Resumen de la Ponencia:
El Corredor Biológico Ajusco-Chichinautzin, también conocido como Bosque de Agua, es un complejo ecosistema que, según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), alberga a más de 3 mil especies de plantas, 195 de aves y 350 de mamíferos, reptiles y anfibios en sus territorios, lo que representa el 2% de la biodiversidad mundial. Este Bosque de Agua regula el clima y la calidad del aire en la región central del Valle de México, produce alimentos y otros bienes, y proporciona casi el 70% del agua que se consume en la región. Pese a su enorme importancia, este bosque está seriamente amenazado por factores antropogénicos, esencialmente por el crecimiento urbano poco planificado, ya que ha quedado atrapado entre tres ciudades importantes en el centro del país: Toluca, Cuernavaca y la Ciudad de México.Ante la ausencia de un plan institucional integral para su preservación, los esfuerzos de los pobladores originales cobra especial relevancia, ya que han sido las comunidades indígenas, campesinas y campesinos, así como los pueblos originarios quienes, pese a la presión ejercida por el crecimiento de la mancha urbana, han logrado gestionar sus territorios y preservar sus prácticas, saberes y, con ello, la biodiversidad del bosque.El objetivo de esta investigación es presentar una sistematización de la información sobre las comunidades indígenas y los pueblos originarios que persisten en esta región, buscando puntualizar cómo su patrimonio biocultural ligado al territorio está amenazado por este fenómeno. El estudio es resultado de un acercamiento etnográfico con algunas comunidades indígenas del Bosque de Agua; se busca, además, recuperar información de organismos públicos sobre datos de la región, así como de diferentes organizaciones y la academia involurados en la problemética. Teóricamente nos basaremos en la perspectiva analítica de la Ecología Política, con una óptica decolonial de los regímenes de la naturaleza propuesta por el antropólogo Arturo Escobar.Concluimos que es urgente un plan integral que reúna esfuerzos, experiencias, saberes y sentipensares en un ejercicio de gobernanza ambiental y una perspectiva descolonizada de la relación humano-naturaleza.