El objetivo de esta ponencia es mostrar las trayectorias de elecciones alimenticias e impactos en el proceso de salud/enfermedad de personas adultas mayores con Diabetes Mellitus tipo 2 diagnosticada. La información proviene de un estudio sociológico con perspectiva de curso de vida de 10 personas adultas mayores residentes de la Ciudad de México que fueron entrevistadas en profundidad para construir información cualitativa retrospectiva. El análisis toma en cuenta las trayectorias vitales para mostrar efectos calendario respecto a las elecciones alimenticias en dos eventos de vida: al iniciar una trayectoria laboral/laboral doméstica o migratoria (campo-ciudad) y; al momento de diagnóstico para DMT2. Cinco trayectorias de mujeres muestran cómo la mixtura de trayectorias laborales y cuidado en el hogar, así como violencia de género, moldean las elecciones alimentarias a lo largo de la vida. Cinco trayectorias de hombres muestran que estas elecciones, a lo largo de una trayectoria laboral, son moldeadas con el propósito de desacumular desventajas alimenticias de etapas de vida temprana, pero al desarrollar su adultez en la ciudad, éstas decisiones reproducen desigualdades alimentarias debido a la disponibilidad de productos ultraprocesados y tiempo insuficiente para alimentación durante el trabajo. Así, las trayectorias de elecciones alimenticias, socialmente determinadas, impactan en el estado de salud de las personas mayores en la ciudad
#00813 |
Relatos de vida de hombres gay chilenos que pasaron por una depresión.
Son escasos en América Latina y en Chile los estudios sociales que aborden la depresión masculina desde sus aspectos cualitativos y narrativos, y menores aun en hombres gay. En Chile uno de cada diez hombres puede presentar síntomas de depresión cada año (COES, 2018; MINSAL, 2018). La literatura señala que a los hombres en general les cuesta identificar cuando están pasando por un proceso depresivo, son resistentes a pedir ayuda y que en la depresión se ponen en contradicción algunos valores de la masculinidad hegemónica como mostrarse fuerte e invulnerable (Krumm et al, 2017; Mahalik & Dagirmanjian, 2019; Seidler et al., 2018; Whittle et al., 2015). Asimismo diversos estudios señalan que existen altas barreras para la atención en salud mental de los hombres (Farrimond, 2011; Mahalik y Dagirmanjian, 2019; Patrick y Robertson, 2016; Seidler et al., 2018). En el caso de los procesos depresivos en hombres gay aspectos relacionados con el estigma social, estigma internalizado, victimización y orientación sexual pueden incidir en su trayectoria de salud mental y de búsqueda de ayuda (Tomicic et al., 2020; Tomicic et al, 2016)Se presentan hallazgos de una investigación cualitativa sobre depresión en hombres gay chilenos con énfasis en las singularidades relacionadas con las contradicciones y tensiones en la masculinidad y aspectos como el estigma y experiencias de victimización. Se busca entender como estas singularidades influyen en la trayectoria de la depresión y de la búsqueda de ayuda.La investigación se enmarca en los estudios críticos de masculinidades y se realizó con un diseño cualitativo basado en el método biográfico (Bertaux, 2005; Cornejo, 2006; Cornejo, Mendoza, & Rojas, 2008; Piña, 1988; Sanz, 2005). El relato de vida (life story) es una narración biográfica acerca de un episodio, etapa o proceso tal como es contado por su protagonista (Bertaux, 2005; Sanz, 2005). Con esta metodología de relato de vida (Bertaux, 2005) se exploraron los procesos depresivos en sus biografías y sus trayectorias de búsqueda de ayuda. Se realizaron 4 entrevistas a hombres gay chilenos que habían pasado por un proceso depresivo. Esta corresponde a una submuestra de un estudio sobre depresión masculina con 16 casos.Los resultados muestran que los hombres gay narran la depresión y su malestar a partir de una crisis o drama principal – como frustración, inseguridad o quiebre- y según aspectos en tensión con los valores de la masculinidad hegemónica y heteronormada. Dimensiones tales como el estigma social, estigma internalizado, y experiencias de victimización influyeron en el curso de su depresión así como en la búsqueda de ayuda. Considerar estos aspectos biográfico narrativos involucrados en la depresión en hombres gay es un aporte para la investigación y la clínica de la salud mental de los hombres de la diversidad sexual.
#01464 |
Comunicación de riesgo en salud según la percepción de jóvenes del área metropolitana de Monterrey, N.L.
Santiago Lee Sánchez1
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Sandra Elizabet Mancinas Espinoza
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La presente investigación se basa en la importancia que tiene llevar a cabo procesos de comunicación de riesgo efectivos para prevenir padecimientos en jóvenes, por lo que surge el interés por conocer de qué manera impactan las deficiencias más importantes que intervienen en el proceso de comunicación de riesgos, las cuales son: diferencias de receptividad, falta de comprensión del lenguaje científico, credibilidad de la fuente, los medios de comunicación y los factores sociales, económicos, políticos y culturales, los cuales dificultan una comunicación de riesgos en salud efectiva. La salud de los jóvenes constituye un elemento clave en el desarrollo de una sociedad para su progreso social, económico y político. La percepción del riesgo se basa en una visión subjetiva de una situación, ya que la percepción en sí es personal, sin embargo, está completamente ligada a una visión colectiva. Es importante abordar el problema de la comunicación de riesgos en salud desde el punto de vista de los jóvenes, ya que están en una etapa de la vida en la que los riesgos suelen ser percibidos de una manera distinta y el riesgo real al que se pueden enfrentar no lo consideran lo suficientemente alto, posibilitando que los factores de riesgo no sean la causa directa de comportamientos que representen un riesgo, pero aumentando la probabilidad de que una persona joven los adopte. Para lograrlo, su planea utilizar una metodología mixta con el fin de enriquecer los resultados y cumplir con los objetivos propuestos en la investigación. Se tiene en cuenta la percepción de riesgo en salud que tienen hombres y mujeres de entre 15 y 24 años de edad residentes en Monterrey, Nuevo León, México.
#02776 |
Aproximación a diferentes tipos de violencia por razones de género contra las mujeres con trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos dentro de “anexos” en la Zona Metropolitana del Valle de México
En México, una parte de la población con trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos (de ahora en adelante TRS y TA) es enclaustrada —en nombre de una llamada rehabilitación— en establecimientos comúnmente conocidos como “anexos” en centros urbanos o “granjas” en zonas rurales. Si bien, muchos de estos establecimientos no están regulados por la Comisión Federal Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y la Comisión Nacional Contra las Adicciones (Conadic) ni cumplen con lo establecido en materia sanitaria, residencial y asistencial para el cumplimiento de la Norma Oficial Mexicana NOM-028-SSA2-2009 en instalaciones con modalidad residencial, estos lugares están ampliamente legitimados por diferentes sectores en todo el país. Dentro de los anexos se presentan distintos tipos de violencia por razones de género contra las usuarias de estos establecimientos. El propósito del presente trabajo radica en visibilizar las múltiples violencias ejercidas hacia las mujeres por razones de género dentro de distintos anexos del Valle de México a través de los relatos de las trayectorias de vida de un grupo de mujeres que vivieron enclaustradas (tanto de manera voluntaria como involuntaria. El análisis de estas trayectorias fue parte de una investigación etnográfica que se realizó en un anexo en una colonia popular del Estado de México durante el periodo comprendido entre septiembre de 2015 a diciembre de 2017 y del análisis cualitativo de entrevistas a mujeres durante el año 2022. Como ejemplo, se discute la violencia simbólica, física, sexual y médica (de ésta última en sus dimensiones psiquiátrica y ginecológica) que, las mujeres experimentaron en estos establecimientos. El análisis etnográfico y el análisis de discurso, permitieron entrever cuáles eran las relaciones subjetivas internas de esta estructura, cómo estaba formada ésta, cuáles eran las configuraciones y tecnologías de poder que se empleaban verticalmente hacia estas mujeres, cuáles eran los roles que estaban estipulados para las mujeres, las agresiones médicas que padecieron y cómo las usuarias eran intercambiadas sexualmente como una moneda de “castigo y recompensa” por los hombres de estas instituciones. Fue a través de sus relatos de vida que se infirió que la dominación masculina ha estado presente en la vida de estas mujeres antes, durante y después de estar en un anexo; todo ello atravesado por un profundo proceso de contraempoderación y domesticación masculina.
#03146 |
La contribución del Racismo a las desigualdades en la salud relacionadas con la Enfermedad Renal Crónica no tradicional en la infancia de Agua Caliente en Poncitlán, Jalisco, México
Agua Caliente es un asentamiento lineal integrado por alrededor de 125 familias, se ubica en el municipio de Poncitlán, vinculado a la dinámica socio cultural de la comunidad de San Pedro Itzican y Mezcala de la Asunción; desde nuestra perspectiva, las familias viven en pobreza, bajo exposición persistente a sustancias tóxicas y racismo estructural, condiciones que favorecen la aparición de enfermedades al reducir la posibilidad de respuesta inmune y dificultando el pleno acceso a servicios de salud. Objetivo. Examinar la implicación que tiene el racismo como elemento que contribuye a explicar el conjunto de causas que están detrás de la aparición de Enfermedad Renal Crónica no tradicional en la infancia en la localidad de Agua Caliente en el municipio de Poncitlán, Jalisco. Metodología. Se parte de la investigación – acción, la observación participante y entrevista etnográfica. Discusión. Rosete Martínez (2018:56) señala que el racismo se ha ejercido por parte del Estado y compete a las prácticas u omisiones a través de las políticas públicas en donde lo ‘étnico’ es identificado como causa de atraso, enfermedad y pobreza (Rosete Martínez, 2018:56), mientras que Santiago Bastos (2021:242)refiriéndose al caso de la comunidad de interés plantea que la identidad indígena les ha sido negada, no obstante, el estigma asociado a “ser indígena” marca las dinámicas familiares poderosamente. El concepto de Erving Goffman (2006) de identidad estigmatizada me permite considerar que si bien las personas de Agua Caliente no se asumen abierta y orgullosamente como indígenas, los otros, los de afuera, sí los sitúan ahí e históricamente los mantienen en una posición subordinada la cual, en los últimos cuarenta años ha agudizado la vulnerabilidad de las familias, mantenido la marginación, acelerado los procesos de degradación ambiental y reducido la posibilidad de hacer frente a enfermedades que en otras condiciones no causan la muerte. Resultados. El Racismo en Agua Caliente tiene carácter sistémico y se funda en la inferiorización del otro a través de la racialización – pese a no expresarse abiertamente-, enfatiza las diferencias de color de piel, en rasgos físicos, la posible pertenencia étnica, las condiciones económicas y las diferencias socio culturales como marcadores de superioridad o inferioridad tanto, entre los agentes institucionales, como los habitantes de Poncitlán y otras comunidades cercanas. El análisis sobre Racismo y el Enfoque Biopsicosocial, permite comprender una parte de las disparidades en el acceso oportuno a servicios de salud y el trato que recibe la población que vive en estas comunidades ribereñas de Poncitlán y cómo una nefritis intersticial deviene en ERCnt.
#03594 |
La mortalidad en la niñez y la adolescencia en el noroeste argentino. 2000-2020
Carola Leticia Bertone1
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Marcos Javier Andrada
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Victor Eduardo Roque Torres
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La salud además de un derecho humano, es un condicionante y un indicador del crecimiento social y económico; en otras palabras, del nivel de desarrollo de un país.En Argentina, en el año 2010, las principales causas de muerte fueron en orden decreciente de frecuencia: Enfermedades del corazón, Tumores malignos, Infecciones respiratorias agudas, Enfermedades cerebrovasculares, Insuficiencia respiratoria no clasificada en otra parte (Ministerio de Salud de la Nación, 2011). Sin embargo, se conoce que en cada grupo de edad las causas de muerte más numerosas son distintas, estableciéndose perfiles de mortalidad específicos para cada momento de la vida. Por ejemplo, en los niños pequeños las afecciones originadas en el periodo perinatal representan el 45,9% de las defunciones de niños entre 0 y 4 años de edad. En niños mayores de 5 años, adolescentes y adultos jóvenes las causas externas cobran mayor importancia paulatinamente, ocupando la mayor proporción. A partir de los 35 años de edad aquellas principales causas enumeradas anteriormente, para el total de la población representan las mayores proporciones.En las lecturas globales de los datos de mortalidad considerando todas las edades se esconden especificidades de cada etapa del ciclo vital, así como los promedios nacionales esconden diferencias regionales, interprovinciales e incluso departamentales.El objetivo de esta investigación es examinar la mortalidad de la población del Noroeste Argentino en niños y adolescentes entre el año 2000 y el 2020. Este trabajo pretende responder a los siguientes interrogantes:¿Cuáles el nivel de la mortalidad en la niñez adolescencia?¿Qué causas de muerte presentan áreas geográficas críticas en estos momentos de la vida? La mortalidad a estas edades, ¿tienen alguna correspondencia espacial? ¿Existen desigualdades al interior de la región en los perfiles de mortalidad? La hipótesis de trabajo sostiene que la mortalidad presenta particularidades en cada grupo de edad estudiado y en cada espacio geográfico.Se trata de una investigación cuantitativa, descriptiva. Se utilizarán datos secundarios como los registros de estadísticas vitales del Ministerio de Salud de la Nación, ordenados por lugar de residencia (región, provincia, departamento), sexo y grupo de edad de la siguiente manera: menores de un año; Infancia: 1 a 14 años; adolescentes: 15 a 19 años.Se elaborarán tasas de mortalidad específicas, y un análisis espacial para la detección de conglomerados de áreas de mayor riesgo mediante el software libre SatScan.
11:00 - 13:00
GT_18- Salud, Seguridad Social y Personas con Discapacidad
Cambios a partir de la pandemia SARS CoV-2
#00143 |
Políticas de Seguridad Social en la pandemia: sus alcances en los adultos mayores
Este trabajo forma parte de una investigación sobre las políticas previsionales actuales en la Argentina y sus alcances en adultos mayores en Misiones en el contexto de pandemia. Se trata de un estudio descriptivo y se utiliza metodología cualitativa para conocer los relatos y percepciones de los actores. Las políticas previsionales de Seguridad Social en la Argentina se han expandido y desarrollado a lo largo del siglo XX hasta llegar a un proceso de “amesetamiento” y posterior déficit en la década de los `90 con la primera Reforma Previsional y la conversión del sistema de reparto en mixto (con participación del sector privado). Entre los años 2004 y 2015 se implementaron en la Argentina políticas públicas en la Seguridad Social orientadas al fortalecimiento del sistema previsional y a la inclusión: 1) la renacionalización del Sistema Previsional; 2 2) la implementación del Plan de Inclusión Previsional a partir de 2 Moratorias Previsionales que posibilitaron la inclusión de otros actores sociales, los “trabajadores no registrados” que cumplieron o no parcialmente con sus aportes y contribuciones; y 3) la implementación de la movilidad jubilatoria obligatoria y semestral. Los adultos mayores a través de ambas Moratorias tuvieron la posibilidad de acceder a una jubilación mínima, y el acceso a la cobertura social de la obra social con todas las prestaciones médicas, sanitarias y sociales. Entre los años 2016 y 2019 otra Reforma Previsional estuvo orientada a restringir el acceso a servicios, y a “ajustar” los recursos de los jubilados. La gestión actual del Gobierno Nacional (2020) ha reestablecido una serie de políticas vinculadas a los ingresos de los jubilados y a la obra social PAMI, orientados a recuperar el poder adquisitivo de los mismos y garantizar el acceso a medicamentos y a prestaciones de salud y servicios sociales. La implementación de las nuevas medidas del Gobierno Nacional tuvo lugar en un contexto complejo a nivel mundial y nacional ante una pandemia de alcances incomensurables, Covid-19, con un alto impacto sanitario ante los miles de fallecimientos en el mundo. Las políticas sanitarias implementadas fueron prioritariamente de Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), y posteriormente de atención médica y preventiva con las campañas de vacunación.Uno de los grupos sociales más vulnerables ante esta pandemia son los adultos mayores de 60 años, quienes han visto interrumpidas sus actividades diarias en diferentes espacios sociales y vulnerada su autonomía e independencia. En este trabajo, se analiza cómo las políticas previsionales han impactado en la población de adultos mayores beneficiarios de las Moratorias Previsionales en relación a sus ingresos, a las prestaciones médicas y sociales de los Clubes de Abuelos, y los alcances del aislamiento social en las practicas cotidianas, percepciones, y en su calidad de vida.
#01102 |
Experiências de Enfretamento da COVID-19 por Movimentos Sociais da Pesca Artesanal no Brasil e em Portugal
Ana Angélica Martins da Trindade1
1 - Programa de Pós-Graduação em Saúde, Ambiente e Trabalho/Universidade Federal da Bahia/Brasil.
A Organização Mundial da Saúde (OMS) declarou o surto da COVID-19 como pandemia em março de 2020, com exigência de respostas rápidas por parte das autoridades sanitárias internacionais, para a contenção da disseminação da doença. As consequências foram trágicas diante da quantidade de pessoas doentes e mortas no mundo, bem como os efeitos decorrentes, com explicitação de desigualdades e injustiças, assegurando-se para algumas pessoas o direito de proteção à vida, enquanto para a maioria, especialmente trabalhadoras e trabalhadores precarizados, ampliaram-se riscos ocupacionais e ameaças cotidianas à existência. O projeto em tela versa sobre experiências de enfretamento da pandemia COVID-19 por movimentos sociais de pescadoras e pescadores artesanais no Brasil e em Portugal, considerando respostas aos efeitos sócio-sanitários e saberes, ações e solidariedades produzidas por comunidades tradicionais da pesca em defesa da própria vida e da sustentabilidade dos territórios das águas. Serão analisadas as experiências do Observatório dos Impactos da COVID-19 em Comunidades Pesqueiras no Brasil e na Associação Pró-Maior Segurança dos Homens do Mar de Portugal. Trata-se de uma proposta de estudo vinculada a uma das linhas de pesquisa do Programa de Pós-Graduação de Saúde, Ambiente e Trabalho (PPGSAT) da Universidade Federal da Bahia (UFBA), no Brasil, intitulada “Saúde do Trabalhador da Pesca Artesanal”, com expressiva trajetória de pesquisa-ação sobre a saúde das marisqueiras e pescadores de comunidades tradicionais locais. Propõe-se investigação do tipo emancipatória, com metodologia horizontal em Ciências Sociais, baseada em reflexões coproduzidas com interlocutores do estudo. O intuito é pensar sobre processos políticos comunitários a partir de experiências que se aproximam da ecologia dos saberes, favoreçam o reconhecimento da saúde, em especial, da trabalhadora da pesca artesanal e do uso coletivo dos territórios das águas, com destaque para saberes tradicionais, em tempos de crise sanitária internacional. As abordagens teórico-conceituais serão pós-coloniais e críticas das Epistemologias do Sul e das Teorias Críticas do Reconhecimento.
#01499 |
La resiliencia de docentes en educación especial ante la pandemia por COVID 19
Laura Iveth Catalán Godínez1
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Omar García Ponce de León
1
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Virginia Montero Hernández
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1 - Universidad Autónoma del Estado de Morelos.2 - California State University, Stanislaus.
La pandemia por COVID 19 ha expuesto y agravado las desigualdades inherentes en algunos sectores. Tal es el caso de la educación de personas con discapacidad. La pandemia obliga al aislamiento y limita el contacto físico con el mundo. Situación que complica un proceso tan delicado como el aprendizaje de una persona que requiere de atención diversificada. Los docentes trabajan con la estimulación de varios sentidos para que sus alumnos entiendan el mundo que los rodea. Práctica obstaculizada por la pandemia. Las reformas y leyes implementadas hablan de igualdad de oportunidades y educación de calidad. Mientras la discusión teórica emergente rodeando a la discapacidad menciona la inclusión educativa y el cambio de términos hacía conceptos como grupos en situación de vulnerabilidad o niños con necesidades educativas especiales, en tiempos de postpandemia la realidad social de este grupo se agrava. El objetivo de este trabajo es visibilizar las realidades que viven estos profesores desde cada una de sus perspectivas con la finalidad de conocer cómo sacan su trabajo adelante. El método utilizado para alcanzar este objetivo fue la entrevista a profundidad con 5 profesores de educación especial de diversos centros de trabajo en el estado de Morelos. Las dificultades de esta tarea van más allá de las estrategias pedagógicas, o las adecuaciones curriculares. Las circunstancias que viven estos niños y adolescentes en muchas ocasiones son precarias y no cuentan con las herramientas básicas para la convivencia social. Los centros educativos también carecen de materiales y espacios adecuados para un proceso de aprendizaje óptimo. Los ajustes que han tenido que realizar los profesores a cargo de estos estudiantes han tenido que tomar en cuenta, las disposiciones oficiales de distanciamiento social y las nuevas normas sanitarias impuestas por la Secretaria de Salud encima de las situaciones que viven en casa cada alumno. La pérdida de trabajo de los padres de familia, la falta de contacto con los alumnos, la precariedad económica de las familias y cómo resultado su resistencia a utilizar el dinero para material didáctico. Uno de los hallazgos más importantes es que a pesar de las limitaciones y complicaciones los docentes continúan realizando su labor e incluso encuentran beneficios de la pandemia para la educación de sus alumnos. En situaciones de vulnerabilidad y exclusión social los profesores muestran resiliencia al no dejarse abatir por todas las circunstancias en su contra. Ellos continúan con su labor. La importancia de este debate se centra en las contradicciones presentes entre el discurso oficial y la realidad social en la que se ven envueltos algunos sectores de la población.
#01799 |
El cuidado en tiempos de covid-19:El caso de HOSPAS y la población con discapacidad auditiva en Bogotá
Javier Córdoba1
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Jenny Vergara
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Hernando Sáenz
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Según datos del Ministerio de Salud de Colombia existían para 2019 un total de 1,2 millones de personas que tenían algún tipo de discapacidad. Esta población representaba el 2,3% de la población colombiana, de los cuales, un 18,5% residían en la ciudad de Bogotá. Los datos sobre tipos de dificultad principal señalaban además que un 11,3% de estas personas tenía dificultades para oír, aún con aparatos especiales (Ministerio de Salud, 2020). La propagación del virus SARS-Cov-2 ha afectado de forma diferencial a las personas con discapacidad. En un informe elaborado por el Departamento Administrativo de Estadística DANE en 2020 se advertía de los retos específicos en materia de prevención de contagio entre estas poblaciones: en primer lugar de garantizar el acceso a servicios de salud, agua y saneamiento; en segundo lugar actuar frente al deterioro en las redes de apoyo ocasionados por las medidas de aislamiento que aislaban a las personas con discapacidad de los demás miembros de su familia o por la carga extra generada sobre los cuidadores y en tercer lugar ampliar la cobertura y acceso a los servicios de internet.Sobre el cuidado, los datos del DANE mostraban que, en 2018, un 34,6% de las personas con discapacidad recibían apoyo para la realización de sus actividades. Además, 41 mil hogares recibían ayudas de personas externas al hogar para el cuidado de quienes tenían algunas de estas dificultades. Al discriminar según la edad se tenía que de la población entre 0 y 5 años un 50,6% recibía apoyo permanente de una persona y cuando se hacía referencia a población entre 6 y 11 años un 36,2% se encontraba en dicha situación. Un caso específico que muestra esta situación de vulnerabilidad ha sido la experimentada por los niños y niñas que tienen algún tipo de discapacidad auditiva y se vieron forzados a transitar hacia una educación virtual y la necesidad de contar con apoyo en sus hogares para el desarrollo de sus tareas cuando sus padres también tienen algún tipo de discapacidad auditiva. En este documento se presenta la experiencia de la organización HOSPAS (Hijos oyentes y sordos de padres sordos) que surge en Bogotá en el contexto de la pandemia. Se describen algunas iniciativas y los testimonios de personas que han participado de ellas. Se busca con este documento reflexionar sobre las dificultades que enfrentan los padres sordos en la educación de sus hijos oyentes y de avanzar en una reflexión conceptual que permita abordar de forma crítica una lectura sociológica de la discapacidad y una revisión de aspectos de política pública como el Sistema Distrital del Cuidado creado por el actual gobierno de Bogotá.
#02625 |
Bregando contra Covid-19 en las oquedades de un sistema de salud en busca de un mejor futuro
Carolina Martínez Salgado1
1 - Universidad Autónoma Metropolitana (Xochimilco).
A finales de 2018 se produjo en México un importante viraje en la conducción de la vida pública que despertó grandes expectativas sobre una mejoría radical en la atención a la salud para todos y en especial para los grupos más desfavorecidos. Pero rescatar al Sistema Nacional de Salud de las distorsiones producidas por décadas de políticas que concibieron a la salud como una mercancía se enfrentaría con poderosos intereses. A poco de iniciado este proceso, el país fue alcanzado por la pandemia de Covid-19. Frente a una emergencia de semejante magnitud y gravedad, no hay país en el mundo cuyos habitantes se muestren conformes con la conducción de sus autoridades sanitarias, y México no fue la excepción. Pero ni las mas legitimas preocupaciones por el cuidado de la salud y la vida de la gente evitaron que los intereses amenazados dirigieran las más implacables críticas a las estrategias sanitarias adoptadas, que se entremezclaron con los mensajes engañosos difundidos a través de los medios masivos, sin consideración alguna por el desconcierto suscitado en la población, ni por la merma en la posibilidad de brindarle orientación suficientemente informada y eficaz. En medio de semejante mar de complejidades, confusiones e intereses encontrados, una de las responsabilidades que caben a los investigadores críticos en el campo de las ciencias de la salud es la de esforzarse por construir versiones fidedignas de lo ocurrido, en busca de aprendizajes colectivos y posibles rutas que ayuden a salir fortalecidos de tan terribles experiencias. En este trabajo se presentan algunos resultados de un estudio cualitativo orientado por ese propósito, elaborado desde la tradición conocida como Investigación Narrativa. El material analizado proviene de las observaciones, vivencias y testimonios de un pequeño grupo de estudiantes de medicina de una universidad pública mexicana que durante el primer año de la pandemia realizaban su servicio social, bajo la asesoría de la autora, en centros de salud de primer nivel de atención en una zona del sur de la Ciudad de México ancestralmente marcada por la pobreza. Esta aproximación a lo vivido en uno de los escenarios más golpeados por la pandemia enfocada a recabar algunas de las historias detrás de los números mostró los recursos personales y familiares, materiales y emocionales con los cuales los integrantes de estos grupos encararon las difíciles experiencias a las que se vieron sometidos, y la brecha que separa a las limitaciones de un sistema de salud en pleno cambio de ruta, de las necesidades de atención a la salud largamente abandonadas que la pandemia puso al descubierto. Se concluye subrayando la necesidad de recuperar los aprendizajes obtenidos para construir un mejor futuro para la sociedad mexicana y para la reconstrucción de su sistema de salud.
Introducción:
A finales de 2018 se produjo en México un importante viraje en la conducción de la vida pública que llenó de esperanzas a una porción muy amplia de la población. Después de décadas de gobiernos neoliberales, cambiar el rumbo se anunciaba como una misión de altísima complejidad. Habría que oponerse al dominio de los intereses de los grupos oligárquicos que operaron a sus anchas durante décadas. Y a poco de comenzado este proceso, el país fue alcanzado por la pandemia de Covid-19 (Browner y Leal, 2022).
Ante una emergencia sanitaria de la magnitud y gravedad de la que esta pandemia ha planteado, no hay país en el mundo cuyos habitantes se hayan sentido conformes con las medidas tomadas por sus gobiernos y -más allá de la gran aceptación con la que el gobierno hoy en funciones llegó al poder- México no fue la excepción (Galarza-Molina, 2022). Ni siquiera las mas legitimas preocupaciones por el cuidado de la salud y la vida de la población pudieron contener la proliferación de las noticias falsas, con todos sus deletéreos efectos (Hurtado, 2020, Galarza-Molina y Muñiz, 2021). Incluso las voces de los grupos opositores a un gobierno que había puesto en jaque sus intereses se hicieron oír, como era de esperar, con lo cual sus implacables críticas y cuestionamientos a las estrategias sanitarias que se fueron adoptando se entremezclaron de las maneras más confusas con el cúmulo de versiones propositivamente deformadas de las noticias falsas (Galarza-Molina, 2022). En medio de este río revuelto, ni el esfuerzo que desde un inicio emprendieron los expertos que intentaban encauzar la pandemia para sostener la comunicación cotidiana con la población (Gobierno de México, 2020), ni las gestiones para dotar al país de vacunas suficientes, ni el exitoso programa de vacunación cuyos avances se presentaban día con día, bastaron para poner coto a la cotidiana descalificación proveniente de los más diversos frentes.
Pero más allá de los aciertos y los desaciertos de las disposiciones sanitarias tomadas por las autoridades gubernamentales en el país, son innegables las evidencias de que el abismo entre estas últimas y lo que las personas experimentaron, sobre todo en el primero y más trágico año de la pandemia, fue muy profundo. En este trabajo me propongo mostrar unas cuantas piezas de dichas evidencias como una invitación para profundizar en la reflexión en torno a las rutas que convendría seguir para reconstruir las enormes oquedades de nuestro deteriorado sistema de salud, en forma tal que viniera a potenciar los enormes esfuerzos que cotidianamente despliegan los integrantes de los grupos más desfavorecidos de la población para cuidar su salud y atender sus enfermedades.
Desarrollo:
En busca de las historias detrás de los números
El estudio del que proviene lo que a continuación presento está elaborado desde una perspectiva que considera que una responsabilidad importante de los estudiosos del campo de la salud es construir las versiones más fidedignas que nos sean posibles de lo ocurrido en el océano de complejidades, confusiones e intereses encontrados que se constituyó en este inédito escenario, y esforzarnos en que nuestros análisis nos conduzcan a un aprendizaje colectivo nutrido por las muchas y difíciles enseñanzas que esta experiencia nos ha dejado.
En esa línea, compartiré aquí una pequeña porción de los resultados obtenidos en un estudio cualitativo elaborado dentro de la tradición conocida como Investigación Narrativa aplicada al campo de la salud (Clandinin et al, 2017; Martínez, 2015) con un pequeño grupo de cinco estudiantes de Medicina de una universidad pública mexicana a quienes asesoré durante el año en el que prestaron su servicio social en centros de salud de primer nivel ubicados en una región del sur de la Ciudad de México ancestralmente marcada por la pobreza. Lo que hizo muy especial a esta experiencia fue que ese último año de su formación profesional coincidió con la llegada y los primeros meses de la pandemia.
Las observaciones y testimonios a los que me referiré surgieron a lo largo de nuestros diálogos en las reuniones periódicas de asesoría -que nos vimos forzadas a efectuar a distancia- por medio de las cuales acompañé a este grupo de pasantes durante esa difícil etapa. Al término de la experiencia, cada una de ellas virtió las historias y las elaboraciones que eligió para compartir públicamente en los documentos que elaboraron para entregar a la institución como informes finales de su servicio social. De cuatro de estos documentos, firmados por sus autoras, proceden las citas textuales con las que aquí trabajo. He dejado fuera por ahora al quinto de ellos en tanto su autora llega a la culminación de su proceso.
Esta investigación ha sido una de las rutas que he seguido en mi empeño por aproximarme a las historias detrás de los números de lo que se vivió en algunos de los escenarios más desfavorecidos del país, para averiguar algo sobre los muchos recursos personales y familiares, materiales y emocionales, de los cuales pudieron valerse los integrantes de estos grupos para encarar las terribles situaciones en las que se vieron envueltos, sin demasiada posibilidad de recibir el auxilio de un sistema de salud enteramente rebasado por la avalancha de casos graves ocasionados por la pandemia. Sin embargo, hay también que recordar que las protagonistas de mi relato, estas jóvenes y valerosas futuras médicas, formaron parte de los denodados intentos del sector salud y los profesionales que ahí laboran por hacer honor al compromiso de cuidar a la gente -en este caso, desde el primer nivel de atención- en medio de la vorágine.
En consonancia con las propuestas de la Investigación Narrativa, elegí para desplegar esta presentación de resultados y su análisis el siguiente entretejido entre mi propia selección de algunos fragmentos de los testimonios de las médicas pasantes en servicio social –una elección que obedeció al criterio de que los encontré especialmente significativos para los puntos que me interesa mostrar-, con mis reflexiones basadas en la epidemiología social crítica (Martínez, 2009).
Cuatro futuras médicas ante la llegada de la asoladora pandemia
Nos relata Dulce: "Durante mi servicio social surgió otra historia que contar. Todo comenzó cuando el 31 de diciembre de 2019 el gobierno de Wuhan, China, informó sobre la aparición de nuevos casos de un síndrome respiratorio agudo nunca antes visto (...) El 28 de febrero 2020 se reportó el primer caso importado en nuestro país, y fue aquí cuando empezó algo nuevo para todos nosotros, un mundo incierto y lleno de desafíos" (Figueroa, 2021).
Menos de un mes después, el 18 de marzo, las autoridades sanitarias confirmaron la primera muerte ocurrida en México por esta nueva enfermedad. Cuando los contagios empezaron a presentarse en la Alcaldía Xochimilco, los pasantes de medicina de nuestra Universidad, recién llegados al servicio social, fueron incorporados al equipo a cargo del seguimiento de los pacientes posiblemente contagiados, con la intención de reducir la propagación de la enfermedad. Se habían publicitado algunos teléfonos tanto en la Jurisdicción Sanitaria como en el servicio denominado Locatel, a los que se invitó a llamar a quienes temían haber contraído la peligrosa enfermedad. Los pasantes fueron rápida y un poco improvisadamente capacitados para llamar a cada uno de los teléfonos registrados. En estas llamadas, luego de presentarse con un cortés saludo, explicaban su cometido, hacían la batería de preguntas de detección, registraban las respuestas en una base de datos, ofrecían orientación médica, indicaciones sobre cuidado y aislamiento domiciliario, indicaban cuando era conveniente hacer una prueba, y cuando así se requería, ayudaban a las personas en la búsqueda de hospitales públicos disponibles para el internamiento.
Como lo relata Irendi: "Jamás imaginé todas las historias que escucharía tras el altavoz en esas llamadas, algunas bastante desafortunadas, historias que te dejan sin palabras, que te hacen saber lo impotentes que podemos sentirnos ante una situación desconocida como ha sido la pandemia. Jamás olvidaré mi primera llamada. Era una joven de 19 años, estudiante, sin comorbilidades ni antecedentes de importancia, quien presentaba algunos síntomas que hacían sospechar COVID-19. Al preguntarle sobre el contacto con algún conocido con diagnóstico confirmado esperaba un "no", o tal vez un "sí, hace unos días", pero no estaba preparada para lo que escuché: Sí, mi papá falleció por COVID-19 hace 3 días. Quedé paralizada. No supe qué decirle. ¿Qué consuelo podría ofrecerle? Luego de unos segundos de silencio, solo pude decir: Lo lamento, mi intención con esta llamada es poder ofrecerte la prueba diagnóstica y darte un seguimiento vía telefónica. Amablemente respondió que sí, me dio los datos necesarios y me comunicó con su madre, quien terminó de darme la información. Yo tuve una mezcla de emociones difíciles de explicar, una sensación de impotencia tan grande al no poder hacer nada para ayudarlas, reconfortarlas, ofrecerles algún alivio. Y ese fue solo el comienzo de lo que estaba por venir" (Orbe, 2021).
En su documento, Leiza reporta: "(...) no era raro que al llamar y preguntar por las personas que aparecían registradas en nuestra plataforma, nos atendieran sus familiares, quienes solían decir: ahorita no puede atenderle la llamada. Una respuesta bastante vaga, por lo que nos correspondía seguir indagando cual era el estado actual del paciente, siempre con la precaución y tacto que requerían estos casos, ya que la mayoría de las veces se trataba de personas que habían visto complicada su evolución y en ese momento se encontraban hospitalizados. A veces me preguntaba si estos casos no se deberían a que no lográbamos identificarlos a tiempo, al retraso en su registro por parte de los pacientes, a la demora en la referencia hacia nosotros como médicos de la jurisdicción y posteriormente a los servicios de urgencias... si acaso uno o dos días pudieran haber hecho la diferencia en su pronóstico. Pero tampoco podía atormentarme con esa idea, pues mucho de lo que sucedía del otro lado de la línea COVID-19 escapaba de nuestras manos" (Medel, 2021).
A la llegada de la epidemia se esperaba, por la experiencia reportada en otros países, que las personas de mayor edad experimentarían los mayores riesgos de fallecimiento. Pero en México empezó a sorprender y a preocupar la frecuencia con la que estaban muriendo personas en edades más tempranas de lo que se había visto en otros lugares. Fue así como se empezó a poner en evidencia el peso de este irremediablemente presente componente de la vulnerabilidad de la población mexicana ante covid-19 que es la elevadísima prevalencia de padecimiento crónicos como diabetes mellitus e hipertensión arterial (Shama-Levy et al, 2021) que se dejaron crecer descontroladamente a lo largo de décadas como si se tratara del curso normal e ineludible de la evolución del perfil de daños a la salud y no, como lo muestra la epidemiología social crítica, el resultado de las formas de vida que se fueron haciendo características en nuestra sociedad (Martínez, 2009; Martínez y Leal, 2003). A esto hubo que sumar el incremento desmedido de esa condición corporal que es la obesidad, producto también de la falta de regulación, a lo largo de varias décadas, de la calidad de la oferta alimentaria. Otra situación que influyó en la ocurrencia de una mortalidad en edades más tempranas en el país fue la mayor exposición a la que se encontraban sometidas las personas en edad productiva de los grupos más desfavorecidos de la población, que no podían permitirse el confinamiento bajo pena de que sus familias se quedaran sin sustento. Así que durante esos primeros meses, la pandemia hizo verdaderos estragos en el país.
Conforme avanzaba, las dificultades para el sector salud, en todos sus niveles, crecían. Para el nivel que teníamos la oportunidad de observar, Dulce narró: "El centro de salud se vio afectado por la cantidad de pacientes que solicitaban la realización de la prueba para Sars-Cov-2. Muchos de ellos acudían desde temprano para hacer fila y poder realizársela cuanto antes. El impacto del incremento de la pandemia se fue viendo en el centro de salud. Mi área de trabajo donde hacía llamadas fue removida y convertida en lugar de toma de pruebas. Me indicaron que mi nueva tarea sería llamar [desde mi casa] a los pacientes para darles el resultado de su prueba. (...) Varios de estos pacientes a quienes les indicaba que el resultado era positivo no lo tomaban con tranquilidad, se escuchaba la desesperación por saber qué iba a pasar con ellos. Otros lo asimilaban mejor y preguntaban los pasos a seguir. Mis compañeros y yo nos informábamos como podíamos para intentar orientarlos, porque no teníamos mucho asesoramiento, sólo nos otorgaban información sobre el funcionamiento de la plataforma de la Secretaría de Salud, pero no sobre las indicaciones que teníamos que dar a los pacientes" (Figueroa, 2021).
Cada vez más, situaciones como la siguiente, tomada del relato de Leiza, se hacían cotidianas: "Un día, cuando estaba por terminar de interrogar a una paciente, llegando a la parte donde preguntaba sobre el contacto en días previos con algún caso sospechoso o confirmado para COVID-19, la conversación dio un giro de 180°. La señora que hasta el momento había contestado a mis preguntas muy puntual y tranquila, ahora se escuchaba triste cuando empezó a explicarme que semanas antes su esposo había iniciado con los síntomas y ella se dedicaba a cuidarlo, pero había progresado hasta el punto en que tuvo que ser hospitalizado. Ahora ella comenzaba con síntomas similares, pero a un grado más leve, y no podía evitar preocuparse, pues tenía la necesidad de sentirse sana y fuerte para seguir desempeñando adecuadamente su papel de cuidador primario y jefa de familia. Vivía con la incertidumbre sobre su pronóstico y el de su esposo." (Medel, 2021).
Y poco más adelante continúa: "En una ocasión similar a estas, me encontré conversando con una señora de unos 70 años que se escuchaba bastante consternada. Me había contado que estaba en espera de su cita para la prueba, pues desde hace días estuvo en contacto con su esposo con COVID-19; lamentablemente, después de luchar contra la enfermedad y con un pronóstico poco favorable por su edad y comorbilidades, el señor había fallecido unos días atrás. A esta altura de la conversación no pude evitar notar que lloraba. Este tipo de situaciones me tomaban por sorpresa, pues con el chip de autómata que a veces nos creamos para protegernos, no lograba concebir palabras de consuelo para alguien que ni siquiera tenía frente a frente (...)" (Medel, 2021).
Pero las pasantes llegaron a escuchar historias aún más terribles, como la reportada por Zamira: "Cada vez era más común que al realizar una llamada, nos informaran que alguien había perdido a alguien cercano, o que la persona que intentábamos contactar ya estaba hospitalizada o había fallecido. Una mujer me contó que su sobrino tuvo complicaciones, acudieron a varios hospitales en donde no los aceptaron por falta de espacio y cuando al fin llegaron a uno libre, él ya había fallecido. En otra ocasión, me comuniqué con una mujer que parecía ir en el transporte público. Cuando empecé a hacerle las preguntas de rutina me comentó que iba en camino al domicilio de su hija porque le habían avisado que había ocurrido un feminicidio. Me preguntó por las medidas de higiene que debía tomar al ir a reconocer el cuerpo de su hija. Son situaciones para las que nadie nos había preparado ni nadie nos había enseñado a manejar" (García, 2021).
Mucho más ocurrió y muchas conmovedoras historias más fueron contadas. Pero con las anteriores baste para sustentar la reflexión con la que quiero cerrar esta presentación.
Conclusiones:
Por si alguna duda quedara sobre los estragos que han ocasionado en la salud, en los servicios médicos y en la vida de la gente las formas de organización social y económica que prevalecieron en el país durante las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI (Martínez y Leal, 2003), esta pandemia ha venido a constatar y a subrayar la urgente necesidad de enfilar hacia nuevos y menos insalubres escenarios. Tomó décadas llegar a los niveles de afectación de nuestra corporeidad y nuestro metabolismo, para que se gestaran los problemas de salud que desde hace décadas nos enferman y nos conducen a la muerte, y para alcanzar el grado de deterioro del sistema de salud que tendría que atendernos (Martínez, 2009). Así que resulta urgente la búsqueda de otras modalidades de organización económica y social que permitan formas de vida distintas y mucho más saludables. Y en esa búsqueda, el sector salud está llamado a jugar un papel fundamental. En el frente curativo, la reconstrucción de un sistema público de salud a la altura de las necesidades que plantea el perfil de daños de la población mexicana (Martínez, 2009 y 2018). Y en el frente preventivo, imposible continuar en la postura de dejar a la población librada a su propia suerte sin intervenir para intentar al menos establecer las regulaciones necesarias para crear entornos menos insalubres y más propicios para la construcción de la salud. Porque como reflexionó en su momento el propio subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud (quien tuvo a su cargo la vocería gubernamental a lo largo de la pandemia), según lo consignó una reportera especializada en temas de salud en un diario nacional (Cruz, 2020): "La evaluación de la mortalidad por covid-19 debe considerar, además de los números, la historia nacional de 40 años de un grave deterioro de las condiciones de vida para la mayoría de la población, la concentración de la riqueza, desigualdad social y un perfil de malas condiciones de salud causadas por el consumo de productos ultraprocesados con altos niveles de azúcar, sal y grasas (...). También influyen las diferencias en el acceso a servicios de salud en zonas urbanas y rurales, así como las condiciones de pobreza en que vive la mitad de la población. (...) Hay una barrera de acceso, como resultado de 40 años de construcción de la desigualdad, y no es descabellado recordar que en ese deterioro de los servicios de salud estaba muy presente la corrupción."
Por todo ello, necesitamos atrevernos a desear para nosotros y para nuestros descendientes una sociedad más justa y propicia para la salud, y empeñarnos en trabajar con perseverancia el tiempo que sea necesario para llegar a construirla.
Bibliografía:
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Martínez, C. (2009). El perfil de daños a la salud de la población mexicana. Reflexiones a partir de tres décadas de observación. En: Chapela, C. y Mosqueda, A. (coords.). De la clínica a lo social, luces y sombras a 35 años (pp. 79-102). México: Departamento de Atención a la Salud, UAM-X.
Martínez, C. y Leal, G. (2003). Epidemiological transition: model or illusion? A look at the problem of health in Mexico. Social Science & Medicine, 3(57):539-550.
Medel Velázquez, L. (2021) Xochimilco en tiempos de pandemia: testimonios y reflexiones de una pasante de Medicina. Informe final del servicio social. México: División de Ciencias Biológicas y de la Salud, Universidad Autónoma Metropolitana (Xochimilco).
Orbe Santos, I. (2021) Covid-19, detrás de las cámaras. Relato de un MPSS. Informe final del servicio social. México: División de Ciencias Biológicas y de la Salud, Universidad Autónoma Metropolitana (Xochimilco).
Shamah-Levy, T., Romero-Martínez, M., Barrientos-Gutiérrez, T., Cuevas-Nasu, L., Bautista-Arredondo, S., Colchero, MA., Gaona-Pineda, EB., Lazcano-Ponce, E., Martínez-Barnetche, J., Alpuche-Arana, C., Rivera-Dommarco, J. (2021). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2020 sobre Covid-19. Resultados nacionales. Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública.
Palabras clave:
Investigación Narrativa, Pandemia de covid-19, Xochimilco.
#03051 |
Relación entre el funcionamiento familiar y estrés percibido en estudiantes universitarios que enfrentan la cuarentena por COVID-19
Bernardo Castiblanco Torres1
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Mónica Andrea Garzón Gutierrez
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La pandemia mundial del COVID-19 ha traído consigo consecuencias en diferentes escenarios de la sociedad, generando cambios en la dinámica familiar y en los individuos que la conforman. El objetivo del presente estudio es analizar la relación entre el funcionamiento familiar y estrés percibido en estudiantes universitarios que enfrentan la cuarentena por COVID-19. Para tal efecto, se adelantó un estudio cuantitativo, no experimental, transeccional y de alcance descriptivo y correlacional basado en un paradigma empírico analítico. Participaron 50 estudiantes con edad promedio de 23 años. Tras aceptar participar en el estudio se evaluó la funcionalidad familiar a través del cuestionario APGAR-familiar y la escala de estrés percibido (EEP-10). Los hallazgos muestran una relación inversamente proporcional entre las variables en estudio (r=-0,468), lo que sugiere que a menor nivel de funcionalidad familiar mayor es el nivel de estrés percibido por los participantes, adicionalmente se encontró una relación estadísticamente significativa entre la edad y el nivel de estrés (r=-0,300) y el funcionamiento familiar (r=0,437). Este estudio señala la importancia de realizar intervenciones centradas en el núcleo familiar que podrían representar un factor protector para la reducción del estrés en estudiantes universitarios.
#04281 |
La ética del cuidado como política publica en las experiencias de seis pacientes que superaron el covid en diferentes etapas de la pandemia en Temuco, Chile
El estudio presentado busca explorar, describir, comparar y analizar las experiencia en Pandemia del Covid-19 en relatos de personas que enfermaron durante esta pandemia. Se indagó en la apreciación sobre el bienestar general y en el bienestar psicosocial en el marco de la atención de salud en el momento de enfermar y en el posterior seguimiento de su recuperación de acuerdo a las prácticas de cuidado del sistema de salud. en base a esta premisa surge la pregunta de investigación que se busca conocer cómo las personas entrevistadas percibieron una posible progresión de políticas de salud pública que, en un principio, surgen de la emergencia para posteriormente desarrollar acciones integrales a mediano y largo plazo en las acciones de cuidado con ellos.El sustento teórico para el análisis de esta investigación se centra en la ética del cuidado que de acuerdo a lo que expresa Gilligan(2013) esta “nos guía para actuar con cuidado en el mundo humano y recalca el precio que supone la falta de cuidado: no prestar atención, no escuchar, estar ausente en vez de presente, no responder con integridad y respeto”.El objetivo de este proyecto es analizar las consecuencias sociales, sanitarias y psicológicas de la pandemia de COVID-19 en el seguimiento de una cohorte de personas mayores en Chile, con especial énfasis en las personas que viven solas, en comparación, con las que viven acompañadas. Se medirán síntomas depresivos y de ansiedad, percepción de soledad e aislamiento social, autoeficacia y resiliencia,El proceso se realizó mediante seis entrevistas en profundidad, durante el mes de marzo de 2022 en la ciudad de Temuco en el país de Chile a personas contagiadas de Sars cov-2 en diferentes etapas de la pandemia. Para la selección de los y las entrevistadas se tomo como criterio el haber tenido la enfermedad en alguna de las olas de contagio en nuestro país. Por tanto, se contactó a dos personas que se contagiaron en la primera ola, en la que predominada la variante Alfa, desde marzo 2020 a fines de julio de ese mismo año. Luego, se entrevistaron a otras dos personas en la segunda ola, es decir, desde enero 2021 hasta fines de junio 2021 en donde predominaban las variantes Gamma y luego la Delta. Para finalmente tomar dos casos más de personas que vivieron la enfermedad en la cuarta ola desde mediados de enero 2022 hasta fines de abril donde la variante dominante era Ómicron. Los resultados preliminares establecen una relación entre el temor y las condiciones de abandono por parte del Estado al ausentarse en el cuidado. También, se expresa una percepción del Estado como garante de derechos, pero no de los cuidados, lo que en parte, imposibilita la superación del trauma.
13:00 - 15:00
GT_18- Salud, Seguridad Social y Personas con Discapacidad
Cambios a partir de la pandemia SARS CoV-2
#00148 |
La comunicación de riesgo en el contextos de la pandemia COVID-19 en Chile
Hoy en día el interés por el riesgo que significa la pandemia COVID-19 (SARS-CoV 2) declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2020 acrecentó la percepción de riesgo en la población de su condición de salud, especialmente en Chile. Asimismo, la semántica del riesgo se movió en un escenario como “malestar en la cultura de nuestro tiempo” (García, 2008; 34) ya que encarnó los simbolismos e identidades fundamentales de construcción social sobre los riesgos y cómo estos se gestionaron en función de los mismos. En la actualidad, la preocupación sobre los posibles riesgos en salud no siempre se acompaña de una comprensión de las características del riesgo y de las formas de prevenirlo o minimizarlo, por lo que acá la comunicación juega un papel fundamental en la transmisión de la información a la población, pues es necesario distinguir entre informar y comunicar; en especial porque son conceptos que frecuentemente se consideran como sinónimos, pero sin embargo tienen diferencias, pues informar se referirá al acto de emitir datos a través de algún medio en el que la información fluye en un solo sentido (del emisor al receptor) y la información supondrá la existencia de un receptor, lo cual hace incierta la recepción de los mismos. Ante lo cual, se planteó el supuesto que en Chile la relación a la comunicación de riesgos en el contexto de la pandemia covid-19 fue desde un inicio infectivo e ineficaz, por tanto, el objetivo del trabajo fue describir el o los modelos de comunicación de riesgo implementados por los organismos públicos (MINSAL) ante la pandemia; para ello se realizó un análisis documental teórico de la comunicación de riesgos. Uno de los principales hallazgos fue que asociado a las implicancias sociales, culturales y políticas que significa hoy en día estar en una situación de pandemia, la población tuvo que desarrollar una mayor conciencia de los riesgos en la cotidianidad, y no tan solo los adultos sino que ha afectado de niños y niñas desde la primera infancia. Y todos estos procesos vividos en la modificación de los comportamientos, la incorporación de nuevos conceptos en el lenguaje de la población, la dinámicas de medios y formas de difusión de la información, la percepción de riesgo que tiene la población hoy en día sobre su propia salud y la salud pública en general se asocian fundamentalmente a la gestión de la información de riesgo, fenómenos vinculados al surgimiento de nuevos paradigmas y nuevas formas de configuración de lo social en relación a los temas de la salud del cuidado y autocuidado y su influencia o impacto en la vida cotidiana de las personas en Chile y el mundo a través del lenguaje.
#00331 |
Agenda sanitaria global y pandemia de COVID 19 en el Perú: Geopolítica, desigualdad y fragmentación
La presente ponencia se orienta a explorar la influencia de la geopolítica manifestada por la agenda sanitaria global en las dinámicas, acciones y resultados obtenidos por el sistema de salud peruano frente a la pandemia de COVID-19. Para ello, se realizó una revisión de fuentes secundarias y datos estadísticos, teniendo en cuenta la historicidad de la agenda sanitaria global y los últimos acontecimientos de la pandemia en el país. De acuerdo a lo observado, esta influencia se dio a través de dos procesos: (a) la comprensión de la salud siguiendo el modelo biomédico hegemónico y (b) la mercantilización de la salud y la vida, ambas vinculadas con políticas y agendas promovidas desde gobiernos, empresas y organizaciones del Norte Global. Con respecto al primer proceso, la pandemia fue abordada desde una perspectiva individualista y biologicista que no tomó en cuenta los contextos sociales de distintos grupos poblacionales. Esto implicó mayor padecimiento para los sectores más vulnerables e históricamente marginados, acentuando las desigualdades sociales ya existentes. Por otro lado, el segundo proceso se relaciona con las bajas regulaciones estatales para el mercado y el poder del mismo, lo cual también acrecentó las brechas socioeconómicas entre quienes pudieron hacer frente a la pandemia y quienes no. En este sentido, este trabajo argumenta que determinados actores de la geopolítica mundial tuvieron y siguen teniendo un impacto directo en el sistema de salud peruano, y, por consiguiente, en las implicancias que tuvo la pandemia para la población peruana.
#00386 |
"Reflexión crítica sobre las causas y consecuencias sociales y políticas del COVID-19"
ResumenEn la presente reflexión, se interpreta que la pandemia de COVID-19 es el resultado de un gran laboratorio social y político, el cual ha involucrado el conjunto de la humanidad, el cual emerge en el contexto de una guerra comercial iniciada por Estados Unidos contra China, que hasta el momento se ha expresado mediante sanciones económicas y acusaciones por ambas partes, pero donde el fondo de la confrontación, tiene que ver con el interés por el poder y la hegemonía política en el mundo. Dicha pandemia, llevó a niveles críticos a los sistemas de salud, tanto en los países desarrollados como no desarrollados, al respecto, quedó evidenciado que los países con sólidas políticas sociales, en materia de salud, fueron los que mejor administraron los efectos del virus. Relacionado con este asunto, llamó la atención las ambigüedades y contradicciones que se dieron en las orientaciones que llegó ofrecer el principal organismo especializado en el mundo, en el campo de la salud, como lo es la OMS. Estas contradicciones se hicieron más explícitas, entre los especialistas en el campo de salud; ya que se establecieron dos bloques, los que eran partidarios de esperar que los afectados llegaran a los hospitales para atenderles, mientras el otro bloque, argumentaba la necesidad de aplicar las medidas preventivas para evitar que los pacientes llegaran a los hospitales; estas diferencias también se van a reflejar entre los pro vacunas y anti vacunas.La actual pandemia sorprendió a la mayor parte de los gobernantes y a los gobernados, donde los medios de comunicación social, se encargaron de crear un ambiente de pánico social, donde las medidas para contrarrestar el avance del virus, eran similar de un país a otro, como son: el confinamiento, restricción en la movilización, distanciamiento social, uso de la mascarilla, el trabajo en casa, entre otras. Como resultado de ese gran laboratorio, grandes empresas y bancos se han beneficiado, las deudas de los países se han incrementado, la corrupción no se ha detenido, las economías han sido severamente golpeadas, hay más desempleo, subempleos, pobreza y miseria; la educación se ha retrotraído y la tendencia hacia el envejecimiento de la población mundial, debe de direccionarse, ya que la mayor cantidad de muertos son adultos mayores y en particular varones, que pertenecían a la clase trabajadora y profesional, lo que indica que se trata de un virus clasista y selectivo. Otro gran resultado de este laboratorio mundial, es que quienes les interesa mantener el actual orden mundial, disponen de nuevos medios para intentar desmovilizar a la población, siendo ésta una de los principales medios de lucha de la clase trabajadora y explotada en el mundo.
#00940 |
LA DESINFORMACIÓN Y SU IMPACTO EN LA SALUD PÚBLICA DURANTE LA PANDEMIA DE LA COVID-19
Internet se ha constituido como una fuente de información de primer alcance, donde las personas obtienen información sobre las distintas enfermedades, incluyendo sus causas, consecuencias, formas de contagio, síntomas, medidas de prevención e incluso algunos pacientes buscan información sobre su diagnóstico y tratamiento; pero paralelamente esta capacidad de ofrecer a las personas grandes cantidades de información, ha reducido los mecanismos para identificar la información: falsa, errónea, sin sustento científico y por supuesto, sin el respaldo del personal especializado de la salud, poniendo en riesgo la salud pública.
En este sentido la pandemia de la COVID-19 no fue la excepción, debido a la naturaleza desconocida de la enfermedad a inicios de 2020, su rápida propagación, y alta gravedad; impulsó una demanda de información por parte de la sociedad; qué, ansiosa de obtener una respuesta a las múltiples dudas sobre el nuevo padecimiento, buscaba en cualquier fuente una revelación para comprender el fenómeno ante las segregaciones de información prevalecientes por parte de las instituciones de salud.Lo que derivó en un precipitado crecimiento de información: hipotética, falsa y real, que incitó a la ansiedad y confusión entre la población ya que discernir entre contenido fidedigno o engañoso resultó una tarea compleja, que perjudicó la confianza en la ciencia médica, así como en la atención y prevención de la salud pública, en este trabajo se analizan diversas desinformaciones que se presentaron durante los dos primeros años de pandemia, así como argumentar, que la desinformación es un desorden de la información que se origina y retroalimenta en la incorporación humana, y es en esa relación donde ubicamos la dimensión del problema, y si gran parte de los desórdenes informativos podemos localizarlos en Internet y sobre todo en las redes sociales, ya sea en forma de noticias falsas, propagandas, teorías conspirativas, rumores, o publicidad; no es sólo la cantidad de ellas lo que produce conductas desviadas que obstruyen la posibilidad de prevenir la enfermedad, y atender y apoyar en el mantenimiento de la salud pública; sino, la manera en que los receptores le dan significado a la desinformación y la eficacia simbólica con la que están cargados los discursos que se desarrolla la concepción de enfermedad y salud sobre todo en su relación con la pandemia de COVID-19.
Introducción:
La pandemia de la Covid_19 ha desatado una gran crisis sanitaria, con una expansión social que fue reforzada por una crisis de sentido, donde la desinformación formo parte de la manera en que los individuos construyeron sentidos y valores con los que se formaron una idea de salud y de enfermedad, e incidieron en la salud pública Por lo que en este trabajo se analizan las condiciones históricas en las que se desarrolló la pandemia por la COVID-19, se vincula con la información difundida, en la cual las noticias falsas y la posverdad crearon significados variados debido a la eficacia simbólica de sus contenidos los cuales impactaron en las decisiones del colectivo en la salud.
Desarrollo:
COVID-19 Y SU INCIDENCIA EN LA SALUD PÚBLICA
El 19 de diciembre de 2019, en la Comisión Municipal de Wuhan, provincia de Hubei China, se ha seguido a un conglomerado de 27 casos de neumonía atípica, de etiología desconocida, que presentaron sintomatología desde el 8 de diciembre, ¿la causa? un nuevo patógeno desconocido, que puede ser un nuevo brote de SAR, una infección respiratoria de alta gravedad y propagación que afectó a más de ocho mil personas en 2003.
Con esta información preliminar, el 31 de diciembre de 2019, ocurrió un hecho insólito que sacudió a la salud pública de todo el mundo. A la Organización Mundial de la Salud (OMS) le fue notificado por primera vez la existencia de un nuevo coronavirus denominado SARS COV-2 por su parecido con el SAR CoV [1] (OMS, 2020a). Por lo que la OMS, la necesidad de generar conocimiento al respecto, centrándose en dos cuestiones generales, ¿en qué medida afecta las personas? y ¿en dónde sucedió?
En cuestión de días el brote crece entre la población y los médicos, confirman su alta transmisibilidad, lo que supone una alerta para la salud de la población general. Para el 14 de enero del 2020 se confirmó oficialmente un caso de SARS COV-2 en Tailandia: el primero fuera de su lugar de origen.
Ante estos sucesos, el 23 de enero de 2020, China cierra el tránsito a la ciudad de Wuhan, con la intención de encontrar cada caso, aislarlo y detener la cadena de transmisión, poniendo en cuarentena a toda la ciudad y zonas aledañas. Sin embargo, el tránsito de personas en días anteriores ya ha iniciado el proceso de multiplicación de contagios en el resto del mundo, por lo que diversos países implementarán el cierre de fronteras terrestres y aéreas (OMS, 2020a).
Para finales de febrero tanto en China como en el mundo “todavía no se conoce el origen del virus, aunque se atribuye al pangolín, un mamífero usado como alimento” (Maguiña, Gastelo y Tequen, 2020), que aparentemente fue consumido en el mercado mayorista de mariscos de Huanan, en Wuhan, pero no se tiene una evidencia que constate que esta sea la causa de la enfermedad.
A su vez los conocimientos que se tienen del virus consisten en que la infección tiende a dañar el aparato respiratorio, provocando una respuesta inmune de tipo inflamatorio con incremento de citoquinas[2], que agrava al paciente y causa daño multiorgánico, y se transmite de persona a persona a través de tos, secreciones respiratorias y por contactos con superficies contaminadas que son llevadas por las manos a la mucosa, boca, nariz u ojos (Hung, 2013, p. 375).
Durante el mes de marzo Europa es el epicentro de la enfermedad; Italia y España resultaron las naciones más afectadas a nivel mundial, donde los contagios se incrementaban, la ocupación sanitaria era total e incluso rebasada y las defunciones constantes. Con este escenario replicándose en diversas partes del mundo, el 3 de marzo de 2020 la OMS informó, sobre la escasez en los suministros sanitarios para la protección del personal médico en los hospitales como: mascarillas médicas, respiradores, guantes de seguridad, pantallas faciales, batas y delantales, la cual ha sido motivada por un aumento en su demanda, e impulsada por el acaparamiento y compras de pánico (OMS, 2020b).
Esto trajo como resultado que, para el día 11 de marzo, la OMS declarará a la enfermedad como una emergencia de salud mundial, “una pandemia” causada por la infección del nuevo coronavirus (OMS, 2020a). Debido a su facilidad de transmisión, y al desconocimiento de portadores asintomáticos se presenta un aislamiento social tardío en todas las naciones.
Debido al constante aumento de los contagios en los cuatro continentes se recurre al llamado de permanecer en casa, así como a la suspensión de actividades económicas no prioritarias. Esto da un golpe a la economía global, y el 16 de marzo de 2020, los mercados bursátiles del mundo sufrieron desplomes en todas sus bolsas durante la apertura, debido al pánico generalizado por la COVID-19. Ante este desplome generalizado y sobre todo en los precios del petróleo, se suspenden transacciones a sólo 15 minutos de haber iniciado. Los vuelos que aún operaban serían cancelados en pocos días, por lo que varios países hicieron un llamado a sus nacionales para regresar cuanto antes, ya que no podrían garantizar su retorno posterior. Por ejemplo: Estados Unidos suspende por treinta días todos los vuelos hacia y desde Europa, Guatemala cerró sus fronteras a los europeos, Colombia, España, Francia, Italia, Argentina y Perú dispusieron aislamiento a viajeros procedentes de China; Líbano prohibió el ingreso a ciudadanos de España, Alemania, Egipto, Francia, Irak, Reino Unido y Siria y dio cuatro días a sus connacionales para regresar (La jornada, 2020 marzo 12).
A su vez, la OMS (2021), informó que la enfermedad podía ser transmitida por portadores asintomáticos e hizo un llamado a las naciones, empresas e investigadores para la búsqueda urgente de una cura o vacuna que pudiera desacelerarla y aunque se conoce que algunos síntomas incluyen fiebres superiores a los 38 grados centígrados, tos seca, dolor muscular, dificultad de respiración, y que las causas de muerte incluyen colapso respiratorio, o falla múltiple de órganos, no se cuenta con una cura.
Por lo que se hace necesario prevenir la transmisión para salvar vidas y hacer modificaciones generalizadas de conducta, como el uso de cubrebocas, evitar multitudes con un gran número de personas, y mantener las cosas limpias, utilizando alcohol, cloro, agua y jabón para eliminar virus en las superficies.
Durante los siguientes meses se realizaron una serie de ensayos clínicos para obtener algunos medicamentos, seguros y eficientes; así como los primeros intentos por obtener una vacuna. Sucedió que a los 11 días del doceavo mes de 2020 la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) emitió su autorización para el uso de la vacuna contra el COVID-19, del laboratorio Pfizer – BioNTech, para ser aplicada en personas mayores a los 16 años; esta será la primera vacuna aprobada por la OMS de las seis aprobadas el año siguiente.
Pero para la salud pública no todo eran buenas noticias, mientras se producían avances en la vacunación ocurrió, que de manera paralela, Reino Unido, Sudáfrica, Brasil e India notificaran la existencia de cepas variantes del SARS-CoV-2, Alpha, Beta, Gamma y Delta, respectivamente, y en noviembre de 2021 se registra la variante Omicron con presencia en varios países (OMS, 2021b). Dichas cepas se clasifican como variantes de interés (VOI), ya que representan cambios en la epidemiología de la COVID-19, en la trasmisibilidad, clínica, o en la disminución de las medidas sociales y de salud pública. Hasta el 3 de diciembre de 2021, en el mundo se registran 264 millones 892 mil 562 casos de Covid-19 (Johns Hopkins University Medicine, 3 de diciembre de 2021), y México ha acumulado 3 millones 897 mil 452 casos confirmados (Gobierno de México, 2021).
LA DESINFORMACIÓN Y SU INCIDENCIA EN LA SALUD PUBLICA
En la Declaración de Yakarta sobre la Promoción de la Salud en el Siglo XXI (1997), se especifican las prioridades para el cuidado de la salud pública; una de ellas cosiste en promover la responsabilidad social por la salud, es decir atender y disminuir aquellas situaciones perjudican la salud entendida esta “como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”(OMS, 2021c), y aunque la desinformación no ha sido mencionada, en la actualidad representa un reto para el mantenimiento de la salud, sobre todo para manejo de enfermedades infecciosas como: la COVID-19 en las que se requiere llevar a cabo estrategias de cooperación colectiva en la búsqueda de intereses y valores comunes.
La desinformación tiene efectos adversos en la salud pública, como, por ejemplo; la emitida por grupos antivacunas que contribuyen con la reducción de las tasas de vacunación y aumento de enfermedades, fomentar la desconfianza en las instituciones de salud, e interferir en la capacidad de toma de decisiones meditadas que ponen en riesgo la salud entre otras (Espinoza y Masuelos, 2020) que nos afectan colectivamente.
Dicha desinformación se hizo evidente, sobre todo durante los tres primeros meses de la pandemia, e incluso en el mes de abril de 2020, la OMS hizo patente que nos encontrábamos ante una infodemia. Al respecto Sylvie Briand, directora de Gestión de Riesgos Infecciosos del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS y artífice de la estrategia de la OMS para contrarrestar el riesgo de la infodemia, dijo “Sabemos que cada brote irá acompañado de una especie de tsunami de información, pero también dentro de esta información siempre hay desinformación, rumores, etc.[…] Lo que está en juego durante un brote es asegurarse de que las personas hagan lo correcto para controlar la enfermedad o para mitigar su impacto” (Zaracostas, 2020).
En este sentido se hace necesario comprender el impacto de la desinformación y lo que la sociedad hace con ella, y aunque, ésta no es la primera infodemia que existe en el mundo sí podemos afirmar, que no tiene precedentes, por dos aspectos; el primero, antes del internet y de sus múltiples plataformas no existía una herramienta con tal velocidad, alcance, y distribución de información que permitiera una completa interacción entre prácticas comunicativas, sociales, y de infraestructura tecnológica; y en segundo lugar; porque tampoco contábamos con un instrumento con la capacidad para producir contenidos de fácil acceso y uso colectivo dentro de un instantáneo y masivo sistema de comunicación en red (Del Fresno y Manfredi, 2018)
Las noticias falsas no son un fenómeno aislado de la realidad social, ni mucho menos una externalidad de la tecnología, el problema de las noticias falsas y de la posverdad órbita en la incorporación social que se hace de una tecnología y sus contenidos, y la significación que los sujetos hacen de ellos. Porque ante un proceso de infodemia, los individuos creen respetar los patrones de conducta colectivos, aunque contradigan la conducta esperada.
Por lo que sus acciones son producto de la negociación individual con las estructuras extra individuales que rigen a la sociedad (Alexander, 2008: 18); en este caso todo el contenido mediático falso, incompleto o sin fundamento con el que interactúa la sociedad retrasando el orden social que se intenta generar, en este caso la salud.
La palabra desinformación no sólo refiere a un estado de ignorancia sobre un tema determinado o carente de información, por el contrario, apunta a una acción dirigida a construir informaciones engañosas, inexactas, erróneas o deliberadamente falsas con la intención de confundir al receptor.
Podemos decir que la desinformación hace referencia a dos acciones; uno el error y dos la mentira; la primera explica que la desinformación es producto de una omisión, error o engaño, que probablemente no tiene el propósito de producir un daño y puede ser entendida como el desconocimiento de un tema o ignorancia (Estrada, Alfaro y Saavedra, 2020). La segunda acción por su parte implica la difusión de información incompleta, inexacta, engañosa o completamente falsa donde los creadores de este tipo de contenido tienen un objetivo claro; el mentir, deliberada o intencionalmente sobre la verdad (Vázquez, 2020).
Estas dos acciones, corrompen el proceso de recogida y representación de los hechos, como la existencia de una amplia posibilidad de proposiciones entre lo verdadero y lo falso para generar duda, temor, o controversia, sesgando la percepción del objetivo e incidiendo en el comportamiento de las personas (Del fresno, 2019, p.3)
Fallis (2014) considera que la desinformación tiene tres características fundamentales: primera, toda narrativa depende del análisis del contenido semántico o análisis representacional que se adopte, es decir, puede ser falsa o verdadera, pero en ambos casos, es información; la segunda, es qué es engañosa o confusa porque fomenta falsas creencias y tercera, es intencional, porque su fin es simplemente el de engañar e induce al error, al miedo o el prejuicio y por lo tanto queda en el receptor su interpretación.
Prueba de ello es El Estudio infodemiológico sobre Covid-19 epidemia e infodemia realizado en China (Hu et al, 2020), que permitió observar el crecimiento exponencial de la mala nomenclatura del nuevo virus durante el momento de su aparición, analizando diversos documentos tanto científicos como noticiosos, el estudio demostró que tan solo la mala nomenclatura provocó un estado de desinformación en el mundo que creció de manera exponencial. En dicho estudio se realizó un análisis cienciometrico de las incidencias de consulta de las palabras clave que se usaban para obtener información en Internet sobre el COVID-19, en Google y en las bases de datos WoS y PubMed, y se percataron que en 58 países incluidos México, en el que se promovía una estigmatización negativa y progresiva contra la población China; con la reproducción de frases como “nombran a China como una de las principales amenazas”, “China es el verdadero enfermo de Asia”, o como: “el origen no natural del coronavirus COVID-19 fabricado en China”, las cuales incitaban a provocar el miedo, el prejuicio, el disgusto, la xenofobia y el pánico para la nueva enfermedad contaminando así el sistema mediático con este tipo de desinformación, incluyendo el factor emocional.
En este sentido la desinformación engloba dos procesos por la forma en cómo se construyen: a) la posverdad (post-truth) y b) las noticias falsas (Fake News).
Posverdad (post-truth, en inglés) no es un sinónimo de mentira, pero es una relativización de la verdad; debido a que la posverdad se vale de la subjetividad y del discurso emotivo por encima de los hechos o la razón, y se hace presente cuando la gente prefiere hacer caso a sus creencias y emociones en lugar de la verdad objetiva, lo que ocasiona que las personas acepten la información como verdadera.
La posverdad, permite “la acción de introducir elementos sentimentales, emotivos y creencias aceptadas por la sociedad para dotar a los mensajes de una fuerza arrasadora” (Zarzalejos, 2017, p. 12).Si bien la manipulación basada en creencias o sentimientos no es una mentira en sí misma, se puede entender como tal, ya que no contiene argumentos objetivos ni hechos verídicos que sean contrastados con la realidad y se construye bajo la idea de hacer creer que una cosa que existe, no existe y que lo que no existe, existe. Por tanto, cae en la categoría de desinformación y de mensajes falsos (Estrada, Alfaro y Saavedra, 2018).
Noticias Falsas
De manera general las noticias falsas se definen como la difusión deliberada de información engañosa a través de medios sociales (Tinoco, Oliveira, Luiz y Paes, 2020). El término fake news no tiene una connotación única, algunos la utilizan como un medio de atracción de tipo propagandística o alarmista; otros la usan para referirse a reportajes falsos o sensacionalistas o simplemente como una forma para expresar una inconformidad mermado la confianza de la sociedad en la información periodística.
Por ejemplo en el estudio “Las noticias falsas y su incidencia en la credibilidad del periodismo salvadoreño” (Coreas de Mendoza et al., 2019), se explica que los periodistas en el Salvador carecen de fiabilidad, debido a que la desinformación ha llegado a sobrepasar los límites de la divulgación de los periodistas, en razón de que la sociedad prefiere informarse con el contenido que prolifera en las redes sociales y deja de lado la información que los medios tradicionales como el periódico, la televisión o la radio proporcionan. Esto, a su vez, genera un espacio de superabundancia informativa descentralizada, ya que la producción de información está a cargo de cualquier individuo y no de una organización, lo que afecta de forma importante la elaboración de información fidedigna; pues las noticias creadas por periodistas profesionales conviven con las producidas por cualquier usuario que unido al anonimato que permiten las plataformas digitales, generan un caldo de cultivo idóneo para la proliferación de noticias falsas (Van-Dijck, 2009; Flichy, 2010; Magallón, 2019).
LA EFICACIA SIMBÓLICA EN LA DESINFORMACIÓN
Ya sea en forma de posverdad o bien como noticias falsas, la desinformación ha significado un riesgo para la salud, por ejemplo: Facebook detectó durante el segundo trimestre de 2020, siete millones de publicaciones que contenían información falsa sobre la COVID-19, en la que se promovían curas y medidas preventivas falsas (Forbes, 2020 agosto 11) y muchas de ellas trajeron consecuencias en la población. Durante marzo de 2020, más de 2 mil 100 iraníes fueron envenenados por ingestión oral de metanol, los intoxicados dijeron que los mensajes de las redes sociales sugerían que beber alcohol podía prevenir la infección por Covid-19, bajo esta falsa información casi 900 pacientes ingresaron a la unidad de cuidados intensivos y 296 fallecieron. (Tinoco, Oliveira, Luiz y Paes, 2020).
Situación similar ocurría en Bolivia, dónde, pese a las consecuencias ocurridas en Irán por información engañosa, durante el mes de julio, afuera de las farmacias de la localidad de Cochabamba, los bolivianos hacían filas para comprar dióxido de cloro[4], promocionado en las redes sociales como tratamiento alternativo para evitar el contagio de la COVID-19. Como consecuencia el Ministerio de Salud Boliviano reportó un gran número de intoxicaciones relacionadas con mensajes que circulaban en las redes sociales, cuya idea consistía en que al rociar o beber cloro o alcohol, este eliminaba el coronavirus. (Trigo, Kurmanaev y León, 24 de julio de 2020).
Con lo anterior podemos decir que la desinformación contiene una eficacia simbólica que le permite ser considerada como verdadera. De acuerdo con Levi Strauss (1997), la eficacia simbólica es la capacidad que poseen ciertos acontecimientos que surgen en un contexto psicológico, histórico y social apropiado, de inducir una cristalización afectiva que tiene lugar en el molde de una estructura preexistente. Bajo esta lógica “nuestro acceso al mundo (interior y exterior) se realiza en forma indirecta, es decir a través de representaciones, sean éstas símbolos (imágenes) o signos (palabras), las cuales ordenan y dan coherencia a lo percibido en un proceso que intenta disipar la real incertidumbre del mundo que nos rodea.
Así, por ejemplo, la definición de lo real permite un tipo de desinformación, en la que el derecho de ofrecer alternativas ante un hecho desconocido o con poca información, se convierte en una variación de la eficacia simbólica, porque supone una construcción y deconstrucción constante entre el subconsciente y el inconsciente; que aprovechan las teorías conspirativas y los rumores, pues estos surgen como resultado de la necesidad de encontrar explicaciones a una pregunta sin respuesta (Brotherton,2015).
En este sentido, la relación entre el subconsciente y el inconsciente es primordial para entender la aceptación de los rumores y teorías conspirativas, pues en el subconsciente los individuos contienen todo un léxico social a modo de recuerdos que conservan en la memoria, pero no están siempre disponibles; y el inconsciente, siempre tan vacío, es capaz de imponer leyes estructurales a elementos inarticulados que vienen de otra parte (Strauus, 1997).
Dicho en otras palabras, las teorías conspirativas tienen una eficacia simbólica porque el subconsciente es el receptáculo de recuerdos y de imágenes coleccionados en el transcurso de la vida, convirtiéndose en un aspecto de la memoria; que puede permanecer siempre guardado en el fondo de ella, pero resurgirá y tomará forma cuando el inconsciente lo organice según sus leyes, en un discurso lógico que le permita adquirir significación para nosotros y para los demás.
Así, las teorías conspirativas sobre los orígenes de la COVID-19, las vacunas o posibles curas que abundan en los canales de videos y páginas de Internet se ostentan como reales gracias a que mantienen una eficacia simbólica donde conservan una coherencia en la idea que presentan con las ideas previas de los individuos, de manera que este encaje permite su aceptación o cuando menos abre la puerta a la duda (Vega-Dienstmaier, 2020).
Es pertinente agregar que “para que la eficacia simbólica pueda concretarse el símbolo tiene que operar dentro de un sistema de referencia que lo sustente, es decir dentro de un colectivo que crea y tenga fe en él” (Musso, Enz y Werbin), y uno de los elementos con los que se ha constituido el conocimiento es a través de la ciencia, y el lenguaje científico, que representan lo objetivo, verdadero, correcto e indudable, convirtiéndose en un elemento de inducción a la creencia de, qué todo aquello que sea referido a través del lenguaje científico debe ser real, aunque esté manipulado y no sea del todo verdadero.
En muchos casos el uso del lenguaje científico por parte del ámbito corporativo se ha caracterizado, por ser sesgado, haciendo énfasis en ciertos puntos sin mencionar otros que impedirían la compra o aceptación de un producto. Generalmente busca realzar aquellas partes que “la ciencia le permite asociar con determinado lenguaje científico, el objetivo es, simplemente, el de otorgarles una apariencia científica” (Medina, Sobías y Ballano, 2007, p. 88).
Este tipo de desinformación tiene a generar una apropiación en el individuo al considerar su eficacia simbólica, ya que esta nos remite al sistema de creencias que las personas tienen en la ciencia y en consecuencia sobre las que realiza acciones en la realidad.
Por lo que la carga simbólica, del lenguaje científico que utiliza una información falsa, le permite al discurso constituirse en realidad para los sujetos que acceden a ella, pues el lenguaje científico tiene un factor inductivo de objetividad que permite la creencia, hacia que su uso significa objetividad y por tanto de verdad.
Otra forma en la que se presenta consiste en poner en duda a la misma ciencia, cuestionando las evidencias científicas o entrando en pseudo debates con los avances científicos que van contra sus intereses, distribuyendo sus ideas en los medios de comunicación. En el contexto mediático, estos discursos se convierten en mensajes caracterizados por el uso de terminología científica para identificar a su producto con una idea, que además aprovecha la inmediatez y fugacidad que permite los medios de comunicación y las redes sociales, prometiendo en diversas ocasiones una eficacia total (Medina, Sobías y Ballano, 2007).
No obstante, parte de su lógica consiste en mostrar un gran desprecio e indiferencia hacia la ciencia al transmitir mensajes que no proporcionan suficiente información o que ponen en entredicho la labor científica.
Incluso el factor inductivo del lenguaje científico puede desatar otras informaciones falsas que afecten la salud Así por ejemplo; durante febrero se esparció un rumor sobre las condiciones climáticas y la tasa de transmisión de la COVID-19, en el que se afirmaba que el virus duraba menor tiempo en el aire cuando mayor era la temperatura y la humedad del lugar, sin embargo en el meta estudio realizado por la National Academies of Sciences, Engineering and Medicine de Estados Unidos, se advertía que el estudio se había realizado en laboratorio y que históricamente diferentes virus han tenido comportamientos distintos en ambientes controlados y al aire libre , por lo que la evidencia del estudio no eran concluyente. (Onshuus, et al., 2020). Pero al deformarse la información, se construyeron otras informaciones falsas, inducidas por la confusión en la información.
Siguiendo el ejemplo anterior, varios discursos comenzaron a circular fomentando la idea de que las altas temperaturas podrían mitigar su diseminación; por lo que exponerse al sol, darse baños de agua caliente o tomar líquidos calientes eran aconsejados como medidas para amenorar el contagio, lo cual no era efectivo y a pesar de ello, se planteó la posibilidad de que, al llegar las estaciones calurosas el virus tendería a desaparecer.
Como resultado en México se hacía un llamado a la población a no alarmarse bajo el argumento de que el virus no sobrevivía a temperaturas mayores de 26 grados centígrados; así lo expresó el Secretario de Salud Jorge Alcocer Varela cuando dijo: “afortunadamente hay un factor favorable: nosotros estamos saliendo del periodo de invierno, conforme vayan pasando los días, las temperaturas se irán elevando en nuestro país, esto permitirá que la posibilidad de contagio por coronavirus baje considerablemente” (El Heraldo de México, 28 de febrero 2020). Este mensaje, hizo eco en la población y durante semanas, muchas personas usaron estos remedios totalmente inútiles para evitar el contagio. Situación que no fue exclusiva del país y la OMS se vio en la necesidad de publicar estas medidas como falsas, para intentar revertir el efecto de está desinformación.
[1] En 1973, el Comité Internacional de Taxonomía de Virus (ICTV) autoridad mundial en la designación de nombres de los virus, determinó que existen 7 espectros de coronavirus humanos (HCoV) conocidos por causar los resfriados, de ellos, los coronavirus HCoV-229E, HCoV-NL63, HCoV-OC43 y HCoV-HKU1, son habitualmente responsables de enfermedades respiratorias leves como el resfriado común, pero que pueden causar graves infecciones en individuos inmunodeprimidos. No obstante, tres miembros han causado brotes mortales: SARS-CoV, MERS-CoV y el recién identificado coronavirus ahora conocido como SAR-CoV-2 (Hu et al., 2020).
[2] La tormenta de citoquinas durante las infecciones virales, representan la primera línea de defensa coordinada del cuerpo en contra de virus SARS. Sin embargo, una rápida replicación viral y una alta respuesta de citoquinas proinflamatorias en células epiteliales, dendríticas y macrófagos del pulmón inducen a apoptosis, deteriorando las barreras pulmonares microvasculares y células epiteliales alveolares, causando hipoxia (Manzano, 2020).
[3] En 2016, los lexicógrafos del Diccionario Collins monitorearon 4, 500 millones de palabras y eligieron a la palabra fake news como la palabra del año 2017, cuyo uso aumentó 365%, con respecto al año anterior
[4] Tipo de cloro que se usa para el blanqueado y desinfección de piscinas y pisos
Conclusiones:
Y es que, así como con frente dolor nadie reacciona de la misma forma frente a la misma herida, actuar frente a lo desconocido en esta época de pandemia se convirtió en una experiencia singular, donde cada individuo responderá a la afección que le genera, aunque las condiciones sean compartidas social y colectivamente. (Bustos, 2000). Pues si bien la medicina puede explicar las diferencias y variaciones de acuerdo con las características fisiológicas y anatómicas, explicar las variaciones culturales que afectan a un individuo con ocasión de un acontecimiento, como lo es la pandemia de la COVID-19, y la desinformación. Implica comprender que la diversidad de acciones y significación subjetiva es producto de un momento y contexto social. De manera que la eficacia simbólica no se da solo de la multiplicidad de mensajes falsos, para que exista es necesario tener un escenario especifico, como en el caso de la pandemia por COVI-19 una enfermedad desconocida de alta gravedad, información sesgada y un contexto donde la inmediatez esta a la orden del día han sido factores que contribuyen a conductas desviadas que ponen en riesgo la salud pública. Por lo tanto, los símbolos ejercen una resonancia concreta cultural de significaciones personales y sociales, y la desinformación actúa entonces en el corazón del vínculo social. Por lo que se hace necesario regresar a la subjetividad y cuestionarnos sobre la praxis humana, para apoyar a la salud publica en este problema que nos incumbe como sociedad global.
Bibliografía:
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Palabras clave:
Covid-19, desinformación, salud
#02248 |
La vulnerabilidad y el riesgo: reflexiones a propósito de la pandemia de covid-19.
Clara Juárez-Ramírez1
;
Florence L. Théodore
2
;
Héctor Gómez-Dantés
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1 - Centron de Investigación en Sistemas de Salud-Instituto Nacional de Salud Pública de México..2 - Centro de Investigación en Nutrición y Salud-Instituto Nacional de Salud Pública de México..
A finales de diciembre 2019 se identificó el virus SARS-COV-2 como responsable de la pandemia de Covid-19. La rápida expansión de la transmisión puso al descubierto fallas estructurales de las sociedades modernas y de los sistemas de salud para prevenir y contener una amenaza sanitaria. La discusión científica se concentró en la búsqueda de una vacuna y menos en comprender la respuesta social ante la amenaza globalizada actual y el temor a los rebrotes. En este ensayo reflexionamos teóricamente, desde las ciencias sociales, sobre la importancia de vincular tres conceptos: vulnerabilidad-percepción-riesgo. Esto es necesario para desarrollar respuestas de salud adecuadas a las circunstancias poblacionales, especialmente con la población más vulnerable, como los grupos indígenas, originarios y afrodescendientes, para favorecer la equidad en salud.
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Intervención para el desarrollo de la autonomía en jóvenes con síndrome de Down durante la pandemia.
Michelle Lysset Calvario González1
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Lorena Alonso Rodríguez
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Línea 6La Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad (2011), en su artículo 5° menciona doce principios que las políticas públicas deben considerar, en esta investigación se considera el principio V, que enmarca el respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual y la libertad de tomar las propias decisiones, y la independencia de las personas con discapacidad. No es suficiente que esté estipulado como parte de los derechos de las personas con discapacidad; la población que incluye a personas con síndrome de Down, requiere que los servicios destinados a ellos incluyan acciones para favorecer la autonomía. La autonomía alude a aquellas habilidades prácticas de la conducta adaptativa como actividades de la vida diaria, aseo personal, vestido, alimentación, tareas del hogar, desplazamiento, responsabilidad y toma de decisiones. Para Schalock et al., (2021) la elección y la autonomía personal se vinculan y son considerados como parte de los apoyos que se deben brindar a la población vulnerable, al desarrollarlos se obtendrán cambios significativos; favorecerá la agencia, el desarrollo personal, la educación, los intereses personales y mejorará en su funcionamiento y bienestar personal. En el trabajo de investigación se identifican necesidades de apoyo que requiere una joven con síndrome de Down de 16 años, originaria de Tlaxcala, que participa en el servicio Club-21 Vida independiente, que brinda la Facultad de Ciencias para el Desarrollo Humano. La investigación es cualitativa y se enfoca desde el método investigación acción participativa. Se aplicó una evaluación inicial en formato de entrevistas a los padres de familia para identificar los tipos y la frecuencia de apoyos que necesita su hija, posteriormente se diseña un plan de intervención en conjunto con base en el modelo de planificación centrada en la persona para desarrollar cuatro módulos esenciales de la vida diaria. La aplicación de la invención se realizó con el apoyo y compromiso de la familia frente al seguimiento de actividades que fueron diseñadas para tareas en casa, los resultados que se obtuvieron favorecieron en el desarrollo de autonomía personal, se logró en un periodo de cuatro meses elevar los parámetros de autonomía personal y la toma de decisiones. Este tipo de apoyos que se le brinda a esta población tiene el propósito de promover la autonomía personal como uno de los grandes pilares para tener una vida independiente, mejorar su calidad de vida, su inclusión social y el respeto a sus derechos fundamentales. Haciendo evidente que la desinstitucionalización, el respeto a la persona y el establecimiento de compromisos comunes tomando como eje a la persona con síndrome de Down favorece el desarrollo de su autonomía.
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LAS EXPERIENCIAS DE LAS PERSONAS SORDAS, SU FAMILIA E INTÉRPRETES EN RELACIÓN CON LA INFORMACIÓN, LA ATENCIÓN Y ASISTENCIA EN SALUD DIFUNDIDA EN MEDIOS DE COMUNICACIÓN MASIVA Y DIGITAL DURANTE LA COVID-19
Marisol Morales Raymundo1
1 - Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
La presente ponencia se enmarca en el trabajo de seminario de Etnografía digital de Maestría en comunicación, el cual se desarrolló como proyecto final de la misma. Dicho trabajo esta apoyado en la bibliografía del seminario, es decir, sustento metodológico, así como la investigación y bibliografía teórica llevada hasta el momento en el posgrado. Con la aparición de la Covi-19, las mayores afectaciones fueron para las personas sordas, al verse imposibilitadas y aún más aisladas en su comunicación, información, obtención de productos y servicios; especialmente ante estrategias de comunicación en salud difundidas por los entes gubernamentales que fueron exclusivas con esta población al no cumplir su función de proteger e informar para prevenirla, siendo además unidireccional y sin considerar sus especificidades. Este trabajo tenía por objetivo realizar una construcción de campo en el terreno digital, a través de una observación en línea, con el fin de identificar a los actores, escenarios y redes simbólicas creadas y reproducidas durante sus prácticas e interacciones al interior de sus contextos particulares, y que son un esbozo de su realidad cotidiana durante una temporalidad específica. El alcance de este ejercicio se enmarco principalmente en el tiempo y espacio académico del seminario, sin embargo, en congruencia con el tema adscrito, sus posibilidades y limitantes esclarecidas, se postularon objetivos alcanzables a los mismos. Se retomaron los perfiles de Facebook de tres personas: una persona sorda, una mamá de una persona con sordera y una intérprete de lengua de señas; con el fin de identificar y describir sus expectativas, experiencia y accesibilidad hallada en las estrategias difundidas en los distintos medios por parte de las autoridades de salud y gobierno durante los meses de marzo y agosto de 2020. Los resultados traslucieron la suma de una categoría no contemplada, la relevancia de los intereses personales de estos actores, que modificaron su percepción, vivencias, actitudes y prácticas hacia la ejecución de los protocolos de emergencia sanitaria, es decir, la dirección de sus críticas o aplausos variaban según su terreno de experiencia laboral o personal. No obstante, el eje transversal de la accesibilidad en ellas fue claro en los tres, hay grandes huecos y acciones a medias que no permitieron el acceso adecuado a la información y atención en salud de esta población, por lo que se vulneró su derecho a la comunicación e información en un tema de vital importancia que afecto a la persona misma y los que dependían de ellos. Lo anterior es relevante de entender porque los movimientos sociales pueden luchar por la realización de pequeñas modificaciones, pero no llegarán a un cambio verdaderamente estructural sin la intervención y apoyo de los diferentes ordenes gubernamentales.
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LA RESPUESTA DEL SISTEMA DE SALUD A LAS NECESIDADES DE LAS PERSONAS MIGRANTES DURANTE LA PANDEMIA DE COVID-19: UNA COMPARACIÓN ENTRE COLOMBIA Y MÉXICO
Colombia y México tienen en común una historia migratoria marcada por la emigración hacia países de ingreso alto (Estados Unidos y España), y el haber experimentado en la última década una transformación radical de ese panorama. En Colombia, el cambio principal consistió en la llegada masiva de venezolanos. En México, se ha incrementado el número de migrantes en tránsito hacia Estados Unidos, han aumentado los periodos de permanencia en México de estas personas migrantes, y el número de quienes solicitan refugio en México, y sus características demográficas se han diversificado. Estos cambios implican un reto a los sistemas de salud de ambos países. Mientras que tradicionalmente estos sistemas no han tenido entre sus prioridades el desarrollo políticas para la inclusión de inmigrantes o refugiados, la situación actual requiere respuestas en este sentido. El objetivo de este trabajo es describir la respuesta de México y Colombia ante las necesidades de salud de las personas migrantes durante la pandemia de COVID-19, haciendo énfasis en las diferencias entre el abordaje. Analizamos también cómo estas diferencias se relacionan con el tipo de sistema de salud vigente en cada país, y con sus políticas migratorias. De este modo, situamos las respuestas a crisis sanitarias como la pandemia de COVID-19, en el marco general de los sistemas de salud. Nuestro análisis muestra que, en Colombia, la respuesta se dio facilitando la regularización migratoria de los venezolanos. En el marco de un sistema basado en el aseguramiento en salud, esta medida tuvo como objetivo facilitar el acceso en igualdad de condiciones con la población no migrante. En México, la transición hacia un sistema de salud universal implicó que no se desarrollaran estrategias particulares para facilitar el acceso de migrantes a los servicios de salud, posiblemente debido a que se asumió que no habría barreras para ese acceso. Aunque no existen estadísticas que permitan comparar el efecto de estas estrategias en la situación de salud de los migrantes durante la pandemia, resultados de investigación cualitativa muestran que en ambos países siguieron existiendo barreras administrativas y de información que dificultaron el acceso de personas migrantes a los servicios. En México, se sumaron a esto las barreras económicas asociadas a un sistema con poca protección contra el gasto de bolsillo. En ambos países, pero principalmente en Colombia, estas barreras se subsanaron parcialmente con el apoyo de organizaciones de cooperación internacional, y en México fue relevante el trabajo de organizaciones no gubernamentales y filantrópicas. La presencia de estos agentes fue importante, pero al tratarse de intervenciones por tiempo limitado y con alcances definidos por los financiadores, queda pendiente el desarrollo de políticas gubernamentales más inclusivas para la respuesta a las necesidades de salud de los migrantes.