Resumen de la Ponencia:
La playa de Boa Viagem, en Recife - noreste brasileño -, como espacio de ociosidad, turismo y negocios, estimula un comercio variado, que contribuye, mediante la articulación del informal con lo formal, a la acumulación de capital. Allí, se encuentra el trabajo de quienes comercializa comidas y bebidas en la arena de la playa, por medio del ofrecimiento de sillas y sombreros, como una alternativa ante el desempleo y los bajos salarios en los puestos formales. Las personas en situación de calle, en extrema pobreza y sin lugar fijo para vivir, se involucran a este trabajo en actividades como: transporte de los materiales en carro de hierro que es empujado con las manos (así como los/as cartoneros/as), organización del material en la arena, invitación a clientes para el consumo, atendimiento a los/as clientes, reorganización de material, arreglo de materiales rotos y recogida de latas de aluminio reciclables de los/as clientes. Todo este complejo ha sido analizado como una construcción social de la ocupación, bajo la mirada teórico-metodológica que articula la perspectiva del trabajo no clásico con el configuracionismo. Por medio de observaciones, entrevistas y fotografías, el objetivo de esta investigación de postdoctorado ha sido analizar la percepción que estos/as comerciantes tienen de las personas en situación de calle en esta playa, y de su trabajo, específicamente aquellas con quienes establecen una relación laboral. Han sido entrevistados/as 34 comerciantes, 19 personas en situación de calle y cuatro trabajadores/as que no están en esta situación. Se ha identificado que los/as comerciantes suelen solicitar el trabajo de las personas en situación de calle cuando no tienen otra opción y/o pretenden pagarles un monto menor. Esta precariedad del trabajo, ligada al deambular por la calle, realidad agravada por la COVID-19 y mezclada con el uso de drogas como manera de mitigar el sufrimiento derivado de la pobreza, condiciona a los/as comerciantes a presentar un discurso discriminatorio de que estas personas no son trabajadoras, aún más en la carencia de políticas públicas para inserción laboral y salida de las calles. Se trata, pues, de una ausencia de reconocimiento de la contribución de estos trabajos para la acumulación capitalista, incluso mediante el turismo. Hay, también, intentos para ofuscar estos trabajos, considerándolos solamente como una “ayuda”, por los cuales, en algunas situaciones, se cambia no dinero, sino comida y bebida. El daño en el reconocimiento también se verifica en la demora para efectuar el pago previamente acordado, basado en la concepción de que no serían trabajadores/as. Así, se ha constatado que la situación de calle, fenómeno mundial, agrega diferentes trabajadores/as en situación de pobreza y desempleo, los/as cuales hacen diferentes trabajos en las calles, insertos/as en la cadena de acumulación, aunque moralmente puedan no ser considerados/as trabajadores/as.
Introducción:
Introducción[1]
Comprender la dinámica del trabajo, en toda su complejidad de acciones y actores/actrices de una manera que no se restringe al proceso de compra y venta de la fuerza de trabajo, es fundamental para el análisis de un determinado espacio social, considerando que este es formado por relaciones objetivas y subjetivas multidimensionales. En el capitalismo, esta dinámica se caracteriza por la explotación, en la que, mediante el ejercicio del poder, sólo una minoría se beneficia con la producción de riqueza, mientras que la mayoría de la población se ve relegada a trabajar arduamente para recibir una cantidad insuficiente e irrisoria que garantice solo su supervivencia para seguir siendo explorada.
Además de la explotación expresada en las largas jornadas laborales, bajos ingresos y diversas condiciones precarias, la población aún padece altas tasas de desempleo, las cuales, a través del aumento de la “reserva de força de trabalho” (Cardoso, 2017, p. 39), llevan a las personas que están empleadas a no exigir mejores condiciones de trabajo. Esta circunstancia genera un alto grado de informalidad que se ejemplifica en el espacio social de la playa de Boa Viagem, específicamente en la actividad de hombres y mujeres que trabajan en la playa ofreciendo bebidas y comidas. Entre los actores/actrices que comparten esta realidad laboral con estos individuos se encuentran personas en situación de calle, quienes, aún en situaciones de extrema pobreza y vulnerabilidad social, contribuyen a este proceso de trabajo, y, en definitiva, a la acumulación de capital.
Ante este hallazgo, se engendra esta propuesta investigativa a partir del problema de investigación de cómo comprender las motivaciones de los comerciantes para exigir trabajo a las personas que viven en la calle, es decir, comprender los significados por medio de los cuales estos trabajadores/as - comerciantes - invitan otros/as trabajadores/as - personas en situación de calle - para contribuir a su proceso de trabajo. Por lo tanto, este estudio pretende contribuir a la comprensión de la participación de las personas en situación de calle en este proceso laboral, más precisamente en la forma en que estas personas y sus actividades son concebidas en la percepción de los/as comerciantes, así como las acciones de estos/as últimos/as basadas en esta percepción.
[1] Este trabajo proviene de mi investigación de post-doctorado en el posgrado de Sociología de la Universidade Federal de Pernambuco, “Interacciones de trabajo en la playa: como las personas en situación de calle son requeridas al trabajo por comerciantes na playa de Boa Viagem”, bajo la supervisión del Prof. Dr. Cristiano Ramalho, con apoyo de la FACEPE.
Desarrollo:
Referencial teórico
En el mundo del trabajo se han observado múltiples formas de precariedad, sobre todo si se considera que, según Alves (2007), el trabajo en el capitalismo ya es precario per se, empeorando con el tiempo en términos de vínculos, horas de trabajo, ingresos, actividades y las interacciones sociales en general. Esta dinámica, ya institucionalizada, ejerce una fuerte presión sobre los/as trabajadores/as, en un contexto en el que esta es vista como natural y, por tanto, difícil de cambiar. Una de las formas de expresión de esta precariedad es la informalidad, fenómeno que, al abarcar diferentes experiencias, se ha incrementado en el país. Desde un principio, el concepto de informalidad estuvo asociado a la realidad de la pobreza, en la que, en un contexto de desigualdades sociales, gran parte de la población no encontraba la oportunidad de participar en el desarrollo social en términos de mejorar las capacidades cognitivas y compartir la riqueza producida.
A través de avances empíricos y teóricos, el concepto de informalidad se ha complejizado y ha considerado otros aspectos, como la ilegalidad, en la que lo informal se relaciona con el incumplimiento de los requisitos estatales para la regularización del trabajo (Filgueiras, Druck & Amaral, 2004). Dentro de la perspectiva de la “nueva informalidad”, se entiende el caso de las empresas formales que adoptan prácticas informales, como las relaciones laborales no registradas y/o no regulares (Pérez-Sáinz, 1998). Por lo tanto, es un “processo de informalidade”, ya que implica múltiples formas de ajuste en el mundo del trabajo (Cacciamali, 2000).
Muchas prácticas informales se derivan del hecho de que, sin el apoyo estatal, los individuos no pueden permanecer desempleados y, por lo tanto, se ven obligados a desarrollar estrategias para su supervivencia (Tokman, 2004). Si bien la dinámica de reestructuración productiva y el consecuente proceso de flexibilización han incrementado la informalidad, las actividades informales ya son inherentes al proceso de acumulación capitalista en América Latina y, según Araújo et al (2007), principalmente entre los más pobres. El comercio identificado en la playa de Boa Viagem es una de las expresiones de la informalidad en el país.
La continuidad y complejidad analítica del mundo del trabajo ha mostrado que la informalidad se integra dialécticamente con la formalidad y también es parte integral del sistema capitalista (Oliveira, 2013; Cardoso, 2017). El mundo del trabajo es como una galaxia, involucrando todo, formal, informal y todas las dinámicas financieras del capital (Cardoso, 2017). El trabajo de los/as comerciantes, aunque definido como una actividad informal, está directa e indirectamente ligado a la cadena turística de la ciudad, que también involucra dinámicas formales.
El turismo es una práctica que consiste en moverse en el espacio y permanecer en un lugar diferente al habitual por un período breve, en un momento diferente a la rutina laboral y la búsqueda de la contemplación, con la expectativa de regresar (Urry, 2007). Es a través de las prácticas turísticas que se venden sensaciones y experiencias en diferentes partes del mundo, a partir de la necesidad de ocio, es decir, momentos de descanso, diversión y desarrollo de nuevas capacidades cognitivas.
La institucionalización del turismo se fortalece como resultado de diversos bienes y servicios ofrecidos al/ a la turista, para que la experiencia sea lo más placentera posible. De ahí que, al llegar a Boa Viagem, una de las zonas más turísticas del país, el/la turista se encuentra de frente con la playa y el comercio promovido por los/as comerciantes en la playa, cuyo inicio data de la década de 1960, pues antes los productos eran vendidos solo de forma ambulante (Silva, 2019).
En esta actividad se involucran personas en situación de calle, definida como un grupo heterogéneo de la población que tiene diferentes motivos para entrar y permanecer en esa condición, así como diferentes dificultades para salir de ella. Aunque en esta variedad comparten la pobreza extrema, la ausencia de vivienda regular y convencional y viven en lugares públicos como vías, marquesinas, parques, plazas, solares baldíos, etc. (Silva, 2009). Debido a esta múltiple posibilidad, las personas pueden estar en la vía circunstancialmente, recientemente o en una situación permanente y casi definitiva. Una de las dos principales razones de esta situación es el desempleo, el cual lleva personas a las calles y también dificulta que ellas salgan de ellas (Silva, 2015; Brasil, 2008). Ante este contexto, es necesario considerar la agencia de los sujetos, pues no actúan como si fueran títeres del sistema, al contrario, ejercen autonomía para elegir, entre las oportunidades que se les ofrecen, la más conveniente.
El análisis de esta realidad, cuyo trazo involucra a los/as comerciantes e las personas en situación de calle, no se basa únicamente en perspectivas conceptuales de informalidad, ya que el proceso de trabajo de estos sujetos se entiende a través del concepto de “trabajo no clásico”, que comprende la dinámica de la informalidad del trabajo de manera ampliada, más allá de la relación entre formal e informal y no circunscrita al marco teórico fabril (De la Garza, 2009, 2017).
En la concepción no clásica, se considera que el control es ejercido por diferentes vectores no siempre predecibles, no limitados al proveniente del/ de la jefe, incluyendo actores/actrices que no participan directamente en el proceso de compra y venta de fuerza de trabajo, como en el caso del trabajo realizado en las calles. Así, los policías de tráfico, transeúntes y otras personas también interactúan con los/as trabajadores/as y, de esta forma, influyen en el control de su trabajo (De la Garza, 2009).
Desde esta perspectiva, además de los aspectos objetivos, se consideran los simbólicos, que pueden involucrar la cognición, la emoción, la estética, la moralidad y otras dimensiones (De la Garza, 2009, 2017). Un error en dos estudios sobre el trabajo es la defensa de que existen dos dinámicas separadas que no se comunican (o se comunican poco): una del trabajo, referida a la dimensión técnica, la transformación de la naturaleza para satisfacer necesidades, y otra relacionada con otros aspectos de la vida individual (De la Garza, 2009).
La perspectiva de trabajo no clásico, por el contrario, considera que en el mundo del trabajo no existe sólo el aspecto técnico, no sólo la dimensión cognitiva, sino también la expresión amplia y compleja de la subjetividad, a través de los aspectos ya mencionados. Incluso, en esta mirada conceptual, es posible ver que las identidades individuales y colectivas aún se forman por influencias del trabajo, sin, sin embargo, desconocer que la constitución de la identidad depende de todo el contexto de inmersión del sujeto (De la Garza, 2009). Por tanto, el objetivo de este trabajo es analizar la percepción que los/as comerciantes tienen de las personas en situación de calle de Boa Viagem, y de sus puestos de trabajo, en concreto de aquellos con los que establecen relaciones laborales no clásicas.
Metodología
La investigación de campo estuvo mediada por la observación, la entrevista y la fotografía, entre septiembre de 2020 y agosto de 2023. A través de la primera técnica, se realizaron visitas exploratorias para adquirir subsidios para la elaboración de guiones de observación y entrevista. Posteriormente, la investigación se centró en el área entre la Pracinha de Boa Viagem y el Edificio Holiday, un tramo de aproximadamente 1,1 km, donde, en un día muy concurrido, el domingo, tomando como ejemplo el 21 de febrero de 2021, reúne a 49 vendedores/as ambulantes. La elección de este tramo se justifica porque tanto el Edificio Holiday y Pracinha son lugares que concentran una mayor cantidad de personas en situación de calle en Boa Viagem que trabajan para los/as comerciantes.
Han sido entrevistados/as 34 comerciantes y 19 personas en situación de calle. Otros/as trabajadores/as que no están en esta situación también han sido entrevistados/as, pero, para fines de esta ponencia, no se va a discutir los datos de las entrevistas con ellos/as. El análisis de los datos se basó en la perspectiva metodológica del Configuracionismo, según la cual la realidad se forma a partir de aspectos objetivos y subjetivos, integrados y actuando al mismo tiempo para producir cambios y continuidades (De la Garza, 2012).
La mayoría de los/as entrevistados/as son negros/as, con pocos años de educación formal, de Pernambuco. Los/as comerciantes tenían entre 18 y 61 años, la mayoría entre 51 y 60 años. Las personas en situación de calle tenían entre 18 y 52 años, siendo la mayoría de entre 31 y 40 años. El tiempo de permanencia en la calle osciló entre los 8 meses y los 40 años.
Dinámica del comercio en la playa alrededor de los/as comerciantes
La motivación para empezar a trabajar como comerciante es consecuencia de la articulación entre el desempleo y el interés por el comercio de forma no sumisa. Existe una similitud en el proceso de trabajo de estos sujetos, que consiste en vender alimentos y bebidas en la playa, ofrecer sillas y sombrillas. Entre los productos que comúnmente se venden están las cervezas, el pescado, las papas fritas, los cocos, el agua mineral. Dependiendo de la carpa, puedes encontrar caldos, caipirinhas, palomitas, snacks, cigarrillos y duchas. El alquiler de sillas y sombrillas también aparece en algunos menús.
Los alimentos que necesitan cocción se preparan en comedores comunitarios en las afueras de la playa, que están en constante conexión con los/as comerciantes para entregar los pedidos de los/as clientes. De las personas entrevistadas, un comerciante contaba con su propia cocina industrial, que incluso atendía a otros/as comerciantes, y otra tenía apoyo familiar para la elaboración casera de los alimentos de su menú.
Todos/as los/as comerciantes entrevistados/as tenían la costumbre de guardar sus materiales cerca de la playa. Solo una solía almacenarlos en su casa, transportándolos a la playa en un tráiler.
Fotografía nº1: dinámica del comercio en la playa
Fuente: Fotografía de la autora, 30/01/2021.
Principales trabajos realizados por las personas en situación de calle en la playa
Todas las personas en situación de calle entrevistadas afirmaron que colaboran con el trabajo de los/as comerciantes. “Sin las carretas en la playa, ¿cómo vamos a ganar dinero?” (Abelardo[1]). La asistemática de su trabajo se observa en la posibilidad de realizar distintas tareas, en función de la necesidad del/de la comerciante, que, en una escala de prioridades, tiende a dejar en
último lugar a la persona en situación de calle. “Transporto los materiales, abro un bar, cambio dinero, lo que sea” (Lineu). "Lo que él necesite". (Nicolás). De igual forma, están a disposición de los/as diferentes comerciantes. “Cualquiera llama, yo lo haré” (Pedro). Esta articulación entre la incertidumbre sobre qué tarea realizar y para quién se realizará, ligada a la característica errante de la persona sin hogar, aumenta aún más el grado de incertidumbre y asistemática en este tipo de trabajo.
El deambular se puede caracterizar por el acto de constante movilidad por diferentes lugares, como barrios, ciudades, estados y países. Entre las motivaciones para esta práctica, se identifica el vínculo familiar y/o comunitario frágil, o incluso roto, considerando que ese vínculo ejerce presión sobre el individuo para permanecer en su lugar de origen. Cuando se trata de lazos familiares, el vínculo tiende a ser más fuerte, bajo el supuesto moral de que cada miembro de la familia es responsable de la supervivencia de esta como un todo.
La situación de la calle también genera un deambular propio, íntimamente ligado a las incertidumbres cotidia
nas inherentes a este modo de vivir. Incertidumbres, por tanto, sobre saber si y dónde podrán dormir, comer, trabajar, realizar algún tratamiento de salud, etc. Se trata, por tanto, de un deambular ligado a la relación que establecen con el espacio, que, según Lefebvre (1991), es social, no restringida a su dimensión física. Vinculado a la percepción subjetiva del espacio, este deambular también se manifiesta en la aprehensión del tiempo por parte de estas personas, ya que su experiencia se ajusta a un flujo propio, a saber, la dinámica de la calle.
El curso de la vida, inmerso en el deambular, no sigue la temporalidad estandarizada por la sociedad en la que se inserta. Tiempos, subtiempos y otros tiempos también incluidos dentro de la categoría temporal más amplia, se crean, se modifican y se recrean en una dinámica no lineal, sino en una configuración que mezcla constantemente objetividade
s y subjetividades. Aunque en la incertidumbre de las calles, estas personas se enfrentan a marcadores de tiempo que les presionan y les invitan a un mínimo de comportamiento regular para garantizar su supervivencia.
Uno de ellos es la oferta de trabajo que se les brinda. En el caso del trabajo en la playa de Boa Viagem, para garantizar el inicio de la actividad comercial en el momento de llegada de los/as potenciales clientes, es necesario transportar los materiales temprano. En promedio, las actividades de los/as comerciantes van desde las 6:30 am hasta las 5:00 pm.
Además de transportar los materiales, las personas en situación de calle entrevistadas también realizan los siguientes trabajos: invitar a los/as clientes para el consumo; atención al cliente, “como un mesero de playa” (Oscar); organización del material en la playa y reacomodo en la carreta para transportarla de vuelta al almacén; reparaciones a los materiales de los/as comerciantes, tales como reparaciones a un pozo utilizado como fuente de duchas; mandados generales como comprar hielo, cambiar dinero, cortar cocos, et
c. En este último caso, uno de los entrevistados, Jaime, dijo que él era el “cortador de cocos más rápido”, por lo que “muchos se referían a él”. Las personas en situación de calle también trabajan para los/as clientes, comprando productos que no ofrecen los/as comerciantes. Las siguientes fotografías ejemplifican estos trabajos.
Fotografía nº2: Trabajo de personas en situación de calle - Transporte de carretas
Fuente: Fotografía de la autora, 05/09/2020
Fotografía nº3: Trabajo de personas en situación de calle – Organización del material
Fuente: Fotografía de la autora, 15/03/2021.
En cuanto a la versión de los/as comerciantes, inicialmente buscaron desvincularse de las personas en situación de calle, siendo pocos/as los/as que afirmaron, al inicio de la entrevista, que acudían al trabajo de esas personas, de “un chico que vive en u
na calle” (Raíssa). En otros momentos, generalmente al final, mencionaron que “a veces”.
En cuanto a los mandados, por ser esta una actividad aún menos sistemática, es común tener u
na inclinación a invisibilizarla, incluso atribuyéndole la nomenclatura de “favor”. Esta postura subyace la práctica habitual de los/as comerciantes por no mencionar tales actividades en la lista de tareas laborales que componen la
labor comercial en la playa.
Si bien todos/as los/as comerciantes entrevistados/as manifestaron que los diversos mandados son
considerados un trabajo, solo cuatro (Raíssa, Laura, Sara y Aldo) mencionaron que solían recurrir a las personas en situación de calle para realizar estas labores, confesando este último de manera tardía. Además, parece que algunos/nas admitieron haber recurrido a esta práctica en momentos previos a la entrevista.
Percepción de los/as comerciantes sobre las personas en situación de calle
Para la mayoría de los/as comerciantes entrevistados/as, la percepción de quiénes son las personas en situación de calle está ligada a lo que creen que son los motivos que les condicionan a esta circunstancia. Ante la observación de que este grupo poblacional está involucrado con el consumo de alcohol y/u otras drogas, se tiende a considerar que es por eso que sale a la calle. “Muy drogados, la mayoría” (Caetano). "Que bebe. Drogodependencia” (Rubens). Por el contrario, las investigaciones han demostrado (Varanda, 2009; Silva, 2015, 2019) que las drogas actúan más como un atenuante del sufrimiento en situación de calle que como un asp
ecto motivador de este. Esta percepción contrasta con la razón que darán las propias personas en situa
ción de calle para estar en esta situación, en la que mencionarán que se trata de conflictos familiares involucrados con azotes en la infancia y rechazo a la orientación sexual e identificación de género. Estos conflictos también han sido asociados con el desempleo en tres casos. “No quise saber más de trabajo, de compromiso. Vi que era posible vivir así. No quise más dar mi tiempo para alg
uien. Desacuerdo con la familia también” (Lineu). Además, ha sido identificada la asociación con el uso de drogas. La droga como causa, de modo aislado, ha sido identificada solo en un caso.
En el proceso analítico, se advierte que, junto a los conflictos familiares, existe una situación de pobreza compartida por estas biografías. Esta dimensión, ejemplificada por la falta d
e vivienda, fue identificada por los/as comerciantes. “Quien tenga una renta sostenible no se someterá a esto” (Pâmela). “Falta de oportunidad” (Raíssa). También se mencionó el frágil vínculo familiar. Sin embargo, estos aspectos fueron oscurecidos por el uso de alcohol y/u otras drogas, lo que, ligado a la idea de que son personas peligrosas y propensas a cometer actos ilícitos, lleva a muchos/as c
omerciantes a evitar relaciones más cercanas con estas personas.
La percepción que los/as comerciantes tienen de las personas en situación de calle afecta la forma en que evalúan la relación establecida con ellas, que generalmente se considera “buena”, “amistosa”, “tranquila”, “normal”, incluso en comparación con las interacciones cotidianas ordinarias. “Como mi relación con cualquiera, como
tú y yo aquí hablando. Como con los/as comerciantes” (Raíssa). Fusionado con este discurso, se identificó la idea de que, para que el vínculo se mantuviera así, sería deseable para los/as comerciantes que esta población se mantenga distante de ellos/as, considerando que la evaluación de s
u comportamiento es moralmente reprobable según el estándar de normalidad de ellos/as y de la población en genera
l. “Ellos en lo suyo, yo en lo mío” (Genaro). La falta de confianza en estas personas fue identificada como la razón fundamental de esta actitud.
Esta distancia discursiva también está anclada en la insignia moral que defiende la inserción en el trabajo como un acto obligatorio que sella al individuo como merecedor de respeto y reconocimiento. “Si pedir trabajar, no quieren. Se niegan” (Pamela). “Respeto a todos. Yo no discrimino a nadie. Pero yo creo que son vagos” (Manuela). Desde otra perspectiva, además de que estas persona
s se consideraban ellas propias como trabajadoras - en línea con investigaciones previas (Silva, 2019) -, e
numerando las diversas actividades laborales que realizaban con los/as comerciantes, es necesario señalar que estos/as rutinariamente niegan oportunidades de trabajo a estas personas.
Este hecho ha sido reforzado por una de las entrevistadas, Catarina, quien hizo un esfuerzo discursivo por demarcar una distancia significativa de las personas en situación de calle. "Tengo contacto con ninguna (...) no es una buena persona". Destacó que el único contacto establecido fue “solo no gritar para calmarse, en razón de los/a clientes”, pues el local donde trabaja estaba cercano a donde había una alta concentración de personas en situación de calle. Por otro lado, esta investigación identificó que, de las personas ent
revistadas en situación de calle, seis trabajaban para esta comerciante. Es probable que esta postura enérgica contra estos sujetos se debió a que su participación en la investigación fue en el mismo momento en que estaba presente una de sus clientes
habituales, quien aprovechó el tema tratado en la entrevista para expresar su prejuicio contra las personas en situación de calle.
Bajo el discurso de que los/as comerciantes no necesitan del t
rabajo de las personas en situación de calle, ha sido encontrado que este generalmente era requerido cuando no había otra opción y/o para pagarles una cantidad menor. Esta circunstancia incluso movilizó la organización de algunos/as para que no recibieran menos de lo que consideraban justo
, pacto que solía ser roto por los/as que habían recién llegado en la localidad y/o por otros que se sometían a trabajar por una pequeña cantidad. La propia característica del trabajo que hacían generaba duda sobre la percepción de que las personas en situación de calle son trabajadoras. Algunos/as comerciantes, incluso, inicialmente no reconocieron que estas personas eran trabajadoras, ya que estaban “solo en este transporte de carretas, con reciclaje, estas cosas. Eso es lo que hacen, organizar material” (Raíssa).
[1] Todos los nombres son ficticios.
Conclusiones:
Conclusiones
La situación de desventaja en la que vive las personas en situación de calle ha contribuido a que los/as comerciantes demanden sus trabajos, ya que, debido a su vida errante y la falta de oportunidades laborales, están disponibles para realizar diversos trabajos a bajo precio. De hecho, muchas de estas personas viven en las cercanías de la playa porque, al ser una localidad con un alto flujo de entretenimiento y turismo, hay, en consecuencia, mejores oportunidades laborales, independientemente de su precariedad.
Sin embargo, mientras requieren sus trabajos, muchos/as otros/as comerciantes no les dan la oportunidad porque no confían en la relación que se establece con estas personas, en base al estigma que ya cargan como sujetos peligrosos y que, en cualquier momento, pueden cometer un delito.
Esta percepción negativa es el resultado, entre otros factores, de la ausencia de políticas públicas eficientes que contribuyan a la disolución de los prejuicios sobre las personas en situación de calle, en línea con el art. 7 del Decreto 7053 de 2009, en el cual menciona explícitamente que uno de los objetivos de la Política Nacional para la Población en Situación de Calle es promover investigaciones y publicaciones que aborden la heterogeneidad de estas personas. Por lo tanto, instruir a la sociedad sobre quiénes son ellas es un derecho, no un favor.
Debido a este malentendido, las personas en situación de calle, aunque colaboren para el proceso de trabajo de dos/as comerciantes en la playa de Boa Viagem, pierden oportunidades más generales para actividades como estas, porque muchos/as de estos/as comerciantes se niegan a tener relación con este grupo. La actuación laboral de estas personas en este espacio podría ser más regular y abarcar un mayor número de comerciantes, ya que estos/as necesitan personas que contribuyan a su trabajo.
En cuanto al involucramiento de estas personas con el alcohol y/u otras drogas, principalmente como alternativa para mitigar su sufrimiento cotidiano, esta investigación también muestra que el Estado no ha garantizado políticas públicas efectivas para el tratamiento de los/as usuarios/as de estas sustancias. Políticas, a su vez, basadas en la propuesta de reducción de daños, frente a prácticas enfocadas en el aislamiento individual bajo estímulo religioso.
Es necesario que las instancias de gobierno se acerquen a las personas en situación de calle de esta zona de manera amplia, en primer lugar a partir del reconocimiento práctico, no solo discursivo, de que este grupo poblacional necesita una intervención integral que le permita acceder a otras oportunidades de vida que no sean solo la calle. Para facilitar este proceso, se identificó la necesidad de instalar un Centro de Referência Especializado para População em Situação de Rua (Centro POP), un albergue nocturno, un restaurante popular y baños públicos en el lugar.
Estas iniciativas, por tanto, contribuirían al proceso de inserción laboral de estas personas y, concomitantemente, a una calidad de vida más digna, ya que contarían con espacios para el descanso diurno, el sueño nocturno, la alimentación, el aseo personal y vestuario, políticas de capacitación y, por tanto, una garantía de derechos en forma ampliada. Al garantizar derechos que son negados a un grupo de población y permitirles salir de la situación de calle, estas medidas contribuyen a la dinámica amplia de la ciudad. En resumen, la aplicabilidad de dos resultados de esta investigación contribuye directamente para la reducción de la pobreza y las desigualdades sociales.
Bibliografía:
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Palabras clave:
Situación de calle. Playa. Trabajo no clásico.
Resumen de la Ponencia:
Si bien el fenómeno de la precariedad laboral se ha extendido en las ultimas décadas a nivel mundial, la pandemia por coronavirus ha tenido distintas implicaciones en todos los ámbitos de la esfera productiva, así como en la configuración del mercado de trabajo actual. Bajo este marco, el objetivo fue identificar el efecto de distintos niveles de precariedad laboral en la población asalariada de México para diferentes grupos de edad y niveles de escolaridad en relación con el sexo, para dos momentos: al inicio y a dos años de la pandemia; se estimó un índice de precariedad laboral a partir de la construcción de cinco indicadores: salario, jornada de trabajo, prestaciones sociales, seguridad social y contrato, que consideran la dimensión económica, normativa y de seguridad laboral, con datos tomados de la encuesta nacional de ocupación y empleo del cuarto trimestre de 2019 y 2021 respectivamente, y se realizó un análisis de regresión logística multinomial con el programa estadístico Stata. Los resultados muestran que aunque siguen siendo más afectados los jóvenes de entre 20 a 29 años y los de menor escolaridad, se observa un aumento en los niveles de precariedad que abarca todos los grupos de edad y escolaridad y a diferencia del pasado, se han visto más afectados los hombres. El aporte de este trabajo resulta útil pues proporciona un panorama actual sobre el mercado de trabajo en México así como de sus posibles implicaciones en otras dimensiones como desigualdad, pobreza, exclusión, entre otras.Resumen de la Ponencia:
El discurso del desarrollo sostenible ha traído aparejado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y el número 8 está ligado al crecimiento económico y al «trabajo decente» de las economías. En este documento se cavilará sobre el trabajo decente, desde un punto de vista conceptual global, y sociológico-económico en Colombia, para ello el texto se divide en cuatro (4) partes: 1) Se revisan perspectivas sobre el trabajo y su variante “decente” en dos sociólogos de renombre: el español Imanol Zubero y el mexicano, fallecido recientemente, Enrique de la Garza Toledo. Acto seguido se complementan sus análisis con categorías y enfoques de dos autores de talla internacional, los economistas Amartya Sen y Robert Boyer, quienes desde distintas orillas cumplen el mismo propósito de ir más allá del enfoque neoinstitucionalista y neoliberal tan popular en nuestros días. Se aprovecha en este pasaje del texto para hacer, a modo de contraste, una breve revisión de la perspectiva neoinstitucional que, sobre el trabajo decente, ofrece el peruano Virgilio Levaggi como representante de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT, ILO por sus siglas en inglés); 2) Desde el año 1963, la Organización de Estados Americanos (OEA, OAS por sus siglas en inglés) aproximadamente cada tres años -desde el siglo XXI se convirtió en bianual- convoca y desarrolla un evento denominado Conferencia Interamericana de Ministros de Trabajo (CIMT). Haciendo una revisión rápida se encuentra que las actas y documentos importantes elaborados en el marco de ese evento se encuentra disponible solo desde la XVIII CIMT que se desarrolló en Medellín (Colombia), hasta la XXI CIMT que se desarrolló por vez primera de manera enteramente virtual. En resumen, se realizará una suerte de análisis discursivo sobre el trabajo decente y su conexión con el desarrollo sostenible en los compromisos adquiridos en los CIMT XVIII-XIX-XX-XXI (2013-2021) -se excluyen los CIMT XVI-XVII, aunque ellos tienen las palabras claves que nos convocan, porque no hay disponibilidad libre de documentación-, lo cual brindará un panorama de los planteamientos «idealistas» que se proponen en este tipo de eventos y cómo se pueden contrastar con los resultados «realistas» que arroja la tercera sesión; 3) Desde otra orilla, pero volviendo a la OIT, se presenta una breve contextualización sobre el trabajo decente en América Latina con aproximaciones de la doctora en Derecho Tzehainesh Teklè y la doctora en ciencias políticas Graciela Bensusán. Por otra parte, se aterriza por primera vez en Colombia y el desarrollo jurídico y organizacional del trabajo decente en el país. Finalmente, se complementa con información del SISLAB de la Escuela Nacional Sindical (ENS) y el DANE para poder poner algunos números y elementos cualitativos al trabajo decente en Colombia de los últimos años; 4) Conclusiones y recomendaciones finales.
Introducción:
El discurso del desarrollo sostenible ha traído aparejado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y el número 8 está ligado al crecimiento económico y al «trabajo decente» de las economías. Pero la noción misma de trabajo decente que ha sido tenido en cuenta tanto por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) (Ostau de Lafont De León & Niño Chavarro, 2018, p. 145) es muy compleja y de ella han surgido diversos índices e indicadores que tratan de dar cuenta del fenómeno. En rigor, este concepto se caracteriza por perseguir 4 objetivos estratégicos: a) Derechos fundamentales en el trabajo; b) oportunidades de empleo; c) Protección social y d) diálogo social (RedLat, 2019, p. 9).
El trabajo decente, más que una definición, “es un conjunto de componentes, de derechos que debe tener un trabajador a la hora de vender su mano de obra” (Jaramillo Montoya, 2018, p. 16). Los teóricos del desarrollo sostenible tienen una fórmula clara en sus discursos: un número mayor de personas con empleo decente se traduce en un crecimiento económico más fuerte e inclusivo; y mayor crecimiento, se deriva en más recursos disponibles para crear empleos decentes (Jaramillo Montoya, 2018, p. 16), se trata de una suerte de círculo virtuoso que no siempre se presenta en la realidad. Durante las últimas décadas, los países latinoamericanos han visto debilitar sus Estados Nación y los mercados internacionales comandan a sus economías, esto ha hecho que se transite del proteccionismo a una mayor y marcada informalidad laboral (Ostau de Lafont De León & Niño Chavarro, 2018, p. 144).
Dada su complejidad, se abordará el trabajo decente desde distintos frentes: 1) Sociológico: con los renombrados autores Enrique De la Garza Toledo e Imanol Zubero; 2) Económico: con Robert Boyer y Virgilio Levaggi; 3) Discursivo: con las actas de las Conferencias Interamericana de Ministros de Trabajo (CIMT), particularmente sus ediciones XVIII-XXI (2013-2021); 4) Contextual y legal: sobre el trabajo decente en América Latina y Colombia y 5) Indicadores del trabajo decente: una lectura al trabajo de Silvio López-Mera.
Desarrollo:
Componente sociológico: Enrique de la Garza Toledo e Imanol Zubero
Para poder entender mejor las aproximaciones desde lo legal y lo económico, se considera pertinente traer a colación primero a dos grandes sociólogos, a saber, el mexicano Enrique de la Garza Toledo (1947-2021) quien falleciera recientemente y, por otro lado, (1961) el español Imanol Zubero, docente de la Universidad del País Vasco.
Lo primero que hay que entender para hacer una aproximación al estado actual del trabajo (decente o no) es que los países, desde ya hace varias décadas atrás, han dejado un poco atrás a la industria para darle paso al sector servicios, pero esto ha traído consigo una precarización mayor del trabajo (De la Garza Toledo, 2009, p. 114). Y esta precarización laboral presiona a abandonar los clásicos enfoques marxistas que se centran en el «asalariado» y el «patrón» y empezar a incluir una tercera parte: el consumidor, actor sumamente relevante en nuestra sociedad de consumo actual (De la Garza Toledo, 2009, p. 119).
Sin dejar de pensar en esta tríada, De la Garza Toledo señala que el sector servicios y, más específicamente la tendencia actual al teletrabajo hace que “se transite del cara a cara hacia la pantalla-pantalla” (2009, p. 122) y esto se ha profundizado o, al menos, se ha hecho más notorio con la crisis mundial surgida por la pandemia del Covid-19.
Con tan solo algunas características señaladas por el sociólogo mexicano, él insiste “en pensar en un concepto ampliado de trabajo, pero también en sujetos laborales ampliados frente a la dinámica contemporánea” (De la Garza Toledo, 2009, p. 123).
La sociología del trabajo, al menos en la versión de De la Garza Toledo, señala no sólo la inclusión de algunas categorías de análisis, sino que exhorta por mayor complejidad en las ciencias sociales. Es así como solicita que “el concepto de control (tomado de la sociología del trabajo clásica) debe complejizarse con otros como: Poder, Dominación, Hegemonía, vulnerabilidad, estructuración, exclusión, precariedad, identidad y acción” (2009, p. 131). Resulta obvio que al incorporar estas categorías los análisis se tornarán más complejos y más cercanos a la realidad que intentan abordar.
Enrique De la Garza Toledo invita a pensar en la noción de trabajo ampliado, que es:
Todo aquél que involucra el trabajo asalariado, pero también todo el que genera productos para el mercado. Toda actividad humana encaminada a producir bienes y servicios para satisfacer necesidades y que transforma un objeto utilizando medios de producción a partir de la interacción de los seres humanos (trabajadores). (De la Garza Toledo, 2011, p. 5)
“Para entender el concepto ampliado de relación laboral no son suficientes las variables clásicas (empleo y salario) pues estas no colocan el acento en el trabajo como actividad y en el trabajador como actor” (De la Garza Toledo, 2011, p. 18). Y si esto puede ser entendido desde un punto de vista académico, también es necesario comprender que “el trabajo no clásico vincula también la producción e intercambio de símbolos cognitivos, emocionales, morales y estéticos” (De la Garza Toledo, 2013, p. 319). Los trabajos no clásicos, dice el sociólogo mexicano, son tan importantes hoy en día que presionan a “revisar conceptos como: clase social, conflicto de clases, sujetos trabajadores…” (De la Garza Toledo, 2013, p. 327).
Desde la otra orilla de la sociología europea contamos con Imanol Zubero quien resalta que “Los problemas del trabajo decente no se dan sólo en las regiones más pobres o menos desarrolladas del planeta” (Zubero, 2007, p. 10). Muy lejos de ello, el sociólogo español apunta que, en la aparente modernidad se esconde una “refeudalización de las relaciones laborales en el turbocapitalismo o capitalismo rápido” (Zubero, 2007, pp. 7-8). Dicho en otras palabras, “la nueva normalidad laboral no es otra cosa que la de la precarización y vulnerabilización” (Zubero, 2007, p. 21). Aspecto en el que coincide claramente con Enrique De la Garza Toledo.
En una relectura al marxismo, la posición del sociólogo español lo lleva a indicar que la velocidad de la movilidad del capital no tiene nada que ver con las restricciones a la movilidad del factor trabajo (léase trabajadores) (Zubero, 2007, pp. 17-18). En la práctica, los discursos en torno al trabajo decente se reducen a la revisión de la economía formal, es decir al empleo y no al trabajo per se.
Es más, para Zubero, la ausencia de paro en una economía no es indicador suficiente para probar la existencia de trabajo decente (Zubero, 2007, p. 32). El sociólogo español considera que pensar en la categoría de «trabajo decente» puede resultar un tanto demagógica y coadyuvar a perpetuar el statu quo, y por ello considera preferible revisar mejor la «seguridad socioeconómica», que engloba a la seguridad del mercado de trabajo, profesional y otras (Ver Tabla 1):
Componente económico: Robert Boyer y Virgilio Levaggi
En esta sección tomaremos a préstamo algunos señalamientos elaborados por el intelectual francés Robert Boyer (1943) y el economista peruano Virgilio Levaggi respecto al trabajo decente. Por ejemplo, desde el regulacionismo francés, Boyer invita a pensar en “Las recurrentes crisis económicas de los últimos años han multiplicado los análisis sobre las transformaciones del movimiento obrero, las estrategias sindicales y las relaciones profesionales del trabajo” (Boyer, 1984, p. 207).
Boyer señala:
La noción de regulación define la forma que adopta la dinámica económica, resultado de estrategias individuales que se expresan en el marco de formas bien precisas de la relación salarial, aunque también de la competencia, del Estado y de la integración internacional de la nación considerada. (Boyer, 1984, p. 210)
Aterrizándolo en el caso de Francia, de 1968-1982 -que es el que aborda el intelectual francés en este artículo- las crisis que se afrontaron entonces precipitaron también la crisis de las formas organizativas y sindicales y, por ende, a los trabajadores (Boyer, 1984, p. 236). Desde una perspectiva macroeconómica y con ciertas reminiscencias del marxismo Boyer señala que los regímenes (o métodos) de regulación en una sociedad llegan a un punto en el que se agotan frente al régimen de acumulación imperante. Fue así como la Gran Depresión de 1929 se entiende como la consecuencia de la incompatibilidad entre un proceso de trabajo fordista y un modo de vida tradicional (Boyer, 1984, p. 209).
Si lo aplicamos al análisis de Zubero y De la Garza, se puede sentenciar que estamos asistiendo a un agotamiento del proceso de trabajo «toyotista», y no puede entenderse sin la guía de categorías como «trabajo no clásico (ampliado)». Ante esta situación, el teletrabajo y la pandemia aportan nuevos desafíos para comprender estas dinámicas.
La globalización es un proceso de redefinición de las relaciones entre el centro y la periferia (Boyer, 2000, p. 25). Y los jugadores que salen victoriosos son los del sector de la especulación financiera, quienes redefinen las normatividades y legislaciones internacionales y presionan a un fenómeno de precarización y flexibilización del trabajo. Se debe hacer aquí una gran salvedad: “La globalización no es la homogeneización del espacio mundial, sino por el contrario, la diferenciación de las especializaciones” (Boyer, 2000, p. 26).
Desde una perspectiva neoinstitucionalista, el libro del peruano Virgilio Levaggi se convierte en una referencia indispensable pues se alinea con las posturas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En él se rescata la lucha por mejorar el mercado laboral porque permite combatir la pobreza, fortalece la democracia y la realización personal; quien tiene empleo mejora su autoestima, obtiene ingresos y facilita la inserción social (Levaggi, 2006, pp. 14-33).
El famoso trabajo de Juan Somavía de 1999 es recuperado en el libro de Levaggi y nos muestra la versión compacta e internacional del trabajo decente: “es aquella ocupación productiva que es justamente remunerada y que se ejerce en condiciones de libertad, equidad, seguridad y respeto a la dignidad humana” (Levaggi, 2006, p. 28).
En los cánones de la economía mainstream se divulga a viva voz que si una economía genera un crecimiento económico prudente este se va a traducir en un incremento del empleo (ocupación) y el trabajo decente. Pero el economista peruano es enfático en que el crecimiento económico de una nación es condición indispensable para la creación de empleo, pero la historia reciente enseña que no ha bastado para generar más y mejores trabajos (Levaggi, 2006, p. 35).
Pero al hablar de trabajo decente en países latinoamericanos no solo se trata de un objetivo meramente económico sino también y, fundamentalmente, político, pues “deben perseguirse simultáneamente la democracia, el crecimiento económico y la justicia social” (Levaggi, 2006, p. 73), todo ello en aras de disminuir la pobreza y la pobreza extrema.
Componente discursivo: Conferencia Interamericana de Ministros de Trabajo (CIMT). Versiones XVIII-XXI (2013-2021)
Desde el año 1963, la Organización de Estados Americanos (OEA, OAS por sus siglas en inglés) aproximadamente cada tres años -desde el siglo XXI se convirtió en bianual- desarrolla un evento denominado Conferencia Interamericana de Ministros de Trabajo (CIMT). Haciendo una revisión rápida se encuentra que las actas y documentos importantes elaborados en el marco de ese evento se encuentra disponible solo desde la XVIII CIMT que se desarrolló en Medellín (Colombia), hasta la XXI CIMT que se desarrolló por vez primera de manera enteramente virtual.
En las actas de las últimas cuatro (4) sesiones del CIMT (OEA-CIDI, 2013; 2015; 2017; 2021) se repite hasta el cansancio una aparente preocupación por aspectos del impulso al trabajo decente como: a) Formación profesional y capacitación para el trabajo; b) Sistemas de información del mercado de trabajo; c) Servicios públicos de empleo; d) Movilidad laboral y homologación de competencias laborales entre países y e) Políticas y programas de empleo juvenil y la transición escuela-trabajo.
Sin embargo, y lejos de querer hacer un exhaustivo análisis de discurso que escapa a la intención de este apartado, notamos que, en términos generales, las actas de la CIMT se jactan de hacer informes y libros, pero estos esfuerzos se desdibujan de gruesa manera al generar una seria agenda con estrategias específicas para abogar por el trabajo decente.
Lo que sí puede afirmarse es que el mayor logro de estas conversaciones en las CIMT fue la articulación de la Red Interamericana para la Administración Laboral (RIAL, ver http://www.rialnet.org/?q=es). Esta ausencia de voluntad política se corrobora con los datos de la XX CIMT donde se menciona que 135 millones de personas trabajando en la informalidad, un promedio regional de 47% del total de la fuerza de trabajo (OEA-CIDI, 2017, p. 2). Siguen siendo números enormes que se sitúan muy lejos de los objetivos de la Agenda 2030.
Respecto a la última reunión (XXI CIMT) (OEA-CIDI, 2021) el único aspecto llamativo es que se plasma la preocupación por el impacto de la pandemia del Covid-19, aunque esta preocupación se instale más en lo político-económico que en lo conceptual. Sería mucho más impresionante si las políticas públicas laborales propendiesen por el equilibrio entre el crecimiento, la creación de empleo y la protección del trabajador (Ostau de Lafont De León & Niño Chavarro, 2018, p. 159).
El empleo informal o informalidad laboral, como comúnmente se le conoce, es considerado como uno de los principales problemas de los mercados de trabajo de la región (RedLat, 2019, p. 20) pero muy poco se ha hecho al respecto para bajar los indicadores de este fenómeno.
Por otra parte, el acceso a la protección y seguridad social resultan renglones claves para el desarrollo de las sociedades. Las políticas de protección social permiten que los ingresos de los hogares mejoren, impulsan la productividad y el desarrollo humano, y promueven el trabajo decente (RedLat, 2019, p. 25). Uno de los aspectos a revisar en el trabajo decente es la protección social y la libertad de expresión y de agremiación, pero en estos rubros Colombia no sale bien librada: en el índice global de los derechos, Colombia aparece como uno de los peores lugares del mundo para los trabajadores y el debate gira en torno a la precariedad o la informalidad, que supera un 47% de la población activa y un 68% de la población -más de veintidós millones de trabajadores- no tiene seguridad social (Ostau de Lafont De León & Niño Chavarro, 2018, p. 145), estas cifras resultan bochornosas para un país que en distintas reuniones CIMT se ha mostrado partícipe de incentivar el trabajo decente.
Componente contextual y legal: Trabajo decente en América Latina y Colombia
Hace ya ocho años atrás apareció un texto relevante sobre derecho laboral llamado Derecho del trabajo y protección de los trabajadores en países en desarrollo, en él participaron, entre otros, la Doctora en Derecho Tzehainesh Teklè y la doctora mexicana en ciencias políticas Graciela Bensusán. Algunos de sus apuntes sobre la economía y el derecho laboral a nivel de América Latina son resaltados en este apartado y se complementan con un componente legal sobre el trabajo decente en Colombia.
Teklè señala que la pobreza reinante en Latinoamérica presiona u obliga a los trabajadores a aceptar empleos sin tener en cuenta las condiciones laborales (Teklè, 2014). Y es la misma dinámica de la globalización la que ha posibilitado la “proliferación de relaciones laborales que se escapan a la cobertura de la legislación laboral” (Teklè, 2014, p. 47), es una suerte de daño colateral derivada del fenómeno globalizante.
Por otra parte, la investigadora mexicana apunta que “la brecha entre el derecho y la realidad se ha hecho cada vez más grande con la llegada de la globalización y las políticas orientadas a los mercados” (Bensusán, 2014, p. 159).
Con estas opiniones de investigadoras de renombre sobre derecho laboral, se puede concluir que América Latina debe mejorar la protección de los trabajadores de forma que englobe las formas típicas y atípicas (no clásicas o ampliadas) de empleo (Bensusán, 2014, p. 202).
La importancia de analizar la evolución del trabajo decente en la región está relacionada con la necesidad de “evaluar la orientación, alcance e impacto de las políticas públicas laborales implementadas a nivel de cada país, sus efectos concretos sobre el ejercicio de derechos laborales fundamentales y derechos sociales asociados con la condición de trabajadores” (RedLat, 2019, p. 8).
Las políticas públicas sobre trabajo decente tienen muy pocos efectos en la generación de trabajo formal; por ello, “en Colombia el mundo del trabajo está caracterizado por más informalidad, más tercerización, más pobreza, más trabajo precarizado, más violencia sindical y menos negociación colectiva; (… y) seis de cada diez microempresas están en la informalidad” (Ostau de Lafont De León & Niño Chavarro, 2018, p. 159).
Sin embargo, no todo es negativo en el panorama de la legislación laboral colombiana. Por ejemplo, la Ley 1429 de 2010 define lo que es la informalidad en Colombia en materia normativa (Bogotá Roa & Rojas Bohórquez, 2019, p. 42). A través de ella se proporcionan algunos incentivos para los empresarios que generen empleos nuevos y promueve la formalización (Bogotá Roa & Rojas Bohórquez, 2019, p. 43).
En adición a ello, el Decreto 567 de 2014 constituye la Red Nacional de Formalización Laboral cuyo objetivo es “desarrollar alternativas y estrategias que permitan consolidar el trabajo decente y una universalidad en la cobertura del sistema de Seguridad Social”. (Bogotá Roa & Rojas Bohórquez, 2019, p. 63)
Para finalizar este apartado resulta conveniente mencionar la creación de la Ley 1780 del 2016 en Colombia en donde “se promueve el empleo y el emprendimiento juvenil, se generan medidas para superar barreras de acceso al mercado de trabajo” que buscaba complementar a la ley 1492 de 2010 (Bogotá Roa & Rojas Bohórquez, 2019, p. 44).
Trabajo decente en Colombia: Algunos datos para una sencilla aproximación
De acuerdo con Bogotá Roa y Rojas Bohórquez Colombia se comenzó a interesar en el estudio del sector informal en el año 1984, cuando el DANE implementó preguntas adicionales con el fin de evaluar el nivel de informalidad en la encuesta de fuerza de trabajo, desde entonces se han implementado diversas disposiciones normativas para complementar el Código Sustantivo del Trabajo en cuanto a la cobertura universal a los trabajadores frente a sus prestaciones sociales, remuneración económica y sobre todo: sus derechos fundamentales, ya que en un entorno laboral no se puede desconocer la dignidad inherente al ser humano (2019, p. 9).
Respecto a las leyes y su concatenación con la Agenda 2030 de desarrollo sostenible, en Colombia surgió la Ley 1753 de 2015 y a través de ella se expidió el Plan nacional de desarrollo 2014-2018 bajo la administración del presidente Juan Manuel Santos, que consagra la política en materia de trabajo decente (Ostau de Lafont De León & Niño Chavarro, 2018, p. 151). Asimismo, el Decreto 2362 de 2015 concretó la fecha del 7 de octubre para celebrar el día del trabajo decente, con el fin de adelantar programas y actividades de promoción, divulgación, capacitación y prestación de servicios en relación con el trabajo decente (Ostau de Lafont De León & Niño Chavarro, 2018, p. 153).
Por otro lado, el Observatorio del mercado de trabajo y la seguridad social de la Universidad Externado de Colombia considera que, en los últimos años, los indicadores sobre trabajo decente planteados por la OIT han mostrado mejoría en el país, pues se incrementó la población ocupada, descendió el desempleo y se redujeron la pobreza y la informalidad, lo que exhibe un avance generalizado hacia el trabajo decente (Ostau de Lafont De León & Niño Chavarro, 2018, p. 155).
Pero no todos opinan que se hayan hecho grandes avances en materia de trabajo decente, por ejemplo, para el año 2016 -año inmediatamente posterior a la aparición de la Agenda 2030- Colombia revela una
Población ocupada donde solo 22.156.000 de personas tienen condiciones de trabajo decente y 15.066.800 se encuentran en el margen de trabajo informal (…). Un 51,33% de la población ocupada de las áreas metropolitanas se dedica a la economía informal y en todo el territorio nacional representa un 60%. (…) hablar de trabajo decente como política pública en Colombia es un discurso precario en cuanto a la población y a la informalidad de la economía; (…además está) la intolerancia al ejercicio del derecho de asociación sindical y negociación colectiva (Ostau de Lafont De León & Niño Chavarro, 2018, p. 161).
Por su parte, la Red Latinoamericana de Investigaciones sobre Compañías Multinacionales (RedLat) señala abiertamente que las administraciones más recientes de países como Brasil, Chile, Perú y Colombia:
han impulsado una serie de reformas que representan, por un lado, serios retrocesos para los sectores laborales, en tanto profundizan la flexibilización laboral que deviene en precariedad en el trabajo y un deterioro de la calidad de la vida en general. Por otro lado, se trata de reformas que perpetúan y profundizan el modelo de mercantilización de la vida y la acumulación (desproporcionada) de riquezas a partir de la privatización de derechos sociales (RedLat, 2019, p. 11).
Otros datos de la RedLat que son relevantes para tener un mejor panorama respecto al trabajo decente son: a) Tan solo el 35% de los trabajadores colombianos ocupados cotizan al sistema de pensiones; b) Colombia posee un seguro de desempleo -muy poco conocido por cierto- con una bajísima cobertura (2019, pp. 26-27).
¿De qué otra manera se aprecia la vulnerabilidad del trabajador colombiano? La tasa de sindicalización es tan solo del 4.6%, equivalente a un poco más de 1 millón de trabajadores, adscritos a 5,523 organizaciones sindicales (RedLat, 2019, pp. 29-30). Asimismo, y no menos importante, Colombia es uno de los países más riesgosos para ejercer el derecho a la libertad sindical. De acuerdo al Sistema de Información de Derechos Humanos (SINDERH), coordinado por la Escuela Nacional Sindical (ENS)…
Durante el 2018 se registraron alrededor de 221 violaciones a la vida, la libertad y la integridad física cometidas contra sindicalistas: 163 amenazas, 33 homicidios, 10 atentados contra la vida, ocho hostigamientos, tres desapariciones forzadas, dos desplazamientos forzados, un allanamiento ilegal y un caso de tortura (RedLat, 2019, p. 32).
Como se presentan versiones contrarias frente al avance del trabajo decente en Colombia (¿América Latina?) en los últimos años, se trae a colación un par de trabajos sin parangón del docente de la Universidad de Antioquia (UdeA), Silvio Fernando López Mera: 1) Referente al seguimiento del trabajo decente a nivel nacional (2010-2019) (Ver López-Mera, 2021) y 2) Una Caracterización del trabajo decente en Medellín y otras ciudades principales (2010-2018) (Ver López Mera, 2020).
El presente documento solo permite hacer una exploración contextualizada sobre la importancia de revisar los avances del trabajo decente y su evolución contenida en el Objetivo de Desarrollo sostenible número 8 (ODS-8) en el ámbito nacional. Para una investigación futura -léase trabajo de grado de la maestría en la Universidad Industrial de Santander, UIS- se espera ampliar el período de estudio del trabajo decente a nivel nacional al período 2000-2020, conocido como el período de «consolidación neoliberal», o al menos así lo rotula el investigador Carlos Alberto Duque García.
A continuación, se presentan algunos indicadores pertinentes extraídos del trabajo de López-Mera (2021) con breves comentarios sobre las mismas:
En la Figura 1 se presenta la tasa de ocupados pobres a nivel nacional y total de 13 áreas de interés. Claramente se percibe la tendencia decreciente en el período 2010-2019, pasando de un 33,2% en 2010 a un 21,3% en el año 2019. Y esto parece indicar que se puede estar generando más trabajo decente.
Por su parte, la Figura 2 presenta la tasa de asalariados con bajos ingresos con una clara tendencia decreciente en el período 2010-2017 con ligeros repuntes en 2018-2019. Del total nacional se pasó de 20,4 en el año 2010 a 16,6 en 2019. También se nota que las mujeres llevan la peor parte pues solo rebajaron 4,1 puntos a lo largo de la década.
En la Figura 3 se presenta la tasa de tiempo de trabajo excesivo, en este rubro los hombres parecen condenados a tasas elevadísimas de trabajo excesivo.
Por otra parte, la Figura 4 presenta la tasa de trabajo precario. En este rubro los hombres y mujeres presentan tasas y tendencias similares. Así, los hombres a nivel nacional pasaron de 84,4 en el año 2010 a 79,7 en el 2019. A su vez, las mujeres a nivel nacional pasaron de 83,1 a 79,4 en el mismo período. Presenta una tendencia decreciente en el período 2010-2019 para todos los casos de interés.
En otros indicadores (Ver Tabla 2) se presenta una tasa de accidentalidad y cantidad total de accidentes llegó a sus máximos históricos en 2019, lo cual contrasta con la menor cantidad de muertes (492). También se observa que el número de empresas ha venido creciendo considerablemente, pasando de 438.083 en el año 2010 a 839.016 en el año 2019.
Si agrupamos todas las figuras y tablas de la investigación del docente López-Mera podríamos decir que Colombia marcha viento en popa en materia del trabajo decente. Pero debemos analizar una última tabla (Ver Tabla 3) antes de cantar victoria. En ella se muestra que hay 3 dimensiones del trabajo decente (en el ODS-8) que no podrán alcanzarse en la Agenda 2030 y estos son: a) Promover la disminución sostenida del desempleo a nivel nacional; b) Promover la formalidad laboral; c) Reducir la proporción de jóvenes que no están empleados y no cursan estudios ni reciben capacitación (los famosos «ninis»).
Pero no todo es negativo, pues los índices sobre el trabajo infantil y aquel que propende por aumentar la población afiliada a las administradoras de riesgo laborales (ARL) sí son alcanzables frente a la meta de la Agenda 2030. En conclusión, hay avances importantes en los indicadores de trabajo decente en Colombia, pero el ritmo al que avanza dista mucho de ser óptimo. En distintos tópicos la lentitud con que progresa le da cabida a mayor pobreza y pobreza extrema.
Conclusiones:
Respecto a los aportes de De la Garza Toledo e Imanol Zubero se rescata la importancia de visionar un mercado ampliado de trabajo, un trabajo no clásico repleto de complejidad. Y el universo académico del entorno laboral debe ser revisado, actualizado. El problema del trabajo decente no solo aplica a las regiones pobres del planeta, es un fenómeno global ligado a los márgenes de informalidad laboral y precarización del trabajo. De hecho, Zubero solicita no hacer énfasis en el trabajo decente sino, en cambio, la seguridad socioeconómica.
Asistimos al declive del proceso de trabajo toyotista, por ello el trabajo no clásico debe erigirse como una clave para abordar los fenómenos laborales. Y, siguiendo a Graciela Bensusán “la brecha entre el derecho y la realidad se ha hecho cada vez más grande con la llegada de la globalización y las políticas orientadas a los mercados” (2014, p. 159) y no es el único investigador que apunta a lo mismo. De acuerdo con RedLat las administraciones más recientes de países como Chile, Brasil, Perú y Colombia han profundizado la flexibilización y precarización laboral, yendo en detrimento de los objetivos de desarrollo sostenible de cara a la Agenda 2030. Y nuestro país es el peor en números sobre libertad de asociación.
En conclusión, hay avances importantes en los indicadores de trabajo decente en Colombia, pero el ritmo al que avanza dista mucho de ser óptimo. En distintos tópicos la lentitud con que progresa le da cabida a mayor pobreza y pobreza extrema.
Bibliografía:
Bensusán, G. (2014). “Legislación laboral en América Latina. La brecha entre el diseño y realidad”. En: TEKLÈ, T. (2014). Derecho del trabajo y protección de los trabajadores en países en desarrollo. Madrid: Plaza y Valdés editores.
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Palabras clave:
Trabajo decente, Colombia, Condición laboral.
Resumen de la Ponencia:
Este trabalho propõe-se a analisar, de forma exploratória, o perfil dos Microempreendedores individuais brasileiros a partir dos dados oficiais. Tem-se então, como objetivo, investigar como são deslindados os perfis desses empreendedores e os discursos mobilizados nesses documentos para caracterizá-los. Ainda neste aspecto, destacamos como objetivos específicos: a) identificar a natureza do discurso acerca do empreendedorismo presente nessas publicações; b) deslindar o perfil socioeconômicos desses MEIs; e c) analisar se a pandemia de Covid-19 influenciou no crescimento do número de novos microempreendedores. Esta analise justifica-se, primeiro, pelo fato de como o empreendedorismo vem sendo tratado enquanto uma “política de ativação do mercado de trabalho” amplamente promovida e incentivada nas sociedades modernas, com destaque para a brasileira, tendo como um de seus principais artífices o próprio Estado; segundo, porque a promoção e o surgimento destas “novas” formas de empreendedorismo, como o MEI, se apresentam e são incentivadas em um contexto de crescente precarização do trabalho. Para tanto, utilizou-se das publicações “Perfil do MEI”, do Serviço Brasileiro de Apoio às Micro e Pequenas Empresas – SEBRAE, e do boletim “Mapa das Empresas”, publicado pelo Ministério da Economia do Governo brasileiro, no período de 2015 a 2022. Foram selecionadas todas as publicações deste período. A análise do material coletado se fez à luz da análise de conteúdo combinada à análise crítica do discurso e da análise exploratória a partir da estatística descritiva. No decorrer deste trabalho, podemos observar que a) o discurso pró-empreendedorismo se fortalece paulatinamente nesses documentos, a despeito de nem sempre em concordância com as estatísticas divulgadas; e b) o perfil desses empreendedores não se diferencia em demasia do perfil médio dos assalariados em geral, o que parece apontar um não cumprimento da “promessa autorrealizável” de sucesso e ganhos financeiros que as instituições promotoras do empreendedorismo advogam. Como resultado, observou-se que as transformações no mercado de trabalho levaram a um processo de perda do espaço do trabalho assalariado regulado em prol do empreendedorismo tipo MEI, o que resultou em uma fragilização da relação salarial historicamente construída, de um lado, e um processo de precarização permanente para as trajetórias profissionais desses agentes sociais, do outro. Por fim, reflete-se sobre a relação entre empreendedorismo e precariedade a partir dos MEIs, visando entender se temos um processo em curso de constituição de um “novo” tipo de trabalhador.Resumen de la Ponencia:
En América Latina, la perspectiva de exclusión social alcanzó mayor notoriedad en el decenio de los años noventa, con el posicionamiento de un nuevo debate social que invita a reexaminar las dimensiones vinculadas a la extrema pobreza y desigualdad, y buscar sus causas en la reestructuración y liberalización económica, acontecidas desde los años ochenta en la región latinoamericana (Saravi, 2007). La exclusión social plantea que la separación de grupos sociales, entre los que tienen plena participación y los que no, se genera por las características de la estructura productiva nacional, el tipo de dinámicas de empleo que genera, y la capacidad del Estado de garantizar el acceso a servicios de salud, educación, seguridad, entre otros (Gordon, 1997; Pérez Sainz y Mora Salas, 2004, 2007). El objetivo de esta investigación se centra en una dimensión de la exclusión social, la laboral, por lo que se busca analizar las dinámicas de exclusión del mercado laboral en El Salvador, tanto en el ámbito formal como en la autogeneración del empleo, en el período 2010-2020 e identificar sus principales determinantes en la oferta como en la demanda laboral. Se realiza especial énfasis en el análisis comparativo de la exclusión laboral en el período pre y post pandemia en el caso de El Salvador. El primer aporte de la investigación consiste en la construcción del índice de exclusión laboral, siguiendo la metodología de Pérez Sáinz y Mora Salas (2007, 2012) y Pérez Sáinz (2018). El índice de exclusión laboral está compuesto por tres categorías: el índice de precarización laboral, los niveles de autoempleo y en último lugar, por los trabajadores no remunerados y desempleados. Asimismo, el segundo aporte consiste en realizar la estimación de los factores determinantes de la exclusión laboral para El Salvador, mediante modelos probabilísticos logit multinomiales para los años 2010, 2018 y 2020. El tercer aporte consiste en identificar los efectos de la crisis económica y sanitaria derivada de la pandemia por Covid-19 en los niveles y grados de la exclusión laboral para el caso salvadoreño. En el contexto de la pandemia por Covid-19 se ha evidenciado la fragilidad de la condición socioeconómica y la latente posibilidad del aumento de la precarización laboral, el alza del número de personas en autogeneración de empleo y del desempleo, y por ende la vulneración de la integración social. Ante la crisis económica y sanitaria, se torna de suma relevancia que los países de la región centroamericana, como El Salvador, ante su alta vulnerabilidad externa, cuenten con análisis holísticos sobre el agravamiento de la exclusión laboral y la urgencia de repensar las políticas laborales y la intervención del Estado en la problemática.Resumen de la Ponencia:
El mercado del empleo en Perú llega, según OIT, al 81%. En esta investigación nos preguntamos: ¿De que forma se ha dado el debate publico sobre los problemas del empleo y la informalidad en el Perú? Analizaremos tres momentos clave de las protestas laborales peruanos, que son sobre el Régimen Laboral Juvenil de 2014 ("Ley Pulpín"), el incendio en la zona comercial de "Las Malvinas" de 2017, y la muerte de dos trabajadores en un local de McDonald's en 2019. Analizamos casi 50,000 comentarios de cerca de 200 publicaciones de noticias en Facebook sobre dichos eventos. Esos tres eventos configuran los momentos de participación y debate laboral mas importantes de los últimos 10 años. Utilizando métodos de procesamiento de lenguaje natural en Python y basados en la teoría del actor-red, identificaremos los actores estatales y no estatales que son mencionados, como son mencionados, y las narrativas construidas sobre los problemas del empleo y el empleo informal mostrados. La ponencia presenta patrones de opiniones y sus respectivas polarizaciones que permiten de alguna forma explicar la dificultad que tiene el país para construir consensos sobre políticas laborales.Resumen de la Ponencia:
Este paper analisa a questão da precariedade laboral, no contexto da reforma trabalhista no México (2012), procurando identificar seus efeitos sobre o trabalho, sua qualidade e relações de trabalho, com base nas opiniões de empregadores e trabalhadores em uma fábrica multinacional. O argumento central reside na idéia de que a reforma trabalhista introduz mudanças profundas nas questões espaço-temporais (ontológicas), que, por sua vez, impõem novas restrições às ações sociais, individuais ou coletivas, gerando assim novos padrões de relações sociais institucionalizadas em um novo contexto seletivamente benéfico para os agentes mais poderosos deste espaço social. A partir de uma perspectiva realista crítica, é feita uma revisão teórica das teorias trabalhistas, em particular focalizando sua recente discussão internacional sobre a "precarização do trabalho". Empiricamente, a pesquisa qualitativa, que fundamenta este estudo, apresenta os resultados de um estudo de caso em uma empresa multinacional em Culiacán, Sinaloa, levando em conta as opiniões do sindicato dos engarrafadores pertencentes à CTM, dos trabalhadores da empresa multinacional Coca-Cola e dos trabalhadores subcontratados da mesma empresa. Com base nas categorias de análise - a situação de emprego dos trabalhadores, os tipos de contratos, a qualidade do trabalho, mudanças no processo de trabalho dos trabalhadores (trabalhadores sindicalizados, não sindicalizados, temporários, "confiáveis" e subcontratados) – realizou-se a análise do discurso (de vertente francesa) a fim de identificar os efeitos da reforma nas relações de trabalho no contexto analisado. Os resultados mostram que o mecanismo institucional da reforma gera uma nova configuração contextual de possibilidades de ação para todos os atores envolvidos. Em particular, as disposições legais que autorizam outras formas de contratação, como a subcontratação e a contratação "confiável" (direta), criam novas possibilidades para as relações de trabalho (por exemplo, através da introdução da figura do "trabalhador confiável"), que fortalecem o poder das empresas e, por outro lado, diminuem o poder dos trabalhadores nos processos de negociação coletiva ou individual, levando, em última instância, a um agravamento das condições de trabalho e à intensificação das formas precárias de trabalho.Resumen de la Ponencia:
Una tendencia que ha cobrado significativa relevancia a nivel global es la precariedad del trabajo y la vida. Mientras la competencia capitalista se vuelve cada vez más extrema, las bases de la vida van siendo amenazadas de diversas formas. El capitalismo, en su inagotable búsqueda de ventajas comparativas ha puesto en peligro la propia existencia humana. Este proceso ha sido multidimensional y gradual, cobrando expresiones en diversas esferas de la vida en sociedad con un alcance global.En esta presentación reflexionamos sobre la relación existente entre la precariedad (del trabajo, la vida y social), y las diversas, densas y múltiples expresiones que cobra el poder, la violencia y el agencia social. Para ello, analizaremos la propuesta del enfoque interseccional y su relevancia, coherencia y sentido en la práctica investigativa en contextos como el latinoamericano.Para ello, presentaremos dos experiencias de investigación que han articulado un enfoque interseccional: 1) el caso de las condiciones y situaciones de trabajo de mujeres mapuches en la región de la Araucanía (Wallmapu); y 2) el caso de mujeres trabajadoras de políticas Pro-empleo en la ciudad de Bulnes, región de Biobío (Chile). Ambos casos son abordados desde un enfoque de investigación acción participativa y des del llamado Extended Case Method utilizado por Micheal Burawoy.Esperamos contribuir a una reflexión sobre las potencialidades, desafíos y críticas en los procesos de generación y diálogo de conocimientos y saberes situados, especialmente considerando las particularidades históricas y espaciales de la realidad del trabajo en América Latina y el Sur Global.