Resumen de la Ponencia:
La pandemia que ha invadido al mundo entero desde comienzos del 2020 ha agudizado y dejado en evidencia las condiciones de desigualdad de las sociedades. En Chile se ha podido constatar que los grupos de la sociedad más afectados, en términos de mortalidad -por nombrar el indicador más evidente- fueron los sectores populares (Bilal, Alfaro, y Vives 2021; Canales 2021; Núñez-Cortés et al. 2021). El desarrollo del neoliberalismo en Chile ha exagerado la vulnerabilidad social y la desigualdad de acceso a la salud (Gamlin y Berrio 2020; Rotarou y Sakellariou 2017). Así, se ha articulado un momento excepcional para comprender las crudas y diversas situaciones de desigualdad a las que se enfrentan las sociedades producto de la pandemia y el desarrollo del capitalismo global. La elaboración de nuevas metodologías y marcos epistemológicos se vuelven una exigencia acuciante en este momento. Por esta razón, mi ponencia busca reflexionar sobre los modos en que se gestiona cotidianamente la vida dentro de las salas de urgencia de hospitales públicos, en particular, sobre la gestión de diversas formas de violencia -física, estructural y simbólica- en pacientes que están en posiciones estructuralmente vulnerables dentro de la sociedad, porque esas formas de violencia entretejen la sostenibilidad de sus vidas (Bourgois et al., 2017; Colmenares-Roa et al., 2021). El hospital puede ser percibido como un espacio temporal donde se encuentran diversos recorridos y demandas de los pacientes (García et al., 2017). En esta línea, Ayuero (2011) relata la relación que existe entre el Estado y las personas que necesitan asistencia social como una relación de dominación donde la experiencia cotidiana de la espera recrea y reproduce desigualdades sociales y los
convierte en
pacientes del Estado. Sin embargo, otros/as autores como Clara Han (2012), Veena Das (2015), Joao Biehl, (2005), enfatizan la agencia que poseen los sujetos frente a las prácticas disciplinares y de dominación del Estado. Considero que, si bien éste organiza formas de cuidado y de dominación, los sujetos tienen la capacidad de reproducir, cuestionar, resistir o alterar las prácticas y discursos que en ella emergen. De este modo considero que las salas de urgencias son un espacio significativo en el cual (i) interrogar procesos de violencia y vulnerabilidad que cruzan, material y simbólicamente, los cuerpos de las personas (Bridges, 2011b) y (ii) comprender cómo el Estado se manifiesta y es continuamente producido en la vida cotidiana (Das & Poole, 2008). Finalmente, al igual de Bourgois et al. (2017) considero que este tipo de investigaciones pueden ser un aporte en términos académicos pero también para la producción tanto de políticas públicas como de insumos para integrar en la práctica del personal de salud (capacitaciones, protocolos, etc)