara el nacimiento del Movimiento por la Dignificación Universitaria (MDU), que aglutina trabajadores manuales, administrativos y profesores en primera instancia, y que, fuera la primera batalla del MAU en pro de reivindicar la lucha por la educación pública.
Más adelante se decide convocar a una asamblea general de estudiantes, específicamente en febrero 27 del año 2015 en la que participan estudiantes de diferentes “facultades” o unidades académicas que, ante los obstáculos administrativos y los intentos de intimidación, votan a favor de que el movimiento siga adelante y, de manera casi inmediata comenzaron los vínculos más estrechos hacia el exterior de la universidad.
Por lo expuesto en los documentos básicos y su declaración de principios, marca su camino y los vínculos a futuro próximo, desde su concepción como movimiento estudiantil “social, apartidista, plural, incluyente, democrático, popular, crítico, anti neoliberal, progresista, altermundista, laico, ambientalista, anti fascista, antimilitarista y pacifista”; es al delimitar su campo de acción que buscan ser la vanguardia estudiantil y vínculo social que, comienzan a tener contacto con organizaciones que luchaban contra el fracking, la construcción de la autopista Jala-Vallarta que pasó por encima de un recientemente descubierto asentamiento prehispánico, con los grupos de docentes, estudiantes y organizaciones civiles que se vincularon con las comunidades indígenas que se encontraban defendiendo el río San Pedro y resistían a la construcción de la presa las cruces en el norte del estado de Nayarit.
Uno de los aportes más claros fue organizar foros de discusión el año 2015 para darle difusión al interior de la universidad, a lo que hasta el momento eran las luchas sociales más importantes del estado, en primera instancia las mencionadas y más adelante en 2018, las luchas feministas, ambientalistas en contra de la construcción de un fraccionamiento denominado “biósfera”, construido en la reserva de la sierra del cerro de San Juan y la lucha por la beca universal que la FEN venía realizando.
Un momento intermedio entre el nacimiento entre los foros de 2015, fueron lo que al interior de la universidad se denominaron “mesas de análisis”, en donde por propuesta y presión en conjunto con el MDU, se logra que la administración universitaria ponga a discusión de la comunidad, las posibles soluciones de lo que claramente se había definido como una crisis política y de representación, así como una crisis económica que hasta la actualidad permanece con un déficit millonario. En ese ejercicio, existió una confrontación directa en los que se autodenominan sectores que, abarcan a los sindicatos mayoritarios en el contrato colectivo de trabajo y a la federación de estudiantes de la UAN, en contra del MDU y el MAU, polarizando el ejercicio, aunque exhibiendo la postura de la administración que, terminó por no resolver nada, sino, tomando el resultado de las propuestas para la campaña a rector de quien fungiera como rector del año 2016, hasta mediados del año 2022.
En 2016 justo en la coyuntura de cambio de administración rectoral y el cambio de comité central de la FEUAN, algunas y algunos estudiantes que fueron parte del movimiento parista del 2014 buscan desde su visión y su concepción del ejercicio de la democracia, entrar en la pugna por los espacios de representación con la bandera de la “democratización” de la FEUAN y sus estructuras; como son los comités estudiantiles arraigados en las unidades académicas de la universidad, desde bachillerato hasta licenciatura. La polarización que vivía la institución en la elección rectoral (aunque había más de dos candidatos, los grupos de poder al interior se dividían en dos fuerzas), parecía permear también en la competencia que mantenían los grupos que se disputaban el control de la federación de estudiantes, ya que cada uno era afín aunque no abiertamente a cada uno de los grupos de poder que estaban dentro del juego por el control de la Universidad; resaltando la participación por lado de quien o quienes manejan el sindicato de trabajadores, titular en el Contrato Colectivo de Trabajo (CCT), y, por el otro lado, la misma federación de estudiantes, la administración con un juego “neutral” y el sindicato de profesores titular en el CCT. El resultado de ambas elecciones fue un aparente “apaciguamiento” en la disputa, aunque por el contrario se da un agravamiento en la problemática política y estructural; así como un crecimiento del déficit en lo económico.
En los años más recientes (2019 y 2020), en los que por las huelgas realizadas por las y los trabajadores de la UAN (administrativos, manuales, docentes y jubilados-pensionados), debido al incumplimiento de la institución hacia las prestaciones laborales de las y los trabajadores (quincena y aguinaldo); surgen de nuevo una organización que en primera instancia se pronuncia en favor de las y los trabajadores de la UAN y exige entre varios puntos, los más destacados, se haga inmediatamente el pago de las prestaciones y que se abra de manera general la discusión, en la que estudiantes, profesores, trabajadores y sociedad en general para encaminar la resolución de problemas desde un panorama más amplio, en el que participe de manera directa el principal motor de la misma universidad, es decir, la sociedad en general y que así, tal vez se busque y se logre la refundación de la universidad. Tomando en cuenta que el gobierno federal y estatal ponía como condiciones para el rescate financiero una serie de modificaciones que la administración rectoral, junto con el CGU debían hacer en pro de que la universidad obtuviera el recurso que necesitaba debido al déficit económico por el que hasta la fecha atraviesa.
Conclusiones:
Habiendo realizado este recorrido, podemos plantear de manera puntual tres cosas, respecto a la Universidad y su vínculo con la sociedad, en los términos siguientes:
La UAN cumple un rol importante de intermediación social y cultural entre la sociedad regional y local, en el ello se expresa una paradoja, dado el discurso que prevalece, enfocado en la formación y el desarrollo humanos con calidad en aras del desarrollo regional, lo que se niega en la práctica en el manejo de sus procesos y dinámica interna.La vida interna de la UAN, concretamente su régimen y gobierno internos caminan a contracorriente del entorno sociopolítico en los distintos niveles: mientras que afuera el pluralismo y la libre concurrencia sobre los asuntos y espacios comunes cada vez es más evidente, acá se niega y se invisibiliza las otredades, las expresiones divergentes, se les combate y se intenta soslayar.Las condiciones adversas que se han convertido en parte de la normalidad en la UAN para los distintos actores sociales y políticos, además de la articulación con núcleos problemáticos del entorno más allá de lo local en ocasiones, han permitido el fortalecimiento del vínculo social y político con el entorno a través de una amplia variedad de expresiones y luchas ocurridas desde los años setenta hasta el momento actual.
Bibliografía:
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Touraine, A. (1982) “Reacciones antinucleares o movimiento antinuclear”. Revista Mexicana de Sociología, 689-701. México: IIS-UNAM.
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Palabras clave:
Universidad
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