Resumen de la Ponencia:
Durante las primeras décadas del periodo postautoritario, las estrategias de adaptación programática de la derecha chilena se caracterizaron por la paulatina moderación y convergencia con la Concertación, conglomerado de centroizquierda que estuvo en el gobierno durante los veinte años posteriores a la dictadura de Pinochet (Madariaga & Rovira, 2020; Rovira, 2019, 2020). El primer gobierno de Piñera (2010-2014) interrumpió esta tendencia en el ejecutivo, bajo la promesa de una nueva centroderecha renovada, moderna y alejada del pasado autoritario (Morales & Navia, 2010). A nivel societario, múltiples transformaciones comenzaron a promoverse de la mano del movimiento estudiantil de 2011, poniendo en cuestión el lucro en la educación e introduciendo la repolitización de los segmentos juveniles, mediante la discusión pública sobre el rol del Estado en la garantía de derechos sociales. Por la derecha, estos debates relevaron que la hegemonía del pensamiento neoliberal -asentado desde la dictadura- comenzaba a agrietarse, llevando al sector a un retroceso político e intelectual. A raíz de eso, sobrevino una nueva ofensiva de la derecha a través de la creación del nuevo partido político de liberales culturales, Evópoli, además de nuevos think tanks de diferentes idearios que ampliaron el abanico de posiciones a nivel moral y en el eje Estado-mercado (Alenda, Gartenlaub, et al., 2020; Alenda, Le Foulon, & del Hoyo, 2020; Rumie et al., 2020). Desde entonces, la derecha chilena dejó de entenderse como un sector monolítico, identificándose la presencia de sensibilidades ultraliberales, subsidiarias y solidarias distribuidas equitativamente en los partidos del conglomerado (Alenda, Le Foulon, & Suárez-Cao, 2020). No obstante, en los últimos años la estampa «moderada» del sector se vio reemplazada por la progresiva tendencia hacia la radicalidad, especialmente, desde la revuelta popular de 2019 que abrió el actual proceso constituyente (Rovira, 2020). La emergencia y consolidación del Partido Republicano Chile ha representado una actualización del pensamiento de derecha desde un giro a posiciones atribuibles a una derecha radical populista: ultraliberal en lo económico, autoritaria en lo social y conservadora en lo moral (Campos, 2021). Si bien en su origen se percibió como un partido «de nicho», el aumento en su padrón de militantes y los resultados de las pasadas elecciones presidenciales y parlamentarias en 2021 (27,91% en la primera vuelta para el candidato del PR; 15 diputados y 1 senador electos), sugieren que este partido ha capitalizado exitosamente el rechazo hacia la moderación ideológica, convirtiéndose en una oferta atractiva para los descontentos con al avance del «progresismo» en su sector. En esta presentación se explorará hipótesis que explicarían el avance del partido y su vinculación con conflictos abiertos relativos a «la crisis» migratoria; la revuelta y el proceso constituyente; el conflicto Estado chileno-nación mapuche; y, especialmente, a las vulnerabilidades debido a la pandemia de COVID19.