Resumen de la Ponencia:
La exclusión social es producida por las organizaciones que dan sentido a la modernidad como proyecto social. Podemos hablar de una producción organizacional de la exclusión social que ocurre en las principales organizaciones de la modernidad: la empresa privada y sus paradigmas de gestión, el Estado y sus instancias de administración de lo público, las organizaciones políticas como partidos y sindicatos y las organizaciones de la sociedad civil. La exclusión ocurre al quedar fuera parcial o totalmente de este circuito organizado; quedar fuera como empresario/a, como trabajador/a, como ciudadana/o, como sujeto de derecho o de asistencia. Una de las vías para analizar estos procesos son los formatos en los que se sintetizan los paradigmas de la racionalidad moderna occidental y que definen los parámetros de reconocimiento del otro, de la otra. Son formatos aparentemente neutrales, pero en los hechos son discursos de un poder que, al alero de la eficiencia, el reconocimiento político o como vías para ejercer derechos, estigmatiza y excluye. En este sentido, ser modernos es estar organizados… y bajo ciertos parámetros de organización. Enfatizamos la reflexión en tres formatos que varían de un país a otro, pero en esencia son lo mismo: i) credencial de elector o cédulas de identificación ciudadana; ii) el “modelo Canvas” para la creación y gestión de negocios; iii) los certificados de vacunación de COVID-19. Sostenemos que la teoría social creada en y para Latinoamérica y el Caribe debe aportar los referentes necesarios para la inclusión social a partir del reconocimiento de la diversidad expresada en los formatos de las organizaciones modernas e inclusive, en formatos de inclusión y participación transmodernos, o aún más: en la desaparición de los formatos como soportes institucionales para el reconocimiento social.Resumen de la Ponencia:
Este artículo es un estudio de caso interpretativo que busca presentar un modelo teórico que facilite el estudio del Estado en el marco de crisis coyunturales, ya que se postula que para entender el crecimiento y prosperidad de los riesgos se debe analizar el papel del Estado en el marco de crisis coyunturales, en particular se debe estudiar la implementación de una estrategia de gestión sanitaria, la cual se ve influida por el conjunto de acciones estatales implementadas, la influencia de las elites y la fortaleza de la política social. Para lograr la elaboración del modelo se tomó como base empírica el caso de la gestión de la pandemia en Costa Rica, y como unidad de análisis se tomaron las medidas estatales implementadas, en un periodo que va del 06 de marzo al 31 de abril del 2020.
Introducción:
La presente investigación se concentra en presentar un modelo teórico para explicar el crecimiento de los riesgos, el cual se enfoca en la centralidad del Estado en el marco de crisis coyunturales. Pues se postula que si se quiere comprender el crecimiento de los riesgos se debe priorizar el estudio de la acción estatal para gestionar dichos riesgos, en lugar de analizar elementos estructurales como la carencia material o el crecimiento económico de un país.
La importancia de plantear un modelo teórico enfocado en la centralidad del Estado se debe a que en el marco de la pandemia se observó que dicho ente tuvo un papel clave en la gestión de los riesgos que surgieron a partir de la implementación de las restricciones y medidas de sanidad, aislamiento, confinamiento y distanciamiento social. Lo anterior, indica que la pandemia no solo trajo riesgos biológicos que ponían en peligro la vida humana en la tierra, sino que también se observa que las acciones para gestionar, limitar y eliminar el crecimiento de dichos riesgos produjeron riesgos políticos, económicos y sociales, ante los cuales se debieron formular respuestas políticas, atravesadas por el poder y el Estado.
Esta ponencia se realiza a partir de los resultados de una investigación publicada previamente, por lo cual se había presentado en el congreso bajo el título de “COVID-19: Estado, sociedad (industrial) del riesgo y gestión de las amenazas y carencias del 6 de marzo al 30 de abril del 2020 en Costa Rica”. Sin embargo, para este artículo se decidió cambiar el nombre porque en lugar de resumir los hallazgos del texto mencionado se busca presentar con mayor detalle el modelo teórico empleado en la investigación, en aras de realizar un aporte teórico-metodológico más sustancial al estudio de la pandemia desde las Ciencias Sociales.
El presente estudio se divide en tres apartados. El primer apartado se concentra en explicar la metodología de la investigación, haciendo especial énfasis en la definición del método. El segundo apartado se concentra en presentar las principales discusiones teóricas que sustentan el modelo teórico propuesto, este apartado se divide en tres subsecciones que se concentran en: 1. Conceptualizar el COVID-19 como un riesgo de la sociedad del riesgo, 2. Ilustrar las transformaciones sociales producidas por la pandemia en Costa Rica y 3. Presentar a partir de la centralidad del estado en crisis coyunturales la importancia del modelo teórico desarrollado. Por último, en el tercer apartado, se brindan algunas reflexiones y consideraciones finales sobre el modelo.
Desarrollo:
Metodología
Definir el método
La presente investigación emplea una metodología mixta, entendida como la combinación de distintos métodos, teorías y premisas epistemológicas en un solo estudio. En esta oportunidad, se usa el método cualitativo del estudio de caso, el cual al investigar los fenómenos sociales a partir de las relaciones sociales, que se hallan marcadas por el poder, permite una mayor comprensión de estos (Alpízar, 2013: 13).
Dicho método de combina con el método cuantitativo del Análisis de la Estrategia de Gestión de Crisis (AEGEC), el cual permite explicar los fenómenos sociales a través de la medición, entendida esta como un procedimiento de asignación de valores numéricos a objetos o eventos de acuerdo a uno o varios criterios. En concreto, el método cuantitativo es un sistema de cuantificación de fenómenos sociales que permite contar, comparar y medir las propiedades de las unidades de interés (Ñaupas et al, 2014: 43).
Definir el caso
Se emplea el estudio de caso interpretativo, como metodología que orienta el diseño de la investigación porque permite utilizar marcos teóricos complejos para comprender y explorar casos nuevos o excepcionales, como la pandemia por COVID-19. Los casos según Venneson (2013) se caracterizan por ser acontecimientos o fenómenos elegidos y construidos a partir de un análisis conceptual y empírico, por esto permiten encontrar tendencias en ellos que sirven para comprender la generalidad de un fenómeno mayor.
En concreto, el estudio de caso se entiende como un tipo de metodología empírica, que se formula alrededor de uno -o más casos-, con el objetivo de analizar la configuración particular de cada uno de ellos con la esperanza de hallar tendencias o identificar variables que permitan comprender fenómenos mayores, como en este caso es: el Estado en el marco de crisis coyunturales (Biológicas).
El caso de estudio del presente texto es la gestión de la crisis sanitaria por COVID-19 en Costa Rica, siendo la estrategia de gestión sanitaria -en específico las medidas estatales- la unidad de análisis en la que se enfoca la investigación. Dicha unidad permite operacionalizar el estudio de una de las variables del modelo teórico propuesto.
Por otro lado, el periodo de estudio va del 06 de marzo al 31 de abril del 2020. Dicho corte temporal es importante para estudiar la acción estatal porque en él se registró una exitosa gestión de la crisis sanitaria, por lo cual estudiarlo sirvió para la elaboración del modelo teórico al facilitar comprender cuestiones como: ¿Cuáles fueron los objetivos de la estrategia de gestión sanitaria?; ¿Cuáles fueron las medidas implementadas que permiten una exitosa estrategia de gestión sanitaria?; ¿ Y cuáles fueron las relaciones interinstitucionales que establecieron las diferentes instituciones públicas involucradas en la implementación de la estrategia de gestión sanitaria?.
Técnica de análisis
El Análisis de la Estrategia de Gestión de Crisis (AEGC) es una técnica de análisis y sistematización de información que permite comprender a partir de las medidas estatales la construcción -en conjunto- de una estrategia de gestión de crisis por diferentes actores institucionales. La técnica permite clasificar las distintas medidas estatales implementadas por diversos actores institucionales según objetivos generales, los cuales se dividen en metas a cumplir. El criterio que se emplea para crear las categorías es el objetivo con el que se implementa la medida, entendido este como el fin que busca alcanzar la medida implementada. Por su parte, el subcriterio son las metas, entendidas estas como todas aquellas tareas o requisitos necesarios para alcanzar el cumplimiento de determinado objetivo.
A continuación, se presenta una tabla que resume las categorías utilizadas en el análisis:
Tabla 1. Categorías del Análisis de la Estrategia de Gestión de Crisis
La técnica de análisis seleccionada resulta importante para la investigación porque permite operacionalizar el estudio de una de las variables que propone el modelo teórico, la cuál es: Las medidas implementadas por diferentes actores institucionales en el marco de una estrategia de gestión sanitaria. La sistematización y análisis de las medidas permite identificar actores claves en la construcción de la estrategia, determinar cuáles fueron las medidas implementadas en distintos momentos de fracaso o éxito de la estrategia de gestión de la crisis y, por último, permite visibilizar los objetivos que guiaron o condujeron la construcción de la estrategia de gestión.
Encuadre teórico
Sociedad del riesgo: El SARS-CoV-2 como un riesgo de la modernidad avanzada
Durante el 2020 la sociedad global fue azotada por la propagación mundial de un nuevo tipo de coronavirus denominado SARS-CoV-2, responsable de la enfermedad COVID-19. Los coronavirus son una familia de virus que se caracterizan por producir afectaciones respiratorias, neuronales y gastrointestinales en animales y seres humanos. Estos se clasifican en cuatro grupos principales: alfacoronavirus, betacoronavirus, gammacoronavirus y deltacoronavirus. El SARS-CoV-2 pertenece a los betacoronavirus (HCoV-HKU1, SARS-CoV, MERS-CoV y HCoV-OC43) del que hacen parte el SARS-CoV-1 y el MERS-CoV, responsables de las epidemias del 2002 y el 2012. De todos los betacoronavirus estos últimos dos son los virus más patógenos y que causan más enfermedades respiratorias graves en los humanos. Por lo tanto, la preocupación por el SARS-CoV-2 se debió a las similitudes que guardaba con estos virus, ya que su secuencia genética tiene más del 80 % de identidad con el SARS-CoV-1, y el 50 % con el MERS-CoV (Monroy y Torres, 2020: 173).
El COVID-19 comenzó a propagarse alrededor del globo producto de la inexistencia de un método efectivo de cura y por su alta capacidad de transmisión, lo cual dejó miles de contagios y muertes a su paso. Ante este contexto letal de miedo e incertidumbre, a nivel mundial los diferentes Estados encendieron las alarmas de alerta y comenzaron a ejecutar estrategias de gestión sanitarias caracterizadas por medidas excepcionales relacionadas al cierre de la actividad comercial, el distanciamiento físico, el confinamiento y el aislamiento social.
La aparición del virus SARS-CoV-2 demostró cómo vivimos en una sociedad global marcada por el surgimiento de riesgos imperceptibles y autoamenzantes, que nacen a partir del sistema de explotación industrial y el crecimiento de las fuerzas productivas. En la modernidad avanzada la producción de la riqueza va sistemáticamente acompañada por la producción de los riesgos, esto ocasiona un desplazamiento en el foco de intervención de la acción política, pues este pasa de la gestión de conflictos y problemas producidos por la carencia material (Desempleo, pobreza, desigualdad, entre otros) a conflictos y problemas producidos por una nueva clase de riesgos (Beck, 1998: 25, 90).
La crisis sanitaria evidenció que vivimos en sociedades concentradas en minimizar, evitar y canalizar los riesgos y peligros que se han producido sistemáticamente por el proceso avanzado de modernización. Es decir en la actualidad la política también se concentra en limitar, gestionar, reducir y repartir los riesgos, bajo la figura de efectos secundarios latentes de tal modo que ni obstaculicen el proceso de modernización ni sobrepasen los límites definidos como lo soportable ecológica, médica, psicológica y socialmente (Beck, 1998: 25-26). Por ejemplo, en el caso del COVID-19 la política se encargó de gestionar la pandemia mediante restricciones y medidas excepcionales que permitieron reducir, limitar y repartir de manera soportable los riesgos biológicos asociados al virus, pero en el momento en que dichas medidas dejaron de ser soportables, y generaron serias afectaciones en la economía, la política y la sociedad (efectos secundarios latentes), se despertaron conflictos y protestas asociadas a cómo definir y gestionar el riesgo producido por la pandemia.
A continuación, se expondrá porque el COVID-19 puede considerarse como un riesgo:
En primer lugar, el virus puede ser considerado como un riesgo de la modernidad avanzada porque surge en un mercado húmedo en la ciudad de Wuhan, China, en el que se hacinaban animales en inadecuadas condiciones sanitarias para su explotación comercial (Badiou, 2020: 71; Harvey, 2020: 84). En dicho espacio fue que se creó la oportunidad para que se diera el proceso conocido como zoonosis, el cual consiste en un proceso en el que una enfermedad salta de un huésped inicial a uno intermediario para finalmente llegar a los humanos (Benavides et al, 2020: 16). De hecho, la reciente aparición y propagación de virus de una misma familia -coronavirus- evidencia como la producción industrial (la cual se basa en la explotación y mercantilización de la naturaleza) propicia relaciones antinaturales e insalubres entre animales salvajes extraídos de sus hábitats naturales y los seres humanos. Todos estos virus terminan afectando a los humanos por las relaciones irregulares que establecemos con la naturaleza. Por ejemplo, tanto el SARS-CoV-1, el SARS-CoV-2 y el MERS-CoV pasaron a los humanos gracias a la zoonosis. Los tres patógenos mencionados tuvieron como reservorio original a los murciélagos, los cuales respectivamente en cada caso infectaron a las civetas, pangolines y dromedarios (Koury y Hirschhaut, 2020: 4; Monroy y Torres, 2020: 174-175), quienes se convirtieron en la fuente animal con la cual el virus afectó a los humanos. Lo anterior indica, dos cosas: 1. Como la reciente aparición de virus que se transforman en pandemias o epidemias refleja la consolidación de una sociedad del riesgo, y 2. Como las relaciones insalubres y antinaturales provocadas por la explotación y comercialización de la naturaleza facilitan el surgimiento de virus letales a través de la zoonosis.
Además, el virus se puede comprender como un riesgo porque es incapaz de ser percibido por los sentidos, y porque en su interior guarda un componente altamente auto amenazante y autodestructivo, en el sentido de que el virus que es creado por los humanos y el sistema capitalista afecta tanto la supervivencia de la vida humana en la tierra, como al mismo sistema capitalista que lo produce. Por ejemplo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el inicio de la pandemia al día de hoy se han registrado a nivel mundial 662.735.182 contagios acumulados y 6,706,305 muertes acumuladas, en total. Por otro lado, se dice que es autodestructivo porque afecta al mismo sistema capitalista que lo produce. Por ejemplo, a raíz de las medidas para disminuir los contagios se registró una contracción económica del 4,5% en Costa Rica (Cortés y Sáenz, 2021: 222; OPNA, 2020b: 4).
Por último, el virus puede ser considerado como un riesgo de la modernidad avanzada porque tiene un efecto democratizante que evidencia como ( … ) “objetivamente los riesgos despliegan dentro de su radio de acción y entre los afectados por ellos un efecto igualador” (Beck, 1998: 42). En el caso de la pandemia, se observa que la enfermedad mata y contagia a los seres humanos sin distinción de clase, genero, religión, nacionalidad, raza o sexo, por lo cual técnicamente el mundo entero se enfrenta al riesgo de contagio y muerte que supone el contraer el virus. En específico, el virus dadas sus características genera que independientemente del lugar en el que se cree el riesgo la producción industrial es la que asegura el universalismo de los peligros. En este sentido, como menciona Beck (1998), las sociedades del riesgo no son sociedades de clases, es decir los conflictos y peligros que brotan de los riesgos no pueden verse en términos de clase, sino que son crisis civilizatorias, catástrofes coyunturales, que evidencian que la sociedad del riesgo es en sí misma una sociedad catastrófica en la que el estado de excepción amenaza con convertirse en el estado de normalidad.
Aun así debe de aclararse que la sociedad del riesgo, a pesar de no ser leída en términos de clase, si fortalece a la sociedad de clases. Puesto que como menciona Beck (1998) los ricos (en dinero y educación) pueden comprarse su seguridad frente a los riesgos mientras los pobres se ven impotentemente afectados por estos, o dicho de manera esquemática los riesgos fortalecen la sociedad de clases porque mientras las riquezas se concentran arriba con las clases privilegiadas, los riesgos se concentran abajo con las poblaciones excluidas. Por ejemplo, esto se puede observa durante la pandemia, ya que los sectores de más bajos ingresos presentaron una mayor cantidad de contagios (Ávalos, 2020: 6), y fueron los más vulnerables frente al empeoramiento de las condiciones laborales, sociales y económicas (Alvarado et al, 2020: 6), mientras los sectores empresariales recibieron una serie de medidas en su beneficio que van desde las suspensiones del pago de créditos, impuestos y moratorias hasta la capacidad de suspender los contratos y reducir las jornadas laborales, ante la afectaciones económicas producidas por las restricciones y medidas de aislamiento y distanciamiento social.
Transformaciones económicas y sociales producidas por la pandemia
La crisis sanitaria producida por el COVID-19 generó serias transformaciones en las sociedades contemporáneas a nivel económico, político y social, en específico en el caso costarricense la pandemia amplifico los problemas nacionales que el país ha arrastrado por alrededor de 40 años (OPNA, 2020a: 28; OPNA, 2020b: 4). Durante la pandemia se observó que las medidas excepcionales, principalmente las restricciones vehiculares, el distanciamiento corporal y el aislamiento social generaron serias afectaciones en áreas como el crecimiento económico y el déficit fiscal, lo cual le imprimió serias presiones a la economía nacional. Por ejemplo, dichas medidas generaron una contracción económica de 4,5% y, en relación con el financiamiento público, generaron que el déficit fiscal del gobierno central fuera del 9,2% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2020 y de 8,4% en 2021, siendo la deuda total de un 70% del PIB, lo cual supera las cifras registradas durante la crisis de la deuda de la década de 1980 (Cortés y Sáenz, 2021: 222).
Dichas presiones ocasionaron un deterioro en el ingreso promedio, el desempleo, la desigualdad y la pobreza. A continuación, se presentan dos gráficos que permiten evidenciar en el tiempo las afectaciones que generó el COVID-19:
Gráfico 1. Tendencia del desempleo y la pobreza
en Costa Rica del 2019 al 2021
Elaboración propia, a partir de datos del INEC.
A partir del Gráfico 1 se puede observar que la pandemia ocasionó una seria afectación en el mercado laboral lo cual produjo que el mismo se viera forzado a expulsar trabajadores, debido a la contracción económica producida por el cierre de la actividad comercial. De esta manera, se puede observar que la pandemia produjo un desempleo coyuntural, el cual durante el 2020 mostró una tendencia a la baja, conforme se fueron levantando las restricciones vehiculares y se fueron flexibilizando las medidas de distanciamiento y aislamiento social. Por su parte, también se puede observar el mismo efecto de amplificación de los problemas nacionales sobre la pobreza, ya que en el 2020 sube 5,7 pp. para colocarse en un 25,3%, que equivale a 419 783 hogares -cerca de 83 888 más que el año anterior- (OPNA, 2020b: 5).
Gráfico 2. Tendencia de la desigualdad y el ingreso promedio
en Costa Rica del 2019 al 2021
Elaboración propia, a partir de datos del INEC.
A partir del Gráfico 2, se puede observar que la afectación sobre la economía que produjo la pandemia ocasionó un ligero aumento en la desigualdad, ya que esta aumentó 0,005 puntos. Por su parte, en términos del ingreso económico esta afectación produjo una variación negativa del -12,2 % respecto al año anterior, lo cual colocó al ingreso promedio de los hogares en ₡ 891.934,000 (Dicha variación representó una disminución de ₡ 124.424,000). Durante la crisis sanitaria, tal y como apunta el OPNA (2020b: 5), “solo los ingresos por concepto de subsidios estatales, becas y transferencias aumentaron, en parte debido al Bono Proteger y otros ingresos monetarios estatales”, en un intento estatal por gestionar el solapamiento de la carencia y los riesgos.
A través de lo expuesto es posible identificar que los riesgos del COVID-19 poseen un efecto boomerang, entendido como aquel fenómeno en el cual los riesgos terminan afectando al mismo sistema capitalista que los produce. De hecho, dicho efecto se evidenció cuando la estrategia de gestión sanitaria terminó afectando drásticamente el crecimiento económico al provocar el cierre por completo de la actividad comercial. Además, es posible identificar como los riesgos del COVID-19 tuvieron efectos secundarios latentes secundarios que repercutieron a nivel social, político y económico (Beck, 1998: 30, 44-45), por ejemplo, en el momento en que el Estado tuvo que gestionar la amenaza del COVID-19 -por medio de la acción estatal- se evidenció cómo la política en su intento por limitar, gestionar, reducir y repartir los riesgo del COVID-19 tuvo que presentar como efectos secundarios latentes las afectaciones en la economía, la política y la sociedad. Llevando, como se mencionó, las restricciones y las medidas de aislamiento y distanciamiento a lo soportable gracias a las protestas populares y la presión de sectores empresariales, que hicieron que el Gobierno alternará entre endurecer y flexibilizar la estrategia de gestión sanitaria.
Transformación política producida por la pandemia: centralidad del Estado y estado de excepción
Los riesgos crean ambientes cuasi revolucionarios donde el estado de excepción se convierte en el estado de normalidad (Beck, 1998: 87). De hecho, como se comprueba al observar el surgimiento del COVID-19, en diferentes partes de Latinoamérica el Estado debió implementar un estado de excepción (Cervantes, Matarrita y Reca, 2020) que le facilitó crear las condiciones para la aplicación de medidas inéditas que restringieron la movilidad de las personas (Chavarria, 2020: 23), su derecho a la libre reunión y a la libertad económica en aras de resguardar la salud pública. Resumido en pocas palabras el estado de excepción es uno de los cambios políticos producido por la pandemia, cuyo propósito fue reforzar legalmente la centralidad y las capacidades del Estado para controlar el territorio y a sus súbditos, de tal manera que pudiera asegurar la estabilidad del sistema frente a los riesgos biológicos.
El estado de excepción ayudó a qué en el marco de la pandemia el Estado se volviera "esencial en la determinación de la vida social de las naciones" (Torres, 2020: 66), ya que el mismo debió ejecutar medidas excepcionales que controlaron la vida social y la economía con el objetivo de proteger la salud pública. Sin embargo, dichas medidas generaron una serie de riesgos relacionados a la carencia material, como por ejemplo la disminución del ingreso de los hogares, el incremento del desempleo y la aparición de una contracción económica, lo cual demuestra como en las sociedades del riesgo al aparecer uno como el COVID-19 se da un fenómeno conocido como el solapamiento de los riesgos y las carencias, entendido este como un proceso en que se solapan las situaciones y conflictos sociales de una sociedad «repartidora de riqueza» con los de una sociedad «repartidora de riesgos» (Chavarria, 2022: 25).
La cuestión que no previó la teoría de Beck es que el solapamiento de estos conflictos y problemas exigen una centralidad estatal, entendida esta como la predominancia del Estado en la implementación de estrategias de gestión de crisis. Por ejemplo, en el caso de la pandemia, tal y como mencionan Brachet (2020: 24) y Domingues (2020a: 45; 2020b: 9), el Estado tuvo esa centralidad dado que fue el único ente capaz de ejecutar medidas masivas (como los esquemas de vacunación, las medidas de saneamiento y las cuarentenas) para contener los riesgos de contagio y muerte, al mismo tiempo que concentró esfuerzos para alivianar las afectaciones económicas producidas por el virus (Domingues, 2020a: 45; Domingues, 2020b: 9).
Se observa que la capacidades y potestades del Estado fueron esenciales para la implementación de esquemas obligatorios de vacunación, para la imposición de restricciones vehiculares, para la creación de subsidios de desempleo y para la atención médica, entre otras medidas de alcance nacional. Lo anterior, descarta por completo el analizar los lazos familiares, las colaboraciones comunitarias y el papel del sector privado en la construcción de una estrategia de gestión de los riesgos, ya que dichos actores tuvieron un papel marginal y complementario en dicha construcción. Sus acciones a lo mucho tuvieron un alcance reducido que únicamente llegó a un plano individual o local.
A continuación, se presenta el modelo teórico que permite explicar el crecimiento de los riesgos desde un enfoque que privilegia la centralidad del Estado y la acción estatal para contenerlos:
Figura 1. Modelo teórico para explicar el crecimiento de riesgos
Elaboración propia.
El modelo teórico establece que el crecimiento de los riesgos depende de la acción estatal, ósea de la implementación de una estrategia de gestión sanitaria que exige la acción coordinada de distintos actores institucionales. Esto indica que si se quiere comprender el crecimiento de los riesgos se debe analizar la centralidad del Estado en el marco de crisis coyunturales, en lugar de construir el análisis a partir de categorías sesgadas que explican el crecimiento de los riesgos a partir de variables que reflejan concepciones eurocéntricas y peyorativas del sur global. El estudio del caso costarricense permitió evidenciar que contrario a la teoría el sur global no siempre es el terreno cultural y político en el que crecen más los riesgos, en específico sirvió para formular el modelo teórico porque evidenció la importancia y centralidad del Estado en la gestión de riesgos.
De esta manera, el valor analítico del modelo reside en el hecho de que permite comprender que la acción estatal -o la capacidad de implementar una estrategia de gestión del riesgo exitosa- está mediada por: 1. El conjunto de medidas finalmente aplicadas, 2. La influencia de las élites y 3. La fortaleza de la política social. Este enfoque demuestra que las crisis coyunturales -aún las biológicas- están atravesadas por la política y el poder, por lo que la capacidad de éxito en un país en la gestión de una crisis se comprende mejor desde la acción estatal.
Un estudio pionero aplicando este modelo teórico es el de Chavarria (2022), el cual se concentró en la primera variable del mismo. En dicha oportunidad la investigación pudo identificar las instituciones, las acciones y los objetivos de la estrategia de gestión sanitaria que formuló el Estado durante los primeros meses (6 Marzo - 31 Abril) de la crisis sanitaria en Costa Rica. En total se registraron 125 medidas, 72 concentradas en aplacar la curva, 19 en ayudar a la población vulnerable, 16 en la recuperación económica y 18 en la readecuación financiera. Dichas medidas fueron implementadas por un total de 42 instituciones identificadas, siendo la Casa Presidencial y el Ministerio de Salud los actores principales, que guiaron la construcción de la estrategia de gestión sanitaria.
Conclusiones:
En síntesis, esta pandemia sólo ha demostrado las desigualdades estructurales del capitalismo, es decir ha evidenciado las consecuencias de la pobreza, la desigualdad social, el desempleo, la informalidad laboral y el inequitativo acceso a la salud (Pineda, 2020: 15). La pandemia representó un shock externo que generó serias afectaciones en la economía, la política y la sociedad. En general, se observa que dicha crisis sanitaria amplifico los problemas existentes en el país y produjo una pauperización de las condiciones de vida del costarricense que se tradujo, por un lado, en un aumento de la pobreza, la desigualdad y el desempleo y, por otro lado, en una disminución del ingreso económico.
A pesar de que Beck (1998) no fijó ningún modelo explicativo para comprender el crecimiento de los riesgos si formuló ciertas hipótesis sobre el crecimiento de los riesgos. Por ejemplo, formuló una división entre un primer mundo en el que la supresión de la carencia material, la industrialización y los arreglos de bienestar le permiten al primer mundo resistir mejor los riesgos que los pobres, con débiles estados y subdesarrollados países del tercer mundo.
Sin embargo, a partir del caso costarricense, se puede reafirmar, por un lado, que ni un bajo -o regular- crecimiento económico, ni la existencia de la carencia material pueden explicar el crecimiento de los riesgos y, por otro lado, sirve para confirmar que en el sur global si existen Estados con las capacidades de sostener fuertes regímenes de política social, que les permite tener la capacidad de combatir los riesgos. Además, el hecho de que Estados Unidos, Italia y España fueran los países más afectados al inicio de la pandemia, a pesar de ser países del norte global, demuestra como no necesariamente las condiciones privilegiadas que experimentan esos países les asegura un buen control sobre los riesgos, ya que este depende en parte de la política y del poder, osea de la acción estatal.
El modelo teórico propuesto permite superar la visión eurocéntrica de la teoría, y desviar la mirada de variables estructurales -cuya relación con el crecimiento de riesgos es difusa- para enfocarse en un estudio de la centralidad del Estado en el marco de crisis coyunturales, el cual exige estudiar variables específicas que inciden en la construcción de una estrategia de gestión de crisis, en este caso sanitaria.
Por el momento solo se ha avanzado con la operacionalización y exploración de la primera variable, enfocada en las medidas implementadas. Dicho estudio como se observó permite identificar los actores institucionales, los tipos de medidas, las correlaciones de fuerza que tejen y los objetivos que orientan la acción estatal. Aún falta, como se mencionó, realizar estudios exploratorios para operacionalizar el resto de las variables. Además, es necesario comprobar el modelo teórico en otros países, siendo los casos de Italia, España y Estados Unidos los más paradigmáticos para comprender porqué las estrategias de gestión de la crisis sanitaria no pudieron contener los riesgos tan efectivamente en esos países, pero sí pudieron contener los riesgos en Costa Rica.
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Palabras clave:
Palabras clave: Estado, pandemia, gestión de riesgos
Resumen de la Ponencia:
La presente investigación propone como categoría de análisis rural Transferencistas como una clase social, basado en el análisis de la estructura económica de los hogares rurales de la Zona Maya de Quintana Roo, México, puesto que los diferentes cambios económicos y sociales que han experimentado los hogares rurales transformo la estructura de sus ingresos, puesto que ya no son mayoritariamente compuestos por la venta de productos agrícolas. Por tanto, han dejado de ser campesinos, desde el punto de vista teórico, puesto que la producción de auto abasto ya no es el principal explicativo de su sustento. Sin embargo, tampoco son jornaleros agrícolas o lo que se llamaría proletarios del campesinado, puesto que los salarios no son la principal fuente de ingresos del hogar, sino que los hogares rurales dependen económicamente, cada vez en mayor medida, de las transferencias públicas y privadas que hacen otros hogares, pero principalmente de las transferencias gubernamentales. Por tanto, el campesinado de la zona de estudio se enfrenta al desmantelamiento de sus capacidades como unidad de producción, reduciendo su vínculo con la agricultura y la pertenencia a un grupo indígena a un carácter simbólico, cultural y ceremonial pero nunca productivo. Al mismo tiempo, el presente trabajo intenta desasociar la idea de que la desagrarización solo es posible con desruralización, producto de la mundialización que busca incorporar la fuerza de trabajo expulsada de lo rural a los centros de trabajo urbanos. Puesto que los hogares rurales, como los de la zona sujeta de estudio, son transferencistas netos. Por tanto, las transferencias son la forma en que una desagrarización es posible sin que ocurra necesariamente una desruralización, puesto que, al mismo tiempo que las transferencias hacen posible la producción agropecuaria, también permiten permanecer en el ámbito rural a los hogares dependientes de transferencias. Por tanto, la forma de reproducción de las unidades productivas se vuelve un esquema D’-M-D.Resumen de la Ponencia:
Introducción: Esta revisión se ha centrado en el abordaje del tema que estudia la relación entre la obesidad y el SARS CoV2 (COVID-19) desde la Teoría de las Representaciones Sociales, este constructo teórico permite un acercamiento y tener en cuenta la experiencia vivida por los actores sociales, el contexto social de la obesidad, el COVID-19 y la reconfiguración de los hábitos alimentarios que se ha vivido entre estos colectivos, dando como resultado los kilos post-covid, que favorecen romper aún más el contexto social desordenado por la obesidad. Las condiciones sociales y de salud que enfrenta México reflejan un escenario permeado por la creciente epidemia de obesidad considerando múltiples políticas draconianas como el distanciamiento social, el confinamiento domiciliario y la limitación del transporte público. Objetivo: Estructurar una revisión científica de las representaciones sociales de la obesidad en tiempos del COVID-19 y el contexto social de ambas pandemias, además de analizar la realidad social de los grupos con obesidad a través de las representaciones sociales, que permita establecer nuevas vías de conocimiento. para optimizar las condiciones desalentadoras favorecidas por la pandemia.Método: El presente estudio es de tipo cualitativo, se realizó una entrevista semiestructurada, la cual se aplicó a 15 individuos diagnosticados con obesidad, analizando los discursos encontrados, abordando temas como los cambios generados a causa de la pandemia, cambio en la alimentación hábitos y prácticas alimentarias desarrolladas durante el confinamiento.Resultados: La obesidad y la enfermedad por SARS CoV2 COVID-19 están estrechamente relacionadas debido al cambio en las prácticas alimentarias y hábitos de consumo por el confinamiento vivido a causa de la pandemia. Además, permitió esclarecer y comprender la experiencia vivida por la pandemia y los factores que los llevaron a modificar algunas prácticas alimentarias y con ello la modificación de estilos de vida. Discusión: La asociación discursiva de los pacientes con obesidad respecto a la época del COVID-19 y los cambios dietéticos que han sufrido en torno a las medidas restrictivas, se debe tener en cuenta el análisis descriptivo de las representaciones sociales y de esta forma dar paso a la interpretación de las escenario social de los individuos.Conclusión: Las representaciones sociales como constructo, permite la comprensión de las prácticas socioculturales de los individuos y comunidades, estas a su vez visibilizan la influencia de los procesos socioculturales, que sin duda sirven como forma de sensibilizar a estos grupos ante las vivencias tan difíciles que viven estos individuos. han desarrollado, desde llevar a cabo las medidas de restricción para mitigar los contagios de COVID-19, hasta la modificación y reconfiguración de muchas de sus prácticas sociales y sobre todo alimentarias que les han obligado a mantener un contexto social obesogénico en un lugar de jaque y mate.Resumen de la Ponencia:
Objetivos: En América Latina existen tradiciones de pensamiento crítico identificables en materia de salud y salud internacional en particular, cuyos rasgos principales merecen ser sistematizados para dar cuenta de los modos en que se ha constituido una agenda y políticas de salud a nivel regional, en particular en el marco de la pandemia de Covid19 que está afectando duramente a América Latina, en un contexto en el que sus mecanismos de cooperación están debilitados y sin un liderazgo regional claro. Metodología: El proyecto PELSSI tiene el doble objetivo de sistematizar, en primer lugar, la tradición de pensamiento crítico en salud (Medicina Social Latinoamericana y Salud Colectiva) en torno a sus núcleos políticos-conceptuales y teórico-metodológicos y sus limitaciones prácticas y teóricas, desde 1970 a 2020. En segundo lugar, analizar la influencia de dichas tradiciones en la formulación de la agenda sanitaria de los organismos regionales, específicamente ante emergencias sanitarias. Para ello, se propone un abordaje metodológico de tipo cualitativo, mediante entrevistas individuales en profundidad, y la selección, análisis y sistematización de publicaciones clave. A pesar del dinámico avance de la salud en la agenda internacional, no ha habido aún un proceso de reflexión profunda sobre su conformación y su recorrido. Resultados: La identificación, sistematización y análisis de las tradiciones de pensamiento crítico y su influencia en el campo de la Salud Internacional en la región constituye un avance a fin de establecer y comprender cómo, y en qué medida, esas ideas han plasmado la agenda sanitaria de los organismos regionales seleccionados, para hacer frente a emergencias sanitarias. A la vez que identificar las limitaciones de los organismos en términos de continuidades y rupturas, tanto por el accionar de los gobiernos como por la influencia (o no) de actores externos, en cuanto a su accionar, como así también las lecciones aprendidas para el enfrentamiento de estas y de futuras crisis sanitarias. Conclusiones: El proceso de constitución de la agenda sanitaria regional está atravesado por las tensiones políticas nacionales y la presión de los organismos internacionales, en tanto factores que moldean y/o condicionan las políticas a adoptar a nivel regional, y que en momentos de emergencias sanitarias -como la que vivimos actualmente- se vuelven aún más visibles.
Introducción:
Existe una nutrida tradición intelectual denominada “pensamiento crítico latinoamericano” que fue desarrollándose durante el siglo XX, a partir de las reflexiones de una serie de intelectuales que reinterpretaron la historia de América Latina a la luz de sus rasgos particulares y distintivos. Estas reflexiones han sido una fuente de inspiración en la región, de carácter original, creativo e innovador. Estas tradiciones de pensamiento no sólo contribuyeron a la construcción de una idea de “lo regional”, sino que también orientaron los discursos y prácticas en torno a la formulación de políticas y de una agenda con características específicas -no libre de tensiones y conflictos- producto de una perspectiva latinoamericana identificable. Como señala Argumedo (1993), se trata de formas heterogéneas y diversas de pensar el mundo propio –Latinoamérica- de manera autónoma. En este devenir, se afianzó por lo tanto una manera de pensar a la región y de definir proyectos integracionistas, que se plasmó en una matriz latinoamericana de pensamiento, con perfiles autónomos y que podemos encontrar en distintos campos de acción. Si bien es posible hablar de una tradición de pensamiento crítico latinoamericano, su perfil es muy variado y ha evolucionado a lo largo de los años (Boaventura de Sousa Santos, 2011). Los cambios drásticos que ha vivido el mundo en las últimas décadas nos llevan a reflexionar entonces sobre esas tradiciones intelectuales críticas en el contexto actual.
Cuando afirmamos que existe una tradición de pensamiento crítico en salud nos referimos a la Medicina Social Latinoamericana o Salud Colectiva, corriente que ha venido desarrollándose en la región desde la década de 1970. Se considera a esta tradición de pensamiento como un campo científico donde se producen saberes y conocimientos acerca del objeto “salud” y donde operan distintas disciplinas (Paim y Almeida, 1998), desde la medicina hasta las ciencias sociales y humanidades. Esta corriente surgió en respuesta a la crisis que estaba atravesando la salud pública convencional, a partir de grupos académicos e investigadores en salud que se unieron a distintos movimientos sociales -opositores a las dictaduras militares reinantes en aquel entonces-, reivindicando el acceso universal a la salud como un derecho humano fundamental, con una fuerte convicción en sus determinaciones sociales y en el reconocimiento de que existe un vínculo estrecho entre el desarrollo de la ciencia y la acción política. Esta fuerte reacción se dirigió, no solo a la cada vez más evidente inequidad y acceso diferencial a los servicios de salud, sino también al pensamiento médico clásico, que básicamente concibe la salud como ausencia de enfermedad y cuya práctica está sustentada, por lo tanto, en una especie de “teoría de las enfermedades”, las cuales son consideradas exclusivamente como entidades biológicas, que se expresan en un conjunto de síntomas y lesiones en el organismo que deben ser corregidas por algún tipo de intervención concreta (Camargo Jr., 2013). Esta visión estrecha de la salud es lo que esta corriente de pensamiento intenta superar, procurando dilucidar las causas de las causas que determinan los procesos de salud y enfermedad, las inequidades del sistema capitalista y los desiguales modos de vida.
Concebir a la salud en un sentido amplio e integral, no sólo como un estado biológico sino como un proceso históricamente determinado, ha implicado que esta tradición sanitaria latinoamericana incorporara otros ejes en su análisis y por lo tanto dialogara con otros campos de conocimiento y práctica. Algunos ejes son pioneros en esta tradición como salud-trabajo o como las determinaciones sociales de la salud (Herrero, 2015a). Otros ejes se incorporaron más recientemente y están más ligados al desarrollo de esas problemáticas en otros espacios, impulsados por movimientos sociales que batallan en otras áreas específicas -pero transversales a salud- como género, interculturalidad o migración.
Al mismo tiempo, desde principios del siglo XX, se ha venido desarrollando lo que se conoce como “Salud Internacional”, que opera sobre la salud de las poblaciones más allá de sus fronteras nacionales (Almeida, 2013). La Medicina Social Latinoamericana y la Salud Colectiva no han estado ajenas a esta tendencia mundial de la salud y han desarrollado, al interior de esta tradición intelectual, un conjunto de saberes y conocimientos en este ámbito. En este sentido, han venido trabajando para superar la matriz exportada desde los países centrales (Iriart et al. 2002) que ven la problemática de la salud pública desde sus propias perspectivas, intereses y recetas: lo que Aníbal Quijano (2000) denominó la colonialidad del poder y del conocimiento, que se expresa a través de intereses económicos y geopolíticos. Sin embargo, en la última década hubo una pérdida relativa del peso de los principios rectores Norte-Sur y Este-Oeste, dando lugar a una nueva geografía y una reconfiguración y a una creciente visibilización de experiencias de acción colectiva transnacional, que no solamente toman a la región latinoamericana como una escala de acción, sino que participan cotidianamente de su construcción (Tussie, 2000), en el marco de una vertiente que, desde la década del ’80, busca desarticular la visión etnocentrista de los países hegemónicos en torno a la salud pública.
Así las regiones se han convertido en espacios de oposición, articulación, competencia y creación de coaliciones entre Estados. El regionalismo se volvió tanto política como proyecto (Tussie, 2009), en una constante elaboración y reconfiguración de las relaciones internacionales. En este nuevo contexto, esas tradiciones de pensamiento crítico han influido de manera directa en el espacio regional, definiendo trayectorias de pensamiento propias de y para la región que, conformando una perspectiva latinoamericana, impactan en el proceso de definición y formulación de políticas públicas a nivel regional. En el campo de la salud ha implicado que otros actores políticos y sociales tengan mayor protagonismo, y fundamentalmente propició que los Estados financien con recursos propios la lista de temas prioritarios en salud que se fue definiendo en los últimos años, dando lugar a una novedosa cooperación más horizontal y democrática entre los países de la región.
En estudios previos (Belardo, 2011, 2012; Belardo y Camargo, 2016; Herrero 2015-b; Herrero y Tussie, 2015; Herrero, Loza y Belardo, 2019; Herrero et al 2020; Herrero y Loza, 2016; Loza y Herrero, 2020; Loza, 2017) hemos detectado que algunos principios y valores fundantes de esta tradición de pensamiento crítico influyeron en mayor o menor medida en las acciones de algunos organismos de integración como en los casos de UNASUR -específicamente su Consejo de Salud Sudamericano-, el ORAS CONHU, organismo subregional dedicado a la salud de los pueblos andinos y COMISCA, instancia política de los ministros de salud pertenecientes al Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). En estas instancias de articulación entre países se vienen desarrollando iniciativas innovadoras en salud, posibilitadas por determinadas condiciones y factores políticos que abrieron una ventana de oportunidad para que eso fuera posible. Mencionaremos solo un ejemplo de este tipo de iniciativas: la creación de un Banco de Precios de Medicamentos en 2016, que funciona como una red de información sobre compras para apoyar la toma de decisiones de los gobiernos y pueda garantizar el acceso a los medicamentos a las poblaciones de los países miembro. Su objetivo a largo plazo es la construcción de políticas públicas regionales para la producción de medicamentos (pública y privada) de los Estados Miembros. Es por esto, como mencionamos anteriormente, que entendemos que el campo de la salud internacional se ha convertido en una política estratégica a través de una nueva diplomacia sanitaria que busca renovados objetivos colectivos, normas y prácticas. Se considera fundamental, en consecuencia, analizar justamente la profundidad y el alcance de la influencia de dicha corriente de pensamiento crítico en salud, en el escenario político socio-sanitario a nivel regional.
En esta línea, el objetivo de esta ponencia es, en primer lugar, analizar el devenir histórico del campo de la Salud Internacional, con anclaje en América Latina, identificando sus especificidades históricas y regionales. En segundo lugar, sistematizar la tradición de pensamiento crítico latinoamericano en torno a la reconstrucción de sus núcleos políticos-conceptuales, sus núcleos teóricos-metodológicos y sus alcances y limitaciones en el ámbito de la práctica política. A partir de identificar, en dicho corpus político-conceptual y teórico-metodológico, qué temas o problemáticas se incorporaron y cuáles se excluyeron, procuramos analizar la influencia de las tradiciones de pensamiento latinoamericano en la formulación de la agenda sanitaria local y regional. A su vez, buscamos examinar la incidencia de esta tradición de pensamiento crítico en el proceso político de regionalización de la salud y analizar aquellas iniciativas que se han convertido en políticas públicas regionales a través de los mencionados organismos de integración.
Varios esfuerzos de investigación y articulación institucional han venido desarrollándose a nivel argentino, latino-americano e internacional, orientados a investigar y discutir política, teórica, epistemológica y metodológicamente el campo de la salud internacional. Como se detallará en el siguiente apartado, nuestro equipo de investigación viene participando en la mayoría de esos espacios, contribuyendo con ello a la construcción de un nuevo e innovador campo de saberes y prácticas: la diplomacia en salud.
En efecto, todos estos esfuerzos han dado lugar, no sólo a la conformación de este campo, sino también a dar una creciente relevancia de dichos temas, motorizando las agendas regionales y dando cuenta de las contribuciones latinoamericanas a la agenda internacional. En este sentido, consideramos que la sistematización y análisis de las tradiciones de pensamiento crítico en la región y su influencia en el campo de la salud regional constituye un avance en la producción de conocimiento, en pos de una mayor comprensión de las raíces teóricas y metodológicas que subyacen y que conforman perspectivas específicas en este campo y a su vez comprender cómo sus ideas se han plasmado en la agenda sanitaria de la región. Los resultados de esta investigación eventualmente pueden abrir la posibilidad de comprender estos procesos (en futuros estudios) en otros campos, a través de las perspectivas comparadas.
Desarrollo:
Metodología
Se trata de estudio que emplea una metodología cualitativa, basada en el relevamiento de datos primarios (entrevistas en profundidad a los principales referentes) y secundarios (documentos de acceso público, incluyendo revistas, notas periodísticas, reportes institucionales). El análisis empírico de fuentes secundarias (artículos, libros y literatura gris) se lleva a cabo a partir de identificar los principales núcleos teóricos y acontecimientos históricos, como así también los actores que participan y se movilizan en este campo; se complementa asimismo con el relevamiento y análisis de documentos oficiales, es decir resoluciones, informes, medidas implementadas y publicaciones de los mismos informantes.
La sistematización de las tradiciones de pensamiento tiene una dimensión doble: diacrónica y sincrónica. La dimensión diacrónica apuntó a rastrear y establecer las filiaciones intelectuales de los entrevistados, en términos disciplinares y teóricos a través de identificar lecturas, maestros/as, núcleos y ejes temáticos. La dimensión sincrónica apuntó a reconstruir sus interlocuciones con actores sociales y políticas públicas.
Se llevaron a cabo 15 entrevistas en profundidad. Las cuales han sido grabadas, y se encuentran disponibles en formato audiovisual en: www.pelssi.flacso.org.ar La primera parte de las entrevistas aborda toda la biografía de los informantes, que además son referentes y pioneros del campo; la segunda parte es la vinculada a la agenda regional y la salud internacional. Las entrevistas individuales en profundidad han sido grabadas, desgrabadas y analizadas. Han sido asimismo filmadas y luego editadas. De esta manera, además de ser una fuente de información, nuestro propósito es conformar una biblioteca audiovisual de difusión pública a través de nuestra página web.
Cabe destacar que el análisis de los datos se retroalimenta con cada nueva entrevista y dialoga en forma permanente con las distintas perspectivas que -desde el marco teórico- articula las relaciones internacionales, la salud colectiva y la epidemiología social.
Integrando todas esas distintas fuentes de datos, más allá de reconstruir cada trayectoria y analizarla a la luz de lo que los entrevistados finalmente plasmaron en publicaciones y en acciones concretas en materia de políticas, apuntamos a avanzar así en dar cuenta de lo que llamamos proceso de regionalización de políticas e influencia en la agenda de salud (local y regional).
¿Cuál era el contexto en América Latina en la década de predominio de la “Salud Global”?
Luego de la “década perdida” (del período de 1980 / 1990) y después de las políticas neoliberales, América Latina (AML) cambia de rumbo. Así, de ser una región que miraba hacia el norte, con enfoques más comerciales y económicos políticamente alineados con las fórmulas impulsadas por el consenso de Washington, AML comienza a delinear nuevas agendas de integración con el objetivo de recuperar la región, reducir las enormes brechas de desigualdades producto de aquellas reformas y programas de ajustes y propiciar que los países sean cooperantes más activos. Esto, sumado a un mayor dinamismo de economías emergentes, produce un giro político, con foco en la política social.
Paralelamente, se produce una importante disminución de los fondos de la cooperación internacional en salud en los países de la región, considerados de renta media y media alta, lo cual ocasiona por lo tanto una importante disminución de los flujos de la AOD. Si bien los países por un lado acuden a fondos privados, agencias y bancos, también va a haber un fuerte impulso de la Cooperación Sur-Sur (CSS), y aquí la salud va a ser motor de esa integración.
Esto da inicio a lo que podríamos considerar una nueva etapa de la salud internacional en América Latina, marcada por una renovada direccionalidad sur-sur (Herrero, 2017). En este proceso, la salud jugó un papel muy dinámico, en parte por la larga trayectoria del campo en nuestra región, dando lugar a una agenda sanitaria alternativa y un nuevo marco de integración y diplomacia regional en salud (Herrero et al, 2019). Esto se vio reflejado con la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en 2008 y, particularmente, del Consejo de Salud de UNASUR. Entre los diversos consejos temáticos que tuvo el organismo, el consejo de salud ha sido uno de los más dinámicos; entre los principales ejes de su agenda se encontraban temas relativos a la promoción de la salud y acción sobre sus determinaciones sociales, al desarrollo de sistemas de salud universales y al acceso universal a la atención de la salud.
Con el ascenso al poder de los gobiernos progresistas y de izquierda en la región, en muchas de las carteras sanitarias de los países asumen representantes de dos corrientes latinoamericanas de pensamiento crítico en salud que emergieron en la década de 1970 y fueron consolidándose, a lo largo de las décadas subsiguientes, como la Medicina Social Latinoamericana y la Salud Colectiva. De la mano de estos actores, se van imponiendo esos nuevos enfoques, tal es así que es posible observar una confluencia entre los principios y valores de estas trayectorias de pensamiento crítico y las principales bases constituyentes de UNASUR Salud (Herrero et al, 2019). Cabe destacar aquí que fue la experiencia de la UNASUR, en tanto bloque político, la que ha dado un paso fundamental en motorizar la agenda de salud, a la que se sumó la apuesta por desarrollar una diplomacia sanitaria regional con eje en la cooperación sur-sur que mencionamos anteriormente, y la proyección de los intereses regionales en ámbitos multilaterales.
Sin embargo, mientras nuevos enfoques en Salud Internacional parecían estar gestándose en ese entonces en la región, en el resto del mundo el concepto de Salud Global ganaba terreno (Gráfico 1 y 2)
Gráfico 1. Devenir de la salud como asunto internacional
Fuente: Herrero y Belardo (2022)
El pensamiento crítico latinoamericano en salud. Sus trayectorias
A través de la sistematización de los principales núcleos teórico-conceptuales de estas trayectorias de pensamiento se observaron tres momentos (Gráfico 2): la génesis (1960-1984), la consolidación (1985-2000) y las experiencias en los gobiernos (2000 en adelante), resultando no sólo en una corriente intelectual de pensamiento social en salud sino también y, fundamentalmente, en una corriente que incide en la política sanitaria tanto en el orden nacional como a nivel regional.
Gráfico 2. Periodización de la MSL y la SC
Fuente: Elaboración propia, PELSSI 2022
Desde la academia, pero también desde una fuerte militancia -que ha llevado a algunos a la clandestinidad (como en el caso de Nila Heredia en Bolivia y de Eduardo Espinoza en El Salvador)- se han conformado los principales nodos epistemológicos, teórico-políticos y teórico-metodológicos de una nueva concepción de la salud, a la luz del principio del acceso equitativo y universal a la salud como derecho, columna vertebral de este movimiento. Aun así, a pesar de esos ejes de cohesión de este pensamiento, su perfil es muy variado y ha evolucionado de manera desigual en la región, con las diferencias inherentes a los distintos contextos político-ideológicos en los cuales dicho pensamiento ha tenido lugar.
En Bolivia, por ejemplo, ha sido muy fuerte el acento puesto en la “construcción de la salud a partir de la participación popular”, concepto en torno al cual hay una importante elaboración teórica en este país (más aquí que en otros países de la región, según Nila Heredia). En este marco, Bolivia ha desarrollado así una política de “medicina social que incorpora el tema de la medicina tradicional y la interculturalidad, como ejes transversales” (según palabras de nuestra entrevistada, la Dra. Heredia).
Brasil, por su parte, además del trascendental aporte teórico-epistemológico e ideológico-político de sus referentes a través de instituciones relevantes como el CEBES y la FIOCRUZ, ha dejado una impronta a través de la implementación -en el terreno político-institucional- del concepto de Sistema Universal de Salud, en contraposición al de cobertura universal que imponen los organismos internacionales.
Al analizar la evolución de este pensamiento crítico a nivel regional, vemos que ha sido favorecido, en un principio, por el exilio al que han sido empujados muchos de sus importantes referentes por las dictaduras militares de ese entonces y -a la vez- por el intenso proceso de formación iniciado en México y que se ha irradiado luego al resto de la región: “Cuando yo llego a México o algunos años después -nos dice la Dra. Asa Cristina Laurell, a quien entrevistamos- tenemos aquí a todo el exilio latinoamericano después de los golpes en Chile, en Argentina, en Bolivia, etc. Y una buena parte de ese exilio sudamericano se estableció en México y entonces ahí había una corriente marxista muy fuerte que también se trasladó, por así decirlo, al área de salud”. Y dicha corriente no sólo generó nuevos centros de formación, sino que contribuyó a conformar además una importante red como lo es hoy la Asociación Latinoamericana de Medicina Social - ALAMES.
Al investigar si este pensamiento crítico, que aborda el vínculo entre los procesos de salud, enfermedad y atención y las condiciones de vida de las poblaciones, ha logrado ingresar en las agendas y plasmarse en políticas, planes y programas, hemos comprobado que ello ha estado supeditado, en los distintos períodos históricos, a las variadas correlaciones de fuerzas. De hecho, especialmente en los 2000 con UNASUR, el contexto político -como hemos visto- permitió abrir ventanas de oportunidad para introducir en las agendas de gobierno varios temas de salud desde una perspectiva social de equidad y así, efectivamente, construir y -en cierta manera- regionalizar políticas.
En este sentido, la mayoría de quienes hemos entrevistado han coincidido en destacar la materialización de los principios del MSL/SC en las experiencias, fundamentalmente, de UNASUR y el ORAS-CONHU. Es decir, en palabas de Oscar Feo Isturiz, “hubo la posibilidad de impregnar las agendas políticas con este pensamiento [a través de las propuestas concretas como] los sistemas universales de salud, acceso universal a los medicamentos, participación social, determinación social de la salud”, y contrarrestar así -en cierta medida- la tendencia sanitaria proveniente de los organismos internacionales como OPS y OMS que -según afirma el entrevistado- “se vieron totalmente cooptados por el pensamiento conservador: hoy, sin ninguna duda, la OMS es una institución que expresa las políticas del gran capital”.
Con respecto al último período considerado en nuestra periodización, vinculado a las experiencias de gobierno, cabe mencionar que muchos de los referentes de este pensamiento crítico latinoamericano han ocupado cargos a nivel nacional e los Ministerios de Salud (por ejemplo en Bolivia, México y El Salvador), y también en organismos regionales como el ORAS-CONHU, COMISCA y -en su momento- UNASUR, cuya agenda ha reflejado -como hemos mencionado- muchos de los principios de la MSL/SC.
Sin embargo, la nutrida agenda de UNASUR no tuvo continuidad cuando asumieron los gobiernos conservadores y la pandemia encontró a América Latina en un momento de marcada debilidad en algunos de sus procesos de integración regional (Herrero y Nascimento, 2022). Y esto sucedió aún a pesar de la amplia trayectoria en institucionalización sanitaria a nivel regional. Al extinguirse UNASUR, los esfuerzos conjuntos en la región terminan siendo casi inexistentes.
Conclusiones:
Salud Internacional / Salud global. Las corrientes de pensamiento latinoamericano en salud: Reflexiones finales
Desde el comienzo de la pandemia de COVID 19, los gobiernos conservadores que asumen el poder en Latinoamérica desarticulan los espacios regionales, por lo que los referentes de la MSL/SC se repliegan a los espacios nacionales desde donde se proponen resistir, sin lograr conformar sin embargo un nuevo espacio de integración regional, a pesar de las iniciativas de algunos de los bloques que subsistieron (como por ejemplo, COMISCA y ORAS-CONHU).
En un escenario global caracterizado por la ausencia de una instancia internacional de coordinación que pudiera orientar, de manera conjunta y coordinada, las medidas en materia de salud, la distribución altamente inequitativa de las vacunas ha sido una muestra de la supremacía de los intereses de los países centrales y del mercado, en desmedro de las naciones periféricas. En este contexto, la salud ha alcanzado un elevado protagonismo, ocupando un espacio destacado en las agendas de los organismos internacionales y en los foros globales, pero muy lejos de ser considerada un derecho humano fundamental.
En América Latina, una región donde solo el 4% de los insumos son de producción propia, es decir, es altamente dependiente de los insumos importados y, por lo tanto, de la industria farmacéutica, la fragmentación y el retroceso en los logros obtenidos en materia de salud regional dejó a los países a merced de negociaciones bilaterales con la industria y con los países ricos, sin contar ya con la fuerza y el respaldo de los instrumentos de la integración y cooperación horizontal a nivel regional.
De hecho, de haber contado en los últimos años con dichos mecanismos, los países de América Latina no hubieran quedado supeditados a contratos escandalosos con las farmacéuticas (como, por ejemplo, Pfizer), para la adquisición de vacunas contra el COVID 19. Situación ésta que se hubiera podido contrarrestar con iniciativas de cooperación regional como la del banco de precios de UNASUR y las negociaciones de precios de medicamentos de alto costo realizadas por UNASUR y MERCOSUR las cuales, bajo la lógica de la SOBERANÍA SANITARIA, no sólo lograron una enorme reducción de costos en el acceso a medicamentos, sino que también le ha otorgado a los países mayor margen de negociación con la industria.
Frente a este panorama, no cabe duda de que urge poner en discusión y debate la arquitectura de la salud a nivel internacional y, en especial, regional, y repensar la cooperación internacional como política epidemiológica que permita efectivamente abordar las inequidades globales, y dar respuesta a las necesidades apremiantes y persistentes de nuestros pueblos. Y aquí surge el interrogante ¿Es posible hablar de una Salud Internacional con perspectiva latinoamericana?
Si bien este es aún un resultado preliminar, creemos que claramente se ha conformado una red regional, una corriente intelectual y política propia en la región, con una visión muy crítica y contra-hegemónica a partir de paradigmas propios que cuestionan los parámetros de la salud pública tradicional. Esta tradición de pensamiento crítico en salud incluso ha logrado permear agendas políticas, según le ha sido posible por la correlación de fuerzas en distintos contextos históricos y políticos. Es indiscutible, como hemos visto, que ha habido momentos en los que ha buscado alejarse de las clásicas matrices de la geopolítica Centro-Norte, adoptando -a partir de una postura crítica con respecto al modelo de “Ayuda Oficial al Desarrollo”- una direccionalidad estratégica e innovadora de la cooperación Sur-Sur, en pos de una soberanía sanitaria para la región. De este modo, en el marco de un ciclo de políticas anti-neoliberales de recuperación de la esfera pública y del Estado como actor central, la tradición de pensamiento crítico latinoamericano abrió posibilidades creativas de cómo pensar una nueva salud internacional.
Sin embargo, si bien esta tradición de pensamiento crítico latinoamericano ha permitido esbozar nuevos contornos en el campo de la Salud Internacional, a través de conceptos claves como los de determinación social de la salud, soberanía sanitaria, sistemas universales de salud, interculturalidad y género, entre otros, la MSL/SC aún no ha logrado llevar, a la agenda internacional, un claro cuestionamiento al proceso productivo capitalista, en tanto base estructural de la determinación social de la salud. En este sentido, y más allá de enfatizar la distinción entre determinantes y determinación social de la salud, no habría avanzado significativamente en recuperar y disputar -en el terreno de los organismos internacionales- la matriz epistemológica, trasformadora y revolucionaria de este concepto, posteriormente secuestrado y desnaturalizado por la Comisión de Determinantes de la OMS.
Paralelamente, cabría explorar asimismo si la MSL/SC ha logrado permear suficientemente los movimientos sociales de la región, articulando visiones y propuestas transformadoras. Como ha destacado Mauricio Torres en la entrevista realizada por el equipo de investigación, si bien garantizar la salud como derecho humano fundamental es también una demanda de los movimientos sociales, la visión de estos movimientos puede ser distinta a la de ALAMES: “[…] es más un fortalecimiento de las comunidades, es tomar la salud en sus propias manos para generar propuestas autónomas y, desde ahí, tener un posicionamiento ante el Estado que le disputa y le demanda respuestas", considerando inclusive el acceso a la salud desde “[…] una perspectiva más amplia, más integral, que es la salud como bienestar, como calidad de vida, que también viene movilizándose, pero aún de manera no suficiente”. Esto implicaría, a su vez, tener en cuenta la fuerza de los movimientos sociales para lograr permear las agendas regionales e internacionales como, según ha señalado Torres, el caso del movimiento feminista latinoamericano que “ha ido agitando banderas muy importantes: este tema de la autonomía de los cuerpos que ha dado tanto espacio y que ya logra permear políticas públicas. De alguna manera creo que empieza a permear la agenda internacional. No es un desarrollo propio de la Medicina Social, sin duda, pero es acogido por la Medicina Social”. Y afirma: “[…] la lucha del campo de la Medicina Social, sin duda, puede ser contra-hegemónica, disputar la hegemonía y disputar la agenda internacional, pero claramente la incidencia es muy limitada y por eso es tan difícil rastrearla”. A esto debemos sumar, como dijimos anteriormente, que desde hace varias décadas la salud global es un conglomerado de actores que las más de las veces lucran con la salud de las poblaciones del mundo. Esta acelerada privatización de la agenda sanitaria globa y la progresiva cooptación de los organismos internacionales en manos del capital privado y unos pocos países ricos, hacen que sea cada vez más difícil poder permear la agenda de la salud mundial con posicionamientos mas justos, equitativos y democráticos.
Se abre así la puerta a un nuevo interrogante, tan complejo como imprescindible ¿Por qué ha sido limitada la incidencia de la MSL/SC en la agenda de los organismos internacionales? ¿Qué factores geopolíticos en el concierto intergubernamental regional e internacional de las últimas décadas han llevado a desacelerar las disputas políticas por la recuperación de los principios originales y revolucionarios de la MSL/SC en el campo de la Salud Internacional? ¿Cuál y cómo ha sido la articulación con los movimientos sociales de la región en tanto actores imprescindibles para sostener y robustecer los núcleos conceptuales y las propuestas de la MSL/SC? En este camino prosigue por lo tanto nuestra investigación.
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Palabras clave:
Medicina Social Latinoamericana, Organismos regionales, Salud Internacional
Latin American Social Medicine, Regional Organizations, International Health
Medicina Social Latino-Americana, Organismos Regionais, Saúde Internacional
Resumen de la Ponencia:
A pandemia de COVID-19 causada pela propagação do vírus SARS-CoV-2 ou Novo Coronavírus acirra contradições estruturais da organização da vida social em nível mundial, escancarando o abismo de desigualdade entre os mais ricos e os pobres e miseráveis em todo planeta, demonstrando, portanto, a articulação entre as dimensões estruturais e a conjuntura de crise política, econômica e pandêmica. Uma realidade que para além de produzir repercussões de ordem biomédica e epidemiológica em escala global, reproduz e exibe cruamente as iniquidades que já constituíam a vida de amplos segmentos sociais muito antes da pandemia. Em concomitância verifica-se a exacerbação das iniquidades raciais, que no caso brasileiro, são base de sua fundação como nação. No contexto contemporâneo são intensificadas as condições sócio-políticas de reprodução do racismo como elemento estrutural e estruturante das relações de dominação e exploração de classe, na medida em que as respostas e não-respostas de enfrentamento da pandemia pelo Estado mostram-se tanto racializadas como funcionais para a lógica de acumulação vigente. As medidas de higienização, distanciamento social e de isolamento são as recomendações básicas da Organização Mundial de Saúde - OMS para a contenção da circulação do vírus e redução do contágio. Contudo, a despeito dessas orientações, inviáveis para milhares de pessoas, a crise sanitária continua mortal para as populações negras. Este é um quadro que precisa ser entendido para além de uma fatalidade neutra em sua trajetória de parasitar aleatoriamente organismos humanos. Isso porque a circulação do vírus não é democrática. Ainda que possa atingir todas as pessoas, indiscriminadamente, as possibilidades de adesão às orientações da OMS são desiguais. A capacidade de proteção e as chances de recuperação frente à ameaça biológica reproduzem as condições sociais injustas da vida social. A crise pandêmica, não somente escancara, mas acirra as contradições estruturais da organização social capitalista, que no caso latino-americano tem a dependência e a superexploração como características intrínsecas. Nesta direção, os números da mortalidade de populações negras por Covid-19 reproduzem os dados de desigualdades de mortes entre populações negras e brancas anteriores à pandemia. Sabemos que os colonialismos, os escravismos e os abolicionismos sem direitos são condicionantes estruturais da constituição de proletariados e burguesias latino-americanas, bem como os limites da legalidade democrática liberal e os capitalismos dependentes, porém as relações entre os Estados nacionais e as sociedades de classes incluem também negras e negros como sujeitos históricos atuantes nas diferentes formações sociais. É nesse horizonte que as teses de Clóvis Moura sobre as resistências negras e a categoria amefricanidade de Lélia Gonzalez se apresentam como contribuição a análise do aprofundamento das iniquidades raciais no Brasil no contexto da pandemia de Covid-19.Resumen de la Ponencia:
Resumo
O presente artigo visa analisar a esperança a partir de um olhar hermenêutico e do pensamento latino-americano as ações do Projeto Social Barca Literária, que é um projeto que tem por objetivo formar novos líderes para a comunidade. O Barca Literária está localizado no centro da região Metropolitana de Belém, bairro do Telegráfo, mas é uma comunidade de extrema pobreza. O projeto atende aproximadamente 80 crianças e adolescentes entre 05 a 17 anos. Para tanto, buscou-se fazer essa interpretação com a finalidade de compreender como ocorre as ações da esperança no projeto, compreender a esperança no cenário do Barca Literária e entender o testemunho presente no projeto. Para tanto, foi necessário utilizar como aporte teórico para a compreensão da esperança a fundamentação das teorias de Freire (2004), Ricoeur (2018) e Borda (2015).
Resumen
Este artículo tiene como objetivo analizar la esperanza desde una mirada hermenéutica y latinoamericana las acciones del Proyecto Social Barça Literario, que es un proyecto que tiene como objetivo formar nuevos líderes para la comunidad. Barca Literária se encuentra en el centro de la región metropolitana de Belém, distrito de telegráfo, pero es una comunidad de extrema pobreza. El proyecto atiende aproximadamente a 80 niños y adolescentes entre 05 y 17 años. Con este fin, buscamos hacer esta interpretación para comprender cómo ocurren las acciones de esperanza en el proyecto, comprender la esperanza en el escenario de barcaza literaria y comprender el testimonio presente en el proyecto. Por lo tanto, fue necesario utilizar como contribución teórica a la comprensión de la esperanza el fundamento de las teorías de Freire (2004), Ricoeur (2018) y Borda (2015).
Introducción:
1 Introdução
Nesse período difícil em que se encontra o Brasil devido às perdas sociais e de trabalho devido a situação política e econômica, e também a pandemia de Covid-19, um grupo de pessoas decidiu reunir-se e fazer uma biblioteca para que as crianças pudessem ter acesso à literatura, à leitura de livros diversos, e com isso fomentar uma educação inclusiva e combater a desigualdade social, e, construindo, assim, pela literatura, novos sonhos. Em 2020 foi criada o Barca Literária, biblioteca itinerante que leva literatura e educação a crianças e adolescentes da região da Vila da Barca – comunidade que vive em situação de habitação social precária, localizada no bairro popular do Telégrafo, situado quase no centro da cidade de Belém.
Neste trabalho busca-se fazer uma interpretação da esperança do projeto Barca Literária. Compreender o lugar de expressão desse coletivo, que estimulam o melhor das ações humanas em um ambiente que prevalece a violência.
Desse modo, há o interesse em realizar uma interpretação a partir da hermenêutica. Para tanto, Ricoeur (1988) diz que a princípio entende-se por interpretação como algo determinado; porém não é dessa forma. Para ele é desvendar o sentido escondido, nas entrelinhas, para além do que está sendo visto. “É o trabalho do pensamento que consiste em decifrar o sentido escondido do sentido aparente, em desdobrar os níveis de significação implicados na significação literal” (RICOEUR, 1988, p. 14).
Para Higuet (2015, p. 29), a hermenêutica de Paul Ricoeur, busca verificar, imaginar e criar sentido a partir do texto, buscando ir para além da interpretação primeira. Criando, assim, produções de sentidos. A hermenêutica tem de ir para além das metáforas e dos símbolos. Higuet (2015) diz que a hermenêutica deve realizar-se na mediação do texto. Nas várias vozes existentes nos textos quando em transição da semântica para a hermenêutica. Essa transição justifica-se na conexão entre o discurso e o sentido, pois todo o discurso tem uma ambiência simbólica, ou uma carga cultural, e, a referência – de se referir a algo que está fora da linguagem. É nesse sentido e referência que se entende a intencionalidade do discurso – o contexto em que esse discurso foi construído ou enunciado, que a partir da hermenêutica vai explicar esse universo simbólico, de interpretações que se faz o discurso.
Assim, busca-se pensar a partir da análise do projeto Barca Literária, a narrativa da esperança e solidariedade representada nas ações de estímulo à leitura e educação. É pensar essa ação coletiva da esperança e solidariedade a partir do ponto de vista dos estudos sobre narrativa/ discurso de Paul Ricoeur (2018). Se faz necessário, também como aporte teórico deste trabalho, a leitura em Paulo Freire (2004), para compreender essa educação libertadora em meio a uma comunidade que resiste aos efeitos da Covid-19 e do esquecimento do outro e o conceito de subversão defendidos por Fals Borda (2015) em seu pensamento crítico Latino-americano.
Desarrollo:
2 Projeto Barca Literária e comunidade Vila da Barca (breve apresentação)
O projeto Barca Litterária iniciou em novembro de 2021 no período da pandemia. Em uma breve conversa com Gisele Mendes, assistente social, e uma das fundadoras, relatou que a iniciativa começou a partir de uma visita feita no período em que ela fazia parte da catequese.
Durante nossa conversa, Gisele disse que além dela, mais nove pessoas fazem parte da equipe do projeto. Essas pessoas são da Comissão Solidária da Vila da Barca, os membros são os próprios moradores da comunidade Vila da Barca, localizada no bairro do Telegráfo, periferia localizada na região Metropolitana de Belém.
O trabalho desenvolvido, segundo Gisele, é de leituras. Escrita criativa, teatro, dentre outras atividades ligadas à educação e arte, uma vez que, a maioria dos membros do projeto são pedagogos. Os trabalhos são realizados na segunda, terça e quinta – feira pela noite (19h-21h) e atende crianças e adolescentes de 05 até 17 anos de idade.
A ideia do projeto é conscientizar e estimular nesses adolescentes e crianças o protagonismo, a liderança social e a construção coletiva. Assim, alguns trabalhos desenvolvidos pelo projeto como: distribuição de cestas básicas, arrumação do projeto, distribuição de senhas para as cestas básicas - tem a participação dos adolescentes.
O projeto vive de doações e algumas parcerias – grupos, artistas, outros educadores que disponibilizam tempo para oferecer cursos, oficinas, doações de livros, doações de cestas básicas, dentre outras ações.
2.1Comunidade Vila da Barca
Segundo as pesquisas de Souza (2011), a Vila da Barca fora iniciada em 1920 e foi constituída como espaço de moradia para atender trabalhadores de uma fábrica de castanha da época e para famílias que chegavam do interior do Estado do Pará. Eram agricultores e ribeirinhos que comercializavam produtos agrícolas enviados por familiares para serem revendidos na cidade de Belém.
Com as intervenções urbanísticas realizadas em Belém - provocaram o surgimento de locais alagados e que foram ocupados por trabalhadores que não tinham condições de pagar uma moradia com saneamento e infraestrutura adequada, e que, portanto, se submetiam a moradias insalubres, a exemplo, a Vila da Barca (SOUZA, 2011).
Em 1960 os moradores da Vila da Barca foram pressionados a sair do local devido a instalação de pequenas e grandes empresas na orla. Mas os moradores conseguiram se fortalecer enfrentando os interesses empresariais e reivindicando ao Estado a permanência no local. Tornando a Vila da Barca um símbolo de resistência contra a privatização da orla. A área tem sido objeto de especulação imobiliária durante os anos devido a sua localização (SOUZA, 2011).
A comunidade Vila da Barca tem em seu histórico a resistência e a luta pelo seu lugar. Por permanecer nele e protegê-lo. Como já mencionado, resistir é um ato de esperança. Esperança essa que no histórico da comunidade Vila da Barca está presente na solidariedade - na força da comunidade.
3 Esperança
Paulo Freire (1996, p. 37) diz que a esperança faz parte da natureza humana, não é algo que se justaponha. A esperança faz parte de um movimento constante de busca própria do ser humano. O educador ainda defende que a desesperança não é uma um ato natural do ser humano, mas uma distorção da esperança. “Eu sou, pelo contrário, um ser da esperança que por ‘n’ razões, se tornou desesperançado” (FREIRE, 1996, p. 38). Entende-se por esperança a partir da ótica Freiriana que também pode ser um movimento de resistência, de indignação às questões sociais. A inquietação, a não acomodação diante de injustiças:
Por tudo isso me parece uma enorme contradição que uma pessoa progressista, que não teme a novidade, que se sente mal com as injustiças, que se ofende com as discriminações, que se bate pela decência, que luta contra a impunidade, que recusa o fatalismo cínico e imobilizante, não seja criticamente esperançosa (FREIRE, 1996, p.38).
Diante disso, pode-se pensar sobre as ações presentes no projeto Barca Literária. Ao observá-los, há sempre uma ação, um movimento de resistência em prol da educação e da formação das crianças da redondeza, que serão futuros agentes dessa mesma luta. A esperança está presente neste grupo, pelas ações, pelas parcerias, pelos incentivos às crianças a lerem, pela dedicação, preocupação dos próprios iniciadores do projeto. No projeto, há um comprometimento com a causa e uma vontade de fazer mudanças no mundo.
Para Freire, a esperança está na luta, na raiva, na não acomodação a situações desumanas. De acordo com seu pensamento, não há como concordar com o discurso de acomodação. A raiva, a ira diante da desigualdade é a motivação para a briga pelos direitos, como ele diz, motivação essa, tal qual “o direito de amar, de expressar seu amor ao mundo” (FREIRE, 1996, p. 39). Esse é o exercício da resistência. É nesse contexto que a esperança se reforça e se renova.
Interpretando Paulo Freire, Merçon (2012, p. 560-561), diz que a esperança sozinha não é capaz de mudar o mundo, e que, para tanto, é necessária uma qualidade ética da luta. Para que essa esperança seja crítica e não uma mera ação ou pensamento ingênuo, é preciso, segundo a interpretação da autora, que essa esperança seja, também, uma necessidade ontológica, uma ação, para assim, tornar-se uma história concreta.
A esperança crítica não se fundamenta em um sujeito isolado com sua vontade ingênua. Não corresponde a um ‘pura espera’, infértil, senão a um sonhar ativo que transforma o pensamento crítico em ação. Talvez seja verdade que nossa frágil natureza humana seja constituída por muitas esperas e esperanças. Talvez não nos seja possível viver sem, em momento algum querer o que não é sem ter expectativas ou de alguma maneira nos empenhar para realizar o que nosso desejo imagina para o futuro (MERÇON, 2012, p. 561).
Pensar as ações do projeto Barca Literária, é entender que toda a atitude realizada pelos integrantes do projeto, vai ao encontro de uma ação de esperança que não essa esperança ingênua, mas a que sonha – age – luta – concretiza. e nos faz observar e refletir sobre essa condição do querer, da vontade de fazer.
Interpretando Paul Ricoeur, Pacheco (2021, p. 149) diz que a esperança não é um simples sentimento, uma abstração, uma ilusão. Mas sim, uma reflexão do agir humano. Pois para agir é pensar em agir, pensa-se em algo para ter a decisão de agir. Tem um motivo, uma causa, uma razão da ação. É nesse momento que pensamos, ou nos conscientizamos das nossas limitações e das ações de superação.
É nesse sentido, que Pacheco (2021) ao interpretar Ricoeur, diz que o homem, ele persevera na esperança, porque essa esperança na realidade que leva à morte, existe uma descontinuidade que faz com que a força da afirmação não seja uma autoafirmação, mas sim um estímulo que provém da ressurreição. Das possibilidades de acontecimentos. “Uma liberdade que desafia a morte é uma liberdade que tem por possível a ressurreição, que é animada pela paixão pelo possível e que de outra maneira se opõe à resignação” (PACHECO, 2021, p. 151).
Assim, as reuniões, os eventos, as aulas de arte e literatura fornecidas pelo projeto às crianças, é um exemplo concreto de Esperança crítica defendida por Freire. Esperança calcada na ação e na luta, e não na espera. Na inquietação em busca de um mundo melhor.
4 A Esperança no Barca Literária enquanto ação
Entende-se que a esperança é uma motivação, uma condição do querer. Nesse sentido, nos estudos de Ricoeur (2018) sobre a motivação, diz que não há uma decisão sem motivo e essa relação, segundo o filósofo, conduz a um problema central do voluntário e involuntário.
Ricoeur (2014) abre uma discussão sobre o motivo e causa. Ele diz que o motivo é o agir, está ligado na ação executada ou por executar. A causa seria, no sentido humano, seria uma heterogeneidade lógica entre causa e efeito, uma vez que, segundo o autor, um pode ser mencionado sem depender do outro.
Já o motivo não pode ser definido sem a ação. Existe entre ambos uma relação mútua, uma conexão lógica, onde o motivo se assemelha às ações do agir. E essas implicações lógicas estão tanto no fazer como em fazer. “Na verdade, o desejo intervém na ação quer como dimensão racional, como sentindo, quer como força que constrange e afeta o sujeito” (SILVA, 2001, p. 19). O desejo está na dimensão racional porque algo será percebido, interpretado. Algo fará sentido. E a partir do momento que esse sentido é percebido por alguém, que pode ser percebido em um determinado contexto e, portanto, pode ser interpretado de acordo com o contexto.
Dialogando com o pensamento do filósofo francês sobre as ações do projeto Barca Literária – há um motivo e causa nas ações e divulgações do projeto. Estão divulgadas nas ações realizadas pelo projeto – tais como as aulas, os encontros para definir as ações do projeto e as parcerias que ajudam também a desenvolver as ideias do projeto Barca Literária.
A divulgação dos trabalhos de teatro, literatura, arte em geral e parceria desenvolvidos pelo projeto, é o motivo e causa para legitimar e fortalecer a ideia e causa do projeto. Assim, há uma ação, um motivo, um agir presente nas ações atribuídas pelo Barca Literária. E, há um sentido, uma causa que pode ser percebido na divulgação dos trabalhos do projeto Barca Literária. Assim como, pela legitimação da causa do protagonismo adolescente e formação de lideranças em local de violência e miséria no qual o projeto está localizado.
Ainda sobre a ideia de motivo e causa defendidos por Paul Ricoeur, podemos pensar sobre a Esperança. Lembrando Paulo Freire – a esperança é uma ação, não é uma simples espera e, sim, uma necessidade humana. Diante disso, pode-se pensar sobre a essência dessa motivação, dessa ação humana que chamamos de Esperança diante das dificuldades e desigualdades sociais.
Pensar em conscientizar esses jovens a futuramente serem protagonistas de lideranças, como faz o Barca Literária, é pensar em um futuro esperançoso. É agir com a intenção de contribuir para um mundo melhor.
Ricoeur (2018) afirma que todo motivo é um motivo de uma decisão. Essa decisão afirma a existência desse sujeito. O sujeito que decide e age. Mas para compreender essa fenomenologia da vontade de Paul Ricoeur é necessário compreender sobre o conceito de Projeto. Para o autor, a intenção do projeto é o pensamento. “Todos os atos de pensamento são, em algum grau, capazes de reflexão e disponíveis para autoconsciência” (RICOEUR, 2018, p. 55). E esse Projeto está inserido no sentido de ‘eu decido – eu quero’. Interpretando o filósofo francês, Aleixo (2010, p. 43) diz que o Projeto é o objeto intencional da consciência de decisão. Ele é o impulso e a vontade para o futuro. É uma consciência de projetar para o futuro.
Pensando a partir disto sobre a esperança, entende-se que esperançar é projetar algo futuro. Há uma intencionalidade que algo possa vir a dar certo. Pratica-se uma ação voluntária, pensada em um futuro bom. Tal qual pode-se observar nas ações do grupo Barca Literária, as ações são construídas, são pensadas com a finalidade de que possam a vir a dar certo no futuro. As crianças são o foco do projeto Barca Literária, são os sujeitos que estão se preparando para construir um futuro melhor para a sua comunidade da Vila da Barca. O Barca Literária prepara essas crianças e jovens para serem futuras lideranças na comunidade.
Para Ricoeur (2005) é importante identificar quem é o agente dessa Ação. Existem dois tipos de Ação que o autor classifica como básica e complexa. A primeira nos permite uma leitura imediata sobre quem a emitiu. A segunda, produz um efeito. Há uma manipulação, uma transformação – “É o sentido comum do agir; age-se sobre algo: diz-se que então que agir é causar uma mudança” (RICOEUR, 2005, p. 88). Nesse sentido, o agente do discurso intencional, da Ação, é o autor e responsável pelos efeitos mais longínquos. Longínquo, para Ricoeur (2005, p. 90), no sentido de que a interpretação desses efeitos a outro não há como medir. A iniciativa foi do primeiro agente, os efeitos e resultados que isso pode causar, está fora do poder do agente.
5 Ação da esperança enquanto testemunho
A ação do projeto Barca Literária presentes nas narrativas de imagem e legenda do instagram podem ser consideradas como um testemunho de solidariedade, esperança e bem. Desse modo, Ricoeur (2008, p. 109-110) problematiza a questão do testemunho, afirmando estar além de uma questão histórica, de memória, de algo que aconteceu que foi testemunhado e temos como lembrança. O testemunho na hermenêutica de Ricoeur (2008) é uma questão de significado. São experiências vividas que produzem inspirações, intenções, ideias e que superam a experiência histórica.
Para o autor, quando o testemunho passa do plano das coisas ditas, narradas, implica uma relação dual entre quem testemunha e quem recebe o testemunho. Assim, Ricoeur (2008) diz que o testemunho não é somente um nível sensorial ao outro, mas ao plano do juízo, pois o relato emitido é constituído por alguém com opinião sobre o acontecimento, sobre o que viu. “O testemunho é o que você confia para pensar que ..., para estimar que ..., em suma, para julgar” (RICOEUR, 2008, p. 113). Assim, diz que o caráter ocular do testemunho nunca é o suficiente para constituir senso de testemunho, pois este é realizado por alguém que tem suas experiências e ponto de vista sobre o mundo da vida.
Fundamentando para a realidade do Barca Literária em suas ações expressas no instagram, entende-se que as ações de solidariedade, de educação voltada para o social, é um testemunho da esperança. É uma forma de mostrar ao outro que a luta está a partir de um pensamento educacional voltado para adolescentes e crianças visando um futuro melhor. É uma forma de testemunhar a luta e histórias daquelas crianças que vivem na periferia da região metropolitana de Belém. É testemunhar que mesmo em um local de violência – reside a esperança e a solidariedade. Ricoeur, (2008) defende que o testemunho também tem uma intencionalidade, e que está depende das vivências e experiências do sujeito que a relata. O mesmo ocorre com quem interpreta essa narrativa testemunhal. Cada testemunho narrado e interpretado tem um juízo de valor e uma razão de ser.
As próprias narrativas construídas no instagram do Barca Literária são testemunhos de uma comunidade que tem a intenção de projetar nas crianças um sentimento consciente e de luta – para gerar naquele local sujeitos dispostos a mudar o pensamento e suas ações no mundo da vida – como bem podemos observar na legenda de uma postagem no instagram do dia 01 de junho de 2022 - “Acreditamos nos processos educativos como ferramenta para causar impacto social”. O objetivo é fazer esse movimento para o futuro.
Para tanto, Ricoeur (2008) explica que o testemunho pode ter características e funções documentais. Como prova de algo que ocorreu em um debate ou reunião, a função de registrar algo. Nesse caso, o testemunho ganha esse valor documental. Assim, o testemunho deixa de ter um sentido jurídico para ganhar sentido histórico; ou os dois juntos, com as características legais e históricas do acontecimento. Completando seu pensamento, Ricoeur (2008, p. 114) afirma que o testemunho “não é aqui uma categoria específica do método histórico, mas constitui uma transposição característica e instrutiva de um conceito eminentemente jurídico que atesta seu poder de generalização”.
O autor se apropria do âmbito jurídico para explicar o significado da palavra testemunho porque ele é utilizado como argumentação nas audiências jurídicas, como se tivesse a função de atestar algo, a veracidade de algo. Dialogando com as divulgações ocorridas no instagram do projeto Barca Literária, divulgar os trabalhos desenvolvidos torna-se importante e necessário. Para estimular, incentivar as pessoas a conhecerem o projeto, a visitá-lo e contribuírem para o crescimento e legitimação de suas ideias e causas. Como bem podemos perceber na seguinte legenda postada no instagram do projeto no dia 24 de maio de 2022 – “Grupo de leitura criativa: borboleta. Acreditamos em processos de educação coletivos e inclusivos”.
Mas o testemunho não se esgota no sentido quase empírico e quase jurídico. Ricoeur (2008) diz que o testemunho também é presente na dimensão ética. O testemunho verdadeiro não se limita apenas a contar os fatos, a narrar algo. O testemunho não se limita ao relato de algo, na medida em que tem a ver com testemunhar por alguma coisa ou causa. Tem um objetivo, uma ideia a defender.
O testemunho na dimensão ética, de atestar o que é verdadeiro, de defender uma causa é notório nas postagens do instagram do projeto Barca Literária. Há uma causa defendida nas ações. Há um empenho em manter o perfil e a legitimação das ações do projeto em destaque. São imagens contínuas e nas legendas das imagens a defesa do protagonismo juvenil, das questões do meio ambiente, do estímulo às artes, dentre outros assuntos importantes para a construção do ser humano enquanto agentes sociais.
6 Esperança no Barca Literária enquanto pensamento crítico latino-americano
Em estudo sobre sociologia da libertação a partir do ponto de vista de Fals Borda, Bringel (2016, p. 403) interpreta que o campo da libertação reforça elementos de solidariedade, de ética, da busca do bem comum e de um humanismo que ele chama de revolucionário.
Essas reflexões trouxeram uma ação para pensar e debater sobre estratégias, sobre superação da condição de dominação, sobre a construção de um pensamento próprio, regional, sobre as realidades socioculturais que ultrapasse o pensamento eurocêntrico tão enraizado em culturas, locais latino-americanos.
Em termos gerais, compreende-se a libertação como um projeto subversivo, como uma utopia que estimula as possibilidades de transformar a realidade injusta do sistema capitalista e, assim, superá-lo. Libertação da negação do Ser, dos impedimentos e das opressões sofridas, mas também possibilidade da “realização das valiosas singularidades humanas em sua criativa diversidade” (Mance, 2000: 26), ou seja, como aspecto positivo e prático da liberdade (BRINGEL, 2016, p 403-404)
Podemos dialogar com esse pensamento da sociologia libertadora o pensamento de Paulo Freire e Paul Ricoeur sobre esperança. A esperança para Freire não é uma esperança ingênua, de acomodação, mas sim de luta, de ação, de resistência. Para Ricoeur é uma ação, uma projeção calcada em um motivo e causa que incentiva essa ação do ser. Ação essa que tem uma intencionalidade, uma razão de ser.
Pensar sobre essas reflexões em relação ao projeto Barca Literária, é refletir o agir humano esperançoso, mas também subversivo, como diz Bringel (2016) interpretando o pensamento de Fals Borda sobre o pensamento libertário. Uma vez que, no Barca Literária, a missão é fortalecer os saberes comunitários, ocupando a comunidade com os saberes literários.
Como o projeto tem a ação em fortalecer nos adolescentes e crianças a ideia do pensamento coletivo e crítico sobre a realidade – no Barca Literária busca defender o que Fals Boba, a partir da interpretação de Bringel (2016), defende o que seria os estudos de processo de mecanismo de poder – buscar entender o lugar das classes populares e suas realidades.
Para Dussel (1993) essa dominação passava ao controle dos corpos, das pessoas, e, que para tanto, era necessário parar – “pacificá-las”. Isso se refere ao papel e ação do conquistador (dominador) no mundo moderno. Esse mundo que era conhecido como o avançado, o evoluído, a referência para os povos “subdesenvolvidos”, tais como povos oriundos latino-americanos, africanos, dentre outros. “O ‘conquistador’ é o primeiro homem moderno ativo, prático, que impõe sua ‘individualidade’ violenta a outras pessoas, ao Outro” (DUSSEL, 1993, p. 43).
A isso, Dussel (1993) se refere aos povos, locais do Caribe, de Santo Domingo, Cuba que foram invadidos por espanhóis. No local haviam tribos, etnias, povos indígenas sem cultura urbana. Que segundo o autor, a dominação foi mais matança e uma ocupação desorganizada do que um domínio sistemático. A conquista para Enrique Dussel é interpretada de forma a negar o outro. A eliminar esse outro de forma violenta. E esse outro é obrigado a aceitar a cultura que estão impondo. Anula seus costumes para aceitar a cultura do dominador.
A conquista é um processo militar, prático, violento que inclui dialeticamente o Outro como o “si-mesmo”. O Outro, em sua distinção, é negado como o Outro e é sujeitado, subsumido, alienado a se incorporar à totalidade dominadora com coisa, como instrumento, com oprimido, como “encomendado”, como “assalariado” (nas futuras fazendas), ou como africano escravo (nos engenhos de açúcar ou outros produtos tropicais) (DUSSEL, !993, p. 44)
Dussel (1993, p. 44), diz que a subjetividade do colonizador foi aos poucos lentamente se colocando em uma posição de superioridade. E essa ação ao longo do tempo foi se fortalecendo e legitimando para o Outro. Temos dificuldades de nos desvencilhar de pensamentos e comportamento eurocêntrico.
Dialogando com esse pensamento com o projeto Barca Literária, eles agem contracorrente. Em um lugar de pobreza, miséria, localizados no centro da região Metropolitana de Belém, não são periféricos, mas são excluídos e dominados, por uma massa de pensamentos preconceituosos e de manobras políticas. O trabalho desenvolvido no projeto, vai de encontro com todo esse comportamento de poder e o eurocêntrico. O objetivo é fortalecer cada vez mais as ideias dos ancestrais, da negritude, do pensamento libertário e subversivo. A esperança nasce dessa luta e dessa compreensão subversiva de que o pensamento colonial, europeu não pode se legitimar mais.
Diante disso, sobre subversão – Borda (2015, p. 388) defende que subversão é entendida como algo contra a sociedade, e que, portanto, designada a algo imoral. Mas fazendo análises – embora seja ignorada por muitos professores, pesquisadores - segundo o autor – muitos subversores não pretendem destruir a sociedade. E sim, fazer as mudanças justas para o mundo. Os subversores, segundo Borda (2015), têm consciência da sua luta, da sua causa e não renunciam ao seu mundo. Essa atitude para o sociólogo é construtiva e positiva para as discussões e mudanças na sociedade.
Como em tempos passados, quando havia cismas ideológicos semelhantes, esse esforço para reconstruir completamente a sociedade é doloroso, contraditório, violento e revolucionário; da mesma forma, ele está contornando e forjando em sua bigorna as novas pessoas e o novo homem. Este, no fundo, será um rebelde, e suas atitudes se transformarão em torno da rebelião. O ato de revolta, com o movimento. Ao contrário do que a palavra implica, faz o homem andar em novos caminhos que ele não tinha vislumbrado antes, isso o faz pensar e o faz duvidar, e assim adquire, talvez pela primeira vez, a consciência de sua condição vital (BORDA, 2015, p. 388).
A subversão, para Borda (2015), transforma o homem para a luta e para a consciência em sua realidade. É a motivação para a mudança e busca de justiça e um mundo melhor. Ações que precisa para alimentar a esperança e projetar um futuro bom a todos. No projeto Barca Literária, a própria criação do projeto e sua pedagogia desenvolvida, pode-se pensar sobre essa subversão, essa ânsia de transformação do mundo e do ser. No projeto eles pensam em preparar os adolescentes para futuras lideranças na comunidade – isso é pensar de forma subversiva – é pensar de forma esperançosa.
Essa consciência é subversiva. Além disso, uma vez que a rebelião envolve essa consciência, e que em si é construtiva, o subversivo rebelde adquire uma atitude positiva em relação a sociedade: não pode ser levada pelo ressentimento - no sentido de Scheler - que é uma intoxicação de si mesmo e que não projeta uma imagem futurista. Longe de ser consumido como um ressentido, o subversivo se sacrifica pelo grupo e se torna um grande altruísta. É por isso que, afinal, a consciência do subverter rebelde é uma consciência da coletividade que desperta, e isso leva a todos a uma aventura existencial incomum (BORDA, 2015, p. 389).
O subversivo é um rebelde que prima pelo bem de todos. É consciente e lutador. Os membros do projeto Barca literária são moradores e cria da comunidade Vila Da Barca. São resultados de muitos outros subversivos, que durante a vivência deles puderam experimentar de projetos sociais tal qual os que construíram hoje. Eles também são resultado de consciências subversivas. O resultado é a construção do projeto Barca Literária, que por eles é administrado. É pensar na luta e continuar. É pensar em coletividade. É pensar em pedagogia decolonial, tal qual os membros do Barca Literária desenvolvem, é pensar em esperança para adolescentes e crianças da comunidade Vila da Barca.
Conclusiones:
7 Conclusão
Pensar em Esperança, é pensar no agir, na própria existência – quando agimos – pensamos – pensamos em algo e pensamos com uma intenção, com algo a ser alcançado. Assim é a ligação da própria existência do ser.
A compreensão do agir humano por meio dos estudos em Paul Ricoeur, nos ratifica que é possível a ação da esperança no nosso dia a dia. De compreender que ela nos motiva a viver, a existir, a agir. Como bem defende Paulo Freire, que a esperança não é uma atitude de acomodação, e sim, uma atitude de resistência.
Não há como pensar em esperança sem pensar em luta, em insatisfação, em sensibilidade, e, ao mesmo tempo, crítica sobre as problemáticas e desigualdades sociais. Esperança não é espera. É ir em busca de algo. É um sentimento de rebeldia. De uma rebeldia generosa, de uma consciência coletiva. É uma rebeldia ligada à subversão. Mas não a subversão que estamos acostumados a escutar de forma negativa. É a subversão defendida por Fals Borda, sem ressentimentos, de altruísmo.
Bibliografía:
Referências
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Palabras clave:
Esperança, interpretação, Barca Literária
Esperanza, interpretación, Barcaza literaria