Resumen de la Ponencia:
El comercio de la calle es una ocupación de los jóvenes migrantes y locales en Santiago de Chile, y en El Alto (Bolivia), países que se diferencian por su nivel de desarrollo, Chile tiene 252 mil de millones USD de Producto Interno Bruto, y un PIB per cápita de 13.231 USD; por debajo de esos indicadores está Bolivia con un Producto Interno Bruto PIB de 36.69 Millones USD y el PIB per cápita de 3.143 USD. En estos dos países el comercio de la calle es una realidad social por diferentes factores. Lo cual ha motivado a realizar el estudio: Trayectoria social de jóvenes comerciantes informales de la ciudad de Santiago de Chile y El Alto Bolivia. Los componentes son: jóvenes que comprenden edades entre 18 a 30 años, y los lugares del trabajo de campo fueron: comunas de Estación Central y Santiago (Chile) y el casco urbano de la Ceja de El Alto (Bolivia) durante seis meses en el primero, y en el segundo hasta ocho meses. Por otro, se plantea la categoría de: trayectoria social para comprender las estrategias de ascenso/descenso social, y clase que experimenta la sociedad contemporánea, donde, las relaciones laborales de dependencia se precarizan y por consecuencia surge el empleo por cuenta propia, pero sin ninguna protección social, que, en Chile se visualiza como consecuencia de la desigualdad social que afecta a la población más pobre, que no puede pagar una universidad y no tienen acceso a un empleo formal, por ende trabajan vendiendo en la calle. Mientras en Bolivia, a partir de la nacionalización de las empresas estratégica habido crecimiento de la economía, pero esos indicadores tienen poco efecto en políticas laborales. Ante ese panorama, los jóvenes se vuelcan a las calles a vender mercancías de bajo costo e inversión, y construyen sus trayectorias laborales con base al comercio. Por tanto, la trayectoria social ayuda a comprender las estrategias de ascenso, descenso social de los jóvenes comerciantes en los contextos de estudio. Finalmente, los jóvenes comerciantes definen sus trayectorias por acumular capital cultural incorporado e institucional; pero este último no es una generalidad, sino una excepción. En cambio, se destaca la experiencia laboral desde la infancia que les ha enseñado a valorar el dinero que se obtiene con esfuerzo. En los jóvenes chilenos, a pesar del estigma, el comercio es una ocupación complementaria, temporal, paralela y de última alternativa. Para los jóvenes bolivianos el comercio les permite construir una vida social familiar y de proyección en otros campos. Finalmente, el trabajo de investigación se ha realizado con base a instrumentos cualitativos de investigación, como entrevistas abiertas e historias de vida a jóvenes de ambos sexos en los lugares del trabajo de campo.
Introducción:
El comercio de la calle es recurrente en los países de América Latina, donde la desigualdad social se expresa en estas actividades que emplea a la población que no tiene condiciones de acceder a empleos de calidad. En ese escenario los jóvenes construyen sus trayectorias sociales con base a una sumatoria de condiciones objetivas que les permite ascender de posición en el campo del comercio informal. Desde la teoría social cabe comprender al agente, “joven comerciante” que en el tiempo configura su trayectoria social asumiendo decisiones por cuenta propia y de acuerdo a sus expectativas que van creando. Se asume el concepto de trayectoria como una categoría que nos permite comprender las experiencias vividas con relación al trabajo a partir de un origen social de procedencia y en el tiempo los jóvenes modifican el curso de la trayectoria escalando posiciones de clase de mayor reconocimiento.
A nivel empírico, las investigaciones sobre la economía popular, informal tiene como ámbito de estudio a sujetos que comercian en la calle, en ello se resaltan las redes de comercio local y transnacional. Asimismo, existe un enfoque institucional que definen a este tipo de actividades como informales puros. Frente a esa lectura el presente estudio fundamenta que la diferencia formal – informal es normativa e institucional. Más bien, un comerciante al vender en la calle ejerce un derecho fundamental al preocuparse por proveer el sustento de su familia; ensimismo vender en la calle no es el problema, sino la regulación estatal que pesa sobre estos micronegocios y los grupos de comerciantes que ejercer poder sobre los pequeños comerciantes, tal como ocurre en la ciudad de El Alto. Mientras en Santiago de Chile, el comercio ambulante está restringido por la municipalidad que regula el uso del espacio público, pero eso no impide que la población de bajos ingresos pueda salir a vender obviando los controles rutinarios.
Desarrollo:
Desarrollo
Jóvenes y el comercio de la calle
Para comprender la relación joven – comercio informal, partimos de un diagnóstico de conceptos que articulan la investigación: Trayectoria, jóvenes, comercio informal. Es inherente mencionar estudios que focalizan el tema desde la década del setenta, que definen a los trabajadores autónomos, independientes como el sector informal urbano y se atribuye el concepto a un informe del Programa Mundial de Empleo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) (Hart, 1972; Tokman, 2004). A partir de ahí se desarrollan tres enfoques; el primero de la OIT que plantea la dicotomía formal – informal (PREALC, 1988) (Alarcón, 2008). El segundo, surge investigaciones cualitativas que resalta las redes de comercio local, nacional, donde, la relación formal – informal es difuso y ambiguo (Palacios, 2011; Alarcón, 2013; Alba, et., al., 2015; Lins Riveiro, 2015). Un tercer enfoque es la economía popular que resalta la creatividad de los agentes que emprenden una actividad productiva, comercial y luego construyen emporios económicos. Además, la teoría de la “globalización desde abajo” se refiere al acceso de la población pobre y migrantes de escaza formación escolar al mercado mundial, a través de las redes de comercio transnacional. Sin embargo, el comercio de la calle no está exento del enfoque institucional porque se los considera actividades económicas que se incrementan sin ningún tipo de regulación estatal. En ese sentido, la norma diferencia si una actividad es legal o ilegal. Por ello se identifica como problema la ausencia de los derechos sociales[1], laborales y la evasión de impuestos al Estado.
El comercio de la calle en Santiago de Chile, según (Garcés, 2012) es un trabajo de inmigrantes peruanos que venden su gastronomía en el centro histórico de esa capital. Esto representa una manera de territorializar la identidad, donde reproducen formas de asociación económica, social en un país distinto. Asimismo, el comercio de la calle se investiga desde el género, donde, las mujeres otavaleñas de Ecuador, trabajan en condiciones precarias por la inseguridad y el acoso de los agentes del Estado (Pérez, 2017) por otro (Palacios, 2011) se refiere a los comerciantes ambulantes, artesanos que reciben un trato despectivo de los carabineros (Policías) además no precisamente se ajusta a una categoría informal que según Palacios es difuso. Además, los comerciantes generan excedentes que les permite comprar un inmueble y construyen una identidad territorializada (Palacios, 2016). En Santiago el comercio de la calle es una preocupación para el Estado que intenta regular los asentamientos sin autorización, con ello justifica acciones represivas contra la inseguridad. Entonces los comerciantes inmigrantes extranjeros y de las mismas comunas sobrelleva el estigma de “clandestinos, no autorizados para vender” que proviene de los agentes del Estado (Matus y Montes, 2019)
En Bolivia se resalta la capacidad de los sectores populares que construyen redes de comercio local, nacional que operan en zonas fronterizas, donde los comerciantes minoristas rebasan los controles aduaneros. También se describe a los mayoristas que invierten más para importar mercadería de países asiáticos a Bolivia (Tassi, 2020; Muller, 2017) desde el punto de vista laboral existe explotación de propietarios de negocios de ropa usada a jóvenes (mujeres) que se encargan de vender en tiendas (Aparicio, 2014). Acerca de los comerciantes bolivianos hay distintas miradas que intenta romper con el estigma que pesa a esta población. Según María López, los comerciantes bolivianos aymaras son parte de una economía global, lo cual intenta superar la lectura formal-informal que predominaba desde un enfoque desarrollista del Estado (López, 2019). En ese contexto un sector que trabaja en el comercio urbano son los jóvenes que, según el CEDLA perciben los peores salarios, y realizan oficios más precarios (Escobar y Rojas, 2015). Estos son factores que los lleva al comercio de la calle.
La noción de trayectoria social
El concepto de joven o jóvenes se define por factores sociales que configura una identidad joven a diferencia de los adultos. En ese sentido, los jóvenes son agentes sociales que transitan de la niñez a la vida adulta, pero, su identidad no depende de la franja de edad, sino de la trayectoria laboral que comienza en la infancia y en otros después del bachillerato en los cuales construyen una noción de joven a partir de lo que cotidianamente realizan. En otros estudios, lo joven se construye participando de espacios sociales de fuera del núcleo familiar, donde, la creatividad, iniciativa de participar en movimientos políticos los caracteriza como dinámicos. Por ello lo joven o juventud no es una categoría estática, sino se construye a partir de las condiciones objetivas de existencia. Al respecto, Bourdieu afirma que la juventud se construye socialmente (Bourdieu, 1990)
Cuando se afirma “agentes sociales dotados de un habitus”[2], significa que los jóvenes poseen un habitus comerciante, que les predispone a trabajar en cualquier oficio manual, a partir de esa internalización en el cuerpo entablan relaciones de fuerza, disputa en el campo del comercio informal. En ese sentido, los jóvenes transitan por diferentes posiciones de clase que significa un tipo de trayectoria, que se diferencian en el espacio social por el volumen global de capital y por la estructura de un tipo de capital económico, social, cultural, y simbólico (Bourdieu, 1998).
El presente trabajo aborda la trayectoria social de los jóvenes comerciantes informales de migrantes y chilenos en Santiago y de bolivianos en la ciudad de El Alto. Por trayectoria se define como una sucesión de acontecimientos que experimenta el agente en el transcurso de su vida. Acá se identifican dos enfoques, por una parte, el origen social determina la trayectoria de un agente en el tiempo; pero, esa posición se desacredita a partir de una sociología que fusiona el concepto de clase - estrato, que después Bourdieu plantea la práctica. En esa línea, Lorenzo Cachón plantea la categoría de trayectoria de clase (Cachón, 1986), bajo ese enfoque los agentes son capaces de modificar el curso de su vida por el habitus; donde, los conocimientos incorporados son un capital y manifestación de posición de clase, por ello los agentes pueden modificar el curso de su trayectoria.
La metodología de investigación es de enfoque cualitativo y se ha utilizado las técnicas de recopilación de información como entrevistas en profundidad, realizados en dos tiempos: primero, durante seis meses (agosto, 2019 hasta enero, 2020) en las comunas de Estación Central, Barrio Enrique Meiggs, centro histórico, Avenida de Los Libertadores Bernardo O’Higgins, Paseo Puente, en la ciudad Metropolitana de Santiago, y durante ocho meses (febrero, a noviembre 2020) en las zonas comerciales de la Ceja de El Alto. Se ha entrevistado a jóvenes que comprenden edades que va entre 17 a 30 años. Finalmente se comparan los dos casos de estudio como opuestos, pero en ambos, se gesta el comercio de la calle.
Jóvenes comerciantes en Santiago de Chile
Para el análisis del dato se rescatan algunas entrevistas en profundidad que fueron realizadas a jóvenes comerciantes en los dos lugares: Santiago y El Alto. En el primero se identifican a dos grupos predominantes, los inmigrantes que llegan a ese país en busca de oportunidades laborales y se vinculan al comercio como un trabajo independiente que permite ganar dinero mayor a un empleo formal - informal. Esa realidad se evidencia en los migrantes venezolanos, peruanos, colombianos, bolivianos, haitianos, cubanos, principalmente, en los cuales por tradición la migración hacia Chile ha sido del Perú, en ese segmento de población se identifican a los jóvenes que comercian en la calle Paseo Puente del Centro Histórico de Santiago o en Estación Central, donde se concentran haitianos, peruanos, cubanos, colombianos en la Avenida Libertador Bernardo O’Higgins, y también los connacionales venden en puestos autorizados por la municipalidad; por ejemplo varios jóvenes ambulantes que ofrecen mercancías de bajo costo en un paño en la acera de Mall Plaza Alameda. Lugares donde se entremezclan chilenos con extranjeros que ofrecen ropa, accesorios electrónicos, ensaladas de fruta, jugos de naranja, zapatillas, etc.
La trayectoria social para el caso de estudio se identifican algunas características comunes entre extranjeros y chilenos. Primero, los extranjeros provienen de condiciones socioeconómicas precarias de países de la región; lo cual les impulsa trabajar desde la niñez focalizando al comercio una oportunidad que les asegura dinero permanente, en esa travesía emigrar es un paso importante que les enseña a pensar en sus vidas de manera responsable y pensando en el bienestar de sus familias. Es decir, el trabajo es parte de esa prioridad vital desde la infancia y adolescencia que sin duda les exige sacrificios como el caso de Miguel Rivas procedente de Perú, donde el apoyo de los amigos le ha ayudado a trabajar de manera eventual, al respecto dice.
… a los once [años] yo comenzaba a ganarme la vida así con un señor, que me daba la mano dándome un puestito. A los once años trabajaba para un señor que vendía CD. De ahí, ya pues, como quería progresar, también quieres tener más platita, ya pues me hice amigo de otro compañero de la calle. Eso era como cerca para cumplir los doce años (…) Diez soles, diez soles diarios, sí. (Rivas, 2019).
A parte de la venta de CDs, limpiaba vidrios en carros que se paraban en semáforos en la carretera de Lima a Huacho (Perú). A esa edad conoce amigos de su generación que hacían comercio. Ahora recuerda con nostalgia.
Primera vez que me llevó un amigo a trabajar en un cerro, fue la primera vez que me metí a profundidad como un túnel del cerro. Yo creo que es, estamos en tierra, porque no lo sentíamos que estábamos en un cerro. Entonces, primera vez en mi vida tuve ahí una experiencia trabajando (…) Ahí me pagaban 500 soles (Rivas, 2019)
El apoyo de los amigos, familiares es importante en las primeras experiencias laborales donde el oficio de vender es parte de esa labor inicial que les enseña a trabajar y en condiciones precarias; vender en la calle todos los días significa una labor cotidiana, corriente por las condiciones físicas que posee un joven y por esa condición no consideran que un trabajo esté cubierto de derechos laborales.
Paola Ramírez, procedente de Perú se dedica todos los días a la venta de ropa en las afueras del persa Bio Bio[3] un Centro Comercial de comerciantes chilenos que venden conforme a la normativa estatal. Mientras afuera venden los que no tienen autorización, eso puede ser una ventaja para ahorrar o vender a precio rebajado para que salga la mercadería. Paola aparte de hacer negocio también se dedica a la música como un trabajo independiente, tiene vocación para cantar, esa cualidad lo fue adquiriendo en Perú. Por la misma situación económica precaria de su mamá, se ha visto obligada trabajar en lo que podía, en esa circunstancia el gusto por la música[4] significa una oportunidad de trabajo independiente. Al respecto dice,
Cuando yo empecé a cantar, empecé a tener muchas amistades, bastante gente interesante la verdad buenas personas, con buena educación, aparte que siempre trabajaba mucho la verdad, trabajar en el día como vendiendo en la calle, y empezar a trabajar de la diez de la noche, hasta las cuatro y cinco de la mañana, era duro ¡no! Pero igual me servía, porque como era niña, igual me gustaba comprarme mis cosas, tener mis cosas (Ramírez, 2019).
Paola, en el día con su puesto de venta acumula más ingresos a parte de lo que percibe de la música. Esto demuestra la capacidad de los jóvenes de estratos populares de dedicarse a trabajar de manera exclusiva. Ejercer dos oficios al mismo tiempo es parte del esfuerzo de superación para garantizar un ingreso económico, por otro representa las habilidades que desarrollan estos jóvenes y están predispuestos a trabajar.
Otros comerciantes venden accesorios electrónicos, cables, enchufes, corrientes, audífonos, etc. Es el caso de Jonathan Rojas (boliviano) que ofrece una variedad de mercancías a bajo costo en la puerta del Mall Plaza Alameda[5], que vende sin ningún permiso que exige la comuna y no paga impuestos. En esa situación son vulnerables ante los controles que realizan los carabineros a los comerciantes ambulantes. El origen social de Jonathan se remonta a Bolivia donde ha vivido hasta el bachillerato y no ha tenido el apoyo de sus padres, solo de su abuelo con quien vivía y desde muy joven tuvo que trabajar para subsistir. Por su cuenta estudia, presta el servicio militar y emigra a Chile con su esposa e hijo el 2015 y su cuñada[6] le motiva venirse a trabajar a Santiago. Aunque sus primeros trabajos se originan en Sacaba Bolivia donde vendía, lustraba calzados al respecto dice, “Desde los 12 años, he trabajado de lustrabotas de zapato en Sacaba, limpiaba, de mecánico, albañilería, trabajaba en cosecha de plátano” (Rojas, 2019). Al trabajar en los oficios a aprendido a ganarse su propio dinero y no depender de ningún familiar. Por eso señalaba,
... Yo iba a pasear, trabajaba en construcción. Un tiempo en Bolivia trabajaba de tabiquero, hacia suelo falso, gamba, al día me pagaba 100 bs., en Quincena dice que sacaba 1400 bs. En la ciudad era como media hora de donde yo vivo”. “En Bolivia yo sacaba plata así de 3000 a 4000 bs., 20 lucas al día …Yo trabajaba en Bolivia de albañil, plata había… (Rojas, 2019).
Con relación a los antecedentes del comercio, afirma que sus abuelos se avocaban a esa actividad, al respecto dice, “Mis abuelos trabajaban de comerciante, mi abuelo y mi abuela son quechuas, cuando eran niños” (Rojas, 2019). Es evidente que los jóvenes de las clases populares que no han tenido el apoyo, cuidado de sus padres legítimos, son los hijos quienes con base a la experiencia que viven a diario encaminan su trayectoria social, que en ella intervienen varios agentes que influyen en la vida de los jóvenes comerciantes, pero, una característica común al igual que otros jóvenes migrantes es la decisión de trabajar, para ello se valen de varias estrategias, una es la de aprender varios oficios manuales para tener oportunidades de empleo; es decir, acumulan capital cultural incorporado. El comercio de la calle es de fácil acceso para los jóvenes migrantes en Chile por la poca mercadería que manejan y la venta al detalle que permite ofrecer mercancías a bajo costo y a precios accesibles al público. Por ejemplo, la venta de ropa es común para los comerciantes que incluso confeccionan ellos mismos las poleras, mallas, etc., siendo parte de un emprendimiento familiar que emplea a padres, hijos, etc., este es el caso de Felipe procedente de Perú, pero lleva más de diez años trabajando en Santiago, en los cuales trabaja su esposa, hijos y sus hermanos que son comerciantes de ropa en la calle Bascuñan del barrio Meiggs. En su trayectoria laboral desde que ha salido bachiller se ha dedicado al comercio, internaba ropa de Perú a Chile, pero, ahora los compra las gorras y las poleras por docena de un importador Chino y los revende por unidad añadiendo marcas como Adidas, Nike, lo cual es una estrategia de mercadeó o marketing para que el producto se vea atractivo al cliente; por ejemplo, compra una docena de gorras a 7 mil pesos chilenos, de un distribuidor chino que tiene su local en el mismo barrio, pero él los vende por unidad a mil pesos o más, lo propio hace con la compra de poleras, una docena compra a 15 mil pesos chilenos y los vende por unidad a 3 mil pesos. Con los años de comerciante pudo ahorrar e invertir en la construcción de su casa en Lima. Actualmente posee un puesto de venta informal, al igual que los demás comerciantes que ofrecen ropa en la calle Bascuñán y no cuentan con un permiso de la comuna, en este caso se posiciona en la acera de la calle.
En Felipe se advierte que su trayectoria en el comercio tiene que ver con los vínculos familiares que fortalecen el éxito de un emprendimiento. A diferencia de otros jóvenes, que llevan una trayectoria más individualizada, mientras Felipe construye su trayectoria con el entorno familiar.
El gusto por la venta es una condición para conseguir el éxito en el comercio, pero en algunos jóvenes esta opinión puede ser más argumento o fundamento cuando provienen de una carrera relacionada con el negocio, la venta como es el caso de mercadotécnia. En esa línea se sitúa la trayectoria de Joel, comerciante con 27 años de edad, proviene de Medellín Colombia. Se avoca a vender poleras en la Avenida Libertador Bernardo O’Higgins. Sus padres se han divorciado y desde 14, 15 años ha trabajado en la construcción, haciendo labores de ayudantía, ya que no tenía apoyo de sus padres y menos para sus estudios. En esas condiciones buscaba trabajos eventuales en la construcción, y tuvo que estudiar y trabajar al mismo tiempo como una característica en los jóvenes que provienen de familias incompletas, donde se siente de la ausencia de algún progenitor, padre o madre. Acerca de las primeras experiencias laborales dice,
Yo trabajo desde los 14 y 15 años, haciendo trabajos de construcción, que tenía amigos que trabajaban en la construcción, y me llevaban, empecé a trabajar con ellos, y empecé a trabajar allí… Labor de ayudante, pasar herramientas, mesclar, adobar, revocar, si, uno aprende todo eso (Joel, 2019)
El conocimiento de oficios técnicos es importante para los jóvenes que provienen de los sectores populares del área urbana.
Jóvenes comerciantes en El Alto, Bolivia
Esta actividad es recurrente en ciudades como El Alto. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) para el 2021 sobrepasa el millón de habitantes, siendo la población menor a los 30 años el 60 por ciento del total de los habitantes. La población en su mayoría trabaja en la economía informal y el comercio se incrementa a partir de los cambios estructurales de la economía nacional que se promueve con la migración del campo a la ciudad y de otros distritos urbanos. Por otro la escaza oportunidad de encontrar empleo, determina que la población busque, genere sus propios emprendimientos resolviendo de esa manera el desempleo. Estas economías son consecuencias de los impactos de las políticas económicas a partir de 1985 que da pie al neoliberalismo como modelo de desarrollo. En ese contexto los trabajadores del sector público dejan de depender del Estado y migran a la economía informal en las ciudades El Alto La Paz, Cochabamba y Santa Cruz de la Sierra. En ese contexto histórico se enmarca la familia de Kevin, sus abuelos migrantes del área rural de Oruro a La Paz, y eran comerciantes en los ochenta y noventa. A partir del 2000 su padre sigue la misma tradición de mantener el negocio como un patrimonio familiar. Es así, que Fermín, padre de Kevin mantienen a sus hijos con su negocio en la avenida Tiahuanaco, donde Kevin les ayuda desde que estudiaba en la primaria.
Kevin ha crecido desde niño viendo el negocio de su padre, recuerda a amigos de infancia quienes vendían ayudando igual que él. Esa experiencia lo lleva a mantenerse en el rubro valorando el sacrificio de contar con un puesto de venta. En estos sectores influye las relaciones familiares que inducen los padres a los mantener el comercio como un trabajo independiente. Por eso los jóvenes están en el comercio por el influjo de amigos, parientes o hermanos. Al respecto dice lo siguiente: “Sí, sí es verdad, en realidad viene por comentarios, ahh vende eso, te vas a ganar bien; por ejemplo, tengo amigas que sí se han metido al comercio, son ambulantes, otros por terceros amigos, están en multi nivel” (Kevin, 2020).
El comercio al ser un patrimonio familiar, los hijos comienzan desde niño ayudando a sus padres. En esa etapa adquieren la habilidad para vender mercancías como mochilas, gorras etc. El uso del léxico verbal para convencer al cliente es parte del habitus comerciante, siendo una práctica del capital cultural incorporado que heredan de sus padres y valoren el negocio como un patrimonio. En eso se sitúa la trayectoria de Kevin que tiene una posición social elevada respecto a otros de bajos ingresos que venden sin contar con un apoyo familiar, sino llevan una trayectoria comercial por cuenta propia. Mientras Kevin tiene el apoyo de sus padres para la universidad. Esto es un indicador de que su familia posee un elevado capital económico que lo invierten en capital cultural institucional e incorporado. Esto representa una estrategia de conversión de capital donde los agentes ascienden de posición de clase a través de un título, profesión, empleo en el campo social (Bourdieu, 1998).
Es decir, los jóvenes comerciantes bolivianos y alteños pertenecen a los sectores populares del área urbana y las relacione labores comienza en la familia, donde, los padres inducen a trabajar como ayudantes en el comercio, o en la construcción, lustrando calzados, en esa travesía, los jóvenes comerciantes han trabajado como ayudantes en el negocio de sus padres, en otros casos de ayudantes en la construcción o de vendedor para los mayoristas.
Iniciar un negocio para los jóvenes resulta accesible si se trata de mercancías de bajo peso y volumen, por ejemplo, la venta de protectores de pantalla para celulares Android. Significa que pueden manejar con facilidad no requieren de un espacio, tan solo un pequeño carro móvil con lo que pueden transitar por la vía pública.
[1] Ante ese panorama en Chile, son los mismos comerciantes que acuden a un seguro privado, o garantizan una jubilación con su trabajo.
[2] Pierre Bourdieu define el habitus como el conjunto de disposiciones sociales, y también son estructuras estructurantes y estructuras estructuradas.
[3] Es un Centro Comercial donde existen anaqueles de comerciantes chilenos que tienen negocios formales, esta área pertenece a la comuna de Estación Central.
[4] La música popular peruana tiene recepción en inmigrantes de la región andina, que consume, escucha el huayño como parte de su identidad cultural. Además, Paola tiene la habilidad de interpretar canciones de otros artistas, aunque en 2019 – 2020 dice estar avocada más al comercio.
[5] El Mall Plaza Alameda se encuentra cerca de la Estación Central en la Avenida Libertador Bernardo O’Higgins.
[6] Vive en Santiago de Chile desde antes de que emigre Jonathan Rojas.
Conclusiones:
Primero. El comercio de la calle en Santiago de Chile es una labor que realizan los migrantes de países de la región, así también los connacionales chilenos. Los jóvenes son un sector predominante que se dedica el comercio no regulado, que proviene de una variedad de trayectorias que en común es la precariedad económica y familiar que les ha obligado a buscar medios de subsistencia de manera independiente, desligándose de cualquier apoyo familiar. En Chile el comercio ambulante es una actividad que está prohibido si es que no se cuenta con una autorización, mientras los jóvenes venden en esas condiciones por la situación migratoria que les impide tramitar un permiso ante la comuna para comerciar. Es la misma situación para los jóvenes chilenos que provienen de comunas de bajos índices de desarrollo, vender en la calle es una alternativa de trabajo temporal.
Segundo. Lo que se identifica, la mayoría de los comerciantes jóvenes desde temprana edad desarrollan varias habilidades, oficios técnicos que les permite tener acceso a oportunidades de trabajo. En estas trayectorias lo que priorizan son los conocimientos técnicos para incursionar en el ámbito laboral, no les motiva mucho seguir una formación universitaria de larga duración, sino aquello que les ayude a consolidar una independencia económica.
Tercero. Con relación a los jóvenes comerciantes bolivianos, la expansión de estos micronegocios obedece al impacto que han creado las políticas públicas en los últimos 40 años en Bolivia. En una primera etapa han girado hacia la economía de libre mercado, que provoca la migración laboral del sector estatal o privado a la economía informal. Por otro lado, las políticas de nacionalización a partir del 2006 al presente tuvieron poca incidencia en las políticas de empleo, más bien, la redistribución del excedente desde el Estado incentiva un crecimiento del consumo de mercancía asiática. Para los jóvenes el comercio se expande como una oportunidad laboral que venden accesorios electrónicos importados, vestuario que el público demanda por los bajos costos.
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Palabras clave:
Jóvenes, comerciantes, informalidad
Resumen de la Ponencia:
A atual conjuntura brasileira encontra-se permeada por instabilidades, sobretudo com o advento da pandemia global que assolou o país vitimando mais de 600 mil pessoas. No universo do trabalho, a informalidade tem encontrado bases cada vez mais sólidas frente ao aprofundamento do cenário de crise e desemprego estrutural enfrentado pelo país. As diaristas se inserem neste campo, enquanto trabalhadoras que exercem suas atividades sem vínculo formal, na medida em que a atividade se constitui enquanto metamorfose do emprego doméstico frente às alterações no mundo do trabalho. O objetivo desta pesquisa é investigar e refletir sobre os sentidos e representações produzidos por estas mulheres sobre seu cotidiano laboral. Para isto, nos utilizamos de uma abordagem qualitativa onde realizamos entrevistas semiestruturadas com 20 mulheres, analisadas a partir de categorias de análise que emergem de suas narrativas. Nesse sentido evidencia-se a precariedade e subalternidade da atividade frente a um cenário de desgaste na medida em que as entrevistadas afirmam realizar mais de uma faxina por dia. Apesar disso, o fato de ser diarista aparece como elemento positivo ao criar condições para que sejam melhor remuneradas do que empregadas com vínculo formal.Resumen de la Ponencia:
Si bien la pandemia por la COVID-19 aún no termina, seguimos padeciendo los estragos de esta, y claro que el trabajo, sobre todo en los jóvenes, se vio, se ve y se verá afectado al paso del tiempo.En México, entre los años 2004 y 2008, se elimina el Régimen de Jubilaciones y Pensiones, lo que genera que toda persona que se incorpore al sistema laboral en fechas subsecuentes, al paso de los años de servicio, no tendrá ninguna prestación por el tiempo laborado. Es decir, que pensar en el retiro es un sueño muy lejano. Pero de peor manera, condenó a la explotación laboral a los jóvenes en este país sin ningún tipo de esperanza de que esto mejore, ya que incluso los servicios de salud básicos se ven coartados de manera significativa. Todo esto, hablando de aquellos que deciden ingresar a las filas de lo que podemos denominar trabajo formal.En el Estado de México en particular, el panorama no es favorecedor. Incluso, cuando se sabe, que gran parte de la fuerza de trabajo de este país, se genera en esta entidad. Los jóvenes que se han incorporado a la administración pública estatal, se han enfrentado a la explotación de su fuerza de trabajo, a horarios fuera de sí en un contexto de inseguridad que sobrepasa los límites, en especial para las mujeres y con un sistema de transporte que no corresponde a las necesidades de la clase trabajadora. Esto sin mencionar la precariedad de los salarios y el denominado Home Office que se extralimitó con los horarios e incluso, con los insumos que el trabajador tenía que aportar, como lo son computadora, internet y luz 24 horas.Es importante recalcar que, en próximas fechas, el estado se perfila para la elección de su próximo Gobernador, lo que desplegará a toda su población joven para la recaudación de votos, con la denominada regionalización.Lo que se pretende en este trabajo, es acercarnos de manera teórica y empírica, a las condiciones laborales en el servicio público que persisten en el Estado de México, sobre todo, para aquellos que no rebasan los 30 años. Así mismo, recordemos que la entidad cuenta con doble Alerta de Violencia de Género por feminicidio y Desaparición, por lo que las jóvenes deben sortear todo tipo de peligros, lo que genera el debate de salir a la calle a trabajar o quedarse en casa con los recursos extremamente limitados.Resumen de la Ponencia:
Existem, existiram e provavelmente irão existir formas de geração de renda ou de sobrevivência que perpassam os limites da exploração capitalista formal – assalariamento e vínculos empregatícios capitalistas – que são sinônimos de subemprego e ocupação precária. É o caso dos ambulantes, vendedores de feiras livres, as novas formas de trabalho denominadas de uberizadas e pejotizadas, dentre outras, marcadas pela precarização e pelo império da formalização da informalidade sem direitos. O nosso trabalho teve como escopo testar, a luz dos motoristas de aplicativos a pertinência do conceito de informalidade e precariado para circunscrever essas relações de trabalho, a mensuração das configurações sociais e discursivas que caracterizam o ingresso nessas modalidades de trabalho e as implicações dessas atividades na experiência social destes indivíduos. Para coletar os dados fundamentais à nossa análise, utilizamos as seguintes técnicas de pesquisa: a pesquisa documental, a observação direta e a entrevista, com viés da história de vida. A partir dessas técnicas pudemos traçar um perfil destes atores quanto a renda, escolaridade, atuação, gênero, sobretudo, identificar a percepção sobre suas atividades, os motivos de sua escolha, as dificuldades encontradas, as diferenças dessa atividade e as que exerciam no mercado de trabalho formal, as expectativas e a mobilização da categoria para a melhoria das condições de trabalho. A coleta de dados apontou que um dos principais motivos para a inserção nesse campo de trabalho é o desemprego. A busca pelo primeiro emprego ou pelo aumento da renda, levou também alguns entrevistados a se cadastrarem nas plataformas eletrônicas. Entretanto, em virtude da baixa remuneração, é comum esses trabalhadores desenvolverem mais de uma atividade informal para complementarem a renda. O paradoxo dessa atividade pode ser visto quando eles indicam a liberdade de fazerem o próprio horário como uma das principais vantagens, mas ao mesmo tempo ressaltam a alta carga horária e a pressão que sofrem para prestarem um bom serviço para não serem descredenciados. Apontam, ainda, a falta de segurança, o descaso do Estado em regulamentar a atividade e a falta de engajamento dos trabalhadores como os principais problemas a serem enfrentados. Com efeito, o que observamos são trabalhadores insatisfeitos, com extensas jornadas de trabalho, em troca de uma remuneração cada vez menor, sem qualquer amparo do Estado e das plataformas, prestando um trabalho essencial e assumindo sozinhos os riscos físicos e econômicos dessa ideologia do Capital de serem empresários de si mesmos.
Introducción:
O trabalho por aplicativo consiste numa plataforma digital em que o trabalhador realiza um cadastro e passa a desempenhar um trabalho informal que exige pouca qualificação e/ou nenhuma experiência na área. As regras para o cadastro e a remuneração são definidas pela empresa sem qualquer controle e fiscalização por parte do Estado. Nos sites das empresas, elas se intitulam como ferramentas colaborativas que servem como pontes entre usuários e prestadores de serviços. Entretanto, a empresa é a única que define regras e valores, que se apropria do mais valor gerado por esses trabalhadores, fazendo com que essa característica “colaborativa” perca seu sentido. Mesmo que as empresas se definam como plataformas ou aplicativos, buscando fugir da imagem de que são empresas e das obrigações trabalhistas, elas mantem com os seus “colaboradores”, uma relação de assalariamento e um controle cada vez maior sobre o trabalho desses trabalhadores.
A recusa da condição de empregador serve como um mecanismo para transferir para o próprio empregado os riscos e sujeitá-lo a níveis de exploração, subordinação e precarização ascendente das condições de trabalho sob o discurso de que eles são clientes, livres e dispõem de maior autonomia do que aqueles que estão no mercado de trabalho formal. Trata-se, como bem diz Antunes (2020), de um processo de uberização no qual as relações de trabalho são crescentemente individualizadas e invisibilizadas, assumindo, a “aparência de “prestação de serviços” e obliterando as relações de assalariamento e de exploração do trabalho (p.11). Com esse processo de uberização, as empresas divulgam a imagem de que promovem uma “democratização do mercado”, haja vista que basta ter um celular, ter ou alugar um carro para produzir renda por conta própria. Assim, esses trabalhadores são clientes que utilizam essas plataformas para oferecerem algum serviço a outro cliente. Seriam empresas de tecnologias que não apenas facilitam a vida de produtores e consumidores, mas tem o atrativo de não ter a rigidez dos empregos tradicionais, logo, para essas empresas, as pessoas que utilizam seus serviços seriam apenas clientes.
A UBER, por exemplo, considera os motoristas como clientes livres que contratam os seus serviços e não o contrário. São vistos como autônomos cujo sucesso depende exclusivamente dele, de modo que a empresa não assegura qualquer garantia de jornada e de remuneração. Se de um lado, os trabalhadores arcam com os custos de despesas de combustível, seguridade, manutenção dos veículos e segurança, do outro lado, a empresa digital se apropria do mais-valor gerado pelo dia de trabalho, negligenciando as leis trabalhistas existentes.
Com esse processo de precarização do trabalho, em que os direitos e garantias trabalhistas são negados, e os riscos atribuídos ao trabalhador, acaba dificultando a própria organização e resistência deles ao capital, inclusive, é comum nas paralizações feitas pela categoria, alguns motoristas não aderiram alegando que com a diminuição de motoristas da Uber, aumenta o número de corridas daqueles que não aderiram e com isso ganham mais nesse dia.
De um modo fetichizado de que tudo está sob o comando do algoritmo, essas empresas impõe um ritmo de trabalho, produtividade e um sofisticado controle da força de trabalho como o registro em tempo real da realização de cada corrida, a velocidade, o local e as avaliações. Mas, pregam que a Uber não exerce nenhum controle sobre os motoristas, que são profissionais independentes que contratam a tecnologia de intermediação e a usa quando e como querem. Essa ideia de liberdade e flexibilidade defendida pela empresa, trata-se de uma estratégia de transferir a responsabilidade dos riscos para os trabalhadores e manter um controle a partir de uma série de medidas que são aplicadas a esse trabalhador considerado “parceiro” pela plataforma.
Para trabalharem na UBER, os motoristas precisam fazer um cadastro e passam por uma avaliação, sendo admitidos se atenderem os interesses da empresa. A plataforma define não apenas os trajetos das viagens, o tipo de carro e as condições do mesmo, mas a forma como o motorista deve se comportar durante as viagens, inclusive, oferece ao consumidor carros em que os motoristas não conversam durante as viagens. Os motoristas são pressionados a não recusarem corridas, sob pena de que poderão ser descredenciados. De forma arbitrária, bloqueiam ou suspende algumas contas que acabam impossibilitando os profissionais de trabalhar. Ademais, quando eles não atingem a avaliação mínima da cidade em que trabalham, podem perder o acesso total à plataforma. O medo de serem desconectados e deixarem de ter acesso a fonte de renda que permite a sobrevivência, é algo constante no desenvolvimento desse trabalho. Com isso, a empresa exerce um controle e disciplinamento da força de trabalho, mantendo os trabalhadores numa condição de instabilidade e vulnerabilidade. A precarização do trabalho se torna mais acentuada por ser um trabalho em que há um controle e uma subordinação conjugados com a transferência dos riscos e das despesas para o trabalhador. Tal condição se potencializa em virtude das novas tecnologias obterem uma quantidade enorme de dados que podem ser usados contra a própria categoria.
Portanto, o controle e a sujeição são aperfeiçoados e intensificados com essa “neutra” tecnologia, constituindo assim, uma situação contraditória porque o trabalho nunca foi tão controlado ao mesmo tempo em que é propagado o discurso de que você é o seu próprio chefe, “trabalhe livre”, seja um empreendedor. Como diz Antunes (2020), estamos presenciando o surgimento de um novo proletariado de serviços na era digital, que se imagina um pré-burguês, quando na verdade, se tornou um proletário de si mesmo.
Entretanto, o que mais pesa para o motorista é o modo unilateral que é definido o pagamento das viagens. A baixa remuneração transforma-se em um valioso mecanismo para que o motorista se obrigue a longas jornadas, considerando que para se manterem precisam arcar com uma série de custos como a manutenção dos carros, aluguéis dos veículos (caso não tenha), combustível, além das despesas ordinárias. Então, acabam contraindo dividas que precisam ser pagas e quanto menor a tarifa, maior é o tempo de trabalho. Observa-se que, ao mesmo tempo em que, há um maior controle por parte das plataformas quanto ao trabalho desenvolvido pelos motoristas, é divulgado o discurso de que eles fazem um trabalho autônomo, com mais liberdade, sendo o seu “próprio chefe”.
A nossa pesquisa foi feita em Aracaju, Sergipe, em que foram aplicadas dez entrevistas com motoristas da UBER, trinta e seis questionários que foram trabalhados com o SPSS, buscando saber o perfil, as dificuldades, as expectativas e quais motivos os levaram para o mercado uberizado.
Desarrollo:
A partir dos dados coletados, pudemos traçar um perfil dos entrevistados. No que se refere a moradia, obsevamos que a maioria dos entrevistados moram em Aracaju (66%) e os demais na cidade vizinha em São Cristóvão. Eles trabalham também na cidade onde residem, assim, concentram-se a atuação em Aracaju e na chamada grande Aracaju que abrange Nossa Senhora do Socorro, São Cristóvão e Barra dos Coqueiros. O fato de poderem trabalhar na cidade em que residem, pode ser um atrativo para essa ocupação, uma vez que eles não tem necessidade de grandes deslocamentos, os gastos são menores, além de não precisarem se afastar dos familiares, logo, esse trabalho acaba não alterando a rotina familiar. Isso é interessante, porque não requer grandes investimentos por parte dos trabalhadores, assim, poderão exercer uma atividade remunerada sem muita burocracia, tendo uma certa autonomia para resolver questões urgentes de trabalho e renda.
Os motoristas respondentes da pesquisa revelaram indivíduos de idade bastante variada, entre 24 a 61 anos de idade. A faixa que concentrou o maior número de respondentes foi dos 21 aos 35 anos de idade (80%). São adultos em idade de trabalhar aptos para estarem no mercado formal, já que por serem mais jovens poderiam se submeter a trabalhos com remunerações mais baixas, vínculos menos duradouros e que exigem pouca experiência. Contudo, face a dificuldade de ingressarem no mercado formal, acabam sendo condicionados ao mercado informal.
Quanto a escolaridade, a maior parte dos entrevistados (50%) detém um nível de escolaridade formal até o ensino fundamental completo. Os demais possuem ensino médio detêm o nível de ensino médio completo (16.7%), ensino médio incompleto (16.7%) e ensino superior completo (16.7%). Observando esses dados, constatamos mais uma vez, que o desemprego e o processo de uberização atinge diferentes níveis de escolaridade, porque temos desde pessoas que tem o ensino fundamental completo até profissionais com formação superior que poderiam ocupar alguma vaga no mercado formal. Sobre essa questão da formação do capital humano como um eficiente mecanismo para conquistar um emprego com altos rendimentos, Standing (2014, p. 92), faz uma interessante análise:
No final, as armadilhas do precariado refletem uma discordância entre as aspirações dos jovens e o sistema de formação do “capital humano”, que vende qualificações credencialistas num prospecto falso. A maioria dos empregos oferecidos não exige todos aqueles anos de escolaridade, e apresentar a escolaridade como algo que forma pessoas para empregos e criar tensões e frustrações que abrirão caminho para a desilusão.
Ao que tudo indica, as ilusões para o trabalhador não se restringem somente a ideia de que a formação facilita a obtenção de um bom emprego, mas a precarização dos postos de trabalho se espraia para o mercado informal, sobretudo, para estes motoristas que ingressam nesse trabalho sob a ilusão de que são os próprios chefes e poderão de forma livre ter um alto rendimento.
Com relação aos motivos para exercerem a atividade, todos os entrevistados alegaram que precisavam de alguma renda seja por estarem desempregados ou porque era o primeiro emprego. Somente um entrevistado, apontou a flexibilidade como um dos motivos. Nesse sentido, levando em conta a característica imediatista da atividade ofertada pela plataforma que oferece uma atividade e uma renda sem exigências de experiências, conhecimentos de rotas e burocratização, esses trabalhadores acabam tendo a sua necessidade urgente atendida ainda que seja trabalhando de forma exaustiva e sem qualquer garantia trabalhista.
Importante salientar que, os motoristas são conscientes do grau de exploração que passam na empresa, de modo que são bastantes críticos quando perguntados sobre a empresa, vejamos:
Uma porcaria para o motorista. Sabem do problema e das dificuldades e só fazem sacanagem com o motorista. A 99 aumentou os ganhos e cortou multiplicador alto. A UBER aumentou uma mixaria temporariamente e deixou as corridas mais desvantajosas do que são, pagando um valor fixo, caso o motorista escolha uma rota melhor pode acabar no prejuízo. Não dão nenhum suporte para o motorista. (A. 35 anos)
A UBER, é uma empresa que visa mais os lucros e o lado dos passageiros. A 99 é uma empresa que desconta menos dos motoristas. Eu rodo porque não tenho outra alternativa. (P. 42 anos)
Em média eles trabalham de dez a doze horas por dia e seis dias por semanas. Não se respeitam os limites legais de jornada e descanso existentes na CLT, que determina que a duração do trabalho normal não pode ser superior a oito horas diárias. Um dos entrevistados formado em direito, com 25 anos de idade, informou-nos que:
Trabalho dez horas por dia para fazer R$200,00 e só consigo pagar as contas no fim do mês, porque o carro é meu, porque se fosse alugado, tava pagando para trabalhar. As plataformas precisam reajustar as tarifas, já tem seis anos que não houve um ajuste, nosso trabalho é pesado demais, para conseguir alguma coisa, precisa ter uma jornada longa e mesmo assim mal dá para pagar as contas. (I.25 anos)
Perguntados quantas horas os motoristas trabalham por dia, tivemos as seguintes respostas: 33,3% trabalham por 8 horas; 33,3% 12 horas por dia; 16,7% 9 horas e 16.7% 7 horas. Trabalham de segunda a domingo (100%), nos períodos de tarde e noite (80%) e somente 20% trabalham na madrugada. Com isso, a maior parte considera a carga horária exaustiva.
Sa baixa remuneração tende a forçar o motorista a longas jornadas, caindo por terra a promessa da emancipação empreendedora, para a empresa esse esquema rende muito. A UBER registrou faturamento de R$ 30,6 bilhões nos últimos três meses de 2021, mesmo tendo um faturamento menor do que antes da pandemia.
O baixo rendimento acaba levando muitos motoristas cancelarem a viagem, como podemos observar na fala do representante dos motoristas em Aracaju, senhor Josemar Pontes, “os cancelamentos são uma orientação para a categoria, diante dos altos custos das taxas cobradas pelas empresas, bem como o preço elevado dos combustíveis”. Para ele, a distância de deslocamento até o embarque do passageiro é grande e o motorista acaba sem lucros e, por isso, é orientado que cancele aquela solicitação.
Estamos fazendo uma campanha de conscientização para que os motoristas só aceitem corridas que não gerem prejuízos. Porque os deslocamentos do ponto A ao ponto B para pegar o passageiro chega a ser de 10km, e a empresa paga apenas R$ 2 por esse deslocamento. O litro do combustível é R$ 6,20. Matematicamente, o motorista está dando carona em muitas corridas. E é por isso que hoje em dia o passageiro espera tanto por um carro.[1]
Interessante observar, que eles têm consciência das perdas que a categoria vem sofrendo nos últimos anos: Na fala dele:
Quando os aplicativos surgiram, os brasileiros estavam desempregados e viram ali uma oportunidade de levar o pão para casa. As plataformas, naquele momento, há cerca de seis anos, ofereceram aos motoristas diversas vantagens de ganhos. Mas há dois anos tivemos a surpresa de uma redução de quase 40% nos valores da corrida, sem sermos informados, do dia para a noite. Junto vieram diversos aumentos do combustível, levando então ao caos dos valores das tarifas.
Dessa forma, a apropriação do mais valor se intensifica, na medida em que a empresa para diminuir a queda de lucros devido a diminuição da demanda, acaba diminuindo o valor que era repassado para os motoristas. Acrescenta a isso, o fato de o que o valor do combustível tem aumentado. Com isso, o motorista acaba arcando com todos os prejuízos não só referente aos custos para trabalhar, mas até com a perda de rentabilidade da empresa. Assim, se antes numa corrida, ele ganhava em torno de R$ 20,00, com essa queda, passa a receber pela mesma corrida R$ 12,00.
Hoje, o motorista não pode sair para buscar o passageiro se a distância for superior a 1km, já que se a distância for superior a isso, ele estará dando carona. Uma das empresas, só em Aracaju, fatura R$ 15 milhões sem deixar um centavo no estado. Hoje, somos quase 20 mil motoristas cadastrados e cerca de 9 mil rodando dia e noite, mas não conseguimos estabelecer diálogo com as empresas. Por isso, muitos estão deixando os aplicativos, não têm condições, hoje quem está rodando é o motorista que ainda tem o carro próprio e precisa fazer uma jornada de 18h atrás de um volante para fazer 250 reais brutos”, relata Josemar Pontes.
Outro entrevistado afirma que uma das maiores dificuldades na profissão é a remuneração. De acordo com ele, “o aumento dos combustíveis, manutenção, e a crescente diminuição dos preços das corridas, faz com que cada dia fique mais barato. Com isso o app tira a porcentagem dele e o motorista cada fica com a parcela menor para cobrir o seu custo operacional”. Acrescenta ainda que precisa trabalhar bastante para conseguir algum lucro: “Eu trabalho em média 8 horas por dia. Só trabalho pelo dia normalmente das 6 às 16 h. Faço uma média de 40 horas semanais. E durante o dia faço de 15 a 20 corridas”, declarou Helenilson. A necessidade de trabalhar de forma exaustiva também é relatado por outros entrevistados “faço em média de R$ 100,00 livre em 10 a 12 horas em dias bons, mas normalmente ganho é R$ 80,00 por dia”. Segundo Alisson “Saio de casa todos os dias às 5h30m da manhã e termino às 19hs. Ou seja, estou trabalhando mais de 12 horas por dia. Trabalho em todos os aplicativos UBER, 99 e Indriver e no final do dia, fico com o valor livre de R$ 130,00”. A renda mensal dos entrevistados é de 1 salário mínimo a 3 salários, ou seja, ganham em torno de R$ 1.200 a R$ 3.000,00. Embora os motoristas apontam a baixa remuneração com uma das principais dificuldades da profissão, citam que é uma saída para o desemprego.
A baixa remuneração é uma condição para que os motoristas usem mais de um aplicativo. Em virtude do aumento dos motoristas, a demora para serem chamados, ocorrem menos corridas e as empresas pagam menores taxas por trajeto. Com isso, para aumentarem a renda, os motoristas e não ficarem muito tempo ociosos sem rentabilidade, já que recebem apenas pelas corridas realizadas e não pelo tempo em que estão disponíveis, eles acabam aderindo a mais de um aplicativo. Assim, todos entrevistados trabalham com dois aplicativos, a UBER e a 99.
Por outro lado, a empresa alega que os motoristas tem liberdade para cancelarem as corridas, contudo, a tecnologia controla as viagens e os cancelamentos, de modo que aqueles que são considerados excessivos e reiterados são configurados como violação ao Código da Comunidade e as contas podem ser banidas da plataforma. Portanto, essa vigilância e controle favorecem a sujeição do trabalhador e o aumento do capital das empresas em detrimento da liberdade dos motoristas.
É comum grande parte dos motoristas de aplicativos chegarem às plataformas por estarem desempregados, sendo que veem esse trabalho como algo transitório. Segundo os entrevistados, 75% desejam ter a carteira assinada e 25% apontam que pretendem continuar nessa atividade ou colocar alguma empresa, demonstrando que a ideia de ser empreendedor ainda exercer um forte efeito para os trabalhadores informais. Então, nós temos de um lado, trabalhadores que apontam a flexibilidade da jornada de trabalho, mas desejam voltar para o emprego formal até porque alegam que a carga horária aumentou bastante, de outro lado, trabalhadores que desejam continuar no mercado informal sendo um empreendedor do seu próprio negócio. Mas, até conseguirem o que desejam, ambos se submetem a carga horária exaustiva, não possuem qualquer direito trabalhista., assumindo todos os riscos da profissão, uma vez que as plataformas não se consideram responsáveis pela segurança e saúde desses trabalhadores.
Observa-se que se a novas tecnologias acabou ampliando ainda a precarização do trabalho, sobretudo, do trabalho informal, promovendo uma escravidão digital ao demolir a separação entre o tempo de vida e o tempo de trabalho, sendo cada vez mais excluídos da legislação social protetora do trabalho, realizando jornadas de trabalho geralmente superiores a oito, dez horas ou mais por dia, quase sempre sem folga semanal, vivendo bloqueio ou suspensões sem qualquer aviso prévio, arcando com todos dos custos da manutenção de veículos, sem qualquer tipo de segurança, entre tanto outros elementos que nos remete ao início do capitalismo, sob a justificativa de que há um contingente enorme de pessoas desempregadas.
Cumpre destacar algumas contradições nesse processo de uberização, vejamos: cada trabalhador desempenha sozinho o seu trabalho, sendo que fica mais fácil saber quanto cada um produz e qual o percentual desse valor é apropriado pela empresa, já que está tudo quantificado e registrado na plataforma, contudo, e empresa nega qualquer relação de trabalho. Uma outra contradição é o fato de que existe uma flexibilidade e liberdade, mas há um controle maior por parte das plataformas que controlam todo o processo: quem pode ser um motorista; qual carro deve usar, como deve se comportar, quanto deve receber e quem deve ser bloqueado ou dispensado. Nessa esteira, quando perguntados se eles se consideram empregados ou parceiros, a maioria respondeu que se considera empregado.
O problema da precarização se intensifica na medida em que os chamados parceiros conseguem raramente fazer alguma negociação com a empresa e quando acham que foram injustiçados não consegue fazer nada. O método de torna-los parceiros é corrosivo a conscientização de que é uma relação de assalariamento e, portanto, poderiam buscar medidas judiciais quando fossem prejudicados nessa relação. Mas, vale destacar que a maioria sabe da importância das associações e sindicatos, afirmando que querem participar. Em Aracaju, existe sindicatos que fazem um trabalho constante nas mídias, o que nos levou a indagar porque atingir todos os motoristas.
No que se refere as principais dificuldades, eles apontaram a remuneração, a falta de educação dos passageiros, sobretudo, a falta de segurança. Todos os entrevistados alegaram que não se sentem seguros, porque não sabem “nada dos passageiros, a quantidade de corridas, a foto, não temos informações deles como eles tem dos motoristas” (fala de um entrevistado). Em Sergipe, após várias reclamações dos motoristas quanto a falta de segurança, vários assaltos, sequestros e até homicídios, a empresa passou a fornecer o valor total em reais e o endereço de destino antes de aceitar a viagem, assim, poderá aceitar ou não a viagem. Mas, tais medidas não resolvem o problema, até porque muitos acabam arriscando e pegando viagens para locais considerados perigosos porque precisam ganhar o mínimo necessário. Inclusive mesmo depois dessas medidas, os motoristas entrevistados apontam que a violência é uma das principais dificuldades que eles enfrentam na profissão.
O problema da precarização se intensifica na medida em que os chamados parceiros conseguem raramente fazer alguma negociação com a empresa e quando acham que foram injustiçados não consegue fazer nada. O método de torna-los parceiros é corrosivo a conscientização de que é uma relação de assalariamento e, portanto, poderiam buscar medidas judiciais quando fossem prejudicados nessa relação. Mas, vale destacar que a maioria sabe da importância das associações e sindicatos, afirmando que querem participar. Em Aracaju, existe sindicatos que fazem um trabalho constante nas mídias, o que nos levou a indagar porque atingir todos os motoristas.
No que se refere as principais dificuldades, eles apontaram a remuneração, a falta de educação dos passageiros, sobretudo, a falta de segurança. Todos os entrevistados alegaram que não se sentem seguros, porque não sabem “nada dos passageiros, a quantidade de corridas, a foto, não temos informações deles como eles tem dos motoristas” (fala de um entrevistado). Em Sergipe, após várias reclamações dos motoristas quanto a falta de segurança, vários assaltos, sequestros e até homicídios, a empresa passou a fornecer o valor total em reais e o endereço de destino antes de aceitar a viagem, assim, poderá aceitar ou não a viagem. Mas, tais medidas não resolvem o problema, até porque muitos acabam arriscando e pegando viagens para locais considerados perigosos porque precisam ganhar o mínimo necessário. Inclusive mesmo depois dessas medidas, os motoristas entrevistados apontam que a violência é uma das principais dificuldades que eles enfrentam na profissão.
Conclusiones:
O trabalho realizado a partir das plataformas tem crescido de forma significativa. Considerando que o tipo de trabalho que é ofertado exige pouca experiência, sem vínculo empregatício, sem proteção social, cujos riscos e segurança ficam sob a responsabilidade dos trabalhadores, os quais são jovens, com formação educacional distinta que ingressam nessa atividade por estarem desempregados, em busca do primeiro emprego ou para aumentarem a renda e se submetem a horas exaustivas e a um controle quase sempre imperceptível, mas que gera um impacto na sua rotina e no seu tempo de lazer, torna-se imperioso estudá-lo em buscar de identificar quais os efeitos desse novo formato no mundo do trabalho.
A ideia disseminada de flexibilidade e de trabalho imediato que garanta uma renda com liberdade para o motorista, no lugar em que mora sem gerar grandes transtornos familiares ou algum tipo de investimento alto, não deixa de ser atraente para os trabalhadores que tem necessidades prementes de trabalho e buscam algum sustento para si e para sua família.
O avanço desse tipo de trabalho no Brasil ocorre também por ser um país que historicamente sofre com altos índices de desemprego. Instabilidade e falta de segurança, são sentimentos que fazem parte da realidade do brasileiro, entretanto, tem aumentado na medida em que pessoas qualificadas não conseguem ser inseridas no mercado formal e temo como saída o mercado informal. Com isso, a narrativa de flexibilidade, oportunidade imediata de renda a baixo custo e sem burocracia possui uma afinidade eletiva com a instabilidade histórica do trabalho no Brasil. Assim, as empresas se fortalecem em detrimento do trabalhador que é incentivado a acreditar que poderá sozinho resolver suas necessidades, sem perceber os riscos das atividades e o quanto essa lógica desmonta toda uma rede de proteção e de direito trabalhista, sujeitando-os a controle rígidos dos algoritmos elaborados por empresas que tem explorado cada vez mais esses trabalhadores, contribuindo para uma precarização do trabalho, inclusive, podendo servir de modelo para que alguns elementos sejam inseridos no mercado formal, posto que, mesmo os motoristas se sentindo explorados, ainda se mantem neste trabalho.
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Palabras clave:
Trabalho, Precarização e Uberização.
Resumen de la Ponencia:
En la presente ponencia se propone abordar las experiencias de las trabajadoras del servicio doméstico de la provincia de Salta, al interior de un mercado de trabajo con altos niveles de informalidad laboral y avanzar en el análisis de las políticas estatales implementadas en contexto de crisis socio-sanitaria en Argentina. Partimos por considerar que históricamente tanto en Argentina como en Latinoamérica, el sector del servicio doméstico se caracteriza por su alto grado de informalidad y precariedad laboral, se encuentra mayoritariamente integrado por mujeres que provienen de clases sociales desfavorecidas, son migrantes y pertenecen a grupos étnicos. La provincia de Salta, lugar donde perviven situaciones de desigualdad y pobreza de larga data no constituye la excepción pues el mercado laboral de esta provincia muestra altos niveles de informalidad en el empleo, convirtiéndose, en los últimos tiempos, en el aglomerado con mayor nivel de asalariados informales, y a la vez con el menor ingreso laboral promedio. En una provincia con estas características el servicio doméstico se presenta como una de las principales ocupaciones que contrata, en la informalidad, fuerza de trabajo de estas mujeres. Por otra parte, el contexto mundial de pandemia ocasionada por el COVID-19, profundizo la crisis en la que ya se encontraban varios países, empeorando las condiciones de trabajo y de vida de los sectores más vulnerables de la población. En Argentina a pesar de la existencia de regulaciones legales en el sector del servicio doméstico, sumado las restricciones sanitarias que implemento el gobierno, las trabajadoras domésticas debieron enfrentarse al avasallamiento de sus patronas/es, quienes a pesar de la situación de pandemia exigían a las trabajadoras presentarse en el domicilio para prestar los servicios requeridos. A la luz de las ideas mencionadas, se aborda la temática de acuerdo a una estrategia metodológica de tipo cualitativa, utilizando entrevistas en profundidad realizadas a las trabajadoras de este sector durante el periodo 2021-2022 en el marco de una beca interna doctoral otorgada por CONICET.Resumen de la Ponencia:
El artículo discute los sentidos detrás de las nociones de “crisis de la educación” y “crisis del trabajo docente”, desde un enfoque cultural del trabajo. A partir del análisis de discursos de los documentos de ATD de Educación Secundaria en el período 2015-2019, se busca conocer las perspectivas docentes sobre el significado de su trabajo como profesores. Nos valemos de la noción de “configuración” del trabajo, para comprender los contextos políticos, económicos, institucionales, y simbólicos que estructuran históricamente el trabajo y le dan sentido. Estas configuraciones se vinculan con proyectos sociopolíticos que le dan sentido, construidos como tipos ideales. Así, se identifican, cuatro proyectos que configuran el trabajo en el periodo reseñado desde la perspectiva docente. En primer lugar, el proyecto progresista-asistencialista, en el cual se problematiza la devaluación del saber docente. En segundo lugar, el proyecto progresista, del cual se denuncia la reducción del saber docente al cumplimiento de indicadores de gestión. En tercer lugar, el proyecto neoliberal-managerial, en el cual se expresa la transformación del docente como un agente de mercado. Por último, el proyecto crítico emancipador, en donde se demanda el reconocimiento docente como profesional de la educación. Se concluye que la identificación de estos proyectos y sentidos sobre el trabajo habilitan a una mejor comprensión de las discusiones sobre educación, docencia y sociedad. Asimismo, se sugieren líneas de profundización del conocimiento con foco en la problematización del reconocimiento profesional docente.Resumen de la Ponencia:
Vivenciamos um aumento brutal do desemprego acompanhado da expansão de diversas formas de subutilização da força de trabalho em todo o mundo, formando um verdadeiro exército global de reserva para o capital. Associado a isso, presenciamos a disseminação de novas modalidades de contratação laboral extremamente precárias, (quase sempre respaldadas pelos aparatos jurídicos dos Estados nacionais). Esses e outros acontecimentos indicados no transcorrer desta tese concorrem para reconfigurar, elevando a patamares mais elevados, o nível de precarização do trabalho, produzindo os piores efeitos para a classe trabalhadora. Esse panorama está circunscrito a uma nova fase de desenvolvimento do modo de produção capitalista, fortemente marcada pela financeirização, pela mundialização e pela recorrência constante às múltiplas formas e recursos tecnológicos disponíveis para condicionar os processos de trabalho. Isso faz parte do próprio estágio de regulação do modo de produção capitalista, no qual a perda dos direitos trabalhistas se alia à expropriação dos demais direitos sociais, como forma de atenuar os efeitos da crise capitalista e o seu avanço por todas as regiões do globo, dificultando e/ou comprometendo a obtenção das taxas de lucro – o que se traduz, para a classe trabalhadora, na exponenciação da subsunção real do trabalho ao capital, e, igualmente, na construção de determinadas formas de luta e resistência. Partindo dessa premissa, o presente estudo tem por objetivo refletir teoricamente acerca das atuais formas de subordinação do trabalho ao capital, destacando especialmente o espaço ocupado pelo precariado nesse processo. Do ponto de vista metodológico, estabelecemos revisão de literatura, a partir do diálogo com autores importantes ao tema, à exemplo de Antunes (2020), Abilio (2021), Filgueiras (2020), dentre outros.A partir da pesquisa desenvolvida, delimitamos a conclusão segundo a qual o entendimento do precariado está atrelado a um novo patamar de precarização e de subsunção real do trabalho ao capital. Destarte, acreditamos ser o precariado uma fração da classe trabalhadora. Um grupo heterogêneo, constituído nuclearmente pelos jovens e adultos, em geral com algum nível de certificação. Do ponto de vista laboral, esses sujeitos se inserem em relações de trabalho cada vez mais precarizadas, marcadas pela alta rotatividade, ou ainda, não conseguem adentrar no mundo do trabalho, passando, por isso mesmo, a engrossar e modificar o chamado exército industrial de reserva, mais expressivamente em sua camada flutuante. Nesse sentido, o precariado está associado a um novo nível de subsunção real do trabalho ao capital, fortemente apoiado na configuração contemporânea do capitalismo, em que o avanço da “indústria 4.0” – com tudo o que ela representa – tornam os sujeitos verdadeiros apêndices da tecnologia.