Resumen de la Ponencia:
O processo social que leva os indivíduos à situação de rua é marcado pela convergência de múltiplos determinantes, caracterizando-se como um fenômeno complexo. Na literatura sobre o tema, há certo consenso quanto à heterogeneidade que caracteriza essa população, mas possuindo em comum os vínculos familiares interrompidos, a inexistência de moradia regular e a pobreza extrema.O presente trabalho se propõe a discutir a relação entre população em situação de rua e as desigualdades sociais produzidas pelo modo de produção capitalista. Não à toa, o fenômeno é considerado tipicamente da modernidade, pois, é somente com a sua ascensão, que se generalizou o pauperismo, tornando-o um fenômeno de massa, com raízes na coerção econômica e social, com base nas relações sociais desiguais. Cabe pontuar que a população em situação de rua, com base nas análises de Marx (1988), é considerada a parcela da classe que, na condição de trabalhadores, só dispõem de sua força de trabalho para a venda, mas não foi absorvida pelo capital. Localiza-se, portanto, na parcela do exército industrial de reserva compelida à situação de absoluta pobreza e vulnerabilidade social, vivendo nas piores condições da superpopulação relativa. E a sua reprodução está, portanto, relacionada à criação da superpopulação relativa pauperizada, cujo movimento de expansão e retração é condicionado pelas necessidades de acumulação do capital em cada período histórico. No Brasil, pelas particularidades sócio-históricas do desenvolvimento periférico do capitalismo que marca, em verdade, o conjunto da América Latina, o fenômeno da situação de rua se agudiza, e a pobreza e as desigualdades sociais assumem patamares elevadíssimos. Dado o caráter dependente do desenvolvimento capitalista no Brasil, com relações sociais consideradas arcaicas.Com a crise estrutural do capital a partir dos anos 1970 e seu aprofundamento com a crise das subprimes em 2008, as desigualdades sociais se acirram. Nesse contexto, é possível afirmar que houve um aumento da população em situação de rua no país, como demonstra estimativa feita pelo Instituto de Pesquisa Econômica Aplicada (IPEA), que apontava para um total de 2221.869 pessoas em situação de rua no país em 2019. E esse número tende a subir com a chegada da pandemia de covid-19 e o fechamento de postos de trabalho. Soma-se a esse número expressivo, a falta de políticas públicas e sociais na perspectiva de garantia de direitos de cidadania e promoção de inclusão social. Apenas em 2009, é instituída a Política Nacional para a População em situação de rua, por meio de decreto 7.053/2009. Trata-se de importante passo no processo de reconhecimento desse segmento como sujeito de direitos. No entanto, a implementação dessa política está longe de ser efetivada, deparando-se com os constrangimentos políticos e institucionais do atual momento, além dos limites estruturais impostos pelo modo de produção capitalista.Resumen de la Ponencia:
El comercio informal es una problemática social que afecta a una determina parte de la población, las personas que desarrollan esta actividad están expuestas a sufrir diferentes circunstancias en el ámbito económico y social, al ejercer la informalidad como una activad laboral. La informalidad se genera a consecuencia de los escases de fuentes de trabajos que les permita solventar sus necesidades básicas, lo que les conlleva a optar por otras decisiones poco convencionales, y al ser una actividad laboral de fácil ingreso a causa de no existir políticas públicas que regularicen el comercio informal. Los individuos que realizan esta actividad, están expuesta a sufrir maltratos físicos y psicológicos lo que provoca que estas personas se sientas excluidas de su entorno social, por la falta de leyes que protejan sus derechos humanos y laborales. Este tipo de trabajo en muchas ocasiones no es muy bien remunerado lo que provoca que estas personas vivan en condiciones de extrema pobreza y desigualdad económica al no contar con una remuneración a adecuada que les permita tener una mejor calidad de vida.Resumen de la Ponencia:
Durante la última década se ha observado un tipo de fenómeno social marcado por el hecho de personas que deambulan por las ciudades sin aparente rumbo fijo y que pernoctan debajo de puentes con casuchas de materiales improvisadas de madera, cartón y tela, en parques, avenidas y lotes abandonados. Muchas de estas personas de ambos sexos y de diferentes edades se encuentran en condiciones que reflejan un marcado deterioro físico y psicológico. Esta investigación de carácter exploratorio descriptivo busca dar algunas respuestas a las interrogantes que surgen respecto al perfil de las personas sin hogar como nueva conceptualización el sinhogarismo en Latinoamérica pero en especial atención a la situación de Panamá, como uno de los países como una renta per cápita elevada según indicadores internacionales pero con una de las mayores desigualdades del mundo.
Introducción:
Introducción al fenómeno en estudio
Durante la última década del siglo XX se ha observado un tipo de fenómeno social marcado por el hecho de personas que deambulan por las ciudades sin aparente rumbo fijo y que pernoctan debajo de puentes con casuchas de materiales improvisadas de madera, cartón y tela, en parques, avenidas y lotes abandonados. Muchas de estas personas de ambos sexos y de diferentes edades, se encuentran en condiciones que reflejan un marcado deterioro físico y psicológico lo cual nos estaría indicando las diferentes penurias que estarían vivenciando al estar en situación de calle debido a situaciones generalmente ocasionadas por factores socioeconómicos y estructurales, así como la sumisión a dependencias como el alcoholismo, las drogas, entre otras en particular.
El problema ha sido estudiado por autores como (Matulic 2013, Hernández 2002, Rosa 2010, Boy 2010, Bachiller, 2010, et al), y se conoce desde hace décadas con diferentes términos haciendo alusión a determinadas características de los sin techo. Debido a que no existe una definición única para definirlos, en este trabajo usaremos de forma genérica el termino sin techo o sinhogarismo ya que a partir del uso del concepto sinhogarismo empezaremos a explicar cómo se desarrolla el mismo en sus muchas diferenciaciones siendo la principal característica el estar sin un hogar fijo que cumpla con las condiciones para la vida y de igual manera estar propensos a condiciones de vida que puedan empujar a una situación de calle.
La carencia de vivienda es una de las características principales del estudio del “Sinhogarismo” sin embargo, no es esencialmente la única de estudio ni su exclusiva, como mencionaría Boy (2013), ya que “reducir el concepto a una carencia habitacional termina dando poca cuenta de la complejidad real de las situaciones en las que vive la población” (pág. 59).
Este fenómeno no es único de países desarrollados sino también de regiones menos industrializadas y donde los retrocesos en las políticas públicas y sociales dejaron atrás a toda una población desprotegida y a la vez empobrecida que en su gran mayoría son los más afectados por las medidas neoliberales del último cuarto de siglo 20. Podemos mencionar que países que han afrontado los efectos de las crisis económicas financieras globales como Portugal, Grecia o España son algunos claros ejemplos, ya que uno puede ver una elevada cifra de personas que se encuentran en situación de calle, en situación de paro y/o en situación de desempleo por el paro y que, sin duda, viene a ser uno de los elementos principales del desahucio social frente a las diferentes redes de protección.
En Latinoamérica encontramos países como México, Argentina, Brasil, Chile o Colombia donde el fenómeno social se repite, personas que deambulan o tienen por habitáculo las calles hacen de cualquier espacio sus viviendas improvisadas.
La carencia de los elementos básicos de vida como higiene, alimentación, tratamiento psiquiátrico y servicios esenciales se ven condicionados por la notable ausencia de estos servicios sin mencionar la poca asistencia social que algunos reciben, debido a que los programas de ayuda social no se dan abasto o son no inexistentes.
De acuerdo con Matulic (2013) se definen otras acepciones para entender este problema como “la nueva pobreza” o la “pobreza del cuarto mundo” (2013: 6), y que apuntan a entender la emergencia de grupos de población afectados por una fuerte “movilidad social descendente” que difiere a la conceptualización de la pobreza conocida o entendida hasta el momento. Esta movilidad descendente estaría asociada a la “pérdida del empleo y la incapacidad de fortalecimiento de las redes familiares” (Boy, 2010: 54).
Los estudios e investigaciones hasta la fecha han buscado analizar el surgimiento de los sin techo como un problema “causal” en donde “la perdida de vivienda o la falta de esta, la segmentación de los mercados de trabajo y la fragilidad de los sistemas de protección social han debilitado las redes sociales primarias vinculadas a los procesos vitales” (Matulic, 2013: 13). Existen otras causas menos estudiadas que dan una explicación más profunda del sinhogarismo como, por ejemplo: “el deterioro físico, psíquico y el vínculo con el mundo laboral son variables que deben ser tenidas en cuenta a la hora de pensar en la situación de calle” (Boy, 2010: 59).
Otros factores hacen de esta situación social un problema con múltiples variables para entender, por ejemplo, si miramos el fenómeno de las personas sin techo en la Argentina de los años 20, encontraremos que la particularidad que tiene este fenómeno estaba inicialmente ligado al trabajo y la movilidad interprovincial de trabajadores desde diferentes espacios geográficos. A las personas que dormían en las calles se le denominaba “Crotto” (Boy, 2010: 55), este término fue acuñado por el senador argentino José Camilo Crotto debido a que se había instaurado un tipo de reglamentación para que los que viajaban del campo a otras ciudades para jornadas de trabajo pudieran hacerlo gratis en los ferrocarriles. Vemos aquí una particularidad en la que se construye una definición del concepto, pero esto va cambiando a medida que se van vinculando otras causalidades como por ejemplo la perdida de redes de protección, el abandono y la poca seguridad de un empleo digno.
Debido a la amplia diversidad y las multicausalidades que definen a los sin techo ha hecho que se originen una serie de términos y conceptos para entender a la persona que está en la calle, entonces tenemos denominaciones como: “homeless” en Estados Unidos, “sin techo” “cartonero” en Argentina, “en situación de calle” “habitante de calle” en Colombia, Panamá “em situação de rua” en Portugal, “Sem Teto” en Brasil, “personas de la calle” en España, “en riesgo de calle” en Chile, “Indigente” “Piedrero” en Panamá, “Pepenador”, “Población Callejera” en México, “Ocuppa” en España, Estados Unidos, etc., Son muchos los términos que encierran esta problemática y de igual forma muchas las formas de poder abordarlas para lograr entender las razones del sinhogarismo, pero también para ajustar las políticas y planes a las necesidades de cada individuo.
Cada una de las definiciones del sinhogarismo requiere una conceptualización y categorización para profundizar en su especificidad y realidad vivencial la cual como hemos mencionado es cambiante y dependerá del escenario social, político, económico y cultural en que se desenvuelvan.
Al no haber un concepto unificador tampoco hay claridad en la diversidad de causalidades, necesidades y condiciones de los sujetos sociales, esto hace que los planes, programas e intervenciones de políticas sociales sean mucho más compleja en la manera de abordar a cada sujeto social, teniendo en cuenta que por norma son tomados como el problema de un mismo fenómeno con soluciones iguales para todos, cuando la realidad nos demuestra que no es así.
Los conceptos más aglutinantes que buscan entender la desigualdad y la exclusión social se expresan en el “sinhogarismo”, el cual como concepto definitorio emerge en los Estados Unidos a finales de los años 80, en una década en donde los conflictos sociales de diferente índole estaban emergiendo vertiginosamente en ciudades como Chicago o Nueva York. Dando con esto un incremento de personas que deambulaban por las calles con sus pertenencias y que muchas habían sido desalojadas de sus viviendas por la imposibilidad de pagar el alquiler entre otros aspectos. Este fenómeno tiene un fuerte matiz relacionado con factores socioeconómicos y estructurales como la “pérdida del empleo” (Rosa, 2010) y como hemos mencionado, pero no siendo exclusivo, la pérdida del “espacio de vivienda” (Boy, 2010).
El aumento de estas “brechas de desigualdad y exclusión social estarían marcando las sociedades occidentales”, (Herrera, 2002), brechas de desigualdad que se estarían volviendo el reflejo de una dinámica recurrente de ciudades y sociedades en transición.
El concepto del “sinhogarismo” define la situación de personas en condición de exclusión social que se encuentran en situaciones de pobreza y extrema pobreza institucionalizada y estructural, que los empuja a precariedades inimaginables frente al acceso a servicios básicos como son; educación, salud, trabajo digno, vivienda digna, entre otros.
De acuerdo con Bachiller, (2010), el concepto además de explicar algunas causales nos ayudaría a entender un proceso que muchas veces pasa desapercibido y es la “desafiliación social” (Matulic, 2013, p. 4), en cuanto a lo que indica (Rosa, 2010, p.107), existe un espectro en donde el sin techo no busca apoyo en su red familiar ni amigos por “vergüenza en pedir ayuda”, por otro lado, (Hernández, 2022, p. 285), menciona que “son pocos los sin techo o sin hogar que terminan en una situación de calle de forma intencional”. Dado que siempre hay un factor desencadenante como puede ser “problemas económicos, problemas habitacionales, familiares, y por último emocionales” (Rosa, 2010, p.107).
Bachiller cita al sociólogo Robert Merton, el cual menciona que se tenía la idea de que el sujeto sin hogar adoptaba una situación de desapego con la sociedad por diferentes razones como el fracaso social (expectativas de vida no cumplidas) y “optaban” por la renuncia al contrato social de forma “voluntaria” (Bachiller, 2010: 10). Hoy en día, sabemos que más allá de una desafiliación social, los elementos estructurales y sistémicos siguen siendo un factor preponderante a la hora de entender las causales del sinhogarismo en nuestras sociedades, siendo de interés en profundidad para el estudio del fenómeno social.
Para este artículo se preparo algunos adelantos de una investigación que busca dar a conocer un problema, describirlo y presentar propuestas a los hallazgos pertinentes. Al ser una investigación no terminada, quedan muchas interrogantes con respecto al problema de los sin techos los cuales esperan ser abordados más adelantes con investigaciones que cubran el problema de la desigualdad en todas sus formas y en particular la de las personas en las calles.
La metodología que se es mixta y se utilizo el proceso exploratorio -descriptivo con el método bola de nieve y las técnicas de entrevistas y encuestas, se lograron acceder a tres centros de rehabilitación de la Ciudad de Panamá en donde se entrevistaron a 52 personas en total, todos varones de entre los 20 a los 55 años.
El tipo de selección de la muestra fue aleatorio simple por conveniencia intencional dado que la muestra es una población cautiva y aunque se podría acceder a ella con relativa facilidad se tuvo que intervenir en el proceso de forma que al momento de elegir a los encuestados estos tuvieran el perfil requerido mediante una selección intencional en tiempo controlado y bajo supervisión. No se pudo acceder a una población femenina dado que se nos limitó el proceso de acceso a las mismas y/o no había con el perfil de persona en situación de calle, que cumpliera con los requerimientos de la investigación.
En cuanto al encuadramiento teórico se usó diversas teorías como la del desarrollo, la teoría de la exclusión social como argumentos de construcción en la narrativa teórica.
Desarrollo:
Desigualdad y exclusión social
La desigualdad es una de las principales causas del sinhogarismo a nivel mundial,
factores del tipo estructural como dificultades educativas, precariedad laboral, ingresos insuficientes, debilidad de redes familiares y sociales, así como factores personales como sucesos vitales estresantes y pérdida o debilidad de capacidades personales y sociales que inciden en los procesos de desarraigo posterior. (Matulic, 2013, p.4-5)
No existe un consenso estandarizado para entender la pobreza, debido a que muchos de los trabajos sino la mayoría, se centran en resultados de carácter reduccionista (carencias, privación, necesidades básicas) y no en los procesos que los generan.
Por otro lado, la exclusión social nos habla: “de procesos o trayectorias de vida en que las personas se encuentran desvinculadas o se van desvinculando progresivamente de los elementos que garantizan la integración en nuestra sociedad: el mercado, las políticas de redistribución y reconocimiento, la reciprocidad social y comunitaria” (Matulic, 2013; 7)
La forma de entender el proceso de integración o desestructuración social lo podemos ver reflejado de la siguiente manera:
Integración – Vulnerabilidad – Exclusión SocialIntegración – Fragilidad – MarginalidadCohesión – Vulnerabilidad – ExclusiónSiendo así que “la zona de vulnerabilidad se convierte así en aquella zona intermedia, inestable y dinámica en dónde se conjugan la precariedad laboral y la fragilidad de los soportes de proximidad” (Matulic, 2013: 8).
Los diferentes factores de exclusión social los podemos indicar en una dimensión ampliada de 8 elementos como son: el económico, laboral, formativo, sociosanitario, residencial, relacional y de la ciudadanía y la participación.
Además de esto, podemos encontrar que a nivel general se presentan otras tipologías para caracterizar al sin techo o sin hogar, sin embargo, y como mencionamos ya, no hay una lista o recetario claro en cuanto a las características que cumplen en determinadas regiones, todo esto será moldeado a partir de cuanta información se puede lograr conocer sobre la situación local o regional de la problemática.
En el caso de Panamá, tenemos los datos del sistema de integración centroamericano, SICA, que nos dice que entre el 2013 y el 2014 en Panamá habían alrededor de 11.1% de personas que se encontraban en situación de indigencia[1] especialmente en las áreas indígenas de la república de Panamá. De estos, el 26,2% y el 25,8% se encontraba en pobreza en el 2013 y el 2014 paulatinamente.
Por otro lado, el índice de pobreza multidimensional, IPM, (2017), a nivel nacional nos dice que el 19.1%, alrededor de 777, 752 personas viven en situación de pobreza multidimensional en nuestro país, esto significa que carecen de algunos de los insumos necesarios para el correcto desenvolvimiento social.
Matulic nos dice que “la pobreza, así como la desigualdad socioeconómica, se ven incrementadas por los profundos cambios al empleo, los modelos familiares, y los sistemas de producción social” (2013). De igual manera el no acceso a un empleo digno, la migración sin condiciones estables y la exclusión social son elementos detonantes del sinhogarismo de diferentes maneras.
La mayoría de los estudios conocidos sobre esta índole abordan la problemática desde la perspectiva sanitaria (consumo de alcohol y drogodependencias, enfermedades mentales o psicosociales), siendo así que las investigaciones que buscan identificar las causales estructurales y sistémicas desde una perspectiva sociológica son pocas. Para buscar entender el fenómeno del sinhogarismo habría que verlo como una relación causal estructural y sistémica producto de la desigualdad y la exclusión social en las sociedades modernas.
Se han adelantado investigaciones especialmente en países industrializados en donde el impacto del crecimiento económico ha demostrado tener secuelas directas con poblaciones que han quedado rezagadas ante el avance del desarrollo económico, y es sin duda uno de los problemas que más aqueja a las grandes urbes.
Cifras del Municipio de Panamá indican que hay alrededor de 250 a 500 sin techo en la Ciudad de Panamá y sus periferias, algunos datos extraoficiales mencionan más de 500 personas viviendo en situación de abandono, sin hogar o en que se encuentran en riesgo de calle. Hasta el momento no se tiene certeza de la cantidad de personas, debido a que es una problemática que poco se ha estudiado y las investigaciones son nulas.
Con el Covid-19 se hizo visible este fenómeno, en donde los casos de sin techo deambulando por la Ciudad de Panamá se hacían notorios, donde antes podrían pasar desapercibidos debido al ritmo vertiginoso de la urbe, ahora la atención se centraba en ellos, de invisibles pasaron a estar en el foco debido a esa carencia de un espacio donde habitar con las condiciones esenciales. Algunos a pesar de que terminan siendo reinsertados en centros de rehabilitación y tratamiento terminan desertando de los procesos, siendo así, que se desconoce de referencias locales e investigaciones que nos ayuden a determinar con mayor certeza cuales son las causales profundas de porque muchas personas “deciden” vivir en las calles en situación de precariedad y abandono, que buscar otras condiciones de vida. Esta investigación al ser exploratoria-descriptiva busca solventar en cierta manera esa carencia de investigaciones e información, así como contribuir con datos relevante que describa los hechos tal cual son percibidos por los sujetos sociales y la población en general.
¿Qué es el sinhogarismo?
Según el portal SOS racismo Arrazakeria. Los sin hogar se definen como “personas hombres y mujeres que viven en extrema pobreza, a las que se les ha dado numerosos atributos negativos, como pueden ser, la peligrosidad, la ociosidad o la diferencia”
Hernández (2002), nos da otra definición de la problemática: “aquellas personas que carecen de hogar propio, que presentan un marcado desarraigo y desapego de la sociedad y que no disponen de recursos ni vínculos en la comunidad” (p. 283), por otro lado, Boy (2010) nos dice: “toda persona adulta que se encuentre pernoctando en espacios públicos o privados, sin contar con una infraestructura que permita ser caracterizada como vivienda precaria, esta última supone contar con paredes y techos que otorguen privacidad, albergar pertenencias”
En algunos casos la definición del sin techo acuñada en algunos países no corresponde esencialmente con la situación dada, por ejemplo, en Panamá existe el término utilizado por las instituciones públicas como el Municipio de Panamá que trata a las personas como “habitantes de las calles” el cual implica a un tipo de persona que habita un espacio.
Apegándonos al termino “habitar” utilizado anteriormente, este implica según Oxford Language “persona que vive habitualmente en un lugar determinado y forma parte de su población” Por su parte la Real Academia de la Lengua, RAE lo define como: “Cada una de las personas que constituyen la población de un barrio, ciudad, provincia o nación”
Ambas definiciones implican el termino persona o personas en relación con el espacio y la comunidad que lo conforman, sin embargo, no implica esencialmente que el habitante de la calle este en relación de comunidad ni que vive habitualmente en un espacio como tal.
Por su parte, el término “en riesgo de calle” usado también de forma institucional, nos dice que esa “persona” está en carencias con un fuerte potencial de pobreza que podría ser también una población habitante de calle. Ahora, el problema está en que ninguno de los dos términos utilizados es claro con respecto a la relación del habitante de calle y sus derechos. Por otro lado, existe una imprecisión para poder entender al sujeto de calle o en otras palabras a la “persona de calle” que sí implica el termino persona. En este caso la Oxford Language nos dice a este término; “individuo cuya identidad se desconoce o no se expresa”
La RAE define persona como: “organización de personas o personas y de bienes a las que el derecho reconoce capacidad unitaria para ser sujeto de derecho y obligaciones”
El uso de “personas de calle” implica la aceptabilidad de que los sin techo son sujetos de derecho y por ende sujetos que deben recibir garantías fundamentales de asistencia sanitaria, apoyo socioeconómico, así como implementos para lograr salir de las calles.
Perfil de una persona Sin Techo
En general no existe un solo patrón para definir como es o debería ser una persona sin techo, teniendo en cuenta que como ya mencionamos son multicausales los hechos que empujan a que una persona involuntariamente termine en la calle. En este sentido, lo que si podemos hacer es delimitar un tipo de características que definan al sin techo o sin hogar. “Personas que no pueden costear un alquiler, o cuartos de hotel, cartoneros, desempleados, pacientes psiquiátricos, que no tiene donde vivir, adictos a las drogas, exreclusos, jóvenes que vivieron en su infancia en albergues” (Boy, 2010: 55).
Más hombres en situación de calle que mujeres, nos dicen (Boy: 2010
la existencia de mandatos socioculturales que manifiestan los varones debe responder y algunos de ellos están vinculados con la gestión de soluciones antes los problemas sin recurrir a la ayuda de otros, existe una mayor apertura de las mujeres para tejer redes sociales que podría explicar esta marcada diferencia, además de la existencia de programas en las cuales las mujeres tendrían más soporte y ayuda social 62)
Por otro lado, (Hernández, 2002) nos habla de un nuevo perfil de personas sin techo que contrasta con el perfil clásico de la urbe:
Varones jóvenes en edad intermedia separados o divorciados, con problemas laborales, varones jóvenes y de edad intermedia drogadictos o ex drogadictos, mujeres jóvenes y de mediana edad con malos tratos, separaciones o divorcios, mujeres jóvenes y de mediana edad drogadictas o ex drogadictas, con mayor nivel educativo y cultural, así como enfermos mentales e inmigrantes (283-284).
Estos “nuevos” sin techo estarían sumándose al fenómeno inicial de los sin techo con el agregado que cuentan con necesidades que implica ahondar en la situación de cada uno en particular para modelar programas que puedan ser de aplicación y replicabilidad social en espacios donde el fenómeno es mucho más fuerte.
Hallazgos importantes hasta el momento
De los principales hallazgos realizados hasta el momento en esta investigación tenemos que se logra identificar la problemática de las personas sin techo en la Ciudad de Panamá como un fenómeno derivado de desatención en las políticas de seguridad social y desatención de las redes de protección familiar las cuales estaría empujando a que cada vez más jóvenes y adultos terminen en las calles de la Ciudad de Panamá.
Por otro lado, identificamos que se les presta poca atención a los grupos más vulnerables en la escalera social como, por ejemplo: jóvenes y mujeres que se encuentran en situación de calle o en riesgo de calle esto en consonancia con los argumentos que pudimos obtener en las entrevistas y encuestas con los investigados.
Muchos de los miembros tenían un empleo, una vivienda y una familia protectora sin embargo, al faltar una de estas tres o en su defecto las tres terminaban en efecto cascada en situación de vulnerabilidad o en riesgo social. Teniendo por última morada cualquier espacio no apto para la vida de una persona.
Otro de los hallazgos identificados en esta investigación que no esta del todo terminada, es el no poder acceder a información personal de las mujeres que se encuentran en situación de calle o en riesgo de calle. En las entrevistas a los técnicos de los centros de rehabilitación se nos comentaba que era más difícil controlar y rehabilitar a una mujer que a un hombre por las diferentes consideraciones biológicas y culturales que conlleva a la persona en los centros.
Por último y no menos importante en el desarrollo de esta investigación es el apoyo institucional de las oficinas que les compete el desarrollo y la gestión de la problemática de las personas sin techo o en situación de calle en el distrito capital. Ha sido infructuoso conseguir entrevistas y permisos para poder abordar la problemática desde el punto de vista técnico de los encargados de desarrollar los planes y programas que llevan adelante. En reiteradas ocasiones se presentaron solicitudes a las municipalidades del distrito capital siendo desatendidas u otorgando aplazamientos para potenciales reuniones las cuales no han sido exitosas hasta la fecha.
Esto nos deja con una situación de vacío pero por otro lado nos demuestra que el problema de las personas sin techo tienen muchos claros oscuros en la manera en que se están tratando a nivel gubernamental en donde la participación de las demás instituciones del Estado es nula o muy escaza. Debemos ver, además, que el papel que debería ser cumplido por las instituciones está siendo suplido por las organizaciones no gubernamentales, iglesias y centros de orientación y atención a la rehabilitación. Esto muchas veces con los problemas de presupuesto y administración de recursos económicos que conlleva a cada centro que de manera voluntaria acoge a grupos de personas en situación de calle.
[1]Indigencia entiéndase, la persona que carece de los recursos mínimos para poder sobrevivir como son: vivienda, trabajo y alimentación. Sin embargo, el termino ha ido cambiando conceptualmente con el tiempo para explicar otras categorías sociales que no necesariamente se incluyen dentro de este sector analítico.
Conclusiones:
Conclusiones
El sinhogarismo es un fenómeno del último cuarto de siglo, el cual representa para los países en vías de desarrollo una de las mayores problemáticas sociales urbanas y periurbanas además de los problemas asociados a esta problemática como la delincuencia, la drogadicción, la prostitución y la perdida de las redes de protección social.
No obstantes en otras latitudes este fenómeno está siendo trabajado de manera integrada con políticas, planes y programas de apoyo y seguimiento a las personas que habitan en la calle o se encuentran en proceso de riesgo de calle. Teniendo en cuenta que existe una multiplicidad de concepciones que dan a entender a un sujeto que en muchas ocasiones decide alejarse de la sociedad por voluntad y en otras ocasiones siendo la mayoritaria por cuestiones estructurales, se encuentra en la calle por la perdida del recinto domiciliario y/o la perdida de la seguridad salarial que le proporcionaría una estabilidad salarial por la cual desenvolverse paulatinamente.
El perfil de las personas sin hogar o en condición de calle tiende a ser muy variopinto dependiendo de elementos causales diferenciadores. Muchos nunca han probado sustancia ilícitas o hurtado, sin embargo si se han visto envuelto en perdida de la seguridad salarial y domiciliaria siendo en general la mayoría. O por el contrario muchos de los con los cuales pudimos conversar se han visto envueltos en robos y cometidos delitos, pero no están en la calle por la perdida del domicilio sino por cuestiones de la perdida de las redes de protección familiar y/o por cuestiones de drogadicción y rebeldía.
Entonces tenemos una multivariada situación de personas que matizan con diferenciaciones los perfiles de lo que consideramos una persona sin techo o en situación de calle. Por ende la manera en que podamos abordar los mismos se hace también multivariada y nunca puede ser una misma formular ni proceso para un mismo tipo de fenómeno como si todos tuvieran un mismo perfil y una misma causalidad que los haya empujado a las calles.
Bibliografía:
Bibliografía
Bachiller, S., (2010), “El aislamiento social como supuesto articulador de las teorías sobre la exclusión social y el sinhogarismo: críticas y aportes etnográficos”., En revista Cultura - Hombre - Sociedad CUHSO. 19. 10.7770/cuhso-V19N1-pág. 9-22
Boy, M., (2010), “Personas que viven en la calle: un problema político en construcción. Ciudad de Buenos Aires, 2007-2009., En revista Cultura- Hombre- Sociedad CUHSO. 19. 19.7770/cuhso-V19N1-pág. 53-65
Estrategia Nacional Integral para las personas Sin Hogar, (2016), Cruz Roja Española.
Herrera, H., Barranco M., (2002), “La violencia social e institucional sobre los sin techo” Alternativas. En revista Cuadernos de trabajo social, N. 10, pág. 283-301.
Informe SOS racismo Arrazakeria, (2020), “La atención a las personas Sin Techo en el estado de alarma, buenas y malas prácticas.
Matulic, M., (2013), “Los procesos de exclusión social de las personas sin hogar en la ciudad de Barcelona”, En Revista de Investigaciones en Intervención Social, 3, (5), pág. 3-27.
Rosa, P. (2010). Vivencias y significados: percepciones de personas en situación de calle sobre sus diferentes momentos vitales. En revista Cultura - Hombre - Sociedad CUHSO. 19. 10.7770/cuhso-V19N1-art314.
Palabras clave:
Desigualdad, Exclusión Social, Personas en situación de calle
Resumen de la Ponencia:
Desde el año 2019, el Chile contemporáneo atraviesa una crisis socioeconómica, iniciada tras el estallido social y agravada, principalmente, por la pérdida de empleos durante la Pandemia Covid-19 a partir del 2020. Una de las dimensiones de dicha crisis gravita en torno al acceso a la habitación de la población migrante latinoamericana y caribeña racializada. Dicha problemática se evidencia en tres fenómenos recientes, estos son: el aumento de población migrante en campamentos; el incremento de la indigencia en principales ciudades intermedias y la capital de país, protagonizada por familias migrantes pernoctado en carpas; y, finalmente, la aparición de asentamientos transitorios en distintos puntos de la frontera norte del país. En este contexto, el presente capítulo tiene por objetivo ofrecer coordenadas históricas y bibliográficas que, a través de los principales hitos en torno al acceso de la vivienda y las condiciones de vida migrantes latinoamericanos y caribeños en Chile, ofrezca un marco comprensivo que permita aproximarse a la coyuntura experimentada entre los años 2019-2021, tras la cual se van acercando los fenómenos de crisis migratoria internacional y crisis de la vivienda iniciada con anterioridad en el país. Utilizando fuentes oficiales y registros etnográficos indagaremos cómo la raza se constituye en parte del vaso comunicante en el escenario protagonizado por ambas crisis.Resumen de la Ponencia:
En el texto editado por el banco de la República de Colombia se anota que: “La presencia de marcadas desigualdades regionales es algo que se observa en muchos países, en especial en los menos desarrollados, aunque por razones históricas también se encuentran en algunas de las economías más avanzadas del mundo, como Alemania e Italia. Sin embargo, hay países en desarrollo, como Tailandia y la India, que tienen desigualdades regionales bastante bajas. Desde la década de 1950, las disparidades económicas regionales se han reducido en casi todos los países industrializados. Las excepciones son Australia, cuyos niveles de desigualdad inicial eran muy bajos, y Alemania, en donde se aumentaron las diferencias en forma abrupta con la unificación en 1989” (Fernandez, 2007).En el caso de los países en desarrollo no hay un patrón predominante, pero las disparidades tienden a ser grandes y persistentes. El Banco Mundial sostiene que: “La evidencia sugiere que las disparidades entre las regiones de un país se mantendrán por un buen tiempo. Depender solo de las fuerzas de mercado para eliminar esa desigualdad no es suficiente. Sin embargo, la experiencia en este respecto en los países desarrollados muestra que no hay un camino fácil para acabar con ellas” (Fernandez, 2007, 18). Desde esta perspectiva, es pertinente señalar que la desigualdad guarda una proporción no solo conceptual con el desarrollo en la costa caribe colombiana, sino además le añade una verdad que se sostiene en el tiempo y es la nula proposición que de este último se hace en su planificación, siguiendo la línea de análisis propuesta por Joseph Stiglitz en su obra el precio de la desigualdad, cuya tesis principal es que el 1% de la población tiene lo que el 99% necesita. Anidando en esta tesis la posibilidad de poder formular la pregunta de trabajo que nos ocupa en este caso; ¿es necesaria una política pública que pretenda eliminar las desigualdades en la región caribe colombiana, y de qué manera es posible que se asuma el desarrollo teniendo como base las características que sustentan esta posibilidad?Resumen de la Ponencia:
Como parte de la expansión del concepto de seguridad, que incluye el tema de la pobreza y la migración, hace necesario revisar porqué se puede llegar a considerar la migración no autorizada, especialmente la mexicana, como una amenaza para los Estados Unidos. Una amenaza para la estabilidad de la sociedad y la economía por su impacto en la cultura y el Estado de Bienestar, como para la construcción democrática, pues traen consigo una visión distinta del sistema político.
Sin embargo, la presencia de una migración mexicana no autorizada a los Estados Unidos representa un problema de múltiples factores, uno de los cuales es la reacción de la sociedad y de las instituciones que se ven afectadas por esta. Siendo una política interna se convierte en un foco de conflicto en la región norteamericana que no puede ser solucionada cabalmente por los actores y canales diplomáticos tradicionales sino por una conjunción de nuevos actores y factores, como las sociedades domésticas de ambos lados de la frontera.
En el presente artículo se analizan los principales estigmas con los cuales la sociedad estadounidense se enfrenta a los migrantes no autorizados, sin reconocer los aportes sustanciales que realizan para el desarrollo de su propia nación, subrayando la visión del migrante como atentatoria para la preservación de los valores estadounidenses. Ello con el objetivo.
Introducción:
El desarrollo económico y social alcanzado por algunos pueblos a costa de mantener otras regiones del planeta en el subdesarrollo ha ocasionado que grandes masas poblacionales vean cancelado el camino a una vida digna en sus propias naciones, y al no tener nada que perder, pues no hay propiedades o personas que los aten a sus lugares de origen, prefieren arriesgarse a construir una nueva vida en otras latitudes que parecen ofrecer aquello que se les niega.
El fenómeno sería benéfico por la fuerza laboral que se desplaza a centros de producción económica y de bienestar social, apuntalando el desarrollo de los países receptores de migración. Sin embargo, el volumen cada vez mayor de migrantes en muchas naciones ha alcanzado su punto de inflexión, donde las naciones atractivas para la migración ya no pueden recibir a más desplazados por la guerra o la pobreza.
Así, lo que otrora eran políticas de inclusión y de apoyo a la diversidad cultural, ahora se convierten en tendencias a la xenofobia y al cierre de sus fronteras, aún para la ayuda humanitaria. El cerrar la puerta a los desplazados viene acompañado de una transformación de la visión pública sobre el problema, el “otro” paso de ser una expresión de la globalización y de la cultura integrada posmoderna a ser una lacra social y un peso innecesario para los ciudadanos trabajadores.
En el caso particular de los Estados Unidos, se aprecia que a una fuerte tendencia a rechazar a los indocumentados y a los recién migrados de países pobres, a quienes se les achacan una serie de males sociales y de abusar de los servicios médicos y de asistencia social que la población trabajadora ha construido por generaciones. A esta idea se le añade ahora un factor crucial para comprender el fenómeno de animadversión a toda migración ilegal o de países clave; este factor es el terrorismo, al cual construye la imagen del “otro” como amenazante a la seguridad personal, invita a cerrar las fronteras y sacar a lo que ya entraron y no se ha integrado totalmente a la nación.
El temor de la amenaza externa de quienes “nos odian” se une a la necesidad de culpar a alguien por el fracaso del modelo de desarrollo económico y social, de un Estado Bélico-Asistencia en decadencia y en constantes crisis cíclicas. Se crea una nueva categoría social, la de los excedentes, de población que es considerada como superflua, donde la solución a su existencia no es necesariamente financiera, aunque por lo general se le trata sólo en esa línea.
Desarrollo:
1. La situación laboralLos migrantes no autorizados representaban el 4.9 % de la fuerza civil de trabajo para marzo de 2005, o cerca de 7.2 millones de trabajadores de una fuerza de trabajo total de 148 millones. Es evidente que la situación de esta clase de migrantes no les permite el acceso a los trabajos mejor remunerados, siendo así que la concentración más grande por sector al que se dedican es al de servicios, con una preeminencia en el caso de los trabajadores domésticos. Cerca de un 19% se dedica al sector de la construcción, un 15% al de la producción, instalación y reparación, y un 4% al sector agrícola (casi la mitad de los trabajadores agrícolas son inmigrantes ilegales, pero estos no por ello la mayoría de los inmigrantes se dedican al trabajo agrícola). En este último los trabajadores migrantes representan el 24% del total de la fuerza laboral y uno de cada cinco se dedica al sector de la construcción.
La situación laboral de los migrantes nos lleva a considerar la creación de riqueza por parte de este sector poblacional. Es cierto que no pagan impuestos tanto como otros sectores al vivir en la informalidad, pero esto es más cuestión de los empleadores que de los empleados. Los trabajadores inmigrantes no autorizados representan casi uno de cada veinte trabajadores en los Estados Unidos, centrándose en puestos de trabajo que requieren poca o nula clasificación para desempeñarlos, con lo que el debate de si desplazan a la mano de obra nativa queda reducido a si en verdad los residentes legales quieren esos puestos o no. La cuestión central es si tienen un efecto en la economía o no, si afectan los salarios al presionarlos a la baja y en el desempleo.
La mayoría de los estudios indican que los inmigrantes (incluso los ilegales) tienen poco efecto sobre los salarios y el empleo de los trabajadores nacidos en los Estados Unidos. Algunos cálculos sugieren que los trabajadores con más educación y nacidos en los Estados Unidos tienen ligeras ventajas, porque no están en competencia directa con la mayoría de los inmigrantes, y los trabajadores con menos educación y nacidos en los Estados Unidos tienen ligeros efectos negativos. Pero aún estos resultados son relativamente pequeños y debatibles. Un reporte reciente del PPIC [Public Policy Institute of California] concluye que la legalización de trabajadores anteriormente no autorizados y poco calificados no aumentó sus salarios, un programa de legalización más probablemente no aumentaría la competencia entre trabajadores anteriormente no autorizados y trabajadores nacidos en los Estados Unidos. La mayoría de los economistas concuerdan en que los inmigrantes, incluyendo los inmigrantes ilegales, aumentan el rendimiento económico de los Estados Unidos.
El tema de la contribución de los inmigrantes a la economía es uno de los temas que se discuten alrededor de la importancia de la migración y el costo de la misma para los contribuyentes, que justifica en un amplio espectro el redoblado gasto dedicado al control fronterizo y la expulsión de los migrantes no autorizados. Si se lograr sustentar sin duda que los migrantes (legales e ilegales) son un motor importante para la economía estadounidense y que contribuyen sin ser un peso al sistema de bienestar entonces se desmantelaría uno de los argumentos más fuertes contra la migración y con ello se abriría la puerta a una posible negociación con los países latinoamericanos para establecer patrones regulados de migración y se acepte el asilo por acoso de los cárteles del crimen organizado.
Un mercado laboral flexible, como el existente en los Estados Unidos, realiza ajustes periódicos que se adecúan a la presencia de un mayor número de trabajadores migrantes, esto permite que la economía estadounidense atraiga mayor número de capitales al incrementarse las oportunidades de inversión pues hay mano de obra disponible para las industrias que se establezcan. Esta mayor inversión y competencia por obtener los puestos de trabajo produce un efecto benéfico para la economía pues incrementa la productividad de los trabajadores y las ganancias de las empresas.
Los menores costos de producción tienden a aumentar las ganancias de los empleadores y a bajar los precios de venta a los consumidores, activando la economía nacional y las locales. Para los trabajadores se abren oportunidades de empleo y aquellos que no cuenten con una capacitación específica o más alta sentirán que deben incrementar sus capacidades con una mayor educación, con el fin de obtener mejores empleos e incrementar sus ingresos.
Es cierto que la fuerza laboral crece dinámicamente en los Estados Unidos por la presencia de los migrantes, legales y no, ya que en una década crecieron 16.3 millones de trabajadores con la contribución de 8.5 millones de trabajadores por parte del sector de los migrantes. De esta contribución México y América Central proporcionaron a los Estados Unidos 3.7 millones de trabajadores, esto es, las naciones centro americanas y la mexicana perdieron casi cuatro millones de trabajadores para sus respectivas economías.
De estos trabajadores, los mexicanos contaban en promedio 9.3 años de escolaridad completa, lo que representa una inversión del Estado Mexicano importante en la educación básica que no se aprovecha en nuestro país, pero sí recibe una ganancia de manera marginal por conducto de las remesas. ¿Esta es una condición conveniente para ambas naciones?
La respuesta a la pregunta anterior cruza los intereses económicos de las naciones involucradas, si las personas no son importantes diremos que sí es una condición conveniente para ambos países, pero si hacemos un análisis más sociológico y antropológico, vemos que a largo plazo sólo conviene a los Estados Unidos pues la pérdida de una gran cantidad de hombres y mujeres en la plenitud de su fuerza laboral y en la que México ha invertido una fuerte cantidad en su educación y capacitación disloca la estructura económica nacional y tarde o temprano estos migrantes dejarán de mandar remesas a México pues sus familias se reunirán con ellos o simplemente se romperá el vínculo que los obligaba a enviar cotidianamente recursos para su sostenimiento.
Por esto, vemos que la renovación de la fuerza laboral estadounidense a través de la migración beneficia al país receptor a corto y largo plazo sin que dicha ganancia sea recíproca a largo plazo por parte de los países expulsores.
2. La estigmatización de los migrantes y el sistema de bienestar.
Aun así, se mantienen una serie de prejuicios contra la migración, legal y no, sobre todo por parte de la inmigración latinoamericana. En el caso de los migrantes mexicanos se dice, por ejemplo, que en el sector agrícola los contratistas le pagan al obrero lo menos posible y éstos se vengan trabajando lo menos posible y rompiendo sus herramientas de trabajo de manera intencional. Los campesinos mexicanos forman campamentos y los trabajadores urbanos forman barrios donde viven lo más igual posible a cómo vivían en México, sin integrarse del todo y resistiéndose a cualquier acto de transformarse, lo que es un tema importante para la tradición ideológica estadounidense.
En estos barrios, los México-americanos establecen nuevos negocios acorde a su forma de vivir, se celebran las fiestas nacionales mexicanas y forman círculos de seguridad donde se sienten a su gusto ante la discriminación que viven cotidianamente en muchos lugares públicos y zonas de las ciudades y pueblos donde se insertan.
Si bien esto ha creado una cultura propia, rica y diversa, ello no quita que en el fondo todas las actitudes contra las minorías raciales nacen de diversas ideas no necesariamente verdaderas, pero ya fuertemente enraizadas en el pensamiento general, como por ejemplo el que los migrantes quitan trabajos a los nativos y son un factor para mantener los sueldos en niveles bajos. A más de esto los viejos migrantes o ya residentes combaten la entrada de los nuevos pues compiten realmente por los mismos puestos laborales, así como crean tensiones permanentes con los nativos que los viejos migrantes creen que ya superaron, pues su proceso de integración en la cultura local se encuentra ya en un nivel mucho más avanzado.
Esto es patente en el sistema escolar, donde los recién llegados tienen que enfrentarse al mal uso de la lengua y la poca comprensión del inglés que los castiga académicamente. No se puede lograr una integración real si no se domina la cultura del país y sus costumbres. La puerta de entrada a este dominio es la lengua.
Ahora bien, para superar el estado de pobreza, lograr una inserción real y acceder al círculo del poder político, económico y social se requiere una educación superior a la normal, universitaria y de posgrado, pero esta solo puede ser posible si partimos de una educación básica de calidad. El acceso a ella no es fácil y las minorías raciales se encuentran en posición de desventaja, pues si vives en un barrio deprimido racialmente minoritario entonces iras a escuelas de baja o muy baja calidad, donde se entretiene a los estudiantes, pero se sabe que la mayoría de ellos no tendrán acceso a la educación universitaria y su destino muy seguro son trabajos mal pagados o la cárcel en algún momento de su vida, si logran llegar a la adultez.
Para el gobierno del presidente Obama la educación, nominalmente, es uno de los principales asuntos a tratar para construir un futuro viable, generando las condiciones viables para que los educandos adquieran las habilidades y el conocimiento necesario para los trabajos del futuro. Sin embargo, para los inmigrantes ilegales, para los homo sacer, las cosas no son de ese modo.
En 2007 del total de los migrantes indocumentados a los Estados Unidos el 55% fueron jóvenes entre los 15 y los 29 años, de los cuales el 7% (35 mil) tenían entre 15 y 17 años de edad. De este universo el 3% se declaró analfabeto. La escolaridad promedio era de 7.2 años, pero las mujeres tenían 8.6 años de escolaridad frente a 7.1 de los hombres.
Estos años de formación, pagados con los impuestos de los mexicanos, no sólo parecen ser una inversión mal hecha, sino que además no son suficientes para que éstos jóvenes se integren a la sociedad estadounidense pues el mínimo de años que debe estudiar el joven promedio es de doce años.
El gobierno mexicano ha establecido el Programa Binacional de Educación Migrante México- EUA (PROBEM), el cual surge con el objetivo de cubrir la demanda de maestros bilingües que se requieren para atender las necesidades educativas de la comunidad de origen mexicano en Estados Unidos y sensibilizar a los educadores sobre la problemática educativa que debido a los flujos migratorios, comparten México y Estados Unidos.
Pues el incremento del nivel educativo de los migrantes mexicanos, junto con la legalización de su estancia, es la clave para la obtención de mejores empleos y la movilidad social. Así, las herramientas para alcanzar la plena integración no pueden ser proporcionadas por el Estado Benefactor de los Estados Unidos, pues los migrantes no son sus nacionales, ni sus ciudadanos, no tiene ninguna responsabilidad con ellos, sin embargo, contribuyen al desarrollo nacional con su trabajo y en algún momento con algo mucho más que eso, pues si logran superar las primeras barreras, posiblemente alcanzarán la educación superior y con ella la posibilidad de realizar un real y definitivo aporte al desarrollo económico y social de los Estados Unidos.
Los migrantes mexicanos no obtiene buenos resultados en el desempeño nacional debido a que no reciben la educación necesaria ni de la calidad requerida para destacar. El gobierno mexicano podría hacer algo de este lado de la frontera apoyando la educación de los estados con mayor número de migrantes, pero el presente artículo habla del Estado de Bienestar estadounidense y los migrantes mexicanos.
En una sociedad cuyo equilibrio generacional se encuentra comprometido por el envejecimiento de su población y la caída de los niveles de natalidad de los naturales, la migración joven que se inserte de manera eficiente en el mercado laboral es una forma de lograr mantener el estado de vida y los servicios sociales del resto de la población, por ello el que los migrantes cuenten con la educación necesaria para ello es vital en el contexto de sus aportes al bienestar nacional.
Sin embargo, los latinos, los mexicanos con ellos, tienen los peores resultados educativos y son el sector de más rápido crecimiento demográfico, lo cual no permite la movilidad social y crea una serie de presiones a los sistemas de asistencia social que se ven sobre saturados por los demandantes. El primer problema es el crecimiento de hispanos en las escuelas públicas, que representan un reto de integración escolar y de nivelación académica, no porque sean menos dotados intelectualmente que los demás sino porque habrá que enseñarles inglés en primer lugar.
El desempeño de los migrantes en el ámbito educativo cultiva la imagen negativa de los hispanos y de los mexicanos, no contribuye a crear una imagen de éxito sino de un fracaso anunciado que alimenta la idea de que no se puede, ni se debe, invertir en algo que está destinado al fracaso, sino en el control de los daños para que sean lo menos posible.
Otro de los rubros donde se crean prejuicios contra los migrantes es que éstos sólo llegan al país para beneficiarse del sistema de salud y por ello lo sobresaturan, pero el costo de los servicios médicos es pagado por los contribuyentes no por los usuarios. En contra de esta idea están los datos duros, los 10 estados con mayor incremento en la presencia de migrantes entre el año 2000 y el 2009 gastaron menos en asistencia pública per cápita que los estados con menor presencia de migrantes. Los diez estados con menor gasto per cápita en asistencia social, la población migrante creció un 31 por ciento en promedio en el lapso temporal mencionado, mientras que en los diez estados con el mayor gasto per cápita en asistencia pública el crecimiento de la población migrante fue del 13 por ciento. Asimismo la idea de que las salas de consulta de los barrios de migrantes están llenas, lo que representa un costo para los contribuyentes, es falsa pues normalmente los migrantes son más jóvenes que el promedio de la población nativa y son más sanos, pues si no lo fueran no hubieran podido enfrentar las presiones físicas y psicológicas que representa la migración forzada o elegida.
Lo cual nos lleva a la consideración de la relación entre la migración no autorizada y el sistema de bienestar estadounidense: Los migrantes y sus descendientes representan un beneficio para los Estados Unidos, representan una ganancia fiscal equivalente a unos $80,000 dólares (calculados en el año 2012), pero si tienen una educación mayor a la de bachillerato representa unos $198,000 dólares de ganancia fiscal. El problema es que el típico migrante tiene un menor nivel de educación que el promedio nativo, pero sus hijos serán mejor educados y ganarán más, con lo cual pagarán más impuestos, así el impacto fiscal de los migrantes es positivo en parte porque tienden a llegar jóvenes, en edades productivas, en parte porque sus descendientes tienen expectativas de mejor educación y salarios y en parte porque pagan impuestos por varios rubros tanto federales como estatales, sin que disfruten necesariamente sus beneficios.
La idea central que mueve el discurso en esta línea es que los inmigrantes son más costosos para los contribuyentes ya que los migrantes poco capacitados utilizan más los servicios gubernamentales que son pagados por los contribuyentes nativos. Ya vimos algunos argumentos que podrían desmentir estas afirmaciones, pero por su puesto hay diversos argumentos a considerar.
Organizaciones como el Center for Immigratios Studies, la Heritage Foundation y la Federation for American Immigration Reform han producido una serie de estudios donde dicen que la inmigración le cuesta a los contribuyentes, decenas de billones de dólares al año, el grueso de los cuales es pagado por los impuestos estatales y locales, lo que le hace decir a Milton Friedman que la abierta migración es incompatible con el Estado de Bienestar.
Para paliar dicha situación se aprobó en 1996 la Responsibility and Work Opportunity Reconciliation Act (PRWORA) la cuál buscaba, cómo su nombre lo indica, promover la responsabilidad personal en la búsqueda del empleo, reducir los nacimientos fuera del matrimonio y consolidar el apoyo al matrimonio. Así, los adultos sanos no pueden permanecer más de un año en el sistema de bienestar por causa del desempleo, dando fuertes incentivos para que dejen el sistema por un trabajo tanto por las agencias federales como por las locales y estatales, con lo cual se les dio un mayor papel a estas últimas instancias en la administración del sistema de bienestar. Se buscaba romper con las dependencias creadas por un sector de la población al sistema de bienestar y lograr aligerar así su peso, localizando los principales sectores problema como son el de los dependientes del seguro de desempleo, los niños nacidos fuera del matrimonio que tenían ayuda vía programas para madres solteras, esto es, se busca reducir el gasto en estos programas sociales haciendo a los ciudadanos que los reciben responsables de su vida, lo cual de entrada no parece malo, sin embargo, las consecuencias han sido diversas.
En el caso que nos ocupa, esta Ley limita el acceso de los migrantes ilegales a los servicios de salud, buscando que los contribuyentes no paguen por los servicios médicos de quienes no pagan impuestos. Esto pone cuestiones éticas en la mesa de discusiones y cada estado debe resolverlas, algunos lo hicieron como antecedente de la misma PRWORA; por ejemplo, California, el estado con el mayor número de mexicanos inmigrantes (legales y no), tuvo un incremento en el gasto de los servicios gubernamentales, debido, según algunos, a que los inmigrantes mandan a sus hijos a las escuelas públicas y usan los hospitales locales. En 1994 los ciudadanos votaron por la proposición 187 que estableció que los migrantes no autorizados no pudieran usar dichos servicios. Para 1998 un juez federal desmanteló gran parte de dicha Ley diciendo que era inconstitucional; el mismo año, en California se aprobó la Proposición 227 que acababa con los programas de educación bilingüe. Una ley parecida pasó en Arizona en el año 2000 pues muchos, incluidos México-americanos, piensan que a los niños que no hablan inglés se les debe colocar en salones junto con los angloparlantes, pues así se ven impulsados a superar este escollo de la manera más rápida y lograr una más efectiva integración.
En todo caso la PRWORA cargo excesivamente a los proveedores de salud con una serie de restricciones, cuyos nocivos efectos fueron rechazados por los que antes habían apoyado la iniciativa. La ley en sí menciona que con respecto a los servicios públicos locales y estatales los migrantes indocumentados no son elegibles para ningún programa de retiro, bienestar, salud, discapacidad, o cualquier otro beneficio similar, las excepciones incluyen la asistencia en emergencias médicas o inmunización por enfermedades o riesgo de enfermedades contagiosas.
Regresamos al argumento de que los migrantes cuestan al contribuyente por la vía de los servicios médicos, pues aunque se les restrinja el acceso a sólo los casos de emergencia, ello no impide, según los contrarios a la migración, que éste sector poblacional no sature los servicios médicos pagados por la población contribuyente; pero en realidad los costos de los migrantes al sistema de salud son difíciles de precisar, según el CATO Institute los contribuyentes pagan menos por los migrantes que por la población nativa. Según un estudio de la Rand Corporation en 2006 los residentes migrantes, ilegales o legales, representaron un 8.5 por ciento del gasto nacional en salud, mientras que representan cerca del 13 por ciento de la población. En esta línea los migrantes indocumentados representaron el 1.5 por ciento de los gastos médicos, siendo el equivalente al 3.2 por ciento de la población con lo que se concluye que los migrantes usan menos el sistema de salud y los distintos seguros de la red de bienestar que los nativos y pagan más de sus bolsillos por cuidados médicos. A lo que se agrega que muchos pagan impuestos directos o indirectos, pero no tienen acceso a la totalidad de los beneficios del sistema de bienestar como hemos visto al tratar el caso de la Ley PRWORA de 1996, pues la misma Administración del Seguro Social estima que por lo menos tres cuartos de los migrantes ilegales pagan impuestos usando falsas cuentas del seguro social y con ello contribuyen a financiar el sistema de salud ya tan golpeado económicamente.
Muchos inmigrantes ilegales pagan Seguro Social y otros impuestos, pero no recaudan beneficios, y no reúnen los requisitos para acceder a muchos de los servicios del gobierno. Sin embargo, hacen uso de la asistencia médica de emergencia y atención de maternidad, y sus hijos nacidos en Estados Unidos pueden reunir los requisitos para acceder a programas sociales, incluyendo asistencia social (Asistencia Temporal para Familias Necesitadas).
Además, debido a que la mayoría de los inmigrantes trabajan en ocupaciones con salarios bajos, no generan grandes ingresos en impuestos. Según un estudio –realizado por una organización que aboga por reducir la inmigración- los inmigrantes ilegales son una perdida fiscal general neta debido a sus bajos ingresos y bajos pagos de impuestos, no por se grandes consumidores de servicios públicos. Otro estudio, por el Brooking Institution, utiliza datos nuevos de la Encuesta de Población Actual para concluir que los inmigrantes y sus hijos contribuyen más en impuestos de lo que reciben en beneficios.
Conclusiones:
La propuesta es benéfica en muchos aspectos para los ciudadanos y la economía de los Estados Unidos, pero no para los países expulsores de migrantes. ¿Podríamos sinceramente criticar esto? No, es natural y lógico que luchen por sus intereses, pues el diseño de las políticas exteriores de cada país lo hacen según sus capacidades. Ese no es el problema, lo que debemos evaluar es qué tanto afectarán estas propuestas de acción a México y hasta donde serán eficientemente aplicadas.
Planteemos un escenario hipotético: si se logra empadronar a todos los migrantes ilegales registrando sus datos biométricos, antecedentes penales, pasando por requisitos de seguridad nacional y pagando los impuestos respectivos el País tendría la posibilidad de expulsar a todo migrante no útil para los fines de producción y todo aquél que esté vinculado con cualquier acto delictivo, convirtiéndose en problema para sus países de origen. Habría un sistema de empadronamiento de todo migrante con datos precisos que permiten realizar un control mucho más eficiente de las personas que ponen en entredicho la libertad de movilidad internacional, pues aunque no sean criminal ni hayas violentado la ley habrá un registro de los movimientos de quienes nacieron fuera de los Estados Unidos y por alguna razón pasaron por el país o solicitaron algún tipo de visa.
Igualmente, esto no sería problema de México si no fuera porque esto también representa el cerrar la frontera y crear una presión económica interna pues se elevarían los niveles del desempleo y con ello la violencia y la criminalidad, pues los jóvenes (vengan de donde vengan) que no puedan pasar la frontera deberán buscar un medio de subsistencia en México y ya hemos visto que son presa fácil para las redes del crimen organizado.
Por esto, habrá que pensar en colaborar efectivamente con la protección fronteriza, pero articular una estrategia que le permita a la política exterior mexicana establecer redes efectivas de colaboración con las familias y los migrantes mexicanos autorizados y no en los Estados Unidos para que se pueda revertir la tendencia de expulsión en inversiones productivas locales. Si se logra controlar la violencia cotidiana que ahora nos envuelve podremos estimular la recuperación económica de las comunidades ahora asoladas por la violencia a través de inversiones productivas provenientes de quienes migraron y ahora pueden, sino regresar, sí evitar que sus familias continúen abandonando su tierra de origen.
Mientras eso sucede debemos apoyar los esfuerzos que se realicen a favor de iniciativas educativas binacionales y de proyectos transfronterizos que apoyen a los que desean trabajar y construirse una vida en los Estados Unidos para que lo hagan legalmente. Ambas naciones necesitan replantear sus prioridades en la relación mutua, así como establecer compromisos reales de transformación de sus respectivas políticas públicas destinadas a la población migrante.
Bibliografía:
Bauman, Zygmunt. Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias. México, Paidós, 2015, 171 pp.
Brooks. David. “Fallas en la reforma de salud ponen a Obama a la defensiva”. La Jornada. Jueves 21 de noviembre del 2013, p. 25
Congressional Budget Office. “The Role of Immigrants in the US Labor Market”. November 2005, Congress of the United States. http://www.cbo.gov/sites/default/files/cbofiles/ftpdocs/68xx/doc6853/11-10-immigration.pdf
Griswold, Daniel T. “Immigration and Welfare State”. Cato Journal Vol. 32, No.1 (Winter 2012) p. 168
Health Services: The Public Health Implications of Welfare Reform”. American Journal of Public Health | October 2003, Vol 93, No. 10. Pp. 1630-1633
Hoefer, Michael, Nancy Rytina and Bryan Baker. Estimates of Unauthorized Immigrant Population Residing in the United Sates. Januaty 2011. Homeland Security. Office of Immigration Statistics; March 2012. http://www.dhs.gov/xlibrary/assets/statistics/publications/ois_ill_pe_2011.pdf.
Jeffrey S. Passel, D’Vera Cohn, and Ana González-Barrera, Population Decline of Unauthorized Immigrants Stalls, May Have Reversed. Washington, DC: Pew Research Center, September 23, 2013; http://www.pewhispanic.org/files/2013/09/Unauthorized-Sept-2013-FINAL.pdf
Jeffrey T. Kullgren, “Restrictions on Undocumented Immigrants’ Access to Health Services: The Public Health Implications of Welfare Reform”. American Journal of Public Health | October 2003, Vol 93, No. 10. Pp. 1630-1633
Johnson, Hans y Laura Hill. En cuestión. La inmigración ilegal. Public Policy Institute of California. http://www.ppic.org/content/pubs/atissue/AI_711HJAIS.pdf
Nájera Aguirre, Jéssica Natalia y Juan Manuel Hernández Vázquez. “Educación y migración juvenil hacia Estados Unidos de América”. X Congreso Nacional de Investigación Educativa. P.4 Tomado de la Red Mundial de Información el 28 de octubre de 2015 de la página: http://www.comie.org.mx/congreso/memoriaelectronica/v10/pdf/area_tematica_10/ponencias/1161-F.pdf
Navarro, Vicente. “Obama’s Mistakes in Health Care Reform”. Counter Punch, september 07, 2009. http://www.counterpunch.org/2009/09/07/obama-s-mistakes-in-health-care-reform/
Passel, Jeffrey S. and D’Vera Cohn. Unauthorized Immigrant Population: National and State Trends, 2010. Pew Research Center, February 1, 2011; 31 pp.
Tinley, Alicia. “La situación educativa de los mexicanos en Estados Unidos: aprendizajes para orientar las políticas públicas de migración”. Tomado de la Red Mundial de Información el 28 de octubre del 2015 de la página: http://www.conapo.gob.mx/work/models/CONAPO/migracion_internacional/politicaspublicas/08.pdf
Worth, Richard. Immigration to the United States: Mexican Immigrants. Facts On File, Inc. USA, 2005, 96 pp.
Palabras clave:
Migración, seguridad nacional, relaciones México-Estados Unidos